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Cortita y al Pie: En primer lugar quisiéramos preguntarles ¿cómo fue surgiendo la idea de pensar el Bachi

en Revuelta? ¿Hubo experiencias previas? ¿Cuáles?


Bachi: La educación popular atravesó Revuelta desde que empezó a trabajar acá en la Vuelta del
Paraguayo, allá por el 2005. Primero, con algunos talleres de apoyo escolar o de índole artística. Luego
en el 2013, después de una inundación grande, realizamos un censo y ahí nos dimos cuenta que había
muchas personas en el barrio que no estaban alfabetizadas, y muchas otras que aún no habían
terminado la escuela secundaria. Ese mismo año, empezamos a trabajar la alfabetización con el método
cubano “Yo sí puedo”, al mismo tiempo que comenzamos a investigar sobre los bachilleratos populares,
soñando con poder dar un salto más grande. Recién a fines del 2013, nos decidimos finalmente a
comenzar con el proyecto del Bachi. Tuvimos un primer año que fue de formación y conformación del
grupo pedagógico, y también de trabajarlo en el barrio, difundiendo la idea y hablando con las personas
a ver si estaban interesadas. Ahí comenzamos a armar el proyecto educativo y las currículas de acuerdo
a lo que pedía el Ministerio. Este año de formación se dio a la par de los procesos de alfabetización que
veníamos llevando a cabo. A fines del 2014 hicimos la primera inscripción general y en 2015
comenzamos con las clases que continúan hasta el día de hoy.

CP: ¿En todo este proceso tuvieron contacto con otras experiencias de escuelas de gestión social?
B: Nos acercamos, primero, a conocer las experiencias más cercanas, es decir, la de los bachilleratos que
existen en Rosario; el Bachillerato “Ética” que era del movimiento “Giros” (lo que actualmente es Ciudad
Futura) y el Bachillerato de la Tablada. Después nos fuimos a Buenos Aires a conocer tres bachilleratos
populares que pertenecen al Movimiento La Dignidad. Ahí nos empezamos a interiorizar sobre distintas
cuestiones, sobre todo el tema -y problema- del reconocimiento estatal a este tipo de experiencias. En
Buenos Aires, a diferencia de lo que pasa acá, como fruto de procesos de lucha que llevaron años, los
Bachi son reconocidos por el Ministerio de Educación. Estos encuentros nos sirvieron mucho. Nosotros
aprendimos de sus trayectorias, ellos nos compartieron materiales y experiencias, pero sobre todo nos
animaron a que arranquemos, porque teníamos algunas dudas e inseguridades… era nada menos que
empezar con una escuela. En todo sentido, conocer estas experiencias nos dio un empujoncito para
encarar nuestro propio proceso.

CP: ¿Cuáles son las ideas o principios que guían al Bachi?


B: Uno de las ideas principales que guían al Bachi es la horizontalidad. En el Bachi no hay directivos, en
un sentido estricto, y las decisiones se toman en las Asambleas donde participan estudiantes,
educadores y coordinadores, es decir, todos lo que estamos de alguna manera involucrados en el
proyecto educativo. También existen otras instancias de decisiones, donde se mantiene una lógica
horizontal, como son los grupos pedagógicos o las reuniones de educadores por áreas.
Otro de los ejes políticos-pedagógicos que guía nuestra práctica es la idea de “educación
popular”. Esta idea tiene que ver con concebir al conocimiento como una construcción colectiva a partir
del diálogo, del intercambio y la posibilidad de compartir lo que cada uno es y trae por su propia historia
de vida al Bachi. Y que a su vez, esa misma construcción del saber nos permita ir cambiando a nosotros
mismos y aquellas cosas que no nos gustan. A partir de cada particularidad se busca construir un
conocimiento que, si bien tenga en cuenta la prescripción del Ministerio, también tenga como eje
aquello que quienes participan en el Bachi viven y sienten. En este sentido, pensamos que la escuela no
es sólo el lugar donde venimos a aprender ciertos contenidos, sino que es mucho más. Es el lugar donde
aprendemos a relacionarnos con otras personas, donde aprendemos a escuchar otras voces, aunque no
sea siempre lo que queremos escuchar, donde aprendemos a mirar de otra manera las cosas. Por todo
esto, entendemos a la escuela como una forma más de construir ese barrio que queremos y ese barrio
que queremos es solidario, justo e igualitario.

- Yo como estudiante me siento muy bien en el Bachi, muy cómodo. Comencé el año pasado y fue para
mí una experiencia totalmente nueva y muy rica. Me sume porque venían mis hermanos y una tía. Yo
notaba como ellos venían entusiasmados de las clases y el empeño que ponían en estudiar, cuestión que
me llamo mucho la atención. Compartir clases con ellos el año pasado me hacía sentir muy cómodo, me
daban ganas siempre de expresarme, de decir lo que pensaba y de escuchar a los demás. Por otra parte,
la horizontalidad que recién mencionábamos, también se da en las clases, en la relación entre el
educando y el educador, hay un buen trato, un trato de iguales. No hay una presión a la hora de aprender,
sino que se respetan los tiempos, por ejemplo, si te atrasas en algo se revé, se vuelve a explicar sin
problema.

-Otra cosa muy importante del Bachi y la educación popular tiene que ver con actividades que no pasan
adentro del aula; jornadas de socialización, salidas, experiencias transversales como el Club de Ciencias
u otro tipo de actividades que exceden al espacio áulico. Para nosotros no son actividades
extraescolares, sino que son parte de la escuela. Nos parece muy importante plantear la construcción
del saber a partir de la ocupación del espacio público en sus múltiples maneras. Sobre todo el hecho de
transitar lugares que tradicionalmente no iríamos si no fuese por el Bachi como museos, muestras de
artes, teatro, cine charlas y etc. Estas salidas tratamos de fomentarlas como parte fundamental del
proyecto educativo que proponemos.

CP: Una de las cuestiones que nos llamaban la atención es la vinculación entre escuela y territorio, en la
que suelen insistir ¿Nos pueden comentar un poco como piensan esta relación? ¿Por qué le dan tanta
importancia?
B: Uno de los principios de la educación popular es justamente concebir que la construcción del
conocimiento, no sólo es colectiva, sino que siempre parte del aquí y ahora. Nuestro aquí y ahora es
nuestro territorio y no tiene sólo que ver solamente con el espacio físico de lo que es la Vuelta del
Paraguayo, sino que tiene que ver también con la manera en que nosotros pretendemos que sea. Por
eso hablamos de “construcción” del territorio. Se trata de las relaciones sociales que queremos tejer
dentro y a través de ese territorio. Por eso, entendemos que el Bachi no puede ser una institución
desvinculada de las maneras en que se desenvuelve y se va construyendo esa territorialidad, sino que
tiene que ser un lugar para potenciar las relaciones sociales y las formas de construcción territorial.
Algo fundamental que tenemos presente a la hora de pensar el proyecto educativo, las currículas y las
clases tiene que ver con insistir en la idea y en el objetivo de que siempre podamos territorializar lo
aprendido. Que lo aprendemos sirva como herramienta para mejorar y construir un territorio nuevo,
más justo. Entendemos que la construcción del conocimiento no puede darse de manera aislada del
territorio, y que también aquello que aprendemos tiene que tener una vinculación fuerte con el
territorio y la vida cotidiana.

CP: ¿Cuentan con recursos como biblioteca e instrumentos tecnológicos para las clases y el aprendizaje?
B: Contamos con una pequeña biblioteca con libros agrupados por materias y áreas. También tenemos
un proyector con una pantalla y compus. Los docentes lo utilizaban mucho. El año pasado, por ejemplo,
nos pasaban videos para que entendemos temas de historia argentina. Ahora estamos mejor porque
tenemos internet acá, entonces las compus se pueden usar muchas veces para buscar información.
También es muy frecuente que se usen como recursos para aprender distintos juegos, dinámicas… o
experimentos en Ciencias Naturales, por ejemplo. A veces las propias materias van haciendo sus
recursos como maquetas de los átomos, afiches sobre las células y así. En las clases se da importancia a
la parte práctica, y no sólo teórica.

CP: ¿Dónde creen que radica el potencial de este modelo de escuela?


B: Yo creo que una de las principales diferencias con el modelo tradicional de escuela es el trato y la
relación que se da entre el educando con el educador, hace que sean más fluidas y llevaderas las clases,
que se puede dialogar más. También es importante el tema de las asambleas. En las escuelas
tradicionales las decisiones las toman los directivos, en las reuniones plenarias no van los estudiantes.
Acá en cambio se toman decisiones entre todos y todas, cada cual aporta su opinión y es tenida en cuenta
a la hora de rever y cambiar cosas que se hacen en el Bachi. Eso para mí es muy bueno.
- Sí, también a veces los estudiantes hacen críticas constructivas a las distintas áreas. Creo que esa
misma horizontalidad de diálogo nos va a permitir que, cuando el Bachi siga creciendo y empiece a venir
más gente de otros lados, poder seguir teniendo en cuenta las necesidades y lo que cada persona piensa.
Si los canales de diálogo y comprensión mutua que intentamos que se den en las asambleas y en cada
ámbito del Bachi se siguen manteniendo y fortaleciendo, creo yo que tenemos asegurada la flexibilidad
que vamos a necesitar para crecer.

CP: ¿Cuáles son los obstáculos o limitaciones que encuentra actualmente?


B: Hoy en día la cuestión del reconocimiento estatal es un obstáculo importante, en el sentido de que
hay mucha gente que no se suma al Bachi porque no están seguros de que cuando terminen vayan a
tener su título. Si bien a partir de la lucha del año pasado estamos mejor, todavía no está resuelta la
situación.

CP:¿Podrían comentarnos brevemente cómo fue ese proceso?


B: El año pasado después de la jornada afuera del Ministerio de Educación del 31 de octubre, se
consiguió que todos los estudiantes que estaban cursando en el Bachi tengan la posibilidad, una vez que
terminen los tres años de cursado, de rendir unos exámenes del Ministerio para que se les den los
títulos. Estos exámenes globalizadores son diez, de distintas las materias de la escuela secundaria,
nuestros estudiantes de la primer camada (2017) los rindieron y los aprobaron. El mismo proceso van
a tener que hacer las camadas 2018 y 2019. Con lo cual todavía el reconocimiento es una lucha del Bachi
y el problema de los títulos tuvo una resolución provisoria.

- Después otros desafíos más generales, que se viene pensando desde Revuelta, pero también es una
intriga de otros Bachilleratos, tiene que ver con la particularidad de estas experiencias y la dificultad
que esto implica para llevarlas y de pensarlas como “modelos” de Escuela para otros barrios o lugares.
El Bachi es la primera la experiencia de este tipo en la ciudad y su dinámica está pensada, como
decíamos territorialmente, desde la Vuelta del Paraguayo, desde la realidad, necesidades y problemas
propios de la costa. Se nos han acercado organizaciones y nos han traído la inquietud que puede
resumirse en la pregunta de “¿cómo se organiza un Bachi en nuestros barrios o territorios?” y es una
pregunta en la cual nos sentimos, todavía, sin demasiadas herramientas para recomendar qué hacer. En
el sentido, de que vemos que nuestro camino es muy particular, que todo el proceso de pensar el Bachi
tiene que ver con la particularidad de nuestro barrio y del modo en que se organiza y se piensa Revuelta,
es que nos cuesta responder a cómo replicar la experiencia en otro barrio. No sé si es un obstáculo, pero
es al menos algo que a nosotros todavía nos cuesta pensar. Pensamos que estaría buenísimo que haya
Bachi en muchos otros lugares, porque es una experiencia educativa alternativa y muy potente, pero
bueno nos cuesta pensar cómo dar una respuesta clara la pregunta de ¿de cómo llevar esta experiencia
a otro lado?

CP: ¿Cuáles son los desafíos actuales del Bachi?


B: Este año tuvimos como desafío que, después de que se consiguen provisoriamente los títulos, se
acercó mucha gente y eso fue algo inédito para el Bachi. Arrancaron muchos más estudiantes, tenemos
tres cursos funcionando al mismo tiempo, se sumaron muchos docentes. Todo esto implicó que se haga
muy difícil la articulación de todo y por eso se decidió hacer la coordinación del Bachi que antes no
existía. Ahí participan pocas personas que no están dando clases, y se encargan de cuestiones de
logística y organización. El crecimiento siempre va a llevar a que tengamos que repensar la estructura
y modalidades de organización del Bachi.

-Otro desafío creo que es la cuestión de qué pasa con las trayectorias de los estudiantes después de que
terminan Bachi. Nos queda siempre seguir pensando cómo acompañarlos ya desde otro lugar con lo que
quieran hacer, sea empezar algún emprendimiento o seguir sus estudios.

-A principios de año otro desafío fue volver a armar los grupos. A mí me parecía que iba a ser algo difícil
cursar con gente nueva, pero en realidad la mayoría uno ya lo conoce desde chicos porque son vecinos
y vecinas del barrio. Hoy al grupo que se hizo en 2do no lo cambiaría, porque es un bueno, somos re de
hablar, de dar ese espacio para que todos opinemos. Si alguien no entiende siempre alguien le explica o
intenta ayudarlo. En mi grupo veo mucho empeño y ganas de querer aprender. Cuando, por ejemplo,
alguien falta por distintos motivos intenta pedir las cosas para no atrasarse. O también hubo casos de
compañeros que casi dejan y ahí entre todos lo convencemos de que no deje porque esta oportunidad
no se da en otros lados. Hay que aprovecharla.

CP: -¿Recomendarían el Bachi? ¿Por qué?

B: - Yo recomendaría el Bachi una y mil veces. La forma que hay de estudiar acá es muy especial, siempre
aprendemos cosas nuevas día a día, entre todos. También tenemos la posibilidad de expresarnos acerca
de cómo entendemos o qué pensamos de cada tema y de las clases. En otras escuelas es sólo uno quien
dice “acá se hace así” y se tiene que hacer de esa manera. Acá se permiten muchos modos de estudio y
eso hace que uno se sienta bien. Por ejemplo, en clases de inglés del año pasado trabajamos mucho con
fotocopias y nos costaba pronunciar bien el idioma, y este año, por nuestra sugerencia, las educadoras
incorporaron videos y creo que es mejor para poder mejorar la pronunciación. Además acá uno sabe
que tiene el apoyo de los educadores, que se preocupan por uno. Faltas y te mandan un mensaje si estás
bien o te paso algo. Uno se siente muy acompañado en todo el proceso de aprendizaje. Por eso
recomendaría el Bachi.

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