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FACULTAD DE FILOSOFÍA

CARRERA DE COMUNICACIÓN SOCIAL

ANÁLISIS DE LAS REFORMAS A LA LEY


ORGÁNICA DE COMUNICACIÓN

CARLOS FERNÁNDEZ LEÓN

PROFESOR: GUSTAVO CORTEZ, MGS.

DICIEMBRE, 2018
En el tablón del Estado

En términos piratas, ‘caminar por el tablón’ se refiere al castigo que se le realiza a un

miembro de la tripulación por realizar una acción que genere un daño al resto del

grupo y que culmina con su muerte. Algo parecida es la situación actual de la Ley

Orgánica de Comunicación dentro de esta nave llamada Estado Ecuatoriano. Hace

cinco años y cinco meses, este personaje aparecía ‘como por arte de magia’ para

reinar a todo lo que, en este barco, lleno de ratas y rateros, se denominaba

‘comunicar’; algo que en varios sectores provocó reacciones negativas, mientras que

el resto solo acató involuntariamente. Hoy, casi un lustro y medio después, el

antiguo reinante se ha transformado en un polizonte más, al cual se ha acusado de

cometer varios errores que han provocado que esta carabela esté a punto de irse en

picada. Con esta ley a punto de caer al mar del olvido, hay una parte de su cuerpo

que merecería ser rescatada, de acuerdo a varios integrantes de la marinería: sus

normas deontológicas.

Dentro del cuerpo legal, las normas deontológicas se encuentran en el artículo 10 de

esta y constituyen “las siguientes normas mínimas, de acuerdo a las características

propias de los medios que utilizan para difundir información y opiniones” (Asamblea

Nacional, 2013), que todas las personas que realizan comunicación en el país deben

tener en cuenta. En este apartado existen normativas relativas a la dignidad

humana, a los grupos de atención prioritaria; concernientes al ejercicio profesional y

relacionadas con las prácticas de los medios de comunicación social. En los detalles

de estas clasificaciones se pueden encontrar recomendaciones como, por ejemplo,

“Respetar la honra y la reputación de las personas”, “Abstenerse de omitir y

tergiversar intencionalmente elementos de la información u opiniones difundida”

(Asamblea Nacional, 2013), entre otras.


Si a final de cuentas solo quedara el salvar o dejar morir, las normas se podrían

dividir en Positivo y Negativo, donde resaltarían las siguientes:

Positivo:

 Respetar la honra y la reputación de las personas, ya que esto es,

incluso, un derecho humano esencial, aceptado por este país y que debe

perdurar en el tiempo.

 No incitar a que los niños, niñas y adolescentes imiten

comportamientos perjudiciales o peligrosos para su salud, debido a que

son una población vulnerable y se debe cuidar de ellos y generar las

condiciones necesarias para un buen desarrollo y positivo futuro.

 No utilizar en provecho propio información privilegiada, obtenida

en forma confidencial en el ejercicio de su función informativa, ya que

la comunicación es un servicio, mas no un negocio.

 Respetar la libertad de expresión, de comentario y de crítica, algo que

se recalca en la Constitución y en las distintas cartas de derechos

firmadas por el país.

Negativo:

 Rectificar, a la brevedad posible, las informaciones que se hayan

demostrado como falsas o erróneas: este extracto ha sido mal utilizado

durante la vigencia del código, ya que quien administra la comunicación

en el país, la SUPERCOM, otorgaba este derecho a cualquier

información que el gobierno considerara falsa, sin antes realizar el

respectivo análisis de la misma.


 Asumir la responsabilidad de la información y opiniones que se

difundan: para ello, todos los actores sociales deberían asumir la

responsabilidad y no dejarla solo al medio donde se emita.

En el análisis de su permanencia o eliminación por parte de expertos, las posturas

entre los comunicadores son parecidas: se debe eliminar la ley, mas las normas

deontológicas deberían rescatarse, siendo un cuerpo aparte. Diego Cuenca,

periodista de Ecuavisa, cree que este código beneficia al periodismo ya que enseña

cómo tratar casos vulnerables, como, por ejemplo, las relacionadas con menores de

edad. “Y por eso no estoy de acuerdo que dentro de las reformas se haya eliminado

ese artículo, más bien considero que se debió ajustar, mas no eliminarlo”, asegura el

comunicador televisivo. Por su parte, Melissa Gavilanes, redactora de la sección

‘Guayaquil’ de diario Expreso, sostiene que estas normas son positivas, pero que

son un poco redundantes con respecto a otros manuales. “Las normas

deontológicas son parte del código de ética que tiene un medio, que este sea de

acuerdo a su concepción, de acuerdo a lo que ellos piensan, de acuerdo a los

criterios de información que se manejan”, asegura. Además, comenta que cada

periodista debería tener su propio código deontológico, creado sobre la base de sus

principios y criterios, y sumado a las normas éticas que posea el lugar de trabajo.

Diana Llerena, licenciada en Comunicación Social de la Universidad Católica de

Santiago de Guayaquil, asegura no tener una postura definida acerca de la

permanencia o eliminación de las normas, ya que estas tienen puntos positivos y

negativos, por lo que coincide con Cuenca al expresar que la Ley en sí debería

reformarse, mas no desecharla. Ninguno de ellos define su postura sobre qué partes

poder rescatar, ya que sostienen que el cuerpo en sí debería cambiar, no solo

ciertos espacios.
El debate continúa en la Asamblea Nacional y cada nueva cita constituye un nuevo

cambio a lo que en poco tiempo podría pasar de ser humano a una especie de

Frankenstein de lo que debería ser la comunicación nacional, si es que este cuerpo

en borda no termina de hundirse en las aguas de las leyes que alguna vez fueron.

Existen puntos negativos y, a su vez, negativos, dentro de ella, como las normas

deontológicas, la cual también tiene partes a favor y en contra en su contenido. Los

expertos coinciden en una cosa: debe haber cambios, los cuales, a su debido

tiempo, darán resultados que contribuyan al desarrollo (o hundimiento) de este

pequeño barco, que ya ha destruido a grandes buques. Habrá que esperar qué

siguiente paso ordena el capitán.


Bibliografía
Asamblea Nacional de Ecuador. (2013). Ley Orgánica de Comunicación. Quito: Registro Oficial de
Ecuador. Obtenido de Registro Oficial.

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