Vous êtes sur la page 1sur 9

Capítulo 5.

Las migraciones tempranas

Por razones vinculadas con las vías de difusión de la información, las migraciones
comienzan allí donde primero hay noticias (cerca de los puertos) y luego penetra hacia el interior.
Las migraciones del período tardo colonial exhiben mecanismos semejantes a los posteriores, se
trata de procesos migratorios en cadena. Estos contienen a su vez amplios procesos de movilidad
secundaria que muchas veces hacen que Buenos Aires sea apenas un punto intermedio hacia
otros. La movilidad espacial podía ocurrir por un largo intervalo de años en la región hasta que la
persona recalaba en un lugar.
En relación a composición de los ciclos migratorios, es necesario aclarar que a medida que
nos acercamos al siglo XIX hay una progresiva ampliación del movimiento transoceánico a nuevas
regiones y grupos sociales.

LA CUESTION DE LA INMIGRACION DESPUES DE LA INDEPENDENCIA


Las migraciones tardo coloniales decrecieron en el contexto de los conflictos europeos y,
sobre todo, en el de las guerras de Independencia de las antiguas colonias españolas esto se
debe al crecimiento adicional de la incertidumbre y al peligro físico; en el caso rioplatense, el inicio
de las hostilidades con España hacía menos recomendable a los peninsulares dirigirse a un nuevo
país donde podían ser considerados enemigos.
El significado más importante fue que abortó la continuidad de las migraciones
peninsulares, que eran ampliamente las más importantes. Las cadenas migratorias que habían
estado alimentando el flujo se interrumpieron o debilitaron.
Los inmigrantes más prósperos pronto formaron una serie de instituciones que los
conformaron como las primeras comunidades extranjeras organizadas institucionalmente. En este
proceso tuvieron importancia las iniciativas de carácter religioso.
¿Hasta qué punto pueden considerarse inmigrantes?  Muchos de ellos no se
consideraban a sí mismos de esa forma. Además, debido a las diferencias religiosas, no hubo
muchos matrimonios mixtos. Muchos ingleses, por ejemplo, se consideraban sólo en tránsito por
el país.

Formas de llegada Encima de la base de migrantes llegados espontáneamente al Río de la Plata,


se superpusieron otros arribados en virtud de las políticas de Estado.
Con todo, se dio una serie de situaciones favorables a la inmigración durante la década de
1820. Algunas eran medidas directamente de aliento a la inmigración, otras eran circunstancias
independientes (los tratados internacionales con Gran Bretaña o el fin del conflicto con España).
Creación de la Comisión de Inmigración (1824) promoción de la inmigración a través del
envío de agentes a Europa, propaganda en periódicos, alojamiento de los inmigrantes a su llegada
y orientación para conseguir trabajo, se le garantizaba libertad religiosa. El principal instrumento
de la Comisión para la promoción agraria era el arrendamiento y no la concesión de tierras
públicas en propiedad.
En conjunto, las políticas rivadavianas fueron un instrumento limitado en la promoción de
la inmigración  quería favorecer la inmigración protestante. El problema para el funcionamiento
de estas políticas estaba en la inestabilidad del cuadro político y la poca experiencia que había en
este tipo de proyectos.
UN LARGO CICLO DE MIGRACIONES: 1830 EN ADELANTE
El punto de partida de una nueva y sostenida estación de las migraciones europeas tuvo
lugar a partir de la década de 1830. Además del mejoramiento de la situación internacional, la
situación demográfica y económica en la que se encontraban las Provincias Unidas del Río de la
Plata fue un motor en la promoción de la inmigración. Las guerras de la independencia primero, y
las civiles luego habían agravado el vacio demográfico afectando el número de hombres
disponibles en el mercado de trabajo. Además, a los efectos de la mortandad de hombres se les
sumaban largas ausencias que el reclutamiento en una sociedad altamente militarizada provocaba
entre los miembros masculinos del grupo familiar esto reducía la cantidad de hijos que cada
mujer podía tener. Así, la disminución de la fecundidad se hacía sentir en el mercado laboral
alrededor de 1830, veinte años después de los primeros enfrentamientos.
Los factores demográficos iban acompañados por los factores políticos. La continua
sujeción al reclutamiento militar de los nativos daba ventajas a los extranjeros para ocupar los
lugares laborales disponibles. Más allá de dichas ventajas, existían condiciones muy favorables
para los asalariados en ese periodo, tanto en el ámbito urbano como en el rural, que les facilitaban
disponer, tras pocos años, de un capital invertible en bienes muebles o inmuebles. Los extranjeros
eran poseedores de habilidades y vocaciones que les permitían adueñarse de algunos segmentos
específicos de la actividad económica.
Las actividades que desarrollaban los inmigrantes eran más laboral intensivas que capital
intensivas, lo que les permitía valorizar la fuerza de trabajo familiar como principal componente de
la actividad.
Ciertamente, la concentración en determinadas actividades se explica también por lo
posición ocupada por los pioneros y en la preferencia de estos de dar trabajo por sobre todo a
parientes, compaisanos, o connacionales. Sin embargo, las personas desempeñan una gran
variedad de ocupaciones a lo largo del ciclo de vida, y por ello es necesario correlacionarlos con
edad y ocupación  había una muy amplia rotación entre distintos tipos de empleos, hasta que el
inmigrante encontraba aquel que satisfacía sus expectativas. Muchos inmigrantes procedían de
actividades distintas a las que relacionaron una vez llegados a aquí.
Los movimientos migratorios operaban sobre un espacio amplio que era a la vez más
extenso y más restringido que las dimensiones de la actual Argentina. Se trataba de un
movimiento que operaba sobre Brasil, Paraguay y Uruguay, y más restringido porque estaba
concentrado en torno al espacio comprendido entre la línea de fronteras y el río Uruguay,
teniendo como eje el sistema fluvial integrado por aquel río, por el de la Plata y por el Paraná. En
ese espacio los migrantes se desplazaban frecuentemente, atravesando fronteras nacionales que
no eran más que una ficción jurídica.
Las guerras interrumpieron pero no suprimieron los lazos entre los migrantes y sus
parientes y vecinos en los pueblos de origen y, cuando las oportunidades para movilizarse
volvieron a ser favorables, las antiguas relaciones interpersonales que estaban “dormidas” se
pusieron en movimiento, reactivando las cadenas migratorias.

DESPUES DE CASEROS
Caseros promueve un desplazamiento de intelectuales y militantes de una a otra orilla y
un crecimiento mayor de algunos flujos, como el de migrantes de Francia, que había sido en parte
obstaculizado por los conflictos armados sostenidos con ese país durante el periodo rosista.
Luego de Caseros, lo que cambia es el papel del Estado: los gobiernos buscan promover la
inmigración. El impacto de las iniciativas fue moderado, comparado con el papel desempeñado
por las cadenas de migración, y el activismo de los agentes de la emigración1. De todos modos, los
más relevantes seguían siendo los amigos y parientes.
Las redes sociales habían establecido las premisas para una expansión de la emigración
europea antes de que la retorica pro migratoria se convirtiese en un lugar común entre los

1
Agentes o ganchos ayudan a la emigración de jóvenes candidatos.
intelectuales argentinos y antes que el Estado interviniera activamente en promoverla. Con todo,
esas retoricas y esas iniciativas crearon un clima muy favorable para la acogida de los inmigrantes
y a partir de allí también para su éxito social.
Los intelectuales argentinos se encontraron ante la posibilidad de formar una “nueva
sociedad” mediante el aporte europeo: no se trataba solo de poblar sino también de civilizar. El
papel de la inmigración, en el pensamiento de estos intelectuales, era mucho más vasto que el de
proveer mano de obra para una economía en expansión: la inmigración debía cambiar a la
Argentina, para ello, la inmigración debía proceder de la Europa más desarrollada GOBERNAR =
POBLAR = CIVILIZAR.
Los efectos de los discursos y las leyes pro migratorias no influyeron significativamente en
el volumen y los ritmos del movimiento migratorio. De mayor importancia serian las acciones de
propaganda llevadas a cabo por los cónsules argentinos o por agentes especialmente designados.
La inmigración creció sostenidamente en las décadas 1850-1860, atraída sobre todos por el ciclo
de prosperidad de la economía argentina.
La emigración es desde las épocas tempranas un fenómeno ampliamente urbano en las
zonas del litoral. Ese afluir hacia algunas ciudades no era resultado de un movimiento secundario
luego de fracasada la experiencia rural. Era, en cambio, parte de movimientos que encontraban en
los comparativamente altos salarios y en las ocupaciones disponibles en el sector artesanal y
comercial de las ciudades un buen justificativo para permanecer allí.

Colonias agrícolas: un aspecto decisivo para que la colonización agrícola pudiese tener
viabilidad era la existencia de un sistema de comunicaciones por lo cual muchas de las iniciativas
estuvieron vinculadas a procesos especulativos ligados a las empresas constructoras de vías
férreas.

Crisis de 1873
El impacto de la crisis sobre economías vulnerables a las oscilaciones internacionales,
como la Argentina, haría disminuir drásticamente el número de inmigrantes. El impacto externo
influyó tanto sobre el precio de las exportaciones como cobre el flujo de capital externo,
agravando los problemas de déficit público y de balanza de pagos del país. Un politica de
austeridad reduciría la inversión pública, lo que se sumaría a la caída del nivel de actividad en el
sector privado. En algunas áreas rurales, las plagas de langostas afectaron gravemente la
producción de las colonias  Todo esto influiría sobre la demanda de fuerza de trabajo que era
atraída tanto por las obras publicas como por el sector secundario de la economía. La reacción
de los inmigrantes fue disminuir las llegadas, incrementar los retornos y reunificar los grupos
familiares divididos. Para lo que decidieron permanecer, la crisis ofreció buenas posibilidades de
futuro, pero los costos debieron reducirse, lo cual explicó la reducción del flujo migratorio.
Los inmigrantes que ocupaban espacios más consolidados en los ámbitos urbanos
aparecen muy activos en la aparición del Club Industrial de 1875. Esta entidad reunía a un
conglomerado heterogéneo compuesto por industriales y artesanos y pequeños comerciantes. El
peso en ella de inmigrantes propietarios de pequeños talleres puede vincularse con la ideología
proudhoniana reflejada en su diario más afín: El Industrial.
Una de las respuestas de la elite argentina ante la crisis fue la sanción de una ley de
inmigración y colonización en 1876. Ella establecía una normativa general que daba la iniciativa
general al gobierno federal por sobre los estados provinciales, que habían sido hasta entonces los
más activos al respecto. Parte del debate parlamentario en torno a la ley escondía algunas
resistencias de los representantes de provincias muy activas a esa injerencia del Ejecutivo. Este
nuevo marco jurídico era más impersonal que las iniciativas anteriores2. La nueva ley no expresaba
preferencia alguna acerca de cuáles europeos eran sus beneficiarios.
La ley marcó el inicio de un largo debate entre los partidarios de la inmigración
espontanea, en contraposición a los que defendían otra “asistida” y que sus detractores llamaran
artificial. ¿debía el Estado argentino alentar y a la vez seleccionar a los inmigrantes o era por el
contrario la “selección natural” consagrada por las leyes del mercado o por las del darwinismo
social la que debía producir autónomamente los migrantes que debían llegar a la Argentina? La ley
de 1876 se inclinaba hacia la inmigración asistida al consagrar el principio de intervención del
Estado que, antes o después, penalizaría a ciertos grupos en beneficio de otros, aunque por el
momento las finanzas públicas impidiesen políticas más activas. La ley excluía a los
latinoamericanos de todo beneficio.
Sus efectos serian poco visibles a corto plazo. A partir de 1883 la combinación entre
expansión de la frontera agropecuaria y de las obras publicas, de la industria y el comercio, por los
efectos de eslabonamiento con el dinámico sector primario y un mercado interno en crecimiento,
promovería la irrupción de lo que se llamará la emigración de masas.

SURGIMIENTO DE LAS INSTITUCIONES COMUNITARIAS


Después de Caseros surge una intensa vida asociativa entre los grupos migrantes europeos
en la Argentina urbana. Se trataba de un fuerte proceso de expansión y formalización de las
formas asociativas preexistentes. A esto contribuye la autorización para la libre asociación y para
la libre expresión de ideas que el nuevo clima y los marcos jurídicos permitirían.
Existía un efecto de influencias, de transmisión o de difusión de modelos asociativos que
los migrantes o grupos de ellos traían consigo, pero también un efecto de imitación de la sociedad
argentina. El fenómeno del mutualismo era prácticamente universal entre los inmigrantes en
todos los países, en tanto esas entidades preveían sus necesidades básicas  cobertura médica,
sepelio, ámbito de sociabilidad. La sociedad mutual representaba la recreación de la comunidad
originaria. Más allá de sus tareas básicas, intentaron otras: un rudimentario seguro de desempleo,
el pago de la repatriación de socios indigentes, ayuda humanitaria a los países de origen en casos
de catástrofes naturales. Tuvieron teatros, coros, cine, en especial en las pequeñas ciudades y
pueblos del interior. Lo que menos perdurabilidad tuvieron, fueron sus iniciativas educativas su
época de prosperidad mayor estuvo ligada a los periodos tempranos, cuando no había buena
educación pública.
Los grupos dirigentes crearon muchas de las instituciones centrales y al hacerlo perseguían
propósitos que en parte eran semejantes y en parte diferentes de los de los mismos anónimos
inmigrantes. El prestigio social que daba el titulo de presidente de una de esas entidades, las
posibilidades de interacción con las autoridades que brindaba, la visibilidad en los actos públicos,
constituían un reconocimiento ambicionado. Sin embargo, si las asociaciones mutuales eran un
símbolo ambicionado por muchos, para los más exitosos y los integrados en los círculos sociales de
las elites argentinas, el proceso era inverso. La participación en una de esas entidades quitaba
prestigio. Estos y otros sectores exitosos económicamente crearían en esas décadas otras
instituciones donde el mutualismo símbolo de la necesidad y emblema del mundo del trabajo,
estaba excluido.
Capítulo 6. La inmigración de masas

2
La ley sistematizaba un conjunto de beneficios efectivos y conformaba un conjunto orgánico bajo el control
del Estado. La creación del Departamento General de Inmigración, dependiente primero del Ministerio del
Interior y luego del de Relaciones Exteriores, venía a sustituir a la mixta Comisión Central de Inmigración en
la que participaban figuras destacadas del comercio y de las distintas comunidades inmigrantes.
FLUJOS MIGRATORIOS, EXPANSION ECONOMICA, POLITICAS DE PROMOCION
Rasgos de la inmigración de masas: hombres jóvenes, origen rural, uso de las “cadenas
migratorias”, fluctuación de porcentaje de retornos.
El destino argentino entre los migrantes del Mediterráneo parece haber sido preferido por
grupos con un horizonte de migración de más largo plazo, que podían priorizar el tener mejores
empleos y vivir en una sociedad que para ellos era menos discriminatoria y/o con menos distancia
lingüística (en comparación con los EEUU).
Las excepcionales condiciones que había en la economía argentina en la década de 1880
se combinaban con cambios que se producían en los países de Europa durante la gran crisis agraria
de fines del siglo XIX. La migración de masas en la Argentina coincide con una expansión de la
oferta global europea que duplica el porcentaje de emigración por habitante de la década de 1870
a la de 1880.
El proceso coincidió y fue alimentado principalmente por una notable expansión de la
economía argentina: la expansión de la frontera agropecuaria permitió la puesta en producción de
millones de hectáreas que fue acompañada por un crecimiento de la red ferroviaria y que generó
un proceso de actividades conexas que los inmigrantes ocuparon. Todo el proceso atrajo
inversiones extranjeras muy numerosas en el sector de los transportes, servicios y finanzas, lo que
permitió un significativo aumento de los ingresos y gasto de un Estado que no dejó de
endeudarse. Así se generaron nuevas fuentes de trabajo en otras actividades, como la
construcción de infraestructura.
En la Argentina el papel de las políticas del Estado para atraer inmigrantes en este periodo
ocuparon un lugar acotado. Era la economía la que brindaba el principal incentivo para emigrar.
Hay que hacer una diferencia entre dos grupos de inmigrantes. Los que tenían una larga
tradición migratoria y aquellos expulsados súbitamente del Viejo Mundo y que se embarcaron con
noticias menos ciertas y sin contactos. Estos últimos eran los que usaban el servicio de la Oficina
de Trabajo que existía en el hotel de inmigrantes para conseguir empleo o los que eran reclutados
en los portones por mediadores y contratistas. Eran los grupos más antiguos los que menos
requerían de estos servicios.
Se reconocen dos grandes oleadas de inmigrantes hasta la Primera Guerra Mundial: 1)
década de los 80 familias de colonos decididos a aprovechar las posibilidades que brindaban las
tierras disponibles debido a la expansión de las fronteros y los precios altos de los granos; en estos
años empiezan a sonar voces alarmadas ante el curso que tomaba la inmigración: muchas quejas
concernían al predominio de los italianos y al deseo de incorporar migrantes de la parte más
avanzada de Europa. 2) Imitando a Brasil, el gobierno argentino inicio una política de pasajes
subsidiados. Esta sirvió sobre todo para aumentar la llegada de españoles (en mayor medida que
los demás), franceses, belgas y británicos. A través de esta política, que excluía formalmente a los
italianos, llegarían colonos holandeses y judíos de Rusia. La mayoría de los pasajes se canalizaría
hacia aquellos lugares donde ya existía un lobby de intereses previos destinado a promover la
inmigración.
La política de pasajes subsidiados se reveló como un fracaso. Las tasas de retorno de las
personas llegadas a través de estas vías fueron altas, y la percepción de algunos funcionarios
argentinos fue que era preferible volver a la inmigración espontánea. Las elites de las
comunidades inmigrantes consolidadas y una parte de los dirigentes argentinos sostenían que
mientras la inmigración espontanea seleccionaba a los más fuertes, la promovida por el Estado
reclutaba a los más débiles. La experiencia fue bastante negativa incluso para los mismos
inmigrantes. La cuantía de arribos, sumada a la aun mayor de la inmigración espontanea, generó
un enorme desorden en la gestión.
Más allá de toda polémica, fue el quiebre de las finanzas del Estado nacional con la crisis
de 1890 lo que puso final a las posibilidades de financiar la inmigración.

DEBATE SOBRE LA INMIGRACION EN LA DECADA DE 1880


La política migratoria que buscaba motivos tan contradictorios como expandir el flujo
migratorio y reorientarlo regionalmente se enmarcaba en un conjunto de preocupaciones de las
elites argentinas ante la inmigración. La idea de reorientar el flujo tenía que ver con el predominio
de los italianos, que nunca habían sido los inmigrantes preferidos; la desconfianza hacia los
italianos se acentuaba ante el temor de que existiese una política imperialista de Italia hacia sus
“colonias” libres.
Sarmiento: había quedado negativamente impresionado por la poca integración que se
producía entre los distintos grupos étnicos. Los inmigrantes no se nacionalizaban y ello les impedía
cumplir un rol transformador en el sistema político que solo una mesocracia podía garantizar.
Las ideas de Sarmiento eran compartidas por muchos miembros de la elite. La solución
que estos grupos sugerían era una política migratoria selectiva, la educación pública y la
nacionalización política de los inmigrantes.
Hacia fines de la década de 1880 surgiría un conjunto de iniciativas que proponían
nacionalizar automáticamente a todos los extranjeros. A las preocupaciones por la identidad y por
la reforma del sistema político de parte de los dirigentes argentinos, se sumaba la fuerte demanda
de un sector de las elites de las colectividades extranjeras.
La aprensiones que generaba la masiva presencia inmigratoria europea derivaban también
de otra amenaza percibida por las elites: su misma supervivencia como elite, imaginariamente
asediada por el ascenso social de algunos de entre la muchedumbre de extranjeros recién
arribados.  Lleva a fortalecer en la retórica de la elite su carácter de antiguos residentes, lo cual
se expresará en “patriciado”. La oposición viejos pobladores-advenedizos anticiparía un largo
ciclo que antisemita de una parte de la cultura letrada argentina.
Otra forma de presentar el problema era mostrando el advenimiento de inmigrantes
exitosos como parte de un movimiento más amplio que incluía la expansión de un mundo
mercantil y la europeización de las costumbres. En forma paralela, la elite argentina se cerró a la
admisión de nuevos miembros.
Todas las iniciativas de finales de los 803 se hacían contra la pedagogía patriótica instalada
por las elites inmigrantes. En los 90, las reformas educativas siguieron sin rumbo definido, el
proyecto de nacionalización compulsiva se archivo, la política de apoyar una inmigración
subsidiada se hundió; siguió presente la discusión sobre la identidad y la integración de los
inmigrantes pero no se pudieron orientar acciones concretas. Esta ambigüedad se debió a que la
tenacidad del mito civilizador y transformador, el cual se asociaba con la inmigración, seguía
siendo más o tan fuerte como los prejuicios y las ansiedades que provocaba.
Entretanto, los inmigrantes tenían una vasta estructura comunitaria que les brindaba todo
tipo de servicios y asistencia; muchos de ellos habían encontrado una solida posición económica.
Las polémicas entre elites inmigrantes y nativas fueron constantes, pero también a veces se
confrontaron con elites de otras comunidades extranjeras. En la década del 80, en las elites
inmigratorias se hizo frecuente la utilización del darwinismo social en clave política inversa:
sostenían que la migración subsidiada llevaría a la degeneración de una elite nativa. Entre los
inmigrantes, la hostilidad a integrarse era muy visible, avalada por considerarse huéspedes en la
sociedad argentina.
DESPUES DE LA CRISIS DE 1890

3
Se relaciona con el inicio de una “pedagogía de las estatuas” y de los llamados “lugares de memoria”.
La crisis desalentó nuevos desplazamientos y fue un duro golpe para los inmigrantes ya
instalados. La depreciación de los ingresos hizo menos significativas las remesas que los
inmigrantes enviaban sus países de origen, en muchos de cuyos lugares los efectos de la crisis
argentina se hicieron sentir en las familiar rurales. La recuperación del flujo migratorio europeo en
la década del 90 fue lenta, más aun que el de la economía real. Con todo, no debe establecerse
una correlación muy estrecha entre las oscilaciones de la economía y el flujo de población,
debiéndose incluir también el problema de las expectativas de los inmigrantes alimentadas por la
información que recibían de amigos y parientes en la Argentina.
La tendencia a subir de los arrendamientos y el empeoramiento de las condiciones
ofrecidas a los colonos en las zonas de colonización más antiguas explican el corrimiento hacia el
oeste, paralelo al ferrocarril, donde las condiciones de los contratos eran más favorables para
tantas familias de agricultores.
Hubo modificaciones en la composición profesional de los migrantes. Decrecía el número
de agricultores y subían en cambio tanto el de los jornaleros y sin profesión como el de los
artesanos. Estos cambios pueden ponerse en relación con las expectativas de los migrantes, con
los cambios en los lugares de origen o con las condiciones en que eran ofrecidas las tierras en los
programas de colonización o en el mercado. En compensación, tenían ahora más peso relativo las
oportunidades que surgían en la vida urbana.
Entre los mecanismos de promoción de la inmigración, creció la importancia de las
cadenas migratorias y disminuyó la de las políticas del Estado.
Al llegar, una buena parte de los inmigrantes vivía en una casa propiedad de un
connacional y trabajaba en un fábrica de la que era dueño otro de su misma nación. Había una
cierta afinidad entre determinados oficios y origen nacional. A esto se le suma la presencia del
asociacionismo étnico.
El problema de lograr la integración de los inmigrantes siguió latente. Aparecen en esta
década movimientos más visibles que los fenómenos sociales indicados antes. En 1893 los colonos
suizo alemanes se resistieron al pago de tributos y repelieron a la policía; tuvieron pronta
solidaridad de sus vecinos (también inmigrantes pero de otras nacionalidades). Esto fue un
antecedente de la masiva participación de batallones de los colonos europeos en la revolución
radical que estalló en julio de 1893. Los episodios revelaron: el poderío y la cohesión de los
inmigrantes en algunas zonas rurales, y la situación de disconformidad en que se encontraban
respecto a un Estado que era visto como promotor de un conjunto de arbitrariedades. Además se
evidencio la debilidad del Estado provincial.

Politización de los inmigrantescreciente importancia de los extranjeros en las nacientes


asociaciones obreras y en la fundación (1896) del Partido Socialista. Esta situación generó
fenómenos nuevos: desde la perspectiva de las elites argentinas, el activismo obrero de los
inmigrantes que era visible en mítines, en la fundación de asociaciones obreras y de movimientos
políticos socialistas y anarquistas, también era visto como una seria amenaza. Mirado desde la
perspectiva del movimiento obrero, el fenómeno era valorado por razones diferentes, también de
manera preocupante. La enorme heterogeneidad étnica era percibida aquí mas como un
obstáculo que como una ayuda para construir la cohesión sindical o política. Las asociaciones
étnicas eran vistas como un obstáculo para la constitución de organizaciones de clase o de oficios,
de asociaciones mutuales, de resistencia o sindicatos.  La identidad étnica obstaculizaba la
identidad de clase.
En lo cotidiano, había conflictos entre trabajadores inmigrantes y criollos debido a la
tendencia de los primeros a mantener una sociabilidad separada de los segundos. Al mismo
tiempo existían niveles potenciales de conflicto entre los obreros y los propietarios de la misma
nacionalidad o entre los propietarios de las casas y sus inquilinos. Muchos inmigrantes se vieron
tironeados entre los que querían hacer de ellos “italianos” o “españoles” y aquellos que los
querían convertir en “proletarios”. La identidad étnica entraba en tensión constructora con la
identidad de clase. Otro actor era el Estado argentino y sus grupos dirigentes que buscaban
“argentinizar” a los inmigrantes  el rol argentinizador de la escuela era el legítimo instrumento
de intervención del Estado para implantar el culto de la tradición y de los héroes. Mucho creían
entrever adicionalmente, en esos inmigrantes, los síntomas de un mal social, hijo de la supuesta
predica de agitadores extranjeros.

PRIMEROS AÑOS DEL NUEVO SIGLO


Empiezan a llegar nuevos grupos de inmigrantes, los llamados “rusos” y “turcos”. Esto se
dio en paralelo con un proceso de revalorización de los inmigrantes españoles e italianos que llevó
a la aplicación de iniciativas favorables a la inmigración de aquellos.
Entre los miembros de la elite dirigente argentina aparece la nostalgia por aquellos grupos.
Resulta irónico que las elites persiguieran siempre ideales que correspondían a flujos cuyo apogeo
había quedado atrás.
El lento cambio de percepciones de los inmigrantes, de clases laboriosas a clases
potencialmente peligrosas, lo reveló, simultáneamente, la discusión sobre un nuevo sistema
electoral y sobre la permanencia de los extranjeros. LEY DE RESIDENCIA: daba discrecionalidad
al Poder Ejecutivo de expulsar cualquier extranjero considerado peligroso y de impedir la entrada
de cualquier inmigrante sin necesidad de orden judicial alguna y como simple medida discrecional
del Poder Ejecutivo. El problema concernía la facultad legal de expulsar a un extranjero (habitante)
de tomar la decisión sin darle derecho a una defensa legal.
Construcción de la identidad nacional se le suman algunas cuestiones: 1.la emergencia de una
problemática social con la aparición de una creciente conflictividad laboral y de una paralela
violencia política alternativa, por parte de grupos de activistas anarquistas que eran identificados
como resultado de la inmigración.4 2. Los efectos no deseados de la urbanización creciente. 3. la
cuestión de la identidad nacional.

NACIONALIZAR Y CIVILIZAR A LOS INMIGRANTES


Medidas tomadas por elites ante las “amenazas” que generaba la inmigración operar
represivamente sobre los grupos alternativos a través de instrumentos como las leyes de
Residencia y Defensa Social; generar una vasta reforma social y política que diera cauce a las
nuevas fuerzas emergentes. Esto no resolvió el problema de la nacionalidad argentina: se
necesitaba inventar una tradición e imponerla a través de los instrumentos que tenía el Estado.
Para ellos se usaron tres vías: servicio militar obligatorio, educación, política.
La tarea de formación cívica de las FFAA, que proyectaba su influencia sobre la sociedad
civil, tendrá una larga perdurabilidad en la autopercepción del rol que ellas tenían.
La reforma militar se complementaba con una reforma política que simbólicamente usaría
el padrón militar como instrumento confiable de registro político. Esta reforma implicó también la
instauración del voto obligatorio.
La educación era el arma principal para combatir el cosmopolitismo e imponer una cierta
visión del mundo que sirviera para legitimar un orden social. Desde el Estado se generó una
campaña contra las escuelas de las colectividades extranjeras, vistas nuevamente como un serio

4
Uno de los más tenaces mitos argentinos, el de la tierra de promisión, era utilizado recurrentemente para
negar la posibilidad de que la agitación social, fenómeno europeo, pudiera repetirse en las tierras
americanas. Por eso, debía ser necesariamente importado por agitadores extranjeros.
obstáculo para la auspiciada integración. El programa de educación patriótica tenia dentro de los
grupos dirigentes y la opinión publica muchas menos resistencias que en el pasado. Esa ausencia
de resistencia revela hasta qué punto la noción de la necesidad de su implementación estaba
mucho más arraigada en las elites argentinas.
La nueva forma de educación requirió la construcción de un relato que sirviera para leer el
pasado nacional. Esa lectura estaba encargada de proveer un espacio de autoidentificación común
a los hijos de los inmigrantes. Al mismo tiempo, la recusación de la inmigración y de su papel en la
sociedad requiere la construcción de una lectura diferente del pasado argentino, en el cual se
encuentra un agente positivo alternativo al inmigrante: la tradición nativa indoamericana o la
tradición hispano-católica; que serán las dos tradiciones perdurables del nacionalismo argentino.
A partir del Centenario ya no habrá consenso acerca de la valoración de los rasgos
positivos y negativos de la identidad argentina.
Una vasta literatura desde el nacionalismo consideró al Partido Socialista como un
movimiento extranjero y extranjerizante, por lo cual el dilema entre internacionalismo y
nacionalismo no dejó nunca de estar presente. En relación al problema de la nacionalización de los
inmigrantes, el partido estuvo siempre a favor de que los inmigrantes tomaran la ciudadanía
argentina. Esto se debía a que el potencial “mercado de votos” de los socialistas eran los
inmigrantes que no tomaban la ciudadanía y por ende no podían votar.
Un tema paralelo al de nacionalizar a los inmigrantes fue el de “civilizarlos”. La elite
argentina buscaba convertirse en el grupo de referencia de la sociedad toda para poder
asegurarse el proceso de disciplina social.

POLITICAS Y PRÁCTICAS SELECTIVAS HACIA LA INMIGRACION


Las discusiones parlamentarias acerca de una selección migratoria adquirieron nuevo
vigor, junto con los reclamos para modificar la ley de inmigración de 1876. A partir de 1890 la
Argentina había vuelto a la política de libre inmigración con moderados controles sanitarios.
Siguieron existiendo debates sobre los mecanismos de regulación del movimiento
migratorio. Se trataba de iniciar una política de restricción y selección, aprovechando la
abundancia del flujo migratorio europeo en los diez años anteriores a la Primera GM.
Argumentos contra la inmigración espontanea: atraía a agitadores políticos y grupos
“exóticos” considerados ahora poco compatibles para su asimilación en la sociedad argentina.
El Ejecutivo hacía uso extenso de la Ley de Residencia, a menudo sobre personas que
carecían de toda actividad política, en una revelación adicional de la impericia y desaprensión con
que se actuaba en ese terreno.
En el terreno del control de los arribados, lo más activo fue intentar imponer mecanismos
más estrictos en lo sanitario. El clima ideológico de los grupos dirigentes llevó a. buscar el
mejoramiento de la “raza argentina”.
Más allá de la cuestión sanitaria nada se hizo en el terreno legislativo o administrativo y los
partidarios de la libre inmigración continuaron siendo mayoritarios. Ni siquiera aquellas iniciativas
que buscaban impedir el desembarco de “subversivos” lograron suficiente apoyo.
Pese a todos los temores, seguía siendo más fuerte la idea de que la inmigración era la
única vía posible para asegurar el progreso.
La complejidad del proceso migratorio involucra demasiados actores con intereses y
presupuestos a veces muy diferenciados e incluso contrapuestos.

Vous aimerez peut-être aussi