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«Salgamos de nosotros mismos

y caminemos por todas las


periferias para encontrarnos
con todos»

En la oración de la tarde de este domingo, 30 de diciembre, el cardenal


arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha tenido unas palabras de
agradecimiento a la Comunidad de Taizé por la organización del Encuentro
Europeo de Jóvenes y ha lanzado un mensaje de aliento a los participantes
que se pongan «a vivir el Evangelio y dar testimonio de Él, como sal y
levadura del Reino de Dios, testigos del amor fraterno, de la solidaridad y
del compartir». «Salgamos de nosotros mismos y caminemos por todas las
periferias para encontrarnos con todos, pues somos imágenes de Dios,
hijos de Dios y, por ello, hermanos», ha aseverado.

Intervención íntegra

Queridos participantes del Encuentro Europeo de Jóvenes de Taizé

Os mando un saludo lleno de afecto, alegría y esperanza a todos los jóvenes


que, desde distintas partes de Europa, habéis llegado a Madrid convocados
a la Peregrinación de Confianza. En la fraternidad y comunión de Cristo
Resucitado, traslado mi agradecimiento, a la Comunidad de Taizé.

Hermano Alois y queridos hermanos : os doy las gracias con las palabras
que Cristo dirigió al Padre: «Te doy gracias, Padre, porque has escondido
estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente
sencilla».

Como pastor de la Iglesia que camina en Madrid, en este tiempo de


Navidad en que hacemos la Peregrinación de Confianza, quiero hacer una
llamada a la alegría. Sí, a la alegría de acompañar a Jesús. Él se ha bajado a
acompañarnos e ilumina nuestro camino. No seamos hombres y mujeres
tristes: nuestra alegría nace, como la de los pastores y los Magos de
Oriente, de haber encontrado a Jesús y de experimentar que está entre
nosotros.

Jóvenes de toda Europa, puestos en manos del Señor, tengamos un


corazón grande para compartir las propias riquezas espirituales,
intelectuales y materiales, y pongámoslas en acto en esta Peregrinación de
Confianza: abramos la puerta de nuestra existencia al Espíritu y dejemos
que Él nos guíe. Europa necesita jóvenes que arriesguen la vida por Cristo
y en nombre de Cristo, con esa arma que destruye lo que nos separa, todo
egoísmo y toda incapacidad para reconocer que el otro es mi hermano.

Al reunirnos en esta peregrinación, sabemos cuál es la principal


contribución que podemos hacer a Europa. Somos la Iglesia que quiere
ponerse a vivir el Evangelio y dar testimonio de Él, como sal y levadura del
Reino de Dios, testigos del amor fraterno, de la solidaridad y del compartir.
Salgamos de nosotros mismos y caminemos por todas las periferias para
encontrarnos con todos, pues somos imágenes de Dios, hijos de Dios y, por
ello, hermanos.

Peregrinar y caminar es un arte. Para hacerlo bien, hay que mirar el


horizonte con los ojos de Jesús, caminar con los pies de Jesús hacia todos
los caminos y dar la mano a todos los hombres. Os invito a los jóvenes de
Europa a hacerlo juntos con el corazón grande, la mirada atenta, las manos
abiertas y los pies caminando para encontrarnos con los demás, de la
misma manera que lo hace Jesús.

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