El abuso de la posición de dominio supone limitar la conducta de un agente del
mercado en una condición de superioridad frente a sus competidores. Sin embargo, el agente dominante no ha obtenido, en la gran mayoría de los casos, su posición ventajosa como resultado de un actuar ilegal o reprochable, sino a través de ser el elegido por los consumidores en virtud de méritos propios. De hecho, puede decirse que un agente es exitoso en un mercado, y No obstante, la Ley le impone al que ha logrado tal posición unas cargas y limitaciones adicionales en su actividad comercial, casi que castigando en lugar de premiando el esfuerzo realizado en el mercado. Las normas peruanas de competencia indican cuáles son esas limitaciones, no sin dejar áreas grises o interpretaciones de la autoridad que se prestan para confusión y, en ciertos casos, desconcierto El sistema constitucional y legal del Perú prohíbe el abuso de la posición de dominio, en la cual ninguna práctica abusiva podría ser amparada por el ordenamiento jurídico, ya que se encuentra censurada. Es importante recalcar que ciertas prácticas comerciales podrían ser prohibidas si una empresa dominante las utiliza sin justificación objetiva. No obstante, muy a menudo es imposible distinguir un comportamiento anticompetitivo de formas legítimas de conducta, sin tener en cuenta sus efectos en el mercado. PROBLEMATICA El problema es que la economía de mercado en el Perú en el aspecto de evitar que se formen posiciones de dominio tiene un gran vacío lo cual muy dañino para la libre competencia No se puede permitir el abuso de la posición de dominio porque no genera competencia, no genera mercado eficiente y no genera crecimiento. La posición de dominio no es en sí misma ilegal o ilegítima, pues la misma puede ser el resultado de que una empresa al competir con otras empresas, logró una posición de superioridad en uno o varios aspectos determinados del mercado. Así, la posición de dominio se puede dar por políticas empresariales que tenga una compañía respecto a la fidelización del consumidor a una empresa o producto a través de estrategias de precios y calidades. En todo caso, el hecho de que haya un dominio por parte de un agente implica mayor vigilancia por parte de las autoridades de competencia, su concurrencia específica en estos casos no es vigilar que las empresas no utilicen aquella posición para afectar de forma directa y negativa a sus competidores y consumidores.