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Filosofía infantil

Juan Gajardo Quintana

Escarbando papeles, tropecéme con unos ejercicios realizados por alumnos de un


importante liceo de esta ciudad, que, por alguna razón, alguien guardó por considerarlos
interesantes y, sin duda, originales.

Los documentos en cuestión, consisten en dípticos realizados en la asignatura de


Lenguaje, donde, además de practicar ciertas habilidades, los jóvenes debieron echar
mano a sus capacidades de improvisación, apelando a la creatividad y la imaginación.

Pues bien, las características de este desafío - no tengo claro si fue realizado en clases o
formulado como tarea (lagarto, lagarto)- implican que "el alumno o alumna" (tributo a los
genios progresistas de la educación, aunque sin el beneplácito de la RAE), debían
formularse una pregunta inusitada y planteársela a algunos interlocutores, para recabar
de ellos las posibles respuestas. Luego ellos mismos debían ensayar sus propias
soluciones a la interrogante para, finalmente, buscar una justificación a la existencia de la
pregunta. En definitiva, algo así:

a) Se formula la pregunta inusitada.


b) Se recopilan las respuestas de distintas personas.
c) Se ensayan respuestas propias.
d) Se justifica la pregunta.
Obviamente, no es necesariamente un orden lógico, pero sí psicológico.

He aquí algunos productos resultantes:

Un alumno se preguntó por qué las cosas "se llaman como se llaman".
Algunas respuestas que recopiló:
 "Yo igual me he preguntado lo mismo"
 "¡Las cosas tontas que preguntas!"
 "Me das lástima, tan..."
 "Nunca me imaginé que me preguntarías algo tan estúpido".
 "No sé. Es cuática esa pregunta".
Respuesta propia:
-" Lo único que se me ocurre decir es que desde que las cosas se crearon, vienen con su
nombre".

¿Por qué esta pregunta?:


Desde que soy pequeño me lo he preguntado, pero no tengo respuesta.

Tomemos en cuenta que estas son inquietudes expuestas por niños de primero o
segundo medio.

Cierto estudiante se preguntó: ¿Cómo sería el mundo sin emociones?


Respuestas obtenidas:
 "Sin ellas no se podría vivir"
 "Si no existieran, la vida sería fome"
 "Todos serían serios y fríos"

Sus propias respuestas:


"No se establecerían relaciones y no existiría algo que tanto me gusta: la poesía"

Por qué esta interrogante:


"Cada vez que escucho música pensando en quien amo, me hago esta pregunta".

Por último, presentamos el pequeño trabajo de una niña, cuya inquietud es:
¿Por qué tenemos que crecer?
Respuestas que recabó:
-" Es un proceso normal"
-"Todos tenemos que crecer"
- "Debemos ser adultos algún día"

Lo que ella misma se respondió:


- Si no existieran adultos, el mundo no funcionaría.
La pertinencia de la pregunta:
"Creo que nadie quiere crecer mientras es niño. La infancia no tiene preocupaciones, es
solo jugar".
En fin, otras interrogantes apuntaban a saber la razón de la apariencia física, las
estaciones del año, la existencia del amor, etc.. Este ejercicio causó- lo sé a ciencia
cierta- escozor en estrictos académicos que vieron cómo se perdía el precioso tiempo
que pudo haber sido dedicado al adientramiento SIMCE. Sin embargo, los niños fueron
felices durante un rato, reflexionando, elaborando y comunicando ideas en torno a
inquietudes muy propias de ellos.

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