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3.

1: Fisiopatología de la depresión

1: Introducción:

Se define la depresión como un conjunto de síntomas de predominio afectivo (tristeza, apatía,


decaimiento, sensación subjetiva de malestar, impotencia, irritabilidad, etc.) que cursan
habitualmente con síntomas de tipo cognitivo y somático (SNS, 2014), por tanto podemos
hablar de una enfermedad que afecta física y psicológicamente. La depresión suele comenzarse
entre los 15 y los 45 años y su sintomatología puede variar en función de la edad, afectando
principalmente a los aspectos comportamentales en los más jóvenes y a alteraciones somáticas
(pérdida de peso, insomnio, fatiga, disfunción sexual) en los más mayores.

Aunque la depresión es una enfermedad multifactorial, se sabe que hay una serie de factores de
riesgo relacionadas con ella, sin embargo, no se ha podido determinar con exactitud el peso de
cada una de ellas, los factores de riesgo pueden clasificarse como personales-sociales,
cognitivos y familiares-genéticos.

Factores de riesgo personal y social: La depresión es mayor en mujeres que en hombres,


se estima que un 50 % superior; Las enfermedades crónicas de todo tipo son otro factor
de riesgo para padecer la enfermedad; Los trastornos de ansiedad son otro factor de
riesgo personal, sobre todo, en la aparición del primer episodio de depresión mayor. En
cuanto a los factores sociales, se sabe que las personas en desempleo y con bajos
recursos económicos padecen más depresión mayor, y el estado civil (estar soltero,
divorciado o viudo) es un factor de riesgo para padecer depresión.
Factores de riesgo cognitivos: Los esquemas de pensamiento negativo, los
pensamientos automáticos, el pensamiento rumiativo se han considerado clave en la
aparición y el mantenimiento de la depresión.
Factores de riesgo familiares y genéticos: Los descendientes en primer grado de
personas con depresión tienen el doble de posibilidades de padecer esta enfermedad que
el resto de la población.

El año 2006 el estudio ESEMeD determinó que un 19,5 % de la población Española presentaron
algún trastorno mental en algún momento de su vida y un 8,4 % lo había padecido en los
últimos 12 meses, el más habitual era la depresión mayor que la padecería el 10,5 % de la
población a lo largo de su vida y que lo estaba padeciendo el 3,9 % de la población en los
últimos 12 meses. Otros autores destacan también la prevalencia de la depresión subclínica (la
definiremos más adelante) indicando una prevalencia de la misma que puede llegar hasta el
12,9% de la población (Goldney et al, 2004).

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3.1: Fisiopatología de la depresión

Estudios más recientes publicados en el año 2017 por la organización mundial de la salud
(OMS) tasan la prevalencia de depresión en España en un 5,2 %, habiendo aumentado un 18,4
% en los últimos diez años, de los cuales la mitad sufre también trastornos de ansiedad.

2: Criterios diagnósticos y clasificación:

Aunque muchos de los participantes en nuestros cursos no son médicos, entendemos que es
conveniente conocer como se realiza el diagnóstico de las enfermedades de las que hablamos
para ayudar a nuestros pacientes en su tratamiento, en el caso de la depresión se establecen los
criterios de la clasificación internacional de enfermedades (IC10). En esta clasificación se
establecen tres tipos de criterios (A,B,C) y se clasifica el episodio depresivo en función de la
frecuencia de esos criterios, los criterios desarrollados en la IC10 son (Louro et al, 2104):

Criterios de gravedad de un episodio depresivo según CIE-10.

A. Criterios generales para episodio depresivo:

1. El episodio depresivo debe durar al menos dos semanas.


2. El episodio no es atribuible a abuso de sustancias psicoactivas o a trastorno
mental orgánico.

B. Presencia de al menos dos de los siguientes síntomas:

1. Humor depresivo de un carácter claramente anormal para el sujeto, presente


durante la mayor parte del día y casi todos los días, que se modifica muy poco
por las circunstancias ambientales y que persiste durante al menos dos
semanas.
2. Marcada pérdida de los intereses o de la capacidad de disfrutar de actividades
que anteriormente eran placenteras.
3. Falta de vitalidad o aumento de la fatigabilidad.

C. Además debe estar presente uno o más síntomas de la siguiente lista, para que la suma
total sea al menos de 4:

1. Pérdida de confianza y estimación de sí mismo y sentimientos de inferioridad.


2. Reproches hacia sí mismo desproporcionados y sentimientos de culpa excesiva
e inadecuada.
3. Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio o cualquier conducta suicida.
4. Quejas o disminución de la capacidad de concentrarse y de pensar,
acompañadas de falta de decisión y vacilaciones.
5. Cambios de actividad psicomotriz, con agitación o inhibición.
6. Alteraciones del sueño de cualquier tipo.
7. Cambios del apetito (disminución o aumento) con la correspondiente
modificación del peso.

D. Puede haber o no síndrome somático.

Fuente: OMS. Décima Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades. CIE-10.


Tomado de Fisterra.com “Depresión mayor en el adulto: Factores de riesgo y diagnóstico

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3.1: Fisiopatología de la depresión

Según este criterio podemos clasificarlos como:

Episodio depresivo leve: están presentes dos o tres síntomas del criterio B. La persona
con un episodio leve probablemente está apta para continuar la mayoría de sus
actividades.
Episodio depresivo moderado: están presentes al menos dos síntomas del criterio B y
síntomas del criterio C hasta sumar un mínimo de 6 síntomas. La persona con un
episodio moderado probablemente tendrá dificultades para continuar con sus
actividades ordinarias.
Episodio depresivo grave: deben existir los 3 síntomas del criterio B y síntomas del
criterio C con un mínimo de 8 síntomas. Las personas con este tipo de depresión
presentan síntomas marcados y angustiantes, principalmente la pérdida de autoestima y
los sentimientos de culpa e inutilidad. Son frecuentes las ideas y acciones suicidas y se
presentan síntomas somáticos importantes. Pueden aparecer síntomas psicóticos tales
como alucinaciones, delirios, retardo psicomotor o estupor grave. En este caso se
denomina como episodio depresivo grave con síntomas psicóticos. Los fenómenos
psicóticos como las alucinaciones o el delirio pueden ser congruentes o no congruentes
con el estado de ánimo.

Por tanto esta clasificación internacionalmente aceptada clasifica la depresión mayor en


episodios leves, moderados y graves, esta clasificación es muy importante debido a que en unos
síntomas podremos actuar con la fitoterapia y en otros no.

Por otro lado como indicamos previamente en este mismo tema habría que incluir la depresión
subclínica en esta clasificación, la depresión subclínica tiene un escaso reconocimiento en los
manuales actuales (Rivas M et al, 2010) y se define como la aparición un síntoma del criterio B
durante dos semanas asociados a evidencia de disfunción social. Para explicar porque pensamos
que la depresión subclínica debería constar en las clasificaciones internacionalmente aceptadas,
queremos mostrar los resultados de un estudio de la OMS sobre 5459 personas en el que se
mostró los efectos para la salud de la depresión sublínica en comparación con las personas que
no sufrían depresión, en el grupo de depresión subclínica se demostró que tenían más problemas
de ánimo, más trastornos del sueño, más dificultad para concentrarse, menos habilidades
interpersonales, incluso, en lo referido al autocuidado, un menor mantenimiento de la apariencia
física (Rivas M, et al, 2010). Por tanto a la clasificación clásica de los trastornos depresivos
mayores debemos ahora sumarle el trastorno depresivo subclínico, un tipo de trastorno sobre el
que podemos actuar con eficacia con la fitoterapia.

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3.1: Fisiopatología de la depresión

Con el objetivo de diferenciar a los pacientes que sufren trastornos de depresión mayor, el
DSMV (Diagnostic and statistical manual of mental disorders, ed 5,) de la American Psychiatric
association estableció varios subtipos de depresión (Fava et al, 2018):

Depresión ansiosa: Los pacientes refieren excesiva preocupación, tensión, miedo frente
a la angustia. La prevalencia entre los pacientes depresivos es del 45 % y tienden a
mostrar una respuesta más lenta al tratamiento.
Depresión mixta: Este tipo de pacientes además de los criterios establecidos
anteriormente tienen el estado de ánimo alterado, más elevado, con pensamientos
rápidos y un habla apresurada, estos pacientes tienen más riesgo de padecer trastorno
bipolar.
Depresión melancólica: Pacientes incapaces de experimentar placer, muy decaídos,
tienen un peor estado de ánimo por la mañana, padecen de una culpa excesiva y tienen
pérdida de apetito.
Depresión atípica: Son pacientes que en ocasiones tienen el estado de ánimo que les
permite experimentar sensaciones positivas, y en otras ocasiones tienen sensibilidad al
rechazo y una elevada astenia física.
Depresión psicótica: Son pacientes que sufren delirios, este tipo de trastorno suele
acompañarse de deterioro cognitivo.
Depresión periparto: Lo padecen algunas mujeres embarazadas en las primeras semanas
de gestación.
Depresión estacional: El comienzo de la enfermedad se suele dar en otoño o en
invierno, pero remite también durante la primavera.

3: Enfermedades relacionadas con la depresión:


En términos de mortalidad, en EEUU se estima que el 20 % de los pacientes con depresión
mayor recurrente intentan suicidarse, también es conocido que el policonsumo de alcohol y
drogas es mayor en este tipo de pacientes, y por tanto el riesgo de mortalidad por accidentes de
tráfico es muy superior.
En cuanto a la función física los pacientes con depresión tienen un 77,6 % de la función normal,
para que entendamos el perjuicio, en los pacientes con enfermedad coronaria es del 71,6 %,
mientras que la personas con dolor de espalda crónico, artritis, Diabetes e hipertensión oscilan
entre el 79 y el 88 % de la función física normal, este dato nos hace entender que la terapia
recomendada a los pacientes con depresión no solo debe centrarse en el trastorno depresivo
únicamente.

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3.1: Fisiopatología de la depresión

Respecto a la relación de la depresión con otras enfermedades, se ha demostrado un aumento del


riesgo a la hora de padecer enfermedades cardíacas en pacientes con depresión, y que los
pacientes con enfermedades cardiacas que sufrían depresión tenían un peor pronóstico que los
que no la padecían.
En los pacientes diabéticos, la depresión se asoció a un riesgo mayor de sufrir complicaciones
diabéticas específicas (retinopatía diabética, neuropatía y nefropatía).
En los pacientes con cáncer, la depresión se asocia con mayor riesgo de muerte y de padecer
largos ingresos hospitalarios.
En los pacientes ancianos deprimidos el riesgo de fracturas es cuatro veces superior a los
pacientes ancianos no deprimidos.

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3.1: Fisiopatología de la depresión

Bibliografía:

Goldney R.D., Fisher L.J., Dal G.E., and Taylor A.W.: Subsyndromal depression:
prevalence, use of health services and quality of life in an Australian population. Soc
Psychiatry Psychiatr Epidemiol 2004; 39: pp. 293-298.

Fava M, Dinensen S, Cassano P. Tratado de psiquiatría clínica, Hospital general de


Massachusetts, 2018.

Louro A, De Las Heras ME, Atienza G, Triñanes Y, Álvarez M, González M, Guitilán D.


Depresión mayor en el adulto: Medidas generales y tratamiento farmacológico.
Fisterra.com

Ministerio de Sanidad y consumo. Guía de práctica clínica sobre el manejo de la


depresión en el adulto, 2014.

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