Vous êtes sur la page 1sur 5

Perfección

cristiana
FRACOIS FENELON

CAPITULO 1
EL USO DEL TIEMPO
Entiendo que lo que deseas que haga ahora, no es que simplemente
establezca grandes principios para demostrar la necesidad de que uses bien
tu tiempo. Por gracia, desde hace mucho, tu ya estas persuadido de eso.
Qué bueno es encontrar almas con las que más de la mitad del camino, por
así decirlo, ya esta recorrido. Pero, para que no parezca que te estoy
halagando con esto, te digo, aún te queda mucho por hacer, y una mente
persuadida e incluso un corazón bienintencionado todavia está muy lejos de
una obediencia cabal y fiel.

Nada ha sido más común en todas las edades, y aún hoy en día, que
encontrarse con almas que son perfectas y santas en el saber y la
especulacion. Pero "Los conocerás solo por sus obras y por su
comportamiento", dijo el Salvador del mundo, y esta es una regla que
nunca engaña, si esta bien desarrollada. Y es solo por medio de esta regla
que debemos juzgarnos a nosotros mismos.
En nuestra vida hay muchos tiempos diferentes, pero el principio que debe
aplicarse a la totalidad de ellos, es que ninguno debe considerarse como un
tiempo inútil, que todo cuenta para el orden y progreso de nuestra
salvación, que cada hora está cargada de los deberes que Dios nos ha
asignado con su propia mano, y que del cumplimiento de estos deberes nos
ha hecho responsables; porque desde los primeros segundos de nuestra
existencia hasta el último momento de nuestra vida, Dios no ha tenido la
intención de dejarnos ningún tiempo vacío, ni ninguno que pueda decirse
que queda a nuestra discreción, o que perdamos. Por lo tanto, lo
importante es saber qué quiere El Señor que hagamos con ellos.

I. COMO ALCANZAMOS A SABER QUE QUIERE EL SEÑOR QUE HAGAMOS


CON NUESTRO TIEMPO.

Dependendiendo de Dios

Alcanzamos este conocimiento, no por un tenso e inquieto entusiasmo, que


en lugar de aclarar, nos oscurecera completamente cual es nuestro deber
en el uso correcto de nuestro tiempo. Sino que, mas bien, este
conocimiento es alcanzado, en primer lugar por una sincera sumisión a
quienes representan a Dios. En segundo lugar, lo alcanzamos por un
Corazón puro y honesto que busca a Dios en humildad y que buscando
sinceridad combate tan rápido como encuentra, toda esa duplicidad y falsa
creatividad que surge de buscar las tareas que son unicamente para nuestro
propio agrado e interes; porque una persona no solo pierde tiempo al no
hacer nada, o hacer lo que está mal, también lo pierde al hacer algo
distinto de lo que debería hacer, incluso aunque lo que haga sea algo bueno
en si mismo. Somos sorprendentemente ingeniosos para buscar
perpetuamente las cosas que son de nuestro propio interes. Aquello que
hacen las almas mundanas de manera cruda y abierta, las personas quienes
quieren vivir para Dios, a menudo hacen lo mismo pero más sutilmente con
la ayuda de algún pretexto, que, sirviéndoles como cortina, les impide ver la
fealdad de su comportamiento.

Una regla general para el buen uso del tiempo es acostumbrarse a vivir en
una dependencia continua del Espíritu de Dios. Aceptando, de momento a
momento, cualquier cosa que a él le plazca ponernos en nuestro dia. Yendo
a él de inmediato ante las dudas con las que necesariamente nos topamos
en cuanto al uso de nuestro tiempo; volviéndonos a él en la debilidad,
cuando por causa del agotamiento toda bondad se aparta de nosotros;
invocándolo y elevándonos hacia él, cuando el corazón, arrastrado por los
asuntos terrenales en nuestra vida, se ve conducido imperceptiblemente
fuera del camino y se encuentra a si mismo olvidandose y alejándose de
Dios.

Bienaventurada el alma que por una sincera renuncia a sí misma, se


mantiene incesantemente en manos de su Creador, dispuesta a hacer todo
lo que él desea; que nunca deja de decirse mas de cien veces al día: "Señor,
¿qué quieres que haga?" "Enséñame a hacer tu santa voluntad, porque tú
eres mi Dios." Mostrarás que eres mi Dios al enseñarme, y demostraré que
soy tu criatura al obedecerte. ¿En qué manos, gran Dios, estare mejor, sino
en las tuyas? Más allá de ellas, mi alma siempre está expuesta a los ataques
de sus enemigos, y mi salvación siempre está en peligro. Solo soy un
ignorante y debil, y debo considerar que mi ruina es segura si usted me deja
bajo mi propia direccion, dejando a mi propia disposición el precioso
tiempo que me concedes para mi santificación; Y siguiendo a ciegas los
caminos de mi propio corazón.

En tal estado, ¿qué podría hacer con el tiempo que me has concedido, sino
tomar continuamente malas decisiones? ¿Y qué formaria en mí mismo, sino
ambicion propia, pecado y condenación? Envía tu luz entonces, Señor, para
guiar mis pasos. Derrama tu gracia sobre mí en todo momento según mis
necesidades, de la misma manera que nosotros, los hombres, alimentamos
a los niños según su edad y su debilidad. Enseñame, mediante un uso
sagrado del tiempo presente que me diste, a enmendar el pasado, ¡y a
nunca contar neciamente con el futuro!

II. APLICACIONES

Asuntos terrenales
Para poder utilizar rectamente el tiempo que empleamos en nuestros
negocios y asuntos terrenales, unicamente necesitamos prestar atención a
las disposiciones de la Providencia. Ya que es ella quien prepara esos
asuntos para nosotros y nos los ofrece en el curso del dia, solo tenemos que
seguirla obedientemente y ceder totalmente a Dios nuestro humor, nuestra
propia voluntad, nuestra sensibilidad, nuestra ansiedad, nuestras
inquietudes. Debemos entregar enteramente a Dios cosas tales como: un
entusiasmo excesivo, la prisa, la alegría necia y otras emociones que nos
causan problemas al momento de cumplir nuestros deberes, segun si estos
nos son a nosotros, deberes agradables o desagradables. Tambien debemos
tener cuidado de no ser abrumados por muchas preocupaciones acerca de
los asuntos de esta tierra, cualesquiera que sean estos. Debemos intentar
comenzar cada tarea mirando a la gloria pura de Dios, continuarla con
esfuerzo y terminarla sin tensión ni impaciencia.

Recreacion

Nuestro tiempo para socializar y recrearnos puede ser el tiempo mas


peligroso para algunos de nosotros, y el mas provechoso para otros. En
tales tiempos debemos estar en guardia, es decir, más fieles a la presencia
de Dios. LLevar acabo la práctica de la vigilancia cristiana, tan recomendada
por nuestro Señor, a la aspiración y elevación de la mente y el corazón hacia
Dios, no solo como un hábito sino haciendo mucho mas: practicando esto
tanto como sea posible bajo la humilde luz de la fe, la dulce y apacible
dependencia del alma a la gracia a la cual reconoce como la única base de
su seguridad y su fortaleza; debemos suplicar todas estas cosas, para
guardar al alma del veneno sutil que a menudo se oculta en las
conversaciónes y las recreaciónes cotidianas, y para permitirnos saber cómo
usar sabiamente, si se presenta en tales ocasiones, una oportunidad de
enseñar e influenciar a otros. Esto es especialmente necesario para aquellos
que se encuentran en posiciones de gran poder, y para quienes con sus
palabras pueden hacer un gran bien o un gran daño.

Nuestro tiempo libre suele ser el más agradable y el más gastado en


nosotros mismos. Escasamente hallaremos una mejor manera en la cual
podamos usarlo que la de consagrárlo a la renovación de nuestras fuerzas
(Me refiero incluso a nuestra fuerza corporal) en una comunión más secreta
y más íntima con Dios. La oración es tan necesaria y la fuente de tanto bien,
que el alma que ha encontrado este tesoro no puede resistirse a volver a él
cuando se la deja sola.

Todavia queda mucho por decir acerca de estos tres tipos de tiempo. Tal
vez, yo podria decir algo mas, si las ideas que me impresionan, no se
pierden en este instante. De cualquier manera, perderlas seria una perdida
bastante pequeña. Dios nos dara más indicaciones de este asunto cuando a
el le plazca. Si él no lo hace, es una señal de que no son necesarios para
nosotros, y si son necesarios para nuestro bien, no tenemos que cuidarnos
de no perderlas.

Vous aimerez peut-être aussi