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REVISTA LATINOAMERICANA DE ECONOMIA Polémica


PROBLEMAS DEL DESARROLLO
Vol. XXI N úm . 86 Julio -s e p tie m b re 1991
ECONOMIA Y
O P IN IO N E S Y C O M E N TA R IO S EPISTEMOLOGIA
EL T C L M E X IC O -E S TA D O S U N ID O S -C A N A D A Y
SU R E P E R C U S IO N EN S E C TO R E S P R O D U C T I­
VOS M E X IC A N O S
y los desaciertos del
R am ón M artínez E scam illa
•J *

C u au tém o c G onzález Pacheco


El Tratado de Libre C om ercio y su im pacto en los
se cto re s productivos
Los recursos naturales renovables y el Tratado de
Libre C om ercio
conocimiento científico
F elipe Torres Torres
Javier D elgadillo M acias
El s e cto r agropecuario frente al Tratado de Libre
C om ercio Luis L. Denari*
M aría Luisa G o n zá lez M arín A lgunos a spectos del Tratado de Libre C o m e rcio
sobre la industria
S erg io S uárez G uevara Petróleo M exicano y el Tratado de Libre C om ercio:
oscuridad y claridad “El futuro es nuestro, por prepotencia
Jo sé Luis Fernánd ez H errera El Tratado de Libre C om ercio y los m edios de c o ­
m unicación
de trabajo (Roberto Arlt) "

E NSAYO S Y A R T IC U L O S
I. ¿NO SE PUEDE CONOCER?
Isaac P alacios Solano El p etróleo m exicano en la p erspectiva del Tratado
de Libre C om ercio
A lfred o G uerra-B orges T ra sn a cio n a le s e integración: un recuento de a c ­ Nada más obvio, cuando se hace una afirmación en economía, que se
tualidad está utilizando una forma particular de conocimiento científico.*1 No
A licia G irón G onzález Deuda in te rn a y m ercado de valores
Jo sé A. M oneada S ánchez Los nuevos rostros de la crisis. El caso del E cu a ­ obstante, son pocos los economistas que pueden articular un fundamen­
dor to cierto sobre este aspecto. Las carreras universitarias de economía en
José A ntonio A lonso El papel del sector inform al en la sociedad m e x ic a ­ todo el mundo consisten en una serie correlativa de materias que, desde
na. Un a cercam iento crítico a las m icroindustrias
M anuel J. C arvajal, A nne M. Perfil de la m icroem presa y del m icroem presario:
el inicio, astillan en fragmentos lo que se supone quieren entender, sin la
Fied ler y Florencio industria de la transform ación en M éxico más elemental unidad de contenido.2Los conocimientos genéricos que en
G o n zélez N egrete algunos casos les puede dar una materia de tipo “metodológico” ,3quedan
D ídim o C astillo F. El se cto r inform al: ¿estrategias de la po b re za o p a ­
radojas de la industrialización?
perdidos en una nebulosa de definiciones y en un formalismo vacío. Las
Jo sé M iguel C andia T rabajo in fo rm a l: luchas s o cia le s y o rg a n iz a c ió n exigencias de la vida cotidiana y la búsqueda de oportunidades laborales
sindical van enterrando, cuando lo hubo, el interés por ese problema y, finalmente,
TE S T IM O N IO
cuando ya se ha adquirido cierto lugar en la profesión, la necesidad de
mantenerla y desarrollarla cierra definitivamente cualquier atisbo de
B ernardo O lm edo C arranza A groalim entación en C orea del N orte
curiosidad de ese tipo, ahora sí vista como una inquietud juvenil.

Instituto de Investigaciones Económicas. Torre II de Humanidades, 1er. piso, * Licenciado en Economía (UBA).
Ciudad Universitaria, México, D.F. C.P. 04510. 1. Incluye criterios específicos de causalidad, de verdad, de totalidad, etc.; supone determinadas relaciones
entre teoría y realidad, entre sujeto y objeto, etc., etc.
2. “Micro" y “macroeconomía” son el ejemplo más visible y más burdo. Con ellas comienza el descuar­
400282 61060 tizamiento de la evidencia.
3. Comúnmente presentados como un tema extemo al mismo proceso de conocimiento, cuando no se
reducen a una enumeración formal de técnicas y procedimientos de recolección y ordenamiento de datos.
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Por su lado, la filosofía de la ciencia, la ¿Sobre qué argumentos basan sus afir­ jugaron por esa política creerán confirma­ ción sobre la realidad; qué relación hay
teoría del conocimiento o la epistemolo­ maciones? Están aquellos a los que les das sus posiciones y se verán como los entre los hechos históricos y la circuns­
gía contribuyen, desde su inocuidad, a gusta sentirse respaldados por las expe­ responsables del éxito alcanzado; varios tancia actual; cómo se construyen las
desalentar cualquier incursión por ellas. riencias históricas: en tales países, en ta­ libros serán escritos al respecto, y los teorías y cómo se validan; qué relación
Si en la última década se han puesto de les ocasiones, se hizo así y el resultado fue veremos pontificando sobre las bondades existe entre la economía y la vida social en
moda algunos de sus representantes más exitoso. De ahí se deduce, y parece total­ de ese curso de acción urbi et orbi. En el general; qué vínculos se establecen entre
conspicuos —del tipo Popper, Kuhn, mente lógico, que hay que hacer lo mismo caso de que esa misma política fuera apli­ el que quiere saber y aquello que se quiere
Toulmin, Prigogine, Lakatos, Feyera- acá. Pero esta manera de argumentar tie­ cada sin éxito en algún otro lugar, o inclu­ conocer, etc., etc. Por otro lado, hemos
bend, por mencionar sólo a los más popu­ ne, por lo menos, dos inconvenientes: el so en el mismo lugar pero en condiciones encontrado características generales de
lares en nuestro medio— , fue para difun­ primero es que, casi siempre, es posible diferentes, siempre tendrían elementos indemostrabilidad y de precariedad en los
dir la especie de la imposibilidad de cono­ encontrar ejemplos contrarios y, cuando para creer que no fue bien aplicada o no lo discursos, que no son irrelevantes. Estas
cer. Esta se ha vulgarizado en la llamada no se los tiene a mano, nada impide pensar fue en el momento justo. Pero además, circunstancias son las que han llevado a
‘‘crisis de los paradigmas’", trance que los que quizás se esté ante un caso singular, ¿cómo saber, por ejemplo, si efectiva­ los entendidos a sostenerla imposibilidad
economistas más avisados han extendido no repetible y que requiere una solución mente no han sido otros elementos, no de conocer.
hasta su propia ciencia, sin mayores im­ inédita. El segundo, más complicado aún, considerados en el análisis, los responsa­ Pero llegado a este punto se nos podrá
plicancias. es cómo legalizar una homologación en bles de los resultados?5 preguntar si es tan necesario contar con
Pero no nos referimos simplemente a las características principales y en las si­ A su vez, si se aplicaran esas políticas una respuesta a esos temas para actuar en
las aseveraciones de orden “teórico” de la tuaciones de partida entre esas experien­ pero los resultados no fueran buenos, se la disciplina. Al fin de cuentas, la activi­
economía. Cuando hay que elaborar una cias tomadas como ejemplo y el país que podrían adjudicar las razones del fracaso dad económica sigue su curso, son miles
política específica o criticarla, nueva­ se tiene por delante. a otras circunstancias vistas como ajenas las políticas llevadas adelante en este
mente, y acá con mayor agudeza, los Otro camino, un rodeo más largo, es a la propuesta estrictamente económica: momento en todo el planeta sin que esos
argumentos empleados también incluyen apoyarse en alguna teoría. Acá la defensa que el partido gobernante priorizó los interrogantes hayan sido contestados su­
una forma de conocimiento científico, de de la afirmación se mediatiza. Ahora es la objetivos “políticos”, que los “intereses ficientemente, centenares de universida­
la que pocos pueden dar cuenta con algu­ teoría la que debe ser fundamentada. Y creados” se oponían, que se aplicó dema­ des enseñan como válido lo que estamos
na solvencia. Y una acción basada sobre ésta generalmente se sustenta sobre ejem­ siado lentamente por la morosidad del poniendo en tela de juicio y decenas de
afirmaciones de dudoso respaldo es casi plos históricos que la confirmen, con lo parlamento o, sencillamente, porque la miles de estudiantes están aprendiendo a
una acción ciega. que volvemos al caso anterior. Además, gente no los comprendió. Pero, entonces, seguir ese camino a pesar de ello.
aunque la teoría muestre su verificación ¿cuándo una política económica es la Vamos a insistir con otros ejemplos
Crecimiento o estabilidad empírica hasta el presente, queda por ver “correcta” para un problema dado?
si también se aplicará a un nuevo caso. En ¿cómo incluir la incidencia de otros as­
Tomemos un ejemplo sencillo de las realidad, que a una situación le siga sis­ 5. Sobre este tipo de confusiones vale la siguiente
pectos de la realidad? ¿se puede tener en anécdota, y su moraleja: cuando los primeros
tantas discusiones sobre nuestra realidad temáticamente un resultado no es sufi­ cuenta la conducta humana? “blancos” llegaron a la Patagonia, les llamó la
cotidiana: “La estabilidad es condición ciente para afirmar que hay una relación La segunda posibilidad es que las po­ atención la manera que tenían algunos pueblos
necesaria del crecimiento económico”, de causa-efecto entre ellas. Puede ocurrir líticas consideradas como las más perti­ aborígenes de pedir que lloviese: la rogativa consis­
dicen unos. Otros afirman: “Con el creci­ que, producida esa situación, el curso sea nentes no se lleven adelante. Acá se escu­ tía en una ceremonia en la que un grupo de ellos
bailaba contoneándose rítmicamente. Mucho des­
miento es que se logra la estabilidad”. distinto, y la teoría utilizada perderá apli­ chará el mismo estilo de argumentos de pués, se descubrió que lo que hacían era imitar el
Entonces, ¿qué prioritar?: ¿la estabilidad cación general, incluso cuestionando lo los que sí las aplicaron pero no consiguie­ movimiento de los ñandúes que, increíblemente,
de las principales variables o políticas de que hasta allí se creía conocer. ron resultados, y les caben las mismas antecedía con marcada regularidad la llegada de la
expansión?4 preguntas hechas anteriormente. lluvia. Los antiguos habitantes del lugar establecían
Pero esto es sólo una parte del proble­ una relación de causa-efecto entre el bailoteo y las
4. Simplificamos para abreviar y sabiendo que a tormentas de agua, y actuaban en consecuencia.
otras respuestas posibles les cabrían los mismos in­ ma. Aceptemos, por un momento, que se Estudios posteriores sobre aquellos animales mos­
terrogantes que veremos inmediatamente. Por otro ha llegado a una conclusión única: la No se puede conocer traron que el proceso de cambio en la presión
lado, obsérvese que en este tipo de debates es afirmación «A» es la correcta, y que de atmosférica, que precede a las lluvias, afectaba su
común pasar por alto las razones del estancamiento ella se desprenden tales y cuales políticas. sistema de equilibrio y los hacía moverse de esa
y de las fuertes fluctuaciones, como si el cambio de Obsérvese que en este sencillo ejem­
¿Se llevarán adelante? Veamos las dos manera. ¡Cuántos ministros de economía hemos
esta realidad dependiera simplemente de que se le plo nos hemos enfrentado, por un lado, visto contonearse para romper la sequía! Y si, por
aplique la política adecuada. Más adelante veremos posibilidades: la primera es que se apli­ con varios problemas implícitos en los casualidad, les toca algún chaparrón, lo menos que
qué encierra esta clase de razonamiento. quen. Si el resultado es positivo, los que se argumentos: cómo sustentar una afirma­ nos prometen es una humedad eterna.
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Economía y epistemología 85

para mostrar que no se trata de un proble­ “elevar el ritmo de acumulación de capital


ma que afecta sólo a discusiones menores reproductivo sobre todo a expensas del económicas que pueden considerarse fir­ dimensión del “poder”, que reputan de
sino a cuerpos teóricos completos. consumo de los estratos superiores”, de memente fundamentadas” [Hicks, 1981, fundamental importancia para las expli­
pág.24] sin, por supuesto, arriesgarse a caciones en economía. Así han prolifera-
que “el Estado regule el uso social del
nombrarlas para evitar que sean expues­ do los estudios sobre los grupos económi­
excedente...sin concentrar la propiedad
tas al debate. Axel Leijonhufvud señalaba cos, los grupos de poder, y hasta los espa­
Prebisch y los consagrados en sus manos”, de proceder a la “transfor­
que “la imperfecta correspondencia entre cios de poder. Pero lo que han dejado sin
mación del sistema”[/b/£/., pág.47], de
los modelos de teoría económica y aqué­ explicar...es el poder mismo.8
Hemos elegido, en primer lugar, un ellos, todo lo que puede decimos nuestro
llos que son vehículos de trabajos empíri­ Algo similar le ocurre al teórico mar-
texto suficientemente conocido sobre la transformador ¡es aconsejarnos que...
camente cuantitativos expresa la grave xista europeo Ernest Mandel cuando ha­
realidad latinoamericana: «Capitalismo releamos las anticuadas e ingenuas teo­
dificultad tanto de falsar de manera deci­ bla de la U.R.S.S. Para él, “la economía
periférico; crisis y transformación», de rías paretianas o que nos dediquemos a la
siva como de confirmar convincentemen­ soviética... es una combinación híbrida de
Raúl Prebisch. Ya en la misma introduc­ antropología!* ¿Qué sustento pueden
te las teorías económicas. En economía, economía de asignación y de producción
ción nos dice que “los fenómenos del quedarle a sus propuestas?
las tradiciones teóricas más opuestas se mercantil, en la cual la ley del valor no
desarrollo no pueden explicarse solamen­ ¿Pero hace algo distinto el resto de los
mantienen vivas” [Leijonhufvud, 1976, rige pero sí tiene influencia”. Pero si “no
te con una teoría económica; hay que economistas? Todo el andamiaje teórico
pág. 77]. Son conocidas las posiciones de rige la ley del valor”, ¿qué ordena la vida
llegar a una teoría global que integre todos marginalista se apoya sobre una supuesta
Milton Friedman defendiendo la “irrele­ de la sociedad soviética? “No es la ley del
los elementos del sistema mundial del conducta “racional” y “optimizadora” de
vancia de los supuestos”, y Joan Robin- valor sino las decisiones de la dirección
capitalismo” [Prebisch, 1981, pág. 30J. los agentes económicos, a los que, en una
son, por su parte, nos decía que “La Eco­ política las que determinan en última
Ahora bien, entre esos “elementos”, de gran mayoría -basta mirar al conjunto de
crucial importancia -no podría ser de otra nomía va cojeando con un pie sobre teo­ instancia las proporciones maestras de la
la población mundial-, no les va nada bien
rías no-contrastables y el otro sobre con­ distribución del producto social y la diná­
manera- están los llamados “actores so­ ser tan “óptimos”. Campeones de la evi­
signas incontrastables”[Rc>bms0n, 1962, mica de la economía en su conjun­
ciales”. sin los cuales no tendrían existen­ dencia empírica cuando les conviene,
pág. 25]. to” [Mandel, 1984, pág.87]. De modo que
cia nuestras economías “periféricas”. ¿Y idólatras de la realidad incontrastable del
¿Qué propuestas de política económi­ para este autor es la burocracia la que
qué nos dice al respecto?: “¿Cómo surgen mercado, si deben dar explicaciones de lo
ca consistentes han podido ofrecer estos determina en última instancia la dinámica
esos actores en el sistema? Los elementos que tienen por delante se refugian en el
señores, con ese lamento acerca de los de la producción social. ¿Y qué determina
acerca de los cuales hemos venido discu­ misticismo, mientras cada uno de los pila­
graves inconvenientes para entender la lo que decide la burocracia? Como se ve,
rriendo en estos escritos no nos dan la res sobre los que construyen sus políticas
realidad? el enigma de los “actores sociales” del Dr.
clave, la que quizá puede encontrarse en caen por su propio peso. E.J.Mishan,
Prebisch aquí se trastrueca en el de la “bu­
las teorías paredañas del movimiento galardonado con el Premio Nobel de Eco­
rocracia” mandeliana.
ondulatorio de los grupos dirigentes. ¿O nomía, no tuvo ningún empacho en afir­
En todas partes se cuecen habas
habrá que realizar exploraciones antropo­ mar: “Después de todo el despliegue de
lógicas para comprender estos fenóme­ virtuosismo técnico asociado con dichos
Se nos podría señalar que los ejemplos ¿Vale todo o peor es nada?
nos de la conducta humanaT[IbicL, teoremas [se refiere a los utilizados para
aportados han recaído sobre autores que
pág. 175]. establecer la conducta del consumidor,
nada tienen de contestatarios. Pero los Hemos tratado de mostrar la relevan­
A confesión de parte, relevo de prue­ LLD], al economista en ejercicio no le
economistas que se ubican hacia la iz­ cia de estos problemas con que tropiezan
bas: la “teoría global” reclamada no cierra queda gran cosa que pueda ayudarle a
quierda de ese espectro -ya sea que levan­ los economistas, y que no son propios de
porque le falta un ingrediente fundamen­ hacer frente a las complejidades del mun­
ten posiciones heterodoxas, tercer mun-
tal. Todo el discurso se revela trunco. Los do real. En realidad, no le haría ningún
distas o se reclamen marxistas- no tienen
que tienen en sus manos la posibilidad de daño el permanecer ignorante de todas las 7. Aquí los “agentes sociales” pasan a serlas “clases
nada muy distinto que ofrecer. Las teorías
teorías del comportamiento del consumi­ sociales”, el “pueblo” y la “oligarquía”, etc., con
6. Por eso. cuando al final del libro, con cierta amar­ que construyen, y desde las que parten, semejantes incógnitas.
gura, se pregunta: “¿Qué ha pasado con los econo­ dor, y aceptar como un acto de fe la obvia
presentan los mismos problemas de fun­ 8. Ya hace muchos años Michael Foucault se ilusio­
mistas? ¿Es que a sus huestes no se han incorporado e indispensable «ley de la deman­
damentos y verificación que las rivales. naba también con estas búsquedas: “Sabemos per­
mentes tan lúcidas como las que han impulsado las da»” [Mishan, 1961]. fectamente que no son los gobernantes quienes de­
otras actividades científicas?” [Ibid., pág.325], si En su mayoría incluyen el aspecto “so­
La endeblez de las teorías económicas tentan el poder. Sin embargo, la noción de clase di­
han seguido sus recomendaciones deben estar cial” en el análisis,67 pero no van más lejos
demorados en su incorporación siguiendo los está ampliamente reconocida. Sir John que el Dr. Prebisch. Una moda de la
rigente no está clara ni muy elaborada. Dominar,
dirigir, gobernar, grupo de poder, aparato del Esta­
movimientos ondulatorios o excavando alguna Hicks pretendió salir elegantemente del última década —extendida en otras disci­ do, etc.; aquí hay un conjunto de nociones que piden
tumba. tema diciendo: “Son escasas las «leyes» plinas también— ha sido privilegiar la ser elaboradas” [Foucault, 1983, p ág.127].
Economía y epistemología 87

su disciplina sino del pensamiento cientí­ conocimiento científico ha llegado a esta identificar su comportamiento— es con- central es contrastar la teoría, la ley o la
fico en general que hoy se utiliza. Blaug, encerrona sin cuestionar mínimamente ceptualizado de tal manera que se lo pue­ afirmación con la realidad, comparando
que se ha interesado en el tema, lo sinteti­ sus propias reglas de juego. A los que da comparar; generalmente expresado en sus implicancias empíricas con los he­
za así: “La ciencia se caracteriza por su siguen interesados en el tema y buscan una medida determinada. Recién enton­ chos observados. Si se plantea el proble­
método de formulación de proposiciones una senda alternativa les proponemos dar ces están en condiciones de buscar corre­ ma de la acción, ésta misma podría ser
contrastables, y no por su contenido, ni un paso más y acompañarnos en la segun­ laciones entre esos fenómenos. Si no se considerada un fenómeno más a incluir en
por su pretensión de certeza en el conoci­ da parte de este artículo. presentan se buscan otros, o se reconcep- el análisis, con todas las restricciones del
miento; si alguna certeza proporciona la tualizan los ya considerados para medir caso.
ciencia, ésta será más bien la certeza de atributos distintos de esos fenómenos. Veamos, aplicadas a una cuestión
nuestra ignorancia” [5/flwg, 1985, II. ALGUNOS Así hasta que encuentran alguna asocia­ concreta, las “críticas” que le hacen las
pág.31]. CUESTIONAMIENTOS BASICOS. ción significativa entre ellos, mostrando teorías del conocimiento prevalecientes a
Frente a esta situación, una actitud una cierta regularidad. esta manera de encarar los problemas.
posible es la indiferencia. Basta leer los Los principales intentos contemporá­ Ha llegado el momento de elaborar
trabajos económicos que se publican para neos por superar estos problemas han pro­ hipótesis sobre el tipo de relaciones exis­
reconocer cuán difundida está. No sentir­ venido, en mayor medida, de las ciencias tentes entre esos fenómenos, por ejemplo Un ejemplo “económico”
se aludido por esos planteos permite afir­ “duras”. Sin embargo, al no cuestionar las cuáles son causa y cuáles efecto (esto es
mar lo que se quiera, siendo la única bases sobre las que se apoyan las teorías fundamental si se quiere actuar sobre esa Tomemos por caso el déficit fiscal
restricción la capacidad de imaginar. Otra del conocimiento en danza, los debates realidad). Un conjunto de conjeturas ini­ crónico (en adelante DFC) en la Argenti­
respuesta es elaborar, dado que no se terminan siendo versiones distintas de lo ciales puede convertirse, mediante su na. Se lo puede medir de una u otra mane­
puede conocer, un conjunto de reglas que mismo. En ese sentido, preguntarse por inserción articulada dentro de una estruc­ ra, ver cómo ha variado año tras año, y lo
ayuden a discriminar la paja del trigo, esas reglas es un paso necesario. Como se tura deductiva más o menos coherente y único que va a indicar es el tamaño que
porque peor es nada. Tratar de colocar a la verá hacia el final de este trabajo, no completa, en una teoría científica y ésta tiene y su permanencia y oscilaciones en
Economía en un estatus decoroso dentro vamos a inventar nada nuevo. Apenas será sistemáticamente contrastada con el tiempo. Para poder decir algo más de él
de la ciencia, acortando distancias con retomar otra forma de conocimiento, ya nuevas observaciones sobre la realidad de se suele ponerlo frente a otro fenómeno
otras disciplinas más “rigurosas”. Esta más que centenaria, para reabrir una dis­ la que trata. Hasta que ésta la impugna, y distinto con el cual relacionarlo.11 Por
preferencia, que suele agrupar a econo­ cusión sustantiva. se réiíera la secuencia. ejemplo, y dado que son los gobiernos los
mistas comprometidos con su actividad, Haremos un repaso breve de cómo En la medida en que el científico ya que deciden directamente sobre las finan­
se sostiene en la esperanza de que, a pesar trabajan los científicos y, a continuación, cuenta con una serie de teorías elaboradas zas públicas, ver si la existencia de un
de todo, siguiendo esas normas algo se aplicaremos a un ejemplo “económico” de esa manera, cuando se enfrenta al pro­ DFC no está asociado a la presencia de
puede conocer. las fuertes limitaciones que comúnmente blema del que tiene que dar cuenta, no ne­ una generación de políticos “estatizan­
En nuestro medio el tratamiento de la les marcan las teorías del conocimiento. cesita repetir los pasos dados anterior­ tes”. Si coexisten sistemáticamente este
cuestión es casi nulo. En los últimos años Después, señalaremos otros graves in­ mente sino que puede acudir al marco tipo de dirigencia y los desequilibrios
hemos encontrado sólo dos artículos [Fi- convenientes que se derivan de ese enfo­ conceptual ya elaborado que entienda fiscales -y, además, en otros países se
gueras-Benavídez, 1988, y Borrello, que, no siempre reconocidos, y cerrare­ más apto para su tarea. observan gobernantes “privatistas” y fi­
1988]9 que, si bien trabajan la problemá­ mos con algunas reflexiones que abren un El proceso de búsqueda se juega en los nanzas “sanas”- ya es posible, apoyados
tica y la difunden, se limitan a reseñar camino al aparente callejón sin salida. criterios para seleccionar los fenómenos en la verificación empírica de estos he­
debates ya agotados sin ofrecer disyunti­ pertinentes, en la posibilidad de registrar­ chos, hacer la hipótesis de que son las
vas fuera de ese marco. los para su comparación, en el hallazgo de ideas de los partidos “estatizantes” las que
La opción no es “vale todo” o peor es ¿Cómo se intenta conocer? correlaciones sistemáticas y, finalmente, llevan al DFC. Siguiendo este razona­
nada. La forma difundida actualmente del en atribuirles, vía hipótesis, relaciones miento, si se quiere actuar sobre ese des-
9. La revista Mercado de Capitales, mayo-agosto ¿Qué es lo que hacen los científicos entre ellos. Y sea que el camino recorrido
de 1988, publicó un artículo que, por el título - frente al problema que quieren enten­ haya sido predominantemente inductivo 11. Algunos creen que se está diciendo algo más si
"Ideas para una introducción a la epistemología de der?10Seleccionan aquellos elementos de (partiendo de un conjunto de hechos sin­ se analizan los componentes del DFC; por ejemplo,
las leyes económicas”-, parecía pertinente pero la realidad que, en principio, les parecen la evolución de los gastos y de los ingresos. Pero eso
resultó ser publicidad del mercado de valores local.
gulares y generalizando), deductivo
sólo nos coloca frente a una forma en que el DFC se
10. Aquí desarrollamos una versión muy elemental relevantes para la existencia de la situa­ (empezando con conjeturas sobre los he­ concreta. No nos agrega nada respecto de su exis­
y orientada a la forma usual en que los economistas ción que quieren explicarse. Cada uno de chos e infiriendo comportamientos parti­ tencia. En todo caso, la pregunta ahora sería por
conocen y proponen en su disciplina. los fenómenos elegidos —a los efectos de culares) o combinaciones de ambos, lo esos gastos y esos ingresos públicos.
Economía y epistemología 89

equilibrio público, lo que cabe es poner fenómenos a los efectos de ser correlacio­ cer, suele aumentar la confusión de los en nuestro país no se ha agregado una
dirigentes “privatistas” al frente del go­ nados? Adoptando ciertos criterios, el DF investigadores. ¿Es un “aporte” a la com­ pizca de precisión al tema.
bierno. Y sanseacabó. puede cuantificarse, como así también prensión del DFC analizar un nuevo fenó­ Estas confusiones son típicas cuando
Junto a este discurso se pueden elabo­ determinadas variables que muestren el meno que tiene alguna correlación con él? se utilizan modelos para representar el
rar otros. Por ejemplo, uno que coloque estancamiento de un país. Pero una diri­ Es decir, si hasta el momento se ha encon­ problema y encontrar soluciones. No
frente al DFC un fenómeno distinto: eco­ gencia “estatista” no admite fácil medida, trado cierta regularidad entre el DFC y el quedan dudas de que hay una mayor “sim­
nomías nacionales con fuertes trabas al y requiere un laborioso —no siempre fenómeno «A», y alguien muestra que, plicidad” cuando se seleccionan menos
desarrollo. Si coexisten sistemáticamente claro— proceso de definiciones, y una no además, «B» la tiene. Por sí mismo'esto lo variables asociadas al fenómeno que se
ambos fenómenos -y, además, en otros menos ardua tarea de verificación empíri­ único que agrega es mayor incertidumbre quiere explicar. Pero no por ello se reduce
países se observan desarrollo y finanzas ca. Ni qué decir si se consideran factores respecto del problema: ahora no sólo «A» la complejidad del problema ni de las
“sanas"- ya es posible, apoyados en la más escabrosos, como la “dependencia”, juega un papel, también «B»; incluso el respuestas. Por ese camino las explicacio­
verificación empírica de estos hechos, la “lucha de clases”, la “racionalidad” o papel de «A» debe ser redefinido. De ahí nes y las soluciones sí ganan en
hacer la hipótesis de que es la pobreza la las “expectativas”, visualizados como po­ que pretender que el estudio de las rela­ simplicidad...¡y en liviandad!
que lleva al DFC. Siguiendo este razona­ siblemente asociados al DFC. En los ca­ ciones del nuevo fenómeno «B» con el Pero hasta aquí sólo hemos topado con
miento, si se quiere actuar sobre ese des­ sos en que se logre salvar de alguna DFC “aporta” al conocimiento de éste algunos de los problemas que no tienen
equilibrio público, lo que cabe es desarro­ manera práctica este inconveniente y se último es falso. Tan inexacto como la resolución y obligan a andar a tientas.
llar el país. Y ya está. puedan correlacionar los fenómenos con­ confusión opuesta, de creer que cuantos Sigamos adelante. Ya hay correlaciones
Ambas posiciones, de acuerdo con la siderados, se buscarán asociaciones sig­ más fenómenos asociados se incluyan definidas: «A» y «B» aparecen asociados
forma actual del conocimiento científico, nificativas entre ellos. A prueba y error, mayor será la contribución a comprender de tal manera al DFC. ¿Cómo adjudicarle,
adolecen de similares problemas que las hasta encontrar algún aspecto de la reali­ el problema. Ahora habría que ver la a cada uno de los fenómenos que se iden­
hacen totalmente inconsistentes. Veamos dad que esté correlacionado con el tema correlación de cada uno con el DFC y las tificaron, el papel que juegan en esa aso­
cómo van apareciendo. que preocupa entender. de todos con todos.13En el marco de lo que ciación? En nuestro ejemplo, si alguien
¿Qué fenómenos pueden estar asocia­ Así precariamente despejados esos estamos desarrollando, en todo caso, son afirmara que es el DFC el que contribuye
dos al DFC? Así como se mencionaron problemas, veríamos aparecer otros nue­ un “aporte” y una “contribución” en el a generar las dirigencias “estatistas” o a
dos, se pueden encontrar muchos más. vos. Una asociación significativa entre desconocimiento. trabar el desarrollo (es decir, hipótesis
¿Hasta cuándo buscar? ¿Por qué no pen­ dos fenómenos no siempre habla de una Otra mezcolanza muy común es supo­ exactamente opuestas a las derivadas
sar que siempre queda alguno sin tener en constancia en la presencia de ambos. ner que, si se considera un solo aspecto de anteriormente), ¿cómo elegir entre aqué­
cuenta? A su vez, cada nuevo aspecto que Muchas veces sólo se puede hallar una todos los que están asociados al fenómeno llas y éstas?14 Al no surgir del fenómeno
se incluye implica reconsiderar el papel cierta regularidad entre ellos. Queda, por que se quiere conocer, se gana en preci­ mismo qué relación tiene con los otros,
de los anteriores. Lo único que se puede lo tanto, abierta la posibilidad de que no se sión; y se la pierde a medida que se inclu­ sino que ese vínculo le es adjudicado a
hacer, en la medida que la “explicación” repitan en todos los casos. Basta encon­ yen otros elementos. Aquí preguntaría­ manera de conjetura, el problema es irre­
resulte insatisfactoria, es buscar nuevos trar un país donde haya un DFC sin diri­ mos: ¿mayor precisión de qué? En nues­ soluble. Porque aunque la asociación se
fenómenos para el análisis.12 gencias “estatistas”, o con desarrollo, tro ejemplo, obviamente no del DFC. Si repita, los fenómenos seguirán sin decir
Con esta incógnita sólo respondida para poner en tela de juicio el grado de su se acepta que «A» y «B» están relaciona­ qué relación hay entre ellos.15
provisionalmente, pasamos a la que si­ correlación. Pero si eventualmente ésta dos con él, mirar sólo el fenómeno «A»
gue: ¿siempre se pueden dimensionar los fuera total, sólo se estaría ganando en una dará resultados muchos menos precisos 13. En este baturrillo solemos encontrar a los rápi­
mayor probabilidad de que se vuelva a del DFC. Y entonces ¿a qué precisión se dos adherentes de la “pluricausalidad", entre los
12. En el caso del DFC, hay un trabajo de Heymann- repetir. Nada dice, salvo que se han pre­ alude? Si nos preguntamos por el precio que se destacan los que fabulan con el papel de los
Navajas [1989 y 1990] en el que señalan el hecho sentado siempre asociados hasta el pre­ de los autos en la Argentina, los costos de facto res “políticos", “económicos", "sociales", etc.
de la puja distributiva por transferencias del gobier­ ¿O todo no tiene que ver con todo? Es decir, nada.
no. que no se haría en forma cooperativa sino a
sente, que lo volverán a hacer. su producción en una planta determinada 14. Porque así como hay teorías que sostienen que
través de presiones bilaterales; la política fiscal y en una fecha particular, crean la ilusión la conciencia humana brota de sí misma y, por lo
argentina resultaría de esa circunstancia. En gene­ de que se ha sido más preciso que si se tanto, puede llevar a un DFC por erróneas ideas o
ral. y ellos mismos acuerdan, está visto como un habla del carácter oligopólico de la rama. por bajos instintos, también están las teorías que
"aporte” a la explicación de un fenómeno determi­ Pero sólo se ha sido más preciso si el tema afirman que es la estructura económica la que
nado el analizarla asociación de éste con un nuevo
Confusiones varias detennina la ideología dominante.
aspecto que hasta ese momento no había sido con­ que nos preocupa es medir el costo de 15. Hicks, ingenuamente, sostiene que “sólo pode­
siderado suficientemente. Ya veremos a qué “apor­ La ignorancia de los frágiles resulta­ producción en esa planta en ese momento mos formular una aseveración causal si poseemos
tan". dos que se logran con esta forma de cono­ del año. Respecto del precio de los autos alguna teoría” [Hicks, op.cit., pág.31]. Pero lo
90 Economía y epistemología 91

Los desaciertos (“bloopers”) que co­ que la forma actual del conocimiento políticos y sociales..."[Blaug, op.cit.,
sólo pueden ser comprendidas y explica­
meten los economistas son de colección. científico no suele reconocer, aun cuando pág.179].18
das como una función de la interacción
En general eligen sólo algunos fenóme­ son la conclusión obligada de su enfoque. En relación con las acciones humanas,
de...seis variables” [Mandel, 1979,
nos y usan el caeteris parí bus para conge­ Supongamos que mágicamente se han pág.40]. hay un consenso bastante generalizado
lar el resto, fuerzan la posibilidad de su saltado todos los inconvenientes y se ha Y la última lágrima de la epistemolo­ entre las teorías del conocimiento en
cuantificación y se basan sobre correla­ llegado a una conclusión; el DFC es el boga, de que incluyen una cuota significa­
gía, quizá la más dolorosa: a la luz de
ciones de bajo rango. Eso sí, después de resultado de «A». Podría pensarse que ya aquella cacería sin fin, el cazador, ¿no tiva de imponderabilidad; porque se trata
dar el salto mortal de hacer hipótesis sobre se está en condiciones de actuar para tiene también una razón de existir, de de seres dotados de conciencia, porque
esas bases, pretenden que sus conclusio­ sanear las finanzas públicas, eliminando a apuntar o no, de dar o no en el blanco? encierran capacidad creadora, porque son
nes sean un “aporte”. No reconocen que, «A». Pero «A» no existe así porque sí, es Llegado a este lugar se entra en una zona de naturaleza trascendente, etc. Por lo
en este cuadro, todo conocimiento es efí­ el resultado de algo. Mal podríamos de alta tensión. Preguntarse por el DFC tanto, si bien pueden estar sometidos a
mero y deberá reverse cada vez que los cambiar la situación del DFC apuntando a puede resultar atractivo, incluso un mate­ ciertas restricciones, siempre hay un
hechos refuten la teoría elaborada sobre «A» si la razón de éste es «B»; habría que rial apto para publicar “aportes”, pero punto de indeterminación en su accionar.
ellos; que las acciones que se derivan de dirigir la mira hacia «B». Pero «B» tam­ interrogarse por la acción de los hombres Que a la derecha política le ha servido
esa “teoría” son tan inciertas como ésta. poco tiene lugar por sí mismo. La tiene en es, cuanto menos, desatinado. ¿0 vamos a para fundamentar la sacrosanta “libertad
En parte, su sobrevivencia se apoya en las tanto «C». Nuestro tirador en vano bus­ dudar de la capacidad de nuestro imagina­ individual”, a la izquierda el papel trans­
dificultades de verificar o “falsar” las cará el blanco, que se le irá escurriendo en rio cazador de disparar cuando encuentre formador del “partido”...y a los econo­
construcciones teóricas, hipótesis, leyes o la punta de su fusil.16No faltará el despis­ el blanco? Si después de haber recorrido mistas para proponer infinidad de sinsen­
simples afirmaciones sobre la realidad tado que encuentre que el fenómeno «C» el arduo camino de entender el DFC en la tidos.
que señala el conocimiento científico es el resultado del DFC, cerrando el Círcu­ Argentina, y haber concluido que su cro­
vigente. Entonces, se non é vero, é bene lo de la ignorancia; nicidad reside en, por ejemplo, que no hay
trovato. un acuerdo social, ¿vamos a cuestionar
DFC <—«A» <—«B» <— «C» <—DFC !
que se lo pueda lograr? ¿O no es esa la 17. H&N, por ejemplo, nos recomiendan “la conve­
Este “blooper” es más común de lo que “solución”? Pero esta “explicación” lo niencia de que la determinación de la política fiscal
Otras incoherencias se cree. Resulta evidente cuando, para poco que dice —luego de los pases de se haga en el marco de una negociación colectiva y
salir del problema, se afirma que lo “eco­ prestidigitación necesarios— es que con limitaciones más o menos estrictas en la ejecu­
No obstante, quedan dos tipos de pro­ nómico” también depende de lo “políti­ ción” presupuestaria y “el establecimiento de un
mientras no haya acuerdo social habrá sistema tributario más o menos efectivo”. Es decir:
blemas más que no tienen respuesta, pero co”, sabiendo que, a su vez, alguien de­ DFC, y sólo eso. Nada aclara sobre las si hay DFC, que se limite la ejecución presupuesta­
volverá el cumplido diciendo que lo razones de la actual inexistencia de ese ria (es decir, ¡que no lo haya!); si hay juego no
central de las “teorías” es que se construyen sobre la “político” también depende de lo “econó­ cooperativo (el responsable de aquél DFC), ¡que se
base de la adjudicación, más o menos arbitraria, de acuerdo social ni de por qué sí habría de
mico”. La escuela regulacionista francesa haga una negociación colectiva!; y si hay institucio­
ese tipo de vínculo entre fenómenos. Si éstos dije­ darse ahora. Sugerir que debe haberlo nes inadecuadas (que favorecen ese juego malig­
ran, ellos mismos, qué relaciones tienen, carecería lo repite, a su manera, cuando desagrega tiene tantas implicancias prácticas como no), ¡que se adecúen!
de sentido hacer “teorías”. el proceso social entre régimen de acumu­ proponer que la gente sea feliz.17 18. Ya Marx describía en qué marco se da este tipo
16. Los citados Heymann-Navajas han llegado a lación y modalidad de regulación, y debe de respuestas: “la última forma es la forma acadé­
este punto -eludiendo mágicamente todos los pro­
¿Qué hacer, entonces? Hay que
dar cuenta de su relación [CEBREMAP, arreglárselas prolijamente de alguna mica (la anterior era la apologética, LLD), que actúa
blemas señalados hasta acá- y afirman: “la política «en términos históricos» y con sabia moderación
fiscal observada en la Argentina (el DFC) es el 1980, págs.6/10]. manera, teniendo en cuenta todas las recoge «lo mejor» de todas las fuentes, y cuando
resultado de un juego no cooperativo” , y que esa Están los que pretenden defender esa limitaciones enumeradas. Blaug, que hace eso no le interesan las contradicciones; por lo
descripción “contribuye a entender los hechos”. inconsistencia apelando a la validez de la reconoce esos problemas para todo inves­ contrario, lo que le interesa es la amplitud. De tal
Pero ese juego “no cooperativo” tendrá algu­ “interacción” —que algunos incluso su­ manera, todos los sistemas se vuelven insípidos, se
na razón de existir. Si reside en las instituciones fis­ tigador y específicamente para el econo­
ponen que de eso trata la dialéctica— embotan y se reúnen pacíficamente en una miscelá­
cales argentinas, nosotros insistimos: esas institu­ mista, y se opone al “vale todo”, reco­ nea. En ese caso, el calor de la apologética queda
ciones tendrán alguna razón de existir. H&N se como si una indeterminación de ese tipo mienda: “El progreso científico se produ­ moderado por la erudición que comtempla con
defienden diciendo que eso sería buscar “causas fuera mejor que otras. Por ejemplo. ce únicamente cuando conseguimos benignidad las otras relaciones de los pensadores
más profundas”. ¡Pero si de esta forma lo que se Mandel la eleva a la categoría de método económicos, y les pennite flotar como cuerpos
hace es llevamos de Herodes a Pilatos! ¿Qué gra­
maximizar el papel que juegan los hechos
cuando sostiene: “Nuestra tesis es que la y minimizar el que juegan los valores. En extraños en su papilla mediocre. Como tales obras
do de profundidad habrá por ese camino? ¿Qué sólo aparecen cuando la economía política ha llega­
“hechos” contribuyen a entender? ¿Que el DFC es historia del capitalismo y, al mismo tiem­ último término, tan sólo podemos confiar do al fin de su horizonte como ciencia, son al mismo
el resultado de algo que no se sabe resultado de qué po. la historia de sus regularidades inter- en el mecanismo de la constrastación de tiempo el cementerio de esta ciencia” [Marx, 1975,
es? nas ” ~™tradicciones en desarrollo. hipótesis para erradicar los prejuicios págs.413/I4].
92 Economía y epistemología 93

Un camino alternativo minadas acciones, incluso volar apoyán­ visto, el conocimiento científico actual­ en todo caso, lo que pueden proponer es
dose en esa misma “gravedad”. El médi­ mente difundido sólo ofrece la posibili­ buscar correlaciones entre el proceso
Esta manera de encarar las cosas puede co, cada vez que se encuentra frente a un dad de arriesgar teorías, hipótesis, y ver si social y el DFC, como si fueran dos fenó­
dejar un sabor amargo, y con razón. Las cuadro de síntomas típico de una enfer­ hay alguna forma de contrastarlas con los menos extemos uno al otro. O plantearse
construcciones teóricas son gigantescas medad conocida, sabe —y aquí ni teoría hechos. Sus conclusiones son magras y que el DFC es una parte del proceso
hipótesis que se arrastran tras los simples se necesita— qué remedio recetar al pa­ precarias. social, con lo que no se avanzará un ápice
hechos, y las acciones que se emprenden ciente estándar. El puede no conocer en En realidad, haya o no regularidades, ya que le faltaría decir qué vinculo tienen
bajo el auspicio de esas representaciones qué consiste el proceso de vida de un or­ cuando hay que dar cuenta de los fenóme­ la parte y el todo, problema que tampoco
son un camino elegido en la oscuridad. ganismo, pero por sus manifestaciones re­ nos, incluso de su simple manifestación han podido resolver.
Las respuestas a esta situación suelen gulares en los síntomas tiene una impor­ cuantitativa, el conocimiento que hoy se Esta regla de juego que estamos desen­
justificar la necesidad de una mayor carga tante chance de curar a su enfermo si maneja es inofensivo. Las matemáticas, redando es, además, una manera de salvar
ideológica19 o la búsqueda de comple­ dispone del remedio correspondiente. bastión de la rigurosidad en el momento otra contradicción irresoluble para su
mentar la razón con otras instancias como Para el economista de un banco central, de precisar una determinada relación enfoque. Piaget, sin darle una respuesta
la intuición, la imaginación, etcétera. que quiere bajar la tasa de interés del cuantitativa de algo, hace mutis por el pero enfrentado a la cuestión, lo planteaba
Contradictoriamente, la capacidad de mercado, dadas ciertas condiciones gene­ foro21porque su ámbito es el de la diferen­ así: “nuestro problema central es com­
la ciencia en general para brindar cursos rales, sabe que para lograrlo puede, por cia indiferente —en más o en menos— prender las innovaciones como necesa­
de acción sobre la realidad no ha cesado ejemplo, salir a ofrecer dinero a una tasa pero de algo determinado.22 rias. No deben ser comprendidas como
de ampliarse. Pero ¿sobre qué se apoya menor. Sin saber siquiera qué es el dinero, El papel de cenicienta de las ciencias preformadas ya que en ese caso no serían
para hacerlo? ¿cuál es su mayor virtud le bastan ciertas teorías monetarias para que le toca jugar a las que tienen que innovaciones. Pero tampoco pueden ser
que, al mismo tiempo, es su límite al emplear esa política y alcanzar lo que hablar de la vida social radica en que, consideradas como contingentes pues no
conocimiento? buscaba. Es decir, pueden transformar la inmediatamente, se enfrentan al fenóme­ serían necesarias y no se las podría «com­
Tal como se presenta ese proceso que realidad en la medida que, conociendo no como tal. Que el DFC tenga una deter­ prender»” [Piaget, 1977, pág.12]. La
hemos descripto, surge que cuanta mayor por la experiencia cómo será la magnitud minada magnitud no encierra inconve­ forma actual del conocimiento científico
regularidad presenten los fenómenos de un resultado, actúen sobre la medida de nientes serios para saber su medida. Pero choca constantemente con el asunto: por
implicados en la realidad que se quiere los fenómenos en curso. Pero todos de­ con ello, el economista ni siquiera ha em­ un lado proclama la ausencia de toda
aprehender, más defendida se encuentra penden de que la periodicidad de los pezado a responder el por qué del desequi­ necesidad en las cosas y por otro busca
la teoría que se ha elaborado al respecto y fenómenos implicados se mantenga.20 librio de las cuentas públicas, ni tampoco comprenderlas. No sabe por qué hay un
abre las posibilidades de una acción espe­ Es evidente, en ese sentido, si de repe­ de la razón de su tamaño. ¿Y cómo enten­ DFC en la Argentina y sólo le queda
cífica. Así por ejemplo, acerca de la pre­ ticiones en el comportamiento de los der esa realidad que enfrentamos, que conjeturar sobre su comportamiento,
sencia del sol en nuestro planeta tierra, fenómenos se trata —es decir, su presen­ siendo ella misma, y sin dejar de serlo, buscando otros fenómenos a los que apa­
basta con los Principia de Newton para tación sistemática en cantidades determi­ deviene otra distinta; es decir, que tiene en rezca asociado, elaborando “hipótesis” de
tener una altísima probabilidad de acertar nadas en el tiempo y en el espacio— que sí misma su determinación? Para la forma
las horas de luz de cada día del año, y usar la matemática aparezca como un instru­ actual del conocimiento científico esa 21. ¡Qué perdidos deben encontrarse los que se de­
esa información como un insumo para mento adecuado y potente para captar ese realidad como tal es inaprehensible.23 El dican a medir los fenómenos cuando no tienen ni
prever la demanda energética. Puede no aspecto. No en vano su desarrollo y el principio de identidad implica que su idea de qué se trata aquello que quieren cuantificar!
Por un lado hay trabajos que se llenan de cifras
saberse qué es la “gravedad”, aún criticar­ respeto que genera cualquier afirmación determinación le viene impuesta exterior- vacías y, por otro, increíbles ausencias de datos. En
se que se atribuya una “atracción” a los acompañada por el formuleo correspon­ mente; por lo tanto, de los hechos sólo el caso del DFC, obviamente una expresión de la
cuerpos, pero el conocimiento de la regu­ diente. puede registrar la magnitud y periodici­ apropiación de la riqueza social, no ha encontrado
laridad mencionada habilita para deter­ Pero ¿qué pasa cuando no hay regula­ dad con que se presentan. El DFC, en una aún, al menos eso, quién la mida.
22. “La matemática sólo considera la magnitud, la
ridades que constatar, ya sea porque no se cantidad dada, es nada más que eso. No diferencia no esencial” [Hegel, 1966, pág.31].
19. Dado que la ciencia no puede ser considerada
“neutral” y que el investigador se sitúa en un con­ las encuentre, sea porque identificados tiene más contenido que su propia forma. 23. “Cuando en un objeto , o concepto cualquiera,
texto social determinado, cabe fortalecer una posi­ los fenómenos no se los puede cuantificar ¿Qué puede decir, entonces, sino que es es mostrada la contradicción (y no hay en lo que no
ción ideológica, partir de una concepción del o porque no se dispone de los medios para un DFC, que ora sube, ora baja? No puede se pueda y se deba mostrar la contradicción; es
mundo desde la cual entenderlo. Es decir, ya que no
repetir -controladamente- el suceso? ser un DFC y otra cosa al mismo tiempo. decir, las determinaciones opuestas -el abstraer del
intelecto es el aferrarse violentamente a una de las
se puede saber...¡sí se puede creer!
20. La mecánica cuántica fue una búsqueda de nue­ ¿Qué lugar le queda a aquellas ciencias Aunque nadie podrá negar que, al menos, determinaciones, un esfuerzo por oscurecer y alejar
vas correlaciones que ya no se daban en determina­ cuyo “objeto” de estudio es escaso en esas también es un proceso social. Sin embar­ a !a conciencia la determinación opuesta que allí se
do ámbito. El keynesianismo ídem. repeticiones sistemáticas? Como hemos go, las teorías vigentes del conocimiento, encuentra)...” [Hegel, 1977, pág.58J.
94 Economía y epistemología 95

sus relaciones y armando una “teoría” de dece arrollada por la contundencia de los Bibliografía
lo que se quiere conocer, válida provisio­ procesos de ajuste. El llamado pensa­
nalmente hasta que el comportamiento de miento “crítico” se reduce a un balbuceo
los fenómenos no respondan a la conjetu­ incoherente. Forma parte de los vaivenes Blaug, Mark. 1985. La metodología de la econo­ de la acción bajo la form a de reproducción de
ra. En economía, con esta forma del cono­ de la vida social que unos estén hoy en el mía. Alianza editorial, Madrid. la propia necesidad por el pensamiento. Mi­
cimiento científico los resulta dos están a candelero y mañana otros. Pero una ca­ Borrello, Ricardo. 1988. “La discusión epistemoló­ meografiado, Buenos Aires.
la vista: blooper tras blooper racterística particular del actual desbande gica actual”. Realidad Económica ne 80. Bue­ Leijonhufvud, Axel. 1976. “Schools, ‘revolutions’,
nos Aires. 1er. bimestre, págs. 65-80. • and research programmes in economic theory”.
Cuando Prebisch en su trabajo soste­ de los que les ha tocado sentarse en el CEBREMAP, 1980. Redéploiement industrie! et En Method and appraisal in economics. Edit.
nía que “las teorías convencionales no re­ banco de suplentes, es que no pueden j espace économique: une étude intersectorielle Spiro J. Latsis, págs. 65-108. Cambridge, Lon­
presentan la realidad” y que “la transfor­ articular una’ explicación mínimamente comparative. J. Lafont, D. Leborgne, A. Li- dres.
mación exige una teoría”, lo que hacía era aceptable de lo que sucede; de ahí la pietz. Mimeografiado, París. Mandel, Ernest. 1979. E l capitalismo tardío. Siglo
Figueras Alberto J. y Benavídez Esteban A. 1988. XXI editores, M éxico D.F.
mantenerse dentro de las ideas predomi­ confusión acerca de qué hacer. En otras “La causalidad en economía: la influencia de Mandel, Ernest. 1984. La producción de mercan­
nantes en ese sentido. Lo que debía ser épocas en que les tocó perder importan­ Hume”. Revista de Economía ne 53. Banco cías y la burocracia en Marx y Engels; funda­
transformado no encerraba ninguna nece­ cia, al menos mantenían sus concepciones Provincia de Córdoba. Córdoba. Septiembre- mentos teóricos de la explicación marxista de la
sidad (ni aún la de transformarse) y las sobre el mundo, y lo que había que hacer diciembre. págs. 109-129. Unión Soviética. Críticas de la Economía Polí­
acciones para ello tampoco. Entre su era seguir empujando, que ya vendrían Foucault, Michael. 1983. El diálogo sobre el poder. tica, edición latinoamericana, nc 29: El socialis­
Folios Ediciones. Barcelona. m o entre la dictadura y la democracia. Edicio­
“diagnóstico” y su “política” sólo media­ tiempos mejores. Ahora, que se ha perdi­ Hegel, G.W.F. 1966. La fenomenología del espíri­ nes El Caballito, M éxico D.F.
ban las buenas intenciones. Si las cons­ do el cauce, las respuestas oscilan entre tu. Fondo de Cultura Económica, M éxico D.F. Marx, Carlos. 1975. Teorías sobre la plusvalía.
trucciones “teóricas” encierran, desde el dedicarse a analizar aspectos bien parcia­ Hegel, G.W.F. 1977. Enciclopedia de las ciencias Tomo III. Editorial Cartago, S.R.L., Buenos
vamos, que no se puede conocer, apenas les de la realidad25 —preocupándose por filosóficas. Editorial Porrúa, México D.F. Aires.
Heymann, Daniel, y Navajas, Femando. 1988. Mishan, E.J. 1967. Theories o f consumers' beha­
conjeturar sobre la realidad, las propues­ tener alguna incidencia en ella— , clamar “Conflicto distributivo y déficit fiscal. Notas viour: a cynical view. Economica. 1961, reim­
tas emergentes giran en el vacío y la por nuevas “teorías”,26 o hacer denuncias sobre la experiencia argentina, 1970-1987”. preso en Readings in M icroeconom ics.
acción es ciega. Este camino, tan trillado de que estamos mal y vamos peor y que­ Desarrollo Económico , v.29, n9 115. Buenos D.R.Kamrschen (ed.). Cleveland: World, 82-
hoy. excluye la acción con conocimiento jarse por lo que sucede. Eso sí, tratando de Aires. Octubre-diciembre, págs. 309-328. 94. Extraído de Blaug, 1985, pág. 194.
Heymann, Daniel, y Navajas, Femando. 1989. Piaget, Jean. 1977. “El problema de la explicación”.
de causa.24 mantener bien alta la fe y la esperanza de
“Conflicto distributivo y déficit fiscal: respues­ En La explicación en las ciencias. Ediciones
En la última década no ha habido* que no todo está perdido. ta a un comentario”. Desarrollo Económico, Martínez Roca, S.A ., Buenos Aires, págs. 11-
debates “teóricos” de interés sobre países Está planteado no sólo conocer la rea­ v.30, ne 119. Buenos Aires. Octubre-diciembre, 21.
capitalistas como el nuestro y las discu­ lidad que tenemos adelante sino el mismo págs. 433-435. Prebisch, Raúl. 1981. Capitalismo periférico; cri­
siones sobre el curso de los acontecimien­ curso de nuestra acción. A la economía y Hicks, John. 1981. Causalidad en economía. Edito­ sis y transformación. Fondo de Cultura Econó­
rial Tesis, Buenos Aires. mica, M éxico D.F.
tos en la URSS y los países del este la epistemología que nos han enseñado les Iñigo Carrera, Juan B. 1991. El desarrollo del Robinson, Joan. 1962. Economic Philosophy.
europeo son simple retórica. A su vez, la queda, mientras tanto, distraemos como capital en acción revolucionaria conciente; London: C.A.Watts. Extraído de Blaug, 1985,
polémica sobre políticas públicas langui­ “bloopers” del pensamiento científico. crítica de la teoría científica. Capítulo 1: El pág. 142.
conocimiento dialéctico; o sea, la regulación

24. Ver / ñigo Carrera, 1991.


25. La gestión municipal, la pequeña y mediana empresa, la segmentación del mercado de trabajo y la
desocupación, los grupos económicos, el medioambiente, etcétera.
26. Piden por una ‘'teoría" del estado, de la acción, del espacio, de los “sujetos sociales”, y así sucesiva­
mente.

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