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COMADRONAS
TRADICIONALES Y
LACTANCIA
MATERNA
Consulta antropológica para conocer las
prácticas y costumbres de las comadronas en
relación con la atención prenatal, atención
del parto y lactancia materna en municipios
priorizados dentro del marco del Plan Hambre
Cero
Las comadronas ciertamente conocen las normas sobre alimentación al seno y casi todas
facilitan la lactancia del recién nacido dentro de la primera media hora. El corte tardío
del cordón umbilical es rutinario, pero el contacto piel a piel es poco conocido.
Las comadronas ofrecen consejos a sus pacientes en dos momentos: durante las
consultas durante el embarazo, mientras dan la sobada (masaje en el vientre), y durante
las primeras visitas postnatales. A nivel popular no se maneja un esquema calendárico
para fijar las citas con la comadrona sino más bien se van estableciendo según se sienta
la necesidad de recibir la sobada o ayuda con los baños de vapor (chuj). Si bien se dice
que hay que ver a la comadrona cada mes, en la práctica puede ser cada dos semanas
o cada dos meses. El número total de visitas a la comadrona varía ampliamente. Esta
situación implica que las oportunidades que tiene la comadrona para dar consejería
varía con cada paciente. La atención posnatal es igualmente diversa y así como hay
pacientes que espera que se le llegue a ver dos veces al día por al menos diez días, otras
no esperan más que dos visitas después del parto.
ANTECEDENTES
1. Prácticas de lactancia materna en Guatemala
Independientemente de cuándo inicia y cuándo termina, la lactancia materna es
prácticamente universal en el país. Goza de amplio valor cultural, está íntimamente
relacionada con la maternidad y tiene una gran carga afectiva. A nivel popular se
considera que la lactancia materna es rica en nutrientes, lo cual la hace el alimento más
apropiado para los recién nacidos. Entre algunos indígenas la lactancia está asociada
simbólicamente al cultivo del maíz y a la fuerza vital que brinda la madre tierra (Rode
2007).
Iniciación de la lactancia.
Según la última ENSMI (2008-09), en el área rural el 60% de las mujeres inicia la lactancia
dentro de la primera hora del nacimiento. Existen diferencias, especialmente las
asociadas al lugar y tipo de asistencia recibido durante el parto: en los partos atendidos
por comadrona, el 64% inicia dentro de la primera hora, comparado con el 49% que es
atendido por personal médico. En el área peri-urbana, Dearden et al. (2002) encontraron
que sólo el 21% iniciaba la lactancia en la primera hora de vida y que lo determinante de
esta práctica era haber tenido el parto en hospital público o en la casa (la iniciación es
más tardía en hospitales privados); en Chiquimula se encontró resultados similares
(Haeussler et al. 2010).
A nivel popular, el concepto de lactancia exclusiva suele ser equívoco, pues si bien
muchas madres aseguran dar “sólo pecho”, a mayor indagación resulta que también
ofrecen otros líquidos, principalmente agua e infusiones de una amplia variedad de
hierbas. En términos generales, la lactancia exclusiva es poco observada y, según datos
de la ENSMI 2008-9, el 71.7% de los niños indígenas de tres a cinco meses reciben otros
líquidos (a nivel nacional la proporción es 55.6%). Es más, se ha detectado que muchas
madres desconocen el significado de la expresión “lactancia materna exclusiva”
(Haeussler et al. 2010) y que los conocimientos sobre beneficios de la lactancia exclusiva
son muy bajos (UNICEF et al 2012).
Aunque las madres tienden a pensar que la leche materna es el mejor alimento para los
bebés, también consideran que es necesario introducir agua para saciar la sed (la
creencia usual es que la leche materna alimenta, pero no calma la sed) y, más
comúnmente, agüitas para curar o prevenir una variedad de males digestivos, como
cólicos y empachos. Además, algunas madres consideran necesario proporcionar
líquidos para regular la temperatura interna o restablecer el balance frío-caliente. Desde
el punto de vista de las madres, el uso de estas agüitas e infusiones es meramente
medicinal y ofrecerlas no menoscaba su concepto de lactancia exclusiva (Saenz de
Tejada 2013). Recientemente en Quetzaltenango se encontró que la mitad de los niños
de la muestra las recibían antes de las nueve semanas (Doak et al. 2013), en tanto en
Totonicapán se encontró que dos terceras partes de las madres entrevistadas habían
dado alguna infusión antes de los seis meses (Haeussler et al. 2010).
La introducción temprana de atoles y otras leches obedece a otra lógica: las madres
sienten que a medida que el niño crece su propia producción de leche resulta
Parto en casa
La preferencia de las mujeres indígenas y de sus familias continúa siendo el
alumbramiento en casa. Aunque cada vez hay más anuencia al parto institucional, éste
tiende a circunscribirse a complicaciones obstétricas. La preferencia por el parto en casa
responde a la percepción de una serie de beneficios (para más detalles, ver Saenz de
Tejada 2012):
OBJETIVOS
Siguiendo los términos de referencia, la presente consultoría tiene dos propósitos
principales:
Indagar sobre los conocimientos, las prácticas, las creencias, las actitudes y los
valores de las comadronas en relación a la lactancia materna durante el período
prenatal, el parto y post parto, tomando en cuenta su entorno sociocultural y
cosmovisión;
Documentar de manera participativa y voluntaria, la percepción y valoración que
dan las comadronas a la estrategia planteada (“Comadronas consejeras/
promotoras/amigas de la lactancia materna”).
MADRES Y ABUELAS. Con la ayuda del personal de servicios de salud, en cada municipio
se seleccionó una comunidad en la que se llevó a cabo dos discusiones de grupos
focales: una con madres de niños menores de año y otra con mujeres mayores, cuyas
hijas o nueras hayan dado a luz en los últimos 12 meses. A cada sesión se invitó a 12
señoras, las cuales fueron convocadas por los educadores de salud; con ellas se discutió
las prácticas y recomendaciones sobre lactancia materna que ellas han recibido de sus
comadronas, sus propias prácticas de lactancia materna durante los primeros seis meses,
2. Análisis
Toda la información recolectada fue grabada, transcrita al castellano y analizada como
texto. Con la ayuda de software especializado (MaxQDa) los textos fueron codificados y
analizados según variables de interés.
Ahora las comadronas, las que van a capacitarse tienen mucha gente [pacientes],
las que no van a capacitación es menos. (Grupo focal de madres, San Juan Atitán)
De acuerdo con las abuelas, la atención que las comadronas brindan ha mejorado
desde que asisten a las capacitaciones y se han “formalizado” y tienen más
conocimientos y equipo para pesar y medir al recién nacido.
La relación de las mujeres con las comadronas varía. Así, mientras en San Juan Atitán las
mujeres tienen todos sus hijos con la misma comadrona en tanto reciban un buen servicio,
en Nebaj es importante que tanto la madre como el feto se sientan a gusto con la
comadrona que las atienda. Esto significa que los hijos que llevan en el vientre se quedan
tranquilos después de la “sobada”, de lo contrario buscan a otra comadrona.
Por cada niño siempre se cambia de comadrona, ya sea que la madre lo decida así
o el bebé, también porque a veces nos cambiamos de lugar y nos buscamos a
otras. (Grupo focal con madres, Nebaj)
2. Atención prenatal
Existe una gran heterogeneidad en el patrón de búsqueda de atención prenatal, lo cual
implica que las oportunidades que tiene la comadrona para ofrecer sus servicios varía
grandemente de una paciente a otra. Se pueden reconocer al menos cuatro lógicas
diferentes en la búsqueda de atención, las cuales no son mutuamente excluyentes:
Yo fui con la comadrona hasta el sexto mes de embarazo, yo no sabía qué hacer y
mi mamá me dijo que no hacía falta que yo fuera antes. Tampoco fui al centro de
salud y no me hice ningún control. Mi mamá me dijo que antes no había hospitales
y que eso no era necesario, que para eso Dios dejó a las comadronas y que había
que confiar más en ellas.
Si bien en una época la comadrona aconsejaba a sus pacientes acercarse a los servicios
de salud (es decir, la primera consulta era con la comadrona quien remitía a los servicios
de salud), actualmente parecería haber cierta tendencia a que la primera consulta sea
en los servicios de salud, pues allí se puede tener una confirmación temprana del
embarazo, además de recibir hierro y ácido fólico. Esta tendencia fue más evidente en
Tojcheche, Comitancillo, donde las mujeres dijeron acudir al control prenatal
mensualmente para recibir sus vitaminas, las cuales son reinterpretadas como un
“remedio para el hambre”, pues se percibe que éstas alivian la náusea y restablecen el
apetito.
Hay dos prácticas tradicionales de las comadronas que son ampliamente apreciadas por
sus pacientes: los masajes o sobadas y los baños de vapor en el chuj (temascal). El chuj
ha sido visto como una vinculación entre la madre tierra, el cuerpo y el espacio simbólico
[el hogar] en el que se desarrolla el alumbramiento (Médicos del Mundo 2012). El uso del
chuj durante el puerperio data de épocas prehispánicas y en siglo XVI Bernandino de
Sahagún lo llamó “la flor de la divinidad donde está la cura”.
Tanto el chuj como la sobada son considerados fundamentales para la preparación del
cuerpo para el parto, pues se piensa que tanto la sobada como el calor del chuj actúan
como relajantes y ayudan a tener un parto sin complicaciones, ya que el calor hace que
los huesos, músculos y ligamentos de la pelvis sean más flexibles. Pero desde el punto de
vista de las pacientes, la función más importante de la sobada es que permite “asegurar”
una buena posición del feto. Las comadronas dicen que el baño de vapor aumenta la
producción de leche materna, evita el enfriamiento, protege a la mujer de un aire, mitiga
los dolores postnatales y promueve la recuperación uterina. La sobada consiste en una
palpación y masaje del vientre y piernas, realizada en distintos momentos del embarazo,
usualmente a partir del principio del segundo trimestre. Los masajes se dan con diversos
El número de consultas prenatales varía y si bien hay mujeres que consultan cada mes, la
lógica cultural se inclina a buscar atención cuando la situación lo amerita: la
embarazada tiene algún tipo de molestia y busca a la comadrona, sea para que le dé
una sobada, sea para que le prepare algún remedio herbal o para que le dé una
chujeada (baño y masaje dentro del chuj). Una mujer de Comitancillo, por ejemplo,
relataba que ella acostumbraba unas cinco o seis visitas con la comadrona durante todo
el embarazo, pero que en su último (cuarto) sentía que el feto estaba intranquilo y que
había llamado a la comadrona cada dos o tres semanas para que le diera una sobada.
Una embarazada no debe pasar encima de un lazo tirado en el suelo porque corre
el riesgo de que su hijo nazca con el cordón umbilical alrededor del cuello.
Las comadronas que van cada mes [a sus capacitaciones al centro de salud]
saben más, pero antes las comadronas sabían más porque tienen un don que Dios
les dio, son especialistas (la interlocutora expresó estas palabras al mismo tiempo
que juntó las manos mostrando al cielo) Grupo focal de madres, Comitancillo
En los seis grupos focales con comadronas se mencionó que a las embarazadas se les da
dos consejos generales sobre su alimentación: comer bien y comer de todo; ninguna
mencionó incrementar la ingesta. Hay pocas restricciones alimentarias, las cuales
usualmente se reducen a evitar comida chatarra y a evitar los alimentos
conceptualmente fríos.
Yo les digo que coman un pedazo de fruta, sus hierbas, para que tengan fuerza.
Que coma bien, su comida bien arregladita, su atol, comer verduras, frijoles, arroz,
fideos para que el niño crezca normal. Les digo que deben buscar qué comer y
hacer el esfuerzo de buscar buenos alimentos, como frutas y verduras, hierbas.
También les digo a las suegras que ellas deben velar para que sus nueras tengan
qué comer, que si no comen bien el niño puede nacer desnutrido. (Grupo focal
con comadronas rurales, Comitancillo)
Yo le digo a mi nuera que coma sus tortillas, sus comidas, porque los bebés comen
de su cordón, así es cuando llega la comida en el estómago luego empiezan a
comer los bebes. Que preparen su atol, que coman en la hora que es, hay algunas
que tiene nauseas, dicen, pero yo no tuve nausea. Y antes no había tanto que
comer, ahora hay un poco de cada cosa. (Grupo focal de abuelas, Comitancillo),
3. Parto
Al momento del parto, no importando la hora en que éste ocurra, los familiares
(usualmente el esposo) llaman a la comadrona1. Esta se presenta llevando los materiales
que considere necesarios para la atención2 y solicita que se acondicione el lugar
donde se atenderá a la paciente: una sábana limpia, agua caliente para limpiar al bebé,
agua hirviendo para hervir las tijeras, ropa para el recién nacido y, en algunas ocasiones,
que se caliente el chuj. Los familiares que acompañan a la parturienta varían, aunque
usualmente incluye a la suegra o a la madre. Usualmente el marido está en la casa,
aunque no necesariamente en la habitación donde se llevará a cabo el parto. El
acompañamiento del esposo es requerido cuando la posición de parto es vertical, pues
la mujer lo necesita para apoyarse de él; si el parto es horizontal queda a juicio de la
parturienta y del mismo marido. Las comadronas dijeron que muchas mujeres se sienten
más cómodas si el marido no está presente.
1 Se observó que prácticamente todas las participantes en los grupos focales (n = 60) contaban
con un celular. Reconocieron que esta es la forma más común en que son contactadas
actualmente.
2 Muchas comadronas se quejaron que los materiales que les han sido entregados en los servicios
Una vez cortado el cordón, las comadronas limpian rápidamente al recién nacido con
algún paño (algunas piden a los familiares que lo calienten un poco antes de usarlo) y
luego se lo entregan a la madre para que empiece a mamar. La excepción fue en San
Juan Atitán, donde las comadronas dijeron haber aprendido a poner al niño desnudo y
debajo del huipil de la madre por unos minutos, hasta que la placenta nace y “ya no
pasa comidita”. Si bien estas comadronas claramente tienen el conocimiento sobre el
contacto piel a piel, no fue posible comprobar que tuvieran la práctica. Las madres y
abuelas contactadas en Tuiscap, en este mismo municipio, dijeron que ellas no sabían de
ninguna comadrona que lo practicara; algunas madres de Tuiscap así como de
Comitancillo dijeron haber oído esta recomendación en el CAP local, pero no de sus
comadronas; similar respuesta se encontró entre las abuelas de este mismo municipio.
Fuera de San Juan Atitán, una madre de Tzalbal, Nebaj relató que la comadrona puso a
su hijo desnudo contra su cuerpo por 15 minutos y 15 días más tarde comenzó a
enfermarse y hasta la fecha no ha podido sanar del todo; la comadrona nunca le explicó
por qué lo hizo y ella piensa que el apego inmediato causó la enfermedad de su hijo. Por
aparte, una abuela de Comitancillo relató que su hija experimentó el contacto piel a piel
en el hospital, aunque nadie les explicó por qué lo hacían.
Las comadronas entregan el bebé a la madre usualmente a los diez o quince minutos del
nacimiento. La iniciación de la lactancia es dictada por el apetito y estado de ánimo del
propio recién nacido. Según dicen las comadronas, la mayoría de niños nace con
hambre y empieza a mamar, en tanto otros nacen “cansados” y necesitan dormir un rato.
Las comadronas dijeron que usualmente no permiten que el recién nacido duerma por
más de una hora, pues la habilidad de poder mamar es una manifestación de su estado
de salud. Algunas madres, no obstante, dijeron que los niños en ocasiones dormían dos y
hasta cuatro horas y que ellas no los despertaban porque los niños no lloraban y asumían
que no tenían hambre. Siguiendo los lineamientos de los servicios de salud, el calostro es
considerado la primera vacuna y ni comadronas ni madres lo descartan; no se reportaron
casos de alimentación pre-láctea, aunque algunas pocas comadronas mencionaron el
uso de aceites unos cuatro días más tarde, pero “solo cuando se considera necesario”.
Con la información recolectada no queda claro cuándo se considera necesario “limpiar
el estómago”.
Comadronas y lactancia materna. Informe final Página 15
A la madre se le abriga bien, “se le amarra [cubre] la cabeza” para protegerla del frío y
se le da a tomar algo caliente, a veces con aguardiente. También se le da caldo de
gallina, con mucho chile, para calentarla bien, ya que se piensa que después del parto la
mujer queda con mucho frío, por la cantidad de sangre que perdió.
Yo, de mi parte primero entro a orar, y digo la palabra de Dios, le pido a Dios para
que se libre la madre. Ayer una mi nuera dio a luz a las ocho de la noche. Yo dije
a ella: “solo recomendante a Dios, vas a dar a luz, vas a librar, solo Dios conoce,
porque yo no puedo hacer nada sin él, solo te voy a ayudar, confiando en Dios”. Y
nació un varoncito. Hay quienes unos ocho días antes de que se compongan
hacen oración y ya con los dolores también se ponen a rezar para que se alivie
rápido. A veces los hermanos son los que dirigen la oración y ya en el momento
del parto soy yo quien dirige. Solo yo hago la oración, sin candelas ni flores.
(Grupo focal comadronas rurales, Comitancillo)
De cualquier forma, las plegarias toman la forma que la familia prefiera, siguiendo
cánones católicos, evangélicos e incluso con la presencia de un pastor o ajq’ij [guía
espiritual o sacerdote maya]. Aparentemente, son estos últimos, más que las
comadronas, los encargados actualmente de realizar los ritos ancestrales. Estas
ceremonias están fundamentadas en el calendario maya e incluyen la quema de pom
[resina vegetal], candelas de colores, incienso, azúcar y peticiones de bendiciones
celestiales y la adhesión futura a los nawales asignados.
4. Puerperio
Las comadronas acostumbran permanecer al menos dos horas con la parturienta para
asegurar su estado de salud y el del bebé. Algunas permanecen hasta cuatro horas y si el
nacimiento ha sido de noche se quedan hasta el amanecer. El patrón de visitas es
flexible: la primera visita es usualmente a las 12 horas del parto, pero también puede
hacerse hasta el día siguiente. Con las primigestas las comadronas dicen que revisan
cómo está la posición y agarre para la lactancia, haciendo las correcciones necesarias;
Comadronas y lactancia materna. Informe final Página 17
se considera que las multíparas ya no necesitan ninguna orientación. De acuerdo con
madres y abuelas, las comadronas solo “ven” que el niño mame pero no dan ningún
consejo; ellas también manifestaron que son solamente las primíparas quienes piden y
reciben consejos primordialmente de sus madres y suegras.
Parte fundamental de la atención durante el puerperio son las sobadas, los baños en chuj
y en San Juan Atitán y Nebaj, la colocación de objetos calientes sobre el vientre. La
puérpara entra al chuj usualmente sola, pero supervisada por la comadrona. Se persigue
que entre cuando ya no haya humo y solamente queden brasas de la leña. El agua que se
calienta tiene plantas medicinales, tales como pericón, altamisa, ramas tiernas de pino y
apazote. Sobre el piso del chuj también se colocan ramas tiernas de pino o de pericón,
sobre las que se acuesta la puérpara. Después de una media hora se llama a la
comadrona, quien hace la sobada con las plantas medicinales mezcladas con algún tipo
de grasa. El masaje es principalmente sobre el vientre, pero también en las piernas [para
evitar várices, se dice], las cuales levanta la comadrona tan alto como pueda para que el
útero regrese a su posición y tamaño normal. Con estos masajes se persigue sacar el frío de
su cuerpo y que tenga buena leche.
Las visitas durante el puerperio han cambiado gracias a las capacitaciones recibidas por
el centro de salud lo cual, según las abuelas, incide en un mejor cuidado de la puérpera:
Los consejos que se ofrecen después del parto tienden a referirse a cómo mantener el
calor. Siguiendo la teoría humoral del sistema de salud indígena (la concepción frío-
Comadronas y lactancia materna. Informe final Página 18
caliente) es imperativo mantener el cuerpo de la madre caliente, pues se considera que
el puerperio es un período altamente vulnerable. Se piensa que el frío que entra en el
cuerpo de la madre puede hacer resfriar su leche y enfermar al bebé, o bien enfriar el
útero, condición que trae consecuencias nefastas a largo plazo para la salud de la mujer.
De esta manera se recomienda la ingesta de caldos (en Nebaj sobresalía el caldo de
pata, en otros lugares el caldo de gallina criolla), de infusiones conceptualmente
calientes y evitar los alimentos conceptualmente fríos, tales como el aguacate, el pollo de
granja, etc., pero también aquellos físicamente fríos, particularmente el agua. También se
dan una serie de consejos para asegurar una buena cantidad y calidad de leche
materna, en especial tomar una variedad de atoles y chocolate. En Nebaj se
acostumbra hacer atoles con una variedad de maíz considerada galactogogo (salpor).
Decía una comadrona de este municipio:
Hay que tomar todo lo caliente para que tenga más leche. El caldo de pata hay
que tomarlo dos veces a la semana, mejor si se le pone algo de cusha
[aguardiente] o bastante chile, así abunda la leche. Pero también es importante
que las señoras se tapen mientras dan de mamar, pues a veces sudan, y que estén
sentadas en el pop [estera]. Las señoras deben comer hincada, para que el
estómago no se baje, hay que amarrar el estómago y también la cabeza. Se
recomienda que lo hagan por 40 días, pero la mayoría solo lo hace por 20. Para
asegurar que la leche no se corte hay que mantener a la señora caliente, hacer
fuego de brasa y calentar la matriz.
Durante la dieta posparto el marido y la suegra se hacen cargo de los niños y los
quehaceres de la casa y a veces, el esposo paga a una “moza”, es decir, a otra mujer
para que realice estas actividades durante el período de la dieta o descanso postnatal.
En algunos casos cuando la suegra no está cerca y no se cuenta con recursos monetarios
suficientes, el marido incluso muele maíz y hace algunos oficios domésticos, pero en
Comitancillo las mujeres refirieron a sus vecinas como fuente de ayuda más que al
esposo.
5. Comadronas y lactancia
Iniciación de la lactancia
Según las comadronas, el bebé se lo entregan a la madre en cuestión de unos diez o
quince minutos después de haber cortado el cordón umbilical y consideran que
raramente el bebé se tarda más de una hora en empezar a mamar. El momento justo de
la iniciación de la lactancia depende del propio niño, pues algunos nacen con hambre y
quieren mamar inmediatamente, en tanto otros nacen cansados y quieren dormir un rato.
De cualquier modo, consideran que son pocos los niños que se tardan más de una hora
en empezar a amamantar porque una señal del estado de salud del bebé es
precisamente su capacidad de mamar. Sin embargo, algunas madres brindaron
ejemplos de bebés que tardaron en empezar a mamar más de una hora.
Algunos niños solo al nacer maman pero otros no quieren agarrar el pecho. Mi hijo
nació en la mañana y hasta en la tarde mamó porque yo no tenía leche y no lloró.
(Grupo focal de madres, San Juan Atitán)
Según las comadronas, son pocas las mujeres que preguntan específicamente sobre
cómo amamantar y que también son pocas las que presentan algún problema en sus
prácticas de lactancia. Las pocas que preguntan lo hacen en relación a qué alimentos
consumir [les recomiendan atoles y todos los alimentos calientes] o qué hacer si les duele
dar de mamar o si no sale bien la leche [masajear los senos]. Decía una comadrona de
Nebaj:
Gracias a Dios no preguntan nada porque todo ha sido normal durante y después
del parto. Son contadas las mujeres que preguntan sobre lactancia, y las que
algunas veces preguntan son las primerizas, porque no tienen experiencias sobre
cómo dar de mamar y cómo cuidar a sus bebés. Y entre las primerizas, las mujeres
que más preguntan son las que ya no tienen suegras o las que ya no tienen mamás,
o a las que viven por aparte o tienen su familia lejos.
Las madres y abuelas tienen una versión diferente. Según éstas, después del parto las
comadronas instan y observan que las madres den inmediatamente de mamar
diciéndoles “métale la chiche en la boca”, pero no ofrecen ningún consejo sobre
lactancia materna más que su iniciación inmediata y el consumo del calostro. En visitas
posteriores, las comadronas además de velar por la recuperación de la madre, ven si los
niños están mamando bien y si están limpios y cuidados. Son las abuelas quienes se
encargan de dar consejos más puntuales a las madres, siguiendo algunas
recomendaciones escuchadas en el centro de salud, especialmente sobre la posición y
el agarre.
En pacha, otras se lo ponen en la boca y se lo dan al bebé, boca a boca. Esa era
la costumbre de toda la vida, son como tres cucharaditas, si damos mucho se
pueden enfermar. (Grupo focal de madres de Tuiscap, San Juan Atitán)
Las comadronas ofrecen a las primigestas consejos sobre cómo cuidar, bañar, vestir,
cambiar pañales del bebé y se verifica que esté mamando normalmente. El único
consejo específico sobre lactancia es aprovechar el calostro o “leche amarilla”,
recomendación que las madres también han escuchado en los servicios de salud. Así,
muchas madres y abuelas actualmente valoran el calostro por considerarlo la “primera
vacuna”, la “primera vitamina” que además ayuda a “limpiar el estómago del bebé”.
Cuando nace el primer hijo de una madre hay que decir que no tenga miedo, es
necesario dar calostro lo que es leche de color amarillo para curar al bebé y
agarrar bien tu pecho y meterlo en la boca del bebé [hace una demostración con
su pecho]… Nosotros desde siempre damos la leche. Hay niños que naciendo
lloran porque quieren leche y les damos porque no se puede dar otra cosa al
bebé. Nuestra madre nos dijo que por la boca del bebé tiene que salir la leche,
que hay que darse masajes en el pecho y eso nosotras lo hacemos y también se lo
decimos a nuestras pacientes, a nuestras hijas también porque yo tengo muchos
nietos. (Grupo focal comadronas rurales, Nebaj)
Generalmente, si la madre observa que su hijo está sano no pide ningún consejo sobre
lactancia materna. Las comadronas dicen que rutinariamente aconsejan sobre la
utilización del calostro y recomiendan la lactancia exclusiva durante los primeros seis
meses, ambas recomendaciones también escuchadas en los servicios de salud.
Uno está pendiente de cómo mama el niño, pero el consejo más inmediato viene
de la mamá o de la suegra. Uno pregunta y uno recomienda, pero es la suegra la
que ve a la primeriza. Ahora, si no está la suegra entonces sí hay que indicarle
como agarrar al bebe, como abrazarlo, se le enseña cómo sacarle punta al
pecho, pero se le enseña a la que esta solita. (Grupo focal comadronas rurales,
Comitancillo)
Las comadronas dijeron apoyar tanto la ingesta del calostro como la lactancia exclusiva
durante los primeros seis meses. Incluso en los juegos y dinámicas que se realizaron con
ellas [un contexto más informal donde sería más fácil que no se sintieran evaluadas] las
comadronas consideraron que no debía introducirse ninguna otra substancia que no
fuera leche materna.
Hubo muy pocas excepciones a esta posición: una comadrona que decía que si el niño
de cinco meses que intentaba tomar agua del vaso de la mamá ya podía tomar agua y
otras dos que recomendaron dar agüita de manzanilla para aliviar la leche resfriada. A
las comadronas se les planteó diversas situaciones en que se podría suspender la
lactancia [v.g., enojo de la madre, leche caliente, leche resfriada, etc.] y la única
situación que a su criterio ameritaba la suspensión, encontrada en todos los grupos de
discusión, fue la presencia de un nuevo embarazo, incluso si éste era antes de que el
lactante cumpliera seis meses. La idea generalizada es que la leche materna enferma al
niño, debilita a la madre y representa una situación un tanto injusta, pues la leche “ya no
le pertenece” al lactante sino a su futuro hermano.
Sucedáneos
En términos generales, las comadronas no consideran oportuno el uso de ningún
sucedáneo antes de los seis meses. Casi todas expresaron que no era necesario dar
agua y consideraron que debía introducirse atoles hasta pasados los seis meses y el café
alrededor del año. El uso de leche maternizada es limitado y las comadronas lo
recomiendan solo en casos de extrema necesidad. En los pocos casos en que la madres
se quejan de no tener leche, las comadronas les recomiendan infusiones calientes y
algunos galactogogos y sólo si todo falla recomiendan “la leche de bote”. Las mamás
tampoco ven la leche maternizada como una alternativa atractiva:
Dicen que en las farmacias recomiendan qué tipo de leche comprar y que las maestras
[al parecer, el grupo principal de madres trabajadoras que compran este tipo de leche]
pueden leer las instrucciones y saber qué leche comprar y cómo prepararla.
Nos gustaría que nos preguntaran, pero realmente solo son contadas las que tienen
el interés de preguntar y pedir consejos. Nos preguntan más la que dan a luz por
primera vez y las que ya tienen tres hijos ya no tienen la necesidad de preguntar.
No que las primerizas están con esa curiosidad de cómo será… A nosotras nos
preguntan, pero también preguntan a la suegra, porque ellas no están con
nosotras, pues solo miramos que se alivian [dar a luz]. Las mujeres que nos piden
consejos son las que tienen a sus familiares en otros lados, como en otras
comunidades y más son las primerizas. Además, normalmente es a las mamás o a
las suegras a quienes preguntan, no a nosotras las comadronas. Pero si tienen
serias complicaciones entonces nos piden consejos y les damos recomendaciones
(Grupo focal comadronas Nebaj).
Además del respeto que se les tiene, la credibilidad de las comadronas también estriba
en el hecho que, en términos generales, no hay mayor contradicción entre las
recomendaciones de las comadronas y las que dan las madres y suegras de sus
pacientes. Las comadronas no dudan sobre su credibilidad y aseguran que si hubiera
contradicciones entre lo que recomiendan ellas y lo que recomienda la abuela del recién
nacido, las madres les creerían más a ellas:
No se da ningún problema porque lo único que tiene que hacer es darle el pecho al
bebé y solo baja la leche, y la mamá lo único que tiene que hacer es hacer sus
atoles, tomárselo algo caliente, y también le ayuda a tener bastante leche. (Grupo
focal de abuelas, Aldea Tojcheche, Comitancillo)
Nosotras hacemos nuestro trabajo, nos gusta realizar nuestro trabajo bien porque
es a nuestra gente a quien servimos. Y si pudieran dar algún día lo que doña O dijo
[cita anterior], sería bueno. Algunos de nuestros vecinos dicen que nosotras no
trabajamos por nuestra propia voluntad, que recibimos un salario porque vamos a
recibir capacitación. Pero nosotras tenemos trabajo y lo dejamos y también
dejamos a la familia y no somos pagadas. Solo recibimos lo que dan ellos [los
vecinos] por su propia voluntad y nosotras lo recibimos con gusto, porque es
nuestro trabajo. Y si nos dan más conocimiento en las capacitaciones, mejor para
nosotras porque aprendemos mucho y de lo que aprendemos lo daremos a
conocer con nuestra gente (Grupo focal comadronas, Comitancillo).
Las capacitaciones son obligatorias y son requisito para recibir un carné, el cual deben
renovar cada año. Según disposiciones del Renap, las comadronas deben estar
debidamente identificadas para atender partos y, especialmente, para poder asentar los
nacimientos3. El sistema de capacitación obligatorio ha permeado al imaginario social,
donde la “comadrona capacitada” adquiere, con frecuencia, mayor prestigio y
credibilidad.
Al indagar al inicio del taller sobre qué temas específicos les gustaría aprender más,
ninguna de las comadronas mencionó la lactancia materna o algún otro relacionad a la
alimentación infantil. Los temas preferidos fueron las señales de peligro y planificación
familiar; otros temas mencionados fueron cómo tratar casos de abortos espontáneos,
plantas medicinales y cómo dar consejería sobre alimentación materna y prácticas de
higiene. En dos grupos (San Juan Atitán y Comitancillo) varias comadronas dijeron no
poder especificar qué tipo de capacitación preferirían, que dejaban que el equipo de
salud decidiera pues para ellas todos los temas son de interés. En casi todos los grupos las
comadronas detallaron que el aprendizaje era valioso, pues fortalecía su quehacer. Una
comadrona en Nebaj, por el contrario, cuestionó la necesidad de recibir más
capacitaciones:
Yo ya tengo mis dones que recibí de Dios, yo ya sé qué hacer. Yo tengo una
profecía de mi suegra y mi mano es suave y yo tengo las habilidades que Dios me
3 El sistema tiene sus fallas, pues si algún familiar o comadrona no capacitada (sin carnet) atiende
el nacimiento deberán buscar la firma del COCODE o del alcalde auxiliar para que valide el
nacimiento y confirme la pertenencia del recién nacido en la familia en cuestión. En ocasiones,
las comadronas “prestan” su carnet y registran como propios los nacimientos atendidos por otras
personas.
Comadronas y lactancia materna. Informe final Página 26
ha dado. (Grupo focal comadronas, Nebaj)
Algunas personas siempre nos piden si tenemos carné, en caso de que sí somos
comadronas con carné. El carné nos identifica, habla por nosotros y a través de
esto se dice que sí sabemos, que tenemos una base. La gente confía más si se
tiene un carnet (Grupo focal comadronas, Comitancillo).
Con nuestro carnet ya podemos hablar con el Cocode, con el auxiliar, porque
trabajamos unidas con las autoridades. Cuando se cambia el Cocode nosotras
nos presentamos, todas nosotras estamos bajo órdenes de las autoridades (Grupo
focal comadronas, San Juan Atitán).
Unas cuantas comadronas sugirieron un diploma, pero cuando discutían entre sí opinaron
que no resultaba un reconocimiento muy práctico, pues aunque bonito, se quedaba en
su casa y nadie, fuera de su familia, lo miraba. Un reconocimiento que les llamó la
atención fue tener un cartelón o manta vinílica en el servicio de salud más cercano con
la fotografía de las comadronas certificadas. Otras opinaron que sería mejor tener ese
mismo cartelón en la auxiliatura [alcaldía auxiliar] de la comunidad. En casi todos los
grupos se propuso un reconocimiento público dentro de las mismas comunidades: las
comadronas sugirieron que cuando se hiciera una asamblea comunitaria las autoridades
(sean las de salud, sean las locales [vg, alcalde auxiliar, Cocode o Comité de salud]) las
presenten como un recurso de la comunidad, expertas en lactancia materna.
En los dos grupos en Nebaj, varias comadronas hicieron hincapié en que el diploma,
carnet o fotografía no tendría mucho sentido si no se contaba con el apoyo decidido de
Unicef y del sistema de salud. Lo que estas comadronas piden es un acompañamiento
continuado. No desean que se les dé una única capacitación y luego no se les dé
seguimiento.
Por último, en todos los grupos se mencionó que también necesitaban algún
reconocimiento material, particularmente equipo de trabajo y viáticos. Las comadronas
han recibido algún equipo de trabajo, pero no ha sido reemplazado y se encuentra
dañado. Muchas se encuentran en la posición de no ser pagadas ni por sus pacientes ni
por el sistema de salud:
A nosotros nos gustaría que nos dieran nuestro maletín, una lámpara. Nosotras
somos pobres y no tenemos dinero para comprar nuestros materiales, no tan
pobres porque sí nos alcanza para comer.
Hace 16 años nos dieron material, el maletín, algodón, pero ya está desgastado.
Nos dieron una romana. Ahora queremos, necesitamos pinza, capa, lámpara.
Nosotras hacemos nuestro trabajo, si pudieran dar lo que pedimos. Si pueden dar
una pequeña chamarra, un poncho. Hay algunas embarazadas que cuando
llegan a mi casa para que les dé la sobada llegan enlodadas y las pongo encima
de mi cama y me ensucian. Lo único que hago es poner otra de mis sabanas para
que no manchen mi chamara. En veces cuando llegan tengo a mi nene
durmiendo, cuando llegan y hago a un lado a mi nene y las pongo a la par de él,
porque no tengo otro lugar. Solo y gracias por escucharme.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Las prácticas de las comadronas
Usualmente hay cuatro caminos para convertirse en comadrona:
a) el llamado divino y la revelación del don,
b) seguir un aprendizaje con una de estas comadronas tradicionales,
c) como respuesta a una solicitud urgente de la mujer próxima a parir y
d) por invitación de los servicios de salud.
Aunque los caminos no son mutuamente excluyentes, las madres y abuelas que
participaron en este estudio mostraron una clara preferencia por las comadronas
capacitadas en los servicios de salud, lo cual otorga crédito a los esfuerzos de las
autoridades de salud y representa una excelente oportunidad para estrechar las
relaciones entre ambas partes. El carnet que los servicios otorgan a las comadronas
capacitadas confiere, a todas luces, credibilidad y nuevas responsabilidades para las
comadronas.
Aunque los Q50 que ofrecen los servicios de salud para cada sesión cubren sus
necesidades de transporte y de algún bocadillo (al menos para las que viven más cerca),
las comadronas deben dejar sus tareas cotidianas (la mayoría tiene un sinfín de
ocupaciones) y donar su tiempo. Sin embargo, asistir a estas capacitaciones,
“formalizarse”, como ellas dicen, y tener carné es considerado sumamente importante no
solo por ellas mismas sino también por las familias que atienden.
Las comadronas consideran la leche materna como el mejor alimento para el recién
nacido: en todos los grupos dijeron instar a la iniciación inmediata, usualmente dentro de
la primera media hora de vida. Siguiendo los lineamientos de los servicios de salud, el
calostro es considerado “la primera vacuna” y ninguna de las comadronas dijo
recomendar ningún tipo de alimento pre-lácteo. Algunas, no obstante, sí recomiendan el
uso de aceites (“para limpiar el estómago”) a los tres o cuatro días de haber nacido,
“pero sólo si es necesario”. Las comadronas conocen la norma sobre lactancia exclusiva
y la gran mayoría dijo que no era necesario dar agua ni atol antes de los seis meses. El
uso medicinal de infusiones o agüitas, no obstante, no se considera que contradiga la
norma, precisamente por ser de uso medicinal. Estas infusiones por lo general son
ofrecidas en pacha o biberón, al igual que los atoles y cafés que se ofrecen en el
segundo semestre de vida. Las comadronas consideran que la leche maternizada debe
utilizarse solo en casos extremos, no solo por considerarla cara sino por ser una alternativa
poco deseable.
Las recomendaciones que las comadronas ofrecen sobre la alimentación materna, tanto
durante el embarazo como durante el largo período de lactancia, son vagas: “comer de
todo”, “comer bien”, “comer todo lo que desee”, posiblemente porque saben que la
mayoría de sus pacientes no tiene los medios para mejorar la calidad [y en ocasiones
tampoco la cantidad] de su dieta. Ciertamente, la recomendación de ingerir una
Además del parto limpio, las autoridades de salud han instado a las comadronas a
observar la iniciación inmediata de la lactancia, un corte tardío del cordón umbilical y el
contacto piel a piel a los pocos minutos de vida. En la muestra de comadronas
contactadas para este estudio, la iniciación inmediata y el corte tardío son prácticas
comunes, pero no así el contacto piel a piel: solo las comadronas de San Juan Atitán lo
mencionaron, aunque hay que aclarar que las pocas madres y abuelas que conocían de
esta práctica habían sabido de ella por haber tenido ellas, o una mujer cercana, la
experiencia en parto institucional.
En este contexto, ¿qué impacto podría tener certificar a las comadronas como
promotoras [su apelativo favorito] de la lactancia materna? Una certificación que haga
pública las destrezas adquiridas por las comadronas les dará, indudablemente, mayor
credibilidad y prestigio. El impacto sobre las prácticas de lactancia materna
posiblemente se suscribirían al momento de la iniciación y reducir ese 36.2% de niños
atendidos por comadronas que no inician la lactancia dentro de la primera hora de vida
Comadronas y lactancia materna. Informe final Página 31
y particularmente a ese 20.6% que inicia después de las primeras 24 horas. El impacto de
este tipo de intervención sobre la duración de la lactancia exclusiva durante los primeros
seis meses posiblemente sea mínimo: por un lado, las pacientes dicen que las
comadronas no les dan ese tipo de recomendación durante el embarazo y por otro,
pocas comadronas siguen viendo a las puérparas y a los recién nacidos más de dos
semanas después del parto (con la posible excepción de Nebaj, donde no es inusual que
se le visite periódicamente hasta 20 días posparto).
RECOMENDACIONES
Una intervención para certificar comadronas como promotoras de la lactancia materna
debe tener claro al menos cuatro aspectos: a) es imprescindible considerar los
reconocimientos que las comadronas obtendrían; b) el esfuerzo debe ser sostenido, con
acompañamiento prolongado de parte de los servicios de salud; c) se debe poner tanta
atención a los contenidos como a la forma de la capacitación que conlleve a la
acreditación y d) tener expectativas realistas del impacto potencial de las comadronas y
las limitaciones de la intervención.
Reconocimientos
Las comadronas fueron claras al expresar su necesidad de diversos tipos de
reconocimientos:
Un carné que las acredite, similar al que ya tienen;
Algún tipo de reconocimiento a nivel local: casi todas quisieran que las
autoridades locales de salud anunciaran en una asamblea comunitaria sus
nuevas destrezas. Algunas también quisieran que hubiera algún cartel o
manta vinílica en los servicios de salud, con sus fotografías, anunciando su
nuevas capacidades;
Renovar su equipo de trabajo. Existe una desigualdad marcada en el
aprovisionamiento de las comadronas: algunas tienen balanza, pinzas y
guantes; a otras ya solo les quedan las tijeras.
Como parte de la atención prenatal, el personal de los servicios de salud debe
recomendar y referir a las embarazadas con las comadronas acreditadas de
sus comunidades. Esta práctica reforzaría la credibilidad de ambos.
Acompañamiento
Varias comadronas expresaron de forma muy contundente que nos les interesa recibir
otra capacitación en la cual se les entrega nuevos conocimientos sin ningún seguimiento.
Al diseñar la capacitación debe también diseñarse también la forma de verificación que
haga la acreditación posible, así como el acompañamiento a largo plazo.
Ser realistas
Las autoridades de salud muchas veces oscilan entre grandes expectativas y
menosprecio absoluto a las capacidades de las comadronas. En el caso de esta
intervención hay que reconocer que para las comadronas la ventana de oportunidad
para mejorar las prácticas de lactancia se circunscribe, en mucho, al parto y a una o dos
semanas después, especialmente durante la atención a primigestas.
A pesar que tanto madres como comadronas apoyan la lactancia materna,
aprender más sobre el tema no es una prioridad para ninguna de las dos.
Las comadronas tienden a circunscribir su recomendaciones a las primíparas,
especialmente las que tienen patrón de residencia neolocal; las demás reciben
apenas cierta supervisión después del parto.
Si se desea reforzar la consejería sobre lactancia exclusiva es necesario
coordinar acciones con los servicios de salud a modo que ambos la
promuevan: las comadronas como proveedoras de atención prenatal y los
servicios desde la atención al niño sano.
Es necesario no sobreestimar el poder de las comadronas. Ha sido bien
documentado que las comadronas sugieren acciones a seguir, pero que
incluso en casos de emergencias obstétricas quienes deciden son las familias.
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