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La imagen mitológica y la fiesta

Aparecen temas de significación humanista: la alegoría profana y el mito. Lo hacen en el siglo XV


cuando el desarrollo de las cuestiones lingüísticas en relación a la imagen religiosa se convierte en
una solución y un método académicos. No obstante, esto sólo no explica el retraso. Estos temas
habían tenido una configuración en las fiestas, triunfos, cortejos y representaciones teatrales,
antes de hacerlo en la pintura y la escultura. La aparición de imágenes mitológicas también se halla
en relación con un contexto cortesano y aristocrático, a través de una nueva relación emocional e
ideológica entre lo sagrado y lo profano. El neoplatonismo planteó la posibilidad de una
concordatio entre cristianismo y filosofía platónica. Así el mito asume un nuevo valor cargado de
resortes casi religiosos.

La fiesta comportaba un aspecto representativo así como figurativo, por la intervención de la


imagen irreal viviente. Tenía una doble función: instrumento de afirmación y ostentación política y
sistema de divertimento ciudadano y cortesano. Era un complejo y sofisticado mecanismo teatral
de representación. Era una sublimación de un espectáculo de representación que establece una
metamorfosis de la realidad. Había elementos fantásticos e insólitos. La evasión hacia este mundo
se hace durante un período limitado de tiempo. La fiesta se aísla de las leyes de la historia. Los
triunfos constituían la elevación a categoría de mito del valor de la Historia. Se trata de una
figuración escenográfica orientada a la exaltación de la virtud del prócer. Con las entradas
triunfales la ciudad real se transforma en ciudad triunfal. En el ámbito de la fiesta religiosa la
efectista representación de Misterios apuntaba a acentuar los elementos patéticos.

En Florencia, alrededor de 1460-70, la alegoría profana y el tema mitológico dejan de ser un arte
menor para integrarse en las funciones de las decoraciones palaciegas. El desarrollo del mito se
produce partiendo de una desvinculación de la significación literal de los ejemplos clásicos y
asumiendo una estrecha relación con el presente y la Historia. La concepción humanista del mito
se ofrecerá como el espejo doctrinal de una nueva moral.

El individuo y el sistema de representación: el retrato

El retrato y la tumba fueron el instrumento con el que se configura una particular idea del
individuo. Al hombre se lo entendía como individualidad física así como personaje frente a la
Historia. La idea de individualidad aparece unida a los mitos de fortuna y rango del personaje y es
una afirmación extrovertida de la virtud del personaje. La finalidad del retrato es concretarse y
permanecer en la Historia. A lo largo del siglo XV aparece la figura del donante en las imágenes
religiosas. Otra especialidad como la medalla fue objeto de una serie de desarrollos del tipo de
retrato metálico del perfil. El fondo del retrato de perfil fue el único elemento que experimentó
alteraciones sustanciales. La tipología del retrato apareció estrechamente relacionada con el
desarrollo de la medalla, práctica medieval extendida en la que la imitación de los modelos clásicos
era algo normal. En la escultura el busto surgía como una recuperación de los modelos antiguos.

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