Vous êtes sur la page 1sur 50

l.

MAIZELIS

FINALES DE PEONES
DEPÓSITO LEGAL B. 8380 - 1959
COLECCIÓN ESCAQUES

l. MAIZELIS

FINALES
DE PEONES

EDITORIAL GRIJALBO ESPAÑOLA, S. L.


BARCELONA
FINALES DE PEONES
'J. :711aizelis

Traducción directa del ruso

de LYDIA KuPER DE VELAsco

y AND R É S FIERRO MENÚ

Proemio de

]AIME LLADÓ LuMBERA


Maest r o 71/acional de Ajedrez

© 1959 roR EDITORIAL GRI]ALBO ESPAÑOLA, S. L.


CERDEÑA, 209 ·BARCELONA - ESPAÑA

R E S E R V A D O S T O D O S L O S D E R E C H O S
Este libro no puede ser reproducido en todo, ni en parte, en forma alguna, sin permiso.

Qráfica Bacbs - c. París, 175 - Barcelo11a


PR OEMIO

En realidad, este libro no necesita presentación de ninguna clase. Viene


precedido del suficiente prestigio internacional para que lo mismo el profe­
sional que el aficionado, que incluso aquel que por primera vez asoma su
curiosidad al campo de batalla, tan incruento como apasionante, del aje­
drez, le dé no sólo como bueno sino como ejemplar y único hasta ahora.
Pero me parece oportuno aducir aquí el argumento de que, entre los
numerosos libros que tratan de ajedrez, s· o n pocos -por lo menos que yo
conozca- los consagrados a los finales de partida.
Yo sé de esa especie de angustia que se le presenta al ajedrecista cuan­
do, previendo ganada la partida, se ve en el trance de elegir. Muchas,
muchísimas veces, la elección llega a sus dedos como por divina inspira­
ción. Pero no es eso. Dejar que el azar intervenga, aunque sea para traerle
el triunfo, no conjuga ni aun de lejos con lo que constituye para el jugador
la esencia misma de su personalidad: lo exacto. Lo que está en sus manos
evitar, o provocar.
Se hacía precisa una sistematización de la experiencia en esta materia,
hasta -si ello era posible- convertirla en sencilla, pura y simple teoría.
Y tenía que ser un hombre de la talla de un Maizelis quien consiguiese un
propósito de tanta envergadura. Este libro, FINALES DE PEONES, recoge y
remata cuanto sobre ello se ha experimentado.
Lo más difícil del propósito era conseguir una claridad de exposición
tal que llegase a la comprensión inmediata incluso del profano. En este
sentido, la obra de Maizelis puede presentarse como un modelo de la
didáctica. Es clara; es eficaz; es poco menos que exhaustiva.
Admirablemente traducida, creo que sus editores no podían elegir nada
mejor para iniciar la COLECCIÓN ESCAQUES.
JAIME LLADÓ LUMBERA
Maestro Nacional de Ajedrez

VII
IN DICE

Proemio. VII

Introducción . . . . . . . . . . . . . . .
Casillas críticas o clave . Puntos de invasión 3
Distancias, oposición y casillas conj ugadas 6

Capítulo primero: REY Y PEON CONTRA REY 17

Capítulo 11. REY Y DOS PEONES CONTRA REY 22

Capítulo 111: PEON CONTRA PEON 25


l. Peones en la misma columna 25
2. Peones en columnas vecinas 30
3. Dos peones pasados . . . . 33

Capítulo IV: DOS PEONES CONTRA UNO 40


l. Peones ligados 40
2. Peones aislados 73
3. Peones aislados doblados 91

Capítulo V: DOS PEONES CONTRA DOS PEONES . 101


l. Finales con peones pasados 102
2. Finales sin peones pasados . . . . . . . 1 14

Capítulo VI: TRES PEONES CONTRA DOS PEONES Y CONTRA TRES 136
l. Finales con peones pasados 136
2. Finales sin peones pasados . 152

Capítulo VII: DESARROLLO DE LA TEORIA DE LAS CASILLAS


CONJUGADAS . . . . . . . 170
l. Oposición corriente ( sistema rectangular) 171
2. Sistema del cuadrado y el triángulo 175

IX
3. Sistema de las ocho casillas 186
4. Sistema T . . . . . . . .
<< » 197
S. Algunas observaciones y conclusiones 201

Capítulo VIII: FINALES DE MU�HOS PEONES 209


l. Algunos procedimientos técnicos . 210
2. Ventajas y desventaj as de posición 223
3. Ej emplos de la lucha de maniobra 233

Apéndice: FINALES DE PEON QUE PASAN A SER FINALES DE


DAMA. . . . . . . . 249
l. Dama contra peón . . 250
2. Paso al final de dama . 255

X
A la memoria de mi esposa
Evguenia 7vrijailovna Zvetkova -7vfaizelis.

l. MAIZELIS.
INTRO DUCCION

La famosa expreswn de Philidor <<los peones son el alma del ajedre:<.»


conserva toda su actualidad, pero ahora se da una interpretación distinta
-no del todo philidoriana- y más p rofunda al papel de los peones en el
j uego .
De ordinario, los peones constituyen la base de la posición y determinan,
en gran medida, sus peculiares características . Tiene extraordinaria impor­
tancia el papel de los peones en la fase final del j uego, cuyo obj etivo funda­
mental es la conversión del peón en Dama. La mayoría de los finales son de
peones, y hasta en los de figura es preciso calcular las posibilidades de un
final puramente de peone s .
Tras la aparente sencillez de l o s finales de peón suele ocultarse una
gran profundidad. Sin embargo, su carácter original, a veces incompren­
sible, se explica por las leyes generales por que se rigen y a cuya com­
prensión se va acercando poco a poco la teoría ajedrecística.
El desarrollo de la teoría de finales de peón es un proceso largo y
complej o, de particularidades difíciles o tal vez imposibles de precisar.
Fue extremadamente largo el período de acumulación inicial de materiales
y su comprobación analítica. El libro de J. Berger, que podemos considerar
como la primera experiencia de sistematización científica del ajedrez, signi­
ficó un cierto resumen de esta labor. Más tarde se publicaron los trabaj os
de Rabinovich, Euwe, Fine y Chem, pero cada uno de estos autores estaba
más o menos influido por sus antecesores.
En las obras numeradas no se había intentado siquiera esbozar ni
desarrollar los problemas generales de la teoría de finales de peón. Para
Berger, lo fundamental era el concepto de « Oposición» y la aplicación
práctica de este método ; Rabinovich, además de esto, aplicaba el método
de « casillas conjugadas » . No obstante, sería vano buscar en las obras de
ambos autores una fundamentación teórica de los métodos indicados. Esta
falta de fundamentación teórica y de base única de exposición constituye
un defecto de las obras indicadas que, aparte de eso, son sumamente
valiosas.
Hoy día, la teoría dispone de métodos que le permiten hacer una sín­
tesis más amplia y sentar reglas que faciliten, en cierto modo, el desarrollo

1
práctico de muchos finales de peón . El objetivo de este estudio es dar a
conqcer estos métodos a los lectore s . Es el primer intento que se hace
de exponer el tema sobre la base de una teoría única de finales de peón,
en l a medida que pueda considerarse establecida actualmente.
La teoría de finales de peón se formó sobre la base de la experiencia
práctica de los maestros de ajedrez y del estudio analítico de numerosos
ejemplos . Fue también muy considerable la aportación de los teóricos, a
los que se deben artísticos análisis, tanto de algunos aspectos de esta fase
del j uego, como de ciertas leyes generales. En este trabajo se dan los
nombres de los autores de las posiciones ( o de su solución) .
Han contribuido activamente al desarrollo de la teoría general : F. Du­
rand, que en 1860 y 1874 publicó unos ensayos sobre casillas críticas ; Dedrle ,
que profundizó considerablemente esta teoría en 1921 y 1925, y Grigoriev,
que fue el primero en estudiar la teoría de las casillas conjugadas ( 1 922).
Pero el mérito de Grigoriev no radica solamente en eso : destacado inves­
tigador y fino artista, contribuyó singularmente al estudio de los finales
de peón y de sus leye s .

E l tema principal d e todos l o s finales d e peón es su transformación en


Dama. Como es lógico, sólo ofrecen interés las posiciones donde este obje­
tivo se consigue superando las dificultades, cuando resulta imposible a cau­
sa de una defensa acertada o bien en algunos otros casos, debido a las
peculiaridades de la posición .
Los finales de peón pueden subdividirse en dos grupos : « dinámicos » y
<< bloqueados». En el p rimer grupo juegan un papel importante los peones
móviles secundados habitualmente por el rey . En el segundo grupo los
peones permanecen inmóviles : bien por bloquearse mutuamente, bien por
no poder moverse baj o la amenaza de captura evidente . Como es lógico,
en finales de este último tipo maniobran tan sólo los reyes, tratando de
ocupar ciertas posiciones decisivas y ventajosas.
En la práctica se conocen posiciones de tipo << intermedio » ; su inclusión
en uno de los dos grupos fundamentales depende del grado de movilidad
que aún poseen los peones.
Sin embargo, en todas las circunstancias , es decir, en finales de cual­
quier tipo, los reyes desempeñan un papel importante y con frecuencia
decisivo, atacando ( tambien contraatacando) y defendiendo los puntos dé­
biles, es decir, críticos, de la posición . Estos puntos, cuya ocupación deter­
mina el resultado de la partida o, por lo menos , la realización de un impor­
tante objetivo intermedio, suele llamarse puntos clave.
Un factor decisivo del j uego suele ser el grado de proximidad o lej anía
de los reyes de los puntos críticos o clave, debido a lo cual nace el concepto
de « distancia crítica».
Las p osibilidades de transformar el peón, los puntos clave de la posición,
las distancias que median entre los reyes y esos puntos determinan, en lo
fundamental, el contenido estratégico de casi todos los finales de peón .
En los ejemplos concretos expuestos a continuación explicamos los prin­
cipios arriba indicados .

2
CASILLAS CRITICAS O CLAVE. PUNTOS DE INVASION

Para comprender mej or los principios fundamentales de la teoría general


de finales de ajedrez, examinemos algunos ejemplos elementales .
1 2 3 4

En el ej emplo 1 las blancas consiguen triunfar en el caso de que con­


sigan coronar al peón . Moviendo las blancas, resulta posible : l . P7AO,
R2C ; 2. R7CO y 3. P8AR. Si el rey blanco ocupase la casilla 60, después de
l . P7AO, R2CO, obtendríamos el mismo resultado con 2. R70. Sin embargo,
si la salida fuese de las negras, jugando 1... RICO ( ó 1... RlO estando el rey
blanco en 60 ; 2 . P7A0 + , RlAO, las negras hacen tablas . ¿ Cómo se explica
esto?
En el p rimer caso, las blancas consiguen ocupar con su rey la casilla
7CO (ó 70), asegurando así la coronación del peón ; en cambio, moviendo
las negras ·esto resulta imposible.
Estaremos en lo cierto al afirmar que la ocupación por el rey de la casilla
7CO ó 70 decide la partida . Estas casillas se llaman « críticas», ya que su
ocupación por el rey blanco pone a las negras en situación crítica. Más justo
sería calificarlas de posiciones « clave», ya que su posesión asegura el obje­
tivo que se persigue, es decir, la coronación del peón .
Si les hubiese tocado jugar a las negras la partida sería nula, ya que
el rey negro no habría permitido la ocupación de las casillas clave; la
posición del rey negro frente al blanco se llama, en términos ajedrecísticos,
« oposición » .
A s í pues, la «op osición» e s un procedimiento táctico, un medio de lucha
por las posiciones clave (pero, como veremos más tarde, no es, ni mucho
menos, el único) .
E n la posición 1 vemos que la conversión del peón e n dama se reduce
a la lucha por la posesión de casillas particularmente importantes y de­
cisivas.
Veamos ahora la posición 2. Un simple análisis nos hace ver que las
blancas ganan independientemente de la salida ; es decir, que en este caso
la « Oposición» no juega un papel decisivo. Lo mismo resulta si el rey blan­
co está en 6CO o en 60.
Ahora bien, en el 2 las casillas 6CO, 6AO y 60 son también «clave»,
pues su posesión asegura la posibilidad de ocupar la 7CO y la 70, y coronar,

3
por lo tanto , un peón. Resultado de ello es que el PSAD, que se encuentra
en la otra mitad del tablero, obtiene un sistema de casillas clave indicados
en el ejemplo 3. Tan pronto como el rey blanco ocupe uno de estos 6 pun­
tos, queda asegurada la conversión del peón en dama, independientemente
de la posición del rey negro y de quién le toque jugar ( a excepción, claro
está, de que las negras puedan capturar al peón en la primera movida).
La única razón de que las casillas 3CD, 3AD y 3D sean críticas para las
negras se debe a que su rey está limitado en sus movimientos por su
proximidad a la banda del tablero . En el 2, donde el peón ha pasado
ya de la mitad del tablero, las negras pierden después de l . R6CD, Rl CD;
2. P6AD, RlAD ; P7AD, las negras pierden por zugzwang, ya que no tienen
casillas para retroceder.
En el 4, donde el peón no ha pasado de la mitad del tablero, el cuadro
es totalmente distinto ; después de l . RSCD, R2CD; 2. PSAD, R2AD; 3. P6AD ,
las negras j uegan 3 . . . RlAD y hacen tablas. Así pues, si el rey blanco
domina las casillas SCD, SAD, SD, la posición no es peligrosa para las
negras. Son críticas para ellas las casillas 3CD, 3AD y 3D, situadas fila por
medio del peón en la misma vertical , y en las dos vecinas. La ocupación
de uno de esos campos clave por el rey blanco asegura la coronación del
peón .
Si en el cuadro 4 les toca jugar a las negras , se ven obligadas a
ceder inmediatamente al rey blanco uno de los puntos de invasión a la
fila siguiente, es decir, la casilla 3CD ó 3D ( movimiento envolvente) , des­
pués de lo cual toda resistencia es vana. Si salen las blancas, no p).leden
ocupar ninguna casilla clave, ya que el rey negro toma la oposición y no
deja paso al rey blanco.
Examinaremos con más detalle estos finales en el capítulo l. Por ahora
nos limitaremos a formular los resultados obtenidos :
a) El peón pasado tiene su sistema de e scaques críticos o de clave .
b) Cuando el rey de la parte atacante ocupa una casilla clave queda
asegurado el objetivo de dicho final : la coronación del peón.
e) En esta clase de finales se lucha fundamentalmente por la posesión
de casillas clave .
Examinemos el cuadro 5.
5 5a

En la posición 5, el plan de las blancas consiste en capturar primera­


mente el peón 4D y, seguidamente, coronar su peón SD. Una vez capturado
el peón 4D ( objetivo inmediato de las blancas ) , se intenta realizar la otra
parte del plan .
Es evidente que si el rey blanco consigue ocupar alguna de las casillas

4
SR, SAR ó SCR, el peón negro 4D está irremisiblemente perdido . Por lo
tan to, este peón también tiene sus puntos críticos .
La realización del p rimer objetivo ( captura del peón) no significa que
la otra parte del plan se consiga. Las negras pueden impedir que las
blancas coronen su peón.
Por ejemplo, en la posición S las negras, al jugar, pierden la oposición
y no tienen más remedio que dejar que el rey blanco ocupe una casilla
clave . En respuesta a la l... R3R ; las blancas juegan 2.RSCR (esta manio­
bra se llama movimiento envolvente, que es una consecuencia de la pérdida
de oposición . Más adelante veremos que donde no hay amenaza de rodeo
no es obligatorio ocupar la oposición ; véase 6). Sigue luego 2 . . . R2R;
3. RSAR, R3D ; 4. R6AR, R3AD ; S. RSR, R2AD ! ( Las negras entregan el peón
4D, pero no dejan que el rey blanco pase a las casillas clave del peón
pasado SD) ; 6. R x PSD, R2D y tablas .
La verdad es que el sistema de casillas clave del peón SD es mucho más
complejo . Forma un rectángulo STD, 7TD , 7CR y SCR. Lo veremos clara­
mente en el cuadro 5a· Las casillas marcadas con una cruz en los cua­
dros 5 y 5a, señalan el límite de la <<zona crítica» del peón 4D, la <<pri­
mera línea», por decirlo así, de la defensa de las negras.
Como es natural , el peligro máximo para el peón negro 4D emana del
rey blanco situado SR ó 6R ( que son las casillas clave fundamentales ) ,
pero, como hemos visto ya en el cuadro 5, l a ocupación de la casilla SCR
( invasión de la zona crítica ), asegura el dominio de las casillas SR y 6R.

El peón blanco 4D en el cuadro 5 también tiene su zona crítica simé­


tricamente situada, limitada en su parte superior por las casillas 4R, 4CR,
4TD, 4CD y 4AD. Por eso, la situación del rey blanco en cualquier punto
de la zona crítica del peón negro 4D no signihca la captura de esta pieza,
ya que el rey negro puede, a su vez, invadir la zona crítica del peón blan­
co 4D. Vemos, pues, que la distancia que hay entre los reyes y las corres­
pondientes zonas críticas, es decir, las casillas clave fundamentales, tilme
mucha importancia.

Conviene recordar que en la lucha por tres puntos clave, situados en


fila o en columna, el rey consigue triunfar solamente si consigue tomar la
oposición . Este es su único medio de lucha. Pero si sólo hay dos casillas
clave, como ocurre en el cuadro 6, la defensa por medio de la oposición
deja de ser obligatoria; ya que las blancas no pueden realizar su movi­
miento envolvente.
6 7 8 9

Los diagramas 7, 8 y 9 muestran la posición de los puntos clave en otra


clase de finales de peón. Si en estas posiciones les toca salir a las negras ,

S
las blancas se apoderan de las casillas clave y ganan. Conviene señalar que
aunque en los diagramas 8 y 9 sólo hay dos casillas clave, la oposición es
imprescindible, ya que las negras pueden controlar también el peón 3AR, es
decir, de hecho, tres casillas .
Más adelante hablaremos de las particularidades del juego en situaciones
semejantes. Por ahora nos limitamos a señalar lo siguiente :
a) Cada disposición de los peones tiene su p ropio sistema de casillas
clave .
b) La ocupación de esas casillas asegura la realizacion del objetivo fun­
damental (o intermedio) que se persigue en dicho final .
e) La lucha se reduce a la lucha de los reyes por la posesión de esos
puntos clave .
En los capítulos siguientes (principalmente en el 7 .0), veremos que los
campos clave pueden estar en distintas filas o columnas, y separados unos
de otro s .

DISTANCIAS, OPOSICION Y CASILLAS CONJUGADAS

En los ejemplos arriba examinados las negras estaban condenadas a una


defensa pasiva y luchaban sólo por conseguir tablas, para lo cual su
máximo esfuerzo consistía en no dejar pasar el rey contrario a las casillas
clave . Pero las negras disponen con frecuencia de posibilidades de contra­
ataque , es decir, que a su vez pueden atacar a los peones blancos. En estos
casos se hace p reciso calcular la distancia que media entre los reyes y los
peones o los escaques clave, así como la que hay entre Jos peones y la
fila de coronación.
Examinemos los siguientes ejemplos :
10 11

En la posición 10 las blancas necesitan 7 jugadas para capturar a l peón


3TR y coronar el peón 3TR. La única defensa de las negras es contra­
atacar el peón 4TD, pero necesitan 8 jugadas para convertir su peón en
dama ; por lo tanto, pierden .
Las negras, aunque les toque mover, no ganan si siguen atacando al
peón 4TD, pero pueden hacer tablas si se oponen a la coronación del
peón STR, impidiendo que el rey blanco ocupe la casilla clave 7CR. Por

6
ejemplo : 1 . . . R4AD ; 2. RSAD , R4D ! ; 3. R6CR, R3R ; 4. R x P3TR, R3AR;
5. R7TR, R2AR ; 6. P6TR, R13R ; 7. R6CR, R1CR. El rey negro puede ir hacia
el peón TD, pero de todas formas son tablas, ya que el rey negro, una vez
capturado el peón 6TR, tiene tiempo de impedir que el rey blanco domine
la casilla clave 7CD, ocupando la 1AD.
( En el 151 explicamos el modo de calcular rápidamente estas posiciones.)
En el 1 1 las negras, en respuesta a la l. R4R o R4D , j uegan 1 . . . R3R
ó 1 . . . R3D , ocupando la oposición y defendiendo las tres casillas de la fila
quinta que atacaba el rey blanco . Eri el caso de que l. R4A� R3R, el rey
negro sólo defiende dos casillas ( SR y SAR ) ; la tercera casilla, SCR, está
defendida por el peón negro 3TR. Después de la 2 . R4R, las blancas pasan
a la oposición, pero el cálculo de las distancias demuestra que después de
2 . . . R3AR, lo mejor para las blancas es jugar 3. R4AR y hacer tablas .
Al hacer el cálculo de las distancias no hay que perder de vista algunas
peculiaridades <<geométricas del tablero».
12 l2a

En el diagrama 12 las casillas 1R y STD se hallan en distancia diagonal.


El rey puede alcanzar la casilla STD en 4 jugadas . Resulta evidente que el
camino en diagonal es el más breve de todos los posibles.
Las casillas 1 R y SR están situadas en línea recta, ep la vertical del R.
El rey blanco, avanzando por ella, alcanza la casilla SR en 7 jugadas. Es
evidente que el rey podía haber seguido otro camino. El lector quedará
seguramente sorp rendido al saber que, además de ese camino, hay otros
329 ( !) que le permiten alcanzar la casilla SR en las mismas 7 jugadas. El
rev puede avanzar hacia esa casilla por los caminos más fantásticos y
zigzagueantes, con tal de que se encuentren en el marco del paralelógramo
dibujado en el diagrama 12 ( representa las distancias diagonales más
b reves) y de q�e el rey pase cada vez de una horizontal a la siguiente.
De esta forma, el movimiento del rey en línea recta ( vertical u hori­
zontal) puede sustituirse, en caso de necesidad, por un movimiento en
zigzag.
( Una ilustración práctica de este importante principio la tenemos en el
diagrama 58.)
Pasemos a estudiar las diversas formas de oposición ; de paso, expondre­
mos algunas ideas importantes para el enfoque teórico general de este
problema.

7
13 14

El esquema 13 nos presenta el cuadro completo de todas las clases de


oposición posibles. Decimos que hay oposición cuando los reyes están colo­
cados frente a frente en línea recta o diagonal con un número impar de
casillas ( 1 , 3, S) entre ellos. La situación de cualquier rey negro en el
13 respecto al rey blanco situado en lCD es de oposición ; cuando entre
los dos reyes sólo media una casilla, decimos oposición inmediata, vertical,
horizontal o diagonal, pero si son 3 ó S casillas las que hay entre ambos ,
hablamos de oposición distante.
Tomar la oposición es ventajoso, ya que coloca al adversario en situa­
ción de zugzwang y asegura la invasión del rey p ropio gracias al movimien­
to envolvente. Por ejemplo, si tomamos la posición R1 CD-R6CD, las negras ,
al jugar, se ven obligadas a ceder al rey blanco la casilla 2TD ó 2CD, des­
pués de lo cual no pueden impedirle que avance como quiera . En el ej em­
plo 15 se representa el mecanismo de este avance.
Estudiando l a situacion de los reyes en un tablero sin peones, vemos
que solamente la oposición vertical u horizontal es la verdadera y efectiva;
la oposición diagonal es tan sólo una posición virtual, que permite pasar a
la oposición real (por ejemplo , si examinamos la p osición R1 CD-R6D, en­
tonces a la jugada 6A ó 6D, responden las blancas con lA ó 2C) ; la oposi­
ción diagonal es iy¡capaz de impedir el avance de un rey contrario activo .
En la posición R1 C-R6D, los reyes están situados en diagonal en los
ángulos del cuadrado 1 C-3C-3D-1D, constituido por un número impar de
casillas (3X3 = 9) ; las cuatro casillas angulares de este cuadrado son del
mismo color. Estas mismas particularidades caracterizan las oposiciones
distantes y virtuales , es decir, cuadrados con reyes situados en 1 CD-4AR
(S x S = 2S ) y 1CD-2TR ( 7X7 = 49). En ciertas posiciones el saber utilizar estos
indicios característicos tiene gran importancia práctica ( véase ejemplo 18S).
Si tomamos, por ejemplo, tipos de oposiciones distan�es, corno R1 CR­
R4CR o R1CR-R2CR, veremos que, en cierta medida, también son virtuales,
pues dan paso a la oposición inmediata. Las maniobras a distancia no
constituyen un obj etivo por sí solas . Teniendo la oposición distante, el rey
blanco la puede convertir siempre en inmediata y llevar a cabo luego la
invasión ( véase ejemplo lS) .
L o característico d e la oposición consiste e n que conserva toda su fuerza
si la distancia entre los reyes disminuye o aumenta en un número par de
casillas ( « ley de dos casillas» ) .

8
La distancia entre los reyes se determina con las cifras 1, 3, 5; cuando
los dos reyes se aproximan ganando una casilla cada uno, la oposición
sigue en pie. Esto que, al parecer, no supone ninguna novedad, se con·
vierte en un principio importante, que se aplica en la práctica durante las
complejas maniobras en las posiciones bloqueadas ( capítulo 7).

Estudiando la posición de los reyes en el esquema 14, vemos que sola­


mente la oposición de arriba, R6CD-R1AR, posee los caracteres de una opo­
sición real . Los cuatro ángulos del rectángulo tienen el mismo color, es
impar el número de casillas (3 X 5 = 15) . Lo único que falla es que los reyes
no están el uno frente al otro . Es la llamada oposic1vn virtual, a la que
llamaremos « conjugación rectangular» ( * ) . Sin embargo, sigue conservando
toda su importancia la situación de los reyes ; en el caso que analizamos, a
las negras no les conviene salir, ya que después de RZR ( R2AR, RZCR), las
blancas ocupan una oposición efectiva jugando R7TD ( R7CD, R7AD) ; en
respuesta a RlR, las blancas, con R6AD, se posesionan de la oposición in­
mediata diagonal. Y la jugada 1 . . . RlCR ; 2. R6AD, RlTR ; 3. R6D significa un
aplazamiento que en sí no cambia la situación.

En el esquema 13 se ha señalado con puntos las posibles situaciones


del rey negro que le colocan en «correspondencia rectangular» con el rey
blanco situado en ICD.

Las posiciones del rey negro en el esquema 14 no poseen todos los


caracteres de la oposiclUn . Los ángulos son de diferente color (a excepción
de R 1D-R7CR) ; el numero de casillas es par en todas partes (2 x 3, 2 x 4,
3 x 4) . Y lo fundamental es que las negras no están en zugzwang y el
jugar les favorece, ya que les permite tomar la oposición en vez de per­
derla.
Mostraremos con un ejemplo concreto el mecanismo de la oposición .

El objetivo de las blancas en el


ejemplo 15 consiste en alcanzar las
15
posiciones R5AR-R7AR o R5CD-R7CD
jugando las negras, ya que entonces
se gana la batalla por las casillas
clave del peón negro 3D. Conviene
que el lector se fije en esa peculiari­
dad característica: el rey blanco de­
be, en fin de cuentas, tomar obliga­
toriamente la oposición inmediata
en la columna que atraviesa la casi­
lla clave intermedia; sólo en este
caso podrán las blancas, jugando las
negras, hacer un movimiento envol­
vente con su rey para invadir las
casillas clave.
Llamamos principal a la columna
o fila que atraviesa la casilla clave
intermedia, ya que p recisamente al­
rededor de ella se efectúa el mo-

(*) Más adelante hablamos de las casillas conjugad¡is, pero nos interesa introducir
este término ahora para unificar la terminología.

9
miento envolvente. En la posición 1S hay dos columnas principales, la del
CD y la del AR.
¿De qué forma pueden conseguir las blancas el objetivo arriba señalado ?
Deben tomar la oposición distante y, luego, avanzando su rey y sin perder
la oposición en la columna prmc1pal, convertirla en inmediata.
En la posición que reproduce el diagrama 1S, las blancas deben
jugar 1 . R2CR ! con el p ropósito, de no impedírselo las negras , de llegar
a la casilla 6CR. A este mismo objetivo les conduce también 1 . R 1 CR,
pero se pierde tiempo; cualquier otra jugada ( 1 . RlR, R2R, R2AR ) sería un
error irreparable que les haría perder la partida.
La jugada 1. R2CR es una típica maniobra de rodeo . La mejor respuesta
de las negras sería 1 . . . R1AR ( o R3AR ) .
Precisamente ahora, cuando las negras entran e n l a columna principal,
las blancas ocupan la oposición mediante 2. R2AR !
Es muy importante señalar que las negras no pueden , ni ahora ni en
ningún momento después, pasar a la columna de CR, ya que el rey blanco
se precipitaría a la casilla STD ( para ello necesitaría S jugadas ) y, en
cambio, el rey negro no le daría tiempo de llegar a la casilla 2TD ( nece­
sita 6 jugadas); sólo llegaría a 2CD; pero entonces ganaría la jugada
( RSTD ) S C .
El intento d e contraataque de las negras e n el flanco del rey es re­
chazado por las blancas, en su avance a la casilla STD a través de 3D,
por (R3D)4D y luego ( P4AD)-SAD.
De esta forma, en finales de este tipo, el proceso de juego en un flanco
depende de las consideraciones de la <<distancia crítica» hasta el punto de
invasión en el otro flanco . Ejemplos similares y más complicados se tra­
tan en el capítulo 7 .
A l a jugada 2 . . . R2AR, las. blancas responderán 3 . R3AR y a cada retro­
ceso del rey negro en la columna del rey realizarán un movimiento envol­
vente por la columna CR.
Reproducimos esta aleccionadora variante desde el principio :
1 . R2CR, RlAR; 2. R2A, R2R ( Rl R ); 3 . R3C , R2A; 4. R3A, R2R ( lFI);
S . R4C, R3A; 6. R4A, RZR; 7 . RSC, R2A; RSA y ganan .
Si la salida fuese de las negras, habrían tomado con su 1 . . . R2A ! la
oposición en la columna p rincipal y la hubieran conservado en los mo­
mentos decisivos; por ejemplo :
2. R2C , R l C; 3. R3T, R2A.
No se debe jugar 3 . . . R2T ? por la 4. PSA, pero las negras pueden jugar
también 3 . . . RlA, ya que la posesión de la columna principal y la contra­
amenaza R-3A-4R les permite desdeñar la « conjugación rectangular».
4 . R4C, R3C; S . R4A, R3A ; 6 . R4R, R2R !
Es de sumo interés el hecho de que en la columna del rey existan unas
casillas (inaccesibles en este ejemplo para los dos reyes) que neutralizan
las reglas de la oposición. Tampoco hay necesidad de conservar la distancia
impar ( oposición ) en las columnas de la dama y del alfil de dama en vista
de que tienen vallas.
7 . R3R, R1R !; 8 . R2R, R2R !
La partida es nula, porque saliendo el rey blanco a la columna p rincipal ,
las negras pueden siempre tomar la precisa oposición vertical .
Por eso, en la posición inicial jugar 1 . R1R ( 2R ) sería un error irrepa­
rable, ya que las negras responderían 1 . . . RlR, alcanzando fácilmente
tablas, igual que en la variante recién reproducida.
El concepto << fila principal» es análogo al concepto « columna principal » .
E n la posición 8 , l a séptima fila es la principal .

10
Si el número de casillas clave en una línea (horizontal o vertical ) es
superior a tres, se consideran principales todas las líneas horizontales o
verticales que pasan por el centro de esas casillas clave. Por ejemplo, en
la posición 9, que posee 4 casillas clave (SA, 6A, 7A y 8A) , las filas principa­
les son la 6.a y la 7.a, desde el punto de vista de las blancas. Cuando son 5,
hay tres filas o columnas principales (véase 18S, 326, 327 ) .
E s muy interesante e l ejemplo 2S6, con tres columnas principales
( de la D, R, y A ) y el 307 ( variante « a » ) .
Tal e s , e n rasgos generales, la base teórica del método d e oposición .
Resumiendo lo dicho, podemos decir que tomar la oposición es, en muchas
situaciones, un medio eficaz de lucha por las casillas clave .
Sin embargo, en otras muchas posiciones es inútil tomarla, ya que no
procura ninguna ventaja en la lucha por los puntos críticos. Tenemos un
ejemplo sencillísimo de ello en el cuadro 2, donde la oposición no salva
a las negras del mate.
Más sorprendente puede parecer el hecho de que, a veces, tomar la opo­
sición resulta incluso perjudicial, pero así es si contradice el·plan funda­
mental de lucha por los puntos clave. Un ejemplo convincente de este
aserto lo tenemos en el diagrama 1S, donde las blancas perderían la partida
si jugasen l. R1R, tomando equivocadamente la oposición . ( Tenemos otros
ejemplos en los números 18, 80, 82 y 3SO ) . No hay que olvidar que la opo­
sición no es un obj etivo por sí mismo, sino un p rocedimiento táctico, un
medio de lucha al que es p reciso recurrir en casos necesarios.
Un concepto más ampljo que oposición es el de « Casillas conjugadas » ;
cuya significación explicamos con los ej emplos concretos que siguen :
Los peones 6TD (blancas) y 3CD 16
(negras ) , en el ejemplo 16, son de
<< mírame y no me toques » ; el p rime­
ro que ataque el peón, pierde (a l .
RSC, seguirá RZT) . La posición RSC­
R2T es de zugzwang por partida do­
ble es una posición decisiva que con­
viene ocupar con la salida. Por ello
Jos reyes maniobran a fin de ocupar
las casillas conjugadas SC y 2T des­
pués de la jugada del adversario ;
l . R4C ! , RlT ! ; 2. R4A, R1C ; 3 . R4C ! ,
R1 T ; E l blanco n o puede alejarse
de la casilla SC y el negro de la 2T
(ley de las distancias cr�ticas ) .
Las casillas decisivas SC y 2 T s e
encuentran a distancia d e caballo . A
las casillas de retaguardia de la se
(4T, 4C y 4A) corresponden las casi­
llas de retaguardia de la 2T ( lT y 1 C ) . Como las negras sólo deben vigilar
una casilla, su rey puede ocupar cualquier casilla de l a retaguardia, indepen­
dientemente de la que ocupe el rey blanco. En este caso no hay corres­
pondencia entre los diversos campos de la retaguardia. Nada impide las
maniobras de los reyes, y el resultado nulo de la partida es evidente .
Con una sola posición decisiva, la partida suele acabar en tablas en
el caso de que el rey pasivo disponga, por lo menos, de dos casillas colin­
dantes de la retaguardia para maniobrar (Grigoriev, 1922).
En el .17 las· negras impiden la jugada R6C , que sería fatal para el
peón 3T. La posición de los reyes en SA y 2A es <<decisiva>> . Si el rey blanco

11
17 17a 17b

consiguiese ocupar 6D, las negras responderían con lD , para no permitir la


coronación del peón 6A. Debido a eso se establece la conjugación de las
casillas 6D y lD (segunda « posición decisiva»). Después de l. RSD, el rey
blanco puede ocupar bien 6D, bien SA, lo cual obliga a las negras a res­
ponder con 1... RlA, a fin de tomar la debida casilla conjugada : lD ó 2A .
Es evidente que las casillas SD y lA se corresponden mutuamente ( te rcera
« posición decisiva»). Quedan, pues, determinadas las principales zonas
críticas y podemos pasar al estudio de las casillas de retaguardia.

Obsérvese que las casillas de la «zona crítica» en el campo de cada uno


de los contrarios se agrupan en tomo del punto inaccesible, con el que
forman un pequeño cuadrado. Por ejemplo, para las blancas ( 176) es
inaccesible la casilla 6A, ocupada por el peón, que juntamente con las ca­
sillas 1, 2, 3 forma un cuadrado; lo mismo ocurre con la casilla 2C ó 2D,
inaccesible para el rey negro. Teniendo esto en cuenta, resulta fácil, en
muchos casos, precisar con la vista la distribución de las «zonas principa­
les» junto a los puntos inaccesibles.

Después de 2. R4D, el rey blanco puede ocupar una de las casillas


decisivas de la zona principal SA ó SD; por ello las negras deben jugar
2 . . . RlC o RlD, véase 17a, conservando la posibilidad de ·ocupar, a su
vez, la casilla equivalente en su zona crítica, la 2A ó lA . Hasta ahora las
negras han tenido siempre casillas conjugadas (en este último caso son
conjugadas las casillas 4 Dy lC).

En el 17b, las casillas 8C y 8D están marcadas con la cifra 2, ya que


estas dos casillas, aunque no colindantes, son afines por su significación.
Equivale a estas casillas la 4D de las blancas, pero en la designación de
esta última se señala que se trata de un escape nuevo para las blancas,
tomado de la <<retaguardia»; las negras carecen de un campo análogo y se
ven obligadas a buscar su equivalencia en una de las casillas de la zona
<<principal».

Las blancas juegan ahora 3. R4A, amenazando la casilla SA ó SD, p ero


el rey negro ya no tiene segundo escalón que le permita pasar a 2A ó lA,

12
la equivalente de la casilla 4A es la 2C ó 2D, pero son inaccesibles a
las negras que pierden la conjugación y, por culpa de ello, la partida.
Así pues , la parte pasiva pierde cuando sólo una casilla suya es la
conjugada de dos colindantes del adversario ( Grigoriev, 1922).
Repetimos brevemente la1solución : l. RSD, RlA ; 2 . R4D, Rl C ; 3 . R4A ! ;
3. . . RlA ( pierde la conjugación) ; 4. RSD ( las blancas toman la conjuga­
ción en la zona principal) , R2A ; 5. RSA, y ganan. Se había obtenido la po­
sición inicial, pero con la salida de las negras. Para ganar tiempo ( dejar
la salida al adversario), las blancas han utilizado el triángulo formado por
las casillas SD, 4D y 4A. La razón de este procedimiento, p rácticamente
importante, reside en l a necesidad de una mayor libertad de maniobra del
rey activo que conduce al adversario a la pérdida de la conjugación .
Hemos visto que· el juego en el 17 no se atenía a las reglas de la
oposición . Algunas casillas conjugadas {1, 2 ) respondían a los requerimien­
tos de la « oposición vertical» ; otras, la 4D y la l C , a los de « oposición
rectangular», y las casillas SD y lA se encontraban a larga distancia de
caballo. La j ugada 3 de las negras, RlA ( en respuesta a 3 . R4A ) , con la cual
habían tomado la oposición distante, significó el desmoronamiento de la
defensa. Resulta evidente que el concepto de casillas conj ugadas es más
amplio y supone un método más general de j uego _que el concepto de opo­
sición ; cabe decir que éste vien,e a ser su parte integrante.
18 19 IYa

En el 18 la « POSiciOn decisiva>> es la que ocupan. los reyes, y no se ve


ninguna otra. Si el rey blanco maniobra por las casillas 3A, 3C y 3T, el
negro puede hacer lo mismo por 3T y 2T, para respon der a R4C con R3C.
Tampoco se consigue nada con P7A, pues el rey blanco no logra dominar
las casillas clave del peón 6R. Así pues, la partida es tablas , lo mismo
que en el 16 (una sola posición decisiva ; el rey p asivo dispone de dos
escaques colindantes para maniobrar). Sin embargo, si las negras cometen
un error en la defensa, pierden, por ejemplo : l. R3A, R2A? ( ¡ oposición
perjudicial ! ) ; 2 . R3C y ganan las blancas, porque el rey negro no tiene
una casilla colindante para maniobrar (la casilla 2C es inaccesible para él) .
Si desplazamos l a distribución d e l a s figuras a la izquierda ( 19), la si­
tuación cambia radicalmente. Además de la posición decisiva R4A-R3A,
encontramos otra : R4T, R3C ( el rey blanco en 4T no puede j ugar 6T, pues

13
el rey negro se ve obligado a maniobrar en el cuadrado del peón 6R ) .
Ahora es fácil establecer las zonas conjugadas ( 19a ) ; a R3C, las
negras deben responder R2C ; si las blancas juegan R3A, el rey negro pasa
a 3C. Pero las blancas pueden ocupar la casilla 3T y en este caso, como
las negras no pueden disponer de 3T, se ven obligadas a jugar R3A . Re­
sulta que sólo la casilla 3A equivale a las casillas 4A y 3T ; sin embargo,
todavía no hay mal en eso para las negras, pues esas casillas no son colin­
dantes y no se ve el mate inmediato. Así pues , hemos establecido las
«zonas principales>> .

Recurriendo a l a explicación que hemos dado al tratar e l ejemplo 17,


en este caso se pueden establecer con mayor rapidez las zonas principales:
el punto inaccesible de las negras es 2A y el 4C de las blancas (la zona de
las blancas está situada a ambos lados de este punto) .

Examinando las casillas de la retaguardia próxima se echa de ver en


seguida que, estando el rey blanco en 2C ( amenaza con ocupar las casi­
llas 2, 3, 1 ) , las negras se hallan indefensas, ya que la casilla conj ugada
2A es inaccesible al rey negro . Por consiguiente, para ganar la partida, el
rey blanco debe ocupar la casilla 2C . Sin conocer el método de las casillas
conjugadas es difícil comprender esta solución.
Así pues , l. R3A ,se puede j ugar también l. R3C ) ; 1 . . . R3C ; 2. R2C ! ,
R3A (las otras jugadas n o son mejores ) ; 3 . R3T (las blancas establecen .la
equivalencia en la zona principal y, sin perderla, se acercan a los puntos
de invasión) ; 3 . . . R2C ; 4 . R3C !, R3C ; R4T ! ( supondría pérdida de tiempo
jugar S. R3A), las blancas ganan . ( Véase también 353 . )
L o s ejemplos citados 16- 19 explican c o n suficiente plenitud, para comen­
zar, la esencia del método de casillas conjugadas . Una explicación más
amplia la hallará el lector en el capítulo 7.
Queremos hacer constar que la teoría de las casillas conjugadas ha dado
origen y ha fundamentado con lógica irrefutable la siguiente tesis :
En situaciones de zugzwang mutuo ( teniendo los peones inmóviles ) , a las
posiciones del rey activo equivalen siempre posiciones estrictamente deter­
minadas del rey pasivo, y esta dependencia se extiende a todas las casillas
colindantes, donde pueden maniobrar los reyes , formando «zonas conju­
gadas» en ambos bandos .
Las casillas conj ugadas vienen a ser como una especie de faro para los
reyes en sus maniobras . La parte activa procurará ocuparlos para ganar,
la pasiva para hacer tablas, pero siempre de forma que, ocupando ambos
reyes las casillas conjugadas , el adversario esté en continua situación de
zugzwang . ( Según Grigoriev, 1922 . )
N o tiene ningun importancia la distribución d e l o s reyes e n l a s posi­
ciones de zugzw¡.mg ; pueden tener la forma de una oposición corriente o
bien otra cualquiera en dependencia de la estructura de los peone s . Vemos,
pues, que la oposición no es más que w 1 accidente particular de la conju­
gación de casillas, solamente un accidente, pese a su importancia y a la
frecuencia con que se da en la práctica.

A fin de simplificar y hacer más clara la exposlClon, estableceremos


cierta diferencia de términos; diremos, por ejemplo, <<tomar la oposición»
(en su sentido habitual y corriente) y <<tomar la conjugación», cuando la
posición de los reyes sea distinta.

Si el concepto de «Oposición» es tan antiguo como el propio ajedrez ( en­


contramos su aplicación práctica en manuscritos del siglo IX), el concepto

14
de « casillas conj ugadas» data tan sólo de las p rimeras décadas del siglo xx.
A principios de nuestro siglo, Chigorin señaló brevemente la importancia
de las casillas conjugadas. Pero fue Grigoriev quien, en 1922, hizo el primer
intentó de profundizar teóricamente este tema. Se le deben ciertas síntesis
importantes que pueden considerarse, sin duda alguna, como los primeros
pasos de la nueva teoría.
La importancia de esta nueva teoría no se debe únicamente a la sinte­
tización de conceptos homogéneos ( oposición y conjugación) , sino princi­
palmente, al hecho de haber señalado nuevos horizontes : en vez de la
oposición anterior, puramente mecánica e irreflexiva, tomada como resul­
tado de un análisis superficial, puramente externo, de la situación, ha sur­
gido el imperativo de ahondar en la esencia de la posición y de buscar
las ocultas y decisivas equivalencias de casillas, distancias, etc.

Entre los conceptos de <<conjugación» y «oposición» (es decir, conjuga­


ción en línea recta) no hay diferencia de principio. Es muy curioso el
hecho de haberse encontrado en un manuscrito del siglo XV un diagrama
en el que aparecían señaladas, al parecer por primera vez, varias casillas
conjugadas; al comprobarlo se vio que las letras indicaban casillas que
estaban en oposición inmediata y distante (de tres escaques).
El método de la oposición es un cierto sistema «ideal» de juego en el
tablero vacío; el de conjugación, en cambio, es de juego en condiciones
reales. Por ello, las leyes de la oposición ·conservan su fuerza cuando los
peones que hay en el tablero no influyen en las maniobras de los reyes
(véase 15) y, por el contrario, se modifican o alteran cuando la estruc­
tura de peones se hace sentir de alguna manera. Sabemos, por ejemplo, que
las leyes de la oposición no rigen, habitualmente, en las columnas donde
hay vallas o casillas inaccesibles ( 15). Sin embargo, siguen actuando,
en cierta medida, en posiciones donde, por una u otra razón, conviene
que medie entre los reyes un número impar de filas, que no de casi­
llas (377). Más adelante nos encontraremos con esta acción refleja de las
leyes de la oposición, en particular cuando estudiemos la maniobra distante
en posiciones bloqueadas. En todo caso, podemos consignar que en posi­
ciones de conjugación sigue rigiendo, en una u otra forma, la «ley de las
dos casillas», que puede enunciarse del siguiente modo: la conjugación
se conserva cuando se modifica en un número par de casillas la distancia
entre los reyes o, más exactamente, su distancia de los escaques de zugz­
wang, situados junto a los puntos de invasión. Este problema se estudia
con más detalle en el capítulo 7.

Para resumir, diremos que el método de conjugación es parte integrante


de una teoría más amplia ( que, tal vez, deba ser considerada como teoría
única para toda clase de finales ) de lucha por los puntos clave de una
posición. La teoría de los puntos clave no es más que un gran paso en la
creación de una teoría general de finales de peón ; no llega a la categoría
de teoría general, pues no establece con exactitud en qué condiciones y
límites rigen sus tesis y métodos ; tampoco ha podido precisar ni formular
definitivamente la esfera y los métodos de su aplicación práctica. Es cierto
que en el 'capítulo 7, que se titula «Desarrollo de la teoría de las casillas
conj ugadas », el lector verá lo mucho que se ha hecho en el terreno del
desarrollo del método de equivalencia, esa arma fundamental de la teoría
de puntos clave, pero, al mismo tiempo, se dará cuenta de los muchos
problemas todavía pendientes de solución y del ca mino en que debe orien­
tarse su estudio .

15
Por las causas arriba expuestas, la teoría de los puntos clave y el mé­
todo de conjugación se aplican con ciertas limitaciones en los capítulos
que siguen. Sin embargo, el lector encontrará en el capítulo VII explica­
ciones complementarias para ej emplos más complicados.

En Jos capítulos siguientes la expostcwn se hace, donde es posible y


racional, a base de Jos principios teóricos arriba explicados . Y si no se
consigue abarcar del todo la infinita diversidad de los finales de peón, se
debe a que muchas clases de finales cuentan con sus leyes propias, no es ta­
blecidas ni estudiadas todavía. En estos casos no queda otro recurso que
atenerse al modo analítico de solución .
El autor se planteaba como objetivo hacer un resumen general de todo
lo conseguido por la teoría en este terreno, a base de un estudio deta­
llado de la literatura especializada, de numerosas revistas, publicaciones,
etcétera, que permiten, pese a todos Jos fallos inevitables en esta suerte de
empresas, ver claramente no sólo lo ya conseguido, sino también las
« manchas blancas» que aún quedan. La plenitud de la exposición puede
satisfacer todos Jos requerimientos del científico y del investigador.
El autor ha procurado representar el desarrollo de la teoría de finales de
aj edrez en su perspectiva histórica y recoger en este sentido todo cuanto
pudiere ser de alguna utilidad.
Para completar la sección dedicada a finales, hemos incluido un Apén­
dice titulado «Finales de peones que pasan a ser finales de dama» .

16
l. PSD ! , P x P ; 2. P4T y ganan . Si ben a que el peon se encuentra en la
no estuviese el peón negro en 2A, columna de la torre o del caballo.
además de PSD, se ganaría j ugando
25 26
l. P4T, RSR ; 2. PST, R4D ; 3. R2R ( no
se debe perder tiempo jugando
P6T? ) ; 3 . . . R3A ; 4. R3R, etc.

20b . - A. Troitzki, 1913.


Blancas : RlCR, P2TD, P2CD, PSAD,
PSD, PSAR. Negras : RSTR, PSCD,
P2AD, P2CD, P7CR, P2T. -fzcR-
Ganan blancas . l. P6A, P x P ( se ha
intercep tado la diagonal 4T-8D ; las
blancas deben salvar todavía la ame­ En el 25 el rey negro debe retro­
naza R4T-3C ) ; 2. R x PC, RSC ; 3. P4T, ceder forzosamente a lA ( después de
P x P ; 4. P x P, R4A ; 5 . P4T, R4R ; 6. l. RSC, R l C ? ; 2. R6C no salva ; 2 . ..
P6D ! , P x P ; 7. P6A ! , P x P ; 8. PST y RlT en vista de 3. R7A ).
ganan. En el 26 se hacen tablas jugando
Los núms . 7 1 , 72a y siguientes, 75 L. R2C . Si juegan las blancas, l.
y otros ilustran la lucha por el «cua­ R6A se puede responder L. RlA y
drado» . 1 . . . RlT.
Examinemos e l caso d e cuando el 27
peón precisa del apoyo de su rey
para avanzar. Son ejemplos senci­
llos, pero así suelen acabar muchos
finales complicados .
21 22

Después de l . RSD pierden inme­


diatamente las negras : L. RlA, por
2. R6A; no les salva la maniobra
Estas posiciones, desde el punto 1 . . . R2D ; 2. RSA, RlD ; 3. R6D !, RlA ;
de vista de la posibilidad o imposibi­ 4. R6A, etc.
lidad de ocupar la casilla clave, son Si el peon no estuviese en la
es tudiadas en otro lugar ( 1 ) . Pa ­ fila 6, sino en la quinta o más lej os
ra ganar el peón debe avanzar hacia aún de la octava banda, destacaría
la fila 7 sin dar j aque . todavía más la desventaj osa situa­
23 24 ción del rey propio junto al peón o
detrás de él.
28 28a

Estas situaciones peculiares se de-

18
A pesar de la opos1c10n las blan­ Cuando el peón llega a la quinta
cas no pueden ganar. Si en el 27 fila, al rey negro le queda poco sitio
desplazásemos toda la posición hacia para maniobrar y el número de ca­
una 1lla inferior, serían tablas inde­ sillas crítica� pasa a ser de seis ( es­
pendientemente de quién jugase pri­ quema 30 ) . Si el rey propio ocupa
mero ( la partida sería igual a la re­ una de ellas, la victoria está asegura­
presentada en el diagrama 28 y 28aJ . da, sea cual fuere la oposición .
Ordinariament() :;e cieb.:! ¡Jrocurar
que el rey propio esté colocado d e­ 31. l . . . RlR ; 2. P6A. Si salen las
lante del peón, para asegurar su po­ blancas l. R6A, RlR ; 2 . R7C .
sibilidad de avance . Como hemos ex­
31 32
plicado ya en el Prólogo, el obj etivo
de este tipo de finales radica en do­
minar las casillas clave o críticas del
peón.
29 30

32. 1 : . RlT ; 2. P6C ; 1 . . . RlC ; 2 .


.

R6C ; el juego s e complica u n poco


( debido a la proximidad del PC a
la banda) ; si les toca salir a las
blancas : l. R7A ! ( ele ningún modo
P6C + ?. RlT ) ; 1 . . . RlT ; 2 . R6C ! , RlC ;
3. R6T ! , RlT ; ( ó 4. R7T ) ; 4. P6C, etc.
Estos ejemplos muestran que la
posibilidad de dominar las casillas
críticas no es más que un elemento
del obj etivo que se persigue ; se de­
be jugar teniendo en cuenta todas
Estando el peón en 2C, sus casillas las particularidades tácticas (proxi­
clave resultan las 4T, 4C y 4A. Si midad del extremo del tablero, posi­
las blancas consiguen ocupar con su bilidades de tablas , etc . ) .
rey alguna de esas casillas (y éste Volvamos al 29 ; l. R2A, R2A ; 2 .
debe ser su obj etivo inmediato ) , ga­ R3A, R2C ; 3 . R4C, R3C (las blancas
narán independientemente de la sa­ han ocupado la casilla clave ; las ne­
lida y de la oposición . gras, tomando la oposición, impiden
En el 29 las blancas, en caso de sa­ la ocupación de casillas clave suce­
lir, consiguen su obj etivo en tres ju­ sivas) ; 4. P3C ( ahora son clave las
gadas. Si salen las negras, en tres casillas ST, SC y SA ; las negras se
jugadas colocan su rey en 4C (ó 4T ven obligadas a ceder üna de ellas ,
4A, tomando la oposición frente al ya que la oposición ha pasado a
rey blanco ) , no permitiendo que las las blancas ) . 4 . . . R3T ; S. RSA, R2T
blancas ocupen alguna de las casillas (si S . . . R2C, entonces : 6. RSC ! , etc.) ;
críticas. ( Hemos dado unas varian­ 6. R6A . Las blancas han asegurado
tes sencillas después del 32 . ) el avance del peón hasta la quinta
A cada movimiento del peón, · los fila, después de haber ocupado la
campos críticos se desplazan junta­ casilla crítica. El final viene a ser
mente con él : para el peón 3C, las idéntico al 32.
casillas críticas son la ST, SC y SA ; Así pues, el peón debe avanzarse
y para el peón 4C, la 6T, 6C y 6C. únicamente después de haber que-

.
19
dado asegurado el dominio de nue­ 35
vas casillas clave.
33 34

35b. Blancas : R4D, P4R. Negras :


33. l. R3A ! , R - 2 ( * ) ; 2. R4D ! , etc. RlAR. Ganan blancas : l . RSD !
Cualquier otra maniobra de las blan­ Con un peón de torre el juego
cas habría conducido a tablas . (Los se reduce a la lucha por la única
puntos en el diagrama indican las casilla clave, que es el pun to de
posiciones de espera del rey negro invasión, según se muestra en el es­
saliendo las blancas.) que m a 36.

34. Si les toca jugar a las blan­


cas, no ganan en ninguna de las 8 36 37
posiciones del rey negro señaladas
en el diagrama, ya que las blancas
no pueden dominar la casilla clave ;
en las restantes posiciones del rey
negro, ganan . Saliendo las negras ,
consiguen tablas sólo si j uegan 1 . . .
R3A ! (2. R2A, R3C ! ) .
L a casilla clave S C e s l a más dis­
tante de las negras ; por eso l. R2A,
R2R ; 2 . R3C, R3D ; 3. R4C, R3A ;
4. R4A y ganan (no se debe jugar
l. R2D ?, por 1 . . . R2R ; 2. R3D, R2D ! ;
N .0 34) . Con el peón en 4C también
se gana avanzando el rey blanco en
'
diagonal .

35a. Blancas : R6TR, P3AD. Negras :


RSTR. Tablas . La «regla del cua­
drado» se entrelaza en este caso con Se puede ganar sólo en el caso de
la irrealizable aspiración de las que el rey negro esté alej ado de las
blancas a ocupar el escaque clave casillas lT, l C y lA, como se ve
SD. Las tablas son evidentes . en las posiciones 37-42. En el 37, in­
cluso t'stando el rey negro en 3R,
las blancas tienen tiempo de coronar
( •) El signo - significa jugada de espera. el peón.

20
38 39 de ocupar la casilla lA, haciendo ta­
blas.
En algunos casos raros, para evi­
tar tablas, el peon se convierte en
torre ; por ejemplo, en la posición :
R6A, P7A - R2T o R2AD, P7CR ­
R8TD.

42

40 41

Conviene subrayar e n semejantes


posiciones la lucha que se entabla
por el dominio de la casilla 8A.
En el diagrama 42 vemos que, sa­
liendo las negras, al rey le da tiempo

21
CAPÍTULO II

REY Y DO S PEONE S CONTRAREY

Esta superioridad suele asegurar una victoria fácil. Pero la situación


cambia si se pierden ambos peones o uno de ellos y el otro carece del de­
bido apoyo por parte de su rey . La partida nula depende en ocasiones de
las posibilidades de llegar a la situación de rey ahogado (con peones de
torre o peones doblados y en posición muy avanzada ) .

43 44 por sí defensa frente al ataque


frontal del rey enemigo . A veces
tienen menos fuerza que un peón
sólo ; basta comparar el 44 con el 23,
el 46 con el 21 y 22 y el 47 con el 26.
En ocasiones, un peón de más su­
pone una traba ( 45) ; adquiere im­
portancia cuando permite ceder la
jugada al adversario (48) o cuando
imposibilita a éste la ocupación de
Los peones doblados ganan si uno algunas casillas ( 48a).
puede defender al otro, y siempre En el 45 las blancas, para ganar,
que tengan el apoyo de su rey. necesitan tener la salida (l. PBC =
D + ), y en el 46 la salida debe ser
43. 1 . . . RlT ; 2. R6D, R2C ; 3. PBT = del adversario.
En el 47 las negras juegan en las
D + ! , R x PST ; 4. R6A, y S . P7C.
casillas 2C y lC ; a R6A respon­
Los peones doblados no tienen de
den lA (o RlT ) .
45 46 E n e l 4 8 es fácil ganar, ya que al
tomar las negras la oposición ( R6A­
R1A), sigue P4C-SC (46 ) .
A s í pues, pudiendo elegir l a s ju­
gadas no se deben avanzar los peo­
nes doblados uno tras otro . Como
la posibilidad de ganar está basada
en el zugzwang, es preciso dejar un
peón detrás para tener tiempo de

22
47 48 rectamente los unos a los otros ( ya
que el rey, al capturar el peón re­
zagado, sale del «cuadrado» del
otro ) , pero, al revés de los ligados ,
pueden, en algunos casos, avanzar
hacia la octava fila sin el apoyo
del rey.
51 52

reserva, y también para evitar tablas


(véase 120).
En el 47, con un tercer peón en
4C se ganaría después de 6C-7C, pero
estas posiciones no tienen importan­
cia práctica .
Los peones doblados tienen una
capacidad característica de defensa
en caso de un ataque lateral.

48a. Grigoriev, 1935 ( ej emplo didác­


tico ) . Blancas : R1AD, P2CR, PSCR ;
Negras : R4R . Se gana jugando : l.
P4C ! (jugada única) ; 1 . . . R3R ; 2. 51. Después de 1 . . . R4T ; 2. PSA ó
R2D, R2A ; 3 . R3R, R2C ; 4. R4R ! , 1 . . . R4A ; 2. PSA, el rey negro no
R3C ; S . R4A y ganan ( véase N .0 186 puede atacar de inmediato al peón
a y b). avanzado, ya que su casilla clave
Son m ás vari ados los casos de de la misma fila está defendida por
peones aislados. el otro peón. Esta circunstancia da
49 tiempo a que se acerque el rey
50
blanco, y esto decide la partida.

52. 1 . . . R4T ; 2. PSD ( no conduce a


nada 2. R2C, R x P ; 3. R3A, R4C ) ; 2 . . .
3
R C ! y 3 . . . R4A. Tablas . A dife­
rencia del ejemplo anterior, el rey
negro ataca rápidamente al peón SD,
cuyo escaque crítico ( SA ) ya no está
defendido por el otro peón .
De la solución se deduce el por­
49. l. . . R2C ; 2. R6D, RlA ; 3. P6T qué la fuerza defensiva de los peo­
ó 3. R6A. Tablas. La tentativa 2. RSA, nes en el ej emplo 52 es inferior al
R x P ; 3. P6T es inútil ( ¡ peón de del 5 1 . La distancia de dos casillas
torre ! ) ; pero si esta posición se des­ entre los peones es la menos ven­
plaza a la derecha, se gana jugando taj osa.
de esta forma ( 27 ) . Una clara explicación de lo dicho
la encontramos en el siguiente ejem­
50. l. . . R x P6A ; 2. RSC ó l. . . plo : 52a. Blancas : R2CR, P4TD, P4D .
RlA ; 2 . R6C . S i son mano las blan­ Negras : R3CD, PSAR, PSTR. Las ne­
cas, la partida es nula ( l. RST, RlA ) . gras ganan , salga quien salga .
Los peones aislados, l o mismo que En los ej emplos analizados los
los ligados, suelen defenderse indi- peones no podían avanzar por sí

23
solos hacia la octava fila. Muy dis­ P6TD, ganan ; lo mismo pasa salien­
tinta sería la situación si su «cua­ do las negras ; después de l. . R3TD ;
.

drado común» llegase a la banda 2. P6D, RZCD ; 3. P6TD + ó 3. P7D,


del tablero o pasase de ella. etcétera.
La regla del <<cuadrado errante»
53 54 tiene sus excepciones ; por ejemplo,
cuando el rey adversario captura
inmediatamente uno de los peones,
o la representada en el ejemplo 54
( aún peor para las blancas es la po­
sición del rey negro en 3CD ) . Por
otra parte, hay veces en que los
peones pueden avanzar independien­
temente, aun antes de que su <<cua­
drado común» llegue al borde del
Los peones situados en la misma P3CD, P3AR de las blancas. Rey
fila tienen un cuadrado común, que negro en 4R se puede jugar : l .
cambia de situación a . medida de P4C, RSD ; 2 . P4A .
su avance ( de ahí su nombre de Así pues, si la posición lo exige,
cuadrado << errante » ) . Cuando este los peones deben mantenerse en la
cuadrado llega al extremo del table­ misma fila, adelantando el rezagado
ro ( 53 ) es señal de que los peones a fin de poder avanzar uno cuando
pueden avanzar sin apoyo del rey. sea atacado el otro. Se debe avan­
Situemos, por ejemplo, el rey ne­ zar primero el peón que esté más
gro en 2CD en el 53. Las blan­ alejado del rey adversario ( véase
cas, después de l. P6D , R3AD ; 2 . 206).

24
CAPiTULO 111

PEON CONTRA PEON

La igualdad material hace suponer que los finales de peón contra peón
deben producir partidas nulas ; en efecto, así ocurre en muchos caso s .
Pero d e hecho no es la igualdad material lo decisivo, sino l a ventaj a posi·
cional de una de las partes . Las formas de esa superioridad son muy di­
versas. Suelen manifestarse en un peón más adelantado, en una posición me­
jor del rev, y en otros factores, imposibles de incluir en una fórmula general ;
para explicarlo mejor daremos ejemplos concreto s .
A pesar del número limitado, mínimo, p o r decirlo así, d e piezas (ya
hemos visto que en los finales con un peón solo, capítulo 1, no hay ningún
misterio), en los finales de peón contra peón se encierra una asombrosa
variedad de ideas y numerosos rasgos peculiares. Estas ideas, que consti·
tuyen la base de finales más complejos y nutridos, merecen ser estudiadas
con la máxima atención .
Al analizar los finales será conveniente dividirlos en tres grandes gn1pos :
1 ) Peones en la misma columna ; 2) Peones en columnas vecinas, y 3) Los
dos peones pasados.

l. PEONES EN LA MISMA COLUMNA

Con peones inmóviles, bloqueados, 2uir maniobrando así para impedir


el juego, como es natural, se reduce que una vez capturado el peón 4D,
a las maniobras de los reyes con el rey blanco ocupe alguna de las
el fin de capturar el peón del adver­ casillas clave del peón pasado 4D
sario y coronar luego su propio (6A, 6D y 6R), a saber : 5 . R2A ;
. .

peón. 6. R x P4D, R2D ! , tablas .


Después de l. RSC, es decir, una De esta forma vemos que la posi­
vez dominada una de las casillas bilidad de ocupar uno de los esca­
clave (véase el Prólogo) , el destino ques clave del peón bloqueado o ,
del peón 4D está decidido, por ejem­ por e l contrario, l a posibilidad de
plo : 1. . . R2R ; 2. RSA, R3D ; 3. R6A, su defensa eficaz, puede servir de
R2D ; 4. RSR, R3A ; 5. R6R. Las ne­ buen punto de referencia para pre­
gras no tienen más remedio que se- cisar el objetivo de la maniobra o

25
55 56

establecer de antemano si se puede juegan las blancas, ganan ocupando


o no ganar el peón bloqueado . el escaque crítico : l. RSC !, R2A ; 2.
RSA, etc. ( 56 ) .
5Sa. Blancas : R3CR, P4CD ; Ne­ S i salen las negras consiguen, uti­
gras : RlTD, P3CD ; las blancas ga­ lizando el método de la oposición
nan si son las primeras en jugar ; si corriente, defender las casillas de in­
lo hacen las negras es tablas . Des­ vasión ; l. . . R1A !, así, por ejemplo,
pués de 1 : PSC, las blancas se po­ 2. RSC, R2C ó 2 . RSA, R2A. Se ve cla­
sesionan de las casillas críticas del ramente que en este caso no se trata
peun 3C y lo capturan, y como el de la oposición, sino de la defensa
•peón de las blancas se encuentra en de las casillas de invasión, pues si
la fila quinta, la partida se puede trasladamos el rey blanco a 4T, mo­
considerar ganada. Si j uegan las viendo las negras son igualmente
negras, entonces después de l . . . P4C ! , buenas las jugadas l. . . R1A como l . . .
siempre podrán responder a R x 4C , R2A.
con R2C y tablas.
57
Pese a lo elemental de este proce­
dimiento, no se tiene en cuenta mu­
chas veces.
55b. Blancas : RlD, P2AD ; Negras :
R7CD y P3AD ; tablas. En una partida
jugada l. R2D hizo perder a las blan­
cas después de l . . . PSA. Se hacen
tablas j ugando l. P4A !
55c. Yates-Tartakower, Bad Hom­
burg, 1927 . Blancas : R1CD, P4CD ;
Negras : R4D , P4CD y P6CD . Después
de l. R2C, RSA ; 2 . R3T, P7C las blan­ El rey blanco se encuentra ya en
cas se salvan del mate gracias a una la zona crítica del peón 3D, mientras
jugada no prevista por las negras ; que el rey negro sigue sin haber pe­
3 . R2T ! netrado en la zona crítica del peón
SD. En esta posición las blancas tie­
El límite de la zona crítica para el nen ventaj a porque ambos · reyes se
peón 6D está constituida por las ca­ encuentran a la misma distancia de
sillas 6R, 6A y 6C ( véase 5 ) . Si los peones . Se debe j ugar l. R7R !

26
( pero no R6R ?, R4A ! y ganan ) ; en 58
cambio, si l . . . R4A o RZA, sigue 2 . . .
R6R.
En el 57 las blancas se valen de
que su rey tiene acceso a dos casillas
críticas del peón 3D ( a saber, 6R y
7R ) , mientras que el rey negro dis­
pone sólo del escape 4A.
Se comprende que si el rey estuvie­
se lej os de los peones, en SCR, por
ejemplo, se ganaría sólo en el caso
de que jugaran las blancas ; saliendo
las negras, las blancas serían mate.
Si el rey negro estuviese en 4CD
( 57a ) , las posibilidades de ambos
bandos estarían equilibradas y todo
dependería de la salida.
57b. A . Chéron ( sistema Salvioli y
Berger ) , 1 926. Blancas : R4AD, P4R ; 6T por las columnas del A y del C
Negras : R1R y P3R. Ganan blancas . no mej ora la situación, como se ve
l. PSR ! , RZA ( 1 . . . R2C, RSC ! ) ; 2. RSA, claramente ) . Si el rey blanco elige el
R3C ! ; 3. R6A ! , R4C ; 4. R7D ! , R4A ; S . camino de 6R-6D-6A-7C, el rey negro
·
R6D y ganan. ( Véase 188c . ) deberá avanzar irremisiblemente por
la línea quebrada 6A-5D-4R-3D-2A. La
5 7c. l . Moraviets, 1952. Blancas :
defensa consiste en responder a R6D
R3AR, P2D ; Negras : R7TD y P4D .
con RSD, y a R6A, con R4R ( ¡ rodeo ! ) .
Ganan blancas. l . R4A ! ( después de
Pero como las blancas no tienen un
l . P4D ?, R6C, las blancas deben bus­
itinerario impuesto, pueden acercar­
car las tablas ) ; l . . . R6C ; 2. RSR, RSA ;
se al peón utilizando utilizando los
3. P4D y ganan.
más diversos medios ( 58 ) .
57 d. A. Mandler, 1949 . Blancas :
Para ganar se debe jugar :
R2CR, P4AD ; Negras : RSD, P3AD . l. ( R7A )-6R ( R7C )-6A
Tablas. l . RZA ! ( No se debe jugar 2. ( R6R )-SD ! ; la imposibilidad
R3A?, pues le seguiría R7D , como para las negras de jugar RSD les
tampoco l. RlA?, P4A ) ; l . . . R7D ; 2. resulta funesta ( * ) .
PSA, R6D, R1R, tablas.
La p roximidad del extremo del ta­ Este ejemplo es un testimonio pal­
blero aporta, como regla, sus enmien­ pable de las particularidades de la
das en casos de rey ahogado posible. « geometría del tablero>>, de que ha­
En la situación 57e, por ejemplo : blábamos antes. En el 58, las blancas
Blancas : R7D, P6CR. Negras : RlAR, han sustituido el movimie n to en ho­
P2CR. Como es natural, no se pue­ rizontal del rey hacia el P2T por el
de hablar de casillas críticas y es movimiento en línea quebrada, ¡ en
evidente que la partida será nula.
Con peones en la columna de torre,
la posibilidad del rey ahogado impo­ ( •) La posición 58 está tomada de la
partida Snage-Aues (1921 ) , que acabó en ta­
ne, a veces, maniobras de un tipo es­
blas vulgares después de l . R6R, R6A ; 2 .
pecial.
R6D?, R5D ; 3 . R6A, R4R ; 4 . R7 C , R3D ;
El peón negro 2T está indefenso y 5. R x P2T, R2A . Maizelis fue el primero en
dar la solución justa y por ello se le debe
a las negras no les queda más reme­
considerar autor de la posición 58. Rabinó­
dio que responder a la jugada inevi­ vich lo reconoce así en la primera edición
table R x P2T, con RZAD ( pero la de su libro « Finales de ajedrez», 1927. -
aproximación del rey negro al peón N. de la R .

27
las mismas S j ugadas ! Pero las ne­ 59
gras, para ir desde la casilla 7C a la
4R debían hacerlo sólo en diagonal,
ya que les era imposible seguir por
otro camino con el mismo número
de jugadas .
La posición que estudiamos nos da
un ejemplo de maniobra de rey con
doble obj etivo, igual que en el cono­
cido estudio de Reti ( 71 ) . Pero el
objetivo de las blancas es completa­
mente distinto : capturar el peón y,
al mismo tiempo, impedir el acerca­
miento del rey adversario. Este pro­
cedimiento suele jugar un gran pa­
pel en muchos finales.
La idea fundamental de la posición
58 fue desarrollada en los trabaj os de
Grigoriev y también por otros teóri­
cos. Ofrecemos a la atención de nues­ siguiente : Blancas : R4T, TSAD, P5-
tros lectores las siguientes variantes : CD ; Negras : RSTD, P6CD, P2CD y
P4AD. Tablas. Es lácil prever que por
58a. Zakman, 1924 ; Grigoriev, 1925 . el peón 6C las blancas tendrán que
Blancas : RSCR, P2TD ; Negras : R3- dar torre, y quedará un final para el
CR, P6TD . Tablas. No se debe j ugar cual las blancas deben prepararse de
RSA, ya que después de l. .. R3A, el antemano.
rey negro avanza por "el camino más Después de l. P6C ! , P7C ; 2 . TST + !
corto, en diagonal, hacia la casilla 7C ( es prematuro 2. T x P4A, ya que 2 . . .
y las blancas no se lo pueden impe­ PBC = D ; 3 . T5T + , D7T ! ; 4 . T x 2T + ,
dir, pero después de l. R8T !, R3A ? ; R x 2T y e l rey negro, queda una j u­
2. R7T !, al rey blanco le da tiempo gada más cerca del peón 6C que en la
de llegar a la casilla 2AD . variante fundamental ) ; 2 RBC ; 3.
. . .

TSA ! , R7T ; 4 . T x P4A, PBC = D ; S .


58b ( tomado de un artículo de Gri­ T5T + , R6C ; 6. T5C + , R7A ; 7. T x PBC,
góriev, 1925 ) . En una partida -se dio R x T y queda la posición representa­
el siguiente final : Blancas : RBAD, da en el diagrama .
P2TD. Negras : R6R, P5TD. Los ad­ En su movimiento hacia 7A pierde
versarios no supieron captar la idea el rey blanco, ya que las negras ocu­
del final y jugaron erróneamente ; parán la casilla 3T también en S j u­
l. R7A? (en vez deR7D ! ) ; l.. . R6D ? gadas (57 ) . El plan de la defensa
( l. . . RSD ! ) ; 2. R6C ? ( debían de haber consistirá en responder a R x P6C,
jugado 2. R6D ó 2. R6A ; en esta situa­ R4C . Por eso 8 . R3C ! , R7A ; 9 . R2A,
ción las blancas no pueden salvarse) ; REíD (ó 9 . . . R7D ; 10. R1A, R6D ; 1 1 .
2 . . . R6A ; 3. RSC, P6T ; 4. R4T, R7C ; R1R, etc.) ; 1 0 . R1R, RSA ; 1 1 . R2D,
5. R4C, R x P2T y las blancas se rin­ R4C ; 12. R3A, R x P ; 14. R4C y tablas.
RSD ; 2. R6R, P6T ; 3. R5A, R6A ; 4 .
R5R, R7C ; 5 . R3D, etc. G:r:igoriev 59a. f. Dedrle, 1936. Blancas : R4TD,
subrayó con mayor expresividad esta P6CR ; Negras : RBCR, P2CR, tablas.
bella trayectoria del rey blanco en Se trata de la misma terminación que
la siguiente posición. en el problema de Grigoriev, pero 8ll
otro flanco .
Este final ( diagrama 59 ) resume
las ideas de las posiciones 57 y 58. 59b. L. Prokesr, 1947. B lancas :
La posición inicial del problema RSTD, P2TD ; Negras : R6AD, P3TD ;
presentado por Grigóriev ( 1931 ) es la tablas. Los peones todavía no están

28
bloqueados, pero en el tablero no 60
tarda en formarse la posición 58b.
l. R7C, P4T ; 2 . R6A !, PST ; 3. RSD,
P6T ( es prematuro 3 . . . R7C : ! 4. R4A,
R x P2T ; R3A y tablas ) . 4 . R4R, R7C ;
S. R3D, etc .

59c. l. Moraviets, 1 952. Blancas :


R6AD, P2TD ; Negras : R7AR, P2TD ;
ganan blancas. l . R7C ! ( pero no RSC?,
R6R, tablas ) . l . . . P4T ; 2. R6C y ganan
o . . . R6R ; 2. R x P2T, RSD ; 3. R6C y
ganan. Si trasladamos el rey negro a
SCR, lo correcto es l. R5C ( pero no
l. R7C ?, P4T ; 2. P4T, R4A, tablas ) .

59d. Pertenece a l tipo d e posicio­


nes que analizamos el antiguo final
de Horwitz y Kling ( 1851 ) . Blancas :
R6R, P2R ; Negras : RIR, P2R ; las ne tiempo de dominar las posiciones
blancas no pueden ganar. l. P4R, clave del peón 2C . ( Por regla general,
RlA ; 2 . R7D, P4R ! , tablas (55b ) . a la parte atacada no le conviene,
Son inútiles todas las tentativas de en estas posiciones, aproximar los
ganar tiempos : l. P3R, RID ; 2. P4R, peones, ya que así facilita la doble
RlR ; 3 . P5R, RID ; 4. R7A, R2D ( en misión del atacante, que consiste en
esta posición habrían ganado las blan­ ganar el peón del adversario y en de­
cas, en caso de jugar el adversario, fender el suyo . ) Sólo queda la posi­
pero saliendo las blancas no les que­ b ilidad de rodear el peón negro por
da más remedio que hacer partida la retaguardia.
nula, teniendo en cuenta que 5.
P6R + ? les hace perder) ; S. R8A, R3R ; 1. . . . ( R6A )5R
6. R8R y tablas. 2 . ( RSC )6A ( R5R )4D
Si los peones no están bloqueados, 3. ( R6A )7R
su movilidad equivale a una reserva
de tiempos no gastada, que se puede Las negras se encuentran ahora an­
u tilizar en cualquier momento y dar te un dilema : o b ien seguir despla­
por resultado sensibles modificacio­ zando al rey blanco, o b ien avanzar
nes de la posición . Si, además , los el peón 2C.
peones se encuentran separados por
considerable dis tancia, unos de otros, 3. . . . ( R4D )3A
la parte atacante, en su intento de
Si 3 . . . P4C, entonces 4. R7D, P5C ;
capturar el peón adversario, deberá
5. R7A, R4A ; 6. R7C, P6C ; 7. R6T,
procurar no perder su propio peón,
R5C ; 8. R6C, R5A ; 9 . R5T y tablas .
que el rey adversario puede atacar
por la retaguardia. 4. ( R7R)6R !
En estas circunstancias , las manio­
bras de los reyes adquieren en algu­ Seguir a raj atabla la táctica ante­
na� posiciones un carácter sumamen­ rior sería funesto para las blancas :
te complicado y, a veces, resulta muy 4. R8D ?, P4C ; 5. R8A, P5C y ganan,
difícil hacer cálculos previos. ya que en comparación con la va­
riante anterior ( véase la dada para
( R4T )SC . . . es evidente que no con­ la tercera jugada ) , el rey blanco no
viene mover el peón 2C, ya que el dispone de una salida conveniente
rey negro, después de capturarlo, tie- que le aproxime al peón ( 60 ) .

29
4. ... ( P2C)3C 61
S. ( R6R)SR ! ( R3A )4A
6. ( RSR )4R ( R4A )SA
7. ( R4R)3R ( P3C )4C
8. ( R3R )2D ( RSA )6C
9. ( R2D )1A ( R6C )7T
10. ( P2C )4C !, y tablas

60a. Grigoriev, 1938. La posición es


la misma, pero distinta la situación
de los reyes : rey blanco en 3TR y el
negro en 7AR. El resultado es tablas,
que se consiguen má rápidamente.

60b. Grigoriev, 1 938. Rey blanco en


STR ; rey negro en SAR. En esta po­
sición las blancas no se salvan , ya
que su rey, avanzando por una dia­
gonal más alej ada del peón, llega tar­ acerque tanto al peón negro como al
de : l. R6C , R4R ; 2. R7A, R3D ; 3. R1R, blanco .
P4C ; 4 . R8D, PSC ; S . R8A, R3A ! , etc. Por eso lo correcto sería : l. R1C,
Las blancas pierden tiempos en la oc­ R7C ; 2. R2A, R6A ; 3 . R3D ! , RSA ;
tava fila . 4. R4D, R4A ; S. RSD , R3A ; 6. R6D ,
R2A ; 7. P4C ! (es inútil 7. R7D , R3A
60c. Ley k, 1948. Blancas : R8AD, y mal 7. R7A ?, R3R) ; 7 . . . R1R ; 8 .
P4AD ; Negras : R3AD, P4AD . Las ·
R7A, P4C ; 9. R6A y gana.
blancas pierden sólo en este caso y
siendo ellas mano, por ejemplo : R8D, 6la. Blancas : R3TR, P2CR ; Negras :
R3D ! ó l. R8C, R3C ! , etc. R3TD, P2CR ; ganan blancas ( j ugado
por Moraviets en 1 9S2 con el rey ne­
Se hacen tablas jugando l. R2T ?, gro en 2TD ) . l. R4C ! ( no l. R4T,
R7C ; 2 . R3C , R.6A ; 3 . R4A, en vista de R4C ; 2. RSC , R4A ! ; 3 . P4C, R3D , y no
que 3 . . . RSR ! ; 4 . RSA, R4R ; S . P4C l. R3C?, R4C ; 2. R4A, R3A ; 3. RSA,
( R6C, R4D ) ; S . . . R3R ; 6 . R6C, R4D . R3D, tablas ) ; l . . . R4C ; 2. RSA, le si­
E l rey blanco, e n s u aproximación gue 2 . . . R3A ; 3. R6R ó 2 . . . R4A ; 3 .
al peón 2C, debe ir creando barreras .RSR ó 2 . . RSA ; 3 . P4C y ganan ( véa­
.

para impedir que el rey negro se se 66 ) .

2. PEONES E N COLUMNAS VECINAS

Con peones inmóviles en columnas ten diversas posibilidades de juego ;


vecinas, los únicos casos que ofrecen a veces se · deben a la proximidad de
interés son cuando una de las partes los peones a la b anda del tablero , y
tiene evidente superioridad de posi­ otras a la perspectiva de forzar el
ción ( mejor situado el rey) y la otra desplazamiento de las casillas crí­
no carece de medios de defensa. ticas .
Son relativamente más sencillos los
finales donde los peones están lo más En la posición 62, después de l .
cerca posible, es decir, cuando no tie­ R7A, R1T ! (l. . . P4T?, 2 . PSC) ; 2 . R6C,
nen terreno para moverse . Sin em­ las negras consiguen tablas jugando
b argo, también en estos casos exis- 2 . . . P4T ! ( 3 . R x P, R2T ; 3. PSC, R l C ! )
.

30
62 63 de él, ya que las blancas se ven obli­
gada:; a jugar ( ¡ perdiendo tiempos ! )
R2A, R1C, R2T . N o conduce a nada
2 . P4C, ya que las blancas no podrán
dominar los escaques críticos 6T, 6C
y 6A .
P o r e s o lo correcto sería jugar l.
R1C ! , P6T ! ; 2. P3C ! , R4R ; 3. R2T,
R4D ; 4. R x P, R4A ; 5. R4T, R3C ;
6. R4C y ganan.

64a. Moraviets, 1 952. Blancas :


R1AR, P2CR ; Negras : R1AD, P4TR.
Ganan blancas. l. R2A ! ( amenazando
2 . R3C ) ; 1 . . . P5T ; 2. R1C ! , etc., lo
mismo que en el número anterior. Se
trata de una interesante profundiza­
ción de la posición 64 .
62a. Berger, 1890. Blancas : R7AD,
P5CD ; Negras : R1TD, P2TD . Ganan 64b. Moraviets, 1 952 ; Blancas :
blancas : l. R8A, P4T ( ó 3T ) ; 2. P6C, R2AD, P2CR ; Negras : R5TD, P5TR.
P5T ; P7C + y mate en tres jugadas . Ganan las blancas. l. R3D, R4C ( 5C ) ;
En la posición 63, l a s negras ame� 2 . R4R, R4A ; 3 . R5A ! ( no 3 . R4A?,
nazan al peón 5D, conservando el P6T ! y tablas ) ; 3 . . . R3D ; 4. R4C ! ó
dominio de las casillas críticas del 64
peón 2A . Las blancas se salvan jugan­
do l . P6D !, imponiendo un cambio
ventaj oso de zona crítica ; l . . . P X P ;
2. R3C y tablas . ( Véase 233b.)

63a. Grigoriev, 1 933 ( final del pro­


blema 253 ) : Blancas : R4D, P3CR,
Negras : R1D, P4AR ; las negras ha­
Cen tablas . l . . . P5A ! ; 2. P X P, R1R
y tablas. ( Véase 1 1 5 . )

63b. Moraviets, 1 952. Blancas :


R1CD, P5AR ; Negras : R2D, P2CR, ta­
blas . l. R2A, R3D ; 2. P6A ! , P x P ; 3.
R2D, tablas .

63c. Moraviets ,1940. Blancas :


R3CD, P2R ; Negras : R4TR, P4D . Ga­
nan blancas. l. R4C, R4C ( R5C ) ; 2 . Se considera, equivocadamente, autor de
R5A, R5A ; 3 . R4D ! y ganan. esta posición a Dedrle, quien la utilizó en
uno de sus artículos sin referencia de ori­
Se pierde si a l. R3A?, le sigue gen ( 1921 ) . En realidad la posición R2AD,
1 . . . P6T ! P2CD, PSR - R4D , PSTD se dio en una
La j ugada 2. P x P conduce a tablas partida. Un tal doctor Kassidi indicó en

sin duda alguna ; si se j uega 2 . P3C, 1 884el modo de ganar : l. RlCD ! ( Este final
fue utilizado aquel mismo año por el fa­
se desplazan las casillas críticas de moso analista Horwitz, que ideó toda la
este peón a la. fila de arriba y al rey partida . ) La variante publicada en la anto­
negro le da tiempo de defender hasta logía de Taltersoll se diferencia de la ini­
la casilla 4 T, que es la más alej ada cial por estar algo más reducida.

31
3 . . . P6T ; 4. P x P, R3D ; 5. R6A y ganan . 7. ( P2C )3C ! !
Si los peones no están tan cerca, la
posición resulta más interesan1:e por Este modesto movimiento del peón
la reserva de tiempos de que se dis­ es el que decide la partida. Si 7.
pone y las posibilidades de sobrepa­ P4C ?, entonces 7 . . . RSC ; 8 . R3D , R4A ;
sar el peón de la parte atacante por 9. R4R, R3D ; 10. R5A, P4T ! ! ; 1 1 . P x P,
la retaguardia. R2R y el rey alcanza a tiempo la
casilla salvadora lA. La jugada de es­
65 pera 7. P3C evita el sacrificio del
( P3T )4T.

7. . . . ( R6T )7T

Ahora la jugada 7 . . . R5C, etc., pier­


de sentido y las negras vuelven a la
idea del rodeo por la retaguardia
( 8 . R3D, R7C ) .

8. ( P3 C )4C ! y ganan.

Grigoriev indica que si la posición


inicial del peón blanco estuviese en
la tercera fila, sería imposible ganar.
65a. Gorguiev, 1936. Blancas : Rl TR,
P3TD . Negras : R8AR, P3CD ; tablas .
Este problema corresponde a la afir­
mación de Grigoriev y no tiene in­
terés propio.
El j uego suele tener el mismo ca­
rácter que en finales análogos con 65b. Leyk, 1948 . Blancas : R2R,
peones en la misma columna. P3CD ; Negras : R6TR, P3TD . Leyk
Las blancas deben evitar, ante todo, propuso esta posición, planteando la
que las negras a R x P3T, respondan siguiente pregunta : ¿en qué posición
con R5A. Por eso precisamente no se del rey ganan las blancas, teniendo la
consigue ganar con un ataque en lí­ salida?
nea recta al peón 3T, como, por ejem­
La respuesta es como sigue : las
plo : l. R7D, R3C ; 2 .R6R, R4A ; 3. R5A,
blancas ganan si consiguen capturar
R5D ; 4. R6C, R6R ; 5. R x P , R5A ! y
el peón 3T en 4 j ugadas, o bien, ocu­
tablas. Es prematuro también l .· P4C,
par a la primera j ugada la casilla 2A,
colocando así a las negras en situa­
l. . . . ( R2T)3T ción de zugzwang. Estando el rey en
2R gana l. R2A !, pero sería erróneo
Si el rey juega lT, acaba ganando jugar l. P4C ( esto se ve en el 65 ) .
el peón a 4C. Esta circunstancia de­ S i e n l a posición inicial e l rey blanco
termina el resto de la partida. está en 2A, son las blancas quienes
están en zugzwang y no pueden
2. ( R7A )6A ( R3T )4T ganar.
3. ( R6A )5A ( R4T )5T Son muy aleccionadores los siguien­
4. ( R5A )4A ( R5T )6T tes ejemplos de Moraviets, 1952.
5. ( R4A )3A ( R6T )7T
6. ( R3A )2A ( R7T)6T 65c. Blancas : R5CD, P2CR ; Negras :
R2TD, P5TR. Ganan blancas . l . R6A
Es mala j ugada 6 . . . R8T por 7. ( pero no l. RSA?, R2C ! ; 2. R6D , RlA ! ;
P4C o la 6 . . . 4T, por la 7. R3D, etc. 3. R7R, R2A ; 4. R6A, R3D ; 5 . R5C,

32
P6T ! ; 6. P x P, R2R ; 7. R6C, RlA ) ; l. ( R4R )4D !
1 . . . R l C ; 2. R7D !, R2C ; 3. R6R y
gana.
Esta es la única jugada. Las blan­
cas interceptan el camino de ataque
65d. Blancas : R7TR, P2D. Negras :
a su peón por la retaguardia y de pa­
R2AR, PSAD, tablas ; l. R8T ! , R3A ;
so colocan el rey en . una diagonal
2. RBC, 2 . . . P4R ; 3. R7A, RSD ; 4. R6R,
cómoda para atacar el peón 3C. Si
R6D ; S. RSD y tablas. ( Véase 1 16. )
l. P4A, la respuesta de las negras
será L. RSA, y a l. RSD?, se con­
65e. Blancas : RSCD, P2CR. Negras :
siguen tablas jugando L. RSC ! ; 2.
R6TD, PSTR. Ganan blancas. l. R4A,
R4D ; 2 . . . R6C ! ; 3. P4A, R7A. Un ejem­
R7C ; 2. R3D, R8A ; 3. R2R ( no R3R?,
plo típico de maniobras con doble ob­
RBD ) ; 3 . . . R7A ; 4. R3A y ganan. ( La
j etivo. ( Véase 58 . )
misma idea que en el 60b . )
66 ( R4C )3A
l. ...
2. ( R4D )SR ( R3A )4A
3. , P2A )4A y ganan .

Esta posición fue publicada en el


año 1926 por Dobiash, y aquel mismo
año Prokop propuso un problema,
cuyo final tenía una posición análoga.
Blancas : R4AD, P2CD. Negras : R4AR,
P3TD con la misma solución ( l. R4D ! ,
etcétera ) .

66a. Moraviets, 1952. Blancas :


Rl CR, P2CR. Negras : R2TD, P3TR.
Ganan blancas : l. R2A, R3C ; 2. R3R,
R4A ; 3 . R4R, RSA ; 4 . P4C y ganan.

3. DOS PEONES PASADOS

Si los dos peones son pasados, am­ ejemplos que citamos a continuación
bas partes se esfuerzan en coronar nos dan a conocer las diversas cla­
lo antes posible su peón e impedir ses de maniobras que se hacen para
que lo haga el adversario. A veces re­ conseguir los siguientes objetivos :
sulta imposible impedir el corona­ mej orar la posición del rey propio,
miento del peón enemigo, pero, en ganar tiempos, atraer al rey adver­
compensación, se consigue un mate sario a una casilla desventajosa ( para
forzado o se gana la dama con golpe coronar el peón propio y dar j aque
doble ( «j aque de rechazo» ) . Si· no o capturar la dama adversaria con
hay condiciones para ello o si no se doble j aque ) , desplazar al rey contra­
puede convertir el peón en dama, la rio o interceptarle el camino, tomar
partida, como es natural, termina en la oposición, dominar un escaque cla­
tablas . ve o conj ugado.
Las maniobras de los reyes en los Hay, asimismo, un grupo de movi­
finales que estamos estudiando obe­ mientos complej os realizados por los
decen plenamente a las consideracio­ reyes, llamados « maniobras con do­
nes generales arriba indicadas . Los ble objetivo » .

33
3
En algunos casos el rey maniobra 4. ( RSD )6D ( R3A )2A
teniendo en cuenta el final futuro .
Estos finales los estudiaremos en el
Apéndice . Si ahora 4 . . . P4T, sigue S. PSA,
PST ; 6. P6A y las blancas hacen dama
67
en la diagonal 8T-1 T .

S . ( P4A )SA ( R2A ) 1 R


6 . ( R6D )7A ( P2T )4T
7 . ( PSA )6A ( P4T)ST
8 . ( R7A )7C y las blancas ganan
coronando el peón y dando j aque .

67a. Grigoriev, 193 1 . Blancas :


R4CD, P2AD. Negras : R6R, P2TD. Ga­
nan blancas . l. P4A, RSD ; 2. PSA,
R4R ! ( mejor relativamente ; si 2 .. .
R4D, entonces 3. RSC ! y a la 2 . . .
P4T + , sigue 3. RSC, PST ; 4. P6A, P6T ;
S. P7A, P7T ; 6. PBA = D , PBT = D ; 7.
DBT + ) ; 3 . RST ! , R3R ; 4 . R6T ! , R4D ;
S .RSC, R4R o R3R ; 6. R6A, P4T ; 7.
En el diagrama 67 las blancas R7C y ganan .
necesitan abrir el camino que con­
duce a su peón a la octava fila, pero
67b. Grigoriev, 193 1 . Blancas : R7R,
se debe meditar muy bien la jugada
P2TR. Negras : R7TD, P2CR y P2TR .
del rey : el obj e tivo qu e se plantea
Ganan blancas . La idea de este final
exige que el rey vaya a la derecha,
es coronar el peón y dar j aque . l.
pero la contraamenaza por parte del
P4T ! ( no l. R7A ?, P4C ! ; 2. R7C , R6C ;
peón negro impone una moderación 3. R x P2T, RSA ; 4. R6C, P5C ! , este
imprescindible.
peón distrae_ la atención del rey blan­
l. ( R4A )4D ! co a fin de liberar el camino hacia
la 1T a su rey. S. RSA, R4D ) ; 1 . . . P4T !
Es mala la jugada l . RSD por la ( 1 . . . P3T ; 2. PST ) ; 2. R8A ! ! ( si 2 .
respuesta 1 . . . P4T ; 2. P4A, PST. En el R7A?, entonces 2 . . . P4C ! 3 . P x P , PST
caso de l. R4C se pierde 1 . . . R6R? y tablas ; en cambio, ahora, en caso
( 67a ) , pero con 1 . . . RSR ! ; 2. P4A, de 2 . . . P4C las blancas coronan peón
R4R ! ; 3 . RSC, R3D ! ó 3. PSA, R3R ! con j aque ) ; 2 . . . P3C ; 3 . R7R y ganan .
se hacen tablas. No basta tampoco
l. RSC, ya que 1 . . . RSR ; 2. P4A, RSD ; 67c. Damiano, 1S12, aproximada­
3. R4C, P4T + ó 3. PSA, R4D ! ; preci­ mente. Blancas : RSR, P4AD. Negras :
samente esta posición de les reyes, R4CR, P4TR. A principios del si­
pero saliendo el adversario, y con un glo XVI se conocía ya esta partida,
peun en SA constituye en estas va­ donde se da j aque con la dama en BC
riantes la esencia de la lucha. y 8T. En los p roblemas actuales este
ataque final no siempre resulta tan
l. . . . ( R6A )SA evidente.
2 . ( P2A )4A ( RSA )4A
3. ( R4D )SD ( R4A )3A
67d. Moraviets, 19S2. Blancas :
A 3 . . . P4T, sigue 4. PSA, PST ; S. P6A R4AD, P4CD. Negras : RSAR, P4TR.
y las blancas coronan su peón y dan Ganan blancas . l. PSC, R4R ; 2 . P6C ! ,
j aque . R3D ; 3 . RSC , PST ; 4 . R6T y ganan .

34
68 blancas. l. R4D ! , P4C (ó 1 . . . R4C ) ;
2 . . RSD ! , R3T ; 3 . P4A ! RZC ; 4 . PSA,
R2A ; S. R6R ! RlD ; 6. R7A, P4C ; 7.
P6A, PSC ; 8. R7C y ganan ; si 2 . . . RST,
entonces J. P4A ; 4 . P4C ; S. R4A, P6C ;
6. R3A, R6T ; 7. P6A y ganan, lo mis­
mo que en la variante fundamental ) ;
2. P4A, PSC ; 3 . PSA, P6C ; 4 . R3A,
R6T ; S. P6A, P7C ; 6. P7A, P8C = D ;
7. P8A = D + ; entonces bien 7 . . . RST ;
8. D8T + , ganando la dama, o bien
7 R7T ; 8. D8T + + .

68b. B reniev, 1 93 1 . Blancas : R6R,


P2TR. Negras : R7R, P2CD. Ganan
blancas. l . P4T, P4C ; 2. RSD, R6D ( el
secreto consiste en llevar al rey ne­
gro a 3D ) ; 3. PST, PSC ; 4. P6T,
P6C ; S. P7T, P7C ; 6. P8T = D , P8C = D ;
Aunque las blancas coronan su 7. D7T + .
peón con jaque, pero después de l.
P4C, P4CD ; 2. PSC, PSCD ; 3 . P6C, 68c. Mandler, 1938 . Blancas : R7AD,
P6C + , las negras , gracias al jaque P2AR. Negras : R7TD, P2CD. Ganan
( ¡ ganancia de tiempos ! ) , coronan su blancas. l . R6D ! , R6T ! ; 2. RSA ! , RS7 ;
peón antes ; 4. R3A, P7CD ; S. P7C, 3. P4A, P4C ; 4. PSA, PSC ; S . R4A ! ,
P8C = D ; le sigue 6. P8C = D, R8T y P6C ; 6 . R3A, R6T ; 7 . P6A y ganan.
la partida acaba en tablas .
Las blancas sortean esta dificultad 68d. Prokop , 1943 . ( Terminación
con una hábil maniobra : del problema ) . Blancas : RSD , P3D.
Negras : R4AR, P2TR. Tablas . l. R4D !
l . ( R2A)3A ! ( R7R )6T ( no RSA ?, P4T ; 2. P4D, PST ; 3. PSD,
2. ( R3A )4A ! ( R6T )ST P6T ; 4 . P6D, R3R ! y ganan ) . 1. . . RSA ;
2. RSA ! y tablas, ya que es imposible
Las blancas disponen ahora de su­
dar j aque al rey blanco .
ficiente amplitud para seguir jugan­
do con el rey. 69

3 . ( P3C )4C ( P3C )4C +


4 . ( R4A )3D ! ( RST )6T
Las negras pierden tiempos, ya que
a la inevitable 4 . . . PSC, le sigue S .
R2A .
S. ( P4C )SC ( P4C)SC
6 . ( PSC )6C ( PS C )6C
7 . ( P6C )7C ( P6C )7C
8. ( R3D )2A ! ( R67 )7T
Los reyes han vuelto de nuevo a la
posición inicial, pero la situación es
distinta.
9 . ( P7C)8CD + , dando mate a la
jugada siguiente.
68a. Grigoriev, 1938. Blancas : R3D, Pierden blancas , ya que l. RST ?,
P2AR. Negras : RSTD, P3CD. Ganan P4A ; 2 . P4C, PSA ; 3 . PSC, R4A ! ; 4 .

35
P6C, R3A ; S. R3T, P6A ; 6. P7C, P7A ; 70
7. PBC = D , P8A = D + ; 8. RST, D8T + + .
Se consiguen tablas mediante un
juego muy sutil : l. R3C ! , D6D ( no . . .
P4A ; 2 . R2A ) ; 2 . R2T ! , P4A ) ; 3 . P4C,
RSA ; 4 . PSC, R x P ; S . R3C y tablas.

69a. Moraviets, 1952. Blancas : RSC ,


P 2 C . Negras : R4R, P 4 D . Tablas. l.
R4C ( pierde l. P4C, en vista de 1 . . .
PSD ; 2 . R4A, RSR ; 3 . PSC, P6D, etc . ) ;
1 . . . RSD ( ó 1 . . . RSR ; 2. R3A, R6R ; 3 .
R2A, R7R ; 4. R3A ) ; 2. RST ! y tablas.

69b. Moraviets, 1952. Blancas :


R8C, P2R. Negras : R2D, P3TD, tablas .
l. R7A, R3D ; 2. R6A, R4D ; 3. RSA ,
P4T ; 4. P4R + , R3A ! ; s. PSR ! , PST ; 6 .
R6C ! Tablas. 4. PSC, P6C ( ó 4 . . . RSA ; S. P6C y el
Para terminar este apartado repro­ peón se convierte en dama, dando
ducimos un grupo de posiciones que j aque ) ; S. R3R, RSC ; 6 . P6C, R6T ;
ilust ran las maniobras del rey con 7. P7C, P7C ; 8. R2A y ganan .
doble obj etivo .
Las combinaciones más frecuentes l. . .
. ( R3T )3C
de obj etivos son las siguientes : 2. ( P2C )4C ( R3C )2A
a ) cap turar el peón contrario, 'difi­
cultando al mismo tiempo el acerca­ ó 2 . . . R3A ; 3 . R6D !
miento del rey adversario, con el fin
de evitar tablas o defender su p ropio 3. ( P4C )SC ( R2A )2R
peón (este procedimiento lo hemos 4. ( RSA )6A !
visto en los ejemplos 58, 61, 65 y 66 ) ;
b ) asegurar el avance del peón pro­ Claro que no 4. P6C?, R2D !
pio, oponiéndose a las maniobras del
adversario ( 67 y 68a ; uno de los 4. . . . ( R2R ) 1 D
ejemplos más aleccionadores es el S . ( R6A )7C ( P2C)4C
reproducido en la posición 70 ) ; 6 . ( PS C )6C ( P4C)SC
e) amenazar el peón del adversa­ 7 . ( R7 C ) 7T ( 8 T ) y las blancas ga­
rio, apoyando al mismo tiempo el nan, coronando su peón y dando
avance del peón propio, o apoyar el jaque.
peón propio con el fin de neutralizar
el contrario ( 71 y 72 ) . A primera vista parece imposible
que las blancas consigan tablas y, sin
l. ( R4C )SA ! ( 70 ) embargo, las hacen, avanzando el rey
por la diagonal con el doble fin de
E s la jugada clave d e las blancas : neutralizar el peón en torre de rey
el rey se adelanta lo suficiente para y apoyar el suyo .
poder oponerse al acercamiento del
rey negro ( l. R4A? lo habría llevado l. ( R8T)7C ( P4T )ST
a una partida nula ) ; en cambio, aho­
ra, después de 1 . . . P4C, sigue estando En caso de 1 . . . R3C, las blancas jue­
en el cuadrado del peón y a las blan­ gan 2. R6A, PST ; 3. RSR ( amenazando
cas les d a tiempo de jugar 2. P4C, R4A ) ; 3 . . . P6T ; 4 . R6D, P7T ; S. P7A,
por ejemplo : 2 PSC ; 3 . R4D , R4C ;
. . . R2C ; 6 . R7D y tablas .

36
71 71a

2 . ( R7C )6A ( PST )6T 2 C , PST ; 3 . R x P3A y tablas ; e ) l . . .


P4A ; 2 . R x P2C, PSA ; 3 . R6A, P6A
Si ahora j uegan 2 . . . R3C, sigue : 3. (ó 3 . . . R3C ; 4. RSR) ; 4. R6R(7R), ta-
RSR ! y tablas como antes. '
blas.
3 . ( R6A)6R(7I) ! Tablas . 71b

La original solución de Reti produ­


jo en su tiempo una gran impresión
e impulsó a la búsqueda de posicio­
nes análogas, enriqueciendo conside­
rablemente la teoría de los finales .
M á s tarde, Reti volvió a este tema
y propuso nuevas posiciones, suma­
mente valiosas . Son también intere­
santes los trabajos de otros autores
( véanse los diagramas ) , que en su
conjunto nos sirven de palmaria ilus­
tración de las inagotables posibilida­
des del juego de ajedrez .

71a. l. P6A ! !, P4T ; 2 . R4C !, R3C


(ó 2 . . . PST ; 3. RSA ! , P6T ; 4. R6D, y
tablas) ; 3 . R4A, PST ; 4. RSD ! (ame­
naza R4R) ; 4 . . . P6T ; 5. R6D, tablas . 71c. l. P4T, R6C ; 2. PST, R6A ( ó
Si l.. . R3C, entonces 2. R4C, P4T 2 . . . RSA ; 3 . P6T, R6D ; 4 . P7T, P7A ;
(2 . . . P x P ; 3. R4A, P4T ; 4. R4D) . 3 . 5. PBT = D y 6. D6T + + ) ; 3. RlC ( no
R4A, PST ; 4 . RSD . Tablas . 3. P6T?, R7D, ni tampoco 3. R3C?,
RSD ! ; 4. P6T, R6R y tablas ) ; 3 . . . RSD ;
En el 7lb las tablas parecen aún 4. P6T, R6R ; 5. RlA, y ganan.
más inverosímiles . Después de l. R6C
son posibles tres continuaciones : 7ld. l . R6C, PSTD ; 2 . RSA, P6TD ;
a) l... R3C ; 2. R x P2C, P4T ; 3. R x P3A 3. R6R, tablas ; o bien, 2 . . . . R3C ; 3 .
ó 2 . . . P4A ; 3. R6A, PSA ; 4. RSR, P6A ; RSR ! , P6TD ( 3 . . . R x PAD ; 4 . R4D ) ;
S. R6D, y tablas ; b) 1 . . . P4T ; 2. R x P 4. R6D , tablas .

37
71c 71 d

7le 71f

l . R7A ' ( amenazando con pasar al He aquí unas posiciones más.


cuadrado del peón con la jugada 2 .
R6R ; es m a l a jugada l . P4A?, RSC ; 7lg. Feiter, 1939. Blancas : R8TD ,
2. R7A, RSA ! ) ; l. . . P4T ; 2. P4A ! ( pero P4AR ; Negras : R4CD, P3TD . Tablas.
no 2. R6R, ya que 2 . . . PST ; 3. P4A, l. R7C, P4T ; 2 . R7A, R4A (ó 2 . . . PST ;
P6T ; 4. PSA, P7T ; S. P6A, P8T = D ; 3. PSA ) ; 3. R7D , R4D ; 4. R7R, RSR ;
6. P7A, D6T y 7 . . . D 1A ) ; 2 . . . PST ( ó 2 . . . S R6R ! , R x P ; 6 . RSD, y tablas. ( Véa­
RSC ; 3 . R6R, PST ; 4 . PSA y tablas ) ; se 72. )
3 . PSA, P6T ; 4. P6A, P7T ; S . R8C
( S . R7R?, P8TD ; 6. P7A, D4R+ ; 7. 7lh. Moraviets, 19S9. Blancas :
R8A, R4T ó R4C y ganan ) ; S . . . P8T RSTD , P4CD. Negras : R4D, P2D . Ta­
= D ; 6 . P7A, tablas. blas. <>e j uega lo mismo que en el
7 1 g ) . l. R7C, RSA ; 2. R7A, P4D ;
71f. l. RSC ( amenazando con 2 . 3. R6A, y tablas.
R4A ) ; l. . . P4T ; 2 . R6A ! y o bien 2 . . .
PST ; 3 . R7C, bien 2 . . . R1A ; 3 . RSD 7li. Moraviets, 19S2. Blancas : 'R3TR,
y tablas . PSR. Negras : R1AD, P2TD. Tablas.

38
l . R4C , P4T ; 2. RSA, PST ( existía la P2TR. Negras : R4AR, P4TD, P4CD,
amenaza de 3. R4R ) ; 3. R6C ! ! Tablas . P4AD . Después de l. P4T ! , RSC ; 2.
R6C !, R x P ; 3 . RSA . Se han cambiado
7lj . Moraviets, 1 9S2. Blancas : R3TR, las tornas y ahora son las negras
P2D . Negras : RSTD , P2CD . Tablas. quienes se esfuerzan por hacer ta­
l. R4C , P4C ; 2. P4D, PSC ; 3 . PSD ! blas.
R4C ; 4. P6D ! , R3A ; S. RSA, P6C
( . . . Rx P6D ; 6 . R4R ) ; 6. R6R, y ta­ 72b. Yates-Marshall. Carlsbad, 1 929.
blas . Blancas : R4D, D3D, P3AR. Negras :
R7TD, PSTD, P7CD . A la jugada equi­
72 vocada l . R4A ?, PSC = D ; 2. D X P + ,
R x D ; 3 . R4C, l e sigue 3 . . . R7C ! ; 4.
R x PST, R6A, y tablas.

72c. Grigoriev, 1 930. Blancas : RSA,


P4TD, P4CR. Negras : R4D, P3AR,
P4CR. Ganan blancas. l . PST !, R3A ;
2. RSC ! , R4C ; 3. R7C ! , R x PST ; 4 .
R6A, P4A ; S . P X P, PSC ; 6 . P6A, P6C ;
7. P7A, P7C ; 8. P8A = D , P8C = D ; 9 .
D3T + + !

72d. Gorguiev, 193 1 . Blancas : RSTD,


P2TD, PSAD. Negras : R1AD, P2TR.
Tablas. l. P6A !, P3T ! ; 2 . P3T !, R2A
( las negras no han conseguido ganar
tiempos y la segunda jugada condu­
ce a tablas, 2 . . . P4T ; 3. P4T, PST ;
4. PST, P6T ; S. P67, P7T ; 6. P7T, P8T
El interés de este ejemplo consiste � D . Tablas ) ; 3. P4T, P x P6A ; 4. PST,
en que su autor lo ha analizado con R4C ; S. R7C, R x PST ; 6. R6A y tablas.
el rey en diversas posiciones. Las ( Véase 7S . )
blancas no pueden ganar, esté donde Los ejemplos posteriores son, en
esté su rey. Pierden en el caso de que reali dad, repeticiones.
su rey ocupe una de las siguientes
seis casillas : 8T, SC, SA, 3CR, 1 TR, 72e. Prokesh, 1937. Blancas : RSCD,
STR. En todos los demás casos la P2TD. Negras : R2D, P2TR, tablas . l.
partida es nula. Por ej emplo, con el P4T, R3A ; 2 . PST, R4C ; 3. R7C . Sigue
rey blanco en 2TR : l . P4C, RSA ; 2. como Grigoriev y Gorguiev. 72f.
PSC, R x P ; 3 . R3C, y tablas . Prokesh, 1 947. Blancas : R8D, PSTD.
Con el rey en 8T se hacen tablas Negras : R3D, P2TR. Tablas . l. RSA,
moviendo el rey con doble objetivo : R3A ; 2. RSC, y sigue el mismo juego
l. P4C, RSA ; 2. R7R ! , P4C ; 3. R6A ! , 72h. Korolkov, 19SO. Blancas : R7CD,
R x P \ 3 . . . PSC ; 4 . PSC ) ; 4 . RSR y ta­ PSTD, PSD, PSR . Negras : R4AD, P6D,
blas, lo mismo que en el 71g. P7TR. Tablas. Después de l. P6R,
Esta idea fue llevada a la práctica R3D ; 2 . P7R, R x P ; 3. R7A, P7D ; 4.
por Lasker y después se ha vuelto a P6D + . R3R ; S . P7D, P8D = D ; 6 .
repetir en reiteradas ocasiones . P8D + , D x P8D + ; 7 . R x P, R3D y s e
ob tiene la posición representada en
72a. Lasker-Tarrasch . Petersburgo , 72f. Lo nuevo de esta partida es su
1914. Blancas : R7CR, P2CD, P3CD, introducción .

39
CAPÍTULO IV

DO S PEONE S CONTRA UNO

La práctica ha demostrado que la existencia de un peón de más tiene


tanta mayor importancia cuantos más peones hay en el tablero . Por eso,
dos peones contra uno supone una superioridad material mínima. D e ordi­
nario, esta superioridad resulta, sin embargo, suficiente para ganar, aunque
hay muchas excepciones . A la parte fuerte le conviene que sus peones estén
lo más alejados del peón contrario y que el rey se encuentre delante. Por
lo tanto, hay que evitar el acercamiento prematuro de los peones y, sobre
todo, su bloqueo.
Los ejemplos que vamos a examinar están subdivididos en tres grupos
fundamentales : 1) peones ligados ; 2) peones aislados, y 3 ) peones doblados.
El problema teórico a resolver consiste en delimitar en cada uno de
esos grupos los casos en que l a posibilidad de tablas está condicionada por
la p ropia posición y aquéllos en que se logra (o s e evita) utilizando méto­
dos determinados de juego .

l. PEONES LIGADOS

Si todos los peones son pasados, el mal del juego, como ciertas excepcio­
único p roblema que se plantea es nes debidas, fundamentalmente, a la
si podrá el rey de la parte más fuerte p roximidad del extremo del tablero .
detener el peón pasado del adversario
en su camino hacia la casilla de p ro­ En el 73 el rey negro se enfrenta
moción . En caso afirmativo, el juego con un problema superior a sus fuer­
se reduce al sencillo final de « rey y zas : impedir el avance de los peones
dos peones ligados contra rey>> . Si es blancos y defender su propio peón .
imposible detener el peón, la supe­ Si salen las negras, pierden en segui­
rioridad material , como es lógico, da : 1 . . . R4R ; 2. P6C, R3A ; 3. PST. Por
pierde su importancia y gana la par­ consiguiente, las blancas, teniendo la
tida quien primero corona el peón . salida, deberán limitarse a cedérsela
Los ejemplos que damos a conti­ al adversario, lo que se consigue por
nuación ilustran tanto el proceso nor- el procedimiento del triángulo. Por

40
73 74 N o s e consigue nada renunciando
al sacnficio : 1... R4A ; 2. R7C ! ( pero
no 2. P4T + ?, en vista de 2 . . . R x P ; 3 .
R 6 C , R x P4C ; 4. R6A, R5A ; 5 . R6R,
R5R y ganan ) ; 2 . . . P4A ; 3. P4T + ! y
si 3 . . . R x P4T, entonces 4. R6A, P5A ;
5. P5C, y si 3 . . . R x P4C, entonces 4.
R6A, P5A ; 5 . P5C, y si 3 . . . R x P4C,
entonces 4. R x P4T ; 5 . R5A .

. ( R7T )6C ( P2A )4A

Si no se j uega así, seguiría 3 . R6A .

3. ( P2T )4T ! y tablas ( 72 ) .

75a. Jachek. Blancas : RSTR, P2CR,


P4TR. Negras : R4TR, P3R. Tablas .
ejemplo : l. R2A, R3C ; 2 . R2R ! , R4A ;
l. R7C, P4R ; 2. P4C + , R x P ; 3. R6C
ó 2 . . . R x P4T ; 3 . R6A.
3. R3R y ganan .
75b. L. Prokesh, 1948 . Blancas :
En el 74, después de 1 . . . P7R, las RBAR, P4D, P3R. Negras : RSR, P2CD .
blancas tienen tiempo de realizar la Tablas. l. R7R ( amenaza de 2. R6R ) ;
maniobra 2. P7T + . RlT ; 3. R7A, 1 . . . R4D ; 2. R7D ! , P4CD ; 3. P4R + , etc.
PBR = D ; 4. P7C + y mate en dos ju­ Las posiciones que examinamos ( es
gadas . Si la salida fuese de las blan­ decir, con varios peones pasados )
cas, cabe otra maniobra : l . P7C, P7R ; conducen frecuentemente a finales de
2. R6C, PBR = D ; 3. P7T + + . dama .
Si la parte más fuerte, de dos peo­
75 nes ligados, tiene uno solo pasado,
son posibles dos clases de estructu­
ras de p e ones :
1 ) inmóvil, cuando el peón de la
parte débil se encuentra bloqueado ;
2) móvil, cuando todos Jos peones
pueden moverse.
En el p rimer grupo de finales ( con
dos peones b loqueados), la parte más
fuerte posee un peón pasado y defen­
dido, que limita la movilidad del rey
adversario, por lo cual a la ventaj a
m aterial se une la superioridad de
posición . Sin embargo, hasta en este
caso son posibles las partidas nulas,
sobre todos los peones se hallan en
los flancos.
Examinemos ahora la siguiente dis­
tribución de peones : el peón pasado
En el 75 tenemos un ejemplo de y defendido se halla p róximo al cen­
cuando la parte más fuerte se ve tro, y el peón inm�vil que le apoya
obligada a luchar para evitar el mate. está más cerca del extremo del table­
ro. En estas posiciones , el rey de la
l. ( P2C)4C + ! ( R4T ) + P parte más fuerte apoya directamente

41

Vous aimerez peut-être aussi