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ELECTRA
Ἠλέκτρα
Σοφοκλέους
ELECTRA
Edición en español: Estudio dramático, Traducción y Comentario por
IGNACIO ERRANDONEA, S. I. (B. Litt., Oxford)
© 1962, by ESCELICER, S. A.
ESTUDIO PRELIMINAR
Electra, como los otros dos dramas últimamente estudiados, pertenece al ciclo de la
Guerra de Troya, y nos exhibe las andanzas del protagonista de aquella gran campaña de
todos los griegos, vuelto victorioso a su palacio de Micenas.
Esta leyenda de Agamenón y su familia dio materia para numerosas tragedias, y es
natural lo hiciera, toda vez que sus crímenes, venganzas y sanciones hereditarias se
prestaban como ninguna otra a los problemas prevalentes en la dramaturgia seria de los
griegos.
Al volver Agamenón cubierto de gloria a su patria y reino de Micenas, ya su mujer
Clitemestra se había echado en brazos de Egisto y la una y el otro tenían concertado
acabar, por el crimen, con el que venía a estorbar sus torpes relaciones. Así lo hicieron, y
luego de asesinado Agamenón, a fin de disfrutar más a su placer de los frutos de su
crimen y de ahuyentar toda posibilidad de venganza, echaron al hijo varón, Orestes, a los
confines de la Fócida. De las hijas, Ifigenia había ya desaparecido. Electra y, según
Sófocles, también Crisótemis, quedaron en el reino de su padre, aunque reducidas a una
absoluta miseria e impotencia.
El castigo, sin embargo, había, de venir; un día volvió al palacio de su padre Orestes,
armado de las armas que un odio reconcentrado por muchos años le inspiró, y allí,
ayudado de Electra, dio la muerte a Clitemestra y a su impúdico amante.
En una gigantesca trilogía, la única trilogía griega que llegó hasta nosotros, la
llamada «Orestiada», desenvuelve Esquilo, el poeta teólogo, este tema en toda su colosal
grandeza. En la primera de sus tragedias, en Agamenón, este personaje, al llegar a su corte
de Micenas, precedido primero por las señales de las lumbreras de los montes y por el
mensajero Taltibio después y, acompañado de la princesa adivina Casandra y de un gran
botín de guerra, después de una traidora acogida, es envuelto bárbaramente en una red y
maltratado luego y muerto despiadadamente por su brutal esposa, que tiene la avilantez
de gloriarse de su hecho ante el público y el Coro, cohonestándolo con vanos pretextos
sobre la muerte de su hija Ifigenia. El femenil Egisto, a quien el Coro se atreve a apostrofar:
«¡Cobarde! ¿Por qué no le mataste tú mismo, sino que una mujer le hubo de matar?», se
gloría también como de hazaña propia del inicuo asesinato, y a consecuencia de él se
promete «hacerse dueño de la ciudad, y al que no obedezca uncirle al yugo y domarle
como a potro lucio y vicioso que se resiste al freno». Hasta aquí el Agamenón.
Pasan los años, y llegada la hora del castigo, entra por las puertas de la ciudad
Orestes, crecido ya y resuelto a tomar venganza de la muerte de su padre, cumpliendo las
órdenes de Apolo y sus propios deseos. Déjase ver de su hermana, y averiguada la
disposición de su ánimo, dásele a conocer también, y combina con ella el plan de acabar de
una vez con los dos torpes amantes, que ocupan el trono y lecho de su padre, y con los
infames ejemplos de que hace años está siendo testigo su patria y, por fin, con las
vejaciones que los dos hermanos están tan injustamente padeciendo. Mueren, pues, Egisto
y Clitemestra, y con su muerte termina la segunda tragedia de la Orestiada, las Coéforas.
Las Euménides (éste el nombre de la tercera) tienen dos cuadros que para espanto de
los clasicistas del siglo XVIII, patrocinadores de la unidad de lugar a todo trance, tienen
por escena dos ciudades tan distantes como Delfos y Atenas, respectivamente. En el
primero, Orestes, perseguido por las Furias como parricida, se acoge a Apolo, quien le
aconseja huya a Atenas, y allí se ponga bajo el patrocinio de Atena. En el segundo, esta
diosa no sólo completa el número de votos necesarios para darle por absuelto, sino que
después de devolverle libre y vencedor a su tierra, calma a las Furias que le perseguían, les
cambia el carácter y el nombre llamándolas Acogedoras o Euménides y las convierte en
diosas protectoras del país ateniense y de todos sus habitantes. Son las Euménides la
personificación y el símbolo más expresivo de la humanización de las leyes y conceptos
religiosos primitivos de un pueblo salvaje.
El mismo problema que se plantea en las Coéforas es el que se trata también en las dos
Electras, la de Sófocles y la de Eurípides. Fijándonos ya en la de nuestro poeta, luego salta
a los ojos una peculiaridad interesante. Esquilo no concedió sino un lugar muy secundario
a la hija de Agamenón. Le pareció sin duda que la colosal grandiosidad de los temas
desarrollados en su gran trilogía no toleraba la intervención de una doncella de esta
calidad, y así la excluyó en gran parte de la acción del drama, y aun del escenario en la
segunda mitad de la representación.
Sófocles, en cambio, que escribía ya tragedias independientes e íntegras en sí
¡mismas, la hizo objeto de su principal atención e interés. La misma presencia física de la
heroína, que desde que aparece ya al terminar el prólogo, no abandona la escena, sino
unos momentos hacia el fin del drama, está significando el importante papel que está
llamada a representar en la mente de un poeta que tan bien conocía las influencias de la
vista en la atención y en los sentimientos. Electra es la protagonista, y sólo mirándola a ella
con atención y fijeza se llega a entender el drama sofocleo en su conjunto y en sus
delicadísimos pormenores.
El drama ha sido juzgado en formas muy divergentes. Sin negarle muchas singulares
bellezas, la actuación del Coro ha sido objeto de las censuras más acres, llegando algunos
autores, particularmente Kaibel y T. von Wilamowitz, a poner en ridículo sus pretensiones
de personalidad, y atacando con su ocasión, todo conato de hallarla jamás en Coro alguno
Sófocles. Por lo mismo el comentador se ve obligado a poner el mayor empeño en
explicarlo en su conjunto y sus pormenores.
II
Siendo propio de todo buen prólogo abrir al lector las puertas del libro, disponerle la
entrada y proveerle de cuantos elementos puedan facilitarle la lectura consciente y el
estudio gustoso de su contenido, nada más útil, creo, a cuantos se disponen a leer esta
traducción que hacer con ellos un recorrido de toda la tragedia, en el que se le vaya
entreverando las ideas que más les acerquen a la mentalidad del público ateniense, por
una parte, y por otra, les sugieran la interpretación de los parajes difíciles hasta hacerle la
lectura expedita y suave. Ello está muy en consonancia con la dramaturgia griega, donde
para nada cuenta la sorpresa ni la intriga detectivesca. Todos los espectadores se saben de
memoria el resultado y sólo les preocupa la gracia y arte con que el poeta les ha de llevar
por sus pasos hasta ese final.
En este mismo drama, los dos personajes que nos hablan en el prólogo nos dicen ya
taxativamente a qué han venido y qué es lo que al fin del drama han de realizar.
Este recorrido explorador se nos hace tanto más necesario en el estudio de la Electra
cuanto que en mi interpretación me coloco en un punto de vista nuevo y diferente de la
interpretación tradicional, y con eso doy a varios pasajes del drama un sentir bastante
distinto del corriente. En mi investigación el Coro no trata de frenar los ímpetus
vengativos de la joven hija de Agamenón, como se ha sostenido hasta ahora, sino, al
contrario, de empujarla a dejarse de lamentos y rabietas estériles y a poner eficacia en la
venganza con la ayuda de sus hermanos y aun por sí sola.
Dos ideas dominan el espíritu de los griegos espectadores del teatro sofocleo, que no
se pueden suponer en la mentalidad del lector o espectador moderno de sus dramas. La
primera es que el hijo que no vengaba la muerte infligida a su padre o a su madre con la
muerte del cónyuge asesino sobreviviente, cargaba con la maldición del difunto, y había
de ser perseguido por las mismas furias que acosaban al criminal conyugicida.
Y la segunda que todo el que manchaba su maño con la muerte de alguno de la
propia sangre, aunque lo hiciera con verdadera justicia y aun por orden de los dioses,
quedaba igualmente maldito, y era objeto de persecución por parte de las Furias o Erinas.
Este concepto de la justicia lo ¡miraban todos como real y operante con toda su brutal
crudeza en los tiempos heroicos en que se movían los personajes que actuaban en las
tragedias. Naturalmente, estaba muy mitigado y corregido en los días de Sófocles. El
cambio se debió precisamente en gran parte a la campaña, de los mismos dramaturgos.
La trilogía de Esquilo y su tercera tragedia en particular es una encarnación plástica
de esta, idea y de la ilustración y reforma de la mentalidad popular.
Recorramos, pues, ya nuestro drama.
Orestes había sido salvado de la matanza el día trágico de la muerte de su padre, por
la solicitud de su hermana Electra, que en manos del ayo viejo, Ayo o Paedagogus, le llevó
a las lejanías de la Fócida.
Ahora están delante del palacio de Micenas ese mismo Pedagogo y el joven Orestes,
que acaban de volver a su patria y casa. Aquél hace la descripción del lugar, para el joven
y para el público, y Orestes explica a lo que han venido: Apolo le ha ordenado tomar
venganza del asesinato de Agamenón. El viejo debe entrar en palacio y darles la noticia de
que Orestes ya ha muerto, arrollada en un certamen hípico; él dentro de un rato vendrá
con Pílades, fingiendo traer en una urna las cenizas del difunto; entretanto van a ofrecer
obsequios al sepulcro de su padre.
Ya se iban, cuando se oyen lamentos de Electra, y luego idos ellos, hace ésta su
entrada en una contextura escénica de sorprendente semejanza con la de Segismundo en
La Vida es Sueño. Comienza su actuación con un trozo lírico cantado en que, sola en el
teatro, descubre su corazón que anida un dolor sin consuelo, no sólo por la muerte de su
padre en tiempos pasados, sino más aún porque no hay quien tome venganza de los
criminales asesinos que viven en su palacio; pide venganza y para ello la venida de su
hermano Orestes.
Así la sorprenden las señoras nobles que forman el Coro y entran, venidas, dicen,
espontáneamente a darle consejos y ayudarle. Claramente muestran ellas también desde
sus primeras palabras, su odio contra Clitemestra y Egisto, y en un largo diálogo cantado
tratan de disuadir a la joven de los lamentos estériles y animarla a algo más efectivo en
orden a vengar a su padre. No lo entiende ella.
Hecho sabedor el Coro de que Egisto está fuera de casa empieza a planear para
Electra, cuando se presenta su hermana Crisótemis, que por encargo de su madre va a
llevar unas ofrendas al sepulcro de Agamenón. Los caracteres de las dos hermanas los
enfrenta con gran maestría el dramaturgo. Pese a los esfuerzos del Coro, resulta imposible
el aunarlas. Crisótemis se va, y da la razón de su mandado: Clitemestra ha tenido un
sueño que la ha abrumado y la envía con libaciones a calmar la ira del difunto.
La descripción del sueño de la reina ha llenado de gozo y esperanzas al Coro: en una
oda ardiente expone sus augurios y la seguridad de una muy próxima venganza que acabe
con tanta maldad.
En lo más ardiente del canto se halla, cuando asoma, acompañada de una doncella,
Clitemestra misma, que va a ofrecer a Apolo libaciones con el fin de que se conviertan en
propicios los sueños que la han atormentado. El Coro al verla, cambia de tono y de tema
en su canto, y luego asiste atento y silencioso al diálogo que se entabla entre madre e hija.
Es una discusión o pleito, de los que gusta la tragedia griega, en los que cada parte
defiende su causa en discursitos artísticamente elaborados, que luego culminan
ordinariamente con un diálogo más movido.
Aquí llega el Pedagogo. Viene a cumplir el encargo que le dio Orestes: en una
extensa narración, tan bella como mentirosa, cuenta que Orestes ha muerto en unos
certámenes hípicos; pronto van a llegar dos jóvenes focenses trayendo en una pequeña
urna sus cenizas.
La madre, tras de un leve sentimiento de pesar, se regocija y ve asegurada por fin su
paz; la hermana, en cambio, se entrega a una depresión absoluta, y desesperada se niega a
todo consuelo.
El Coro, en un comos o diálogo cantado, le sugiere una idea audacísima: bajo la
imagen de Anfiarao, vengado por su hijo Alcmeón, le invita muy voladamente a ser ella la
que tome la venganza de Egisto. Se lo apunta en diversas formas, pero no cabe por ahora
en la cabeza de Electra tal idea. El Coro se resigna.
Nuevo contraste de las dos hermanas. Crisótemis viene alborozada: en el túmulo del
padre ha encontrado un rizo recién cortado; no puede ser sino de Orestes, discurre ella, de
seguro tenemos ya cerca a nuestro hermano. Electra, que ha oído la exposición del
Pedagogo, le chafa toda su alegría: sí, será de Orestes, pero de Orestes difunto; algún
amigo se le cortó y lo ha traído al sepulcro del padre.
Electra entonces concibe y propone el plan de entre las dos consumar la venganza.
Esto le parece absurdo a su hermana. Entonces llega a asegurar: ella misma, por sí misma
acabará con la vida de Egisto. El Coro lo ha oído. Recoge su palabra.
Pero conoce demasiado a la indecisa joven (que pronto se sumirá de nuevo en el
mismo abandono despechado) y cree su deber atacarla impetuosamente, hasta arrollarla si
es posible. Para eso le dirige el gran estásimo, el segundo (1058-1096), reprendiendo tanta
indecisión y tal abandono de los deberes filiales. Conjurando a los dioses de la venganza
envía al Hades, donde yacen Agamenón y en su concepto Orestes, un mensaje,
personificado a la manera pindárica, que les describa la situación de su familia, donde
Crisótemis ha fallado y Electra a nada se decide sino a continuar llorando estérilmente,
cargando con la doble maldición debida a su doble pecado de omisión, ante la muerte de
su padre y de su hermano, que yacen sin que nadie de la familia les vengue. Luego
exhorta amistosamente a la joven a que se decida, y haciéndolo se granjee la misma gloria,
que ella anunciaba a su hermana, de ser tenida por sensata y por valiente.
Ahora se va a realizar lo que desde el prólogo estaba planeado y prometido. Entran
Orestes y su amigo Pílades, acompañados de dos criados, uno de los cuales lleva una urna
cineraria.
No reconoce Electra ni a su hermano ni a su amigo. Le dan la noticia de la muerte. Le
ofrecen las cenizas. Con la urna en la mano, pronuncia ella un sentido monólogo y
después de él se le va revelando Orestes con una bellísima gradación, que culmina en el
reconocimiento de los dos hermanos qué sé creían separados eternamente por la muerte.
Pasada las primeras incontenibles efusiones, sale de palacio el Pedagogo que había
estado vigilando en secreto, y, reconocido con intensa gratitud por la joven, ordena el plan
de campaña y da órdenes prácticas para su ejecución.
Primero hay que ir a Clitemestra. Está en palacio. Al verlos entrar, el Coro presagia,
en un breve estásimo, la venganza que por fin van a tomar las furias de tanto crimen: ya
quedan apostados en palacio los ejecutores de la venganza, en espera, cree el Coro, de que
llegue Egisto. Supone que Orestes con sus acompañantes castigan ante todo y aun
solamente a Egisto, cuando los gritos de Clitemestra dicen a todos que ya la está
sacrificando con el hacha su propio hijo. El Coro lo extraña como inesperado, pero lo
aprueba como merecido. El mismo les orienta para acabar con Egisto. Llega ya, venido del
campo. En ese momento salen Orestes y Pílades con el cadáver de Clitemestra velado con
un paño. Se lo descubren a Egisto. Entiende todo el drama: aquel joven es Orestes.
Obligado por él entra en palacio, donde morirá. El Coro lee la lección trágica al ver
consumada la obra de la venganza: toda la raza de Atreo queda ya por fin liberada de su
mal sino; definitivamente.
Tan perfectamente lo es en el drama sofocleo que ni el Coro ni nadie apunta la menor
idea para inculpar a Orestes como en Esquilo. No hay el menor remordimiento ni asomo
alguno de temores en Orestes y Electra como al final del drama homónimo de Eurípides.
La reparación es completa, la «ilustración» integral.
III
LA PROTAGONISTA ELECTRA
IV
EL CORO
Todos estos son colaboradores indirectos, y sólo de rechazo van caldeando el alma de
Electra. Quien trabaja constante y pertinazmente, y no ya de un modo indirecto, sino
abierta y decididamente, en el corazón de la heroína; quien inventa mil recursos para
moverla, y logra casi decidirla, es el Coro, que, en su lucha franca con la apatía de la
protagonista, sostiene en peso todo el drama, le da unidad y lo llena de interés y actividad,
hasta que, aparecido Orestes, confía a sus manos la realización de una empresa por tan
largo tiempo y con tantos afanes preparada.
La intervención del Coro, pese a las afirmaciones generales de los comentadores, es
constante, eficacísima y una de las más claras en el teatro de Sófocles. Trae una misión, la
que él mismo afirma: urgir los intereses de todos (251), o sea, la venganza de la muerte de
Agamenón. Lo hace a lo largo de la tragedia en tres etapas que se pueden sintetizar así;
con la acción aunada de Electra, Crisótemis y de Orestes cuando vuelva; luego, oída la
muerte de Orestes, mediante la acción conjunta de las dos hermanas, Crisótemis y Electra,
y por fin, vista la defección de Crisótemis, animando a Electra a realizarla por sí misma.
Su obra está definida y clara: al principio, en el párodo, insinúa; en el primer
estásimo da alientos y esperanzas; en el segundo induce veladamente, pensando en
Agamenón con la imagen de Anfiarao; en el tercero exhorta más abiertamente, apelando a
las injurias que con la inacción se hacen al difunto padre y al hijo a quien todos tienen por
muerto.
En este momento llega el mismo Orestes en persona. Y una vez que las cosas entran
en vías de hecho, y las acciones sustituyen a las consideraciones, el Coro se repliega y
calla. Y tiene que obrar así: ya se cumplen por fin sus deseos y sus planes, mucho mejor de
lo que había esperado, y por mano del mismo Orestes, vuelto inesperadamente a una vida
que creían perdida.
Ya no les queda a estas buenas señoras micénicas—ni harán otra cosa ya—sino
insinuar lo que hay que hacer, augurar los mejores éxitos (1384- 1397), secundar lo que se
va realizando, aprobar lo ya ejecutado y, por fin, felicitarse de que la justicia queda
vengada y la familia de sus grandes reyes restablecida en su antigua dignidad y ventura y
ello en forma definitiva: τελεωθέν.
PERSONAJES DEL DRAMA
ESCENARIO
ed. Richard Jebb, Cambridge 1894 de Richard Claverhouse Jebb (1841 – 1905); Cambridge
University Press.
4
Argos aquí significa la región argiva o Argólida. Argos se llamó también su primer rey: dotado de cien
ojos, fue puesto por Hera a custodiar a lo, la hija de Ínaco, amada por Zeus; muerto Argos por Heracles, lo
fue condenado por Hera a vivir vagante, perseguida siempre por un tábano, que no la permitió descansar en
su vida.
9
Las excavaciones modernas han mostrado con cuánta razón llaman los poetas πολυχρύσους, a la ciudad
en que se finge la acción, Micenas.
19
La gran mayoría de los dramas griegos suponen que su acción comienza al amanecer. Aquí el ser tan tem-
prano le sirve al poeta de excusa para suponer a los personajes hablando sin ser advertidos.
25
Se hizo famoso en la antigüedad este caballo de Sófocles, símbolo de una juventud latente en los
ancianos: no envejecidos de espíritu (V. FILÓSTR. Vitae Sophist 2 23, 4).
ἐν τοῖσι δεινοῖς θυμὸν οὐκ ἀπώλεσεν, las orejas, así nos empujas a nosotros tú, y a ti
ἀλλ᾽ ὀρθὸν οὖς ἵστησιν, ὡσαύτως δὲ σὺ mismo te pones en primera fila. Voy a exponerte,
ἡμᾶς τ᾽ ὀτρύνεις καὐτὸς ἐν πρώτοις ἕπει. pues, lo que se me ofrece: y tú presta atento oído a
τοιγὰρ τὰ μὲν δόξαντα δηλώσω, σὺ δὲ mis razones, y si en algo no atino con lo que
conviene, corrígeme.
ὀξεῖαν ἀκοὴν τοῖς ἐμοῖς λόγοις διδούς, 30
Pues bien, cuando fui al pítico oráculo a con-
εἰ μή τι καιροῦ τυγχάνω, μεθάρμοσον.
sultar cómo había de tomar venganza de los ase-
ἐγὼ γὰρ ἡνίχ᾽ ἱκόμην τὸ Πυθικὸν sinos de mi padre, me dio por respuesta Febo lo
μαντεῖον, ὡς μάθοιμ᾽ ὅτῳ τρόπῳ πατρὶ que ahora vas a oír: que yo mismo, en persona, sin
δίκας ἀροίμην τῶν φονευσάντων πάρα, ayuda de armas ni de ejército, con un dolo
χρῇ μοι τοιαῦθ᾽ ὁ Φοῖβος ὧν πεύσει τάχα· 35 perpetrara furtivamente las justas muertes (37).
ἄσκευον αὐτὸν ἀσπίδων τε καὶ στρατοῦ Y pues esto es lo que el dios nos manda, tú
δόλοισι κλέψαι χειρὸς ἐνδίκους σφαγάς. ve, y cuando la ocasión te lo aconseje, entra en este
ὅτ᾽ οὖν τοιόνδε χρησμὸν εἰσηκούσαμεν, palacio y entérate de todo lo que en él sucede, para
σὺ μὲν μολών, ὅταν σε καιρὸς εἰσάγῃ, que puedas darme puntual cuenta de cuanto
δόμων ἔσω τῶνδ᾽, ἴσθι πᾶν τὸ δρώμενον, 40 hubieres visto. Pues por la vejez y por la larga
ausencia no te reconocerán, ni sospecharán de ti
ὅπως ἂν εἰδὼς ἡμὶν ἀγγείλῃς σαφῆ.
viéndote así encanecido. Echa mano de este
οὐ γάρ σε μὴ γήρᾳ τε καὶ χρόνῳ μακρῷ
pretexto, y dirás que eres un extranjero, fócense, y
γνῶσ᾽, οὐδ᾽ ὑποπτεύσουσιν ὧδ᾽ ἠνθισμένον. que vienes de parte de Fanoteo, pues él es el más
λόγῳ δὲ χρῶ τοιῷδ᾽, ὅτι ξένος μὲν εἶ poderoso aliado que tienen (45). Les anunciarás
Φωκέως παρ᾽ ἀνδρὸς Φανοτέως ἥκων· ὃ γὰρ 45 luego, y refuérzalo con juramento, cómo ha muerto
μέγιστος αὐτοῖς τυγχάνει δορυξένων. Orestes de un accidente fatal, precipitado de una
ἄγγελλε δ᾽ ὅρκον προστιθεὶς ὁθούνεκα rauda carroza en los certámenes píticos. Este ha de
τέθνηκ᾽ Ὀρέστης ἐξ ἀναγκαίας τύχης, ser el ardid.
ἄθλοισι Πυθικοῖσιν ἐκ τροχηλάτων Mientras tanto, nosotros vamos a coronar
δίφρων κυλισθείς· ὧδ᾽ ὁ μῦθος ἑστάτω. 50 primero, como lo ordenó el oráculo, la tumba del
ἡμεῖς δὲ πατρὸς τύμβον, ὡς ἐφίετο, padre con libaciones y bucles cortados de nuestra
cabeza, y luego volveremos de nuevo acá otra vez,
λοιβαῖσι πρῶτον καὶ καρατόμοις χλιδαῖς
trayendo en las manos la urna de bronce que sabes
στέψαντες εἶτ᾽ ἄψοῤῥον ἥξομεν πάλιν,
tengo escondida entre unas matas por ahí; de
τύπωμα χαλκόπλευρον ἠρμένοι χεροῖν, modo que, con falsas palabras, les llevaremos una
ὃ καὶ σὺ θάμνοις οἶσθά που κεκρυμμένον, 55 dulce nueva, a saber: que ya mi cuerpo está
ὅπως λόγῳ κλέπτοντες ἡδεῖαν φάτιν abrasado, y consumido, y reducido a cenizas. ¿Qué
φέρωμεν αὐτοῖς, τοὐμὸν ὡς ἔῤῥει δέμας más se me da a mí de ello, si con morir de palabra
φλογιστὸν ἤδη καὶ κατηνθρακωμένον. resucito en realidad y me visto de gloria? Tengo
τί γάρ με λυπεῖ τοῦθ᾽, ὅταν λόγῳ θανὼν para mí que nunca es de mal agüero palabra que
ἔργοισι σωθῶ κἀξενέγκωμαι κλέος; 60 trae utilidades. Pues bien sé yo que con frecuencia,
δοκῶ μέν, οὐδὲν ῥῆμα σὺν κέρδει κακόν. aun hombres muy prudentes, han muerto de
ἤδη γὰρ εἶδον πολλάκις καὶ τοὺς σοφοὺς palabra y falsamente, y luego vueltos de nuevo a
sus casas han disfrutado de gloria más cumplida.
λόγῳ μάτην θνῄσκοντας· εἶθ᾽, ὅταν δόμους
Así, yo también estoy ya viendo que, llevado por
37
Estos tres personajes hablan de muertes (en plural) ordenadas explícitamente por Apolo. En la
complicación dramática téngase presente que ni Electra ni el Coro se hallan aún en escena ni se enteran de
tales planes.
45
Fanoteo era hermano y enemigo encarnizado de Estrofio; como este último fue quien acogió y crió en su
palacio a Orestes, cree el poeta a Fanoteo el más indicado para llevar a Clitemestra y Egisto la buena noticia
de la muerte del joven.
ἔλθωσιν αὖθις, ἐκτετίμηνται πλέον· este rumor, voy a aparecer entre mis enemigos
ὡς κἄμ᾽ ἐπαυχῶ τῆσδε τῆς φήμης ἄπο 65 vivo y más radiante que el mismo sol (66).
δεδορκότ᾽ ἐχθροῖς ἄστρον ὣς λάμψειν ἔτι. ¡Oh patria tierra y dioses nativos!, recibidme
ἀλλ᾽, ὦ πατρῴα γῆ θεοί τ᾽ ἐγχώριοι, con prósperos auspicios en este lance; y tú tam-
bién, mansión paterna, pues a ti y a purificarte con
δέξασθέ μ᾽ εὐτυχοῦντα ταῖσδε ταῖς ὁδοῖς,
la justicia vengo impelido por los dioses. No me
σύ τ᾽, ὦ πατρῷον δῶμα· σοῦ γὰρ ἔρχομαι
despidáis de esta tierra deshonrado (71), sino
δίκῃ καθαρτὴς πρὸς θεῶν ὡρμημένος· 70 hacedme dueño de mis posesiones y restaurador
καὶ μή μ᾽ ἄτιμον τῆσδ᾽ ἀποστείλητε γῆς, de mi casa.
ἀλλ᾽ ἀρχέπλουτον καὶ καταστάτην δόμων. Esto está ya; tú, anciano, entra y cuida de
εἴρηκα μέν νυν ταῦτα· σοὶ δ᾽ ἤδη, γέρον, cumplir con diligencia tu cometido. Nosotros dos
τὸ σὸν μελέσθω βάντι φρουρῆσαι χρέος. vámonos, que la ocasión es el más seguro guía de
νὼ δ᾽ ἔξιμεν· καιρὸς γάρ, ὅσπερ ἀνδράσιν 75 los hombres en todas sus empresas.
μέγιστος ἔργου παντός ἐστ᾽ ἐπιστάτης.
Ἠλέκτρα ELECTRA. (Desde dentro.) — ¡Ay de mí, ay de
ἰώ μοί μοι δύστηνος. mí, desventurada!
Παιδαγωγός PEDAGOGO. — Hijo, me parece oír a alguna
καὶ μὴν θυρῶν ἔδοξα προσπόλων τινὸς sierva que da gemidos dentro de palacio.
ὑποστενούσης ἔνδον αἰσθέσθαι, τέκνον.
Ὀρέστης ORESTES. — ¡Si será la desdichada Electra!
ἆρ᾽ ἐστὶν ἡ δύστηνος Ἠλέκτρα· θέλεις 80 ¿Quieres que nos quedemos aquí a escuchar
μείνωμεν αὐτοῦ κἀπακούσωμεν γόων; sus quejas? (80).
Παιδαγωγός PEDAGOGO. — De ninguna manera. Lo primero ha
ἥκιστα· μηδὲν πρόσθεν ἢ τὰ Λοξίου de ser cumplir el mandato de Apolo, comenzar por
πειρώμεθ᾽ ἔρδειν κἀπὸ τῶνδ᾽ ἀρχηγετεῖν, ahí: vamos a verter las libaciones a honra de tu
πατρὸς χέοντες λουτρά· ταῦτα γὰρ φέρει padre; esto es lo que nos ha de asegurar la victoria
y el éxito de la empresa.
νίκην τ᾽ ἐφ᾽ ἡμῖν καὶ κράτος τῶν δρωμένων. 85
Vanse el PEDAGOGO por la izquierda del espectador;
ORESTE y PILADES, por la derecha. Sale ELECTRA de
palacio en cuanto se han ido ellos.
66
Ya el gran dramaturgo ha reunido todos los elementos necesarios para la acción de la tragedia; a ese
mismo túmulo irá luego Crisótemis; en él encontrará ese mismo bucle de Orestes; esa urna será la que éste
lleve al acercarse a su hermana; antes llegará el pedagogo con la noticia de la muerte de Orestes en el
certamen hípico.
Inmediatamente aparece Electra y al fin del prólogo queda orientada la acción toda y conocidos los dos ele-
mentos que al principio obrarán separadamente, pero al fin se juntarán, y reconociéndose realizarán el plan
concertado en este pasaje.
71
Tácita represión de la Electra de Eurípides, en cuyo final sale verdaderamente άτιμος Orestes, y no se
sabe por qué. Hace parecidas alusiones en otros puntos del drama, v. gr.: 1483, 1508.
80
En las Coéforas de Esquilo y en la Electra de Eurípides, Orestes y Pílades, al fin del prólogo, viendo venir a
Electra, se esconden para reconocerla y descubrir su situación y ánimo. Sófocles, como en tantos otros casos
parecidos, sugiere la idea, para rechazaría por boca del práctico y ejecutivo pedagogo. Kaibel ha hecho notar
la sorprendente semejanza entre la contextura de este prólogo sofocleo y la de La Vida es sueño de Calderón.
Véase mi texto bilingüe de Sófocles en la «Colección Hispánica de autores griegos y latinos, patrocinada por
las Universidades Españolas», (Barcelona, 1962), Apéndice a Electra número 1.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Oh luz inmaculada! ¡Oh aire que
ὦ φάος ἁγνὸν abrazas a la tierra!, ¡de cuántos lamentos y quejas,
καὶ γῆς ἰσόμοιρ᾽ ἀήρ, ὥς μοι de cuántos duros golpes descargados sobre mi pecho
πολλὰς μὲν θρήνων ᾠδάς, ensangrentado habéis sido testigos a la hora en que
πολλὰς δ᾽ ἀντήρεις ᾔσθου la negra noche se acababa! Pues el aborrecido lecho
στέρνων πληγὰς αἱμασσομένων, 90 nocturno de esta maldecida casa puede contar
ὁπόταν δνοφερὰ νὺξ ὑπολειφθῇ· cuánto es do que Maro a mi padre desventurado, a
τὰ δὲ παννυχίδων ἤδη στυγεραὶ quien no agasajó el cruel Ares en tierras bárbaras,
ξυνίσασ᾽ εὐναὶ μογερῶν οἴκων, sino que. mi madre misma y su galán Egisto le
ὅσα τὸν δύστηνον ἐμὸν θρηνῶ abrieron la cabeza con criminal hacha, como abren
πατέρ᾽, ὃν κατὰ μὲν βάρβαρον αἶαν 95 los leñadores una encina. ¡Y a nadie arranca esto
φοίνιος Ἄρης οὐκ ἐξένισεν, un solo gemido sino a mí, habiendo muerto así tú,
μήτηρ δ᾽ ἡμὴ χὠ κοινολεχὴς padre mío, tan sin justicia y sin piedad!
Αἴγισθος ὅπως δρῦν ὑλοτόμοι ¡Oh, no, no acallaré yo mis lamentos ni mis
σχίζουσι κάρα φονίῳ πελέκει, gemidos mientras vean mis ojos rutilantes estrellas
κοὐδεὶς τούτων οἶκτος ἀπ᾽ ἄλλης 100 de noche y la luz de esta sol; como aquel ruiseñor
ἢ ᾽μοῦ φέρεται, σοῦ, πάτερ, οὕτως que mató a sus polluelos (107), aquí, a las puertas del
αἰκῶς οἰκτρῶς τε θανόντος. palacio de mi padre, yo cantaré a todo el mundo las
ἀλλ᾽ οὐ μὲν δὴ tristes endechas de mi dolor.
λήξω θρήνων στυγερῶν τε γόων, ¡Palacio de Hades y de Perséfone! ¡Hermes
ἔστ᾽ ἂν παμφεγγεῖς ἄστρων 105 subterráneo! ¡Veneranda Maldición! ¡Espantables
ῥιπάς, λεύσσω δὲ τόδ᾽ ἦμαρ, Furias hijas de los dioses!, pues veis quiénes
μὴ οὐ τεκνολέτειρ᾽ ὥς τις ἀηδὼν mueren sin justicia, quiénes se roban el lecho ajeno,
ἐπὶ κωκυτῷ τῶνδε πατρῴων venid, socorrednos, vengad la muerte de nuestro
πρὸ θυρῶν ἠχὼ πᾶσι προφωνεῖν. padre (117) y a mí enviadme acá a mi hermano!
ὦ δῶμ᾽ Ἀΐδου καὶ Περσεφόνης, 110 Porque, sota no puedo ya llevar por más tiempo la
ὦ χθόνι᾽ Ἑρμῆ καὶ πότνι᾽ Ἀρὰ carga pesada de tanta tristeza (120).
σεμναί τε θεῶν παῖδες Ἐρινύες,
αἳ τοὺς ἀδίκως θνῄσκοντας ὁρᾶθ᾽,
αἳ τοὺς εὐνὰς ὑποκλεπτομένους, Estando ELECTRA llorando, entra el Coro de quince
ἔλθετ᾽, ἀρήξατε, τίσασθε πατρὸς 115 mujeres Micenas.
φόνον ἡμετέρου,
καί μοι τὸν ἐμὸν πέμψατ᾽ ἀδελφόν·
μούνη γὰρ ἄγειν οὐκέτι σωκῶ
λύπης ἀντίῤῥοπον ἄχθος. 120
107
Electra se iguala en sus β amentos a un pajarillo, que no puede vengarse mí sabe ¡hacer otra cosa que
dolerse de la pérdida sufrida. Pero no se compara a cualquier ruiseñor, sino a Proene, que según cuenta
Esquilo (Suplicantes 60 sgs.), dio muerte a su hijo Itis (τεχνολέτεφα) y lo lloró toda su vida. (.v. 148).
117
Ella misma dice a continuación de qué manera: trayendo a Orestes para que lo haga.
120
Este primer monólogo nos descubre claramente el ánimo de Electra: lleva grabada en el alma la memoria
del brutal del asesinato de su padre; es la única que paga a éste el debido tributo de la compasión y de las
lágrimas; Mora y llorará siempre: se atreve hasta a rogar a las potestades infernales que castiguen a los
criminales, y por fin, pide que le devuelvan a su Orestes. ¿Por qué? Porque sin él no se cree ya capaz de
sobrellevar «tanta tristeza». Está, pues, del todo ajena a la idea de tomarse la venganza por su mano.
Χορός CORO.— ¡Ay, hija, hija de la más calamitosa de las
ὦ παῖ, παῖ δυστανοτάτας madres, Electra! ¿Por qué estás siempre así,
Ἠλέκτρα ματρός, τίν᾽ ἀεὶ derramando, insaciable, tus lamentos por
τάκεις ὧδ᾽ ἀκόρεστον οἰμωγὰν Agamenón, el que fue envuelto, tiempo ha, en tos
τὸν πάλαι ἐκ δολερᾶς ἀθεώτατα traidores engaños de tu traidora madre, y
ματρὸς ἁλόντ᾽ ἀπάταις Ἀγαμέμνονα 125 entregado a manos asesinas? ¡Maldito sea quien tat
κακᾷ τε χειρὶ πρόδοτον; ὡς ὁ τάδε πορὼν hizo! si yo puedo usar tal lenguaje... (127).
ὄλοιτ᾽, εἴ μοι θέμις τάδ᾽ αὐδᾶν.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Oh gentes de generosa nobleza! a
ὦ γενέθλα γενναίων, calmar mis pesares habéis venido. Yo lo sé, yo lo
ἥκετ᾽ ἐμῶν καμάτων παραμύθιον. 130 reconozco, no puede ocultárseme; pero no quiero
οἶδά τε καὶ ξυνίημι τάδ᾽, οὔ τί με faltar a este mi deber; tengo que llorar sin tasa a mi
φυγγάνει, οὐδ᾽ ἐθέλω προλιπεῖν τόδε, padre desdichado. ¡Oh cariño de corazones que
μὴ οὐ τὸν ἐμὸν στενάχειν πατέρ᾽ ἄθλιον. responde a todo amor! Dejadme desvariar así,
ἀλλ᾽ ὦ παντοίας φιλότητος ἀμειβόμεναι χάριν, dejadme, yo os lo suplico.
ἐᾶτέ μ᾽ ὧδ᾽ ἀλύειν, 135
αἰαῖ, ἱκνοῦμαι.
Χορός CORO. — Pero mira, así no has de lograr volver a
ἀλλ᾽ οὔτοι τόν γ᾽ ἐξ Ἀΐδα ta vida a tu padre desde el Hades, lago que a todos
παγκοίνου λίμνας πατέρ᾽ ἀν- recibe, no, ni con lamentaciones, ni con plegarias.
στάσεις οὔτε γόοισιν οὔτ᾽ εὐχαῖς. Te vas consumiendo así, con esos perpetuos
ἀλλ᾽ ἀπὸ τῶν μετρίων ἐπ᾽ ἀμήχανον 140 quejidos, saltando la valla de la moderación a
ἄλγος ἀεὶ στενάχουσα διόλλυσαι, extremos en que no hay salida alguna para tus
ἐν οἷς ἀνάλυσίς ἐστιν οὐδεμία κακῶν. males... ¿Por qué te enamoras así del dolor? (144).
τί μοι τῶν δυσφόρων ἐφίει;
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Oh!, ¡maldito quien echa en olvido a
νήπιος ὃς τῶν οἰκτρῶς un padre tan cruelmente asesinado! Para mí, es de
οἰχομένων γονέων ἐπιλάθεται. 145 mi gusto el mensajero de Zeus, el pajarillo emblema
ἀλλ᾽ ἐμέ γ᾽ ἁ στονόεσσ᾽ ἄραρεν φρένας, del dolor, que canta siempre triste: ¡Itis, Itis! ¡Oh,
ἃ Ἴτυν, αἰὲν Ἴτυν ὀλοφύρεται, Niobe, la de las desventuras!, a ti te tengo yo por
ὄρνις ἀτυζομένα, Διὸς ἄγγελος. diosa, pues en tu rocosa tumba logras llorar perpe-
ἰὼ παντλάμων Νιόβα, σὲ δ᾽ ἔγωγε νέμω θεόν, 150 tuamente.
ἅτ᾽ ἐν τάφῳ πετραίῳ
αἰεὶ δακρύεις.
127
El Coro, cuya personalidad debemos fijar con un diligente estudio de sus palabras, sabe la vida de
Electra, ha oído sus útero as frases, y ya en las primeras que pronuncia, nos da la tónica de su actuación en
todo el drama; «¿por qué ¡llorar tanto...? ¡así muera el asesino 1» Desea y procura que se traduzcan en algo
efectivo la pena y los lamentos de la joven.
144
Como insiste Electra en que la: dejen llorar sin intermisión, Je responde el Coro que ni con lloriqueos ni
con plegarias resucitará al padre; que no es ése el camino. El Coro de Eurípides, en cambio, le decía en el
pasaje correspondiente: «no con lamentos, sino con plegarias a los dioses alcanzarás la dicha». Sófocles
quiere a su Coro activo y afanado en conseguir un fin: cuál sea éste lo irá mostrando a medida que vaya
hablando.
Χορός CORO. — No eres tú la sola entre los mortales, hija,
οὔτοι σοὶ μούνᾳ, τέκνον, a quien visitó este dolor que te exacerba más que a
ἄχος ἐφάνη βροτῶν, 155 los demás de casa, siendo ellos de tu misma familia
πρὸς ὅ τι σὺ τῶν ἔνδον εἶ περισσά, y de tu sangre misma, como Crisótemis, que vive
οἷς ὁμόθεν εἶ καὶ γονᾷ ξύναιμος, aún, e Ifianasa también, y el que irritado crece en
οἵα Χρυσόθεμις ζώει καὶ Ἰφιάνασσα, oculta sombra, y feliz un día ha de ser acogido con
κρυπτᾷ τ᾽ ἀχέων ἐν ἥβᾳ, patriota regocijo por la ilustre tierra de Micenas,
ὄλβιος, ὃν ἁ κλεινὰ 160 traído por la benévola mano, de Zeus, Orestes (163).
γᾶ ποτε Μυκηναίων
δέξεται εὐπατρίδαν, Διὸς εὔφρονι
βήματι μολόντα τάνδε γᾶν Ὀρέσταν.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Sí, a quien yo vivo esperando sin
ὅν γ᾽ ἐγὼ ἀκάματα προσμένουσ᾽, ἄτεκνος, cansarme, aquí desventurada, sin un hijo, sin un
τάλαιν᾽, ἀνύμφευτος αἰὲν οἰχνῶ, 165 esposo, empapada en lágrimas, arrastrando esta
δάκρυσι μυδαλέα, τὸν ἀνήνυτον cadena infinita de males. Y él, olvidado de lo que ha
οἶτον ἔχουσα κακῶν· ὁ δὲ λάθεται sufrido y de lo que sabe también. Porque, ¿qué
ὧν τ᾽ ἔπαθ᾽ ὧν τ᾽ ἐδάη. τί γὰρ οὐκ ἐμοὶ noticias no me han llegado ya, siempre mentirosas?
ἔρχεται ἀγγελίας ἀπατώμενον; 170 Siempre lo está deseando, pero con tanto desearlo,
ἀεὶ μὲν γὰρ ποθεῖ, nunca se digna presentarse.
ποθῶν δ᾽ οὐκ ἀξιοῖ φανῆναι.
Χορός CORO. — Ten ánimo, ten buen ánimo, hija: todavía
θάρσει μοι, θάρσει, τέκνον. vive en el cielo un Zeus omnipotente, que todo lo ve
ἔτι μέγας οὐρανῷ 175 y to rige. Cédele a él los excesos de tu enojo, y en tu
Ζεύς, ὃς ἐφορᾷ πάντα καὶ κρατύνει· odio a tus enemigos, ni el arrebato te guíe ni et
ᾧ τὸν ὑπεραλγῆ χόλον νέμουσα Olvido (178). El tiempo es un dios serenador. Porque
μήθ᾽ οἷς ἐχθαίρεις ὑπεράχθεο μήτ᾽ ἐπιλάθου· no es tan olvidadizo él hijo de Agamenón, que mora
χρόνος γὰρ εὐμαρὴς θεός. en las plazas y dehesas de Crisa, ni tampoco el dios
οὔτε γὰρ ὁ τὰν Κρῖσαν 180 que reina en la ribera del Aqueronte (184).
βούνομον ἔχων ἀκτὰν
παῖς Ἀγαμεμνονίδας ἀπερίτροπος
οὔθ᾽ ὁ παρὰ τὸν Ἀχέροντα θεὸς ἀνάσσων.
163
Vuelta a sus femeniles desalientos y consolándose con ser semejante a Níobe en el perpetuo llanto, el
Coro le pone delante a todos los de su familia, a Crisótemis, a Ifianasa, al mismo Orestes; no, como se
comenta ordinariamente, para darle el mezquino consuelo de que su mal es «mal de muchos», sino para
insinuarle la ayuda que todos, y en especial Orestes, vuelto felizmente a Micenas, le pueden prestar.
178
«Arrebato, «no», según el Coro, porque lo echará lodo a perder; pero olvido tampoco, porque debe
servirle de estímulo para la empresa.
184
No ha querido entenderlo Electra, y el Coro, ya más explícito, le recuerda el poder de Zeus vengador, la
probabilidad de la vuelta de Orestes y el poder de la justicia del muerto en el otro mundo. En el mismo tono
proseguirán en el resto de este comos.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Pero a mí ya se me ha consumido la
ἀλλ᾽ ἐμὲ μὲν ὁ πολὺς ἀπολέλοιπεν ἤδη 185 mejor parte de mi vida sin esperanzas, y ya no
βίοτος ἀνέλπιστος, οὐδ᾽ ἔτ᾽ ἀρκῶ· puedo más. Acabándome estoy aquí sin padres (187);
ἅτις ἄνευ τεκέων κατατάκομαι, como una advenediza despreciable vivo en la
ἇς φίλος οὔτις ἀνὴρ ὑπερίσταται, morada de mi padre, así con estos andrajos me llego
ἀλλ᾽ ἁπερεί τις ἔποικος ἀναξία a la mesa ya vacía, sin un hombre amigo que me
οἰκονομῶ θαλάμους πατρός, ὧδε μὲν 190 ampare, como extranjera sin derechos.
ἀεικεῖ σὺν στολᾷ,
κεναῖς δ᾽ ἀμφίσταμαι τραπέζαις.
Χορός CORO (193). — ¡Tristes gemidos a la llegada, tristes
οἰκτρὰ μὲν νόστοις αὐδά, en el tálamo paterno, al descargar frontero el golpe
οἰκτρὰ δ᾽ ἐν κοίταις πατρῴαις de férrea hacha! El dolor fue quien lo armó, y el
ὅτε οἱ παγχάλκων ἀνταία 195 amor quien lo remató; y misteriosamente
γενύων ὡρμάθη πλαγά. simbolizaban misteriosa escena.
δόλος ἦν ὁ φράσας, ἔρος ὁ κτείνας,
δεινὰν δεινῶς προφυτεύσαντες
μορφάν, εἴτ᾽ οὖν θεὸς εἴτε βροτῶν
ἦν ὁ ταῦτα πράσσων. 200
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Oh día aquel aborrecible para mí
ὦ πασᾶν κείνα πλέον ἁμέρα como el que más!, ¡oh noche, y horrores atroces de
ἐλθοῦσ᾽ ἐχθίστα δή μοι· un banquete execrable, y muerte criminal que
ὦ νύξ, ὦ δείπνων ἀῤῥήτων recibió mi padre de ¡as manos de aquellos dos, que
ἔκπαγλ᾽ ἄχθη, me robaron a traición la vida y me arruinaron! Que
τοὺς ἐμὸς ἴδε πατὴρ 205 el dios del Olimpo potente, en pago los pudra con
θανάτους αἰκεῖς διδύμαιν χειροῖν, penas (210), y jamás les brille el sol de la dicha a los
αἳ τὸν ἐμὸν εἷλον βίον πρόδοτον, αἵ μ᾽ ἀπώλεσαν· que tales crímenes perpetraron.
οἷς θεὸς ὁ μέγας Ὀλύμπιος
ποίνιμα πάθεα παθεῖν πόροι, 210
μηδέ ποτ᾽ ἀγλαΐας ἀποναίατο
τοιάδ᾽ ἀνύσαντες ἔργα.
187
Conservo la lección τοκέων (padres), general en los manuscritos, que me parece más propio que la de
τεκέων (hijos) de muchos editores, pues, dada la edad de Electra, parece más adecuada la mención del padre
al tratarse, como aquí, de la falta de apoyo y del desamparo en que vive.
193
El Coro al oír la descripción que le hace Electra de la vida que te imponen sus enemigos, parece como
que entra en espíritu en el palacio, y evoca el horrendo asesinato del rey al volver de Troya, y ello le lleva a
presentir que cosas parecidas íes han de sobrevenir a los criminales que hoy gozan en palacio del fruto de su
crimen. En los tres poetas, el castigo en este drama se corresponde exactamente con el crimen de antaño; ya
es uno mismo el paraje, ya una misma el hacha que ejecutó el crimen y lo venga ahora, ya uno mismo el velo
de la red que ensolvió a Agamenón y envuelve ahora los cadáveres de sus asesinos. Sófocles no pinta, sino
evoca varias veces esta semejanza por medio de la insinuación, en cuyo manejo es maestro. Sófocles, Investig.,
133-135.
210
Electra, en el momento de mayor enojo, pronuncia cuatro voces seguidas que empiezan por p: ποίνιμα
πάθεα παθεῖν πόροι.
Χορός CORO. — Ten cuidado y no prosigas. ¿No reparas
φράζου μὴ πόρσω φωνεῖν. por qué caminos vienes a dar, ya ahora, en esos
οὐ γνώμαν ἴσχεις ἐξ οἵων tormentos voluntarios? Tú misma te entregas a
τὰ παρόντ᾽ οἰκείας εἰς ἄτας 215 males sin cuento, metiendo incesantes guerras en
ἐμπίπτεις οὕτως αἰκῶς; tu mismo desolado corazón. A los poderosos no les
πολὺ γάρ τι κακῶν ὑπερεκτήσω, es gran molestia el choque con tal conducta (220).
σᾷ δυσθύμῳ τίκτουσ᾽ ἀεὶ
ψυχᾷ πολέμους· τὰ δὲ τοῖς δυνατοῖς
οὐκ ἐριστὰ πλάθειν. 220
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Es que son terribles, son terribles tas
δεινοῖς ἠναγκάσθην, δεινοῖς· causas que me han forzado; lo sé, no se me
ἔξοιδ᾽, οὐ λάθει μ᾽ ὀργά. desencona mi ira. Y pues tan terribles son, yo no
ἀλλ᾽ ἐν γὰρ δεινοῖς οὐ σχήσω cesaré en mis maldiciones mientras me dure la
ταύτας ἄτας, vida. ¿Quién, quién que tenga asomo de juicio dirá
ὄφρα με βίος ἔχῃ. 225 que puedo yo escuchar palabra alguna de consueto,
τίνι γάρ ποτ᾽ ἄν, ὦ φιλία γενέθλα, oh almas cariñosas? Dejadme, dejadme,
πρόσφορον ἀκούσαιμ᾽ ἔπος, τίνι φρονοῦντι καίρια; consoladoras mías, esta herida mía cuéntese entre
ἄνετέ μ᾽ ἄνετε, παράγοροι· tas incurables; yo jamás he de hallar ni respiro a
τάδε γὰρ ἄλυτα κεκλήσεται, mis males, ni término a estas lamentaciones.
οὐδέ ποτ᾽ ἐκ καμάτων ἀποπαύσομαι 230
ἀνάριθμος ὧδε θρήνων.
Χορός CORO. — Pues yo, por solo amor, y bien así cual
ἀλλ᾽ οὖν εὐνοίᾳ γ᾽ αὐδῶ, madre solícita he venido a decirte que no añadas
μάτηρ ὡσεί τις πιστά, calamidades a tus calamidades (235).
μὴ τίκτειν σ᾽ ἄταν ἄταις. 235
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¿Pero tiene algún límite mi des-
καὶ τί μέτρον κακότατος ἔφυ; φέρε, ventura? Di, ¿desde cuándo es virtud abandonar a
πῶς ἐπὶ τοῖς φθιμένοις ἀμελεῖν καλόν; tos muertos? ¿Entre qué hombres ha brotado jamás
ἐν τίνι τοῦτ᾽ ἔβλαστ᾽ ἀνθρώπων; tal idea? Ni quisiera yo ser alabada de los tales ni
μήτ᾽ εἴην ἔντιμος τούτοις (si algún día me asomo yo a la dicha) me daré yo a
μήτ᾽, εἴ τῳ πρόσκειμαι χρηστῷ, 240 gozarla con reposo, ni abatiré yo las alas de mis
ξυνναίοιμ᾽ εὔκηλος, γονέων agudos lamentos que vengan a mi padre. Porque si
ἐκτίμους ἴσχουσα πτέρυγας él, muerto, ha de yacer hecho polvo, hecho nada,
220
La interpretación corriente en lo que -respecta a la actitud del Coro, además de desarticular la tragedia y
dar con un Coro que ni es personal ni se libra de abiertas contradicciones consigo mismo, se encuentra en
tales aprietos en la traducción que no ve modo de salir de ellos si no es violentado el testo o adulterando su
significado. V. en Sófocles, Invest., pp. 135-136, donde se expone la desorientación de los comentadores en da
versión de un pasaje tan sencillo».
235
El lector ha podido ver que el sentido del comos· este no puede ser el que recogiendo la opinión general,
expone Jebb: «cálmese Electra...; sea más conciliatoria para con Clitemestra y Egisto...; el carácter que aquí
muestra es el que se gana el elogio que de ella hace el Coro en el canto que viene más (tarde (1058-1097)».
A otra conclusión nos ha llevado la lectura atenta e imparcial del texto, del texto sin violencias ni
modificaciones. Conclusiones que quedarán confirmadas con la personalidad del Coro, que por este camino
surgirá inesperadamente.
ὀξυτόνων γόων. ¡desventurado!, y los otros, a su vez, no han de
εἰ γὰρ ὁ μὲν θανὼν γᾶ τε καὶ οὐδὲν ὢν 245 pagar a la justicia vida con vida, malhayan la
κείσεται τάλας, reverencia y la piedad de los mortales para con
οἱ δὲ μὴ πάλιν todos los dioses.
δώσουσ᾽ ἀντιφόνους δίκας,
ἔῤῥοι τ᾽ ἂν αἰδὼς
ἁπάντων τ᾽ εὐσέβεια θνατῶν. 250
Χορός CORIFEO. — Pues yo, niña, acá ¡he venido, tan
ἐγὼ μέν, ὦ παῖ, καὶ τὸ σὸν σπεύδουσ᾽ ἅμα solícita por tu bien como por el mío propio.
καὶ τοὐμὸν αὐτῆς ἦλθον· εἰ δὲ μὴ καλῶς Con todo, si no atino en lo qué ¡hablo, quédate
λέγω, σὺ νίκα· σοὶ γὰρ ἑψόμεσθ᾽ ἅμα. con la razón. A ti te seguiremos nosotras (253).
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Avergonzada estoy, mujeres: os
αἰσχύνομαι μέν, ὦ γυναῖκες, εἰ δοκῶ parecerá que no sé irme a la mano en mis
πολλοῖσι θρήνοις δυσφορεῖν ὑμῖν ἄγαν. 255 continuos lamentos (255). Pero me veo forzada a
ἀλλ᾽ ἡ βία γὰρ ταῦτ᾽ ἀναγκάζει με δρᾶν, ello, perdonádmelo. ¿Qué mujer, que sea bien
σύγγνωτε· πῶς γὰρ ἥτις εὐγενὴς γυνή, nacida no haría lo que yo hago, viendo tantas
πατρῷ᾽ ὁρῶσα πήματ᾽, οὐ δρῴη τάδ᾽ ἄν; injusticias como yo veo en mi casa, y que, lejos
ἁγὼ κατ᾽ ἦμαρ καὶ κατ᾽ εὐφρόνην ἀεὶ de menguar, van creciendo y aumentando sin
θάλλοντα μᾶλλον ἢ καταφθίνονθ᾽ ὁρῶ· 260 cesar día y noche? Por una parte, la madre que
ᾗ πρῶτα μὲν τὰ μητρός, ἥ μ᾽ ἐγείνατο, me dio a luz se ha vuelto mi mayor enemigo;
ἔχθιστα συμβέβηκεν· εἶτα δώμασιν luego tengo que vivir en una misma casa con
ἐν τοῖς ἐμαυτῆς τοῖς φονεῦσι τοῦ πατρὸς los matadores de mi mismo padre, y a ellos
ξύνειμι, κἀκ τῶνδ᾽ ἄρχομαι κἀκ τῶνδέ μοι estoy sujeta, y en su mano está ¡mi sustento, lo
λαβεῖν θ᾽ ὁμοίως καὶ τὸ τητᾶσθαι πέλει. 265 mismo que mis privaciones; además, ¿qué días
ἔπειτα ποίας ἡμέρας δοκεῖς μ᾽ ἄγειν, crees tú me paso yo cuando veo sentado en el
ὅταν θρόνοις Αἴγισθον ἐνθακοῦντ᾽ ἴδω trono de mi padre a Egisto, y le veo llevar las
τοῖσιν πατρῴοις, εἰσίδω δ᾽ ἐσθήματα vestiduras mismas de mi padre, y haciendo
φοροῦντ᾽ ἐκείνῳ ταὐτὰ καὶ παρεστίους libaciones domésticas allí mismo donde le dio
σπένδοντα λοιβὰς ἔνθ᾽ ἐκεῖνον ὤλεσεν, 270 muerte, y veo, el colmo de todas estas
ἴδω δὲ τούτων τὴν τελευταίαν ὕβριν, insolencias, al matador en el lecho mismo del
τὸν αὐτοέντην ἡμὶν ἐν κοίτῃ πατρὸς padre con la malhadada madre, si madre se
ξὺν τῇ ταλαίνῃ μητρί, μητέρ᾽ εἰ χρεὼν ¡ha de llamar la que a ése concede su lecho?
ταύτην προσαυδᾶν τῷδε συγκοιμωμένην· Ella, tan empedernida, que vive con el
ἡ δ᾽ ὧδε τλήμων ὥστε τῷ μιάστορι 275 infame sin temer a las Furias vengadoras,
ξύνεστ᾽, ἐρινὺν οὔτιν᾽ ἐκφοβουμένη· como jactándose de sus propias torpezas,
ἀλλ᾽ ὥσπερ ἐγγελῶσα τοῖς ποιουμένοις, cuando llega el día aquel en que mató
εὑροῦσ᾽ ἐκείνην ἡμέραν, ἐν ᾗ τότε traidoramente a mi padre, hasta organiza
253
Ya para ahora el lector habrá fijado con exactitud la naturaleza del Coro de este drama. No puede estar
formado, como lo quiere el autor del argumento y muchos comentadores, de jóvenes micenas. Son matronas
nobles de la ciudad, y de la edad de Clitemestra. Lo muestra en toda su conducta y en todas las
observaciones que hacen a lo largo del drama. V. Sófocles, Investig., pp. 131-132.
255
Tan adelante lleva Electra su afán por llorar y más llorar, que ya ella misma se avergüenza de su
conducta y pertinacia.
πατέρα τὸν ἀμὸν ἐκ δόλου κατέκτανεν, danzas y sacrifica ovejas como ofrendas
ταύτῃ χοροὺς ἵστησι καὶ μηλοσφαγεῖ 280 mensuales a los dioses salvadores. Y yo, des-
θεοῖσιν ἔμμην᾽ ἱερὰ τοῖς σωτηρίοις. venturada, veo todo esto dentro de mi misma
ἐγὼ δ᾽ ὁρῶσ᾽ ἡ δύσμορος κατὰ στέγας casa, y lloro, y me consumo, y rabio por las
κλαίω, τέτηκα, κἀπικωκύω πατρὸς malditas fiestas que llevan el nombre de mi
τὴν δυστάλαιναν δαῖτ᾽ ἐπωνομασμένην padre; a solas y conmigo misma ni aun llorar
αὐτὴ πρὸς αὑτήν. οὐδὲ γὰρ κλαῦσαι πάρα 285 puedo cuando mi corazón desearía.
τοσόνδ᾽ ὅσον μοι θυμὸς ἡδονὴν φέρει. Pues esa mujer, que tanto se paga de
noble, se me viene y me insulta diciendo: «¡Oh
αὕτη γὰρ ἡ λόγοισι γενναία γυνὴ abominación de los dioses!, ¿sólo a ti se te ha
φωνοῦσα τοιάδ᾽ ἐξονειδίζει κακά· muerto un padre? ¿A nadie más entre los
ὦ δύσθεον μίσημα, σοὶ μόνῃ πατὴρ mortales ha visitado la desgracia? Maldita
τέθνηκεν; ἄλλος δ᾽ οὔτις ἐν πένθει βροτῶν; 290 seas, y nunca los dioses infernales den tregua a
κακῶς ὄλοιο, μηδέ σ᾽ ἐκ γόων ποτὲ tanto quejido!» Así sigue increpándome;
τῶν νῦν ἀπαλλάξειαν οἱ κάτω θεοί. menos cuando oye decir a alguno que va a
τάδ᾽ ἐξυβρίζει· πλὴν ὅταν κλύῃ τινὸς venir Orestes; que entonces sale de sí, se me
ἥξοντ᾽ Ὀρέστην· τηνικαῦτα δ᾽ ἐμμανὴς echa encima y grita: «¿No tienes tú la culpa de
βοᾷ παραστᾶσ᾽· οὐ σύ μοι τῶνδ᾽ αἰτία; 295 todo? ¿No es esto obra tuya, por haber robado
οὐ σὸν τόδ᾽ ἐστὶ τοὔργον, ἥτις ἐκ χερῶν de mis manos a Orestes y puéstole a salvo? Yo
κλέψασ᾽ Ὀρέστην τῶν ἐμῶν ὑπεξέθου; te aseguro que lo has de pagar como mereces.»
ἀλλ᾽ ἴσθι τοι τίσουσά γ᾽ ἀξίαν δίκην. Así refunfuña, y a su lado se arrima a darle
τοιαῦθ᾽ ὑλακτεῖ, σὺν δ᾽ ἐποτρύνει πέλας alas el ilustre doncel, el cobarde para todo, el
ὁ κλεινὸς αὐτῇ ταὐτὰ νυμφίος παρών, 300 causante de todo el mal, ése que no sabe de
ὁ πάντ᾽ ἄναλκις οὗτος, ἡ πᾶσα βλάβη, peleas sino con mujeres. Así me estoy consu-
ὁ σὺν γυναιξὶ τὰς μάχας ποιούμενος. miendo en mis desgracias, siempre
ἐγὼ δ᾽ Ὀρέστην τῶνδε προσμένουσ᾽ ἀεὶ aguardando el día en que venga Orestes a
παυστῆρ᾽ ἐφήξειν ἡ τάλαιν᾽ ἀπόλλυμαι. acabar con tanto mal.
Y él, siempre para venir y dar el golpe, ha aca-
μέλλων γὰρ ἀεὶ δρᾶν τι τὰς οὔσας τέ μου 3055 bado ya con todas mis esperanzas, las que
καὶ τὰς ἀπούσας ἐλπίδας διέφθορεν. tenía y las que no tenía. En situación como
ἐν οὖν τοιούτοις οὔτε σωφρονεῖν, φίλαι, ésta, amigas, no es posible, ni la paciencia, ni
οὔτ᾽ εὐσεβεῖν πάρεστιν· ἀλλ᾽ ἔν τοι κακοῖς la piedad tampoco; entre tantas cosas malas no
πολλή ᾽στ᾽ ἀνάγκη κἀπιτηδεύειν κακά. puede una sino hacerse mala.
Χορός CORIFEO. — Escucha, cuando así nos hablas,
φέρ᾽ εἰπέ, πότερον ὄντος Αἰγίσθου πέλας 310 ¿está Egisto en casa, o ha salido fuera?
λέγεις τάδ᾽ ἡμῖν ἢ βεβῶτος ἐκ δόμων;
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Claro que fuera; si anduviese por
ἦ κάρτα· μὴ δόκει μ᾽ ἄν, εἴπερ ἦν πέλας, aquí, mal pudiera yo salir a la puerta; ahora
θυραῖον οἰχνεῖν· νῦν δ᾽ ἀγροῖσι τυγχάνει. está en el Campo.
Χορός CORIFEO. — Si ello es así, ¿podríamos hablar
ἦ κἂν ἐγὼ θαρσοῦσα μᾶλλον ἐς λόγους con más libertad contigo?
τοὺς σοὺς ἱκοίμην, εἴπερ ὧδε ταῦτ᾽ ἔχει; 315
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Está ausente; puedes preguntar.
ὡς νῦν ἀπόντος ἱστόρει· τί σοι φίλον; ¿Qué deseabas?
Χορός CORIFEO. — Pues bien, pregunto: de tu herma-
καὶ δή σ᾽ ἐρωτῶ· τοῦ κασιγνήτου τί φής, no, ¿qué piensas?, ¿qué vendrá pronto, o que
ἥξοντος ἢ μέλλοντος; εἰδέναι θέλω. tardará aún? Desearía saberlo.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — El, sí, dice que sí; lo dice, pero no
φησίν γε· φάσκων δ᾽ οὐδὲν ὧν λέγει ποεῖ. cumple lo que dice.
Χορός CORIFEO. — Quien maquina algo grande, gusta
φιλεῖ γὰρ ὀκνεῖν πρᾶγμ᾽ ἀνὴρ πράσσων μέγα. 320 de andar despacio.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — No anduve yo tan despacio
καὶ μὴν ἔγωγ᾽ ἔσωσ᾽ ἐκεῖνον οὐκ ὄκνῳ. cuando le salvé a él (321).
321
No acaba de fijar, ni veo que Sófocles lo signifique claramente, la edad de los. dos hermanos cuando suce-
dieron los hechos que en este fragmento se mencionan.
Aquí y en varios pasajes (776, 1023, 1130) parece darse a entender que Orestes era un niño pequeñín, a quien
una hermana mayor, pero joven también, pone a salvo; y de la misma manera lo entiende el Escoliasta; y sin
embargo, Orestes era hijo de Agamenón, que llevaba diez años por lo menos ausente en la guerra de Troya.
Por lo visto, Clitemestra se entregó a sus pasiones muy pronto luego de la partida de su marido.
καίτοι τὸ μὲν δίκαιον οὐχ ᾗ ᾽γὼ λέγω, esté en lo que yo digo, bien veo que tú tienes
ἀλλ᾽ ᾗ σὺ κρίνεις· εἰ δ᾽ ἐλευθέραν με δεῖ la razón; pero si una no ha de ser esclava, no
ζῆν, τῶν κρατούντων ἐστὶ πάντ᾽ ἀκουστέα. 340 hay más remedio que obedecer en todo a los
tiranos.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Cosa fuerte, por cierto, que,
δεινόν γέ σ᾽ οὖσαν πατρὸς οὗ σὺ παῖς ἔφυς, siendo hija del padre que te engendró, te
κείνου λελῆσθαι, τῆς δὲ τικτούσης μέλειν. olvidas de él y, en cambio, te cuides de la que
ἅπαντα γάρ σοι τἀμὰ νουθετήματα te dio a luz. Ella es la que te ha dictado todos
κείνης διδακτά, κοὐδὲν ἐκ σαυτῆς λέγεις. esos consejos de prudencia, y nada dices que
salga de ti.
ἔπειθ᾽ ἑλοῦ γε θάτερ᾽, ἢ φρονεῖν κακῶς 345 Pues bien, una de dos: o eres una
ἢ τῶν φίλων φρονοῦσα μὴ μνήμην ἔχειν· imprudente, o, siendo prudente, te olvidas de
los tuyos.
ἥτις λέγεις μὲν ἀρτίως ὡς, εἰ λάβοις ¿Decías ahora mismo que, a disponer de
σθένος, τὸ τούτων μῖσος ἐκδείξειας ἄν, medios, les descubrieras tú el odio que les
ἐμοῦ δὲ πατρὶ πάντα τιμωρουμένης tienes, y andando yo afanosa por vengar a
οὔτε ξυνέρδεις τήν τε δρῶσαν ἐκτρέπεις. 350 nuestro padre, no me ayudas, y hasta me
οὐ ταῦτα πρὸς κακοῖσι δειλίαν ἔχει; disuades de mi empeño? ¡Qué es esto, sino
colmar nuestros males con la cobardía?
ἐπεὶ δίδαξον, ἢ μάθ᾽ ἐξ ἐμοῦ, τί μοι
Porque dime..., o yo te lo diré: ¿qué ganaría yo
κέρδος γένοιτ᾽ ἂν τῶνδε ληξάσῃ γόων.
con poner término a mis llantos?, ¿qué? ¿No
οὐ ζῶ; κακῶς μέν, οἶδ᾽, ἐπαρκούντως δ᾽ ἐμοί.
vivo? En la miseria, lo sé; pero eso me basta a
λυπῶ δὲ τούτους, ὥστε τῷ τεθνηκότι 355
mí. Y si les hostigo, es porque así vengo la
τιμὰς προσάπτειν, εἴ τις ἔστ᾽ ἐκεῖ χάρις.
honra de mi padre, si es que algún alivio se
σὺ δ᾽ ἡμὶν ἡ μισοῦσα μισεῖς μὲν λόγῳ,
recibe allá abajo. Pero tú, que dices los
ἔργῳ δὲ τοῖς φονεῦσι τοῦ πατρὸς ξύνει.
aborreces, de palabra los aborreces, que con
ἐγὼ μὲν οὖν οὐκ ἄν ποτ᾽, οὐδ᾽ εἴ μοι τὰ σὰ
los hechos en favor estás de los asesinos del
μέλλοι τις οἴσειν δῶρ᾽, ἐφ᾽ οἷσι νῦν χλιδᾷς, 360
padre. Yo, al menos en mi vida me doblegaré a
τούτοις ὑπεικάθοιμι· σοὶ δὲ πλουσία
ellos, aunque me hubieren de dar todos esos
τράπεζα κείσθω καὶ περιῤῥείτω βίος.
regalos con que tú ahora te pavoneas; quédese
ἐμοὶ γὰρ ἔστω τοὐμὲ μὴ λυπεῖν μόνον
para ti la mesa bien repuesta y el nadar en la
βόσκημα· τῆς σῆς δ᾽ οὐκ ἐρῶ τιμῆς τυχεῖν,
opulencia. A mí me basta por sustento el no
οὐδ᾽ ἂν σύ, σώφρων γ᾽ οὖσα. νῦν δ᾽ ἐξὸν πατρὸς 365
faltar a mi conciencia; que no quiero para nada
πάντων ἀρίστου παῖδα κεκλῆσθαι, καλοῦ
tu suerte, ni aún tú la quisieras si tuvieras
τῆς μητρός· οὕτω γὰρ φανεῖ πλείστοις κακή,
juicio. Pudiendo ser llamada la hija del más
θανόντα πατέρα καὶ φίλους προδοῦσα σούς.
noble de los padres, llámate hija de tu madre.
Así sabrá la gente cuán vil eres, que haces
traición a tu padre muerto y a tus parientes.
Χορός CORIFEO. — Con ira, no, por los dioses, que los
μηδὲν πρὸς ὀργήν, πρὸς θεῶν· ὡς τοῖς λόγοις dichos de ambas tienen sus ventajas, si tú,
ἔνεστιν ἀμφοῖν κέρδος, εἰ σὺ μὲν μάθοις 370 Electra, te avienes a las razones de ésta, y ella,
τοῖς τῆσδε χρῆσθαι, τοῖς δὲ σοῖς αὕτη πάλιν. a su vez, a las tuyas.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Yo, mujeres, ya estoy, como si
ἐγὼ μέν, ὦ γυναῖκες, ἠθάς εἰμί πως dijera, hecha al lenguaje de ésta (372), y no lo
τῶν τῆσδε μύθων· οὐδ᾽ ἂν ἐμνήσθην ποτέ, hubiera traído a cuento a no ¡haber averiguado
εἰ μὴ κακὸν μέγιστον εἰς αὐτὴν ἰὸν la gran calamidad que se le viene encima, y va
ἤκουσ᾽, ὃ ταύτην τῶν μακρῶν σχήσει γόων. 375 a poner fin ya a sus perpetuos lamentos.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡A ver!, ¿cuál es esa calamidad? Si
φέρ᾽ εἰπὲ δὴ τὸ δεινόν· εἰ γὰρ τῶνδέ μοι me cuentas una mayor que la que estoy
μεῖζόν τι λέξεις, οὐκ ἂν ἀντείποιμ᾽ ἔτι. sufriendo, no te replico más.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Pues te lo diré todo, tal como lo
ἀλλ᾽ ἐξερῶ σοι πᾶν ὅσον κάτοιδ᾽ ἐγώ. sé. Tienen resuelto, si no pones coto a tus
μέλλουσι γάρ σ᾽, εἰ τῶνδε μὴ λήξεις γόων, quejas, meterte donde jamás puedas ver la luz
ἐνταῦθα πέμψειν ἔνθα μή ποθ᾽ ἡλίου 380 del sol, donde te estés cantando tus cuitas
φέγγος προσόψει, ζῶσα δ᾽ ἐν κατηρεφεῖ encerrada en vida, en una oscura caverna lejos
στέγῃ χθονὸς τῆσδ᾽ ἐκτὸς ὑμνήσεις κακά. de esta tierra.
πρὸς ταῦτα φράζου καί με μή ποθ᾽ ὕστερον Así que piénsalo bien, y no me culpes a mí
παθοῦσα μέμψῃ· νῦν γὰρ ἐν καλῷ φρονεῖν. luego cuando te haya venido el golpe. Ahora
es tiempo de ser prudente.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¿De veras?, ¿eso tienen pensado
ἦ ταῦτα δή με καὶ βεβούλευνται ποεῖν; 385 hacerme?
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Como lo oyes; en cuanto Egisto
μάλισθ᾽· ὅταν περ οἴκαδ᾽ Αἴγισθος μόλῃ. regrese a casa.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Pues si es para eso, que venga
ἀλλ᾽ ἐξίκοιτο τοῦδέ γ᾽ οὕνεκ᾽ ἐν τάχει. cuanto antes.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — ¿Qué imprecaciones son esas,
τίν᾽, ὦ τάλαινα, τόνδ᾽ ἐπηράσω λόγον; infeliz?
Ἠλέκτρα ELECTRA.—Que llegue ya, si tal cosa piensan
ἐλθεῖν ἐκεῖνον, εἴ τι τῶνδε δρᾶν νοεῖ. hacer.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — ¿Para que te vengan más
ὅπως πάθῃς τί χρῆμα; ποῦ ποτ᾽ εἶ φρενῶν; 390 males? ¿Dónde tienes la cabeza?
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Sí, para estar lo más lejos que pue-
ὅπως ἀφ᾽ ὑμῶν ὡς προσωτάτω φύγω. da de vosotros.
372
Desconocida Crisótemis (para Esquilo y Eurípides, constituye otra prueba de que el drama de Sófocles es
posterior a los de aquellos poetas. Ella pone más de relieve el carácter de Electra, colocándose a su lado, para
que se definan más las líneas por el contraste con su carácter, menos arriscado y menos valiente, pero quizá
más humano. Las dos hermanas recuerdan a Antígona e Ismene, aunque esta última es mucho más noble y
simpática y generosa que Crisótemis. Antígona también supera con mucho en virtud, valor y belleza moral,
a Electra.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — ¿Es que no tienes cuenta con tu
βίου δὲ τοῦ παρόντος οὐ μνείαν ἔχεις; vida actual?
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Lucida vida la mía, por cierto!,
καλὸς γὰρ οὑμὸς βίοτος ὥστε θαυμάσαι. ¡para pasmar a cualquiera!
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS.—Lo sería si supieras tener seso.
ἀλλ᾽ ἦν ἄν, εἰ σύ γ᾽ εὖ φρονεῖν ἠπίστασο.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — No me enseñes a hacer traición a
μή μ᾽ ἐκδίδασκε τοῖς φίλοις εἶναι κακήν. 395 los míos.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — No es eso lo que te digo, sino
ἀλλ᾽ οὐ διδάσκω· τοῖς κρατοῦσι δ᾽ εἰκαθεῖν. que cedas a los que mandan.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Para ti tales adulaciones; a mí no
σὺ ταῦτα θώπευ᾽· οὐκ ἐμοὺς τρόπους λέγεις. me cuadra eso.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Al menos, bueno es no
καλόν γε μέντοι μὴ ᾽ξ ἀβουλίας πεσεῖν. sucumbir por indiscreción.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Sucumbiré, si es menester, en
πεσούμεθ᾽, εἰ χρή, πατρὶ τιμωρούμενοι. desagravio a mi padre.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Pero el padre, yo no lo dudo,
πατὴρ δὲ τούτων, οἶδα, συγγνώμην ἔχει. 400 perdonará todo esto.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Sólo los malos hijos pueden
ταῦτ᾽ ἐστὶ τἄπη πρὸς κακῶν ἐπαινέσαι. aprobar tal lenguaje.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Pues entonces, yo me voy a
σὺ δ᾽ οὐχὶ πείσει καὶ συναινέσεις ἐμοί; cumplir mi mandado.
455
Ya cuando oyó la primera noticia del sueño (411), concibió Electra esperanzas de ventura, y éstas han ido
creciendo cuando ha oído contar los pormenores de él, hasta el punto de que en el verso 459 afirma que la
mano del mismo Agamenón anda en esto de venir tales sueños. De hecho con Orestes va a brotar el retoño
que difundiendo sus ramas cobijará el antiguo reino de Agamenón su padre.
464
¿Se contradice a sí mismo, exhortando ahora (466) a Crisótemis a seguir a su hermana, el mismo Coro,
que poco antes (v. 369) censuraba a Electra y le reprendía su intemperancia? Así lo dicen los comentadores.
Pero el Coro sigue decididamente del lado de la venganza; lo que censuraba antes era la impaciencia de
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Sí que lo haré; cuando la cosa
δράσω· τὸ γὰρ δίκαιον οὐχ ἔχει λόγον es justa, no es razón altercar, sino poner manos
δυοῖν ἐρίζειν, ἀλλ᾽ ἐπισπεύδειν τὸ δρᾶν. a la obra con presteza.
πειρωμένῃ δὲ τῶνδε τῶν ἔργων ἐμοὶ Pero de lo que voy a hacer, por los
σιγὴ παρ᾽ ὑμῶν, πρὸς θεῶν, ἔστω, φίλαι· dioses, no se os escape una palabra, queridas;
ὡς εἰ τάδ᾽ ἡ τεκοῦσα πεύσεται, πικρὰν 470 que si esto llega a oídos de la madre, pienso
δοκῶ με πεῖραν τήνδε τολμήσειν ἔτι. que me ha de costar caro mi atrevimiento.
Vase CRISÓTEMIS.
Χορός CORO — Si no soy yo un adivino desatinado, si no
εἰ μὴ ᾽γὼ παράφρων μάντις ἔφυν καὶ γνώμας estoy privada de todo juicio, ya llega con su
λειπομένα σοφᾶς, mensajero delante la Justicia, trayendo en sí el
εἶσιν ἁ πρόμαντις poder de la victoria justiciera (474). Aquí estará,
Δίκα δίκαια φερομένα χεροῖν κράτη· 475 niña, pronto, muy pronto. Me llaman de esta
μέτεισιν, ὦ τέκνον, οὐ μακροῦ χρόνου. confianza los sueños de dulce ventura que acabo de
ὕπεστί μοι θάρσος, oír. No han de ser tan olvidadizos, ni el rey aquel de
ἁδυπνόων κλύουσαν 480 los Helenos que a ti te engendró, ni tampoco el
ἀρτίως ὀνειράτων. acerado hierro de aquella hacha de dos filos de
οὐ γάρ ποτ᾽ ἀμναστεῖ γ᾽ ὁ φύσας σ᾽ Ἑλλάνων ἄναξ, antaño que le asesinó con tan impía crueldad.
οὐδ᾽ ἁ παλαιὰ χαλκόπλακτος ἀμφάκης γένυς, 485 Llegará con sus mil pies y sus mil manos la
ἅ νιν κατέπεφνεν αἰσχίσταις ἐν αἰκίαις. que acecha en misteriosas emboscadas, la Furia de
ἥξει καὶ πολύπους καὶ πολύχειρ ἁ δεινοῖς pies de acero. Pues sobre impío lacho en impío
κρυπτομένα λόχοις 490 maridaje se han arrojado a asesinos abrazos los que
χαλκόπους Ἐρινύς. no deben. Ante tal cuadro, yo veo que no nos viene,
ἄλεκτρ᾽ ἄνυμφα γὰρ ἐπέβα μιαιφόνων no, esta visión cual presagio de males ni para los
γάμων ἁμιλλήμαθ᾽ οἷσιν οὐ θέμις. ejecutores ni para sus fautores (498). Porque, o no
πρὸ τῶνδέ τοί μ᾽ ἔχει 495 pueden los hombres leer el porvenir en tos sueños
μή ποτε μή ποθ᾽ ἡμῖν espantables ni en los oráculos, o ha de parar en bien
ἀψεγὲς πελᾶν τέρας este nocturnal espectro.
τοῖς δρῶσι καὶ συνδρῶσιν. ἤ τοι μαντεῖαι βροτῶν 500
οὐκ εἰσὶν ἐν δεινοῖς ὀνείροις οὐδ᾽ ἐν θεσφάτοις, Asoma y va llegando Clitemestra con una
εἰ μὴ τόδε φάσμα νυκτὸς εὖ κατασχήσει. doncella que lleva ofrendas en un canastillo.
Electra, porque temía que se frustrase el plan combinado que ambas hermanas, según él, podrían llevar a
efecto felizmente.
474
Al oír el sueño que ha aterrado a Clitemestra, el Coro para animarse a sí y animar a Electra, da expansión
a sus esperanzas de que pronto vendrá el castigo de los que mancharon el palacio con el crimen; también en
las Coéforas es motivo de esperanzas para Orestes y el Coro el sueño de Clitemestra.
498
La estrofa y la antistrofa respiran optimismo y presagios de ventura, y estas voces no pueden significar
como comúnmente se afirma, «a Egisto el criminal y a Clitemestra su ayudadora en el crimen», sino que sota
augurio de feliz éxito para «los ejecutores y sus fautores» en la venganza, es decir, para los hijos de
Agamenón y las mujeres cid Coro. Así lo había ya interpretado sabiamente el escoliasta griego. V. Sófocles,
Invest., 138-140.
ὦ Πέλοπος ἁ πρόσθεν
πολύπονος ἱππεία, 505 ¡Oh cabalgata la de Pélope (506), en pasados
ὡς ἔμολες αἰανὴς tiempos, fuente de desventura!, ¡cuán llena: de
τᾷδε γᾷ. misterios viniste a aquesta tierra! desde que se
εὖτε γὰρ ὁ ποντισθεὶς hundió en el ponto y acabó aquel Mirtilo, arrancado
Μυρτίλος ἐκοιμάθη, y arrojado, de áurea carroza por la funesta mano de
παγχρύσων δίφρων 510 la Injusticia, no ha abandonado un punto a este
δυστάνοις αἰκίαις hogar la Injusticia, fuente de desventuras.
πρόῤῥιζος ἐκριφθείς,
οὔ τί πω
ἔλειπεν ἐκ τοῦδ᾽ οἴκου
πολύπονος αἰκία. 515
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA516. — Muy libre y suelta andas, ya
ἀνειμένη μέν, ὡς ἔοικας, αὖ στρέφει· se ve. Como que no está aquí Egisto el que
οὐ γὰρ πάρεστ᾽ Αἴγισθος, ὅς σ᾽ ἐπεῖχ᾽ ἀεὶ siempre te ha sujetado, para que, al menos,
μή τοι θυραίαν γ᾽ οὖσαν αἰσχύνειν φίλους· fuera no deshonres a los de casa. Como él está
νῦν δ᾽ ὡς ἄπεστ᾽ ἐκεῖνος, οὐδὲν ἐντρέπει ausente, no se te da nada de mí. Y eso que a
ἐμοῦ γε· καίτοι πολλὰ πρὸς πολλούς με δὴ 520 cada paso has estado diciendo a todo el
ἐξεῖπας ὡς θρασεῖα καὶ πέρα δίκης mundo que yo mando con insolencia y contra
ἄρχω, καθυβρίζουσα καὶ σὲ καὶ τὰ σά· justicia ultrajándote a ti y a los tuyos. No hay
ἐγὼ δ᾽ ὕβριν μὲν οὐκ ἔχω, κακῶς δέ σε tales ultrajes, y si a ti te digo insultos, son el
λέγω κακῶς κλύουσα πρὸς σέθεν θαμά. eco de los que a ti te oigo a cada paso.
Que tu padre—siempre sacas este
πατὴρ γάρ, οὐδὲν ἄλλο, σοὶ πρόσχημ᾽ ἀεὶ 525 pretexto— que tu padre murió a mis manos.
ὡς ἐξ ἐμοῦ τέθνηκεν. ἐξ ἐμοῦ· καλῶς
506
La escena, tal como está grabada en un lécito antiguo, es el mejor comentario de este pasaje: el auriga
Mirtilo es arrojado de la carroza por Pélope e Hipodamia, y al caer al mar pronuncia una maldición, que
siempre fue considerada como el origen de las desgracias de la casa de Pélope y Agamenón.
¿Que a qué viene todo esto? —Por de pronto no se lo censuremos a Sófocles como muchos autores; pronto
nos describirá el Pedagogo en un párrafo de inmortal belleza a otro auriga—Orestes—en otro concurso de
cuadrigas, y le verá caer en la arena, pero en la arena que él nos pinta como un mar, cargando la narración
con todos los colores marinos que en su rica paleta encuentra Sófocles; desde ese momento acabarán las
venturas de los criminales que habitan el palacio de Pélope; son los «naufragios hípicos» de que habla Egisto
(v. 1444).
¡El Coro pues, en este pasaje no mira sino al pasado; no ha asistido a la conversación del Prólogo; el poeta y
los espectadores presienten el porvenir; las carreras en que ha de fingirse la muerte de Orestes, les están
anunciadas.
Por lo demás, entre la estrofa y este épodo final hay un pequeño cambio, no de tono, sino de timbre, de los
sonidos secundarios. (V. Sófocles, Invest., 139-142).
516
Clitemestra y no Clitemnestra es, el nombré dé la mujer de Agamenón, como el año 1910 lo probó
Papageorgius, fundándose principalmente en el códice Laurenciano, y en las etimologías insinuadas por
Homero y Esquilo, que omiten la n. «La femme d’Agamemnonsappelle Klytaimestre, et non comme nous le
disons depuis Racine et comme nous continuerons sans doute à le dire, Klytemnestre.» (Th. Reinach) ;
Clytemnestre ha quedado, en efecto, en las traducciones de Sófocles hechas en les Belles Lettres por
Masqueray (1922, 1924), y por Mazon (1958), y en la de Eurípides de la misma Colección, debida a
Parmentier y a Grégoire. Lo censura N. WecMein en Philologische Wochenschrift, 45 (1925), col. 1.140. Bruhn se
inclina a pensar que, aunque no Sófocles, Eurípides si usó la forma con n (Electra, Berlín, 1912, pág. 49).
ἔξοιδα· τῶνδ᾽ ἄρνησις οὐκ ἔνεστί μοι· Sí, a mis manos; bien lo sé yo, y no puedo
ἡ γὰρ Δίκη νιν εἷλεν, οὐκ ἐγὼ μόνη, negarlo. La justicia de los dioses, y no yo sola,
ᾗ χρῆν σ᾽ ἀρήγειν, εἰ φρονοῦσ᾽ ἐτύγχανες· fue là que acabó con él, y tú misma la deberías
ἐπεὶ πατὴρ σὸς οὗτος, ὃν θρηνεῖς ἀεί, 530 secundar, si tuvieras juicio. Porque tu padre,
τὴν σὴν ὅμαιμον μοῦνος Ἑλλήνων ἔτλη ése, al que no cesas de llorar, fue el único entre
θῦσαι θεοῖσιν, οὐκ ἴσον καμὼν ἐμοὶ los griegos, que consintió en que tu ¡hermana
λύπης, ὅς ἔσπειρ᾽, ὥσπερ ἡ τίκτουσ᾽ ἐγώ. (531) fuera inmolada a los dioses, como que no
εἶεν, δίδαξον δή με τοῦ χάριν, τίνων había sufrido al engendrarla los dolores que
ἔθυσεν αὐτήν· πότερον Ἀργείων ἐρεῖς; 535 yo pasé al parirla. ¡Vamos!, explícamelo. ¿Por
ἀλλ᾽ οὐ μετῆν αὐτοῖσι τήν γ᾽ ἐμὴν κτανεῖν. qué, por quiénes la sacrificó tu padre? Por los
ἀλλ᾽ ἀντ᾽ ἀδελφοῦ δῆτα Μενέλεω κτανὼν argivos, dirás. ¿Qué derecho tenían ellos a
τἄμ᾽, οὐκ ἔμελλε τῶνδέ μοι δώσειν δίκην; matarme a mi hija? Y si, como es verdad, me la
πότερον ἐκείνῳ παῖδες οὐκ ἦσαν διπλοῖ, mató por gracia de su hermano Menelao, ¿no
οὓς τῆσδε μᾶλλον εἰκὸς ἦν θνῄσκειν, πατρὸς 540 me lo había de pagar a mí? ¿Qué, no tenía
καὶ μητρὸς ὄντας, ἧς ὁ πλοῦς ὅδ᾽ ἦν χάριν; aquél dos hijos? Esos era justo que murieran, y
no mi hija, ya que eran hijo del mismo padre y
de la misma madre, por quien se hacía aquella
campaña.
¿O tenía el Hades más hambre de mis
hijos, que de los de aquella mujer para
ἢ τῶν ἐμῶν Ἅιδης τιν᾽ ἵμερον τέκνων
devorarlos? ¿O es que había el malvado padre
ἢ τῶν ἐκείνης ἔσχε δαίσασθαι πλέον;
perdido todo el amor a mis hijos, y tomádselo
ἢ τῷ πανώλει πατρὶ τῶν μὲν ἐξ ἐμοῦ
a los de Menelao? ¿No es esto propio de padre
παίδων πόθος παρεῖτο, Μενέλεω δ᾽ ἐνῆν; 545
desaconsejado y sin entrañas? Eso creo yo,
οὐ ταῦτ᾽ ἀβούλου καὶ κακοῦ γνώμην πατρός;
aunque a ti te parezca otra cosa, y esto, hasta
δοκῶ μέν, εἰ καὶ σῆς δίχα γνώμης λέγω·
la muerta lo diría si pudiera hablar.
φαίη δ᾽ ἂν ἡ θανοῦσά γ᾽, εἰ φωνὴν λάβοι.
Yo, al menos, no estoy arrepentida de mi
conducta. Y si a ti te parece que soy una
ἐγὼ μὲν οὖν οὐκ εἰμὶ τοῖς πεπραγμένοις
malvada, guarda el censurar a los demás para
δύσθυμος· εἰ δὲ σοὶ δοκῶ φρονεῖν κακῶς, 550
cuando tú seas la que debes (551).
γνώμην δικαίαν σχοῦσα τοὺς πέλας ψέγε.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Ahora sí que no dirás que yo soy
ἐρεῖς μὲν οὐχὶ νῦν γέ μ᾽ ὡς ἄρξασά τι la que ha empezado y te ha irritado, y por eso
λυπηρὸν εἶτα σοῦ τάδ᾽ ἐξήκουσ᾽ ὕπο· he oído lo que he oído. Si me lo permites, yo te
ἀλλ᾽ ἢν ἐφῇς μοι, τοῦ τεθνηκότος θ᾽ ὕπερ explicaré la verdad en defensa de mi padre y
λέξαιμ᾽ ἂν ὀρθῶς τῆς κασιγνήτης θ᾽ ὁμοῦ. 555 en defensa de mi hermana.
531
La hija de Clitemestra de que habla aquí es Ifigenia, cuya muerte está explicada en el diálogo mismo, y
que dio materia para magníficos dramas, así en la antigüedad como en los tiempos modernos.
551
Reglamentarios, por dedillo así, en (la dramaturgia griega estos, discursitos tan cuidadosamente elabora-
dos, son desde el punto de vista de la retórica de entonces, perfectos e impecables.
Los hemos ¡hallado en todos los dramas estudiados, cuando se trataba ya de la discusión de puntos
debatidos, como en Edipo en Colono (728-800; 887-1013) y Antígona (450-496), ya de la exposición de asuntos
doctrinales, como en las órdenes de Creonte (Antígona, 160 y sigts.); lo mismo, por fin, veremos al tratarse de
llevar la convicción a algún personaje que no disputa, v. gr., a Licas en las Traquinias (436 y sigts.).
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — Vaya, te lo permito; si así
καὶ μὴν ἐφίημ᾽· εἰ δέ μ᾽ ὧδ᾽ ἀεὶ λόγους comenzaras siempre tus discursos, no sería tan
ἐξῆρχες, οὐκ ἂν ἦσθα λυπηρὰ κλύειν. enojoso el escuchártelos.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Yo te lo diré, pues. Confiesas que
καὶ δὴ λέγω σοι. πατέρα φὴς κτεῖναι. τίς ἂν mataste a mi padre. ¿Puede haber confesión
τούτου λόγος γένοιτ᾽ ἂν αἰσχίων ἔτι, más escandalosa? Sea con justicia o sin ella; yo
εἴτ᾽ οὖν δικαίως εἴτε μή; λέξω δέ σοι 560 añado que lo mataste contra toda justicia, y
ὡς οὐ δίκῃ γ᾽ ἔκτεινας, ἀλλά σ᾽ ἔσπασεν vencida por los amores de ese infame con
πειθὼ κακοῦ πρὸς ἀνδρός, ᾧ τανῦν ξύνει. quien actualmente cohabitas.
ἐροῦ δὲ τὴν κυναγὸν Ἄρτεμιν, τίνος Puedes preguntar a Artemis, la cazadora,
ποινὰς τὰ πολλὰ πνεύματ᾽ ἔσχ᾽ ἐν Αὐλίδι· qué es lo que castigaba cuando contenía a los
ἢ ᾽γὼ φράσω· κείνης γὰρ οὐ θέμις μαθεῖν. 565 vientos en Aulide. Aunque yo te lo diré, pues
πατήρ ποθ᾽ οὑμός, ὡς ἐγὼ κλύω, θεᾶς que de ella no hemos de recibir respuesta.
A lo que tengo entendido, mi padre,
παίζων κατ᾽ ἄλσος ἐξεκίνησεν ποδοῖν batiendo en cierta ocasión un bosque de la
στικτὸν κεράστην ἔλαφον, οὗ κατὰ σφαγὰς diosa, acertó a levantar con sus pasos a una
ἐκκομπάσας ἔπος τι τυγχάνει βαλών. cierva cornuda y matizada, y vino a proferir
κἀκ τοῦδε μηνίσασα Λητῴα κόρη 570 no sé qué palabras como gloriándose de
κατεῖχ᾽ Ἀχαιούς, ὡς πατὴρ ἀντίσταθμον haberla matado. Y enojada por esto la hija de
τοῦ θηρὸς ἐκθύσειε τὴν αὑτοῦ κόρην. Leto, detuvo a los argivos hasta que mi padre
ὧδ᾽ ἦν τὰ κείνης θύματ᾽· οὐ γὰρ ἦν λύσις inmolase, en compensación de la fiera, a su
ἄλλη στρατῷ πρὸς οἶκον οὐδ᾽ εἰς Ἴλιον. propia hija. Así es como fue sacrificada:
ἀνθ᾽ ὧν, βιασθεὶς πολλὰ κἀντιβάς, μόλις 575 porque no había otra salida para el ejército, ni
ἔθυσεν αὐτήν, οὐχὶ Μενέλεω χάριν. hacia la patria ni hacia Ilion. Por estas razones,
forzado, y después de no poca resistencia, a
más no poder, la inmoló, y no en gracia de
Menelao.
εἰ δ᾽ οὖν, ἐρῶ γὰρ καὶ τὸ σόν, κεῖνον θέλων
Pero aunque así fuera, y voy a ponerme
ἐπωφελῆσαι ταῦτ᾽ ἔδρα, τούτου θανεῖν
en tu caso, aunque todo lo hubiera hecho por
χρῆν αὐτὸν οὕνεκ᾽ ἐκ σέθεν; ποίῳ νόμῳ;
favorecerle a aquél, ¿por eso había él de morir
ὅρα τιθεῖσα τόνδε τὸν νόμον βροτοῖς 580
a tus manos?, ¿qué leyes son ésas? Mira, no
μὴ πῆμα σαυτῇ καὶ μετάγνοιαν τιθῇς.
sea que plantando tal ley para los mortales,
εἰ γὰρ κτενοῦμεν ἄλλον ἀντ᾽ ἄλλου, σύ τοι
recojas de ella tu ruina y tu arrepentimiento.
πρώτη θάνοις ἄν, εἰ δίκης γε τυγχάνοις.
Porque si un muerto se ha de pagar siempre
ἀλλ᾽ εἰσόρα μὴ σκῆψιν οὐκ οὖσαν τίθης.
con otro muerto, tú quizá habías de morir la
primera, si se le aplica esa justicia. Pero
reflexiona si no será insulso el pretexto que
estás fingiendo.
εἰ γὰρ θέλεις, δίδαξον ἀνθ᾽ ὅτου τανῦν 585
Porque, dime, si te place, ¿qué razón
αἴσχιστα πάντων ἔργα δρῶσα τυγχάνεις,
tienes ahora mismo para vivir la vergonzosa
ἥτις ξυνεύδεις τῷ παλαμναίῳ, μεθ᾽ οὗ
vida que vives y compartir tu lecho con el
πατέρα τὸν ἀμὸν πρόσθεν ἐξαπώλεσας,
asesino mismo con -quien en otro tiempo
καὶ παιδοποιεῖς, τοὺς δὲ πρόσθεν εὐσεβεῖς
κἀξ εὐσεβῶν βλαστόντας ἐκβαλοῦσ᾽ ἔχεις. 590 quitaste la vida a mi padre, y con quien estás
πῶς ταῦτ᾽ ἐπαινέσαιμ᾽ ἄν; ἢ καὶ ταῦτ᾽ ἐρεῖς engendrando hijos, mientras tienes expulsados
ὡς τῆς θυγατρὸς ἀντίποινα λαμβάνεις; a los legítimos, nacidos de legítimo
αἰσχρῶς δ᾽, ἐάν περ καὶ λέγῃς· οὐ γὰρ καλὸν matrimonio? ¿Es posible aprobar esto? ¿O
ἐχθροῖς γαμεῖσθαι τῆς θυγατρὸς οὕνεκα. dirás que también ello es una venganza por tu
hija? Infame pretexto, si tal dices; que no es
santo el casarse con los enemigos, a cambio de
la pérdida de una ¡hija.
ἀλλ᾽ οὐ γὰρ οὐδὲ νουθετεῖν ἔξεστί σε, 595 Pero basta, que es inútil darte consejos,
ἣ πᾶσαν ἵης γλῶσσαν ὡς τὴν μητέρα pues en seguida desatas tu lengua diciendo
κακοστομοῦμεν. καί σ᾽ ἔγωγε δεσπότιν que estoy insultando a mi madre. Por tirana, y
ἢ μητέρ᾽ οὐκ ἔλασσον εἰς ἡμᾶς νέμω, no por madre, te reputo yo, pues por ti llevo
ἣ ζῶ βίον μοχθηρόν, ἔκ τε σοῦ κακοῖς vida tan miserable, sumida siempre por ti y
πολλοῖς ἀεὶ ξυνοῦσα τοῦ τε συννόμου· 600 por tu galán en un mar de calamidades.
ὃ δ᾽ ἄλλος ἔξω, χεῖρα σὴν μόλις φυγών, Y el otro, ¡pobre Orestes!, que a duras
τλήμων Ὀρέστης δυστυχῆ τρίβει βίον· penas logró escapar de tus manos, arrastra una
ὃν πολλὰ δή με σοὶ τρέφειν μιάστορα vida de desventuras allá en el destierro. Mil
ἐπῃτιάσω· καὶ τόδ᾽, εἴπερ ἔσθενον, veces me has echado en cara que yo le crié
ἔδρων ἄν, εὖ τοῦτ᾽ ἴσθι· τοῦδέ γ᾽ οὕνεκα 605 para vengar tu crimen. Yo lo hiciera, a poderlo
κήρυσσέ μ᾽ εἰς ἅπαντας, εἴτε χρῇς κακὴν hacer, tenlo bien entendido (605), y si no es por
εἴτε στόμαργον εἴτ᾽ ἀναιδείας πλέαν. más, puedes sacarme a la pública vergüenza, y
εἰ γὰρ πέφυκα τῶνδε τῶν ἔργων ἴδρις, llámame si quieres mala, si quieres
σχεδόν τι τὴν σὴν οὐ καταισχύνω φύσιν. deslenguada, si quieres llena de impudencia;
que si de todo eso llena mi vida, aun así queda
por muy debajo de la tuya.
Χορός CORIFEO. — Indignación respira su lenguaje;
ὁρῶ μένος πνέουσαν· εἰ δὲ σὺν δίκῃ 610 pero, si le asiste la justicia, esto ya: no se toma
ξύνεστι, τοῦδε φροντίδ᾽ οὐκέτ᾽ εἰσορῶ. en consideración (610).
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — ¿Qué consideración he de
ποίας δ᾽ ἐμοὶ δεῖ πρός γε τήνδε φροντίδος, guardar yo para con ésta, si vive afrentando a
ἥτις τοιαῦτα τὴν τεκοῦσαν ὕβρισεν, su madre, y eso a su edad? ¿De qué extremos
καὶ ταῦτα τηλικοῦτος; ἆρά σοι δοκεῖ no es capaz mujer tal, sin freno de vergüenza?
χωρεῖν ἂν εἰς πᾶν ἔργον αἰσχύνης ἄτερ; 615
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Vergüenza, no dudes que la tengo
εὖ νυν ἐπίστω τῶνδέ μ᾽ αἰσχύνην ἔχειν, de todo esto, aunque a ti no te lo parezca. Ya
κεἰ μὴ δοκῶ σοι· μανθάνω δ᾽ ὁθούνεκα sé que ni con mi edad ni con mi carácter dice
ἔξωρα πράσσω κοὐκ ἐμοὶ προσεικότα. bien lo que hago. Pero es tu ojeriza, son tus
605
Lo que dice que hubiera hecho no es tomar ella venganza—pues, pese a los prejuicios de los comentaris-
tas, Electra no habla antes pensado en ello.—, sino criar y educar a su hermano, para que ése como hombre la
realizara.
610
El Coro, aunque es partidario de la venganza, nunca ha pensado sino en la de Egisto; a Clitemestra la
respeta, y por eso en su presencia habla en términos velados, que son difíciles de traducir. En cambio,
Eurípides y Esquilo hablan desde un principio de la muerte de ambos cómplices.
ἀλλ᾽ ἡ γὰρ ἐκ σοῦ δυσμένεια καὶ τὰ σὰ obras las que a la fuerza me obligan a proceder
ἔργ᾽ ἐξαναγκάζει με ταῦτα δρᾶν βίᾳ· 620 así; que las desvergüenzas tienen por maestras
αἰσχροῖς γὰρ αἰσχρὰ πράγματ᾽ ἐκδιδάσκεται. a otras desvergüenzas.
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — ¡Oh criatura deslenguada! .Es
ὦ θρέμμ᾽ ἀναιδές, ἦ σ᾽ ἐγὼ καὶ τἄμ᾽ ἔπη claro, yo, mis dichos, mi conducta es la que te
καὶ τἄργα τἀμὰ πόλλ᾽ ἄγαν λέγειν ποεῖ. fuerza a soltar la lengua tan
desenfrenadamente.
Ἠλέκτρα ELECTRA, — Tú lo dices, que no yo. Tuyas son
σύ τοι λέγεις νιν, οὐκ ἐγώ· σὺ γὰρ ποεῖς las obras, y las obras son las que se traen a las
τοὔργον· τὰ δ᾽ ἔργα τοὺς λόγους εὑρίσκεται. 625 palabras.
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — Pues a fe que, por la
ἀλλ᾽ οὐ μὰ τὴν δέσποιναν Ἄρτεμιν θράσους dominadora Artemis, no ha de estar sin
τοῦδ᾽ οὐκ ἀλύξεις, εὖτ᾽ ἂν Αἴγισθος μόλῃ. castigo este tu atrevimiento, tan pronto como
llegue Egisto.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¿Lo ves? Ya estás encendida en có-
ὁρᾷς; πρὸς ὀργὴν ἐκφέρει, μεθεῖσά μοι lera, y después de darme amplio permiso para
λέγειν ἃ χρῄζοιμ᾽, οὐδ᾽ ἐπίστασαι κλύειν. hablar, no tienes tú paciencia para
escucharme.
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — Vamos, no me vas a dejar
οὔκουν ἐάσεις οὐδ᾽ ὑπ᾽ εὐφήμου βοῆς 630 ofrecer con recogimiento y devoción mi
θῦσαί μ᾽, ἐπειδὴ σοί γ᾽ ἐφῆκα πᾶν λέγειν; sacrificio, después que yo te he permitido
desahogarte a tu gusto.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Vete, hazlo, sacrifica. No eches la
ἐῶ, κελεύω, θῦε· μηδ᾽ ἐπαιτιῶ culpa a mi descaro; no digo ni una palabra
τοὐμὸν στόμ᾽, ὡς οὐκ ἂν πέρα λέξαιμ᾽ ἔτι. más (633).
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — Tú (a uña doncella), doncella
ἔπαιρε δὴ σὺ θύμαθ᾽ ἡ παροῦσά μοι que me asistes, levanta las ofrendas de tan
πάγκαρπ᾽, ἄνακτι τῷδ᾽ ὅπως λυτηρίους 635 varios frutos (635), mientras yo elevo a este
εὐχὰς ἀνάσχω δειμάτων, ἃ νῦν ἔχω. nuestro Soberano preces que me disipen los
κλύοις ἂν ἤδη, Φοῖβε προστατήριε, miedos de que ahora soy presa. Dígnate,
κεκρυμμένην μου βάξιν· οὐ γὰρ ἐν φίλοις protector Apolo, escuchar mi súplica, aunque
ὁ μῦθος, οὐδὲ πᾶν ἀναπτύξαι πρέπει sea silenciosa. No estoy entre amigos, ni
πρὸς φῶς παρούσης τῆσδε πλησίας ἐμοί, 640 conviene descubrirlo todo a la luz del día,
μὴ σὺν φθόνῳ τε καὶ πολυγλώσσῳ βοῇ estando ésta junto a mí, no sea que con su
σπείρῃ ματαίαν βάξιν εἰς πᾶσαν πόλιν. rencor y su lengua desenfrenada siembre por
633
Indudablemente, toda esta fiera discusión cae mejor aquí que donde la sitúa Eurípides cuando pone en
boca de Electra un crudísimo monólogo, en que descarga sobre el cadáver aún caliente de Egisto todo el
veneno que durante su vida había ido acumulando en el corazón; o cuando, muerto ya el tirano y
preparados todos para el cruel sacrificio de la madre, sostiene con ésta una larga e inhumana disputa, tanto
más impía cuanto más cerca está del parricidio final.
635
Tiene que hacer por allí algún altarcillo o ara de Apolo, o, all menos, alguna estatua decorativa.
ἀλλ᾽ ὧδ᾽ ἄκουε· τῇδε γὰρ κἀγὼ φράσω. toda la ciudad rumores mentirosos. Sino
ἃ γὰρ προσεῖδον νυκτὶ τῇδε φάσματα óyeme así, así te hablaré yo también. Las
δισσῶν ὀνείρων, ταῦτά μοι, Λύκει᾽ ἄναξ, 645 inciertas visiones de los dudosos sueños de la
εἰ μὲν πέφηνεν ἐσθλά, δὸς τελεσφόρα, noche pasada, si son visiones de buen agüero,
εἰ δ᾽ ἐχθρά, τοῖς ἐχθροῖσιν ἔμπαλιν μέθες· haz que se me cumplan, oh rey Licio; pero si
καὶ μή με πλούτου τοῦ παρόντος εἴ τινες son funestas, vuélvelas sobre la cabeza de mis
δόλοισι βουλεύουσιν ἐκβαλεῖν, ἐφῇς, enemigos. Y si algunos conspiran para
ἀλλ᾽ ὧδέ μ᾽ αἰεὶ ζῶσαν ἀβλαβεῖ βίῳ 650 derribarme alevosamente de la opulencia de
δόμους Ἀτρειδῶν σκῆπτρά τ᾽ ἀμφέπειν τάδε, que gozo, no se lo consientas; concédeme más
φίλοισί τε ξυνοῦσαν οἷς ξύνειμι νῦν bien vivir siempre así vida libre de pesares,
εὐημεροῦσαν καὶ τέκνων ὅσων ἐμοὶ gozosa con la posesión de este palacio y este
δύσνοια μὴ πρόσεστιν ἢ λύπη πικρά. cetro de los Atridas, y que, cercada de las
ταῦτ᾽, ὦ Λύκει᾽ Ἄπολλον, ἵλεως κλύων 655 almas amigas que ahora me rodean, viva días
δὸς πᾶσιν ἡμῖν ὥσπερ ἐξαιτούμεθα. felices con aquellos de mis hijos que no tengan
τὰ δ᾽ ἄλλα πάντα καὶ σιωπώσης ἐμοῦ para mí ni desamor ni amarga ira. ¡Oh Licio
ἐπαξιῶ σε δαίμον᾽ ὄντ᾽ ἐξειδέναι· Apolo! (655), atiende benigno a estos ruegos y
τοὺς ἐκ Διὸς γὰρ εἰκός ἐστι πάνθ᾽ ὁρᾶν. otórganos a todos nosotros el favor que te
pedimos; dígnate tú, dios como eres,
entenderlo por ti mismo, aunque yo lo calle.
Cierto, al que es hijo de Zeus todo le está
patente.
Sale el PEDAGOGO.
Παιδαγωγός PEDAGOGO. — Mujeres, ¿podría saber a punto
ξέναι γυναῖκες, πῶς ἂν εἰδείην σαφῶς 660 fijo si es éste el palacio de Egisto? (660).
εἰ τοῦ τυράννου δώματ᾽ Αἰγίσθου τάδε;
Χορός CORIFEO. — Este es; tú lo has adivinado,
τάδ᾽ ἐστίν, ὦ ξέν᾽· αὐτὸς ᾔκασας καλῶς. amigo.
Παιδαγωγός PEDAGOGO. — ¿Ando también acertado en
ἦ καὶ δάμαρτα τήνδ᾽ ἐπεικάζων κυρῶ pensar que su esposa es esta señora, pues todo
κείνου; πρέπει γὰρ ὡς τύραννος εἰσορᾶν. su continente es de reina?
Χορός CORIFEO. — Eso mismo, exactamente; ella mis-
μάλιστα πάντων· ἥδε σοι κείνη πάρα. 665 ma es la que tienes delante.
Παιδαγωγός PEDAGOGO. — Albricias, señora; de parte de
ὦ χαῖρ᾽, ἄνασσα· σοὶ φέρων ἥκω λόγους un amigo tuyo vengo, y nuevas te traigo
ἡδεῖς φίλου παρ᾽ ἀνδρὸς Αἰγίσθῳ θ᾽ ὁμοῦ. gratas para ti y también para Egisto.
655
Webster subraya atinadamente la aliteración de este verso en el testo griego.
660
El buen Ayo va a cumplir el encargo de Orestes (v. 49) de anunciarles que ha muerto «precipitado en
una rauda carroza en los certámenes hípicos», como Mirtilo precipitado en el mar, y lo va a hacer con grande
maestría. Para que resulte posible la traída de la urna y cenizas, el naufragio de este nuevo Mirtilo no podrá
ser real, sino simbolizado en un certamen hípico por medio de un lenguaje ambiguo que es la tortura del
traductor.
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — Bien venido sea tal saludo.
ἐδεξάμην τὸ ῥηθέν· εἰδέναι δέ σου Antes de pasar adelante, dime, haz el favor,
πρώτιστα χρῄζω τίς σ᾽ ἀπέστειλεν βροτῶν. ¿quién es el mortal que te envía?
Παιδαγωγός PEDAGOGO. — Fanoteo el Fócense, y con una
Φανοτεὺς ὁ Φωκεύς, πρᾶγμα πορσύνων μέγα. 670 embajada por demás importante.
691
Casi todos los editores creen por razones así gramaticales como arqueológicas espurio un verso, el 691;
varios de ellos al decidirse a suprimirlo, advierten que la supresión lleva consigo el cambio de τούτων del
verso siguiente, en ἄθλων.
708
Llevado de su amor patriótico, el poeta no ha tenido reparo en cometer, y dentro del drama, como se lo
reprende ARISTÓTELES (Poét. c. 24), el anacronismo de fingir en tiempo de Orestes juegos píticos griegos, que
no se fundaron hasta el año 582. Por el mismo amor a Atenas hace el elogio que hace de la carroza ateniense,
y su auriga; ya se ha adelantado a ocho de sus competidores, el noveno muere desastrosamente, y él queda
por fin vencedor. Con no menor libertad altera el orden de dichos juegos,, poniendo el último el de las
carrozas, sin duda para aumento del interés y para que en él muera el protagonista de la narración.
κεῖνος δ᾽ ὑπ᾽ αὐτὴν ἐσχάτην στήλην ἔχων 720 competidores; y cae ya sobre sus espaldas, ya
ἔχριμπτ᾽ ἀεὶ σύριγγα, δεξιὸν δ᾽ ἀνεὶς sobre las ruedas de su carroza la espuma, la
σειραῖον ἵππον εἶργε τὸν προσκείμενον. que arrojan los resoplidos de los caballos
καὶ πρὶν μὲν ὀρθοὶ πάντες ἕστασαν δίφροι· rezagados.
ἔπειτα δ᾽ Αἰνιᾶνος ἀνδρὸς ἄστομοι Orestes, a su vez, llevando sus corceles
πῶλοι βίᾳ φέρουσιν· ἐκ δ᾽ ὑποστροφῆς 725 siempre ras con ras con la estela misma, casi la
τελοῦντες ἕκτον ἕβδομόν τ᾽ ἤδη δρόμον rayaba con el cubo de su rueda, y soltando la
μέτωπα συμπαίουσι Βαρκαίοις ὄχοις· rienda al bridón derecho, siempre se la tenía
κἀντεῦθεν ἄλλος ἄλλον ἐξ ἑνὸς κακοῦ corta al del opuesto lado (722). Y en un
ἔθραυε κἀνέπιπτε, πᾶν δ᾽ ἐπίμπλατο principio los carros (todos jugaron incólumes.
ναυαγίων Κρισαῖον ἱππικῶν πέδον. 730 Pero hete aquí que indómitos los potros del
γνοὺς δ᾽ οὑξ Ἀθηνῶν δεινὸς ἡνιοστρόφος Eniano se precipitan desbocados, y al dar la
ἔξω παρασπᾷ κἀνακωχεύει παρεὶς vuelta acabada ya la sexta, en la séptima
κλύδων᾽ ἔφιππον ἐν μέσῳ κυκώμενον. carrera ya, chocan de frente con el carro del
Barceo, y allí, caído el primero, iban chocando
e iban cayendo en una encima del otro todos, y
toda la arena Crisea quedó inundada con las
olas del naufragio caballar. Percatóse de ello el
diestro auriga de los atenienses, se desvía ha-
cia afuera, y virando en torno deja a un lado la
marejada de caballos que se arremolina en me-
dio.
ἤλαυνε δ᾽ ἔσχατος μέν, ὑστέρας δ᾽ ἔχων
Orestes, que enfrenando sus troncos
πώλους Ὀρέστης, τῷ τέλει πίστιν φέρων· 735
venía de intento el último, puesta en el final
ὅπως δ᾽ ὁρᾷ μόνον νιν ἐλλελειμμένον,
toda la esperanza, cuando vio que sólo aquél
ὀξὺν δι᾽ ὤτων κέλαδον ἐνσείσας θοαῖς
había quedado, aguija a sus ya precipitados
πώλοις διώκει, κἀξισώσαντε ζυγὰ
corceles con penetrantes gritos, le persigue, y
ἠλαυνέτην, τότ᾽ ἄλλος, ἄλλοθ᾽ ἅτερος
pareados los yugos avanzan parejos, y ya es la
κάρα προβάλλων ἱππικῶν ὀχημάτων. 740
del uno, ya es la del otro la cabeza que
καὶ τοὺς μὲν ἄλλους πάντας ἀσφαλεῖς δρόμους
sobresale por delante de los ecuestres carros. Y
ὡρμᾶθ᾽ ὁ τλήμων ὀρθὸς ἐξ ὀρθῶν δίφρων·
feliz en su carroza iba dando feliz término a
ἔπειτα λύων ἡνίαν ἀριστερὰν
las vueltas sucesivas; pero, después, aflojando
κάμπτοντος ἵππου λανθάνει στήλην ἄκραν
la rienda izquierda (743) al punto de dar el
παίσας· ἔθραυσε δ᾽ ἄξονος μέσας χνόας 745
722
Muy oportunamente mencionan los comentadores en este lugar el pasaje de la Ilíada (XXIII, 334), en que
Néstor da consejos a Antíloco: «Acércate a la meta y den la vuelta casi tocándola carro y caballos; y tú
inclínate en el fuerte asiento hacia la izquierda y anima con imperiosas voces al corcel del otro lado,
aflojándole las riendas. El caballo izquierdo se aproxime tanto a la meta que parezca que el cubo de la bien
construida rueda haya de llegar al tronco. ¡Pero guárdate de chocar con la piedra!, no sea que hieras a los
corceles, rompas el carro y causes el regocijo de los demás y la confusión de ti mismo. Procura, oh querido,
ser cauto y prudente» (Trad. Segalá).
743
Podría parecer imposible este choque en la forma como lo explica el Pedagogo, es decir, soltando
precisamente la rienda izquierda. Sin embargo, e] inglés Besaut se lo aclaró a Jebb: la carroza es de dos
ruedas, camina de derecha a izquierda; al ir a cruzar el tope, aflojada la rienda izquierda, el cuarto caballo de
ese lado puja con más brío y desvía el tiro hacia la derecha; pero, por lo mismo, la parte zaguera del coche y
aun de la rueda izquierda se tuerce hacia el tope y choca con él.
κἀξ ἀντύγων ὤλισθεν· ἐν δ᾽ ἑλίσσεται caballo la vuelta, choca inesperadamente con
τμητοῖς ἱμᾶσι· τοῦ δὲ πίπτοντος πέδῳ el borde la estela, rómpese el buje por medio,
πῶλοι διεσπάρησαν ἐς μέσον δρόμον. cae Orestes volteado por el pescante, queda
enredado en las bien cortadas bridas, y los
caballos, al caer él al suelo, se desbandan por
en medio de la pista.
La concurrencia, al verle precipitado de
στρατὸς δ᾽ ὅπως ὁρᾷ νιν ἐκπεπτωκότα su carro, dio un grito de compasión al joven
δίφρων, ἀνωλόλυξε τὸν νεανίαν, 750 que después de llevar a cabo tamañas proezas
οἷ᾽ ἔργα δράσας οἷα λαγχάνει κακά, había acabado con tan mala suerte, ya
φορούμενος πρὸς οὖδας, ἄλλοτ᾽ οὐρανῷ arrastrado por el suelo, ya con las piernas
σκέλη προφαίνων, ἔς τέ νιν διφρηλάται, alzadas al cielo, hasta tanto que los mozos,
μόλις κατασχεθόντες ἱππικὸν δρόμον, conteniendo a duras penas a los desbocados
ἔλυσαν αἱματηρόν, ὥστε μηδένα 755 caballos, le desenredaron todo cubierto de
γνῶναι φίλων ἰδόντ᾽ ἂν ἄθλιον δέμας. sangre, y tal que un amigo suyo que le viera
no pudiera reconocer el mal parado cadáver.
Luego lo quemaron en la pira, y pronto
καί νιν πυρᾷ κέαντες εὐθὺς ἐν βραχεῖ
llegan unos focenses con la comisión de traer
χαλκῷ μέγιστον σῶμα δειλαίας σποδοῦ
las tristes cenizas de un grande hombre en una
φέρουσιν ἄνδρες Φωκέων τεταγμένοι,
pequeña urnita de bronce, a fin de que logren
ὅπως πατρῴας τύμβον ἐκλάχῃ χθονός. 760
sepultura en la tierra paterna. Ahí lo tienes
τοιαῦτά σοι ταῦτ᾽ ἐστίν, ὡς μὲν ἐν λόγῳ
todo como fue, señora; ello bien triste aún para
ἀλγεινά, τοῖς δ᾽ ἰδοῦσιν, οἵπερ εἴδομεν,
un cuento (761); pero visto como yo lo vi... ¡ay!...
μέγιστα πάντων ὧν ὄπωπ᾽ ἐγὼ κακῶν.
es el mayor de los males que en mi vida he
visto.
Χορός CORIFEO. — ¡Ay, ay! Hoy, a lo que se ve, queda
φεῦ φεῦ· τὸ πᾶν δὴ δεσπόταισι τοῖς πάλαι descuajada de raíz toda la raza de mis sueños.
πρόῤῥιζον, ὡς ἔοικεν, ἔφθαρται γένος. 765
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — ¡Qh Zeus! ¿Qué es esto, qué
ὦ Ζεῦ, τί ταῦτα, πότερον εὐτυχῆ λέγω, nombre dar a estas noticias? ¿Buenas, o,
ἢ δεινὰ μέν, κέρδη δέ; λυπηρῶς δ᾽ ἔχει, aunque malas, al fin provechosas? Aunque es
εἰ τοῖς ἐμαυτῆς τὸν βίον σῴζω κακοῖς. cosa triste que para mi dicha sean necesarias
mis propias desdichas.
Παιδαγωγός PEDAGOGO. — ¿Qué te turba, mujer, en este mi
τί δ᾽ ὧδ᾽ ἀθυμεῖς, ὦ γύναι, τῷ νῦν λόγῳ; relato?
761
Además de otras, las voces λόγος, que lo mismo puede significar narración que cuento, y μάτην,
sinónimo unas veces de «sin provecho», y otras, de «sin verdad», le sirven aquí a Sófocles para travesear con
su habitual ironía. Orestes, al enviar al Pedagogo con la falsa noticia, le decía que también otros habían
muerto así λόγψ μάτην, (63); él mismo llama a su fingida muerte, muerte λογω (59), más tarde λόγω
ήσχημένον (1217), y μάτην λελεγμένη)
Aquí, para dar a entender a sus espectadores que ha cumplido fielmente su cometido, dice con aire socarrón
el Pedagogo al acabar su tan bella como mentirosa descripción del concurso hípico: «ello es bien triste, ὡς
μὲν ἐν λόγῳ (761).
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — Tiene sus misterios esto de ser
δεινὸν τὸ τίκτειν ἐστίν· οὐδὲ γὰρ κακῶς 770 madre: no puede una aborrecer lo qué ha dado
πάσχοντι μῖσος ὧν τέκῃ προσγίγνεται. a luz, aunque se vea maltratada.
Παιδαγωγός PEDAGOGO.— De modo que, según esto, ha
μάτην ἄρ᾽ ἡμεῖς, ὡς ἔοικεν, ἥκομεν. sido una decepción mentirosa mi venida (772).
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — Todo menos decepción.
οὔτοι μάτην γε· πῶς γὰρ ἂν μάτην λέγοις, ¿Cómo puede ser decepción si me traes
εἴ μοι θανόντος πίστ᾽ ἔχων τεκμήρια pruebas evidentes de que ha muerto aquél
προσῆλθες, ὅστις τῆς ἐμῆς ψυχῆς γεγώς, 775 que, nacido de mis entrañas y arrancado de
μαστῶν ἀποστὰς καὶ τροφῆς ἐμῆς, φυγὰς mis pechos y de mis cuidados, se hizo
ἀπεξενοῦτο καί μ᾽, ἐπεὶ τῆσδε χθονὸς desterrado y extranjero y no me ha vuelto a
ἐξῆλθεν, οὐκέτ᾽ εἶδεν, ἐγκαλῶν δέ μοι ver desde que salió de esta tierra, pero que,
φόνους πατρῴους δείν᾽ ἐπηπείλει τελεῖν; echándome en cara el asesinato del padre, me
ὥστ᾽ οὔτε νυκτὸς ὕπνον οὔτ᾽ ἐξ ἡμέρας 780 venía imprecando con terribles amenazas,
ἐμὲ στεγάζειν ἡδύν, ἀλλ᾽ ὁ προστατῶν hasta el punto de que ni de noche ni de día el
χρόνος διῆγέ μ᾽ αἰὲν ὡς θανουμένην. sueño me adormía placentero, sino que
siempre vivía como destinada a la muerte de
un momento al otro?
νῦν δ᾽--ἡμέρᾳ γὰρ τῇδ᾽ ἀπήλλαγμαι φόβου Pero ahora, hoy que tú me has desembarazado
πρὸς τῆσδ᾽ ἐκείνου θ᾽· ἥδε γὰρ μείζων βλάβη de los espantos de aquél, y de los de ésta tam-
ξύνοικος ἦν μοι, τοὐμὸν ἐκπίνουσ᾽ ἀεὶ 785 bién (que ésta me era la mayor pesadilla, siem-
ψυχῆς ἄκρατον αἷμα--νῦν δ᾽ ἕκηλά που pre en casa y siempre bebiéndose mi sangre y
τῶν τῆσδ᾽ ἀπειλῶν οὕνεχ᾽ ἡμερεύσομεν. con ella mi vida), ahora voy a disfrutar en paz,
a despecho de las amenazas de ésta (787).
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Ay, infeliz de mí! Ahora sí que es
οἴμοι τάλαινα· νῦν γὰρ οἰμῶξαι πάρα, para llorar tu desventura, Orestes; pues
Ὀρέστα, τὴν σὴν ξυμφοράν, ὅθ᾽ ὧδ᾽ ἔχων estando como estás, aún eres ultrajado por
πρὸς τῆσδ᾽ ὑβρίζει μητρός. ἆρ᾽ ἔχει καλῶς; 790 esta madre... ¡Esto está muy bien!
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA.—Para ti, no; pero él, sí, está muy
οὔτοι σύ· κεῖνος δ᾽ ὡς ἔχει καλῶς ἔχει. bien como está.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Óyelo, venganza del que acaba
ἄκουε, Νέμεσι τοῦ θανόντος ἀρτίως. de morir!
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — Ya ha oído a quien tenía que
ἤκουσεν ὧν δεῖ κἀπεκύρωσεν καλῶς. oír, y todo lo ha dispuesto muy bien.
772
Nueva ironía; queriendo ya despedirse repone él Ayo con guasa: de modo que mi viaje ha sido todo
ματην, (v. la nota anterior); para el espectador quiere decir «viaje todo mentira»; para Clitemestra, «viaje
todo inútil», y Sófocles se divierte con la reina haciéndole repetir dos veces la palabra que significa algo más
que lo que ella alcanza: «todo (menos μάχην ¿cómo ha de ser μάχην, si...»; no he logrado dar al castellano
toda esta maliciosa significación.
787
El ligero rasgo de tristeza momentánea que antes asomó en el ánimo de la madre al oír la noticia de la
muerte de Orestes, no hay que atribuido a hipocresía sino a un toque tomado muy del natural, como lo
observan Jebb y Wilamowitz.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Ensáñate; ahora la suerte está a tu
ὕβριζε· νῦν γὰρ εὐτυχοῦσα τυγχάνεις. favor.
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. — Conque ya ni tú ni Orestes
οὔκουν Ὀρέστης καὶ σὺ παύσετον τάδε. 795 vais a atajarme de hoy más (795).
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Nosotros somos los atajados; mal
πεπαύμεθ᾽ ἡμεῖς, οὐχ ὅπως σὲ παύσομεν. te podríamos atajar a ti.
795
Desde Monk los editores hacen interrogativo este verso; no parece justificada tal corrección.
819
A pesar de los ánimos que antes mostró, ya está de nuevo abatida; se la ha desvanecido la esperanza de
ver a su hermano; en él confiaba solamente, y ya se entrega de nuevo al lloro, al despecho y a la
desesperación.
τῶν ἔνδον ὄντων· ὡς χάρις μέν, ἢν κτάνῃ, casa le estorbo, que venga y me mate, que me
λύπη δ᾽, ἐὰν ζῶ· τοῦ βίου δ᾽ οὐδεὶς πόθος. hará un favor con matarme y un desfavor si
me deja con vida. ¿Para qué quiero ya vivir?
837
A Anfiarao le había dado muerte su esposa, seducida por los lazos y collares de Polinices. A Agamenón
le mató Clitemestra « envolviéndole como quien coge peces en la red sin salida de rozagante vestidura»
(Esquilo). Un hijo le quedaba a Anfiarao, y él vengó a su padre, y con eso le hizo glorioso en el otro mundo;
una hija le queda a Agamenón; si se animara a hacer algo ella, ella por sí misma... El Coro ante el cuadro que
Electra misma "acaba de describir («ya no te tengo ni a ti ni a mi padre»), se lo insinúa, aunque muy
cautelosamente en este diálogo, y cuando sospecha que le ha entendido y accede, se alegra; cuando ve que
no acaba de comprenderlo, se desanima. Estando en esto, viene a interrumpirles y a formaran suavísimo
contraste Crisótemis, gozosa y alborozada con noticias no tan verdaderas como buenas.
Χορός CORO. — ... está lleno de poder y vida.
πάμψυχος ἀνάσσει.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Ay!
φεῦ.
Χορός CORO. — Pues bien, «¡ay!» Porque la malvada...
φεῦ δῆτ᾽· ὀλοὰ γὰρ
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Halló su merecido!
ἐδάμη. 845
Χορός CORO. — ¡Eso mismo! (845).
--ναί.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Ya lo sé, ya to sé. Es que apareció
οἶδ᾽ οἶδ᾽· ἐφάνη γὰρ μελέτωρ quien vengara al sin ventura... Pero yo no tengo ya
ἀμφὶ τὸν ἐν πένθει· ἐμοὶ δ᾽ οὔτις ἔτ᾽ ἔσθ᾽· ὃς γὰρ ἔτ᾽ ἦν, a nadie; el que me quedaba ha desaparecido
φροῦδος ἀναρπασθείς. arrebatado (848).
Χορός CORO. — Cuitada vives de cuitas.
δειλαία δειλαίων κυρεῖς.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Sabido lo tengo yo, y resabido,
κἀγὼ τοῦδ᾽ ἴστωρ, ὑπερίστωρ, 850 también, a fuerza de vivir una vida tristísima,
πανσύρτῳ παμμήνῳ πολλῶν eterna en trabajos, en odios...
δεινῶν στυγνῶν τ᾽ αἰῶνι.
Χορός CORO. — Sabíamos eso que lamentas.
εἴδομεν ἁθρήνεις.
Ἠλέκτρα ELECTRA — No me lleves ahora ya adonde no...
μή μέ νυν μηκέτι 855
παραγάγῃς, ἵν᾽ οὐ
Χορός CORO. — ¿Qué, qué dices?
τί φής;
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ... donde no hay auxilio de amantes y
πάρεισιν ἐλπίδων ἔτι κοινοτόκων piadosos hermanos....
εὐπατριδᾶν ἀρωγαί.
Χορός CORO. — A todo mortal le toca morir.
πᾶσι θνατοῖς ἔφυ μόρος. 860
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¿Sí? ¿Y también morir como aquel
ἦ καὶ χαλάργοις ἐν ἁμίλλαις desventurado, enmarañado en tas riendas que le
οὕτως, ὡς κείνῳ δυστάνῳ, arrastraban entre los cascos de caballos corredores?
τμητοῖς ὁλκοῖς ἐγκῦρσαι;
845
Como lo podría hacer la hija de Agamenón y hermana de Orestes...
848
No era ahí adonde apuntaba el Coro.
Χορός CORO. — Inconcebible es tal miseria.
ἄσκοπος ἁ λώβα.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¿Pues no lo ha de ser? En tierra
πῶς γὰρ οὔκ; εἰ ξένος 865 extraña, sin la ayuda de mis manos...
ἄτερ ἐμᾶν χερῶν
Χορός CORO. — ¡Bah! ¡Bah!
παπαῖ.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ... le encerraron en una urna, sin ti,
κέκευθεν, οὔτε του τάφου ἀντιάσας participar ni de sepultura, ni siquiera de nuestro
οὔτε γόων παρ᾽ ἡμῶν. 870 duelo (870).
870
Ya no es necesario refutar la interpretación ordinaria de todo este pasaje. Dicen que el Coro «.trata
inútilmente de levantar de la desesperación el ánimo de Electra»; que al decir ὀλοὰ γὰρ (844) «porque la cri-
minal», pensaba añadir: «le había traicionado», y que no menciona a Anfiarao sino para consolar a Electra
con que su padre puede ser honrado allá abajo con sacrificios, etc., como lo fue Anfiarao.
No; el Coro sigue procurando activamente la venganza, y aquí insinúa a Electra la posibilidad de tomarla ella
misma. La propuesta es audaz, pero es verdadera. Si de consolarla se tratara, no podía él Coro encontrar
ejemplo menos apropiado que el de Anfiarao y su criminal esposa Erifile: Electra nos dice que la razón
porque fue honrado aquel rey fue porque hubo aquí quien le vengase; ella esperaba toda la venganza de
Orestes, y precisamente acaban de contarle la muerte de este su hermano ¿qué consuelo va a sacar del
recuerdo de Anfiarao?
τόνδ᾽ εἰσακούσασ᾽ ὧδε πιστεύεις ἄγαν; semejante?
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Yo misma he visto señales infa-
ἐγὼ μὲν ἐξ ἐμοῦ τε κοὐκ ἄλλης, σαφῆ 885 libles; por eso lo tengo por cierto.
σημεῖ᾽ ἰδοῦσα, τῷδε πιστεύω λόγῳ.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Pero ¿cuáles son esos indicios?
τίν᾽, ὦ τάλαιν᾽, ἔχουσα πίστιν; ἐς τί μοι ¿Qué me habrás podido descubrir tú, para
βλέψασα θάλπει τῷδ᾽ ἀνηκέστῳ πυρί; exaltarte con frenesí tan loco?
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Por los dioses, escúchame; y
πρός νυν θεῶν ἄκουσον, ὡς μαθοῦσά μου cuando te hayas enterado, entonces dirás si
τὸ λοιπὸν ἢ φρονοῦσαν ἢ μωρὰν λέγῃς. 890 estoy necia o tengo juicio.
Ἠλέκτρα ELECTRA.— Habla, pues, si hablar es lo que
σὺ δ᾽ οὖν λέγ᾽, εἴ σοι τῷ λόγῳ τις ἡδονή. quieres.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Pues yo te diré todo lo que he
καὶ δὴ λέγω σοι πᾶν ὅσον κατειδόμην. visto. No bien rae hube acercado al venerando
ἐπεὶ γὰρ ἦλθον πατρὸς ἀρχαῖον τάφον, sepulcro paterno, vi unos hilos de leche recién
ὁρῶ κολώνης ἐξ ἄκρας νεοῤῥύτους vertida desde lo alto de la tumba; ésta se
πηγὰς γάλακτος καὶ περιστεφῆ κύκλῳ 895 hallaba toda festoneada en derredor con toda
πάντων ὅσ᾽ ἐστὶν ἀνθέων θήκην πατρός. clase de flores. Al verlo ¡me llené de pasmo;
ἰδοῦσα δ᾽ ἔσχον θαῦμα, καὶ περισκοπῶ me pongo a examinar si .por allí cerca anda
μή πού τις ἡμῖν ἐγγὺς ἐγχρίμπτῃ βροτῶν. alguno; veo que todo en tomo está en perfecta
ὡς δ᾽ ἐν γαλήνῃ πάντ᾽ ἐδερκόμην τόπον, calma, y me llego sigilosamente cerca de la
τύμβου προσεῖρπον ἆσσον· ἐσχάτης δ᾽ ὁρῶ 900 tumba y encuentro en lo más alto del túmulo
πυρᾶς νεώρη βόστρυχον τετμημένον· un rizo ele cabello recién cortado (901). En
κεὐθὺς τάλαιν᾽ ὡς εἶδον, ἐμπαίει τί μοι cuanto lo vi, infeliz, me asaltó una idea, que
ψυχῇ σύνηθες ὄμμα, φιλτάτου βροτῶν siempre llevo en la cabeza: que tenía ante mí
πάντων Ὀρέστου τοῦθ᾽ ὁρᾶν τεκμήριον· una señal del ser más querido para nosotras,
καὶ χερσὶ βαστάσασα δυσφημῶ μὲν οὔ, 905 de Orestes. Lo tomé, pues, en mis manos, eso
χαρᾷ δὲ πίμπλημ᾽ εὐθὺς ὄμμα δακρύων. sí, sin pronunciar palabra desfavorable, pero
καὶ νῦν θ᾽ ὁμοίως καὶ τότ᾽ ἐξεπίσταμαι inundados los ojos en lágrimas de gozo. Y lo
μή του τόδ᾽ ἀγλάϊσμα πλὴν κείνου μολεῖν· mismo ahora que entonces tengo para mí que
este obsequio no viene sino de las manos de
Orestes.
Porque fuera de ti y de mí, ¿a quién más
τῷ γὰρ προσήκει πλήν γ᾽ ἐμοῦ καὶ σοῦ τόδε; le interesa nada de esto? Y yo, yo al menos no
901
Este bucle es el que se contó y ofreció Orestes (51) conforme a una costumbre antigua que las mismas
hermanas han seguido en esta tragedia (450). Del rizo se valen los tres poetas; el sencillote Esquilo hace que
Electra y el Coro den por cierta la proximidad de Orestes, porque él rizo hallado se parece a la cabellera de
su hermana. Eurípides, como investido del cargo de revisor de valores literarios, protesta enfáticamente, y
cuando él viejo Ayo sugiere a Electra el mismo pensamiento, pone en boca de ésta toda una disertación sobre
el caso, arguyendo que mi pueden ser iguales los rizos de ambos, ni aunque lo fueran probarían nada. Con la
misma animosidad va rechazando luego los claros dos indicios, la semejanza en las pisadas, «el talón, los
dedos, el contorno del pie, todo o mismo que el mío», y el tercero: «mira esta tela y las figuras de animales
que en ella tejió tu lanzadera».
κἀγὼ μὲν οὐκ ἔδρασα, τοῦτ᾽ ἐπίσταμαι, 910 lo he hecho; bien cierta estoy; y tú menos; ni
οὐδ᾽ αὖ σύ· πῶς γάρ; ᾗ γε μηδὲ πρὸς θεοὺς poderlo; si ni aún para orar a los dioses
ἔξεστ᾽ ἀκλαύστῳ τῆσδ᾽ ἀποστῆναι στέγης. puedes salir de estos umbrales sin grave
ἀλλ᾽ οὐδὲ μὲν δὴ μητρὸς οὔθ᾽ ὁ νοῦς φιλεῖ castigo. Pues la madre tampoco; ni su corazón
τοιαῦτα πράσσειν οὔτε δρῶσ᾽ ἐλάνθαν᾽ ἄν· le pide tales cosas ni las hubiera podido hacer
ἀλλ᾽ ἔστ᾽ Ὀρέστου ταῦτα τἀπιτύμβια. 915 sin ser vista. Así que las ofrendas no son de
ἀλλ᾽, ὦ φίλη, θάρσυνε· τοῖς αὐτοῖσί τοι otro que de Orestes. Conque, hermana, ten
οὐχ αὑτὸς αἰεὶ δαιμόνων παραστατεῖ. buen ánimo. No va a estar una siempre bajo la
νῷν ἦν τὰ πρόσθεν στυγνός· ἡ δὲ νῦν ἴσως misma estrella. La nuestra hasta ahora bien
πολλῶν ὑπάρξει κῦρος ἡμέρα καλῶν. mala ha sido. ¿Quién sabe si hoy amanece
para nosotras el día de la bienandanza?
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Ah tonterías! ¡Qué pena me estás
φεῦ, τῆς ἀνοίας ὥς σ᾽ ἐποικτίρω πάλαι. 920 dando hace ya rato!
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Pero, ¿qué es eso? ¿No te alegra
τί δ᾽ ἔστιν; οὐ πρὸς ἡδονὴν λέγω τάδε; lo que te digo?
Ἠλέκτρα ELECTRA. — No entiendes ni en qué terreno ni
οὐκ οἶσθ᾽ ὅποι γῆς οὐδ᾽ ὅποι γνώμης φέρει. en qué desvaríos te metes.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — ¿Cómo no he de saber yo lo
πῶς δ᾽ οὐκ ἐγὼ κάτοιδ᾽ ἅ γ᾽ εἶδον ἐμφανῶς; que he visto yo misma tan claro?
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Orestes está muerto, pobrecilla, y
τέθνηκεν, ὦ τάλαινα, τἀκείνου δέ σοι las esperanzas que en él cifrábamos han
σωτήρι᾽ ἔῤῥει· μηδὲν εἰς κεῖνόν γ᾽ ὅρα. 925 parado en humo. En aquél no pongas ya tus
ojos.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS.— ¡Ay, triste de mí!, ¿quién te lo ha
οἴμοι τάλαινα· τοῦ τάδ᾽ ἤκουσας βροτῶν; dicho?
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Quien se hallaba junto a él cuando
τοῦ πλησίον παρόντος, ἡνίκ᾽ ὤλλυτο. murió.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — ¿Y dónde está ése? ¡Ay, qué
καὶ ποῦ ᾽στιν οὗτος; θαῦμά τοί μ᾽ ὑπέρχεται. miedo!
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Ahí, en palacio, con harto gozo y
κατ᾽ οἶκον, ἡδὺς οὐδὲ μητρὶ δυσχερής. corta pena de la otra.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — ¡Infeliz de mí! Pues ¿de qué
οἴμοι τάλαινα· τοῦ γὰρ ἀνθρώπων ποτ᾽ ἦν 930 hombre pueden ser tantos obsequios fúnebres
τὰ πολλὰ πατρὸς πρὸς τάφον κτερίσματα; junto al sepulcro del padre?
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Yo tengo casi por cierto que
οἶμαι μάλιστ᾽ ἔγωγε τοῦ τεθνηκότος alguien los ha dedicado precisamente a la
μνημεῖ᾽ Ὀρέστου ταῦτα προσθεῖναί τινα. memoria de Orestes difunto (933).
933
Sófocles corrige con más benevolencia; constante en su práctica de insinuar y casi prometer al espectador
las mismas soluciones que los otros dos poetas han dado, hace que Crisótemis, niña y en un momento de
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — ¡Ay desdichada de mí! Yo que
ὦ δυστυχής· ἐγὼ δὲ σὺν χαρᾷ λόγους venía tan alborozada por traer tales noticias...,
τοιούσδ᾽ ἔχουσ᾽ ἔσπευδον, οὐκ εἰδυῖ᾽ ἄρα 935 y no sabía la desventura en que estamos... y
ἵν᾽ ἦμεν ἄτης· ἀλλὰ νῦν, ὅθ᾽ ἱκόμην, ahora llego acá y me encuentro con los males
τά τ᾽ ὄντα πρόσθεν ἄλλα θ᾽ εὑρίσκω κακά. de antes y con otros peores.
Ἠλέκτρα ELECTRA. —Ahí tienes, cómo están las cosas.
οὕτως ἔχει σοι ταῦτ᾽· ἐὰν δέ μοι πίθῃ, Con todo, si me quieres hacer caso, de ti
τῆς νῦν παρούσης πημονῆς λύσεις βάρος. depende el que sacudamos de nosotras la
carga de esta calamidad.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Sí, yo voy a resucitar a los
ἦ τοὺς θανόντας ἐξαναστήσω ποτέ; 940 muertos...
Ἠλέκτρα ELECTRA. — No digo eso, no soy tan tonta.
οὐκ ἔσθ᾽ ὅ γ᾽ εἶπον· οὐ γὰρ ὧδ᾽ ἄφρων ἔφυν.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — ¿Qué mandas, pues, en que yo
τί γὰρ κελεύεις ὧν ἐγὼ φερέγγυος; pueda hacer algo?
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Que tengas coraje para hacer lo
τλῆναί σε δρῶσαν ἃν ἐγὼ παραινέσω. que yo te proponga.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Si ha de ser para bien, lo que
ἀλλ᾽ εἴ τις ὠφέλειά γ᾽, οὐκ ἀπώσομαι. quieras.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Mira, sin trabajo no hay ventura.
ὅρα, πόνου τοι χωρὶς οὐδὲν εὐτυχεῖ. 945
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS.—Es verdad, te ayudaré con
ὁρῶ. ξυνοίσω πᾶν ὅσονπερ ἂν σθένω. cuanto pueda.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Pues escucha ahora lo que estoy
ἄκουε δή νυν ᾗ βεβούλευμαι ποεῖν. resuelta a hacer: Amigos, ya lo sabes tú, no nos
παρουσίαν μὲν οἶσθα καὶ σύ που φίλων ha quedado ninguno; nos hemos quedado
ὡς οὔτις ἡμῖν ἔστιν, ἀλλ᾽ Ἅιδης λαβὼν solas. Yo, mientras oía que nuestro hermano
ἀπεστέρηκε καὶ μόνα λελείμμεθον. 950 gozaba de vida y salud, abrigaba esperanzas
ἐγὼ δ᾽ ἕως μὲν τὸν κασίγνητον βίῳ de que un día viniera él a vengar la muerte de
θάλλοντ᾽ ἔτ᾽ εἰσήκουον, εἶχον ἐλπίδας nuestro padre: Ahora que está muerto, a ti
φόνου ποτ᾽ αὐτὸν πράκτορ᾽ ἵξεσθαι πατρός· vuelvo ya los ojos para que al asesino de
νῦν δ᾽ ἡνίκ᾽ οὐκέτ᾽ ἔστιν, εἰς σὲ δὴ βλέπω, nuestro propio padre, ayudada de tu hermana,
ὅπως τὸν αὐτόχειρα πατρῴου φόνου 955 no vaciles... en matarle, a Egisto, digo, no es ya
ξὺν τῇδ᾽ ἀδελφῇ μὴ κατοκνήσεις κτανεῖν tiempo de hablarte con reservas (957). Porque ¿a
júbilo, mencione lo del rizo, y ¿qué responde Sófocles? ¿Una disertación filosófica como Eurípides? ¿Una
cándida aceptación y credulidad como Esquilo?—¿Cómo habrá podido venir Orestes, dice, si acaba de
recibirse la noticia de su muerte...? Mas ¿valdría o no valdría la prueba del rizo por sí .misma?—Sí, pero
como prueba de que Orestes, lejos de venir, ha muerto: en ofrenda a su cadáver ha enviado alguien este rizo.
957
Es la primera vez que esta idea de hacerlo por sí misma sale de labios de Electra; no quiso aceptarla ni
entenderla cuando se la sugería el Coro hace poco con la imagen de Anfiarao; ahora, irritada por la cobardía
Αἴγισθον· οὐδὲν γάρ σε δεῖ κρύπτειν μ᾽ ἔτι. qué fin seguir en esa indolencia? ¿O qué
ποῖ γὰρ μενεῖς ῥᾴθυμος, εἰς τίν᾽ ἐλπίδων esperanzas puedes abrigar con fundamento, si
βλέψασ᾽ ἔτ᾽ ὀρθήν; ᾗ πάρεστι μὲν στένειν estás, por una parte, gimiendo desposeída de
πλούτου πατρῴου κτῆσιν ἐστερημένῃ, 960 la hacienda de tu casa, y llevas, por otra parte,
πάρεστι δ᾽ ἀλγεῖν ἐς τοσόνδε τοῦ χρόνου tanto tiempo de sufrir, mientras te envejeces
ἄλεκτρα γηράσκουσαν ἀνυμέναιά τε. sin himeneos, sin amor conyugal? Y no te
καὶ τῶνδε μέντοι μηκέτ᾽ ἐλπίσῃς ὅπως figures que lo has de lograr algún día, que no
τεύξει ποτ᾽· οὐ γὰρ ὧδ᾽ ἄβουλός ἐστ᾽ ἀνὴρ es tan necio ese Egisto (965) que deje retoñar tu
Αἴγισθος ὥστε σόν ποτ᾽ ἢ κἀμὸν γένος 965 linaje ni el mío, ruinoso a todas luces para él.
βλαστεῖν ἐᾶσαι, πημονὴν αὑτῷ σαφῆ. Mientras que, si cedes a mis consejos, en
ἀλλ᾽ ἢν ἐπίσπῃ τοῖς ἐμοῖς βουλεύμασιν, primer lugar te ganarás la gratitud, y amor de
πρῶτον μὲν εὐσέβειαν ἐκ πατρὸς κάτω nuestro difunto padre y de nuestro hermano
θανόντος οἴσει τοῦ κασιγνήτου θ᾽ ἅμα· también; luego, en lo sucesivo, serás tenida
ἔπειτα δ᾽, ὥσπερ ἐξέφυς, ἐλευθέρα 970 por libre, como lo eres de nacimiento y
καλεῖ τὸ λοιπὸν καὶ γάμων ἐπαξίων lograrás bodas dignas de tu posición, que
τεύξει· φιλεῖ γὰρ πρὸς τὰ χρηστὰ πᾶς ὁρᾶν. todos gustan de poner sus ojos en las almas
nobles.
¿Y qué, no ves qué gloriosa fama te
λόγων γε μὴν εὔκλειαν οὐχ ὁρᾷς ὅσην granjeas a ti y me granjeas a mí, si sigues mi
σαυτῇ τε κἀμοὶ προσβαλεῖς πεισθεῖσ᾽ ἐμοί; consejo? Porque ¿quién, sea ciudadano o
τίς γάρ ποτ᾽ ἀστῶν ἢ ξένων ἡμᾶς ἰδὼν 975 extranjero, al vemos no nos colmará de
τοιοῖσδ᾽ ἐπαίνοις οὐχὶ δεξιώσεται· bendiciones, diciendo así, por ejemplo:
ἴδεσθε τώδε τὼ κασιγνήτω, φίλοι, «Mirad, amigos, a esta parejita de hermanas;
ὣ τὸν πατρῷον οἶκον ἐξεσωσάτην, ellas han resucitado su casa; ellas, cuando sus
ὣ τοῖσιν ἐχθροῖς εὖ βεβηκόσιν ποτὲ enemigos estaban más pujantes, sin perdonar
ψυχῆς ἀφειδήσαντε προὐστήτην φόνου· 980 a sus propias vidas, vengaron muerte con
τούτω φιλεῖν χρή, τώδε χρὴ πάντας σέβειν, muerte; a éstas hay que amar, a éstas hay que
τώδ᾽ ἔν θ᾽ ἑορταῖς ἔν τε πανδήμῳ πόλει venerar; en las fiestas, en las reuniones
τιμᾶν ἅπαντας οὕνεκ᾽ ἀνδρείας χρεών. públicas, a éstas rindan homenaje por su
τοιαῦτά τοι νὼ πᾶς τις ἐξερεῖ βροτῶν, heroísmo todos los mortales.» Así hablará de
ζώσαιν θανούσαιν θ᾽ ὥστε μὴ ᾽κλιπεῖν κλέος. 985 nosotras el mundo entero, y así ni en vida ni
en muerte nos ha de abandonar la gloria.
ἀλλ᾽, ὦ φίλη, πείσθητι, συμπόνει πατρί, Ea, hija, déjate persuadir, presta este
σύγκαμν᾽ ἀδελφῷ, παῦσον ἐκ κακῶν ἐμέ, servicio a tu padre, hazlo por tu hermano,
παῦσον δὲ σαυτήν, τοῦτο γιγνώσκουσ᾽ ὅτι acaba con mis males, acaba con los tuyos, y ten
ζῆν αἰσχρὸν αἰσχρῶς τοῖς καλῶς πεφυκόσιν. siempre presente que es muy bochornoso ser tan
bien nacidas y vivir tan mala vida.
y egoísmo de su hermana, acaba al fin por resolverse. Hasta ahora todo lo había esperado siempre de su
hermano Orestes (953); ahora ya se atreve a hablar contra la vida de Egisto.
965
Ni el Coro ni la protagonista (957) han apuntado aún ni la posibilidad ni monos eä plan de dar muerte a
Clitemestra. Esto, que entra franca y brutalmente en los planes de la Electra de Eurípides, es enteramente
ajeno a las mujeres de esta tragedia, y por desconocerlo la han falseado tanto algunos comentadores.
Χορός CORIFEO. — En tales casos como aqueste la
ἐν τοῖς τοιούτοις ἐστὶν ἡ προμηθία 990 prudencia es la que respalda, así al que habla
καὶ τῷ λέγοντι καὶ κλύοντι σύμμαχος. como al que escucha (991).
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Aun antes de abrir los labios, si
καὶ πρίν γε φωνεῖν, ὦ γυναῖκες, εἰ φρενῶν tuviera sano el juicio, se hubiera ésta acordado
ἐτύγχαν᾽ αὕτη μὴ κακῶν, ἐσῴζετ᾽ ἂν de la circunspección; pero la ha olvidado.
τὴν εὐλάβειαν, ὥσπερ οὐχὶ σῴζεται. Vamos, ¿en qué te fundas para armarte de
ποῖ γάρ ποτ᾽ ἐμβλέψασα τοιοῦτον θράσος 995 semejante audacia y pedirme la ayuda? ¿No te
αὐτή θ᾽ ὁπλίζει κἄμ᾽ ὑπηρετεῖν καλεῖς; haces cargo? Eres mujer, no hombre; en
οὐκ εἰσορᾷς; γυνὴ μὲν οὐδ᾽ ἀνὴρ ἔφυς, fuerzas, no puedes compararte con tus
σθένεις δ᾽ ἔλασσον τῶν ἐναντίων χερί. verdugos. A ellos, de día en día, los hados les
δαίμων δὲ τοῖς μὲν εὐτυχεῖ καθ᾽ ἡμέραν, son más prósperos; a nosotros todo se nos
ἡμῖν δ᾽ ἀποῤῥεῖ κἀπὶ μηδὲν ἔρχεται. 1000 deshace y se nos vuelve en nada. ¿Quién,
τίς οὖν τοιοῦτον ἄνδρα βουλεύων ἑλεῖν pues, que atente a quitar de delante a un
ἄλυπος ἄτης ἐξαπαλλαχθήσεται; hombre como ése, lo pagará con menos que la
ὅρα κακῶς πράσσοντε μὴ μείζω κακὰ vida? (1001). Guárdate, no sea que nuestra triste
κτησώμεθ᾽, εἴ τις τούσδ᾽ ἀκούσεται λόγους. vida se cambie por otra peor, si alguien oye
λύει γὰρ ἡμῖν οὐδὲν οὐδ᾽ ἐπωφελεῖ 1005 esta conversación. Nada nos resuelve, nada
βάξιν καλὴν λαβόντε δυσκλεῶς θανεῖν. nos sirve adquirir fama de valientes y morir
οὐ γὰρ θανεῖν ἔχθιστον, ἀλλ᾽ ὅταν θανεῖν afrentosamente. Y lo que aterra no es el morir,
χρῄζων τις εἶτα μηδὲ τοῦτ᾽ ἔχῃ λαβεῖν. sino el estarlo uno procurando y no poder
ἀλλ᾽ ἀντιάζω, πρὶν πανωλέθρους τὸ πᾶν obtenerlo. Así que, yo te lo suplico, si hemos
ἡμᾶς τ᾽ ὀλέσθαι κἀξερημῶσαι γένος, 1010 de evitar la ruina de toda la familia—y la
κατάσχες ὀργήν. καὶ τὰ μὲν λελεγμένα nuestra con ella—enfrena tu cólera. Yo
ἄῤῥητ᾽ ἐγώ σοι κἀτελῆ φυλάξομαι, guardaré secreto y sin efecto alguno cuanto
αὐτὴ δὲ νοῦν σχὲς ἀλλὰ τῷ χρόνῳ ποτέ, me has dicho. Tú, a tu vez, entra en juicio y
σθένουσα μηδὲν τοῖς κρατοῦσιν εἰκαθεῖν. aprende siquiera eon los años a ceder ante los
poderosos ya que no puedes resistirles.
Χορός CORIFEO.— Dale oídos; nada hay más
πείθου· προνοίας οὐδὲν ἀνθρώποις ἔφυ 1015 ventajosa para los hombres que la previsión y
κέρδος λαβεῖν ἄμεινον οὐδὲ νοῦ σοφοῦ. el buen juicio (1016).
Ἠλέκτρα ELECTRA. — No me sorprende nada de cuanta
ἀπροσδόκητον οὐδὲν εἴρηκας· καλῶς δ᾽ has dicho; sabía que ibas a echar a paseo lo
ᾔδη σ᾽ ἀποῤῥίψουσαν ἁπηγγελλόμην. que te proponía. Pues bien, entonces... yo sola,
991
No da aquí el Coro a entender que tenga por temerario al plan de Electra, sino que exhorta a ambas her-
manas francamente a una acción coordinada.
1001
Crisótemis también, al igual de Electra, habla solamente de la muerte de Egisto.
1016
¿Se contradice ahora el Coro all aconsejar a Electra que ceda a las insinuaciones y propuestas de su
hermana, enteramente contrarías a las suyas? No, lo que quiere el Coro es que no siga disputando con su
hermana, pues ha visto lo que en seguida dice Electra (1031): que Crisótemis es inútil para el caso, pues no
quiere tomar parte en la venganza (1025-1055).
Así que desea que la retiren cuanto antes de allí. Cuando quede solo con Electra, ventilará con ella el asunto,,
y tratará de enardecerla con la valiente oda que muy pronto entonará. No existe, pues, entre este dístico y el
anterior (990. 991) la contradicción que muchos han imaginado.
ἀλλ᾽ αὐτόχειρί μοι μόνῃ τε δραστέον con mis propias manos, llevaré a cabo la obra;
τοὔργον τόδ᾽· οὐ γὰρ δὴ κενόν γ᾽ ἀφήσομεν. 1020 no- dejo de hacerla por cuanto hay (1019).
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Hermana, ojalá hubieras tenido
φεῦ· tal coraje a la muerte del padre, ¿qué no
εἴθ᾽ ὤφελες τοιάδε τὴν γνώμην πατρὸς hubieras, hecho?
θνῄσκοντος εἶναι· πᾶν γὰρ ἂν κατειργάσω.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Coraje lo tenía; la cabeza no alcan-
ἀλλ᾽ ἦ φύσιν γε, τὸν δὲ νοῦν ἥσσων τότε. zaba a tanto.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Pues procura tener la cabeza
ἄσκει τοιαύτη νοῦν δι᾽ αἰῶνος μένειν. siempre como entonces.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¿Esos consejos significan que no
ὡς οὐχὶ συνδράσουσα νουθετεῖς τάδε. 1025 quieres poner manos a la obra?
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — El solo intentarlo es
εἰκὸς γὰρ ἐγχειροῦντα καὶ πράσσειν κακῶς. arruinarme.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Tanta prudencia, me pasma; pero
ζηλῶ σε τοῦ νοῦ, τῆς δὲ δειλίας στυγῶ. tanta cobardía... es irritante.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Así mismo te escucharé cuando
ἀνέξομαι κλύουσα χὤταν εὖ λέγῃς. vengas, arrepentida, a alabarme.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Lo que es de mi parte, ese
ἀλλ᾽ οὔ ποτ᾽ ἐξ ἐμοῦ γε μὴ πάθῃς τόδε. momento no ha de llegar.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Tiempo habrá de sobra para
μακρὸς τὸ κρῖναι ταῦτα χὠ λοιπὸς χρόνος. 1030 decidir de eso.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Vete, contigo no hay que contar
ἄπελθε· σοὶ γὰρ ὠφέλησις οὐκ ἔνι. para nada.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — Vaya que sí; tú eres la que no
ἔνεστιν· ἀλλὰ σοὶ μάθησις οὐ πάρα. quieres entrar en juicio.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Anda y cuéntaselo todo a tu
ἐλθοῦσα μητρὶ ταῦτα πάντ᾽ ἔξειπε σῇ. madre.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. — No, que no llego a aborrecerte
οὐδ᾽ αὖ τοσοῦτον ἔχθος ἐχθαίρω σ᾽ ἐγώ. tanto.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Pues fíjate a qué ignominias me
ἀλλ᾽ οὖν ἐπίστω γ᾽ οἷ μ᾽ ἀτιμίας ἄγεις. 1035 induces.
Χρυσόθεμις CRISÓTEMIS. —Cautelas por ti dirás; ignominias,
ἀτιμίας μὲν οὔ, προμηθίας δὲ σοῦ. jamás.
1019
Ella por sí misma (957) y sola; no se había pensado en tal cosa hasta ahora en este drama; el choque con
la apatía de su hermana ha acabado por irritar a Electra.
τῷ σῷ δικαίῳ δῆτ᾽ ἐπισπέσθαι με δεῖ; dictámenes y criterio?
1058
Dada la actuación del Coro que vamos observando, esta oda es, no como se ha dicho tantas veces, un
elogio de la protagonista y exhortación a la templanza, sino todo lo contrario, un valiente ditirambo para
enardecer su ánimo, empujándola a la ejecución del plan, que acaba de concebir y reprendiéndola
severamente por la cobarde apatía que ha mostrado hasta ahora.
1065
Ya que ella misma se ha comparado a las aves en sus lamentos por el padre μὴ οὐ τεκνολέτειρ᾽ ὥς τις
ἀηδὼν 107; αἰὲν Ἴτυν ὀλοφύρεται 148 κἀπικωκύω 283), imite, la dice el Coro, a las aves que son modelos
de gratitud. Porque es de saber que en la república de los pájaros, como dice Aristófanes en las Aves (1353-
Ί357), estaba escrito en las tablas de la ley de las cigüeñas: «luego que el cigüeño padre haya criado a los
cigoñinos durante un año, los polluelos deben alimentarte a él a su vez» (Trad. Adrados). Hasta tal punto,
que Según Suidas, la voz αντιπελαργεϊν (cigüeñear) significa «corresponder a los beneficios».
1070
Las amarguísimas nuevas que hay que llevar a Agamenón y a Orestes (le suponen ¡todos muerto), no
son, como quieren los intérpretes, la defección de Crisótemis, que al Coito le da poco cuidado, ni la tristeza
de Electra. No; son las indecisiones de ésta y el abandono en que por su culpa está todo el negocio de la
venganza.
1080
En la mentalidad griega, quien no venga un crimen doméstico que debe vengar, carga con la maldición
que al criminal mismo le corresponde. Electra queda sola ante dos muertos de su familia y aún titubea
σαλεύει por lo mismo carga con dos Erinas (Furias). Nadie es así buen hijo.
No puede significar «quitando de delante a esa doble Furia», es decir, a Egisto y Clitemestra, como traducen
generalmente los autores; nadie, ni menos el Coro, ha pensado aún en que se vaya a dar muerte también a
Clitemestra.
ἐπεί σ᾽ ἐφηύρηκα μοίρᾳ μὲν οὐκ ἐν ἐσθλᾷ tus enemigos, en poder y en riquezas, cuanto vives
βεβῶσαν, ἃ δὲ μέγιστ᾽ ἔβλαστε νόμιμα, τῶνδε φερομέναν 1095 ahora humillada bajo ellos. Sumida te encuentro en
ἄριστα τᾷ Ζηνὸς εὐσεβείᾳ. indignas desventuras, cuando en punto, a
sentimientos los más nobles de nuestro ser te llevas
tú la palma, por la piedad que Zeus te inspire (1096).
1096
Puestos en que la oda es un elogio de Electra, van los intérpretes forzando la (traducción; por ejemplo,
traduciendo este verso τίς ἂν εὔπατρις ὧδε βλάστοι; por «¿cuándo podrá venir al mundo mujer más noble
que ésta?» Todo lo contrario de lo que el texto da de sí.
Véase todo este estásimo tercero (1058-1097) detalladamente discutido en Sófocles, Invest., págs. 146-457.
τεύχει θανόντος, ὡς ὁρᾷς, κομίζομεν. muerto.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Ay, triste de mí! Ha resultado
οἲ ᾽γὼ τάλαινα, τοῦτ᾽ ἐκεῖν᾽ ἤδη σαφὲς 1115 cierto; delante de mí tengo ya mi desventura.
πρόχειρον ἄχθος, ὡς ἔοικε, δέρκομαι.
Ὀρέστης ORESTES — Sí, no cabe duda; si a Orestes lloras
εἴπερ τι κλαίεις τῶν Ὀρεστείων κακῶν, sábete que su cuerpo oculta esta vasija.
τόδ᾽ ἄγγος ἴσθι σῶμα τοὐκείνου στέγον.
1122.
El fragmento que sigue, así el monólogo como el reconocimiento de ambos hermanos, es de lo más
bello que nos ha legado el teatro antiguo. Ha llegado el momento. Habíales el Pedagogo anunciado que
traían de la Fócida las cenizas de Orestes. Ha entrado éste con Piladas; uno de los criados trae una urna con
las presuntas cenizas.
1126
Cuenta Aulo Gelio que un actor por nombre Podo llevando a la escena, para declamar mejor este pasaje,
la urna misma que guardaba las cenizas de su hijo recién muerto, llenó el teatro no tanto con las voces fin-
gidas de su arte, cuanto con los acentos y gemidos de un padre desconsolado (Noctes Atticae, cap. 75).
ἀλλ᾽ ἐν ξέναισι χερσὶ κηδευθεὶς τάλας después recogerte ¡triste carga! de entre las
σμικρὸς προσήκεις ὄγκος ἐν σμικρῷ κύτει. llamas de la pira!; sino que, por manos extrañas
οἴμοι τάλαινα τῆς ἐμῆς πάλαι τροφῆς atendido, en ellas vienes, pobrecito, pequeño
ἀνωφελήτου, τὴν ἐγὼ θάμ᾽ ἀμφὶ σοὶ contenido de pequeña urna! ¡Ay triste de mí, y
πόνῳ γλυκεῖ παρέσχον· οὔτε γάρ ποτε 1145 cómo han sido inútiles los desvelos que con
μητρὸς σύ γ᾽ ἦσθα μᾶλλον ἢ κἀμοῦ φίλος, tan dulce afán incesantemente te prodigué!
οὔθ᾽ οἱ κατ᾽ οἶκον ἦσαν, ἀλλ᾽ ἐγὼ τροφός, Pues ni a tu misma madre eras tú tan querido
ἐγὼ δ᾽ ἀδελφὴ σοὶ προσηυδώμην ἀεί. como a mí, ni hubo para ti en casa otra ama
sino yo, ni me dabas tú otro nombre que el de
«la hermana».
νῦν δ᾽ ἐκλέλοιπε ταῦτ᾽ ἐν ἡμέρᾳ μιᾷ Ahora ya todo se ha acabado en este día,
θανόντι σὺν σοί· πάντα γὰρ συναρπάσας 1150 pues te me has muerto tú. Todo lo has
θύελλ᾽ ὅπως βέβηκας. οἴχεται πατήρ· arrollado tú, como una tempestad, en tu
τέθνηκ᾽ ἐγὼ σοί· φροῦδος αὐτὸς εἶ θανών· partida. El padre se fue, yo para ti estaba ya
γελῶσι δ᾽ ἐχθροί· μαίνεται δ᾽ ὑφ᾽ ἡδονῆς muerta, a ti mismo te me ha arrebatado la
μήτηρ ἀμήτωρ, ἧς ἐμοὶ σὺ πολλάκις muerte; los enemigos se han insolentado;
φήμας λάθρᾳ προύπεμπες ὡς φανούμενος 1155 frenética de júbilo anda esa madre sin corazón
τιμωρὸς αὐτός. ἀλλὰ ταῦθ᾽ ὁ δυστυχὴς de madre; y tú tantas veces me enviabas
δαίμων ὁ σός τε κἀμὸς ἐξαφείλετο, secretos avisos de que quien iba a venir a
ὅς σ᾽ ὧδέ μοι προύπεμψεν ἀντὶ φιλτάτης vengarla eras tú mismo; pero todo esto lo ha
μορφῆς σποδόν τε καὶ σκιὰν ἀνωφελῆ. desecho tu mala ventura y la mía, que me trae
esto, no tu cuerpo real y amadísimo, sino a
cambio de él, vano polvo y sombra sin
provecho.
οἴμοι μοι. 1160 ¡Ay de mí! ¡Ay de mí!
ὦ δέμας οἰκτρόν. φεῦ φεῦ. ¡Oh cuerpo desdichado! ¡Ay, ay! ¡Oh
ὦ δεινοτάτας, οἴμοι μοι, viaje éste tuyo, mísera de mí, tan lleno de
πεμφθεὶς κελεύθους, φίλταθ᾽, ὥς μ᾽ ἀπώλεσας· misterios!; ¡y cómo me has muerto!; muerta me
ἀπώλεσας δῆτ᾽, ὦ κασίγνητον κάρα. has dejado, sí, hermano de mi alma. Así que
τοιγὰρ σὺ δέξαι μ᾽ ἐς τὸ σὸν τόδε στέγος, 1165 ya, admíteme en esta tu misma morada; junta
τὴν μηδὲν εἰς τὸ μηδέν, ὡς σὺν σοὶ κάτω mi nada con tu nada (1165); quiero en adelante
ναίω τὸ λοιπόν· καὶ γὰρ ἡνίκ᾽ ἦσθ᾽ ἄνω, morar contigo allá abajo. Que también cuando
ξὺν σοὶ μετεῖχον τῶν ἴσων, καὶ νῦν ποθῶ aún vivías compartía yo tu suerte por igual;
τοῦ σοῦ θανοῦσα μὴ ἀπολείπεσθαι τάφου. quiero, al morir, participar de esa misma
τοὺς γὰρ θανόντας οὐχ ὁρῶ λυπουμένους. 1170 tumba que tú. Son sólo los muertos los que no
sufren (1170).
Χορός CORIFEO. — Reflexiona, Electra, que naciste de
θνητοῦ πέφυκας πατρός, Ἠλέκτρα, φρόνει, padre mortal; mortal era Orestes; no te aflijas,
θνητὸς δ᾽ Ὀρέστης. ὥστε μὴ λίαν στένε. pues, en demasía, todos hemos de pasar por
1165
La contraposición entre los deseos que aquí insinúa Electra y lo que en realidad hace Laertes en Hamlet
(acto V, escena 3.ª), bastaría para caracterizar a ambos dramaturgos, el griego y el inglés.
1170
Orestes está, ciertamente, conmovido; es quizá aquí donde aquel huérfano, ya consciente, ha visto el
primer cariño de su vida.
πᾶσιν γὰρ ἡμῖν τοῦτ᾽ ὀφείλεται παθεῖν. eso.
Ὀρέστης ORESTES. — ¡Ay, ay! ¿Qué diré yo?, ¿a qué pa-
φεῦ φεῦ. τί λέξω; ποῖ λόγων ἀμηχανῶν labras recurriré en mi desconcierto? Ya no
ἔλθω; κρατεῖν γὰρ οὐκέτι γλώσσης σθένω. 1175 puedo tener la lengua (1175).
1175
La comparación de este reconocimiento con los de Esquilo y Eurípides entraña excelentes lecciones esté-
ticas. Puede observarse cuánto les supera Sófocles primero en la suavidad e interés con que se va
descorriendo el velo a los ojos de Electra; después, en el paraje del drama donde ha colocado este fragmento,
muy cerca ya del desenlace y una vez que la principal labor dramática está ya realizada por el Coro en el
corazón de la protagonista; luego en la sobriedad con que insinúa las pruebas suficientes para la
identificación y para el cerciora- miento de Electra, y, por fin, en el admirable contraste con los afectos que
inmediatamente han precedido.
καὶ μὴν ὁρᾷς γε παῦρα τῶν ἐμῶν κακῶν. poco de mis infortunios.
Ὀρέστης ORESTES. — ¿Qué? ¿Se pueden ver cosas
καὶ πῶς γένοιτ᾽ ἂν τῶνδ᾽ ἔτ᾽ ἐχθίω βλέπειν; peores?
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Mira, obligada a vivir con los
ὁθούνεκ᾽ εἰμὶ τοῖς φονεῦσι σύντροφος 1190 asesinos.
Ὀρέστης ORESTES. — ¿De quién?, ¿de quién es ese cri-
τοῖς τοῦ; πόθεν τοῦτ᾽ ἐξεσήμηνας κακόν; men que me descubres?
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Asesinos de mi padre, y forzada a
τοῖς πατρός· εἶτα τοῖσδε δουλεύω βίᾳ. servirles como esclava.
Ὀρέστης ORESTES. — ¿Y quién te sujeta a esa esclavitud?
τίς γάρ σ᾽ ἀνάγκῃ τῇδε προτρέπει βροτῶν;
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Madre se llama, pero nada tiene de
μήτηρ καλεῖται, μητρὶ δ᾽ οὐδὲν ἐξισοῖ. madre.
1121
Mientras en los otros dos poetas preceden el descubrimiento de Orestes los diversos indicios que lo van
gradualmente prenunciando, en esta tragedia, por el contrario, han llegado las cosas al extremo de
desconfianza e imposibilidad a que pueden llegar: se ha anunciado y descrito la muerte de Orestes, se han
traído sus cenizas, con ellas en la mano ha cantado Electra una dolorosa elegía, y sólo pide que la enteren a
ella también en el polvo con su hermano difunto, cuando de repente se encuentra con que su hermano está
vivo y resucitado y entre sus brazos, y su propio corazón queda no menos resucitado que su mismo
hermano.
1232
Orestes nada sabe del ánimo de Electra respecto del asesinato de Egisto y Clitemestra; al terminar este
diálogo cantado, ambos procederán de común acuerdo; aquí es, pues, donde se hablan y se entienden y se
preparan.
ἐμόλετ᾽ ἀρτίως,
ἐφηύρετ᾽, ἤλθετ᾽, εἴδεθ᾽ οὓς ἐχρῄζετε. 1235
Ὀρέστης ORESTES. — Ya estamos aquí; pero aguarda en
πάρεσμεν· ἀλλὰ σῖγ᾽ ἔχουσα πρόσμενε. silencio.
Ἠλέκτρα ELECTRA.
τί δ᾽ ἔστιν; —¿Qué pasa?
Ὀρέστης ORESTES. — Más vale callar, no nos oiga alguien
σιγᾶν ἄμεινον, μή τις ἔνδοθεν κλύῃ. de dentro.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — No, por Artemis, la siempre in-
ἀλλ᾽ οὐ μὰ τὴν ἄδμητον αἰὲν Ἄρτεμιν, violada, que ya no voy a temer más a mujeres,
τόδε μὲν οὔ ποτ᾽ ἀξιώσω τρέσαι, 1240 trastos de casa, inútil peso...
περισσὸν ἄχθος ἔνδον
γυναικῶν ὂν αἰεί.
Ὀρέστης ORESTES.—Por de pronto, mira que también para
ὅρα γε μὲν δὴ κἀν γυναιξὶν ὡς Ἄρης mujeres hay ardores, bélicos; y alguna experiencia
ἔνεστιν· εὖ δ᾽ ἔξοισθα πειραθεῖσά που. tienes, quizá, que te lo ha enseñado (1243).
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Ah!, ¡ah furor! Ante los ojos me
ὀτοτοτοτοῖ τοτοῖ, 1245 pones mi infortunio, que no admite vetos, ni
ἀνέφελον ἐνέβαλες οὔ ποτε καταλύσιμον, límites, ni ningún olvido.
οὐδέ ποτε λησόμενον ἁμέτερον
οἷον ἔφυ κακόν. 1250
Ὀρέστης ORESTES. — También esto lo sé; pero cuando está
ἔξοιδα, παῖ, ταῦτ᾽· ἀλλ᾽ ὅταν παρουσία la cosa presente, entonces se trata de estos hechos...
φράζῃ, τότ᾽ ἔργων τῶνδε μεμνῆσθαι χρεών.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Todo tiempo, todo tiempo, si estuviera
ὁ πᾶς ἐμοί, en mi mano, me pareciera poco a mí para hablar de
ὁ πᾶς ἂν πρέποι παρὼν ἐννέπειν esto con justicia. Harto me ha costado alcanzar
τάδε δίκᾳ χρόνος· 1255 para mi lengua la libertad.
μόλις γὰρ ἔσχον νῦν ἐλεύθερον στόμα.
Ὀρέστης ORESTES. — Muy bien, conforme; retenía, pues, tú.
ξύμφημι κἀγώ· τοιγαροῦν σῴζου τόδε.
Sófocles quiere, hacerlo voladamente, sin duda por la presencia del Coro, así como Eurípides lo hizo antes
del reconocimiento y desembozadamernte.
Si este diálogo lírico cantado no contiene más de lo que lo hasta ahora han leído en él los autores, está de más
aquí; colocado entre el reconocimiento de los dos hermanos y la ejecución de la venganza, no hace sino
enfriar el interés y ni siquiera cumple los oficios que se le atribuyen de «dar a Electra mayor conciencia y
persuasión de que su hermano está, en verdad, con ella», o de «hacer que los ánimos, fatigados con la
excitación pasada, descansen un momento», pues ni están fatigados los ánimos, ni han de descansar con cosa
que ceda en detrimento de la belleza dramática.
1243
No es miedo a Clitemestra lo que significa Orestes con estos «ardores bélicos», sino deseo de que Electra
los ¡tenga o se los encienda contra Clitemestra. No lo acaba ella de entender aún
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¿Cómo lo he de hacer?
τί δρῶσα;
Ὀρέστης ORESTES. — No quieras hablar, demasiado, donde
οὗ μή ᾽στι καιρὸς μὴ μακρὰν βούλου λέγειν. la ocasión no to consiente (1259).
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Pero ¿quién va a tener al silencio por
τίς οὖν ἂν ἀξίαν γε σοῦ πεφηνότος 1260 mejor que las palabras, habiendo aparecido tú? Eso
μεταβάλοιτ᾽ ἂν ὧδε σιγὰν λόγων; de que te vuelva a ver tan contra toda previsión,
ἐπεί σε νῦν ἀφράστως tan contra toda esperanza.
ἀέλπτως τ᾽ ἐσεῖδον.
Ὀρέστης ORESTES. — Me has visto, sí, pero es cuando los
τότ᾽ εἶδες, εὖτε θεοί μ᾽ ἐπώτρυναν μολεῖν dioses me han impelido a venir a... (1263). (falta un
verso).
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Esto que me dices es aún don mayor
ἔφρασας ὑπερτέραν 1265 que toctos los anteriores, si es que en realidad un
τᾶς πάρος ἔτι χάριτος, εἴ σε θεὸς ἐπόρισεν dios te trae a nuestros lares; providencia grande es
ἁμέτερα πρὸς μέλαθρα· δαιμόνιον ello para mí.
αὐτὸ τίθημ᾽ ἐγώ. 1270
Ὀρέστης ORESTES.—Por una parte siento el reprimirte en tu
τὰ μέν σ᾽ ὀκνῶ χαίρουσαν εἰργαθεῖν, τὰ δὲ alegría, pero por otra me hace recelar este tu gozo
δέδοικα λίαν ἡδονῇ νικωμένην. desbordado.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¡Ay!, ya que al cabo de tanto tiempo
ἰὼ χρόνῳ μακρῷ φιλτάταν ὁδὸν has querido aparecer con rumbo tan placentero;
ἐπαξιώσας ὧδέ μοι φανῆναι, ahora que me ves tan trabajada, no me...
μή τί με, πολύπονον ὧδ᾽ ἰδὼν 1275
Ὀρέστης ORESTES. — ¿Qué?, ¿qué es lo que no?...
τί μὴ ποήσω;
Ἠλέκτρα ELECTRA. — No me niegues el gozo de hallarme en
--μή μ᾽ ἀποστερήσῃς tu compañía... (1277).
τῶν σῶν προσώπων ἁδονὰν μεθέσθαι.
Ὀρέστης ORESTES. — Vaya, como que me enojaría verte en
ἦ κάρτα κἂν ἄλλοισι θυμοίμην ἰδών. otras cosas distraída.
1259
Se le ve a Orestes seriamente preocupado con el secreto de sus planes. Su Coro, como de Sófocles, es
personaje consciente, y no es ése asunto para tratarlo en público con toda su crudeza, como lo trataron
Esquilo y Eurípides.
1263
De la respuesta de Electra se ve que en el verso que aquí se ha perdido (el correspondiente al 1244) le ha
explicado el fin a que venía enviado por los dioses. Este fin no era otro sino dar la muerte a Egisto y a
Clitemestra; así lo expresa en el pasaje correspondiente de Eurípides el mismo Orestes («vengo por mandato
de los dioses a dar en pago la muerte a los matadores de mi padre» (v. 269 y sigts.); y aun en este mismo
drama se lo hace decir Sófocles en el prólogo (70; véase el v. 1425).
1277
Pide que no le prive, no de su rostro, sino de la participación en sus planes, dando a la palabra
προσώπων · (rostro) la misma significación (v. S. Luc., 9, 51, 53) que a πρόσοφις en ed v. 1286 (plan, intento).
Ἠλέκτρα ELECTRA. — ¿Lo apruebas, entonces?
ξυναινεῖς; 1280
Ὀρέστης ORESTES. — ¿Cómo no?
--τί μὴν οὔ;
Ἠλέκτρα ELECTRA.— ¡Oh queridas! He escuchado una voz
ὦ φίλαι, ἔκλυον ἃν ἐγὼ οὐδ᾽ ἂν ἤλπισ᾽ αὐδάν, que jamás hubiera esperado. Cuando me oía llamar
οὐδ᾽ ἂν ἔσχον ὁρμὰν desdichada, sofocaba mi indignación en el silencio.
ἄναυδον οὐδὲ σὺν βοᾷ κλύουσα, Pero ahora te tengo ya a ti; te me has presentado
τάλαινα. νῦν δ᾽ ἔχω σε· προυφάνης δὲ 1285 con esos tus ojos puestos, donde, ni con riesgo de
φιλτάταν ἔχων πρόσοψιν, mi vida, quisiera yo faltar.
ἇς ἐγὼ οὐδ᾽ ἂν ἐν κακοῖς λαθοίμαν.
Ὀρέστης ORESTES. — Déjate de charlas excesivas, ni me
τὰ μὲν περισσεύοντα τῶν λόγων ἄφες, vengas a contar ahora que si la madre es mala, que
καὶ μήτε μήτηρ ὡς κακὴ δίδασκέ με, si Egisto derrocha la hacienda de nuestro padre y
μήθ᾽ ὡς πατρῴαν κτῆσιν Αἴγισθος δόμων 1290 que si parte la tiene desbaratada, parte la está
ἀντλεῖ, τὰ δ᾽ ἐκχεῖ, τὰ δὲ διασπείρει μάτην· despilfarrando; las palabras pudieran robarnos la
oportunidad. Dime más bien lo que en las
χρόνου γὰρ ἄν σοι καιρὸν ἐξείργοι λόγος.
presentes circunstancias me conviene hacer, y
ἃ δ᾽ ἁρμόσει μοι τῷ παρόντι νῦν χρόνῳ
dónde tengo que ocultarme o presentarme para
σήμαιν᾽, ὅπου φανέντες ἢ κεκρυμμένοι acabar hoy de esta hecha con la insolencia de
γελῶντας ἐχθροὺς παύσομεν τῇ νῦν ὁδῷ. 1295 nuestros enemigos. Pero sea de modo que tu
οὕτω δ᾽ ὅπως μήτηρ σε μὴ ᾽πιγνώσεται madre no lo descubra por la alegría de tu
φαιδρῷ προσώπῳ νῷν ἐπελθόντοιν δόμους· semblante si entramos los dos en palacio; sigue
ἀλλ᾽ ὡς ἐπ᾽ ἄτῃ τῇ μάτην λελεγμένῃ gimiendo como si no fuera falsa la nueva de mi
στέναζ᾽· ὅταν γὰρ εὐτυχήσωμεν, τότε desgracia; que cuando hayamos triunfado,
χαίρειν παρέσται καὶ γελᾶν ἐλευθέρως. 1300 entonces podremos regocijarnos y reír a nuestro
sabor.
1310
Delicada y artística manera de excusarse ante los espectadores y decirles que no tiene tiempo Sófocles,
por ahora para cambiar a Electra la careta que ha llevado hasta aquí; acaso luego, al entrar un momento era
palacio lo haga ella.
δακρυῤῥοοῦσα· πῶς γὰρ ἂν λήξαιμ᾽ ἐγώ, resucitado? Tales prodigios te he visto obrar, que
ἥτις μιᾷ σε τῇδ᾽ ὁδῷ θανόντα τε ya, si nuestro padre mismo se me apareciera vivo,
καὶ ζῶντ᾽ ἐσεῖδον; εἴργασαι δέ μ᾽ ἄσκοπα· 1315 no lo tendría por quimera, sino que daría fe a mis
ὥστ᾽ εἰ πατήρ μοι ζῶν ἵκοιτο, μηκέτ᾽ ἂν ojos.
Así que, pues has venido a nosotros con semejante
τέρας νομίζειν αὐτό, πιστεύειν δ᾽ ὁρᾶν.
propósito, da las órdenes que juzgues con-
ὅτ᾽ οὖν τοιαύτην ἡμὶν ἐξήκεις ὁδόν,
venientes; yo sola no lograra sino una de dos: o
ἄρχ᾽ αὐτὸς ὥς σοι θυμός· ὡς ἐγὼ μόνη salvarme con gloria, o morir con gloria.
οὐκ ἂν δυοῖν ἥμαρτον· ἢ γὰρ ἂν καλῶς 1320
ἔσωσ᾽ ἐμαυτὴν ἢ καλῶς ἀπωλόμην.
Ὀρέστης ORESTES. — ¡Silencio! ¡Que oigo pasos de alguien
σιγᾶν ἐπῄνεσ᾽ ὡς ἐπ᾽ ἐξόδῳ κλύω ahí dentro, que va a salir!
τῶν ἔνδοθεν χωροῦντος.
Entreábrese la puerta.
1323
«Como se le dice que alguien viene, súbitamente, sin que su hermano termine el verso, cambia de len-
guaje, de modo que hasta un enemigo lo pueda oír sin entender el verdadero sentido de lo que dice. Se
puede creer en efecto, que habla de la urna funeraria que han traído los extranjeros, cuando, en realidad, se
trata del castigo que Orestes y su compañero van a infligir a los culpables» (Masqueray).
1326
Nótese la velada censura de Eurípides que contienen los versos 1326 y siguientes, 1364 y siguientes, en
la prisa que se dan los personajes, y en particular el práctico Pedagogo, por acabar cuanto antes el negocio y
dar a la repugnante ejecución el menor relieve posible en este drama.
1331
Más que el Pedagogo habla aquí Sófocles mismo explicando cómo concibe verosímil el que hayan podido
hablar de estas cosas los personajes a las puertas de palacio.
En forma parecida explica Eurídice en Antígona cómo ha podido escuchar parte de lo tratado en escena (1180
y siguientes).
ἐν τοῖς τοιούτοις ἔστ᾽, ἀπηλλάχθαι δ᾽ ἀκμή.
Ὀρέστης ORESTES. — ¿Qué tal se presenta lo de ahí dentro
πῶς οὖν ἔχει τἀντεῦθεν εἰσιόντι μοι; para mi entrada?
Ὀρέστης ORESTES.
χαίρουσιν οὖν τούτοισιν; ἢ τίνες λόγοι; — ¿Se alegran, o qué es lo que dicen?
1363
Tan propia es de Electra, en las circunstancias en quien se ve, esta efusión y locuacidad, como del
Pedagogo la sobriedad y silencio que impone a continuación a todos, pues ya no es tiempo de hablar, sino de
obrar, como dice en seguida Orestes a Pílades.
παράγεται γὰρ ἐνέρων espíritus en el palacio, morada un tiempo opulenta
δολιόπους ἀρωγὸς εἴσω στέγας, de su padre, y lleva en sus manos el hacha
ἀρχαιόπλουτα πατρὸς εἰς ἑδώλια, sangrienta recién acerada; y Hermes, el hijo de
νεακόνητον αἷμα χειροῖν ἔχων· ὁ Μαίας δὲ παῖς 1395 Maya, velando con tinieblas sus planes, les va
Ἑρμῆς σφ᾽ ἄγει δόλον σκότῳ guiando adelante hasta el término, y ya no espera
κρύψας πρὸς αὐτὸ τέρμα κοὐκέτ᾽ ἀμμένει. más.
Sale de nuevo ELECTRA.
1400
No entraba en los planes del Coro de señoras micénicas la muerte de la reina.
Χορός CORO. — Oh ciudad, oh estirpe desventurada!,
ὦ πόλις, ὦ γενεὰ τάλαινα, νῦν σοι ahora, ahora consuma tu ruina el hado de tu vida.
μοῖρα καθαμερία φθίνει φθίνει.
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. (Dentro.) — ¡Ay!, que me hieren.
ὤμοι πέπληγμαι. 1415
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Dale, si puedes, otra vez (1415).
--παῖσον, εἰ σθένεις, διπλῆν.
Κλυταιμνήστρα CLITEMESTRA. (Dentro.) — ¡Ay!, ¡mil veces ay!
ὤμοι μάλ᾽ αὖθις.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Ojalá tocara lo mismo a Egisto.
--εἰ γὰρ Αἰγίσθῳ θ᾽ ὁμοῦ.
Χορός CORO. — Las maldiciones van obrando. Reviven
τελοῦς᾽ ἀραί· ζῶσιν οἱ γᾶς ὑπαὶ κείμενοι. los que yacían bajo tierra; los muertos tiempo atrás,
παλίῤῥυτον γὰρ αἷμ᾽ ὑπεξαιροῦσι τῶν 1420 se vengan bebiendo ta sangre a los asesinos de
κτανόντων οἱ πάλαι θανόντες. antaño.
1415
Brutal lenguaje, que aun artísticamente afea el carácter de la heroína; ya que no se justifique, al menos
se explica quizá en parte, pensando que no logró Sófocles descarnar del todo a su protagonista de los
defectos con que se la habían legado Esquilo y Eurípides. Para comprender al poeta téngase presente lo
explicado en el Apéndice num. 6, de mi edición bilingüe, Barcelona (1962) sobre la mentalidad griega en lo
relativo a la venganza de los crímenes familiares.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Muchachos, a retiraros.
ὦ παῖδες, οὐκ ἄψοῤῥον; 1430
Ὀρέστης ORESTES. — ¿Dónde veis al hombre?
--εἰσορᾶτε ποῦ
τὸν ἄνδρ᾽;
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Del arrabal viene hacia nosotros muy
--ἐφ᾽ ἡμῖν οὗτος ἐκ προαστίου orondo (...).
χωρεῖ γεγηθὼς. . .
Χορός CORO. — Meteos inmediatamente en el vestíbulo, y
βᾶτε κατ᾽ ἀντιθύρων ὅσον τάχιστα, ya que lo primero lo habéis acabado tan bien, poned
νῦν, τὰ πρὶν εὖ θέμενοι, τάδ᾽ ὡς πάλιν. 1435 ya cima a la obra.
Ὀρέστης ORESTES. — No hayas miedo; nosotros lo haremos.
θάρσει· τελοῦμεν.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Métete de prisa allá adonde vas.
--ᾗ νοεῖς ἔπειγέ νυν.
Ὀρέστης ORESTES. — Bueno, ya estoy.
καὶ δὴ βέβηκα.
Ἠλέκτρα ELECTRA. — Lo de aquí, por mi cuenta corre.
--τἀνθάδ᾽ ἂν μέλοιτ᾽ ἐμοί.
Vanse ORESTES y PILADES.
Χορός CORO. — Puede que convenga decir pasito al
δι᾽ ὠτὸς ἂν παῦρά γ᾽ ὡς ἠπίως ἐννέπειν hombre algo al oído, a fin de que se meta en la
πρὸς ἄνδρα τόνδε συμφέροι, λαθραῖον ὡς 1440 trampa que le ha armado la justicia.
ὀρούσῃ πρὸς δίκας ἀγῶνα.
Llega, venido del campo, EGISTO.
1483
Parece aludir a la inhumana y larga perorata de Eurípides en el pasaje paralelo.
τά τ᾽ ὄντα καὶ μέλλοντα Πελοπιδῶν κακά; la familia de Pélope!
1510
El tono de aprobación final con que termina esta tragedia (τελευωθεν) convida a comparar su desen-
lace con él de las de Esquilo y Eurípides, donde el hijo que no ha hecho sino obedecer a las órdenes de los
dioses tiene que expiar una venganza que le ha sido impuesta explícitamente por ellos.
EL CORO EN EL TEATRO DE SOFOCLES
ELECTRA
Las que forman el Coro de esta tragedia ni son doncellas como las llama el Escoliasta,
sino damas de la corte, ni vienen a calmar los ímpetus de la protagonista como lo afirman
los comentadores, sino más bien a encenderlos, o mejor a encauzarlos, dándoles más
eficacia y actividad. Desde su primera aparición en escena expresan sus deseos de que se
tome venganza del antiguo crimen y muerte de Agamenón, amonesta a Electra porque se
consume en estériles lamentos y despecho quejumbroso, como manejando una espada sin
mango, clavándosela a sí misma más que a los demás. Tomadas las cautelas del caso, se
pone a armonizar la acción de las dos hermanas para la venganza. Por eso, y no porque
sea su misión cambiar de postura al gusto del poeta, sino porque así lo exige su plan
coordinador, primero reconviene a Electra porque pone más pasión que prudencia y le
recomienda serenidad (369-370), y luego aprueba las propuestas de esa misma Electra a
Crisótemis de negarse a obedecer a su madre, y de convertir en plegaria a favor de Orestes
para la venganza los ritos y obsequios fúnebres que Clitemestra le ha ordenado hacer,
angustiada por un sueño misterioso, cuyo significado podría ser fatal.
Y enteradas del tal sueño, quedando solas con la heroína, entonan un canto de júbilo,
que, dando por cierto el sentido favorable del sueño, colma de alegría su esperanza de que
ya llega por fin la justicia vengadora, la enviada por los dioses y por los injustamente
muertos, que condena el infame maridaje de los asesinos, y va a traerla ventura a los
actores y los colaboradores de la venganza τοῖς δρῶσι καὶ συνδρῶσι (500).
En ese momento ven que a espaldas de Electra sei presenta por primera vez la reina
misma, la criminal asesina, y cambiando repentinamente de tono y de tema, terminan su
canto con una estrofa o epodo de lenguaje velado, que puede escuchar sin entender todo
su alcance la reina, misma: «aquella misteriosa cabalgata de Pélope, aquella caída de
Mirtilo», que ya he explicado, contiene una velada anticipación de la caída de. Orestes en
la falsa narración del Pedagogo.
Silenciosas escuchan estas señoras de Micenas la discusión entre madre e hija. Nada
comentan el indecoroso lenguaje de aquélla, le tienen positivo respeto. La hija defiende su
razón o su punto de vista; no pueden menos de decir algo, y pronuncian un par de versos,
en los que la apoyan, pero veladamente, sin querer chocar con la reina (610-611). Con
angustiosa ansiedad escuchan la narración que el pedagogo les hace de la muerte presunta
de Orestes en el circo de Olimpia, lo que les arranca un grito de indignación: «Adiós, se
acabó nuestra estirpe real, la familia de nuestro antiguo rey, Agamenón» (764-765).
Y ven con desagrado que la reacción de Electra es de un abandono y desespero
completo: ya no quiere ni entrar en palacio, sino echarse allá a su puerta, dejarse consumir
allí y desear y pedir que alguien le dé la muerte y la libre de tanta miseria.
El Coro de señoras micénicas en cambio no se da por vencido. Aun muerto Orestes,
concibe la audacísima idea de que Electra sea la que arme su brazo con el acero vengador
y acabe con la vida de Egisto. Con maravilloso arte y velándolo con exquisita cautela, se lo
va proponiendo bajo la imagen de Anfiarao, que tuvo en la familia a quien vengase la vida
de su padre..., pero Electra no se lo quiere entender, cree se refieren a Orestes,
precisamente ya fallecido en el concepto de todos, y el Coro desiste por el momento de su
plan.
Por uno de tantos contrastes con que siempre compone sus dramas Sófocles, entra en
seguida Crisótemis con el bucle hallado en el túmulo de Agamenón, que interpreta como
indicio de la llegada de su hermano (y lo es). En la discusión llega Electra a proponer que
sean ellas mismas las que ejecuten la venganza. ¿Qué más quiere el Coro? «Eso, eso—
dice—, colaboración, entendeos mutuamente» (990-991). Pero al ver la actitud de la
hermana más joven, y lo imposible que resulta conseguir nada de ella, el Coro mismo
aconseja a Electra la deje irse; lo exige la prudencia (1015-1016): tal es el significado de
estas dos intervenciones corales, que tanto han manoseado los críticos para acusar de
caprichoso e inconsciente al Coro sofocleo.
Llegamos ya al famoso estásimo (1057-1096). El Coro aquí sigue la misma orientación
que hasta ahora, y trata no de frenar a Electra, como se ha dicho siempre, sino de
empujarla afeándole su conducta, y enviando a los infiernos, donde está el padre y (creen
todos) el hermano, una voz de indignación por la desastrada situación de la familia real,
donde ya ha muerto Orestes, ha prevaricado Crisótemis y Electra se halla entregada a
estériles gimoteos, sin hacer nada, vacilante, olvidada de la doble maldición que se echa
encima, descuidando el doble deber de vengar el nombre de su padre y de su hermano.
La misión principal de este Coro a lo largo de la tragedia ha sido ir transformando el
ánimo de la protagonista: llegados a este punto, las cosas tienen que cambiar, se ha
presentado de incógnito Orestes, se ha celebrado la artística anagnórisis de los dos
hermanos; el varón invita a la venganza conjunta a su hermana, el Pedagogo del prólogo
se les suma para facilitarles la ejecución. Cuando ve entrar en palacio a los tres varones
para preparar la emboscada (contra Egisto, cree el Coro; en realidad para ejecutar la
muerte de Clitemestra inmediatamente), el Coro entona el estásimo tercero (1384-1395)
lleno de presentimientos de lo que va a pasar; sus afanes de toda la tragedia, por fin van a
tener cumplimiento.
Con sorpresa se va enterando de la muerte que dan ya a Clitemestra, pero la aprueba
y ve en ello la mano de la justicia impuesta por los difuntos de antaño. El mismo facilita la
emboscada contra Egisto (1405), y cuando tiene ya delante los dos cadáveres, exclama con
la satisfacción de quien ve cumplida la ley de una eterna justicia, que abarca de una
mirada a los numerosos culpables: « ¡Oh ancestral familia de Atreo: esto queda ya
asentado —y perfectamente— y para siempre.»
Toda la tragedia alcanza, como se ve, un sentido ajustado y cabal, una vez que se ha
descubierto en el Coro ese plan de espolear y no de frenar a la protagonista. Sin desviarse
un punto ha seguido activamente tan bien, por ejemplo, como el Pedagogo y la misma
Electra, la línea de su plan, desde el principio hasta el fin, como verdadero personaje del
drama.