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“EL CONOCIMIENTO EN LAS ORGANIZACIONES”

PEDRO JOSÉ MEZÚ LASSO

TEORÍAS ADMINISTRATIVAS II

UNIVERSIDAD DE VALLE

FACUTAD DE CIENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN

ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

SANTANDER DE QUILICHAO

CAUCA – 2018
“EL CONOCIMIENTO EN LAS ORGANIZACIONES”

PEDRO JOSÉ MEZÚ LASSO

Presentado a:

NATHANAEL DIAZ

(PHD)

TEORÍAS ADMINISTRATIVAS II

UNIVERSIDAD DE VALLE

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN

ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

SANTANDER DE QUIICHAO

CAUCA – 2018
Gracias a Dios.
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ................................................................................................. 1

METODOLOGÍA .......................................................................................... 4

MARCO TEÓRICO .............................................................................................. 6

El shock del futuro. .............................................................................................. 6

La modernidad liquida. ............................................................................................ 7

Antecedentes. ...................................................................................................... 7

1. Emancipación. ........................................................................................... 10

2. Individualidad ............................................................................................ 11

3. Espacio/Tiempo. ......................................................................................... 14

4. Trabajo. .................................................................................................... 16

5. Comunidad. ............................................................................................... 20

Cambios en el panorama del conocimiento. .......................................................... 23

Del paradigma de la innovación cerrada al paradigma de la innovación abierta. . 24

El paradigma de la innovación cerrada. ........................................................... 26

El paradigma de la innovación abierta. ............................................................... 30

El fin de los monopolios del conocimiento. ....................................................... 32

Los nuevos fundamentos de las I + D internas. .................................................. 36

La influencia de la tecnología de la información. .................................................. 40

Información y conocimiento. ............................................................................... 41

El conocimiento en las organizaciones. ................................................................ 42

¿Y en dónde está el conocimiento? ...................................................................... 43

¿Y qué significa gestión del conocimiento? ........................................................... 43

 Prácticas de creación de conocimiento: ................................................... 45


 Prácticas de aprendizaje continuo: .......................................................... 46

 Sistemas de conocimiento y retroalimentación: ......................................... 46

 Gestión de las competencias individuales de los empleados: ...................... 47

Organizaciones de aprendizaje. .......................................................................... 48

La cultura organizacional................................................................................... 49

La Capacidad de absorción ................................................................................ 51

Las Condiciones que facilitan la creación de conocimiento organizacional. ............ 52

 Intención. ................................................................................................. 53

 Autonomía................................................................................................ 53

 Fluctuación y cambio. ............................................................................... 54

 Redundancia. ........................................................................................... 54

 Variedad y requisitos................................................................................. 55

La Conversión de conocimiento intraorganizacional. ............................................ 56

 LA SOCIALIZACIÓN: DE TÁCITO A TÁCITO:........................................... 57

 LA EXTERIORIZACIÓN: DE TÁCITO A EXPLÍCITO:................................. 57

 COMBINACIÓN: DE EXPLÍCITO A EXPLÍCITO ....................................... 58

 INTERIORIZACIÓN: DE EXPLÍCITO A TÁCITO........................................ 59

La Capacidad de absorción y transferencia de conocimiento tácito intra-


organizacional. ............................................................................................................ 60

La Relación entre cultura organizacional y capacidad de absorción. ...................... 62

CONCLUSIÓN ................................................................................................... 63

ANEXOS ............................................................................................................. 65

El capital intelectual. ......................................................................................... 65

La espiritualidad dentro de las organizaciones. .................................................... 66


INTRODUCCIÓN

El conocimiento se ha convertido a través del tiempo en la herramienta más eficaz para conservar

la supervivencia del ser humano. Una herramienta resultante de una constante interacción

consciente que se ha llevado acabo entre el hombre y la naturaleza, en un proceso de

autoreconocimiento existencial propio. Lo que nos permite afirmar rotundamente, que la evolución

del ser humano ha estado ligada íntimamente con la constante forma en que el ser humano

“conoce”. Este acto de conocer, hasta donde sabemos, en sus inicios, producto del florecimiento y

la adaptación de los diferentes tipos de impulsos que componen la existencia humana. La

característica que comenzó a destacar el comportamiento de la raza humana, en comparación con

el resto de la naturaleza del planeta tierra, fue su capacidad de convertir este acto de conocer, en

prácticas, y costumbres, capaces de permitirle proteger su frágil existencia mediante la

transformación del entorno a conveniencia propia, haciéndolo seguro para su supervivencia.

A medida que nuestra civilización empezó a alcanzar niveles estables de desarrollo económico, las

prácticas y costumbres que hacían posible todo tipo progreso, ganaron tanta confiabilidad, que se

convertirían en creencias. Las creencias, a su vez, influyen en la manera en la que los hombres de

la sociedad perciben el tiempo, y determinan las bases sobre las cuales es posible desarrollar

métodos y procesos para transmitir todo lo relacionado a una práctica, creencia, conocimiento,

lengua, jerga o cualquier cosa relacionada con una cultura característica. Es por eso, que

naturalmente, las tradiciones del ser humano siempre han estado cimentadas en la preocupación

por asegurar la prevalencia de las técnicas que nos permiten el aprovechamiento oportuno de los

bienes naturales. Además, los sistemas de vida generalmente están diseñados para favorecer y

1
asegurar la transferencia de costumbres, identidades, y maneras de ver y vivir la vida, adquiridas

con el paso del tiempo por parte de una cultura.

El constante y natural perfeccionamiento de la capacidad de transmitir, fue el génesis de la cualidad

liquida del conocimiento tal y como lo conocemos hoy en día. Transmitirnos información en la

búsqueda de un mundo mejor, impulsó nuestra capacidad de aprendizaje a niveles que jamás

imaginaríamos. No es una coincidencia que esta liquidez se convirtiera en la estampa moderna y

en una poderosa corriente capaz de doblegar a cualquier gigante mediante su fuerte flujo, llegando

a conectar al mundo entero mediante su cauce. La esencia del conocimiento necesario para la

transmisión cultural, está ligada estrechamente al trabajo y a la realidad material, la cual está

basada en una composición de capas organizadas, que funcionan bajo un orden armónico. Este

orden le permite al ser humano tener certeza de que algo tenga o no grandes probabilidades de

ocurrir.

Desde esta perspectiva, en grado sumo, epistemológica, es claro que debe que existir un ser

supremo que incurrió, incurre e incurrirá de manera definitiva en el orden primordial de la

naturaleza, aquel orden intangible el cual es la base desconocida pero objetiva de todo lo que

vemos, y aquel que provoca o incurre en hacer posible que las cosas sucedan. Es por esto que este

trabajo puede ayudar a demostrar la hipótesis personal de que el éxito en el funcionamiento de

cualquier sistema social, encaja en mayor o menor medida, en el nivel de concordancia con el

concepto, la creencia, experiencia, sentimiento, o cualquier remota noción, idea o pensamiento, de

tipo moral o ética relacionada con Dios.


La modernidad o primera modernidad, aunque muy comprensiva del concepto de Dios, diseño un

sistema que reflejó en su colapso, la existencia de algunas personas que al percibir la entrega por

los valores y las creencias que evocan el concepto de Dios por parte de otras personas, no dudaron

en aprovecharse de ellos y reconocer una oportunidad de ganar un “centavito de más” sin importar

el precio. Comportamiento que consecuencialmente llevaría a la primera modernidad al colapso,

pues la corrupción tiene efectos devastadores para los sistemas burócratas. Claramente, una de las

ventajas que tenía el capital financiero en esa época era que le entregaba “poder” a su poseedor.

Así, a pesar de que la corrupción fue reconocida como el cáncer del último siglo, los capitalistas

fuertes de la época, pudieron prever o ser advertidos de la premonición de lo que el nacimiento de

la computadora podría traería consigo, se trataba de la alerta de una era de expansión sin fronteras.

Lo que significaba que el ser humano ya intuía que la capacidad de administrar y organizar el

conocimiento de toda la humanidad revelaría el orden que indicaría la verdad y la respuesta

definitiva de cómo hacer del mundo un lugar de paz para vivir en armonía con la naturaleza por

siempre o al menos hasta que el creador así lo permitiese; pues, aunque no pudiera ver al creador

el ser humano si podía ver la creación.

A medida que el conocimiento impulsó a los capitalistas a mejorar las condiciones de trabajo,

economía, salud y psicología de los empleados, crear el modelo de la familia perfecta surgió como

una respuesta indicada, al orden indicado. Esta Familia perfecta, poseía características que

definían lo que podía considerarse como el éxito rotundo del ser humano dentro de la sociedad,

conformada por, hijos saludables, un empleo, una ama de casa, pastel, un auto, ropa decente,

buenas relaciones con los vecinos, y por supuesto una relación íntimamente instruida por la
disciplina, sumada a un infaltable día a la semana, en la casa de Dios en familia. La suma de estos

elementos resultaba en la suficiente satisfacción normativa como para sobrevivir a la vida en

sociedad.

La etapa de la comprobación experimental de nuestro método, se orienta a identificar cuáles fueron

los principales factores que antecedieron el nacimiento y desarrollo de la llamada “modernidad

liquida”, segunda modernidad o era del conocimiento, cuáles fueron las incidencias sociales más

destacadas, culturales, económicas, académicas, y culturales dentro de la humanidad. Finalmente

conocer acerca de la influencia del conocimiento dentro de las industrias y las empresas

actualmente, su valor como capital intelectual, y cómo fue posible que el conocimiento marcara

una nueva época para la administración de empresas y el mundo en general.

METODOLOGÍA

Este trabajo se ubica en un espacio temporal equivalente al del nacimiento de las empresas

Fordistas como icono representativo, de los fenómenos producidos por la “industrialización del

conocimiento”. Abordaremos un recorrido a través de lo que significó para la humanidad el

nacimiento de la llamada “era del conocimiento”. Para mí, la era del conocimiento nace justo

después de la llamada “caída del 29” de Wall Street.

Según Ulrich Beck, la muerte del modernismo o de la primera modernidad, fue producto de la

incapacidad del capitalismo, generando un diagnóstico claro: “el capitalismo se queda sin trabajo
y produce paro”. Más allá de que para entonces fue necesaria la implementación de una fuerte

política fiscal y una activa participación del Estado, el verdadero impulso para salir adelante estuvo

de la mano de la tecnología, más precisamente, la computadora.

La creación de la computadora, fue el resultado del intento del ser humano por modelar y copiar

su propio cerebro, en busca de crear un aparato capaz de ayudar a procesar información a diferentes

escalas, realizar múltiples procesos al mismo tiempo. Efectivamente, con el paso del tiempo el ser

humano logró integrar cientos de miles de millones de redes de procesamiento de información a

nivel mundial, inicialmente con objetivos mercantilistas. Pero a medida que el flujo de información

y conocimiento fue mayor, nuestra percepción del tiempo y del espacio se vieron sumamente

alteradas, un fenómeno denominado por el escritor Alvin Toffler como “el “Shock” del futuro”,

del cual haremos énfasis más tarde.

El desarrollo de la modernidad liquida, es de sumo interés para los administradores de empresas,

debido a que marca las diferentes pautas que han venido definiendo la conducta del ambiente

moderno del ser humano. En este trabajo, primeramente, trataré desarrollar todo lo relacionado a

la modernidad liquida en las 5 etapas principales descritas en la obra de Zygmunt Bauman:

emancipación, individualidad, espacio/tiempo, trabajo y comunidad. Para luego adentrarnos en la

influencia de la tecnología de la información en las organizaciones. Seguido, haremos hincapié en

los paradigmas actuales bajo los que se mueve el conocimiento dentro de las organizaciones.
MARCO TEÓRICO

El shock del futuro.

“El “shock” del futuro”. Este “shock” es la desorientación vertiginosa producida por la llegada

prematura del futuro. Y puede ser la enfermedad más grave del mañana. El “shock” del futuro no

figura en el Index Medicus, ni en ninguna lista de anomalías psicológicas. Pero a menos de que se

tomen inteligentes medidas para combatirlo, millones de seres humanos se sentirán cada vez más

desorientados, progresivamente incapaces de actuar de un modo racional dentro de su medio. La

angustia, la neurosis colectiva, la irracionalidad y la desenfrenada violencia, ya manifiestas en la

vida contemporánea, son simples prefiguraciones de lo que puede depararnos el futuro, a menos

de que consigamos comprender y tratar esta enfermedad (Toffler, 1970).

El “shock” del futuro es un fenómeno de tiempo, un producto del ritmo enormemente acelerado

del cambio en la sociedad. Nace de la superposición de una nueva cultura sobre la antigua. Es un

“shock” cultural en la sociedad de uno mismo. Pero su impacto no es tan grave. Pues la mayoría

de los hombres del Cuerpo de Paz y, de hecho, la mayoría de los viajeros, tienen la tranquilizadora

seguridad de que la cultura que dejaron atrás les estará esperando a su regreso. Esto no ocurre con

la víctima del “shock” del futuro, él tiene la impresión de que nada volverá a ser como antes, esa

es la perspectiva con que se enfrenta. “El cambio cae como un alud sobre nuestras cabezas, y la

mayoría de la gente está grotescamente impreparada para luchar con él”.

- Alvin Toffler.
La modernidad liquida.

Antecedentes.

La modernidad significó muchas cosas, y su advenimiento y su avance, pueden evaluarse

empleando diferentes parámetros. Sin embargo, un rasgo de la vida moderna y de sus puestas en

escena, sobresalió particularmente como atributo crucial del que derivan todas las demás

características. Ese atributo es el cambio en relación con el espacio y tiempo. Para conocer la

naturaleza del cambio como tal, debemos encontrarnos necesariamente con conceptos como

“solidez”, “fluidez”, “levedad” y “liquidez”, términos, que nos permiten hacer una alusión

descriptiva más exacta del fenómeno de la llegada de la modernidad. Si el “espíritu” es “moderno”,

lo es en tanto esté decidido a que la realidad se emancipara de la mano muerta; y eso solo se podía

lograr “derritiendo los sólidos”. Es decir, según la definición, disolviendo todo aquello que persiste

en el tiempo y que es indiferente a su paso e inmune a su fluir (Bauman, 2000).

“Derretir los sólidos” significaba, primordialmente, desprenderse de las obligaciones

“irrelevantes” que se interponían en el camino de un cálculo racional de los efectos; liberar la

iniciativa comercial de los grilletes de las obligaciones domésticas y de la densa trama de los

deberes éticos, y de todos los vínculos que condicionaban la reciprocidad humana y la mutua

responsabilidad, conservando solo “el nexo del dinero”. Conduciendo a la economía a una

progresiva emancipación de sus tradicionales ataduras políticas, éticas y culturales. Sedimentando

un nuevo orden, definido primariamente en términos económicos (Bauman, 2000).


Para ese entonces, casi todos los poderes políticos o morales capaces de trastocar o reformar este

nuevo orden habían sido destruidos o incapacitados, por debilidad para esa tarea. Y no porqué el

orden económico, una vez establecido, hubiera colonizado, reeducado y convertido a su gusto el

resto de la vida social, sino porque ese orden llegó a dominar la totalidad de la vida humana,

volviendo aparentemente irrelevante, e inefectivo todo aspecto que no contribuyera a su incesante

y continua reproducción. Así pues, los sólidos que han sido sometidos a la disolución, y que se

derritiendo en ese momento, el momento de la modernidad fluida, fueron los vínculos entre las

elecciones individuales y los proyectos y las acciones colectivas -las estructuras de comunicación

y coordinación entre las políticas de vida individuales y las acciones políticas colectivas. los

individuos podían ser excusados por no haberlo advertido: tuvieron que enfrentarse a pautas y

configuraciones que, aunque “nuevas y mejores” seguían siendo tan rígidas e inflexibles como

antes (Bauman, 2000).

Al comienzo, todos los moldes que se rompieron, fueron reemplazados por otros; la gente fue

liberada de sus viejas celdas, solo para ser censurada y reprendida si no lograba situarse –por medio

de un esfuerzo continuo, dedicado y de por vida- en los nichos confeccionados por el nuevo orden:

Las clases, los marcos que (tan inflexiblemente como los ya disueltos estamentos) encuadraban la

totalidad de las condiciones y perspectivas vitales, y condicionaban el alcance y estrategia de los

proyectos de vida de los individuos. Fue así como el conocimiento comenzó a deslumbrar un nuevo

horizonte, la posibilidad de cultivar comida para todos a través de la tecnología, la llegada de

nuevas tecnologías aumentaba gradualmente la posibilidad de hacer realidad el llamado “Sueño

Americano”. Un estado de equilibrio en el que un ser humano podía disponer de todas las

seguridades y libertades capaces de satisfacer sus necesidades naturales, el hogar, un lugar lleno
de afecto, alimentos frescos, cerveza y televisión, todo lo necesario para hacer feliz al ser humano

moderno.

El Fordismo, Nace uno de los principales iconos del surgimiento de la modernidad liquida o

segunda modernidad. Básicamente consiste en desarrollar la idea de sumar la producción en cadena

a la producción de mercancías, lo cual no sólo significó las transformaciones sociales y culturales

que podemos resumir en la idea de cultura de masas o masas media. Como prototipo se puede

hablar de la creación de automóviles en serie, de la expansión interclasista del consumo que

deviene en nuevos estímulos y códigos culturales mediados por el capital (Wikipedia, s.f.).

La razón es que si hay mayor volumen de unidades de un producto cualquiera (debido a la

tecnología de ensamblaje) y su costo es reducido (por la razón tiempo/ejecución) habrá un

excedente de lo producido que superará numéricamente la capacidad de consumo de la élite,

tradicional y única consumidora de tecnologías con anterioridad (Bauman, 2000).

La racionalización de la producción permitió la creación de las líneas de montaje, que posibilitaron

la producción en serie o en masa. En ésta se estandarizan el producto, la maquinaria, los materiales,

la fuerza laboral y el diseño del producto, reduciendo al mínimo el costo. Esto permitía producir

en grandes cantidades, la condición de equilibrio depende de que haya capacidad de consumo en

masa, real o potencial, en el otro extremo de la cadena (Chiavenato, 2006).


Así pues, todo estaba listo para que la modernidad liquida tomara su propio cause, el cual, según

Zygmunt Bauman, comienza cuando el espacio y el tiempo se separan de la práctica vital y entre

sí, y pueden ser teorizados, como categorías de estrategias y acción mutuamente independientes,

cuando dejan de ser -como solían ser en siglos premodernos-, aspectos entrelazados y apenas

discernibles de la experiencia viva, unidos por una relación de correspondencia estable y

aparentemente invulnerable.

1. Emancipación.

Hacia fines de las "tres gloriosas décadas" que precedieron al final de la Segunda Guerra Mundial,

un crecimiento sin precedentes y un afianzamiento de la riqueza y de la seguridad económica de

la prosperidad surgirían en Occidente (Bauman, 2000). En este periodo de tiempo, la sociedad

empezaba a liberarse forzosamente de todas las ataduras de tipo ético, social, y de alcurnia, que

evitaban e impedían el libre flujo de la iniciativa comercial. Los hombres se caracterizaban por un

temple y un carácter sólido, tal vez homologo y resultante de la alta actividad de la industria

mecanicista y metalúrgica de la época. Sin embargo, tal temple físico de acero, no sería mayor

obstáculo para el cauce de la modernidad y su llegada. La expansión de los medios de

comunicación y transporte, dieron nacimiento a las primeras redes mundiales de mercadeo,

abriendo oportunidades académicas y culturales para una gran parte de la población mundial,

gestando desarrollo e innovación.


La libertad se levantaba como la bandera de la nueva sociedad, Henry Sidgwick, afirmó para ese

entonces, que “la felicidad general se promueve de manera efectiva manteniendo en los adultos la

esperanza de que cada uno dependerá de sus propios recursos para satisfacer sus propios deseos".

Bajo esta égida la vida empezó a desarrollar un nuevo orden, rodeado de normas que garantizarán

el nuevo plan: los individuos debían dedicarse a la tarea de usar su nueva libertad para encontrar

el nicho apropiado y establecerse en él, siguiendo fielmente las reglas y modalidades de conducta

correctas y adecuadas a su rol. Al convertirse en el principal puente hacia la sociedad organizada,

el status económico empezó a transformarse poco a poco en la batuta del éxito. Triunfar empezó a

convertirse en la moda, y luego en la obsesión, convirtiéndose en el principal agente deteriorante

de todo lo que impidiera su consecución.

2. Individualidad

La sociedad moderna existe por su incesante “acción individualizadora”, que consiste en reformar

e renegociar diariamente la red de lazos mutuos que llamamos “sociedad” de los individuos

(Bauman, 2000). La carrera por el status marcaba la pauta, y el acceso a la academia había

empezado a “refinar” la búsqueda de libertad objetiva personal de los ciudadanos, dándole un

nuevo y más sofisticado significado al Status. Posteriormente, el avance tecnológico había hecho

posible un aumento en el turismo y logró conectar a una gran cantidad de culturas, creando y

descubriendo nuevos paradigmas, que luego se convertirían en una característica propia del

“hombre moderno”.
El desarrollo de máquinas más óptimas, trajo consigo, nuevas y mejores formas de transformación

de las materias primas, es decir, nuevas telas para nuestros trajes, nuevas maderas para nuestras

casas, nuevos aparatos para nuestros hogares, nuevos platos de comida en nuestros restaurantes,

nueva música en la radio, y otros muchos avances más. Con el aumento generalizado de la

producción, y el surgimiento de las primeras conductas consumistas, el “sueño americano”

empezaba a adquirir una fase nueva, de una índole más individual. Resultado tal vez, del

enfrentamiento existencial entre la incesante necesidad de transformación constante, exterior e

interior, objetiva y subjetiva propia del ser humano. Lo cierto es que el siglo XX se caracterizó por

una visión y perspectiva con un sentido profundamente filantrópica, que acompañada de un buen

caudal de dinero o patrimonio se convertía en el condimento definitivo para el triunfo en la

sociedad moderna; ahora había empezado a importar lo que el hombre pensaba.

El conocimiento había comenzado a fluir en forma de pensamiento, la época obligaba a sus

integrantes a tener algo que decir u opinar acerca de todas las cosas. "La necesidad de pensar es

lo que nos hace pensar", dice Adorno. La "sociedad" siempre mantuvo una relación ambigua con

la autonomía individual: era su enemiga a la vez que su conditio sine qua non (condición sin la

cual no) (Bauman, 2000). Pero los porcentajes de aquella mezcla de riesgo y oportunidad a la que

parecía estar condenada han cambiado radicalmente en el curso de la historia moderna. La

individualidad se presenta modernamente como “the perfect storm”, representando una tendencia

sutilmente anárquica, adornada de una rebeldía que no se opone al éxito, al contrario, le utiliza

como bandera de protesta, e impregnada por la inquebrantable rectitud y seguridad que

proporciona la integridad, la razón y la academia.


En cualquiera de sus interpretaciones, el impulso modernizador conllevaba a una constante crítica

compulsiva de la realidad, en busca de un orden definitivo y equilibrado para la sociedad, un orden

donde todo se hiciese, casi, que por sí solo. Y estaba claro que el camino correcto para llegar a tal

estado, era legislar, para hacer de la razón una norma de la realidad, barajar y repartir de nuevo

para impulsar las conductas racionales y hacer que todo comportamiento contrario a la razón

resultara demasiado costoso como para ser considerado.

El primer desenlace de la vida organizada fue el consumo, No hay ningún Pedro ni Juan que nos

ofrezca alguna refrenda para tener una vida exitosa; la sociedad de consumidores se presta a la

comparación universal... y el límite es el cielo. La idea de "lujo" no tiene demasiado sentido, ya

que el punto es convertir el lujo de hoy en la necesidad de mañana, y reducir al mínimo la distancia

entre "hoy" y "mañana", -"lo quiero ya"- (Bauman, 2000).

Como no hay normas para convertir algunos deseos en necesidades y quitar legitimidad a otros

deseos, convirtiéndolos en "falsas necesidades", no hay referencias para medir el estándar de

"conformidad". Además, Como casi todas las acciones que se emprenden en una sociedad de

consumo, esta resulta costosa, ya que requiere un equipo e instrumentos especiales que solo el

mercado de consumo puede proporcionar (Bauman, 2000).


3. Espacio/Tiempo.

“Cuando los extraños se encuentran con extraños”.

La satisfacción y el placer son sentimientos que no pueden aprehenderse en términos abstractos,

sino que deben ser experimentados “subjetivamente”, vividos. Uno nunca sabe con seguridad si

sus sensaciones son tan profundas y excitantes, y tan “placenteras”, como las de las personas de

al lado (Bauman, 2000). Para entender un poco acerca del ambiente relacional moderno, hay que

entender la cualidad de asignar roles de manera constante a los individuos de la sociedad moderna,

solo explicable mediante la teoría de la relatividad de Albert Einstein: “El tiempo es relativo al

observador”. Tratar de responder preguntas tales como, ¿Quiénes somos? Y ¿cuál es nuestro papel

en este mundo? O ¿Quién creo todo lo que podemos experimentar, percibir y compartir?, no son

para nada sencillos de encarar y mucho menos responder. La profundidad con la que el individuo

decide enfrentar o afrontar su rol correspondiente, no solo reside en gran medida en la cantidad de

las necesidades satisfechas que pueda satisfacer. Sino que también puede depender de las

imágenes, frases o héroes de la niñez del individuo, lo que generalmente llega a adquirir un gran

significado influyente a lo largo de la vida del individuo y en su forma de interpretar la misma.

Una de las cosas positivas fáciles de resaltar, de la sociedad moderna, es que ofrece un lugar de

resguardo a los roles de sus miembros, entorno a una base histórica de concepciones normalistas,

moralistas culturales que, si se siguen sabiamente, probablemente, pueden asegurarle un cómodo

lugar dentro de círculos de conveniencia y convivencia que le agilicen todo lo necesario para ser

feliz.
Generalmente, los focos negativos no tienen mucha duración dentro de la sociedad, las personas

prefieren modelos de inspiración que reflejen éxito. Escalar en la pirámide de las necesidades

afecta la percepción del tiempo del individuo y lograr satisfacer sus necesidades lleva a la creación

de nuevas metas, la innovación y la transitoriedad, por ende, son consecuencias capaces de llevar

a la sociedad a sentir una profunda necesidad de superación. Por eso, Es claro que la conquista del

tiempo es una de las luchas más necesarias para el ser humano, pues en resumidas palabras, lo

único que tiene en su vida es eso, el tiempo que disponga para vivir, para aprovechar la

oportunidad. Se dice que la vida es una oportunidad de oportunidades, y, poco a poco, “una

oportunidad”, se convirtió en la moneda de la sociedad moderna, la gente aprendió a estar

dispuesta a hacer casi lo que sea por conseguir una oportunidad.

La conquista del espacio fue lo siguiente, llego a significar máquinas más rápidas. Los

movimientos acelerados significaban espacios más grandes, acelerar los movimientos era la única

manera de agrandar el espacio. En este caso la “expansión espacial” era el nombre del juego, y el

espacio era la apuesta: el espacio era el valor; el tiempo, la herramienta (Bauman, 2000).

Para maximizar el valor, era necesario afilar la herramienta: gran parte de la “racionalidad

instrumental” que, según Max Weber, era el principio operativo de la sociedad moderna se

concentró en idear modos de realizar tareas con mayor rapidez, eliminando el tiempo

“improductivo”. Inútil, vacío y desperdiciado; o, para decirlo en términos de efecto en vez de

medios de acción, se concentró en llenar el espacio con más objetos. Agrandando así el espacio

que podía ser llenado en un tiempo determinado (Bauman, 2000).


Pero ¿qué significaba que el entorno urbano fuera "civil" y, por lo tanto, un sitio hospitalario para

la práctica individual de la civilidad? Significaba, fundamentalmente, la provisión de espacios en

que la gente pudiera compartir como personce publica. Sin que se la inste, presione u obligue a

quitarse la máscara y "soltarse", "expresarse", confesar sus sentimientos íntimos y exhibir sus

pensamientos, sueños y preocupaciones más profundos- Sin embargo, también significaba una

ciudad que se presenta a sus residentes como un bien común con un buen relativo nivel seguridad:

Su esencia no le permitía ser reducido al conglomerado de los propósitos individuales. Como una

forma de vida con vocabulario y lógica propios y con su propia agenda, que es, y debe seguir

siendo, más extensa y más rica que cualquier preocupación o anhelo individual -de modo que

"usar una máscara publica" es un acto de compromiso y participación y no de "descompromiso",

una retirada del "verdadero yo", que opta de manera “civilizada”, por salirse de las relaciones y el

involucramiento mutuos. Una manifestación del deseo de quedarse solo y de dejar solos a los

demás (Bauman, 2000).

4. Trabajo.

El punto es este: el "progreso" no representa ninguna cualidad de la historia sino la confianza del

presente en sí mismo. El más profundo y quizás único significado de progreso está construido a

partir de la conjunción de dos creencias íntimamente ligadas: que "el tiempo esta de nuestra parte"

y que "somos nosotros quienes hacemos que las cosas sucedan". Ambas creencias viven y mueren

juntas -y siguen vivas en tanto aquellos que ostentan el poder de hacer que las cosas sucedan las

confirmen a diario con sus acciones-. Como lo expresara Alain Peyrefitte, "el único recurso capaz
de transformar un desierto, en la tierra de Canaán es la confianza mutua de los miembros de una

sociedad y la confianza de todos en el futuro compartido que les espera". Todas esas otras cosas

que nos gustaría decir o escuchar acerca de la "esencia" de la idea de progreso no son más que un

comprensible pero engañoso y fútil esfuerzo por "ontologizar" ese sentimiento de confianza en

uno y en los demás (Bauman, 2000).

Pero si la confianza en uno mismo -la tranquilizadora sensación de "tener control del presente"- es

el único sustento sobre el que se asienta la confianza en el progreso, no es raro que en los tiempos

modernos esta última parezca vacilante e inestable. Y las razones son fáciles de identificar. En

primer lugar, la conspicua ausencia de un agente capaz de "mover el mundo hacia adelante". En

nuestros tiempos de modernidad liquida, la pregunta más acuciante y a la vez más difícil de

contestar, no es “¿qué debe hacerse?” (para hacer del mundo un lugar mejor y más feliz), sino

"quién va a hacerlo?" (Bauman, 2000).

El romance de la modernidad con el progreso.

Un romance con una vida que puede ser "trabajada" para que resulte más satisfactoria de lo que

es. No ha terminado, sin embargo, y es poco probable que termine pronto. La modernidad no

conoce otra vida más que la vida "hecha": lo que hacen los hombres y mujeres de la modernidad

es una tarea, no algo dado, y una tarea siempre incompleta que reclama cuidados incesantes y

esfuerzos renovados.
Además, la condición humana en la modernidad "liquida" o en el capitalismo "liviano" exaltó aún

más, aquél modo de vida: el progreso ya no es una medida temporal, algo provisorio, que

conduciría finalmente (y en breve) a un estado de perfección (o sea, a un estado de situación en el

que todo lo que debía hacerse ya ha sido hecho y ningún otro cambio es necesario), sino un desafío

y una necesidad perpetuos y quizás interminables, de encontrar el verdadero significado de

"sentirse vivo y bien" (Bauman, 2000).

En cambio, el trabajo moderno ha adquirido -así como otras actividades de la vida- un significado

mayormente estético. Se espera que resulte gratificante por y en sí mismo, y no por sus genuinos

o supuestos efectos sobre nuestros hermanos y hermanas de la humanidad o sobre el poderío de

nuestra nación, y menos aún sobre el bienestar de las generaciones futuras. Solo unas pocas

personas -y en contadas ocasiones- pueden reclamar el privilegio, el honor y el prestigio de realizar

un trabajo que sea de importancia y beneficio para el bien común. El carácter de "ennoblecer" o

que "hacer mejores seres humanos" a sus ejecutores, ya rara vez se convierte en un obstáculo. Por

el contrario, al trabajo, se lo mide y evalúa por su valor de diversión y entretenimiento, que

satisface no solo la vocación ética, prometeica, de un productor o creador, sino también las

necesidades y deseos estéticos de un consumidor, un buscador de sensaciones y coleccionista de

experiencias (Bauman, 2000).

En torno del otro polo de la nueva división social, en el vértice de la pirámide de poder del

capitalismo liviano, circulan aquellos para quienes el espacio cuenta poco y nada, aquellos que

están fuera de lugar, no importa donde estén físicamente. Son tan livianos y volátiles como la

nueva economía ambientalista actual, que los dio a luz y les dio poder. Como los describe Jacques
Attali: "no poseen fábricas, tierras, ni ocupan cargos administrativos. Su riqueza proviene de un

activo portátil: su conocimiento de las leyes del laberinto". A ellos "les encanta crear, jugar y estar

en movimiento". Viven en una sociedad "de valores volátiles, despreocupada acerca del futuro,

egoísta y hedonista" de una manera tradicional. Sin dejar de creer que “la novedad es la buena

nueva, la precariedad, un valor, la inestabilidad, un imperativo, y lo hibrido, una riqueza".

Si bien en distinto grado, todos aquellos que dominan el arte de la "vida laberíntica": la aceptación

de la desorientación, la predisposición para vivir al margen del tiempo y del espacio, en el vértigo

y en la vorágine, sin noción de la dirección ni de la duración del viaje en el que se embarcaron,

están los “Ambientalistas” modernos, de mente abierta, comprometidos con la paz y rotundamente

convencidos de que el desarrollo moderno puede lograrse, y que un estado de equilibrio entre la

naturaleza, las tradiciones humanas y la tecnología, representa la más moderna de las soluciones,

razonable, sutilmente sofisticada y basada en el respeto al orden, compuesta por conocimientos y

experiencias comprobados, y particularmente esclarecedores.

El desenlace de la modernidad liquida y el fin de una anomalía inicial marcada por una

desesperante situación en la que se encontró el trabajo en la parte del mundo más "avanzada" (en

sentido "modernizador") surgen partir del constante cambio en el humor general, provocado por

el transitorio impacto de los medios masivos, la conspiración de los publicistas, la atractiva

seducción de la sociedad de consumo y la distracción fruto de la sociedad del

espectáculo/entretenimiento.
Las causas evocadas en estos nuevos estilos de vida no fueron para nada imaginarias, pues

aclaraban el verdadero contexto de la vida, el escenario social en el que la gente (pocas veces por

propia elección) llevaba adelante sus asuntos. Se ha transformado radicalmente desde los tiempos

en que los obreros que llenaban las fábricas de producción en masa cerraron filas para lograr

condiciones más humanas y gratificantes a cambio de su trabajo, tiempos en que los teóricos y

activistas del movimiento obrero percibieron en esa solidaridad obrera el embrión. latente y a la

larga incontenible, del deseo de una "sociedad buena" que encarnara los principios universales de

la justicia (Bauman, 2000).

5. Comunidad.

Las diferencias nacen cuando la razón no está suficientemente despierta o cuando vuelve a

quedarse dormida; este era el credo explícito de la confianza absoluta que los liberales

postiluministas depositaban en la capacidad humana de lograr una inmaculada concepción.

Nosotros, los humanos, estamos dotados de todo lo necesario para elegir el camino correcto, que,

una vez elegido, resultara ser el mismo para todos (Bauman, 2000).

Aunque, el caudal del conocimiento es mucho mayor al imaginado, el orden y armonía con la que

se ha manifestado actualmente indican que el hecho de ser humano, es de por sí, una hipótesis,

que, aunque lejos de parecer la más revolucionaria en tiempos anteriores, sin duda, resulta ser una

solución efectiva y a la altura del estilo moderno. Toda la trama de la anterior modernidad, donde

buscábamos nuestro lugar en un océano de posibilidades sin tener respuesta, era un proceso
necesario. Hoy, hemos aprendido de los errores, y hemos empezado a entender que debemos

entender la importancia del presente, pues de él depende nuestro futuro.

La cultura japonesa, por ejemplo, es un reflejo diáfano de una verdadera aplicación del orden

dentro de una organización, su presente se basa en abrir la puerta a soluciones a contratiempos u

obstáculos futuros. Es por esto, que muchos afirman que Japón está viviendo en el futuro. Prueba

de ello es que los japoneses han calculado que en 40 años más del 60% de su población será anciana

y por lo tanto han decidido empezar a especializar sus robots para que puedan ser capaces de

ayudar a la población mayor. Lo que demuestra que el flujo correcto de conocimiento dentro de

una sociedad, le garantiza la evolución de sus cimientos de una manera atemporal, es decir, la

comprensión efectiva de su presente, le permite conocer cuáles son las posibilidades más probables

a suceder. Lo que optimiza la toma de decisiones y la dinámica de vida de las personas, permitiendo

un desarrollo más pausado, continuo y preciso de la perspectiva global.

El comunitarismo moderno, también es llamado “cosmopolitismo” y nace como respuesta de

adaptación a la violenta aceleración de la transitoriedad, imponiéndose cómo repercusión a un

tema agudo y genuino: la radical oscilación del péndulo que se alejaba -tal vez demasiado- del

polo de la seguridad dentro de la díada de los valores humanos sine qua non. Por esta razón, la

predica comunitaria puede contar con un público numeroso y dispuesto, la natural incertidumbre

con respecto a las perspectivas para la vejez y los peligros de la vida urbana como factor común,

coinciden en resaltar el mayor atractivo del comunitarismo: la promesa de un refugio seguro, el

destino soñado por los marineros perdidos en un turbulento mar de cambios constantes,

impredecibles y confusos.
Como señalara, cáusticamente, Eric Hobsbawm: "Hombres y mujeres buscan grupos a los cuales

pertenecer, con seguridad y para siempre, en un mundo en el que todo lo demás se mueve y se

desplaza, donde ninguna otra cosa es segura".

La nueva soledad del cuerpo y de la comunidad es el resultado de un importante conjunto de

cambios radicales que se resumen bajo el rótulo de modernidad liquida. No obstante, uno de esos

cambios reviste particular trascendencia: la renuncia por parte del Estado a cumplir el rol principal

(y hasta monopólico) proveedor de certeza y seguridad, seguida de su negativa a respaldar las

aspiraciones de certeza/seguridad de sus súbditos (Bauman, 2000).

Ser un hogar ampliado también ayuda. Los que están encerrados en un hogar común, de ladrillos

y cemento, pueden sentir algunas veces que están dentro de una cárcel y no en un refugio seguro;

la libertad de la calle los llama desde afuera, tan atormentadora e inaccesible como puede serlo

hoy la soñada seguridad del hogar imaginado. Sin embargo, si la seductora seguridad de estar chez

soi se proyecta sobre una pantalla suficientemente grande, no hay "afuera" capaz de arruinar el

gozo. La comunidad ideal es un completo mappa mundi: un mundo total, que proporciona todo lo

necesario para una vida significativa y gratificante. Al concentrarse en lo que afecta más a los

homeless, el remedio comunitario de la transición (disfrazada de regreso) a un mundo total y

completamente consistente parece ser una solución en verdad radical de todos los problemas

actuales y futuros; todas las otras preocupaciones resultan comparativamente insignificantes

(Bauman, 2000).
La seguridad personal es hoy un tema igualmente personal, y las autoridades locales siempre están

dispuestas a brindar consejo, mientras que las empresas constructoras se hacen cargo con gusto de

la preocupación de los que están en condiciones de pagar por sus servicios. Las medidas adoptadas

en forma personal -por un individuo o por un grupo- deben nivelarse con el impulso que lo estímulo

a tomarlas. Según las reglas comunes del razonamiento mítico, la metonimia se convierte en

metáfora: el deseo de repeler y expulsar los ostensibles peligros que cercan el cuerpo se transmuta

en el de lograr que el "afuera" sea similar, "igual" o idéntico al "adentro", en el de remodelar el

"allá" a semejanza del "aquí"; el sueño de una "comunidad de semejanzas" es, esencialmente, una

proyección del amor de sol (Bauman, 2000).

El comunitarismo es también un intento frenético de eludir la confrontación con interrogantes

incomodos para los que no hay una buena respuesta: por ejemplo, si vale la pena amar a un yo

asustado y carente de confianza, y si ese yo merece servir de proyecto para reformar el hábitat y

de parámetro para evaluar una identidad aceptable. En una "comunidad de semejanzas" no se

plantean esas preguntas, y, por lo tanto, la credibilidad en la seguridad lograda por medio de la

purificación nunca será puesta en duda (Bauman, 2000).

Cambios en el panorama del conocimiento.

Desde finales de la década del 70, la importancia del desarrollo científico y técnico en la economía
mundial empresarial ha crecido, hasta llegar a ser hoy clave para el desarrollo de las naciones. Al
mismo tiempo, los mercados financieros y de los productos han sufrido transformaciones radicales,
con un incremento significativo de los cambios que ocurren a escala mundial, provocando
inesperadas formas de competencia y un mercado cada vez más impredecible. La rapidez de los
cambios, la baja adaptabilidad de las organizaciones y su vida efímera en el mercado, inciden en
la forma de negociar y en el establecimiento de ventajas competitivas estables. Aunque esta
situación no se manifiesta de la misma forma para todas las economías del mundo; debido a la
diversidad cultural, es necesario establecer un conjunto de diferentes estrategias de carácter ad-
hoc que puedan llevar a la economía a alcanzar un desarrollo equilibrado, equitativo y eficiente.
Capaz de permitir a las organizaciones, si no adaptarse y ser competitivas, al menos, sobrevivir a
los cambios acelerados que dominan el mercado. Reconociendo siempre la situación de los
productos tradicionales en el mercado y las ventajas que presentan los productos del conocimiento
y las nuevas tecnologías. Igualmente, se constata que los recursos económicos dinero y mano de
obra no constituyen actualmente un recurso básico para el desarrollo de las economías, si no, el
saber, la productividad y la innovación aplicada al trabajo.

Del paradigma de la innovación cerrada al paradigma de la innovación abierta.

Un cambio importante en este panorama del conocimiento fue la relación singular entre el sistema

público universitario y las empresas que se desarrollaron en la primera mitad del siglo XX. En

estados unidos, una vez concluida la guerra civil, el Gobierno federal estableció un programa de

concesión de tierras a las Universidades estatales que centraran sus estudios en la ciencia y la

tecnología. Las diez Universidades más grandes de la actualidad (las big ten) crecieron en gran

medida gracias a estas cesiones de terreno. En realidad, se trataba de pequeñas nuevas empresas

(start-up companies), carentes de cualquier experiencia previa o estrategia preconcebida que les

pusiesen límites a sus planes. Estas Universidades no tardaron en adoptar las disciplinas técnicas

como algo digno de estudio, a diferencia de las Universidades establecidas, como Harvard y Yale,

que en principio adoptaron una actitud hacia la aplicación práctica de la ciencia similar a la

expresada por Rowland (El esnobismo de Henry Rowland, tenía su origen en la actitud de la propia

Alemania hacia la comercialización de la ciencia) (Chesbrough, 2009).


El estado del conocimiento científico externo se había expandido enormemente durante el siglo

XIX. Hacia los primeros años del siglo xx, se habían descubierto los microbios, los rayos x, el

átomo, la electricidad y la relatividad. También nos habíamos familiarizado con un nuevo modo

más sistemático de llevar adelante las investigaciones científicas. Como sentenció alguna vez

Alfred North Whitehead, “el invento más importante del siglo xx fue el método de invención”

(Chesbrough, 2009).

No obstante, los hallazgos científicos fundamentales del siglo XIX, para la mayoría de las

industrias hacia 1900, habríamos podido concluir que no existía demasiado conocimiento externo

para edificar o mejorar nuestra propia industria. Aunque la ciencia estaba ingresando en una era

de enorme ebullición (hablamos del periodo de Einstein, Bohr, Roentgen, Maxwell, Curie, Pasteur

y Planck), buena parte de los hallazgos estaban apenas empezando a ser comprendidos y sus

posibles usos comerciales estaban lejos de resultar evidentes. Para colmo, por entonces muchos

líderes de la ciencia sumamente respetados sostenían que los científicos no debían, bajo ningún

concepto, aplicar su talento y experiencia a problemas comerciales. Al hacerlo, argumentaban, se

pondrían en peligro el valor y la calidad de la ciencia en sí misma (Chesbrough, 2009).

Por otra parte, el Gobierno desempeñaba un papel muy limitado en organizar la financiación de la

ciencia. Si las Universidades y los Gobiernos no dirigían la aplicación comercial de la ciencia,

¿qué era lo que motivaba los avances técnicos en sus inicios? La industria, ella era la fuente

primaria de financiación para el uso comercial de la ciencia, y los laboratorios de l+D de las

industrias eran los principales foros de esta investigación industrial (Chesbrough, 2009).
El papel que desempeñaron las l+D de las compañías en crear economías de escala en sus

actividades, estuvo fundamentado en sus sedes de I+D, las cuales fueron sumamente exitosas

sacando provecho de su cada vez mayor comprensión del mercado, llegando a crear monopolios

naturales en muchas industrias líderes o economías de escala. Estos laboratorios también

propiciaron el descubrimiento de nuevas propiedades de los materiales. Las nuevas posibilidades

derivaron en productos que abrieron camino a nuevas oportunidades de negocio o economías de

gama (Chesbrough, 2009).

Las instituciones del laboratorio central de investigaciones y el desarrollo interno de productos,

fueron, por lo tanto, un elemento esencial para el nacimiento de las modernas corporaciones

industriales. La investigación y el desarrollo organizados de forma centralizada resultaron

fundamentales para la estrategia de las compañías y se consideraban una inversión comercial

inevitable. Las funciones de las l+D eran un rasgo destacado del esquema de conocimiento de la

economía, relativamente aislado en las Universidades y en las pequeñas empresas, relativamente

desconectado del Gobierno, y en general independiente (Chesbrough, 2009).

El paradigma de la innovación cerrada.

Podría entonces considerarse el panorama del conocimiento a inicios del siglo xx como una serie

de castillos fortificados situados en un paisaje absolutamente yermo. Dentro de las murallas de

cada organización de I+D central de una compañía había amplios depósitos de saber basados en

investigaciones profundas y meticulosas acerca de una gran variedad de fenómenos. Cada castillo
era relativamente independiente, con visitas ocasionales desde el exterior, y sus habitantes cada

tanto salían al entorno que los rodeaba para visitar Universidades y exposiciones científicas. Pero

la mayor parte de la acción se producía dentro de los muros de los castillos, y quienes vivían fuera

de ellos solo podían maravillarse ante los prodigios que se producían en su interior (Chesbrough,

2009).

La figura 1.1 muestra este paradigma de innovación cerrada para la administración de las I +D.

Las líneas gruesas son los límites de cada firma: A y B. A la izquierda, las ideas, fluyen hacia cada

firma, y a la derecha fluyen fuera hacia el mercado. Durante el proceso de investigación, son

analizadas y filtradas, y aquellas que sobreviven son transferidas al sector de desarrollo y luego se

sacan al mercado. A la izquierda, las ideas fluyen hacia cada firma, y a la derecha fluyen fuera

hacia el mercado. Durante el proceso de investigación, son analizadas y filtradas, y aquellas que

sobreviven son transferidas al sector de desarrollo y luego se sacan al mercado.

No existe ninguna vía para que lleguen ideas a la compañía, ni tampoco otra vía para que los

productos y servicios se marchen de la empresa. Un marco así de estricto supone también que no

se producirá ninguna filtración fuera

del sistema. Mientras la compañía

mantenga un flujo de nuevas ideas

hacia la tubería de su l+D, muchas de

estas ideas se tornarán nuevos

productos y producirán beneficios a

partir de dichas ideas.


Figura 1.1: (Chesbrough, 2009) Paradigma de la innovación cerrada.
Tal flujo de ideas, permitirá a la compañía reinvertir en más investigaciones, que a su vez generarán

futuros productos fuente de ganancias. De este modo, el sistema de l+D de la compañía es

sostenible en el tiempo (Chesbrough, 2009).

La corrosión del paradigma de la innovación cerrada.

Factores de corrosión como la creciente disponibilidad y movilidad de los trabajadores

capacitados, el mercado del capital riesgo, las estrategias y opciones internas basadas en dejar

las ideas esperando en la estantería, o la presencia de proveedores externos aptos, han vuelto más

endeble el nexo entre investigación y desarrollo en el paradigma de la innovación cerrada. Las

ideas ya no pueden ser almacenadas en una estantería, pues podrían filtrarse con el tiempo hacia

el exterior (Chesbrough, 2009).

Una compañía que no consigue utilizar su tecnología podría ser luego testigo de cómo variantes

de esas ideas son explotadas por otras firmas. Al mismo tiempo, estos factores corrosivos crean en

su conjunto una rica variedad de posibles Ítems de investigación fuera de la firma. Estos resultados

externos podrían ser introducidos en la firma y convertidos en nuevos productos y servicios. Lo

que antes era un entorno fundamentalmente cerrado e interno (en el que la firma tenía que crear

ideas a fin de utilizarlas), se ha transformado en un entorno abierto (en el que la firma puede crear

ideas para uso externo e interno, y puede acceder a ideas tanto del interior como del exterior)

(Chesbrough, 2009).
De un modo más sutil, estos factores corrosivos han reorganizado el panorama del conocimiento.

La distribución del saber ha pasado de las altas torres de las l+D centrales internas a variados

fondos de saber distribuidos por todas partes. Las compañías pueden hallar conocimientos

esenciales en consumidores, proveedores, Universidades, laboratorios nacionales, consorcios,

consultorías e incluso en las nuevas empresas desprendidas de las grandes (Chesbrough, 2009).

Las compañías deben estructurarse a sí mismas para manipular estos fondos de saber diseminados,

en lugar de ignorarlos en beneficio de sus propias agendas de 1+D interna. Cada vez más, las

compañías tendrán que dejar de almacenar sus tecnologías hasta que sus propios negocios puedan

hacer uso de ellas. Si una compañía no explota sus propias ideas a toda prisa, podría perderlas a

manos de organizaciones externas (Chesbrough, 2009).

Este cambio en el panorama del conocimiento resulta perturbador para la gente familiarizada con

el antiguo paradigma. ¿No es acaso problemático que las ideas nazcan dentro de una compañía,

pero luego se filtren fuera? Si una firma invierte en investigación, pero los resultados se filtran

hacia otras empresas, las cuales pueden hacer uso libremente de los esfuerzos de investigación sin

haber invertido un céntimo en ellos, ¿cómo podrá la firma original seguir invirtiendo en

investigaciones futuras? ¿De dónde provendrán los próximos descubrimientos vitales y

revolucionarios? Consideradas desde la perspectiva del paradigma de la innovación cerrada, estas

son preguntas válidas e incluso apremiantes (Chesbrough, 2009).

Vistas desde la perspectiva de un panorama del conocimiento más flexible, sin embargo, dichas

preguntas ponen el énfasis en los puntos equivocados y distraen a las firmas de lo que realmente
debería preocuparles: cómo podrían sacar beneficios de un panorama distinto del conocimiento

(Chesbrough, 2009).

El paradigma de la innovación abierta.

El paradigma de la innovación abierta es un paradigma emergente que está reemplazando al

antiguo paradigma de la innovación cerrada. La nueva estrategia se basa en un panorama diferente

del conocimiento, con una lógica distinta acerca del origen y el uso de las ideas. Innovación abierta

implica que las ideas valiosas pueden provenir tanto de dentro como de fuera de la compañía, y

pueden salir al mercado también desde dentro o fuera de la compañía. Esta estrategia sitúa las ideas

externas y las vías externas hacia el mercado en el mismo nivel de importancia que se reservaba

solo a las ideas y vías al mercado internos durante la era de la innovación cerrada (Chesbrough,

2009).

La figura 1.2 muestra el panorama del conocimiento que resulta del flujo de ideas internas y

externas hacia las firmas A y B y desde ellas. En este entorno las ideas abundan, no solo dentro de

cada firma, sino también fuera de ellas. Estas ideas están disponibles para ser utilizadas, y a

menudo la gente que las ha creado está igualmente disponible para ser contratada. La

disponibilidad y calidad de estas ideas externas cambia la lógica que conducía a la formación de

los silos de l+D centralizados del paradigma de la innovación cerrada. Cuál sea el panorama del

conocimiento en el que operamos indica un aspecto fundamental a la hora de responder a esa

pregunta (Chesbrough, 2009).


Actualmente existe abundante conocimiento prácticamente en cada campo que nos rodea. La

proliferación de bases de datos y periódicos o artículos online públicos con temática científica,

combinados con el acceso barato a Internet y la alta velocidad de la red informática, nos dan acceso

a una cantidad de conocimiento a la que era muchísimo más caro y arduo llegar en una fecha tan

cercana como fueron los inicios de la década de 1990 (Chesbrough, 2009).

Las Universidades están llenas de profesores sumamente capaces. Y lo que es mejor aún, estos

profesores están rodeados de estudiantes graduados, quienes a su vez toman ejemplo de estos

profesores. Como la ciencia que generan y estudian es excelente, muchos profesores y graduados

están sin duda ansiosos por aplicar dichos saberes a problemas de negocio (Chesbrough, 2009).

Para apoyar la financiación para la investigación científica básica en términos reales en la mayoría

de los campos científicos, los docentes universitarios han aprendido a buscar para sus

investigaciones el apoyo empresarial. Esta búsqueda los ha vuelto más sagaces sobre las

necesidades· y problemas industriales. Sus agendas de investigación futuras empiezan a reflejar

problemas importantes que el mundo empresarial enfrenta en la actualidad. Tal abundancia de

conocimiento no se limita solo al puñado de Universidades más importantes (Chesbrough, 2009).

Literalmente, decenas de Universidades se vanaglorian de su capacidad de investigación de primer

nivel en al menos unas pocas áreas del conocimiento (aunque solo las Universidades más

importantes pueden mantener la excelencia científica en una amplia gama de disciplinas). En

Internet, los principales investigadores académicos del mundo entero contribuyen publicando
nuevos resultados y generando archivos on-line, lo que ha propiciado la creación de una

comunidad universitaria global (Chesbrough, 2009).

Actualmente existe abundante

conocimiento prácticamente en cada

campo que nos rodea. La proliferación

de bases de datos y periódicos o

artículos online públicos con temática

científica, combinados con el acceso

barato a Internet y la alta velocidad de

la red informática, nos dan acceso a una

cantidad de conocimiento a la que era

muchísimo más caro y arduo llegar en


Figura 1.2: (Chesbrough, 2009) El paradigma de la
una fecha tan cercana como fueron los
innovación abierta.
inicios de la década de 1990

(Chesbrough, 2009).

El fin de los monopolios del conocimiento.

El aumento de la excelencia en la investigación científica universitaria y la difusión cada vez más

amplia de esas investigaciones implica que los monopolios del conocimiento creados por las

organizaciones de l+D centralizadas del siglo xx han llegado a su fin. El conocimiento goza ahora

de una distribución muchísimo más amplia que, por poner un ejemplo, en la década de 1970. Y
esta difusión mayor del conocimiento cambia la viabilidad y conveniencia de una estrategia de

innovación cerrada para obtener nuevas ideas y llevarlas al mercado. Otro ejemplo de la mayor

divulgación del conocimiento es el cambio en la concesión de patentes (Chesbrough, 2009).

Es posible también escoger ideas a partir de un variado menú de descubrimientos en distintas

Universidades. Otro recurso listo para ser explotado a fin de aprovechar y desarrollar esas ideas es

la gran cantidad de proveedores capacitados que aplican su talento a una amplia diversidad de

negocios. Las nuevas empresas financiadas por el capital riesgo están desarrollando tecnología

útil, que o bien estaba acumulando polvo en las estanterías de una gran empresa o proviene de una

Universidad. La lógica subyacente al proceso de innovación se ha revertido ahora por completo.

Incluso la expresión «no inventado aquí» para referirse a tecnología externa de la cual es

conveniente prevenirse, hoy en día significa algo completamente diferente (Chesbrough, 2009).

Actualmente, “no inventado aquí” implica que las compañías no necesitan reinventar la rueda,

dado que pueden apoyarse en fuentes externas para hacer el trabajo de un modo eficaz. En efecto,

las fuentes internas pueden proporcionar ruedas en una cantidad menor y a un mayor coste en

comparación con las ofertas de vendedores externos de calidad mundial, que proveen el mercado

internacional. En un panorama de abundante conocimiento resulta sumamente conveniente

centrarse en un área en particular, sin tener que hacerlo todo (Chesbrough, 2009).

Si intentásemos desarrollar mecanismos para acceder al conocimiento útil en la actualidad,

comenzaríamos por sondear el panorama general. Desearíamos utilizar la mayor proporción

posible del conocimiento que nos rodea y financiar su creación lo menos posible, a fin de obtener
todo el saber necesario en un tiempo razonable. Además del conocimiento especializado que

desarrollen nuestros investigadores para poner en práctica una estrategia de profunda integración

vertical, dichos investigadores deberán también explorar y comprender un amplio registro de

ciencia y tecnología. Luego deberán utilizar este conocimiento para planificar el modo de integrar

descubrimientos prometedores a nuevos sistemas y estructuras. El paradigma tradicional que

empleaban las compañías para gestionar su l+D industrial se encuentra sin duda acabado en la

mayoría de las empresas. Pero eso no significa que la l+D interna en sí misma le haya vuelto

obsoleta. Lo que necesitábamos era una nueva lógica de innovación para reemplazar la del periodo

anterior.

Las compañías deben estructurarse a sí mismas para aprovechar este extendido panorama del

conocimiento, en lugar de ignorarlo en busca de sus propias agendas de investigación interna. Cada

vez será menos posible para las compañías guardar en una estantería sus tecnologías esperando

que sus propios negocios puedan hacer uso de ellas (Chesbrough, 2009).

La nueva lógica explotó la difusión del conocimiento en lugar de ignorarlo. El nuevo sistema

contradice por completo los viejos supuestos. En lugar de generar ingresos acaparando la

tecnología para el uso propio, debemos sacar el máximo provecho a las múltiples vías hacia el

mercado que permitan la expansión de nuestra tecnología. En vez de restringir la función de la

investigación solamente a crear nuevo conocimiento, una buena práctica incluye también

comprender e integrar conocimientos externos (Chesbrough, 2009).


En lugar de gestionar la propiedad intelectual como un método para excluir a cualquier otro del

uso de la tecnología, las organizaciones han empezado a administrar dicha propiedad para

progresar en su propio modelo de negocio y obtener beneficios del uso que hagan de ella sus rivales

resultantes. La propia estrategia de l+D se beneficia de la habilidad de las nuevas pequeñas

compañías externas para iniciar múltiples experimentos organizacionales con el fin de

comercializar tecnologías. Esto no implica afirmar que las empresas deberían desistir de toda

actividad de investigación interna, sin embargo, toda investigación que se realice internamente

deberá tener en cuenta la variedad de actividades externas a la firma. La nueva lógica tampoco

afirma que todas las ideas deban necesariamente encajar con las actividades actuales de la empresa

(Chesbrough, 2009).

Los factores que promueven la divulgación del conocimiento crean nuevas oportunidades. La

difusión del conocimiento recompensa un desempeño focalizado: para vencer no es necesario que

inventemos la mayor parte de la nueva tecnología ni tampoco la mejor. En cambio, se gana si se

hace el mejor uso del conocimiento interno y externo de un modo oportuno, combinando

creativamente ese conocimiento de formas nuevas y diferentes para crear nuevos productos o

servicios.

El modo de pensar de la innovación abierta cambia el cometido de la función de investigar. Amplía

el papel de los investigadores internos para incluir no solo la generación del conocimiento, sino

también su mediación. Anteriormente, los investigadores se limitaban a acumular saberes nuevos

en los silos. Hoy, también tienen la responsabilidad de mover el conocimiento hacia los silos y

desde ellos (Chesbrough, 2009).


En este nuevo papel, el conocimiento situado fuera de la empresa puede resultar casi tan útil como

el creado dentro (y debería ser igualmente retribuido). El cometido adicional de identificar y

obtener conocimiento externo, además de generar el interno, cambia el sentido de las carreras de

los investigadores en las l+D propias de las empresas. Mientras que el conocimiento a fondo sigue

siendo valioso, su utilidad se multiplica cuando se conecta y construye gracias a las investigaciones

y logros de otros. Con esta estrategia de innovación abierta respecto al conocimiento, los directores

de investigación deben evaluar la labor de los investigadores de diversos modos, creando modelos

flexibles capaces de gestar un desarrollo comercial acorde con la dinámica ambiental de la

organización (Chesbrough, 2009).

Los nuevos fundamentos de las I + D internas.

 En un panorama de abundante conocimiento, una compañía organiza su I+D por los

siguientes motivos:

 Para identificar, comprender, discernir y conectar con la abundancia del conocimiento

externo disponible.

 Para completar los vacíos de conocimiento que no se han desarrollado externamente.

 Para integrar conocimiento interno y externo hasta formar combinaciones de conocimiento

más complejas y crear nuevos sistemas y estructuras.


 Para generar ingresos y beneficios adicionales vendiendo ideas de investigación a otras

firmas con el fin de que las utilicen sus propios sistemas.

 La compañía también necesitará tecnologías no creadas por la investigación interna de su

organización.

La investigación generalmente tarda bastante en dar resultados provechosos, y las estrategias de

las empresas cambian a un ritmo más veloz que la investigación básica. En el nuevo paradigma,

las actividades de la empresa no pueden (y no deben) esperar a que lleguen las tecnologías internas,

sino que deben poder acceder a ellas cuando las necesiten (se hayan creado en la empresa gracias

a los estudios de sus propios laboratorios o los hayan generado otros) (Chesbrough, 2009).

La cascada de conocimientos que fluyen desde la tecnología de la información moderna, es desde

cualquier punto de vista demasiado complejo como para que lo saque adelante una sola compañía.

Con ese fin, muchas compañías han decidido implementar laboratorios virtuales, lo que implica

que los científicos de los laboratorios de desarrollo internos de todas las empresas deberán hallar

y establecer contacto con la ciencia de última generación que se produzca en todos los laboratorios

en general, sea donde sea que se encuentren (Chesbrough, 2009).

Los términos empresa emergente, compañía emergente, compañía de arranque, compañía

incipiente y start-up se utilizan en el mundo empresarial aplicados a empresas que buscan arrancar,

emprender o montar un nuevo negocio, y aluden a ideas de negocios que están empezando o están

en construcción, y generalmente se trata de empresas emergentes apoyadas en la tecnología. Son


ideas que innovan el mercado y buscan facilitar los procesos complicados, enfocadas a diferentes

temas y usos. Generalmente son empresas asociadas a la innovación, al desarrollo de tecnologías,

al diseño web o al desarrollo web, y son empresas de capital-riesgo (Wikipedia, s.f.).

El capital riesgo, conocido como capital emprendedor y en inglés como: venture capital (VC),

consiste en financiar start-ups en fase de crecimiento con elevado potencial y riesgo. Los fondos

de capital riesgo obtienen provecho de este tipo de operaciones al convertirse en propietarios del

activo de las compañías en las que invierten, siendo estas normalmente empresas que disponen de

una nueva tecnología o de un novedoso modelo de negocio dentro de un sector tecnológico, como

la biotecnología, TIC, software, etc. (Chesbrough, 2009).

El capital riesgo opera valorando el plan de negocio de los proyectos que les presentan los

emprendedores mediante Comités de Inversión, que analizan la conveniencia de entrar en el

accionariado de esas empresas. Para cada sector de negocio existen fondos especializados que

pueden ayudar y empujar financieramente una idea de negocio. Siempre desde el punto de vista

empresarial, tomando la mejor opción de financiamiento al momento de aplicar a los fondos de

capital (Wikipedia, s.f.).

Las compañías de la innovación abierta aceptan que el capital riesgo y la multitud de nuevas

pequeñas empresas que este financia serán una parte duradera del panorama de la innovación. Las

compañías atrapadas en el paradigma de la innovación cerrada juzgan a los capitalistas de riesgo

como piratas y parásitos (gente que debería ser castigada si fuera posible, o al menos evitada). Pero
las compañías de la innovación abierta han superado las consecuencias adversas del capital riesgo

y han entendido que existen algunos beneficios marcadamente significativos en tener a su

alrededor a una efervescente comunidad de capitalistas de riesgo (Chesbrough, 2009).

Las nuevas pequeñas compañías (start-up) funcionan como una serie de reducidos laboratorios

que pueden guiar las estrategias tecnológicas y la orientación en el mercado de las grandes firmas.

Las empresas de la innovación abierta consideran a las compañías financiadas por el capital riesgo

como pruebas piloto para potenciales oportunidades en el mercado, pues estas nuevas firmas están

vendiendo productos reales a clientes reales, que pagan con dinero auténtico. estas pruebas piloto

proveen la información "sobre el mercado más útil y valiosa que el dinero pueda comprar sobre

las tecnologías del futuro y las futuras oportunidades en el mercado (Chesbrough, 2009).

Los consumidores poseen asimismo importante información que puede ser vital para la innovación

abierta. A menudo, los clientes más avanzados y exigentes ponen a prueba nuestros productos y

servicios hasta el extremo. Al hacerlo, ellos mismos intentan crear nuevas combinaciones

utilizando nuestros productos como partes integrantes de una nueva idea. En un sentido real, los

consumidores son en sí mismos innovadores Estas firmas asumen que una compañía difícilmente

puede mantener durante mucho tiempo el control exclusivo de una tecnología importante. Las

fuerzas que difunden el conocimiento son tantas y tan firmes que el camino más sabio es planificar

la estrategia de tecnología bajo el supuesto de que cualquier descubrimiento no tardará en

divulgarse e imitarse. (Chesbrough, 2009).


La influencia de la tecnología de la información.

La era de la información surgió gracias al impacto provocado por el desarrollo tecnológico y por

la tecnología de la información. La tecnología de la información (TI) (el matrimonio de la

computadora con la televisión y las telecomunicaciones) invadió la vida de las organizaciones y

de las personas provocando profundas transformaciones. En primer lugar, ella permite la

comprensión del espacio. La era de la información trajo el concepto de oficina virtual o no

territorial. Edificios y oficinas sufrieron una brutal reducción en tamaño. La computadora hizo que

los archivos electrónicos acabaran con el papeleo y con la necesidad de muebles, liberando el

espacio para otras finalidades (Chiavenato, 2006).

La fábrica exacta se derivó de la misma idea aplicada a los materiales en proceso y a la inclusión

de los proveedores como socios en el proceso productivo. Los centros de procesamiento de datos

(CPD) se hicieron exactos (downsizing) y descentralizadas por medio de redes integradas de

microcomputadoras en las organizaciones. Surgieron empresas virtuales conectadas

electrónicamente, dispensando edificios y reduciendo gastos fijos que se hicieron innecesarios

(Chiavenato, 2006).

La miniaturización, la portabilidad y la virtualidad se transformaron en una nueva dimensión

espacial provista por la TI. En segundo lugar, la TI permite comprender el tiempo. Las

comunicaciones se hacen móviles, flexibles, rápidas, directas y en tiempo real, permitiendo mayor

tiempo de dedicación al cliente. La instantaneidad es la nueva dimensión temporal provista por la

TI. El justo a tiempo (JTT) fue el resultado de la convergencia de tiempos reducidos en el proceso
productivo. la TI permite la conectividad. Con la microcomputadora portátil, multimedia, trabajo

en grupo (workgroup), estaciones de trabajo (workstatíon), surge el teletrabajo, bajo el cual, las

personas trabajan juntas a pesar de que se encuentren distantes físicamente. La teleconferencia y

la telerreunión permiten mayor contacto entre las personas sin la necesidad de desplazamiento

físico o viajes para reuniones o contactos personales (Chiavenato, 2006).

Información y conocimiento.

La información es un flujo de mensajes y el conocimiento es creado por el flujo de información,

anclado en las creencias y el compromiso de su poseedor (Nonaka & Takeuchi, 1999). Esta

explicación enfatiza que el conocimiento está en esencia relacionado con el flujo de la acción

humana. En su tratado del acto del habla, Searle (1969) menciona el "compromiso" de los hablantes

y la relación cercana que existe entre el lenguaje y la acción humana en términos de intención.

Como una base fundamental para la teoría de creación de conocimiento organizacional, centramos

nuestra atención en la relación entre el ser humano y la naturaleza activa y subjetiva del

conocimiento, la cual es representada por el compromiso y la creencia profundamente arraigados

en los sistemas de valores de los individuos (Chiavenato, 2006).

Finalmente, tanto el conocimiento como la información son elementos de contexto específico y

son relaciónales, ya que dependen de la situación y se crean dinámicamente durante la interacción

social de las personas. Berger y Luckmann (1966) señalan que al interactuar en cierto contexto

histórico y social las personas comparten información, con la que construyen un conocimiento
social que conforma una realidad, la cual, a su vez, influye en sus juicios, su comportamiento y

su actitud. De forma similar, una visión corporativa presentada por un líder como una estrategia

ambigua es convertida organizacionalmente en conocimiento por los miembros de la corporación,

a través de la interacción con el ambiente, lo cual a su vez afecta su comportamiento en los

negocios (Chiavenato, 2006).

El conocimiento en las organizaciones.

En la era de la información, el recurso más importante dejó de ser el capital financiero para ser el

capital intelectual, basado en el conocimiento. Detallándolo mejor, significa que el recurso más

importante en la actualidad no es más el dinero, pero sí el conocimiento. El capital financiero

guarda su importancia relativa; sin embargo, depende totalmente del conocimiento sobre cómo

aplicarlo y rentabilizarlo adecuadamente. El conocimiento se ha quedado en la delantera de todos

los otros recursos organizacionales, pues todos dependen del conocimiento. Conocimiento es la

información estructurada que tiene valor para la organización, llevándola a nuevas formas de

trabajo y de comunicación, estructuras, tecnologías y nuevas formas de interacción humana

(Chiavenato, 2006).
¿Y en dónde está el conocimiento?

El conocimiento está en la cabeza de las personas. Son las personas las que aprenden, desarrollan

y aplican lo aprendido en la utilización adecuada de los otros recursos organizacionales. Los

recursos son estáticos, inertes y dependientes de la inteligencia humana que utiliza el

conocimiento. Así, las organizaciones exitosas son aquellas que saben conquistar y motivar a las

personas, para que la organización aprenda y permitir que apliquen sus conocimientos en la

solución de los problemas y en la búsqueda de la innovación rumbo a la excelencia. La

organización basada en el conocimiento depende, por lo tanto, de la gestión del conocimiento

(Chiavenato, 2006).

¿Y qué significa gestión del conocimiento?

La gestión del conocimiento puede definirse como un proceso integrador, destinado a crear,

organizar diseminar e intensificar el conocimiento para mejorar el desempeño global de la

organización. Por lo tanto, no es cualquier conocimiento que interesa, sino se trata de decidir cuál

es el conocimiento crítico que importa realmente a la organización. La organización exitosa es

aquella que logra aplicar y rentabilizar su conocimiento (Chiavenato, 2006).

Sin embargo, el conocimiento es un recurso diferente. Él no ocupa espacio físico. Él es un activo

intangible (Chiavenato, 2006). Desde este punto de vista, si bien el conocimiento es originado en

la mente de las personas, el conocimiento organizacional se produce cuando sus miembros


comparten creencias e interactúan para trabajar juntos. Por lo tanto, se encuentra incorporado en

diferentes ámbitos de la organización, como la cultura, identidad, prácticas, documentos, rutinas,

políticas, procedimientos, sistemas, normas, así como en los empleados (Alavi y Leidner, 2001;

García-Quevedo et al., 2013).

Las PGC o prácticas de gestión del conocimiento se refieren al conjunto de técnicas, estrategias y

procesos que son adoptados por la organización para la creación, almacenamiento, transferencia

y aplicación del conocimiento (Alavi y Leidner, 2001; Simancaet al., 2016). Con base en el trabajo

de Alegre y Lapiedra (2005) se consideran cuatro PGC: 1. las prácticas de creación de

conocimiento, 2. las prácticas de aprendizaje continuo, 3. los sistemas de conocimiento y

retroalimentación, y 4. la gestión de las competencias individuales de los empleados. Antes de

profundizar en cada una de ellas, debemos añadir que según las investigaciones el conocimiento

organizacional se desarrolla mayormente bajo tres tipos de inteligencia que incurren en una

participación considerablemente mayor en comparación a las demás, ellas son:

 La inteligencia biológica: la capacidad de adaptación a nuevas situaciones.

 La inteligencia psicológica: vinculada a la capacidad cognitiva, de aprendizaje y relación.

 La inteligencia operativa: relacionada a la habilidad de un individuo de captar datos,

comprenderlos, procesarlos y emplearlos de manera acertada.

Por eso, no es raro que estás tres inteligencias se ubiquen simétricamente con las tres partes del

cerebro triuno o cerebro animal del ser humano. El neocórtex puede relacionarse directamente con
la inteligencia operativa, el cerebro límbico, con la inteligencia psicológica y el cerebro reptiliano,

con la inteligencia operativa.

El desempeño organizacional se explica a partir de lo que una organización sabe, es decir, se basa

en su conocimiento (Argote & Ingram, 2000). Este activo intangible faculta a los individuos y a

las empresas en materia de resolución de problemas y competitividad (Evanschitzky, Ahlert,

Blaich & Kenning, 2007), y se ubica precisamente en el núcleo de los procesos de innovación

(Simonen & McCann, 2010). Las empresas en industrias rápidamente cambiantes, derivan sus

ventajas competitivas primarias a través de las habilidades de sus empleados para crear y gestionar

el conocimiento (Collins & Smith, 2006) y, sin importar el tipo de organización, la necesidad para

transferir de forma efectiva el conocimiento es importante (Collins & Hitt, 2006).

 Prácticas de creación de conocimiento:

Las prácticas de creación de conocimiento comprenden los procesos a través de los cuales nuevos

conocimientos son adquiridos y desarrollados o se reemplazan los existentes, resultando

disponibles para su uso por parte de la organización (Alavi y Leidner, 2001). Otro factor clave

para la creación de conocimiento es el intercambio de conocimientos, mediante el cual los

individuos comparten ideas, información relevante y experiencias organizativas con otros (Lee y

Choi, 2003).
 Prácticas de aprendizaje continuo:

Los procesos de aprendizaje, se llevan a cabo mediante la internalización del conocimiento,

entendido como la creación de nuevo conocimiento tácito a partir de conocimiento explícito, que

resulta fundamental para el desarrollo de pensamientos novedosos y la generación de ideas

(Shahzad etal., 2016). Mediante prácticas como formación, capacitación y tutorías, se adquieren

nuevos conocimientos que pueden ser aplicados para la toma de decisiones o intercambiados con

otras personas de la organización (Lee y Choi, 2003).

 Sistemas de conocimiento y retroalimentación:

Los sistemas de conocimiento permiten la generación de nuevas ideas ya que crean redes de

conocimiento que comparten información y resuelven problemas, ayudan a capturar y procesar

integralmente la información, y establecen recursos dedicados para un propósito específico como

la creación de proyectos o departamentos de investigación y desarrollo (Alavi y Leidner, 2001;

Mao et al., 2016).

Adicionalmente, las PGC que consisten en la retroalimentación frecuente y constructiva, fomentan

la creatividad mediante el fortalecimiento de la motivación intrínseca de los empleados, ya que

les proporciona estándares para evaluar su propio trabajo, dirige la atención a la tarea en cuestión,

fomenta una orientación al aprendizaje y el desarrollo, y facilita la obtención de habilidades y

estrategias creativas (Zhou y George, 2001).


 Gestión de las competencias individuales de los empleados:

El reconocimiento de las ideas creativas de los empleados es un motivador intrínseco que opera

como soporte de la creatividad, y según Amabile (1997) la motivación intrínseca prevalece sobre

las motivaciones extrínsecas, por ende, los sistemas de recompensa, retroalimentación y

redundancia sobre el trabajo promueven un entorno organizacional donde se reconocen las

competencias y logros de los empleados, un aumento de la autonomía de trabajo, y mayores

oportunidades de crecimiento profesional. En este punto, juega un rol importante el área de

recursos humanos (Alegre y Lapiedra, 2005; Miterev et al., 2016).

La gestión del conocimiento en las organizaciones, al convertirse en una actividad que

prácticamente define la supervivencia misma de la empresa dentro de su propia estrategia de

negocios. Se convierte inevitablemente, en una actividad con incidencias e influencias

relacionadas directamente con los miembros de la organización, y es precisamente en ellos, donde

se reflejan los resultados de la aplicación de nuevos conocimientos que estén enfocados o dirigidos

al desarrollo de nuevas estrategias, que nacen cómo respuesta a algún cambio contingencial. Desde

ésta perspectiva, es válido analizar los principales aspectos que están directamente implicados en

el proceso de aprendizaje de la organización. Su importancia es sumamente alta, debido a que el

éxito del proceso de aprendizaje, determina el éxito y la efectividad de la aplicación de las

estrategias situacionales que la empresa deba aplicar para responder a las exigencias cambiantes

del ambiente.
Organizaciones de aprendizaje.

Una cultura de aprendizaje es identificada con el cúmulo de: conocimientos, habilidades, técnicas,

valores, creencias y actitudes, enfocados a un trabajo productivo para enfrentar los cambios e

incertidumbre del entorno, además de evitar los errores susceptibles a ocurrir en el desempeño de

sus funciones (Pirela y Sánchez, 2009). El conocimiento no puede quedarse al sabor del acaso. Ni

tampoco de las oportunidades. En verdad, el aprendizaje y el desarrollo deben hacerse en las

actividades diarias para que pueda asociarse lo que se aprende a lo que se hace en la práctica, y

no pueden quedar restringidos a algunas semanas por año durante cursos específicos de

capacitación.

El aprendizaje debe ser organizado y continuo, afectando e involucrando a todos los miembros de

la organización y no solamente algunos de ellos. Las organizaciones exitosas se están

transformando en verdaderos centros de aprendizaje. Por esa razón, reciben el nombre de

organizaciones de aprendizaje. Son organizaciones que aprenden por medio de sus miembros. Las

investigaciones han encontrado que el aprendizaje organizacional es esencial para la creatividad

(Gonget al., 2009), en la medida en que inspira nuevos conocimientos e ideas, aumenta la

capacidad de entenderlas y aplicarlas, intensifica el intercambio de conocimientos (Yeh et al.,

2012).

El aprendizaje contribuye a la inteligencia organizacional, ayudando a identificar las

oportunidades existentes, anticipando y comprendiendo las necesidades del cliente, las fortalezas

y debilidades de sus rivales y los desarrollos tecnológicos disponibles, orientando sus capacidades
a la innovación organizativa (García et al., 2012). Por lo tanto, es fundamental una cultura

organizacional que lleve a los miembros de la organización a tener una permanente búsqueda de

la mejora continua y un clima propicio para el aprendizaje (Ahmed et al., 1999; Verreynne et al.,

2016).

Abordaremos principalmente dos factores relacionados directamente con el aprendizaje de una

organización, ellos son: la cultura organizacional y la capacidad de absorción sobre la transferencia

de conocimiento tácito intra-organizacional. Las empresas en industrias rápidamente cambiantes,

derivan sus ventajas competitivas primarias a través de la habilidad de sus empleados de crear y

gestionar el conocimiento (Collins & Smith, 2006) y, sin importar el tipo de organización, la

necesidad para transferir de forma efectiva el conocimiento es importante (Collins & Hitt, 2006).

La transferencia de conocimiento intraorganizacional estimula la creación de nuevo conocimiento,

incrementa las habilidades de la firma para innovar (Tsai, 2001) y, en consecuencia, incrementa el

nivel de innovación y se relaciona positivamente con la ventaja competitiva (Wijk, Jansen & Lyles,

2008). Para que las prácticas de compartir conocimiento sean efectivas, resulta vital la

comprensión de los factores organizacionales que las afectan (Hsu, 2008). Para algunos (Lucas &

Ogilvie, 2006), la transferencia puede comprenderse mejor si en el análisis se incluye la cultura

en la que ocurren las interacciones.

La cultura organizacional.
Es una estructura invisible lo suficientemente poderosa para definir las normas y reglas que los

empleados deberán seguir, a la vez que éstas determinan el desempeño de la organización (Itami

& Roehl, 1987). A través de normas compartidas por los miembros del grupo, la cultura

corporativa guía y restringe los comportamientos de éstos (Schein, 2004). Esta variable parte del

grupo de valores y suposiciones que afectan en su evolución a otros de sus elementos, entre los

que se encuentran los símbolos, rituales, normas y actividades (Kostova, 1999). De acuerdo a

Schein (2004), la cultura empresarial es el patrón de supuestos básicos compartidos aprendido por

el grupo conforme soluciona sus problemas de unificación interna y de adaptación externa, siendo

éste el resultado de un adecuado funcionamiento, ya que se considera válido y se les enseña a los

nuevos miembros como la forma adecuada de percibir, sentir y pensar con respecto a ciertos

problemas. La cultura corporativa forma parte del ADN grupal y el éxito en los procesos cuya

meta sea aprender, requiere de la preexistencia de ciertos genes organizacionales (Schein, 2004).

La existencia de ideas ligadas a los valores culturales de la organización, podrían afectar la forma

en que las personas comparten su conocimiento dentro de la misma (Yoo & Torrey, 2002). Dado

que refleja los valores y normas de una organización, esta variable juega un papel importante en

la delimitación de las áreas en las cuales la organización será capaz de aprender, así como de

aquellas en las que se mostrará reacia a modificar sus políticas (Harrington & Guimaraes, 2005).

En los estudios previos, el tema subyacente ha sido que determinados tipos de valores

organizacionales derivan en ciertas clases de comportamientos de gestión del conocimiento y que

tales comportamientos, pueden provocar ciertos resultados. Estos resultados pueden ser los valores

culturales, como compartir, la confianza y la apertura, los cuales incidirán positivamente sobre
los comportamientos de la gestión del conocimiento, por ejemplo, para contribuir y compartir

(Alavi, Kayworth & Leidner, 2005)

La Capacidad de absorción

Las empresas deben motivar a su personal para que aprenda y absorba nuevo conocimiento, ya

que existe la posibilidad de indisposiciones por factores como la comodidad que brinda el Status

quo, el miedo a la incertidumbre, la preocupación por la posibilidad de perder privilegios

existentes, y/o el desinterés de buscar o compartir conocimiento (Zhao & Anand, 2009). La falta

de motivación, la ausencia de capacidad de absorción y la insuficiente capacidad de retención,

son barreras receptivas citadas frecuentemente (Lin, Tan & Chang, 2008). Tanto a nivel individual

como organizacional, la absorción de conocimiento depende de la capacidad del receptor para

añadir nuevos conocimientos a los ya existentes (Grant, 1996).

Existen varias barreras vinculadas al conocimiento transmitido (Minbaeva, 2007; Szulanski,

1996), fuente de conocimiento (baja confiabilidad, falta de motivación y capacidad de

diseminación), del receptor de los conocimientos (falta de motivación, capacidad de absorción y

capacidad de retención) o del contexto (estéril, organizacional y de relaciones arduas).


La capacidad de absorción tiene dos elementos importantes, la base de conocimiento existente y

la intensidad del esfuerzo (Kim, 1999), y cuenta con cuatro dimensiones complementarias:

adquisición, asimilación, transformación y explotación de conocimiento (Simonin, 2004; Zahra &

George, 2002).

La capacidad de absorción es un constructo multidimensional, que involucra la habilidad para

adquirir, asimilar, transformar y aplicar el conocimiento, y puede entenderse también como la

combinación del esfuerzo y la base previa de dicho activo intangible (Zahra & George, 2002).

(Cohen & Levinthal, 1990; Kim, 1999) indica que, “para desarrollar una efectiva capacidad de

absorción, se requiere esforzarse de forma intensa, ya que resulta insuficiente sólo exponer a las

personas con el conocimiento relevante, omitiendo ejercer el esfuerzo necesario para que éste se

internalice”. La intensidad del esfuerzo o compromiso se refiere a la cantidad de energía que las

personas destinan en una actividad o tarea (Kim, 1999).

Además, debe resaltarse que la capacidad de utilizar el conocimiento previo depende, en gran

medida, de los nuevos conocimientos que sean adquiridos (Penrose, 1962). Absorber y adaptar

nuevo conocimiento implica cambios en la forma en que las personas piensan, se comportan y

realizan sus funciones productivas (Zhao & Anand, 2009).

Las Condiciones que facilitan la creación de conocimiento organizacional.


El papel de la organización en el proceso de creación de conocimiento es el de proveer el contexto

apropiado para facilitar las actividades grupales y la creación y acumulación de conocimiento en

el nivel individual. A continuación, examinaremos las condiciones que facilitan la conversión de

conocimiento intraorganizacional en las organizaciones.

 Intención.

La intención organizacional, se define como la aspiración que una empresa tiene por alcanzar sus

metas. En el ámbito de los negocios, los esfuerzos por realizar tal intención generalmente asumen

la forma de una estrategia. Desde el punto de vista de la creación de conocimiento organizacional,

la esencia de la estrategia es desarrollar la capacidad organizacional para adquirir, crear, acumular

y explotar el conocimiento. El elemento más importante de la estrategia corporativa es conceptuar

una visión acerca de qué tipo de conocimiento debe desarrollarse y hacerla operativa en forma de

un sistema de administración para su implantación.

 Autonomía.

En el plano individual, debería consentirse que todos los miembros de una organización actuaran

tan autónomamente como las circunstancias lo permitan. Al dejar que actúen de manera autónoma,

la organización puede incrementar las posibilidades de encontrar oportunidades inesperadas. La


autonomía también aumenta las posibilidades de que los individuos se motiven a sí mismos

(motivación intrínseca) para crear nuevo conocimiento.

 Fluctuación y cambio.

La fluctuación y el caos creativo, que estimulan la interacción de la organización y el ambiente

externo, se caracterizan por el "orden sin recurrencia", un tipo de orden cuyo patrón es difícil de

predecir al principio (Gleick, 1987 citado por Nonaka). Si las organizaciones adoptan una actitud

abierta hacia las señales del ambiente, pueden explotar la ambigüedad, la redundancia y el ruido

de tales señales para mejorar su sistema de conocimiento. Schön (1983) captura este punto clave

como sigue: “Cuando alguien reflexiona mientras está activo, se vuelve un investigador en la

práctica. No depende de las categorías de las teorías y las técnicas establecidas, sino que

construye una nueva teoría del caso específico” La organización creadora de conocimiento debe

institucionalizar esta "reflexión en la acción" al tiempo que hace del caos algo verdaderamente

creativo.

 Redundancia.
Lo que queremos decir con redundancia es la existencia de información que va más allá de los

requerimientos operacionales inmediatos de los miembros de la organización. En las

organizaciones de negocios, la redundancia se refiere a una sobreposición intencional de la

información acerca de actividades de negocios, de responsabilidades administrativas y de la

empresa en su conjunto. Para que se dé la creación de conocimiento organizacional, es

indispensable que el concepto generado por un individuo o un grupo se comparta con otros

individuos que quizá no necesiten el concepto de manera inmediata. En pocas palabras: la

redundancia de la información introduce un "aprendizaje por entrometimiento" en la esfera de

percepción de cada individuo.

 Variedad y requisitos.

Según Ashby (1956), la diversidad interna de una organización debe ser tan amplia como la

variedad y la complejidad del ambiente para poder enfrentarse a los desafíos establecidos por este

ambiente que la rodea. Los miembros de la organización pueden superar muchos problemas si

poseen variedad de requisitos, la cual puede fomentarse combinando la información de manera

distinta, flexible y rápida, y distribuyendo por igual la información en todas las secciones de la

organización. Desarrollar una estructura organizacional plana y flexible en la que las distintas

unidades estén interconectadas con una red de información es una de las formas de tratar con la

complejidad del ambiente. Otra manera de reaccionar rápidamente a fluctuaciones inesperadas del

ambiente y mantener la diversidad interna, es cambiar la estructura organizacional con frecuencia.


La Conversión de conocimiento intraorganizacional.

La idea de conversión de conocimiento puede estar en concordancia parcial con el modelo ACT

(Anderson, 1983; Singley y Anderson, 1989), propuesto por la psicología cognoscitiva. Este

modelo postula que, para desarrollar habilidades cognoscitivas, todo el conocimiento declarativo,

el cual corresponde al conocimiento explícito de nuestra teoría, tiene que ser transformado en

conocimiento conductual, el cual corresponde al conocimiento tácito, utilizado en actividades tales

como andar en bicicleta o tocar el piano. El conocimiento tácito es creado "aquí y ahora" en un

contexto específico-práctico. El conocimiento explícito consiste en eventos pasados u objetos "allá

y entonces", y está orientado hacia una teoría libre de contexto.

Nuestro modelo dinámico de creación de conocimiento se fundamenta en el supuesto crítico de

que el conocimiento humano se crea y expande a través de la interacción social de conocimiento

tácito y conocimiento explícito. A esta interacción la llamaremos conversión de conocimiento.

dicha conversión es un proceso social entre individuos y no está confinada al interior de un

individuo. Según la visión racionalista, el aprendizaje humano es un proceso deductivo de los

individuos, pero el individuo no está aislado de la interacción social cuando él o ella perciben las

cosas. Entonces, a través de este proceso de conversión social los conocimientos tácito y explícito

se expanden tanto en cantidad como en calidad (Nonaka & Takeuchi).


 LA SOCIALIZACIÓN: DE TÁCITO A TÁCITO:

La socialización es un proceso que consiste en compartir experiencias y, por tanto, crear

conocimiento tácito tal como los modelos mentales compartidos y las habilidades técnicas. Un

individuo puede adquirir conocimiento tácito directamente de otros sin usar el lenguaje. Los

aprendices trabajan con sus maestros y aprenden un oficio, no a través del lenguaje sino a través

de la observación, la imitación y la práctica. En el ambiente de negocios, en la capacitación en el

trabajo usa básicamente el mismo principio. La clave para obtener conocimiento tácito es la

experiencia. Sin alguna forma de experiencia compartida, a una persona le resulta extremadamente

difícil proyectarse a sí misma al interior del proceso de pensamiento de otra persona. A menudo,

una simple transferencia de información tendrá poco sentido si es abstraída de las emociones

asociadas y de los contextos específicos en los que las experiencias compartidas se encuentran

(Nonaka & Takeuchi).

 LA EXTERIORIZACIÓN: DE TÁCITO A EXPLÍCITO:

La exteriorización es un proceso a través del cual se enuncia el conocimiento tácito en forma de

conceptos explícitos. Es un proceso esencial de creación de conocimiento en el que el

conocimiento tácito se vuelve explícito y adopta la forma de metáforas, analogías, conceptos,

hipótesis o modelos. Cuando intentamos conceptuar una imagen, expresamos su esencia casi

siempre usando el idioma (escribir es un acto de conversión de conocimiento tácito en

conocimiento enunciable). Pero las expresiones son con frecuencia inadecuadas, inconsistentes e
insuficientes. Sin embargo, tales discrepancias y huecos entre las imágenes y las expresiones

promueven la reflexión y la interacción entre individuos (Nonaka & Takeuchi, 1999). La metáfora

es una forma de percibir o entender intuitivamente una cosa imaginando otra cosa simbólicamente.

Se utiliza con frecuencia en razonamientos abductivos o métodos no analíticos, para crear

conceptos radicales (Bateson, 1979).

La asociación de dos cosas a través de la metáfora depende sobre todo de la intuición y la

imaginería holística, y su propósito no es encontrar diferencias. Por otro lado, la asociación a

través de la analogía depende del pensamiento racional y se centra en las similitudes estructurales-

funcionales entre dos cosas y, por ende, en sus diferencias. La analogía nos ayuda a entender lo

desconocido a través de lo conocido y nos permite librar la brecha entre una imagen y un modelo

lógico (Nonaka & Takeuchi, 1999).

 COMBINACIÓN: DE EXPLÍCITO A EXPLÍCITO

La combinación es un proceso de sistematización de conceptos con el que se genera un sistema de

conocimiento. Esta forma de conversión de conocimiento implica la combinación de distintos

cuerpos de conocimiento explícito. Los individuos intercambian y combinan conocimiento a través

de distintos medios, tales como documentos, juntas, conversaciones por teléfono o redes

computarizadas de comunicación. La reconfiguración de la información existente que se lleva a

cabo clasificando, añadiendo, combinando y categorizando el conocimiento explícito (como en

bases de datos- de computadora), puede conducir a nuevo conocimiento.


En el contexto de los negocios se da la conversión de conocimiento por combinación, sobre todo

cuando los ejecutivos de nivel medio descifran y ponen en operación las visiones corporativas, los

conceptos de negocios o los conceptos de producto. La administración de nivel medio desempeña

un papel decisivo en la creación de nuevos conceptos a través de la distribución en redes de

información y conocimiento codificados. El uso creativo de redes de comunicación por

computadora y bases de datos de gran escala facilita esta forma de conversión del conocimiento.

En los niveles más altos de la administración de una compañía, la combinación se lleva a cabo

cuando los conceptos de rango medio (como los conceptos de producto) se combinan con grandes

conceptos (como una visión corporativa) y son integrados en éstos para que tales conceptos

adquieran nuevo significado, por ejemplo, al introducir una nueva imagen corporativa (Nonaka &

Takeuchi, 1999).

 INTERIORIZACIÓN: DE EXPLÍCITO A TÁCITO

La interiorización es un proceso de conversión de conocimiento explícito en conocimiento tácito

y está muy relacionada con el "aprendiendo haciendo". Cuando las experiencias son internalizadas

en la base de conocimiento tácito de los individuos a través de la socialización, la exteriorización

y la combinación, en la forma de modelos mentales compartidos y know-how técnico, se vuelven

activos muy valiosos. Para que el conocimiento explícito se vuelva tácito, es de gran ayuda que el

conocimiento se verbalice o diagrame en documentos, manuales o historias orales.


La documentación ayuda a los individuos a interiorizar lo que han experimentado, enriqueciendo,

por tanto, su conocimiento tácito. Además, los documentos o los manuales facilitan la transferencia

de conocimiento explícito a otras personas, permitiendo que experimenten indirectamente las

vivencias de otros, es decir, que las reexperimenten. La interiorización también ocurre sin

necesidad de reexperimentar las vivencias de otros. Por ejemplo, si leer o escuchar una historia de

éxito hace que algunos miembros de la compañía sientan el realismo y la esencia de esa historia,

la experiencia que tuvo lugar en el pasado puede convertirse en un modelo mental tácito. Cuando

ese modelo mental es compartido por la mayoría de los miembros de la organización, el

conocimiento tácito se vuelve parte de la cultura organizacional (Nonaka & Takeuchi, 1999).

La Capacidad de absorción y transferencia de conocimiento tácito intra-organizacional.

La capacidad de absorción es una capacidad dinámica (Swart, van den Hooff & van Baalen, 2011)

que tiene un papel indispensable a la hora de incrementar la transferencia de conocimiento intra e

intraorganizacional cuando se busca incorporar los conocimientos compartidos en los sistemas y

procesos de la organización (Wijk et al., 2008). Es de resaltar que algunos trabajos empíricos no

encontraron evidencia de dicha relación (Lane & Lubatkin, 1998), y por ello es que debe seguirse

explorando ésta, considerando de forma importante el contexto. Si el conocimiento no es absorbido

por el receptor, significa que éste no se ha transferido (Davenport & Prusak, 2000).

Deng, Doll & Cao (2008) exploraron la capacidad de absorción como una barrera de base

individual que ocurre cuando los empleados interactúan con artefactos de tecnologías de la
información. Sus resultados mostraron que la falta de capacidad de absorción en el contexto de las

tecnologías de la información resultaba en una pobre innovación y productividad de los ingenieros.

Por otro lado, Minbaeva (2007) estudió la transferencia de conocimiento a través de procesos cara

a cara dentro de empresas multinacionales de origen danés, y los resultados mostraron que una

capacidad de absorción pobre, incompatibilidad cultural y altos niveles de conocimiento tácito y

ambigüedad causal, resultan en ineficiencias sustanciales en la transferencia de conocimiento. Un

fuerte sentimiento de propiedad personal del conocimiento afecta negativamente a la disposición

de la gente para compartir conocimientos y entablar una comunicación abierta, culminando en la

adopción de intentos competitivos y comportamientos contraproducentes entre los empleados

(Hasnain & Jasimuddin, 2012). Comparativamente con el conocimiento explícito, la capacidad de

absorción tiene mayor influencia en la transferencia de conocimiento tácito (Santoro & Bierly,

2006).

La capacidad de absorción involucra un conjunto de habilidades necesarias para tratar con el

componente tácito de los conocimientos transferidos y la necesidad de modificar este

conocimiento, así como la capacidad de aprender y resolver problemas (Zahra & George, 2002).

Una empresa necesita tiempo y personas para adquirir conocimientos y estas dos variables afectan

la acumulación de éstos, lo que determina su capacidad de absorción para comprenderlos y

utilizarlos (Chan, Pretorius & Oerlemans, 2012).

El éxito para la asimilación de nuevos conocimientos tácitos radica en la capacidad del equipo

receptor para asimilarlos, es decir, su capacidad de absorción (Tsai, 2001), ya que una vez que el
nuevo conocimiento se asimila y se pone en práctica, puede favorecer el desarrollo de la

innovación a través de nuevos productos o procesos (Lichtenthaler, 2009; Miller, Fern & Cardinal,

2007; Seidlerde Alwis & Hartmann, 2008). Compartir una base de conocimiento común, tanto

técnica como organizacional, facilita la transferencia inter-grupal de conocimiento (Kogut &

Zander, 1992; Reagans & McEvily, 2003).

La Relación entre cultura organizacional y capacidad de absorción.

Si lo que se busca es aprender respecto de los motivos subyacentes del comportamiento

organizacional y/o comprender el efecto de la capacidad de absorción sobre el aprendizaje de las

empresas, analizar la cultura corporativa es una actividad requerida (Khoja & Maranville, 2010).

Esta variable afecta el deseo y la reacción de una empresa ante la información que obtiene y

transforma en conocimiento organizacional (Harrington & Guimaraes, 2005). Comparativamente

con culturas donde predomina la rutina, la cultura caracterizada por un espíritu innovador y de

aprendizaje ofrecerá mayores capacidades organizacionales para compartir, asimilar y utilizar el

conocimiento (Xinhua & Cuiling, 2008).

A partir de sus valores, la cultura corporativa se relaciona con la capacidad de absorción

(Harrington & Guimaraes, 2005). Las organizaciones que promueven compartir e intercambiar

recursos y capacidades, alientan a las distintas áreas para que afiancen su capacidad de absorción,

fomentando que se maximice el conocimiento adquirido de otras fuentes (Khoja & Maranville,

2010). Mientras que la capacidad de absorción se enfoca hacia la habilidad para implementar
innovaciones, la cultura organizacional lo hace respecto a los valores y normas relativos al

cambio y a la tecnología (Harrington & Guimaraes, 2005).

La transferencia de conocimiento es una actividad mediadora que faculta el logro de los objetivos

de la organización debido al soporte a la innovación que ofrece. La innovación se ha convertido,

por tanto, en la vía para alcanzar ventajas competitivas sostenibles al tiempo que contribuye con

la creatividad organizacional general, y contribuye con la evolución personal de los miembros de

la organización. La transmisión de conocimiento tácito es una consecuencia de la actividad humana

misma, y encierra valores con atributos únicos, especiales y propios de la cultura propia. Su

constante evolución generalmente se manifiesta en torno al control de calidad total, en el cual se

imprimen todas las mejoras e ideas nuevas que resultan de la constante búsqueda de excelencia y

satisfacción por parte de la organización y los clientes.

CONCLUSIÓN.

El conocimiento, se presenta actualmente como el éter, su flujo representa la articulación clara y

contundente de la evolución del orden del mismo. Su doctrina, resguarda el ADN de todas aquellas

prácticas, costumbres, perspectivas y tradiciones que han hecho efectiva la supervivencia del ser

humano. Además, en él se resguardan todas aquellas costumbres que han conformado la historia

misma de la humanidad. La tecnología moderna ha brindado un apoyo importantísimo para la

recolección y organización del conocimiento, lo cual le facilitó al ser humano encontrar la

dirección correcta y los medios para empezar a hacer de la sociedad un lugar mejor. Capaz de
responder las necesidades de sus integrantes sin comprometer la subsistencia de las generaciones

futuras. Y más importante aún encontrar un equilibrio con la naturaleza no sólo en cuestión de

recursos, sino también en términos de bienestar, tranquilidad y paz.

Hoy, el conocimiento nos ha permitido entender que nuestro lugar está al lado de nuestro planeta.

Y a medida que avanzamos hemos roto tantos paradigmas, que, como seres humanos, hemos

logrado comprender a una gran escala, la íntima relación con todo lo que nos rodea. Hemos

entendido, que nuestro estilo de vida define quienes somos y para dónde vamos. Lo que ha

adaptado nuestro comportamiento ha prácticas y costumbres a integrar inteligentemente todos los

avances tecnológicos para ayudar a recuperar poco a poco al planeta tierra de los efectos del

desarrollo de tecnologías y políticas sostenibles, que nos ayuden a encontrar un equilibrio unánime

y equitativo.

La globalización ha tenido éxito, en lo que respecta a otorgarle un rol mediador basado en el

compromiso de cuidar “lo nuestro” sin tener que pasar por encima de lo de los demás, así pues, la

paz, se ha convertido en la obsesión del nuevo siglo, que ha preferido inclinar la balanza del lado

de la colaboración mutua, del turismo, la educación y la capacitación internacional para conectar

a todas las diferentes culturas, creando un espacio capaz de recoger, organizar y repartir todas las

diferentes prácticas y costumbres desarrolladas por el ser humano alrededor del mundo para

ponerlas al servicio del mismo, como una base de datos sólida y contundente para fomentar una

autorrealización global exitosa.


El conocimiento, también abrió las puertas al ser humano a encontrar una armonía nunca antes

vista, que permitió el nacimiento de una nueva era de organización y autoreconocimiento propio

y exterior, basada en una perspectiva global integra con la realidad. La cual le permite escalar en

las escalas de las necesidades, permitiendo al ser humano entrar en una dimensión más profunda,

resultado de una interpretación pura de la realidad, Dios. Él representa la identidad original y

definitiva del conocimiento, la respuesta a todas nuestras ecuaciones y por lo tanto de todo lo que

podemos percibir y experimentar, incluyendo el amor.

ANEXOS

El capital intelectual.

En una organización del conocimiento, los asuntos financieros no representan necesariamente el

verdadero valor del negocio. Existen activos intangibles -aún no mensurables por los tradicionales

métodos de la contabilidad- que se identifican como "'nuestras personas", "nuestros clientes" y

"nuestra organización". Sveiby propone que el valor total de los negocios de la organización se

calcule por el valor de los clientes, valor de la organización y valor de competencias,

respectivamente, y solamente por los activos tangibles que forman el capital financiero.

Las organizaciones exitosas utilizan indicadores (como eficiencia, renovación, crecimiento y

estabilidad) para administrar y monitorear sus activos intangibles, pues el valor de éstos supera

muchas veces el valor de sus activos tangibles. Aún más: se observó que administrar personas

viene antes, durante y después de la administración de cualquier recurso organizacional, sea

capital, máquinas, instalaciones, etc. Por esa razón, la mayor inversión se está haciendo (no en
máquinas y herramientas) pero sí en el conocimiento de las personas. Muchas organizaciones

desarrollan esquemas de educación corporativa y universidades corporativas y virtuales para

mejorar la gestión de su capital intelectual (Chiavenato, 2006).

Figura. 1.7 (Chiavenato, 2006) 1 el capital intelectual según sveiby.

La espiritualidad dentro de las organizaciones.

Se trata de la búsqueda de un autoreconocimiento objetivo, que pueda otorgarle al individuo la

capacidad de entender la armonía de la variedad de dimensiones de la persona humana, que tiene

una realidad corporal y otra espiritual funcionando, que incluye su capacidad de conocer y

reconocer sentimientos, emociones, actitudes, valores y virtudes propias y de los demás.


BIBLIOGRAFIA.

Bauman, Z. (2000). LIQUID MODERNITY. LEEDS, REINO UNIDO.: POLITY PRESS Y


BLACKWELL PUBLISHER LTD.
Chesbrough, H. (2009). Innovación abierta.
Chiavenato, I. (2006). INTRODUCCIÓN A LA TEORIA GENERAL DE LA
ADMINISTRACIÓN.
Nonaka, I., & Takeuchi, H. (1999). La organización creadora de conocimiento.
Toffler, A. (1970). El shock del futuro.

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