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Cuando una relación se acaba, pasan muchas cosas por nuestra mente.
El amor de pareja es una de las sensaciones más bonitas de las que puede disfrutar
el ser humano, y saber que alguien te acompaña en los buenos y en los malos
momentos es una de esas cosas por las que merece la pena vivir.
En nuestro artículo “La química del amor: una droga muy potente”, te explicamos
cómo el enamoramiento es capaz de hacerte sentir en pleno subidón, hacerte
sufrir un bajón o hacerte sentir el mono por alguien. Que el amor es como una
droga es totalmente cierto, y tiene ciertos efectos secundarios realmente curiosos.
Son muchas las razones por las que una pareja puede romperse: la infidelidad, la
pérdida de interés por el otro, la falta de comunicación... y es complicado
aprender a vivir sin ese alguien especial, pues la memoria emocional nos recuerda
una y otra vez, esas canciones, esos rincones, esos viajes, esas locuras, etc.
1. El desamor no es lineal
El desamor no es lineal, sino que existen altibajos, por eso es una de las
situaciones que más contradicción puede causar en uno mismo, especialmente en
los primeros momentos de la ruptura. Pese a que el desamor sigue una serie de
fases, uno siempre está expuesto a volver a revivir esos momentos del pasado.
“El duelo amoroso es un proceso que llega a ser más complicado que aquel que se
enfrenta cuando fallece un ser querido, debido a que en el duelo de muerte,
gracias al razonamiento, se da un proceso lineal al saber que una relación
terminó, mientras que en la ruptura amorosa se da un proceso cíclico porque
siempre existe la posibilidad de que se tenga nuevamente el contacto con la ex
pareja.
Ello puede detener el avance obtenido al buscar superar la relación y revive las
emociones, tanto positivas como negativas, que hacen que se vuelva más difícil y
doloroso”.
Eso no quiere decir que no se pueda superar el desamor, pues los circuitos
neuronales que se activan durante el enamoramiento, con el tiempo se debilitan.
Pero el antiguo amor puede volver a activarlos en algunas situaciones, y por eso
los psicólogos recomiendan el “todo o nada”, es decir, no mantener contacto con la
persona de la que hemos estado enamorados, al menos durante un tiempo. Este
tiempo puede ser más largo o más corto dependiendo de la intensidad del
sentimiento y de otros aspectos como la autoestima del individuo.
A diferencia de la pérdida de otro ser querido, en las relaciones de pareja existe un
juego emocional y se experimentan sentimientos de: culpa, odio, inferioridad, etc.,
que pueden perturbar la estabilidad emocional de las personas.
3. Duele… ¡y mucho!
La persona que deja la relación puede, en muchas ocasiones, sufrir menos. Pero la
persona que es dejada suele sentir un dolor más intenso y más duradero por no
entender las causas de la ruptura, y puede percibir la ruptura como un fracaso
personal, afectando negativamente a su bienestar.
Para Sánchez Aragón, el dolor que se siente tras una ruptura amorosa puede llegar
a ser incluso peor que el de la muerte de un ser querido. Tras realizar un estudio
en el que se analizaron las emociones, pensamiento y conductas tras la ruptura
amorosa, concluyó:
Los seres humanos nos podemos adaptar a multitud de situaciones, y podemos ser
resilientes. Cuando la relación se acaba puedes experimentar el peor momento de
tu vida, y puedes sentirte triste y deprimido. Afortunadamente, con el tiempo te
sentirás mejor y le abrirás tu corazón a otra persona especial.