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Cuentan que hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano, existia un gran bosque hoy olvidado… y

en medio de ese gran bosque habia un verde y fertil claro, un inmenso campo en medio de los
arboles en el que cada primavera crecian miles de las mas grandes, perfumadas y bellas rosas que
puedas imaginar. Razon por lo cual cada año, decenas eran las almas enamoradas que se
aventuraban en el bosque en busca de un ramo de aquellas flores escarlatas para entregarselas a
quienes ocupaban sus corazones…

Y aquello las rosas lo sabian y deseaban. Cada una de ellas anhelaba profundamente ser entregada
como simbolo de un amor correspondido, mientras que a la vez su mayor miedo era ser dadas a
un corazon que no ansiaba brindar aquel amor…

Y asi, como cada año, cada primavera, una a una las rosas despertaban con el amanecer de un
nuevo dia de primavera, deseando que aquel fuera el dia que tanto esperaban, aquel dia en el que
volverian el puente que uniria dos corazones enamorados…

Una a una se abrian al sol de la mañana, desperazndose y estirandose con todas fuerzas para
saludar al nuevo dia.

- ¡Mirad mis petalos!- decia una.- ¡Que brillantes son!

- ¡Ved los mios! –respondia su vecina.- ¡Que grandes son!

- ¡Pues los mios son muy fragantes!.- exclamaba otra.

- ¡Seguramente nos escogeran de las primeras!- decian entre si.- ¡Somos las mas hermosas de
todas¡

Se pasaban los dias hablando de esa forma entre ellas. Todas y cada una de ellas querian destacar
por sobre sus hermansas, resaltando algunas de sus cualidades. Pero lo cierto es que a la vista
eran todas exactamente iguales. Bellisimas, si, pero a grandes rasgos ninguna se diferenciaba de
las otras.

Salvo una.

Entre las cientos de rosas, habia un un palido y pequeño punto blanco. Un capullo que aun no
habia abierto sus petalos.

- ¿Por qué no te abres?- dijo una de las rosas cercanas.- ¿ Te sientes mal?

- No.- murmuro el capullo.- Estoy bien.

- Entonces, ¿por que no quieres abrirte como todas nosotras?, hoy puede venir alguien a buscarte
y no te vera si estas asi…-

- No importa, de cualquier forma nadie me escogeria…- dijo con tristeza el capullo.- No soy tan
hermosa como ustedes, todas de colores vigorosos, fuertes, representan al amor en todo su
esplendor, mientras que yo… descolorida, palida , fría y blanca como la nieve. ¿Quien querria
entregar su corazón a travez de algo tan insípido, tan carente de pasion como yo?.

Y sumida en sus lamentaciones, el pequeño capullo blanco se escondió aun mas entre sus
hermanas.

Pasaron los días, y de cuando en cuando algún viajero aparecia por entre el campo de rosas y se
llevaba una, dos, o incluso grandes ramilletes para solo ellos sabran que propósitos. Elpequeño
bulbo blanco solo se limitaba a suspirar con pesadumbre como se llevaban a sus hermanas,
imaginando los varaidos destinos para cada una de ellas. Alguna irían hacia las manos de alguna
doncella por aprte de su pretendiendte, optras quizas serian entregadas como regalo de
cumpleaños, o de aniversario de alguna fecha importante para alguyien, quizá algunas irían a
parar a los hospitales para dar esperanza a lso enfermos, y quizas enultima isntancia algunas irían
a dar a los sepelios para recordar a quienes ya se han ido.

Pero esos destino ni cualquiera otro que pudiera imginar seria para ella,pensaba. Escondida entre
sus hermanas, apenas y destacaba como una estrellita blanca en medio de un firmamenteo
escarlata.

Pronto llego el 14 de febrero, Dia de san valentin. Y la srosas lo sabían. Esperaban gran parte del
año apra ese momento pues en esa fecha era cuando la gran mayoría partia en manos de algún
enamorado hacia su predecibles destinos. Poco a poco empezaban a llegar y uno a uno se llevaban
rosas de aquí y de alla, todos querain de esas bellas rosas rojas para poder dárselas a sus esposas,
novias, amantes o incluso amigas. Pero todos obviaban el pequeño y humilde capullo blanco,
minetras que en su interior, el bulbo esperaba que algún distraído la pisase en su afán de llevarse
la rosa mas hermosa y acabara por fin con su sufrida existencia.

Afotunamdamte a quello no paso, y a eso del medio dia ya casi no quedabvan personas en el
bosque bsucando rosas, aun cuando quedabna cientos de ellas.

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