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La concepción de la mujer en las rimas de Bécquer

Ed Isaías González Cruz

En el romanticismo es frecuente que la concepción de la mujer esté orientada al

eterno femenino que la sugerirá o como una figura de entera contemplación,

contrastante a la actividad masculina, o como a alguien que corromperá la voluntad

del hombre. En la poesía de Bécquer se puede observar las dos concepciones antes

mencionadas. A las mujeres que concibe como un ente contemplativo se les

acompañará además la idealización. Ésta produce un ennoblecimiento en el

carácter del amante, y también un sufrimiento que se activará en el desengaño

amoroso.

El eterno femenino es la constante idealista que relaciona a la mujer

con la bondad, la pasividad, la vitalidad. Y es el ideal de lo sublime, de lo inspirador.

Se concibe sólo como musa y no como un ente reaccionario o activo. Simone de

Beauvoir define este eterno femenino como: “un mito patriarcal que construye a la

mujer como algo pasivo, erótico y excluido del rol de sujeto que experimenta y

actúa.” 1En ésta concepción se establecen las mujeres en la poesía Becqueriana.

Junto a esto, el amor se transforma en un sacrificio masculino que se evidencia al

ser éste el que tiene la iniciativa. El romanticismo, víctima de este eterno femenino

y siendo una época de radicales, excluyente de matices, construirá a la mujer con

dos principales estereotipos: el de Eva y el de María.

11
Debra B. Bergoffen, The Philosophy of Simone de Beauvoir: Gendered Phenomenologies, Erotic
Generosities (State University of New York Press, 19997), pp. 143-144
María, por un lado, es la representación de la inocencia, de lo virginal,

de lo contemplativo. En la obra de Bécquer se puede observar una analogía

constante de la sublimidad de la mujer amada rescatando las características de

María. Sin embargo, Bécquer concibe a una María humana que aunque demuestre

inocencia y pureza también denota pasión, esto recrea a María dándole cualidades

de Magdalena. Uno de sus más conocidos versos es un ejemplo claro:

¿Qué es poesía? dices mientras clavas

En mi pupila tu pupila azul;

¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?

Poesía… eres tú 2

La mujer está dentro del plano sublime, el plano perfecto, el plano que se

enfoca en la pura contemplación, con ello, la experiencia amorosa se construye de

manera similar:

Sobre la falda tenía/ el libro abierto;/ en mi mejilla

tocaban/ sus rizos negros; no veíamos las letras/

ninguno, creo;/ más guardábamos entrambos/ hondo

silencio./ ¿Cuánto duró? Ni aun entonces/ pude

saberlo;/ sólo sé que no se oía/ más que el aliento,/

que apresurado escapaba/ del labio seco./ Sólo sé

que nos volvimos/ los dos a un tiempo/ y nuestros

ojos se hallaron,/ y sonó un beso.// 3Creación de

2
Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas y leyendas, Pehuén 2001 p.13

3
Ibíd. pp. 15-16
Dante era el libro,/ era su infierno./ Cuando a él

bajamos los ojos,/ yo dije trémulo:/ “¿Comprendes ya

que un poema/ cabe en un verso?/ Y ella respondió

encendida: / “¡Ya lo comprendo!”.

Eva aparece junto al desengaño amoroso en el que todas las atribuciones

aparentemente positivas de la mujer se vierten en la corrupción del amor sublime,

como se denota en gran cantidad de versos. La mujer en sus rimas se vuelve la

malvada que corrompió esa relación armónica. Pero lo novedoso de Bécquer es

que, aun cuando su época era una época cuyos ideales eran radicales, se hacen

presentes matices proyectados en Eva. Ahora se concibe como una mujer que

corrompió el amor pero no lo hizo desde un inició, no desde una mala voluntad, lo

hizo desde el olvido. El olvido es un sentimiento, y por su cualidad de sentimiento

no puede ser forzado, por lo que al igual que a María, les otorga cualidades más

humanas.

¡No me admiró tu olvido! Aunque un día

Me admiró tu cariño mucho más;

Porque lo que hay en mí, que vale algo,

Eso… ¡ni lo pudiste sospechar!4

Así pues, el peregrinaje de la figura femenina toma un camino que, si

bien estuvo fuertemente influenciado por la época, empezaba a independizarse de

los paradigmas impuestos por la sociedad romántica. Bécquer, aún con influencia

4
Ibíd. p. 17
del eterno femenino, empezó por redefinir sutilmente los valores de la percepción

femenina que se acentuaban en la obra de otros escritores románticos.

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