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La vida es muy corta para ser "la otra"

Aceptar ser la amante es la peor ofensa que podemos hacernos a nosotras


mismas. ¿Por qué conformarnos con menos de lo que merecemos?

“Es que me gusta tanto, pero es casado”, “la va a dejar por estar conmigo”,
“él me dijo que hace mucho tiempo están mal” ¿Les suenan familiares
estas frases? Pues les cuento que cada vez son más las historias que
conozco, con estos ingredientes en común.

Resulta que conoció a un hombre. Desde el inicio la atracción fue evidente.


Usted está feliz porque, por fin, después de un buen tiempo sin nada en
el panorama, hay una persona que vale la pena conocer. Pero, como
dicen por ahí, “nada es perfecto”, el tipo viene con novia o, en el peor
de los casos, esposa incluida.

La pregunta en este punto nunca debería ser ¿qué hago? Es decir, esto no
debería ser una duda que le atormente la existencia. Por derecho, la
respuesta siempre debe ser no ¿Por qué? Simple. Cuando usted acepta
ser la otra, en primer lugar, pierde su valor como persona y, más triste
aún, como mujer. Acepta que es muy poco para merecer un hombre
completo, sin el corazón dividido en dos; que esté ahí cuando más lo
necesita; que no la esconda puertas afuera, por el temor de ser
descubierto; que piense que usted no es lo suficientemente buena para
ser la oficial. Y ¿sabe qué es lo peor? Que cuando usted da ese sí, al
pronunciar ese “no me importa ser la amante”, no tiene derecho a
hacer reclamos de ninguna índole.

Entonces, si el decidió cambiar los planes y pasar la noche con su esposa,


mientras usted le estaba esperando con una botella del mejor vino y un
menú de cuatro tiempos, le está completamente prohibido hacer un
drama de celos o de indignación.

Y es que a pesar de este tipo de desplantes, aún hay muchas que conservan
la esperanza de subir un escalafón en el lugar que ellas mismas han
aceptado tener. Es decir, tienen la seguridad de que algún día, no muy
lejano, el tipo va a dejar todo por ellas, lo que seguramente sucede en
uno de cada diez casos (conozco uno).

En conclusión, aceptar ser la amante es meterse en una “vaca loca” de la


que no saben si van a salir vivas; o bien, salen vivas, pero con el
corazón y la dignidad hechos pedazos. Ahora, ¿les parece que lo vale?

Y si creen que no lo he vivido, pues les cuento que aunque no me he metido


con un hombre comprometido, porque estoy segura de que valgo
muchísimo para recibir sobras, sí he recibido propuestas de ese tipo, a
las que sin pensarlo he dicho que no. No solo por instinto de
conservación, también porque tengo la plena seguridad de que un tipo
que se presta para este tipo de situaciones lo único que merece es estar
fuera de mi vida.

Así que, mujeres, ustedes son valiosas. Nunca duden eso. Entonces, ¿por
qué tienen que conformarse con menos de lo que saben que merecen?
Por favor, no acepten ser parte de ese juego, en el que las únicas
perjudicadas serán ustedes, pues el personaje en cuestión seguirá con
su vida, con su relación aparentemente perfecta, mientras ustedes se
tienen que dar el lugar de "la otra", un puesto que ninguna mujer
debería aceptar jamás, por amor propio.

Del sexo débil y otras mentiras

Desde pequeñas se nos ha asegurado que somos el sexo débil, las niñas de
la casa, las princesitas de mamá, pero detrás de estos prototipos
existen mujeres pensantes, capaces y guerreras, dispuestas a vivir en
una sociedad en la que ser mujer no es cosa fácil. Ya decía Marilyn
Monroe que no importa vivir en un mundo de hombres, siempre que se
pueda ser una mujer en él.

Lección 1: amor a medias


La columnista online 'Amante en retiro' nos cuenta, en su primera entrada,
las lecciones que la vida le dejó después de ser amante de hombres con
pareja. 7 puntos que hombres y mujeres aceptan como una
circunstancia natural.

Cansada del sexo. Agobiada por una vida apasionada en la que el corazón
resultó ser perdedor, me entregué a los brazos de una tranquila pareja,
con el aburrimiento que esto puede acarrear. Y desde mi retiro como
amante, busqué este espacio para dar lecciones a todas las mujeres
que, como yo, disfrutan del sexo, creen en el amor y les tocó vivir en
una sociedad machista, que se niega a reconocerlo.

Leyes aprendidas a la fuerza (la mayoría escritas por los hombres y


aceptadas por las mujeres):

1. Nunca tendrás amor completo. Todo es dividido. Segmentado. A la


mitad. En dosis.

2. Nunca pidas más porque te será negado (nada de más tiempo, más sexo,
más besos o más caricias y ni sueñes con más amor).

3. Su señora será la de mostrar y de la que hablará en las conversaciones


con los amigos, incluso delante tuyo. Tú – su objeto sexual- existes pero
donde nadie los conoce ni los puede ver. Tienes dos opciones: o aceptas
o sufres.

4. Olvídate de que el mejor sexo del mundo será suficiente para que él deje
de comerse a la esposa, la novia y a otras viejas más (puede comerse a
las que quiera al tiempo sin levantar sospecha). Ser buen polvo no
garantiza fidelidad ni lealtad.

5. Él te tiene confianza y cargarás con ese peso. Comprenderás todo lo que


nadie puede: si bebe de más, si le gusta el sadomasoquismo, si no
soporta la comida china, todo…
6. El termino 'seguridad' o 'zona de confort' no existe. Olvídate de las
estrategias para atraparlo y sentirte dominatrix. Cuando eres su
amante no dominas. Cuando él es tu amante, dominarás. El uso del
posesivo es determinante en estas relaciones.

7. ¿Quieres que dure?... deja tus sentimientos empacados y guardados. Si


revelas aunque sea uno: perdiste.

Continuará…

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