Vous êtes sur la page 1sur 9

REVISTA DE CRÍTICA LITERARIA LATINOAMERICANA

Año XXXI, Nº 62. Lima-Hanover, 2do. Semestre de 2005, pp. 97-105

HACIA UNA IMAGEN DE LA NOVELA PERUANA


SEGÚN ANTONIO CORNEJO POLAR:
APUNTES PARA UNA CARACTERIZACIÓN

Oswaldo Voysest
Beloit College

Introducción
Este trabajo parte de y se inspira en el libro de Antonio Cornejo
Polar, La novela peruana. Como lo indica el título, este aporte no
pretende de ninguna manera ser una visión íntegra o total del te-
ma. No se debe esto al limitado espacio de este artículo o acaso a
falta de conocimientos más amplios; se debe a la naturaleza misma
del libro de Cornejo Polar. El libro se compone de una serie de es-
tudios acerca de un número de novelas consideradas valiosas en la
historia de la literatura peruana, donde el mismo Cornejo Polar
reconoce su limitación.
En la introducción al libro, Cornejo Polar afirma la necesidad
de realizar análisis monográficos de obras específicas antes de pa-
sar a dar visiones más amplias del proceso histórico de la novela.
Su libro, precisamente, venía a ser este paso inicial “para la cons-
trucción de una historia de la novela en el Perú” (10). Aunque re-
conoce que mucho de circunstancial tenía la selección de las siete
novelas que componían la primera edición de 1977 (en la segunda
se añaden seis novelas más), afirma que ellas “constituyen verda-
deros hitos en el desarrollo de la novela peruana y su estudio pue-
de ofrecer una imagen de las tensiones que recorren la producción
de nuestra narrativa mayor” (10). Por lo tanto, el libro de Cornejo
Polar no aspiraba a brindar una versión orgánica, toda inclusiva y
cabal de la novela peruana, sino a mostrar sus pautas interpreta-
tivas y metodológicas, que combinaban categorías más amplias
que las literarias, para entender el desarrollo de la novela dentro
del marco de la sociedad peruana a través del estudio de la estruc-
tura y significación de obras representativas. De ahí que este tra-
bajo tampoco pueda brindar una visión totalizadora o abarcadora,
sino que se presenta como apuntes para una caracterización de la
novela peruana según Antonio Cornejo Polar.
98 OSWALDO VOYSEST

Debo también recalcar que la caracterización que busco ofrecer


no toma en cuenta (o lo toma en cuenta muy someramente) las
ideas de las dos últimas etapas críticas de Cornejo Polar. Ya el filó-
sofo peruano David Sobrevilla ha destacado las cuatro etapas de la
evolución crítica de Antonio Cornejo Polar1. En breve, la primera
va desde 1950 hasta la publicación de su Edición y estudio del
“Discurso en loor de la poesía” en 1964; la segunda va desde 1964
hasta 1977 con la publicación de la primera edición de La novela
peruana; la tercera, su etapa de madurez, desde 1977 hasta 1994
cuando elabora con más detalle su propuesta sobre la heteroge-
neidad cultural; y la cuarta, hasta 1997, cuando se dedica a estu-
diar la categoría de migrancia, del migrante, como una categoría
que en cierta medida sustituye la de heterogeneidad cultural. En
este trabajo pretendo brindar algunas pautas para entender las
ideas que tenía Antonio Cornejo Polar acerca de la novela peruana
en su segunda etapa crítica, pero también busco, en algunas ins-
tancias, aclarar sus ideas con algunos de sus planteamientos pos-
teriores.
Es de gran relevancia el afán pedagógico y didáctico del libro
La novela peruana, como el propio Cornejo Polar destaca en la in-
troducción. Él mismo recalca que nada le sería más grato que su
libro sirviera al alumno, pues nació en el aula (9). Es con este
mismo ánimo que presento este artículo y en memoria del maestro.

La novela peruana
Desafortunadamente y pese a una amplia producción de no-
velas, particularmente en los últimos años, no se ha realizado has-
ta la fecha un estudio crítico cabal de conjunto sobre la novela pe-
ruana. Es cierto que se han publicado estudios sobre la narrativa
peruana del siglo XX, el indigenismo y también de la conocida na-
rrativa urbana de los años 50, pero ninguno de ellos ha aspirado a
dar cuenta de lo que, tomando prestado parte del título de un libro
de Antonio Cornejo Polar, ha sido la formación de la tradición na-
rrativa en el Perú, y concretamente, la novela. En realidad, sólo
hay dos libros que han buscado hacerlo, aunque de manera imper-
fecta, a mi modo de ver: La novela peruana: de Olavide a Bryce de
Edmundo Bendezú y La novela peruana y la evolución social de
Mario Castro Arenas.
Es innegable la valiosa contribución al campo de estas obras y
es necesario discutirlas brevemente para poder enmarcar y contex-
tualizar luego las propuestas de Antonio Cornejo Polar.
En el prólogo a su libro La novela peruana: de Olavide a Bryce,
Edmundo Bendezú afirma que su estudio no pretende ser una his-
toria de la novela peruana (2). La obra está compuesta de tres sec-
ciones (Romanticismo, Modernismo y Realismo), donde ha agru-
pado a los novelistas según los rasgos que definen estas tres ten-
LA NOVELA PERUANA SEGÚN ANTONTIO CORNEJO POLAR 99

dencias literarias. Bendezú justifica sus criterios diciendo que ha


escogido a los autores en función de su singularidad como repre-
sentantes de estas tres etapas que caracterizan la creación lite-
raria desde el siglo XIX y que determinan tres estilos bien diferen-
ciados. Afirma que otros estudios historiográficos son estudios de
sucesión en la historia literaria, pero el que él realiza tiene la ven-
taja de clasificación en una “comunidad de estilos y de técnicas na-
rrativas” (6). Su propósito, Bendezú concluye, es mostrar la exis-
tencia de un proceso novelístico en el Perú desde el siglo XIX (6).
Aplaudo su conato de apartarse de la minuciosa manía clasi-
ficatoria en vez buscar cierta unidad en el carácter propio de las
obras de los autores que estudia junto con un conjunto de rasgos
que los individualiza y lo que él llama “comunidad de estilos”. Es
también de interés su anhelo por destacar la continuidad del desa-
rrollo novelístico en el Perú mediante autores representativos. Sin
embargo, hay varios reparos que se le pueden hacer a esta obra
desde el punto de vista metodológico, pedagógico y teórico.
En breve, al tratar de establecer amplias categorías concep-
tuales que abarquen un abanico de escritores disímiles, Bendezú
cae en el prurito de hacer coincidir los autores con los estilos lite-
rarios que representan. Por ejemplo, a la autora decimonónica
Mercedes Cabello de Carbonera –ciertamente con una obra de
marcado eco romántico pero considerada por la crítica junto con
Clorinda Matto, como la iniciadora de la corriente realista en el
Perú– Bendezú la califica como perteneciente al Romanticismo y
afirma que con su novela El conspirador se adelanta a su época.
No porque estuviese marcada por un realismo inusual para su
época y para el Perú, sino porque “escribió la novela de una rea-
lidad que todavía no existía y que la historia se encargaría de es-
cribir por su cuenta en la realidad con sangre y sufrimiento. Se
trata, pues, en verdad, de una novela fantástica, si consideramos
como tal al relato que no puede existir en la realidad del presente
ni del pasado, aunque tal vez, y por extraños modos, en la visión
fantástica del futuro como producto de una conciencia que lenta-
mente se deslizaba en la irrealidad” (85). Esto no sólo es falso –el
modelo del caudillo en que ella se inspiró para esta obra era ya
una realidad en su época–, sino que también hace creer que Merce-
des Cabello era una autora netamente romántica que caía en dis-
torsiones fantásticas (insinuando también, acaso en la última fra-
se, su locura que la llevaría al final de su vida al manicomio); en
contradicción con la preferencia que ella defiende en una obra es-
crita un año antes de El conspirador: la preferencia por un rea-
lismo filosófico a lo Balzac basado en la verdad y con su propia mo-
ral2. Asimismo, pensar que no cabe “averiguar en qué medida la
realidad está representada en la novela ni sobre los grados de rea-
lidad que aparecen en ella, sino más bien […] ‘definir los pro-
cedimientos [de cómo] se realizan en los ojos del lector’” (86) su-
100 OSWALDO VOYSEST

pone desligar la novela de su contexto socio-histórico y condicionar


pautas interpretativas según las categorías dadas.
El libro de Mario Castro Arenas, La novela peruana y la evo-
lución social, pretende hacer un examen paralelo de la sociedad y
la narrativa en el Perú, tomando como premisa que escribir una
novela es un acto social creado por un ente social y expresado por
el lenguaje; en otras palabras, es una creación social por excelencia
(2). Su propósito es mostrar la historia de la novela peruana y la
historia de la sociedad peruana como dos momentos de una misma
realidad: el Perú (5). En este examen, Castro Arenas busca los ras-
gos de la sociedad peruana que la novela refleja, opaca o escamo-
tea. Para lograrlo dice seguir un análisis de dos líneas paralelas
–la sociedad peruana y la novela peruana– a la vez que tiende
puentes entre éstas. Para este crítico, la novela peruana “ostenta
una vocación de realismo”, desde la obra El lazarillo de los ciegos
caminantes de 1773 hasta el año en que publica su estudio (5). La
realidad peruana insta al escritor a pintar con los pies en la tierra
y con los materiales que tiene a la mano. Por esta razón lo que ti-
pifica la narrativa peruana es la correspondencia entre la novela y
la evolución social. Gracias a esta uniformidad, la novela peruana
posee un gran valor testimonial en el examen de la sociedad pe-
ruana (6).
Por ejemplo Castro Arenas afirma que para conocer la situa-
ción del indio en el Perú hay que leer a Aréstegui, Matto de Tur-
ner, López Albújar, Ciro Alegría y José María Arguedas, pues en
ellos domina una voluntad realista que los unifica a todos. Añade
que acompaña a esta tendencia (y la explica) un marcado didac-
tismo, una pedagogía moral en los novelistas peruanos. Para Cas-
tro Arenas, este didactismo surge de un anhelo de trascendencia,
de una manera de ir más allá de la chatura de una minuciosa des-
cripción de un medio deprimente y penoso. De este modo, se tiende
a la transformación y restructuración social y moral como objetivo
primordial (7).
Para poder distinguir lo que la novela tiene de capricho, deseos
del autor u observación realista, Castro Arenas dice que precisa
cotejar rigurosamente la obra literaria con los documentos que in-
forman de la época, pues de esta manera se podrá llegar a una
imagen calidoscópica, pluriforme y amplia del momento socio-his-
tórico del cual emana la novela. Es lo que pretende hacer este crí-
tico para dar mayores luces a la relación entre forma artística y
realidad social (3).
Las propuestas de Castro Arenas de hacer un examen paralelo
de novela y evolución social echando mano a materiales sociológi-
cos y literarios para enlazar la obra narrativa con el mundo que le
ha tocado vivir al novelista son interesantes y podrían llevar a con-
clusiones innovadoras y reflexiones trascendentes. Sin embargo,
sus propuestas parecen haberse quedado mayormente en el tinte-
LA NOVELA PERUANA SEGÚN ANTONTIO CORNEJO POLAR 101

ro. Dos ejemplos bastarán para sustentar lo que afirmo. En vez de


indagar científicamente en aspectos sociológicos que podrían ex-
plicar ciertas tendencias, actitudes o estilos de los autores que él
agrupa bajo el rubro del Modernismo, Castro Arenas explica la
adopción tardía de dicho movimiento por parte de los narradores
peruanos por ser “vencidos”, “amedrentados”, “aturdidos por la cri-
sis nacional de caudillos tumultuosos y no aprehenden rápidamen-
te cuanto de innovador contenía el Modernismo en tanto heraldo
de un nouveau régime”. Añade que la herencia naturalista de Ca-
bello de Carbonera y Matto de Turner se prolonga “excesiva y pe-
sadamente” en la narrativa peruana (125).
El otro ejemplo es sobre la novela Aves sin nido de Clorinda
Matto. Él describe la obra como un cuadro de compasión hacia el
sufrimiento indígena y “el fracaso expresivo de un lenguaje me-
chado de un ingenuo prurito pseudo-poético” (108), que refunde
tanto elementos realistas como rezagos románticos. Castro Arenas
aporta citas de cartas y documentos de la época para concluir que
“el status económico-social agrario de toda la sierra sur del Perú
refleja el verismo de la denuncia valerosa de Clorinda Matto de
Turner en Aves sin nido” (112). El problema, aparte de objeciones
interpretativas, es que su material documental es tan sólo un ele-
mento auxiliar carente de fuerza contundente para probar lo que
afirma.
La óptica que presentan ambos críticos discutidos se ancla en
concepciones distintas de lo que creen que ha sido el devenir nove-
lístico en el Perú, y sus planteamientos y reflexiones aportan un
análisis y entendimiento del tema que, aunque diste de lo que he
denominado la formación de la novela en el Perú, ha llevado segu-
ramente a críticos como Antonio Cornejo Polar a buscar aparatos
teóricos e interpretativos así como cuidadosos análisis de texto pa-
ra entender mejor el proceso de la novela peruana.

La novela peruana según Antonio Cornejo Polar


El primer interrogante que surge cuando se estudia una obra
antológica o de corte antológico es saber cuáles han sido los crite-
rios de selección y por qué se han omitido ciertas obras y autores.
En lo que atañe al libro en cuestión, ya he mencionado que Anto-
nio Cornejo Polar mismo recalca, en la primera edición, el carácter
circunstancial de los siete ensayos: son estudios que salieron de las
clases que dictaba en San Marcos y respondían a una vocación por
la crítica literaria.
Dejemos de lado por un momento los criterios de selección y
veamos, por ejemplo, por qué no se ha incluido ninguna de las no-
velas de un novelista tan importante como Alfredo Bryce Echeni-
que (para la fecha de la segunda edición del libro de Cornejo Polar,
Bryce Echenique ya había publicado dos novelas importantes: Un
102 OSWALDO VOYSEST

mundo para Julius y El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz).


Se podría mencionar a muchos novelistas más, por supuesto, pero
Bryce Echenique es, junto con Mario Vargas Llosa, uno de los es-
critores peruanos más conocidos a nivel mundial.
Uno de los últimos artículos escritos por Antonio Cornejo Polar
y publicado después de su muerte nos puede ayudar a entender
esta omisión y ofrecer pistas para entender luego sus criterios de
selección. El artículo, titulado “Profecía y experiencia del caos: la
narrativa peruana de las últimas décadas” subraya, entre otras co-
sas, un rasgo que ha caracterizado mucha de la producción narra-
tiva reciente, incluso no tan reciente, –el enmudecimiento. Cornejo
Polar quiere decir con esto que, por ejemplo, frente a la violencia
vesánica, inicua y monstruosa que sufrió el Perú a manos de Sen-
dero Luminoso, los novelistas peruanos no encontraron un len-
guaje capaz de referir el horror de tantas desdichas. Cornejo Polar
añade que no es un asunto que se le puede asignar a una gene-
ración de escritores en particular ni tampoco únicamente a aque-
llos que buscan retratar el sangriento período de Sendero. Ocurre
también con otras novelas que menciona. Afirma que con los nove-
listas peruanos recientes “[e]n términos generales se tendría una
visión escéptica y desilusionada que deriva hacia el mutismo, la
concisión ascética, casi defensiva, o la enunciación que autorefle-
xiona bajo la inquietante sospecha de que la lengua podría traicio-
nar al sujeto, a sus estrategias de representación y –tal vez– trai-
cionarse a sí misma” (26).
Cornejo Polar reconoce que hay excepciones, por supuesto, pero
que para la gran mayoría de escritores de estirpe reciente no hay
la celebración de un lenguaje que asume el rol protagónico del
ejercicio literario; más bien se ve el desengaño ante una lengua ro-
ta, entorpecida y poco confiable. Y ante este estado de cosas men-
ciona algo importante acerca del escritor Bryce Echenique: “Un ca-
so aparte, porque ni asume este conflicto ni pretende autoreferirse,
sería el de la caudalosa prosa de Alfredo Bryce Echenique con su
alegre, irónica (y nostálgica) reivindicación del puro arte de con-
tar” (26).
Así vemos que Bryce Echenique es un caso por separado, que,
por supuesto, entraría dentro de una obra de aliento global sobre
la novela peruana, pero que para Cornejo Polar, al momento de
publicar la segunda edición de La novela peruana, no ejempli-
ficaba aquellas tensiones subyacentes tan presentes en las obras
que había seleccionado. Y son precisamente los conflictos cultura-
les, las contradicciones latentes de la sociedad peruana, las visio-
nes encontradas, los pactos entre distintas tendencias y el afán de
plasmarlos artísticamente lo que para Cornejo Polar venía a ser la
imagen característica de la novela peruana. De ahí que el crítico
peruano se enfrente a estos textos valiéndose de categorías más
amplias que las literarias, buscando claves interpretativas para
LA NOVELA PERUANA SEGÚN ANTONTIO CORNEJO POLAR 103

comprender el desarrollo histórico mediante el esclarecimiento de


la estructura y significación de las novelas estudiadas.
Consciente de visiones enfrentadas, mundos disímiles y una
representación que presentaba una concepción del mundo para
problemas apremiantes que pedían soluciones urgentes, Cornejo
Polar ve en las obras una oposición o dos o más niveles distintos de
órdenes simbólicos, así como estrategias narrativas para pintarlos.
Este parece ser el principio estructurador y de fondo de las novelas
incluidas en el libro. Desde la novela de Clorinda Matto, Aves sin
nido, donde se ve un contraste de dos espacios (la naturaleza per-
fecta y la sociedad imperfecta) y órdenes distintos (notables e in-
dígenas) expresados en dos niveles distintos (representación y jui-
cio) hasta la Historia de Mayta, de Vargas Llosa, donde enfren-
tados ficción y realidad se produce un conflicto entre la interpre-
tación general de la historia y el criterio artístico que preside la
obra, la novela peruana parece ser la expresión “de las tensiones
básicas que constituyen [el desarrollo de la narrativa peruana] [...]
en una dinámica más vasta: la de la sociedad peruana” (257).
Es imposible no hablar de la novela indigenista y el indigenis-
mo, de los que Cornejo Polar ciertamente se ocupa en su libro, pa-
ra entender la novela peruana. Es de sobra sabida la contradicción
congénita del indigenismo, ya que se buscaba describir desde den-
tro –presentar el mundo indígena con autenticidad– mediante un
narrador de un mundo mestizo, el cual, por su propia “exterio-
ridad” con respecto al universo indígena, no podia dar cabal cuenta
de lo que narraba. Es así que la literatura indigenista es un fenó-
meno culturalmente heterogéneo. Por una parte, porque el re-
ferente (el mundo indígena) y los demás están en universos dis-
tintos y hasta opuestos. Por otra, porque la literatura indigenista
obedece las convenciones culturales de una forma originaria del
mundo occidental –la novela. Igualmente importante es el proble-
ma de la imagen de la representación en el indigenismo, pues se
da en este caso una doble vertiente. Por un lado, está (como se vie-
ne de mencionar) la expresión artística que se ancla en conven-
ciones occidentales pero además en situaciones propias de la clase
media urbana costeña peruana, las cuales tienen que ver con ras-
gos propios de una sociedad subdesarrollada y dependiente. Por
otro lado, está el mundo indígena, rural y casi feudal o semifeudal
donde se da una lucha entre terratenientes y campesinos. Hay así
un desfase en el retrato de la realidad y es esta representación del
mundo indígena por su distinción, su “otredad” lo que Cornejo Po-
lar llama “universos en contienda”.
De ahí que para obtener una expresión más directa e interior
del mundo indígena haga falta elaboraciones o recursos artísticos
más artificiales, lo que permite –paradójicamente– alcanzar un
nuevo nivel de autenticidad. En los inicios de la novela indigenista
se insertaban vocablos quechuas como una manera de lograr au-
104 OSWALDO VOYSEST

tenticidad, pero en realidad resultaban burdos conatos. Es con Jo-


sé María Arguedas y la creación de una suerte de idioma in-
ventado, que el español cobra una tonalidad quechua, recurso que
permite en las obras de Arguedas hacer visible la autenticidad del
mundo indígena. En el mejor indigenismo ocurre un proceso simi-
lar en que la expresión del folclore, el mito, la historia y la epope-
ya, en otras palabras, los elementos no novelescos, se insertan en
la estructura de la novela. Esto no se ciñe únicamente a lo formal,
sino que se puede notar que la inserción de estos elementos está en
proporción a la adhesión del narrador a estos valores.
Con estas ideas como base de conocimiento, Cornejo Polar em-
prenderá la tarea de desarrollar la categoría de heterogeneidad
cultural. Su planteamiento, en lo que se refiere a la literatura,
aparece por la época de la publicación de la primera edicion de La
novela peruana. En 1977, en un texto leído en Caracas y titulado
“El indigenismo y las literaturas heterogéneas”, Cornejo Polar afir-
ma lo siguiente: “Caracteriza a las literaturas heterogéneas, en
cambio, la duplicidad de los signos socioculturales de su proceso
productivo: se trata, en síntesis, de un proceso que tiene, por lo
menos, un elemento que no coincide con la filiación de los otros y
crea, necesariamente, una zona de ambigüedad y conflicto”3. Y si-
guiendo la lección de Mariátegui en lo tocante al problema de la
cultura nacional, Cornejo Polar negará la idea de la unidad nacio-
nal para reconocer que el Peru es un país plural, o sea, con una he-
terogeneidad cultural, y ver dentro de esta pluralidad de culturas
que algunas sí se podrían llamar nacionales y otras no, pero que la
cultura nacional sería en tanto totalidad concreta una totalidad
histórica y conflictiva.

Conclusión
Antonio Cornejo Polar afirma en el artículo que viene de apén-
dice al final de La novela peruana que toda hipótesis no se cierra
en su primera formulación y mucho menos cuando se relaciona a
la literatura porque se trata de “historia viva” (275). Por una par-
te, puede parecer desalentador que Antonio Cornejo Polar no haya
logrado –así como el eximio historiador peruano Raúl Porras Ba-
rrenechea no pudo hacerlo con las crónicas del descubrimiento y la
conquista– escribir esa obra de conjunto y orgánica sobre la novela
peruana, especialmente en vista de la sutileza de sus formu-
laciones teóricas y metodológicas en su última etapa crítica. Por
otra parte, y así como recalqué al principio, estoy seguro de que
nada le sería más grato a Antonio Cornejo Polar que sus alumnos
llevaran a buen puerto lo que él impartió y se hicieran de esta im-
portante tarea.
LA NOVELA PERUANA SEGÚN ANTONTIO CORNEJO POLAR 105

NOTAS:
1. Ver su artículo “Transculturación y heterogeneidad: avatares de dos cate-
gorías literarias en América Latina”.
2. Ver su ensayo La novela moderna.
3. Se publicó como artículo en la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana
en 1978.

BIBLIOGRAFÍA:
Bendezú, Edmundo. La novela peruana: de Olavide a Bryce. Lima: Editorial
Lumen, 1992.
Cabello de Carbonera, Mercedes. La novela moderna. Lima: Tipolitografía Baci-
galupi & Co., 1892.
Castro Arenas, Mario. La novela peruana y la evolución social. 2 da ed. Lima: J.
Godard, [1967?].
Cornejo Polar, Antonio. “El indigenismo y las literaturas heterogéneas: su doble
estatuto socio-cultural”. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. IV: 7-
8 (1978): 7-21.
---. La novela peruana. Lima: Editorial Horizonte, 1989.
---. “Profecía y experiencia del caos: la narrativa peruana de las últimas dé-
cadas”. Literatura peruana: crisis y creación. Karl Kohut et al., eds. Fran-
kfurt am Main: Vervuert Verlag; Madrid: Iberoamericana, 1998. 23-34.
Sobrevilla, David. “Transculturación y heterogeneidad: avatares de dos cate-
gorías literarias en América Latina”. Revista de Crítica Literaria Latino-
americana. XXVII: 54 (2001): 21-33.

Vous aimerez peut-être aussi