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CONTENIDO
1. INTRODUCCION
2. LA VEJEZ DE DAVID Y SU MUERTE
3. EL REINADO DE SALOMON (1)
4. EL REINADO DE SALOMON (2)
5. EL REINO DE SALOMON (3)
6. EL REINADO DE SALOMON (4)
7. EL REINADO DE SALOMON (5)
8. LA DIVISION DEL REINO DE ISRAEL Y LOS REINADOS DE ROBOAM
SOBRE JUDA Y DE JEROBOAM SOBRE ISRAEL
9. LOS REINADOS DE ABIAM Y ASA SOBRE JUDA Y DE NADAB, BAASA,
ELA, ZIMRI Y OMRI SOBRE ISRAEL Y EL REINADO DE ACAB SOBRE
ISRAEL (1)
10. EL REINADO DE ACAB SOBRE ISRAEL (2)
11. EL REINADO DE ACAB SOBRE ISRAEL (3) Y EL REINADO DE JOSA-
FAT SOBRE JUDA
12. EL REINADO DE OCOZIAS SOBRE ISRAEL Y EL ARREBATAMIENTO
DE ELIAS
13. EL MINISTERIO DE ELISEO: UN MINISTERIO DE GRACIA
14. EL REINADO DE JORAM SOBRE ISRAEL
15. LOS REINADOS DE JORAM Y OCOZIAS SOBRE JUDA Y EL REINADO
DE JEHU SOBRE ISRAEL
16. LOS REINADOS DE ATALIA Y JOAS SOBRE JUDA
17. LOS REINADOS DE JOACAZ, JOAS Y JEROBOAM SOBRE ISRAEL Y DE
AMASIAS SOBRE JUDA
18. LOS REINADOS DE AZARIAS, JOTAM Y ACAZ SOBRE JUDA Y DE ZA-
CARIAS, SALUM, MANAHEM, PEKAIA Y PEKA SOBRE ISRAEL
19. EL REINADO DE OSEAS SOBRE ISRAEL
20. EL REINADO DE EZEQUIAS SOBRE JUDA
21. LOS REINADOS DE MANASES, AMON Y JOSIAS SOBRE JUDA
22. LOS REINADOS DE JOACAZ, JOACIM JOAQUIN Y SEDEQUIAS SOBRE
JUDA Y EL GOBIERNO DE GEDALIAS
23. CONCLUSION AL ESTUDIO-VIDA DE LA HISTORIA DE LOS REYES
DE ISRAEL
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE UNO
INTRODUCCION
Lectura bíblica: 1 R. 1:1; 2:10-11; 2 R. 25:1-7
Con este mensaje empezamos el estudio-vida de 1 y 2 Reyes, y podría resumir mi carga
acerca de este estudio-vida en las siguientes frases:
1) David cometió un pecado gravísimo contra Dios, pero Dios lo perdonó después de
que él se arrepintió, y le concedió un hijo cuyo nombre significa amado de Dios, aunque
de todos modos lo disciplinó por causa de Su justicia.
2) Salomón ofendió a Dios con los muchos ídolos de sus numerosas esposas y concu-
binas paganas, y debido a esto, Dios separó diez tribus de su reino, pero le dejó una a
fin de que David tuviera una lámpara en Jerusalén.
3) Los hijos de Israel abandonaron a Dios y fueron en pos de ídolos; por eso, Dios los
dispersó por todas las naciones, pero por causa de Su amor eterno, El los volvería a la
tierra de sus padres en los postreros días.
4) Dios se mostró misericordioso para con David, Salomón e Israel porque Su intención
era preservar el linaje genealógico de Cristo, a fin de que El pudiera entrar a la huma-
nidad, y tener un pueblo que poseyera la tierra de Emanuel, en la cual Cristo pudiera
establecer Su reino sobre la tierra.
I. LA REVELACION INTRINSECA
PRESENTADA EN LOS LIBROS HISTORICOS
DEL ANTIGUO TESTAMENTO, DE JOSUE A ESTER
Esta introducción al estudio-vida de 1 y 2 Reyes presenta la revelación intrínseca que
se halla en los libros históricos del Antiguo Testamento. Esta revelación es imprescin-
dible para entrar en el verdadero significado de estos libros. Sin ella, dichos libros se-
rían simples historias.
La revelación intrínseca de la historia, según consta en los libros desde Josué hasta
Ester, muestra cómo los elegidos de Dios llevaron a cabo Su economía eterna sobre la
tierra. Esta economía se centra exclusivamente en Cristo y es para El, principalmente
en cuanto a Su persona y Su reino. En cuanto a Su persona, la historia del Antiguo
Testamento presenta la línea genealógica de Cristo, que conduce a Su venida mediante
la encarnación. En cuanto a Su reino, la historia del Antiguo Testamento mantiene la
línea del reino de Dios, con miras al establecimiento del reino divino de Cristo sobre la
tierra. Estos dos asuntos forman la línea central en la revelación divina contenida en
los libros de la historia del pueblo de Israel. Al estudiar los libros de 1 y 2 Reyes y tratar
de entenderlos, debemos seguir esta línea.
Dios necesita un pueblo y una tierra por causa Su economía. En cuanto a la persona de
Cristo, se requiere un pueblo que sea Su linaje, por el cual pueda venir a la humanidad;
y en cuanto a Su reino, se necesita una tierra. La tierra fue creada por Dios, pero Sata-
nás la usurpó. Así que, Dios usa a Su pueblo para recuperar una parte de la tierra que
Satanás usurpó, para usarla como “cabeza de playa” a fin de establecer Su reino.
Los dos primeros reyes, David y Salomón, son tipos importantes de Cristo en dos as-
pectos. David tipifica al Cristo que sufrió en la tierra desde que nació hasta que murió.
La vida del Señor empezó en un pesebre, en una condición humilde, y terminó al ser
muerto en la cruz. El pesebre y la cruz fueron los dos extremos que caracterizaron la
vida sufrida que El llevó. Además, David padeció desde su juventud; no obstante, sus
sufrimientos sirvieron para que él venciera a los enemigos y obtuviera la buena tierra
donde se edificó la morada de Dios. Salomón, por otra parte, representa al Cristo que
es glorificado en el reino divino, el cual es Su esplendor. Salomón fue exaltado en el
reino de Israel, poseyendo el esplendor de dicho reino. Esto fue una prefigura del Cristo
que reinará en el milenio. Estos dos tipos muestran claramente que la historia de los
reyes de Israel está ligada a la economía eterna de Dios, la cual gira en torno a Cristo,
quien es la corporificación de Dios, y a la iglesia, el Cuerpo orgánico de Cristo.
VII. LA FECHA
La historia narrada en estos dos libros abarca aproximadamente 426 años: el primer
libro se extiende desde 1015 hasta 897 a. de C., 118 años, es decir, desde la muerte de
David (2:10) hasta el reinado de Ocozías, hijo de Acab, rey de Israel (22:51); y el se-
gundo abarca 308 años, desde 896 hasta 588 a. de C., o sea, desde el reino de Joram,
hijo de Acab, rey de Israel (3:1-3) hasta el cautiverio (25:1-7).
VIII. EL LUGAR
Los dos libros de Reyes fueron escritos probablemente en Jerusalén.
IX. EL CONTENIDO
Estos libros narran la historia de Israel, el pueblo elegido de Dios, desde la muerte de
David hasta que Israel fue llevado cautivo a Babilonia.
X. EL PENSAMIENTO CENTRAL
Los libros de Reyes tratan de la disciplina gubernamental que Dios, basado en Su eco-
nomía, ejerció a causa de la devastación y ruina en la que había caído el reinado divino
en manos de los reyes. También narran el trágico resultado que sufrió el pueblo debido
al justo juicio de Dios, que consistió en la pérdida de la posesión de la tierra santa, que
era la base del reino de Dios sobre la tierra, y el triste hecho de que se llevó cautivo al
pueblo santo, el cual preservaba la línea genealógica de Cristo.
Dios deseaba tener un pueblo por medio del cual Cristo viniera a la humanidad, y ne-
cesitaba una tierra para que Cristo estableciera en ella el reino de Dios. Pero Satanás
instigó al rey de Babilonia a conquistar Israel con el fin de devastar la tierra y llevar
cautivo al pueblo. Aparentemente estas dos líneas habían terminado, pero en la genea-
logía de Mateo 1, vemos que continuaron aun a lo largo del cautiverio. Finalmente,
Cristo entró en la humanidad por medio de este linaje.
Joab, el capitán del ejército de David, quien participó en el asesinato de Urías, quizás
nunca olvidó la mala impresión que le causó David a causa de su pecado. Tal vez debido
a ello se unió a la rebelión de Adonías. Así vemos que no debemos tomar el pecado a la
ligera, pues el pecado lo estropea todo. La concupiscencia de David arruinó considera-
blemente su nombre, su posición e incluso su final. Este fue el ocaso de la vida de Da-
vid.
La lujuria de David se convirtió en una semilla que dio como fruto que el pueblo santo
sufriera la pérdida trágica de la buena tierra y que fuera capturado. Los efectos de dicha
tragedia siguen vigentes hasta el día de hoy. Esto debe servirles de advertencia a los
jóvenes. No debemos relacionarnos con el sexo opuesto con ligereza. Como hermanos
y hermanas que llevamos una vida corporativa, es imposible evitar relacionarnos entre
nosotros, pero siempre debemos guardar la distancia con el sexo opuesto. El pecado de
David comenzó con una simple mirada. Una simple mirada lo llevó a sufrir una terrible
caída, la cual tuvo un resultado trágico.
D. La rendición de Adonías
Los versículos 41-53 relatan la rendición de Adonías.
Con todo lo que David hizo por Israel, el pueblo debía haberle recordado en el mo-
mento de su muerte. Sin embargo, contrariamente a lo que podríamos esperar, la Biblia
no indica que el pueblo haya expresado su aprecio por él. El relato del fin de la vida de
David permanece sombrío. Esto indica que la concupiscencia de David arruinó su es-
pléndida vida. Además, los pecados que cometió Salomón y los treinta y ocho reyes que
lo precedieron, pueden atribuirse a la lujuria de David. Su entrega al placer carnal pro-
vocó que sus descendientes perdieran la buena tierra que Dios les había dado y que el
pueblo escogido de Dios se degradara.
Pese a que la vida de David tuvo un final triste, la soberanía de Dios se impuso a la
sutileza de Satanás, y Dios hizo volver del cautiverio a Su pueblo, a fin de preservar
catorce generaciones de la genealogía de Cristo. El regreso del cautiverio propició que
Israel recuperara la buena tierra, y Dios, en Su Trinidad, pudo realizar Su deseo de
entrar en el hombre y establecer Su reino espiritual.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE TRES
EL REINADO DE SALOMON
(1)
Lectura bíblica: 1 R. 2:12—3:28
Los mensajes que desarrollaremos de 1 y 2 Reyes no se centrarán en los hechos histó-
ricos, sino en la revelación intrínseca contenida en estos libros. Para conocer los even-
tos históricos basta simplemente la lectura de estos libros, pero si buscamos captar la
revelación intrínseca implícita en la Palabra santa, necesitamos un espíritu de sabidu-
ría y de revelación (Ef. 1:17). El espíritu de revelación nos capacita para ver el contenido
intrínseco de la Palabra santa, y el espíritu de sabiduría, para entenderlo, interpretarlo
e incluso para presentarlo a los demás.
En este mensaje veremos el reinado de Salomón. Los que conocen la Biblia e incluso la
gente del mundo, tienen a Salomón en alta estima, y en cierto sentido, yo también lo
aprecio. Pero en otro sentido, al ver la revelación intrínseca en las Escrituras, siento
lástima por él, ya que experimentó un terrible fracaso. El fue un rey tan sabio que todas
las naciones venían a escuchar sus palabras de sabiduría. Por tanto, su reino tuvo un
tiempo de gloria y esplendor. Sin embargo, Salomón amó a muchas mujeres extranje-
ras; llegó a tener setecientas esposas y trescientas concubinas, a las cuales les edificó
lugares altos para que adoraran a sus ídolos (1 R. 11:1-8). Tales acciones, que van más
allá de nuestra comprensión, propiciaron que el pueblo de Dios perdiera la buena tie-
rra.
B. Nació de Betsabé
Salomón nació de Betsabé, esposa de Urías heteo, por lo que se deduce que probable-
mente ella misma era hetea (Mt. 1:6b), una mujer gentil.
El segundo nombre se lo dio Dios, y era Jedidías, que significa “amado de Jehová” (v.
25). Por una parte, Dios es justo en cuanto a Sus juicios gubernamentales; pero por
otra parte, El ama, es misericordioso, lleno de bondad, gracia y perdón. El segundo
nombre de Salomón indica que Dios lo amaba.
F. El reino es confirmado
en la mano de Salomón
Después de acabar con todos los factores de rebelión, Salomón confirmó su trono. Así
que, el reino fue confirmado en la mano de Salomón (vs. 46b, 12).
C. Desobedece a Dios
en cuanto a Su economía
En esto, Salomón desobedeció a Dios y no cumplió Su economía, la cual incluía erra-
dicar de la buena tierra a todos los gentiles, quienes eran adoradores de ídolos. Así que,
era ilógico que Salomón se casara con la hija de un rey gentil.
Salomón llegó a ser un hombre muy sabio y entendido; pero por haber tomado muchas
mujeres paganas, por haber adorado a los ídolos de ellas y establecido lugares altos
para que la gente los adorara, perdió la sabiduría y el entendimiento que Dios le había
dado, se hizo insensato y perjudicó su reino.
Esta historia muestra que Dios disciplina a Su pueblo de manera estricta y detallada.
No debemos olvidar que todo lo que hacemos es una semilla que un día tendrá un re-
sultado, una consecuencia. Inclusive la menor negligencia produce un resultado. Así
que, debemos aprender a temer Dios.
Es cierto que Dios ama y está lleno de gracia y perdón, pero El también es el Dios justo,
y lo es de una manera precisa. Si no actuamos como El desea, no podrá hacer Su hogar
en nuestro corazón. Nuestras acciones y comportamiento afectan nuestra relación con
Dios. Por consiguiente, debemos tener mucho cuidado de cómo nos conducimos. De-
bemos aprender la lección de no hablar descuidadamente ni decir palabras ociosas.
Tengamos presente que estamos en las manos de Dios, incluso en El mismo, y El nos
disciplinará si lo merecemos. Así que, debemos ser cuidadosos aun en las pequeñeces.
Puesto que los reyes hicieron lo malo, perdieron el disfrute de la buena tierra. Hoy
nosotros también somos reyes, que reinan con Cristo, y nuestras intenciones, deseos,
carácter, hábitos y conducta afectan el disfrute que tenemos de El. Perder el deleite de
Cristo equivale a perder el disfrute especial que tenemos de El, y esto hará que perda-
mos el reinado. Así que, debemos ser cuidadosos, aun en lo más insignificante. En todo
lo que hacemos debemos andar conforme al espíritu (Ro. 8:4).
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE CUATRO
EL REINADO DE SALOMON
(2)
Lectura bíblica: 1 R. 4—5
En este mensaje seguiremos viendo el reinado de Salomón.
X. SU ADMINISTRACION GUBERNAMENTAL
En 1 Reyes 4:1-19 se describe cómo Salomón organizó su administración gubernamen-
tal.
A. Los funcionarios
Los funcionarios eran: el sacerdote, los escribas, el cronista, el capitán del ejército, los
sumos sacerdotes, el mayordomo de los gobernadores, el jefe mayor, el mayordomo
real y el supervisor de los que estaban sujetos a trabajos forzados (vs. 2-6).
C. Las doce tribus proveen para las necesidades diarias de Salomón y su in-
mensa familia
Las doce tribus de Israel proporcionaban las provisiones diarias para Salomón y su
inmensa familia (vs. 22-23, 27-28), la cual incluía a sus mil esposas y concubinas, y a
todas las personas que dependían de ellas. Finalmente, la carga de proporcionar estas
provisiones diarias se convirtió en un factor importante que hizo que el pueblo recha-
zara a Salomón, el “ladrón real”. Salomón perdió el reino en parte por su entrega a las
concupiscencias, por rendir culto a los ídolos, y en parte, porque impuso al pueblo la
responsabilidad de abastecer las necesidades de su inmensa familia.
D. Su ejército
El ejército de Salomón se componía de 40,000 caballos para sus carros y 12,000 jinetes
(v. 26).
En el período de transición entre estas dos secciones, el Señor Jesús declaró: “Entre los
que nacen de mujer no se ha levantado nadie mayor que Juan el Bautista; pero el más
pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él” (Mt. 11:11). Juan el Bautista, un
pionero de la era del Nuevo Testamento, era mayor que Salomón, y nosotros los cre-
yentes neotestamentarios somos aún mayores que él. Esto significa que, en la econo-
mía de Dios, somos mayores que Salomón. A pesar de que Dios dio e hizo mucho por
Salomón, éste no tenía a Dios forjado en su ser. Pero nosotros sí tenemos a Dios en
Cristo forjado en nosotros a fin de llegar a ser semejantes a Dios en vida y en natura-
leza. Quizás no tengamos lo que Salomón tuvo exteriormente en tipología, pero dentro
de nosotros hay una realidad: el propio Dios, quien en Cristo, se ha forjado a Sí mismo
en nuestro ser. Tal vez nos consideremos insignificantes, pero tenemos a Dios en Cristo
forjado en nosotros. Los que hemos nacido de Dios como Sus hijos, pertenecemos al
género divino, somos los miembros de Su familia y hemos llegado a ser Dios, en vida y
naturaleza (mas no como objetos de adoración). Por medio del nacimiento natural lle-
gamos a formar parte del género humano, pero ahora, por medio de la regeneración,
la transformación y la elevación de nuestra humanidad, formamos parte de otra espe-
cie. No sólo somos hombres que pertenecen a la nueva creación; somos Dios-hombres.
En la época de Mateo 11, los discípulos no pudieron entender lo que el Señor dijo en
cuanto a Juan el Bautista. Así que, más adelante el Señor les dijo que el Espíritu de
realidad vendría y les revelaría todas las cosas (Jn. 16:12-15). Los misterios de la eco-
nomía de Dios le fueron revelados principalmente a Pablo (Ef. 3:3-5), y a ello se debe
que sus escritos ocupen una parte tan importante en el Nuevo Testamento. Actual-
mente, si queremos conocer la sabiduría más elevada del universo, debemos acudir a
las epístolas de Pablo, y entrar en el significado intrínseco de la revelación bíblica, es-
pecialmente en la cristalización de las verdades contenidas en sus epístolas. La verda-
dera sabiduría es Dios mismo, y Él está corporificado en Cristo, quien ha llegado a ser
nuestra sabiduría al estar en nosotros (1 Co. 1:24, 30) y hacernos uno con Dios y hacer-
nos Dios en vida y naturaleza. ¡Qué sabiduría tan elevada!
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE CINCO
EL REINO DE SALOMON
(3)
Lectura bíblica: 1 R. 6—7
XII. EDIFICA EL TEMPLO DE DIOS
Y SUS PROPIOS PALACIOS
Los capítulos del seis al ocho describen cómo Salomón edificó el templo de Dios y sus
propios palacios. El templo tipificaba a Cristo y también al Cuerpo de Cristo.
B. En el monte de Sión
El templo fue edificado sobre el monte de Sión, llamado el monte de Moriah, donde
Abraham ofreció a Isaac (Gn. 22:2) y donde David ofreció su sacrificio a Jehová (1 Cr.
21:18—22:1; 2 Cr. 3:1). Esto muestra que la Biblia es un relato que gira en torno a la
economía de Dios. Isaac era un tipo de Cristo, quien fue crucificado sobre el mismo
monte donde Isaac fue ofrecido a Dios.
1. El oro
El oro representa la naturaleza divina, la divinidad (1 R. 6:20-22).
2. La madera
Las distintas clases de madera representan los distintos aspectos de la humanidad de
Cristo.
a. El cedro
El cedro representa la humanidad resucitada de Cristo, el Cristo resucitado (vs. 9, 10b,
15a, 16).
b. El ciprés
El ciprés representa la humanidad crucificada de Cristo, el Jesús crucificado (vs. 15b,
34).
c. La madera de olivo
La madera de olivo representa la humanidad de Cristo, la cual está en el Espíritu de
Dios, el Cristo ungido (vs. 23, 31-33).
3. Las piedras costosas
Las piedras costosas representan la humanidad transformada de Cristo, el Cristo trans-
formado (vs. 7, 36; 5:17). Nosotros no somos los únicos que necesitamos transforma-
ción; también Cristo la necesitó. El era Dios, y al encarnarse se vistió de carne humana.
El Verbo se hizo carne (Jn. 1:14). Al hacerse un hombre de carne, Cristo adquirió la
semejanza de carne de pecado (Ro. 8:3); y por tanto, necesitaba que la parte humana
que había adquirido, fuera transformada.
4. El bronce
El bronce representa al Cristo que Dios enjuició, el Cristo juzgado (1 R. 7:15-16, 27, 30).
1. El templo
El templo, como reemplazo del tabernáculo, es la morada de Dios en la tierra (6:1-2).
b. Representa a la iglesia
El templo también representa a la iglesia, la cual se compone de todos los creyentes,
los miembros de Cristo, y es el agrandamiento de Cristo como morada de Dios en la
tierra (1 Co. 3:16; 6:19; Ef. 2:21-22). El templo representa a Cristo y la iglesia, pues ellos
son una sola entidad. Cristo es la Cabeza y la iglesia es Su Cuerpo. El Cuerpo es el
agrandamiento de la Cabeza y la morada de Dios. Por tanto, que Dios more en Cristo
equivale a que El more en la iglesia.
c. Sus medidas
Las medidas del templo eran de sesenta codos de largo, veinte codos de ancho y treinta
codos de alto (1 R. 6:2) (compárense las medidas del tabernáculo: treinta codos de
largo, diez de ancho y diez de alto (Ex. 26:16-23).
e. Sus celosías
Sus celosías servían para mantener las ventanas abiertas y excluir las cosas negativas
(v. 4b). Esto representa la comunión del Espíritu vivificante, la cual mantiene abierta
la comunicación divina y repele la invasión de todo lo negativo.
f. El pórtico que estaba delante del templo
El pórtico que estaba frente al templo, el cual era el espacio donde se recibía al pueblo
(v. 3), representa la apertura, la aceptación y el recibimiento que el templo brinda a los
que entran (como el vestíbulo de un gran edificio).
1) De tres pisos
Las cámaras laterales tenían tres pisos, lo cual representa la experiencia de estar en el
Dios Triuno y en la resurrección de Cristo (v. 6).
2) Su anchura
La anchura del primer piso era de cinco codos; el segundo, de seis codos; y el tercero,
de siete codos (v. 6). Esto significa que cuanto más elevada es la iglesia como plenitud
de Cristo, más capacidad tiene.
3) Su puerta
La puerta de las cámaras laterales representa la comunicación, la comunión, de la igle-
sia, la cual es la plenitud de Cristo (v. 8a). Las cámaras laterales estaban separadas,
pero había una puerta que las comunicaba. Si no hubiese ninguna puerta, eso habría
aludido a la autonomía. Hoy algunas iglesias locales no tienen ninguna puerta o si la
tienen, la mantienen cerrada. De este modo cortan la comunión entre las iglesias.
Cuanto más ancha sea la puerta, más rica será la comunión. Por tanto, todas las iglesias
locales como cámaras de Cristo deben ensanchar sus puertas.
k. Su atrio interior
El atrio interior del templo (6:36) indica separación, mediante la santificación que Dios
efectúa, la cual nos separa del mundo común (en él están el altar de bronce y el mar de
bronce).
En Génesis 28 Jacob tuvo un sueño y llamó al lugar donde lo tuvo, Bet-el, que significa
“la casa de Dios”. Allí el cielo bajó a la tierra y la tierra se unió con el cielo mediante la
escalera que Jacob vio en su sueño. Esta escalera tipificaba al Cristo que, como Hijo del
Hombre, mantendría el cielo abierto a la tierra y uniría la tierra al cielo (Jn. 1:51). Hoy
el Dios celestial baja a la tierra y, el Cristo que mora en nosotros, une la tierra a Dios.
2. La bendición y la proclamación
expresadas por Salomón
La bendición y la proclamación que expresó Salomón estaban relacionadas con el he-
cho de que Dios habitaría en la oscuridad y con la promesa que Dios hizo a David de
que su hijo le edificaría casa (1 R. 8:12-21).
3. Su oración
Los versículos 22-53 narran la oración de Salomón. Mi carga es que veamos el signifi-
cado intrínseco de esta oración, para lo cual requerimos sabiduría y revelación espiri-
tuales.
En la última de las siete condiciones que se pide que Dios escuchara las oraciones de Sus ele-
gidos, sobresalen tres cosas (v. 48): la tierra santa, que representa a Cristo como porción asig-
nada por Dios a los creyentes (Col. 1:12); la ciudad santa, que representa el reino de Dios en
Cristo; y el templo santo, que representa la casa de Dios, la iglesia, sobre la tierra. Estos tres
elementos: la tierra santa, la ciudad santa y el templo santo son lo más crucial en la economía
de Dios. Durante el cautiverio babilónico, Daniel pidió por la tierra santa, la ciudad santa y el
templo santo tres veces al día, abriendo su ventana hacia Jerusalén (Dn. 6:10). Esto indica que
Dios escucha nuestras oraciones siempre y cuando se centren en Cristo, el reino de Dios y la
casa de Dios como la meta de Su economía eterna.
La tierra santa, la ciudad santa y el templo santo son tipos de Cristo. Cristo mismo es nuestra
buena tierra, nuestra ciudad, nuestro reino, el templo y la morada de Dios. Nuestras oraciones
deben ser dirigidas hacia la tierra santa, la ciudad santa y el templo santo. Esto significa que lo
que oramos debe enfocarse en los intereses de Dios, es decir, en Cristo y en la iglesia, los cuales
constituyen los intereses de Dios sobre la tierra.
El significado espiritual de los intereses de Dios es Cristo mismo. Esto indica que no importa
cuál sea el objeto de nuestra oración, el fin de la misma debe ser Cristo, en quien Dios se in-
teresa. Debemos orar por los santos, pero no centrar nuestras oraciones en ellos. Por una parte,
oramos por ellos, pero lo hacemos por causa de los intereses de Dios. Si nuestra oración se
centra en la persona por la que oramos, esto provocará el ataque del enemigo. Esta debe ser
nuestra estrategia en la guerra espiritual.
Debemos recordar que la oración involucra tres partidos: nosotros, Dios y Satanás. En ocasio-
nes, cuando oramos por cierta persona, Satanás viene y la ataca, y la situación de ella empeora.
Esto se debe a que tomamos a tal persona como el centro de nuestros intereses y no la economía
de Dios. No importa por quién oremos, siempre debemos centrar nuestra oración en el Cristo
de Dios, que es lo que a Dios le interesa en Su economía.
La oración correcta consiste en orar a Dios en el nombre del Señor Jesús (Jn. 16:24), centrán-
donos en lo que a Dios le interesa, en Su economía. Con la expresión “en el nombre del Señor
Jesús”, no me refiero a cierta forma tradicional de oración. Orar en el nombre de Jesús es orar
por los intereses de Dios sobre la tierra, a saber, Cristo, quien es la porción que Dios nos dio,
el reino y la morada de Dios. Todas nuestras oraciones deben girar en torno a los intereses de
Dios y deben contribuir al cumplimiento de Su economía.
En el versículo 59, Salomón declaró: “Y estas mis palabras con que he orado delante de
Jehová, estén cerca de Jehová nuestro Dios de día y de noche, para que él proteja la
causa de su siervo y de su pueblo Israel, cada cosa en su tiempo”. A lo largo de los siglos,
Dios ha defendido la causa de Su pueblo Israel, ejerciendo Su justicia sobre ellos.
Cuando incurrían en falta contra El, El los castigaba y disciplinaba por medio de los
poderes gentiles, incluyendo a los imperios babilónico, pérsico, griego y romano. No
obstante, cuando estas naciones se sobrepasaban, Dios defendía la causa de Israel, cas-
tigando a aquéllos que los maltrataban.
Detrás de la esfera física se halla la esfera espiritual, en la cual Dios gobierna el uni-
verso, ejerciendo Su justicia continuamente sobre Su pueblo, como lo requiere cada
situación. Dios hace esto por Sus elegidos, tanto por Israel como por los creyentes de
Cristo. Cuando Sus elegidos cometen errores y lo ofenden, El los disciplina usando a
las personas como medios de castigo. Pero al mismo tiempo, El defiende la causa de
Sus elegidos, ejecutando Su justicia sobre los que los persiguen. Por ejemplo, cuando
Hitler mató sin causa a millones de judíos, Dios intervino y ejerció Su justicia sobre él,
defendiendo así a Israel.
5. Salomón y el pueblo ofrecen
una gran cantidad de sacrificios a Dios
Después de que Salomón bendijo al pueblo, juntos ofrecieron una gran cantidad de
sacrificios a Dios: holocaustos, ofrendas de harina y ofrendas de paz (vs. 62-64). El
holocausto se ofrece para deleitar a Dios; la ofrenda de harina para Su satisfacción; y
la ofrenda de paz para que Dios y Su pueblo sea uno y gocen en paz.
Puesto que Salomón y el templo que él edificó desempeñaron un papel muy crucial en
la historia de Israel y ya que abarcan tan grande lapso de tiempo en dicha historia, es
hecho patente que, en la tipología del Antiguo Testamento, la historia de Israel gira en
torno al cumplimiento de la economía eterna de Dios. Si al estudiar dicha historia nos
desligamos de la economía de Dios, nuestro estudio será vano. Tanto en el Antiguo
Testamento como en el Nuevo, Cristo y la iglesia son la centralidad y la universalidad
de la economía de Dios. Es crucial que entendamos que los libros de historia se escri-
bieron desde la perspectiva de la economía eterna de Dios, de la cual Cristo y la iglesia
son el centro.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE SIETE
EL REINADO DE SALOMON
(5)
Lectura bíblica: 1 R. 9—11
Los creyentes somos las personas más importantes del universo, ya que Dios mora en
nosotros y se está forjando en nuestro ser para hacernos Dios en vida y naturaleza, mas
no como objeto de adoración. Romanos 5:17 revela que reinamos en la vida que hemos
recibimos. Si queremos ser vencedores, debemos reinar en vida, de lo contrario, per-
deremos el disfrute de Cristo y seremos disciplinados por el Señor en la era venidera.
Todos hemos de madurar tarde o temprano; si maduramos ahora, reinaremos en vida
en esta era y seremos los correyes de Cristo en la era venidera, en la cual gobernaremos
sobre las naciones. Debemos tener presente esto mientras consideramos lo que se re-
vela en 1 Reyes 9—11 con respecto al reinado de Salomón.
En el templo habían dos altares: el altar de bronce, que estaba en el patio exterior, y el
altar de oro, el cual se hallaba dentro del templo. El altar de bronce servía para sacrifi-
car ofrendas, mientras que el altar de oro se usaba para quemar incienso. El olor grato
del incienso quemado en el altar de oro o altar del incienso, representa al Cristo por
medio del cual somos aceptos ante Dios. El incienso se quemaba con base en las ofren-
das sacrificadas sobre el altar de bronce. En el altar de bronce Cristo efectuó la reden-
ción, mientras que en el altar del incienso, Dios nos acepta basado en lo que Cristo
realizó en el altar de bronce.
A. La caída de Salomón
En 11:1-8 se narra la caída de Salomón.
1. Se entrega a la lujuria
La caída de Salomón se debió a que él se entregó a las concupiscencias y tuvo muchas
mujeres, las cuales eran extranjeras: tuvo 700 esposas, que eran las princesas de los
reyes de las naciones, y 300 concubinas; además de la hija de Faraón (vs. 1-3). En esto,
Salomón actuó con insensatez.
2. Se apartó de Dios y adoró a los ídolos gentiles
La caída de Salomón también se debió a que él abandonó a Dios, quien se le apareció
dos veces (v. 9), y adoró a los ídolos gentiles, siendo seducido por las mujeres extran-
jeras que él amó (vs. 4-8).
B. Dios lo castiga
Como resultado de la caída de Salomón, Dios intervino, lo castigó y lo disciplinó.
En el recobro del Señor, ante todo debemos darle importancia a la vida. Pero hasta
cierto punto y en cierto sentido, requerimos capacidad. Sin embargo, nuestra capaci-
dad en la iglesia debe ser producto de la madurez en vida. La simple capacidad sin la
vida es como una serpiente que envenena a la iglesia. Pero la vida es como una paloma,
que la suministra de vida. En lugar de ser los Salomones de hoy, debemos ser “palo-
mas” que han alcanzado cierta medida de vida.
Salomón, basado en el don que Dios le otorgó, disfrutó al máximo de la buena tierra
otorgada por Dios. No obstante, debido a su escasa madurez en la vida del espíritu y
por causa de su entrega a los deseos sexuales, fue privado de disfrutar la buena tierra
en la economía de Dios. David su padre, un hombre conforme al corazón de Dios, fra-
casó en el horrendo pecado de los deseos sexuales. El fracaso de Salomón, al caer en la
tentación de Satanás, fue mucho mayor que el de su padre, mucho más allá de lo ima-
ginable. Esto hizo que él y sus descendientes perdieran más del noventa por ciento del
reino, y que el pueblo elegido de Dios pasara por divisiones y confusión durante mu-
chas generaciones, además de perder la tierra que Dios les había otorgado, y finalmente
fueran llevados cautivos a tierras lejanas, en las cuales abundaba la idolatría. Hasta el
día de hoy la nación de Israel sigue sufriendo por causa del fracaso de Salomón. ¡Esto
debe servirnos de advertencia y amonestación! Debemos ser cuidadosos, pues aun la
mínima entrega a los placeres carnales puede dañar la iglesia y anular los aspectos es-
pléndidos de la vida de iglesia.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE OCHO
LA DIVISION DEL REINO DE ISRAEL
Y
LOS REINADOS DE ROBOAM SOBRE JUDA Y
DE JEROBOAM SOBRE ISRAEL
Lectura bíblica: 1 R. 11:9-13, 29-37; 12:1—14:31a
Hay varias maneras de entender la Biblia. El hermano Nee dijo que cada quien en-
tiende la Biblia según la clase de persona que sea. Cada denominación y cada grupo
tiene su propia manera de entender las Escrituras. Los Pentecostales las entienden a
su manera; las interpretan sin regirse por ningún principio. Los católicos conocen la
Biblia según las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana. Los que hacen énfasis en la
vida interior también tienen su propia manera de entender la Biblia. Hace cincuenta
años, al hermano Nee y a mí nos parecía que las enseñanzas de las Asambleas de los
Hermanos eran las mejores, y por muchos años he consultado a menudo la sinopsis de
los libros de la Biblia escrita por John Nelson Darby. Pero en estos últimos años, al
preparar los estudio-vida de Job y de los libros históricos, no consulté sus enseñanzas.
En estos años, el Señor nos ha mostrado algo aún más elevado y profundo, a saber, la
economía eterna de Dios, la cual tiene como centro y realidad a Cristo, quien es la cor-
porificación del Dios Triuno procesado, y a la iglesia, que es el Cuerpo orgánico de
Cristo. Dios lleva a cabo dicha economía impartiéndose en nosotros.
El libro de Efesios revela que Dios se imparte en el hombre. Partiendo del capítulo uno,
los Hermanos recalcan que Dios nos escogió y nos predestinó, pero no mencionan que
la elección y la predestinación son asuntos orgánicos. El versículo 4 declara que Dios
nos escogió en Cristo para que fuésemos santos. Ser santos equivale a ser Dios en vida
y naturaleza, mas sin ser objeto de adoración. En todo el universo, sólo Dios es santo,
y la única manera de hacernos santos es impartiéndonos Su naturaleza santa, Su ele-
mento santo. Cuando Dios nos regeneró, El se impartió a Sí mismo en nuestro ser, o
sea, nos impartió Su naturaleza. El versículo 5 dice que Dios nos predestinó para filia-
ción, es decir, para que fuéramos Sus hijos, lo cual logra al impartirse en nosotros. Se-
gún Efesios 1, la iglesia se produce como resultado de que el Dios Triuno se imparta en
nosotros y que el Cristo ascendido se infunda en nuestro ser. En los últimos diez años,
el Señor me ha llevado a entender la Biblia de esta manera.
Casi todas las enseñanzas fundamentales que se enseñan actualmente son correctas.
Las valoramos mucho y ellas han sido nuestro fundamento. Sin embargo, éstas tam-
bién nos han atrasado, e incluso velado. Muchos de los que las enseñan piensan que
eso es todo y ahí se han quedado, y hasta cierto punto, a nosotros nos ha pasado lo
mismo en cuanto a la manera en que entendemos la Biblia. Si las enseñanzas funda-
mentales se convierten en una tradición para nosotros, no nos esforzaremos más por
mejorar nuestro entendimiento de la Biblia. El hermano Nee nunca estuvo completa-
mente satisfecho con estas enseñanzas y siempre se esforzó por ver algo más.
La visión que hemos recibido de la Biblia consiste en que Dios desea hacernos de
nuevo. La creación del hombre no cumple cabalmente el propósito de Dios; fue un paso
solamente. Dios creó al hombre con Su mano, pero hoy lo vuelve a hacer con Su propia
vida. Después de crear al hombre, Dios lo puso frente al árbol de la vida, lo cual indi-
caba que El deseaba hacerlo de nuevo, regenerándolo. Finalmente, el hombre regene-
rado se convierte en la novia de Cristo, Su aumento (Jn. 3:29-30). Muchos cristianos
entienden que Juan 3 revela la regeneración, pero no se dan cuenta de que el objeto de
la misma es producir la novia, el aumento de Cristo. Esto muestra que el entendimiento
de la Biblia tiene varios niveles.
Con esta perspectiva, examinemos la división que se dio en el reino de Israel, y anali-
cemos los reinados de Roboam sobre Judá y de Jeroboam sobre Israel.
d. Estalla la rebelión
Los versículos 16-20 revelan el estallido de la rebelión. Israel se rebeló contra la casa
de David (v. 19) e hicieron a Jeroboam rey sobre todo Israel (v. 20).
G. La apostasía de Jeroboam
En 1 Reyes 12:25-33 y 13:33-34 se relata la apostasía de Jeroboam.
I. Ahías profetiza
el fin trágico de Jeroboam
En 14:1-18 se narra lo que profetizó Ahías acerca del trágico fin de Jeroboam. Jeroboam
envió a su esposa disfrazada para que viera al profeta Ahías en Silo, esperando oír bue-
nas noticias acerca de su hijo Abías (vs. 1-5). El profeta Ahías, en vez de darle buenas
nuevas, habló de parte de Dios y le declaró a la esposa de Jeroboam que por los males
y la apostasía de éste, Dios lo destruiría a él y a toda su familia así como se barre el
estiércol hasta no quedar nada (vs. 6-18).
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE NUEVE
LOS REINADOS DE ABIAM Y ASA SOBRE JUDA
Y DE NADAB, BAASA, ELA, ZIMRI
Y OMRI SOBRE ISRAEL
Y
EL REINADO DE ACAB SOBRE ISRAEL
(1)
Lectura bíblica: 1 R. 14:20b, 31b; capítulos 15—16
Respetamos las enseñanzas fundamentales que se imparten actualmente, pero el
Nuevo Testamento tiene mucho más que revelarnos. Predicamos el evangelio visitando
a los pecadores para traerlos a Cristo, pero la meta de nuestra predicación no es sim-
plemente “ganar almas”, o que las personas vayan al cielo; sino más bien producir los
miembros de Cristo para que Su Cuerpo orgánico sea edificado y llegue a su consuma-
ción en la Nueva Jerusalén.
Nuestra meta es llegar a Sion, producir Sion, con miras al cumplimiento de la economía
eterna de Dios. Sin esto, Dios no podrá realizar Su economía, ni llevar la Nueva Jeru-
salén a su consumación. En el último libro del Nuevo Testamento se hace un llamado
a vencer (Ap. 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21), ya que los vencedores serán Sion (14:1). Sion
será la norma de la Nueva Jerusalén. En el cielo nuevo y en la tierra nueva, cuando la
Nueva Jerusalén sea consumada, Sion desaparecerá, porque La Nueva Jerusalén en su
totalidad se convertirá en Sion; en ella estarán incluidos todos los creyentes, los ven-
cedores. La vida de iglesia en el recobro del Señor debe seguir avanzando hasta que, al
menos algunos de nosotros, si no todos, lleguemos a ser Sion.
Los capítulos 15—16 de 1 Reyes abarcan el reinado de Abiam y Asa sobre Judá, de Na-
dab, Baasa, Ela, Zimri y Omri sobre Israel, y el principio del reinado de Acab sobre
Israel. Este relato muestra la confusión, que siempre es causada por la división. Don-
dequiera que haya división, habrá también confusión.
E. Hace lo malo ante Jehová, más que todos los que le precedieron
Omri hizo lo malo delante de Jehová, más que todos los que habían reinado antes de
él, y siguió el camino de Jeroboam y sus pecados, con los cuales había hecho pecar a
Israel, provocando con sus ídolos la ira de Jehová (vs. 25-27).
F. Es sepultado en Samaria
Omri murió y fue sepultado en Samaria (v. 28a).
Elías tuvo miedo y escapó para salvar su vida (vs. 3-8), primero a Beerseba y luego al
desierto, donde quiso morir y dijo a Jehová: “Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues
no soy yo mejor que mis padres”. (v. 4). Pero después de ser confortado y animado por
un ángel, Elías fue a Horeb, al monte de Dios y allí pasó la noche en una cueva (v. 9a).
En el capítulo dieciocho Elías obtuvo una gran victoria, pero en el capítulo diecinueve,
tuvo miedo y escapó para salvar su vida. ¿Cómo es que un profeta tan fuerte pudo ser
tan débil después de obtener tal victoria? Para contestar esta pregunta, me gustaría
hacer una comparación entre Elías y Pablo. Pablo no se dejó amedrentar por nada;
antes bien, fue muy valiente y estuvo dispuesto a sufrir aun el martirio (2 Ti. 4:6-7, 17-
18). El incluso consideraba el martirio como una oportunidad para magnificar a Cristo
(Fil. 1:20-21). En el caso de Elías, el poder de Dios reposó sobre él sólo en ciertas oca-
siones, pero en el caso de Pablo, el Dios Triuno se forjaba en él continuamente, hacién-
dolo Dios en vida y naturaleza (mas no como objeto de adoración).
Pedro es otro ejemplo de una persona débil. Cuando comió con los gentiles, no defen-
dió la verdad del evangelio a causa del miedo que sintió de sus compatriotas (Gá. 2:11-
14). Pablo fue más valiente que Pedro. A pesar de que Pedro estuvo bajo el cuidado del
Señor Jesús durante tres años y medio y recibió el poder de lo alto en el día de Pente-
costés, él no tenía al Dios Triuno forjado en su ser en el mismo grado que Pablo. En el
caso de Pablo, el Dios Triuno se forjó en él completamente.
Todos los creyentes tenemos a Cristo, pero ¿hasta qué grado le permitimos que se forje
en nosotros diariamente? Nuestro querido Señor Jesús, quien es la corporificación
misma del Dios Triuno, hace Su hogar en nuestro corazón cada día y se forja en nuestro
ser gradualmente. Pero es posible que en nuestra relación con nuestro cónyuge, no
permitamos que Cristo se forje en nosotros.
Los cuarenta reyes de Israel y de Judá llegaron a una posición muy elevada, pero no
disfrutaron de la buena tierra como debían haberlo hecho. Ni siquiera David la disfrutó
plenamente. Debemos tomar esto como advertencia. A pesar de que hemos oído mucho
sobre el disfrute de Cristo, ¿somos diligentes en disfrutarle? Es posible que la expresión
“disfrutar a Cristo” sea una mera enseñanza o un lema para nosotros. La realidad es
que le disfrutamos muy poco.
La manera en que nos relacionamos con los demás refleja lo poco que disfrutamos de
Cristo. Muchas veces nos esforzamos por portarnos bien y alejarnos de las cosas peca-
minosas, pero descuidamos nuestro disfrute de Cristo. Puedo testificar que durante los
veinte años que laboré con el hermano Watchman Nee, nunca bromeamos, siempre
mantuvimos la unidad y jamás discutimos. Fuimos preservados de esta manera debido
a que ambos recibimos la visión de la economía de Dios y del recobro del Señor, y
aprendimos a vivir y a conducirnos en el espíritu y por el espíritu, con miras a experi-
mentar a Cristo.
Hemos dicho que todo lo que somos, lo que deseamos, lo que intentamos hacer, lo que
anhelamos y la manera en que nos comportamos, está íntimamente relacionado con
nuestro disfrute de Cristo. En estos mensajes no tengo la carga de presentar un estudio
de la Palabra, sino que aprendamos de las lecciones que nos ofrece la historia conforme
a la tipología. Debemos aprender a cuidar y mantener nuestro disfrute de Cristo. Es
difícil encontrar un cristiano que viva y ande realmente en el espíritu y conforme a él.
Que el Señor tenga misericordia de nosotros. No debemos intentar ser los Elías de hoy,
sino los Pablos actuales. Pablo pudo declarar que él estaba crucificado juntamente con
Cristo y que ya no vivía él, sino que Cristo vivía en él (Gá. 2:20). Además, magnificó y
vivió a Cristo, incluso en la prisión, por medio de la abundante suministración del Es-
píritu de Jesucristo (Fil. 1:19-21). Nuestra vida hoy debe ser como la suya.
El milagro que Elías hizo al cerrar y abrir los cielos y su petición para que descendiera
fuego del cielo, no tenía nada que ver con la economía de Dios. Cuando el discípulo
Juan le preguntó al Señor Jesús si quería que hicieran descender fuego para consumir
a cierto pueblo, el Señor le reprendió, diciendo: “Vosotros no sabéis de qué espíritu
sois”. (Lc. 9:55). Esto indica que el Señor Jesús no vino como un Elías, sino que vino a
llevar a cabo la economía de Dios por medio de Su crucifixión.
Sucedió lo mismo con Pablo. Al inicio de su ministerio, él hizo muchos milagros, pero
más adelante, cuando Timoteo estuvo enfermo, sólo le dijo: “Usa un poco de vino por
causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades” (1 Ti. 5:23). Además, cuando
estuvo a punto de ser martirizado, no efectuó ningún milagro. Lo único que él tenía era
al Dios Triuno, al cual disfrutaba en su espíritu como el suministro abundante, que le
permitía soportar voluntaria y triunfalmente la persecución. Pablo estaba listo para
encarar la persecución y el martirio porque estaba lleno de Dios, impregnado de El.
Ciertamente César Nerón lo mató, pero Pablo ganó el mundo entero con sus catorce
epístolas.
Elías no aprendió estas lecciones. Huyó temeroso porque él, a diferencia de Pablo, no
tenía al Dios Triuno forjado en su ser. Elías se escondió en una cueva pensando que no
podía hacer nada y que le sería mejor morir. A pesar de esto, Dios no le reprendió; más
bien, le dijo que aún le quedaba un mandato por llevar a cabo.
Dios mandó a Elías a que ungiera a tres personas (vs. 15-16). Primero, le pidió que
ungiera a Hazael por rey de Siria. Esto alude al principio neotestamentario que consiste
en cuidar de los gentiles. Segundo, Elías ungió a Jehú por rey de Israel. Y tercero, a
Eliseo, que tipifica al Cristo de gracia, para que fuese profeta en su lugar.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE ONCE
EL REINADO DE ACAB SOBRE ISRAEL
(3)
Y
EL REINADO DE JOSAFAT SOBRE JUDA
Lectura bíblica: 1 R. 20:1—22:50
En este mensaje seguiremos viendo el reinado de Acab sobre Israel y además estudia-
remos el reinado de Josafat sobre Judá.
6. Acab es reprendido
por haber soltado al hombre
que Dios había entregado a la destrucción
Un profeta que estaba disfrazado reprendió a Acab por haber dejado libre al hombre
que Dios había entregado a la destrucción. Dios había determinado la destrucción de
Ben-adad, pero Acab lo soltó sin consultar a Dios. Por esta razón, la vida de Acab sería
por la suya y el pueblo de Acab por el suyo (vs. 35-42).
4. Es sepultado en Samaria
Acab fue sepultado en Samaria. Alguien lavó la sangre de Acab derramada en su carro
en el estanque de Samaria, y los perros lamieron su sangre, conforme a lo que Dios
había dicho (vs.37-40a).
La manera en que Dios disciplinó a Acab muestra cuán justo y misericordioso es El.
Por una parte, Dios es benévolo, y por otra, es severo. Debemos temerle y ser respon-
sables delante de El. Además, debemos estar listos para cosechar lo que hemos sem-
brado.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE DOCE
EL REINADO DE OCOZIAS SOBRE ISRAEL
Y
EL ARREBATAMIENTO DE ELIAS
Lectura bíblica: 1 R. 22:40b, 51-53; 2 R. 1:1—2:18
En este mensaje veremos el reinado de Ocozías sobre Israel (1 R. 22:40b, 51-53; 2 R.
1:1—18) y el arrebatamiento de Elías (2 R. 2:1-18).
5. Ocozías muere
conforme a la palabra de Jehová
Ocozías murió conforme a la palabra de Jehová, y puesto que no tenía hijo, su hermano
Joram (según la Septuaginta) empezó a reinar en su lugar en el segundo año de Joram,
hijo de Josafat rey de Judá (vs. 17-18).
Gilgal fue el lugar donde el pueblo de Dios hizo frente a la carne (Jos. 5:2-9). Los hijos
de los que habían salido de Egipto no habían sido circuncidados, lo cual indica que no
le habían dado fin a su carne. Cuando cruzaron el Jordán para luchar por la buena
tierra, lo primero que hicieron fue circuncidar su carne, y lo hicieron en Gilgal.
De Gilgal, Elías y Eliseo fueron a Bet-el. En Génesis 12, cuando Abraham salió de Cal-
dea (habiendo dejado el mundo) y llegó a Bet-el, edificó un altar para ofrecerle todo a
Dios. Esto indica que Bet-el es el lugar donde dejamos el mundo y nos consagramos
incondicionalmente a Dios, tomándolo como nuestro todo.
Elías entonces llevó a Eliseo a Jericó. Jericó fue la primera ciudad que Josué y el pueblo
de Israel tuvieron que derrotar cuando entraron en la buena tierra. Jericó representa
la cabeza del enemigo de Dios, Satanás.
Finalmente, Elías y Eliseo fueron al río Jordán, que representa la muerte. El bautismo
neotestamentario, que da fin a las personas, comenzó en el río Jordán (Mt. 3:5-6, 13).
Para pasar el río Jordán, Elías golpeó las aguas con su manto, el cual representa al
Espíritu derramado, el Espíritu de poder. Este Espíritu, que algunos maestros de la
Biblia llaman “el Espíritu del manto”, golpeó el río de la muerte y abrió paso para que
Elías y Eliseo cruzaran.
Al meditar sobre el significado de estos tipos, vemos que para que se efectúe el cambio
de era, del Antiguo Testamento al Nuevo, debemos darle fin a nuestra carne, dejar el
mundo, volvernos a Dios, derrotar a Satanás y pasar por la muerte.
Eliseo ciertamente recibió el espíritu de Elías. Sin embargo, como veremos, el Espíritu
que en el tiempo de Elías realizó grandes milagros, como el de cerrar y abrir los cielos
y enviar fuego del cielo, actuó de una manera diferente por medio de Eliseo. En cierto
sentido, Eliseo se comportó como lo hizo el Señor Jesús en los evangelios, con gracia y
dulzura.
Durante tres años y medio, el Señor Jesús guió a Sus discípulos a que dieran fin a la
carne (Gilgal), renunciaran al mundo (Bet-el), derrotaran a Satanás, la cabeza de los
demonios (Jericó), y finalmente, los condujo al río Jordán. Los ciento veinte que ora-
ban en Hechos 1 fueron llevados al río Jordán para morir juntamente con Cristo y ser
sepultados con Él. Yo creo que, como resultado de esto, ellos ya no estimaron lo que
eran ni lo que podían hacer, sino que rompieron todo en “dos pedazos”. Fueron ubica-
dos mediante estas etapas en la posición correcta para recibir el manto de Elías, el po-
der de lo alto. Por consiguiente, en el día de Pentecostés, el Espíritu de poder fue de-
rramado sobre ellos. Hoy, nosotros somos los que seguimos al Señor Jesús, de Gilgal a
Bet-el, de Bet-el a Jericó, y de Jericó al río Jordán. Al pasar por estas etapas entramos
a una nueva era, la era del Nuevo Testamento, donde Cristo lo hace todo con gracia.
Las Escrituras declaran que Elías regresará de nuevo (Mal. 4:5; Lc. 1:17; Mt. 11:14;
17:10-13; cfr. 17:3-4; Ap. 11:3-12). Al final de la era del Nuevo Testamento, la gran tri-
bulación será un tiempo parecido al de Acab, y Elías volverá en calidad de testigo. Du-
rante los tres años y medio de la gran tribulación, Dios se verá obligado a usar nueva-
mente a Elías para consumir a Sus enemigos con fuego (Ap. 11:5). Finalmente, Elías
será muerto, y a los tres días y medio se levantará, será arrebatado y se unirá no sola-
mente a los santos del Antiguo Testamento, sino también a los vencedores del Nuevo
Testamento.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE TRECE
EL MINISTERIO DE ELISEO:
UN MINISTERIO DE GRACIA
Lectura bíblica: 2 R. 2:19-25; 4:1—6:7
En este mensaje veremos lo que revela 2 Reyes en cuanto al ministerio de gracia que
se le encomendó a Eliseo.
I. ELIAS TIPIFICA A JUAN EL BAUTISTA
EN EL SENTIDO DE REDARGÜIR
A LAS PERSONAS PARA MUERTE
Elías representaba a Juan el Bautista en el sentido de redargüir a las personas para
muerte (Lc. 1:17; Mt. 11:11, 14; 3:1-2, 6-11a). Juan el Bautista precedió a Cristo y lo in-
trodujo en el ministerio. Esto fue tipificado por el hecho de que Elías hizo lo mismo con
Eliseo.
A muchos cristianos les atraen los milagros, pero descuidan la gracia y la vida, y si
hablan de ello, lo hacen de una manera superficial. Pero vemos que en Romanos, Pablo
hizo hincapié en la gracia. En ese libro el objetivo de ser justificados por la gracia es
que reinemos en vida (3:24; 5:17-18). Por consiguiente, vemos que la gracia en vida es
un tema crucial en Romanos.
La gracia es el propio Dios, quien lo hace todo por nosotros y se da a Sí mismo para que
lo disfrutemos. Y el resultado de esta gracia es que recibamos la vida divina, la cual es
rica y elevada, y nos hace correyes de Cristo. No es común que entre los cristianos de
hoy se dé un mensaje que diga que la gracia de Dios hace posible que recibamos la vida
divina y que reinemos en ella.
El primer milagro que el Señor Jesús realizó, según el evangelio de Juan, fue convertir
el agua en vino (2:3-11). Este milagro alude al cambio de la muerte en vida. Cambiar la
muerte en vida es el principio que rige todos los milagros que el Señor realizó en el
evangelio de Juan, así como los casos que se narran en los capítulos del tres al once. El
significado del milagro que hizo Eliseo en 2 Reyes 2 y del que obró el Señor Jesús en
Juan 2, es el mismo: cambiar la muerte en vida.
En este asunto, Eliseo también tipificó al Señor Jesús. Más que cualquier otro profeta,
Eliseo realizó cosas que, en tipología, son iguales a lo que el Señor Jesús realizó. En
principio, Eliseo y el Señor Jesús hicieron lo mismo; ambos realizaron milagros de gra-
cia en vida.
C. Resucita muertos
Eliseo también resucitó muertos (2 R. 4:18-37; cfr. He. 11:35; Lc. 7:11-17; Jn. 11:41-44;
Ro. 4:17b). El Señor Jesús ha resucitado a millones de personas, incluyéndonos a no-
sotros (Jn. 5:25).
Llamar las cosas que no son, como existentes y dar vida a los muertos, no son simple-
mente milagros, sino el fruto de la gracia que resulta en vida, la cual nos hace aptos
para reinar en ella.
Muchas de las enseñanzas del cristianismo actual son “calabazas venenosas”. Algunos
libros cristianos son buenos, pero muy pocos son puros. Hemos recomendado los es-
critos de Andrew Murray, de la señora Guyón, del hermano Lawrence, y de otros. He-
mos recomendado particularmente la obra maestra de Andrew Murray sobre el Espí-
ritu de Cristo, y también El plan redentor de Dios escrito por María E. McDonough
y La vida en el nivel más elevado, por Rut Paxton. Además, tenemos el ministerio del
hermano Nee. Cuando el hermano Nee era joven, los misioneros occidentales rechaza-
ron su ministerio, pero hoy, por todas partes, muchos creyentes que buscan más del
Señor conocen Su ministerio. Por la misericordia y gracia del Señor, nuestros ministe-
rios, el del hermano Nee y el mío, han revelado casi todas las revelaciones más cruciales
e importantes de la Biblia. Les insto a que presten atención a estas verdades puras y
saludables, y a que no pierdan su tiempo recogiendo “calabazas venenosas”.
E. Sana a un leproso
En 2 Reyes 5, Eliseo sanó a un leproso (Lc. 4:27). El Señor Jesús hizo lo mismo en Su
ministerio (Mt. 11:5; 8:1-4; Lc. 17:11-19).
Habiendo examinado todo lo anterior, vemos que Eliseo fue un tipo exacto de Cristo.
Eliseo cambió la era en tipología, y el Señor Jesús hizo lo mismo en la realidad. Hoy
estamos en una nueva era, la era del cumplimiento de la economía neotestamentaria
de Dios.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE CATORCE
EL REINADO DE JORAM SOBRE ISRAEL
Lectura bíblica: 2 R. 1:17b; 3:1-27; 6:8—8:15
La historia del Antiguo Testamento, en tipología, está estrechamente relacionada con
la economía divina. En ella vemos que el profeta Eliseo representa la economía neotes-
tamentaria de Dios. El Eliseo del Antiguo Testamento tipificaba las realidades del
Nuevo. En Lucas 4:27 el Señor Jesús se refirió a Eliseo como tipo Suyo, declarando: “Y
muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos
fue limpiado, sino Naamán el sirio”. El Señor indica que, el hecho de que Israel recha-
zara a Eliseo y que Eliseo se volviera a los gentiles, lo tipificaba a El mismo en Su con-
dición de Hijo del Hombre. Esto ofendió a los que estaban en la sinagoga, y por eso lo
expulsaron. Así se cumplió la tipología de Eliseo, quien vino al pueblo de Dios con la
palabra de gracia y fue rechazado. Cristo también fue rechazado y se vio obligado a ir a
los gentiles para llevarles la palabra de gracia.
3. El siervo de Eliseo ve el
ejército y tiene miedo
El joven que servía a Eliseo vio el ejército por la mañana, tuvo miedo y no supo qué
hacer (vs. 15-16).
a. El príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, no cree que iba a ha-
ber una rica provisión de alimentos
El príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, no creyó que iba a haber una rica pro-
visión de alimentos, y dijo: “Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto
así?” (v. 2a). Eliseo le dijo que sus ojos lo verían pero que él no comería de ello.
Cuando leemos los libros históricos, debemos hacerlo con una visión que abarque
desde la primera página de la Biblia hasta la última. Pablo conocía bien el Antiguo Tes-
tamento y podía interpretarlo. La epístola a los Romanos explica el versículo del Anti-
guo Testamento que declara, “El justo por la fe tendrá vida y vivirá” (Ro. 1:17; Hab.
2:4). Pablo escribió un libro de dieciséis capítulos para definir lo que significa tener
vida por la fe. Los cuatro primeros capítulos tratan el aspecto jurídico, pues declaran
que Dios nos justifica basado en la redención que Cristo efectuó, y por medio de nuestra
fe (3:24, 28). Esto no tiene nada que ver con la vida. Sin embargo, la justificación que
obtenemos por la gracia nos conduce a la vida (5:18); la justificación produce la rege-
neración, por medio de la cual recibimos la vida divina, que es Dios mismo. Esta vida
opera en nosotros y nos hace reyes (v. 17). Después del capítulo cuatro, cada capítulo
de Romanos trata de lo orgánico. Por medio de esta vida orgánica, nosotros, los peca-
dores justificados, somos hechos miembros vivos del Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de
Cristo que se menciona en el capítulo doce se expresa orgánicamente en las distintas
localidades que se mencionan en el capítulo dieciséis.
El hermano Nee fue quien me ayudó a recibir esta luz. El fue la persona más equilibrada
en el conocimiento de la Biblia. Por medio de él, aprendí el principio de estudiar la
Biblia desde la perspectiva de la vida.
Miles de personas han estudiado, interpretado y explicado la Biblia durante los últimos
veinte siglos. El hermano Nee estudió todas estas interpretaciones y las compartió con-
migo. Esta es la razón por la que, el prólogo de la Versión Recobro del Nuevo Testa-
mento declara que las notas de dicha versión contienen “la ‘cristalización’ del entendi-
miento de la revelación divina que los santos de todas partes han recibido en los últi-
mos dos mil años”. Si prestamos atención a todas estas notas, entenderemos la Biblia
con la ayuda de los maestros del pasado.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE QUINCE
LOS REINADOS DE JORAM Y OCOZIAS SOBRE JUDA
Y
EL REINADO DE JEHU SOBRE ISRAEL
Lectura bíblica: 2 R. 8:16—10:36
Hemos recalcado claramente que la historia del Antiguo Testamento está estrecha-
mente relacionada con la economía de Dios en tipología. Si leemos los libros históricos
del Antiguo Testamento sin conocer la tipología, seguramente no los entenderemos.
En 2 Reyes vemos que dos personas: Eliseo y Jezabel, tipifican ciertas realidades neo-
testamentarias. Eliseo era una persona muy agradable, pero Jezabel era muy mala. En
este mensaje, que tratará de los reinados de Joram y de Ocozías sobre Judá y del
reinado de Jehú sobre Israel, veremos cómo es destruida Jezabel.
Tanto en la tipología del Antiguo Testamento como en el cumplimiento, en el Nuevo
Testamento, se habla de Jezabel. La maldad de Jezabel, una persona aborrecible, es
idéntica a la maldad de Satanás. Ella envenenó, estafó, cegó y usurpó a mucha gente.
La Jezabel del Antiguo Testamento era un tipo o sombra. Es importante que veamos
quién es Jezabel en la realidad del Nuevo Testamento. Ella era la esposa pagana de
Acab y tipificaba a la iglesia apóstata. El cristianismo es la religión más predominante
de la tierra, y la parte principal de dicha religión la compone la Jezabel actual, o sea, la
Iglesia Católica Romana. En Apocalipsis 2:24, el Señor Jesús declaró que Jezabel en-
seña “las profundidades de Satanás”. Y en Mateo 13:33, esta misma mujer mezcló le-
vadura, el elemento de Satanás, con la harina fina, que representa al Señor Jesús como
la ofrenda de harina que satisface a Dios y a los hombres. Jezabel, la iglesia apóstata,
ciertamente enseña la deidad de Cristo, pero ha añadido mucha levadura a esta ense-
ñanza. Por lo tanto, con Jezabel tenemos una pequeña parte de verdad y una gran parte
de levadura, y son numerosas las personas y los países que se encuentran bajo su in-
fluencia. En Apocalipsis 17, esta mujer es la gran ramera que mezcla abominaciones
con las cosas divinas.
F. Joram muere
Joram murió y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David (vs. 23-24a).
II. EL REINADO DE
OCOZIAS SOBRE JUDA
En 8:24b-29; 9:14b-16 y 21-29 leemos acerca del reinado de Ocozías sobre Judá.
A. Reina un año
A la edad de veintidós años, Ocozías hijo de Joram empezó a reinar sobre Judá, en el
año doce de Joram hijo de Acab, rey de Israel. Ocozías reinó un año en Jerusalén
(8:24b-26; 9:29).
A. Es ungido por un
hijo de los profetas
El profeta Eliseo dijo a uno de los hijos de los profetas que tomara un frasco de aceite,
lo derramara sobre la cabeza de Jehú y declarara que Jehová lo había ungido por rey
sobre Israel. El joven hizo como Eliseo le había mandado y ungió a Jehú, declarando
que Dios le había hecho rey sobre el pueblo de Jehová, Israel. Entonces, el hijo de los
profetas dijo a Jehú que Dios le había mandado herir la casa de Acab su señor a fin de
que Dios vengara la sangre de Sus siervos los profetas y la sangre de todos Sus siervos,
de la mano de Jezabel. El declaró que toda la casa de Acab perecería, que todo varón
de entre sus descendientes sería destruido, que la casa de Acab sería como la casa de
Jeroboam hijo de Nabat y como la casa de Baasa hijo de Ahías, y que Jezabel sería
comida por los perros y no habría quién la sepultase (9:1-10).
L. Es sepultado en Samaria
Después de reinar sobre Israel veintiocho años en Samaria, Jehú durmió con sus pa-
dres y fue sepultado en Samaria, y su hijo Joacaz reinó en su lugar (vs. 34-36).
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE DIECISEIS
LOS REINADOS DE ATALIA Y JOAS SOBRE JUDA
Lectura bíblica: 2 R. 11—12
En 2 Reyes 11—12 se narran los reinados de Atalía y Joás sobre Judá.
I. EL REINADO DE ATALIA SOBRE JUDA
A. Atalía destruye toda la descendencia real
Atalía, madre de Ocozías y esposa de Joram, de la casa de Acab (8:25-27), destruyó
toda la descendencia real (11:1).
Al leer la historia de los reyes y meditar sobre lo que ellos representan según la tipolo-
gía, lo que sobresale es la división. La división proviene de la ambición de la gente, es
decir, del deseo de ser superior a los demás, de ser la cabeza, el príncipe y el rey del
pueblo.
El Nuevo Testamento subraya mucho la unidad del Cuerpo de Cristo. En los evangelios
vemos que los seguidores del Señor Jesús lo amaban a lo sumo, al grado de dejar su
país, su casa y sus familiares para seguirle. Pero durante ese tiempo, la cuestión más
apremiante, según ellos, era quién sería el mayor. Incluso durante el viaje final a Jeru-
salén, cuando el Señor Jesús sintió la urgencia de hablarles una vez más de Su crucifi-
xión, ellos discutieron sobre quién era el mayor (Mt. 20:20-28; cfr. Lc. 22:24). La ma-
dre de los hijos de Zebedeo, Jacobo y Juan, vino al Señor con sus hijos y le pidió que
éstos se sentaran en Su reino, el uno a Su derecha y el otro a Su izquierda (Mt. 20:20-
21).
En Su última noche en la tierra, el Señor Jesús habló mucho a Sus discípulos acerca de
las profundidades de la revelación divina en cuanto a la economía de Dios (Juan 14—
16). Después ofreció una oración final al Padre en Juan 17, en la cual pidió repetidas
veces al Padre que guardara a los creyentes en la unidad del Dios Triuno. El Señor
ofreció esta oración por ellos basándose en la vida del Dios Triuno, en el nombre del
Padre, en las verdades acerca de la economía de Dios y en la gloria (vs. 11, 17, 21-23). A
partir de aquel momento, los discípulos se convirtieron en fieles seguidores del Señor.
Después de la resurrección y ascensión del Señor, permanecieron juntos en Jerusalén
y oraron unánimes durante diez días (Hch. 1:14). Cuando el Señor se derramó sobre
ellos como Espíritu en el día de Pentecostés, se inició la vida de iglesia. Sin embargo,
poco después, la división comenzó a infiltrarse gradualmente.
Quisiera pedirles que consideren, según el Nuevo Testamento, cuál fue la primera di-
visión que invadió la iglesia. Yo diría que fue cuando Bernabé dejó a Pablo. Después de
que Saulo, llamado después Pablo, fue salvo directamente por el Señor y bautizado por
Ananías, Bernabé lo introdujo a la comunión del Cuerpo. Los creyentes de Jerusalén le
tenían miedo porque él había perseguido y devastado a la iglesia, pero Bernabé fue
valiente y lo trajo a Jerusalén recomendándolo con los apóstoles a fin de que fuera
introducido en la comunión del Cuerpo (Hch. 9:26-28). Posteriormente, Pablo y Ber-
nabé, quienes tenían una relación muy estrecha, figuraron entre los profetas y maes-
tros de Antioquía (13:1), y más tarde, fueron enviados por el Espíritu Santo para la obra
a que El los había llamado (v. 2). Cuando empezaron a viajar juntos, el nombre de Ber-
nabé se mencionaba primero (v. 7); sin embargo, en Pafos se presentó una situación
qué requería un orador más fuerte, y fue Pablo quien habló (vs. 8-12). Esto muestra
que a pesar de que Bernabé había tomado la delantera, él no era tan apto como Pablo,
quien ahora tomaba la iniciativa para hablar. A partir de aquella ocasión, la revelación
divina siempre mencionaba el nombre de Pablo antes que el de Bernabé. Por algún
tiempo, Pablo y Bernabé laboraron juntos. Pero después, cuando Pablo propuso a Ber-
nabé que visitaran las iglesias que habían establecido, Bernabé propuso e insistió en
llevar en el viaje a su primo Marcos. A Pablo no le pareció bien, porque Marcos, no
pudiendo soportar las dificultades del viaje, había abandonado el primer viaje que em-
prendieron. Debido a este desacuerdo, Bernabé dejó a Pablo (15:36-39). Después de
esto, no vemos que se hayan unido nuevamente; esto fue una división.
Cuando servimos al Señor en el Cuerpo de Cristo, nuestro corazón debe ser sencillo y
puro. En el corazón de Bernabé había algo que no era tan sencillo ni puro, quizás un
poco de ambición. Esto provocó la división.
La división llegó a ser un problema para los apóstoles, quienes intentaban mantener la
unidad del Cuerpo de Cristo. En Corinto también se levantó una división (1 Co. 1:10-
12), y Pablo le escribió a la iglesia al respecto. Cuando escribió a la iglesia de Efeso, le
declaró que la virtud primordial en la conducta de los creyentes era guardar la unidad
del Espíritu, a saber, la unidad del Cuerpo (Ef. 4:1-3).
La historia de la iglesia muestra que siempre han existido divisiones a lo largo de los
siglos. Durante los últimos setenta años, también entre nosotros se han suscitado al-
gunas divisiones. Según mi observación, toda división proviene de la ambición. Debo
decirles, como advertencia, que en los últimos setenta años en el recobro del Señor,
ninguna persona facciosa se ha arrepentido jamás. Este es un asunto muy grave.
No debemos leer los libros de historia del Antiguo Testamento simplemente conforme
a la letra, sino teniendo una visión completa de la economía de Dios. Si la tenemos,
descubriremos que los tipos contenidos en dichos libros muestran que la división trae
confusión, asesinatos y usurpación. En la actualidad, el mundo cristiano en su totali-
dad está lleno de división, confusión, usurpación y asesinatos espirituales. Incluso en-
tre nosotros puede haber usurpación con respecto al cuerpo de ancianos. Esta maldad,
que proviene del Hades, todavía existe en el recobro del Señor. Debemos tener cuidado
y no causar ninguna división, porque la división es muy dañina, y el que la provoca es
el primero que paga las consecuencias.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE DIECISIETE
LOS REINADOS DE JOACAZ, JOAS
Y JEROBOAM SOBRE ISRAEL
Y DE AMASIAS SOBRE JUDA
Lectura bíblica: 2 R. 13—14
En este mensaje estudiaremos los reinados de Joacaz, Joás y Joram sobre Israel y el
reinado de Amasías sobre Judá.
C. El furor de Jehová
se enciende contra Israel
El enojo de Jehová se encendió contra Israel y El los entregó en manos de Hazael rey
de Siria y de su hijo Ben-adad por mucho tiempo. Ellos destruyeron a Israel dejándolo
como el polvo para la trilla; no dejaron a Joacaz más de cincuenta jinetes, diez carros
y diez mil hombres de a pie (vs. 3, 7, 22-24).
E. Es sepultado en Samaria
Joacaz durmió con sus padres y fue sepultado en Samaria (vs. 8-9a).
4. Muere en cuerpo
pero sigue ministrando en espíritu
Eliseo murió en cuerpo pero siguió ministrando en el espíritu y revivió a un muerto
(vs. 20-21). Cuando él murió, su cuerpo fue sepultado. Un día, un hombre murió y su
cadáver fue arrojado en el sepulcro de Eliseo. Cuando el cuerpo de este hombre tocó
los huesos de Eliseo, el hombre revivió. Aun después de muerto, Eliseo pudo vivificar
a la gente. Este es un cuadro del Cristo que opera en resurrección. Todo aquel que lo
toca es vivificado. D. L. Moody dijo una vez que el milagro más grande es la regenera-
ción. La regeneración se produce cuando las personas que están muertas espiritual-
mente tocan al Cristo que murió y resucitó. Todo aquel que toca a este Cristo es rege-
nerado, vivificado. Puedo testificar que hace sesenta y nueve años le toqué y fui vivifi-
cado y llegué a ser una persona totalmente distinta. Desde aquel momento, la vida vi-
vificante de Cristo me ha guardado en Su mano.
H. Es sepultado en Jerusalén
Amasías fue traído sobre caballos y sepultado en Jerusalén con sus padres, en la ciudad
de David; y todo el pueblo de Judá, tomando a Azarías, quien tenía dieciséis años, lo
hizo rey en lugar de Amasías su padre (vs. 20-21).
A estas alturas me gustaría decir algo acerca de la relación entre la historia del Antiguo
Testamento y el cumplimiento de la economía de Dios en el Nuevo Testamento. La
historia antiguotestamentaria es un tipo y su cumplimiento se encuentra en el Nuevo
Testamento.
Con respecto a esto, debemos ver que los libros proféticos van a la par de la historia de
Israel. Por ejemplo, Isaías ayudó a Ezequías. En Isaías tenemos dos versículos sobre-
salientes. El primero es Isaías 7:14, que dice: “He aquí que la virgen concebirá, y dará
a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. Emanuel significa “Dios con nosotros”.
Esto habla de que el Dios Triuno vendría a ser un niño. Al mismo tiempo que Isaías
fortaleció y ayudó a los reyes de Israel, profetizó que el Dios de Israel vendría a ser un
niño nacido de una virgen.
El otro versículo es Isaías 9:6, que lee: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado,
y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios
fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz”. Este versículo da a entender que Dios se haría
hombre con el propósito de llevar a cabo Su economía, que consiste en hacer al hombre
Dios en vida y naturaleza (mas sin ser objeto de adoración). Se encarnó con el fin de
hacer al hombre Dios en vida y naturaleza, mediante el proceso de encarnación, vivir
humano, crucifixión, muerte y resurrección. En la resurrección, El, el postrer Adán en
la carne, fue hecho Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Este Espíritu es el Dios que se hizo
hombre, llevó en la tierra una vida humana durante treinta y tres años y medio, murió
en la cruz y entró en la resurrección, en la cual fue hecho Espíritu vivificante.
El es una persona maravillosa. Primero, El era Dios, y luego se hizo un niño. Como
resultado de esto, ya no era solamente Dios, sino un Dios-hombre en la carne. Pablo le
llama: “el postrer Adán”, que implica que El es la conclusión de la humanidad. Como
postrer Adán en la carne, El fue hecho el Espíritu vivificante en resurrección. Jesu-
cristo, quien lo es todo, es el Espíritu vivificante que nos regeneró, es el Dios que está
en nosotros y que no sólo mora en nosotros, sino también se forja en nuestro ser para
constituirnos Su morada. Aquellos que creemos en Cristo, ahora debemos vivir, actuar
y centrar nuestro ser en este Espíritu y configurarnos a El (Ro. 8:4; Gá. 5:25; Col. 2:6).
Mediante estos pasos, que conforman el proceso de transformación (Ro. 12:2; 2 Co.
3:18), Dios nos transforma en El mismo en vida y naturaleza. Incluso el Señor Jesús
pasó por un proceso de transformación. Su humanidad se transformó en divinidad me-
diante Su muerte y Su resurrección. Y nuestra transformación supone los mismos pa-
sos. El Señor Jesús pasó por la muerte y la resurrección en menos de tres días, pero
nuestra transformación dura toda la vida. Todos seremos transformados, ya sea en esta
era o en la próxima.
Dios está haciendo de nosotros Sus redimidos, El mismo en vida y naturaleza. Nos está
haciendo Su agrandamiento y Su expresión al transformarnos con un elemento orgá-
nico, que es El mismo como vida. Esto significa que el Dios Triuno nos transforma con
el elemento de Su vida, la vida divina. Hoy la vida divina es el Espíritu vivificante.
A fin de ser verdaderos creyentes, no es necesario que nos ocupemos de tantas cosas;
lo único que debe ocupar nuestra atención es vivir, andar y centrar nuestro ser en el
Espíritu y configurarnos a El. El Espíritu que lo es todo, el cual contiene todo lo que
Cristo es, todo lo que logró y todo lo que obtuvo, está mezclado con nuestro espíritu
regenerado. Simplemente debemos vivir y andar conforme al espíritu mezclado.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE DIECIOCHO
LOS REINADOS DE AZARIAS, JOTAM
Y ACAZ SOBRE JUDA
Y DE ZACARIAS, SALUM, MANAHEM,
PEKAIA Y PEKA SOBRE ISRAEL
Lectura bíblica: 2 R. 15—16
En 2 Reyes 15—16 se describen los reinados de Azarías, Jotam y Acaz sobre Judá y los
reinados de Zacarías, Salum, Manahem, Pekaía, y Peka sobre Israel.
C. Peka lo mata
Pekaía fue asesinado en su palacio en Samaria, por Peka su capitán, quien usurpó su
trono (vs. 25-26).
La Biblia es un solo libro que consta de dos secciones: el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento. El Antiguo Testamento contiene muchos tipos y cuadros, mientras que en
el Nuevo Testamento tenemos el cumplimiento. Sin embargo, la mayoría de los cristia-
nos sólo prestan atención a una parte de dicho cumplimiento. En el recobro, el Señor,
por Su misericordia, nos ha revelado gradualmente cada vez más el cumplimiento neo-
testamentario de la tipología del Antiguo Testamento, especialmente con respecto a la
economía de Dios.
Cuando leemos los libros de 1 y 2 Samuel y 1 y 2 Reyes, debemos ver la relación que
existe entre los libros históricos del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Esta
relación se centra en la economía de Dios, la cual gira en torno a Cristo y Su Cuerpo.
Esta relación también se ve en la historia de los reyes, que incluye a los profetas, los
vencedores de Dios. En repetidas ocasiones, los profetas intervinieron para ayudar a
los reyes, o para disciplinarlos. Por ejemplo, Natán ayudó a David y también le repren-
dió; Elías reprendió a Acab; Eliseo hizo milagros en vida; e Isaías ayudó a Ezequías.
En el libro de Isaías figuran dos breves profecías que muestran claramente la relación
que existe entre el Antiguo Testamento y el Nuevo. Isaías 7:14 declara que una virgen
daría a luz a un hijo que se llamaría Emanuel. Isaías 9:6 declara que, un hijo nos es
dado y que se llamaría Dios fuerte y Padre eterno. Estas profecías revelan que Dios se
haría hombre, que se haría un niño. El Dios fuerte, el Padre eterno, se hizo hombre
para hacer al hombre Dios en vida y naturaleza (mas no como objeto de adoración).
Sin embargo, para que el hombre llegue a ser Dios de esta manera, primero tenía que
ser redimido. Isaías 53 es un capítulo que gira en torno a la redención efectuada por
Cristo. En Su humanidad, el Dios que se hizo hombre vino a ser el Redentor de los
hombres, y murió por el pecado de ellos. Dios redimió al hombre con el propósito de
hacerlo Dios en vida y naturaleza, y así cumplir Su economía, cuya consumación es
producir el Cuerpo de Cristo, Su agrandamiento. La consumación del Cuerpo de Cristo
es la Nueva Jerusalén, la plena expresión y agrandamiento de Dios por la eternidad.
En tipología, la historia de los reyes está ligada al hecho de que Dios se hace hombre
para redimir al hombre para Sí Mismo y hacer que Su pueblo redimido sea Dios, en
vida y naturaleza, a fin de tener por la eternidad una expresión universal y corporativa
de Sí mismo. Esto es un resumen de la economía de Dios.
Jesús, quien es Dios hecho hombre, llegó a ser el Espíritu vivificante en Su resurrección
(1 Co. 15:45). Todo lo relacionado con esto se revela en los veintisiete libros del Nuevo
Testamento. El Nuevo Testamento muestra que Jesús es Dios hecho hombre mediante
la encarnación; que El llevó una vida humana sobre la tierra; que sufrió una muerte
que incluyó todas las cosas, por medio de la cual resolvió todos los problemas en el
universo, incluyendo el pecado, la muerte, Satanás, el mundo y la vieja creación; y que
finalmente El entró en resurrección. En Su resurrección, elevó Su humanidad y la in-
trodujo en la divinidad, regenerando así Su humanidad para llegar a ser el Hijo primo-
génito de Dios (Ro. 1:3-4; Hch. 13:33; Ro. 8:29). En ese mismo nacimiento, nosotros,
los muchos miembros de Cristo, fuimos regenerados juntamente con El (1 P. 1:3). En
Su resurrección y por medio de ella, Cristo fue hecho el Espíritu vivificante.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE DIECINUEVE
EL REINADO DE OSEAS SOBRE ISRAEL
Lectura bíblica: 2 R. 17
En este mensaje estudiaremos el reinado de Oseas sobre Judá y hablaremos del cum-
plimiento de la economía de Dios según la tipología de los libros históricos del Antiguo
Testamento.
V. EL PUEBLO DE ISRAEL
ES LLEVADO CAUTIVO A ASIRIA
El rey de Asiria invadió todo el país, sitió a Samaria, estuvo sobre ella tres años, la tomó
en el año nueve de Oseas, y llevó al pueblo cautivo a Asiria. Todo esto sucedió por causa
de los pecados del pueblo de Israel (vs. 5-41).
Hoy Cristo es el Sumo Sacerdote celestial (He. 4:14), el Ministro que sirve en los cielos
(8:1-2), el Mediador de un nuevo pacto (9:15) y el Ejecutor del nuevo testamento (9:16-
17). Como tal, El no sólo opera en los cielos, sino también en nuestro espíritu regene-
rado, trayendo el cielo a nosotros y uniéndonos a nosotros a él. La manera de seguir a
Cristo es permanecer, vivir, andar y centrar nuestro ser en el espíritu mezclado. Espon-
táneamente, esto propiciará que vivamos a Cristo, le magnifiquemos y seamos uno con
El (Fil. 1:20-21). Una vida así, produce el Cuerpo de Cristo, la iglesia.
Los cristianos de hoy saben del Espíritu Santo, pero muy pocos conocen al maravilloso
Espíritu vivificante. En cuanto al Espíritu compuesto que lo es todo, hay cinco pasajes
en la Palabra santa que son cruciales. Desgraciadamente, muchos cristianos no les dan
importancia.
El primer pasaje es Juan 7:39, que declara: “aún no había el Espíritu, porque Jesús no
había sido aún glorificado”. El Espíritu estaba presente en la eternidad, y se menciona
en Génesis 1:2, pero en Juan 7:39, este Espíritu aún no había sido consumado, porque
Jesús no había sido aún glorificado. Cristo fue glorificado por medio de la muerte y la
resurrección, (Lc. 24:26) y fue hecho el Espíritu vivificante.
El segundo pasaje se halla en 1 Corintios 15:45, que dice: “Fue hecho ... el postrer Adán,
Espíritu vivificante”. Contrario al concepto tradicional que algunos tienen acerca de la
Trinidad, este versículo revela que, en resurrección, Cristo llegó a ser el Espíritu vivifi-
cante. El Espíritu vivificante es el Espíritu divino que da vida (Jn. 6:63a).
El tercer pasaje, 2 Corintios 3:17, dice: “El Señor es el Espíritu”. El contexto de este
capítulo muestra que el Señor mencionado en este versículo es el Cristo crucificado y
resucitado, quien en Su resurrección fue hecho el Espíritu. Cuando lo miramos a El,
somos transformados a Su imagen por el Señor Espíritu (v. 18), el Espíritu vivificante
que es el Cristo resucitado.
El cuarto pasaje se halla en el libro de Apocalipsis, que habla de los “siete Espíritus”
(1:4; 3:1; 4:5; 5:6). El Espíritu vivificante, que es el Cristo pneumático, la consumación
del Dios Triuno, se intensifica para ser los siete Espíritus.
El quinto pasaje se encuentra en Exodo 30:23-25, que habla del aceite de la unción
santa, que está compuesto de aceite de oliva, el cual representa al Espíritu de Dios,
mezclado con cuatro especias: mirra, canela, cálamo y casia, que a su vez representan
respectivamente la muerte de Cristo y la eficacia de ésta, Su resurrección y el poder de
la misma. El aceite de la unción representa al Espíritu compuesto que nos unge (1 Jn.
2:20, 27).
En el recobro del Señor debemos poner toda nuestra atención en el espíritu mezclado,
el Espíritu mezclado con nuestro espíritu, y vivir y andar conforme a él.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE VEINTE
EL REINADO DE EZEQUIAS SOBRE JUDA
Lectura bíblica: 2 R. 18—20
El mejor reinado de todos los reyes fue el que Ezequías ejerció sobre Judá. En este
mensaje veremos el reinado de Ezequías, y luego hablaremos de la conexión intrínseca
que existe entre los libros históricos del Antiguo Testamento y su cumplimiento en el
Nuevo Testamento.
A. La invasión la dirige
Salmanasar rey de Asiria
En el cuarto año de Ezequías, que era el séptimo año de Oseas rey de Israel, Salmanasar
rey de Asiria subió contra Samaria y la sitió (v. 9). Después de tres años, en el sexto año
de Ezequías y en el noveno año de Oseas, Salmanasar tomó Samaria, y llevó cautivo a
Israel (vs. 10-11; 17:3-6). Esto se debió a que Israel no quiso escuchar ni obedecer la
voz de Jehová (18:12).
V. JEHOVA LO SANA
En 2 Reyes 20:1-11 se narra cómo Jehová sanó a Ezequías.
B. Ezequías muestra todo su tesoro, sus armas y todo lo que había en sus te-
soros
Ezequías mostró a los mensajeros de Babilonia todos sus tesoros, sus armas y todo lo
que había en sus tesoros. Nada hubo que Ezequías no les mostró, tanto en su casa como
en todos sus dominios (v. 13). Su deseo de exhibirse ofendió a Dios. Dios aborrece el
orgullo del hombre; por tanto, jamás debemos gloriarnos. En la obra del Señor, debe-
mos aprender la lección de, hasta donde sea posible, esconder y ocultar nuestros éxitos
de los ojos de los hombres. Esto agrada a Dios.
Aquí debemos notar que el pasaje 18:13—20:19 es similar a Isaías 36:1—39:8, salvo la
omisión del cántico de Ezequías narrado en Isaías 38:9-20. En cuanto a esto, les insto
a que consulten los mensajes diecinueve y veinte del estudio-vida de Isaías, los cuales
son presentados desde la perspectiva de la espiritualidad de Ezequías.
VII. EZEQUIAS CONSTRUYE EL ESTANQUE
Y EL CONDUCTO
Ezequías construyó el estanque y el conducto, y trajo las aguas a la ciudad. El durmió
con sus padres, y Manasés su hijo reinó en su lugar (2 R. 20:20-21).
El Nuevo Testamento revela claramente que el ministerio de Cristo consta de dos sec-
ciones. La primera va desde Su encarnación hasta Su muerte, en la cual efectuó la re-
dención eterna, y se narra en los cuatro evangelios. La segunda sección se extiende
desde Hechos hasta Apocalipsis.
La economía de Dios consiste en hacer de todos los redimidos, los creyentes, Dios-
hombres. Dios no desea simplemente tener buenos hombres, sino Dios-hombres.
Cristo, el primer Dios-hombre, es el modelo, el prototipo que Dios usó para producir
en serie a millones de Dios-hombres. La regeneración introduce a Dios en nosotros y
nos hace Dios-hombres. Como tales, debemos vivir como Dios-hombres, desechando
nuestro hombre natural y viviendo por el propio Dios, quien es vida en nosotros. Como
Dios-hombres, debemos rechazar nuestra vida natural y aplicar la vida divina en nues-
tra vida diaria.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE VEINTIUNO
LOS REINADOS DE MANASES,
AMON Y JOSIAS SOBRE JUDA
Lectura bíblica: 2 R. 21:1—23:30
En este mensaje primeramente veremos los reinados de Manasés, Amón y Josías sobre
Judá, y luego hablaremos sobre la esencia de la tipología presentada en los libros his-
tóricos del Antiguo Testamento.
I. EL REINADO DE MANASES
Este reinado se narra en 21:1-18.
Ezequías fue el mejor rey y su hijo Manasés el peor. Resulta difícil explicar cómo este
rey bueno pudo tener a un hijo tan malo. El pecado de Manasés condujo a Dios a no
tolerar más al pueblo y a destruir el templo, a asolar la tierra santa y a entregar a Su
pueblo al cautiverio. Con el reinado de Manasés, la tolerancia de Dios llegó a su límite,
así que, abandonó al pueblo santo, la ciudad santa y la tierra santa.
Toda la historia narrada en el Antiguo Testamento es una tipología. Los libros históri-
cos fueron incluidos en los Escrituras Sagradas porque, en tipología, ellos nos propor-
cionan una visión gráfica de la economía de Dios. La esencia de la tipología de la his-
toria antiguotestamentaria, es la economía de Dios, de la cual Cristo y Su Cuerpo son
el centro y la realidad.
En uno de los libros históricos, 2 Samuel, vemos que David, un hombre conforme al
corazón de Dios, quiso edificarle a Dios una casa, un templo (7:2-3). Sin embargo, Dios
no necesitaba esa morada (vs. 4-7). Más bien, El quiso edificarle una casa a David (v.
11b). Dios le dijo mediante una profecía dada en tipología, que la casa que El le iba a
edificar tendría una simiente, el Hijo de Dios, la cual sería una simiente humana y tam-
bién divina. No sólo sería una simiente humana, sino que también sería el Hijo de Dios.
Cristo era el Dios que vino a ser la simiente de David, lo cual significa que Dios mismo,
quien es divino, llegó a ser una simiente humana, la simiente de un hombre, de David.
Tal simiente era Jesús, el Dios-hombre, Jehová el Salvador.
Jesús es nuestro Creador quien vino a ser nuestro Salvador, nuestra salvación. El es el
Creador hecho hombre al nacer de una virgen. Nuestro Dios permaneció en el vientre
de aquella virgen durante nueve meses según el principio que Dios ordenó para el hom-
bre. Cuando salió de ese vientre, El ya no era solamente Dios, sino que se había con-
vertido en un Dios-hombre. Este Dios-hombre vivió en la tierra durante treinta y tres
años y medio, y luego sufrió la crucifixión. En ella, efectuó la redención y le puso fin a
la vieja creación.
El Espíritu vivificante es el propio Dios creador hecho hombre, quien llevó una vida
humana, pasó por la muerte y entró en la resurrección. Hoy nuestro Dios, a diferencia
del Dios de los judíos, no sólo es divino, sino también humano. El no sólo es Dios, sino
también hombre, y este Dios hecho hombre, que incluye la muerte de Cristo con su
eficacia y la resurrección de Cristo con su poder, se han mezclado para formar el Espí-
ritu vivificante, quien es la consumación final del Dios Triuno procesado. El Dios
Triuno se corporificó en Cristo, quien finalmente fue hecho el Espíritu vivificante, el
Cristo pneumático, la realidad misma de la resurrección. Hoy tenemos al Dios Triuno
consumado, quien es el Cristo pneumático, el Espíritu que lo es todo, el Espíritu vivi-
ficante, el cual es la realidad de la resurrección.
Cristo está ahora en resurrección como Espíritu vivificante, la consumación del Dios
Triuno procesado. Puesto que El está en resurrección, nosotros, Sus creyentes, también
debemos estar en resurrección y vivir en ella. La resurrección implica que se le dio fin
a todo lo viejo y lo natural, y que se hizo germinar algo nuevo. Esto es la resurrección:
el aniquilamiento de lo natural y la germinación de lo espiritual, para transformar lo
natural en espiritual. En resurrección no llevamos una vida natural, sino una vida en
la que fue aniquilada la vieja naturaleza y se hizo germinar una nueva naturaleza, para
hacernos miembros de Cristo.
Cristo es hoy un Cristo corporativo, compuesto de muchos miembros (1 Co. 12:12). Esto
significa que El no únicamente es la Cabeza sino también el Cuerpo. Aquí tenemos la
esencia misma de la economía de Dios, de la cual Cristo y Su Cuerpo son el centro y la
realidad.
Conforme a esta economía, Dios, por medio de un proceso maravilloso, se hizo hombre
para hacer al hombre Dios en vida y naturaleza (mas sin ser objeto de adoración). Por
el lado de Dios, este proceso incluyó la encarnación, el vivir humano, la muerte y la
resurrección; por nuestro lado, incluye la regeneración, la santificación, la renovación,
la transformación, la conformación y la glorificación. Dios se hizo hombre, y finalmente
el hombre llegará a ser Dios en vida y naturaleza. Entonces se cumplirá cabalmente la
economía eterna de Dios.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE VEINTIDOS
LOS REINADOS DE JOACAZ, JOACIM
JOAQUIN Y SEDEQUIAS SOBRE JUDA
Y EL GOBIERNO DE GEDALIAS
Lectura bíblica: 2 R. 23:31—25:30
El pasaje de 2 Reyes 23:31—25:30, donde se narran los reinados de Joacaz, Joacim,
Joaquín y Sedequías, y el gobierno de Gedalías, habla de lo trágico que fue la degrada-
ción de los hijos de Israel. Los reinados de Israel y de Judá se corrompieron totalmente,
obligando a Dios a acabar con ellos. Primero, Dios envió a los asirios, quienes tomaron
el reino del norte de Israel. Por una parte, muchos del pueblo fueron llevados cautivos
a Asiria; por otra, los asirios trajeron paganos, los cuales se establecieron en la tierra
desocupada. Esto produjo mezcla y confusión. El reino del sur, el de Judá, debió haber
aprendido de lo que le sucedió a Israel, pero el pueblo persistió en su maldad como
nunca antes. Esto obligó a Dios a actuar por medio de los babilonios. El templo fue
quemado, y los muros de Jerusalén y la ciudad santa fueron derribados; la tierra santa
quedó asolada; y el pueblo santo fue llevado cautivo.
I. EL REINADO DE JOACAZ
En 2 Reyes 23:31-34 se narra el reinado de Joacaz.
D. Muere en Egipto
Faraón Necao puso por rey a Eliaquim hijo de Josías, y le cambió el nombre por Joa-
cim. Además, tomó a Joacaz y lo llevó a Egipto, y éste murió allí (v. 34).
D. Sirve a Nabucodonosor,
pero luego se rebela contra él
Joacim sirvió a Nabucodonosor rey de Babilonia por tres años, pero luego se rebeló
contra él (24:1).
Debemos observar que a los treinta y siete años del cautiverio de Joaquín, Evil-mero-
dac rey de Babilonia, en el primer año de su reinado, libertó a Joaquín, sacándolo de la
cárcel. Habló con benevolencia a Joaquín y puso su trono más alto que los tronos de
los reyes que estaban con él en Babilonia. Joaquín cambió los vestidos de prisionero y
comió de la porción especial delante del rey de Babilonia, todos los días de su vida
(25:27-30).
V. EL GOBIERNO DE GEDALIAS
Los versículos 22-26 narran el gobierno de Gedalías.
Finalmente, después de ser gobernado por los babilonios, persas y griegos, Israel llegó
a formar parte del imperio romano. Poco tiempo después de que el imperio romano
tomara la tierra santa, nació el Señor Jesús. El linaje de la genealogía de Cristo se re-
dujo considerablemente, pero damos gracias al Señor y lo alabamos porque en Su so-
beranía, el linaje de la genealogía de Cristo nunca dejó de existir. La familia real de
David fue destruida, pero Dios preservó el linaje de David para un día hacerse hombre
mediante la encarnación. Este evento trajo a Dios a la humanidad y lo introdujo en ella.
Esto cambió la era en todo el universo, incluyendo los cielos.
Dios vino para ser un hombre y vivió en la tierra, entró en la muerte y después de pasar
por ella, entró en resurrección. En resurrección, el Dios encarnado, el postrer Adán en
la carne, fue hecho el Espíritu vivificante. El hecho de que el Dios-hombre fuera hecho
el Espíritu vivificante es aún más importante que la encarnación. La encarnación in-
trodujo a Dios en una persona, pero el postrer Adán, como Espíritu vivificante, impar-
tió a Dios en millones de seres humanos. Todos nosotros fuimos regenerados por me-
dio de la resurrección de Cristo (1 P. 1:3). Dios se hizo hombre, y este hombre fue hecho
Espíritu vivificante para hacer germinar a millones de personas que Dios escogió y re-
dimió, y vivir en ellas, hacer con ellas Su morada, e incluso hacer Su hogar en ellas,
siendo El mismo el elemento. Este edificio hace que El sea uno con todos los redimidos
y forme un nuevo hombre universal. La Cabeza de este nuevo hombre es Cristo, y el
Cuerpo lo conforman los millones de personas que Dios redimió y regeneró.
Las epístolas de Pablo indican que nosotros, los creyentes, debemos vivir en Cristo,
quien como Espíritu vivificante es la realidad de la resurrección. La resurrección re-
presenta, por un lado, el fin de todo lo viejo y lo natural, y por otro, un nuevo principio
mediante la germinación. A los ojos de Dios, todo lo que pertenece a la vieja creación
fue aniquilado, y la nueva creación fue germinada. Los creyentes somos la nueva crea-
ción, que existe por completo en la esfera de la resurrección.
Sin embargo, la mayoría de los que están en el recobro del Señor no viven en resurrec-
ción en la vida diaria. Tal vez los santos tengan un buen carácter y una buena conducta,
pero esto viene principalmente del árbol del conocimiento del bien y del mal. Por una
parte, conocemos la vida de resurrección, y por otra, inconsciente e involuntariamente,
llevamos una vida conforme al principio del bien y del mal, y no según el principio de
la vida.
El deseo original de Dios era que el hombre no viviera por su propia vida, sino por la
vida de El. Por esta razón, después de crear al hombre, le indicó que debía participar
del árbol de la vida, a fin de tomar a Dios como su vida y vivir por El. Esto implica que
el hombre creado por Dios necesitaba ser regenerado. La regeneración no sólo fue ne-
cesaria porque el hombre se haya degradado hasta el punto de necesitar otra vida, sino
que aun antes de su caida y de que el pecado entrará en el género humano, Dios deseó
regenerar al hombre.
Puesto que somos personas regeneradas, no debemos vivir por nuestra vida natural y
humana, sino por la vida de Dios en resurrección. Ahora poseemos dos vidas: la vida
creada y la vida regenerada, la vida natural y la vida de resurrección. Nuestra vida na-
tural —el yo, el viejo hombre y la carne— fue aniquilada por Cristo en la cruz. Pero no
sólo fuimos terminados, sino también regenerados. La muerte de Cristo nos aniquiló y
Su resurrección, cuya realidad es el Espíritu mezclado con nuestro espíritu, nos rege-
neró. Ahora, a diario, en todas las cosas, grandes y pequeñas, incluyendo la manera en
que nos peinamos, la forma en que hablamos con los demás, no debemos hacer nada
por nosotros mismos, sino por Aquel que está unido y mezclado con nosotros. Esto es
aplicar la muerte de Cristo a nuestra vida diaria.
Cuando Cristo vivió en la tierra, Su vida fue pura y santa; no obstante, El nunca hizo
nada por Sí mismo ni habló nada de Sí mismo. Todo lo que hizo y todo lo que habló, lo
hizo por el Padre (Jn. 5:19, 30; 7:16; 8:28; 12:49-50). Durante treinta y tres años y
medio, llevó una vida crucificada, viviendo siempre por el Padre. Ahora nosotros somos
la continuación de Cristo, y debemos llevar una vida crucificada todos los días. Por eso
se nos exhorta a orar sin cesar (1 Ts. 5:17). En todo debemos consultarle a El.
Vivir en resurrección significa rechazar nuestra vida natural, negarnos a ella y ponerla
en la cruz, a fin de ser configurados a la muerte de Cristo. Por ende, estamos en resu-
rrección, viviendo por el Cristo pneumático, el Cristo vivificante, quien es el Dios
Triuno consumado.
No debemos olvidar que, como creyentes de Cristo, somos personas especiales: somos
Dios-hombres. Somos cristianos, Cristo-hombres, y no debemos vivir por nosotros
mismos, sino por El, quien está unido a nosotros. Esto es lo que significa ser configu-
rado a la muerte de Cristo y vivir en resurrección.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 REYES
MENSAJE VEINTITRES
CONCLUSION AL ESTUDIO-VIDA DE
LA HISTORIA DE LOS REYES DE ISRAEL
Con este mensaje concluimos el estudio-vida de la historia de los reyes de Israel.
NUEVE REYES
FUERON RELATIVAMENTE BUENOS
A LOS OJOS DE DIOS
Entre los cuarenta y un reyes, nueve de ellos, incluyendo a David, fueron relativamente buenos
a los ojos de Dios, y treinta, incluyendo a Saúl, fueron malos. Los dos restantes, Salomón y
Jehú, fueron buenos y a la vez malos.
Saúl
La falsa humildad de Saúl, su búsqueda de sus propios intereses y su ambición por el reinado,
no sólo para sí mismo sino también para sus descendientes, quedó de manifiesto, como eviden-
cia de que él no edificaba el reino de Dios sino una monarquía para sí mismo y para sus des-
cendientes. Esto lo indujo a olvidarse de Dios y a buscar una adivina, una hechicera, para ave-
riguar acerca de su destino.
David y Salomón
David fue un hombre conforme al corazón de Dios y agradó a Dios, pero cometió un pecado
atroz, entregándose a sus apetitos sexuales, lo cual ofendió a Dios al grado que, en Su Palabra
santa, este pecado se cita en varias ocasiones (1 R. 15:5; Mt. 1:6). David se convirtió en un
ejemplo negativo de alguien que se entrega a las concupiscencias y que se casa con una mujer
gentil. Esto afectó directamente a Salomón, quien después hizo lo mismo, complaciendo su
concupiscencia y tomando muchas mujeres paganas por esposas, las cuales lo indujeron a la
idolatría; esto le costó la pérdida de gran parte del reino de David, el reino que Dios le había
dado, y tuvo una influencia negativa y duradera sobre la mayoría de los reyes, quienes también
se entregaron a la lujuria y a la idolatría.
Por una parte, Salomón fue bueno, en el sentido de que expresó la sabiduría de Dios y que
edificó el templo de Dios, pero por otra parte, fue perverso y se entregó a la concupiscencia,
tomando setecientas esposas y trescientas concubinas, la mayoría de las cuales eran paganas,
por lo cual cayó en la idolatría, edificando muchos templos a ídolos paganos.
Los reyes siempre deben seguir al oráculo de Dios, es decir, a los sacerdotes. Sólo así
la autoridad delegada de Dios será mantenida sobre la tierra, por medio de los sacer-
dotes, quienes hablan en calidad de oráculo de Dios, y por medio de los reyes, quienes
gobiernan en el reino de Dios como representantes de Su autoridad. Estos principios
básicos nos ayudan a entender el Antiguo Testamento.