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INTRODUCCIÓN

Con frecuencia, los trastornos somatomorfos suelen subdiagnosticarse, se conocen poco


y se tratan mucho menos en los servicios psiquiátricos de los hospitales. Esto, por la
resistencia de los pacientes a aceptar que su problema es emocional y no orgánico. Es
importante reportar estos casos para ampliar el conocimiento y la experiencia con este
tipo de trastornos.

Los fenómenos de somatización se conocen en Medicina desde hace siglos, aunque su


historia se ha solapado con la de la histeria. La primera referencia escrita de este
trastorno la realizaron los egipcios en 1900 a C. a través del Papiro de Kahun. Los
griegos crearon el término «histeria», cuyo origen es la palabra griega hysterum (útero).
Consideraban que la histeria se producía por el desplazamiento del útero a través de los
diferentes humores corporales, de forma que se experimentaban los síntomas en la zona
del organismo donde recalaba el útero.

A lo largo del siglo XX, a través de estudios clínicos, epidemiológicos y de


seguimiento, se estableció la validez la fiabilidad, estabilidad temporal y consistencia
interna del Síndrome de Briquet, (demostrando su independencia de los trastornos
ansiosos y depresivos)el cual se caracteriza por ser un Síndrome crónico y recurrente
que cursa con síntomas somáticos múltiples no explicados por ninguna otra enfermedad,
con un importante distrés psicológico asociado y búsqueda exhaustiva de ayuda médica.

Según Singh, la prevalencia de los trastornos somáticos alguna vez en la vida es del
0,13% y en el estudio ECA el “síndrome de somatización“ afecta al 11,6% de la
población en alguna ocasión. En estudios realizados en atención primaria los trastornos
somatoformes se hallan presentes en un 10-15% de estos pacientes. Muchas razones
han si-do expuestas para explicar sus comportamientos, pero ninguna tan directa como
la manifestada por Ford: son personas para quienes los síntomas de la enfermedad han
llega-do a ser una forma de vida. Los trastornos somatoformes se asocian a un mayor
coste por excesivas visitas clínicas, pruebas diagnósticas, prescripciones y
procedimientos quirúrgicos.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

TRASTORNO POR SOMATIZACIÓN


DEFINICIÓN

ASPECTOS CLÍNICO EPIDEMIOLÓGICOS

ETIOLOGÍA
FACTORES PSICOSOCIALES
FACTORES BIOLÓGICOS
GENÉTICA
CITOCINAS

DIAGNÓSTICO

CUADRO CLÍNICO
CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO DE TRASTORNO DE
SOMATIZACIÓN

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL PSIQUIÁTRICO DE SOMATIZACIÓN:

A. TRASTORNOS SOMATOMORFOS:
A.1. TRASTORNO POR SOMATIZACIÓN O SÍNDROME DE BRIQUET

A.2. TRASTORNO POR DOLOR (DOLOR PSICÓGENO)


A.3 TRASTORNO DE CONVERSIÓN

B. TRASTORNOS FACTICIOS Y SIMULACIÓN

CASO CLÍNICO

EVOLUCIÓN Y PRONÓSTICO

TRATAMIENTO

CONCLUSIÓN

BIBLIOGRAFÍA
Trastorno por somatización

La somatización como tal no es un diagnóstico psiquiátrico, sino un denominador


común de una serie de procesos patológicos agrupados según el DSM-IV (manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) como trastornos somatomorfos. Los
trastornos somatomorfos son un conjunto de patologías cuyo diagnóstico se realiza por
la presencia de síntomas corporales que sugieren un trastorno físico sin causa orgánica
demostrable o mecanismo fisiológico conocido que los explique completamente y por la
presunción razonable de que dichos síntomas están asociados a factores psicológicos o
estrés. Los pacientes con trastornos somatomorfos crónicos y graves (sobre todo el
trastorno por somatización, la hipocondría, la dismorfofobia y el dolor psicógeno)
suelen presentarse también con trastornos de la personalidad que determinan la
evolución o, incluso, son el diagnóstico principal del caso.
Con frecuencia, además, estos pacientes presentan un estrés psicosocial importante
cuando acuden al médico y problemas de ajuste social que muchas veces tienen un
refuerzo ambiental de los síntomas. Las ganancias derivadas de la enfermedad y de la
asunción del papel de enfermo, los mecanismos cognitivo-perceptivos anómalos y los
trastornos de la relación médico-enfermo resultan también imprescindibles para
entender el proceso de configuración de muchos trastornos somatomorfos y para
articular el tratamiento de éstos.
El trastorno por somatización, por tanto, se debe conocer y tener en cuenta en la
consulta del médico de familia porque muchos de los síntomas somáticos que presenta
un paciente puede ser la expresión de dificultades emocionales que resumen complejas
interacciones psicológicas, vitales, familiares y sociales que pueden poner en peligro la
relación médico-paciente.

DEFINICIÓN

Síndrome crónico y recurrente que cursa con síntomas somáticos múltiples no


explicados por ninguna otra enfermedad, con un importante distrés psicológico asociado
y búsqueda exhaustiva de ayuda médica.
ASPECTOS CLÍNICO EPIDEMIOLÓGICOS

La relación entre somatización y trauma psíquico ha sido señalada como relevante. Si


bien el trauma psíquico es un tema de interés en salud mental, ha recibido nuevamente
atención en la última década, después de que estudios epidemiológicos han demostrado
una prevalencia mayor de lo esperado, sea como trauma bélico, civil o familiar. Algunos
estudios han ligado síntomas específicos de trauma a patrones específicos de
sintomatología somática. Por ejemplo, los sobrevivientes de abusos sexuales informan
tasas elevadas de síntomas ginecoobstétricos o gastrointestinales inexplicables; otros
casos de refugiados que han presenciado atrocidades bélicas presentan tasas altas de
ceguera psicogénica.

Varios estudios han mostrado una asociación entre trauma y presentación de síntomas
somatomorfos. Estos hallazgos señalan que puede ser útil investigar sistemáticamente
cómo diversos traumas pueden ligarse específicamente a somatización, TEPT (trastorno
de estrés postraumático) y otros trastornos comórbidos.

Leserman et al. han examinado en detalle la relación entre abuso físico y sexual
relacionados con síntomas gastrointestinales inexplicados en mujeres en consulta
ambulatoria, identificando como factores de riesgo heridas serias durante el abuso,
victimización por múltiples perpetradores, violación y amenazas repetidas hacia la
propia vida.

Asimismo, la somatización se ha asociado a un número de diagnósticos psiquiátricos, en


los cuales se ha relacionado la comorbilidad de trastornos psiquiátricos con
somatización, ya sea basados en estudios con población psiquiátrica o de atención
primaria de salud, pudiendo encontrar mayor riesgo relativo de somatización que la
población general en trastorno de pánico, depresión mayor, esquizofrenia, trastorno
obsesivo compulsivo y episodio maníaco.

Por otro lado, existen razones sociales y culturales para magnificar los síntomas. Las
clases sociales altas tienden a amplificar los síntomas, mientras que la somatización es
más frecuente en personas con nivel socio-económico o educacional bajos y domicilio
rural.
Otros estudios señalan que entre el 38% y 60% de los pacientes informan de síntomas
que no pueden ser relacionados con una enfermedad o patología orgánica.

La variabilidad de las cifras de prevalencia se debe, por una parte, a la dificultad


generada por lo restrictivo de los criterios diagnósticos para el trastorno por
somatización del DSM-IV y, por otra, a lo impreciso de los criterios diagnósticos para
poder realizar un diagnóstico específico.

ETIOLOGÍA

Factores Psicosociales:

Se desconoce la causa del trastorno de somatización. Las formulaciones psicosociales


sobre su etiología incluyen la interpretación de los síntomas como comunicaciones
sociales que tienen como resultado la evitación de obligaciones, expresar emociones, o
simbolizar un sentimiento o una creencia. Las interpretaciones psicoanalíticas estrictas de
los síntomas se basan en la hipótesis de que estos sustituyen a impulsos instintivos
reprimidos.

El enfoque conductista del trastorno de somatización destaca que las enseñanzas de los
padres, ejemplos que proporcionan y las costumbres étnicas pueden enseñar a algunos
niños a somatizar más que a otros. Además, algunos pacientes con trastorno de
somatización provienen de hogares inestables y han sido victimas de malos tratos físicos.
Otros factores de tipo social, cultural y étnico también podrían participar en el desarrollo
de los síntomas.

Factores Biológicos:

Algunos estudios indican hacia una base neuropsicológica del trastorno de somatización.
Estudios proponen que los pacientes tienen déficit de atención y cognitivos característicos
que dan lugar a una percepción y una evaluación defectuosas de los estímulos
somatosensitivos. Estas alteraciones incluyen una distracción excesiva, incapacidad para
habituarse a estímulos repetitivos, agrupación de constructos cognitivos sobre una base
impresionista, asociaciones parciales y circunstanciales, y falta de selectividad, como
reflejan algunos estudios de potenciales evocados. Un número limitado de estudios de
neuroimagen ha descrito una disinución del metabolismo en los lóbulos frontales y en el
hemisferio no dominante.
Genética:

Los estudios genéticos indican que, al menos en determinadas familias, la transmisión del
trastorno de somatización tiene algunos componentes genéticos. Este trastorno tiende a
aparecer en familias y se produce en el 10-20% de los familiares de sexo femenino de
primer grado de los pacientes con trastorno de somatización. En estas familias, los
familiares de sexo masculino de primer grado son propensos al consumo de sustancias
tóxicas y al trastorno antisocial de la personalidad. Otro estudio también publico un índice
de concordancia del 29%de concordancia del 29% e gemelos monocigóticos y del 105 de
gemelos dicigóticos, lo que indica la presencia de un efecto genético.

Citocinas:

Son moléculas mensajeras utilizadas por el sistema inmunológico para sus


comunicaciones internas y por el sistema nervioso, incluyendo al cerebro. Algunos
ejemplos de citocinas son las interleucinas, el factor de necrosis tumoral y los
interferones. Algunos experimentos preliminares indicaron que las citocinas contribuyen
a algunos de los síntomas inespecíficos de la enfermedad, como la hipersomnia, la
anorexia, la fatiga y la depresión. Sin embargo la hipótesis sobre la regulación anormal
del sistema de las citocinas podría dar lugar a algunos de los síntomas observados en los
trastornos somatomorfos.

DIAGNÓSTICO

Para poder realizar el diagnóstico de trastorno de somatización, el DSM-IV-TR exige


que el inicio de los síntomas tenga lugar antes de los 30 años de edad . Durante la
evolución del trastorno, los pacientes deben haber comunicado, al menos, cuatro
síntomas de dolor, dos síntomas digestivos, un síntoma sexual y un síntoma
seudoneurológico, ninguno de los cuales puede explicarse por completo a partir de las
exploraciones físicas o las pruebas analíticas.

Cuadro clínico

Los pacientes con trastorno de somatización presentan gran cantidad de síntomas


somáticos e historias médicas largas y complicadas. Algunos de los síntomas más
comunes son: náuseas y vómitos (no debidos a un embarazo), dificultades para deglutir,
dolor de las extremidades, disnea sin relación con el esfuerzo, amnesia, y
complicaciones del embarazo y la menstruación. A menudo, los pacientes están
convencidos de haber tenido una mala salud durante la mayor parte de sus vidas. Los
síntomas seudoneurológicos, aunque no son patognomónicos, parecen sugerir la
presencia de un trastorno neurológico. Según el DSM-IV-TR, estos síntomas son:
alteración de la coordinación o el equilibrio, parálisis o debilidad localizada,
dificultades para deglutir o sensación de tener un nudo en la garganta, afonía, retención
urinaria, alucinaciones, pérdida de la sensibilidad táctil o dolorosa, ceguera, sordera,
convulsiones o pérdidas de la consciencia diferentes al desmayo. El sufrimiento
psicológico y los problemas interpersonales son importantes; la ansiedad y la depresión
son las afecciones psiquiátricas más prevalentes. Las amenazas de suicidio son
habituales, aunque es raro que se lleven a término. Cuando se consuma, el suicidio a
menudo se asocia al consumo de sustancias tóxicas. Las historias clínicas de los
pacientes son, con frecuencia, circunstanciales, vagas, imprecisas, inconsistentes y
desorganizadas. Clásicamente (pero no siempre), los pacientes describen sus quejas de
manera dramática, emocional y exagerada, con un lenguaje vívido y florido; pueden
confundir las secuencias temporales y no pueden distinguir con claridad entre los
síntomas actuales y los pasa-dos. Las pacientes con trastorno de somatización pueden
vestir de modo llamativo. Todos pueden dar la impresión de ser personas dependientes,
egocéntricas, ávidas de admiración o alabanzas, y manipuladoras. El trastorno de
somatización suele asociarse a otros trastornos mentales, entre ellos el trastorno
depresivo mayor, los trastornos de la personalidad, los trastornos relacionados con
consumo de sustancias tóxicas, el trastorno de ansiedad generalizada y las fobias. La
combinación de estos trastornos y la cronicidad de los síntomas da lugar a. un aumento
de la incidencia de problemas de pareja, laborales y sociales.

Criterios para el diagnóstico de Trastorno de somatización

A. Historia de múltiples síntomas físicos, que empieza antes de los 30 años, persiste
durante varios años y obliga a la búsqueda de atención médica o provoca un deterioro
significativo social, laboral, o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

B. Deben cumplirse todos los criterios que se exponen a continuación, y cada síntoma
puede aparecer en cualquier momento de la alteración:
1. cuatro síntomas dolorosos: historia de dolor relacionada con al menos cuatro zonas
del cuerpo o cuatro funciones (p. ej., cabeza, abdomen, dorso, articulaciones,
extremidades, tórax, recto; durante la menstruación, el acto sexual, o la micción)
2. Dos síntomas gastrointestinales: historia de al menos dos síntomas gastrointestinales
distintos al dolor (p. ej., náuseas, distensión abdominal, vómitos [no durante el
embarazo], diarrea o intolerancia a diferentes alimentos)
3. Un síntoma sexual: historia de al menos un síntoma sexual o reproductor al margen
del dolor (p. ej., indiferencia sexual, disfunción eréctil o eyaculatoria, menstruaciones
irregulares, pérdidas menstruales excesivas, vómitos durante el embarazo)
4. un síntoma pseudoneurológico: historia de al menos un síntoma o déficit que sugiera
un trastorno neurológico no limitado a dolor (síntomas de conversión del tipo de la
alteración de la coordinación psicomotora o del equilibrio, parálisis o debilidad
muscular localizada, dificultad para deglutir, sensación de nudo en la garganta, afonía,
retención urinaria, alucinaciones, pérdida de la sensibilidad táctil y dolorosa, diplopía,
ceguera, sordera, convulsiones; síntomas disociativos como amnesia; o pérdida de
conciencia distinta del desmayo)

C. Cualquiera de las dos características siguientes:

1. tras un examen adecuado, ninguno de los síntomas del Criterio B puede explicarse por
la presencia de una enfermedad médica conocida o por los efectos directos de una
sustancia (p. ej., drogas o fármacos)
2. si hay una enfermedad médica, los síntomas físicos o el deterioro social o laboral son
excesivos en comparación con lo que cabría esperar por la historia clínica, la exploración
física o los hallazgos de laboratorio

D. Los síntomas no se producen intencionadamente y no son simulados (a diferencia de


lo que ocurre en el trastorno facticio y en la simulación).

Diagnóstico diferencial psiquiátrico de somatización:

A. Trastornos Somatomorfos: Constituyen un grupo de trastornos que, según el


DSM-IV tiene como rasgos esenciales síntomas físicos para los que no hay hallazgos
orgánicos demostrables o mecanismos fisiológicos conocidos y sí presunción de que los
síntomas estén vinculados a conflictos psicológicos.

-A.1. Trastorno por somatización o Síndrome de Briquet

Comienza típicamente antes de los 30 años y tiene un curso crónico y fluctuante.


Manifiestan quejas somáticas recurrentes y múltiples que incluyen síntomas orgánicos
neurológicos, reproductores, gastrointestinales y cardiopulmonares.

 Caracterizado por:
 Una combinación de los síntomas inexplicados siguientes:
 Cuatro síntomas dolorosos que afectan como mínimo a cuatro lugares o
funciones diferentes (cabeza y cuello, abdomen, espalda, articulaciones,
extremidades, tórax, recto, durante la menstruación, durante las relaciones
sexuales o durante la micción).
 Dos síntomas digestivos, aparte de dolor. (Náuseas, Distensión, Vómitos,
Diarrea
 Un síntoma sexual (inapetencia, disfunción, menstruación irregular,
metrorragias excesivas, vómitos durante el embarazo).
 Un síntoma pseudoneurológico no limitado al dolor (p.ej: dificultades de
equilibrio, debilidad, dificultad de deglución, afonía, retención urinaria,
alucinaciones, ceguera, sordera, crisis epilépticas, disociación o pérdida de
conocimiento diferente de los desmayos)

El cuadro clínico del trastorno de somatización es habitualmente inespecífico y puede


solaparse (ocultarse, disimular) con muchas enfermedades médicas.

Existen tres características que sugieren más un trastorno de somatización que una
enfermedad médica: 1) afectación de múltiples órganos; 2) inicio a temprana edad y
curso crónico, sin signos físicos o anomalías estructurales, y 3) ausencia, en las pruebas
de laboratorio, de las anormalidades características de las enfermedades médicas.

-A.2. Trastorno por dolor (dolor psicógeno)

Paciente preocupado por el dolor, de al menos, seis meses de evolución, pero sin
hallarse patología orgánica tras adecuada evaluación. Con frecuencia puede establecerse
una relación temporal con un conflicto. El empeoramiento puede determinar una
ganancia secundaria. El tratamiento de elección combina el abordaje farmacológico
(ISRS o ATC), y psicoterapéutico (son aquellas que actúan sobre el sistema nervioso
central). No se deben recetar narcóticos.

Aplicado a pacientes quienes se quejan crónica y persistentemente de dolor físico en


una o más regiones del cuerpo, que no tienen un origen físico identificable sino que se
piensa que es causado por estrés psicológico.

-A.3 Trastorno de conversión

Se caracteriza por la presencia de uno o más síntomas neurológicos que no obedecen a


enfermedad médica. Es más frecuente en mujeres, en pacientes de nivel sociocultural
bajo, inmigrantes procedentes de culturas no industrializadas. Los síntomas ceden en
unos pocos días o al mes. Las manifestaciones más frecuentes son parálisis, amnesia y
mutismo aunque variar entre los episodios

Se piensa que los síntomas físicos son un intento por resolver el conflicto que la persona
siente en su interior. Por ejemplo, una mujer que cree que no es aceptable tener
sentimientos violentos puede repentinamente sentir entumecimiento en sus brazos
después de enojarse a tal punto que deseaba golpear a alguien. En lugar de permitirse
tener pensamientos violentos con respecto a golpear a alguien, ella experimenta el
síntoma físico del entumecimiento de los brazos

Otros trastornos somatomorfos menos frecuentes en el servicio de urgencias son el


Trastorno dismórfico corporal y la hipocondría. El trastorno dismórfico corporal se
manifiesta como una preocupación exagerada por un defecto corporal imaginado o
como una idea sobrevalorada acerca de una imperfección mínima capaz de interferir en
la vida del paciente. En la hipocondría, los pacientes interpretan equivocadamente
manifestaciones corporales normales creyendo que estas constituyen síntomas de
enfermedades graves. Suelen ser pacientes reacios al tratamiento psiquiátrico, es por lo
tanto, recomendable llevar a cabo la intervención terapéutica en el ámbito médico y
centrarse en identificar las situaciones estresantes. Lo más importante es confrontar, de
forma progresiva con la idea de que lo central de su padecimiento es la interpretación
equivocada de las manifestaciones corporales. La farmacoterapia no es eficaz.
B. Trastornos facticios y simulación

Se caracterizan por la presencia de síntomas físicos y psicológicos que se producen de


manera intencionada o se fingen para asumir el papel de enfermo. El diagnóstico es
complicado, por lo que la valoración en el servicio de urgencias debe limitarse a sugerir
la Psiquiátricas Libro electrónico de Temas de Urgencia existencia de dichos trastornos
ante la presencia de ciertos hallazgos clínicos “sospechosos”.

Por ejemplo, ser declarado inimputable para no ir a prisión, o recibir una indemnización
laboral. Otro ejemplo sería el de un adolescente que finge un dolor de cabeza o de
estómago para no concurrir a un examen

Caso clínico

Una mujer de 34 años de edad, con un trabajo temporal de dependienta, acudió con
síntomas crónicos e intermitentes de vértigo, parestesias, dolor en múltiples áreas de su
cuerpo, y náuseas y diarreas intermitentes. Durante la entrevista clínica, la paciente
declaró que los síntomas habían estado presentes la mayor parte del tiempo, aunque eran
fluctuantes desde los 24 años de edad. Además de los síntomas ya mencionados,
presentaba una depresión leve, no mostraba interés por muchos aspectos de la vida,
incluyendo la actividad sexual, y había visitado a muchos médicos para intentar
descubrir cuál era su problema. A pesar de que la habían atendido muchos médicos y se
había sometido a numerosas pruebas, declaró que «nadie puede averiguar cuál es su
problema». Deseaba tener otra opinión. Comentó que desde la infancia había sufrido
«muchas enfermedades», y había iniciado e interrumpido muchos tratamientos. La
exploración física reveló que se trataba de una mujer normotensa, con un ligero
sobrepeso y sin molestias agudas. Presentaba dolor abdominal difuso y leve, sin defensa
auténtica ni dolor con la descompresión. La exploración neurológica fue normal. Al
llevar a Cabo la exploración física, realizó muecas de dolor al palpársele varias partes
de su cuerpo, aunque estas muecas se interrumpían si el médico hablaba con ella
mientras realizaba la exploración.
Evolución y pronóstico

El trastorno de somatización es un trastorno crónico, fluctuante y recidivante (vuelve a


aparecer) que casi nunca remite por completo. Es poco habitual que la persona con
trastorno de somatización esté asintomático (ningún síntoma) durante periodos
superiores a un año, tiempo en el cual pude llegar a un médico en varias ocasiones. Las
investigaciones ha revelado que una persona diagnosticada de un trastorno de
somatización tiene una probabilidad de alrededor del 80 % de que se le diagnostique
este mismo trastorno 5 años más tarde aunque los pacientes con este trastorno se
consideran a sí mismos médicamente enfermos, existen pruebas sólidas que indican que
su probabilidad de sufrir otra afección médica durante los siguientes 20 años no es
mayor que de las personas no afectadas por este trastorno.

TRATAMIENTO

El transtorno de somatización se trata más fácilmente cuando el cuidador principal del


paciente es un único médico. Las visitas realizadas por el medico deben ser
relativamente cortas, aunque ante cada nuevo síntoma somático hay que realizar una
exploración física parcial, una vez que se diagnostica el transtorno de somatización el
médico responsable debe enfocar los síntomas somáticos como expresiones
emocionales más que como síntomas de origen medico (aplicando su criterio para
valorar en que síntomas es importante profundizar y hasta qué punto).

Una estrategia responsable a largo plazo consiste en concienciar al paciente de la


posibilidad de que en sus síntomas intervengan factores psicológicos, hasta que el
paciente esté dispuesto a acudir a un profesional de la salud mental

En el ámbito de la psicoterapia se ayuda a los pacientes a enfrentarse a sus síntomas, a


expresar las emociones subyacentes y a desarrollar estrategias alternativas para expresar
sus sentimientos
Conclusión

La dificultad de hacer en la práctica clínica un correcto diagnóstico nosológico de este


trastorno sugiere la necesidad de revisarlos. La buena comunicación entre las distintas
especialidades, y de éstas con el paciente, aclara el diagnóstico y mejora el pronóstico y
tratamiento de la enfermedad. Es preciso el uso de distintos tipos de psicoterapia en el
hospital general para el abordaje de estos pacientes. Los antecedentes médicos, la
personalidad premórbida y la búsqueda de factores emocionales fortalecen el proceso
diagnóstico.

Bibliografía

https://www.redalyc.org/html/806/80636214/

http://www.uco.es/informacion/webs/fundacioncastilla/documentos/archivos/formacion
-residentes/residentes-2011-2012/trastornos-somatomorfos.pdf

http://www.elsevier.es/es-revista-medicina-familia-semergen-40-pdf-
S1138359300735970

http://scielo.isciii.es/pdf/albacete/v4n3/especial5.pdf

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