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“AL PIE DEL TÁMESIS”, de espaldas a la sexología(*) SEGUNDA PARTE

En esta Segunda Parte revisamos que nos dice MVLl,en el Prólogo, acerca de las dificultades que enfrentó al usar el
fenómeno transexual como un insumo para la imaginación.

A continuación, nos detendremos en las referencias sobre la transexualidad que puede encontrarse en Al pie del
Támesis ( “Al pie…”) y también a algunos aspectos más generales sobre el sexo. Finalmente,
verificaremos cómo algunos críticos literarios participan, inducen y son inducidos, en que MVLl pase por encima de los
errores que exhibe acerca de la sexualidad normal y patológica.

EL PROLOGO

Como hemos podido constatar y lo vemos nuevamente al examinar el texto de la obra, las ideas que expresan los
personajes de “Al pie…” son muy parecidas a lo que realmente piensa el escritor.

Pasemos ahora a examinar el prólogo del libro en el cual se trata de los orígenes del mismo.

Veamos, para empezar, la reacción atónita de un escritor amigo suyo cuando se le presentó, después de algunos años,
un crítico literario convertido en “mujer”. Resulta comprensible la reacción sorpresiva ante un fenómeno tan
extraño como es el transexualismo en cualquier persona que no tenga la práctica clínica de un psiquiatra o un
psicólogo.
Lo mismo ocurre cuando la relación sexual entre dos hombres da lugar a una actitud parecida, que equivocadamente
se ha dado en tachar de “homofobia”, Flores, 2007.
MVLl cuenta que Cabrera Infante le dijo: “Me llevé la sorpresa más extraordinaria de mi vida”
… “El Esdras Parra que me tocó el timbre y entró en mi casa ya no era el mismo, sino una señora con todas
las de la ley” (p.1)**.

En otro momento, en el mismo Prólogo, al recordar la idea primaria que dio origen a la obra el escritor menciona que
uno de los protagonistas habría “mudado de sexo”:

“…en ese encuentro, uno de ellos descubre que su amigo ha mudado de sexo, de maneras y apariencia, y,
en resumidas cuentas, de ese híbrido que llaman la identidad” (p. 2).
Es posible que el autor este usando “mudar” en su primera acepción y no en el sentido de ponerse otra
ropa o algo parecido, que podría ser el caso, dada la usual superficialidad con que el literato trata estos temas.
Pero donde vuelve a equivocarse es en calificar a la identidad sexual como “híbrido”. Al revés, el
fenómeno de la identidad sexual es muy bien delimitado salvo cuando se trastroca, es decir en los trastornos de la
identidad de género o en el intersexo, pero estas son condiciones patológicas, Diamond, 2006.

Más allá cuenta MVLl que le tomó cinco o seis años terminar de escribir la obra. Se entiende la demora porque la
transexualidad es una entidad muy compleja, misteriosa, difícil de explicar, que toca un aspecto central de la sexualidad
humana: los trastornos de la identidad, frente a los cuales la ciencia médica continúa desconcertada, Smith y cols.,
2005.

Desde luego que escribir una obra de ficción alrededor de la identidad sexual resulta doblemente complicado, peor aún
si no se tiene un conocimiento a fondo de los constituyentes de la sexualidad humana y no se acude a fuente
especializada.

MVLl nos informa:


“… que Al pie del Támesis sería, con el relato “Los cachorros”, que escribí en los años
sesenta, la historia de la que haría más versiones hasta llegar a una que me pareciera aceptable” (p.2) y
“ …porque no percibía en él misterio alguno, y porque, ocurrido el encuentro inicial, la gran sorpresa de
Chispas al reconocer en la mujer que lo visita en su suite del Savoy a su mejor amigo de infancia, el desarrollo se volvía
estático, previsible y hasta rígido, e iba languideciendo y marchitándose” y “De este modo, también en
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esta obra, por encima o por debajo de los que yo quería que fueran los temas centrales de la historia – la amistad,
la forja de una identidad como un acto vital creativo y rebelde, los rituales y maleficios del sexo en la secreta vida de las
personas” (p.3).
LA OBRA

A poco de iniciado el texto, en el diálogo de los dos únicos personajes que animan la obra, aparecen términos
comunes del habla popular para referirse a la homosexualidad: rosquete, mariconerías, etc. Seguramente, la necesidad
de comunicarse fácilmente con el público le impide al escritor ahondar en el desgarramiento y dramáticas
contradicciones, reales y simbólicas, implícitas en la homosexualidad.

Chispas: “(Reviviendo la escena, frotándose la boca.) “Yo sé muy bien lo que te pasó, Pirulo. Que eres
medio rosquete, tú. Pero, mucho cuidadito, conmigo no van esas mariconerías, te lo advierto. La próxima vez que hagas
algo así, no sólo te parto la cara, sino que te arranco la cabeza. Ya lo sabes, mariconcito de mierda” (p.39).
Avanzada un poco más la lectura surgen nuevos errores. Cuando Raquel habla de su acercamiento
“homosexual” a Chispas, en la época de su juventud, y la expresión de asco que a este le había
provocado. Acá MVLl se aproxima a las parafilias en términos abstractos y hace suya la visión espiritual de Raquel,
olvidándose por completo del componente biológico y sensual de cualquier aproximación erótica:

Raquel: “No, Chispas. Era algo más delicado. Más puro. Más espiritual que esa palabra que tú usas como si
fuera una palabrota asquerosa. Era una manifestación de amor, Chispas”…”.De un amor puro, limpio,
tierno, decente” (p.45).

Más adelante, y que podría aceptarse sólo por tratarse de la economía del relato, explica que la decisión de la
reasignación quirúrgica de Pirulo fue impulsada por el rechazo de Chispas a su acercamiento sexual.

Raquel: “Todo lo contrario, Chispas. Le hiciste el favor de su vida. Pirulo no te guarda rencor por aquel
puñetazo. Te está y te estará eternamente agradecido” (p.47) y “Sin ese puñetazo, jamás me hubiera
atrevido a dar el gran paso. A irme de mí casa. A venirme a Europa. A aceptar mi realidad, mi naturaleza, mi
verdad” (p.53).

En realidad un transexual no toma una decisión de esa naturaleza, la llamada reasignación quirúrgica, en base a un
episodio anecdótico, sino en función de una sensación y convicción muy sólidas que vienen desde niño. Están seguros,
como ellos mismos dicen, de “estar en un cuerpo equivocado”
Chispas de pronto toma conciencia de que Raquel, antes Pirulo, es ahora una mujer ¿Cómo se dio cuenta de esa
nueva condición? No se explica en la obra. Es posible que MVLl no tenga material para describir como una persona
común y corriente podría descubrir que alguien cree no ser del sexo que representa. Salvo como en el caso de
algunos transexuales, que no era el caso de Pirulo, que un amaneramiento y una apariencia física muy femeninos los
delaten.

Chispas: “Bueno, bueno, bueno. (Le sobreviene un ataque incontenible de risa.) Perdona, Pirulo, te juro que no
quiero ofenderte. Pero todo esto me parece muy cómico. (Otro ataque de risa.) Yo te vi calato muchas
veces,…” (p.48).
En otro momento Raquel describe cómo vivió la reasignación quirúrgica de cambio de sexo, pero contradice totalmente
la verdad clínica.

El transexual no necesita ser operado para sentir que no es lo que su exterior muestra que es, una persona con
fenotipo de hombre o mujer, con la convicción de no pertenecer a su sexo biológico.

El discurso de Raquel conlleva el peligro de confundir a los que no tienen porque saber de los trastornos de la
identidad de género. Aunque sí es posible si uno se ubica en los términos más finos del cambio, la “disforia de
género”*** , lo que sólo cabe en los estudiosos de los trastornos de la identidad.

Raquel: “No entendía lo que me pasaba, al principio. Con el tratamiento, quiero decir. Era y ya no era. Otra
personita se me había metido dentro. Comenzaba a respirar, a hablar, a dormir, a suspirar por mí. Era yo y ya era otro,
otra. Mi cuerpo vivía una revolución, de pies a cabeza. Mi piel se suavizaba, mis senos crecían, se redondeaban mis
caderas, mis hombros, mis muslos, desaparecía la vellosidad” (p.51).
El transexual se caracteriza de ordinario por no estar interesado tanto en el sexo físico como en la experiencia
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romántica con un miembro del mismo sexo y no pocas veces presenta hiposexualidad o incluso asexualidad. En este
punto el personaje transexual varón-mujer de Raquel no corresponde a lo observado en la clínica psiquiátrica.
Raquel: “(riéndose.) Normalísimo. ¿Qué es lo que te gustaría saber? ¿Si hacíamos el amor? Claro que si,
Chispas. ¡ Al derecho y al revés, si quieres detalles ! Aunque no tan seguido como a mí me hubiera gustado. Porque ahí
donde me ves, yo soy una mujer muy ardiente” (p. 53).
Otra vez Raquel 8 o MVLl) hace distinciones que no tienen sustento en la teoría y la investigación del transexualismo.
La clasificación más aceptada de este trastorno considera dos tipos de transexuales: homosexuales y no
homosexuales. Claro que son dichos de un personaje y de algún modo coinciden también con lo que sostienen
muchos pacientes.

Raquel: “Yo nunca fui gay, Chispas. Te lo he dicho ya cuántas veces. Pero veo que es inútil. En tu cabezota
miraflorina no caben esas cosas y no lo puedes entender. Un homosexual es un hombre al que le gustan los hombres.
Yo nunca fui un hombre. Yo siempre fui una mujer” (p.54).

Además advirtamos que no es necesario tener una “cabezota miraflorina” para no saber distinguir entre
un homosexual y un transexual, pues muchas veces resulta difícil aún para un profesional hacer el diagnóstico
diferencial.
No sería raro pues que en otro momento Raquel explique que cuando era Pirulo, jugaba a enamorar a las mujeres,
pudiendo pensarse en su carácter autoginefílico.

Raquel: “Digamos que jugaba a ser una chica un poco lesbiana, si quieres. Así me sentía cuando las sacaba a
bailar o las enamoraba” (p.56).
Chispas, hace una pregunta que es una afirmación:

“¿Mujeres que son hombres y hombres que son mujeres y que no saben cómo poner orden al desbarajuste de sus
cuerpos y almas?” (p.59).
No es tampoco exacto que los transexuales “son mujeres que son hombres y hombres que son
mujeres”. ¿El escritor pone esta expresión en boca de Chispas porque el piensa así?.
Los transexuales realmente aspiran a vivir y ser tenidos como miembros del sexo al que no pertenecen. Sin
embargo muchos no pueden conseguirlo por diferentes razones: no tener un cuadro suficientemente claro; problemas
mentales asociados (comorbilidad); no pasar la “prueba de vida” (es decir ser reconocidos un tiempo
como mujeres en la vida social); un físico muy marcado por el sexo biológico al que pertenecen, etc.
Otro concepto equivocado presumimos del escritor (Raquel) tiene que ver con la identidad sexual.

Raquel: “Exactamente. Jóvenes con problemas de identidad sexual, ambigua o indefinida” (p.59).
Los transexuales no son personas con identidad “ambigua o indefinida”, por el contrario su identidad
esta perturbada al extremo de sentir intensamente que no pertenecen a su fenotipo sexual. La ambigüedad o indefinición
sexual es de otro lado propia de las múltiples formas de intersexualidad.
En la ficción todo es posible pero el público puede dar por cierto que es corriente que un hombre sea capaz de
resolver su impotencia de modo tan simple. Es así que Chispas, asegura que la resolvió con el expediente del recuerdo
del intento de beso de parte de su amigo Pirulo cuando eran jóvenes. Para empezar tendría que haber una historia previa
de homosexualidad que no figura para nada en la biografía del personaje.
Veamos las confesiones de Chispas a Raquel:

Chispas: “(Hablando cada vez más bajo.) La verdad es que, no sé cómo decirlo sin que se me caiga la cara de
vergüenza. La verdad, la verdad, es que, para que las cosas me funcionen en la cama, el único remedio es – te
ruego que no te rías, Pirulo, por lo que más quieras – que me des ese beso que no me diste aquella vez en el
Terrazas” (p.70) y luego “Cuando, de repente, porque sí, toda la excitación que yo tenía, que yo creía tener,
se hacía humo: ptss, así.

Y entonces yo sabía que me vendría la desmoralización, la tristeza. La nube negra que me caía encima y me volvía un
hombre inútil. Un hombre sin sexo, un hombre de carbón. Pero, aquella vez, me ocurrió algo increíble. (Pausa.) Me acordé
de ese día en el Terrazas, Pirulo. De ese beso que no me diste, quiero decir. Y, y...” . Completa Raquel :
“(llena de sabiduría.) Y te imaginaste que te lo daba. Y que me besabas tú también. Y eso te inflamó de nuevo. Y
el humo se hizo humo y volviste a ser todo un machito. Y te pusiste como una antorcha, otra vez. ¿Ocurrió así,
Chispas?” (p.71).

Muy en su visión global de la sexualidad MVLl considera prejuiciosos y acomplejados a quienes, ora científicamente, ora
armados de sentido común, no piensan como el. Ocurre que reiteradamente no distingue la sexualidad normal de las
desviaciones sexuales. No es raro en esta obra, como en otras, que adjetive sin reflexión.

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Raquel: “Porque tú eras un machito bobo lleno de prejuicios y de complejos, acuérdate” (p.73).
Resulta que Chispas habría sido amante de Raquel, en la imaginación, y con esta no habría tenido que recurrir al
recuerdo del besito como deciamos líneas arriba. Una terapia novedosa para la impotencia sexual descubierta por el
novelista.

Raquel: “Te seduje al primer momento. ¿Ya lo olvidaste? Y conmigo no te pasó nunca eso que te pasaba con
Luchi o Flori o Camuncha. Conmigo tú eras como un volcán, que crepitaba día y noche” (p.74).
Por último, un recurso del escritor para aumentar la truculencia de la obra, resulta en hacer de Chispas un
personaje sádico. Una idea más, manejada con superficialidad, aunque por azar coincidente con la clínica de los
desórdenes psicosexuales: la asociación de varias desviaciones en una misma persona.

Chispas: “Te pegaba porque me excitaba. Bueno, sí, lo confieso. Porque, después de pegarte, hacíamos más
rico el amor” (p.76).
LOS CRITICOS

Como hemos dicho en otra parte, MVLL arrastra en su desinformación a los mismos comentaristas literarios de su obra
y estos a su vez, refuerzan sus errores. Veamos, entre otros, el caso de José Miguel Oviedo, 2008.

Este autor en su comentario de “Al pie del Támesis” dice del venezolano con desórdenes de género
citado en la obra teatral: “…(Da la casualidad de que quien escribe esta nota también lo conoció, antes y
después de su metamorfosis, y que, por lo tanto, no le cabe duda de que el hecho ocurrió y que su protagonista lo asumió
con naturalidad”.)

No se sabe a que se refiere Oviedo con esa afirmación tan rotunda y que sin duda confundirá a un lector no avisado: si
a la identidad sexual que se define en la niñez o si esto ocurrió después de la operación. Para lo cual debería conocerse
la historia clínica y todo el proceso que se siguió antes y después de la reasignación quirúrgica. Un crítico inducido e
inductor de un error.

Tampoco puede decirse como lo hace Oviedo en el mismo texto “…que Chispas le propinó a su amigo
Pirulo Saavedra para rechazar el inesperado avance homosexual que éste le hizo en un gimnasio”. En rigor para
quien conoce la psicología de los afectados de transexualidad ese no era un avance homosexual.

En otro momento Oviedo, siempre en el mismo lugar, asume la idea popular del “homosexual reprimido”,
inconsciente, bastante cuestionable, que no está documentada científicamente: “… las confesiones de
aquél [Chispas] sobre sus frustraciones sexuales en su vida de casado. Ese pasaje revela que Chispas ha ocultado
todo este tiempo que es un homosexual reprimido y que el puñetazo fue un vano intento por negarlo”. El
puñetazo aludido podría tranquilamente ser más bien la primera reacción frente a quien invade el fuero espacial y más
todavía con un acercamiento tan inesperado.

Señalemos, que Planas, 2008b, es igualmente, seguro como otros críticos literarios, llevado a error respecto a la
clínica de la homosexualidad y por eso también cree en “…una reprimida homosexualidad.” de
Chispas.

Lo mismo pasa con el autor y critico teatral Alegría, 2008, cuando afirma: “Y es así como la obra renuncia a
explorar los misteriosos vericuetos de nuestra sexualidad para acabar habiéndonos mostrado, sin nosotros siquiera
darnos cuenta, las fantasías de un homosexual cincuentón. Apenas eso. “

Pero volvamos a Oviedo, 2008 quien asegura que “Es perfectamente conocida la importancia que el tema
sexual tiene en toda la obra de Vargas Llosa y este texto lo confirma. Para él, es una cuestión cuyas connotaciones
sociales y privadas se entretejen con prejuicios, intolerancia, violencia y desigualdades cuyas raíces son profundas y
difíciles de extirpar: encierra la clave de las grandes pasiones humanas”.

Pocas veces hemos visto un desarrollo tan banal sobre la naturaleza de la sexualidad como el de Oviedo. Sin
embargo, acierta al atribuirle esas ideas a Vargas Llosa quien no se distingue por tratar el tema con rigor ni
creatividad.

Otro despistado es Moreno Uribe, 2008, quién en su artículo “’Al pie del Támesis’ es un
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exorcismo por la libertad”, destaca por lo desmesurado y confuso al tocar el tema de la sexualidad.

Afirma que MVLl aborda “…con prudente elegancia en un mismo espectáculo la temática de la
homosexualidad combinada con la transexualidad,…”.

La transexualidad puede presentarse, en efecto, asociada a la homosexualidad pero no hay manera de saberlo en
el caso de Raquel y, si pensamos en Chispas, este sería homosexual, solo si le aplicamos la idea popular de la
homosexualidad “reprimida” ..

Encontramos total falta de seriedad cuando Moreno Uribe asegura que ”.., conductas o comportamientos
sociales nada convencionales y totalmente trasgresores para la moral y la ética burguesas, sin contar el rechazo que
hay en las naciones socialistas y en regímenes teocráticos a todo aquello que pueda interpretarse como
‘desviaciones de la normalidad´ o cual otra manifestación de la libertad humana”.

El crítico olvida que en las parafilias lo que no hay justamente es libertad y la persona afectada resulta casi un
esclavo de la desviación, que lo lleva a una conducta de carácter compulsivo. El público lo sabe bien porque escucha a
diario las historias de los pedófilos, que reinciden una y otra vez arrastrados por un impulso que no pueden controlar.
Todas las clasificaciones psiquiátricas tratan de las “desviaciones de la normalidad”, que Uribe desdeña
con la frase “ …todo aquello que pueda interpretarse …”. En medicina, psiquiatría y psicología
se distingue entre conductas normales y patológicas.
Luego saca de la galera la idea de la homofobia:”Dicho de otra manera, Mario Vargas Llosa usó el caso
Esdras Parra como pretexto para plasmar en la escena limeña otro lamentable suceso de homofobia no
asumida…”.

Para empezar el término homofobia, Flores, 2007, como se intenta significar, no reúne los criterios de lo que se
conoce en psicopatología como “fobia “. Ha devenido en instrumento político para intentar descalificar a los
que piensan diferente a los grupos gay y su evolución histórica ha alcanzado dimensiones sociales inesperadas..

Sigue el mismo crítico:” Hay, pues, una lectura política muy obvia en Al pie del Támesis, porque sus
personajes son símbolos, aunque el escándalo del sexo sea más sugerente, estridente y muy directo, y puede que
asuste a unos cuantos mojigatos que aún quedan aquí o allá, a los que moran en sus closets de día y de noche salen
cual lobos de cacería”.

Lo que realmente asusta es que haya personas que muestren tanta ignorancia en asuntos tan serios de la
sexualidad humana y tengan acceso a los medios contribuyendo a la confusión de la población.
Finalmente en el máximo exceso Moreno Uribe declara : “Es un espectáculo intelectual para quienes
pretendan reflexionar sobre lo que está pasando más allá de las apariencias, en Lima y el resto del planeta, cuando
los seres humanos pretendan vivir por encima de lo normado, que pretendan tener libertad para escoger”.

¿Recomienda entonces que no hay razón de seguir las normas, y seguro las leyes, en lo que toca a la sexualidad? Si
fuera así ¿por que no en todos lo otros ámbitos de la conducta? Pero también Uribe-Uribe parece creer que los seres
humanos escogemos nuestra condición sexual básica. ¿Podemos elegir ser homosexuales, travestis, exhibicionistas,
fetichistas, etc.?
Finalmente un ejemplo más de cómo los comunicadores especializados en temas de literatura consolidan los
errores del escritor, cuando formulan preguntas que repiten los mismos.

Es el caso de la entrevista concedida a Eráusquin y Sotomayor, 2008, ya citada:


Correo: “El tema de la identidad sexual, que es una de las lecturas de la obra, refleja el machismo absoluto
de nuestro país y el miedo de aceptar formas de vida no convencionales, por decirlo de alguna manera.”
MVLL: Bueno, pero eso es normal, formamos parte de una tradición muy represiva en materia sexual”.

Machismo sería la alusión a la idea de patriarcalismo, que el feminismo desde los años 70 hasta nuestros días ha venido
usando para explicar las relaciones de “dominio” entre los sexos, que muchos investigadores han
descubierto como propaganda más que ciencia, Dutton, 2007; George, 2007; Tracy, 2007.

RESUMEN
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La obra de ficción, el ensayo y las declaraciones de MVLl tienen un denominador común en cuanto a la sexualidad
humana: no se percibe una visión global de la misma y la falta de información actualizada es la regla. Curiosamente el
escritor y sus críticos literarios potencias sus errores recíprocamente.

En Al pié del Támesis se repite lo que ya advertimos en otras de sus novelas, pero acá la cosa es más evidente
porque el argumento se desarrolla alrededor de un muy complejo trastorno, el transexualismo varón-mujer del personaje
Pirulo-Raquel.

Abundan los equívocos, particularmente sobre la identidad y la conducta sexuales; el proceso de los desórdenes de
las identidad genérica y la homosexualidad; la disfunción eréctil, la normalidad y las desviaciones sexuales.
* Vargas Llosa, M. Al pie del Támesis, Alfaguara, 2008

** Escritor y poeta venezolano con al parecer un transexualismo atípico, cuya historia clínica apenas conocemos

*** La disforia de la identidad (el malestar de no vivir con la imagen del sexo de identidad) puede atenuarse o
desaparecer.

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