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El conservadurismo en

la formación de la identidad
nacional latinoamericana
Marta Loza*

I
ntroducción
Las historias nacionales del siglo XIX congelaron concepciones que nublan
la visión actual y realista sobre la identidad latinoamericana y pueden obs-
taculizar proyectos sociales y democráticos. Políticos e intelectuales de las na-
ciones recientemente formadas, buscaron consolidar identidades exclusivas,
generando un proceso endógeno privativo respecto a otros; la realidad geopo-
lítica contribuyó también a recrear identidades defensivas, reciclando inclu-
sive ciertas visiones restauradoras de antes de la independencia, en afán de
conservar intacta la auténtica cultura latinoamericana ante el norte poderoso.
Ambas reafirmaciones han hecho hasta hoy, observarnos como productos he-
roicos, sacralizando al nacionalismo y los símbolos de la patria por encima de
dinámicas sociales más universalistas. Somos, concordando con uno de los
especialistas en la materia, Rafael Rojas (2009), víctimas de un conservaduris-
mo romántico. Se presentan a continuación algunas observaciones aún muy
generales de la Identidad Nacional Latinoamericana pos-independentista, sus
contextos, los discursos, agentes y problemas.1

Las contradicciones de la Identidad Latinoamericana


Históricamente, en la conformación general de la identidad de los latinoame-
ricanos se pueden ubicar dos momentos claves. Primero, cuando se fundan los
elementos de identificación cultural amplios, iniciados quinientos años atrás
y asociados a lo étnico y a la dinámica simbólica y religiosa; si bien transfor-
mados a lo largo de los siglos, sustentan en lo profundo, la relación social y la
imagen de sí y para los demás del latinoamericano contemporáneo. Su época
inaugural es a partir del choque de la conquista y la creación de un orden basa-
do en el desmantelamiento de las estructuras derrotadas. Su institucionaliza-
ción es el régimen colonial, vigente aproximadamente por 300 años.
Es el proceso que fundó las bases de la identidad sociocultural de América
Latina, ya que a partir del mestizaje entre las tres grandes razas que se encuen-
tran, se oponen y se mezclan, la india, la blanca y la negra, asienta la relación
entre los valores étnicos, lingüísticos y simbólico-religiosos, provocando en su
conjunción el sistema ideológico, estético y espiritual que le daría a la futura
América Latina aquellos rasgos muy particulares. Tomando una de las defini-
ciones de identidad, es cuando se inauguran los rasgos propios de la colecti-
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* Profesora-Investigadora, Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad de Guadalajara.


1 Este material es un avance de la investigación “El debate sobre la identidad nacional en América Latina: los fundado-
res”, desarrollado en el Departamento de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Guadalajara.

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El conservadurismo en la formación de la identidad nacional latinoamericana

vidad que la caracterizan frente a los demás; dan de interpretar al mundo material e inmaterial se
la conciencia que se tiene de sí misma y distinta a ven tocados por cómo los poderes fácticos gene-
las demás (recondo, 1997). Estos principios se in- raron un ambiente social en que el habitante de
teriorizaron de tal modo que constituyen criterios cualquier región despliega las relaciones entre sí y
de la acción privada de sus individuos y forman la que van transformándose a lo largo de la historia.
densidad del sentido común de la población. Hacemos notar tres características que definie-
Una de las señales más claras al respecto es ron a nuestro parecer la cultura política en Amé-
la religiosidad actual, que reproduce la mística rica Latina.
y espiritualidad fundada en aquellos años, de- Exclusividad egocéntrica. Al momento de formar
finida, independientemente de su nominación, las naciones, las nuevas elites políticas, aunque de
por ritos y mitos sincréticos. Otro rasgo es que, si diferentes regiones y lejanas entre sí, coincidieron
bien la valorización de sí mismas que tienen las en estructurar identidades exclusivas, motivadas
múltiples comunidades socioculturales en el con- por intereses de señoríos regionales en afán de
tinente varia por su pertenencia, su rol social, su consolidar y preservar sus patrimonios económi-
poder económico, entre otros, otorgándole un va- cos y políticos, generando un proceso endógeno,
lor multívoco a la identidad latinoamericana, hay egocéntrico, que acabó en una actitud “privativa”,
coincidencia que no somos directamente aquellos auto- protectora y de reacción confrontadora aún
indios, blancos o negros de “origen”, y si produc- entre naciones similares, fenómeno observable en
tos del mestizaje –excepto comunidades específi- la primera mitad del siglo XIX.
cas que se reivindican como tales. Atavismo sociopolítico. Al mismo tiempo, frente
El segundo proceso identitario que contribuyó a la realidad geopolítica continental, buscando
a internalizar la imagen de lo que somos y pro- conservarse intactos ante Estados Unidos cada
yectarla al exterior es precisamente la creación vez más poderoso e invasivo, los nuevos poderes
de los códigos nacionales-regionales, cuya base nacionalistas, al mismo tiempo que se declaraban
es el proceso independentista, y que se institu- herederos de la modernidad, fortalecieron princi-
cionalizarán en el Estado-nación luego de 1848.2 pios que según ellos ratificaban singularidades
Es entonces cuando para el latinoamericano con- culturales e ideológicas de raíz ibérica, considera-
temporáneo se funda la identidad sociopolítica, das como propias, frente al “otro”, el norte sajón.
cuando se objetiviza una conciencia como colec- Características de organización social de antes
tividad y se afirma ante las demás, ante la comu- de la independencia se irguieron como identita-
nidad internacional. rias de lo latinoamericano, y al formar parte del
Aquí, algunos de los valores socioculturales discurso nacionalista, indirectamente acabarían
fundados en el primero momento, se reconocerán justificando instituciones como el catolicismo
y registrarán como parte de los Estados naciona- dogmático, el poder clerical, los cacicazgos, las
les y su “cultura política nacional”, constituyén- castas raciales, los padrinazgos, que al final resul-
dose en valores públicos; formarán parte, a decir taron útiles para la preservación de los intereses
de Jorge Larrain (2004), del artefacto cultural, de de las élites criollas, defensoras de la latinidad y
una clase de “comunidad imaginada”, que ope- posteriormente las elites oligarcas de principios
rará a partir de la producción de significados e del siglo XX, que asumieron el discurso antiimpe-
historias con los cuales los individuos tenderán a rialista.
identificarse. Apología patriótica. El discurso nacionalista, so-
Ambos momentos se complementan mutua- bre todo en la ex Hispanoamérica - aunque Brasil
mente, ya que las valorizaciones privadas se cons- no se escapa totalmente del fenómeno-, apro-
tituyen como criterios públicos de la acción de las vechándose del doloroso proceso de las revolu-
naciones, las cuales, al “elevarlas” a instituciones, _____________________________________________________________________
les otorgan características por encima del indivi- 2 Después del apaciguamiento de la guerra, estaban definidas grosso modo
duo, las hacen parte de la estructura cultural de los poderes locales, las demarcaciones territoriales y Estados Unidos ha-
un sistema social, reproduciéndose y cambiando bía arrebatado a México más de la mitad del territorio (ver Loza “Panorá-
a lo largo del tiempo, pero conservando los valores mica de la relación de México con Estados Unidos, autonomía y conflictos
fundacionales como núcleo del sistema social.3 actuales” en Revista Economia Política e História Econômica)
De esa manera, la identidad de los latinoame- 3 Esta idea toma los elementos básicos de la conformación sociológica de
ricanos va unida irremediablemente a la cultura la cultura, clarificada por clásicos como Emilio Durkheim, Luckman y Ber-
política formada por los principios que crearon ger – la construcción social de la realidad- o Giddens – La constitución de
su estado nacional. Los códigos más profundos la sociedad, bases para la teoría de la estructuración.

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ciones de independencia, exageró los rasgos de Podríamos decir que las habilidades cultura-
heroicidad en la formación de las naciones, que les desarrolladas por cada grupo —e individuo—
hasta hoy sacraliza a la patria y sus símbolos- y para afrontar estas contradicciones, convirtieron
hasta hace poco, a sus élites y castas militares; situaciones de adaptación a circunstancias con-
tal apología es instrumentada por el Estado na- cretas —lidiar con los poderes civiles, religiosos
cional para justificar históricamente su proce- económicos, burocráticos- en una conducta que
der, ya que de una u otra manera, las naciones se volvió costumbre para situaciones generales.
contemporáneas se dicen ser resultados de las Consideramos que la identidad latinoamericana
gestas heroicas. está marcada por conductas improvisadas, in-
Estas tres características, valores de los nacio- geniosas, muchas veces dramáticas, para librar
nalismos, pero sobre todo, manipuladas por sus situaciones en todos los planos— representada
élites, están a nuestro parecer, en el fondo de la muy bien por aquello que los brasileños llaman
identidad nacional en Latinoamérica y crea sus “o jeitinho”, una manera de proceder marcada
contradicciones. por la malicia, una mescla de desconfianza y as-
Una primera contradicción se encuentra en el tucia.
hecho que el discurso de la “cultura nacional” en Estos rasgos para los grupos poderosos y sus
cada país, se formó por símbolos y valores homo- medios de comunicación, se han banalizado como
geneizados, que en el intento de crear las “esen- representaciones curiosas de la idiosincrasia y el
cias” válidas para todos los habitantes abrazados “folklor” del latinoamericano, sobre todo del más
en fronteras rígidas, acabaron estereotipando excluido. Para la cultura política democrática, sin
rasgos que a lo largo del tiempo se convirtieron en embargo, constituyen conductas peligrosas en
camisas de fuerza que obstaculizan el desarrollo tanto provocan actitudes de simulación y de in-
de hábitos más acordes con las necesidades con- diferencia contrarias a una toma de conciencia de
temporáneas, y no permiten reconocer las nue- derechos y de obligaciones civiles; es decir, los es-
vas formas de relación social existentes que poco tereotipos frustran o retardan la creación de una
tienen que ver con aquel pasado remoto, como la institucionalidad surgida de las propias necesida-
imagen de familia, de espiritualidad, de sexuali- des ciudadanas, misma que idealmente debería
dad, por ejemplo. mandar por encima de acuerdos personalistas, de
La segunda contradicción en cuanto a la cultu- compadrazgo, clientelares, tan comunes en la po-
ra política, es la disociación doctrinaria entre los lítica continental.
valores de la modernidad y las prácticas políticas;
mientras se cristalizaron en las Constituciones La visión de los triunfadores, elites criollas y
de cada país principios que respondían a un di- tensión sociocultural
seño de modernidad política heredados de la re- La necesidad intelectual en el siglo XIX era crear
volución francesa— reglas, normas, códigos que el código que rigiera los nuevos Estados y lateral-
atienden la división de poderes, la formación de mente la creación de la gran narración que le diera
repúblicas, el pacto federal, hasta compromisos sentido de pertenencia a sus habitantes. La narra-
democráticos—, no fueron correspondidos con ción de los grandes hechos que construyeron las
las prácticas de la mayoría de los gobernantes, diferentes naciones latinoamericanas tuvo —y
máxime de los poderes regionales.4 tiene— la función vital de construir la memoria
El nuevo ciudadano latinoamericano se vio colectiva. Un proceso nada simple que va más allá
entre la tensión de cumplir con la formalidad de recolectar eventos pasados, los reconstruye
político-administrativa modernas y la necesidad bajo criterios específicos; esto significa por tanto,
de negociar con los caciques-señores-coroneles, la presencia de intereses y necesidades en los dis-
pensando además, bajo instituciones coloniales, cursos, que a partir de cómo nos son contados,
presión que se vive hasta hoy. La manera en que provoca sentimientos y acciones específicas.
los habitantes de Latinoamérica han tenido que _____________________________________________________________________

lidiar con esta situación contradictoria ha consti- 4 Un fenómeno social que Giddens establece como la diferencia entre “con-
tuido las características amplias de una identidad ciencia discursiva” – argumentos articulados y expresados para dar con-
de América Latina: una forma de ver el mundo, sistencia a una estructura-, representada en el continente por el discurso
de interpretar los problemas, de solucionar los nacionalista y “conciencia práctica” – cuando los agentes actúan depen-
desafíos con habilidad ingeniosa, que usa la recu- diendo de sus motivaciones, objetivos y circunstancias- que se intenta
peración de su memoria y recrea hábitos en un conciliar en el marco de la interacción social (1998), constituyendo piezas
proceso de mestizaje continuo e histórico. claves de la identidad en Latinoamérica.

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El conservadurismo en la formación de la identidad nacional latinoamericana

La reconstrucción de los hechos y la interpreta- guerra y del discurso. Como bien menciona John
ción de los relatos surgidos en la en la época post- Lynch, si había una idea clara de “nación” era en-
independentista en una dimensión tan extensa y tre los criollos, mientras que la imagen era oscura
diversa, constituye un enorme reto para la histo- en las castas y nula entre indios y negros (2008).
riografía latinoamericana, cuya tarea ha arrojado De esa manera, en las grandes narraciones post-
similitudes que pueden presentarse como carac- independentistas no sólo dejaran plasmado el
terísticas comunes a todas las regiones. interés político que perseguían; las historias na-
Una constante que marcan las historiografía cionales se encargarán de reproducir su forma de
son las primeras identificaciones políticas en cada concebir el mundo, la sociedad y la nación. (PALA-
territorio. Para mediados del siglo XIX, la mayo- CIOS, 2009).
ría de naciones afirmaron el valor de autonomía Sin embargo, la creación no fue ni rápida ni
frente al imperio español o portugués.5 Otro tipo mucho menos simple. Los diferentes grupos crio-
de afirmación fue la erradicación de los poderes llos - y en menor medida las etnias, como en Mé-
coloniales locales y regionales –excepto la iglesia xico y Venezuela-, que durante la crisis colonial
católica-, por las élites criollas, que crearán pau- actuaron unidos bajo el objetivo de expulsar al
latinamente nuevos dominios. En el debate sobre poder metropolitano y por la autonomía – vía re-
el tipo de nación a formar, se manifestará mayori- volucionaria en Hispanoamérica, o vía del pacto
taria y abrumadoramente la República por encima y negociación en Brasil-, luego de conseguir la
de la Monarquía. Si bien los debates sobre el tipo autonomía y ante el enorme desafío de construir
de poder republicano que debería de gobernar el modelo de nación, se confrontarán irremedia-
continuaron -inclusive hasta la actualidad-, en las blemente entre sí, constituyéndose en grupos de
naciones latinoamericanas se afirmó el Ejecutivo interés, cada uno, con mayor o menor claridad,
sobre el Legislativo. cargados de matices respecto al proyecto nacio-
A nivel Geopolítico, desde antes de la inde- nal.
pendencia se dio la Identificación paulatina con En las ex colonias, salidas de una guerra, con
naciones liberales en términos políticos y econó- violencia latente y con incerteza del futuro pese
micos: Inglaterra/Francia/Estados Unidos, pero al entusiasmo, la idea de crear nuevas formas, que
luego de la autonomía, se priorizó la práctica además no eran homogéneas, abonaba al descon-
económico-liberal que se contradecía con el mo- cierto. La homogeneización serviría inicialmente
delo de valores políticos coloniales; un resultado para resolver los constantes conflictos políticos
de esto fue la asimilación del nombre “América en una región americana que era “demasiado vas-
Latina”. ta y demasiado vaga”, (LYNCH, 2008), así surgirá
Tales identificaciones en términos políticos, la fuerza de la “patria” como elemento aglutina-
crearon el núcleo institucional del Estado, y se in- dor. Los grupos de interés más o menos pactaron
tentarán acompañar con la creación de una cul- alrededor de los grandes valores nacionales, ima-
tura e identidad nacional, misma que el discurso gen que fue consolidándose con el tiempo.
nacionalista centralizaría, homogeneizando a to- Los discursos nacionalistas también tuvieron
dos los grupos sociales y etnias, pasando por alto la misión de crear identificaciones para superar
tanto las características como las necesidades de la ansiedad – social y psicológica-, que provocaba
la mayoría de ellos. el deslinde y separación de lo que hasta entonces
El proceso de homogeneización de la cultura era conocido: el viejo orden colonial, que por 300
nacional, fue implementado por los grupos do- años había dado las certezas de pertenencia a los
minantes. La historiografía latinoamericana ha habitantes de la región, quienes sabían que espa-
registrado que quienes tuvieron acceso al mundo cio se ocupaba, el lugar racial y económico que les
de las letras, las ciencias, la filosofía y la política correspondía y el imaginario que respondía a sus
fueron las élites criollas, que además eran plenas preguntas elementales.
conocedoras de su realidad por ser agentes eco- _____________________________________________________________________

nómicos y participaban de la administración co- 5 Si bien Cuba y Puerto Rico alcanzarían su independencia de España hasta

lonial. Portadoras de de proyectos particulares, 1898, los intelectuales y políticos revolucionarios pugnaban por el mismo

coincidían a lo largo y ancho del continente bajo valor. Haití, aunque tempranamente alcanzó su independencia, la depen-

el objetivo de lograr la autonomía, convirtiéndose dencia económica hacia Francia impidió madurara su proyecto autónomo,

en protagonistas directas de la lucha. luego frustrado mayormente por las invasiones estadunidenses. Las de-

Con semejante capital social, intelectual y más Islas del Caribe experimentarían otra clase de proceso respecto a los

económico se irguieron como triunfadoras, de la poderes coloniales.

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Era un mundo cultural conocido perfectamen- El conflicto de ambos polos se refleja de ma-
te por las élites criollas, que les permitió desarro- nera evidente en la disparidad de los ritmos entre
llarse y del cual eran reproductoras también; eran, la imagen de identidad nacional y de la dinámi-
por tanto, racionalmente conscientes de su valor. ca sociocultural. Esta, al estar en un proceso de
Además, ahora se enfrentaban como agentes ple- cambio, aunque a veces lento pero continuo, re-
nos de la política nacional ante castas mestizas y baza los contenidos de los discursos y sus símbo-
etnias que les resultaban ajenas y distantes, pero los; la tendencia por conservar los argumentos,
que comenzaban a exigir un lugar en el nuevo relacionado a la conservación de poder de grupos
proyecto y sólo echando mano a los valores cono- retardatarios, obstaculizó las transformaciones y
cidos, podían superar el reto de crear la patria. negó la existencia de nuevas conductas sociales,
Así, las elites criollas, armadas de su capital so- políticas y culturales de la población latinoame-
cial e intelectual y con poder económico-político, ricana. Pero en aquel contexto no estaba sobre la
acabarán por implementar las pautas públicas mesa de debate la concepción de identidad como
dándose a la tarea de seleccionar las característi- un proceso múltiple, continuo e inacabado, que
cas, símbolos y experiencias colectivas del pueblo no puede ser acomodado como un ramillete de
que fueran apropiadas y excluyendo a otras; se flores a gusto del jardinero.
da “[…] la idea de ‘nosotros’ en contraposición de
‘ellos’. Se exageran las diferencias con el objetivo Debilidad del sentido de nación, colonialidad
de resaltar el perfil de la identidad propia.” (LA- del poder y principios conservadores del
RRAIN, 2004, pág. 56). Se yergue oficialmente una nacionalismo latinoamericano
“comunidad moral”, que expulsa de la comunidad El sentido de nación, implica la integración de los
nacional, los rasgos, las costumbres y los discur- grupos diversos habitantes en un territorio, bajo
sos de los grupos marginados. un proyecto abarcador que intente representar-
En este discurso selectivo los más afectados los, si bien no exenta las confrontaciones entre
eran indios y negros, quienes además de ser “des- proyectos diferentes, intentará crear una imagen
pojados de sus propias y singulares identidades de conciencia colectiva, en que cada necesidad
historias”, nos dice Aníbal Quijano en su célebre y demanda esté representada. Sin embargo, en
análisis “La Colonialidad del Poder”, también América Latina del siglo XIX, fue sustituido por el
“[…] implicaba el despojo de su lugar en la histo- discurso de ideología nacionalista, que sufriría, a
ria de la producción cultural de la humanidad. En decir de Gregorio Recondo:
adelante no eran sino razas inferiores, capaces de
producir sólo culturas inferiores” (2000, pág.12) […] perversiones de las asimetrías políticas y colo-
El discurso nacional surgía con la patria como nialismo cultural [y] pasó a significar la voluntad
baluarte, en que se articulaban los principios po- de tiranos y sicarios que pretendían anular todo
líticos republicanos y una idiosincrasia oficializa- particularismo u oposición […] Para los dictadores
da y discriminatoria, que unificó a la nación pero hispanoamericanos, lo nacional no admitió plura-
no fue fiel a la cotidianidad social. Este terreno es lismo o divergencias en su interior. Lo nacional era
señalado también por la historiografía como otra considerado algo preexistente, fundacional, estático
constante en Latinoamérica: la tensión sociocultu- y bendecido desde el poder (1997, pág. 111)
ral implicada en la identidad nacional de cada Es-
tado, y que, continuando con el análisis de Jorge El Estado era el objetivo y había una necesidad de
Larrain (2004), sintetiza oportunamente, al decir protegerlo en su novatez, pero esas historias na-
que en su interior se encuentran en conflicto dos cionalistas nacieron “como forma de justificar no
polos culturales, uno referente a las bases cultura- tanto al Estado nacional, sino a sus ocupantes, y
les del pueblo y el otro, la esfera de los discursos desdibujar la presencia de los adversarios y, so-
articulados, creados fundamentalmente por los bre todo, de los grupos subalternos” (PALACIOS,
agentes del poder. Son símbolos como ceremo- 2009, pág. 10).
nias, celebraciones, tradiciones, días nacionales, El Estado, hijo de la modernidad, aunque impli-
desfiles militares, bandera e himno, creados por que y desarrolle en cierto sentido una comunidad
el Estado para articular la comunidad imaginada en la que los ciudadanos se sientan represen-
conocida como nación, cuya intención es hacer tados, porque supone una estructura de poder
creer que sólo hay una única versión verdadera y con “igualdad legal, civil y política para gentes
evolucionada de la identidad nacional (LARRAIN, socialmente desiguales” (QUIJANO, 2000), no se
2004, págs. 54-57). desarrolló de esa manera porque se sustentó en

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El conservadurismo en la formación de la identidad nacional latinoamericana

relaciones sociales amplias fundamentalmente temente intentaban superar el pasado colonial en


no democráticas e inclusive, anti-democráticas las nuevas historias nacionales.
(Ibídem) Aquí es necesario señalar que el verdadero
En América Latina, lo que subyace como base conservadurismo latinoamericano se daba en la
de la relación política son las formas valorati- práctica de los poderes locales y regionales, cuyos
vas arcaicas de cómo se concibe al otro, porque dirigentes, la gran mayoría, poco se caracteriza-
los principios que sustentaron el nacimiento de ban por su capacidad intelectual. Su poder fácti-
nuestras naciones tomaron como referencia la co era en el dominio de la economía y la política
desigualdad colonial, donde la categoría de raza local.
era el eje para la estratificación social. Los mis- En los diversos territorios diversificados a lo
mos prejuicios se trasladaron a las narraciones largo de la geografía van a intentar aislarse en
coparticipes de la identidad del Estado nacional, un intento de preservar el control económico,
contradiciendo el discurso democrático moderno político y social; el aislamiento provocará que se
de las nuevas constituciones. La imposición de la reproduzcan las costumbres más antiguas y se
imagen de nación reflejó así el proyecto político reaccione contra los cambios del centro (LYNCH,
desarrollado por las élites criollas, el complejo fe- 2008). Estas regiones económicamente proveían
nómeno que Aníbal Quijano llama “Colonialidad de riqueza a los centros de las naciones; políti-
del Poder”, un patrón de poder como resultado del camente permitían la estabilidad del régimen
control y subjetividad mundializada a partir de nacional y socialmente controlaban mejor a la po-
criterios eurocéntricos (2000). blación y la mano de obra, por lo que se vuelven
Tales formas de la cultura política se siguen claves para los gobiernos centrales.
reproduciendo entre las elites latinoamerica- De esa manera el regionalismo será un factor
nas porque la formación del Estado nacional es determinante en las divisiones políticas, en las
un fenómeno de larga duración, por lo que en el confrontaciones internas y externas de las nacio-
caso latinoamericano, con menos de 200 años de nes latinoamericanas e influirán necesariamente
existencia, apenas está siendo severamente cues- en la dinámica de construcción de una historia
tionado en sus valores fundacionales, claves para nacionalista conservadora.
explicar su desigualdad histórica. Volviendo al debate intelectual, sin negar que en
Y aunque los valores culturales de la colonia el bando intelectual y político conservador hubie-
subyacen aún en la interpretación de las relacio- ra en los primeros años reivindicadores de la mo-
nes sociales y de poder en las nuevas naciones, narquía –inclusive en México apoyando el reinado
en términos discursivos las élites criollas y sus del Emperador Maximiliano de Habsburgo en la
descendientes - muchos de ellos perpetuando las década de los sesenta-, en realidad la república y
oligarquías regionales-, se disputarían el mode- la aspiración a un liberalismo económico definió
lo de nación cuyo eje era la relación de la nueva al discurso de los gobernantes latinoamericanos.
historia nacional con el pasado colonial. La forma Más que definirlos como orquestadores del pasa-
en que se superaría y fijaría el pasado a través de do colonial, concordando con Rafael Rojas (2009),
“verdades de los hechos” es la base que diferen- los conservadores latinoamericanos deben consi-
cia a liberales y conservadores (PALACIO, 2009), derarse en realidad, personajes frustrados de las
identificados como tales entre la década de los 30 primeras constituciones y repúblicas (como el pro-
y 40 del XIX. yecto de Bolívar), fracasadas por la guerra de fac-
En medio de un gran debate por delimitar a ciones, los excesos del federalismo y la democracia;
cada grupo, en que las definiciones originarias en menor o mayor grado, los pensadores de aque-
pasaban por las apreciaciones ideológicas de sus llos tiempo (José María Heredia, Andrés Bello, en-
respectivos contrincantes, y en medio de compor- tre otros muchos), coincidían que para establecer
tamientos “contradictorios” que no iban a tono un régimen nuevo y quizá alcanzar una república
con lo que se suponía era libera o conservador, saludable, era menester la mesura política, el orden
se ha definido como conservadora a la corriente legal y la virtud ciudadana (ROJAS, 2009).
política afín de reproducir el estatus quo colonial, Y aunque admiradores del régimen republica-
por tanto asociados con el dogma, lo estático y la no, del federalismo y la democracia, las elites po-
intolerancia ante los cambios de la modernidad; líticas nacionalistas hicieron la separación entre
los liberales, pasaron a ser representantes de la estos conceptos como “tipo ideal” y la práctica
innovación institucional, la transformación eco- política de quienes se decían liberales radicales
nómica, y el cambio de estatus social, consecuen- pero ponían a la nación en grave peligro de anar-

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quía, la descomposición social y la dispersión re- pa Occidental en particular […] no se refiere a todos
gional.6 Propusieron las historias nacionalistas los modos de conocer de todos los europeos y en to-
como fórmulas complementarias para preservar das las épocas, sino a una específica racionalidad o
los valores políticos de la modernidad plasmados perspectiva de conocimiento que se hace mundial-
en las Constituciones y llegó el momento en que mente hegemónica colonizando y sobreponiéndose
los horizontes liberal y conservador se mesclaron a todas las demás, previas o diferentes, y a sus sabe-
intelectualmente. res concretos, tanto en Europa como en el resto del
Como bien lo resalta Elías Palti, (2009), había mundo […] (QUIJANO, 2000, pág. 11)
que dar un salto cualitativo para crear el discurso
que sustentara la nación para dar homogeneidad Bajo la inspiración positivista y con una visión
a la disolución social. La inspiración romántica – eurocéntrica, las historias nacionalistas intenta-
diríamos, darlo todo, hasta la vida por una causa rían profundizar la fórmula republicana a través
común, misma que se convertía en asunto indi- de una ideología cívica, en que el culto a la epo-
vidual-, que unió a todos, pero desbocó a la re- peya y a sus héroes independentistas era el eje,
pública, debía ser cuidadosamente superada por que además, evitaría el peligro de la revolución,
criterios racionalistas (PALTI, 2009). siempre latente en Hispanoamérica y desprecia-
Los criterios racionalistas, posteriores a los da por las oligarquías brasileñas. Había que evi-
primeros experimentos republicanos, se sedi- denciar la “verdad de los hechos”, es decir, usar el
mentaran en torno de una ideología positivista; método científico en la historia, y para eso, se to-
el nuevo Estado-nacional, que se rebelaba contra marían solo aquellos elementos objetivos, pero tal
la escolástica y la metafísica filosófica, dio frutos objetividad era determinada por las élites criollas,
prácticos al pugnar por naciones nuevas susten- mismas que cargadas de valores coloniales, ahora
tadas en la aspiración hacia el futuro; y en este “científicamente” creaban la verdad.
proyecto coincidieron los liberales – que preten- La gran narración se convierte en un hecho en
dían un progreso científico positivo- como los sí mismo, en el espíritu “natural” de la nación. La
conservadores – que tendían a implementar dic- oficialidad nacional rescata la historia natural por
taduras también de características científicas. encima de la historia social, utilizando el mismo
(ABELLAN, 2009, pág. 84). El propio autor señala principio de los antiguos historiadores coloniales,
que uno de los rasgos positivistas de las nuevas que hablaban de la grandeza natural de las tie-
naciones era fundar una moral de base científica rras, pasando a segundo plano la interpretación
identificada con el naturalismo (Ob. Cit. Pág. 85). sobre los pobladores, que en la mayoría de las oca-
La construcción historiográfica de la nación se siones, cernidos por el eurocentrismo, eran visto
constituyó en el elemento del positivismo social. como salvajes, incultos e incivilizados. A partir
No fue difícil construir la historia nacional bajo de mediados del siglo XIX la historia se convirtió
esos parámetros, ya que una de las características en un requisito para la vida colectiva, porque ella
que marcan a la intelectualidad criolla y sus he- daría conciencia y orientaría la personalidad de lo
rederas era la determinación eurocéntrica, mismo público como lo privado en nuestros países (Zer-
impulso que llevó a imaginar el positivismo como meño, 2009 págs. 81-82).
fundamento del nuevo orden: El discurso nacionalista descansa sobre el ana-
cronismo, porque el pasado y el presente se unie-
Eurocentrismo es aquí, el nombre de una perspec- ron bajo un solo principio, construir la nación y
tiva de conocimiento cuya elaboración sistemática sobre todo, convertirla en la esencia de sus pobla-
comenzó en Europa occidental antes de mediados dores, surge entonces la patria, la gran patria, la
del siglo XVII […] y que en centurias siguientes se _____________________________________________________________________

hizo mundialmente hegemónica recorriendo el 6 Florescano (2002) y Rojas (2009) coinciden en diferenciar, a través de
mismo cauce del dominio de la Europa burguesa. un análisis hermenéutico, los primeros discursos republicanos – entre
Su constitución ocurrió asociada a la específica se- 1812 hasta los treinta-, con los discursos posteriores, mismos que refleja-
cularización burguesa del pensamiento europeo y a rán las contradicciones estaba imbuido en la pluralidad mítica, religiosa e
la experiencia y necesidades del patrón mundial de ideológica cuyos valores articularon una lucha común de todos los grupos
poder capitalista, colonial/moderno, eurocentrado, rebeldes contra la colonia; no implicaban rompimientos geopolíticos ni
establecido a partir de América. exclusión de grupos, pero al ser tan abarcador y no reivindicar contenidos
más específicos – posicionamiento respecto a etnias, a grupos sociales, a
No se trata […] de una categoría que implica a toda poderes regionales-, fueron apropiadas por los liberales y conservadores
la historia cognoscitiva en toda Europa, ni en Euro- de años posteriores con contenidos diversos.

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El conservadurismo en la formación de la identidad nacional latinoamericana

patria grande, en cualquiera de sus acepciones, alrededor de 1900 dará importantes frutos para el
erguida antes que el individuo y sus particulari- pensamiento latinoamericano en el nuevo siglo-,
dades de grupo. políticamente fue aprovechado por los ideólogos
La dinámica indígena fue tratada por el posi- conservadores para poner distancia con las ideas
tivismo decimonónico fundamentalmente como “ajenas”; combinado lo anterior junto a la actitud
víctima del “olvido”, dada la tendencia de las élites imperial abierta de Estados Unidos, cobró fuerza
criollas a europeizar sus realidades, en que que- un debate surgido anteriormente: modelo ibérico
daban fuera aquellos hechos que avergonzaban versus modelo anglosajón.9
el paso al progreso. (Zermeño, 2009) La historia El modelo anglosajón, asociado a la civiliza-
nacionalista colocó un velo sobre la continua in- ción moderna, ligado al desarrollo tecnológico
surrección indígena desde la conquista, mencio- y de infraestructura, fue interpretándose como
nando acaso ocasionalmente las luchas de Túpac un patrón que sobreponía la riqueza material
Amaru II y TupacCatari a finales del siglo XVIII ,7 sobre los principios del desarrollo humano, que
oposición imposible de ocultar por ser las revolu- además era acompañado por una religiosidad
ciones más grandes de la época virreinal contra protestante, imposible de ser imaginada en estas
el orden de sobreexplotación de la mita, los tribu- latitudes, en que uno de los baluartes identitarios
tos exagerados y la tiranía de los corregidores en era precisamente la religión católica, erguida en
Perú, que adquiriría características de revolución muchos Estados como religión aglutinadora, por
por la independencia, y que hasta nuestros días tanto oficial.
es parte fundamental de la memoria histórica del Del otro lado, el iberismo significaba la preser-
movimiento indígena contemporáneo. vación de valores humanitarios, colectivos, que
Pero el positivismo también trastocó lo indí- combatían –encabezados por los principios cató-
gena mitificándolo; es el caso de México que se licos-, la banalidad, el egoísmo y la avaricia. Era
concibió como nueva nación heredera de una también un modelo civilizatorio “humano”. Sin
preexistente nación indígena; tal imagen alentó embargo, las elites criollas se encontraban en una
de mestizos e indígenas, que participaban activa- doble encrucijada. De un lado, el iberismo satis-
mente en las gestas revolucionarias, consiguien- facía sus necesidades ideológicas y espirituales,
do legitimar al Estado nación mexicano ante estas pero no lo hacía en cuanto a las necesidades eco-
grandes capas populares. Junto a la reivindicación nómicas, ya que la estructura económica colonial
de guadalupanismo –versión mexicana de un ca- era evidentemente atrasada respecto a Europa oc-
tolicismo nacionalista–, funcionó como elemento cidental y una de las razones por las que se buscó
aglutinador y evitó la insurrección popular (FLO- la autonomía: había una necesidad de diferen-
RESCANO, 2000, págs. 286-287) 8 ciarse de ese rasgo retardatario.
La historia nacionalista recibiría otra justifi- Por otro lado, también había una contradic-
cación “identitaria”, cuando al pasar el tiempo ción hacia los países anglosajones, con quienes
se planteó la necesidad de superar los esquemas había comercio evidente y se recibía inversión
positivistas, que aunque revolucionaron los es- importante, pero al mismo tiempo, se rechazaba
quemas intelectuales y sustentaron el discurso su modelo civilizatorio y protestante. Había irre-
nacionalista, llevaba no sólo a la exaltación de mediablemente la necesidad de relacionarse con
la revolución industrial y sus países vanguardia, _____________________________________________________________________

sino producía admiración “de actitudes, organi- 7 José Gabriel Condorcanqui y Julián Apaza Nina continuadores de la re-
zaciones y pautas de comportamiento” de los paí- sistencia del último inca Tupac Amaru, ejecutado por los españoles en
ses anglosajones (ABELLAR, 2009, pág. 85). 1572, de quien recogen su nombre como símbolo de rebeldía indígena.
En medio de varios significados que esto re- 8 Pero la reivindicación quedó en el discurso; la realidad era otra, y cuando
presentaba, cabe destacar que se producía el el indio exigía su protagonismo era reprimido por las oligarquías regiona-
acercamiento al liberalismo político más radical, les e ilustradas. Así, en 1910 de nuevo indígenas y mestizos campesinos
sindicalismo, socialismo en Latinoamérica, que protagonizarían una nueva insurrección, que refundaría al Estado mexi-
cuestionaría las dictaduras y el orden social anti- cano.
democrático. Comenzó una reacción de las elites 9 Como anteriormente se mencionó, en las ideas de la primera construc-
oligarcas por el lado de atacar al modelo anglo- ción del discurso republicano, donde se cuentan figuras como Simón Bolí-
sajón como ajeno a la idiosincrasia y particulari- var, no se pensaba en el rompimiento geopolítico; Estados Unidos era ins-
dad de América Latina. pirador, junto a Inglaterra y Francia de la idea del orden nuevo; si acaso, la
Esta interpretación intelectual, si bien reivindi- critica a la actitud estadunidense se derivaba de su falta de compromiso
caba la necesidad de un pensamiento propio - que con las nuevas repúblicas americanas, más no se le veía como enemigo.

8 Año 4, número 6, enero-junio, 2012 Contextualizaciones


Marta Loza

la Europa pujante. La solución se fue perfilando • Normas patriarcales y machistas en la organi-


a través de una, podría decirse, “tercera vía”, tra- zación familiar y social.
bajada de atrás tiempo por otra potencia que ha- • Continuismo (perpetuación de un individuo o
bía llegado tarde y marginalmente al continente partido político en el poder como mecanismo
americano, Francia. de protección ante lo nuevo).
Las repúblicas americanas representaban un • Clientelismo (relaciones patrón-cliente, padri-
laboratorio experimental de los principios crea- nazgos que vinculan al que no tiene poder con
dos por su revolución –aunque a esas alturas la el potentado).
nación europea quería olvidar su pasado revo- • Estado centralista, fuerte y autoritario
lucionario; reivindicaba el catolicismo y no era • Papel protagónico de militares en la sociedad.
del todo protestante. A mediados del siglo XIX, • Monocultivo (dependencia de uno o varios
representaba la imagen civilizatoria y sofisticada productos básicos para la exportación y soste-
de occidente –pedantería que sería muy bien imi- nimiento de la economía).
tada, aunque la elite francesa no veía con buenos
ojos a los barbaros americanos. Y sobre todo, bajo La característica extrema del conservadurismo,
la lógica de buscar las inmanencias de identidad, interpretado como obstaculizador de la trans-
con Francia se compartía la raíz lingüística y cul- formación, es la visión estancada de la socie-
tural del mundo “latino” –si bien en ambas regio- dad; a través de las historias nacionalistas y la
nes apenas se mascullaba algo que fue latin, como construcción de una imagen solidificada de pa-
dice Gilberto Marras (19929). tria, se interpreta que cada Estado latinoame-
Como último empuje de sustentación a las his- ricano es el guardián de un grupo homogéneo
torias nacionalistas, en el afán de enfatizar más de ciudadanos, que aunque diferenciados en
la diferencia respecto al norte y distanciarse de lo clases sociales o hábitos de grupos, comparten
ibérico, se fue aceptando abiertamente la propues- en el fondo, indisolubles cualidadeso bien algu-
ta francesa – con evidente interés imperial-, 10 de nos defectos, y por lo tanto, lleva a la tendencia
identificarse como herederos de los valores de la al todo o nada. Un discurso que aún nos hace
“latinidad” y compartir algo con la admirada aris- sentir afectados por el exterior, y su consecuen-
tocracia francesa. A partir de la década de los se- cia, interpretarnos como victimizados. El reto
senta, “Latinoamérica” fue la denominación para es revertir la inf luencia de categorías homo-
reconocer la identidad propia de esta vasta región, geneizadoras y el anacronismo histórico para
que complementaba la identidad de las historias pensar sociedades heterogéneas, de múltiples
nacionalistas. necesidades y con propuestas para crear pactos
Para finalizar, siendo conscientes que muchos sociales incluyentes.
elementos hacen falta explorar en este tema nece-
sario para abonar a la cultura democrática actual, Bibliografía
señalamos a continuación aquellas características Abelar, José Luis. La idea de América. Origen y evo-
socioculturales y sociopolíticas del conservadu- lución. Bonilla Artigas, México 2009 p. 69-85
rismo presente en la identidad nacional latinoa- Florescano, Enrique. Etnia, Estado y Nación. Cd.
mericana, en que algunos de ellos son legados de México: Taurus, 2004
coloniales que persisten hasta nuestros días. Fuentes, Carlos. El espejo enterrado. México: 1998
p. 277-294
• “Etnificación” de la historia (presencia de la Gruzinski, Serge. El Pensamiento mestizo. Cultura
Colonialidad del Poder). amerindia y civilización del renacimiento. Bar-
• Homogeneización de rasgos culturales. celona: 2007
• Influencia de elementos atávicos de la iglesia _____________________________________________________________________
(valores que no contribuyen a la madurez del 10 El llamado “panlatinismo” era una propuesta intelectual del canciller Mi-
ser humano). chel Chevalier que pugnaba por la identidad común para justificar la inter-
• Pérdida de la memoria de quienes quedaron vención francesa directa, que inclusive impuso un soberano europeo en
marginados, desde el momento en que se les México, Maximiliano de Hasburgo, proyecto abortado estrepitosamente en
arrebató el derecho de ser llamados como ellos 1867 2 Después del apaciguamiento de la guerra, estaban definidas gros-
mismos se denominaban. so modo los poderes locales, las demarcaciones territoriales y Estados
• Personalismo (dependencia hacia un individuo Unidos había arrebatado a México más de la mitad del territorio (ver Loza
para gobernar o para tener acceso a empleos, “Panorámica de la relación de México con Estados Unidos, autonomía y
poder o estatus). conflictos actuales” en Revista Economia Política e HistóriaEconômica)

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El conservadurismo en la formación de la identidad nacional latinoamericana

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