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SUCESION POR CAUSA DE MUERTE __________________________________________________________________________DERECHO CIVIL

SUCESION POR CAUSA DE MUERTE

PRIMERA PARTE.

INSTITUCIONES DE LA SUCESION POR CAUSA DE MUERTE

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Wiliams López Cohas. 1
Abogado
SUCESION POR CAUSA DE MUERTE __________________________________________________________________________DERECHO CIVIL

TITULO I

1.- GENERALIDADES.

1.- DE LA VOZ “SUCESIÓN”.

Lo primero que debemos tener claro es saber si la palabra “sucesión”, sin ningún
otro aditivo, ha de ser relacionada inmediatamente con la muerte, pues, aquella es la
percepción que normalmente el alumno de derecho tiene respecto de esta materia,
como si nuestros pensamientos, al escuchar la voz “sucesión” inmediatamente nos
llevara a imaginar la muerte de una persona. Sin embargo, cuando estudiamos teoría
general del contrato, siguiendo fundamentalmente al profesor don Jorge López Santa
María, nos percatamos que él, en su obra hace un interesante análisis de los
causahabientes a título singular. En él, el profesor expresa que reciben tal nombre
aquel que sucede a una persona, por acto entre vivos, o bien mortis causa, en un
bien específicamente determinado, y no en la totalidad de su patrimonio ni en una
porción alícuota del mismo. Añade que, son causahabientes a título singular por acto
entre vivos los que reciben una cosa en virtud de un título traslaticio de dominio, como
el comprador, el donatario o el mutuario. Lo son por causa de muerte, los legatarios1.
Investigando un poco más, de pronto nos encontramos con el profesor Alfredo
Barros Errazuriz, quien en su obra, se refiere a la expresión “sucesión” cuya acepción
puede ser tomada desde dos puntos de vista. Una general y otra en sentido más
estricto. En su acepción general, el profesor Barros justamente procede a señalarnos
que la sucesión es la continuación en el dominio y goce de los derechos sobre una
cosa, y se aplica a todo el que deriva su dominio de otra persona, ya sea por acto entre
vivos, como el comprador, o por causa de muerte, como el heredero; pero en sentido
estricto aplicable a la sucesión por causa de muerte tiene dos significados: uno, es la
transmisión de los bienes, derechos y obligaciones de un difunto en la persona de su
heredero, es decir, lo que nuestro Código llama modo de adquirir; y otro sentido es el
de la universalidad o conjunto de bienes, derechos y obligaciones que deja el difunto.
En este segundo sentido la emplea el artículo 1801, al decir que la venta de una
sucesión hereditaria no se reputa perfecta ante la ley, mientras no se ha otorgado
escritura pública2.
Como si lo anterior fuera poco, el profesor don Luis Claro Solar también se refirió
a la expresión “sucesión” planteando que en su sentido lato la palabra sucesión,
successio, de suceder, succedere, sub-cedere, significa entrar a una persona o cosa en
lugar de otra o seguirse a ella. En este sentido es sucesor, “successor”, el que entra o
sobreviene en los derechos de otros; siendo sucesor universal o a título universal el
que sucede a otro en todos sus bienes transmisibles; tal es el heredero; y sucesor
particular o a título singular, el que sucede se subroga a otro en alguna cosa que ha
adquirido de él por causa de venta, permuta, donación, legado. Con esta significación
la voz sucesión comprende la adquisición tanto por tradición, mediante un título entre
vivos translaticio de dominio, como por transmisión por causa de muerte3.

1 LÓPEZ SANTA MARÍA, Jorge; Los Contratos; Parte General., 5ta Edición. Edit. Legal Publishing. 2010.
p. 290.
2 BARROS HERRAZURIZ, Alfredo; Curso de Derecho Civil; V 5., 4ta Edi. Editorial Nascimiento. 1931.

pp. 6–7.
3 CLARO SOLAR, Luis; Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado., De la Sucesión por

Causa de Muerte; T XIII. V I., Edit. Jurídica de Chile. 1979. pp. 9-10.
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Más claro aún, es la explicación que el profesor Luis Claro Solar dio en sus
clases, -explicaciones de derecho civil, tercer año, tomadas de las clases de Luis Claro
Solar por Eduardo Varas, 1911- sosteniendo que la palabra sucesión, en un sentido
genérico se aplica tanto para los actos entre vivos como para los por causa de muerte.
Agrega, el título para suceder por acto entre vivos solo puede ser singular, no hay
sucesión entre vivos a título universal4;

En resumen, podemos decir que la voz “sucesión”, en un sentido amplio o


genérico, involucra la idea que puede ser por acto entre vivos como también por causa
de muerte, y en un sentido estricto cuando su causa es la muerte. Es en este último
sentido que normalmente hemos creído está tomada la palabra sucesión, lo hemos
reducido a ese ámbito, lo que, según lo explicado por los autores que se han
mencionado, desprendemos que no sería correcto.

Crítica a la sucesión por acto entre vivos. Inconveniencia de emplear la voz


“sucesión” cuando hablamos de actos entre vivos. En materia sucesoria –mortis
causa- la expresión sucesión cumple dos roles, por un lado nos determina la causa de
la transmisión, el modo de adquirir el dominio “sucesión por causa de muerte”, y por
otro los efectos de ella, pues el que sucede se coloca jurídicamente en su lugar, con
todo su activo y pasivo transmisible. En cambio, en la sucesión por acto entre vivos, la
sucesión no opera como un modo de adquirir, así por el ejemplo, en la tradición el
adquirente –quien sería el sucesor por acto entre vivos- sucede al tradente, pero es la
tradición el modo de adquirir y no la sucesión, y los efectos tampoco son los mismos,
pues por ejemplo, en la cesión, el cesionario –quien sería el sucesor por acto entre
vivos- no adquiere del cedente la excepciones personales que éste tenía en virtud de la
relación jurídica, situación que no ocurre en la sucesión por causa de muerte.
Esta es fundamentalmente la razón por la que parte de la doctrina considera
inconveniente emplear la voz sucesión por acto entre vivos. Así lo explican Ramón
Domínguez Benavente y Ramón Domínguez Águila, quienes sostienen que es en la
sucesión por causa de muerte donde hay verdadera y propia sucesión. Añaden que la
relación jurídica se encuentra en el causahabiente con todos sus elementos
constitutivos como lo estaba en el patrimonio del causante, sea activa o pasivamente.
En ella, la relación jurídica es en el sucesor idéntica a la que tenía el autor; de manera
que lo único que se cambia es el sujeto5.

2.- DE LA VOZ “MUERTE”.

2.1. Introducción al tema. Cuando estudiamos sujetos de derecho, nos referimos al


principio y al fin de la existencia de las personas, tema que por lo demás está tratado
en el Título II del Libro Primero “De las Personas” del código civil. Dijimos también que
nuestro código trata dos tipos de existencia, una llamada existencia natural que
comienza con la concepción y termina con el nacimiento, y otra llamada existencia
legal, que comienza con el nacimiento y termina con la muerte de la persona, así es

4 Ob. Cita. CLARO SOLAR, Luis; Explicaciones de Derecho Civil; Tercer Año. Tomadas de las clases de
don Luis Claro Solar por Eduardo Varas S. Teoría de la Familia, del Derecho patrimonial de la familia, de
la Sucesión por Causa de Muerte, de las Donaciones entre vivos; Imprenta I Encuadernación Chile.
1911. p. 284.
5
DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra
Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 130.
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como lo dispone el art. 78, que señala justamente lo que venimos indicando “La
persona termina en la muerte natural”.
Cabe señalar que esta muerte natural, puede ser real, cuando sabemos que
efectivamente la persona ha fallecido, y presunta, que, como no sabemos a ciencia
cierta si ha fallecido, no queda otra alternativa más que presumir que ha muerto y
donde el supuesto básico es que una persona haya desaparecido ignorando por un
lado su paradero y por otro, si vive o no.

2.2. ¿Qué es la muerte?. La muerte es una palabra utilizada por la ley en varias
instituciones, y como tal, aplicando las reglas de interpretación consagradas en el art.
20 se ha entendido según su sentido natural y obvio, es decir, según el uso general de
la misma palabra. En tal sentido, tradicionalmente se ha recurrido al diccionario de la
real academia española a fin de que nos ayude en su precisión. Es así como la R.A.E.
señala que la muerte es la cesación o término de la vida. Según esto, el individuo
muere cuando han cesado todas sus funciones vitales. Pero, ¿es esta la noción de
muerte que nosotros debemos manejar?. La interrogante no es arbitraria, pues, en
nuestro ordenamiento jurídico existe desde el 10 de abril de 1996 la ley 19.541 de
trasplante y donación de órganos, el que de su art. 11 se desprende una visión más
moderna de muerte, por decirlo de alguna manera, pues ella se produce cuando se ha
comprobado la abolición total e irreversible de todas las funciones encefálicas del
individuo. Cabe señalar que esta misma disposición señala que la muerte encefálica se
declara cuando reúna las siguientes tres condiciones:
1.- Ningún movimiento voluntario observado durante una hora.
2.- Apnea luego de tres minutos de desconexión de ventilador.
3.- Ausencia de reflejos troncoencefálicos.

La necesidad de que la muerte esté relacionada con el cese de las funciones


bio-eléctricas cerebrales de un individuo de manera irreversible, es justamente para
proceder a la donación de órganos, pues de seguir la visión antigua de muerte habría
que esperar que todas las funciones vitales hayan cesado, pero de ser así, haría
infructuoso la donación de órganos, pues éste ya no serviría, de ahí que la muerte ha
de ser declarada antes de que todas las funciones orgánicas estén abolidas, pues, sólo
así la donación de órganos podrá cumplir su finalidad, es decir, ayudar a dar vida a un
ser humano que lo necesita.

2.3. ¿En qué momento se produce la muerte?. R.- Determinar el momento en que la
muerte se produce es muy importante, pues la ley aplicable a la sucesión por causa de
muerte será la que esté vigente en ese momento. Para tales efectos, debemos
distinguir varias situaciones.
1.- En el caso de la muerte real.
a.- Si se trata de constatar el momento de la muerte de personas para efectos de
trasplante de órganos el momento de la muerte será cuando haya abolición total e
irreversible de todas las funciones encefálicas, lo que se acreditará con la certeza
diagnostica de la causa del mal. Y su forma de acreditarlo, será mediante la
certificación unánime e inequívoca, otorgada por un equipo de médicos, uno de cuyos
integrantes, al menos deberá desempeñarse en el campo de la neurología o
neurocirugía6.

6 Art. 11 de la Ley 19.541 de trasplantes y donación de órganos.


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b.- En aquellos casos en que no se trata de constatar la muerte para efectos de


trasplante de órganos, el momento de la muerte será cuando hayan cesado las
funciones vitales encefálicas de un individuo de manera irreversible, y para efectos de
inscripción de defunción en el registro civil deberá presentarse el certificado de un
médico encargado de comprobar defunciones o por el que haya asistido al difunto en la
última enfermedad7. A falta de médico, se puede acreditar por la declaración de dos
testigos rendida ante el Oficial de Registro Civil o ante la autoridad judicial del lugar
donde haya ocurrido el deceso. En este caso la fecha de la muerte será la que indique
la inscripción de defunción del registro civil. De ahí la importancia práctica del
certificado de defunción.

c.- En el caso de la comprobación judicial de muerte. Con fecha 8 de febrero de


2012 entró en vigencia la ley 20.577 que viene a introducir un nuevo procedimiento
frente a situaciones donde, a pesar de que una persona haya desaparecido, pero se
tenga una importante certeza de su muerte, y el cadáver no se encuentre o no sea
identificable, permita a los que tengan interés y con ello evitar incluso un mayor
sufrimiento, poder acudir al juez del último domicilio que el difunto haya tenido en Chile
a fin de que se proceda a la comprobación judicial de su muerte. Digamos que también
hay una normativa especial sobre inscripción de defunciones, con el fin de que cada
vez que se tenga total certeza de la muerte de una persona, como sucedió en el
archipiélago Juan Fernández, se pueda proceder a la inscripción de su fallecimiento en
el Registro Civil, a pesar de que el cadáver no hubiese sido hallado o no fuese posible
su identificación.
Así señalado, el artículo 3 de la ley en comento, procede a ordenar la sustitución
del epígrafe del párrafo 4° del Título II del Libro Primero del Código Civil, titulado “De la
muerte civil” -el que se encontraba sin contenido pues ya desde hace un buen tiempo
había sido derogado-, luego, esa vacante fue suplida por el título “De la comprobación
judicial de la muerte”.
En este procedimiento, el artículo 96 dispone que un extracto de la resolución
que tenga por comprobada la muerte del desaparecido deberá publicarse en el Diario
Oficial dentro del plazo de sesenta días contado desde que ésta estuviere firme y
ejecutoriada. Dicho extracto deberá contener, al menos, los antecedentes
indispensables para su identificación y la fecha de muerte que el juez haya fijado.
Con lo último, queda claro que será el juez quien en definitiva determinará la fecha de
la muerte.

2.- En el caso de la muerte presunta. Si una persona ha desaparecido, se ignora su


paradero, no se sabe si vive o no, y no hay un grado de certeza importante que permita
suponer que esté fallecido, se procederá, ante el juez del último domicilio que haya
tenido el desaparecido en chile a solicitar la muerte presunta por quien tiene un interés
pecuniario y subordinado a la muerte del desaparecido. Sin embargo, variadas son la
causas que pueden provocar una situación en que una persona desaparezca, y
dependiendo justamente de esas circunstancias el día que se fijará como día
presuntivo de la muerte.

a.- Según la regla general, si una persona ha desaparecido, y cumpliendo con


todos los requisitos legales, el tribunal competente procederá, después de transcurridos
5 años contados desde el día de las últimas noticias, a fijar en la sentencia que la

7 Art. 45 de la Ley 4.808 de Registro Civil.


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declara, el día presuntivo de la muerte, siendo éste, según el artículo 81 numerando


6to, el último día del primer bienio contados desde la fecha de las últimas noticias. Esta
regla dice relación con el último día de los primeros dos años contados desde la fecha
de las últimas noticias del desaparecido. En consecuencia, si una persona ha
desparecido el 25 de marzo de 2004, siendo esa la fecha de sus últimas noticias, el día
presuntivo de la muerte será el 25 de marzo de 2006, e inmediatamente se dictará el
decreto de posesión provisoria de los bienes, y se producirá la apertura de la sucesión.

b.- Si una persona desaparece a consecuencia de una herida grave en la guerra


u otro peligro semejante, y no se ha sabido más de ella, el art. 81 numerando 7mo
dispone que el día fijado por el juez como presuntivo de la muerte será el de la acción
de guerra o peligro, o, no siendo enteramente determinado ese día, adoptará un
término medio entre el principio y el fin de la época en que pudo ocurrir el suceso.

c.- Si una persona desaparece a consecuencia de un sismo o una catástrofe o


cualquier otro fenómeno natural, el art. 81 numerando 9no dispone que el juez fijará
como día presuntivo de la muerte, el día del sismo, catástrofe o fenómeno natural.

d.- Si una persona desaparece a consecuencia de la pérdida de una nave o


aeronave, el art. 81 numerando 8vo se remite al numerando 7mo a objeto de que el
juez fije el día presuntivo de la muerte, es decir, el día de la pérdida de la nave o
aeronave, y si no es posible determinar ese día, adoptará un término medio entre el
principio y el fin de la época en que pudo ocurrir el suceso.

2.4. Importancia de determinar el momento en que se produce la muerte. Una vez


que la persona ha fallecido, sea en forma real, o bien en forma presunta, de aquello
quedará constancia en la respectiva partida de defunción que para tales efectos lleva el
Registro Civil. Este organismo, que tiene por función primordial llevar un registro de los
principales hechos constitutivos del estado civil de una persona, tiene un libro de
defunciones. En él, en su partida correspondiente, aparecerá el momento del
fallecimiento de una persona, si la muerte es real, aparecerá incluso, la hora en que se
produjo el deceso y si fuese presunta, el día presuntivo de la muerte que se fijó en la
sentencia que la declaró.
Una vez fijado el momento de la muerte, la importancia que éste tiene, dice
relación con los efectos que genera, pues la muerte es un hecho de la naturaleza
jurídico que trastoca instituciones jurídicas de diversa índole, los que de una u otra
manera, su destino sufre importantes cambios a causa de la muerte.
Digamos previamente que es en el libro 1ro del código civil donde se consagra el
fin de la existencia legal de las personas, sin embargo, sus efectos se extienden por
todo el código civil. Analicemos los efectos de la muerte en cada uno de los libros del
código civil.

A.- Libro I. “De las personas”.


1.- Con relación al matrimonio, la muerte disuelve el vínculo, efecto que se
desprende en forma inequívoca de la misma definición de matrimonio –art. 102-, al
establecer que dura por toda la vida, lo que demuestra que la muerte lo disuelve.
2.- Con relación a la muerte presunta, una vez declarada, motivará la dictación
del decreto de posesión provisoria de los bienes a los herederos presuntivos, y se
procederá a abrir la sucesión del presunto muerto, a menos que, según los casos se

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dicte inmediatamente el decreto de posesión definitiva, en cuya virtud se abrirá la


sucesión del desaparecido.
3.- Con relación a los bienes familiares, éste podrá ser desafectado si fallece uno
de los cónyuges. -Art. 145 inc. 3ro-.
4.- Con relación a la patria potestad, éste termina, a consecuencia de la
emancipación legal del hijo, cuando fallece el padre o la madre, salvo, que corresponda
ejercitar la patria potestad al otro. –art. 270 N° 1-. Lo mismo sucede con el decreto de
posesión provisoria o definitiva según sea el caso, de los bienes del desaparecido, a
propósito de la muerte presunta. -art. 270 N° 2-.
5.- Con relación al derecho de alimentos, cesa, por la muerte del alimentario. –
art. 334-. Cabe tener presente que el derecho de alimentos es personalísimo, no así la
obligación de dar alimentos, de ahí que, si muerte el beneficiario –alimentario- el
derecho se extingue.

B.- Libro II. “De los bienes y su dominio, posesión, uso y goce”.
1.- En la propiedad fiduciaria, la muerte del propietario fiduciario no pone término
a la institución, a menos que la muerte de éste, sea la condición por el cual deba
restituirse al fideicomisario la cosa. –art. 739-.
2.- En el caso del usufructo, éste termina por la muerte del usufructuario, si es
que no se ha fijado plazo previo a aquel suceso para la restitución. –art. 771 inc. 2do,
773 inc. 2do y 806 inc. 2do-.
3.- Con relación al derecho real de uso y habitación, estos se extinguen por la
muerte del usuario o habitador, pues son derechos personalísimos. –art. 819-.

C.- Libro III. “De la sucesión por causa de muerte y donaciones entre vivos”. En este
caso se produce la apertura de la sucesión y todas las consecuencias que a él están
añadidas, materias que justamente constituyen el objeto de este trabajo.

D.- Libro IV. “De las obligaciones en general y de los contratos”.


1.- Con relación a los regímenes matrimoniales, estos terminan por la disolución
del matrimonio y como uno de los casos de término del mismo es la muerte, se aplica
acá lo ya referido a ese tema. –art. 1764 N° 1, art. 1792 – 27-.
2.- Con relación a las obligaciones solidarias, el fallecimiento de uno de los
deudores solidarios, extingue la solidaridad respecto de los herederos de aquel, pues,
los herederos del difunto, son obligados, entre todos, al total y no en forma solidaria. -
art. 1523.-
3.- Respecto del contrato de arrendamiento, a propósito del contrato de
confección para una obra material, terminan por la muerte del artífice o empresario. –
art. 2005-.
4.- Con relación a la sociedad civil, éste termina por la muerte de uno de los
socios, a menos que por disposición de la ley o por acto constitutivo haya de continuar
entre los socios sobrevivientes con los herederos del difunto o sin ellos. –art. 2103-.
5.- Con relación al mandato, éste termina por la muerte del mandante o
mandatario –art. 2163 N° 5-, salvo las excepciones que en su oportunidad estudiamos,
-ver mapa conceptual-.
6.- Con relación al comodato, la muerte del comodatario pone término al
comodato, pues desde la perspectiva del comodante, el contrato es en consideración a
la persona del comodatario.

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TITULO II
DE LA SUCESIÓN POR CAUSA DE MUERTE
CONCEPTOS FUNDAMENTALES

1.- CONCEPTO DE SUCESION POR CAUSA DE MUERTE.-

1.1.- Generalidades. La doctrina ha definido la sucesión por causa de muerte, algunas


de esas definiciones han sido reproducidas casi por tradición académica, otros se han
atrevido a innovar y proporcionar nuevas visiones de ella; pero sea cual sea la
definición que adoptemos, los artículos 588 y 951 sirven de referencia obligatoria a fin
de pretender dar un concepto de ella.

El artículo 588 dispone: “Los modos de adquirir el dominio son la ocupación, la accesión,
la tradición, la sucesión por causa de muerte, y la prescripción.
De la adquisición de dominio por estos dos últimos medios se tratará en el Libro De la
sucesión por causa de muerte, y al fin de este Código”.

El artículo 951 dispone: Se sucede a una persona difunta a título universal o a título singular.
El título es universal cuando se sucede al difunto en todos sus bienes, derechos y
obligaciones transmisibles, o en una cuota de ellos, como la mitad, tercio o quinto.
El título es singular cuando se sucede en una o más especies o cuerpos ciertos,
como tal caballo, tal casa; o en una o más especies indeterminadas de cierto género,
como un caballo, tres vacas, seiscientos pesos fuertes, cuarenta fanegas de trigo.

1.2.- Del problema de su conceptualización. Tradicionalmente se ha definido la


sucesión por causa de muerte siguiendo al profesor Manuel Somarriva Undurraga,
quien plantea que conforme a los artículos 588 y 951 se puede dar la siguiente
definición.
“La sucesión por causa de muerte es un modo de adquirir el dominio del
patrimonio de una persona difunta, o sea, el conjunto de sus derechos y
obligaciones transmisibles, o una cuota de dicho patrimonio, como un tercio o un
medio, o especies o cuerpos ciertos, como tal cosa, tal caballo o cosas
indeterminadas de un género determinado, como cuarenta fanegas de trigo8”.
Como podemos observar, siguiendo las disposiciones legales citadas,
efectivamente la sucesión por causa de muerte es un modo de adquirir el dominio,
pero, es legítimo preguntarnos, ¿el patrimonio se puede transmitir?. Si observan bien,
las disposiciones legales citadas no nos dice que es el patrimonio el que se transmite,
sino que habla de bienes, derechos y obligaciones transmisibles. Por lo anterior es que
optamos por indagar un poco más en la doctrina nacional. Es así como nos
encontramos con don Luis Claro Solar el que no tiene problemas con incluir en su
definición “la transmisión del patrimonio”. En efecto, este extraordinario tratadista nos
dice que “la sucesión por causa de muerte, es pues, la transmisión del patrimonio de
una persona difunta o de una cuota de él o de una o más cosas especiales, que se
efectúa a favor de determinada persona9”. Su visión es consecuente con la explicación
que da, puesto que sostiene que al momento de la muerte de la persona, el patrimonio
queda fijado, y no desaparece, sino que conservando su unidad pasa tal cual es a los
herederos del difunto con el nombre de “herencia” y se confunde con el patrimonio

8 Ob. Cita. SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio., Versión de René Abeliuk; 8va. Edi.
T I. Edit. Jurídica de Chile. 2012. p. 24.
9
CLARO SOLAR, Luis; Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado., De la Sucesión por Causa
de Muerte; T XIII. V I., Edit. Jurídica de Chile. 1979. p. 10.
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propio de los herederos, formando parte integrante de él y un solo todo, un patrimonio


único con un solo activo y un solo pasivo10.
Ya volviendo en el tiempo a una época más contemporánea encontramos al
profesor don Pablo Rodríguez Grez, quien nos proporciona una alternativa de
definición, sosteniendo que la sucesión por causa de muerte se puede definir como “un
modo de adquirir gratuitamente el dominio del patrimonio de una persona cuya
existencia legal se ha extinguido natural o presuntivamente y que consiste en el
traspaso a sus herederos de todos sus derechos y obligaciones transmisibles, que
extingue los derechos y obligaciones intransmisibles, que es fuente de derechos
personales para los legatarios de género y modo de adquirir el dominio de cosas
singulares para los legatarios de especie o cuerpo cierto11”. Como podemos observar,
éste destacado profesor de derecho civil nos dice que lo que se adquiere es el dominio
del patrimonio de una persona que ha dejado de existir.
Por su parte, es interesante la visión que propone Óscar Olavarría Aqueveque,
quien prefiere señalar como definición que “la sucesión por causa de muerte es un
modo de adquirir a título gratuito, que opera en virtud del fallecimiento de una persona
y permite a los herederos la adquisición del derecho de herencia, la adquisición de la
herencia misma y la adquisición del dominio de los bienes adjudicados en el acto de
partición; igualmente, permite al legatario la adquisición de los bienes singulares
asignados por el causante a título de legado12”.

1.3.- De la institución del patrimonio y de la herencia.


1.3.1.- Del patrimonio. Arturo Alessandri R, plantea que la palabra “patrimonio”
viene del vocablo latino “patrimonium” que significa lo que se hereda de los padres.
Desde un punto de vista más bien jurídico, podemos decir que el patrimonio es el
conjunto de derechos y obligaciones de una persona valuables en dinero13, derechos
que sólo puede tener una apreciación económica. Por su parte Claro Solar, señala, y
con mucha razón, que el patrimonio es una abstracción jurídica que designa no
solamente el conjunto de los derechos y las obligaciones, apreciables en dinero, de que
una persona es sujeto activo o pasivo, sino también la aptitud de adquirir bienes futuros
o de contraer nuevas obligaciones14. Ésta visión del patrimonio, referente a la aptitud
de adquirir bienes futuros, ya lo planteaba Alessandri R, siendo éste, el carácter virtual
del patrimonio.
A lo largo de la historia han existido, fundamentalmente, dos teorías que
referentes al patrimonio, una denominada clásica y que es la que nosotros hemos
seguido tradicionalmente, y otra llamada teoría objetiva.
a.- Teoría clásica. Esta teoría desarrollada por Aubry y Rau tuvo una importancia tan
gravitante que se convirtió en clásica. Tomando parte del trabajo del jurista Alemán
K.S. Zachariae, los autores franceses en comento plantearon que el patrimonio está
10
CLARO SOLAR, Luis; Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado., De los Bienes I; T XI.,
Edit. Jurídica de Chile. 1979. p. 312.
11 Ob. Cita. RODRÍGUEZ GREZ, Pablo; Instituciones de Derecho Sucesorio., V I. 3ra Edi. Edit. Jurídica

de Chile. 2006. p. 20.


12 Ob. Cita. OLAVARRIA AQUEVEQUE, óscar; Elementos del Derecho Sucesorio Chileno., 1ra Edit. Edit.

LexisNexis. 2004. p. 49.


13
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo., SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel., VODANOVIC, Antonio;
Tratado de Derecho Civil, Partes Preliminar y General; T I., 7ma Edi. Editoría Jurídica de Chile. 2011. p.
476.
14
CLARO SOLAR, Luis; Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado., De los Bienes I; T XI.,
Edit. Jurídica de Chile. 1979. p. 281.

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compuesto por relaciones activas y pasivas, es decir, derechos y obligaciones


susceptible de valoración económica, donde su aporte fue precisamente integrar en el
concepto de patrimonio el carácter pasivo de él, es decir, las deudas u obligaciones,
pasividad que no existía en la visión que los romanos tenían del patrimonio, pues ellos
sólo vislumbraban bienes –lo que entendemos por activo-.
Asimismo, el patrimonio sería una emanación de la personalidad, fundado en el
carácter virtual del patrimonio, pues, si el patrimonio lo integran derechos y
obligaciones futuros, éste –el patrimonio-, constituye una expresión de la potestad
jurídica que una persona detenta, y como la capacidad de goce dice relación con la
adquisición de tales bienes, fundamentalmente derechos, en la visión clásica, se
confundirían los conceptos patrimonio y capacidad de goce.
Siguiendo los criterios enunciados, para los autores franceses tres serían las
características esenciales del patrimonio.
1.- Es una universalidad jurídica. Esto es que existen diversos elementos, pero que
están atados unos con otros, existe un vínculo que los une, formando un bloque.
2.- El patrimonio contiene exclusivamente derechos y obligaciones susceptibles de
evaluación pecuniaria. Se ha sostenido que el patrimonio se concibe para responder a
las obligaciones contraídas, los derechos que pueden satisfacer el vínculo jurídico sólo
pueden ser pecuniarios.
3.- El patrimonio es un atributo de la personalidad. La existencia de derechos y
obligaciones presentes de carácter pecuniario, y la potestad que el sujeto de derecho
tiene para adquirir y contraer otras tantas en el futuro, le dan al patrimonio este
carácter. De acuerdo a la postura clásica, el patrimonio es una emanación de la
personalidad, y la expresión del poder jurídico de que una persona se halla investida
como tal. De este carácter se desprenden varias consecuencias.
a).- Toda persona tiene patrimonio.
b).- Sólo las personas pueden tener patrimonio.
c).- Sólo se puede tener un patrimonio, luego el patrimonio es una unidad, siendo
indivisible.
d).- El patrimonio no se puede transferir, pero sí es transmisible por sucesión por causa
de muerte.

b.- Teoría objetiva. El patrimonio de afectación o fin. Según esta teoría el patrimonio no
es un atributo de la personalidad ni emana de ella. El patrimonio más bien es
simplemente una masa de bienes afecta a un determinado objetivo o fin, justificando
con ello su existencia independiente de la titularidad, es decir, que pueden existir
patrimonios sin titular. Explica Alberto Lyon Puelma, que según Brinz –uno de los
precursores de esta teoría-, que los patrimonios sin sujeto serían aquellos que detentan
las personas jurídicas15, con la advertencia, de que éste autor –Brinz- niega a las
personas jurídicas el carácter de sujeto de derecho, de ahí que considera que existe
patrimonio sin titular.
En nuestro país. No es difícil darse cuenta que en nuestro país se ha seguido la visión
clásica del patrimonio, referente al activo y pasivo presente y futuro, de carácter,
eminentemente pecuniario de una persona. Una emanación de la personalidad que
responde a una unidad.
Comprender desde este punto de vista el patrimonio, permite identificar esta
institución con otras donde juega un rol importante.

15Ob. Idea. LYON PUELMA, Alberto; Personas Naturales., 3ra Edi. Ediciones Universidad Católica de
Chile., 2007. p. 197.
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a).- Permite en primer lugar comprender la razón por la cual, al morir una persona, todo
este conjunto de derechos y obligaciones transmisibles pase como una unidad, un
bloque, a los herederos del causante. No es de extrañar en consecuencia que autores
como Luis Claro Solar, Manuel Somarriva Undurraga y otros, incorporen en sus
definiciones de sucesión por causa de muerte la transmisión del patrimonio, pues ya
hemos dicho que una de las consecuencias de ser un atributo de la personalidad era
que no se podía transferir pero sí transmitir.
b).- Como dice Arturo Alessandri R, el concepto de patrimonio explica el llamado
derecho de prenda general de los acreedores, según el cual, cuando el deudor no
cumple con su obligación, puede el acreedor, según el art. 2465 perseguir todos los
bienes raíces y muebles del deudor, sean estos presentes y futuros salvo los bienes
inembargables.
c).- El concepto de patrimonio permite comprender la subrogación real, el hecho de que
una cosa sustituya otra en términos tales que pasa a ocupar jurídicamente su lugar.

El patrimonio, ¿es una universalidad jurídica?.


Al respecto existen dos grandes posturas. Una de ellas sigue a la doctrina
francesa, y otra que sigue a la doctrina italiana.
a.- Primera postura. Siguiendo a la mayoría de los importantes autores franceses, se
considera que el patrimonio sí es una universalidad jurídica, tanto cuando la persona
está viva, como cuando ésta fallece, siendo esta universalidad –el patrimonio- la que se
transmite a los herederos.
Entre nosotros, Luis Claro Solar concibe al patrimonio como una universalidad
de derecho, en cuanto a los bienes, en virtud de la unidad misma de la persona a que
pertenecen, forman un conjunto jurídico16.

b.- Segunda postura. Siguiendo a la mayoría de la doctrina italiana, se sostiene que el


patrimonio mientras vive la persona, no es una universalidad jurídica, porque no es una
cosa. Plantean que toda universalidad sea de hecho o de derecho es simplemente una
cosa, y como el patrimonio de una persona viva no es una cosa no puede ser una
universalidad. Ahora bien, cuando fallece esta persona, recién ahí el patrimonio se
convierte en una cosa, y como tal se convierte en una universalidad jurídica.

Entre los exponentes nacionales que afirman que el patrimonio no es una


universalidad jurídica, mientras la persona vive, es el profesor Fernando Rozas Vial.
Sostiene que el patrimonio no es una universalidad de derecho porque no es una
unidad. Sólo adquiere tal carácter cuando se transforma en herencia. Incluso el
profesor en comento, plantea que el patrimonio no es atributo de la personalidad, pues
sostiene que por ejemplo, un infante abandonado sin un bien, no tiene patrimonio.
Critica, además, la opinión de que el patrimonio sea una aptitud de tener bienes y
obligaciones apreciables en dinero, pues aquello no es sino la capacidad de goce17.
A pesar de que, el profesor Rozas Vial, critica el carácter de universalidad
jurídica del patrimonio, sostiene, como lo hemos planteado, que éste se transforma en
tal cuando muere la persona. No niega, que sea el patrimonio el que se transmita, aun
con su planteamiento, asimila el patrimonio transmisible con la herencia.

16
CLARO SOLAR, Luis; Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado., De los Bienes I; T XI.,
Edit. Jurídica de Chile. 1979. p. 278.
17 ROZAS VIAL, Fernando; Los Bienes., 4ta Edi. Legal Publishing. 2007. p. 51.
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Procede a definir la sucesión por causa de muerte como un modo de adquirir el


dominio de todo o parte del patrimonio de una persona difunta18.
Como se puede observar, y siguiendo su lógico planteamiento sí se adquiere
una universalidad jurídica, ahora llamada herencia.

Conclusión del análisis del patrimonio relacionado con la sucesión por causa de
muerte. Hemos analizado la doctrina nacional, y con sus pro y contra, nos damos
cuenta que el patrimonio sí se transmite por sucesión por causa de muerte. La
probabilidad de que algún profesor sostenga que en virtud de la sucesión no se
transmita el patrimonio es pues escasa, pero de ser así, creemos que parte de ese
pensamiento se podría deber al carácter virtual del patrimonio, pues, si integra el
patrimonio la aptitud de adquirir derechos y obligaciones futuras, esta aptitud terminaría
con la muerte de una persona, y sólo se transmitiría lo que ya existe, lo que de él se
logró obtener, en tal caso, no sería el patrimonio el que se transmita, pues de ser así,
esa aptitud, de que hablamos, también se transmitiría, lo que sería imposible.
Atribuimos a este argumento, un planteamiento contrario a la doctrina nacional, no
visualizamos otro. Para nosotros sí se transmite el patrimonio.

1.3.2. La herencia. Se ha sostenido que la voz herencia, se emplea en dos


sentidos. Uno objetivo y otro subjetivo. El profesor Manuel Somarriva sostiene que en
un sentido objetivo, la herencia está representada por la masa hereditaria, el patrimonio
del causante, el conjunto de bienes que forma la universalidad. En un sentido subjetivo,
la herencia es un derecho subjetivo, un derecho real19. En el mismo sentido opina
Fabián Elorriaga de Bonis20.
Al respecto Claro Solar sostiene que es en el sentido objetivo, en el que la
herencia se representa por el patrimonio del causante, el significado más directo y
propio de la palabra herencia21, siendo este significado el que código entiende al decir
las asignaciones a título universal se llaman herencias.
La idea previa puede ser sintetizada de la siguiente forma.

Sentido objetivo: Herencia = El patrimonio del causante.

Sentido subjetivo: Herencia = Derecho Real. Mirada desde la


perspectiva del heredero. Derecho
subjetivo.

Más adelante se analizará el derecho real de herencia desde la visión subjetiva,


su difícil conceptualización, y tratamiento jurídico doctrinario.

1.4. Definición de sucesión por causa de muerte que manejaremos. Definiremos la


institución, como un modo de adquirir gratuitamente una universalidad jurídica
representada por el conjunto de derechos y obligaciones transmisibles de una persona
que ha fallecido, o una cuota de ese conjunto, o del dominio de una o más especies o

18
Ibíd., p. 116.
19
SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio., Versión de René Abeliuk; 8va. Edi. T I. Edit.
Jurídica de Chile. 2012. p. 49.
20 ELIORRIAGA DE BONIS, Fabián; Derecho Sucesorio., 2da Edi. Legal Publishing. 2010. p. 89.
21
CLARO SOLAR, Luis; Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado., De la Sucesión por
Causa de Muerte; I, T XIII., Edit. Jurídica de Chile. 1979. p. 20.

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cuerpos ciertos, o de un derecho personal para reclamar una o más cosas


indeterminadas de género determinado.

2.- CARACTERÍSTICAS DE LA SUCESIÓN POR CAUSA DE MUERTE.-

El análisis de las características de esta institución, se hará desde la premisa de


ser uno de los modos de adquirir el dominio consagrado en nuestra legislación. Así
tenemos:
1.- Es un modo de adquirir derivativo.
2.- Es un modo de adquirir por causa de muerte.
3.- Es un modo de adquirir por regla general a título universal, pudiendo ser a título
singular.
4.- Es un modo de adquirir de carácter gratuito.

1).- Es un modo de adquirir derivativo. Se ha sostenido que así es, pues por
él, se produce el traspaso del dominio de que era titular el causante a sus asignatarios.
El dominio, que se radicó en el patrimonio de una persona, se transmite al asignatario,
por lo que el derecho de dominio no nació espontáneamente para el asignatario, sino
que éste existía en el patrimonio del causante. Por su parte, es necesario que el
causante haya sido dueño de las cosas, pues, si era poseedor, el asignatario no
adquirirá el dominio, pues sabemos nadie puede ni transferir ni transmitir más derechos
de los que tiene. En tal caso, el asignatario se convertirá en poseedor, y podrá, si se
cumplen con los requisitos legales, adquirir el dominio por prescripción adquisitiva.

¿Cómo el asignatario probará el dominio de la cosa asignada?


R- Para tales efectos el asignatario deberá probar que el causante era dueño de las
cosas transmitidas, y para ello deberá distinguir si la cosa la adquirió –el causante- por
un modo de adquirir originario o derivativo. Si fue originario bastará que el asignatario
pruebe que en su oportunidad se reunieron los elementos propios de esos modos de
adquirir. En cambio si fue derivativo necesitará demostrar que operaron los requisitos
de la prescripción, y si no se dan, podrá agregar las posesiones de los anteriores
antecesores –prueba diabólica- pero, con el riesgo de sumar a la posesión actual todos
sus vicios y calidades.

Visión crítica de este carácter. Si bien, la inmensa mayoría de la doctrina ha sostenido


que la sucesión por causa de muerte es un modo de adquirir derivativo, hay quienes
consideran que al respecto es necesario ser más riguroso. Al respecto hay que
preguntarse qué derecho es el que se adquiere derivativamente por sucesión por causa
de muerte. ¿Hablamos del dominio de la universalidad jurídica, es decir, de la herencia,
o hablamos del dominio de las cosas singularmente consideradas?. Respecto de la
herencia, si bien se adquiere el dominio de ella, la sucesión por causa de muerte no
puede ser considerada como “derivativa”, pues este derecho de herencia no existía en
el patrimonio del causante, sino que recién adquirió presencia jurídica con su
fallecimiento, y como tal, no lo deriva. En este sentido opina Óscar Olavarría
Aqueveque, quien plantea que el derecho de herencia al igual que las cargas
testamentarias, constituye una de las denominadas “posiciones originarias” del
heredero, por cuanto nace en virtud del fallecimiento y nunca pudo corresponder al
causante. De estimar lo contrario, sería forzoso admitir que el causante habría tenido
en vida un derecho de herencia respecto de su propia sucesión, lo cual resulta un

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absurdo22. Siguiendo esta línea de pensamiento, es obvio que, si lo adquirido en


dominio es la herencia, el asignatario sólo se hará dueño de las cosas singularmente
consideradas que la componen una vez efectuada la correspondiente adjudicación. Por
su parte, respecto de las singularidades dejadas por el causante y que se denominan
legados, la sucesión por causa de muerte sí puede ser considerada como un modo de
adquirir derivativo.

2).- Es un modo de adquirir por causa de muerte. Lo que sucede es que, para
que produzca sus efectos es requisito la muerte de una persona. Sólo con ese hecho
los efectos propios de la institución comenzarán a manifestarse.

3).- Es un modo de adquirir a título universal, y también puede serlo a título


singular. Será a título universal cuando hablamos de la herencia, y a título singular
cuando hablemos de legados. El art. 951 nos señala una u otra alternativa. Siguiendo
al código civil diremos:
a.- Es a título universal cuando se sucede al difunto en todos sus bienes, derechos y
obligaciones transmisibles, o en una cuota de ellos, como la mitad, tercio o quinto.
La palabra universal, dice relación con la universalidad jurídica quedada al
fallecimiento de una persona, esta universalidad constituye la herencia, y el asignatario
llamado a ella se llama heredero.
b.- Es a título singular cuando se sucede en una o más especies o cuerpos ciertos,
como tal caballo, tal casa; o en una o más especies indeterminadas de cierto género,
como un caballo, tres vacas etc.

4).- Es un modo de adquirir de carácter gratuito. Aquello se debe a que el


signatario no realiza ningún sacrificio económico a cambio de la asignación. Ahora
bien, con relación al beneficio que le significa al asignatario ser tal, más bien es
relativo, pues, si es un heredero, será beneficioso para él en el evento de que existan
más activos que pasivos. Con relación al legatario, lo normal es que sea beneficioso
para él ser asignatario, sin embargo, aquella regla puede cambiar si se ven forzados a
entregar la cosa asignada a los acreedores cuando estos no alcancen a satisfacer sus
créditos con el activo dejado por el causante a los herederos, más aún si estos últimos
aceptan la asignación con beneficio de inventario.

3.- ANÁLISIS RESUMIDO DE LAS ETAPAS QUE CONFORMAN EL


PROCESO SUCESORIO.-

Se llevará a cabo un desarrollo resumido de las etapas que conforman el


proceso sucesorio, pues, como es sabido, la sucesión por causa de muerte no es un
una institución que con la muerte del causante nazca y se extinga inmediatamente, sino
que la muerte es simplemente el inicio de todo un proceso que permitirá finalmente que
ella opere como un modo de adquirir. Para efectos metodológicos nos centraremos en
los herederos. Fallecida una persona, no sólo se experimenta el dolor que su partida
significa, sino que a aquello hay que sumar los trámites propios del proceso sucesorio,
a fin de que los bienes de que era dueño el causante pasen en definitiva al patrimonio
de cada uno de los herederos. Éstos se preguntarán, ¿y cuánto es lo que a mí me
corresponde?. El heredero no se conformará con saber que en virtud de la sucesión

22
OLAVARRIA AQUEVEQUE, óscar; Elementos del Derecho Sucesorio Chileno., 1ra Edit. Edit.
LexisNexis. 2004. p. 52.
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adquirió un derecho de herencia, sino que quiere su cuota, quiere su porción. Para
conseguir ese objetivo, varias son las etapas que hay que cumplir hasta conseguir ese
ideal.
Lo primero que sucede es el fallecimiento de una persona, inmediatamente de
ocurrido aquel suceso, se produce la apertura de la sucesión, es decir, que se abre el
proceso sucesorio. Abierta ya la sucesión por causa de muerte, se produce la delación,
es decir, que la ley llama a los asignatarios a aceptar o repudiar la asignación. La
asignación de que hablamos puede ser una herencia o un legado, éste último existirá
sólo si hay testamento. Como la regla general en Chile es que el causante haya
fallecido sin dejar testamento, se analizarán las etapas conforme a esa premisa, es
decir, bajo la idea de que no hay testamento. Se produce la delación, y el asignatario
puede aceptar o repudiar la herencia. Si repudia la herencia, veremos en su
oportunidad que sucede. Pero si acepta, que es lo que usualmente ocurre, lo que
acepta es precisamente la herencia, y si no acepta se configurará una situación
llamada “herencia yacente”. Cabe señalar que si bien con la aceptación se adquiere el
derecho de herencia, la posesión legal de ella comenzó desde el momento del
fallecimiento del causante aún cuando él lo ignore. Por su parte la posesión real de la
herencia se manifiesta con la posesión del artículo 700, la que operará normalmente
conjuntamente con la posesión legal de la herencia. De existir varios herederos, se
formará una comunidad hereditaria, la que se regirá conforme a las reglas del
cuasicontrato. Deberán llevar a cabo algunos trámites obligatorios. Técnicamente
deberán obtener la posesión efectiva de la herencia, que, siendo intestada y abierta en
Chile, deberá ser solicitada ante la dirección del registro civil e identificación. Se ha
dicho que ésta es una resolución de carácter administrativa. Una vez que contamos
con la resolución administrativa que concede la posesión efectiva el mismo registro civil
se encargará de publicar un extracto de ella en el diario regional correspondiente a la
región en el que se inició el trámite. Si procede, es necesario acudir con una copia de él
al S.I.I a fin de pagar el respectivo impuesto a la herencia, requisito indispensable a fin
de poder enajenar de consuno los bienes hereditarios. Una vez pagado el impuesto, el
SII emitirá una copia del pago. Una vez que se ha concedido la posesión efectiva, se
inscribirá automáticamente en la base de datos que el mismo registro civil lleva,
denominado “registro nacional de posesiones efectivas”. Si la resolución la dictó el
tribunal, por ejemplo, en el caso de la sucesión testamentaria, la posesión efectiva
deberá ser inscrita en el registro de propiedad Conservador de Bienes Raíces
correspondiente a la comuna donde se pronunció.
Sabemos que se ha formado una comunidad hereditaria, sin embargo, aquello
no significa que los herederos puedan disponer de los bienes arbitrariamente. Si se
trata de bienes muebles bastará la inscripción de la posesión efectiva donde
corresponda. Peros si se trata de bienes inmuebles, y los herederos de consuno –todos
de acuerdo- quisieran enajenar estos bienes, es indispensable que se proceda a llevar
a cabo la inscripción especial de herencia en el Conservador de Bienes Raíces
correspondiente al territorio donde está ubicado el inmueble, y si son varios, en todos
ellos. Pero no siempre entre los herederos hay buenas relaciones, no falta el que lo
complica todo, el que se opone a la enajenación u a otras tareas. La comunidad
existente debe ser entonces liquidada, partida, a fin de proceder a la respectiva
adjudicación. Para tales efectos, y sólo si la cordura prima en las relaciones
hereditarias podrán los herederos ponerse de acuerdo a fin de practicar la liquidación y
partición por escritura pública, de lo contrario, ésta será forzada por cualquiera de los
herederos solicitando al tribunal competente el nombramiento del juez partidor. Una vez
practicada la liquidación, y con ello la partición de la comunidad hereditaria, viene el
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acto de adjudicación o de partición propiamente tal. Esta sentencia de adjudicación


deberá también ser inscrita en el Conservador de Bienes Raíces a nombre de cada uno
de los adjudicatarios. Con ello, la herencia se extingue, se termina el proceso
sucesorio, el heredero deja de ser tal con relación a los bienes transmitidos, y pasa a
transformarse en dueño.

4.- PRINCIPIOS QUE INFORMAN EL DERECHO SUCESORIO CHILENO.-

Al respecto seguiremos el análisis que de forma muy interesante plantean


Domínguez Benavente y Domínguez Águila, quienes en su obra Derecho Sucesorio,
desarrollan de una manera mucho más extensa y profunda.

1).- El principio de la continuación del causante por sus herederos. En nuestro derecho,
el heredero es el continuador jurídico de la persona del causante. Nuestro código civil
dispone en el artículo 1097 inc. 1ro que el heredero representa a la persona del
testador para sucederle en todos sus derechos y obligaciones transmisibles. Luego
como hay obligaciones, y el heredero es el continuador de la persona del causante, es
obvio que responda ilimitadamente de esas deudas, incluso con los bienes que
conforman su propio patrimonio, a menos claro que haya aceptado con beneficio de
inventario. Cabe rescatar que las obligaciones de que responde el heredero, desde el
punto de vista patrimonial, son cualquiera sea su fuente, ya sea, en consecuencia de
una responsabilidad contractual –quien contrata para sí, contrata para sus herederos-,
o bien sea una responsabilidad extracontractual.
Expresiones de este principio es la existencia del beneficio de inventario y del
beneficio de separación de patrimonios, instituciones que se verán más adelante.

2).- El principio de la unidad del patrimonio. Esto se traduce sólo con respecto de la
sucesión intestada, en que no hay que distinguir la naturaleza de los bienes que
conforman el patrimonio del causante, no es necesario saber si son muebles o
inmuebles, si son activos o pasivos, pues, la legislación aplicable, su estatuto jurídico,
sus normas, son siempre las mismas. No existe una pluralidad de masas hereditarias
dependiendo de los bienes que lo integra, sino que existe un proceso único de
sucesión, independiente del bien. La ley aplicable es sólo una, la vigente al momento
del fallecimiento del causante y al de su último domicilio. Si el último domicilio fue en
Chile, será la ley chilena, y si su último domicilio lo tuvo en otro país, será de aquel
país.
Como excepciones a esta regla encontramos el caso del art. 998 icn. 1ro, del
cual se desprende la regla de excepción del extranjero que fallece fuera de chile, sin
tener su último domicilio en chile, pero que deja herederos chilenos. En tal caso, los
herederos chilenos tendrán en esa sucesión los mismos derechos conforme a la ley
chilena aún cuando la legislación extranjera no coincida con la nuestra. ¿Pero como el
heredero chileno reclama en el país extranjero el derecho que le otorga nuestra
legislación nacional?. Es obvio que aquello producirá un conflicto. Nuestra legislación
por ejemplo, dispone que si el extranjero dejó bienes en chile, será una buena noticia
para el heredero chileno, pues, sobre esos bienes, el heredero chileno tiene preferencia
por sobre otros herederos, para pagarse y así enterar sus derechos.

3).- El principio de la igualdad en el derecho sucesorio. Se trata del espíritu consagrado


en nuestra legislación de que exista igualdad en la repartición de la herencia entre los
asignatarios. Salvo los casos en que la misma ley establezca una forma diferente de
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repartirse la herencia, lo normal es que exista igualdad y ésta se manifiesta por ejemplo
en el derecho de representación que más adelante analizaremos más detenidamente.
Sin embargo, en lo que compete a este principio el derecho de representación expresa
su establecimiento consagrando esta igualdad. Así es como el art. 985 dispone que
“Los que suceden por representación heredan en todos casos por estirpes, es decir,
que cualquiera que sea el número de los hijos que representan al padre o madre,
toman entre todos y por iguales partes la porción que hubiera cabido al padre o madre
representado”. Al respecto el inc. 2do dispone que “los que no suceden por
representación suceden por cabezas, esto es, toman entre todos y por iguales partes
la porción a que la ley los llama; a menos que la misma ley establezca otra división
diferente”. Por su parte, expresión de este principio también lo encontramos en lo que
conoceremos como 2do orden sucesorio, donde, si el difunto no ha dejado posteridad –
dice el código en el art. 989-, le sucederán el cónyuge sobreviviente y sus ascendientes
de grado más próximo. En este caso la herencia se dividirá en tres partes, dos tercios
serán para el cónyuge y un tercio para sus ascendientes. Si existieran dos
ascendientes, éste tercio, se dividirá entre ellos en partes iguales. Lo mismo sucede
con la formación de los acervos, pues si bien son medidas de protección de las
asignaciones forzosas, son además expresiones de la igualdad que comentamos. Al
respecto los arts. 1187 y ss obligan a considerar para efectos de computar la masa
hereditaria las donaciones revocables hechas por el causante a razón de legítima o
mejora a alguno de los sucesores. Como lo plantean Domínguez Benavente y
Domínguez Águila El que ha sido favorecido en vida del autor, o por su testamento,
deberá devolver ficticiamente la donación o legado, para que su valor sea considerado
en el total hereditario. Con ello no se permite que el causante pueda desequilibrar la
igualdad23. Cabe tener presente que con relación al pasivo de la herencia, este
principio también tiene aplicación.

4).- Principio de la protección de la familia. En un principio nuestro código civil se fundó


en la idea de familia legítima y la familia natural. La primera decía relación con la
existencia del matrimonio. La segunda no. De ello derivó la existencia de hijos nacidos
fuera del matrimonio y otros dentro de él. Así encontrábamos hijos naturales, ilegítimos
e hijos legítimos. De ello dependió durante décadas el tipo o sistema de orden de
sucesión que iba a corresponder a los asignatarios, pues existían dos sistemas de
órdenes sucesorios, uno denominado regular y otro irregular. Pero fuera cual fuera el
orden sucesorio, el cónyuge sobreviviente no era considerado heredero, teniendo sólo
derecho a lo que se conoció como “porción conyugal”.
Todo aquello comenzó a cambiar paulatinamente, y donde el cambio más
profundo se vio reflejado con la entrada en vigencia de la ley 19.585 recién el año
1999. Pues pasamos de tener dos órdenes sucesorios a uno. Además, se suprimió la
calidad de hijos naturales, legítimos e ilegítimos, pasando estos a tener idéntico
tratamiento jurídico, y con ello un trato igualitario, que se reflejó en el sistema sucesorio
chileno. Además el cónyuge sobreviviente pasó a tener la calidad de heredero, y más
aún, se le protegió con el llamado derecho de adjudicación “atribución” preferente
consagrado en el artículo 1337 numerando 10.

23
DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra
Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 116.
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5.- DE LOS TIPOS DE SUCESIÓN.-

5.a.- Según la perspectiva del código civil.-

Lo primero que debemos tener presente que nuestro código civil dispone en su
art. 952 inc. 1ro la existencia de dos grandes tipos de sucesión. Una denominada
“sucesión testamentaria” y otra llamada “sucesión intestada o abintestato”. Aun cuando
la doctrina normalmente ha analizado estos dos tipos de sucesión, no es de extrañar
que otros mencionen la existencia de un tercer tipo de sucesión, denominada,
“sucesión mixta”, basados fundamentalmente en la regla señalada por el inc. 2do del
artículo indicado, que dispone “la sucesión en los bienes de una persona difunta puede
ser parte testamentaria, y parte intestada”. Sin perjuicio de lo anterior hay quienes
incluso han ido más allá. Entre ellos tenemos al profesor Pablo Rodríguez Grez quien
señala la existencia de otros dos tipos de sucesión a los ya señalados, los cuales los
analiza bajo el nombre de “sucesión forzosa” y “sucesión semiforzosa”24.
Por ahora nos conformaremos con entender que en nuestra legislación existen
dos grandes tipos de sucesión por causa de muerte.
La primera y la regla general en Chile es la llamada “sucesión intestada o
abintestato”. La segunda es la llamada “sucesión testada”. Pues todos los demás tipos
de sucesión que parte de la doctrina crean que existen, finalmente derivan de una u
otra.

1.- Sucesión intestada. Nuestro código civil nos dice que si se sucede en virtud de la
ley, la sucesión se llama intestada. Tal es la regla que se desprende inequívocamente
del artículo 952 inc 1ro. En consecuencia la sucesión intestada es aquella que regla la
ley, cuando el causante no hizo testamento, o cuando haciéndolo en él sólo hizo
declaraciones y no disposición de bienes, o cuando éste no se hizo conforme a
derecho o simplemente sus disposiciones no produjeron efecto.

2.- Sucesión testada. Nuestro código civil en el art. 952 inc 1ro nos dice que si sucede
en virtud de un testamento, la sucesión se llama testada. Luego estaremos en
presencia de este tipo de sucesión cuando el causante por medio de un testamento ha
dispuesto de todo o parte de sus bienes, consagrándose en él, su última voluntad.
Cabe señalar que en el testamento, el testador puede llevar a cabo dos tipos de
actos jurídicos, uno denominado “actos de declaración” y otro denominado “actos de
disposición de bienes”. Con el primero, el testador utiliza al testamento no para
provocar de él la transmisión de los bienes, sino como instrumento que le permita
abarcar otros aspectos, como por ejemplo, el reconocimiento de un hijo, el
reconocimiento de una deuda, la constitución de la solidaridad, el nombramiento de un
albacea, etc. Con el segundo, lo que hace es justamente la transmisión de bienes.
Ahora bien, si sólo utiliza el testamento como instrumento que le permite hacer actos
de declaración, la sucesión referida a sus bienes será intestada. Si dispone de sus
bienes, será testada. Y si dispone de parte de sus bienes, habrá por un lado una
sucesión intestada y por otra una sucesión testamentaria “denominada sucesión mixta
parte testada parte intestada-”.

24
RODRÍGUEZ GREZ, Pablo; Instituciones de Derecho Sucesorio., V I. 3ra Edi. Edit. Jurídica de Chile.
2006. p. 108.
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5.b.- Según el aporte doctrinario; sucesión directa e indirecta:

Siguiendo el planteamiento propuesto por el profesor Manuel Somarriva 25, se


puede suceder por causa de muerte en forma directa o indirecta.

1).- Sucesión directa: Es directa cuando la persona hereda por sí misma, sin
intervención de otra, lo cual es naturalmente lo más frecuente. Por ejemplo. Cuando el
hijo sucede al padre.

2).- Sucesión indirecta: Es aquella que se adquiere por intermedio de otra persona. Acá
encontramos dos casos. a) El derecho de transmisión y b) el derecho de
representación. Ambas instituciones se estudiarán más adelante.

6.- DEL OBJETO DE LA TRANSMISIÓN (LA ASIGNACIÓN).-

En nuestra legislación lo que se transmite se llama asignación, y a ella se refirió


nuestro código civil en el art. 953 inc. 1ro disponiendo que “se llaman asignaciones por
causa de muerte las que hace la ley, o el testamento de una persona difunta, para
suceder en sus bienes”. Por su parte el art. 954 dispone que “las asignaciones a título
universal se llaman herencias, y las asignaciones a título singular, legados”.
Más adelante, veremos que existen varias clasificaciones de asignaciones, las
que se han elaborado tomando en consideración diversos puntos de vista, sin
embargo, nos daremos cuenta que independiente de tales clasificaciones, todas ella
finalmente responden a la clasificación general las que se traducen simplemente en
dos. Asignación a título universal –herencia- y asignación a título singular –legado-. El
análisis que se hará a continuación será en términos generales, llegando el momento
en que se analizarán con mayor profundidad.

1.- Asignación a título universal: Es la herencia, y está presente tanto en la sucesión


intestada como podría estarlo en la sucesión testada. Aquí hablamos de la
universalidad jurídica compuesta por el conjunto de derechos y obligaciones
transmisibles del causante o una cuota de ese conjunto, de ahí que la transmisión no
solo diga relación con el activo sino que también con el pasivo del causante.

2.- Asignación a título singular: Se llama legado, y su existencia está supeditada


exclusivamente en la sucesión testada. Nuestro código se refiere al legado, nos señala
en el art. 951 inc. 2do que el título es singular –referido al legado- cuando se sucede en
una o más especies o cuerpos ciertos, como tal caballo, tal casa; o en una o más
especies indeterminadas de cierto género, como un caballo, tres vacas, seiscientos
pesos fuertes, cuarenta fanegas de trigo. Como podemos observar, el legado recae
sobre bienes determinados, no en la universalidad jurídica o si se quiere no en todos
los bienes, ni tampoco en cuotas de ella, sino en bienes determinados. Así es como
existen los legados de especie o cuerpo cierto el que recae sobre un bien determinado
de género determinado. También existen los legados de género, que recaen sobre
bienes indeterminados pero de género determinado. Lo importante es que la cosa,
objeto de la transmisión, ha sido señalada por el testador.

25
SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio., Versión de René Abeliuk; 8va. Edi. T I. Edit.
Jurídica de Chile. 2012. p. 45.

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7.- EL ASIGNATARIO.-

El art. 953 inc. final dispone que “el asignatario es la persona a quien se hace la
asignación”, luego y completando la idea, la segunda parte del art. 954 señala que “el
asignatario de herencia se llama heredero, y el asignatario de legado, legatario”.
En consecuencia tenemos dos grandes categorías de asignatarios, el heredero y
el legatario lo que dependerá simplemente de la naturaleza de la asignación.

7.1.- El heredero.

7.1.1. Definición de heredero:

Siguiendo rigurosamente las disposiciones ya citadas de nuestro código civil los


herederos se definirían como “los asignatarios a título universal”. Éstos, ahora según el
art. 1097 inc. 1ro, “con cualesquiera palabras que se les llame, y aunque en el
testamento se les califique de legatarios, son herederos: representan la persona del
testador para sucederle en todos sus derechos y obligaciones transmisibles”.
El heredero es el asignatario a quien se le transmite todo el conjunto de
derechos y obligaciones transmisibles o una cuota de ese conjunto. Esta es la
visión que tradicionalmente nuestra doctrina ha tenido del heredero, así normalmente
se le ha identificado.

Visión crítica de la noción de heredero. Óscar Olavarría Aqueveque propone otra


definición de heredero. Plantea que heredero es la persona natural o jurídica llamada a
suceder al causante a título universal, que reúne las condiciones exigidas por la ley o el
testador para adquirir la herencia del fallecido, y que acepta ésta26.
Lo que sucede es que con el fallecimiento del causante, la persona del heredero
aún no está determinada, pero sí es determinable. Esto no significa que no haya
heredero, en último término será el fisco. Lo que pasa es que en ese momento su
determinación aun no es clara. Oscar Olavarría al respecto sostiene que una vez
fallecido el causante, todas las personas posicionadas en los distintos órdenes de
sucesión contemplados en el actual artículo 988 del código civil, presentan
potencialmente la aptitud para ser herederos lo que significa que no necesariamente el
interesado ubicado en un grado preferente va a ser el heredero, puesto que, por una
parte, puede repudiar la asignación y también puede no reunir las demás condiciones
exigidas por la ley para esos efectos27.

7.1.2. Características del heredero:

1.- El heredero es titular del derecho real de herencia, es decir, de una universalidad.
2.- El heredero puede ser testamentario o abintestato.
3.- El carácter de heredero lo da el tipo de asignación que reciben. Si es a título
universal será heredero, aún cuando se les haya llamado legatario.
4.- Los herederos representan a la persona del causante.
5.- El heredero lo es independiente de su nacionalidad.

26
OLAVARRIA AQUEVEQUE, óscar; Elementos del Derecho Sucesorio Chileno., 1ra Edit. Edit.
LexisNexis. 2004. p. 76.
27 Ibíd.
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7.1.3. Clases de heredero:

El heredero, o si se quiere asignatario a título universal puede admitir varias


clasificaciones.

1.- Herederos universales, y de cuota. Ésta es la clasificación más importante de


herederos.
a.- Herederos universales. Es aquel asignatario a título universal a quien se le ha
transmitido el conjunto de derecho y obligaciones transmisibles pero sin designación de
cuota. Nuestro código dispone en el art. 1098 que si el asignatario ha sido llamado a la
sucesión en términos generales que no designan cuotas, como “sea fulano mi
heredero”, o “dejo mis bienes a fulano”, es heredero universal.
Si el heredero es llamado al todo aun cuando existan más herederos, será
universal, y no importa que la sucesión sea intestada o testamentaria.

b.- Herederos de cuota. Son aquellos asignatarios a título universal llamados a la


transmisión de una cuota de la herencia, como por ejemplo, un tercio, un cuarto de ella.
Para que estos herederos sean llamados a una cuota, es necesario que el
testador así lo haya dispuesto en el testamento, por lo que su existencia está
supeditada exclusivamente a la sucesión testada, pues en la sucesión intestada la ley
no hace designación de cuotas.

De la situación del llamado “heredero del remanente”. La clasificación más


importante dice relación con los herederos universales y de cuota. Sin embargo,
nuestro código civil hace alusión a este tipo de heredero. Plantea el art. 1100 inc. 1ro
que “si no hubiere herederos universales, sino de cuota, y las designadas en el
testamento, no componen todas juntas unidad entera, los herederos abintestato se
entienden llamados como herederos del remanente”.
Ahora bien, siguiendo a Manuel Somarriva definiremos al heredero del
remanente como aquel que es llamado por el testador o la ley a lo que queda después
de efectuadas las disposiciones testamentarias28.
De lo anterior se colige que es indispensable que exista un testamento para que
este heredero exista, y puede que el testador haya establecido que determinado
heredero recibirá el resto de la herencia, o bien, que el testador nada haya dicho
evento en el cual será la ley la que le otorgará el resto de la herencia.

Crítica a la existencia del heredero del remante como asignatario distinto del
universal y de cuota. En realidad el heredero del remanente no es un tercer tipo de
asignatario, pues sólo existe el heredero universal y de cuota. Esto significa que el
heredero del remanente en realidad es un heredero universal o de cuota.
En efecto, el heredero del remanente será universal cuando el testador sólo ha
instituido legados. Por ejemplo, dejo mi automóvil a Pedro –legado-, mi parcela a Juan
–legado-, y el resto de mis bienes a María –Herencia del remanente-. Como podemos
observar, y como bien dice Somarriva, este último es heredero testamentario universal
y no de cuota, pues no se le ha dejado ninguna

28
SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio., Versión de René Abeliuk; 8va. Edi. T I. Edit.
Jurídica de Chile. 2012. p. 305.

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Por su parte el heredero del remanente será de cuota, cuando el testador ha


instituido del universo de su patrimonio cuotas del mismo a los asignatarios, dejando
también asignatarios del remanente. Por ejemplo, el testador dice, dejo un tercio de mis
bienes a Pedro, otro tercio a Juan, y el resto a María. Es obvio que el resto que le
quedará a María constituye 1/3, con el que en definitiva se completa el entero, es decir,
el todo, pues lo que hizo el testador fue sencillamente dividir en tres partes su as-
hereditario.
Como se puede observar, el heredero del remanente no es sino un heredero
universal o de cuota.

2.- Herederos abintestato y testamentarios.

a.- Herederos abintestato. Es el llamado por la ley para aceptar o repudiar la


herencia. Acá si hay testamento, la decisión del testador no interviene. Así es como el
art. 983 dispone que “son llamados a la sucesión intestada los descendientes del
difunto, sus ascendientes, el cónyuge sobreviviente, sus colaterales, el adoptado, en su
caso, y el Fisco”. Cabe tener presente que, aún cuando todos ellos sean herederos
abintestato, no significa que estén todos ellos facultados para recibir parte de la
herencia, pues ello dependerá del orden de sucesión al cual pertenezcan, pues, en
nuestra legislación, el grado más cercano excluye al más lejano.

b.- Heredero testamentario. Es aquel designado por el testador para que se le


transmita todos sus derechos y obligaciones transmisibles. En la medida de que el
asignatario instituido por el testador le suceda en la universalidad, se llamará heredero
testamentario, y el testador puede darle dicha calidad. Acá la libertad del testador es
importante, en la medida que no vaya en contra de la ley. Así por ejemplo, en la ¼ de
libre disposición el testador puede instituir a un heredero testamentario y no
exclusivamente un legatario, tal como podría pensarse, pues, podría decir, dejo la ¼
parte de libre disposición a Pedro, y como no le ha señalado bien en particular, será
heredero testamentario y no legatario.

3.- Herederos voluntarios y forzosos.


a.- Herederos voluntarios. Estos son aquellos que el testador puede elegir
libremente. De ahí que el heredero voluntario, es necesariamente un heredero
testamentario, pues por medio del testamento el testador puede elegir.

b.- Herederos forzosos (LEGITIMARIOS). Como lo plantea Manuel Somarriva, el


heredero forzoso, también conocido como legitimario, es aquel cuyo derecho de
herencia el testador está obligado a respetar, y que se suplen por el legislador aun con
perjuicio de las disposiciones testamentarias de aquél.
Cabe señalar que no debemos confundir al heredero “abintestato” con el
heredero “forzoso”. Entre ambos hay una relación de género a especie. El Género es el
heredero abintestato, y una especie de aquél es el heredero forzoso o legitimario.
Veamos el siguiente cuadro:

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Heredero abintestato Herederos forzosos (LEGITIMARIOS)

1.- Los descendientes del difunto 1.- Hijos personalmente o representados por su descendencia
2.- Los ascendientes y 2.- Los ascendientes
cónyuge sobreviviente 3.- Cónyuge sobreviviente

3.- Hermanos
4.- Demás colaterales hasta
el 6to grado inclusive
5.- El fisco

Como podemos apreciar el heredero abintestato es más amplio, en cambio el


heredero forzoso son sólo ciertos herederos abintestato, de ahí que se diga que existe
una relación de género a especie.
7.2.- El legatario.

7.2.1.- Definición: Del tenor del art. 951 se desprende que “se sucede a una
persona difunta a título universal o a título singular”, añadiendo el inciso 3ro del citado
precepto que “El título es singular cuando se sucede en una o más especies o cuerpos
ciertos, como tal caballo, tal casa; o en una o más especies indeterminadas de cierto
género, como un caballo, tres vacas, seiscientos pesos fuertes, cuarenta fanegas de
trigo”. Asimismo, el art. 1104 inciso 1º dispone que “los asignatarios a título singular,
con cualesquiera palabras que se les llame, y aunque en el testamento se les califique
de herederos, son legatarios: no representan al testador; no tienen más derechos ni
cargas que los que expresamente se les confieran o impongan”.
Concepto: Legatario es aquel asignatario a título singular que viene en suceder
en una o más especies o cuerpos ciertos o en una o más especies indeterminadas de
cierto género determinado.

7.2.2.- Carácter esencial del legatario: Lo que caracteriza esencialmente al


legatario, más que cualquier otra cosa, es que éste viene en suceder en bienes
determinados del patrimonio del causante.

7.2.3.- Clasificación de los legatarios: Tengamos presente que aun cuando


son diversos los tipos de legados que pueden llegar a existir, el titular de aquellos “el
legatario” sólo puede serlo de dos tipos, de especie o cuerpo cierto y de género.

1.- Legatario de especie o cuerpo cierto: Es aquel que viene en suceder, del patrimonio
del causante, en una especie determinada de un género determinado. En este caso la
cosa legada se encuentra identificada plenamente, de modo que no dé lugar a dudas,
como por ejemplo, un bien raíz con tal dirección, o un vehículo con tal patente.

2.- Legatario de género: Es aquel que viene en suceder, del patrimonio del causante,
en una especie indeterminada de un género determinado. En este caso la cosa legada
se encuentra identificada sólo en cuanto a su género, como lo sería por ejemplo, un
caballo, un vehículo, una casa.

7.2.4.- Importancia de la clasificación de legatarios recién dada: La


importancia de esta clasificación dice relación con la forma (modo de adquirir) por el
cual el legatario se hace dueño de la cosa legada. Si el legatario es de especie o
cuerpo cierto éste se hará dueño de la cosa legada por el modo de adquirir SUCESIÓN
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POR CAUSA DE MUERTE; en cambio si es de género, lo hará finalmente por la


TRADICION.

7.2.5.- Consecuencias jurídicas –efectos- que genera la importancia dada


anteriormente:
1.- Legatario de especie o cuerpo cierto: Hemos dicho que el legatario de especie o
cuerpo cierto se hace dueño de la casa legada por sucesión por causa de muerte, de
ello se desprenden los siguientes efectos:
a.- En cuanto a la acción que tiene para reclamar la especie o cuerpo cierto:
Desde el instante mismo del fallecimiento del causante este legatario es dueño de la
cosa por el modo de adquirir señalado, luego, como ya es dueño de una cosa singular
de la que no está en posesión, dispone en su favor de la ACCIÓN REIVINDICATORIA.

b.- En cuanto a la adquisición de los frutos: Del artículo 1338 número 1º se


desprende que el legatario de especie o cuerpo cierto se hace dueño de los frutos que
dé la cosa legada desde el momento de la muerte del testador –apertura de la
sucesión-, por el modo de adquirir llamado accesión, salvo que la asignación esté
sujeta a día cierto, o a condición suspensiva evento del cual lo será a la llegada de
aquél día o al cumplimiento de la condición suspensiva, a menos que el testador haya
dispuesto otra cosa.
2.- Legatario de género: Hemos dicho que el legatario de género se hace dueño de la
cosa legada por medio del modo de adquirir tradición. De ello derivan los siguientes
efectos:
a.- En cuanto a la acción que tiene para reclamar la cosa de género: Como el
legatario se hace dueño por tradición, es menester que cuente con una acción
encaminada a reclamarla, esa acción personal emana de un derecho personal (crédito)
propio de la figura de adquirente que el legatario adopta por sucesión por causa de
muerte. Es decir, que lo único que el legatario de género obtiene de la sucesión por
causa de muerte es un CRÉDITO, protegida por una acción personal que tendrá a su
disposición el legatario para reclamar de los herederos el pago –TRADICIÓN- de la
cosa legada.

b.- En cuanto a la adquisición de los frutos: El legatario de género no es dueño


de los frutos por el mero fallecimiento del testador, sino desde que los herederos le
efectúen la tradición de la cosa o desde la constitución en mora de cumplir el legado.

8.- Paralelo entre heredero y legatario:

HEREDERO LEGATARIO
Características del heredero Características del legatario
1 Existe tanto en la sucesión Existe sólo en la sucesión testada. Luego,
intestada como testamentaria. son instituidos sólo por testamento.
Luego pueden ser instituidos por ley
o por testamento.
2 Sucede en todo el conjunto de El legatario sólo puede suceder en una
derechos y obligaciones especie o cuerpo cierto o en una cosa de
transmisibles del causante o en una género.
cuota de ellos.
3 El heredero representa a la persona El legatario no representa a la persona del
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del causante. causante.


4 Como consecuencia de lo anterior, El legatario no responde de las deudas
responde de las deudas hereditarias hereditarias y testamentarias. Su
y testamentarias. responsabilidad es subsidiaria, tal como lo
veremos.
5 Como el heredero responde de Como el legatario no responde de tales
tales deudas, puede comprometer deudas, a lo más en subsidio con la cosa
incluso con sus propios bienes dada en legado, no goza del beneficio de
ajenos a los que se transmiten por inventario.
sucesión por causa de muerte, de
ahí que goce del beneficio de
inventario.

TITULO III
DE LA APERTURA DE LA SUCESION

1.- GENERALIDADES.-

Al fallecer una persona se produce un fenómeno jurídico consistente en


determinar qué haremos con la masa de bienes que tenía esta persona, es decir, que
suerte tendrán los derechos y las obligaciones que conformaban el patrimonio de este
individuo. El principio general de la circulación de los bienes –riqueza- impulsa el deseo
de que algo se haga con referencia a estos bienes que como es lógico no pueden
quedar en el aire, o estancados o simplemente perdidos en el espacio. Tampoco es
justo para los acreedores quedar con sus créditos insatisfechos por no poder demandar
al deudor, pues éste ha fallecido. Las relaciones jurídicas no pueden quedar
extinguidas por la muerte de una persona, ella subsiste; de ahí la existencia de la
sucesión por causa de muerte.
Con la muerte de una persona, inevitablemente el proceso sucesorio debe
comenzar, para ello, casi como un rito simbólico, se “abre” la sucesión, es decir, que
comenzarán los trámites propios para que se produzca la transmisión del patrimonio
del causante a los asignatarios por causa de muerte. Así lo dispone el art. 955 que
señala que “la sucesión en los bienes de una persona se abre al momento de su
muerte en su último domicilio; salvos los casos expresamente exceptuados”.

2.- CONCEPTO.-

El profesor Manuel Somarriva nos dice que la apertura de la sucesión es el


hecho que habilita a los herederos para tomar posesión de los bienes hereditarios y se
los transmite en propiedad29.

29
SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio., Versión de René Abeliuk; 8va. Edi. T I. Edit.
Jurídica de Chile. 2012. 35 p.

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3.- CRÍTICAS AL CONCEPTO TRADICIONAL O CLÁSICO DE APERTURA DE


LA SUCESIÓN.-

Se ha hecho recurrente proporcionar el concepto dado por el profesor Manuel


Somarriva de apertura de la sucesión, de ahí que esté tan expuesto a críticas por parte
de doctrinas disidentes. En efecto, hay quienes plantean que tal concepto es perfecto,
pero para la legislación francesa, más no para la nuestra.
Lo que sucede es que existen dos grandes sistemas sucesorios, uno es el
llamado germánico30 el cual está influenciado el código francés, y el otro es sistema del
derecho romano del cual está influenciado el código civil chileno.
En el derecho francés la transmisión de la sucesión se produce de pleno
derecho, por el sólo fallecimiento del causante, no necesita para que opere de delación
y posterior “aceptación”; El asignatario se constituye en tal desde el instante mismo de
la muerte del causante, lo que demuestra que es imposible que en este sistema exista
lo que nosotros llamamos “herencia yacente”. Ahora bien, la voluntad del asignatario
importa para “confirmar” lo que ya ocurrió (que la sucesión esté en su patrimonio), o
“renunciar” a este derecho. Por lo anterior, es que, claramente este sistema no se
condice con el nuestro, en el que existen etapas que no se configuran de pleno
derecho, pues nosotros distinguimos varios fenómenos jurídicos; la muerte, la apertura
de la sucesión, delación, aceptación, y finalmente partición. En Francia, como lo
hemos explicado, es diferente, y conforme a ese sistema la doctrina francesa lleva a
cabo sus análisis y obviamente sus conceptos. No nos extrañemos en consecuencia
que Georges Ripert y Jean Boulanger, en su tratado de derecho civil según el tratado
de Planiol sostengan que la apertura de la sucesión se define como “el hecho que
produce la transmisión del derecho del de cujus sobre su patrimonio a sus sucesores”
31.

Entonces es legítimo preguntarnos, la definición que da la doctrina francesa, ¿no


es acaso similar a la que da el profesor Somarriva?; ¿No habrá sido la enorme
influencia francesa la que motivó al profesor Somarriva a proporcionar ese concepto?;
Ahora bien, de ser así, ¿no creen que sería un error importar esa definición que calza
perfecto con el sistema del derecho francés, al sistema chileno?.

Por lo anterior, es que nos parece más acertada o por lo menos más cercana a
nuestra realidad jurídica, la proporcionada por Luis Claro Solar, que señala que la
apertura de la sucesión “es aquella que da lugar al nacimiento de los derechos que
confiere el testamento o la ley respecto de dicha sucesión32”.
Siguiendo esta línea de pensamiento a un concepto más cercano a nuestro
sistema jurídico, encontramos a Ramón Domínguez B, Ramón Domínguez A, quienes
dan el siguiente concepto.
Concepto: Apertura de la sucesión es el momento en que se inicia la transmisión del
patrimonio del causante.
Según estos autores, la apertura de la sucesión forma parte del fenómeno
sucesorio, no como para otros quienes piensan que la apertura sólo motiva la

30 Cabe señalar que al hablar de “sistema germánico” no estamos haciendo alusión al sistema Alemán,
sino que éste es el nombre que se le dio a cualquier sistema que difiriera del sistema Romano.
31 RIPERT, Georges; BOULANGER, Jean; Tratado de Derecho Civil Según el Tratado de Planiol; t X v I,

Sucesiones (1ra parte) Sucesión Legal – Sucesión Testamentaria., Edit. Ley. Buenos Aires. p. 41.
32
CLARO SOLAR, Luis; Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado., De la Sucesión por
Causa de Muerte; I, T XIII., Edit. Jurídica de Chile. 1979. p. 24.
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sucesión, pero no forma parte de él, produciéndose en consecuencia un vacio motivado


por la apertura y que se suple después con el fenómeno sucesorio33.

4.- MOMENTO EN QUE SE PRODUCE LA APERTURA DE LA SUCESIÓN.-

La sucesión se abre al momento del fallecimiento del causante.


¿Y si estamos en materia de muerte presunta, en qué momento se produce la
apertura de la sucesión?
R- Se producirá al momento de la dictación del decreto de posesión provisoria de los
bienes (art. 84); Sin embargo, en aquellos casos en que por expresa disposición de la
ley se omite el decreto de posesión provisoria dictándose inmediatamente el decreto de
posesión definitiva, la apertura se producirá al momento de la dictación de este decreto
(art. 90 inc. Final).

5.- IMPORTANCIA DE DETERMINAR EL MOMENTO PRECISO DEL


FALLECIMIENTO DEL CAUSANTE.-

La muerte del causante da origen a la apertura de la sucesión y con ello a la


sucesión por causa de muerte. Luego, varias cuestiones están ligadas a ese instante,
así tenemos:

a.- Aquí se determina quienes tendrán derecho a suceder. Para tener este derecho, el
titular de la asignación deberá cumplir con ciertos requisitos, entre ellos ser capaz y
digno de suceder. Por decirlo de alguna forma, para tener el honor de recibir el nombre
de asignatario es necesario que sea capaz y digno, aptitudes que han de ser
determinadas en ese momento.
Con respecto al asignatario que no existe pero se espera que exista comenzará
a partir de ese momento a correr el plazo para que se cumpla la condición suspensiva.

b.- A partir de este momento, y sólo si existen varios herederos, nace la comunidad
hereditaria conformada por ellos que recibe el nombre de “indivisión hereditaria”. En
consecuencia sólo a partir de ese momento los herederos podrán llevar a cabo los
trámites propios para poner fin a la indivisión “comunidad”, la que terminará mediante la
partición, a través del efecto declarativo de la adjudicación.

c.- Con relación a la legislación aplicable, el proceso sucesorio completo, se regirá


conforme a la ley vigente al momento del fallecimiento del causante, sea sucesión
intestada o testada. Con relación a la este último tipo de sucesión, la validez de las
disposiciones testamentarias estarán determinadas por esta ley.

d.- Con relación a la aceptación y repudio de las asignaciones, los efectos de ella se
retrotraen al momento de la muerte del causante. El código civil así lo dispone cuando
señala en el art. 1239 que “los efectos de la aceptación o repudiación de una herencia
se retrotraen al momento en que ésta haya sido deferida”.

33Ob. Cita y referencias; DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho
Sucesorio., T I. 3ra Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 168.
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e.- Pueden celebrarse pactos sobre la sucesión, pues, la prohibición estudiada en acto
jurídico con respecto al objeto ilícito dice relación con los pactos sobre sucesión futura,
que en la especie ya no se da, pues es una sucesión presente.

6.- SITUACIÓN DE LOS COMURIENTES.-

Comurientes se les llama a dos o más personas que teniendo la aptitud de


suceder una a la otra fallecen en un mismo acontecimiento, como en un accidente de
tránsito, un terremoto, el hundimiento de un barco, incendio, etc, y sin poder determinar
quien falleció primero.
En este caso, el art. 958 dispone que ninguno sucede en los bienes del otro. En
efecto, dispone el precepto “si dos o más personas llamadas a suceder una a otra se
hallan en el caso del artículo 79, ninguna de ellas sucederá en los bienes de las otras”.
Por su parte el art. 79 dispone “si por haber perecido dos o más personas en un mismo
acontecimiento, como en un naufragio, incendio, ruina o batalla, o por otra causa
cualquiera, no pudiere saberse el orden en que han ocurrido sus fallecimientos, se
procederá en todos casos como si dichas personas hubiesen perecido en un mismo
momento, y ninguna de ellas hubiese sobrevivido a las otras”. Ahora bien, la regla es
lógica, pues para suceder es necesario tener existencia, pero si ninguno de ellos la
tiene, pues se entiende que han fallecido en un mismo momento, sería inconsecuente
pensar que una tiene derecho de suceder a la otra.

7.- LUGAR EN QUE SE ABRE LA SUCESIÓN.-

El artículo 955 es el encargado de decirnos el lugar donde se abre la sucesión,


disponiendo “La sucesión en los bienes de una persona se abre al momento de su
muerte en su último domicilio; salvos los casos expresamente exceptuados”.
Como podemos apreciar, del artículo citado se desprende la existencia de una
regla general y excepciones a la misma.
1.- Regla general: El lugar en que se abre la sucesión es el lugar correspondiente al
último domicilio del causante, tal es la regla consagrada en el art. 955.

2.- Excepciones: Desde el momento en que el artículo 955 nos dice “salvos los casos
expresamente exceptuados”, se desprende que la regla dada anteriormente tiene
excepciones. Veamos estas excepciones.
a.- Caso de muerte presunta. En este caso, la sucesión se abre en el lugar del último
domicilio que el desaparecido haya tenido en Chile. – aquí no hablamos de causante,
como en la regla general, sino que de desaparecido-. Tal es la regla consagrada en el
artículo 81. Lo que sucede es que, como no sabemos cuál es fácticamente su último
domicilio, pues no olvidemos que la persona está desaparecida, y para lo cual
simplemente se presume la muerte de ella, sólo cabe abrir la sucesión en el lugar en
que esta persona ejerció sus actividades, derechos y obligaciones antes de ausentarse.
Incluso, como lo plantea Manuel Somarriva, no obstante que exista constancia de que
el difunto presunto tuvo su último domicilio fuera del país. Como la muerte presunta se
declara en Chile, la sucesión se abre aquí y se rige por la ley chilena34.

34
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Jurídica de Chile. 2012. 39 p.
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b.- Caso del chileno que fallece en el extranjero. En este caso se aplica a la sucesión la
ley aplicable del país donde el chileno fallece. Esta es la regla que Chile aceptó cuando
ratificó el Código de Derecho Internacional Privado. De ahí que el principio sea que no
se abra en chile la sucesión, pues su último domicilio radica en el extranjero. Ahora
bien, excepcionalmente y de conformidad al artículo 15 pueda que en Chile se ventile
algún asunto ligado a esa sucesión, pues el precepto enunciado señala que:
Art. 15. “A las leyes patrias que reglan las obligaciones y derechos civiles,
permanecerán sujetos los chilenos, no obstante su residencia o domicilio en país
extranjero.
1º En lo relativo al estado de las personas y a su capacidad para ejecutar ciertos actos,
que hayan de tener efecto en Chile;
2º En las obligaciones y derechos que nacen de las relaciones de familia; pero sólo
respecto de sus cónyuges y parientes chilenos”.
En este caso, por más que el chileno haya fallecido en el extranjero, por su
calidad de chileno, su sucesión puede afectar al cónyuge y parientes chilenos, y en
consecuencia parte de su sucesión pueda ventilarse en chile, aún cuando su último
domicilio no fue en Chile.
Ahora bien, el profesor Pablo Rodriguez Grez responde una interesante
pregunta. ¿Qué sucede si el causante, siendo chileno, muere en territorio extranjero y
deja testamento a favor de personas chilenas? R- Señala que, como es obvio se aplica
al testamento la legislación extranjera, sin perjuicio por cierto de invocar la ley chilena
respecto del cónyuge y parientes chilenos. Plantea que, tanto el artículo 15 Nº 2 como
el artículo 998 se refieren en materia sucesoria sólo a las asignaciones forzosas debido
a que son éstas las únicas que el causante debe respetar y que hace la ley con
prescindencia de su voluntad. De modo que si el causante, no tiene asignatarios
forzosos, muerto fuera del territorio nacional, cualquiera que sea su nacionalidad, la
sucesión se regirá en todo por la ley del último domicilio35.

c.- Caso del extranjero que fallece dejando herederos chilenos. Acá ya no es un chileno
que fallece en el extranjero, sino que es un extranjero que fallece en el extranjero, pero
que deja herederos chilenos. En este caso los herederos chilenos tienen en esa
sucesión –abierta en otro país- los mismos derechos que regla la ley chilena, pero
como evidentemente les será difícil invocar ese derecho en el extranjero, podrán, si el
causante tuvo bienes en Chile, pagarse con preferencia respecto de esos bienes, lo
que significa que en una parte de esa herencia no se aplica la ley vigente del último
domicilio –que fue en el extranjero- sino que la ley chilena respecto de esos bienes
situados en Chile. (Art. 998).

d.- Caso en que la sucesión se abre en el extranjero, existiendo bienes en Chile.


Manuel Somarriva propone este caso de acuerdo a lo dispuesto por el art. 27 de la Ley
Nº 16.271 de Impuestos a las Herencias, Donaciones y Asignaciones. En este caso
debe pedirse la posesión efectiva de esa herencia en Chile respecto de esos bienes en
el lugar que corresponda al domicilio del solicitante; Esta regla tiene por objeto cobrar
el impuesto de herencia de esos bienes.

¿A qué domicilio nos estamos refiriendo cuando hablamos de que la sucesión se abre
en el “último domicilio”?

35
RODRÍGUEZ GREZ, Pablo; Instituciones de Derecho Sucesorio., V I. 3ra Edi. Edit. Jurídica de Chile.
2006. p. 43.
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R- Tengamos presente que el domicilio aludido es el “civil”, es decir, aquel relativo a


una parte determinada del territorio determinado (art. 61), siendo este en definitiva, el
lugar donde un individuo está de asiento, o donde ejerce habitualmente su profesión u
oficio (art. 62).

Importancia de la determinación del último domicilio del causante.

La importancia radica en que la apertura de la sucesión se produce en el lugar


del último domicilio del causante, y con ello se fija la competencia del juez que
conocerá todo lo relacionado con la sucesión por causa de muerte36.
1.- Ante este juez se pide la posesión efectiva si procede solicitarla vía judicial. Se
procederá en tal caso –ante este juez- cuando haya testamento.
2.- Una vez otorgada, la posesión efectiva, la resolución que la concede se inscribe en
el Conservador de Bienes Raíces correspondiente a ese domicilio.
3.- Este juez será el competente para conocer la apertura del testamento y su
respectiva publicación.
4.- Será este juez, si así procede, el que deberá conocer de la formación de
inventarios, tasaciones, y la partición de bienes del causante.
5.- El ejercicio de la acción de petición de herencia, o los juicios de desheredamientos,
o bien el ejercicio de la acción de nulidad del testamento, deberán ser conocidos por
este juez.

Casos en que el último domicilio del causante no tiene mayor importancia.


Hay situaciones que ciertas gestiones ligadas a la sucesión por causa de muerte
no están íntimamente ligadas a la competencia de un juez, y que en consecuencia el
último domicilio del causante no es determinante en ellas. Así por ejemplo, cuando la
sucesión es intestada y el causante fallece en Chile, el trámite de la posesión efectiva
debe llevarse a cabo ante el Registro Civil y no ante un juez, pero ¿Cuál Registro Civil,
será el que tenga competencia en el lugar del último domicilio que el causante tuvo en
Chile? R- NO. Puede ser solicitada ante cualquier oficina del Registro Civil del país, lo
que demuestra que el último domicilio no determina la competencia del Registro Civil.
Tal es la regla consagrada en el art. 2 º de la Ley Nº 19.903. Una vez otorgada por el
Registro Civil, ésta se inscribe en el Registro Nacional de posesiones efectivas que
lleva el Registro Civil.

TITULO IV
DE LA DELACION DE LAS ASIGNACIONES

1.- CONCEPTO DE DELACIÓN.-

El art. 956 señala que la delación de una asignación es el actual llamamiento de


la ley a aceptarla o repudiarla.
De lo anterior se desprende que la delación es el actual llamamiento que la ley
hace a un asignatario para que manifieste su voluntad en torno a aceptar o repudiar la
asignación.

Cabe tener presente que este llamamiento se hace a todo asignatario, sea éste
heredero o legatario.

36 Regla relacionada con el art. 149 del COT.


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2.- MOMENTO EN QUE SE PRODUCE LA DELACIÓN.-

Para determinar el momento en que se produce la delación es necesario


reproducir el inc. 2º del art. 956 que dispone “La herencia o legado se defiere al
heredero o legatario en el momento de fallecer la persona de cuya sucesión se trata, si
el heredero o legatario no es llamado condicionalmente; o en el momento de cumplirse
la condición, si el llamamiento es condicional”.
Del precepto nos damos cuenta de que existe una regla general y excepciones a
la misma.

1.- REGLA GENERAL: El llamamiento que la ley hace al asignatario en torno a aceptar
o repudiar la asignación –DELACION- se produce, por regla general, en el momento
del fallecimiento de causante, pero es menester tener presente que siempre se
producirá primero la apertura para que la delación exista, luego sería imposible que
fuese al revés, pues sólo con la apertura comienza el proceso sucesorio, y a partir de
ahí, la delación hará lo suyo. Por decirlo en términos metodológicos, la delación por
regla general acaecerá al segundo de la apertura de la sucesión.

2.- EXCEPCION: Si la asignación sujeta a condición, la delación se producirá al


momento de cumplirse ésta. Así lo señala el precepto referente a ella. En todo caso,
para que esta excepción se dé es indispensable que exista testamento, pues sólo por
intermedio de él se puede establecer una modalidad.
¿Pero qué tipo de condición es ésta?
R- Aun cuando la ley no distinga a qué condición se refiere, la doctrina ha sostenido
que ella se refiere exclusivamente a la condición suspensiva.
A este respecto recordemos que la condición suspensiva es el hecho futuro e
incierto del cual depende la adquisición de un derecho que mientras esté pendiente de
cumplimiento no existe, simplemente habrá durante ese tiempo una mera expectativa
de llegar a adquirir el derecho si se cumple la condición, de ahí que, sólo una vez
cumplida la condición suspensiva, la delación se producirá.

¿Qué sucede si la condición es resolutoria?


R- Sabemos que la regla dada por la ley es referente a la condición suspensiva, pero si
nos ponemos en la hipótesis de que fuese resolutoria, es lógico que la delación se
produce al momento del fallecimiento del causante, es decir, se aplica la regla general.

Caso de que la asignación esté sujeta a una condición suspensiva que consiste
en no ejecutar un hecho que depende de la sola voluntad del asignatario.
A este caso se refiere el inc. 3ro del artículo 956 que dispone que si la condición
es de no hacer algo que depende de la sola voluntad del asignatario, en tal caso la
asignación se defiere en el momento de la muerte del testador, dándose por el
asignatario caución suficiente de restituir la cosa asignada con sus accesiones y frutos,
en caso de contravenirse la condición.
La doctrina señala que éste es un caso de condición meramente potestativa que
depende de la sola voluntad del asignatario, en cuyo caso la delación se producirá al
momento del fallecimiento del testador. Por ejemplo. Dejo mi casa Juan siempre y
cuando no de su examen de grado.
Ahora bien, ésta regla no se aplica en el caso de que el testador hubiere
dispuesto que mientras penda la condición de no hacer algo, pertenezca a otro
asignatario la cosa asignada –Inc. Final del art. 956-, pues en tal caso, añade la
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doctrina, habrá un fideicomiso, donde el asignatario sujeto a la condición de no hacer


algo será fideicomisario, siendo quien tiene la cosa propietario fiduciario.

¿Puede la condición suspensiva existir en el campo de la sucesión intestada?


R- Sabemos que la existencia de modalidades en esta materia sólo puede tener cabida
cuando estamos ante la presencia de un testamento. Pues al ser cláusula especial se
requiere de un instrumento donde ellas consten, de ahí la existencia del testamento.
Sin embargo, la doctrina señala como caso especialísimo la existencia de una
condición suspensiva que puede operar en la sucesión intestada, evento en el cual la
delación estará sujeta al cumplimiento de la condición, tal es el caso del asignatario
que no existe al momento de la apertura de la sucesión pero que se espera que exista,
como por ejemplo, el caso del art. 7737. Recordemos que el art. 77 dispone que “Los
derechos que se deferirían a la criatura que está en el vientre materno, si hubiese
nacido y viviese, estarán suspensos hasta que el nacimiento se efectúe. Y si el
nacimiento constituye un principio de existencia, entrará el recién nacido en el goce de
dichos derechos, como si hubiese existido al tiempo en que se defirieron. En el caso
del artículo 74, inciso 2º, pasarán estos derechos a otras personas, como si la criatura
no hubiese jamás existido”.

TITULO V
DE LA ACEPTACION Y REPUDIO DE LA ASIGNACION

1.- GENERALIDADES.-

Sabemos que “delación” es el nombre que recibe el llamamiento que la ley hace
al asignatario para aceptar o repudiar la asignación. Aquello ya lo hemos analizado.
Corresponde ahora analizar la actitud que puede asumir el destinatario de aquel
llamamiento, el que tendrá dos caminos, o acepta la asignación o simplemente la
repudia. Aquello se ha conocido con el nombre de “derecho de opción sucesoral” y
cuyo fundamento radica en el principio de que nadie puede adquirir derechos en contra
de su voluntad como asimismo contraer obligaciones sin ella.
Este derecho alternativo que tiene el destinatario de la delación es, según lo
plantea la doctrina, lo único que por la delación –sin consultar su voluntad- ingresa al
patrimonio del destinatario, pues, mientras ésta no se manifieste, la universalidad
misma como la singularidad, si procede, no ingresará al patrimonio de éste. Pero en el
intertanto, sí ha ingresado al patrimonio del destinatario de la delación este derecho de
opción, al punto de que si falleciere sin haberlo ejercido, transmite a sus asignatarios a
título universal dicha facultad. Esto es lo que se llama “Derecho de Transmisión” que
veremos más adelante.
¿Cuál es la naturaleza jurídica de este derecho de opción? R.- Digamos que
este es un derecho personal de origen o fuente legal.

2.- CONTENIDO DEL DERECHO DE OPCIÓN.-

Se ha sostenido que el heredero tiene en realidad 3 opciones, a diferencia del


legatario que sólo tiene 2.
1).- Heredero. Puede:

37
RODRÍGUEZ GREZ, Pablo; Instituciones de Derecho Sucesorio., V I. 3ra Edi. Edit. Jurídica de Chile.
2006. p. 47.
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a.- Aceptar de forma pura y simple la asignación.


b.- Aceptar con beneficio de inventario la asignación.
c.- Repudiar la asignación.
2).- Legatario. Puede:
a.- Aceptar de forma pura y simple la asignación.
b.- Repudiar la asignación.

3.- LA ACEPTACIÓN Y REPUDIACIÓN DE LA ASIGNACIÓN. CONCEPTOS.-

a.- Concepto de aceptación de la asignación.- El profesor Pablo Rodriguez Grez


define esta facultad como un acto jurídico unilateral mediante el cual el heredero o
legatario expresa su voluntad de tomar jurídicamente la calidad de tal38.
Como podemos observar, el asignatario, por intermedio de la aceptación toma la
calidad jurídica de heredero o legatario.

b.- Concepto de repudiación de la asignación.- Se ha definido como el acto jurídico


unilateral mediante el cual el asignatario rechaza la calidad de heredero o legatario y
con ello las responsabilidades que le corresponderían en tal carácter39.

4.- ¿DESDE QUÉ MOMENTO EL ASIGNATARIO ESTÁ FACULTADO PARA


ACEPTAR O REPUDIAR LA ASIGNACIÓN?.-

a.- ¿Desde qué momento se puede aceptar la asignación?: El art. 1226 dispone
que “No se puede aceptar asignación alguna, sino después que se ha deferido”. De lo
preceptuado por el código civil se desprende que esta facultad se puede ejercer sólo
una vez que la asignación es deferida, es decir, una vez que se ha producido la
delación. Y como la regla general es que la delación se produzca al momento del
fallecimiento del causante –como dijimos, al segundo de la apertura de la sucesión- ella
se ejerce en ese momento. Sin embargo, excepcionalmente sabemos que la delación
se producirá en un momento posterior a aquel suceso, cuando la asignación está sujeta
a condición suspensiva, evento en el cual la facultad de aceptar la asignación se
podrá ejercer una vez cumplida tal condición, pues sólo en ese momento, procederá la
delación. Tal es la regla que se desprende del inc. 2do del art. 956 que dispone “La
herencia o legado se defiere al heredero o legatario en el momento de fallecer la
persona de cuya sucesión se trata, si el heredero o legatario no es llamado
condicionalmente; o en el momento de cumplirse la condición, si el llamamiento es
condicional”.

b.- ¿Desde qué momento se puede repudiar la asignación?: A diferencia de la


aceptación, desde el instante mismo en que se produce apertura de la sucesión, es
decir, al momento de la muerte del causante, el asignatario está facultado para
repudiar, aún cuando, la asignación esté sujeta a condición suspensiva y ésta esté
pendiente, tal es la regla del art. 226 inc. 2do que dispone, “pero después de la muerte
de la persona de cuya sucesión se trata, se podrá repudiar toda asignación, aunque
sea condicional y esté pendiente la condición”.

38
RODRÍGUEZ GREZ, Pablo; Instituciones de Derecho Sucesorio., V I. 3ra Edi. Edit. Jurídica de Chile.
2006. p. 64.
39 Ídem. p. 68.
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5.- ¿HASTA QUÉ MOMENTO PUEDE EL ASIGNATARIO ACEPTAR O


REPUDIAR LA ASIGNACIÓN?.-

Acabamos de analizar desde que momento puede el asignatario ejercer su


derecho de opción sucesoral. Ahora corresponde averiguar hasta qué momento puede
el asignatario ejercer este derecho. ¿Tendrá todo el tiempo del mundo o hay límites?
Para abordar la respuesta es necesario distinguir si hay o no requerimiento
judicial en contra del asignatario a fin de que se pronuncie.

5.a.- Hay requerimiento judicial para que el asignatario se pronuncie.- Lo que


sucede es que el art. 1232 inc. 1ro dispone “Todo asignatario será obligado, en virtud
de demanda de cualquier persona interesada en ello, a declarar si acepta o repudia; y
hará esta declaración dentro de los cuarenta días subsiguientes al de la demanda. En
caso de ausencia del asignatario o de estar situados los bienes en lugares distantes, o
de otro grave motivo, podrá el juez prorrogar este plazo; pero nunca por más de un
año”.
Como podemos apreciar, el asignatario puede ser obligado a manifestar su
derecho de opción, es decir, si acepta o repudia, luego estamos ante la presencia de
una facultad forzada. Pero el código civil habla de demanda, ¿es realmente una
demanda? R- la doctrina ha sostenido que no, es simplemente un requerimiento
judicial, pues no da lugar a juicio alguno, pero sí hay un procedimiento que se le ha
ligado.

Tribunal competente para conocer de este requerimiento:


El tribunal competente para conocer de este requerimiento es el tribunal del
lugar donde se produce la apertura de la sucesión, y como ésta se produce en el lugar
del último domicilio del causante, será justamente aquél el tribunal competente. Al
respecto el art. 148 del C.O.T. dispone que “Será juez competente para conocer del
juicio de petición de herencia, del de desheredamiento y del de validez o nulidad de
disposiciones testamentarias, el del lugar donde se hubiere abierto la sucesión del
difunto con arreglo a lo dispuesto por el artículo 955 del Código Civil. El mismo juez
será también competente para conocer de todas las diligencias judiciales relativas a la
apertura de la sucesión, formación de inventarios, tasación y partición de los bienes
que el difunto hubiere dejado”.

Personas interesadas que pueden solicitar este requerimiento:


Cuando el código habla de personas interesadas se está refiriendo:
1).- Acreedores del asignatario por el ejercicio del derecho de prenda general.
2).-Acreedores del causante.
3).- Otros asignatarios si entre ellos opera el derecho de acrecer, pues sólo ahí se
justifica su interés.
4).- Otros parientes que en virtud de la falta de éste, pudieran ser llamados a aceptar o
repudiar.

Plazo para ejercer el derecho de opción: El código civil señala que el asignatario que
esta declaración deberá efectuarse “dentro de los 40 días subsiguientes al de la
demanda”. Tengamos presente que este plazo es de días corridos pues se rige
conforme al art. 50. Además, es un plazo fatal, así lo ha sostenido reiteradamente la
jurisprudencia. Tengamos presente que aun cuando el código hable de “demanda”, el

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plazo comienza a correr desde la notificación del requerimiento y no, como podría
pensarse, desde la interposición del requerimiento.

Prórroga del plazo de 40 días:


Tengamos presente que si bien es un plazo fatal, puede ser prorrogado, por
medio de una resolución judicial, en caso de motivo grave, por un periodo que no podrá
jamás exceder por más de 1 año. Así lo dispone el art. 1232.

Facultades que puede ejercer el asignatario requerido judicialmente dentro del plazo
señalado:
Además de ejercer su derecho de opción en torno a aceptar o repudiar la
asignación, el asignatario requerido puede, antes de pronunciarse, cerciorarse decidir
conocimiento de causa lo que más le conviene. De Ahí que pueda inspeccionar el
objeto asignado, las cuentas y papeles de la sucesión; puede además impetrar
medidas conservativas. Tal es la regla consagrada en el art. 1232.

¿Puede el asignatario requerido ser obligado a pagar alguna deuda hereditaria o


testamentaria?:
Al respecto digamos que el asignatario requerido no puede ser obligado a pagar
deuda alguna, lo que es lógico, pues como no ha manifestado voluntad en torno a
aceptar o repudiar, aún no se convierte, técnicamente, en un verdadero asignatario que
como tal le quepa alguna responsabilidad en la sucesión.

Efectos de la llegada del plazo sin que el asignatario se pronuncie: Si ha transcurrido el


plazo de 40 días y el asignatario no se pronunció al respecto de si acepta o repudia, se
entenderá constituido en mora.
Al respecto el art. 1233 dispone que “El asignatario constituido en mora de
declarar si acepta o repudia, se entenderá que repudia”. Este es un caso de silencio,
que la ley mira como repudiación, sin necesidad de resolución judicial, bastando en
consecuencia el sólo transcurso del tiempo, lo que demuestra que éste es un caso de
caducidad del plazo.

5.b.- No hay requerimiento judicial para que el asignatario se pronuncie.- En este


caso el asignatario podrá aceptar o repudiar hasta que el derecho siga en su
patrimonio. Así dicho, hagamos la siguiente distinción:

1).- El asignatario es a título universal –Heredero-: En este caso, el asignatario


podrá aceptar o repudiar mientras el derecho de herencia no ingrese al patrimonio de
un tercero mediante la prescripción adquisitiva del respectivo derecho de herencia, sea
de 5 años o 10 años según los casos.

2).- El asignatario es a título singular –Legatario-: Al respecto debemos distinguir


si es un legatario de especie o cuerpo cierto o de género.
a.- Si es un legatario de especie o cuerpo cierto, su derecho a aceptarla o
repudiarla podrá ejercerla mientras la cosa no ingrese al patrimonio de un tercero por
medio de la prescripción adquisitiva.
b.- Si es un legatario de género. En este caso, como este asignatario adquirió en
virtud de la sucesión por causa de muerte un derecho personal, la acción encaminada
a reclamarla prescribirá en el plazo de 5 años, pues se le aplica la regla general.

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6.- LIBERTAD DEL ASIGNATARIO PARA ACEPTAR O REPUDIAR.-

Lo primero que debemos tener presente es lo dispuesto en el art. 1225 inc. 1º


que dispone que “Todo asignatario puede aceptar o repudiar libremente”.
Pero esta libertad ¿lo es en términos absolutos?, la verdad es que no. Si bien es
la regla general, hay casos de excepción donde esta libertad se pierde, sea aceptando
o repudiando la asignación.

1).- Caso del asignatario incapaz: Como la aceptación o el repudio repercute en el


patrimonio de los asignatarios, la ley se pone en el caso del asignatario incapaz, y con
el fin de protegerlo de las eventuales consecuencias patrimoniales que importa la
aceptación o repudio de una asignación, es que limita su libertad a la hora de ejercer
este derecho de opción, incluso si quisiera aceptar con beneficio de inventario. El
incapaz simplemente no es libre para tomar esa decisión por sí mismo sin ninguna
formalidad que le acompañe.
Tengamos presente que acá no se le está privando al incapaz de la asignación,
aquello sería inaceptable, sino que simplemente hay ciertos resguardos que la ley
prevé necesarios para el incapaz.
Al respecto el art. 1225 inc. 2º dispone “Exceptúense las personas que no
tuvieren la libre administración de sus bienes, las cuales no podrán aceptar o repudiar,
sino por medio o con el consentimiento de sus representantes legales”.

Así las cosas distingamos los requisitos que deben reunir los asignatarios
incapaces, tanto para aceptar como para repudiar.

a.- Requisitos del asignatario incapaz para aceptar la asignación: Digamos que si el
asignatario es incapaz absoluto, sólo podrá aceptar o repudiar por medio de sus
representantes legales. En cambio si el asignatario es incapaz relativo, podrá aceptar o
repudiar por sí mismo pero debidamente autorizado por su representante legal, o bien
representado, pues quien puede lo más puede lo menos.
Por su parte digamos que si el asignatario es un heredero incapaz, siempre
habrá que aceptar la asignación con beneficio de inventario, tal es la orden que
preceptúa el art. 1250.

b.- Requisitos del asignatario incapaz para repudiar la asignación: La regla general es
que para repudiar basta la autorización del representante legal si es incapaz relativo, o
que el mismo representante legal repudie si el asignatario es incapaz absoluto. Sin
embargo, según se desprende del art. 1236, excepcionalmente se requerirá además de
autorización judicial con conocimiento de causa cuando:
1).- El asignatario incapaz lo es a título universal –heredero-.
2).- Si la asignación es o son bienes raíces.
3).- Si la asignación es o son bienes muebles que valgan más de un centavo.

Digamos que esta regla de excepción es tan amplia que pareciera, en


consecuencia, que la autorización judicial más bien constituye la regla general.
¿Entonces, por qué decimos que éste es un caso de excepción y no la regla general?
R- Porque de haber sido la regla general, el legislador no se hubiese tomado la
molestia de preceptuarla, indicándola en los términos planteados. Aquello demuestra
que la autorización judicial para repudiar es excepcional en nuestro derecho.

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2).- Caso de la mujer casada en sociedad conyugal: Si la mujer casada en sociedad


conyugal recibe una asignación, dicha asignación finalmente es administrada por el
marido siguiendo las reglas de la administración ordinaria de la sociedad conyugal.
Bajo este orden de idea el art. 1225 dispone “El marido requerirá el consentimiento de
la mujer casada bajo el régimen de sociedad conyugal para aceptar o repudiar una
asignación deferida a ella. Esta autorización se sujetará a lo dispuesto en los dos
últimos incisos del artículo 1749”.
En consecuencia, el marido requerirá del consentimiento –autorización- de la
mujer a fin de aceptar o repudiar una asignación de ella.

¿Cómo tiene que ser esta autorización?


R-Siguiendo las reglas dadas el art. 1749, tenemos que la autorización de la mujer
debe ser específica y otorgada por escrito, o por escritura pública si el acto exigiere
esta solemnidad, o interviniendo expresa y directamente de cualquier modo en el
mismo. Podrá prestarse en todo caso por medio de mandato especial que conste por
escrito o por escritura pública según el caso.

¿Qué sucede si la mujer niega su autorización sin justo motivo?


R- En este caso, puede ser suplida por el juez, con conocimiento de causa y citación de
la mujer. Lo mismo ocurrirá si la mujer sufre de algún impedimento, como por ejemplo,
el ser menor de edad, demencia, ausencia real o aparente, como asimismo, la demora
si ocasiona perjuicios.

3).- Sustracción de efectos pertenecientes a la sucesión: El art. 1231 dispone “El


heredero que ha substraído efectos pertenecientes a una sucesión, pierde la facultad
de repudiar la herencia, y no obstante su repudiación permanecerá heredero; pero no
tendrá parte alguna en los objetos substraídos.
El legatario que ha substraído objetos pertenecientes a una sucesión, pierde los
derechos que como legatario pudiera tener sobre dichos objetos, y no teniendo el
dominio de ellos será obligado a restituir el duplo.
Uno y otro quedarán, además, sujetos criminalmente a las penas que por el
delito correspondan”.
En este caso, estamos frente a un hecho ilícito, pues aun cuando no se hable de
dolo, la doctrina ha sostenido que su presencia es evidente, pues la sola expresión
“sustraer” trae consigo aparejada una intencionalidad que provoca daño. En tal sentido
es un delito civil, que como tan, al provocar daño, se encuadra en el campo de la
responsabilidad extracontractual civil, aplicándose en consecuencia sus reglas. Lo
anterior es sin perjuicio de la configuración de un delito penal, pues así lo plantea el
inciso final del artículo transcrito.

Sanción frente a la sustracción: Al respecto es menester distinguir, si es heredero o


legatario.
a.- Sustracción llevada a cabo por el heredero: Se sostiene que éste tiene una doble
sanción:
1).- Pierde la facultad de repudiar la asignación, aun cuando igual repudie,
permanecerá como heredero.
2).- Pierde el derecho de suceder en los bienes sustraídos.

b.- Sustracción llevada a cabo por el legatario: Si el legatario sustrae el bien que le fue
legado, pierde el derecho que como legatario le corresponde en ese bien. Pero si
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sustrae un bien que no le fue legado deberá restituir el duplo.

7.- CARACTERÍSTICAS DE LA ACEPTACIÓN Y REPUDIO DE LA


ASIGNACIÓN.-

1).- Tanto la aceptación como la repudiación son actos jurídicos unilaterales.


2).- La facultad de aceptar o repudiar se transmite. Estudiaremos más adelante el
derecho de trasmisión.
3).- Ambos son actos puros y simples, no pueden estar sujetos a modalidades. Art.
1227. En el caso de la aceptación, una vez producida, acepta cabalmente la posición
del causante, continuando su personalidad, y sucediendo en todos sus derechos y
obligaciones transmisibles.
4).- Ambos pueden ser manifestados en forma expresa o tácita.
5).- Ambas facultades son indivisibles. Esto significa que no se puede aceptar o
repudiar por parcialidades. Art. 1228.
6).- Ambos son facultades irrevocables.
7).- Ambas operan retroactivamente. Esto significa que una vez producida, sus efectos
se retrotraen al momento en que la asignación fue deferida.

8.- FORMAS DE ACEPTAR Y REPUDIAR LA HERENCIA Y LOS LEGADOS.-

8.a.- En cuanto a la aceptación:

1).- En cuanto a la aceptación de la herencia: La doctrina ha señalado que la herencia


se puede aceptar en forma expresa como también tácita.

¿Cuándo será en forma expresa?


R.- Según el tenor del art. 1241 será expresa cuando se toma el título de heredero. Al
respecto el art. 1242 dispone cuando se toma el título de heredero, y sostiene que se
entiende que alguien toma el título de heredero, cuando lo hace en escritura pública o
privada, obligándose como tal heredero, o en un acto de tramitación judicial.
En este caso, la ley interpreta la conducta del sujeto, que en forma escrita, indica
que se considera a sí mismo como heredero. Como podemos observar, acá el sujeto
no está manifestando su voluntad en términos formales de que acepta la herencia, no
es eso lo que la ley exige, sino que más bien, basta que la conducta del sujeto lleve a
esa conclusión.
Por su parte, digamos que Ramón Domínguez Benavente, y Ramo Domínguez
Águila plantean que de ahí resulta que esta forma de aceptación sea solemne, porque
debe hacerse por escrito40.
El profesor Ramón Meza Barros sostiene que el acto más típico de esta índole
es la petición que el heredero formule para que se le conceda la posesión efectiva de la
herencia41.

¿Cuándo será en forma tácita?


R.- Al respecto el art. 1241 dispone que es tácita, cuando el heredero ejecuta un acto

40
DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra
Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 210.
41
MEZA BARROS, Ramón; Manual de la Sucesión por Causa de Muerte y Donaciones entre Vivos., 8va
edi. Edit. Jurídica de chile., p. 313.
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que supone necesariamente su intención de aceptar, y que no hubiera tenido derecho


de ejecutar, sino en su calidad de heredero. En tal caso, el art. 1244 dispone como
caso de aceptación tácita la enajenación de cualquier efecto hereditario, aun para
objetos de administración urgente, es acto de heredero, si no ha sido autorizada por el
juez a petición del heredero, protestando éste que no es su ánimo obligarse en calidad
de tal.
También tengamos presente que no todos los actos que lleve a cabo un sujeto
se consideran actos de aceptación, así dicho, el art. 1243 dispone que los actos
puramente conservativos, los de inspección y administración provisoria urgente, no son
actos que suponen por sí solos la aceptación.
De lo anterior se desprende que, según la doctrina, no serían actos de
aceptación, la interrupción de una prescripción que corre contra la sucesión; la
colocación de sellos; la formación de inventarios; el pago de gastos de funerales del
difunto, aunque se hagan enajenando efectos de la sucesión42.
Caso contrario será, si el sujeto enajena –en sentido amplio- efectos hereditarios
sin previa autorización del juez protestando el heredero que no es su intención aceptar,
se le considera como acto de heredero. Así por ejemplo, vender, permutar, constituir
hipotecas, etc.

2).- En cuanto a la aceptación de un legado: El profesor Meza Barros, plantea que si


bien el código civil se refiere a la aceptación expresa o tácita de la herencia, no se ve
motivo para no hacerla extensiva a los legados. Plantea que el legado se acepta
expresamente cuando el legatario formula una explícita declaración de voluntad de
hacerlo suyo, y será tácita cuando ejecuta actos de que necesariamente resulta este
propósito43. De ahí que el art. 1230, en el caso de la aceptación tácita, disponga “Si un
asignatario vende, dona, o transfiere de cualquier modo a otra persona el objeto que se
le ha deferido, o el derecho de suceder en él, se entiende que por el mismo hecho
acepta”. El código civil habla de “asignatario” dentro del cual encontramos también al
legatario.

8.b.- En cuanto a la repudiación:

Al respecto el código civil señala en el art. 1235 “La repudiación no se presume


de derecho sino en los casos previstos por la ley”, de lo cual se desprende que la
repudiación debe, por regla general, ser expresa.

8.c..- Repudiación en perjuicio de los acreedores:

Lo primero que debemos considerar es lo dispuesto en el art. 1238, que dispone


“Los acreedores del que repudia en perjuicio de los derechos de ellos, podrán hacerse
autorizar por el juez para aceptar por el deudor. En este caso la repudiación no se
rescinde sino en favor de los acreedores y hasta concurrencia de sus créditos; y en el
sobrante subsiste”.

42
DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra
Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 212.
43
MEZA BARROS, Ramón; Manual de la Sucesión por Causa de Muerte y Donaciones entre Vivos., 8va
edi. Edit. Jurídica de chile., p. 313.
________________________________
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Acá el asignatario repudia, impidiendo con ello el incremento en su patrimonio


con el que podrían cubrir los créditos de sus acreedores. Pero cabe analizar, que
naturaleza jurídica tiene esta acción, pues la doctrina está dividida.
Naturaleza jurídica de la acción.-
Acá hay varias posturas en el campo doctrinario, y no haremos el análisis de
descubrir cuál es la que prima, sino que simplemente mencionarlas y explicar su
fundamento.

a).- Primera postura. –Arturo Alessandri Rodriguez y Luis Claro Solar-: Para el profesor
Alessandri R, acá estamos ante la presencia de una acción cuya naturaleza es ser una
“acción oblicua o sub-rogatoria”. Plantea que puede suceder que el deudor sea
instituido heredero o legatario en un testamento, y por las mismas razones apuntadas
repudie la herencia o el legado que se le asigna; los acreedores del deudor están
autorizados, entonces, para en nombre y en lugar del deudor, ejercer los derechos que
a éste corresponden y para ir en nombre del deudor a aceptar la herencia o el legado
que se le ha asignado al deudor, e incorporarlo en su patrimonio44.

b).- Segunda postura. –Manuel Somarriva Undurraga y Ramón Meza Barros-: Para el
profesor Somarriva, acá estamos en presencia de una acción pauliana o revocatoria,
quien sostenía que este era uno de los casos contemplados en el art. 2468 Nº 2. Para
este autor, los acreedores ponen en movimiento una acción que les pertenece, siendo
necesario el fraude de los acreedores por parte del deudor que repudia 45. Tengamos
presente que si seguimos está visión, es necesario el fraude, requisito que no sería
determinante si fuera una acción oblicua.
El profesor Ramón Meza Barros planteaba algo similar. Sostenía que este es un
caso de ejercicio de la acción pauliana, los acreedores pedirán que se revoque la
repudiación y que se les autorice para aceptar por su deudor46.

c).- Tercera postura. Mixta. – René Abeliuk-. Este autor plantea que esta figura,
reconocida en casi toda las legislaciones tiene un carácter mixto. Tiene mucho de
acción oblicua, y tanto es así que el art. 1394 habla de “sustitución” del deudor; ello
porque se ejerce un derecho de éste. Pero también tiene bastante de acción pauliana,
y tanto que el art. 1238 utiliza la expresión “rescisión” tan erróneamente a nuestro
juicio, como lo hace el art. 2468 para la acción pauliana; en efecto, se deja sin efecto
un acto ya ejecutado y en perjuicio de los acreedores. No se exige, en cambio, el
fraude pauliano que identifica esta institución y que es de más difícil prueba que el
mero perjuicio a los acreedores que exigen los arts. 1238 y 139447.

d).- El planteamiento de Ramón Domínguez Benavente y Ramón Domínguez Águila:


Plantean que los acreedores ejercen una acción que les es propia en cuanto, sufriendo
perjuicio con la renuncia, obtienen que la repudiación quede sin efecto. Es una acción
semejante a la pauliana o revocatoria. Pero obtenida la revocatoria, para aceptar deben
ser autorizados por el juez, situación en la cual ponen en movimiento un derecho que le

44
ALESSANDRI RODRIGUEZ, Arturo; Teoría de las Obligaciones., Ediar-Conosur Ltda., 1988. p. 145.
En el mismo sentido, Tratado de las Obligaciones., 2da edi. Edit. Jurídica de Chile., 2011., p. 201;
CLARO SOLAR, Luis; Derecho Civil Chileno y Comparado., T. XVI, p. 170.
45
SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio.,Edit. Jurídica de Chile. p. 272 y 273.
46
MEZA BARROS, Ramón; Manual de la Sucesión por Causa de Muerte y Donaciones entre Vivos., 8va
edi. Edit. Jurídica de chile., p. 315.
47
ABELIUK MANASEVICH, René; De las Obligaciones., T II. 5ta edi. Edit. Jurídica de Chile. 2010. p. 773
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compete tan sólo al asignatario. Sólo admitiendo en esta segunda etapa del
procedimiento una acción oblicua o subrogatoria, puede concluirse que los acreedores
acepten por el deudor, o sea, ponen en movimiento un derecho exclusivo del instituido
y que no es de los acreedores. Agregan que, la acción pauliana sólo procedería para
que la repudiación quedara sin efecto pero no se lograría con ello que fuera aceptada
por el beneficiario, que es, en definitiva, el fin que los acreedores persiguen para el
logro de sus propósitos. Esto último sólo se obtiene mediante el ejercicio, por los
acreedores, de una acción propia del asignatario48.

9.- LA ACEPTACIÓN DE LA HERENCIA -¿ES UN CUASICONTRATO?.-

Sabemos que el art. 1437 señala que las obligaciones nacen “de un hecho
voluntario de la persona que se obliga, como en la aceptación de una herencia o
legado, y en todos los cuasicontratos”. Ahora bien, aquello ha motivado la discusión en
torno a si es o no un cuasicontrato la aceptación de la herencia. Al respecto, hay
quienes opinan que efectivamente es un cuasicontrato, en tal sentido, el profesor
Ramón Meza Barros para quien el código civil en el art. 1437 así lo califica 49. En
opinión discordante encontramos al profesor Manuel Somarriva Undurraga. El
argumento radica en que la ley equipara sus efectos a los de éste, pues la aceptación
de una herencia o legado es un acto voluntario del heredero o legatario, en que éste
toma sobre sí la responsabilidad que significa una herencia o legado. Argumenta
además que el propio precepto así lo demuestra, pues si considerara a la aceptación
de una herencia como un cuasicontrato no diría el código “y en todos los
cuasicontratos” sino que diría “y en todos LOS DEMÁS cuasicontratos”50.

10.- DIFERENCIA ENTRE LA ACEPTACIÓN DE UN HEREDERO V/S UN


LEGATARIO.-

La principal diferencia que existe entre la aceptación de ambos, radica en que el


heredero al aceptar, lo puede hacer de dos formas, a) pura y simple, que es la regla
general, o b) con Beneficio de Inventario, evento en el cual limita su responsabilidad al
monto de lo que recibe por concepto de herencia. En cambio, cuando el legatario
acepta, sólo puede hacerlo en forma pura y simple, pues no goza de beneficio de
inventario.

11.- NULIDAD DE LA ACEPTACIÓN Y DEL REPUDIO.-

Para analizar este tema se debe hacer el distingo referente a la aceptación y por
otro al repudio.

a).- En cuanto a la aceptación: Al respecto tengamos presente lo dispuesto en el art.


1234 que dispone “La aceptación, una vez hecha con los requisitos legales, no podrá
rescindirse, sino en el caso de haber sido obtenida por fuerza o dolo, y en el de lesión

48
DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra
Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. pp. 232 y 233.
49 MEZA BARROS, Ramón; Manual de Derecho Civil., De las Fuentes de las Obligaciones., T. II. 8va edi.

Edit. Jurídica de chile., 319. p.


50
SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio., Versión de René Abeliuk; 8va. Edi. T II.
Edit. Jurídica de Chile. 2012. 463 p.

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grave a virtud de disposiciones testamentarias de que no se tenía noticia al tiempo de


aceptarla.
Esta regla se extiende aun a los asignatarios que no tienen la libre
administración de sus bienes.
Se entiende por lesión grave la que disminuyere el valor total de la asignación en
más de la mitad”.

Según el precepto, la aceptación puede rescindirse por 3 causales, fuerza moral,


dolo y lesión grave. Analicemos los tres casos.

1).- Fuerza moral: En cuanto a la fuerza, digamos que nos referimos a la moral, y
en tal sentido se deben aplicar las reglas generales estudiadas en acto jurídico, esto
es, contraria a derecho, grave y determinante.
2).- Dolo como vicio del consentimiento: Digamos que la aceptación al ser un
acto jurídico unilateral, podrá ser susceptible de rescindirse por dolo cuando sea
determinante.
3).- Lesión grave: Digamos que estamos ante la presencia de una lesión grave
cuando una disposición testamentaria de que se ignoraba al tiempo de la aceptación, y
que, como consecuencia de ello, según el precepto, disminuya el valor total de la
asignación aceptada más de la mitad.

b).- En cuanto a la repudiación: Al respecto tengamos presente lo dispuesto en el art.


1237 que dispone “Ninguna persona tendrá derecho para que se rescinda su
repudiación, a menos que la misma persona o su legítimo representante hayan sido
inducidos por fuerza o dolo a repudiar”.
De lo anterior se desprende que dos son los vicios que acarrean nulidad en la
repudiación, la fuerza y el dolo.

Sanción en ambos casos: En estos casos, la sanción es la nulidad relativa.

TITULO VI
DERECHO DE TRANSMISION

1.- GENERALIDADES DEL DERECHO DE TRANSMISIÓN.-

Hemos explicado que una vez fallecido el causante se produce la apertura de la


sucesión. A ello se le suma la delación que como sabemos es el llamamiento que la ley
hace al asignatario a manifestar su voluntad en torno a aceptar o repudiar la
asignación. Una vez que la delación ha acaecido, esperamos justamente el
pronunciamiento del llamado a suceder- asignatario- del ejercicio del derecho de opción
sucesoral. Esta facultad, a lo que la doctrina ha llamado derecho de opción sucesoral,
es lo único que hasta el momento ha ingresado al patrimonio del asignatario, más no la
herencia o el legado, pues aún no manifiesta voluntad alguna entorno a aceptarla o
repudiarla. Es en este momento, es en el interface de la delación y el pronunciamiento
del asignatario, que se produce el lamentable deceso de éste último sin haber
alcanzado a ejercer el derecho de opción. En efecto, el asignatario llamado a suceder
fallece sin haberse pronunciado en torno a si aceptaba o repudiaba la asignación.
Cuando aquello ocurre, y siguiendo los principios generales que gobiernan la sucesión

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por causa de muerte, transmite a sus herederos esta facultad, este derecho de opción.
Esto es lo que se conoce con el nombre de “derecho de transmisión”.

2.- ESTATUTO JURÍDICO Y CONCEPTO DEL DERECHO DE TRANSMISIÓN.-

Nuestro código civil consagra esta figura en el art. 957 el que dispone que “Si el
heredero o legatario cuyos derechos a la sucesión no han prescrito, fallece antes de
haber aceptado o repudiado la herencia o legado que se le ha deferido, transmite a sus
herederos el derecho de aceptar o repudiar dicha herencia o legado, aun cuando
fallezca sin saber que se le ha deferido.
No se puede ejercer este derecho sin aceptar la herencia de la persona que lo
transmite”.
Tengamos presente que lo dispuesto en el art. 957 no es un concepto que dé
nuestro código civil, sino que más bien se limita a señalar en qué consiste.

Concepto de derecho de transmisión: El profesor Ramón Meza Barros procede a


darnos una definición de esta institución, señalando que, el derecho de transmisión es
la facultad que tiene el heredero, que acepta la herencia, de aceptar o repudiar la
herencia o legado que se defirió a su causante fallecido sin haberla aceptado o
repudiado51.

Como podemos observar, acá estamos ante la presencia de un causante, que


dejó a un asignatario, el que puede ser heredero o legatario, asignatarios estos últimos
que por haber fallecido, no alcanzaron a ejercer su derecho de opción de aceptar o
repudiar la asignación, transmitiendo a su(s) heredero(s), conjuntamente con todo el
haz hereditario, este derecho que tenía de aceptar o repudiar la asignación del primer
causante.

CAUSANTE

TRANSMITENTE O TRANSMISOR
(Heredero o legatario del causante)
-Fallece con posterioridad al 1er causante-
Éste no alcanzo a manifestar voluntad de si aceptaba o repudiaba la asignación del
causante.

TRANSMITIDO
(Debe ser heredero del transmitente)
Debe aceptar la herencia del transmitente para ejercer el derecho de aquél de aceptar
o repudiar la asignación del primer causante.

51
MEZA BARROS, Ramón; Manual de la Sucesión por Causa de Muerte y Donaciones entre Vivos., 8va
edi. Edit. Jurídica de chile., p. 64.

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3.- CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO DE TRANSMISIÓN; (Para otros


principios fundamentales de la institución, o campo de aplicación).-

1).- Opera tanto en la sucesión intestada como testada. Lo anterior es lógico pues el
código civil habla de heredero y legatario, y éste último sólo existe en la sucesión
testada, y el heredero tanto en la sucesión intestada como en la testamentaria.

2).- El derecho de transmisión se aplica tanto a las herencias como en los legados.
Luego, si el causante dejó una herencia o un legado, y el asignatario no alcanzó a
ejercer su derecho de aceptar o repudiar, dicha facultad se transmite.

3).- El transmitido debe ser siempre heredero. Esto es obvio, pues como lo hemos
explicado, al aceptar la herencia de su causante (que en esta figura es el transmitente
o transmisor) en ella vendrá incorporada el derecho de opción que ingresó al
patrimonio de este último sin haber alcanzado a manifestar su voluntad si aceptaba o
repudiaba la asignación del causante. El transmitido al aceptar el haz hereditario,
acepta los derechos y obligaciones transmisibles del transmitente (su causante), y
justamente dentro de aquello estará el derecho de opción que tantas veces se ha
hecho referencia.

4.- PERSONAS QUE INTERVIENEN EN EL DERECHO DE TRANSMISIÓN.-

Como podemos advertir, en el derecho de transmisión intervienen tres personas.

1).- El primer causante. Éste es el sujeto que ha fallecido y de cuya sucesión


encontramos la herencia o legado que el asignatario llamado a aceptarla o repudiarla
no alcanzó a ejercer su derecho de opción por haber fallecido con posterioridad a éste
primer causante.

2).- El transmitente o transmisor. Éste es aquel que, después de deferirse la herencia o


legado, y llamado por la delación a pronunciarse si acepta o repudia, fallece si
manifestar voluntad alguna en cuanto a su derecho de opción, transmitiéndola a su(s)
heredero(s).

3).- El transmitido. Llamado también adquirente por el profesor Somarriva, es aquel


heredero del transmitente que como consecuencia de aceptar la herencia de aquél,
adquiere la facultad que tenía éste, de aceptar o repudiar la asignación del primitivo
causante.

5.- REQUISITOS DEL DERECHO DE TRANSMISIÓN.-

Los requisitos del derecho de transmisión dicen relación con los requisitos que
deben reunir la persona del transmitente (o transmisor) y el transmitido.

a).- Requisitos que debe reunir el transmitente o transmisor.


1).- El transmitente debe haber fallecido después de haber fallecido el causante.
2).- El transmitente debe ser capaz y digno de suceder al causante, de lo
contrario le hubiese sido imposible sucederlo en sus bienes y como tal no hubiese
ingresado a su patrimonio el derecho de opción sucesoral, en tal evento, no lo
transmite a su(s) heredero(s).
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3).- Que habiendo ingresado a su patrimonio la facultad de aceptar o repudiar la


asignación del primitivo causante –derecho de opción sucesoral- no haya alcanzado a
ejercer dicha facultad por causa de su fallecimiento. Por el contrario, si hubiese ejercido
tal facultad, es obvio que no estaríamos en el campo del derecho de transmisión.
4).- El transmitente debe ser asignatario del primitivo causante, sea en calidad
de heredero o legatario.
5).- Es necesario que el derecho de aceptar o repudiar que tenía el transmisor
no haya prescrito.

Si falta alguno de estos requisitos, no habrá derecho de transmisión.

b).- Requisitos que debe reunir el transmitido.


1).- El transmitido debe ser un asignatario a título universal –heredero- del
transmisor.
2).- El transmitido debe ser capaz y digno de suceder al transmisor, lo que es
lógico, pues es su heredero, y como tal debe reunir las condiciones de tal.
3).- El transmitido debe aceptar la herencia del transmisor, pues, al aceptarla
adquirirá la universalidad jurídica que constituye la herencia dentro de la cual está
incluida el derecho de opción. Esto no significa que, por haber aceptado la asignación a
título universal del transmisor –pues ésta es indivisible-, esté obligado a aceptar la
asignación del primitivo causante, podría repudiarla, pues, en ello consiste la facultad
que al mismo tiempo está heredando.

Si falta alguno de estos requisitos, no habrá derecho de transmisión.

6.- ¿QUÉ SUCEDE SI SON VARIOS LOS TRANSMITIDOS?.-

Si el transmisor tiene varios herederos, obviamente a todos ellos se les transmite


está facultad cuando han aceptado cabalmente –pues no pueden de otra manera- la
asignación de éste. Una vez que ya han aceptado la herencia del transmisor, nada
impide para que cada cual opte soberanamente en aceptar o repudiar su cuota de la
asignación del primitivo causante. Tal es la regla consagrada en el art. 1228 que
dispone “No se puede aceptar una parte o cuota de la asignación y repudiar el resto.
Pero si la asignación hecha a una persona se transmite a sus herederos según el
artículo 957, puede cada uno de éstos aceptar o repudiar su cuota”.

TITULO VII
DE LA HERENCIA

1.- GENERALIDADES.-

Siguiendo a la más importante doctrina nacional, entre los que encontramos al


profesor Luis Claro Solar y también a Manuel Somarriva Undurraga, entre otros, la voz
herencia, puede ser utilizada desde dos puntos de vista, o dos sentidos; uno es la
concepción o sentido objetivo y otro subjetivo.

a).- Herencia en sentido objetivo: Está representada por la masa hereditaria del “de
cujus” –causante-, es decir, la universalidad quedada al fallecimiento del causante.

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b).- Herencia desde un punto de vista subjetivo: Esta representada por el derecho real
que el asignatario a título universal tiene sobre esa universalidad. Es el derecho real de
herencia, derecho que sabemos, es “un derecho subjetivo”.
En este sentido no hablamos de dominio, sino que hablamos del derecho que se
tiene sobre aquella universalidad dejada por el causante, sus derechos y obligaciones
transmisibles, su activo y su pasivo.
Cabe tener presente que ésta es la visión románica que se tenía de la institución
y que inspiró lo que conocemos como “derecho real de herencia”.
Cabe tener presente que, según esta visión de la herencia, a la que
denominaremos “visión clásica de la institución”, cada vez que hablemos de derecho
real de herencia, hablamos desde la perspectiva o visión subjetiva.

2.- CONCEPTO DE HERENCIA (perspectiva tradicional del tema).-

Tengamos presente que a nivel académico, tradicionalmente se han manejado


algunos conceptos, que se han ido transmitiendo de generación en generación y que
es lo que usualmente los profesores de exámenes de grado de derecho civil están
acostumbrados a escuchar. A esto le hemos denominado perspectiva tradicional de la
herencia. No obstante aquello, los tiempos han ido cambiando, visiones críticas han ido
alzando la voz en torno a estos temas, y es mi deber explicarlas, a fin de que no nos
vayamos a encontrar con alguna sorpresa respecto de algún profesor que forme parte
de esta nueva perspectiva.

Concepto de derecho real de herencia (visión clásica o tradicional): Manuel


Somarriva sostiene que la herencia es un derecho real que consiste en la facultad o
aptitud de una persona para suceder en el patrimonio del causante o en una cuota de
él52.

3.- VISIÓN CRÍTICA A LA PERSPECTIVA TRADICIONAL RECIÉN


EXPLICADA.-

Existe una corriente de pensamiento que no está muy conforme respecto a la


forma cómo la doctrina clásica ha abordado este tema.
Nuestro código civil no nos proporcionó una definición de ella, y no contiene un
estatuto jurídico ordenado que se refiera a ella y que permita disipar dudas respecto de
su tratamiento. Lo anterior no obsta para que de forma diseminada el código civil se
refiera a la herencia.
Se plantea el problema que ha surgido en la doctrina nacional a causa de la
influencia francesa, el que, si bien sirven para analizar el proceso sucesorio y la
herencia según las reglas del código civil francés, no sirve para la nuestra, luego,
importar dichas ideas e intentar aplicarlas a nuestro código civil ha sido un error, pues
nuestro código civil, en esta materia, difiere del código napoleónico.
Para comprender aquello es menester referirnos al código francés y su
influencia, y al código chileno y su influencia.

1).- Código civil Francés: El código napoleónico al tratar la sucesión por causa de
muerte y obviamente la herencia difiere de forma substancial de la nuestra. El sistema

52
SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio., Versión de René Abeliuk; 8va. Edi. T II.
Edit. Jurídica de Chile. p. 49.
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germánico53 que influenció al código civil francés es el responsable de cómo finalmente


ahí se trató la materia.
Ya así lo explica magistralmente Georges Ripert y Jean Boulanger, en su tratado
de de derecho civil según el tratado de Planiol. Sostienen que el heredero queda
investido con los derechos y obligaciones que constituyen el activo y el pasivo de la
sucesión porque su personalidad sustituye a la del difunto en todas las relaciones
jurídicas de que éste era titular. El aumento de bienes o deudas que se verifica en el
patrimonio del heredero no es más que una consecuencia de esa sustitución de
personalidad. Añaden que, todas las relaciones jurídicas anteriores permanecen
inmutables, salvo que el heredero ocupa en ellas el lugar del difunto 54.
Los autores mencionados, haciendo un análisis según el tratado de Planiol de la
sucesión según el código civil francés, sostienen que la transmisión de la sucesión
tiene lugar de pleno derecho en el momento del deceso. No se necesita, como en el
derecho romano, una adición –aceptación- de herencia y, por tanto, ya no hay yacencia
de la herencia en espera de esa adición.
El heredero tiene un derecho de opción. Puede aceptar o renunciar. La
aceptación confirma su título, la renuncia lo hace desaparecer. Plantean los autores, la
transmisión de los derechos no es más que una consecuencia de la calidad de
heredero. No es menester aclarar que la aceptación hace adquirir la sucesión con
efecto retroactivo al día del deceso. La transmisión se realizó de pleno derecho, lo cual
es necesario, pues, si fuera de otro modo, los bienes quedarían vacantes y sin dueño 55.
Como podemos apreciar, en este sistema, con la muerte de una persona, la
herencia se radica inmediatamente en el patrimonio del asignatario, de pleno derecho,
sin necesidad de aceptación. Ahora bien, cuando el sujeto acepta, lo único que hace es
simplemente ratificar lo que ya aconteció, es decir, confirmar que la herencia forma
parte del patrimonio del asignatario. En consecuencia, lo que para nosotros es un
proceso sucesorio, para ellos es instantáneo, el asignatario queda inmediatamente
subrogado en el derecho que tenía el causante, como asimismo, en la situación
posesoria que éste tenía. Acá la sucesión por causa de muerte se perfecciona
inmediatamente con el mero fallecimiento del causante.
Ahora bien, siguiendo esta línea de pensamiento, conforme a la estructura
normativa del código civil francés, y la forma de operar en ese país, la sucesión por
causa de muerte, el que difiere del nuestro, es entendible la definición que por ejemplo
dan de apertura de la sucesión. Plantean que la apertura de la sucesión es el hecho
que produce la transmisión del derecho del “de cujus” –causante para nosotros- sobre
su patrimonio a sus sucesores.
Cómo podemos observar, este concepto es similar al que manejamos
tradicionalmente en nuestro país, concepto que se internó académicamente con la obra
del profesor Manuel Somarriva, quien como ya lo hemos señalado, define la apertura
de la sucesión como “el hecho que habilita a los hederos a tomar posesión de los
bienes hereditarios y se los transmite en propiedad”.

2).- Código civil chileno: Nuestro código civil como lo hemos señalado está inspirado
en el derecho romano, y no en el germánico, lo que deja en evidencia la enorme

53 Cabe señalar que al hablar de “sistema germánico” no estamos haciendo alusión al sistema Alemán,
sino que éste es el nombre que se le dio a cualquier sistema que difiriera del sistema Romano.
54 RIPERT, Georges; BOULANGER, Jean; Tratado de Derecho Civil Según el Tratado de Planiol; t X v II,

Sucesiones (2da parte) Transmisión Sucesoria – Partición., Edit. Ley. Buenos Aires. pp. 17-18.
55 IDEM, p. 44.
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diferencia que existe entre ambos sistemas. En el nuestro, existen por decirlo alguna
manera, etapas, que son bien diferenciadas unas de las otras. Tenemos, como se dijo
en su oportunidad, la muerte de una persona, la apertura de la sucesión, delación, por
el cual, se hace un llamamiento al asignatario para aceptar o repudiar la asignación, -a
diferencia del sistema francés que lo concede de pleno derecho, en la nuestra, se da
un derecho de opción, tenemos después la aceptación del asignatario a título universal,
acto por el cual, ingresa a su patrimonio un derecho sobre la universalidad denominada
en él, herencia. A partir de ahí se transforma en titular del derecho real de herencia. Por
ello es que, en nuestro sistema, sí se puede dar lo que se conoce con el nombre de
“herencia yacente”, institución inexistente en el derecho francés.
Lo anterior no obsta para que, nuestro código civil le dé al asignatario a título
universal la posesión de la herencia desde el momento del fallecimiento.
Por lo anterior es que no compartimos la visión que el profesor Somarriva tiene
respecto de esta materia, lo que es complejo, pues su obra es muy recurrida a la hora
de estudiar para un examen de grado o incluso como libro de consulta de abogados.
La perspectiva que el profesor Somarriva tiene de esta materia simplemente es
completamente antagónica a la que tiene el profesor Claro Solar y, en nuestra opinión
Claro Solar se acerca más a nuestra realidad jurídica.

a.- Planteamiento del profesor Somarriva: Ya hemos dicho que el profesor Somarriva
define apertura de la sucesión y herencia desde una perspectiva que pensamos
coincide más con la perspectiva francesa que la chilena. Lo anterior es clave para
entender sus conceptos. Y cuando el profesor en cuestión nos habla de que “por
sucesión por causa de muerte el heredero adquiere ipso jure el derecho real de
herencia” no nos cabe duda que el distinguido profesor estaría razonando conforme al
sistema del código francés en lugar del chileno. Plantea que la adquisición del derecho
real de herencia se produce ipso jure, por el solo fallecimiento del causante, sin que el
heredero tenga que llenar formalidades de ninguna especie. Sin embargo,
posteriormente, el heredero puede aceptar o rechazar el derecho de herencia que ya
adquirió, y tanto la aceptación como la repudiación operan retroactivamente al
momento de que es deferida la herencia, o sea, al instante en que falleció el
causante56.

b.- Planteamiento del profesor Luis Claro Solar y argumentos de Ramón Domínguez
Benavente y Ramón Domínguez Águila: Ya planteaba el profesor Claro Solar que
nuestro código se ha mantenido fiel a los principios de la legislación romana y no ha
seguido en esta materia al código francés que da a los herederos la propiedad y la
posesión de la herencia de pleno derecho, la saisine, desde el momento en que se
abre la sucesión57.
Por lo anterior es que el profesor Claro Solar nos proporciona otra definición de
herencia, nos dice que, constituye, por tanto, la herencia, una abstracción, una
idealidad jurídica, una cosa incorporal, o sea un derecho, que comprende el
conjunto de relaciones jurídicas patrimoniales, que recaen sobre cosas
materiales o inmateriales que constituían el patrimonio objeto de la sucesión58.

56
SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio., Versión de René Abeliuk; 8va. Edi. T II.
Edit. Jurídica de Chile. p. 52.
57
CLARO SOLAR, Luis; Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado., De la Sucesión por
Causa de Muerte; I, T XVI., Edit. Jurídica de Chile. 1979. p. 27.
58
IDEM. p. 20.
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Por su parte Ramón Domínguez Benavente y Ramón Domínguez Águila señalan


que efectivamente el código chileno sigue el sistema romano. Plantean que no hay
dudas sobre el particular, desde que la sola delación no es suficiente para adquirir la
herencia. De ahí que regule el Código la aceptación y la repudiación. Por ello,
sostienen los autores, el asignatario que fallece después de la delación, pero antes de
haber aceptado, no transmite la herencia, sino el llamado “derecho de opción”. Es
cierto, que por el art. 688, en el momento de deferirse la herencia, la posesión de ella
se confiere al heredero, pero siempre y cuando éste acepte más tarde, produciendo la
aceptación un efecto retroactivo. Es también cierto que la ley califica de heredero al
que todavía no ha aceptado. En definitiva, plantean los autores en comento, sin
aceptación no se produce el perfeccionamiento del hecho legal a la sucesión59.

4.- CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO REAL DE HERENCIA.-

Dijimos en su oportunidad que la herencia tenía dos acepciones. Una objetiva


ligada a la masa de bienes –al conjunto de ellos- y otra subjetiva, ligada al derecho
que el asignatario tiene respecto de esa universalidad. En este último caso hablamos
de un derecho subjetivo llamado “derecho real de herencia”, siendo los caracteres de
ella lo que enunciaremos a continuación.
Digamos que tres han sido las características que la doctrina le ha asignado a la
herencia desde la perspectiva de ser un derecho real, a) Derecho real autónomo –
distinto- del dominio; b) recae sobre una universalidad jurídica y; c) Es un derecho real
temporal, transitorio o de vida efímera.

1).- Es un Derecho real autónomo –distinto- del dominio.


Que sea un derecho real nadie lo pone en discusión. El art. 577 de nuestro
código civil dispone en su inc. 2do entre ejemplos de derechos reales el de herencia.
Señala “Son derechos reales el de dominio, el de herencia, los de usufructo, uso o
habitación, los de servidumbres activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos
derechos nacen las acciones reales”.
Desde esta perspectiva, es un derecho real, que al recaer sobre la herencia, se
tiene en definitiva sobre el todo, a la uviversitas, por lo que se comprende en ella, todo
lo que era del causante, activo y pasivo.

Carácter autónomo y distinto del dominio: La herencia es un derecho real diferente,


distinto del dominio, como también del resto de los derechos reales. Se ha sostenido
que es autónomo no solo porque el código civil lo mencione de forma separada al de
dominio –art. 577-, sino además porque no coexiste con él. Al fallecer una persona,
comienza el proceso sucesorio y con ello una serie de etapas en el que la herencia es
su protagonista principal no así el dominio, aun cuando sea este último derecho real el
que finalmente el asignatario desea tener en su patrimonio. Mientras tanto, el
asignatario, con la aceptación se habrá perfeccionado la sucesión en sus manos, un
derecho que se tendrá sobre la universalidad –activo y pasivo- de que era titular el
causante, y no del dominio de las cosas singularmente consideradas el que en su
conjunto conforman dicha universalidad. El dominio como derecho real, recién
aparecerá con la adjudicación.

59
Ob. Citas y extractos, DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho
Sucesorio., T I. 3ra Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 182

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Tan diferente es el dominio de la herencia, que incluso cada uno cuenta con sus
respectivas acciones reales de protección. Mientras el primero cuenta con la acción
reivindicatoria, el segundo cuenta con la acción de petición de herencia.

2).- La herencia es un derecho real que recae sobre una universalidad jurídica.
La doctrina tradicionalmente ha sostenido que una vez fallecida una persona, lo
que queda es un continente distinto de su contenido y como tal difiere de los elementos
que lo componen. Aquello se llama universalidad jurídica, distinta de una simple
universalidad de hecho el que no difiere de los bienes que la conforman, por ejemplo,
una biblioteca.
El profesor Arturo Alessandri R nos advierte que “universalidad” en un sentido
genérico se entiende un conjunto de bienes que forman un todo. El profesor en
comento, siguiendo a Aurelio Candian, plantea que la universalidad de derecho
consiste en un complejo orgánico (creado por la ley) de relaciones jurídicas activas y
pasivas, reunidas por la pertenencia a un mismo sujeto o (siempre en su estructura
unitaria) a una pluralidad de sujetos. Por ejemplo: es universalidad de derecho el
patrimonio hereditario, en el seno del cual se enfrentan elementos activos y elementos
pasivos, reunidos por un destino (destino legal), en el sentido de que aquellos
elementos activos deben servir para la satisfacción de las obligaciones pasivas y no
otras60.

Comunicabilidad de la cuota con relación al continente. Se ha sostenido por parte de la


mayoría de la doctrina que, los bienes que conforman la universalidad no contaminan la
universalidad, es decir, que si ésta está conformada por bienes inmuebles aquello no
significa que la universalidad jurídica sea catalogada como inmueble. Es más, se ha
sostenido que no se puede calificar ni de uno ni de otro, -ni de mueble ni de inmueble-,
lo que no obsta a que aquella, según la mayoría de la doctrina, se rija conforme a las
reglas de los bienes muebles, pues constituye ésta la regla general.

3).- La herencia es un derecho real temporal, provisorio o bien con vida efímera.
La universalidad jurídica –herencia- subsiste mientras se justifica,
extinguiéndose como derecho con la partición. Con este evento, el derecho real de
herencia termina, cediendo el protagonismo al derecho real de dominio sobre los
bienes que hasta ese momento conformaban la universalidad radicado ahora en el
patrimonio de los que eran asignatarios. En este caso, con la partición se produce la
adjudicación de los bienes, en dominio, el que, por el carácter retroactivo de la
sentencia particional, los asignatarios se entienden como tales –dueños- desde el
momento de la muerte del causante.
¿Pero qué sucede si sólo existe un asignatario? R- En este caso, obviamente no
hay partición, por lo que, éste desde el momento en que acepta la herencia, pasa a ser
dueño de cada uno de los bienes que la componen, teniendo para él, el derecho real de
herencia, una vida mucho más efímera que en el supuesto anterior.
Recordemos que al ordenamiento jurídico no le gusta por decirlo de algún modo,
la indivisión, de ahí que incentive a los asignatarios a ponerle término a aquella lo más
rápido posible.

60
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo., SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel., VODANOVIC, Antonio;
Tratado de Derecho Civil, Partes Preliminar y General; T I., 7ma Edi. Editorial Jurídica de Chile. 2011. pp.
481-482.

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5.- MODOS DE ADQUIRIR EL DERECHO REAL DE HERENCIA.-

Se ha sostenido que el derecho real de herencia se puede adquirir por tres


modos de adquirir el dominio. a) La sucesión por causa de muerte, b) por prescripción
adquisitiva y c) por tradición.

1).- Adquisición del derecho real de herencia por sucesión por causa de muerte: El
momento en que se produce la adquisición del derecho real de herencia por sucesión
por causa de muerte no es una cuestión en el que la doctrina esté de acuerdo de forma
unánime.
Sabemos que este es el modo usual, normal, en el que se adquiere el derecho
real de herencia. Pero respecto al “cómo” y “desde cuando” ha motivado controversias,
las que tienen su inspiración, como ya lo hemos planteado, en la visión que algunos
autores tienen de la institución, cercana al derecho francés –Somarriva- o al derecho
romano –Luis Claro Solar, Ramón Domínguez Benavente y Ramón Domínguez Águila,
entre otros.

a.- Planteamiento de Manuel Somarriva: Ya hemos efectuado un análisis de la


visión del profesor Somarriva respecto de este tema, cercana al planteamiento del
derecho francés. De ahí que no nos debemos asombrar cuando este autor señala que
el derecho real de herencia se adquiere por sucesión por causa de muerte desde el
momento desde el momento del fallecimiento del causante de pleno derecho61.

b.- Planteamiento de la visión, a nuestro modo de ver, correcta, efectuada por


Luis Claro Solar, Ramón Domínguez B y Ramón Dominguez A: Se sostiene que el
derecho real de herencia se adquiere por sucesión por causa de muerte, al momento
que el asignatario llamado a ella, la acepta. Recién ahí la sucesión por causa de
muerte opera como un modo de adquirir el derecho real herencia, pues ese es el
tratamiento que hace del sistema sucesorio nuestro código civil 62.

2).- Adquisición del derecho real de herencia por prescripción adquisitiva: En su


oportunidad estudiamos que del art. 2492, que define la prescripción en general, se
desprende la definición de prescripción adquisitiva, como un modo de adquirir la cosas
ajenas, por haberse poseído las cosas durante cierto lapso de tiempo, y concurriendo
los demás requisitos legales.
En este caso, no estamos ante la presencia del un verdadero heredero, sino de
un falso heredero o bien heredero putativo quien a consecuencia de haber poseído la
herencia la puede llegar a ganar por prescripción adquisitiva.
Pero cabe preguntarnos, ¿qué posesión es ésta?. R- En materia sucesoria,
distinguiremos tres tipos de posesión; a) posesión legal; b) posesión efectiva y; c)
posesión material o real conforme al art. 700 del código civil. De estas tres posesiones,
la posesión que requiere el falso heredero es la posesión material conforme al art. 700,
y como tal deben concurrir los elementos propios de ella –corpus y animus-. Pero cabe

61
Ob. Referencia. SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio., Versión de René Abeliuk;
8va. Edi. T II. Edit. Jurídica de Chile. p. 52.
62
Ob. Referencia. DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho
Sucesorio., T I. 3ra Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 160.

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advertir que no se trata de la posesión de los bienes individualmente considerados que


conforman la herencia, sino que de la “misma herencia”, del todo, de la universalidad.

¿La prescripción adquisitiva de que hablamos, puede ser, tanto extraordinaria como
ordinaria?
R- Sí, aun cuando la regla general sea que el heredero putativo adquiera la herencia
por prescripción adquisitiva extraordinaria. Analicemos ambos casos:
a.- Adquisición de la herencia por prescripción adquisitiva extraordinaria. Según lo
dispuesto por el art. 2512 se desprende que la regla general es la adquisición del
derecho real de herencia por prescripción adquisitiva extraordinaria, y como tal de 10
años.
b.- Adquisición de la herencia por prescripción adquisitiva ordinaria. Excepcionalmente
la herencia se puede adquirir por prescripción adquisitiva ordinaria de 5 años.
En efecto, según el art. 1269 el heredero putativo, en el caso del inciso final del
art. 704, podrá oponer a la acción de petición de herencia la prescripción de cinco
años. Ahora bien, tanto el numeral 4to como el inciso final del art. 704, referente a los
títulos que no son justos, se desprende que, si bien es un título injusto el meramente
putativo, como el heredero aparente que no es en realidad heredero, puede, en el
evento de que se le haya dado la posesión efectiva, servir de justo título. Por lo
anterior, es que, el heredero putativo puede adquirir el derecho real de herencia por
prescripción adquisitiva ordinaria de 5 años.

3).- Adquisición del derecho real de herencia por tradición: Una vez fallecido el
causante, el conjunto de sus derechos y obligaciones transmisibles pasan a sus
asignatarios a título universal, adquiriendo éstos, dicha universalidad mediante la
sucesión por causa de muerte a partir del momento que ya hemos explicado. Radicada
la universalidad en el patrimonio del asignatario hablamos de “heredero”. Ahora bien,
siendo éste el titular del derecho real de herencia, puede ceder a cualquier título -
gratuito u oneroso- la universalidad, sin considerar bienes determinados y jamás antes
del fallecimiento del causante, pues, sería un pacto de sucesión futura y como tal
adolecería de objeto ilícito sancionado con nulidad absoluta.
Por su parte, sabemos que nuestro código civil reglamentó la “tradición” como
modo de adquirir el dominio en el Libro II referente a los bienes, y lo hizo ahí
precisamente porque recae por regla general sobre cosas singulares. Pero como la
herencia recae sobre una universalidad, y el Libro II se refiere más bien a las cosas
singulares, el código civil se vio enfrentado a la necesidad de reglamentar los efectos
de la tradición de este derecho en el Libro IV, bajo el epígrafe “del derecho de
herencia”, dentro del Título XXV de la “Cesión de derechos”.

¿La expresión “Tradición” y “Cesión” son términos sinónimos?


R- La doctrina ha llegado a la conclusión que son exactamente lo mismo, en
consecuencia hablar de cesión del derecho de herencia es lo mismo que hablar de
tradición del derecho de herencia, de ahí que existan quienes piensen que la palabra
“cesión” estaría de más. Incluso, Daniel Peñailillo plantea que el término es equívoco.

¿En qué consiste la tradición o cesión del derecho de herencia?


R- Es aquella en virtud del cual un heredero –tradente o cedente- transfiere a otro
llamado –adquirente o cesionario-, a título gratuito u oneroso, los derechos que tiene en

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la herencia, sea la universalidad o bien una cuota de ella, pero no bienes determinados
que la conforman63.

¿La tradición del derecho real de herencia, requiere título previo?


R- Estudiamos en su oportunidad que nuestro código civil exige la concurrencia de la
dualidad “título y modo”. La tradición, en consecuencia, siendo un modo de adquirir,
requiere título previo. Este título es el “título traslaticio de dominio”, que es el aquel que
por su naturaleza sirve para transferir el dominio; y en campo de la tradición del
derecho real de herencia el título traslaticio de dominio puede ser gratuito u oneroso.
Gratuito por ejemplo el contrato de donación entre vivos, y oneroso, la compraventa,
permuta. Sí tengamos presente que el título traslaticio de dominio –contrato- es
oneroso, compraventa o permuta, debe ser por escritura pública, en consecuencia
solemne, tal como lo dispone el art. 1801 inc. 2do “La venta de los bienes raíces,
servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan perfectas ante la
ley, mientras no se ha otorgado escritura pública”.

Formas de efectuar la tradición del derecho real de herencia: Nuestro código civil no
nos señaló la forma de como se efectúa esta tradición, de ahí la razón de la
intervención de la doctrina, la cual no ha sido unánime, por el contrario, existen
posturas al respecto.
La herencia es una universalidad jurídica, que como tal, no admite la calificación
de “mueble” o de “inmueble”.

a).- Postura mayoritaria –a nivel doctrinario y jurisprudencial- (La tradición del


derecho real de herencia se efectúa mediante la reglas de la tradición de los bienes
muebles): Esta postura planteada por profesor don Leopoldo Urrutia 64, consiste en que
la herencia al ser una universalidad jurídica distinta de los bienes que la integran, no
puede calificarse ni de mueble ni de inmueble. De tal forma, si la herencia comprende,
por ejemplo, bienes raíces, no por ello la tradición se efectúa mediante las reglas dada
para este tipo de bienes, es decir, mediante inscripción, pues, ella está reservada para
el derecho real de “dominio” de inmuebles, y la herencia no es dominio, es un derecho,
como se dijo, autónomo, diferente del dominio, no comprendido incluso en las reglas
consagradas en el art. 686, que habla de la tradición del dominio de los bienes raíces,
del usufructo, uso, habitación, censo e hipoteca, NO MENCIONANDO LA HERENCIA.
Ahora bien, no existe en nuestro código civil reglas especificas relacionadas a la
tradición del derecho real de herencia, y como tal, debe aplicarse el estatuto general,
siendo ésta las reglas de los bienes muebles. En consecuencia, puede llevarse a cabo
por cualquier medio que revele la intención del tradente de transferirlo y del adquirente
de adquirirlo. De este modo se hace “significando” de acuerdo al art. 684 las
intenciones antes aludidas. Eje. Dejar constancia en la compraventa del derecho de
herencia el acto jurídico de la tradición de ella6566.

63
Veremos más adelante que hay quienes postulan a que con la tradición no se cede toda la
universalidad, sino sólo el activo sucesoral.
64 Ob. Postura; URRUTIA, Leopoldo; Cesión de Derechos Hereditarios, en RDJ., t VI, 1ra Parte, pp. 222

y sgts. y t VII, 1ra Parte. p. 1 y sgts.


65
A mayor abundamiento, ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo., SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel.,
VODANOVIC, Antonio; Tratado de los Derechos Reales; T I., 6ta Edi. Editorial Jurídica de Chile. 2005.
pp. 296 – 297.
66
Visiones acordes con esta interpretación tenemos a SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho
Sucesorio., Versión de René Abeliuk; 8va. Edi. T II. Edit. Jurídica de Chile. p. 96; DOMÍNGUEZ
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b).- Postura minoritaria (La tradición del derecho real de herencia dependerá de
la naturaleza del bien que lo conforma, salvo cuando existan muebles e inmuebles,
evento en el cual rige la regla de los bienes inmuebles): Esta postura, atribuida al
profesor José Ramón Gutiérrez, señala en términos generales que, la herencia será
calificada de mueble o inmueble según la naturaleza de los bienes que la conforman,
pues la herencia confiere al heredero un derecho real sobre cada una de las especies
singulares que la componen.
Su fundamento estaría entregado a lo dispuesto en el art. 580 del código civil
que dispone “Los derechos y acciones se reputan bienes muebles o inmuebles, según
lo sea la cosa en que han de ejercerse, o que se debe. Así el derecho de usufructo
sobre un inmueble, es inmueble. Así la acción del comprador para que se le entregue la
finca comprada, es inmueble; y la acción del que ha prestado dinero, para que se le
pague, es mueble”.
Según esta postura, podemos decir, que si la herencia está conformada por
bienes muebles, su tradición se efectuará conforme a las reglas de los bienes muebles
(art. 684); Si está conformada por bienes inmuebles su tradición se efectuará conforme
a las reglas de los bienes inmuebles (art. 686); y si en la herencia existen ambos tipo
de bienes, muebles e inmuebles, su tradición deberá efectuarse conforme a las reglas
de los bienes inmuebles (art. 686), requiriéndose en consecuencia, inscripción
conservatoria67.

No es requisito efectuar las inscripciones a que se refiere el art. 688 para efectos de
ceder el derecho real de herencia:
Previamente es indispensable hacer alusión a las inscripciones a que hace
referencia el art. 688, el que dispone:
Art. 688. En el momento de deferirse la herencia, la posesión de ella se confiere
por el ministerio de la ley al heredero; pero esta posesión legal no habilita al heredero
para disponer en manera alguna de un inmueble, mientras no preceda:
1º El decreto judicial que da la posesión efectiva: este decreto se inscribirá en el
Registro de la comuna o agrupación de comunas en que haya sido pronunciado; y si la
sucesión es testamentaria, se inscribirá al mismo tiempo el testamento;
2º Las inscripciones especiales prevenidas en los incisos 1º y 2º del artículo
precedente: en virtud de ellas podrán los herederos disponer de consuno de los
inmuebles hereditarios; y
3º La inscripción especial prevenida en el inciso 3º: sin ésta no podrá el heredero
disponer por sí solo de los inmuebles hereditarios que en la partición le hayan cabido.

Para efectuar la tradición del derecho real de herencia, se ha sostenido que no


es requisito que se hayan practicado las inscripciones a que hace referencia el artículo
citado, pues, estas inscripciones son necesarias para practicar la enajenación de los
inmuebles, no del derecho de herencia. De ahí que, incluso, Arturo Alessandri R
sostenga que incluso es necesario que haya obtenido la posesión efectiva de ella.
Efectos de la tradición o cesión del derecho de herencia:

BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra Edición actualizada.
Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 163; VIAL DEL RIO, Víctor; La Tradición y la Prescripción como Modo de
Adquirir el Dominio en el Código Civil Chileno; 3ra Edi. Ediciones Universidad Católica 2009. p. 53; Entre
otros.
67 Ob. Postura; GUTIERREZ, José Ramón; Cesión de derechos hereditarios; RDJ., T VII, 1ra Parte, pp. 8

y sgts.
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a.- ¿El cesionario pasa a ocupar el mismo lugar jurídico del heredero –cedente-?: R- A
decir verdad la doctrina está dividida.
a.1.- Doctrina que plantea que el cesionario pasa a ocupar el mismo lugar
jurídico del cedente (heredero): Así lo plantea el profesor Manuel Somarriva, para quien
este es el efecto fundamental. Sostiene que el cesionario pasa a ocupar la situación
jurídica del heredero, reconociendo sí, la existencia de la doctrina contraria. Plantea
que en el hecho el cesionario pasa a ocupar la misma situación jurídica y es
exactamente igual que si fuera heredero. De lo anterior es que el profesor Somarriva
sostiene la tesis de que el cesionario responde de las deudas hereditarias y
testamentarias, pues como la herencia tradida comprende una universalidad, ella está
conformada tanto por el activo como pasivo que la integra, sin perjuicio de que, como el
acreedor no participó de la cesión, sigue siéndolo del tradente (heredero -cedente),
pues éste no podría desprenderse de sus obligaciones sin consultárselo al acreedor –
novación por cambio de deudor-, llegando incluso a sostener que el acreedor tenía un
derecho que podía ejercer arbitrariamente en contra del heredero (cedente) o en contra
del cesionario68.

a.2.- Doctrina que plantea que la tradición del derecho de herencia no hace
traspasar la calidad de heredero: En nuestro país autores como Ramón Domínguez B y
Ramón Domínguez A, se adhieren a la tesis de que el efecto no sería el traspaso de la
calidad de heredero, siguiendo la tesis contraria de la explicada precedentemente.
Sostienen que no hay tal sustitución del heredero por el cesionario, y que lo
único que se traspasa es el “activo sucesoral” que pueda encontrarse en la herencia.
Lo que demuestra que la calidad de heredero la sigue detentando el cedente, con la
responsabilidad que ello implica respecto del acreedor. Plantean que en cuanto al
pasivo, depende de la calidad de heredero y no tienen ellos –acreedores- por qué
perseguir necesariamente al cesionario. A los terceros acreedores la cesión no les es
obligatoria y pueden continuar actuando contra el heredero, como si la cesión no
existiese69.
Para nosotros, este planteamiento es muy contundente, pues, para que
efectivamente los acreedores puedan dejar tranquilo al cedente –heredero- y no
perseguir en él las obligaciones hereditarias y testamentarias, es indispensable que los
acreedores declaren su voluntad en torno a aceptar el cambio de deudor hereditario o
testamentario, pues aquello no escapa a las reglas de la novación por cambio de
deudor, donde incluso el acreedor debe manifestar voluntad expresa para liberar al
primitivo deudor.
De lo anterior es que se puede colegir que, la tradición del derecho real de
herencia –como universalidad conformada como activo y pasivo- no depende
exclusivamente del acuerdo de voluntades entre heredero tradente y cesionario, pues
de ser así, deberíamos aceptar el hecho de que la herencia se transfiere de un titular a
otro con todo lo que ello implica, activo y pasivo, lo que en la especie no se da, sin
consultar, por lo menos respecto del pasivo, la voluntad del tercero acreedor. En
consecuencia, es discutible que la tradición sirva realmente para adquirir el derecho
real de herencia. De lo contrario, no se explica razón alguna de que, transferida la
herencia del heredero al cesionario, puedan los acreedores perseguir a quien fue el

68
Ob. Referencia. SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio., Versión de René Abeliuk;
8va. Edi. T II. Edit. Jurídica de Chile. pp. 102-103.
69
DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra
Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. pp. 162-163.
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tradente –heredero-, a menos de que reconozcamos que con la cesión no se


desprendió de todo lo que implica la herencia, lo que pone en duda su real tradición.

b.- Como consecuencia de lo anterior, podemos decir, que el cesionario puede solicitar
la posesión efectiva de la herencia.

c.- Lo mismo respecto a solicitar la partición de bienes.

d.- No puede alegar la nulidad absoluta si el heredero –cedente- no podía hacerlo, pues
así lo ha confirmado la jurisprudencia.

e.- El cesionario tendría derecho de acrecimiento según la regla proporcionada por el


art. 1910 inc. 3ro que dispone “Cediéndose una cuota hereditaria se entenderá cederse
al mismo tiempo las cuotas hereditarias que por el derecho de acrecer sobrevengan a
ella, salvo que se haya estipulado otra cosa”.

6.- LA POSESIÓN DE LA HERENCIA.-

Ya hemos aprendido como se adquiere la herencia, esto es, por sucesión por
causa de muerte, prescripción adquisitiva y tradición. Ahora corresponde el análisis de
la posesión de ella para lo cual, se ha efectuado tradicionalmente un triple distingo,
pues podemos encontrar tres tipos de posesiones ligadas a ella. Tenemos la posesión
legal de la herencia, la posesión real de la herencia y la posesión efectiva de la
herencia.

1).- Posesión legal de la herencia.-

Acá estamos en primer lugar ante la presencia de la posesión consagrada en el


art. 700, y esta posesión se llama legal porque es la ley la que se la otorga al heredero
presumiendo incluso que se dan los elementos propios de ella, “corpus” y “animus”.
Ahora bien, la jurisprudencia ha sostenido que esta posesión legal es concedida
exclusivamente al verdadero heredero.
El art. 722 inc. 1ro se refiere a ella, y nos dice “La posesión de la herencia se
adquiere desde el momento en que es deferida, aunque el heredero lo ignore”.
Como acá la ley presume la existencia de los elementos de la posesión, puede
que ellos, en el hecho, desde el punto de vista factico, no estén presente, pero a pesar
de ello, la ley presume que sí lo están, y como tal, Manuel Somarriva sostiene que
siempre será regular y jamás viciosa.

¿Sobre qué recae esta posesión?


R- La posesión legal se tiene respecto de la herencia, es decir, respecto de la
universalidad jurídica, del todo o una cuota de ella, pero NO respecto de bienes
determinados que conforman la herencia.

¿Desde qué momento el heredero detenta esta posesión?


R- La posesión la adquiere el heredero desde el fallecimiento del causante – el art. 722
dice “desde el momento en que es deferida”- por el sólo ministerio de la ley, aun
ignorándola, lo que demuestra que no es la misma posesión que tenía el causante,
pues la posesión no se transmite. Esto es confirmado por el art. 717 que nos dice “Sea
que se suceda a título universal o singular, la posesión del sucesor, principia en él; a
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menos que quiera añadir la de su antecesor a la suya; pero en tal caso se la apropia
con sus calidades y vicios”.

2.- Posesión real de la herencia.-

Acá nuevamente estamos ante la presencia de la posesión del art. 700, sin
embargo, a diferencia de la anterior, aquí no existe presunción alguna, por lo que sí se
requerirá la existencia real del “corpus” y “animus”. Esta posesión la goza tanto el
verdadero heredero como también el falso heredero, dándole a este último la facultad
de llegar a adquirir la herencia por prescripción adquisitiva, tal como lo estudiamos.

3.- Posesión efectiva de la herencia.-

Concepto de posesión efectiva: La posesión efectiva se ha definido tradicionalmente


como aquella que se otorga por resolución judicial o administrativa a quien tiene la
apariencia de heredero.

Diferencia entre la posesión legal y efectiva:


a.- La diferencia fundamental entre ambas radica en la forma de cómo se adquiere.
Mientras que la posesión legal se adquiere por el sólo ministerio de la ley –de pleno
derecho- al momento del fallecimiento del causante, la posesión efectiva se adquiere
por resolución judicial o administrativa según los casos.
b.- Además la posesión legal la adquiere exclusivamente el verdadero heredero, en
cambio la posesión efectiva puede ser otorgada tanto al verdadero heredero como al
falso heredero.

Formas de otorgar la posesión efectiva, órgano ante el cual se tramita: Ya del concepto
se desprende que ella puede ser otorgada por medio de una resolución judicial o bien
administrativa. Sin embargo, aquello no depende de la voluntad del solicitante, sino
que, será uno u otro dependiendo de los siguientes factores.
a.- Posesión efectiva otorgada por medio de resolución administrativa 70: Lo que
sucede es que si la sucesión es intestada, y la sucesión se ha abierto en chile, la
solicitud de posesión efectiva debe ser tramitada ante el Servicio de Registro Civil e
Identificación. El interesado solicitante, puede solicitar la posesión efectiva ante
cualquier oficina del Registro Civil del país, lo que demuestra que el último domicilio no
determina la competencia del Registro Civil. Tal es la regla consagrada en el art. 2 º de
la Ley Nº 19.903. Una vez que contamos con la resolución administrativa que concede
la posesión efectiva el mismo registro civil se encargará de publicar un extracto de ella
en el diario regional correspondiente a la región en el que se inició el trámite. Si
procede, es necesario acudir con una copia de él al S.I.I a fin de pagar el respectivo
impuesto a la herencia, requisito indispensable a fin de poder enajenar de consuno los
bienes hereditarios. Una vez pagado el impuesto, el SII emitirá una copia del pago. Una
vez que se ha concedido la posesión efectiva, se inscribirá automáticamente en la base
de datos que el mismo registro civil lleva, denominado “registro nacional de posesiones
efectivas”.

70
Ley Nº 19.903, de 10 de octubre de 2003 “sobre procedimiento para el otorgamiento de la posesión
efectiva de la herencia y adecuaciones de la normativa procesal, civil y tributaria sobre la materia”. Cabe
tener presente que la ley en comento tiene un reglamento Nº 237, de 4 de marzo 2004 del Ministerio de
Justicia, publicado en el Diario Oficial de 8 de abril de 2004.
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b.- Posesión efectiva otorgada por resolución judicial: La posesión efectiva será
otorgada por medio de resolución judicial en el caso que la sucesión abierta en Chile
sea testada, o bien cualquier sucesión abierta en el extranjero –testada o intestada-
que pueda tener algún efecto en Chile, sea por bienes situados en Chile, o bien sea
porque tiene parientes Chilenos que tienen derechos en esa sucesión. Cabe tener
presente que una vez otorgada la posesión efectiva, y pagado el impuesto a la
herencia, se procederá a inscribirla en el registro del Conservador de Bienes Raíces.

¿Qué sucede si la sucesión es parte testada y parte intestada?


R- En este caso, se ha sostenido en doctrina, que debería ser tramitada ante la justicia
ordinaria.

¿Qué importancia tiene la inscripción de la posesión efectiva?


R- Ya sea que se inscriba en el Registro Nacional de Posesiones efectivas que lleva el
Registro civil – si la resolución que la concede es administrativa – o bien en el
Conservador de Bienes Raíces si es judicial, la importancia radica es que mediante
ellas se logra conservar la historia de la propiedad raíz que conforma el haz hereditario.

Importancia de la posesión efectiva:

a.- De partida da al falso heredero la posibilidad de adquirir la herencia por prescripción


adquisitiva ordinaria de 5 años, pues, la posesión efectiva constituye justo título.
Recordemos que la regla general es que el falso heredero adquiera la herencia por
prescripción adquisitiva extraordinaria.
b.- Respecto del pago efectuado al falso heredero que obtuvo la posesión efectiva. Si el
deudor del causante le paga al heredero putativo creyendo, de buena fe, que es el real
heredero, el pago efectuado extinguirá la obligación. Este es un caso de poseedor del
crédito.
c.- Para efectos del pago del impuesto a la herencia. Sólo una vez otorgada la posesión
efectiva, se estará en la obligación de pagar el respectivo impuesto a la herencia71.

La posesión efectiva no garantiza la calidad de verdadero heredero: Que a una persona


se le conceda la posesión efectiva no asegura la calidad de heredero, pues la posesión
efectiva sólo tiene como norte concedérsela a quienes detentan la apariencia de tal; lo
anterior demuestra que, otorgada a quien no es un verdadero heredero, no impide a los
verdaderos herederos a ejercer las acciones que el ordenamiento jurídico les conceda
para restablecer el imperio del derecho.

TITULO VIII
DEL BENEFICIO DE INVENTARIO

1.- NOCIONES PREVIAS.-

En su oportunidad dijimos que sólo el heredero y no así el legatario podía


aceptar la herencia con beneficio de inventario, y donde los efectos de la aceptación de
la herencia dependen fundamentalmente del hecho de que el heredero acepte con o
sin beneficio de inventario. Ahora bien, la razón de aquello radica en que la herencia
está conformada tanto por un activo como por un pasivo, es decir, tanto derechos como

71
Ley Nº 16.271, de Impuesto de Herencias, Asignaciones y Donaciones.
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obligaciones transmisibles; luego, es evidente que si la herencia viene cargada con


más deudas que derechos, al asignatario no le será tan beneficioso este negocio, por
decirlo de alguna forma, pues puede que con ello comprometa bienes de su patrimonio
personal. Tal es la regla consagrada en el art. 1245 inc. 1º que dispone “El que hace
acto de heredero sin previo inventario solemne, sucede en todas las obligaciones
transmisibles del difunto a prorrata de su cuota hereditaria, aunque le impongan un
gravamen que exceda al valor de los bienes que hereda”.

2.- CONCEPTO DE BENEFICIO DE INVENTARIO.-

El art. 1247 nos señala que el beneficio de inventario consiste en no hacer a los
herederos que aceptan responsables de las obligaciones hereditarias y testamentarias,
sino hasta concurrencia del valor total de los bienes que han heredado.

3.- QUIENES PUEDEN ACEPTAR CON BENEFICIO DE INVENTARIO.-

Sólo los herederos, es decir, los asignatarios a título universal, no así los
legatarios. Digamos que este derecho es tan importante que ni siquiera el causante
mediante un testamento puede limitarlo, o condicionar al asignatario a aceptar la
herencia sin este beneficio. Lo anterior demuestra que, es el heredero quien detenta la
soberana decisión de aceptar o no con beneficio de inventario, de modo tal, que si
acepta de forma pura y simple (en forma expresa, o bien en forma tácita ejecutando
cualquier acto de heredero) es porque optó por no ejercer su derecho y renunciar a
aquel.

Caso en el que la ley priva al heredero del beneficio de inventario: Más que una
excepción a la regla que estudiamos, es más bien una sanción al heredero de mala fe,
consistente, según lo dispuesto en el art. 1256 en que el heredero que en la confección
del inventario omitiere de mala fe hacer mención de cualquiera parte de los bienes, por
pequeña que sea, o supusiere deudas que no existen, no gozará del beneficio de
inventario.

4.- REQUISITO PARA QUE OPERE EL BENEFICIO DE INVENTARIO.-

El único requisito es haber confeccionado un inventario solemne, bastando ese


sólo hecho para que la ley le conceda el beneficio, aun cuando después el heredero
expresamente diga que acepta con beneficio de inventario.

¿Y cuáles son las solemnidades que debe cumplir el inventario?


R- debe confeccionarse previo decreto judicial, ante un ministro de fe (funcionario
competente), con los requisitos legales (2 testigos, publicación de 3 avisos en el
periódico, citación de los interesados y protocolizado en una notaria). (art. 858 C.P.C).

¿Qué debe comprender el inventario solemne?


R- Todos los bienes (muebles e inmuebles, derechos y obligaciones patrimoniales) que
tenía el causante, incluso aquellos que no eran de su dominio.

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TITULO IX
REQUISITOS DEL ASIGNATARIO PARA SUCEDER POR CAUSA DE MUERTE.
(REQUISITOS SUBJETIVOS)

1.- GENERALIDADES.-

Cabe tener presente, que todo lo que hemos estudiado hasta este momento de
nada sirve si no se cumplen con los requisitos para que opere la transmisión del haz
hereditario o bien del o los legados si así se han impuesto por testamento. Se habla de
requisitos para suceder. Ahora bien, estos requisitos son de dos clases. Tenemos los
requisitos objetivos y otros llamados subjetivos. Los primeros, es decir, los requisitos
objetivos dicen relación con la asignación misma que estudiaremos más adelante; en
cambio los segundos, es decir, los requisitos subjetivos dicen relación con la persona
del asignatario, es decir, requisitos que deben reunirse en él a fin de que pueda ser
titular de la asignación, de lo contrario no lo será.
Estos son los requisitos que estudiaremos a continuación, requisitos
subjetivos, para que el asignatario pueda convertirse en “heredero” o “legatario” y sin
los cuales no podrá ser titular de la asignación.
Los requisitos de que hablamos, se traducen en tres; a) ser capaz; b) digno y; c)
ser persona cierta y determinada.

2.- ANÁLISIS DE LOS REQUISITOS SUBJETIVOS.-

1).- CAPACIDAD PARA SUCEDER.-

Concepto: Es la aptitud legal de una persona para recibir la asignación por causa de
muerte72.

La capacidad para suceder es la regla general, la incapacidad es la excepción: El art.


961 dispone que “Será capaz y digna de suceder toda persona a quien la ley no haya
declarado incapaz o indigna”. De la regla transcrita se desprende que la regla general
es que toda persona sea capaz, salvo aquellos que la ley declare como incapaces.

Características de la capacidad sucesoria: La capacidad en materia sucesoria reúne


una serie de características que son importantes de destacar, así tenemos:
a.- La determinación de la incapacidad en esta materia son gobernadas por normas de
orden público, pues están establecidas en miras al interés general. Por tal motivo, no
pueden ser renunciadas, y su infracción, como se verá será la nulidad absoluta de la
deposición.
b.- Como la regla general es la capacidad, la incapacidad es una excepción, de ahí que
deba ser interpretada restrictivamente. Por lo anterior, es que quien la alegue debe
probar su existencia.
c.- La capacidad se rige por la ley vigente al momento de la apertura de la sucesión.

¿Quiénes son incapaces para suceder?


R- Los incapaces para suceder son los siguientes:

72
SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel; Derecho Sucesorio., Versión de René Abeliuk; 8va. Edi. T II.
Edit. Jurídica de Chile. p. 117.

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1.- Aquel que no existe al momento de abrirse la sucesión. (Falta de existencia natural).
2.- Entidades colectivas carentes de personalidad jurídica.
3.- El condenado por crimen de dañado ayuntamiento.
4.- El eclesiástico confesor.
5.- Notario, testigos del testamento y ciertas personas ligadas a estos.

Clasificación de la incapacidad: En doctrina, hay quienes han efectuado una


clasificación de la incapacidad. Así tenemos al profesor Meza Barros, quien se adhiere
a la tesis de que ésta se clasifica en absoluta y relativa.
a.- Incapacidad absoluta: Es aquella que pone al incapaz en la imposibilidad de
suceder a toda persona. Tales serían los casos 1 y 2.
- Aquel que no existe al momento de abrirse la sucesión. (Falta de existencia natural).
- Entidades colectivas carentes de personalidad jurídica.

b.- Incapacidad relativa: Es aquella que impide al incapaz a suceder a determinado


causante. Tales serían los casos 3, 4 y 5.
- El condenado por crimen de dañado ayuntamiento.
- El eclesiástico confesor.
- Notario, testigos del testamento y ciertas personas ligadas a estos.

Análisis de las incapacidades:

1º.- Es incapaz de suceder aquel que no existe al momento de abrirse la


sucesión:

La primera parte del art. 962 expresa “Para ser capaz de suceder es necesario
existir al tiempo de abrirse la sucesión”. Ahora bien, es menester señalar que la
existencia de que hablamos puede ser tanto natural como legal, aún cuando el código
en esta materia no lo diga expresamente. Pero si nos remitimos al art. 77
desprenderemos inequívocamente que se refiere también a la existencia natural, así
dicho, veamos lo que dice el citado precepto. “Los derechos que se deferirían a la
criatura que está en el vientre materno, si hubiese nacido y viviese, estarán suspensos
hasta que el nacimiento se efectúe. Y si el nacimiento constituye un principio de
existencia, entrará el recién nacido en el goce de dichos derechos, como si hubiese
existido al tiempo en que se defirieron. En el caso del artículo 74, inciso 2º, pasarán
estos derechos a otras personas, como si la criatura no hubiese jamás existido”.

Crítica al hecho de que estemos ante la presencia de una real incapacidad.-


En opinión de Ramón Domínguez B y Ramón Domínguez A, más propiamente
que una capacidad, lo que la ley exige es que el sucesor tenga existencia, al menos
natural, al tiempo de abrirse la sucesión73.

Casos de excepción a la regla de existir “al momento de la apertura de la sucesión”:


a.- Caso en que la herencia o legado se deja bajo condición suspensiva (art. 962 inc.
2º). En este caso, también es necesario existir, pero la diferencia con la regla general,
es que la existencia en este caso se debe dar al momento de cumplirse la condición y

73
DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra
Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 261.

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no al momento de la apertura. Ahora bien, es obvio que si existe una asignación sujeto
a condición suspensiva es porque la sucesión es testada, pues es ahí donde el testador
instituyó la condición. Tengamos presente que en este caso, la delación se producirá
justamente al momento del cumplimiento de la condición, lo que significa que, si el
sujeto por ejemplo ya existía durante el lapso de tiempo en que está pendiente la
condición y fallece, nada transmite a los herederos, pues, la delación aún no acontece.
Ni siquiera tendrá derecho de opción sucesoral. Como podemos apreciar, la regla es a
la inversa de lo que ocurre en el campo de las obligaciones condicionales.

b.- Asignación efectuada a personas que no existen pero se espera que existan (art.
962 inc. 3º). Dice el precepto que, “Con todo, las asignaciones a personas que al
tiempo de abrirse la sucesión no existen, pero se espera que existan, no se invalidarán
por esta causa si existieren dichas personas antes de expirar los diez años
subsiguientes a la apertura de la sucesión”.
Ahora bien, se ha sostenido que la persona a quien se deja la asignación debe
ser persona determinada, y no de cualquier sujeto que no conozca el testador. Por
ejemplo, el testador deja un legado a los hijos de su mejor amigo, Juan Retamal, y al
fallecer el testador Juan no tiene hijos. En este caso habrá que esperar 10 años.

c.- Asignaciones hechas en premio de servicios a personas que no existen (art. 962 inc.
4º). Señala el precepto “Valdrán con la misma limitación las asignaciones ofrecidas en
premio a los que presten un servicio importante, aunque el que lo presta no haya
existido al momento de la muerte del testador”. Por ejemplo, dejar 50 millones de pesos
al que descubra vida inteligente en otro planeta.

2º.- Entidades que carecen de personalidad jurídica:

Al respecto el art. 963 dispone que “Son incapaces de toda herencia o legado las
cofradías, gremios, o establecimientos cualesquiera que no sean personas jurídicas.
Pero si la asignación tuviere por objeto la fundación de una nueva corporación o
establecimiento, podrá solicitarse la aprobación legal, y obtenida ésta, valdrá la
asignación”.
Esta regla responde al mismo principio enunciado en el caso anterior, es decir,
que el asignatario tenga existencia al momento de la apertura de la sucesión. Ahora
bien, es evidente que si una entidad colectiva no tiene personalidad jurídica,
simplemente no es sujeto de derecho, y como tal, no existe, pues no es persona. Ahora
bien, cuando adquiera dicha personalidad jurídica será sujeto de derecho y como tal,
podrá recibir asignaciones. En el caso de que así sea, es evidente que deberemos
estar ante la presencia de la sucesión testada, pues en la intestada el supuesto no se
da, puesto que, la única persona jurídica que por ley puede ser asignatario es el Fisco.

Excepción a esta regla. El inc. 2º del artículo 963 nos dice “Pero si la asignación
tuviere por objeto la fundación de una nueva corporación o establecimiento, podrá
solicitarse la aprobación legal, y obtenida ésta, valdrá la asignación”.

3º Es incapaz de suceder las personas condenadas por el crimen de dañado


ayuntamiento:

En primer lugar digamos que esta incapacidad se encuentra consagrada


actualmente en el art. 964 que dispone “Es incapaz de suceder a otra persona como
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heredero o legatario, el que antes de deferírsele la herencia o legado hubiere sido


condenado judicialmente por el crimen de dañado ayuntamiento con dicha persona y
no hubiere contraído con ella un matrimonio que produzca efectos civiles”, asimismo, el
inc. 2º dispone “Lo mismo se extiende a la persona que antes de deferírsele la herencia
o legado hubiere sido acusada de dicho crimen, si se siguiere condenación judicial”.

¿Qué debemos entender por dañado ayuntamiento?


R- La doctrina considera que actualmente nuestro código civil entiende dentro de la
figura “dañado ayuntamiento” el delito de incesto y el adulterio.

Tipificación del delito de dañado ayuntamiento. El código civil estaría exigiendo que el
asignatario haya sido acusado antes de deferirse la herencia o legado –antes del
fallecimiento del causante- o bien condenado judicialmente –antes del fallecimiento del
causante- por este delito “de dañado ayuntamiento”. Pero, es menester preguntarnos,
¿existe actualmente la tipificación penal denominada “dañado ayuntamiento”?, la
respuesta es categórica, no.
Es una regla inexpugnable en el campo del derecho penal la famosa frase latina
Nullum crimen, nulla poena sine praevia lege, que se traduce como "Ningún delito,
ninguna pena sin ley previa", utilizada en Derecho penal para expresar el principio de
que, para que una conducta sea calificada como delito, debe estar establecida como tal
y con anterioridad a la realización de esa conducta.
Efectivamente esta denominación de delito fue derogada de nuestro código
penal el 2 de diciembre del año 1935 por la Ley Nº 5.750 sobre abandono de familia y
pago de pensiones alimenticias, lo que demuestra que no será posible una condena
por un delito tipificado como dañado ayuntamiento. Sin embargo, lo anterior no obsta a
que revisemos lo que en aquel entontes comprendía esta figura, y que no era sino el
incesto y adulterio. El primero “incesto” consagrado como delito penal en el artículo 375
del Código Penal, y el segundo “adulterio” sólo constituye un delito civil, pues, en el
código penal quedó derogado como delito por la ley Nº 19.335.
Es por lo anterior, que hay quienes han planteado que la causal de incapacidad
que estamos analizando debería decir expresamente relación con el incesto o adulterio,
pues ahí sí podríamos encontrar una sentencia que condene a una persona por tales
hechos ilícitos, el primero en sede penal y el segundo en sede de tribunales de familia,
pues con la denominación “dañado ayuntamiento” no encontraremos técnicamente una
sentencia que condene a un sujeto con ese título.

a.- Incesto: En palabras del profesor Mario Garrido Montt si bien el código penal se
refiere al incesto no ofrece una noción de cuál es su sentido, de ahí que corresponda
determinarlo por vía interpretativa. De lo anterior es que la doctrina ha sostenido que el
incesto es la cópula realizada voluntariamente entre personas de distinto sexo ligados
entre sí por vínculos de parentesco precisados por la ley penal74.
Acá hablamos de relaciones sexuales entre un hombre y una mujer, que están
ligados por un vínculo de parentesco, que según el art. 375 del Código Penal serían
entre ascendiente y descendiente o con un hermano consanguíneo.
Como podemos apreciar, nos estamos refiriendo al parentesco consanguíneo,
en línea recta cualesquiera sean sus grados, y en línea colateral en 2do grado, y su
fundamento como tipificación penal es el orden de la familia, evitando así la posible
degeneración de la estirpe.

74
Del Río, citado por Garrido Montt, obra cit, T III, p. 303.
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Cabe tener presente, que en este delito, no hay víctima, pues ambos –hombre y
mujer- son co-autores del delito penal, y ambos deben ser rigurosamente mayores de
edad, pues de lo contrario, se configuraría otro delito penal distinto del incesto, lo que
demuestra con no hay daño y como tal no puede ser constitutivo de un delito civil.
Asimismo, si bien ambos parientes no pueden contraer matrimonio, pues se
configuraría un impedimento dirimente relativo cuya sanción es la nulidad matrimonial,
no es requisito la celebración del mismo para que se configure la causal de incapacidad
sucesoria. El problema sin duda será probarlo, así por ejemplo, si el causante tuvo un
hijo con su hermana, y por testamento le deja a su hermana la ¼ de mejoras y la ¼ de
libre disposición, ella no sería capaz de sucederle en las asignaciones efectuadas.

b.- Adulterio: Nuestro código civil dispone en el inc. 2º del art. 132 que cometen
adulterio la mujer casada que yace con varón que no sea su marido y el varón casado
que yace con mujer que no sea su cónyuge75.
Cabe destacar que la expresión “yacer” implica tener relaciones sexuales según
lo dispone el precepto citado. Aquello implicaría una grave infracción al deber de
fidelidad que impone el matrimonio, tal como lo consagra el inc. 1º del artículo citado.
Es importante tener presente que el adulterio como delito penal quedó derogado
por la Ley Nº 19.335 quedando finalmente como delito exclusivamente civil.
En resumidas cuentas, es indispensable que el asignatario sea el cónyuge
sobreviviente del causante, y que haya cometido adulterio, evento en el cual será
incapaz de sucederle, como por ejemplo, se haya decretado la separación judicial de
cuerpos por la causal de adulterio, y que el cónyuge inocente posteriormente fallezca
sin que haya término al vínculo matrimonial. En tal caso, el cónyuge culpable no será
capaz de sucederle.
Sin embargo, hay que tener presente que no siempre esta regla del adulterio se
aplicará, pues, si se decretó en su oportunidad una sentencia de separación judicial de
cuerpos, el deber de fidelidad desaparece, lo que implica que si el cónyuge inocente
procede posteriormente a tener relaciones sexuales con una persona distinta de quien
es su cónyuge – en la medida que sea de diferente sexo - no pierde su derecho a la
asignación, pues en tal caso no será incapaz.
Sabemos que la mujer o marido casado que yace con otra persona de distinto
sexo comete adulterio, sin embargo, es menester preguntarnos, ¿esa otra persona, el
cómplice o coparticipe también por ese sólo hecho comete adulterio?. R- El código civil
habla simplemente del cónyuge, y no respecto de aquel que yace con él o ella, es
decir, el tercero involucrado. Digamos que esta interrogante no es azarosa, pues, si nos
remitimos al código penal, sabemos que el adulterio –en ese cuerpo normativo- está
derogado desde el año 1994 por la Ley Nº 19.335, pero antes de esta ley, el código
penal tipificaba este delito, y sostenía en aquel art. 375 inc. 2º que “cometen adulterio la
mujer casada que yace con varón que no sea su marido y el que yace con ella
sabiendo que es casada aunque después se declare nulo el matrimonio”, y como el
código civil ha hablado desde siempre del delito de dañado ayuntamiento se
consideraba que el adulterio en los términos planteados por el código penal era causal
de incapacidad en materia sucesoria. Ahora bien, coetáneamente, la Ley que derogó el
delito de adulterio en el código penal vino a incorporar al código civil el actual artículo
132 que la consagra, planteándonos lo que el código civil entiende por adulterio, pero
sin señalar al cómplice como tal. De lo anterior hay quienes siguen sosteniendo que el
cómplice –amante-, también cometería delito de adulterio, y como tal, en el evento de

75
Texto agregado por la Ley Nº 19.335 modificado por la Ley Nº 19.422.
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que, hoy día, siguiendo este pensamiento, el cónyuge infractor por sentencia judicial de
adulterio, contrajera matrimonio con posterioridad con quien fue su cómplice, y después
falleciera, el cónyuge sobreviviente –que en su oportunidad fue cómplice- sería incapaz
de sucederle; A nuestro entender esta interpretación sería incorrecta, pues, aquello
quedaba claro antes de que fuese derogado el tipo penal de adulterio, pero hoy en día,
nuestro legislador no incorporó al cómplice en el artículo 132 del Código Civil, y como
tal creemos, que ni aun en el caso de que a sabiendas del estado civil de quien
realmente comete adulterio, se configuraría en él dicha calidad, todo lo cual, será
finalmente resuelto por los jueces del fondo, pues entendemos que el sentido del
artículo 132 inc. 2º es claro, y no deberíamos apartarnos de su tenor literal a pretexto
de consultar su espíritu según el art. 19 inc. 1ro.

4º El eclesiástico confesor:

La figura del eclesiástico confesor aparece establecido en el art. 965 que


dispone “Por testamento otorgado durante la última enfermedad, no puede recibir
herencia o legado alguno, ni aun como albacea fiduciario, el eclesiástico que hubiere
confesado al difunto durante la misma enfermedad, o habitualmente en los dos últimos
años anteriores al testamento; ni la orden, convento, o cofradía de que sea miembro el
eclesiástico; ni sus deudos por consanguinidad o afinidad hasta el tercer grado
inclusive.
Pero esta incapacidad no comprenderá a la iglesia parroquial del testador, ni
recaerá sobre la porción de bienes que el dicho eclesiástico o sus deudos habrían
heredado abintestato, si no hubiese habido testamento”.
Se ha sostenido que si bien esta regla tiene una escasa aplicación en nuestro
país, tiene su fundamento en impedir cualquier influencia que afecte la libertad de
testar como asimismo las prácticas inmorales de que pueda llegar a ejercer el
ministerio sacerdotal.
Es evidente que esta regla de incapacidad sólo tiene cabida tratándose de la
sucesión testada, impidiéndole al eclesiástico confesor influir durante la última
enfermedad del causante en el otorgamiento de un testamento efectuando en él
disposiciones que vayan en beneficio del eclesiástico que confesó al testador durante
su última enfermedad, o no siendo la última enfermedad lo confesó los dos últimos
años previos al otorgamiento del testamento. Asimismo, tampoco el eclesiástico
confesor podrá influir en el testador a fin de que otorgue disposiciones que vayan en
beneficio de instituciones como, la orden, convento o cofradía de que sea miembro del
eclesiástico ni tampoco deudos por consanguinidad o afinidad hasta el tercer grado de
éste.

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Testador

Eclesiástico confesor

Orden Deudos
Convento
Cofradías Consanguíneos o Por afinidad
Hasta 3er grado

Cabe tener presente, que cualquier otra disposición que se haga a la iglesia
parroquial del testador sí vale, o incluso al eclesiástico confesor o sus deudos si tiene
derecho a la asignación conforme a las reglas de la sucesión intestada.

5º Incapacidad del notario que autoriza el testamento, de los testigos que


participan en él, y sus familiares:

Al respecto dispone el art. 1061 que “No vale disposición alguna testamentaria
en favor del escribano que autorizare el testamento, o del funcionario que haga las
veces de tal, o del cónyuge de dicho escribano o funcionario, o de cualquiera de los
ascendientes, descendientes, hermanos, cuñados, empleados o asalariados del
mismo.
No vale tampoco disposición alguna testamentaria en favor de cualquiera de los
testigos, o de su cónyuge, ascendientes, descendientes, hermanos o cuñados”.

De la disposición en comento, podemos advertir que las personas que sufren de


la incapacidad de suceder al causante serían:
1.- El escribano que autoriza el testamento. Acá estamos hablando del notario.
2.- El funcionario que haga las veces de tal –sólo si corresponde-. Acá estamos
refiriéndonos al juez competente del lugar del otorgamiento y al oficial de registro civil.
3.- Empleados o asalariados del notario, juez u oficial de registro civil.
4.- El cónyuge del: Notario, juez u oficial de registro civil.
5.- Ascendiente, descendiente, hermanos o cuñados, del: Notario, juez u oficial de
registro civil.
6.- Testigos que participan en el otorgamiento del testamento. Asimismo, el cónyuge,
ascendiente, descendiente, hermanos o cuñados de los testigos.

Cabe advertir que el fundamento de esta incapacidad radica en la libertad de


testar, pues se teme que el testador pueda verse influenciado para favorecer a alguno
de los sujetos aludidos recientemente.

Sanción de la asignación hecha a una signatario incapaz: Al respecto tengamos


presente que el art. 966 dispone que “Será nula la disposición a favor de un incapaz,
aunque se disfrace bajo la forma de un contrato oneroso o por interposición de
persona”. De lo anterior se colige que la asignación en estos casos se sanciona con
nulidad absoluta, pues se estaría transgrediendo una norma prohibitiva que
encuadraría dentro de las causales de objeto ilícito. Así lo señalan Ramón Domínguez
B y Ramón Domínguez A, quienes plantean que la incapacidad importa una prohibición
para recibir cualquier asignación, en el caso de ser absoluta, o determinada asignación,
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si es relativa. Si en la práctica la asignación se hiciere, tendrá objeto ilícito, porque se


trataría de la ejecución de un acto prohibido por la ley y por ello es que sería
absolutamente nula (arts. 10 y 1682)76.

¿La nulidad afecta todo el testamento o sólo la disposición al incapaz?


R- Cabe tener presente que la nulidad absoluta en este caso será parcial y no total,
pues no afecta al testamento en su globalidad, sino el acto de disposición efectuada
en contravención a las normas de la capacidad sucesoria.
Asimismo, los titulares de la acción de nulidad será aquel que tenga un interés
pecuniario subordinado a la declaración de nulidad, por ejemplo, los herederos
abintestato, pues es obvio que declarada la nulidad de la disposición su porción se verá
beneficiada, la que se hará finalmente por vía de acción.

¿Puede el asignatario incapaz adquirir la herencia o legado por prescripción


adquisitiva?
R- Al respecto tengamos presente lo dispuesto en el artículo 967 que señala “El
incapaz no adquiere la herencia o legado, mientras no prescriban las acciones que
contra él puedan intentarse por los que tengan interés en ello”.
De esta regla se desprende que sí puede adquirir por prescripción adquisitiva,
sin embargo, la doctrina ha planteado, en todo caso, que ésta sería exclusivamente
extraordinaria.

2).- DIGNIDAD PARA SUCEDER.-

Concepto de dignidad para suceder: Se define como el mérito de una persona para
suceder por causa de muerte.

Concepto de Indignidad: A contrario sensu lo podemos definir como la falta de mérito


de una persona para suceder por causa de muerte.

¿La dignidad para suceder es la regla general?: La dignidad es la regla general, y la


indignidad es la excepción, regla que se desprende del art. 961 que dispone que “Será
capaz y digna de suceder toda persona a quien la ley no haya declarado incapaz o
indigna”.

Fundamento de la indignidad como sanción: Se ha sostenido que si el sucesor –


asignatario- es autor de un hecho socialmente repudiable y que hace presumir la
voluntad del causante – de cujus- en orden a que no habría llamado a recoger una
asignación al indigno, de haber podido manifestar su voluntad al respecto 77. En efecto,
en palabras del profesor Meza Barros se trata de excluir de la sucesión a un asignatario
por haber cometido actos que importan un grave atentado contra el difunto o un serio
olvido de sus deberes para con éste78.

76
DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra
Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 274.
77
IDEM. p. 282.
78
MEZA BARROS, Ramón; Manual de la Sucesión por Causa de Muerte y Donaciones entre Vivos., 8va
edi. Edit. Jurídica de chile., p. 46.

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¿La indignidad y el desheredamiento son conceptos sinónimos?


R- Se ha sostenido que no son lo mismo, aun cuando en ambos casos hay lógicamente
un desheredamiento. La indignidad es pronunciada por la ley, podríamos decir, que es
un desheredamiento legal, en cambio el desheredamiento en sí tiene su origen en el
testamento.

Causales de indignidad consagradas como tal por la ley: Las causales de indignidad
para suceder al difunto como heredero o legatario están establecidas por la ley de
forma taxativa, pero en distintas disposiciones legales, así tenemos:

A.- Causales de indignidad consagrada en el art. 968: esta disposición consagra 5


causales de indignidad, para muchos, las más importantes.
Es indigno de suceder al difunto, como heredero o legatario:

1.- Homicidio del causante: El numeral 1ro del art. 968 dispone que es indigno, el que
ha cometido el crimen de homicidio en la persona del difunto, o ha intervenido en este
crimen por obra o consejo, o la dejó perecer pudiendo salvarla.
Cabe señalar que ha resulto la jurisprudencia para comenzar con el juicio de
indignidad no es necesario esperar la sentencia condenatoria al asignatario por este
delito, sin embargo, es lógico que para que se declare indigno es menester que exista
una sentencia pronunciada por el tribunal penal en orden a declararlo culpable de
homicidio en la persona del causante. Sin sentencia, no hay indignidad.
Cabe señala que esta regla también se extiende al caso de que el asignatario
haya intervenido por obra o consejo.
Asimismo, se extiende al caso del delito por omisión, pues señala el precepto
que será en definitiva indigno el asignatario si dejó perecer al causante pudiendo
salvarlo.

2.- Atentado grave contra el causante y parientes: El numeral 2do del art. 968 dispone
que es indigno el que cometió atentado grave contra la vida, el honor o los bienes de la
persona de cuya sucesión se trata, o de su cónyuge, o de cualquiera de sus
ascendientes o descendientes, con tal que dicho atentado se pruebe por sentencia
ejecutoriada.
Con la voz “atentado” el código civil ha querido referirse a un delito.
a.- En contra de la vida de la persona cuya sucesión se trata, cónyuge,
ascendiente o descendiente. Aquí hablamos de homicidio –aun que sea redundante
con el numeral 1ro si recae en el causante-, o delito de lesiones graves, e incluso en
estado de frustrado o en estado de tentativa.
b.- En contra del honor de la persona cuya sucesión se trata, cónyuge,
ascendiente o descendiente. Acá por ejemplo, podríamos incluir el delito de calumnia,
injuria, incesto, violación, abuso sexual, e incluso el adulterio.
c.- En contra de los bienes de la persona cuya sucesión se trata, cónyuge,
ascendiente o descendiente. Aquí podemos encontrar, el robo, el hurto, la
defraudación, la usurpación.

Al igual que en el caso anterior, debe existir una sentencia condenatoria por
estos delitos en contra del asignatario.

3.- Por incumplimiento del deber de socorro: El numeral 3º del art. 968 dispone que es
indigno el consanguíneo dentro del sexto grado inclusive, que en el estado de
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demencia o destitución de la persona de cuya sucesión se trata, no la socorrió


pudiendo.
Si bien existe una repercusión jurídica frente al incumplimiento del deber de
socorro, se funda en la moralidad que se encarna en las relaciones de parentesco.
Obviamente acá el deber de socorro está empleado en su acepción más amplia, en la
ayuda que se le puede proporcionar a una persona que se encuentra desvalida, sea
físicamente o bien económicamente.
Al respecto el precepto habla en primer lugar del demente, el que obviamente
requiere siempre de cuidados, protección y preocupación, independiente de la situación
económica en la que se encuentre. Nuestro ordenamiento jurídico consagra en estos
casos el juicio de interdicción por demencia, a fin de darle protección, para ello hay
quienes la ley les faculta a solicitarla, y con ello designarle curador, si aquello por
ejemplo, no se hace, se configuraría la causal de indignidad. Con esto se quiere afirmar
que no es necesario, para catalogar de demente a una persona, la existencia de un
decreto de interdicción.
También el código civil hace referencia a la “destitución” referido a la situación
personal de cuya sucesión se trata, vale decir, su situación económica desmejorada, o
bien el abandono con toda la tristeza que ello genera. De ahí que, por ejemplo, si bien
la obligación de dar alimentos corresponde jurídicamente hasta los hermanos, nada
impide a que voluntariamente pueda ser proporcionada por sujetos que si bien no
tienen tal obligación sí podrían llegar a tener derecho a la asignación, de ahí que el
código extienda la causal del deber de socorro hasta el parentesco de 6to grado
inclusive.
Cabe señalar que esta causal debe ser demostrada en el juicio de indignidad
correspondiente.

4.- Es indigno de suceder, el que por fuerza o dolo obtuvo alguna disposición
testamentaria del difunto, o le impidió testar: Tal es la regla consagrada en el numeral
4to del art. 968. El fundamento de esta causal radica justamente en la libertad de
testar, pues, el testamento es un acto jurídico cuya voluntad requiere ser declarada de
forma libre y espontanea, sin que existan hechos que la afecten.
Acá existen dos situaciones, una que se haya impedido testar y otra que se haya
otorgado testamento.
Si se impidió testar, y se prueba en el respectivo juicio de indignidad que fue por
fuerza o dolo de quien tendría el derecho de ser asignatario –que debe ser
necesariamente un heredero abintestato pues no hubo testamento-, éste será indigno
de suceder.
Si por el contrario, se otorgó testamento, y hubo fuerza o dolo para obtener
alguna disposición, la sanción aplicable es sin duda la nulidad relativa. Sin embargo, es
muy importante saber si se declara nulo todo el testamento o bien sólo la disposición
testamentaria que beneficia al que incurrió en estos hechos. Veámoslo a continuación
por separado.
a.- Hubo fuerza. De partida acá estamos hablando de la fuerza moral que es la
que efectivamente vicia el consentimiento, pues de haber sido fuerza física su sanción
no sería sino la nulidad absoluta. Como hablamos de fuerza moral, hablamos de una
amenaza que provoca miedo en la persona de cuya sucesión se trata y por ese motivo
testó. De ahí que deba reunir los requisitos propios de ella, es decir, que sea contraria
a derecho, actual, determinante y grave. Si hubo fuerza moral la sanción será la nulidad

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relativa79, que afectará todo el testamento y no solamente el acto de disposición, por lo


que es total. Tal es la regla que consagra el art. 1007 que dispone “el testamento en
que de cualquier modo haya intervenido la fuerza, es nulo en todas sus partes”.
b.- Hubo dolo. En doctrina se ha planteado que el dolo actúa acá como vicio del
consentimiento, y como tal es una maquinación fraudulenta teniente a inducir al
testador a otorgar disposiciones que de otro modo lo habría hecho en condiciones
diferentes, lo que demuestra que ha de ser determinante para llevar a cabo el acto de
disposición.
Ahora bien, si ha habido dolo por parte de aquel que gracia a él obtuvo una
disposición testamentaria en su favor, será indigno de suceder. Otra cosa es ahora
averiguar que le sucede al acto de disposición. Al respecto digamos que si bien nuestro
código civil no nos señala una regla especial del dolo como vicio de la voluntad
testamentaria, se ha sostenido por parte de la doctrina que ella igual se extiende en
este campo, pues, las reglas dadas por el código civil en los arts. 1458 y 1459 le serían
aplicables a esta materia, pues el testamento es un acto que como tal no escapa a las
reglas de los vicios del consentimiento. En tal sentido, el dolo vicia el consentimiento, y
su sanción es la nulidad relativa, pero a diferencia de lo que ocurre con la fuerza, en
opinión de Ramón Domínguez B y Ramón Domínguez A, la nulidad afecta tan sólo a la
asignación fruto del engaño80. Siguiendo esta línea de pensamiento, la nulidad relativa
sería parcial y no total, pues afectaría sólo el acto de disposición.

5.- Detención u ocultación del testamento: Señala el numeral 5to del art. 968 que es
indigno el que dolosamente ha detenido u ocultado un testamento del difunto,
presumiéndose dolo por el mero hecho de la detención u ocultación.
Acá estamos ante la presencia de un asignatario que dolosamente detiene u
oculta un testamento, claramente porque desea ceñirse a las reglas de la sucesión
intestada o bien porque existe un testamento que quedó revocado por el nuevo
testamento queriendo ceñirse el asignatario por el antiguo.
Acá lo que se pretende proteger es la última voluntad del testador, y es eso lo
que el asignatario está impidiendo, siendo éste el fundamento de esta indignidad.
Tengamos presente que esta situación encierra un caso excepcionalísimo en el
derecho civil consistente en que se presume el dolo por el mero hecho de la detención
u ocultamiento, presunción que por lo demás es simplemente legal.

B.- Causales de indignidad consagradas en otras disposiciones legales distintas del art.
968. Cabe advertir que seguiremos con la enumeración de los casos anteriores, pues
así no perdemos el orden y también porque así lo expone el código civil. Así
encontramos:

6.- Indignidad por falta de acusación por el homicidio del causante: El inc. 1ro del art.
969 dispone como 6to caso de indignidad el que analizamos. Señala que es indigno de

79
Hay quienes han planteado que la nulidad aplicable es la absoluta y no relativa basado en las
expresiones utilizadas en el art. 1007 “es nulo en todas sus partes”, en tal sentido José Clemente Fabres.
Para nosotros en cambio, esta expresión dice relación con la extensión de los efectos de la nulidad, que
en este caso es total y para nada con el carácter de nulidad absoluta que según este importante autor
tendría.
80
DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra
Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 290.

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suceder el que siendo mayor de edad, no hubiere acusado a la justicia el homicidio


cometido en la persona del difunto, tan presto como le hubiere sido posible.
Por decirlo de alguna manera, la ley prevé en este caso un cierto grado de
complicidad sancionando al sujeto con la indignidad, de ahí que, espera de él, al decir
tan presto, que ponga en movimiento la actividad jurisdiccional lo más pronto posible,
sea denunciando el hecho, o bien ejerciendo la respectiva querella en contra del que
resulte responsable.
Cabe destacar que el asignatario debe ser mayor de edad.

Casos en que no procede esta causal.


a.- Excepcionalmente se libera de esta causal aquel que es cónyuge o pariente del
homicida –ascendiente, descendiente, o existe parentesco por consanguinidad o
afinidad hasta el tercer grado inclusive- pues se entiende que hay una razón de
humanidad de por medio.
b.- Asimismo, digamos que si la justicia hubiese comenzado a conocer del hecho
punible sea porque actuó de oficio o bien por intervención de otro sujeto que promovió
la actividad jurisdiccional, el asignatario no caerá en indignidad.

7.- Indignidad del asignatario por no solicitar el nombramiento de guardador del


impúber, demente o sordomudo de cuya sucesión se trata: El art. 970 consagra como
7ma causal de indignidad la que comentamos. Sostiene el precepto, “es indigno de
suceder al impúber, demente o sordo o sordomudo que no puede darse a entender
claramente, el ascendiente o descendiente que, siendo llamado a sucederle
abintestato, no pidió que se le nombrara un tutor o curador, y permaneció en esta
omisión un año entero: a menos que aparezca haberle sido imposible hacerlo por sí o
por procurador”.
Como podemos apreciar, aquí se castiga al ascendiente o descendiente que
están llamados a suceder abintestato al causante incapaz, es decir, herederos
abintestato, pues, ellos estaban facultados por la ley para solicitar el nombramiento de
un guardador a fin de proteger al incapaz, cosa que no hicieron, de ahí que exista una
negligencia por parte de ellos que la ley sanciona con la indignidad. Es evidente en
todo caso, que la norma transcrita debe ser analizada caso a caso, pues si el causante
era un impúber difícilmente puede dejar descendencia que pueda provocar el
nombramiento de un guardador.
Cabe señalar que si fueren muchos los llamados a la sucesión, la diligencia de
uno de ellos aprovechará a los demás.
Cabe advertir que transcurrido el año recaerá la obligación antedicha en los
llamados en segundo grado a la sucesión intestada.
La obligación no se extiende a los menores, ni en general a los que viven bajo
tutela o curaduría.
Esta causa de indignidad desaparece desde que el impúber llega a la pubertad,
o el demente o sordo o sordomudo toman la administración de sus bienes.

8.- Excusa injustificada para ser tutor, curador o albacea nombrados por el testador: El
art. 971 inc. 1ro y 2do consagran la 8va causal de indignidad, disponiendo que “son
indignos de suceder el tutor o curador que nombrados por el testador se excusaren sin
causa legítima.
El albacea fue nombrado por el testador se excusare sin probar inconveniente
grave, se hace igualmente indigno de sucederle”.
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Como podemos observar, la regla se refiere al guardador “testamentario” que al


mismo tiempo es un asignatario –heredero o legatario-, y no a la guarda que pueda
provenir de una fuente diferente del testamento; Ahora bien, como la designación de
guardador es un cargo de confianza que ha efectuado el testador, ésta se ve quebranta
por aquél que no acepta sin justo motivo el cargo asignado, no pudiéndose concretar a
cabalidad la última voluntad del causante.
Es por lo anterior que, si no hay un motivo legítimo para rehusar el cargo, la ley
sanciona a este sujeto como indigno de suceder.
Asimismo, podemos apreciar que para estar ante la presencia de esta causal de
indignidad, debe existir testamento, y la indignidad de que hablamos no alcanza a toda
la asignación si el designado como guardador es al mismo tiempo un asignatario
forzoso, lo que demuestra que, en este caso, sólo será indigno para suceder lo que por
concepto de ¼ de mejoras o ¼ de libre disposición se le haya dejado. También es
necesario advertir, que si el asignatario que rehusó el cargo de guardador, y el juez
rechazó su excusa, comienza a servir en el cargo, tendrá derecho a la asignación no
considerándosele indigno.
Lo anterior queda advertido por el código civil al señalar en el último inciso del
art. 971 que no se extenderá esta causa de indignidad a los asignatarios forzosos en la
cuantía que lo son, ni a los que, desechada por el juez la excusa, entren a servir el
cargo.

9.- Indigno es aquel que prometa al causante hacer pasar sus bienes a una persona
incapaz para suceder: El art. 972 consagra esta 9na causal de indignidad, disponiendo
que “es indigno de suceder el que, a sabiendas de la incapacidad, haya prometido al
difunto hacer pasar sus bienes o parte de ellos, bajo cualquier forma, a una persona
incapaz.
Esta causa de indignidad no podrá alegarse contra ninguna persona de las que
por temor reverencial hubieren podido ser inducidas a hacer la promesa al difunto; a
menos que hayan procedido a la ejecución de la promesa”.
El código habla de hacer pasar bienes a un incapaz, y sabemos que los
incapaces no pueden suceder al causante, de ahí que, por ser norma de orden público
y prohibitiva por lo demás, la causal de indignidad estaría justificada por el
quebrantamiento que de la ley se haría si se permitiera por esta vía pasar los bienes a
un incapaz. Se consideraría un subterfugio que se podría utilizar para finalmente
transgredir las normas de la capacidad sucesoria. La sola promesa, es causa suficiente
de indignidad.
Excepcionalmente, del inc. 2do transcrito, se desprende que no podrá alegarse
esta causal de indignidad en contra del asignatario que por temor reverencial hubiere
sido inducida a efectuar esta promesa al causante, en la medida que efectivamente no
haya dado curso al cumplimiento de la promesa en manos del incapaz, pues si lo hizo,
a pesar del temor reverencial, será indigno.

10.- Albacea removido por dolo: El art. 1300 dispone otra causal de indignidad, señala
“será removido por culpa grave o dolo, a petición de los herederos o del curador de la
herencia yacente, y en caso de dolo se hará indigno de tener en la sucesión parte
alguna, y además de indemnizar de cualquier perjuicio a los interesados, restituirá todo
lo que haya recibido a título de retribución”.

11.- El partidor condenado por delito de prevaricación: El partidor que dicte


resoluciones injustas o que no adecue su actuación a la sana y transparente práctica
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del ejercicio del encargo cometerá prevaricación. Ahora bien, el art. 1329 dispone lo
siguiente, “la responsabilidad del partidor se extiende hasta la culpa leve; y en el caso
de prevaricación, declarada por el juez competente, además de estar sujeto a la
indemnización de perjuicio, y a las penas legales que correspondan al delito, se
constituirá indigno conforme a lo dispuesto para los ejecutores de últimas voluntades
en el artículo 1300”.

Causales especiales consagradas en la Ley.

Si bien las causales de indignidad estudiadas precedentemente son las que


expresamente la ley las cataloga como tal, se ha sostenido por parte de la doctrina que
existen otras causales que se equiparan o asemejan a la indignidad sobre todo en
cuanto al efecto que provoca –en tal sentido, Manuel Somarriva-. Otros en cambio, no
hablan de causales que se equiparen a la indignidad, sino que de casos de indignidad
propiamente tal, en tal sentido, Ramón Meza Barros, Ramón Domínguez B y Ramón
Domínguez A.
Veamos estas causales.
1.- Caso del menor de edad que contraer matrimonio sin contar con asenso: De partida
digamos que existen en el campo del derecho matrimonial los denominados
impedimentos impedientes o prohibiciones, cuya transgresión no se sanciona con
nulidad matrimonial, sino de otra índole.
Aclarado el punto anterior, digamos que aquellas personas cuya edad fluctúa
entre 16 y menos de 18 años no pueden contraer matrimonio sino cuando están
autorizados para ello. Esta autorización se denomina “asenso”, y la ley se encarga de
señalar quienes pueden otorgarlo. Al respecto tengamos presente lo dispuesto en el
art. 114 que dispone “El que no habiendo cumplido dieciocho años se casare sin el
consentimiento de un ascendiente, estando obligado a obtenerlo, podrá ser
desheredado, no sólo por aquel o aquellos cuyo consentimiento le fue necesario, sino
por todos los otros ascendientes. Si alguno de éstos muriere sin hacer testamento, no
tendrá el descendiente más que la mitad de la porción de bienes que le hubiera
correspondido en la sucesión del difunto”.
Como podemos apreciar, tratándose de la sucesión intestada, la ley se encarga
de desheredar al menor que vulnere la prohibición, sin embargo, en tal caso, la sanción
es privarlo de la mitad de lo que le hubiere correspondido. Sin embargo, cabe señalar
que el ascendiente si quiere puede perdonar este comportamiento en su testamento.

2.- El caso de segundas nupcias respecto del viudo, divorciado o anulado que tiene
hijos del precedente matrimonio quisiese volver a contraer matrimonio: Al respecto
tengamos presente lo dispuesto en el art. 124 inc. 1º que dispone “El que teniendo hijos
de precedente matrimonio bajo su patria potestad, o bajo su tutela o curaduría, quisiere
volver a casarse, deberá proceder al inventario solemne de los bienes que esté
administrando y les pertenezcan como herederos de su cónyuge difunto o con
cualquiera otro título”.
Cabe señalar que antes de la entrada en vigencia de la Ley Nº 19.947 de
matrimonio civil, el artículo citado partía hablando del “viudo o viuda” expresiones que
quedaron derogadas por la ley en comento, de ahí que, en la causal ahora se incluya al
viudo o viuda, divorciado (a), y al anulado (a), según lo expresa el art. 127.
Todos ellos, si tienen hijos del precedente matrimonio, bajo patria potestad, o
bajo tutela o curaduría, deberá, si desea volver a contraer matrimonio, confeccionar un

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inventario solemne81 de los bienes que le correspondan al hijo a cualquier título, como
asimismo, dar al hijo un curador especial –tenga o no bienes el hijo- que contribuya a la
confección del inventario –de no existir bienes, sólo deberá testificarlo-, con ello se
evita la eventual confusión de patrimonios, si por ejemplo, el nuevo matrimonio se rige
conforme a las reglas de la sociedad conyugal.
Cabe señalar que, si el viudo, divorciado o anulado, a la hora de contraer
matrimonio ya existe curador especial del menor, el impedimento para contraer
matrimonio no existiría, pues, según lo dispone art. 127 la confección del inventario
según el precepto, debe “hacerse en tiempo oportuno”, es decir, antes de que se
produzca la confusión de patrimonios de que hablábamos82.
Ahora bien, si se contrae matrimonio sin haber confeccionado inventario
solemne, la sanción es que el padre o madre, que era el viudo, divorciado o anulado,
perderá el derecho de suceder como legitimario o como heredero abintestato al hijo
cuyos bienes ha administrado, sin perjuicio de que el hijo pueda perdonar dicho
comportamiento en su testamento.

3.- El cónyuge que por su culpa dio lugar a la separación judicial: Acá estamos
hablando de la separación judicial de cuerpos, que la Ley Nº 19.947 de matrimonio civil
art. 26 permite al cónyuge inocente en contra del otro cónyuge cuando mediare falta de
éste, siempre que constituya una violación grave a los deberes y obligaciones que les
impone el matrimonio, o de los deberes y obligaciones para con los hijos, que torne
intolerable la vida en común. En estos casos, la acción corresponde únicamente al
cónyuge que no haya dado lugar a la causal.
En tal caso, como el cónyuge separado judicialmente por su culpa sigue ligado al
otro cónyuge por matrimonio, en el evento de que el cónyuge inocente fallezca, aquél
no tendrá parte alguna en la herencia abintestato. Tal es lo dispuesto en los arts. 994 y
1182 inc. Final.
En todo caso, el cónyuge inocente puede por testamento perdonar el
comportamiento que motivó la separación judicial.

4.- Caso de la paternidad o maternidad que haya sido determinada judicialmente contra
su oposición: Se dispone que si la paternidad o maternidad de quien es el causante se
determinó judicialmente contra su oposición, pierden el derecho de suceder abintestato
al hijo, a menos que éste lo haya restablecido en sus derechos, lo que demuestra que
puede ser perdonada por el hijo por testamento. Tal es la regla consagrada por el inc.
2º del art. 994 con relación al art. 1182.

Características de la indignidad (Para otros constituyen además sus efectos):


1.- La indignidad no se produce de pleno derecho (debe ser declarada judicialmente).
Esto significa que la indignidad hay que solicitarla, ella por intermedio de una acción,
demanda en juicio ordinario dirigida contra el asignatario cuya conducta encuadre en
las causales que hemos estudiado. Quien la intenta debe ser aquel que tenga un
interés en la declaración, interés éste que dice relación con la asignación misma y el
beneficio que de ella espera recibir, lo que demuestra la existencia de un verdadero

81
La confección del inventario debe llevarse a cabo conforme a las reglas del Título II del Libro IV del
C.P.C.
82
DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra
Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 299.

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orden de prelación en cuanto a los sujetos que la pueden promover, siguiendo así, los
órdenes de sucesión intestada, lo que no impediría a los acreedores tener legitimación
activa.
De este modo en doctrina se ha señalado que pueden solicitar la exclusión del
indigno las siguientes personas:
1).- Los herederos de grado posterior que faltando el indigno adquirirán la
asignación.
2).- El sustituto instituido como heredero en el testamento.
3).- Los herederos conjuntos que tienen derecho a acrecimiento.
4).- Los acreedores de los herederos que se benefician con la exclusión del
asignatario indigno, aumentando el patrimonio del heredero deudor.

La sentencia que deja sin efecto la delación en su favor operará con efecto
retroactivo. También podría invocarse por vía de excepción, cuando por ejemplo éste
acciona contra el que entró en posesión de la asignación. Por su parte, de existir juicio
de partición, éste y su fallo, quedará subordinado a la sentencia del juicio de indignidad
que se ha promovido –Art. 65 del C.P.C.-.
Como la indignidad se transmite, de fallecer el indigno, la acción debe dirigirse
contra los herederos de éste, y si el juicio ya ha comenzado a promoverse, continuará
con aquellos.
Dictada la sentencia, ésta es sólo declarativa, operando con efecto retroactivo, lo
que significa que se le mira como si no hubiese sido jamás asignatario, debiendo el
indigno restituir la herencia o legado con sus accesiones y frutos, tal como lo prescribe
el art. 974. Lo anterior no se aplica cuando la sanción consiste en la mitad de lo que le
correspondería de la asignación a que hubiese tenido derecho.

2.- La indignidad puede ser perdonada por el causante: Esta regla conocida también
como el perdón del ofendido, está consagrada en el art. 973 que dispone “Las causas
de indignidad mencionadas en los artículos precedentes no podrán alegarse contra
disposiciones testamentarias posteriores a los hechos que la producen, aun cuando se
ofreciere probar que el difunto no tuvo conocimiento de esos hechos al tiempo de testar
ni después”.
Cabe señalar que si el causante en el testamento ha perdonado al indigno, aun
cuando el testamento haya sido revocado con posterioridad, la indignidad se entiende
perdonada, lo que demuestra que la rehabilitación es irrevocable. Así el art. 973
dispone que “Las causas de indignidad mencionadas en los artículos precedentes no
podrán alegarse contra disposiciones testamentarias posteriores a los hechos que la
producen, aun cuando se ofreciere probar que el difunto no tuvo conocimiento de esos
hechos al tiempo de testar ni después”.

3.- La indignidad se purga al cabo de los 5 años de posesión: Así el art, 975 dispone “la
indignidad se purga en cinco años de posesión de la herencia o legado”.

¿El plazo de 5 años de posesión, se refiere a la prescripción adquisitiva o más bien a


un plazo de caducidad de las acciones?
R- Al respecto han existido dos interpretaciones o si se quiere dos posturas.

a.- Postura de que es un plazo de prescripción: Hay quienes plantean que la


indignidad queda purgada cuando se ha ganado la herencia o legado por prescripción
adquisitiva, pues el código civil habla de “posesión de la herencia o legado”. Así Meza
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Barros plantea que, al cabo de 5 años de posesión el indigno habrá adquirido por
prescripción y podrá rechazar las acciones que se entablen en su contra por este
medio83.

b.- Postura de que el plazo de 5 años es de caducidad: Autores como Ramón


Domínguez B y Ramón Domínguez A, plantean que por más de que el código civil
hable de “posesión de la herencia o legado” y que podría conducirnos a la prescripción
adquisitiva, en realidad estamos ante un plazo de caducidad. Se trata, plantean los
autores, de una caducidad de la acción de los interesados en la exclusión del indigno;
de la caducidad de esa acción judicial que el art. 974 confiere a los interesados para la
exclusión del heredero o legatario indigno. Luego, hay que concluir que la acción
acordada por el art. 974 está sujeta a la caducidad, con todas sus consecuencias; se
ejerce o no se ejerce dentro del plazo; no admite interrupción ni suspensión, basta su
ejercicio dentro de los referidos cinco años, aunque no sea notificada, como debería
serlo si fuera una prescripción84.

Sin perjuicio de las posturas a que hemos hecho alusión, es menester señalar
que sea una u otra, la posesión de que habla la regla que analizamos es la posesión
legal.

4.- La indignidad no pasa contra terceros de buena fe: Dispone el art. 976 que “la
acción de indignidad no pasa contra terceros de buena fe”. Puede darse el caso de que
el asignatario en contra del que se sigue el juicio de indignidad, pero antes que se haya
declarado indigno, enajene la cosa o derecho de tiene en la asignación a manos de un
tercero, el que no se verá afectado por la sentencia que declara la indignidad, en la
medida de que haya estado de buena fe, en consecuencia ellos no restituirán en tal
caso la cosa asignada objeto de la enajenación. Lo mismo sucede con los gravámenes
que beneficien a terceros, en tal caso, el gravamen se mantiene.

Extinción de la indignidad: Como pudimos apreciar en las características, la indignidad


se extingue por dos causas. La primera por el perdón del ofendido y la segunda por
haberse purgado la indignidad al cabo de 5 años. Ambas causales fueron estudiadas
precedentemente dentro de las características de las indignidades.

3).- PARALELO ENTRE INCAPACIDADES E INDIGNIDADES PARA SUCEDER.

En esta materia seguiremos principalmente al profesor Somarriva como al


profesor Meza Barros.

Incapacidad Indignidad
1 Son de orden público. Son de orden privado.
2 No pueden ser perdonadas. Pueden ser perdonadas.
3 La incapacidad no requiere de Requiere de sentencia judicial que la

83
MEZA BARROS, Ramón; Manual de la Sucesión por Causa de Muerte y Donaciones entre Vivos., 8va
edi. Edit. Jurídica de chile., p. 60.
84
DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón; Derecho Sucesorio., T I. 3ra
Edición actualizada. Edit. Jurídica de Chile. 2011. p. 320.

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sentencia judicial. declare.


4 El incapaz no adquiere la asignación. El indigno puede adquirirla, pero después
podrá ser forzado a restituirla.
5 Como el incapaz no adquiere la Como el indigno puede adquirir la
asignación, no la transmite. asignación, la transmite a sus herederos,
pero con la causal de indignidad.
6 La incapacidad pasa a los terceros, La indignidad no pasa a los terceros de
estén de buena o mala fe. buena fe.
7 El incapaz no adquiere la asignación El indigno puede adquirir la asignación si
mientras no prescriban todas las han transcurrido 5 años y no se declaró
acciones que se pudieron hacer valer la indignidad.
en su contra.
8 La incapacidad puede ser absoluta o La indignidad es siempre relativa.
relativa.

4).- DISPOSICIONES COMUNES A LA INCAPACIDAD E INDIGNIDAD:

a.- Las incapacidades e indignidades no privan del derecho de alimentos: Así lo


dispone el art. 979 “La incapacidad o indignidad no priva al heredero o legatario
excluido, de los alimentos que la ley le señale; pero en los casos del artículo 968 no
tendrán ningún derecho a alimentos”.
Como podemos apreciar, la disposición consagra una regla general y una
excepción.

Caso de excepción: Dispone el precepto que en los casos del art. 968 no tendrán
ningún derecho a alimentos. En su oportunidad vimos los 5 casos consagrados en esta
disposición, y que dijimos que la doctrina los considera como los más relevantes. El
fundamento de esto, radica en que en estos casos se estaría incurriendo en “injuria
atroz”, por lo que esta regla está en armonía con lo dispuesto en el art. 324 que señala
“En el caso de injuria atroz cesará la obligación de prestar alimentos. Pero si la
conducta del alimentario fuere atenuada por circunstancias graves en la conducta del
alimentante, podrá el juez moderar el rigor de esta disposición.
Sólo constituyen injuria atroz las conductas descritas en el artículo 968.
Quedarán privados del derecho a pedir alimentos al hijo el padre o la madre que le
haya abandonado en su infancia, cuando la filiación haya debido ser establecida por
medio de sentencia judicial contra su oposición”.

b.- Los deudores hereditarios no pueden oponer como excepción su incapacidad o


indignidad: Tal es la regla consagrada por el art. 978 que dispone “Los deudores
hereditarios o testamentarios no podrán oponer al demandante la excepción de
incapacidad o indignidad”.

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Wiliams López Cohas. 77
Abogado

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