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“Mis preciosos recuerdos”

[Salmo 75:1] “Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias e invocamos tu nombre;
¡todos hablan de tus obras portentosas!”
El ser agradecidos con Dios, el darle gracias cada día a nuestro Padre Celestial, a nuestro Salvador, nos permite
entender que si lo hacemos de corazón y no en forma interesada es porque seguimos avanzando en nuestra
relación con nuestro Padre Celestial.

Sabemos que debemos mantener nuestra actitud de alabanza y adoración hacia Dios, pues es parte del gran
marco de referencia de los propósitos de nuestra vida, propósitos dados por Dios en Su Palabra, para nosotros
sus hijos.

Al unirnos al salmista debemos hablar de las obras portentosas de Dios, y debería ser mucho más fácil que
cada uno de nosotros hable de las obras que nuestro Padre está haciendo y de lo que ha hecho en nuestra vida.

[Salmo 75:9] “Yo hablaré de esto siempre; cantaré salmos al Dios de Jacob.”

Sabemos también que la gran comisión es una asignación dada por el Señor Jesús, y que cuando le
compartimos a otras personas se nos facilita la comunicación cuando les damos testimonio de lo que Dios ha
hecho en nuestra vida, pues además de tener la autoridad podemos responder a preguntas sobre detalles que
solo nosotros podemos conocer.

Los preciosos recuerdos de lo que Dios ha hecho en nuestra vida debe alentarnos para saber que en ÉL
tenemos nuestro aliento permanente, nuestra fuente inagotable, nuestro Maestro, nuestro instructor, nuestro
consejero, nuestro Pan de vida, y que el resto de nuestros días comenzando con hoy ÉL hace y hará obras
portentosas en nosotros.

En el salmo 103 el salmista ha descrito varios de los puntos a tomar en cuenta para que seamos agradecidos y
alabemos a Dios, y quiero que revisemos algunos de ellos.

1.- No debemos olvidar ninguno de los beneficios que Dios nos ha provisto

[Salmo 103:1-2]
1
Alaba, alma mía, al SEÑOR; alabe todo mi ser su santo nombre.
2
Alaba, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios.

El salmista nos recuerda que debemos alabar al SEÑOR, debemos alabar a Dios con todo nuestro ser, debemos
alabar su Santo Nombre, y nos indica que no debemos olvidar ninguno de los beneficios y de allí podemos
concluir que una fuente para alabarlo, para agradecerle, es recordar cada uno de los beneficios.

Sabemos que el alma está compuesta de mente, emociones y voluntad, por lo que en nuestra alabanza debe
participar nuestra mente, para traer a memoria, para traer preciosos recuerdos, y que son los motivos para
alabar al SEÑOR. Nuestras emociones para tener nuestra actitud de agradecimiento a nuestro Creador, a
nuestro Salvador, y nuestra voluntad para tener la decisión de alabarlo, de agradecerle, de sometimiento a Su
Voluntad.

2.- Beneficio 1: El perdón de todos nuestros pecados

[Salmo 103:3A]
Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias;

El primer beneficio mencionado por el salmista es que como hijos de Dios hemos recibido el perdón de todos
nuestros pecados y hoy sabemos que este perdón es gracias a la obra del Señor Jesucristo en la cruz.

Para algunos de nosotros un precioso recuerdo puede ser la primera vez que entendimos la necesidad de tomar
la decisión de perdonar a alguien que nos había causado mucho daño, en cualquier área de nuestra vida y al
perdonar: gozar y disfrutar de la libertad recibida del Señor Jesucristo.
Si todavía nos queda alguien por perdonar, o alguien por pedirle perdón, o nunca lo hemos hecho los invito a
que ahora mismo tomemos la decisión delante de Dios, de perdonar o de ir a pedirle perdón, para que este
instante sea uno de los preciosos recuerdos.
Ilustración de JAP: Recién me desvincularon laboralmente de la tercera empresa en la cual preste mis servicios
profesionales, conocí del Señor y un año y medio después me encontré con una de las personas que yo
consideraba responsable de la desvinculación laboral y Dios me recordó que debía perdonarlo, y así lo hice
después de discutir con el Señor, y no solo perdoné a esta persona sino a todas aquellas que consideré en ese
tiempo como las causantes de mi cese laboral. Y mi descanso fue grande.

3.- Beneficio 2: La sanidad de todas nuestras dolencias

[Salmo 103:3B]
Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias;
En la parte final del versículo encontramos otro beneficio recibido de Dios: la sanidad de TODAS nuestras
dolencias. Y el “todas” nos indica que no queda ninguna por fuera, e incluye las dolencias físicas, las dolencias
emocionales, las dolencias financieras, las dolencias espirituales, …

Y como “doraditos” podemos tener preciosos recuerdos de cuando Dios nos sanó de una gran dolencia, o sanó
a alguna persona muy cercana a nosotros. Sabemos que somos hechura de Dios y por lo tanto ÉL conoce todo
lo nuestro, y es por eso que ÉL nos sana de todas nuestras dolencias.

La certeza de que Dios es el Médico de médicos, que es nuestro sanador, nos lleva a que confiemos con todo
nuestro corazón en ÉL, y que al hacer lo que nos corresponde: además de orar ir al médico, o asistir a
consejería, nuestro Padre Celestial se encarga de sanarnos.

Ilustración JAP: Reducción drástica del colesterol malo

4.- Beneficio 3: Dios nos ha rescatado del sepulcro

[Salmo 103:4A]
Él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión;

Para algunos de nosotros un precioso recuerdo puede ser la primera vez que nos aprobaron la visa para ir a un
país en el extranjero, y pudimos realizar ese viaje para conocer nuevas culturas.

Nosotros debemos tener un precioso recuerdo del día en que pronunciamos en voz alta y creyéndolo en
nuestro corazón la oración de fe. Ese día volvimos a nacer, e iniciamos una nueva vida, y recibimos una nueva
ciudadanía. Recibimos la visa para pasar la eternidad junto a Dios.

Dios nos ha rescatado de la muerte espiritual y a cambio nos ha dado vida eterna junto a ÉL, tanto en el cielo
como en la tierra.
Este precioso recuerdo es el que nos debe motivar para vivir en continuo agradecimiento con Dios, recibiendo
Su amor, Su alegría, SU paz, y el resto de bendiciones y promesas que tiene para cada uno de nosotros, y el
llevar a cabo LA GRAN COMISION.

También son preciosos recuerdos los momentos en que hemos sido instrumentos de Dios para que algunos de:
nuestros familiares, de nuestros amigos, de nuestros conocidos y aun de desconocidos, hayan recibido al Señor
Jesucristo como su Señor y Salvador.

5.- Beneficio 4: Dios nos cubre con su amor y su compasión

[Salmo 103:4B]
Él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión;

Sabemos que Dios nos acompaña a donde quiera que vayamos y nos alienta y nos prepara para que cumplamos
Sus propósitos. ÉL nos cubre con su amor y con su compasión, y hoy podemos recordar esos preciosos
momentos en que, aún sin reconocer en ese momento que Dios estaba presente, obtuvimos triunfos, logros, en
cualquier área de nuestra vida y en muchas áreas.
Ilustración JAP: vinimos a Cali por dos años y ya llevamos 37, con muchísimas bendiciones recibidas, ÉL nos ha
cubierto con su amor y con su compasión.

6.- Beneficio 5: Dios colma de bienes nuestra vida


[Salmo 103:5A]
Él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.

Dios es nuestro proveedor y en la medida que le hemos entregado áreas de nuestra vida ÉL se encarga de
colmarla, de llenarla, con sus bendiciones. Y un precioso recuerdo que nos acompaña es cuando hacemos
memoria de cada momento en que habiendo renunciado a hacerlo a nuestra manera, nos sometemos a Dios y
le decimos aceptamos que sea Tu Voluntad, y podemos ver el camino que ÉL nos muestra.
Y ÉL nos colma en todas las áreas: espiritual, material, emocional, laboral, ministerial.

7.- Beneficio 6: Dios nos rejuvenece como a las águilas

[Salmo 103:5B]
Él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.

Y para que no se nos olvide y sé que todos podemos hoy unidos dar testimonio de este sexto beneficio: Dios es
quien nos mantiene jóvenes.

ÉL es quien nos mantiene jóvenes, aún con los más de 50, 60, 70, 80, … años. Y es por esto que debemos y
podemos aceptar el reto de ser Sus embajadores, de ejercer como Sus hijos, como Sus discípulos delante de
todas las personas que nos rodean.

Sabemos que aunque la parte externa se vaya deteriorando, la parte interna que alimenta y nutre Dios con Su
Palabra se rejuvenece, y este rejuvenecimiento interno retrasa el envejecimiento material, pues Dios ha dotado
al cuerpo con las defensas apropiadas y que se activan cuando disfrutamos de Sus bendiciones, de SU AMOR,
de SU ALEGRIA, de SU PAZ, de SU PACIENCIA, de SU AMABILIDAD, de SU BONDAD, de SU FIDELIDAD, del
DOMINIO PROPIO, y podemos ser canales de Dios para que este fruto llegue a los demás.

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