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1.

ENFOQUE SISTÉMICO – VIOLENCIA CONTRA LA MUJER


Según Osso (2003) la violencia contra la mujer es un problema ancestral con
explicaciones sociológicas y de genero que sobrevive […] cuando esta se convierte en un
estilo comunicacional y es apoyado por los sistemas familiares autoritarios.
Por otro lado, Charles, Fishman y Rosman (1988 - 2005) consideran que el abordaje desde
este enfoque debe centrarse más en el cambio que en la cura. Ya que la curación se asocia
con enfermedades o síntomas que están presentes o ausentes, mientras que el cambio se
refiere más al proceso y la interacción. También el cambio se vehiculiza por medio del
lenguaje, de allí la importancia de estar atentos a todo tipo de lenguaje en el proceso.

2. EL CIRCULO DE LA VIOLENCIA
Por su parte, Walker (1979) identifica momentos o episodios recurrentes que se
retroalimentan unos a otros de forma circular, sin que los participantes logren percatarse
de tal evento.

a. Acumulación de la tensión:
Esta etapa puede tener una duración indeterminada, desde días, semanas,
meses o años. Aquí ocurren incidentes menores como gritos o pequeñas
peleas.
Se acumula la tensión y aumenta la violencia verbal. La víctima interpreta
estos incidentes como casos que puede controlar, que no se volverán a
repetir o que simplemente desaparecerán.

Una de las características de esta fase es la auto culpabilización de la


víctima: trata de "complacer" al agresor y cree que está en su mano hacer
que no se repitan los incidentes, por este motivo él no se siente culpable
de su comportamiento.

b. Estallido de la tensión:
Es la descarga incontrolable de las tensiones que se han acumulado en la
fase anterior. Esta vez la falta de control y la destructividad dominan la
situación.
Se producen las agresiones físicas, psicológicas y/o sexuales.
La víctima primero experimenta una sensación de incredulidad que le lleva
a paralizarse y a no actuar hasta pasadas unas 24 horas para denunciar o
pedir ayuda. En esta fase es común que la víctima sufra tensión
psicológica, insomnio, ansiedad, que permanezca aislada, impotente o que
evite contar lo que ha ocurrido.

c. Luna de miel o arrepentimiento:


Se caracteriza por una relativa calma, en la que el agresor se muestra
cariñoso, amable, incluso arrepentido, llegando a pedir perdón y
prometiendo que no volverá a suceder.
Este periodo dificulta en muchas ocasiones la posibilidad de que la víctima
denuncie la situación, puesto que el comportamiento amable de su pareja
le hace pensar que quizá haya sido solo un suceso que nunca más se va a
volver a repetir.

Después de la fase de arrepentimiento se vuelve a la primera, la de


acumulación de la tensión y después a su estallido, convirtiéndose así en
un círculo o el ciclo repetitivo.

3. SISTEMAS AUTORITARIOS
Son familias donde existe violencia hacia los miembros más débiles o con menos
poder como son las mujeres o niños. Es un sistema rígido donde el ejercicio del
poder está concentrada en una sola figura y no es compartido.

4. ESTEREOTIPOS SOCIALES TRANSMITIDOS A VARONES Y


MUJERES POR LA CULTURA Y LA FAMILIA QUE CONLLEVAN A
SITUACIONES VIOLENTAS.
Para Ravazzola (1997) los supuestos validos masculinos transmitidos por la
cultura y la respuesta a ellos por parte de la mujer son las siguientes:

CREENCIAS SUBYACENTES EN EL VARON

Sólo él tiene capacidad para determinar qué está bien y qué no está bien.

Su mujer y sus hijos carecen de aptitudes para:

• Estar en desacuerdo con su modo de pensar e irse

• Rebelarse ante una orden

• Hacer lo que creen es bueno para ellos mismos según su propio criterio y
asumiendo las consecuencias.

La sociedad lo hace responsable de que se cumplan en su familia los


estereotipos:

• Que el hombre sea la autoridad de la casa

• Que la mujer sea su aliada, encargada de la infraestructura doméstica y de la


crianza y socialización de los hijos.

• Que la hija mujer no tenga vida sexual prematrimonial

• Que el hijo varón se muestre “supersexuado”

El hombre puede llegar a cualquier extremo para sostener esos valores, los actos
violentos no son punibles. Son el cumplimiento del deber social.
RESPUESTAS DE LA MUJER:

• Desestiman o asignan poca importancia a las primeras manifestaciones de


violencia.

• Se someten.

• Se avergüenzan

• No facilitan y hasta dificultan la acción de su defensa

• Reaccionan tardíamente, a veces cuando ya están en situación de alto riesgo por


lesiones físicas psíquicas graves

• Vuelven con su castigador

• Dicen amarlo

5. LAS CREENCIAS O IDEAS EN LOS SISTEMAS AUTORITARIOS –


AMILIAS VIOLENTAS QUE CONTRIBUYEN A PERPETUAR EL
ABUSO
Además, Ravazzola (1997) indica que algunas de las ideas o creencias de sistemas
autoritarios y de circuitos relacionales, donde se practican abusos son las
siguientes:
 Discutir o consensuar es peligroso, hace perder el tiempo cuando hay que
tomar decisiones.
 Quien es superior y responsable es quien debe ser obedecido y tiene
derechos sobre sus subordinados”.
 “Las organizaciones deben ser verticales o piramidales”.
 No es bueno meterse en los problemas entre marido y mujer. Es preferible
que se las arreglen entre ellos”.
 La privacidad familiar debe ser respetada: al fin y al cabo, qué pareja no
tiene problemas”.
 Los trapos sucios se lavan dentro de casa”.
 “Los hombres representan tanto a los hombres como a las mujeres. Las
mujeres representan solo a las mujeres”.
 Las mujeres son quejosas”.
 Las mujeres son un misterio, por lo tanto, son amenazantes”.
 La mujer se encarga del mundo privado y el hombre del mundo público”.
 El hombre es responsable por el funcionamiento de su familia y tiene que
mostrar y ejercer su autoridad”.
 Nadie tiene derecho a intervenir en algo que ocurre con MI hijo o con MI
mujer”.
 En mi casa mando yo, El dueño soy yo”.
 No soy un saco largo, en mi casa soy yo quien lleva bien puestos
los pantalones”
CICLO DE LA ENTREVISTA EFECTIVA

. Escuchar con empatía

. Actuar . Definir la situación

. Acordar un plan de acción . Sintetizar y explicar

. Plantear las posibles actuaciones


PAUTAS DE ENTREVISTA PARA VÍCTIMAS DE VIOLENCIA (Labrador y
Rincón, 2002)

-Asegurar la confidencialidad

-Justificar la necesidad de preguntar

-Normalizar reacciones normales ante situaciones anormales

1. ¿Cómo describiría usted el maltrato al que se ha visto sometida?

2. Explíqueme de la manera más clara posible lo que pasa o siente al respecto.

3. ¿Podría describir detalladamente la última vez que esto sucedió?

4. Cuándo y cómo sucedió por primera vez

5. Cuál ha sido el incidente más grave: con qué frecuencia sedaba el maltrato?
¿Cuántas veces en el último año que vivieron juntos? O ¿y en el último mes de
convivencia?

6. ¿El maltrato ha afectado a sus hijos? ¿De qué manera? (le ha maltratado en su
presencia, ha amenazado con maltratarlos a ellos o lo ha hecho)

7. ¿De qué manera le ha afectado este problema en su vida?

8. ¿En qué momento o situación el problema ha sido más intenso o le ha afectado más?

9. ¿En qué momento o situación ha tenido menos intensidad o le ha afectado menos?

10. ¿Cómo sitúa su estado actual, en relación a sus dos momentos anteriores?

11. ¿Qué ha hecho usted para solucionar este problema?

12. ¿Qué resultados ha obtenido con esto?

13. ¿ha denunciado el maltrato?

14. ¿Le ha contado este problema a alguien? ¿A quién?

15. ¿Ha recibido algún tipo de tratamiento debido a este problema? ¿Cuándo y por qué lo
abandonó?

16. ¿Ha tenido algún trastorno psicológico alguna vez?

17. ¿Ha sufrido anteriormente algún tipo de maltrato?/ ¿ha habido en su familia
de experiencias de maltrato?

18. ¿Ha tenido algún intento o pensamiento persistente de suicidio?

19. ¿Qué esperaría conseguir al finalizar un tratamiento psicológico si lo llevara a cabo?


6. TÉCNICAS
EXTERNALIZACIÓN:
consiste en que los consultantes les asignen un nombre a los síntomas para poder
comenzar a recuperar su autonomía.
Un ejemplo puede ser cuando un consultante manifiesta sentirse “angustiado”,
frente a la situación, él terapeuta invita al consultante a asignar un nombre a lo
que siente y él consultante le dice que es una “angustia agobiante”, seguido a lo
anterior, él terapeuta comienza a preguntarle cómo la “angustia agobiante” logra
hacer que él se paralice y no pueda sentirse seguro de las cosas que hace a diario.
En adelante el consultante comienza a referirse a la “angustia agobiante” como
algo externo a él contra lo cual debe luchar para recuperar la confianza en sí
mismo.
Desde esta postura las tienen dificultades, es decir, rescatar a la persona para que
luche contra los síntomas. Generando en el consultante una actitud activa frente
al problema.

7. TERAPIA NARRATIVA – UN CAMINO HACIA LA LIBERACIÓN


Según White (2001) en el trabajo terapéutico con personas que sufren violencia,
se trabaja en las variables psicológicas que hacen vulnerable a la persona frente a
la agresión.
Si bien se busca fortalecer a la persona para que sea capaz de dar el paso de romper
el ciclo de la violencia, no se llega a la reflexión social necesaria para que la
persona cuestione los valores de la cultura dominante y decida más libremente su
forma de vivir.

Antes de iniciar un abordaje terapéutico, es esencial intentar aproximarnos al


marco de referencia de la mujer agredida, captar su mundo emocional, adaptarse
a su ritmo, considerar el momento del ciclo de la violencia que está viviendo y su
modo particular de vivirlo, sus discursos, la forma de relacionarse con el agresor,
sus redes de apoyo y los factores inhibidores e impulsores del quiebre del ciclo de
la violencia. Sobre esta base, proponemos las siguientes acciones:

a. BRINDAR UN ESPACIO TERAPÉUTICO PARA LA EXPRESIÓN:


Es muy importante brindar un espacio de la expresión emocional, donde se
valide su experiencia y se trabaje a partir de su relato. Para ello, una actitud
empática, aceptadora y auténtica por parte del terapeuta debiese generar un
espacio apropiado para que la persona se disponga a narrar su experiencia,
muchas veces vivida con culpa o vergüenza o silenciada por prácticas sociales
que impiden su expresión.
Es importante reiterar que esta actitud de escucha debe brindarse en forma
incondicional, es decir, no puede depender de que la mujer agredida tome
decisiones de ruptura o denuncia de la agresión.

b. RECONOCIMIENTO DE LO VIVIDO:
En muchas ocasiones las personas no reconocen que viven distintas formas de
violencia. En estos casos se torna relevante explorar el constructo que la
persona tiene de violencia, para encaminarla a un reconocimiento de sus
experiencias que movilicen su situación de vida.

c. EXPLORAR EL SOPORTE SOCIAL DE LAS NARRATIVAS


DOMINANTES:
La subyugación a los discursos dominantes por parte de los afectados influye
en los distintos tipos de violencia, pues conlleva a que la vida de las personas
se vuelva tan restringida que dificulta el camino hacia la autorrealización, la
potenciación de los recursos personales y la conexión con el propio cuerpo.
Proponemos de los relatos que sostienen la invisibilización y naturalización
de la violencia, y permitir a la mujer que tome una postura respecto de esos
discursos. Siguiendo a White (1994), proponemos examinar la deconstrucción
y externalización de los relatos que se reciben para desempeñar el rol
femenino a través de, por ejemplo, recortes de prensa o anuncios publicitarios,
o a través de mostrar y discutir las historias familiares que refuerzan dichas
creencias culturales sobre la mujer.

d. CENTRARSE EN LAS RESPUESTAS A LA VIOLENCIA:


Es la reconstrucción de identidad, se busca que la persona trascienda su
discurso dominante. Para esto, se propone utilizar el enfoque de respuestas
frente al trauma de Yuen (2009), ya que rescata la idea de que nadie es un
receptor pasivo al trauma. Esto quiere decir que las mujeres siempre realizan
acciones para prevenir la violencia o modificar los efectos que esta tiene en
sus vidas. En este sentido, el/la terapeuta tiene que estar atento a todas aquellas
manifestaciones que hagan alusión a recursos personales, a respuestas frente
a la violencia. Cuando estos elementos son percibidos, es necesario que sean
resaltados y explorados en detalle para ir construyendo una historia
alternativa, posibilitando una identidad que no esté determinada por la
violencia y que permita aumentar el sentido de agencia personal. Esta
sensación de mayor agencia personal aliviana la carga de victimización,
empoderando a la persona y ayudándola a visibilizar sus herramientas para
cambiar su situación.
Teniendo como finalidad que la mujer decida respecto a su vida (dejarlo o
perdonarlo) habrá sido escogido desde una posición de control y no de
desamparo.
e. FAVORECER LA CONEXIÓN CON LA VIDA:
Frecuentemente en terapia conocemos a personas que se encuentran tan
envueltas por su sufrimiento que están resignadas a vivir la vida de esa forma.
Un objetivo imprescindible en la terapia es que la persona pueda sentir que
existen alternativas, conectarse con la esperanza y construir proyectos de vida
más satisfactorios, que le brinden un sentimiento de realización personal. Para
esto es necesario ofrecer a la persona en terapia la oportunidad de elegir lo que
quiere para sí misma, una forma de vida preferida hacia la cual orientar sus
esfuerzos.

f. ESTABLECER NUEVAS RELACIONES DE CONFIANZA:


En situaciones de violencia es habitual que la persona que recibe la agresión
vea alterada su conexión con el mundo y con las personas, y se pierda la
confianza en el otro. Por esto, se propone reconstruir la conexión con el
mundo, fomentando el establecimiento de nuevas relaciones de confianza
(Pérez-Sales, 2004). El objetivo de esto es que la persona logre establecer
relaciones genuinas y simétricas, donde pueda experimentar emociones
expansivas. Para esto es necesario reconectarla con sus redes sociales de
apoyo, especialmente con quienes brindan un espacio de contención dentro de
su propio círculo social, así como integrarla a espacios terapéuticos en los que
tenga la posibilidad de conocer los testimonios de otras personas que han
transitado por caminos similares.

g. ENCONTRÁNDOSE CON LA FORTALEZA INTERIOR:


Reconocerse dentro de un sistema de violencia rompe la homeostasis de un
sistema, dejando a la persona a la deriva. El fortalecimiento otorga la
posibilidad de enfrentar la sensación de vulnerabilidad y recuperar el
equilibrio. Para esto proponemos favorecer los espacios en donde la persona
pueda conectarse con su cuerpo y ser interior. Así también, ayudarla a
reconocer y valorar aspectos de sí mismas que permanecían invisibilizados
por la victimización. Todo esto, en conjunto con la apertura de un espacio
social en que la mujer pueda participar y desarrollarse efectivamente,
desembocará en una mayor sensación de fortaleza y seguridad que permitirá
a la persona realizar los proyectos construidos a través del proceso terapéutico.
8. RECOMENDACIONES:

. Definir claramente los objetivos de la entrevista.


. Ser atendida en el momento emocional en que lo necesita.
. Reconocer su situación en la actualidad. (Pérdida de relaciones, dependencia,
despersonalización), y como era en el pasado.
. Normalizar sus reacciones y emociones.
. Sentir que el cambio es posible.
. Tener en cuenta que el mensaje puede ser distorsionado, y evitar, al conocerlas,
las barreras de comunicación.
. Evitar los prejuicios y analizarlos para mantener una mejora en el proceso de
comunicación.
. Prestar atención a la retroalimentación.
. Poner fin a la impunidad y tomar medidas para eliminar la violencia.
. Ejercer liderazgo para poner fin a la violencia.
. Fortalecer la base de conocimientos sobre todas las formas de violencia contra
la mujer para ilustrar la elaboración de acciones y estrategias.
9. REFERENCIAS:

Ravazzola, M. (1997) Reflexiones sobre las relaciones de autoridad en las


familias” Perspectivas de terapeutas. Recuperado de:
libroe_2007/0004537/15_12.pdf

Osso (2003) “Mujeres violentadas: La perspectiva sistémica” Revista de


psiquiatría y salud mental Hermilio Valdizan. Vol IV Recuperado de:
http://www.hhv.gob.pe/revista/2003II/7%20MUJERES%20VIOLEN
TADAS.pdf

Yuen, A. (2009) “Menos dolor, más ganancia: Exploraciones de las respuestas


versus los efectos cuando se trabaja con las consecuencias del
trauma”. Recuperado de: https://dulwichcentre.com.au/menos-dolor-
mas-ganancia-angel-yuen.pdf

Walker, L. E. (1979). The battered woman. Nueva York: Harper y Row.


Recuperado a partir de
https://www.ncjrs.gov/App/Publications/abstract.aspx?ID=54451.

White, Michael (1994) Guías para una terapia familiar Sistémica. Gedisa,
Barcelona España.

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