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Nombre: Gory Soto Mella

Curso: Seminario de Especialidad


Fecha: 14 de mayo 2015

El Entre-medio de la cultura-Homi Bhabha

Ha existido un cambio en la forma de escritura, particularmente con los elementos rimbombantes


del post-estructuralismo y la semiótica. Por lo mismo, se presenta el siguiente desafío que es
volver a caracterizar el concepto de “cultura”, que parecía haber quedado resuelto con su
disolución en el lenguaje. Hoy en día hay una lucha por redefinir el concepto de cultura, dentro de
las llamadas guerras multiculturales. Acá el autor plantea que existe una cultura europea
dominante y una cultura “local” o “autónoma” llamada cultura incontaminada, pero que eso es un
error. Eso se ve, citando a T.S Eliot, que cuando existen migraciones, las personas que se van solo
se llevan una parte de su cultura y que cuando llegan a un nuevo lugar esa parte de su cultura se
disuelve en la cultura dominante. Eso es el tejido “contaminado”, pero a la vez el tejido conectivo
entre la cultura madre y la nueva cultura, eso es lo que el autor ha llamado el “entre medio” de la
cultura.

El autor, sostiene que para entender este “entre medio” es necesario considerar re-significar la
idea de frontera y eso ocurre en el auto-reconocimiento de las diversas culturas. Un elemento
importante es el auto-reconocimiento de las minorías, que propone un sujeto que se constituye de
la hibridación cultural. Existen por lo tanto negociaciones fronterizas respecto a estas culturas que
se encuentran y que violan lo señalado por los liberales en cuanto a los principios de tolerancia
con los cuales intentan desarrollar estas vinculaciones. La idea de respeto y tolerancia choca
justamente con la autoridad del juicio de quien observa la multiculturalidad.

En este sentido, el concepto de multiculturalismo adquiere un énfasis especial. El autor lo


entiende como un “significante flotante”1 que sirve para designar a todos aquellos grupos que
están fuera de lo “oficial”: minorías sexuales, étnicas y todos los discursos que los acompañan. Es
un recurso entonces que sirve para señalar procesos sociales en donde la diferenciación y la
condensación “parecen producirse de manera sincrónica”2. En este caso, los prejuicios son
elementos de suma importancia para entender la vinculación del pensamiento liberal con estas
culturas. Por esta razón, adquiere principal relevancia el lenguaje de la discriminación en la
subversión de los símbolos que hace de la identidad racial y cultural en la diferenciación entre los
verdaderos y falsos nacionales. Esta es la razón por la cual los multiculturalistas deben considerar
en la construcción de su identidad no solo su cultura sino que también la presencia de los
“verdaderos nacionales” como elemento vigente en el contexto debido a una “presencia
demasiado visible”3.

1
Bhabha, Homi, El entre-medio de la cultura. P. 96
2
Ibídem
3
Ibid P. 99

1
En este aspecto, el autor reconoce en el liberalismo un problema estructural. Si bien esta ideología
ha sido lugar de batallas y de reconocimiento contra la discriminación, establece en su esencia un
elemento no menor: su idea de libertad se desprende de un concepto de no reconocimiento sobre
el tiempo cultural. La paridad de culturas, en su intento de comprensión, anula justamente la
posibilidad de concebir tiempos históricos que son diferentes. En relación a esta lógica, es posible
observar que las grandes culturas y aquellas que son “admiradas”, son aquellas que poseen una
lógica vinculada a la trascendencia. En este aspecto, la convivencia entre culturas oficiales y
culturas minoritarias, muchas veces se ven resueltas mediante la participación del Estado: “el
Estado nacional homogeneiza las diferencias controlando el tiempo social «por medio de una
única medida homogénea, que sólo reduce las múltiples temporalidades (. . .) codificando las
distancias entre ellas»4. Pero aun cuando existe esta intención, el sentido de minoría y a la vez de
“cuerpo extraño” supone que su posibilidad de “presunción de igualdad” se reconozca desde
afuera, desde un exterior que construye sus demandas. Esto, es lo que se conoce como híbrido
cultural, caracterizado principalmente por su duplicidad discursiva.

Esta duplicidad genera un nuevo acto de habla, que se puede entender como expresión de la
autoridad cultural. En este aspecto, es necesario establecer que la cultura puede generar visiones
de comunidad, que en su despliegue, dan forma narrativa a las posiciones minoritarias que
ocupan: el afuera del adentro, la parte del todo. La idea de que la historia se repite es la expresión
del fracaso de la integración cultural liberal.

A modo de conclusión, Bhabha declara: “hemos entrado en una atribulada era de la identidad, en
la cual el intento de conmemorar el tiempo perdido y recuperar territorios perdidos crea una
cultura de «grupos de interés» o movimientos sociales dispares”5 los cuales evidencian la
fragmentación no solo de la cultura, sino que también de la sociedad.

4
Ibíd. P. 102
5
Ibíd. P. 105

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