Continúan lloviendo artículos, programas de TV, en radio y, en general, en
todo lo que signifique un medio de comunicación, aparece el aspirante
presidencial Donald Trump, por el Partido Republicano. Se comentan sus polémicos discursos, ora por el asunto fronterizo, ora por alguna dama aludida, ora por los inmigrantes ilegales, todo ese bagaje para definir su personalidad, sus entuertos y hasta su ideología, que algunos entienden que carece de ella. De acuerdo con sus pronunciamientos en esta etapa de las primarias, Trump ha enviado un claro mensaje por donde transita su ideología, para que este gran país recobre su grandeza. Quienes vaticinan que de convertirse en presidente, el país será blanco de la violencia política, caen en el error de subestimar su trayectoria en el mundo de los negocios y de como la fuerza laboral que emplea en sus negocios, se desenvuelve en un marco de simpatía y apoyo por el mismo. Se han escuchado opiniones de su círculo laboral en que reconocen su generosidad y desprendimiento, por lo que sus planteamientos ideológicos carecen de los signos evidentes de fomentar una sociedad revuelta. ¿Pretende esta columna fungir de abogado del diablo, cuando de Trump se trata? No, de lo que se trata es de poner las cosas en su real contexto y dejar expuestos algunos rasgos de la obra de este hombre que aspira a ser presidente del país más poderoso de la Tierra. Veamos. Tal como ha proclamado este aspirante a la presidencia, su ideología se basa, en materia económica, en el proteccionismo. Se sabe que Reagan fue un conservador de corazón, que puso a EEUU primero. ¿Y qué enseña la historia? Se conoce que el nacionalismo económico y el proteccionismo de Hamilton, Madison, Jackson y Henry Clay y el partido de Lincoln, McKinley, Teddy Roosevelt y Coolidge, en su rol de presidentes, hicieron más grande a América (EEUU) y la más autosuficiente república en la historia. Lincoln dijo en su campaña de 1844: “Dennos aranceles protectores y nosotros tendremos la nación más grande de la tierra”. La ideología de Trump se sumerge en el pensamiento de tales proteccionistas, a lo que se agrega su postulado de hacer regresar las empresas para que crezcan los valores que de ello se desprenden. De igual modo, Trump nos explica cómo sus acciones están encaminadas a lograr que se respete también a este país y, en fin de cuentas, de alcanzar la Casa Blanca, existe la presunción iuris tantum de que se hará asesorar por un grupo de talentosas personas que lo ayudarán a conducir a la nación por un mejor derrotero en el que renazca la prosperidad y el entusiasmo de la gente. Trump, por otra parte, ha tenido un relevante papel protagónico en su autosuperación, que tuvo su punto de partida cuando cursó su escuela secundaria en la Academia Militar de Nueva York, cursó estudios superiores en el ramo económico en las universidades de Fordham de NYC y en la de Pennsylvania en la Wharton School of Business. Ha escrito 18 libros y uno de ellos, El arte de los negocios, fue un top seller, su segundo libro favorito. Con esos antecedentes y el apoyo in crescendo que viene obteniendo este polémico aspirante a la presidencia de EEUU, queda definida su ideología, su pensamiento político y económico, circunstancias que invitan a la reflexión a la hora de emitirse el voto ciudadano, porque se trata de un aspirante que no tiene conexión alguna con el establecimiento y para los que tenemos un sentido positivo sobre los destinos del hombre y, por ende, de la vida social que nos ofrece este generoso país, Trump constituye una opción nada desdeñable en pos de una oportunidad en sus afanes políticos y los miembros del Partido Republicano, por disciplina partidista, deben emitir su voto en favor del mismo, si es que en definitiva es nominado. Como colofón, este columnista no aprecia loable y oportuno el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre EEUU y Cuba, porque el régimen castrista continúa su férrea política de cierre a todo cambio y que reitera su entorno socialista, mientras oprime al cubano de a pie, como es notorio por la violencia que ejerce contra la oposición y las Damas de Blanco, razón por la cual entendemos que Trump puede modificar las concesiones actuales y adoptar otras decisiones que tiendan a mejorar los violados derechos humanos que sufre el pueblo cubano.
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