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UNIVERSITARIA
DE RÍO CUARTO
ESTATUTO
CONTENIDO:
TITULO PRELIMINAR
CAPITULO II – FINES
CAPITULO V- DE LA INTERVENCION
DOCUMENTOS
ADJUNTO A LA PUBLICACIÓN
TÍTULO PRELIMINAR
Art 3º.- La F.U.R.C. tiene todos los poderes y atribuciones no delegados a la F.U.A.
Art 5º.- Son miembros de la F.U.R.C. un Centro de Estudiantes por cada facultad de la
U.N.R.C., con la salvedad de los Centros de Estudiantes de Medicina Veterinaria e
Ingeniería Agronómica.
Ante la creación de nuevas facultades o unidades académicas independientes
sólo el Congreso Regional de F.U.R.C. tendrá potestad de crear y federar nuevos
Centros de Estudiantes.
Art 6º.- Los Cuerpos de Delegados y las Asociaciones por Carrera son miembros
integrantes de la estructura de base del movimiento estudiantil riocuartense.
Art 8º.- La F.U.R.C. bregará por la creación de un Órgano Consultivo Permanente con la
Confederación General del Trabajo y la Central de Trabajadores Argentinos, mediante
Acta de Creación con la rúbrica del Presidente.
Art 9º.- La F.U.R.C. bregará por la creación de Órganos Consultivos Permanentes con la
Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, e H.I.J.O.S.
Art 10º.- El lema de la Federación Universitaria de Río Cuarto será: “Que la Universidad
se pinte de Pueblo”
De igual manera la F.U.R.C. hace suyos el lema del estudiantado de todo el
mundo “¡Luchar por la democratización de la educación y la enseñanza!” y el de nuestra
U.N.R.C. “Creer… Crear… Crecer”.
Art 16º.- La convocatoria a las Sesiones Ordinarias Anuales las realizará el Secretariado
Ejecutivo. Las sesiones extraordinarias podrán ser convocadas a pedido de la mitad más
uno de los miembros titulares del congreso regional, del Secretariado Ejecutivo, o de la
Junta Representativa, cuando lo requieran.
Art 18º.- El Congreso Regional estará integrado por un número de delegados igual a
1/100 del total de estudiantes de la universidad (Un Congresal cada cien votos). Los
congresales serán 70% proporcional al número de estudiantes votantes en las últimas
elecciones de cada Centro de Estudiantes y del 30% proporcional al número de
estudiantes votantes para las últimas elecciones federativas. La distribución de
delegados entre las distintas agrupaciones se realizará mediante el sistema proporcional
D'HONT aplicado a los votos obtenidos por cada lista que se haya presentado a la últimas
elecciones de cada uno de los Centros de Estudiantes y de la Federación.
Art 19°.- El abanderado mayor y los abanderados de las Facultades serán también
congresales. Contarán con voz pero sin voto. Su participación estará por fuera de la
distribución proporcional, por lo que requerirán de una acreditación especial con la
rúbrica del Secretario General.
Art 21º.- La Junta de Poderes estará conformada por los miembros del Secretariado
Ejecutivo y acreditará los congresales de las distintas agrupaciones. En caso de conflicto,
tendrá la potestad para resolverlo.
Art 22°.- La convocatoria se realizará con una anticipación no menor de diez días,
realizándose una amplia difusión a través de notas a las fuerzas que posean congresales
y por los medios de comunicación de la Universidad; determinándose en el mismo: día,
lugar y hora de la reunión.
Art 23º.- El quórum para sesionar será la mitad más uno de los miembros. De no alcanzar
dicho número se hará una segunda convocatoria con siete días de anticipación y al cabo
de una hora de espera para el inicio de esta segunda convocatoria y de no alcanzar la
mitad mas uno de los miembros, se sesionara con los presentes.
Art 24º.- Las resoluciones del congreso se adoptarán por simple mayoría salvo en los
casos que este estatuto prevea una mayoría especial.
Art 25º.- El Congreso Regional será dirigido por el Presidente de la F.U.R.C. El Secretario
de Actas y el moderador serán elegidos por moción aprobada por simple mayoría.
Art 26º.- Las resoluciones del Congreso Regional, órgano representativo máximo de la
F.U.R.C., constituyen mandato para sus miembros cuando estos actúen en nombre de
la Federación, representando a la misma.
Art 28º.- En el Art 25º, incisos f, g y h requerirán aprobación de las dos terceras partes
de los miembros presentes en el C.R.
-Presidencia
-Secretaría General
-Secretaría de Organización y Acción Política
-Secretaría de Relaciones Institucionales
-Secretaría de Relaciones Internacionales
-Secretaría de Finanzas
-Secretaría de Relaciones Obrero-Estudiantiles
-Secretaría de Prensa y Difusión
-Secretaría de Bienestar Estudiantil
-Secretaría de Ingreso Universitario y de Articulación Educativa
-Secretaría de Cultura, Recreación y Deportes
-Secretaría de Política Educativa, Ciencia y Técnica
-Secretaría de Articulación Universidad-Sociedad
-Secretaría de Derechos Humanos
Art 31º.- La elección de autoridades será por medio del voto directo, secreto, por boletas
con candidatos y secretarios, y en escrutinio público.
Para presentarse a elecciones las agrupaciones o frente de agrupaciones
estudiantiles deberán recolectar avales en la cantidad correspondientes al 5% del total
de estudiantes inscriptos en el padrón universitario. Esto se realizará de acuerdo a los
tiempos establecidos en el cronograma electoral aprobado por el Congreso Regional
previo a cada acto electoral.
Art 32º.- Las Secretarías distribuidas por el voto directo nombrarán su secretario dentro
de la boleta de candidatos y secretarios de la agrupación estudiantil que la haya ganado
en las elecciones.
Art 33º.- Los miembros del Secretariado Ejecutivo, son solidariamente responsables por
las decisiones adoptadas ante el C.R. Solo la constancia expresa del miembro disidente
lo eximirá de la responsabilidad.
Serán causas de destitución:
a) La aceptación de cargos rentados en las facultades o en la Universidad.
b) Inhabilidad ética para al desempeño del cargo.
c) Hechos y actos que comprometan la asistencia y el desenvolvimiento de
la FURC.
d) Faltar sin justificación válida a más de tres reuniones.
e) Por manifiesta irresponsabilidad en su cargo.
Art 35º.- El quórum de las reuniones del Secretariado Ejecutivo será dado por la mitad
más uno de los miembros. Se intentará tomar todas las decisiones en base al consenso.
De no ser esto posible prevalecerá la moción aprobada por el voto de la mitad más uno
de los Secretarios presentes.
Art 51º.- Los Secretarios podrán nombrar a una Comisión de Trabajo no mayor a 10
(diez) personas para el cumplimiento de sus fines, siempre y cuando las personas que
lo integren hayan figurado en la boleta electoral de su agrupación.
La lista de personas que integran las Comisiones de Trabajo deberá ser
presentada por las agrupaciones en la Sesión Especial del Secretariado Ejecutivo para
el cambio de autoridades. El primero de dicha lista hará las veces de Subsecretario, y
sólo lo reemplazará con voto ante el Secretariado Ejecutivo en caso de ausencia
debidamente justificada, renuncia, destitución, acefalia o muerte. El resto de los
miembros de la lista serán designados Vocales.
Las Comisiones de Trabajo tendrán reconocimiento por parte de la F.U.R.C. en
la Resolución que indique el cambio de autoridades.
Art 52º.- Las autoridades de la FURC elegidas por voto directo durarán en el cargo 2
(dos) años.
Art 53º.- Al momento que asuman en el Secretariado Ejecutivo los nuevos Presidentes
de los Centros de Estudiantes en el intermedio del mandato del resto de miembros de la
F.U.R.C. no podrán cambiar la representación de su Secretaría por otra.
Art 55°.- Los miembros plenos de la Junta Representativa serán nombrados en sus
cargos en sesión especial del Secretariado Ejecutivo para la proclamación de nuevas
autoridades.
Art 56°.- Las sesiones de la Junta Representativa, son convocadas por el Secretario
General de la F.U.R.C. o la mitad mas uno de sus miembro plenos.
Art 57º.- La Junta Representativa, forma quórum con la mitad más uno de sus miembros
plenos.
Art 58º.- Ante la formación de nuevas facultades la F.U.R.C. reconocerá un solo centro
por Facultad.
Art 59º.- Los centros de estudiantes podrán dictar sus propios estatutos garantizándose
obligatoriamente: Elecciones anuales con urnas, voto secreto y universal, escrutinio
público, distribución proporcional D'Hont de miembros en sus comisiones directivas,
listas que presenten plataformas gremiales y políticas sin ningún tipo de discriminación.
Art 60º.- Los Presidentes de los Centros de Estudiantes son miembros ejecutivos de la
F.U.R.C. para cumplir y hacer cumplir el presente Estatuto y las resoluciones que en su
consecuencia establezcan los órganos del mismo.
Art 62º.- Los conflictos sustanciados entre dos o más Centros serán sometidos al
arbitraje del Secretariado Ejecutivo, siendo el laudo de este obligatorio para las partes;
sin perjuicio de lo dispuesto en al Artículo 63°, Inciso a).
CAPITULO V - DE LA INTERVENCIÓN
Art 66°.- El centro alcanzado por una intervención podrá apelar ante el Congreso
Regional sin que ello explique la suspensión de las medidas. El congreso será convocado
sin más trámites dentro de los quince días subsiguientes a la realización del pedido
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Art 67°.- La F.U.R.C. bregará para que las elecciones de todos los Centros de
Estudiantes se realicen durante los mismos días que las elecciones federativas.
Art 68º.- Las inmediatas autoridades que comiencen a regir tras la aprobación del
presente Estatuto deberán elaborar una reglamentación guía para la confección del
Balance General económico de la F.U.R.C.
DOCUMENTOS:
Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo
XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas
las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una
vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan.
Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre
una revolución, estamos viviendo una hora americana.
La rebeldía estalla en Córdoba y es violenta porque aquí los tiranos se habían ensoberbecido
y era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contrarrevolucionarios de Mayo. Las
universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes,
la hospitalización segura de los inválidos y - lo que es peor aún- el lugar en donde todas las
formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han
llegado a ser así fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste
espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la ciencia frente a estas casas mudas y
cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático. Cuando en un rapto
fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la
vida en su recinto. Por eso es que, dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a
mediocrizar la enseñanza y el ensanchamiento vital de los organismos universitarios no es el
fruto del desarrollo orgánico, sino el aliento de la periodicidad revolucionaria.
Nuestro régimen universitario –aun el más reciente- es anacrónico. Está fundado sobre una
especie de derecho divino; el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a sí mismo.
En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La Federación Universitaria de
Córdoba se alza para luchar contra este régimen y entiende que en ello le va la vida. Reclama
un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el
derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes. El concepto de
autoridad que corresponde y acompaña a un director o un maestro en un hogar de estudiantes
universitarios no puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la sustancia misma de
los estudios. La autoridad, en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo
y amando: enseñando.
Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza
es hostil y por consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que
aprenden. Fundar la garantía de una paz fecunda en el artículo conminatorio de un reglamento
o de un estatuto es, en todo caso, amparar un régimen cuartelario, pero no una labor de ciencia.
Mantener la actual relación de gobernantes a gobernados es agitar el fermento de futuros
trastornos. Las almas de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados
resortes de la autoridad que emana de la fuerza no se avienen con lo que reclaman el sentimiento
y el concepto moderno de las universidades. El chasquido del látigo sólo puede rubricar el
silencio de los inconscientes o de los cobardes. La única actitud silenciosa, que cabe en un
instituto de ciencia es la del que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o
comprobarla.
Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto
de autoridad que en estas casas de estudio es un baluarte de absurda tiranía y sólo sirve para
proteger criminalmente la falsa dignidad y la falsa competencia. Ahora advertimos que la reciente
reforma, sinceramente liberal, aportada a la Universidad de Córdoba por el doctor José Nicolás
Matienzo, sólo ha venido a probar que el mal era más afligente de lo que imaginábamos y que
los antiguos privilegios disimulaban un estado de avanzada descomposición. La reforma
Matienzo no ha inaugurado una democracia universitaria; ha sancionado el predominio de una
casta de profesores. Los intereses creados en torno de los mediocres han encontrado en ella un
inesperado apoyo. Se nos acusa de insurrectos en nombre de un orden que no discutimos, pero
que nada tiene que hacer con nosotros. Si ello es así, si en nombre del orden se nos quiere
seguir burlando y embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho sagrado a la insurrección.
Entonces, la única puerta que nos queda abierta a la esperanza es el destino heroico de la
juventud. El sacrificio es nuestro mejor estímulo; la redención espiritual de las juventudes
americanas nuestra única recompensa, pues sabemos que nuestras verdades lo son y
dolorosas- de todo el continente. ¿Qué en nuestro país una ley – se dice -, la ley de Avellaneda,
se opone a nuestros anhelos?. Pues a reformar la ley, que nuestra salud moral lo está exigiendo.
La juventud vive siempre en trance de heroísmo. Es desinteresada, es pura. No ha tenido
tiempo aún de contaminarse. No se equivoca nunca en la elección de sus propios maestros. Ante
los jóvenes no se hace mérito adulando o comprando. Hay que dejar que ellos mismos elijan sus
maestros y directores, seguros de que el acierto ha de coronar sus determinaciones. En adelante,
sólo podrán ser maestros en la futura república universitaria los verdaderos constructores de
almas, los creadores de verdad, de belleza y de bien.
La juventud universitaria de Córdoba cree que ha llegado la hora de plantear este grave
problema a la consideración del país y de sus hombres representativos.
Los sucesos acaecidos recientemente en la Universidad de Córdoba, con motivo de la
elección rectoral, aclaran singularmente nuestra razón en la manera de apreciar el conflicto
universitario. La Federación Universitaria de Córdoba cree que debe hacer conocer al país y a
América las circunstancias de orden moral y jurídico que invalidan el acto electoral verificado el
15 de junio. Al confesar los ideales y principios que mueven a la juventud en esta hora única de
su vida, quiere referir los aspectos locales del conflicto y levantar bien alta la llama que está
quemando el viejo reducto de la opresión clerical. En la Universidad Nacional de Córdoba y en
esta ciudad no se han presenciado desórdenes; se ha contemplado y se contempla el nacimiento
de una verdadera revolución que ha de agrupar tan pronto bajo su bandera a todos los hombres
libres del continente Referiremos los sucesos para que se vea cuánta razón nos asistía y cuánta
vergüenza nos sacó a la cara la cobardía y la perfidia de los reaccionarios. Los actos de violencia
de los cuales nos responsabilizamos íntegramente, se cumplían como el ejercicio de puras ideas.
Volteamos lo que representaba un alzamiento anacrónico y lo hicimos para poder levantar
siquiera el corazón sobre esas ruinas. Aquellos representan también la medida de nuestra
indignación en presencia de la miseria moral, de la simulación y del engaño artero que pretendía
filtrarse con las apariencias de la legalidad. El sentido moral estaba oscurecido en las clases
dirigentes por un fariseísmo tradicional y por una pavorosa indigencia de ideales.
El espectáculo que ofrecía la asamblea universitaria era repugnante. Grupos de amorales
deseosos de captarse la buena voluntad del futuro rector exploraban los contornos en el primer
escrutinio, para inclinarse luego al bando que parecía asegurarse el triunfo, sin recordar la
adhesión públicamente empeñada, el compromiso de honor contraído por los intereses de la
Universidad. Otros –los más- en nombre del sentimiento religioso y bajo la advocación de la
Compañía de Jesús, exhortaban a la traición y al pronunciamiento subalterno. (¡Curiosa religión
la que enseña a menospreciar el honor y deprimir la personalidad!. ¡Religión para vencidos o
para esclavos!). Se había obtenido una reforma liberal mediante el sacrificio heroico de una
juventud. Se creía haber conquistado una garantía y de la garantía se apoderaban los únicos
enemigos de la reforma. En la sombra los jesuitas habían preparado el triunfo de una profunda
inmoralidad. Consentirla habría comportado otra traición. A la burla respondimos con la
revolución. La mayoría expresaba la suma de la represión, de la ignorancia y del vicio. Entonces
dimos la única lección que cumplía y espantamos para siempre la amenaza del dominio clerical.
La sanción moral es nuestra. El derecho también. Aquellos pudieron obtener la sanción
jurídica, empotrarse en la ley. No se lo permitimos. Antes que la iniquidad fuera un acto jurídico,
irrevocable y completo, nos apoderamos del salón de actos y arrojamos a la canalla, sólo
entonces amedrentada, a la vera de los claustros. Que esto es cierto, lo patentiza el hecho de
haber, a continuación, sesionado en el propio salón de actos la Federación Universitaria y de
haber firmado mil estudiantes sobre el mismo pupitre rectoral, la declaración de huelga indefinida.
En efecto, los estatutos reformados disponen que la elección del rector terminará en una sola
sesión, proclamándose inmediatamente el resultado, previa lectura de cada una de las boletas y
aprobación del acta respectiva. Afirmamos, sin temor de ser rectificados, que las boletas no
fueron leídas, que el acta no fue aprobada, que el rector no fue proclamado y que, por
consiguiente, para la ley, aún no existe rector de esta Universidad.
La juventud universitaria de Córdoba afirma que jamás hizo cuestión de nombre ni de
empleos. Se levantó contra un régimen administrativo, contra un método docente, contra un
concepto de autoridad. Las funciones públicas se ejercitaban en beneficio de determinadas
camarillas. No se reformaban ni planes ni reglamentos por temor de que alguien en los cambios
pudiera perder su empleo. La consigna de hoy para ti, mañana para mí, corría de boca en boca
y asumía la preeminencia de estatuto universitario. Los métodos docentes estaban viciados de
un estrecho dogmatismo, contribuyendo a mantener a la universidad apartada de la ciencia y de
las disciplinas modernas. Las lecciones, encerradas en la repetición interminable de viejos textos,
amparaban el espíritu de rutina y de sumisión. Los cuerpos universitarios, celosos guardianes de
los dogmas, trataban de mantener en clausura a la juventud, creyendo que la conspiración del
silencio puede ser ejercitada en contra de la ciencia. Fue entonces cuando la oscura universidad
mediterránea cerró sus puertas a Ferri, a Ferrero, a Palacios y a otros, ante el temor de que fuera
perturbada su plácida ignorancia. Hicimos entonces una santa revolución y el régimen cayó a
nuestros golpes.
Creímos honradamente que nuestro esfuerzo había creado algo nuevo, que por lo menos la
elevación de nuestros ideales merecía algún respeto. Asombrados contemplamos entonces
como se coligaban para arrebatar nuestra conquista los más crudos reaccionarios.
No podemos dejar librada nuestra suerte a la tiranía de una secta religiosa, ni al juego de
intereses egoístas. A ellos se nos quiere sacrificar. El que se titula rector de la Universidad de
San Carlos ha dicho su primera palabra: Prefiero antes de renunciar que quede el tendal de
cadáveres de los estudiantes. Palabras llenas de piedad y de amor, de respeto reverencioso a
la disciplina; palabras dignas del jefe de una casa de altos estudios. No invoca ideales ni
propósitos de acción cultural. Se siente custodiado por la fuerza y se alza soberbio y
amenazador. ¡Armoniosa lección que acaba de dar a la juventud el primer ciudadanos de una
democracia universitaria!. Recojamos la lección, compañeros de toda América; acaso tenga el
sentido de un presagio glorioso, la virtud de un llamamiento a la lucha suprema por la libertad;
ella nos muestra el verdadero carácter de la autoridad universitaria, tiránica y obcecada, que ve
en cada petición un agravio y en cada pensamiento una semilla de rebelión.
La juventud ya no pide Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento
propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar
a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede
desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa.
La juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su federación, saluda a los
compañeros de la América toda y les incita a colaborar en la obra de libertad que inicia.
Firmado: Enrique F. Barros, Ismael C. Bordabehére, Horacio Valdés,presidentes. Gumersindo
Sayago, Alfredo Castellanos, Luis M. Méndez, Jorge L. Bazante, Ceferino Garzón Maceda, Julio
Molina, Carlos Suárez Pinto, Emilio R. Biagosch, Angel J. Nigro, Natalio J. Saibene, Antonio
Medina Allende y Ernesto Garzón.
Queridos compañeros, nuevos colegas del Claustro y viejos colegas de la lucha por la libertad
de Cuba: tengo que puntualizar como principio de estas palabras que solamente acepto el título
que hoy se me ha conferido, como un homenaje general a nuestro ejército del pueblo. No podría
aceptarlo a título individual por la sencilla razón de que todo lo que no tenga un contenido que
se adapte solamente a lo que quiere decir, no tiene valor en la Cuba nueva; y cómo podría
aceptar yo personalmente, a título de Ernesto Guevara, el grado de Doctor Honoris Causa de la
Facultad de Pedagogía, si toda la pedagogía que he ejercido ha sido la pedagogía de los
campamentos guerreros, de las malas palabras, del ejemplo feroz, y creo que eso no se puede
convertir de ninguna manera en un toga; por eso sigo con mi uniforme del Ejército Rebelde
aunque puedo venir a sentarme aquí, a nombre y representación de nuestro ejército, dentro del
Claustro de Profesores. Pero al aceptar esta designación, que es un honor para todos nosotros,
quería también venir a dar nuestro homenaje, nuestro mensaje de ejército del pueblo y de ejército
victorioso.
Una vez a los alumnos de este Centro les prometí una pequeña charla en la que expusiera
mis ideas sobre la función de la Universidad; el trabajo, el cúmulo de acontecimientos, nunca me
permitió hacerlo, pero hoy voy a hacerlo, amparado ahora, además, en mi condición de Profesor
Honoris Causa.
Y, ¿qué tengo que decirle a la Universidad como artículo primero, como función esencial de
su vida en esta Cuba nueva? Le tengo que decir que se pinte de negro, que se pinte de mulato,
no sólo entre los alumnos, sino también entre los profesores; que se pinte de obrero y de
campesino, que se pinte de pueblo, porque la Universidad no es el patrimonio de nadie y
pertenece al pueblo de Cuba, y si este pueblo que hoy está aquí y cuyos representantes están
en todos los puestos del Gobierno, se alzó en armas y rompió el dique de la reacción, no fue
porque esos diques no fueron elásticos, no tuvieron la inteligencia primordial de ser elásticos
para poder frenar con esta elasticidad el impulso del pueblo, y el pueblo que ha triunfado, que
está hasta malcriado en el triunfo, que conoce su fuerza y se sabe arrollador, está hoy a las
puertas de la Universidad, y la Universidad debe ser flexible, pintarse de negro, de mulato, de
obrero, de campesino, o quedarse sin puertas, y el pueblo la romperá y él pintará la Universidad
con los colores que le parezca.
Ese es el mensaje primero, es el mensaje que hubiera querido decir los primeros días después
de la victoria en las tres Universidades del país, pero que solamente pude hacer en la Universidad
de Santiago, y si me pidieran un consejo a fuer de pueblo, de Ejército Rebelde y de profesor de
Pedagogía, diría yo que para llegar al pueblo hay que sentirse pueblo, hay que saber qué es lo
que quiere, qué es lo que necesita y qué es lo que siente el pueblo. Hay que hacer un poquito
de análisis interior y de estadística universitaria y preguntar cuántos obreros, cuántos
campesinos, cuántos hombres que tienen que sudar ocho horas diarias la camisa están aquí en
esta Universidad, y después de preguntarse eso hay que preguntarse también, recurriendo al
autoanálisis, si este Gobierno que hoy tiene Cuba representa o no representa la voluntad del
pueblo. Y si esa respuesta fuera afirmativa, si realmente este Gobierno representa la voluntad
del pueblo, habría que preguntarse también: este Gobierno que representa la voluntad del pueblo
en esta Universidad, ¿dónde está y qué hace? Y entonces veríamos que desgraciadamente el
Gobierno que hoy representa la mayoría casi total del pueblo de Cuba no tiene voz en las
universidades cubanas para dar su grito de alerta, para dar su palabra orientadora, y para
expresarlo sin intermedios, la voluntad, los deseos y la sensibilidad del pueblo.
La Universidad Central de Las Villas dio un paso al frente para mejorar estas condiciones y
cuando fue a realizar su forum sobre la Industrialización, recurrió, sí, a los industriales cubanos,
pero recurrió al Gobierno también, nos preguntó nuestra opinión y la opinión de todos los técnicos
de los organismos estatales y paraestatales, porque nosotros estamos haciendo -lo podemos
decir sin jactancia- en este primer año de la Liberación, mucho más de lo que hicieron los otros
gobiernos, pero además, mucho más de lo que hizo eso que pomposamente se llama la «libre
empresa», y por eso como Gobierno tenemos derecho a decir que la industrialización de Cuba,
que es consecuencia directa de la Reforma Agraria, se hará por y bajo la orientación del Gobierno
Revolucionario, que la empresa privada tendrá, naturalmente, una parte considerable en esta
etapa de crecimiento del país, pero quien sentará las pautas será el Gobierno, y lo será por
méritos propios, lo será porque levantó esa bandera respondiendo quizás al impulso más íntimo
de las masas, pero no respondiendo a la presión violenta de los sectores industriales del país.
La industrialización y el esfuerzo que conlleva es hijo directo del Gobierno Revolucionario, por
eso lo orientará y lo planificará. De aquí han desaparecido para siempre los préstamos ruinosos
del llamado Banco de Desarrollo, por ejemplo, que prestaba 16 millones a un industrial y este
ponía 400 mil pesos, y estos son datos exactos, y esos 400 mil pesos no salían tampoco de su
bolsillo, salían del 10 por ciento de la comisión que le daban los vendedores por la compra de
las maquinarias, y ese señor que ponía 400 mil pesos cuando el Gobierno había puesto 16
millones, era el dueño absoluto de esa empresa y como deudor del Gobierno, pagaba plazos
cómodos y cuando le conviniera. El Gobierno salió a la palestra y se niega a reconocer ese
estado de cosas, reclama para sí esa empresa que se ha formado con el dinero del pueblo y dice
bien claro que si la «libre empresa» consiste en que algunos aprovechados gocen del dinero
completo de la nación cubana, este Gobierno está contra la «libre empresa», siempre que esté
supeditada a una planificación estatal, y como hemos entrado ya en este escabroso terreno de
la planificación, nadie más que el Gobierno Revolucionario que planifica el desarrollo industrial
del país de una punta a la otra, tiene derecho a fijar las características y la cantidad de los
técnicos que necesitará en un futuro para llenar las necesidades de esta nación, y por lo menos
debe oírse al Gobierno Revolucionario cuando dice que necesita nada más que determinado
número de abogados o de médicos, pero que necesita cinco mil ingenieros y 15 mil técnicos
industriales de todo tipo, y hay que formarlos, hay que salir a buscarlos, porque es la garantía de
nuestro desarrollo futuro.
Hoy estamos trabajando con todo el esfuerzo por hacer de Cuba una Cuba distinta, pero este
profesor de Pedagogía que está aquí no se engaña y sabe que de profesor de Pedagogía tiene
tanto como de Presidente del Banco Central, y que si tiene que realizar una u otra tarea es porque
las necesidades del pueblo se lo demandan, y eso no se hace sin sufrimiento mismo para el
pueblo, porque hay que aprender en cada caso, hay que trabajar aprendiendo, hay que hacer
borrar al pueblo el error, porque uno está en un puesto nuevo, y no es infalible, y no nació
sabiendo, y como este Profesor que está aquí fue un día médico y por imperio de las
circunstancias tuvo que tomar el fusil, y se graduó después de dos años como comandante
guerrillero, y se tendrá luego que graduar de Presidente de Banco o Director de Industrialización
del país, o aún quizás de profesor de Pedagogía, quiere este médico, comandante, presidente y
profesor de Pedagogía, que se prepare la juventud estudiosa del país, para que cada uno en el
futuro inmediato, tome el puesto que le sea asignado, y lo tome sin vacilaciones y sin necesidad
de aprender por el camino, pero también quiere este profesor que está aquí, hijo del pueblo,
creado por el pueblo, que sea este mismo pueblo el que tenga derecho también a los beneficios
de la enseñanza, que se rompan los muros de la enseñanza, que no sea la enseñanza
simplemente el privilegio de los que tienen algún dinero, para poder hacer que sus hijos estudien,
que la enseñanza sea el pan de todos los días del pueblo de Cuba.
Y es lógico; no se me ocurriría a mí exigir que los señores profesores o los señores alumnos
actuales de la Universidad de Las Villas realizaran el milagro de hacer que las masas obreras y
campesinas ingresaran en la Universidad. Se necesita un largo camino, un proceso que todos
ustedes han vivido, de largos años de estudios preparatorios. Lo que sí pretendo, amparado en
esta pequeña historia de revolucionario y de comandante rebelde, es que comprendan los
estudiantes de hoy de la Universidad de Las Villas que el estudio no es patrimonio de nadie, y
que la Casa de Estudios donde ustedes realizan sus tareas no es patrimonio de nadie, pertenece
al pueblo entero de Cuba, y al pueblo se la darán o el pueblo la tomará, y quisiera, porque inicié
todo este ciclo en vaivenes de mi carrera como universitario, como miembro de la clase media,
como médico que tenía los mismos horizontes, las mismas aspiraciones de la juventud que
tendrán ustedes, y porque he cambiado en el curso de la lucha, y porque me he convencido de
la necesidad imperiosa de la Revolución y de la justicia inmensa de la causa del pueblo, por eso
quisiera que ustedes, hoy dueños de la Universidad, se la dieran al pueblo. No lo digo como
amenaza para que mañana no se la tomen, no; lo digo simplemente porque sería un ejemplo
más de los tantos bellos ejemplos que se están dando en Cuba, que los dueños de la Universidad
Central de Las Villas, los estudiantes, la dieran al pueblo a través de su Gobierno Revolucionario.
Y a los señores profesores, mis colegas, tengo que decirles algo parecido: hay que pintarse de
negro, de mulato, de obrero y de campesino; hay que bajar al pueblo, hay que vibrar con el
pueblo, es decir, las necesidades todas de Cuba entera. Cuando esto se logre nadie habrá
perdido, todos habremos ganado y Cuba podrá seguir su marcha hacia el futuro con un paso
más vigoroso y no tendrá necesidad de incluir en su Claustro a este médico, comandante,
presidente de Banco y hoy profesor de pedagogía que se despide de todos.
ADJUNTOS A LA PUBLICACIÓN