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VENEZUELA Y LA TESIS DEL CAOS CONSTRUCTIVO


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GEOPOLÍTICA
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AMERICA LATINA
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04.05.2017
Venezuela
Estados Unidos
Juan Eduardo Romero Jiménez
I. ¿Qué es el Caos Constructivo?
La tesis del Caos Constructivo, es parte de los planteamientos geopolíticos de
uno de los principales asesores en Política exterior de los EEUU: Zbigniew
Brzezinski, quién la formuló esencialmente para explicar los esfuerzos
geoestratégicos por alterar la organización geográfica en el espacio de la
Península Arábica, como parte de una línea de acción que procurará mantener
un mayor control sobre los importantes recursos energéticos de la zona.
El Caos constructivo, sostiene la necesidad de alentar y apoyar conflictos
violentos, crisis económicas y/o sociales, con la finalidad de impulsar el acoso y
derrocamiento de un Gobierno, esencialmente confrontado a los intereses
estratégicos y de seguridad de los EEUU o en su defecto, impulsar una
fragmentación de ese territorio, con el objeto de colocar “gobiernos aliados” en
los espacios geográficos surgidos de las acciones secesionistas.

En términos teóricos y paradigmáticos, la teoría del caos constructivo hace uso


de diversas aproximaciones. La primera, se sostiene en las ideas y
planteamientos del teórico norteamericano Shermant Kent, en el texto
“Inteligencia Estratégica para la política Mundial Norteamericana”,
escrito en 1949, que sostuvo que las guerras próximas que le tocaría pelear a los
EEUU, implicarían armas no convencionales y las identificaba: “bloqueo, la
congelación de fondos, el boicot, el embargo y la lista negra por un lado; los
subsidios, los empréstitos, los tratados bilaterales, el trueque y los convenios
comerciales por otro”. Es lo que también se conoce como el soft power (poder
suave) o el empleo de mecanismos diplomáticos de presión, aprovechando la
estructura del poder mundial en el sistema-mundo.
Lo significativo de este primer pivot teórico, es que a través de los supuestos
sostenidos por Kent en su obra, se generan un conjunto de acciones que marcan
el hacer de la política exterior de los EEUU, hasta el día de hoy. Esa inteligencia
estratégica, tiene actualmente su correlato a través de lo que algunos han dado
en llamar la cibergeopolítica o el empleo de los elementos de Guerra de IV
Generación aplicados al tema de la seguridad. Conocidos son las advertencias
realizadas tanto por Snowden como por Assange al respecto del control
cibernético e informático que han alcanzado las fuerzas especiales de los EEUU y
los imperialismos colectivos.
Una segunda base paradigmática del Caos Constructivo, está conformado por
los aportes del teórico Gene Shard en su obra “De la Dictadura a la
democracia”. Ahí se plantean un conjunto de métodos de acción, para ser
precisos una acción en cinco (5) pasos para desestabilizar un Gobierno, a saber:
1) generar y promocionar un clima de malestar , 2) intensa campaña en defensa
de “la libertad de prensa y de los DDHH”, acompañado de denuncias de
totalitarismo y autoritarismo por el Gobierno objeto de la acción, 3) lucha por
reivindicaciones políticas y sociales, así como promoción de manifestaciones y
protestas violentas, amenazando instituciones o personajes políticos, 4)
operaciones de guerra psicológica (OPSIC) y desestabilización del gobierno,
mediante movilizaciones que impulsen la “ingobernabilidad” y 5) forzar la
“renuncia” del presidente o jefe de gobierno y la preparación de una intervención
militar, a través del aislamiento internacional del país. En el caso de
Venezuela, hemos indicado como se han venido ejecutando parte de esas
acciones, buscando incrementar el conflicto y la violencia en el país.
Un tercer piso teórico, es el derivado de las denominadas Operaciones
psicológicas (OPSIC). Sus orígenes se remontan al texto El Arte de la Guerra, de
Sun Tzu que proponía “Luchar y ganar las batallas no es la suprema excelencia,
sino que la suprema excelencia consiste en ganar las batallas sin luchar,…, toda
el arte de la guerra está basado en el uso del engaño, es decir la guerra total
merced a las falsedades y mentiras”.

Las Operaciones Psicológicas (OPSIC) pueden ser definidas como “el conjunto de
actividades psicológicas planeadas en paz, crisis y guerra, dirigidas a audiencias
enemigas, amigas o neutrales para influir en actitudes y conductas que afecten
al logro de objetivos militares y políticos”. Las OPSIC buscan desarrollar lo que
denominan “línea de persuasión”, que es una técnica empleada para inducir una
reacción deseada sobre una audiencia objetivo y representa la estrategia que
persigue alcanzar un objetivo psicológico determinado. Viene acompañado por el
abordaje de temas, que es la idea o asunto objeto de la línea de persuasión.
Estos tres elementos, son la base conceptual desde la cual se estructura todo el
peso de la praxis ejecutora del Caos Constructivo, como mecanismo
implementado en escenarios de Guerra No Convencional, que en nuestro
criterio son empleados en los actuales momentos en Venezuela.

II.¿Por qué aplicar el Caos Constructivo contra Venezuela?


La principal razón surge de nuevo del “tanque pensante” más influyente en este
momento, dentro de la política exterior norteamericana: Zbigniew Brzezinski. El
punto esencial que lo justifica es la pérdida de la capacidad unilateral de los
EEUU para imponer el orden en el sistema-mundo. Desde 1971 viene sosteniendo
que los EEUU debía generar un “Nuevo Orden Mundial”, basado en una
asociación con la Comunidad Europea y Japón, tal como lo afirmó en su libro
“Entre dos edades: El Papel de EEUU en la era Tecnotrónica”.

Los temores de la incapacidad de los EEUU para imponer el orden en un sentido


hegemónico, tienen total validez al confrontarlo con el impacto que ha tenido la
Organización de Cooperación de Shangai (OCS) fundada en 2001 por China,
Rusia, Kazajistán, Kirgistán y Tajikistán, a la cual se ha unido Uzbekistán. La
creciente cercanía entre Rusia y China, que ha generado el unilateralismo
globalizante adelantado por los diversos gobiernos norteamericanos desde
Ronald Reagan (1981-1989) hasta la actualidad, ha devenido en una alianza que
amenaza la supremacía que los EEUU había gozado desde la crisis de la ex URSS
en las últimas décadas del pasado siglo XX.

La pretendida hegemonía sostenida a través del denominado Proyecto para el


Nuevo Siglo Americano (PNAC en sus siglas en inglés), que buscaba imponerse
tanto sobre los aliados tradicionales de los EEUU (Unión Europea y Japón) así
como sobre sus adversarios históricos (China y Rusia), se vio seriamente
comprometida en lo que va de siglo XXI. Rusia y China han tenido un
acercamiento, basado en la actitud agresiva que los imperialismos colectivos
(EEUU, Unión Europea y Japón) han tenido a través de la OTAN en las cercanías
de su espacio vital. La presión que militar y económicamente han ejercido tanto
por el este (Mar de Japón y de China) como por el oeste (Polonia, Hungría,
Eslovenía, Estonia, Litonia, República Checa, entre otras) ha derivado en un
pacto estratégico Rusia-China, que tiene como objetivo común frenar las
amenazas que ha desarrollado los EEUU y sus aliados, contra ellas. Las
pretensiones unilaterales y globalistas han logrado un acercamiento inaudito
con Rusia, impensable desde que China surgió como potencia con Mao Zedong
en 1949.

Por otro lado, es inocultable el impulso económico que ha logrado Rusia y China
en la última década en el mundo y particularmente en América Latina, entrando
a disputarse con los EEUU en lo que han considerado su tradicional – e histórico-
“patrio trasero”. El choque de Rusia- China con EEUU- Europa y Japón, en lo que
se conoce como global commons (espacios comunes) es notorio. Entre esos
espacios comunes entre los cuales han emergido Rusia y China, está Venezuela.
Las dificultades que los EEUU han presentado para mantener el control
hegemónico en términos marítimos, en pasos como el estrecho de Hormuz, Bab-
el Mandeb y Malaca, así como la disputa del control en el ciberespacio, se unen
al retroceso en términos de crecimiento económico, en comparación con el
binomio Rusia- China.

Las dificultades de disposición de recursos naturales, la pérdida de hegemonía –


o supremacía- militar han colocado a las súper élites en los EEUU y Europa en un
estado de alarma, ante el avance real que han experimentado Rusia y China,
con un enfoque geopolítico que reta el poderío que pretende mantener el coloso
del norte.

La perspectiva que han asimilado los Gobiernos de Vladimir Putin y el líder


chino, Xi Jinping, es de una unidad EUROASIÄTICA. Ese enfoque geopolítico, tiene
su correlato en un teórico eslavo: Alexander Dugin, que se confronta a las tesis
de Brzezinski, sosteniendo la necesidad de superación de las viejas teorías
políticas. Dugin propugna la denominada Cuarta Teoría Política (CTP), que indica
la necesidad de superar las tres (3) teorías históricas: el fascismo, el liberalismo
y el comunismo. Como parte de esa teoría geopolítica, se ha generado – y
sostenido- un acercamiento entre las potencias de EuroAsia, que han
adelantado una presencia importante, en términos económicos y geopolíticos
en Nuestra América.

Rusia y China, mantienen un enfrentamiento con EEUU y sus aliados (Europa y


Japón), lo cual coloca a Venezuela en el medio de esa disputa. Nuestro país, se ha
trasmutado en una especie de “objeto de deseo” de la confrontación geopolítica.
Eso se explica en primer lugar, por la definición constitucional de una política
exterior autónoma, en el marco de la aprobación de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (CRBV).

En ese marco de acción autónoma, no alineado al tradicional papel subordinado


que había tenido Venezuela, se adelantó durante el gobierno de Hugo Chávez
(1999-2013) – y se mantiene durante el Gobierno de Nicolás Maduro- una
geopolítica de defensa de los recursos naturales y de mayor autonomía
diplomática, que ha venido acompañado por alternativas a la supremacía
norteamericana en Nuestra América, a través de iniciativas como la CELAC,
UNASUR; Petrocaribe y ALBA-TCP.

En segundo lugar, está el tema del alineamiento militar. Venezuela ha firmado y


adelantado, una alianza estratégica-militar con Rusia y China, que ha permitido
ejercicios conjuntos pero más importante aún, es la compra de equipamiento
militar, desde aviones, radares, fusiles, lanzacohetes, lanchas misilísticas,
sistemas anti-aéreos, entre otros, que nos colocan en el centro de la disputa
geoestratégica.

En tercer lugar, como parte de las razones anteriormente expuestas, Venezuela


ha desarrollado una mayor soberanía en cuanto a la disposición de sus riquezas
naturales y con ello, se ha distanciado de los EEUU, que han visto amenazada su
Seguridad Energética. El estruendoso fracaso que las tesis unilateralistas
globalizantes de los EEUU, han tenido en sus planes de impulsar un caos
constructivo en Medio Oriente, lo ha llevado a observar con preocupación cómo
las enormes reservas estratégicas de petróleo y gas de Venezuela, calculadas en
unos 3,3 billones de barriles de crudo extraíbles (basado en el hecho que en el
Golfo de Venezuela hay unos 543.000 millones, cerca de 1,3 billones en la Faja
Hugo Chávez y cerca de 1,5 billones en la desembocadura del Río Esequibo, en
disputa con la República Cooperativa de Guyana), han sido puestas a la
disposición de los capitales e intereses de Rusia y China.

En cuarto lugar, en términos geopolíticos, Venezuela ha encabezado iniciativas


de resistencia contra-hegemónica en Suramérica y El Caribe, que se han erigido
en un obstáculo para que los EEUU y sus aliados mantengan los controles que
desde el siglo XIX han ejercido sobre estos espacios geográficos. Romper la
estructura de poder interna en el país, que indudablemente no se encuentra
alineada a los intereses estratégicos de los EEUU, es un objetivo militar de
primer orden que se han trazado y que explican, la aplicación de las tesis de Caos
Constructivo contra nosotros.

III. ¿Cómo se aplica el Caos Constructivo contra Venezuela?


Hasta ahora, hemos sólo definido en qué consiste el Caos Constructivo y el
porqué de su desarrollo contra Venezuela, pero no hemos descifrado su ADN
operativo. Debemos decir, que comenzó en 2002, con un laboratorio vivencial
que manejó dos (2) de los tres pisos teóricos que son la base de la teoría del
Caos Constructivo: 1) los planteamientos de Kent, sobre acciones de guerra no
convencional y 2) los métodos de Gene Shard, sobre “acciones no – violentas”.

Cuando se tejió contra Chávez, entre noviembre de 2001 (con el paro de


Fedecamaras) y abril de 2002 (con el pronunciamiento de militares y la
manipulación de imágenes) una acción que momentáneamente lo expulsó del
ejercicio del poder, los servicios de inteligencia de los EEUU comprendieron de la
peor forma, que no podían cambiar la voluntad popular con un simple manejo
de imágenes, debían trabajar más profundamente la animosidad psicológica
para lograr derrumbar el enorme arraigo popular que tuvo el liderazgo de
Chávez.

La gran lección de los sucesos de abril de 2002, fue la posibilidad de explotar el


odio de clase y étnico contra Chávez. Chávez construyó una estructura simbólica
con los excluidos y transformó esa asociación en una voluntad de poder, que lo
llevó a triunfar contundentemente en los procesos eleccionarios entre 1999-2012
(con la única excepción de la derrota del Referendo por la reforma constitucional
de 2007), sin embargo quedó en evidencia una profunda ruptura cultural entre
los sectores clase media que vieron con indignación la política de igualdad
jurídica que adelantó Chávez. El odio de clase como motivación político para
movilizar contra el Proyecto Bolivariano, fue un dato surgido empíricamente. Ese
odio pretendió repetirse en el paro petrolero sucedido a finales de 2002 y
principios de 2003, sin éxito evidente. El cálculo había fallado, pero ¿qué lo había
hecho fallar?, la respuesta: el liderazgo e identificación de Chávez con los
colectivos excluidos. Era necesario socavar ese liderazgo y comenzó toda una
dinámica, que se basó exclusivamente en los supuestos e indicaciones de Gene
Shard y en el soporte a través de Operaciones Psicológicas (OPSIC).

Heriberto Gónzalez, psicólogo ha explicado muy bien el proceso de


manipulación que se ha adelantado desde ese momento. Dio inicio a una
dinámica de ablandamiento y penetración en la psiquis de apoyo electoral de
Chávez y del PSUV. A ello sin duda contribuyó el hecho, que no se han
desmontado los mecanismos liberales característicos de la cultura rentística del
venezolano, que siguen estando vigentes.
La articulación de las estrategias de “resistencia y movilización” planteada por
Shard en su libro (más de 190 acciones que pueden ejecutarse), comenzaron a
llevarse a cabo, con progresividad. No obstante, el propio Chávez, las había
denunciado y advertido sobre esos esfuerzos, que en conjunto desarrollaban
actores políticos y económicos internos, con comunicación y apoyo externo. Sin
embargo, en el lapso que va de los primeros esfuerzos en 2002, a la denuncia de
Chávez en junio de 2007, las diversas agencias de inteligencia lograron
identificar actores, organizaciones e instituciones que podían “ser tocadas”, con
la finalidad de ser utilizadas para la desestabilización. Lo único, con lo que no
contaban, es con el impacto que la política de defensa de los soberanía
petrolera iba a tener en la calidad de vida de los venezolanos.
El activista político e investigador, Carlos Lanz, ha escrito sobre las acciones
relativas a la aplicación de Operaciones Psicológicas (OPSIC) desde 2007 y las
estrategias empleadas de desinformación y confusión. Es clave de su trabajo
resaltar – por su vinculación con lo que sucede hoy en Venezuela- lo que
denomina distorsiones informativas, que se basan en manipulación a través de
la “gestión de la percepción vía noticia”, impulsadas por redes informativas
(audiovisuales o digitales).
Se busca generar la fragmentación de la realidad, la generalización de
situaciones, silencios y censuras, que terminen “debilitando” las creencias o
preferencias culturales e históricas, que permitían la identificación política con
Chávez y el proyecto bolivariano. La capacidad comunicativa, la claridad política
de Chávez, desarticuló esas acciones, advirtiendo la mayoría del tiempo a través
de su presencia mediática. A nuestro criterio, el propio Chávez fue un gran
obstáculo para el desarrollo exitoso de las OPSIC en Venezuela, por eso la
necesidad de su “eliminación física”.

El punto de quiebre, de esta fase de “ablandamiento mediático” que se da en sus


inicios en 2002, será el inicio de su enfermedad. Al respecto es importante
resaltar las hipótesis que se han construido sobre la posibilidad de una
operación encubierta destinada al asesinato de Chávez, sobre la cual hemos
escrito en otro momento. La enfermedad de Chávez, sobre la cual se han
mostrado elementos que indican la posibilidad de haber sido inducida, fue
tratada con la herramientas de las OPSIC, creando dudas, miedo, desesperanza,
desánimo, tristeza.
Se trata de la concreción de las tres bases teóricas del Caos Constructivo: a)
inteligencia estratégica de manipulación, b) métodos no convencionales de Gene
Shard y c) operaciones psicológicas de ablandamiento. La primera fase fue
probada y adelantada, entre 2002 hasta 2013. A partir de marzo de 2013,
comenzó la etapa definitiva, que coincide con los pasos 1 al 3 de Shard (crear
malestar, campaña de denuncia de DDHH y manifestaciones de protesta
violenta), pero complementada con la creación de situaciones de descontento
social, ligado al desabastecimiento, al acaparamiento, a la generalización de la
realidad (“con Chávez esto no pasaba”, “Maduro no es Chávez”, “el socialismo ha
fracasado”). Los pasos 4 y 5 (operaciones psicológicas de movilización y conflicto
y lograr, la renuncia finalmente) son las acciones que se ejecutan en este
instante, manipulando en torno a matrices que insisten en “golpe de estado en
Venezuela”, “gobierno reprime salvajemente a la oposición”, “crisis
humanitaria”.

Diversos investigadores del área económica, han mostrado como los problemas
de inflación inducida, aumentó de la disparidad bolívar/dólar, escasez de
productos de la cesta básica a través de su acaparamiento, tienen que ver con
acciones perfectamente articuladas para generar un clima de agitación y
descontento. Era el complemento perfecto para dar inicio a la etapa de
aplicación del Caos Constructivo en Venezuela. ¿Qué condiciones
existen para ello? La respuesta es múltiple.
En primer lugar, la ausencia física de Chávez y el impacto que su fuerza
comunicativa generaba. A pesar de los esfuerzos de Nicolás Maduro y su equipo,
es notoria la campaña en contra de su gobierno y los efectos sobre la opinión
pública venezolana. Es constante el bombardeo mediático exaltando los errores,
minimizando los éxitos de la gestión, segmentando la información para afectar a
los diversos sectores de acuerdo a sus preferencias sociales y culturales.

En segundo lugar, los efectos de la aplicación de los lineamientos de las teorías


de Kent sobre inteligencia estratégica, destinada a “descubrir” las debilidades.
En nuestro caso, una cultura rentista que no fue desmontada y que produjo que
muchos que decían ser “chavistas” lo fuesen solo cuando el Estado y el Gobierno
Bolivariano los favoreció con una de sus políticas sociales. Eso se vio impulsado
por la distorsión informativa y la generalización de noticias, como armas de la
guerra no convencional.

En tercer lugar, las propias debilidades internas, marcadas por la pervivencia de


un clientelismo disfrazado dentro de la militancia del PSUV, que se ve alimentado
por la campaña de desinformación y por un burocratismo amenazante de la
continuidad del proyecto bolivariano. Esas debilidades internas, son
maximizadas a través de la repetición en los diversos medios de los errores,
omisiones y corruptelas que existen, sin lugar a dudas, pero al mismo tiempo, se
minimizan los avances y logros realizados en materia social o de infraestructura,
o las propias acciones para encarcelar a los funcionarios que caen en la
corrupción.

En cuarto lugar, el caos constructivo, busca la modificación de las relaciones de


poder o en su defecto, lograr el fraccionamiento de un territorio con el objeto de
lograr un separatismo que ayude a conseguir los objetivos de control de recursos
naturales estratégicos. En el caso de Venezuela, no es fortuito que esas acciones
de caos constructivo tengan unos focos muy importantes en la frontera con
Colombia. Se ha señalado con firmeza como las acciones encubiertas que se
desarrollan con la anuencia del Gobierno de Colombia, a través del control que
sobre las actividades ilícitas en la frontera ejercen las fuerzas paramilitares,
están asociadas con un plan de secesión que no es nuevo y sobre el cual se ha
advertido reiterativamente.
Es particularmente preocupante, como un foco vital del éxito de la aplicación
del Caos Constructivo, tiene como ámbito de acción geográfica a los Estados
Zulia y Falcón. En ellos se encuentran algunos elementos geoestratégicos
esenciales. Uno, la proximidad geográfica – en términos de espacio vital- de esas
entidades con centro militares con fuerte presencia de tropas de EEUU y la
OTAN. Colombia y las Antillas Holandesas (Aruba, Curazao y Bonaire) tienen
bases militares, que no solo tienen efectivos del Comando Sur, sino de la OTAN
con alta capacidad de poder de fuego y movilización.

Si eso no es suficiente, en estos espacios se ha dado históricamente la presencia


de un sentimiento de secesionismo, que puede servir de caldo de cultivo para
impulsar la separación de esas entidades, a través de la penetración que se ha
hecho mediante iglesias protestantes – con fuertes vínculos económicos en
EEUU- y la presencia de factores ligados al sionismo (en Coro y Punto Fijo ha sido
constante la presencia de actores ligados al sionismo, con fuerte poder
económico, que en otros momentos han causado conflictividad política). El
secesionismo que se impulse como parte de ese Caos Constructivo, en Falcón y
Zulia, permitiría el control sobre los 543.000 millones de barriles de petróleo del
Golfo de Venezuela, así como las reservas de más de 26.000 millones del Lago de
Maracaibo, aunado a las reservas de gas ubicadas en la zona, con lo cual EEUU y
los Imperialismos Colectivos, verían paliados sus problemas de seguridad
energética.
En tercer lugar, esas entidades han sido epicentro del accionar de la oposición al
Gobierno de Nicolás Maduro, la fortaleza de los actores opositores es innegable
a pesar del hecho, que el poder político en ambos territorios es ejercido por
Gobernadores militantes del PSUV, como es el caso de Francisco Arias Cárdenas
en el Zulia o Stella Lugo en Falcón. A pesar de ello, en ambas entidades, sus
capitales están bajo control político de la oposición y en ellas se concentra la
capacidad de movilización de la oposición política.

Finalmente, es significativo señalar que todo nos conduce a advertir como las
estrategias de manipulación y distorsión informativa, creación de matrices
negativas, movilizaciones opositoras, actos de provocación, buscan elevar la
conflictividad y conducir a la conformación de una especie de cabeza de playa
en el occidente del país, que propicie el aislamiento político internacional de
Venezuela y facilite una intervención de amplio espectro, tal como ha sido
señalado en diversos documentos de inteligencia, destinado a derrocar
finalmente al Gobierno de Nicolás Maduro Moros, con la participación del
Comando Sur de los EEUU.
Dr. Juan Eduardo Romero J. es Docente e Investigador de la
Universidad del Zulia, Director del Centro de Investigaciones y
Estudios Políticos y Estratégicos (CIEPES), Miembro del Equipo de la
Vicepresidencia de Asuntos Internacionales del PSUV, Coordinador de
la Red Historia, memoria y patrimonio en el estado Zulia. Miembro del
Colectivo de Formación Combates por la Historia
Juane1208@gmail.com

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