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Olea Franco Rafael. Un lujo mexicano: Julio Torri. In: Caravelle, n°78, 2002. pp. 143-161;
doi : https://doi.org/10.3406/carav.2002.1354
https://www.persee.fr/doc/carav_1147-6753_2002_num_78_1_1354
Abstract
ABSTRACT- Analysis of the literary productions of the Mexican Julio Torri (1889-1970), member of the
Ateneo de la Juventud, who left quite a small work because of the few books he published and due to
the size of his texts, difficult to classify as far as genre is concerned- they are related to prose poems,
essays and mini tales, with distinctive features belonging to aphorism and parable. Supposing that this
small production is not due to a lack of creativity, we try to demonstrate that Torri, through texts which
are both a creation and a reflection on literature, was conscious of proposing a new aesthetics, mostly
opposed to realism, predominant in Mexican post revolutionary literature. In conclusion, we think that
Torri's work, largely available to contemporary readers, deserves an eminent place in the history of
20th century Mexican literature.
Resumen
RESUMEN- En este ensayo, se analiza la literatura del escritor mexicano Julio Torri (1889-1970),
miembro del Ateneo de la Juventud, que dejó una obra breve tanto en la cantidad de volúmenes que
publicó como en la extensión de sus textos, cuya clasificación genérica resulta difícil, pues linda entre
los poemas en prosa, el ensayo corto o el minicuento, junto con inflexiones de formas como el
aforismo o la parábola. A partir de la hipótesis de que esta brevedad no es producto de una falta de
creatividad literaria, se intenta demostrar que Torri, mediante textos que son al mismo tiempo creación
y reflexión sobre la literatura, era muy consciente de que proponía una nueva estética, en gran medida
contraria al realismo que predominaría en la cultura mexicana a partir de la Revolución. De este modo,
llega a la conclusión de que la obra de Torri, que es muy legible para el lector actual, debe tener un
lugar importante dentro de la historia de la literatura mexicana del siglo XX.
CM.H.LB. Caravelle
n° 78, p. 143-161, Toulouse, 2002
PAR
1 Con este título, parafraseo y rindo homenaje a Augusto Monterroso, quien definió a
Torri así: «Julio Torri era un lujo mexicano que muy pocos gozaron y siguen sin gozar»
(Viaje al centro de la fábula, Era, México, 1989, p. 40).
2 Ensayos y poemas, Librería y Casa Editorial de Porrúa Hermanos, México, 1917; De
fusilamientos, La Casa de España en México, México, 1940, y Tres libros, Fondo de
Cultura Económica, México, 1964.
3 Diálogo de los libros, comp. y est. preliminar Serge I. Zaïtzeff, Fondo de Cultura
Económica, México, 1980. [Este libro contiene textos creativos no coleccionados por el
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autor -y que habían aparecido en las efímeras revistas de la época-, prólogos diversos, así
como parte de la interesante correspondencia Julio Torri/Alfonso Reyes.] El ladrón de
ataúdes, pról. Jaime García Terrés, comp. y est. preliminar S. Zaítzeff, Fondo de Cultura
Económica, México, 1987. Epistolarios, éd. de S. Zaítzeff, UNAM, México, 1995.
4 En efecto, Reyes recordaba así el ambiente literario de inicios de la década de 1910: «Y
apenas salía de su infancia Julio Torri, graciosamente diablesco, duende que apagaba las
luces, íncubo en huelga, humorista heiniano que nos ha dejado algunas de las más bellas
páginas de prosa que se escribieron entonces; y luego, terso y fino, tallado en diamante
con las rozaduras del trato, no admite más reparo que su decidido apego al silencio...»
(«Pasado inmediato», en Pasado inmediato y otros ensayos, El Colegio de México, México,
1941, p. 43-44; las cursivas son mías). Fiel a su costumbre de reelaborar trabajos previos,
para este comentario Reyes retomó un viejo ensayo de 1913 sobre su recién abandonada
patria («Nosotros», Revista de América, París), donde había calificado a su amigo Torri
como una promesa: «... y apenas salía de su infancia Julio Torri, nuestro hermano el
diablo, duende que apaga las luces, íncubo en huelga, humorista que procede de Wilde y
Heine y que promete ser uno de los primeros de América» (cito por Simpatías y diferencias.
Cuarta Serie, en Obras completas, FCE, México, 1956, vol. IV, p. 304-305; las cursivas
son mías). Habría que citar también un artículo de enero de 1917, publicado en Madrid,
en el que, luego de transcribir párrafos de dos cartas, una de Mariano Silva y Aceves y otra
del propio Torri, que le anuncian la próxima aparición del libro de su entrañable amigo,
Reyes concluye: «Gracias sean dadas a ese amigo tan exigente; gracias a esa pobreza tan
fecunda» (A. Reyes, Obras completas, éd. cit., vol. VII, p. 472). Me gusta la expresión
pobreza fecunda para definir la labor literaria de Torri, casi inédita a inicios de aquel 1917.
5 J. Torri, Carta a A. Reyes, 21 de octubre de 1916, en Epistolarios, p. 74.
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12 Como he dicho, la presión de los amigos para que publicara con más frecuencia nunca
incentivó a Torri, quien prometía mucho pero cumplía poco. En este sentido, sin duda
Reyes fue su más incansable impulsor. Por ejemplo, en 1924 Torri le comunicaba que
había vuelto a escribir y ofrecía vagamente enviarle los textos: «Con la ociosidad, he
vuelto a escribir un sinnúmero (10 o 12) de pequeñas cosas que alguna vez te enviaré. Son
historietas, con fondo mexicano remoto, de casos y sucesos curiosos» (Carta a Reyes,
1924 [sin fecha exacta], en Epistolarios, p. 168). Es obvio que este anuncio incitó a Reyes
a pedir, pocos años después, los textos de su amigo para formar un volumen de los
«Cuadernos del Plata» -colección que entonces dirigía en Buenos Aires-, como se deduce
del hecho de que en una de sus cartas Torri se comprometa a enviarlos para una
publicación formal: «Muy caro Alfonso: Dentro de unos días te mandaré el original del
pequeño libro que me pides para los Cuadernos del Plata. Los dioses te recompensen esta
bella solicitud de hermano mayor que tienes para conmigo» (Carta a Reyes, febrero de
1929, en Epistolarios, p. 178). Pese al afecto y a la buena voluntad manifiestos en esta
carta, el ofrecimiento nunca se concretó.
13 «El ensayo corto», en Tres libros, op. cit., p. 33-34. Todas las citas de los textos
creativos de Torri, cuya referencia se colocará entre paréntesis, corresponden a esta
edición.
14 En la entrevista que le concede el escritor, Emmanuel Carballo le pregunta dónde ha
definido su poética, a lo que Torri responde de inmediato que en «El descubridor»; y para
demostrar tanto la estima que tiene a ese escrito como su permanente deseo de concisión,
lee al entrevistador el texto completo (E. Carballo, Protagonistas de la literatura mexicana
[1965], Eds. El Ermitafio-SEP, México, 1986, p. 174-175).
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18 Antonio Caso, «De la marmita al cuenta gotas», en Obras completas, pról. Leopoldo
Zea, comp. Rosa Krauze de Kolteniuk, UNAM, México, 1976, vol. DC, p. 25.
19 J. Torri, Carta a A. Reyes, abril de 1914, en Epistolarios, p. 65.
20 a. Caso, «De la marmita al cuenta gotas», p. 25.
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21 Ibid., p. 26.
22 J. Torri, «Escocia como patria espiritual» (1913), incluido en Diálogo de los libros,
p. 60.
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«En balde asumiréis una actitud sobria»), incluso sumerge al lector (en un
sentido simbólico, claro está) en la posición misma del acto, lo hace
compartir directamente las penurias del fusilado o de los asistentes.
Ahora bien, leído fuera de sus particulares circunstancias históricas, el
texto parece aludir al fusilamiento tradicional, es decir, el asociado a la
impartición de la justicia legalizada en cualquier sociedad moderna del
mundo occidental. Pero hay un dato que ayuda a distinguir el momento
de enunciación: aunque «De fusilamientos» abre el libro con ese mismo
título publicado en 1940 por La Casa de España en México, en realidad
fue escrito en 1915, según consigna el autor al final del texto; este hecho
resulta excepcional, ya que Torri casi nunca establece la fecha de creación
de sus obras; el dato tenía pues la intención de aludir inequívocamente a
la época en que México se encontraba en plena efervescencia
revolucionaria. En efecto, a mediados de la década de 1910, para las
diversas facciones que estaban en lucha (zapatistas, villistas, carrancistas,
federales, etc.), el acto del fusilamiento sumario se había convertido en
un método infalible para acabar con las huestes enemigas, para «pasar por
las armas» a quien no comulgara con sus ideas; pero Torri desea superar e
incluso cancelar este aspecto de la realidad inmediata y visible,
circunscrito a un período histórico específico. En suma, de nuevo se
encuentra en su obra una actitud distanciada respecto del doloroso
movimiento revolucionario.
Para reflexionar sobre la dimensión ideológica implícita en un texto
de 1915 que alude elusivamente a los fusilamientos del México
revolucionario, Jorge Aguilar Mora acude a una comparación entre «De
fusilamientos» y «Las tarjetas de Martín López», relato de Cartucho
(1931) donde Nellie Campobello describe con crudeza sentimental los
efectos de un fusilamiento; 26 según él, el texto de la escritora «es una
negación radical -en lo vital y en lo literario— de esa estampa de los
fusilamientos que en estilo decente escribió Julio Torri».27 Y al abundar
sobre la honda significación cultural de ambos estilos literarios, el crítico
concluye:
Frente a la historia, frente al testimonio de tantos fusilados, es difícil, si
no imposible, demostrar que la ironía de Torri lograba su probable
cometido: demostrar y condenar de pasada lá barbarie de esos hechos. Y
quizás también sea imposible demostrar que Torri fracasó. Pero al colocar
su texto frente al de Nellie Campobello, al menos sucede un
acontecimiento que no se puede soslayar; ante ambos textos se tiene que
28 /bid., p. 47.
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32 Jorge Luis Borges, «Kafka y sus precursores», en Obras completas, Emecé, Buenos
Aires, 1974, p. 711-712.
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PALABRAS CLAVE: Julio Torri, Literatura mexicana del siglo XX, Ateneístas,
Narrativa breve, Poema en prosa.