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Universidad Católica del Norte

Escuela de Psicología
Asignatura: Filosofía de las Ciencias
Docente: Diego Pérez
Viernes 22 de Diciembre, 2017

‘’Tercera Evaluación Filosofía de las Ciencias’’

Integrantes:
Javiera Garay D.
Camila Morales P.
Javiera Rojas M.
1. A partir de los presupuestos epistemológicos fenomenológicos tratados por E.
Husserl, desarrolle los presupuestos básicos e iniciales de la actitud fenomenológica;
colocando un principal énfasis en los procedimientos de una reducción
fenomenológica, la confección de una epojé y la importancia del lebenswelt como
afectación de la vida. También, reflexione en torno a las consecuencias en el discurso
científico con la llegada de la reflexión epistemológica.

Edmund Husserl es un filósofo alemán considerado el padre de la fenomenología


trascendental inserto en la filosofía contemporánea. Este concepto se encuentra desarrollado
por el movimiento filosófico fenomenológico y resulta ser uno de los más influyentes del
siglo XX. Husserl desarrolla la fenomenología debido a un rechazo al positivismo, dado que
considera que este no nos conduce a la verdad, y por tanto no permite volver a la más pura
experiencia.

Como primera instancia debemos saber que la fenomenología consiste en un movimiento


filosófico que describe las estructuras de la experiencia tal y como se presentan en la
conciencia, sin recurrir a teorías, deducciones o suposiciones. Es por esto por lo que la
fenomenología trascendental deshace la oposición entre empirismo y racionalismo, ya que
Husserl considera que la filosofía tiene la labor de lograr la superación de las actitudes
naturalistas y psicologista mediante la contemplación de las esencias de las cosas.

A partir de esto, podemos decir que Husserl desarrolla el concepto de conciencia a la hora de
desenvolver su pensamiento entorno a la fenomenología. Según él, no es posible concebir la
conciencia como una estructura interna del sujeto que espera ser afectada por objetos, sino
que esta es la que preconstituye los objetos. Es decir, la conciencia no percibe objetos reales,
sino mas bien aprehende objetos, los cuales son denominados fenómenos.

Una de las características mas importantes de la conciencia fenomenológica es la


intencionalidad. Esta esquívale a la conciencia permanentemente dirigida hacia las realidades
concretas o el rasgo esencial de las vivencias cognitivas.

Este giro radical en el pensamiento de la filosofía contemporánea permitió repensar que es


lo que realmente equivale a la filosofía, dado que a partir de la hipótesis de Husserl de que el
pensamiento es un acto psicológico en el cual se logra alcanzar la verdad, permitiendo
renovarla hasta convertirla en una ciencia estricta con carácter riguroso.
La actitud fenomenológica se consolida y asume la tarea de describir el sentido que el mundo
tiene para nosotros antes de todo filosofar. No obstante, para cumplir con esta tarea se debe
partir de un método y programa de investigación, el cual se desenvuelve a partir de la epojé,
el lebenswelt y la reducción como tal. La epojé equivale a la suspensión del juicio, vale decir,
nos permite poner entre paréntesis la realidad del mundo, pese a que esto no signifique
negarlo ni dudar de su existencia. En otras palabras, nos instala en el terreno del ámbito del
ser puro, el cual prescinde de cada referencia del ser real del mundo. La epojé al mismo
tiempo nos lleva a la reducción eidética y trascendental. La reducción eidética es objetiva e
intenta suspender todo lo referido al objeto, con el fin de quedar solo con su esencia. Mientras
que la reducción trascendental suspende las actitudes formadas por el conjunto de creencias
de la vida subjetiva, y de esta forma quedar solo con las vivencias puras. Dicho de otra
manera, Husserl intenta acceder a la subjetividad trascendental o conciencia pura mediante
la reducción.

El lebenswelt corresponde a la correlación entre hombre y mundo, sin embargo, no se refiere


propiamente al aspecto biológico como forma de existencia de los seres vivos, sino más bien
a una vida integrada por la conciencia o subjetividad misma a la cual se llega a través de la
epojé fenomenológica. Husserl acuñe este concepto respaldándose en la visión que tiene Kant
sobre la vida, la cual actúa como base de las ciencias modernas y objetivas.

En conclusión, podemos decir que Husserl considera que el discurso o visión científica es un
proyecto en marcha que esta constantemente evolucionando a partir de las reflexiones
epistemológicas. Dicho de otra manera, la propuesta husserliana estipula que sólo el espíritu
existe en sí mismo y para sí mismo, y de esta forma, desarrolla un método para comprender
en su intencionalidad la esencia fundamental del espíritu. Husserl consideró que con esto se
abría el camino a una nueva humanidad y cultura, pensadas principalmente desde la razón
filosófica, es decir, la autorreflexión universal, la comprensión del hombre sobre sí mismo y
la razón que se comprende y se autorregula.
2. Para Martin Heidegger, el giro ontológico de la pregunta por el Ser implicó una serie
de transformaciones en la percepción epistemológica de la Filosofía: tras advertir el
olvido de la tradición metafísica de la Filosofía en la pregunta por el Ser, continuó la
trayectoria ontológica como desenvolvimiento de la tipografía del da-sein. A partir
de las reflexiones heideggerianas, desarrolle la “analítica” sobre el Ser y sus
implicancias en la comprensión pro-yectiva.
Tras ser desplegado el giro hermenéutico heideggeriano de la pre-comprensión,
Hans-Georg Gadamer heredera la analítica de Heidegger y sus puntualizaciones sobre
la lengua, la poética y el sentido. Siguiendo la potencia de la comprensión histórica –
como antecedente de las reflexiones del antiguo historicismo diltheyano-, Gadamer
decide retomar la tradición hermenéutica post-teológica y post-jurídica; es decir, una
percepción de la comprensión histórica basado en la interpretación del sentido del
mundo. No obstante, la aventura hermenéutica heideggeriana, encuentra sus
diferencias gadamerianas en la dimensión ontológica del lenguaje: reflexione en torno
a la comprensión del lenguaje como experiencia hermenéutica, y, a la vez, analice los
elementos que componen dicha experiencia y su importancia epistemológica.

Martin Heidegger es un filósofo alemán discípulo de Husserl. Este quiso retomar la cuestión
del ser, el cual desde su perspectiva había sido abordada por los presocráticos y abandonada
por la metafísica occidental, en relación con un enfoque fenomenológico de la condición
humana en su finitud esencial. Para medir la originalidad y audacia del pensamiento
Heideggeriano es necesario colocarnos en el marco intelectual de la época.

El neokantismo dominaba la filosofía europea. Esta filosofía debía si quería tener seguidores
pensar de una manera kantiana, es decir, de manera crítica trascendental, dado que la
ontología era un título prohibido.

Para comenzar, la obra de Heidegger suele entenderse de manera separada en dos periodos
distintos. La primera parte y a la cual nos abocaremos principalmente está marcada por ser y
tiempo. En ella el autor parte del supuesto que la tarea de la filosofía debía determinar plena
y completamente el sentido del ser y no el de los entes. Entendiendo como ser aquello que
instala y mantiene a los entes concretos en la existencia. Es importante mencionar que en ésta
el autor señala que la esencia del ser nunca podrá ser de carácter ontológico, sino que debe
demostrarse tangiblemente.
Desde el punto de vista de Heidegger el hombre es el ente privilegiado al que se debe
interrogar por el ser, pues mantiene una relación directa de reconocimiento, el cual nunca es
de otros, sino siempre de uno. La forma específica de ser que corresponde al hombre equivale
al “ser-ahí’’, es decir, DA-SEIN. Lo anterior se puede distinguir de la filosofía moderna desde
Descartes entre un sujeto que se halla encerrado o delimitado en sí mismo, el que por lo
demás se enfrenta a un mundo totalmente ajeno. Para Heidegger este supuesto es
inconsciente, ya que el ser del hombre se define de su relación con el mundo, el cual significa
“ser – a – la -mano” (práctico) y no “ser- a -los-ojos” (teórico). Por otra parte, el DA-SEIN
no guarda relación con el sujeto mencionado por Kant, sino que es el hombre existencial, el
que se angustia, que muere el ser para la muerte.

Según el autor, el DASEIN es más bien la respuesta a la pregunta “¿qué es el es?,


considerando esta como la pregunta por la esencia que está condicionada a la pregunta, vale
decir, pregunta por el sí mismo. Por otro lado, Heidegger ponía de manifiesto que dicho ser
siempre es pro-yecto, es decir, el ser fue arrojado al mundo.

La existencia presenta un carácter de caída, y de otro modo si no presentara esto existiría una
imposibilidad de dominar su ser, la vida enajenada, la inauténtica y el nombre de los entes
concretos. La dimensión temporal del ser en cuanto a proyecto “ser -ahí” y enfrentamiento a
la muerte considera el “ser-para-la-muerte”, vale decir, la que nunca es de uno, sino que la
sufren otros. Además, Heidegger menciona que el ser-ahí también se desenvuelve en el
mundo pre-comprensivo, es decir, el momento anterior a la pregunta.

Según el autor somos provenientes y habitamos de mundos distintos lo que produce que
tengamos distintas comprensiones de él. La concepción de pre-comprender equivale a la
comprensión misma, y dicha pre-comprensión está contenida en la muerte, viendo esta, como
etapa o límite de los cambios. El mundo pre-comprensivo en pocas palabras alude al hecho
de estar en comunidad y de ella se desprende la pregunta de qué es la muerte. Por lo tanto,
sabemos que estamos sujetos a la muerte, somos posibilidad pura, somos puro proyecto de
muerte, por lo que el DASEIN no se encuentra sujeto a nada, por el contrario, es posibilidad
pura. Dicho de otra manera, el ser posible en el mundo es el mundo sometido a lo posible.
Desde la perspectiva del autor, la espera a la muerte es una actitud de la interpretación de la
muerte antes de tiempo, manifestando que el caer en lo cotidiano es lo peor que le puede
suceder al ser humano, ya que produce que se sinteticen las experiencias esenciales, dejando
de preguntarnos y reduciendo la posibilidad.

Para el autor existen 3 elementos que definen a la humanidad considerada como momento de
movimiento. Como primer punto el Ser-para-la-muerte, este señala que uno está al servicio
hacia el horizonte mortuorio de cada uno, en el que tenemos una comprensión de la muerte,
y dicha comprensión se da a través de una interpretación por la lengua. Para Heidegger ser-
para-la-muerte es considerar la muerte como la excusa del ser, es decir, estamos siendo, dado
que estamos muertos. Como segundo punto menciona la lengua, manifestando que no
habitamos el mundo, sino que habitamos la lengua. La lengua nos habla a nosotros, pero a
pesar de esto no es de nosotros. Además, se puede identificar lo poético, lo que lleva al
encuentro con la lengua. Al interpretar, estamos interpretando la lengua, siendo dicha
interpretación una ligadura de la comprensión. Por último y como tercer punto considera el
tiempo, el cual no está sujeto a la comprensión, por lo que Wittgenstein se considera en
desacuerdo, dado que desde su perspectiva no existe lo que no se puede nombrar. El tiempo
para el autor es el movimiento y el ejercicio más absurdo de ser definido, pues este se escapa
constantemente lo que lo convierte como algo indefinible. De esta manera, la comprensión
no muere nunca porque está ligada al tiempo.

Heidegger en su hermenéutica establece una reciprocidad entre texto y contexto, lo que llama
“circulo hermenéutico”. La hermenéutica deja de comprenderla únicamente entorno al
espíritu de otras épocas y la piensa como el modo fundamental de situar al ser humano en el
mundo, es decir, existir es comprender. De esta forma, modifica el foco de atención de la
hermenéutica desde la interpretación a la comprensión existencial. A partir de esto la
hermenéutica se convierte en una filosofía que identifica la verdad mediante la interpretación
históricamente situada, desarrollándola Hans-Georg Gadamer, quien comienza a generar su
propia percepción hermenéutica.

Hans- Georg Gadamer filósofo alemán, quien era seguidor de Martin Heidegger y autor de
la obre “Verdad y método” contrasta estas dos posiciones, donde menciona que la conciencia
es afectada por la historia y que nos encontramos insertos en la cultura e historia de nuestro
tiempo. Pretende hacer una descripción de lo que hacemos cuando interpretamos cosas,
incluso si se desconoce el proceso de interpretación. Con respecto a la hermenéutica que
establece, esta se encuentra encaminada a revelar los misterios de la compresión y el sentido
que se le da a un texto, dialogo o historia. La comprensión se crea en el seno de una tradición,
ya que desarrolla una dinámica que capta la atención para poder ser comprendida e
interpretada. De modo la ontología que ofrece Gadamer en su hermenéutica permite la
comprensión de la persona en su experiencia constructiva de realidad y conocimiento.

3. La tradición hermenéutica transformó los cimientos gnoseológicos de la filosofía


moderna, generalizadamente. Desde un modo de conocimiento sujeto en un
objetivismo incuestionable, la hermenéutica supo ofrecer un caudal alternativo a esta
modalidad como tratamiento específico del lenguaje y el sentido. Sin embargo, la
experiencia hermenéutica continuaba operando dentro de una esfera que, en términos
epistemológicos, pertenece a la misma esfera científica: una meta-filosofía auto-
afectiva que no considera un nivel de constructivismo superior. Para eso, el filósofo
Richard Rorty supo concentrarse en un nivel del conocimiento que no radicaliza ni
obstruye la aventura del sujeto gnoseológico: es decir, la mente como receptora de las
representaciones del mundo. A este evento Rorty lo denominó giro lingüístico;
haciendo referencia a las diagramaciones de las representaciones mentales como
ejecuciones de la misma auto-referencialidad del lenguaje. En otras palabras, un tipo
de extrañamiento del lenguaje mismo que hace referencia a un sujeto-mente y a un
objeto-natural definido de conocimiento. Reflexione, ampliamente, en torno a las
consecuencias epistemológicas y paradigmáticas del giro lingüísticos.

Heidegger desde sus inicios introduce nuevas direcciones en la hermenéutica, la cual es


considerada como el sentido que se le denomina a las palabras de los textos. En otras palabras,
es un análisis de signos y valores simbólicos. Esto es desarrollado como consecuencia de que
se deja de considerar como modo de comprensión al espíritu, sino que se genera una nueva
forma de consideración, el cual plantea como modo fundamental el situar al ser humano en
el mundo. A diferencia de Gadamer, el cual considera que toda interpretación tiene como
finalidad el producir comprensión, al mismo tiempo debe comprender lo que va a ser
interpretado. Y de esta forma provoca que la hermenéutica se convierta en una filosofía que
identifica la verdad como una interpretación situada históricamente.
De este modo, surgiendo de la interpretación que Heidegger hace de la experiencia y
Gadamer de la hermenéutica se logra profundizar la esencia del fenómeno de la comprensión
como pilar de la experiencia del hombre, y es a partir de esto que Rorty trata de deshacer la
distinción de apariencia-realidad.

Richard Rorty es un filósofo analítico angloamericano con pensamiento centroeuropeo que


intenta desmontar la estructura conceptual en que se había basado la epistemología
tradicional.

Rorty al estar fuertemente influenciado por la hermenéutica y la fenomenología francesa


considera que desde la visión Kantiana la filosofía es vista como una disciplina a la que le
corresponde determinar la legitimidad de todas las pretensiones del conocimiento. Es por
esto por lo que aspira conocer y desarrollar los fundamentos mismos del conocimiento y de
esta forma llevar a la filosofía a investigar los procesos mentales, que, a su juicio permiten
hacer posible las actividades de representación. En otras palabras, podemos decir que su
preocupación central fue elaborar una teoría general del conocimiento, centrándose en la base
de que conocer es representar con precisión en nuestra mente lo que esta fuera de ella, vale
decir, la idea de que filosofía equivale al espejo de la naturaleza.

De esta forma, Rorty desarrolla el concepto de mente-espejo, dado que considera que la
mente como espacio en el que se producen las representaciones como reflejos de la realidad
permite llegar a los métodos más puros, más que a un conjunto de metáforas creadas para
legitimar y fundamentar la teoría del conocimiento existente. En consecuencia, disuelve el
pensamiento fuerte y objetivo y lo transforma en una pluralidad de visiones basadas en
diversos intereses y contextos. Dicho de otra manera, se abre paso a la interpretación como
único discurso posible y a la literatura como forma de expresión de los sentimientos.

Como hemos dicho anteriormente la mente recibe un papel fundamental a la hora de


interpretar el pensamiento de Richard Rorty, ya que es esta la que permite la construcción de
representación del lenguaje, o sea, a través de la mente se da paso a la enajenación del
lenguaje en si mismo. Es a partir de esto en donde el giro lingüístico otorga la creación de la
estructura mental y del lenguaje con el fin de conocer la construcción mental, es decir, en
donde adquieren sentido las cosas.
Para sintetizar, podemos percatarnos que el fundamento principal de Rorty es que no existe
nada fuera de la mente, y que solo a través de esta se puede conocer mediante la significación
y referencia.

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