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Matrimonio
Clase 3: Una Teología Bíblica del Matrimonio: La Caída
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Breve resumen
¿Qué hicimos la semana pasada? Observamos la creación como ya vimos:
Tanto los hombres como las mujeres son portadores de imagen, lo cual significa que reflejan el
caracter de Dios y tienen igual dignidad y valor a los ojos de Dios. Como portadores de imagen son a
los únicos a quienes se le ha dado la tarea de ser represantes de Dios y administradores del huerto.
El matrimonio tiene una estructura diseñada por Dios en sí mismo. Tanto los hombres como las
mujeres son llamados a ser representantes de Dios, pero tienen diferentes funciones. A los hombres
se la ha dado la responsabilidad principal de trabajar en el huerto; a las mujeres se la ha dado la
función de ser ayuda idónea. La esposa y el esposo se complementan el uno del otro.
“Complementario” no significa que se dicen muchas cosas bonitas el uno al otro (¡aunque eso es algo
bueno!; lo definimos como que hombres y mujeres siendo un maravilloso “ajuste” el uno para el otro.
Nada más en la creación fue destinado a caminar en unidad como un esposo y una esposa.
Dios creó el matrimonio con ciertos parámetros ideales: portadores de imagen que son iguales en
dignidad y valor; diferentes en funciones; dejando a su familia de origen;
uniéndose/aferrándose/compenetrándose; convirtiéndose en “una sola carne”; monogamia &
fidelidad.
Dios está en el centro de nuestros matrimonios. Él es quién une al hombre y a la mujer, y en las
palabras de Jesús, “lo que Dios unió, no lo separe el hombre” (Marcos 10:9).
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vs. 6, Adán y Eva son atraídos por Satanás a su interpretación de la realidad. Ella es atraída al fruto–
ella entiende que el árbol era bueno para comer y agradable a los ojos. Ella también desea la sabiduría
que viene de tomar del fruto. Así que lo toma y le da a su esposo.
vs. 7, recuerda lo que dijo la serpitente en 3:5. Justo lo que se les advirtió que sucedería ocurrió—
fueron abiertos los ojos de ambos, lo cuál es una metáfora de adquirir conocimiento y “ser como Dios,
conociendo el bien y el mal.” Adán y Eva fueron más allá de los límites que Dios había establecido para
ellos, y al hacerlo, simultáneamente descubrieron su desnudez y experimentaron vergüenza. Entonces
cosieron hojas de higuera para cubrir su desnudez. Su existencia sin pecado ahora había desaparecido
ya que el pecado había entrado en el mundo.
Satanás quisiera más que socavar nuestros matrimonios cristianos. ¿Por qué? Porque eso cumple su objetivo
de destruir a Dios y arruinar su reino. Qué mejor manera de arruinar las cosas para él que perseguir y destruir
los uno de los pilares fundamentales que sostiene el reino—las familias cristianas fuertes.
No tenemos que restringir esto sólo al diablo. El gran triunvirato que describe el apóstol Pablo –el mundo,
nuestra naturaleza pecanimosa, y el maligno— está trabajando para competir con las Palabras de Dios sobre el
matrimonio cristiano.
¿Dónde escuchas las voces que compiten con tu matrimonio en lugar de escuchar la Palabra de Dios sobre el
matrimonio?
El mensaje que el mundo nos da. El mundo le dice que sus necesidades y felicidad son el objetivo del
matrimonio. No dice nada sobre la santidad, el servicio, o cualquier otra cosa que le haga pensar como
Dios.
Las mentiras que nos decimos a nosotros mismos. La auto-justificación del pecado y las
racionalizaciones son herramientas comunes de nuestra naturaleza pecaminosa.
o Los hombres que miran pornografía por internet o coquetean con compañeras de trabajo se
dicen a sí mismos mentiras como, “Si solo mi esposa me satisfaciera más y se preocupara más
por mí…”
o Las mujeres que controlan a sus maridos se dicen a sí mismas mentiras como, “Mi vida sería
mejor si yo me hiciera cargo de las cosas aquí.”
La lista podría seguir y seguir sobre las voces que compiten.
¿Cuáles son las voces que compiten y amenazan con opacar las Palabras de Dios para tu matrimonio?
Cualesquiera que sean, deshágase de ellas. No harán ningun bien. Nada de lo que se opone a Dios y Su
Palabra jamás será de ayuda para su matrimonio.
Gran parte de nuestro pecado en el matrimonio puede ser descrito como el rechazo de los parametros de Dios
para nuestra vida y un intento de ser dios en nuestros propios mundos pequeños. En el caso de Adán y Eva,
ellos tomaron de Dios algo que no había sido dado a ellos— un conocimiento del bien y del mal. En nuestros
matrimonios, hay muchas maneras en las que tomamos de Dios y sustituimos a Dios con nosotros mismos en
el matrimonio. Recuerdan a Judy, ¿la esposa controladora? Judy roba a Dios su soberanía actuando como la
reina soberana en su matrimonio. Si alguno se cruzaba o no seguía su plan de juego, ella hacía a todo el
mundo miserable hasta que fuese a su manera. Piense en su propio matrimonio— ¿en qué manera rachaza
los parametros de Dios para su vida y escoje por sustituir a Dios con usted mismo o con algo más?
Esconderse es esencial en la manera cómo trabaja el pecado. El pecado prefiere la oscuridad y estar lejos de
Dios en vez de estar cerca de él y de pie en la luz (Efesios 5; 1 Juan 1). ¿Existe alguna forma en la que esconde
el pecado? Los secretos poco saludables pueden matar un matrimonio. Piense en la manera en que el pecado
frecuentemente afecta su propio matriomonio—muchas veces hace que usted se oculte, se aleje, o se aparte
de su cónyuge, o peor aún, hace que se separe de Dios. Si Dios está para ser la fuente de toda la vida, esta es
la mejor manera de Satanás destruir su matrimonio. Alejarte de Dios; conseguir ocultarte de Dios; y eso
arruinará todo, incluyendo tu matrimonio.
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No vuelva a ser engañado con el pensamiento de que el pecado entre usted y su cónyuge es sólo entre
ustedes. Cualquier pecado entre los dos afecta su relación con Dios. Recuerde lo que dice Juan, “Si alguno
dice: ‘Yo amo a Dios, ’y aborrece a su hermano, es un mentiroso” (1 Juan 4:20).
La lista de posibles pecados que podrían afectar su relación matrimonial es casi ridículamente larga -- el
egoísmo, el orgullo, la ira, el control, la autosuficiencia, la exaltación propia, la desesperanza, la superioridad,
la autojusticia, etc, etc. Como portadores de imagen, lo que se supone que debemos hacer es reflexionar en el
carácter de Dios, pero cuando pecamos, mentimos acerca de quién es Dios.
El pecado en particular que vemos en Génesis 3 es el de pasar la culpa. ¿Qué es pasar la culpa? Es
frecuentemente evadir la responsabilidad pasando la culpa a otra persona. Es una manera de conseguir
apartar el enfoque en usted cuando normalmente debería asumir la responsabilidad del pecado.
¿Qué pecados caracterizan su relación con su cónyuge? ¿Cómo está luchando activamente contra esos
pecados? ¿Habla abiertamente con su cónyuge sobre esos pecados? ¿O en algún sentido no está luchando
contra ellos? ¿Tal vez le da pereza luchar contra ellos? ¿O tal vez tiende a albergar el pecado? A menudo
permitirmos el pecado porque hay una cierta ventaja al hacerlo...obtenemos algo de él o estamos dispuestos a
herir a nuestro cónyuge al continuar pecando.
De un paso atraás y observe lo que ha sucedido aqui: Se ha producido una avería catastrofica en las
relaciones. Adán y Eva ya no tienen una relación del todo amorosa y del todo confiable con Dios, lo cual
estaban destinados a tener. Y ya no tienen una relación del todo amorosa y del todo confiable entre ellos.
¡Ahora se ha ido!
¿Ve la conexión? Guardar el pacto con Dios es el fundamento de guardar el pacto en su matrimonio. Cuando
se rompe la relación con Dios se rompe, no es sorpresa, nuestra relación conyugal.
Las Maldiciones
Vamos a leer Génesis 3:16-19. La pregunta que queremos responder es: ¿De qué manera el pecado cambia el
modelo y la estructura de la unión matrimonial?
3:16. “Tu deseo (tesqua) será para tu marido, y él se enseñoreará (masal) de ti.”
Lo que encontramos que ocurre es una batalla de los sexos.
¿Qué significan las palabras “deseo” y “dominio”? Cuidado con leer ideas modernas sobre los términos
deseo y dominio. Deseo no significa que la esposa está anhelando/codiciando a su esposo. Dominio no
significa que el esposo está imponiendo dominio sobre su esposa. Por el contrario, el deseo podría ser
mejor traducido como “controlador” y dominio podría ser mejor entendido como “gobernabilidad.”
Entendemos ambos términos observando estás mismas palabras en Génesis 4:7, “y si no hicieres bien, el
pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo (tesqua), y tú te enseñorearás (masal) de él.” El
pecado es descrito como un animal que se agacha en la puerta. El deseo del pecado es esclavizar a
Caín—poseer y controlarlo, pero el Señor insta a Caín a dominar el pecado, a vencerlo. Del mismo modo,
la mujer desea superar a su marido y tener dominio sobre él. El pecado corrompe el orden de la creación
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motivándola a controlar a su marido. (Observe cómo este es un contraste directo con lo que se describe
en Génesis 2:18.) En la segunda mitad del 3:16 (“y él se tendrá dominio sobre ti”) el orden creado es
reafirmado—el esposo está llamado a liderar, tener autoridad sobre, gobernar a su esposa. Sin embargo,
sabemos que esto es una maldición. Una parte de la batalla de los sexos es que el marido va a tener que
luchar para liderar a su esposa. Esperamos que el pecado distorsione las muchas maneras en que el
esposo lidera.
¿Cómo funciona el pecado? Esperamos que el pecado cambie los parametros maritales ideales de Dios
establecidos en la creación. La función de Eva de ser ayuda idónea es invertida por la maldición: ahora
ella desea ursurpar el liderazgo de Adán; y Adán tienen que luchar para liderar a su esposa.
Observe la conexión entre la rebelión del hombre y la mujer contra Dios y cómo esto arruina el
matrimonio. “Uno de los más trágicos resultados de la rebelión de Adán y Eva contra Dios es un contínuo
conflicto dañino entre el esposo y la esposa dentro de su matrimonio.”
2. Una realidad de la vida: Los cónyuges son pecadores, por lo que fracasarán.
Por experiencia, sabemos que la corrupción del pecado del esposo de “dominar” o “gobernar” a su esposa
puede tomar muchas formas, incluyendo una pasividad en liderar (abdicación) en un extremo del espectro o
un liderazgo tiránico en el otro extremo. Ninguna de estas dos formas de liderazgo refleja el liderazgo
benévolo, auto-sacrificial que el esposo es llamado a mostrar a su esposa. [El espectro para la esposa será muy
similar—el control por un lado; abdicación en el otro.] Maridos: ¿Dónde han fracasado en su liderazgo en el
hogar? ¿Alguna de estas tentaciones descritas se aplican a usted? Si es así, ¿Cómo puede cambiar eso a partir
de hoy? Esposas: ¿Dónde ha fallado en ser la ayuda idónea para su esposo? ¿Ha tratado de controlar su
matrimonio? ¿Le ha dado lugar al liderazgo tiránico, extendiéndose como alhelí?
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Una lección final: La Gran Misericordia de Dios
Observe lo que Dios hace de inmediato—Él los viste (3:21). Dios reconoce la vergüenza que surgió del pecado
de ellos, y muestra misericordia haciendo algo al respecto. En respuesta a su pecado, Dios inmediatamente
les muestra misericorida. Pero, ¿cuál es la situación? Ellos ya tenían ropa. Adán y Eva trataron de cubrir su
culpa y vergüenza, y Dios dice: “Eso no es suficiente. Yo les mostraré misericorida.” Pero eso no es
todo…mira atrás en la maldición de la serpiente (3:15), vemos a Dios mostrando la misericorida retrasada—Él
promete que un día la simiente de la mujer herirá la cabeza de Satanás. En este lado de la cruz, sabemos que
esa simiente es Cristo, y sabemos que Cristo venció la muerte al morir como sustituto por los pecadores como
usted y yo. Justo aquí, en medio del primer carpítulo sobre el pecado en la Biblia, vemos los primeros indicios
del Evangelio.
Cuando usted lucha con el pecado en su matrimonio, ¿Qué hace? Es una buena cosa luchar contra el pecado,
arrepentirse de él, echarlo fuera, para que no sea un impedimento para su matrimonio. Pero no se detenga
allí. En dedicar una hora hablando acerca del pecado, lo más importante que puedo decirle—aprenda a llevar
su pecado matrimonial a la cruz. Ahí es dónde está destinado a ir.
Cuando pelea y lucha con el pecado en su matrimonio, ¿a dónde acude? ¿Qué hace en última instancia con
él? Cuando Pablo describe la santificación en Efesios 4:22-24, describe que nos despojemos del viejo hombre
y nos vistamos del nuevo hombre (siendo renovados en nuestra mente para ser como Cristo). Muchos de
nosotros dedicamos mucho tiempo y energía enfocados en deshacernos del pecado, pero nos descuidamos en
llevar a Cristo a nuestros matrimonios y aplicar deliberadamente el Evangelio a nuestras luchas matrimoniales.
Si esto lo caracteriza, no hay mejor momento para cambiar sus hábitos que hoy. Comience hoy. Si Dios fue
misericordioso con Adán y Eva en respuesta a su pecado, ¿quién es usted para hacer cualquier cosa menor por
su cónyuge?