Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
información e inferir
Introducción
¡Hola! ¿Cómo están? En esta clase vamos a seguir profundizando sobre las inferencias. Para
comenzar, les pedimos que observen las siguientes imágenes:
Demás está decir que todos ustedes habrán visto un cuadrado a la izquierda y un triángulo a la
derecha. Y sin embargo, muchos de ustedes probablemente ni siquiera hayan notado que
verdaderamente no hay ningún cuadrado ni ningún triángulo: infirieron automáticamente la
presencia de estas formas. De la misma manera, cuando comprendemos un texto, durante la
lectura se activan de manera automática determinadas inferencias, llamadas “conectivas” porque
conectan elementos, generalmente cercanos, en un texto.
En esta clase, entonces, abordaremos las inferencias conectivas, que ocurren automáticamente
durante la lectura y pasan a formar parte de la representación del mensaje junto con la información
explícita. Estas inferencias son necesarias para establecer coherencia local, es decir, para vincular
semánticamente elementos próximos del texto. Trabajaremos, dentro de las inferencias
conectivas, las llamadas inferencias referenciales, temporales, causales y puente.
1
Para continuar, les pedimos que lean el siguiente texto:
“(…) Cenicienta quedaba sola y vino un hada para conceder deseos y bueno Cenicienta dijo quiero ir
baile. Entonces la vestido y después las zapatos todo concedió. La carroza era con un zapallo y
entonces, dijo no vuelvas a las doce porque se va a convertir zapallo y todo el vestido todo. Partió
Cenicienta muy linda; el príncipe admirada muy muy muy admirada bailó toda la noche. Entonces
dieron doce campanadas y el príncipe dijo ¿ya te vas a ir? Sí porque doce campanadas. Después la
Cenicienta quedó en cocina (…)”.
Este texto fue producido por un paciente, al que llamaremos LT, que concurría al Hospital “Eva
Perón” (partido de San Martín, Buenos Aires). ¿Qué cosas les llaman la atención?
Si sintetizáramos los problemas que presenta el texto, deberíamos necesariamente mencionar tres
aspectos: simplicidad de las oraciones, problemas de concordancia y ausencia de determinadas
palabras tales como artículos, preposiciones, contracciones o pronombres. Estas palabras,
denominadas “palabras funcionales” (por oposición a verbos, sustantivos y adjetivos, denominados
“palabras de contenido”), son indispensables en todo texto.
Para abordar este tipo de inferencias, les pedimos que observen las siguientes imágenes
Como habrán notado, el pronombre “aquí” cobra distinto significado en cada una de las imágenes,
ya que se conecta en cada caso con otro referente. Esto es: “aquí” puede significar “en el horno”,
“en mi corazón” o “en un punto geográfico determinado”. De un modo similar, muchas veces,
cuando aparecen este tipo de palabras en un texto, el lector debe conectarlas con la palabra o frase
2
del texto a la que refieren o, dicho de otro modo, debe establecer un vínculo de correferencia entre
dos elementos del texto. Cada vez que haga esto, el lector estará generando una inferencia
referencial. Por ejemplo, en la frase “Como le dieron vacaciones a Florencia, ella va a ir a visitar a su
hermana que vive en Uruguay”, el lector conecta “le”, “ella” y “su” con “Florencia”, y “que” con
“hermana”
Actividad optativa No 1
Les proponemos ahora que vean el siguiente video del grupo cómico Les Luthiers,
en el que representan la canción “El rey enamorado”:
Los invitamos a reflexionar sobre este video a partir de las siguientes preguntas:
Para continuar, veamos ahora la siguiente frase de Maradona. ¿Qué inferencias podemos hacer?
“Cristiano Ronaldo te hace un gol y te vende un shampoo. Nosotros, con Lío, hacemos un gol y
gritamos para el equipo.”
3
Más allá de lo que podamos inferir acerca de las diferencias entre Cristiano Ronaldo y Maradona y Messi
(inferencias que veremos la próxima clase), hay otras inferencias, mucho más automatizadas, que haría todo
lector, por las cuales establecemos qué sucede antes y qué sucede después. De este modo, inferimos que
primero Ronaldo hace un gol y que inmediatamente después vende shampoo; y que primero
Maradona y Messi hacen un gol e inmediatamente después gritan para el equipo. Este tipo de
inferencias, también conectivas (porque conectan distintos hechos temporalmente) se
denominan inferencias “temporales”. Como podemos ver en este ejemplo, el lector supone que el
orden del relato reproduce el orden de la historia, es decir, que los hechos ocurren tal como se
cuentan sin eventos intermedios. A este principio se lo ha denominado “principio de iconicidad”.
Sin embargo, muchas veces aparecen algunas claves de lectura que funcionan como señales que
indican la ruptura del principio de iconicidad, como en esta otra frase de Maradona:
“Me di cuenta mucho después que los dolores de panza de mi vieja eran porque ella no comía para
darnos de comer a nosotros.”
Aquí, las acciones se enumeran en un orden distinto al que suceden en realidad, ya que,
cronológicamente, primero la madre de Maradona no comía, luego sufría dolores de panza, y
muchos años después Maradona se entera de estos sacrificios. Frases como éstas conllevan una
mayor demanda cognitiva y una mayor posibilidad de error por parte del lector; sin embargo, la
ruptura del principio de iconicidad es muy habitual en los textos.
Actividad optativa No 2
“De un golpe salí de Fiorito y fui a parar a la cima del universo y allí me las tuve que
arreglar yo solo.”
4
Para continuar, volvamos a las célebres frases de Maradona:
“La rinoscopía, el pelo corto… Un día los muchachos de la Selección se van a rascar un huevo y
Passarella se los va a mandar a cortar.”
En este ejemplo, puede inferirse no solo una relación temporal (primero “los muchachos de la
Selección se van a rascar un huevo” y después “Passarella se los va a mandar a cortar”) sino una
relación causal: porque “los muchachos de la Selección se van a rascar un huevo”, “Passarella se los
va a mandar a cortar”. Este tipo de inferencias conectivas, denominadas inferencias “causales”,
permiten establecer una cadena causal entre el acontecimiento y el pasaje previo o el siguiente.
Estas inferencias son esenciales en la comprensión de todo texto, ya que los lectores normalmente
intentan conocer las causas de las informaciones presentes en el texto: comprender un texto es,
fundamentalmente, poder explicar por qué sucede cada acontecimiento.
El último tipo de inferencias conectivas que veremos en esta clase será el de las denominadas
inferencias “puente”. Pensemos simplemente: ¿para qué sirve un puente? Por ejemplo, si dos
ciudades, pueblos, barrios, etc., están separadas por un río, el hombre puede construir un puente
para conectarlas.
5
Esto mismo sucede con dos elementos cercanos de un texto: el lector añade la información
necesaria para conectarlos (el puente), que se encontraba implícita en el texto. Volvamos por un
momento a las figuras con las que comenzamos esta clase: automáticamente, todos nosotros
unimos las líneas rectas ya existentes con líneas de algún modo implícitas, tendiendo un puente
entre la información que ya estaba dada, para formar un cuadrado o un triángulo.
https://www.youtube.com/watch?v=rhk-WI3JxfI
¿Qué inferencia puente establecieron? Dicho de otro modo: ¿qué suponen que sucedió después de
que Frank se electrocutara y antes de que aparezca en escena la tumba de Grimes? O más aún:
¿qué evento es necesario inferir para conectar y dar coherencia a estos dos acontecimientos, de
manera de comprender el final del episodio?
Análogamente, durante la lectura de un texto, las inferencias puente, al igual que las
referenciales, temporales y causales, le permiten al lector establecer coherencia local entre dos
informaciones explícitas que da un texto, ya no a través de vínculos referenciales, temporales o
de causa-consecuencia, sino mediante la generación de información que se encuentra implícita
en el texto.
6
Actividad
Actividad obligatoria de la clase 6
Aclaración inicial
Esta actividad NO requiere aplicación en el aula. Tienen que resolverla ustedes solos y enviar
la resolución al tutor por el buzón. Es indispensable entregar esta actividad para aprobar el
curso.
Actividad
El teléfono sonó una vez, dos veces, tres veces. Descolgué el tubo y me quedé mirándolo.
Hola, hola, conteste, decía una voz del otro lado. Después un clic. Yo miraba el teléfono negro.
No iba a colgar el tubo. De pronto, estaba cansado del teléfono, harto del teléfono, podrido del
teléfono. No sé por qué. Me levanté decidido y busqué un martillo. Cuando lo hice
desaparecer, me sentí más tranquilo, casi contento. Luego me senté en el sillón de hamaca.
Estuve hamacándome un rato largo, hasta que en un momento me di cuenta de que me
estaba hamacando en mi sillón favorito. ¿Por qué me estaba hamacando? Busqué el serrucho
y en media hora reduje mi sillón favorito a unas maderitas que eché al fuego. El fuego
chisporroteó, se puso contento. El fuego tenía un hambre loca y yo, a medida que quemaba mi
sillón, me sentía más, más, cada vez más liviano. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Qué se puede
hacer en un domingo de lluvia? Entonces salí a la calle. Iba dando patadas a todos los autos
estacionados a lo largo de la vereda. Pensaba en el magnífico espectáculo que ofrecería una
hoguera en la que ardieran los cientos de miles de automóviles de Buenos Aires. Estaba solo y
los objetos eran todopoderosos. Inmóviles, mudos, pero todopoderosos. No sé por qué, pero
empecé a sacarme de a poco la ropa, aunque hacía frío. Todo, mientras iba caminando. Al
principio no me miraron mucho, después bastante; la gente se había amontonado a mi
alrededor, unos se reían, otros estaban serios, una mujer estalló en carcajadas histéricas,
señalándome la ingle y sus alrededores; otra dijo algo así como “asqueroso exhibicionista”, al
fin un policía me cubrió con su impermeable y me llevó a la seccional.
Ahora estoy en Vieytes. Cada vez que puedo me desnudo, pero no me dejan, me visten a la
fuerza. Les digo que estoy bien, que me siento bien; puedo mantener conversaciones
razonables sobre política, cine, fútbol. Lo que no entienden es que no quiero saber nada con
las cosas, que insista en comer con las manos, en dormir en el piso y si es posible al aire libre
y sin la menor prenda encima, en romper todos los objetos que dejan a mi alcance. Trato de
7
explicarles que las cosas que sirven no sirven, pero entonces ellos menean la cabeza y me
palmean y me dicen “tranquilícese, amigo”.
Adaptación de “De donde Juan Eduardo Martini (estudiante, 25 años, soltero, ‘absolutamente
normal’ según declaraciones de sus vecinos), descubre la muda confabulación violenta de los
objetos contra él y decide liberarse”, de Eduardo Gudiño Kieffer.
g) ¿Quiénes son las personas que no entienden al narrador y le dicen “tranquilícese amigo”?
Ahora es fácil. Ahora, al cobijo de una de las decenas de bibliotecas que pueblan este
departamento en el último piso de un edificio antiguo de Buenos Aires, con planes inmediatos
que incluyen viajes de trabajo a Estados Unidos y la publicación de libros en Perú, Ecuador y
Colombia, es fácil decir que todo salió bien. Que esto era lo que había que hacer desde el
principio: la ruta acerca de la que nunca debió existir la menor duda. Pero hace dos décadas,
cuando tenía 20 años, el hombre que ahora está inclinado sobre un libro para estamparle una
dedicatoria a la pediatra de Emma, su hija más pequeña, decidió quemar las naves, apostar a
vivir de lo único que sabía hacer —historietas—, y tuvo que preguntarse si estaba decidido, en
caso de que todo saliera muy mal, a ser pobre por el resto de su vida. Y se respondió que sí.
Pero, apenas cinco años después, estaba a bordo de un buque que recorría la Antártida,
enviando, desde allí, dibujos al periódico argentino La Nación, donde desde 2002 publicaba
una historieta llamada Macanudo, que revolucionó la forma y el fondo de la tira diaria, que le
permitió no solo no ser pobre sino viajar desde Canadá hasta la República Checa, montar
editorial propia —La Editorial Común—, y tener una vida exactamente igual a la que quería
tener. Por eso: ahora es fácil y puede decirse que este era, sin dudas, el camino que había que
tomar. Pero 20 años atrás, Ricardo Liniers Siri era una persona sin empleo, un tímido irredento,
un desconcertado que quería dibujar pero no tenía la menor idea de cómo se hacía para vivir
de eso.
8
(Publicada en la revista Soho: http://www.soho.co/historias/articulo/liniers-por-leila-
guerriero/36763)
b) La última palabra del texto, “eso”, está subrayada. Si tuvieras que reemplazarla por otra,
¿cuál de estas tres pondrías?
• Liniers
• dibujar
• viajar
3. Volvé a mirar los ejercicios. ¿Qué tipo de inferencias tuviste que hacer para responder los
puntos…
4. Creá un ejercicio para trabajar inferencias. Si optás por trabajar un tipo de inferencias en
particular, detallá cuál. Te recomendamos que primero elijas un recurso (puede ser un texto,
una imagen o un video) y que luego redactes la consigna. Agregá las respuestas correctas del
ejercicio, para que el tutor pueda evaluarlo íntegramente. Recordá que no es necesario que lo
apliques en el aula.
9
Material de lectura
▪ Ripoll Salceda. J.; Aguado Alonso, G.; Díaz Fernández, M. (2007). Mejora de la comprensión
lectora mediante el entrenamiento en la construcción de inferencias. Puls 30, 233-245
Bibliografía de referencia
▪ Abusamra, V.; Cartoceti, R.; Ferreres, A.; Raiter, A.; De Beni, R. y Cornoldi, C. (2014). TLC-II.
Evaluación de la comprensión de textos. Para 1er, 2° y 3° curso de la escuela
secundaria. Buenos Aires: Paidós.
▪ Ballarini, F. (2016). Educando al cerebro. Buenos Aires: Fundación Williams.
▪ García Madruga, J., Elosúa, M. R., Gutiérrez, F., Luque, J. L. y Gárate, M. (1999). Comprensión
lectora y memoria operativa. Barcelona: Paidós.
Créditos
Autor/es: Valeria Abusamra, Romina Cartoceti, Micaela Difalcis, Gisela Martinez, Agustina Miranda, Bárbara
Sampedro y Analía Zilber