ABC
EDITADO POR
PRENSA ESPAÑOLA
SOCIEDAD ANÓNIMA
22 DE ABRIL DE 1986
FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA
H AL AGA KHAN EN LA ALHAMBRA
ISTORICA-
MENTE, la Al-
hambra es el
único palacio real mu- Este articulo esta extraído del discurso inaugural leído ayer en la Alhambra por el acadé-
s u l m á n de la Edad mico Emilio García Gómez ante Sus Majestades los Reyes y Su Alteza el Aga Khan,
Media que subsiste en con motivo de la reunión de The Aga Khan Award for
el mundo Pero esa
supervivencia sena poco si en ella no se
hubiese posado la belleza, y sobre todo,
en nuestro caso, si la Alhambra no reu-
niese, como reúne, no todas —porque el
ámbito musulmán es inmenso-, pero si
muchas de las características que con-
fluyen en su gran arte
Si en cierta medida es verdad que la rea-
leza y la arquitectura islámicas no cons-
truyen con audacia blasfema para la eterni-
dad, porque saben que todo es caduco me-
nos la faz de Dios, la Alhambra es frágil y
solo ha perdurado de milagro En su esen-
cia, es la gran tienda que el «cheij» nó-
mada erige en el desierto, sobre fuertes es-
tacas, pero decorada con exquisitos tapi-
ces, que en este pabellón alhambreño son
alicatados, azulejos, colummllas, estucos
sembrados de estrellas y escudetes, aleros
de maderas preciosas y panales de moca-
rabes
Si es regla de oro de la buena edifica-
ción la sinceridad de los materiales y que
estos no se disfracen y mientan, como tam-
poco los hombres deben hacerlo, la Alham-
bra esta libre de ficción Igual que en espa-
ñol se dice «al pan, pan, y al vino, vino», la
Alhambra llama al estuco, estuco, al adobe,
adobe, al barro vidriado, azulejo o alica-
tado, al techo de madera, carpintería, pero,
eso si, proyecta sobre estos fungibles ele-
mentos la luz de la suprema perfección
Si los grandes soberanos musulmanes,
fieles al principio antes mencionado de que
todo es efímero, no han asentado en un
trono tradicional, sino que cada cual, aun-
que respetando la obra de sus mayores, ha
renovado su propio entorno y levantado su
tienda, los reyes nazanes en su periodo
creador (siglo XIV) no se han salido de la
norma Tengo por inexacto que el celebre
salón de Comares, obra del gran Yusuf I,
fuese la sede oficial definitiva de su Monar-
quía En un libro recentísimo he apuntado
que el cuarto de los Leones no fue, según
se cree, ni una residencia privada ni un ha-
rén, sino un nuevo recinto palatino ceremo-
nial y a d m i n i s t r a t i v o - u n «nuevo
Mexuar»- creado por Muhammad V Es
mas pequeño, pero mas elegante y refi-
nado
Nunca se ha podido establecer de modo
incontrovertible que en los textos sagrados
del Islam exista una prohibición tajante de
reproducir seres vivos La cuestión es mu-
cho mas profunda En el Islam, por heren-
cia también de otras corrientes de espiri-
tualidad oriental, siempre ha habido repug-
nancia a la emulación sacrilega del Crea-
dor que supone esa ilusión de dar vida a
simulacros De aquí, la falta de artes plásti-
cas El decorado tiende a la inanimación
abstracta, y es curioso como, al cabo de
los siglos, el inquieto mundo occidental ha
venido a coincidir en esa tendencia Pues
bien en la Alhambra tal predisposición, tra-
ducida en la practica, llega a su paroxismo
Lo único vivo que se reproduce en el pala-
cio nazan es la palabra, en frases religio-
ABC (Madrid) - 22/04/1986, Página 3
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productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.
sas eulogias y poemas En el Islam la pa-
labra vive —es la vida—, como el alfabeto
Lo demás es geometría sublime que va
desde el ras del pavimento al almizate del
artesonado azulejen a, labrados estucos,
cúpulas de mocarabes o laberínticos arte-
sonados Para descifrarlos hace falta leer
el «Arte de la Laceria», de Prieto Vives Su
interpretación a fondo exige enigmáticos
computos, pero no son precisos Para el
simple espectador basta la fascinación de
la belleza sin olvidar el color, que debía de
ser delicado y brillante De las caligrafías
sabemos que las letras cubiertas de pan de Mehmet II, el fiero conquistador de Cons-
oro brillaban entre lapislázuli molido En
cuanto a la cerámica mural, o parecía un
mar coloreado, según metáforas árabes, o,
para un espectador occidental, trajes arle-
quinescos, de los cuales, por el horror al
antropomorfismo, se hubiera evadido el
cuerpo de Arlequín
Sabido es que el Islam es menos ascé-
tico que otras creencias, y no solo permite,
sino que incluso estimula, el disfrute de los
efímeros dones de Dios en este mundo
Hasta en la pintura coránica del Paraíso se
dice que sus frutos se parecerán a los
mundanales («les nourntures terrestres»)
De ahí, la afición de los musulmanes a la
Naturaleza La luz mas refulgente
la Alhambra convirtiendo
salas (otras han quedado semioscuras) en
maravillosos faroles, o, si atendemos a los
ruidos, en gigantescos cascabeles De ahí
el jardín nazan, cuyo prototipo prodigioso
es el Generalife, «hortus clausus», tapiz
vegetal adelanto del Paraíso Y, para ali-
mento de palacios y jardines, el agua, deli-
cia de quienes teman por antepasados a
los nómadas sedientos, traída de las sie-
rras no mucha porque mucha no había,
pero la bastante para que lo pareciera, co-
rriendo mansa o despeñada, saltando en
fuentes y surtidores Los árabes oran ante
ella como esos cambistas de los cuadros
flamencos antiguos que manoseaban las
colummllas de monedas de oro
He querido, con obligada brevedad, resu-
mir que, si la Alhambra no junta, ni mucho
menos, todas las características del arte
musulmán reúne en grado excelso muchas
de ellas, y resuelve no pocas paradojas
Hay de hecho, disparidad entre pobreza
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económica (por tanto
de materiales) y arte
Pero sabido es que el
arte, voluble y fugaz
como el tiempo, se
Architecture posa donde le place y
por el p l a z o q u e
quiere, asi como que el apogeo cultural no
siempre coincide con el cénit del poder po-
lítico Para algunos existe contradicción en-
tre el refinamiento artístico y la energía de-
fensiva y guerrera Yo no lo creo Cuando
Abdullah, el Rey de Jordania, visito en
1949 la Alhambra comento al salir, acari-
ciando una colummlla del patio de los Leo-
nes «Ahora me explico por que los árabes
se fueron de España » Era una reflexión de
beduino, como el a si mismo se llamaba
Pero en el Topkapu de Istanbul hay un
cuadro de Sman Bey que representa a
tanttnopla, acercando a sus nances una pe-
queña y exquisita rosa También se dan
falsas analogías como la de que el refina-
miento es una llamada a la voluptuosa sen-
sualidad, y de ello la fama de la Alhambra
ha sufrido mucho en tiempos Yo no veo
esa analogía Cuando el refinamiento es
tan sutil como el alhambreño me parece un
signo de majestad
La Alhambra, por dentro, perdida la poli-
cromía, es hoy blanca, como lo son mu-
chas estatuas griegas, porque los monu-
mentos envejecen como los hombres, y no
hay que teñirles las canas Pero por fuera
entra en
alguna de sus es roja Es curioso que acabara reinando
en ella una dinastía que se llamaba de los
«Banu I-Ahmar», es decir, «los hijos del
Rojo» El rojo era el color heráldico de los
monarcas de Granada, que hasta escribían
oficialmente en papel rojo (las «cartas es-
carlata») i Blanco y rojoi Son los colores de
la majestad Los antiguos mantos cesáreos
eran de color purpura con forro de armiño,
que asomaba en las vueltas y en el cuello,
como las nieves perpetuas de Sierra Ne-
vada son el fondo del Alcázar sangriento
Otro gran color tiene la Alhambra, y es el
verde de su bosque Naturalmente, el bos-
que es cristiano, porque la vegetación de la
Alhambra era solo interior, ya que suponer
una fortaleza en uso rodeada de arboles
frondosos, escondite y resguardo ideal para
enemigos, es un puro absurdo
Si Vuestra Alteza interroga a cualquier
granadino o a no importa que español so-
bre la Alhambra os responderá que es
árabe, pero al mismo tiempo visceralmente
española Lleva mas tiempo con nosotros
que el que paso con los árabes Esta adhe-
rida a nosotros a ese complejo organismo
CERÁMICA
*WtMW
que se llama España Y aquí se resuelve la
ultima y definitiva contradicción de este mo-
numento ¿Como la Alhambra, tan frágil, ha
podido llegar a nuestros días casi intacta"7
La respuesta es porque la amaron los
Reyes, que la hicieron Casa Real, los no-
bles que en ella habitaron, las gentes po-
pulares que un día la ocuparon Todos La
Alhambra pervive porque la ha defendido la
mas adhesiva fuerza que radica en los se-
res humanos La ha resguardado el amor
Emilio GARCÍA GÓMEZ
de la Real Academia Española