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las condiciones de vida.de la gente, sin que ello signifique resbalar hacia el populismo consiste en tomar a los clásicos como fundadores de un saber acabado, lo que nos
intelectual. Reflexionar desde la cultura es colocarse en el entramado complejo, conduciría por necesidad a una mineralización del pensamiento. Recuerdo que Weber, al
multidimensional, polivalente y contradictorio de las narrativas que al hacerse institución contraponer la ciencia y el arte, luego de ennu-merar algunos puntos comunes entre
y piel definen las negociaciones, los acuerdos y las luchas sobre el sentido en el mundo. ellos, apuntaba un aspecto singular del universo científico: la experimentación racional.
Pensar las ciencias sociales hoy. Reflexiones desde la cultura ratifica, sin estridencia, el Eso significa que el trabajo científico, confrontado en forma constante con la realidad, se
valor de la utopía. encuentra íntimamente asociado a la idea del progreso (Weber, 1963), lo que no ocurre
propiamente en el mundo artístico. Existe por ello una acumulación de conocimiento que
Ciencias sociales, conduce de manera obligada a un cierto envejecimiento de lo producido. Eas ciencias
globalización sociales, con todas las dificultades que las envuelven, que son muchas, no deben
y paradigmas* pensarse como una suma cero de experiencias. Por el contrario, de hecho "conocemos
más" sobre muchos aspectos de las diversas formaciones sociales (basta con mirar el
tx conocimiento acumulado por los antropólogos sobre las sociedades primitivas). A
propósito de la historia antigua, Einley dirá que no son sólo el volumen de los datos y las
técnicas las que evolucionan, "todo historiador inevitablemente sufre por ignorar lo que
, acontecerá después de él. lodo historiador, hasta el más mediocre, tiene por ello una
expe¬riencia histórica mayor que la de sus predecesores, por más destacados que los
Renato Ortiz primeros hayan sido. Esto, aunque es una verdad de Perogrullo, resulta importante"
* Traducción del portugués de Raúl Fuentes Navarro. (Finley, 1994). Es claro que no se trata de desacreditar a los clásicos (Weber, Marx,
Durkheim, Malinowski, Marcel Mauss). Sin duda, en muchos aspectos ellos siguen
I siendo actuales (resultaría imposible discutir el capitalismo sin referirnos a los textos de
Pensar las ciencias sociales requiere de una atención redoblada tanto en relación con el Marx). Sería insensato regresar a la querella entre antiguos y modernos, como si esa
pasado como con el futuro, y de una preocupación constante por la tradición y por los disputa entre eruditos del siglo XVII tuviera aún vigencia entre nosotros.' De nada
cambios. Digo redoblada poique las transformaciones recientes nos obligan a considerar serviría sacralizarun tipo de literatura como si fuera capaz de contener etnológica¬mente
de forma radical y sistemática los problemas que nos envuelven, y no es por el sólo el principio y el fin de todo argumento sociológico.
hecho de que nos enfrentemos con el final del siglo, a no ser qtie creyéramos en las La actitud inversa la representaría el creer que todo ha cambiado, que los tiempos
profecías milenaristas, lo que resultaría desastroso para un científico social: las fechas actuales, flexibles, demandarían una ciencia social radicalmen¬te distinta e incompatible
históricas tienen sólo un valor relativo. Las ciencias sociales poseen una historia ya con lo que hasta entonces se ha practicado. Esta percepción predomina entre las
consolidada aunque mucho de lo que se haga en la actualidad nos parezca insuficiente. discusiones sobre la "crisis de los paradig¬mas". En este caso, prevalece la idea de
De ahí el surgimiento de estudios y diagnósticos que buscan su restructuración, como el "revolución epistemológica". Nuevos paradigmas, asociados a temas como el de la
caso de! informe patrocinado par la Comisión Gulbenkian. Ciertamente se trata de un posmodernidad o el de la globalización vendrían en forma natural a ocupar el terreno
informe incompleto, pero no resulta fácil elaborar una evaluación a una escala tan amplia infértil
como para abarcar instituciones académicas de diversos países; el informe, no obstante,
es sugerente y cultiva una actitud abierta en relación con los desafíos contemporáneos. 2. Sobre la querella entre los antiguos y los modernos véase: Nisbet, Robert. flistoiy
Creo, sin embargo, que deben evitarse dos actitudes en este movimien¬to de repensar las oftlu idea of progress, Basic Books, Nueva York, 1980.
ciencias sociales. Una de ellas, la más conservadora,
1. Wallersiein, Immanuel (coord.) Para abrir as ciencias sociais, Cortez, Sao Paulo, del pensamiento tradicional. El inconveniente de este tipo de interpreta¬ción es que la
1996 En español: Abrir ¡as ciencias sociales, cilH-UNAM/'Siglo xxi, México, 1996 idea de revoluciones sucesivas resulta poco convincente, como si con cada impasse
teórico, o con cada descubrimiento tecnológico, despuntara una transformación
20 equivalente en el plano analítico. Boui-dieu tiene razón cuando afirma que el campo del
pensamiento científico ha pasado apenas por una revolución sustantiva, que él denomina
PENSAR LAS CIENCIAS SOCIAI.ES HOY inaugu¬ral (Bourdieu, 1983). O sea, cuando el pensamiento se constituye pro píamente
como científico, y cobra autonomía en relación con las injeren¬cias externas en el orden
explicativo del campo. En el caso de las ciencias sociales eso habría sucedido durante el XIX, cuando el positivismo comtiano buscaba reconocimiento a cualquier costo). No se
siglo XIX, cuando se instituciona¬lizan como disciplinas legítimas. A partir de entonces trata tanto de definir aquello que se entiende por objetividad en las ciencias de las
los cambios dejan de ser, continuando con la imagen anterior, revolucionarios. En sociedades (ellas tienen clara su especificidad) sino de reconocer que la recurrencia de
realidad se trata de secuencias que se inscriben dentro de los cánones previamente ciertos dilemas es un aspecto constitutivo de la disciplina. Lejos de ser una falla, un error
establecidos. Por ello resulta impropio el término revolución: lo que pretende captarse a corregirse por parte del formalismo metodológico, estos dilemas persisten a lo largo
muchas veces se integra al movimiento de la revolución inaugural, acto fundador del del tiempo porque son parte de su esencia, de su estructura.
propio campo del conocimiento; Cualquiei balance que se realice sobre las ciencias El primero de ellos se refiere al sentido común. Sabemos que la construcción del objeto
sociales debe tomaren considera ción la existencia de una tradición intelectual que se sociológico requiere de una ruptura con el sentido común; después de todo ésta es una de
incoipora en las diversas instituciones académicas. El pasado es el presente que se las primeras reglas del método al que se refería Durkheim. Tarea difícil, pties son varias
maniíies ta en el arsenal de conceptos con los que operamos, en los tipos de las dimensiones que involucran al investigador en la construcción de su objeto:
investigaciones que realizamos, en la bibliografía que seleccionamos, en las técnicas que ideología, moral, subjetividad (por ejemplo, cuando se estudia un tema como la violencia
empleamos, etc. No obstante, las transformaciones oc.un i das han sido profundas. Hacer es difícil controlar el discurso analítico manteniéndolo exento de un juicio moral que ya
un fetiche el saber tradicional equivaldría a confinarnos en una posición conformista y a incluye a priori una condena del acto violento que se busca comprender). Las ciencias
dejar de percibir aspectos que exigen un tratamiento nuevo y diferenciado. El arte sociales operan muy cerca de la realidad, su lengua conceptual es la misma que comparte
consiste en entender la tradición corno punto de partida, en la cual sólo enraizamos el resto de los ciudadanos. La escritura del texto, producto final de nuestra reflexión, se
nuestra identidad, sin que por ello quedemos prisioneros en su rigidez Comprender la hace con las mismas palabras, las mismas nociones que el hombre común emplea. Para
tradición es, pues, superarla; dar continuidad a la consti lución de un saber que no es ejercer un verdadero control sobre lo que está diciéndose es preciso establecer una
estático ni definitivo. distancia, un extrañamiento en relación con el dato inmediato y con la forma como lo
Hacer ciencias sociales hoy, como en el pasado, significa enfrentarse con una serie de articulamos en su versión interpretativa. La artesanía intelectual requiere del investigador
problemas recurrentes, cuestiones que se replantean una capacidad inventiva para la producción de artificios que lo alejen del mundo real. Es
3. En la literatura contemporánea se utiliza de manera excesiva e imprecisa el término en este juego de proximidad/distancia que ejercemos lo que Wright Mills deno¬minaba
revolución. Se habla de revolución tecnológica, comunicativa o paradigmática romo si imaginación sociológica (Wright Mills, 1972). No existe un univer¬so garantizado de la
realmente estuviéramos viviendo una nueva era. Las metáforas llegan a una Gran Ciencia (así con mayúsculas) como lo pensaban muchos autores (y no sólo los
exagera¬ción tal que algunos autores echan mano de imágenes místicas para describir la positivistas) del siglo pasado. Un espacio que
nueva condición de la humanidad. McLuhari y Powers hablan, por ejemplo, de la "era de 4. Un texto que trata este aspecto de manera inteligente es: Bourdieu, P., J.C. Passeron v
acuario". Véase: McLuhan, Marshall y Bruce R. Powers. The global inllage, Oxford J.C. Chamboredon. Le méturr desociologue, Mouton, París/La Haya, 1973. En español:
University Press, Oxford, 1989. El oficio de sociólogo, Siglo XX!, México, 1975.