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Título del trabajo: Un currículum para la creatividad

Autor: Marcelo Carvajal Álvarez,


Correo electrónico: marcaral@gmail.com
Institución de pertenencia: Universidad Adventista de Chile

RESUMEN

El presente ensayo intenta realzar la necesidad apremiante de la educación superior en la

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actualidad, en cuanto a incentivar las capacidades creativas de los estudiantes, en la

medida que ellas se han constituido en una competencia sumamente valorada por la

sociedad y el mercado laboral. De allí entonces que el currículum en la educación

superior debe recoger este desafío impostergablemente.

A este fin, el artículo propone una definición de creatividad y presenta su estrecha

relación con los fines de la educación. Además, señala las principales aptitudes y

actitudes que, a juicio del autor, son importantes de desarrollar. Por último, enumera

ciertos aspectos curriculares que favorecen el desarrollo de la creatividad.

PALABRAS CLAVE: currículum – creatividad – pensamiento divergente - cultura

flexibilidad

ABSTRACT

The present essay intends to emphasize the pressing need of higher education today as

referred to encourage the students’ creative capacities, sine they have become a highly

appreciated competence for the society and the labor market. That is why the curriculum

in higher education must assume this challenge without further delay.

To this respect, el article proposes a definition of creativity and presents its close

relationship to the aims of education. Besides, it points out the main abilities and

attitudes which, in the author’s opinion, are to be developed. Finally, it enumerates

certain curriculum aspects favouring the development of creativity.

KEY WORDS: curriculum – creativity–divergent thinking - culture - flexibility

La creatividad, la imaginación, el ingenio, la investigación, la búsqueda, la

curiosidad no pueden faltar en la consecución del gran propósito que es educar. Sin

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creatividad no hay educación real, sino más bien un mero traspaso de información, es tan

sólo instrucción. El hombre, como ser hecho a imagen y semejanza del Creador, es un

ser creativo por naturaleza, que está permanentemente buscando y aplicando soluciones

innovadoras a los problemas que diariamente debe afrontar. Con todo, esta característica

inherente a la criatura humana se ve a menudo ahogada por una sociedad en que imperan

la rutina y las fórmulas ya probadas. La velocidad alucinante del cambio en la sociedad

de la información coloca sobre la sociedad, y en especial sobre la educación, la inmensa

responsabilidad de devolver al hombre la conciencia de sus facultades creativas.

La relación entre la creatividad y el currículum se inscribe en el marco de la definición del

concepto y los fines de una educación integral. En este enfoque, "la educación está

llamada a transformarse cada vez más en una instancia que disponga la efectiva

liberación de todas las posibilidades creadoras de los sujetos" (Torrance y Myers, 1986:

7).

Además, involucra una concepción del aprendizaje como proceso individual y social muy

distinta de la tradicional, caracterizado por la desformalización y entendido como "un

proceso que involucra aspectos mentales y afectivos en el que el propio sujeto incorpora

continuamente elementos que no figuraban en forma explícita en la situación dada, y

formula respuestas inéditas, amén de las que se tienen por expectativas típicas" (Torrance

y Myers, 1986:8). En otras palabras, aquí el aprendizaje ya no se concibe como una

mera asimilación de contenidos de información, sino como un descubrir por sí mismo lo

existente, un ser agente directo del propio aprendizaje, de la exploración y

descubrimiento del entorno. Todo ello implica un énfasis en el pensamiento divergente

por sobre el convergente, en la creatividad por sobre la inteligencia y en el pensamiento

reflexivo y creador por sobre el recuerdo de información adquirida.

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Sin embargo, me temo que en la educación superior no hemos puesto suficiente

énfasis en el desarrollo de la creatividad. Probablemente hemos mantenido la idea de que

se trata de una capacidad que constituye un bien de unos pocos estudiantes

extraordinariamente dotados. El desarrollo de la creatividad, a mi entender, debe

constituir una meta prioritaria en la educación superior. La magnitud del acervo cultural

de la humanidad hará imposible que los seres humanos puedan acceder a toda la

información existente a través del currículum escolar, de modo que la educación formal

no podrá contentarse con transmitir contenidos, sino que debe, desde ahora mismo,

entregar las herramientas apropiadas para permitir un autoaprendizaje.

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El hombre de este nuevo milenio se enfrenta a un mundo conflictivo, confuso y

peligroso en el cual resulta ineludible el transitar por nuevos caminos, inventar soluciones

diferentes, configurar el propio porvenir. Tales exigencias hacen imprescindible que el

hombre del siglo XXI eche mano de sus máximas potencialidades creadoras para enfrentar

exitosamente ese tremendo desafío.

Por todos estos motivos es que las instituciones educativas (no solo las de nivel

superior) deben educar para la creatividad. Ya no puede nuestro esfuerzo educacional seguir

apuntando hacia el pasado, pues su tarea es de suyo prospectiva, una preparación para el

mañana. Para formar ese hombre configurador y dueño de su destino, la educación superior,

ya entrada en el siglo XXI, necesita un currículum en que se enfaticen el pensamiento

divergente como principal herramienta intelectual, la originalidad, la inventiva, la flexibilidad,

la fluidez ideacional, la apertura ante lo nuevo y desconocido.

La llegada del segundo milenio exige de la educación una renovación de la cultura más

que una mera transmisión de ella, una profunda preocupación por preparar a las nuevas

generaciones en la búsqueda de derroteros distintos, no transitados aún, para lo cual resulta

imperioso, sin duda, descubrir y cultivar la faceta creadora de cada individuo. Los más

urgentes problemas del mundo - contar con alimentación suficiente para miles de millones de

habitantes del planeta, hallar nuevas fuentes de energía, conseguir el control de armamentos

nucleares y convencionales, reducir la sobrepoblación, la pobreza, combatir el desequilibrio

ecológico, etc., no pueden resolverse ya por medio de las soluciones tradicionales, por lo que

un marco curricular orientado hacia la conservación de la cultura recibida de las generaciones

precedentes aparece como totalmente insatisfactorio, insuficiente e inadecuado. Parece, pues,

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indispensable entender la educación ya no solamente como transmisión de la cultura, sino

también como reconstrucción de la misma por parte del estudiante.

La información no es aún el conocimiento, sino solamente la materia del mismo, un

estímulo para la actividad de conocer. Para que dicha información se haga conocimiento en el

sujeto que aprende, éste debe imprimirle el cuño de su propia actividad y transformarla

mediante una elaboración a partir del centro insustituible que es su vivencia, su vida personal.

A este respecto, apunta un autor:

"Más que de conocimientos acabados, definitivos, de hábitos y destrezas que

se guardan en la memoria y de los que se echa mano en el momento oportuno,

lo que está pidiendo la vida, lo que se nos exige cada día, son activas

respuestas personales. Más que aplicar recetas para situaciones conocidas,

la capacidad de definir con precisión los problemas y disponer de métodos

múltiples para alumbrar un rico abanico de soluciones." (Marín Ibáñez,

1981: 8)

Obviamente, partimos del supuesto que es posible desarrollar la creatividad; más aún,

que esto es deseable y valioso. Y nos anima el propósito de mostrar que se torna

indispensable diseñar un currículum para la creatividad y que, por lógica consecuencia, es una

tarea que debemos abordar sin dilaciones al momento de la planificación curricular, buscando

métodos, técnicas y estrategias que permitan a los estudiantes desarrollar sus aptitudes y que

estimulen sus actitudes creativas.

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¿En qué consiste la creatividad?

El acto creador, con toda su complejidad, resulta ser una característica fundamental del

hombre. Esta capacidad maravillosa puede manifestarse de diversas maneras al influjo de las

características individuales y de las circunstancias provistas por el ambiente. En efecto, el

medio tiene parte en el proceso creativo: el entorno físico en que el hombre se desenvuelve

puede contribuir o desincentivar su fuerza creadora, pero, por lo general, las condiciones

geográficas hacen lo primero, incentivan al hombre a desarrollar su capacidad de inventiva, su

ingeniosidad y su originalidad para adaptarse en mejores condiciones a los factores climáticos,

geográficos o demográficos de su hábitat. Por otro lado, es importante señalar que los rasgos

de personalidad de cada individuo son también determinantes de su nivel de creatividad.

La diversidad de definiciones de lo que es creatividad es enorme. Por lo pronto,

intentaré una que considera algunas de las diversas posiciones defendidas por prestigiosos

autores. A mi entender, la creatividad consiste en un conjunto de capacidades vinculadas, de

una parte, al intelecto, y de otra, a la imaginación y la intuición, capacidades que se

caracterizan por un proceso creador, cuya médula la constituye el pensamiento reflexivo (en

especial el divergente), y por la producción de ideas nuevas gracias al empleo de ciertas

características, tales como originalidad, inventiva, apertura, flexibilidad, fluidez,

espontaneidad, sensibilidad y capacidad de redefinición.

La creatividad posee, además, un rasgo esencial: su autonomía. Efectivamente, no

surge de las circunstancias o de una determinada situación, sino que existe y actúa en el

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hombre independientemente de aquéllas. En consecuencia, más que una respuesta a

determinados estímulos, se trata de una característica humana que responde a una necesidad

vital de perfección permanente.

En suma, entiendo el pensamiento creador como un tipo de pensamiento vinculado a

las diferencias psicológicas individuales, que se caracteriza por una gran apertura a la

experiencia y una gran flexibilidad, que no se sujeta a convencionalismos y que posee un alto

sentido de independencia, autodirección y autoconfianza. Este pensamiento creador,

distintivo de los individuos que construyen sus propios caminos y encuentran sus propias

verdades, y típico de quienes asumen actitudes de inconformismo (incluso de rebeldía), sin

ajustarse a aceptar lo conocido o lo establecido, consiste en una combinación de los diversos

estilos de pensamiento, de fluidez y flexibilidad para unir campos de experiencias dispares y

emociones, afectos, fantasías, inclinaciones e intereses en que lo intuitivo y lo perceptivo

prevalecen por sobre lo sensorial y lo intelectual.

La creatividad y los fines de la educación

Hoy existe una conciencia generalizada en cuanto a que todos tenemos un potencial creador y

de que dicha capacidad es susceptible de ser desarrollada. La Iglesia y la sociedad reclaman

de nuestro sistema educacional que esta potencialidad tan rica sea estimulada y desarrollada,

sobre todo considerando las exigencias que nos plantea la sociedad de mañana. Sin ir más

lejos, un importante futurólogo plantea que la educación es la única que puede capacitar al

hombre para hacer frente a la magnitud y velocidad del cambio que supone la instauración de

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la sociedad de la información (Toffler, 1995).

La educación superior necesita desarrollar personas que sean capaces de pensar

creativamente, de modo que puedan resolver problemas de manera adecuada y eficiente y de

producir ideas nuevas, originales. Esto demanda personas que tengan un grado de desarrollo

personal suficiente, lo que involucra una mirada creativa, asociada, por un lado, con el tema de

los valores y, por otra parte, con el tema de la capacidad para resolver conflictos

interpersonales, para desempeñarse eficiente y armónicamente en las tareas de grupo, en

especial de colaboración interpersonal. No obstante, hasta ahora nuestra educación con

frecuencia se ha exagerado el énfasis en un aprendizaje memorístico que se limita a reproducir

las informaciones recibidas.

Si tomamos en cuenta los desafíos de la excesiva tecnologización de nuestro mundo, la

deshumanización del hombre y de la sociedad que caracterizan la época contemporánea, la

salida del hombre al espacio, el desastre ecológico, etc., no cabe duda de que la creatividad

constituye un buen camino en la búsqueda de soluciones. Tanto es así, que ya se la señala

como una riqueza social más que como un potencial individual. En consecuencia, la

educación superior debe apuntar a proveer al estudiante de las herramientas que le permitan

enfrentar el mundo que le aguarda a la vuelta del milenio.

La misión educativa que hay que asumir es la de estimular al alumno para que se

ejercite en las actividades encaminadas a potenciar el comportamiento creativo. Esto debe

traducirse en la formulación de objetivos educacionales que en el dominio cognoscitivo

apunten al desarrollo del pensamiento divergente, además del convergente; que incentiven la

fluidez, la flexibilidad de las ideas, la capacidad de elaboración y de inventiva, la capacidad de

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análisis, síntesis y evaluación, el pensamiento reflexivo; objetivos que en el dominio afectivo

busquen la estimulación de la sensibilidad ante los problemas y/o situaciones conflictivas, de la

tolerancia ante las ideas o actitudes ajenas, de la curiosidad, de la apertura ante lo nuevo, del

sentido de autonomía, de la espontaneidad, de la autoconfianza, del interés por descubrir las

cosas por sí mismo, etc.; que al desarrollar las destrezas y habilidades psicomotoras puedan,

simultáneamente, potenciar las capacidades creativas.

Aptitudes y actitudes a desarrollar

Para abordar el desarrollo de la capacidad creadora en el currículum es necesario

conocer las dos facetas con que se presenta. Por un lado, el concepto de creatividad pone el

acento en aspectos cognitivos, en la eficiencia y en la solución de problemas; reducirlo a este

enfoque limita su capacidad solamente a la producción de inventos, innovaciones tecnológicas,

obras de arte, etc. Por otro lado, está el progreso personal y social, a través del cual el ser

humano desarrolla sus potencialidades, buscando el equilibrio armónico de su persona e

integrando la parte afectiva, intelectual y psicomotriz. Así, no es correcto abordar tan sólo

una de estas facetas, pues ambos enfoques se complementan en pos de la formación de un ser

íntegro, único e irrepetible.

Dentro de un currículum que aspire al desarrollo de la creatividad habrá, ciertamente,

determinadas aptitudes y ciertas actitudes a las que debiera darse preponderancia. Mencionaré

algunas de ellas:

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a) Fluidez (el grado de productividad). Para lograrla, se precisa planear actividades que

ofrezcan oportunidad de participar activamente; asimismo, los planteamientos abiertos

favorecen la producción de ideas variadas. Resulta fundamental el no dar respuestas hechas,

sino plantear interrogantes o situaciones a resolver, especialmente si pueden tener más de una

solución. También cabe aquí la capacidad de asociación, que puede ser desarrollada con

ejercicios de relaciones tales como los de sinónimos y antónimos, analogías, términos

pareados, etc.

b) Flexibilidad (la variedad en la percepción y en la producción. Se procura que los alumnos

no presenten actitudes rígidas, sino que sean capaces de nuevas direcciones del pensamiento,

que puedan ver las cosas de nuevas maneras, de tomar rumbos diferentes, de probar otras

soluciones, de modificar los planteamientos propios cuando se prueban fallidos, etc. También

incluye el procurar una buena capacidad de adaptación a toda suerte de situaciones, a cambiar

los puntos de vista personales, a aceptar las sugerencias de otros, etc.

c) Originalidad e inventiva. Involucra el apuntar al desarrollo de ideas nuevas, a la

espontaneidad, la novedad, en fin, todo lo que sea apartarse de esquemas rígidos o

predeterminados, de patrones de conducta sin variaciones, de patrones imitativos o impuestos.

d) Pensamiento divergente. El educador debe tratar de lograr que sus alumnos no se limiten a

dar respuestas que se suponen la única alternativa correcta, sino una tendencia a analizar

diversas posibilidades igualmente válidas, a buscar soluciones diferentes a las esperadas.

Implica planificar situaciones abiertas y contemplar respuestas no presupuestadas al momento

de la evaluación, pero que deben ser consideradas igualmente correctas.

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e) Capacidad de redefinición. Es la capacidad de poder encontrar posibilidades novedosas,

usos distintos, aplicaciones y explicaciones diferentes para las cosas o situaciones familiares o

habituales. Si los alumnos aprenden a buscar nuevas interpretaciones a los objetos,

apartándose de su interpretación convencional, estarán revelando características creadoras.

Asimismo, algunas actitudes de importancia en el desarrollo de una personalidad

creadora son:

a) Autonomía. Es la tendencia a actuar por propia iniciativa, a producir pensamientos

propios, a no dejarse llevar por las circunstancias.

b) Sensibilidad a las situaciones problemáticas. Debemos estimular un espíritu de indagación,

de búsqueda, de cuestionamiento, de exploración, de tratar de inquirir el porqué de las cosas;

fomentar una actitud de rechazo a lo simplemente dado y, en cambio, ver las razones, las

causas; procurar que no den todo por sentado ni por definitivo; guiarles a detectar

contradicciones, puntos débiles, vacíos, etc.

c) Tolerancia. Es la capacidad de aceptar las posiciones discrepantes, las soluciones

alternativas, los puntos de vista contradictorios. Esta actitud es fundamental para una

personalidad creativa, pues sin ella no es posible la apertura a lo nuevo.

d) Apertura a lo nuevo. Es la actitud de dar cabida a nuevas posibilidades, ideas, soluciones,

caminos, etc. Implica una total aceptación de cualquier alternativa, el despojarse de

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limitaciones o condicionamientos previos para recibir cualquier estímulo, concepto, creencia,

hipótesis, etc.

e) Curiosidad. Aparece como una actitud básica para el descubrimiento propio y el progreso

humano, pues implica actividades de búsqueda, de insatisfacción con lo conocido. El

desarrollo de esta actitud requiere por parte de los educadores el no limitarse a dar las cosas

hechas, sino presentar cosas inconclusas, indefinidas, manipulables por el alumno, problemas

no resueltos, soluciones aparentemente inexplicables, etc.

El uso de preguntas es una técnica relativamente sencilla y de fácil manejo para los

docentes y muy efectiva para despertar la curiosidad. Las actividades mecánicas, las

repeticiones, los modelos habituales deben ser evitados y reemplazados por alternativas

novedosas, presentaciones insólitas, conductas inesperadas, etc.

f) Autoconfianza. Es imprescindible que los alumnos tengan plena seguridad en sus medios,

que no teman expresar sus sentimientos, ideas, sugerencias. De allí que el educador necesite

asegurarse de construir un clima de libertad y seguridad psicológicas donde no se ridiculicen

las respuestas equivocadas, donde se acepte toda clase de ideas, donde no predominen las

actitudes punitivas, donde se brinde confianza y aliento, donde no se manifieste desconfianza

en la capacidad del alumno, donde se crea verdaderamente que todos pueden aprender, donde

no se sobrevalore la inteligencia, donde se privilegien la espontaneidad y el afecto, donde no se

censuren o ridiculicen los intentos creativos, donde no se exagere la importancia del éxito,

donde impere una atmósfera de aceptación y reconocimiento.

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Aspectos curriculares que favorecen el desarrollo de la creatividad.

¿Qué factores habría que incorporar para conseguir el desarrollo de la creatividad? La

configuración de un clima apropiado, de confianza mutua y de respeto es imprescindible; con

miedo puede haber conductas de defensa y evasión, pero no un acto creativo. Un factor

decisivo para la creatividad es la comunicación: hay formas que son muy rígidas o que van

generando rigidez, enemiga de la flexibilidad y por lo tanto de la creatividad. La relación

profesor/alumno debe estar basada en la comunicación y en la exploración y búsqueda de

saberes compartidos. La cultura escolar por lo general tiene excesivas normas, lo que no

favorece tampoco.

Para que un niño o un joven sea creativo, flexible, se sienta original pero singular, uno

de los elementos fundamentales para el desarrollo del proceso creativo es la "libertad" que

debe tener el estudiante, tanto para actuar como para expresarse. Si no existe dicha libertad,

no hay experimentación ni toma de decisiones propias, no hay autoexpresión libre de temor a

presiones o intolerancias.

Otro aspecto de importancia tiene que ver con los métodos de enseñanza. Se requiere

contar con programas basados en procesos exploratorios y analíticos que permitan a los

alumnos participar emitiendo un juicio personal. Infelizmente, predominan entre nosotros las

clases expositivas, con un método pasivo, donde el estudiante es un mero receptor de saberes

que habitualmente le resultan ajenos.

También los procedimientos de evaluación necesitan ser revisados: no es concebible

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que solamente una respuesta sea la admitida por parte del profesor, la suya propia. Así no hay

lugar para la creación. Sin duda, el actual sistema educacional, con sus múltiples exigencias

de orden administrativo para el docente, le dificulta dedicar tiempo a la reflexión, a la

consideración de ideas innovadoras y a escuchar a aquel alumno que se sale del contexto

estipulado. Sin embargo, los maestros debemos tener presente que es prácticamente imposible

generar ideas originales y útiles si no existe un instante de reflexión.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Marín Ibáñez, Ricardo (1981). La Creatividad. Barcelona, Editoral Miñón.

Toffler Alvin (1995). El Shock Del Futuro (Future Shock). Plaza & Janes Editores, S.A.

Torrance E. Paul y Myers R.E. (1986). La enseñanza creativa. Madrid, Santillana, D.L.

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INFORMACIÓN ADICIONAL DEL AUTOR

Autor: Marcelo Carvajal Álvarez,


Grado académico: Magíster en Educación, Universidad de Chile
Institución de pertenencia: Universidad Adventista de Chile
Institución de filiación: Departamento de Educación, Facultad de Educación y Ciencias
Sociales, Universidad Adventista de Chile
Dirección: Camino Las Mariposas Kilómetro 12, Chillán
Dirección postal: Casilla 7-D Chillán
Correo electrónico: marcaral@gmail.com
Teléfonos: 042-433593/67289285

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