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Lectura 1

La variedad e inconsistencia del constructo de "control" utilizado en


estudios de investigación sobre control personal, limita la definición del
papel del control personal en la anorexia nerviosa y la bulimia. Por
ejemplo, algunos estudios sobre el tema utilizan términos como
"ineficacia", "sentido de control", "locus de control", "autocontrol" y
"control", entre otros. la falta de consenso como resultado, según
Steptoe y Syme, en múltiples interpretaciones y usos de la variable
"control". Esto ha llevado a resultados contradictorios en diferentes
estudios; Por ejemplo, Garfinkel, Brown y Darby proponen que los
anoréxicos son sujetos autodisciplinados en particular. Por el contrario,
se dice que los bulímicos tienen sentimientos de ineficacia y un cambio
constante entre el autocontrol y la pérdida de control. Sandbeck
descubrió que tanto los anoréxicos como los bulímicos tienen la
desesperada sensación de estar fuera de control. En otro estudio,
Shapiro, Blinder, Hagman y Pituck encontraron que los pacientes con
trastornos de la alimentación tienen una baja percepción del autocontrol
y una sensación de falta de control sobre sus hábitos alimenticios,
manejo del estrés, relación con otras personas importantes y
sentimiento personal. Estos autores coinciden en la necesidad de definir
con mayor precisión el constructo de control, así como la naturaleza de
los patrones de control en estos pacientes.
Otros estudios realizados por Leon, Lucas, Cooligan, Ferdinance y
Kampfound no encontraron diferencias significativas entre dos subtipos
de anorexia cuando se compararon las capacidades de autocontrol.
Estos resultados contradictorios muestran una falta de consenso sobre
la definición de control utilizada en estos estudios.
La falta de claridad oscurece aún más el concepto de lugar de control.
La existencia de un locus de control interno se ha descrito en pacientes
anoréxicos, así como un aumento de la externalidad con el aumento de
la edad, además, se ha encontrado que los pacientes anoréxicos tienen
un locus de control interno, mientras que los pacientes anoréxicos-
bilímicos han tendido a mostrar Mayor externalidad. Por el contrario,
otro estudio no encontró diferencias significativas en estas variables en
pacientes con trastornos de la alimentación. La discrepancia de los
resultados entre estos estudios es evidente, lo que lleva a la
incertidumbre sobre el papel del lugar de control en los trastornos
alimentarios. Respecto a los controles subjetivos o percibidos,
Schneiden O`Leary y Agras, elaboran el concepto de control percibido
o autoeficacia desde un punto de vista terapéutico y afirman que este
concepto como objetivo de intervención facilita el manejo de pacientes
bulímicos. La relevancia de la autoeficacia percibida en los programas
de intervención obliga a seguir estudiando su papel en el desarrollo y la
persistencia de la bulimia. En conclusión, el concepto de control es
según Waller, un componente básico de los trastornos alimentarios que
puede ser clave para revelar su naturaleza. El control personal del
comportamiento involucra múltiples aspectos que son muy importantes
para su evaluación precisa. Las habilidades conductuales y cognitivas
deben tenerse en cuenta, así como las creencias y pensamientos
relacionados con el control, en consonancia con la propuesta
presentada por Steptoe. Los estudios de investigación sobre trastornos
de la alimentación han evaluado de alguna manera estos aspectos; Sin
embargo, no se ha logrado un enfoque integrado.
El presente estudio utiliza un concepto de control más completo y
completo, según lo define Steptoe. Este concepto incluye tres aspectos
relacionados, aunque no idénticos, que conforman un concepto
agregado denominado "control personal", que incluye el control objetivo
sobre eventos ambientales, control subjetivo o percibido y creencias o
necesidades de control. El primer aspecto, definido como autocontrol en
este estudio, se refiere al control de la conducta ejercido por un individuo
en su entorno. El segundo aspecto -subjetivo o autocontrol percibido-
se refiere a la percepción de control de eventos emocionales o
reacciones; En este estudio se fusiona con el concepto de autoeficacia.
Finalmente, el tercer aspecto se refiere a las creencias o la necesidad
de control de la persona, definidas en este estudio como lugar de
control.
Las relaciones entre estos tres tipos de control aún no se han definido.
Podría plantearse la hipótesis de que el peso de cada tipo de control
dependería del tipo de comportamiento en cuestión, en este caso,
trastornos de la alimentación, lo que significa que puede predominar un
tipo determinado. De manera similar, los tres tipos de control pueden
variar simultáneamente y la direccionalidad de la relación aún debe
determinarse.
El objetivo de este estudio fue explorar la expresión del control de la
conducta y las características relacionadas en personas normales, en
aquellos con riesgo de desarrollar un trastorno alimentario y en
pacientes con trastornos alimentarios. Los tres aspectos del control
personal estudiados fueron: control objetivo (autocontrol), control
subjetivo (autocontrol percibido-eficacia) y creencias de control (locus
de control).
Lectura 2
Material y métodos .

Este estudio transversal, realizado en 1997, en Caracas, Venezuela,


incluyó una muestra de conveniencia de 87 mujeres de edades
comprendidas entre los 16 y los 44 años. El estudio simple se divide en
tres grupos:
1. Trastornos de la alimentación: 21 sujetos con un diagnóstico
psiquiátrico previo de anorexia o bulimia, que estaban recibiendo
terapia. Estos sujetos obtuvieron un puntaje mayor a treinta en la
Prueba de actitud alimentaria (EAT) y un diagnóstico confirmado por las
respuestas a la Entrevista internacional de diagnóstico compuesto
(CIDI). Sin embargo, el análisis de las respuestas mostró la presencia
de solo tres (para la anorexia) y cuatro (para la bulimia) criterios
diagnósticos, de acuerdo con el Manual diagnóstico y estadístico para
trastornos mentales IV (DSM-IV). Usando estos criterios, este grupo fue
clasificado por los autores de este estudio como "subclínico", como se
ha hecho en otros estudios. Para seleccionar los grupos en riesgo y
normales, se evaluaron 216 estudiantes universitarias y se
seleccionaron las elegibles:

2. Grupo en riesgo: 33 sujetos con un puntaje EAT superior a 20 y


ninguna respuesta CIDI que indica un trastorno alimentario.

3. Grupo normal: 33 sujetos con una puntuación EAT inferior a diez y


sin respuestas CIDI que indiquen un trastorno alimentario.

Las mediciones se realizaron utilizando los siguientes instrumentos:


Prueba de actitud de alimentación: este es un cuestionario para evaluar
comportamientos y preocupaciones significativamente relacionadas con
la ingesta de alimentos, el peso y el ejercicio. Consta de 40 elementos
de seis puntos tipo Likert, desde "nunca" hasta "siempre". Como núcleo
mayor de 30 indica la presencia de comportamientos y actitudes que
sugieren un trastorno alimentario. En Venezuela, Andrade estimó la
confiabilidad del EAT en una muestra de 104 mujeres universitarias.
Encontró un valor significativo de r = 0.81. Otro estudio de fiabilidad en
378 sujetos obtuvo el mismo valor.

Entrevista diagnóstica internacional compuesta (CIDI): Esta es una


entrevista estandarizada para evaluar los trastornos alimentarios. Fue
diseñado utilizando los criterios de la Clasificación Internacional de
Enfermedades (CIE-10) y el Manual de Diagnóstico y Estadística para
los Trastornos de Mnetal IV (DSM-IV), para tener un instrumento
objetivo para la evaluación y diagnóstico clínicos. La sección sobre
trastornos de la alimentación se utilizó en este estudio, bajo el
asesoramiento de un experto. El formato de entrevista fue adaptado de
las versiones para niños y adultos del CIDI.

Inventario de autocontrol (control objetivo). Este inventario está


destinado a evaluar las habilidades de autocontrol. Fue construido y
validado para este estudio sobre la base de un modelo integrado de
autocontrol, considerando las opiniones de Kanfer y Karoly, Kafner y
Gaeliks-Buys, y Bandura.

Ocho expertos en el área evaluaron la validez del contenido, evaluaron


las construcciones teóricas y determinaron si las dimensiones e
indicadores representaban adecuadamente la fase de proceso en
evaluación. Además, los ítems de cada dimensión fueron revisados para
verificar su coherencia con los indicadores teóricos. Finalmente, se
revisó la redacción de instrucciones y elementos.

De acuerdo con la opinión de expertos, se seleccionaron treinta y siete


de los 67 elementos originales según su representatividad de las
dimensiones. Se seleccionaron dieciséis elementos adicionales por
motivos estadísticos, para completar la versión final del instrumento. Los
elementos se respondieron en una escala Liker de cuatro puntos, con
posibles respuestas desde "nunca" hasta "siempre". Una puntuación
más alta indica una mayor capacidad de autocontrol de
comportamiento. La confiabilidad y la validez se evaluaron utilizando
una muestra de 465 estudiantes universitarios de entre 16 y 23 años
(264 hombres y 201 mujeres). El alfa de Cronbach fue de 0,82, lo que
indica una fuerte consistencia entre los ítems.

El análisis de componentes principales con rotación varimax se realizó


para evaluar la validez del constructo. El criterio de extracción del factor
se estableció para valores propios mayores que uno.

La interpretación de los factores se consideró solo para aquellos ítems


con una carga mayor a 0.32.
Cuatro factores representaron el 54,3% de la varianza total y fueron
consistentes con el modelo teórico propuesto.

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