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DERECHOS FUNDAMENTALES

INFORME DE LOS
DERECHOS
FUNDAMENTALES
FACULTAD CURSO: Defensa Nacional y
derechos Humanos
DE DOCENTE: Villegas Salazar Saul

INGENIERIA ALUMNO: Rodríguez Reyes


Maykol
DE
SISTEMAS
DERECHOS FUNDAMENTALES

Es necesario, empezar viendo que es un derecho fundamental, entonces nos formulamos


la siguiente pregunta

1. ¿Qué son los derechos fundamentales?

La Constitución recoge una serie de derechos llamados “Derechos Fundamentales”, son


todos aquellos atribuibles a todas las personas sin excepción, y que se consideran como
un listado de reglas básicas y preeminentes en el ordenamiento jurídico. Estos son
notoriamente diferentes al resto de derechos porque son inalienables (se adquieren desde
el nacimiento) y no pueden ser objeto de transacción o intercambio en el contrato de
trabajo, aunque pueden sufrir alguna modulación por lo que el trabajador está subordinado
y tiene dependencia del empresario. Algunos de estos derechos se rigen no solamente
desde el inicio de la relación laboral, sino también en los procesos de selección y claro está,
en el despido también.

2. La protección de los derechos fundamentales en la legislación peruana

Desde hace algunas décadas atrás, en América Latina se vienen condensando y afirmando
como derechos fundamentales de los sujetos de derechos, a un conjunto de necesidades
materiales y espirituales, dentro y fuera del Estado de Derecho. Asimismo, podemos
precisar que, los derechos fundamentales son aquellos derechos inherentes al ser humano
que pertenecen a toda persona sin excepción, en razón a su dignidad humana.

Conforme con lo indicado por el profesor Alberto Anguita Susi, el diseño constitucional y
legal para la defensa de los derechos fundamentales se sustenta, en cuanto al
ordenamiento jurídico español respecta, en la garantía jurisdiccional, que protagonizan los
jueces y tribunales ordinarios, mediante el proceso preferente y sumario. Este sistema
implica, por tanto, que los garantes naturales de los derechos son los tribunales, mientras
que el Tribunal Constitucional lo es de manera subsidiaria y excepcional.

En el Perú, se ha dado inicio a una etapa normativa de control constitucional al poder y de


protección nacional e internacional de los derechos fundamentales, que se caracteriza
porque la oposición y las minorías pretenden controlar al poder, mediante la judicialización
de la política, pero que en la práctica parece producirse más bien lo contrario, una
politización de la justicia; debido a la falta de independencia del poder político de turno y de
sus mayorías parlamentarias transitorias.

3. El Estado constitucional como garantía de los derechos

El Estado constitucional de derecho supone, entre otras cosas, abandonar la tesis según la
cual la Constitución no era más que una mera norma política; vale decir, una norma carente
de contenido jurídico vinculante y compuesta únicamente por una serie de disposiciones
orientadoras de la labor de los poderes públicos, para consolidar la doctrina conforme a la
cual la Constitución es también una norma jurídica; es decir, una norma con contenido
dispositivo capaz de vincular a todo poder (público o privado) y a la sociedad en su conjunto.

La teoría del Estado constitucional (constitucionalismo), aunada con la teoría de los


derechos fundamentales y al derecho procesal constitucional forman una tríada sobre la
que nuestro Tribunal Constitucional ha venido desarrollando principios y conceptos.

3.1 ¿Por qué se protegen los derechos fundamentales?

Porque manifiestan esa dimensión jurídica propia de la persona humana, dimensión a la


que se sujeta el Estado como garante de esa dignidad, mediante la garantía de los derechos
fundamentales.

Conforme a lo desarrollado por el profesor Castillo Córdova, la dignidad humana es el valor


superior de la Constitución, desde donde se orienta a la entera actividad estatal ya que la
persona siempre será la finalidad del comportamiento estatal y nunca un medio, es el
Estado para la persona y no la persona para el Estado.

Siguiendo al profesor Luigi Ferrajoli, los principios en los que se fundamentan los derechos
constitucionales son:

a. La igualdad. - Implica el deber de dar a todos los individuos los derechos, la


necesidad de reconocer igual valor de los individuos por encima de las diferencias;
en consecuencia, se reconocen iguales derechos. La igualdad significa convivencia
de las diferencias y sin el reconocimiento de derechos no existe la posibilidad de
generar un dialogo pluricultural.
b. La democracia constitucional. - Es un criterio axiológico que permite establecer
cuáles son los derechos que un determinado ordenamiento considera fundamental.
Dependiendo del tipo de derechos reconocidos, se puede determinar el tipo de
democracia adoptada. La democracia sustantiva explica como los derechos
condicionan límites y vínculos sociales a la democracia política.

c. La paz. - Los derechos se relacionan con la consecución de la paz. Se trata de


un concepto relacionado con la autodeterminación de los pueblos y que ha sido
definido como derecho a nivel internacional, aunque en la actualidad no es
reconocido de igual manera por todos los pueblos, lo cual dificulta su eficacia.

d. La tutela del más débil. - La protección de aquellas personas situadas en


posiciones más débiles fundamentan el reconocimiento de derechos. Dicho
reconocimiento se convierte en una técnica idónea para asegurar indisponibilidad e
inviolabilidad de expectativas vitales. Se les coloca por encima de las fuerzas del
mercado y la política.

4. Los procesos constitucionales como garantía de los derechos fundamentales

4.1. Derecho procesal constitucional

La relación entre Derecho Procesal Civil y el Derecho Constitucional puede implicar una
serie de matices y precisiones. A efectos prácticos, nos interesa aquí resaltar que
determinadas instituciones procesales, aplicables en los procesos civiles, se han “colado”
en el derecho constitucional dando origen a una especie denominada derecho procesal
constitucional y que han ido adquiriendo una particular singularidad en el desarrollo de los
procesos constitucionales. En efecto, hoy ya nadie pone en duda que las normas
reguladoras de los procesos constitucionales deben ser estudiadas con independencia de
las normas constitucionales sustantivas.

El Tribunal Constitucional como máximo intérprete de la Constitución y órgano supremo de


control de la constitucionalidad, es titular de una autonomía procesal para desarrollar y
complementar la regulación procesal constitucional a través de la jurisprudencia en el
marco de los principios generales del derecho constitucional material y de los fines de los
procesos constitucionales.

Finalmente, en cuanto al tercer principio. Resulta evidente que la irradiación constitucional


conlleva necesariamente que todas las materias del derecho sean interpretadas de acuerdo
a la Constitución. Este principio de primacía constitucional implica que la Constitución
prevalece sobre cualquier otra norma, por ser la lex superior, y así lo establece el artículo
51 de la Carta Magna. Asimismo, implica que la Constitución irradia su fuerza
normativa sobre todo el sistema y evidentemente sobre los órganos estatales.

4.2. Los procesos constitucionales y el Código Procesal Constitucional

Los procesos constitucionales en nuestro ordenamiento son los establecidos en el artículo


200 de la Constitución y se refiere a aquella tutela de urgencia, que busca proteger
eficazmente los derechos fundamentales. Todos estos procesos poseen una doble
dimensión, la subjetiva y la objetiva, la cual está relacionada con el orden constitucional,
como principio de un Estado democrático, en el marco de un régimen de equilibrio de
poderes pesos y contrapesos.

El articulo II del Código Procesal Constitucional señala que, son fines del proceso
constitucional, garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los
derechos constitucionales; siendo que, la finalidad se refleja en la estructura de los mismos
procesos, los orgánicos o de legalidad y los de libertad, los primeros, destinados
a garantizar la supremacía constitucional y los segundos la efectividad de los derechos
fundamentales.

5. Principios procesales aplicables a los procesos constitucionales

En este caso, debemos tener presente que el principio procesal aplicable a los procesos
constitucionales conforme se ha desarrollado en la doctrina, legislación y en la
jurisprudencia son los siguientes: inmediación, dirección judicial, impulso de oficio,
economía y gratuidad procesal, socialización del proceso, principio pro actione y iura novit
curia.
Asi también, se debe tener presente el principio de procuración oficiosa; el principio–
derecho debido proceso, el derecho–principio de la tutela procesal efectiva.

5.1. Los principios procesales del Código Procesal Constitucional

El artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional establece los principios
procesales que regulan los procesos constitucionales. La norma señala expresamente:

Los procesos constitucionales se desarrollan con arreglo a los principios de dirección


judicial del proceso, gratuidad en la actuación del demandante, economía, inmediación y
socialización procesales. El juez y el Tribunal Constitucional tienen el deber de impulsar de
oficio los procesos, salvo en los casos expresamente señalados en el presente Código. Así
mismo el juez y el Tribunal Constitucional deben adecuar la exigencia de las formalidades
previstas en éste Código al logro de los fines de los procesos constitucionales. Cuando en
un proceso constitucional se presenta una duda razonable respecto si el proceso debe
declararse concluido, el juez y el Tribunal Constitucional declararan su continuación. La
gratuidad prevista en este artículo no obsta el cumplimiento de la resolución judicial firme
que disponga la condena en costas y costos conforme a lo previsto por el presente código.

Los principios procesales recogidos en el artículo III del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional constituyen el pórtico hermenéutico que ordena y sistematiza a
toda la legislación procesal que allí se recoge. Su utilización, si bien también predicable en
los procesos ordinarios, en los procesos constitucionales es fundamental e ineludible. La
importante entidad de los procesos constitucionales, en tanto instrumentos protectores de
la supremacía normativa de la Constitución y de la vigencia efectiva de los derechos
fundamentales, dota a los principios procesales de una gran fuerza normativa que, en este
punto, establece una marcada diferencia con los procesos ordinarios donde la
trascendencia de su aplicación es de menor grado.

El principio de dirección judicial ha sido desarrollado por el Tribunal Constitucional y se


señala en relación a este principio que la Constitución delega en la figura del juez
constitucional el poder-deber de controlar razonablemente la actividad de las partes
promoviendo la consecución de los fines del proceso de manera eficaz y pronta
(…) corresponde al juez constitucional detectar y desvirtuar aquella conducta procesal que,
intencionalmente o no, pretende convertir al proceso en un ritualismo de formas, antes que
en un eficiente cauce para la protección de los derechos fundamentales y el respecto de la
supremacía normativa de la Constitución.

El principio de impulso oficioso en palabras del supremo interprete de la constitución


vendría a ser, aquella obligación impuesta al juez constitucional de continuar el proceso a
través de la ejecución de todos los actos que lo conduzcan a prestar tutela jurisdiccional a
los justiciables.

El principio de socialización del proceso tiene como finalidad que las posibles
desigualdades de las partes procesales, no obstaculicen en llegar a una solución justa para
ambas partes en conflicto; vale decir, el principio de socialización procesal es una de las
manifestaciones del tránsito del Estado liberal hacia el Estado social, de manera tal que la
falacia formalista en virtud de la cual el principio de igualdad solo adquiere plena vigencia
con una conducta absolutamente pasiva y contemplativa del Estado.

El principio de economía y celeridad procesal se dirige a economizar el proceso en el


sentido más amplio del término; es decir, no solo hace referencia a un tema económico de
costos o gastos, sino a que se trate de un proceso expeditivo, rápido, en donde se
desarrollen los actos procesales necesarios y suficientes para lograr la solución adecuada;
vale decir, lo que se busca con la aplicación de dicho principio es que el proceso no se
desvirtué por una serie de trámites dilatorios innecesarios para los fines constitucionales.

“La urgencia y la tutela procesal efectiva, propia de los procesos constitucionales, implica
el proceso de economía y celeridad procesal en la medida que se debe adecuar las vías
procesales y todos los actos del proceso a los fines del mismo”.

El principio de gratuidad, a decir de Ballesteros, significa que el desarrollo procesal del


proceso constitucional no resulta oneroso para lograr los fines del proceso. Vale precisar
que este principio se sustenta en el artículo 139 de la Constitución, cuando prescribe que
la administración de justicia es gratuita para las personas de escasos recursos y para todos
los casos que la ley determine.
En cuanto al principio pro actione es al que hace referencia al artículo III del Código
Procesal Constitucional, cuando señala que de existir duda respecto de si el proceso
constitucional debe declararse concluido o no, el juez, Sala o el mismo Tribunal
Constitucional, deben decantarse por la continuación del proceso.

Se precisa que, la importancia del principio pro actione radica también en su estrecha
relación con el principio pro homine y pro libertatis, que establecen que ante diferentes
interpretaciones de un dispositivo legal, se debe optar por aquella que conduzca a una
mejor protección de los derechos fundamentales, descartando así las que restrinjan o
limiten su ejercicio. Vale decir, el principio pro homine impone que, en lugar de asumirse la
interpretación restrictiva e impedir el derecho a la efectiva tutela jurisdiccional, se opte por
aquella que posibilite a los recurrentes el ejercicio de dicho derecho.

Finalmente, se señala que, una derivación importante del principio pro actione es el
principio iura novit curia, establecido también en el artículo III del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional. Es obligación del juez aplicar correctamente el derecho
que está relacionado con el valor justicia, dado que lo que debe prevalecer es la defensa
de los derechos fundamentales y la supremacía de la constitución.

El principio de elasticidad implica que el juez y el Tribunal Constitucional deben adecuar la


exigencia de las formalidades previstas en el Código Procesal Constitucional, al logro de
los fines de los procesos constitucionales. Lo que implica que los jueces subsanen los
errores de las partes procesales, incluso aplicando el derecho correspondiente (iura novit
curia) aun cuando este no sea precisamente invocado por las partes.

5.2. La autonomía procesal del Tribunal Constitucional

Este principio es de particular importancia porque le permite, según lo establecido en el


artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Civil, crear normas (principios)
procesales que regulan el proceso constitucional.

Por otro lado, el articulo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional
establece la obligación de adecuar las formalidades previstas en dicha norma al logro de
los procesos constitucionales, dicha prescripción se realiza justamente en el ejercicio de la
autonomía procesal, pesto que el medio por el que el Tribunal adecua los procesos es
dictando determinadas reglas procesales, para lograr los fines de los procesos indicados.

6. Organismos

La persona que no encuentra tutela judicial a sus derechos humanos violados con la
sentencia de última instancia de la corte de su país; goza del derecho de apelar ante el
Sistema Americano. El sistema tiene dos organismos la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Así, la persona
afectada puede ir ante la Comisión para que examine y medie en el caso; pero, si
encontrase responsabilidad en el Estado infractor que se niega a asumir, podría apelar ante
la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para que asuma competencia y resuelva
jurisdiccionalmente la demanda que hace suya o un Estado directamente.

7. Conclusiones:

 Los procesos constitucionales en nuestro ordenamiento están establecidos en el


artículo 200 de la Constitución y se refiere a aquella tutela de urgencia que busca
proteger eficazmente los derechos fundamentales. Todos estos
procesos poseen una doble dimensión, la subjetiva y la objetiva; que está
relacionada con el orden constitucional, como principio de un Estado
democrático, en el marco de un régimen de equilibrio de poderes pesos y
contrapesos
 La legitimidad del Estado democrático y constitucional en el Estado peruano y
en América Latina no radica únicamente en el origen de unas elecciones limpias
y transparentes que sienten las bases de un Estado de Derecho, sino
principalmente en la protección y el mayor fomento y difusión de los derechos
fundamentales, en tanto la defensa de la persona humana y el respeto de su
dignidad, deben ser siempre los fundamentos del orden social y jurídico de los
estados con democracias débiles, por cuanto con ello se asegura la paz y
garantizan el desarrollo de dichos Estados.
 La protección de los derechos fundamentales, se articula mediante el Sistema
Interamericano de Derechos Humanos a nivel regional y los sistemas judiciales
nacionales latinoamericanos, que opera subsidiariamente frente a Estos; sin
embargo, se advierte que, en tanto los sistemas judiciales de protección de los
derechos humanos, llámense tribunales constitucionales o cortes supremas, no
funcionen independientemente del poder político, se continuará desvirtuando el
fundamento de la existencia del Estado de Derecho. Situación ésta que
caracteriza a los procesos de reforma judicial que se vienen aplicando en
América Latina.
 Los procesos constitucionales se desarrollan con arreglo a los principios
de dirección judicial del proceso, gratuidad en la actuación del demandante,
economía, inmediación y socialización procesales. El juez y el Tribunal
Constitucional tienen el deber de impulsar de oficio los procesos, salvo en los
casos expresamente señalados en el presente Código. Así mismo el juez y el
Tribunal Constitucional deben adecuar la exigencia de las formalidades previstas
en este Código al logro de los fines de los procesos constitucionales.

Bibliografía
DÍAZ, D. S. (2010). Ensayo sobre los derecho fundamentales. Obtenido de
https://www.monografias.com/docs/Ensayo-sobre-derechos-fundamentales-
P3NZ29CMY
FUNDAMENTALES, A. D. (2018). Derechos fundamentales. Obtenido de
https://publications.europa.eu/es/publication-detail/-/publication/7ea1f0eb-6937-
11e8-ab9c-01aa75ed71a1/language-es
Vásquez León, Jorge. El Tribunal Constitucional y la configuración de su Derecho
Procesal. En: Justicia Constitucional. Revista de Jurisprudencia y Doctrina. Lima 2006.

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