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La Solidaridad

Recordemos las famosas frases “la unión hace la fuerza”, “uno para todos y todos para
uno”. Estas y otras frases nos hablan de un valor muy importante, algunas veces olvidado,
la solidaridad.

Cuando dos o más personas se unen y colaboran mutuamente para conseguir un fin
común, hablamos de solidaridad. La solidaridad es un valor de gran trascendencia para el
género humano; pues gracias a ella no sólo ha alcanzado los más altos grados de
civilización y desarrollo tecnológico a lo largo de su historia, sino que ha logrado sobrevivir y
salir adelante luego de los más terribles desastres (guerras, pestes, incendios, terremotos,
inundaciones, etc.) Es tan grande el poder de la solidaridad que, cuando la ponemos en
práctica, nos hacemos inmensamente fuertes y podemos asumir sin temor los más grandes
desafíos, al tiempo que resistimos con firmeza los embates de la adversidad.

La solidaridad, cuando persigue una causa noble y justa (porque los hombres también se
pueden unir para hacer daño), cambia el mundo, lo hace mejor, más habitable y más digno.

El ser humano es un ser social: necesita de otros y los otros necesitan de él. Con esto,
¿quién puede negar la necesidad inmediata de la solidaridad verdadera en todos los
hombres? Ya sean jurídicos, ya sean filosóficos, ya sean morales los argumentos que se
esgriman a favor de ella, cualquier hombre que acepte a la justicia como la constante y
perpetua disposición de dar a cada quien lo que por derecho le corresponde sabrá, por lo
mismo, observar en la solidaridad una verdadera exigencia de la justicia misma y un
llamado urgente de caridad universal.

Finalmente, quiero terminar mi intervención con la siguiente frase:

“Los vencedores no son aquellos que están siempre aferrados a sus bienes ni los que
pasan la vida rezando con las cuentas secas del deber; son aquellos que aman porque
viven y vencen de veras porque de veras se dan; los que aceptan el dolor con toda su alma
y con toda su alma separan el dolor; los que crean porque conocen el secreto de la única
alegría, que es el secreto del desprendimiento”.

Gracias.

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