R. Señor, date prisa en socorrerme. Padre de huérfanos, protector de viudas, Gloria al Padre… Dios vive en su santa morada.
HIMNO Dios prepara casa a los desvalidos,
Alegría de nieve libera a los cautivos y los enriquece; por los caminos. sólo los rebeldes Todo espera la gracia se quedan en la tierra abrasada. del Bien Nacido. ¡Oh Dios!, cuando salías al frente de tu pueblo Miserables los hombres, y avanzabas por el desierto, dura la tierra. la tierra tembló, el cielo destiló Cuanta más nieve cae, ante Dios, el Dios del Sinaí; más cielo cerca. ante Dios, el Dios de Israel.
La tierra tan dormida Derramaste en tu heredad, ¡oh Dios!, una lluvia
ya se despierta. copiosa, Y hasta el hombre más muerto aliviaste la tierra extenuada; se despereza. y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, ¡oh Dios!, preparó para los pobres. Ya los montes se allanan Gloria al Padre… y las colinas, y el corazón del hombre Ant. 2. Nuestro Dios es un Dios que salva, el vuelve a la vida. Señor Dios nos hace escapar de la muerte. II Gloria al Padre y al Hijo, El Señor pronuncia un oráculo, gloria al Espíritu, millares pregonan la alegre noticia: que han mirado a la tierra «Los reyes, los ejércitos van huyendo, van huyendo; compadecidos. Amén. las mujeres reparten el botín.
SALMODIA Mientras reposabais en los apriscos,
Ant. 1 Se levanta Dios y huyen de su presencia los las alas de la paloma se cubrieron de plata, que lo odian. el oro destellaba en su plumaje. I Mientras el Todopoderoso dispersaba a los reyes, Se levanta Dios y se dispersan sus enemigos, la nieve bajaba sobre el Monte Umbrío.» huyen de su presencia los que lo odian; Las montañas de Basán son altísimas, como el humo se disipa, se disipan ellos; las montañas de Basán son escarpadas; como se derrite la cera ante el fuego, ¿por qué tenéis envidia, montañas escarpadas, así perecen los impíos ante Dios. del monte escogido por Dios para habitar, morada perpetua del Señor? En cambio, los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, Los carros de Dios son miles y miles: rebosando de alegría. Dios marcha del Sinaí al santuario. Subiste a la cumbre llevando cautivos, Cantad a Dios, tocad en su honor, te dieron tributo de hombres: alfombrad el camino del que avanza por el desierto; incluso los que se resistían su nombre es el Señor: a que el Señor Dios tuviera una morada. que avanza por los cielos, Bendito el Señor cada día, los cielos antiquísimos, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación. que lanza su voz, su voz poderosa: Nuestro Dios es un Dios que salva, «Reconoced el poder de Dios.» el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. Sobre Israel resplandece su majestad, Dios aplasta las cabezas de sus enemigos, y su poder sobre las nubes. los cráneos de los malvados contumaces. Desde el santuario Dios impone reverencia: Dice el Señor: «Los traeré desde Basán, es el Dios de Israel los traeré desde el fondo del mar; quien da fuerza y poder a su pueblo. teñirás tus pies en la sangre del enemigo, ¡Dios sea bendito! y los perros la lamerán con sus lenguas.» Gloria al Padre.. Gloria al Padre… LECTURA Ant. 3. Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor. RESPONSORIO Hch 4, 12; Is 9, 6 Salmo 11 R. En ningún otro se encuentra la salud; y no hay Aparece tu cortejo, ¡oh Dios!, bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el el cortejo de mi Dios, de mi Rey, que nosotros debamos salvarnos. hacia el santuario. V. Será llamado: «Consejero admirable», «Dios Al frente marchan los cantores; poderoso», «Padre sempiterno» y «Príncipe de la los últimos, los tocadores de arpa; paz». en medio las muchachas van tocando panderos. R. y no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos. «En el bullicio de la fiesta bendecid a Dios, al Señor, estirpe de Israel.» ORACIÓN. Concédenos, Señor, que la renovación del misterio Va delante Benjamín, el más pequeño; de la Navidad de tu Hijo, a la cual nos preparamos, los príncipes de Judá con sus tropeles; nos libre del antiguo yugo del pecado por el cual los príncipes de Zabulón, estamos oprimidos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu los príncipes de Neftalí. Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Oh Dios!, despliega tu poder, Amén tu poder, ¡oh Dios!, que actúa en favor nuestro. A tu templo de Jerusalén CONCLUSIÓN traigan los reyes su tributo. V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Reprime a la Fiera del Cañaveral, R. Amén. al tropel de los toros, a los Novillos de los pueblos.
Que se te rindan con lingotes de plata:
dispersa las naciones belicosas. Lleguen los magnates de Egipto, Etiopía extienda sus manos a Dios.