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El hecho un tanto extraño de la vida es que las personas que están en nuestras
vidas no son simplemente quienes realmente son. Son una mezcla interesante
de quiénes son y lo que hacemos de ellos en nuestro cerebro. Si entendemos las
formas en que las relaciones afectan a nuestros cerebros, es probable que podamos
cambiar nuestros cerebros para alterar las formas en que interactuamos con los
demás también.
Transferencia
Por ejemplo, puede tener un día libre y puede ser un poco corto con un colega. El
colega le puede disparar de una manera que está fuera de proporción con su
interacción real, ya que su actitud puede recordarles una relación conflictiva y
mandona en una etapa más temprana de sus vidas. Este tipo de respuestas
instintivas ocurren en el cerebro debido a la propensión del cerebro a hacer
predicciones no conscientes basadas en experiencias tempranas de la vida. Pueden
ser injustificadas, pero generalmente no somos conscientes de ellas.
Lo que puede hacer: para evitar este tipo de situaciones, introduzca nuevas
reflexiones personales y, posiblemente, puntos de discusión cuando se encuentre
involucrado en un conflicto. Pregúntese: “¿Estoy respondiendo a esta persona o me
estoy mezclando con alguien del pasado?” Esto también puede generar una
discusión interesante cuando está tratando de resolver un conflicto.
Contagio emocional
Empatía cognitiva
Cuando intenta negociar con alguien, puede pensar que es útil reflejar sus
emociones, pero esta empatía emocional podría ser contraproducente . En la
mayoría de los casos, es mucho más efectivo usar empatía cognitiva en su
lugar. Cuando usas la empatía cognitiva, la otra persona se vuelve menos defensiva
y se siente escuchada también. Si bien hay cierta superposición, la empatía
cognitiva activa una red de mentalización en el cerebro, que difiere de los
mecanismos de reflejo emocional de la empatía emocional.