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B iblioteca V irtual del P ensamiento


F ilosófico en C olombia

Manuel Domínguez Miranda

VI
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Anónimo

B iblioteca V irtual del P ensamiento


F ilosófico en C olombia

Colección Fuentes Filosóficas


Sección: Primera Edición
(Reedición)
Serie I: Periodo Colonial 1620-1820
Volúmen I: 24 obras filosóficas del periodo colonial
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

Rector
P. Gerardo Remolina Vargas S.J.

Vicerrector Académico
Dr. Jairo Humberto Cifuentes Madrid

Vicerrector del Medio Universitario


P. Antonio José Sarmiento S.J.

Vicerrector Administrativo
Ing. Roberto Enrique Montoya Villa

Director Instituto Pensar


Dr. Guillermo Hoyos Vásquez

Director de la Biblioteca Virtual


del Pensamiento Filosófico en Colombia
Dr. Manuel Domínguez M.

Créditos: Pontificia Universidad Javeriana


Biblioteca Nacional de Colombia

Derechos reservados

BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PENSAMIENTO


FILOSÓFICO EN COLOMBIA

Instituto de Estudios Sociales y Culturales PENSAR

CEANTIC

Coordinación Diseño
Adriana Carolina Díaz
Diseño gráfico
Mónica Medina Correa
Sandro González Bustos

Diagramación
Claudia Rocío Martínez

INSTITUTO PENSAR

Asistente de edición
Ana Carolina Rodríguez
Viviana Dávila

Digitalización de imágenes y manuscritos


Carlos Ramírez

ISBN Obra Completa: 978-958-683-945-7


ISBN Tomo VI: 978-958-683-951-8
Índice
La presente edición..................................................................................... 5

Colección: fuentes filosóficas


Serie I: Etapa Colonial, (1620-1820)
Volumen I. 24 obras filosóficas del periodo colonial.................................. 6
Nota previa.......................................................................................... 6

Presentación general................................................................................... 8
I. Objetivo y características de la presente obra............................. 8
II. La producción filosófica del periodo colonial: Su importancia
y su estado de conservación...................................................... 10
III. Orígenes y características de las fuentes
filosóficas coloniales.................................................................. 17
IV. Índice temático........................................................................... 27
V. Orden cronológico de las obras................................................. 29
VI. Índice alfabético de autores...................................................... 31
VII. Índice alfabético de las obras..................................................... 33
VIII. Agradecimientos......................................................................... 35

Presentación de la obra............................................................................. 38
1. Datos bibliográficos..................................................................... 39
2. Descripción física......................................................................... 39
3. Estado de conservación............................................................... 40
4. Observaciones.............................................................................. 40
5. Índice reconstruido...................................................................... 42

Reproducción digital de la obra original................................................... 46


La presente edición
La reedición de esta obra, publicada por primera vez en el año 2002,
–y ya agotada– se ha convertido en una necesidad urgente, por dos
razones principales.

Ante todo, para atender a la demanda que con frecuencia se nos hace
de esa obra, particularmente en las ocasiones en que se presenta
alguna muestra de nuestra Biblioteca Virtual. En segundo lugar,
porque en los dos últimos años, el desarrollo de la Biblioteca ha
logrado algunos avances de importancia –tanto en el contenido
científico como en la tecnología y el diseño editorial– que desbordan
en varios puntos a la edición anterior y exigen algunas modificaciones
que justifican la reedición de esta obra. Esto puede comprobarse
fácilmente si comparamos la edición anterior de este volumen (24
obras filosóficas del periodo colonial) con las dos últimas obras publicadas
en la Colección Fuentes Filosóficas (Serie I, Sección I, Volumen II: 22
manuscritos coloniales de filosofía y Serie I, Sección II, nº 001, Physica
Specialis et Curiosa).

Quiero finalmente expresar mi sincera gratitud a quienes, con su saber


y su trabajo, han hecho posible en corto tiempo, esta reedición: a
Viviana Dávila Yamhure, Asistente General del Proyecto BVPFC y al
grupo editorial del CEANTIC, Carolina Díaz, Claudia Martínez, Mónica
Medina y Sandro González.

Manuel Domínguez Miranda


Colección: fuentes filosóficas
Serie I: Etapa Colonial, (1620-1820)
Volumen I. 24 obras filosóficas del periodo colonial

Nota previa

Con la obra que el lector tiene ante sí, iniciamos la Colección Fuentes
Filosóficas, que constituye la base insustituible de nuestro proyecto
Biblioteca Virtual del Pensamiento Filosófico en Colombia (BVPFC)1.

Para lograr una ordenada compilación de tales fuentes y poder organizar


con facilidad su ulterior estudio, hemos dividido los 380 años que
abarca el proyecto, en tres etapas o series de muy diferente duración:
Serie I: Etapa colonial o de apropiación, evolución y extinción de la
Escolástica Postridentina (1620-1820), Serie II: Etapa moderna o de
asimilación y aplicación del pensamiento de la Modernidad (1821-
1935) y Serie III: Etapa contemporánea o de búsqueda de un lugar
propio dentro del pensamiento contemporáneo (1936-2000)2.

La Colección Fuentes Filosóficas consta de tres Series que corresponden


a sendas etapas del proyecto mencionado. Cada una de estas Series,
comprende varios volúmenes, que a su vez, se subdividen en tomos.
Por diferentes razones de orden práctico, que resultaría tedioso referir

 . 

1
El nombre inicial de nuestro proyecto –que aparece en la edición original de esta obra– fue: Hacia una historia
del pensamiento filosófico en Colombia, 1620- 2000, que en el año 2005 fue sustituido por el que aquí aparece
(BVPFC).
2
Esta división, sobre todo en lo que se refiere en los límites cronológicos de cada época, tiene que ser nece-
sariamente tentativa y provisional porque aún no han sido detectadas ni precisamente determinadas todas las
fuentes primarias de nuestra filosofía y, con más razón aún, porque entre aquellas fuentes que están plenamente
identificadas, son en verdad muy escasas las que han sido objeto de algún estudio aceptablemente amplio y
cuidadoso.
aquí, no es posible reproducir en orden cronológico, dentro de cada
serie, las fuentes que le pertenecen. Por lo tanto, ni la secuencia de
los volúmenes dentro de la serie, ni la secuencia de las obras dentro
de cada volumen, obedecen a un orden cronológico. Trataremos
de compensar, o por lo menos mitigar, las dificultades que puedan
derivarse de esa limitación, ofreciendo a los lectores la ayuda de
algunos índices o de otros indicadores, que les permita tener rápido
acceso al texto de cualquiera de las fuentes.

Como lo indica el título elegido para el presente volumen, todas las obras
que en él se contienen pertenecen a la primera Serie de la colección
y por consiguiente corresponden a la primera etapa de la historia de
nuestra filosofía. El presente volumen consta de nueve tomos. La
distribución de las obras en los distintos tomos, no obedece –como
ya se ha dicho– a ningún criterio temático ni cronológico, obedece
únicamente a criterios prácticos, como por ejemplo, que ninguna obra
quede fragmentada en varios tomos, que todas las obras de un mismo
autor se hallen en secuencia dentro del mismo tomo, etc.
Presentación general

I. Objetivo y características de la presente obra

1.1 Esta obra quiere ser mucho más que una Antología del Pensamiento
Filosófico Colonial de Colombia. En ella no se intenta una
compilación de las “mejores” obras filosóficas de nuestra etapa
colonial ni tampoco de las obras más nombradas, de las mejor
conservadas, de las más cercanas al pensamiento moderno o de
cualesquiera otras, seleccionadas con alguno de los innumerables
criterios que podrían establecerse para una antología más o
menos amplia. El objetivo inmediato de este primer volumen de
nuestra Colección Fuentes Filosóficas, consiste en presentar una
muestra aceptablemente representativa de la producción filosófica
en nuestra Etapa colonial, que permita al investigador tener un
primer contacto directo y fidedigno con las fuentes, y apreciar
las numerosas e importantes diferencias que se esconden tras la
aparente monotonía de los textos universitarios coloniales. Estas
diferencias afectan, tanto a los enfoques teóricos y a la calidad
filosófica, pedagógica y literaria de las fuentes, como al estado
de conservación del soporte material de cada una de ellas. La
muestra que presentamos servirá también como un indicador de
la cantidad, la calidad y la extensión de la bibliografía existente
sobre dichas fuentes. Persiguiendo este objetivo, hemos reunido
en esta obra una variada gama de textos del trienio Filosófico y de
la cátedra Teología moral, algunos textos de Teología Escolástica y
otro sobre la fundamentación del Derecho y del quehacer jurídico.
Reproducimos, desde una obra impresa y de gran envergadura
(De usu et abusu doctrinae Divi Thomae) –fruto de muchos años de
trabajo de un profesor eminente–, hasta dos pequeños tratados
que contienen simplemente los apuntes de clase, más o menos
completos y ordenados, de un estudiante desconocido. Incluimos
textos mutilados o inacabados, obras que presentan dificultades
serias para su lectura, debidas a daños de diversa índole, y
obras en muy buen estado de conservación. Presentamos un
Cursus Philosophicus completo y, en algunas ocasiones, reunimos
varias obras de un mismo autor pertenecientes a disciplinas o a
temas diferentes. Presentamos también aquí las dos obras más
antiguas que conocemos, entre las elaboradas por los Maestros
del Nuevo Reino de Granada, junto con otras, anónimas y muy
difíciles de ubicar cronológicamente. Finalmente, entre las obras
reproducidas en el presente volumen, se encuentran algunas
no reseñadas en ninguno de los catálogos conocidos, junto con
un número considerable de las obras más mencionadas por los
escasos investigadores que se han ocupado de nuestro patrimonio
filosófico colonial.

1.2 El Objetivo principal consiste en poner en marcha la producción


de un instrumento, ágil y eficaz, que permita a los filósofos, los
historiadores y demás investigadores del pensamiento colombiano,
el acceso inmediato a las fuentes primarias de ese pensamiento en
su etapa colonial. Tal instrumento no es nada distinto a la Primera
Serie, completa, de nuestra Colección de Fuentes Filosóficas3. Esta
Primera Serie de fuentes filosóficas consta, por múltiples motivos,
de dos pasos o Secciones: 1) Recuperación del texto original de cada
una de las obras. Esto implica: a) La reproducción digital del texto;
b) La descripción física de cada obra y de su estado de conservación;
c) La identificación –hasta donde sea posible en el momento– del

 . 

3
El alcance del término “filosóficas” debe entenderse en el sentido amplio expuesto en los párrafos 3.4 a 3.6 de
esta Presentación.
autor, del lugar y de la fecha de composición de la obra; d) La
transcripción latina del índice de la obra, realizada en todos los
casos por Erika Tanács; e) Un breve comentario sobre el texto. 2)
La edición “crítica” de las obras. Esta edición es la meta final de la
Colección de Fuentes Filosóficas. Ella completa y perfecciona lo que
en la sección anterior se ha logrado en la búsqueda del instrumento
fundamental para alcanzar la realización total de nuestro proyecto.
No parece éste el lugar adecuado para detenerse en los detalles de
la Edición Crítica, pues la obra que estamos presentando ahora no
va más allá de la Sección de recuperación del texto original, según
acabamos de describir.

II. La producción filosófica del periodo colonial:


Su importancia y su estado de conservación
2.1 Los textos universitarios coloniales configuran un área de
extraordinario valor dentro del patrimonio cultural de Colombia.
Ellos constituyen la fuente documental directa más abundante y
objetiva, tanto sobre los métodos de producción y de transmisión
del saber como sobre los saberes concretos que nutrieron y
estructuraron la mentalidad de la clase dirigente durante la mayor
parte de la etapa colonial. En estos textos encontramos las ideas
que durante dicha época proporcionaban un piso firme a todas las
dimensiones del comportamiento humano. Son las ideas sobre
Dios, sobre el mundo físico y los seres vivos, sobre el hombre y
su libertad, y sobre los fundamentos y la organización de la vida
colectiva. Cualquiera que pueda ser la proximidad, o la lejanía,
entre esas ideas y las dinámicas socioculturales prevalentes en
la Europa moderna, los textos universitarios coloniales serán
siempre una fuente, ineludible y de primera magnitud, para el
conocimiento integral y seguro sobre el desarrollo de la filosofía,
de la ciencia, del pensamiento religioso y –probablemente en
menor medida– sobre los principios y la práctica del derecho en
nuestros siglos XVII y XVIII.

2.2 Sin embargo, hasta hoy, estas fuentes permanecen inexploradas en


más de un 60%. No deja de sorprendernos que, a pesar del interés
recurrente que, desde la segunda década del siglo XX, han suscitado
entre historiadores, filósofos y científicos, nuestros manuscritos
universitarios coloniales, todavía no se haya podido establecer con
precisión ni siquiera cuáles y cuántas son las fuentes filosóficas
del periodo colonial. Es, además, doloroso, comprobar que cada
día se hacen más inciertas las posibilidades de conservación de
estas fuentes y más difícil el acceso a sus contenidos. En verdad
hoy día resulta una empresa erizada de dificultades intentar sacar
a la luz la problemática moral, social, científico-técnica y religiosa
que se contiene en esos manuscritos; problemática que influyó
de un modo determinante en la configuración de la mentalidad
y del estilo de vida de la sociedad colonial durante más de ciento
cincuenta años, es decir, algo más de la tercera parte de nuestra
existencia como proyecto de unidad política y cultural.

2.3 Las fuentes filosóficas, teológicas, científicas y jurídicas del periodo


colonial registradas hasta hoy, se hallan distribuidas entre las
siguientes instituciones: Biblioteca Nacional de Colombia (Bogotá),
Biblioteca de la Academia Colombiana de Historia (Bogotá),
Biblioteca del convento de Santo Domingo y Archivo de la Curia
Provincial de la orden dominicana (Bogotá), Biblioteca del Instituto
Caro y Cuervo (sede de Yerbabuena), Biblioteca de la Universidad
del Rosario (Bogotá), Biblioteca de la Universidad de Antioquia
(Medellín), Archivo de la arquidiócesis de Popayán (Popayán),
Biblioteca de la Curia Provincial de la Compañía de Jesús (Bogotá),
Biblioteca Mario Valenzuela (Campus de la Universidad Javeriana,
Bogotá), Biblioteca de la Universidad de San Buenaventura (Bogotá).
Nos consta, por algunos testimonios fidedignos de testigos
oculares, la existencia de un número considerable de manuscritos
universitarios coloniales (entre 7 y 10), que se hallan en bibliotecas
o colecciones privadas, y que pueden correr el peligro –o que
de hecho ya lo corren– de ser sustraídos del país. Pero puede
razonablemente suponerse la existencia de un número aún mayor
en condiciones similares. Más de la mitad de los manuscritos
detectados (el 60% aproximadamente) se hallan en la Biblioteca
Nacional de Colombia, que es el lugar que mayores garantías de
conservación ofrece, sin ser éstas las mejores que pueden darse.
Le siguen en cantidad de obras –a mucha distancia– la Biblioteca
de la Academia Colombiana de Historia, la Biblioteca y Archivo
de la Orden Dominicana, mencionada más atrás. Un número
algo inferior al de las anteriores bibliotecas puede hallarse en la
Biblioteca del Instituto Caro y Cuervo (Yerbabuena), en la Biblioteca
de la Universidad del Rosario y en Bibliotecas de otras ciudades del
país. De acuerdo con los datos que poseemos, en ninguna de las
restantes entidades depositarias de manuscritos universitarios, se
conservan más de una docena de obras.

2.4 Es necesario en este punto hacer una clara distinción entre


Manuscritos, Obras y Fuentes, pues en un solo volumen manuscrito
se encuentran muy frecuentemente varias obras; esta es una
diferencia que muy pocas veces se establece con suficiente
cuidado en los catálogos bibliográficos que hemos manejado4.
Generalmente la determinación del número de obras o “piezas”
que abarca un manuscrito, no ofrece dificultades, pues a primera

 . 

4
He aquí algunos de los catálogos más amplios y conocidos: Rivas Sacconi, José Manuel: I, (7), 89-121; Quece-
do, Francisco O.F.M.: I, (4), 191-294; I, (5), 855-870. Redmond, Walter Bernand.: I, (6); Pinzón Garzón, Rafael:
I, (3); Lértora Mendoza, Celina: I, (2),. (Abarca un amplio número de obras coloniales de Lógica y Física, que la
autora reseña y describe con alguna amplitud).
vista se pueden encontrar indicadores, precisos e indubitables
(autor, título, tema, fecha, etc) que facilitan esa determinación,
pero a veces hay que acudir a otros indicadores que exigen una
lectura muy cuidadosa de las obras En este contexto, nosotros
consideramos que toda obra elaborada en el Nuevo Reino de
Granada debe ser contabilizada como una fuente independiente.
Así pues, en esta investigación, nos ocupamos primordialmente
del número de obras (es decir, de las piezas que abarcan los
manuscritos) más bien que del número de manuscritos5.

2.5 Puede afirmarse con certeza que la mayoría de las obras


universitarias del periodo colonial que han llegado hasta nosotros,
se halla en un estado aceptable de conservación, lo que significa
que, desde un punto de vista físico, dichas obras no presentan
problemas muy graves de lectura. Los desperfectos más comunes
corresponden a deterioros de la encuadernación, que a veces
tienen como consecuencia el extravío de los primeros o de los
últimos folios, incluidos los índices y hasta algún cuadernillo
completo; no falta también la amputación intencional de la
portada, el proemio y los índices e incluso de algunos artículos
o capítulos. Otros desperfectos frecuentes, de mayor o menor
gravedad, se deben al corrimiento o al desvanecimiento de la
tinta, causados por la humedad o a diferentes tipos de manchas
o, con menor frecuencia, a la polilla. Finalmente no resultan
del todo insólitas la ausencia de numeración en los folios, la

 . 

5
En el contexto de esta investigación, consideramos como “fuente filosófica colonial” a toda obra de carácter filosó-
fico, elaborada por un profesor universitario o por un “hombre de letras”, radicados en el territorio del Nuevo Reino
de Granada. Lo que entendemos por “fuente –u obra– de carácter filosófico” se irá precisando conforme lo vaya
exigiendo el desarrollo de esta presentación. Por ahora indicamos solamente que nuestro concepto de Fuente Filo-
sófica no se limita a los “Cursus Philosophicus” ni a las exposiciones más o menos amplias de las asignaturas o de
algunos de los temas o tratados propios de la Carrera de Filosofía. En las bibliotecas mencionadas se encuentran
numerosos manuscritos que son copias de obras, elaboradas e incluso impresas, en diferentes países.
discontinuidad en la numeración de los párrafos o la carencia
de títulos o subtítulos correspondientes a las divisiones o
subdivisiones del texto. Aunque aún no hemos podido siquiera
ojear la totalidad de los manuscritos, calculamos –dando fe a
algunas de las reseñas que aparecen en los catálogos bibliográficos
consultados y a otras noticias, directas o indirectas, aportadas
por algunos historiadores–, que más del 65 % de las obras que
en ellos se contienen, pueden ser leídas en todas sus partes, sin
lagunas y otros inconvenientes mayores. Entre las obras restantes,
son pocas las que no pueden ser leídas al menos en un 70% de
sus páginas. Casi todos los manuscritos están encuadernados
en pergamino; la cubierta (tapas y lomo), es de una sola pieza
y las hojas están cosidas con hilo de cáñamo. Por lo general el
estado de la encuadernación es aceptable aunque refleja, con
mucha frecuencia, el desgaste y las manchas propios de un uso
prolongado y, en bastantes casos, el deterioro que se deriva de
lugares y modos de conservación inapropiados o descuidados.
Con frecuencia se puede hallar en el lomo, en forma abreviada,
el nombre del autor (o a autores) y una referencia al título, o a la
temática de la obra (u obras) que contiene el manuscrito.

2.6 Hay un número considerable de obras universitarias del periodo


que estudiamos, –tal vez más de un 25% del total–, cuyos datos
bibliográficos (autor, fecha, o lugar de producción) son muy
difíciles de determinar, ya sea porque todos o algunos de estos
datos no aparecen en el lugar de la obra donde suelen consignarse,
o porque en ningún lugar del texto se encuentran rastros de
ellos. Los lugares en donde comúnmente se hace mención de
estos datos, son la portada y el “colofón” de la obra; éste último
suele ir inmediatamente antes del índice. A veces es posible
encontrar, en sitios insospechados, alusiones a personajes,
lugares, acontecimientos de la época, u otro tipo de información
que facilitan, por lo menos parcialmente, la determinación de los
datos bibliográficos que son necesarios. Pero estos hallazgos
requieren una lectura completa y muy atenta de los textos, que
está por hacer en la inmensa mayoría de los casos.6 En buen
número de obras se hace mención tanto de la fecha de iniciación
del texto como de la fecha en que éste se concluyó, pero en
realidad tal mención se refiere al día en que el profesor inició y
al día en que concluyó la exposición del texto en su clase, y no a las
fechas en que dio inicio y puso fin a la redacción de la obra.

2.7 En el estado actual de nuestros conocimientos sobre los


manuscritos universitarios procedentes de la etapa colonial, resulta
muy arriesgado proponer cifras precisas sobre el número total de
nuestras fuentes filosóficas primarias pertenecientes a dicha etapa.
Para lograr un cálculo exacto de esas fuentes, necesitaríamos, en
primer lugar, un elenco de todos los manuscritos académicos
utilizados en nuestras universidades coloniales y conservados
hasta hoy. En segundo lugar, sería igualmente necesario disponer
de acceso directo a todas las obras que ellos contienen. Se
requeriría, en tercer lugar, haber examinado convenientemente
todos esos textos para poder determinar cuántos de ellos tienen
efectivamente un carácter filosófico. Finalmente habría que
determinar cuántos de esos textos fueron elaborados, directa o
indirectamente, por profesores universitarios u otros “hombres
de letras”, radicados en el Nuevo Reino. Como hemos indicado
más atrás, estamos todavía muy lejos de poseer esa información.

 . 

6
Nosotros realizaremos este trabajo para la edición “crítica” que está prevista para todas las obras de la Serie I de
nuestra Colección de Fuentes Filosóficas. Es probable que también se requiera una edición crítica para algunas
de las obras del siglo XIX.
Ninguno de los catálogos de nuestras fuentes coloniales, realizados
hasta hoy –cuya utilidad y mérito reconocemos y agradecemos–
y, ni siquiera el conjunto de todos ellos, puede garantizarnos la
exactitud de ese cálculo. En nuestra opinión, un catálogo completo
y plenamente fiable de nuestras fuentes filosóficas, solamente
será posible como uno de los últimos frutos de nuestro largo
proceso investigativo o de otro trabajo similar. No obstante todo
lo que acabamos de decir, para planear el desarrollo de nuestro
proyecto investigativo y editorial, resulta indispensable disponer
de algunos cálculos o aproximaciones, que puedan ofrecer una
garantía de fiabilidad para nuestras cifras de, por lo menos, un
85%. Nos hemos esforzado mucho para llegar a esa meta, pero
no estamos seguros de haberlo logrado7.

2.8 Con estas precauciones abordamos la cuestión relativa al número de


fuentes filosóficas de nuestra época colonial. Para acercarnos a nuestro
objetivo hemos efectuado las siguientes operaciones: 1. Repasar y
ponderar cuidadosamente la información hallada en los principales
catálogos bibliográficos sobre escritos teológicos, filosóficos,
científicos y profesionales, provenientes del periodo colonial. 2.
Sopesar las probabilidades de descubrir nuevos textos de carácter
académico8 aún no inventariados. 3. Llevar a cabo una exploración directa
de un número significativo de manuscritos académicos (setenta y seis
volúmenes). Hecho este trabajo, concluimos que el número total de

 . 

7
Con lo expuesto en este párrafo pretendemos, principalmente, advertir al lector para que sea precavido en el
posible manejo de los datos numéricos que ofrecemos a continuación.
8
En estas páginas, el término académico, aunque incluye al término universitario, no coincide adecuadamente
con él. Académico se aplica también a un tipo de textos (especulativos, científicos y profesionales) que, sin estar
destinados directamente a la docencia o a la discusión universitaria, alcanzan un nivel intelectual igual o superior
al que es usual en las aulas. Aunque en el periodo colonial este tipo de obras son poco frecuentes, tienen gran
importancia para nuestro conocimiento de la filosofía de esa época.
obras académicas coloniales, es considerablemente más alto que el
consignado en las catalogaciones realizadas hasta ahora. Creemos
fundadamente que el número total de esas obras es próximo a 330
(trescientos treinta). La extensión de esas obras es muy diversa: las
hay con más de trescientos folios y con menos de quince, es decir,
con más de seiscientas páginas y con menos de treinta. Aplicando
a esas obras los criterios establecidos para determinar las que, entre
ellas, deben tenerse como Fuentes filosóficas neogranadinas, –criterios
que en el próximo apartado [2] quedarán plenamente precisados–, se
puede llegar a la suma de ciento sesenta fuentes filosóficas, de acuerdo
con el sentido que reservamos para este término. La distribución
cronológica de tales fuentes puede establecerse así: No hallamos
ninguna fuente del siglo XVI, aunque pueden contarse unas treinta y
dos obras académicas de ese siglo traídas de España o de otros lugares
de Hispanoamérica. Del siglo XVII, según nuestros datos, se conservan
aproximadamente ochenta y cuatro obras académicas, entre las cuales
pueden encontrarse treinta y ocho fuentes filosóficas. Del siglo XVIII
parece posible hallar unas doscientas cuatro obras académicas, de
las cuales ciento dieciocho serían fuentes filosóficas. De las primeras
décadas del S. XIX, pueden hallarse cuatro o cinco obras de carácter
filosófico muy probablemente escritas en el Nuevo Reino.

III. Orígenes y características de las


fuentes filosóficas coloniales

3.1 La inmensa mayoría de las fuentes filosóficas, –igual que las de las
restantes disciplinas–, son producto de la actividad docente de los
distintos centros de Estudios Superiores que funcionaron durante
el periodo colonial; esto es: universidades, colegios mayores,
colegios conventuales y seminarios. Todas las fuentes filosóficas
de esta época, excepto una, impresa en Europa, son manuscritos.
Esta característica que se prolonga hasta las primeras décadas del
siglo XIX, (es decir, hasta trescientos ochenta años después de la
invención de la imprenta), se debió a dos circunstancias íntimamente
ligadas entre sí. La primera, consistía en la imposibilidad práctica
de ofrecer o de exigir a los estudiantes el uso de textos impresos
para el estudio de las asignaturas que integraban el currículo. La
utilización de un texto guía impreso, era un recurso pedagógico
que, a comienzos del siglo XVII, ya no era infrecuente en los
centros de estudios superiores de Europa. Sin embargo, y pese al
empeño de algunas órdenes religiosas para introducir esa práctica
en las aulas de América9, no fue posible lograrlo. Entre nosotros
esa imposibilidad se originaba, por un lado, en la carencia de una
imprenta local10 y, por otro lado, en los elevados costos que suponía,
tanto para las instituciones educativas como para los estudiantes,
la importación de manuales impresos en el Viejo Mundo. Igual, o
aún más costosa, era la importación de las obras de los grandes
autores de la tradición o de los maestros escolásticos más famosos

 . 

9
Rivas, Sacconi, José Manuel: I, (7), 89-91 (notas 1, 2, 3 y 4) La práctica del dictado y las dificultades que ella
entraña se hicieron notar en toda la América Hispánica. (cfr. John T. Lanning: II, (13) 276 ss.). Con el recurso a
un texto impreso se buscaba que la clase fuera más activa y con mayor altura teórica que la usual en bastantes
claustros. Se pretendía igualmente que el tiempo de estudio de los alumnos tuviese un carácter más reflexivo y
menos memorístico. Más concretamente, se quería evitar que los profesores ocuparan la mayor parte del tiempo
de la clase en dictar el texto, en lugar de dedicarlo a explicar a fondo los temas y a ampliar y comentar crítica-
mente el texto impreso. Por otra parte, con ese recurso bibliográfico se garantizaba al estudiante un horizonte
intelectual más amplio que el de sus cuadernos de apuntes. Los problemas del “dictado” se fueron acrecentando
con el correr de los años y en proporción directa a la falta de competencia y de actualización científica o filosófica
de los profesores.
10
La primera imprenta que funcionó en el Nuevo Reino de Granada, llegó a Santafé en 1737, enviada desde Espa-
ña al Colegio Máximo de la Compañía de Jesús (Universidad Javeriana), por el Procurador General de Indias para
dicha Orden. Las primeras publicaciones aparecieron en 1738. El número total de publicaciones fue bastante
reducido, lo mismo que el número de páginas de cada una de ellas. Las trabas que puso la Administración Estatal
al funcionamiento de esta imprenta, su limitada capacidad y las dificultades técnicas y financieras que tuvo que
afrontar, impidieron su desarrollo. La imprenta vuelve a funcionar en el Nuevo Reino, de un modo definitivo, en
1780, y fue entonces una imprenta montada por el Estado. No se conocen publicaciones impresas de Filosofía
anteriores a la tercera década del siglo XIX. Cfr. Higera, Tarcisio: II, (10),. 70-83.
en los siglos XVI al XVIII. Por múltiples razones, la utilización de
estas obras, o de fragmentos de ellas, como base de la clase de
Filosofía o de Teología, resultaba aún más impracticable que la
utilización de manuales impresos. La segunda circunstancia que
se halla en la base de la proliferación de manuscritos universitarios
de Filosofía y de Teología, fue la funcionalidad y la eficacia que
tales manuscritos demostraron durante más de siglo y medio en
las labores de docencia, y además el notable influjo que ejercieron
en el trabajo profesional de los graduados. Estos factores positivos
debieron compensar, al menos parcialmente, los peligros que se
pretendía sortear con la adopción de un libro de texto impreso.

3.2 Parece que fueron bastantes los profesores que asumieron


responsablemente la tarea de escribir el texto de sus lecciones
universitarias, lo que contribuyó a mantener permanentemente
un decoroso nivel académico en las distintas escuelas, hasta el
último tercio del S. XVIII. Ese reto constituyó sin duda un gran
estímulo para la actualización científica de los profesores, para
la investigación en las temáticas de mayor relieve en esa época,
y para la revisión y argumentación rigurosa y sistemática de las
doctrinas. El maestro que leía y exponía en la clase su propio
texto, era objeto de particular estima y respeto por parte de
sus discípulos y de sus colegas. Los manuscritos elaborados
por los profesores, no sólo servían de libro de texto para los
estudiantes sino que se conservaban, como obras de consulta, en
las bibliotecas de las distintas casas de estudios superiores. Con
este fin, algunos rectores o administradores de universidades,
mandaban hacer copias de algunos de estos manuscritos
para hacerlos accesibles a los estudiantes, a los profesores y
ocasionalmente a algunos egresados. A veces, tras la muerte de
un profesor, los textos originales, de puño y letra de ese maestro,
pasaban a la biblioteca. Frecuentemente, algunos estudiantes, en
ocasiones bajo la supervisión del profesor, reproducían el texto
de alguna, o algunas, asignaturas de las dictadas por aquél en sus
clases. En estos casos suele aparecer en la portada, además del
nombre del profesor, el nombre del alumno bajo la designación
de “oyente”. Por último es necesario advertir que no pocos de
nuestros manuscritos universitarios no son más que las simples
notas que un alumno logró tomar del dictado hecho en clase
por el profesor o, tal vez, una reproducción, puesta en “limpio”,
de tales notas. Estos casos se distinguen con relativa facilidad
cuando acumulan una serie de características como por ejemplo,
las siguientes: la carencia de índices, de portada, de proemio y
de prólogo; notables deficiencias en las divisiones del texto y en
los títulos que las designan; “lagunas” en el texto (espacios en
blanco de amplitud considerable en algunas páginas); frecuentes
y graves deficiencias en la redacción y en la ortografía; ausencia
total, o casi total, de datos bibliográficos.11

3.3 El Nuevo Reino de Granada fue el único espacio de alta categoría


administrativa dentro del Imperio Español, que no contó con
una universidad pública, es decir, establecida sin límite de tiempo,
dependiente del Gobierno Central y con potestad para desarrollar
todas las cátedras reconocidas en la época. En la Nueva Granada la
universidad pública fue sólo un proyecto, impulsado por algunos
virreyes y otros funcionarios del Gobierno, durante los últimos
cincuenta años del dominio español. Esto implicó que, durante
todo el periodo colonial, la Educación Superior en el Nuevo Reino,

 . 

11
Con lo expuesto en este numeral [3.2], pretendemos, entre otros objetivos, prevenir al lector sobre las deficien-
cias que pueden hallarse en la calidad de nuestras fuentes filosóficas y advertir sobre la eventual conveniencia de
no incluir entre las fuentes filosóficas algunos de los textos escolares que han llegado hasta nosotros. En estos
casos, realmente extremos, dejaremos clara constancia de su existencia y del lugar en que se conservan.
recayese directamente en manos de la Iglesia y, sobre todo, en
las manos de la Ordenes Religiosas12. Los Dominicos (Universidad
Tomística), los Jesuitas (Universidad Javeriana) y los Ermitaños
de San Agustín (Universidad de San Nicolás)13, regentaron con
suficiente autonomía sus propias universidades, pugnando por la
hegemonía doctrinal y social y, por ello, marcando exageradamente
y con bastante cautela sus diferencias dentro del campo, más
bien estrecho, de lo que en esa época se consideraba ortodoxo.
El Colegio Mayor de Nuestra señora del Rosario (Clero Secular),
sin poseer propiamente el título de universidad, fue uno de los
centros de estudios universitarios más prestigiosos del Nuevo
Reino. También el Colegio de San Buenaventura (Franciscanos) y el
Colegio-Seminario de Popayán (Jesuitas) –que entre 1744 y 1767
fue reconocido como universidad, con el nombre de Academia
de San José–, desarrollaron cursos de nivel universitario durante
muchos años. Después de la expulsión de los jesuitas (1767),
se establecieron en el Real Colegio Mayor y Seminario de San
Bartolomé, varias cátedras universitarias. Todas de las fuentes
filosóficas coloniales que hasta hoy se conocen, son producto de
la actividad docente llevada a cabo en los centros de estudios

 . 

12
Resulta relativamente frecuente hallar historiadores del pensamiento científico y filosófico en el Nuevo Reino,
que ven en este hecho un factor determinante de algunas de las limitaciones más pronunciadas del desarrollo
científico y cultural de este Virreinato. Ven, concretamente en este hecho, una causa profunda del alto grado de
aislamiento y enclaustramiento teórico que se advierte entre muchos de nuestros maestros universitarios, con
respecto al pensamiento científico y filosófico de su época; aislamiento, que según tales historiadores, fue no-
tariamente muy superior al registrado comúnmente en Hispanoamérica. Es este, sin duda, un tema interesante
que bien merece un estudio amplio y detallado que pueda arrojar plena luz sobre la extensión y la solidez de esa
hipótesis. (Véase, por ejemplo, Lértora Mendoza, Celina: I, (2), 21-31; Martínez-Chavanz, Regino: II, (14), 81 ss;
Marquínez, Germán: II, (16), 56-60; 86-89, quienes muestran divergencias sobre el tema).
13
Esta Universidad funcionó durante 77 años. Inició sus labores en 1698 y fue suprimida por la propia orden
agustina en 1775. Los primeros cuarentaiún años tuvo su sede en el propio convento de los agustinos. En 1739
la universidad se trasladó a un local independiente del convento y “vivió” una época de apertura hacia las “ciencias
útiles” y hacia la crítica a los formalismos escolásticos. Cfr. Salazar, José Abel: II, (28), Rodríguez Cruz, Agueda
María, O.P.: II, (27).
superiores referidos en este párrafo. La inmensa mayoría de estas
fuentes se originaron en la Universidad Javeriana, en la Universidad
Tomística y en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
En el momento actual de nuestro proceso investigativo, no es
posible ofrecer datos más precisos sobre este punto.

3.4 La producción de obras filosóficas14, se halla circunscrita, casi en


su totalidad, a las actividades de la cátedra de Filosofía, de la
cátedra de Teología Moral o de la cátedra de Teología Dogmática15
y, en proporción muy inferior, a las cátedras de Jurisprudencia. Por
fuera de estos espacios académicos, es verdaderamente insólito,
hallar un desarrollo sistemático, o por lo menos sólidamente
estructurado, de una problemática filosófica. Los estudios básicos
de Filosofía se desarrollaban a lo largo de tres años, comúnmente
bajo la dirección de un solo profesor. Estos profesores, como
ya hemos indicado, solían elaborar su propio texto para todos o
algunos de los tratados que integraban el currículo de la carrera.
El conjunto de los textos elaborados por un profesor para cada
una de las asignaturas del currículo filosófico, o al menos, de las
principales asignaturas, solía designarse “Cursus philosophicus”,
de tal o cual profesor. El “Currículo filosófico” comprendía
generalmente los siguientes elementos: Una breve introducción
a la Filosofía que constaba de dos o tres lecciones comprendidas
bajo el título de Prolusiones ad Philosophiam o Præludium ad

 . 

14
Entendemos aquí por obra filosófica, no solo los textos universitarios de filosofía sino también los otros escritos
académicos que pretenden abordar con profundidad y rigor una temática reconocida como filosófica, esto es,
como propuesta de justificación, fundamentación o iluminación teórica última acerca del conocimiento, del origen
y constitución de la naturaleza y sobre el sentido, la orientación y los comportamientos de la vida humana.
15
Con este nombre o también con los de Teología Sistemática, Teología Escolástica o Teología Especulativa, se
designaba al área más teórica de la Teología, en cuanto unidad orgánica de doctrina, y se la distinguía de otras
áreas como la Moral, la Exégesis Bíblica y la Teología Histórica o Positiva.
Liberalium Artium ineundum curriculum; las Summulæ o Logica Minor,
que contenía un compendio lógico—metodológico puramente
instrumental necesario para la comprensión y organización del
discurso filosófico y para el manejo de la argumentación en
las discusiones escolásticas; y la Logica Mayor, que comprendía
las cuestiones básicas de la teoría aristotélico-escolástica del
conocimiento y la fundamentación teórica de la Lógica y la
Metodología científica. Esta era la temática del primer año cuya
exposición ocupaba generalmente el primer volumen del Cursus
Philosophicus. El segundo año se dedicaba al estudio de la Física
aristotélica y, ocasionalmente, a informar sobre algunas teorías
y planteamientos de la ciencia moderna, que, por lo general
eran criticados aunque pocas veces en actitud de total rechazo.
El estudio de la Física aristotélica, no se limitaba al estudio de
algunos pasajes de los libros del gran tratado aristotélico que hoy
conocemos como Física. Tal estudio constituía normalmente la
columna vertebral del curso básico de Física. A veces la temática
general del segundo año se designaba con el título más amplio de
de Filosofía de la Naturaleza o Philosophia Naturalis. De hecho, con
el correr de los años, se incrementó el estudio de algunos temas
específicos de la Filosofía Natural, abordados ya por Aristóteles
en tratados particulares, más cercanos a la observación empírica
y con mucha menor carga especulativa que los “ocho libros de
la Gran Física”. En la medida en que los tratados o los temas
particulares de Física ocupaban más espacio, en el currículo solía
acortarse, y a veces hasta esquematizarse, aquella problemática
metafísico– especulativa que antes se consideraba lo esencial del
segundo año de Filosofía. Sin embargo tenemos la impresión de
que lo especulativo prevaleció sobre lo práctico hasta el final de la
Colonia. Con todo, es necesario destacar que la Física es la materia
de la carrera de Filosofía sobre la que se registra un mayor número
de obras y que, numerosos y destacados maestros (Martínez
de Ripalda, Mimbela y Ferraro, entre otros), la señalaban como
particularmente grata e interesante para los alumnos. La temática
central del tercer año fue la Metafísica o Filosofía Primera que, según
uno de los filósofos más destacados de todo el periodo colonial,
tenía la misión de “debatir con sumo cuidado las controversias
más productivas y de más peso [o influjo] de toda la filosofía”16.
También en el tercer año se solían estudiar las cuestiones sobre
filosofía de la vida, correspondientes a los tratados aristotélicos De
Generatione et Corruptione y específicamente al De Anima. La mayor
parte de las fuentes filosóficas que hoy se conservan, provienen
del trienio Filosófico, aunque no siempre formaron parte de un
Cursus Philosophicus completo. Parece que no pocas veces los
profesores escribían solamente el texto de alguna, o algunas de
las asignaturas del currículo. Acontecía también que, los alumnos
o los encargados de las bibliotecas, copiaban o mandaban copiar,
solamente aquellos tratados que consideraban de mayor interés.
De hecho, los “Cursus philosophicus” que se conservan completos,
son bastante escasos. La causa de esta escasez podría ser, tanto
la pérdida de algunos volúmenes del “Cursus” como que el autor
no los hubiera escrito.

3.5 Es necesario incluir también entre las fuentes filosóficas, algunas


obras de Teología –o por lo menos pasajes bastante extensos
de ellas–, que contienen una prolongación, profundización
o aplicación de teorías, temas o argumentos propiamente
filosóficos. Se trata comúnmente de textos que abordan amplia
y detalladamente temas y controversias complejas y de gran

 . 

16
Juan Martínez de Ripalda: De usu et abusu doctrinæ divi Thomæ, Leodii. GH Streel. 1704, Pars I, Opusc. I
proemium p.23
trascendencia doctrinal en la época, que por falta de madurez
en gran parte del alumnado, apenas podían ser esbozados en
los cursos de Filosofía. Pero otras veces se trata también de
planteamientos que por exigencias internas de la sistemática
escolástica o, sencillamente por tradición, se posponían hasta la
última y más alta etapa de la formación universitaria, es decir,
la Teología17. Esta gradualidad en el estudio de la problemática
filosófica y la imbricación de lo filosófico y lo teológico, que son
características de la formación y del pensamiento escolástico18,
nos platean un grave problema práctico a la hora de definir
concretamente qué obras de Teología deben ser consideradas como
fuentes filosóficas. Para hacer frente a este problema nos basamos
en dos convicciones: Por una parte, que no todas las obras de
Teología contienen alguna profundización o ampliación de temas
o de argumentaciones propiamente filosóficas lo suficientemente
extensas o novedosas que merezcan ser rescatadas como una
muestra paradigmática –o por lo menos sobresaliente– de un
autor, de una escuela o de una corriente filosófica. Por otra parte,
también estamos convencidos de que no es posible aceptar que
cualquier obra de Teología, por el sólo hecho de ser tal, pueda
tomarse como una fuente filosófica. Esto supondría, entre otros
despropósitos teóricos e históricos, desconocer las enérgicas
aseveraciones de los maestros coloniales sobre las diferencias
entre las “Scientiæ naturales” y la “Scientia Theologica”, a la que,
en cierto modo y medida, las otras ciencias le están sujetas y le

 . 

17
Conviene recordar que en los cursos de Filosofía se hallaban con frecuencia estudiantes de 12 y 13 años de
edad y que, en algunos casos, hubo bachilleres en Filosofía de sólo 13 años. Por esto, se hacia necesario reto-
mar –o simplemente abordar por primera vez– el estudio de cuestiones filosóficas particularmente complejas, sólo
cuando, ya en la facultad de Teología, el estudiante hubiera alcanzado mayor madurez intelectual y cultural. (Cfr.
Germán Marquínez: II, (16), 20-23.)
18
No es posible analizar aquí el origen y motivos de estas características.
sirven de instrumento, sin que de esto pueda seguirse jamás que
la Teología tenga la potestad de interferirlas, o sustituirlas en
los terrenos que les son propios19. Supuestas estas convicciones,
nos hemos propuesto resolver el problema práctico señalado, de
la forma siguiente: 1. Analizaremos brevemente aquellas obras
Teológicas –especialmente las de los autores más connotados–,
que traten con cierta amplitud temas o problemas comúnmente
estudiados en la Filosofía, y elaboraremos un catálogo de ellas.
2. Aunque no todo el contenido de una obra seleccionada sea de
interés filosófico, reproduciremos la obra en su totalidad para
evitar la descontextualización de las doctrinas expuestas en ella.
3. Reconociendo de antemano que nuestra selección puede tener
deficiencias importantes, publicaremos un catálogo bibliográfico
de las obras no seleccionadas. Así se facilitará, en una segunda
edición, de cada uno de los volúmenes de fuentes, la inclusión de
algunas obras no seleccionadas, o la sustitución de alguna de las
seleccionadas.

3.6 Las cátedras de Jurisprudencia presentan una serie de características


que marcan importantes diferencias frente a las cátedras de
Filosofía y de Teología, tanto en lo que se refiere a los temas y los
métodos académicos como en lo concerniente al profesorado y al
enfoque acentuadamente práctico-profesional de sus actividades.
Por varias razones –especialmente por el escaso número de obras
coloniales provenientes de estas cátedras que presentan un perfil
filosófico—, no hemos hallado ningún problema para determinar
qué obras de esta disciplina conviene incluir entre las fuentes

 . 

19
Esto no impide que, incoherentemente y con falta de precisión conceptual, en la práctica, se haya actuado en
contra de tales convicciones.
filosóficas. Se incluirán efectivamente todas las que cumplen
con los dos requisitos mínimos exigidos para incluir entre las
fuentes filosóficas alguna obra proveniente de otras disciplinas,
a saber: Contener un discurso racional, riguroso y sólidamente
estructurado, sobre una temática reconocida como filosófica en
el medio cultural de su época, y haber sido elaborada por un
maestro universitario u otro “hombre de letras”, nacido en el
Nuevo Reino de Granada o radicado en él.

IV. Índice temático


Lógica
Ignacio Ferrer S.J.
[Logica]. (Vol. I. Tomo III. Obra No. 5)
Manuel Balzategui S.J.
Logica universa iuxta Doctoris Eximii mentem elaborata. (Vol. I.
Tomo V. Obra No. 11)
Anónimo
[Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]. (Vol. I. Tomo VI. Obra
No. 16)
Jerónimo Escobar S.J.
[Lógica] Summulæ seu Introductio ad Aristotelis Dialecticam. (Vol. I.
Tomo VIII. Obra No. 22)

Physica
Mateo Mimbela S.J.
Physices Tractatus. (Vol. I. Tomo II. Obra No. 2)
Mateo Mimbela S.J.
Brevis notitia de coelo et astris. (Vol. I. Tomo II. Obra No. 3)
Ignacio Ferrer S.J.
[Physicæ Disputationes]. (Vol. I. Tomo III. Obra No. 6)
Manuel Balzategui S.J.
Disputationes in Universam Aristotelis Physicam. (Vol. I. Tomo V.
Obra No. 12)
Manuel Balzategui S.J.
Tractatus de principiis extrinsecis sive de causis. (Vol. I. Tomo V.
Obra No. 13)
Francisco Javier Trías S.J.
Physica Specialis et Curiosa. (Vol. I. Tomo VI. Obra No. 15)
Anónimo
[Brevis Tractatus de Generatione et Corruptione]. (Vol. I. Tomo VII.
Obra No. 18)
José Yarza S.J.
Dissertationes Scholastico-empiricæ in Generalem Aristotelis
Physicam iuxta utriusque doctoris, Angelici et Eximii, mentem
elaboratæ. (Vol. I. Tomo VIII. Obra No. 21)
José de Urbina S.J.
Disputationes in Octo libros Physicorum Aristotelis Stagyritæ. (Vol.
I. Tomo IX. Obra No. 24)

Metaphysica
Juan Martínez de Ripalda S.J.
De usu et abusu doctinæ Divi Thomæ. (Vol. I. Tomo I. Obra 1)
Mateo Mimbela S.J.
Tractatus de Divina essentia et attributis [Dei]. (Vol. I. Tomo II. Obra
No. 4)
Ignacio Ferrer S.J.
Disputationes in Libros [Aristotelis] de Methaphysica. (Vol. I. Tomo
III. Obra No. 7)
Francisco Javier Trías S.J.
Metaphysica Aristotélica. (Vol. I. Tomo VI. Obra No. 14)
De Anima
Ignacio Ferrer S.J.
Disputationes Scholasticæ in Aristotelis libros de Anima. (Vol. I.
Tomo III. Obra No. 8)
Anónimo
[Brevis tractatus de Anima]. (Vol. I. Tomo VII. Obra No. 19)

Moral
Juan Antonio Varillas S.J.
Tractatus de Conscientia. (Vol. I. Tomo IV. Obra No. 9)
Juan Antonio Varillas S.J.
Tractatus perutilis de Actibus Humanis. (Vol. I. Tomo IV. Obra No. 10)
Juan Antonio Ferraro S.J.
[De Iustitia et Iure]. (Vol. I. Tomo VII. Obra No. 17)
Martín de Eussa S. J.
Controversia de Restitutione Necesaria Pro Injuriis et Damnis in Omnibus
Humanorum Bonorum Generibus. (Vol. I. Tomo VIII. Obra No. 20)
Jacinto Antonio Buenaventura
Tractatus de actibus humanis. (Vol. I. Tomo IX. Obra No. 23)

V. Orden cronológico de las obras

1628: Jerónimo Escobar S.J. (1596 – 1673)


[Lógica] Summulæ seu Introductio ad Aristotelis Dialecticam (Vol. I.
Tomo VIII. Obra No. 22)
1647: José de Urbina S.J.
Disputationes in Octo libros Physicorum Aristotelis Stagyritæ.
(Vol. I. Tomo IX. Obra No. 24)
1668: Martín de Eussa S. J.
Controversia de Restitutione Necesaria Pro Injuriis et Damnis
in Omnibus Humanorum Bonorum Generibus. (Vol. I. Tomo VIII.
Obra No. 20)
1693: Mateo Mimbela S.J.
Physices Tractatus. (Vol. I. Tomo II. Obra No. 2)
1693: Mateo Mimbela S.J.
Brevis notitia de coelo et astris. (Vol. I. Tomo II. Obra No. 3)
1697: Juan Antonio Varillas S.J.
Tractatus de Conscientia. (Vol. I. Tomo IV. Obra No. 9)
1698: Juan Antonio Varillas S.J.
Tractatus perutilis de Actibus Humanis. (Vol. I. Tomo IV. Obra No. 10)
1699: Mateo Mimbela S.J.
Tractatus de Divina essentia et attributis [Dei]. (Vol. I. Tomo II.
Obra No. 4)
1704: Juan Martínez de Ripalda S.J.
De usu et abusu doctinæ Divi Thomæ. (Vol. I. Tomo I. Obra 1)
1729: Ignacio Ferrer S.J.
[Logica]. (Vol. I. Tomo III. Obra No. 5)
1730: Ignacio Ferrer S.J.
[Physicæ Disputationes]. (Vol. I. Tomo III. Obra No. 6)
1730: Ignacio Ferrer S.J.
Disputationes in Libros [Aristotelis] de Methaphysica. (Vol. I.
Tomo III. Obra No. 7)
1731: Ignacio Ferrer S.J.
Disputationes Scholasticæ in Aristotelis libros de Anima [seu
Animistica]. (Vol. I. Tomo III. Obra No. 8)
1749: Manuel Balzategui S.J.
Logica universa iuxta Doctoris Eximii mentem elaborata. (Vol. I.
Tomo V. Obra No. 11)
1750: Manuel Balzategui S.J.
Disputationes in Universam Aristotelis Physicam. (Vol. I. Tomo V.
Obra No. 12)
1751: Manuel Balzategui S.J.
Tractatus de principiis extrinsecis sive de causis. (Vol. I. Tomo V.
Obra No. 13)
1756: Francisco Javier Trías S.J.
Physica Specialis et Curiosa (Vol. I. Tomo VI. Obra No. 15)
1757: Francisco Javier Trías S.J.
Metaphysica Aristotélica. (Vol. I. Tomo VI. Obra No. 14)
1759: Jacinto Antonio Buenaventura O.P.
Tractatus de actibus humanis (Vol. I. Tomo IX. Obra No. 23)
1759-1767: Anónimo
[Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]. (Vol. I. Tomo VI.
Obra No. 16)
1760: José Yarza S.J.
Dissertationes Scholastico-empiricæ in Generalem Aristotelis
Physicam iuxta utriusque doctoris, Angelici et Eximii, mentem
elaboratæ. (Vol. I. Tomo VIII. Obra No. 21)
1760 (Aproximadamente): Anónimo
[Brevis Tractatus de Generatione et Corruptione]. (Vol. I. Tomo
VII. Obra No.18)
1760 (Aproximadamente): Anónimo
[Brevis tractatus de Anima] (Vol. I. Tomo VII. Obra No. 19)
1762 (Aproximadamente): Juan Antonio Ferraro S.J.
[De Iustitia et Iure]. (Vol. I. Tomo VII. Obra No. 17)

VI. Índice alfabético de autores

Anónimo
[Brevis tractatus de Anima]. (Vol. I. Tomo VII. Obra No. 19)
Anónimo
[Brevis Tractatus de Generatione et Corruptione]. (Vol. I. Tomo VII.
Obra No. 18)
Anónimo
[Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]. (Vol. I. Tomo VI. Obra
No. 16)
Manuel Balzategui S.J.
Disputationes in Universam Aristotelis Physicam. (Vol. I. Tomo V.
Obra No. 12)
Manuel Balzategui S.J.
Logica universa iuxta Doctoris Eximii mentem elaborata. (Vol. I.
Tomo V. Obra No. 11)
Manuel Balzategui S.J.
Tractatus de principiis extrinsecis sive de causis. (Vol. I. Tomo V.
Obra No. 13)
Jacinto Antonio Buenaventura
Tractatus de actibus humanis. (Vol. I. Tomo IX. Obra No. 23)
Jerónimo Escobar S.J.
[Lógica] Summulæ seu Introductio ad Aristotelis Dialecticam. (Vol. I.
Tomo VIII. Obra No. 22)
Martín de Eussa S. J.
Controversia de Restitutione Necesaria Pro Injuriis et Damnis in
Omnibus Humanorum Bonorum Generibus. (Vol. I. Tomo VIII. Obra
No. 20)
Juan Antonio Ferraro S.J.
[De Iustitia et Iure]. (Vol. I. Tomo VII. Obra No. 17)
Ignacio Ferrer S.J.
Disputationes in Libros [Aristotelis] de Methaphysica. (Vol. I. Tomo
III. Obra No. 7)
Ignacio Ferrer S.J.
Disputationes Scholasticæ in Aristotelis libros de Anima. (Vol. I.
Tomo III. Obra No. 8)
Ignacio Ferrer S.J.
[Logica]. (Vol. I. Tomo III. Obra No. 5)
Ignacio Ferrer S.J.
[Physicæ Disputationes]. (Vol. I. Tomo III. Obra No. 6)
Mateo Mimbela S.J.
Brevis notitia de coelo et astris. (Vol. I. Tomo II. Obra No. 3)
Mateo Mimbela S.J.
Physices Tractatus. (Vol. I. Tomo II. Obra No. 2)
Mateo Mimbela S.J.
Tractatus de Divina essentia et attributis [Dei]. (Vol. I. Tomo II. Obra No. 4)
Juan Martínez de Ripalda S.J.
De usu et abusu doctinæ Divi Thomæ. (Vol. I. Tomo I. Obra 1)
Francisco Javier Trías S.J.
Metaphysica Aristotélica. (Vol. I. Tomo VI. Obra No. 14)
Francisco Javier Trías S.J.
Physica Specialis et Curiosa. (Vol. I. Tomo VI. Obra No. 15)
José de Urbina S.J.
Disputationes in Octo libros Physicorum Aristotelis Stagyritæ. (Vol. I.
Tomo IX. Obra No. 24)
Juan Antonio Varillas S.J.
Tractatus de Conscientia. (Vol. I. Tomo IV. Obra No. 9)
Juan Antonio Varillas S.J.
Tractatus perutilis de Actibus Humanis. (Vol. I. Tomo IV. Obra No. 10)
José Yarza S.J.
Dissertationes Scholastico-empiricæ in Generalem Aristotelis
Physicam iuxta utriusque doctoris, Angelici et Eximii, mentem
elaboratæ. (Vol. I. Tomo VIII. Obra No. 21)

VII. Índice alfabético de las obras

Mateo Mimbela S.J.


Brevis notitia de coelo et astris. (Vol. I. Tomo II. Obra No. 3)
Anónimo
[Brevis tractatus de Anima]. (Vol. I. Tomo VII. Obra No. 19)
Anónimo
[Brevis Tractatus de Generatione et Corruptione]. (Vol. I. Tomo VII.
Obra No. 18)
Martín de Eussa S. J.
Controversia de Restitutione Necesaria Pro Injuriis et Damnis in Omnibus
Humanorum Bonorum Generibus. (Vol. I. Tomo VIII. Obra No. 20)
Juan Antonio Ferraro S.J.
[De Iustitia et Iure]. (Vol. I. Tomo VII. Obra No. 17)
Juan Martínez de Ripalda S.J.
De usu et abusu doctinæ Divi Thomæ. (Vol. I. Tomo I. Obra 1)
José Yarza S.J.
Dissertationes Scholastico-empiricæ in Generalem Aristotelis
Physicam iuxta utriusque doctoris, Angelici et Eximii, mentem
elaboratæ. (Vol. I. Tomo VIII. Obra No. 21)
Ignacio Ferrer S.J.
Disputationes in Libros [Aristotelis] de Methaphysica. (Vol. I. Tomo
III. Obra No. 7)
José de Urbina S.J.
Disputationes in Octo libros Physicorum Aristotelis Stagyritæ. (Vol.
I. Tomo IX. Obra No. 24)
Ignacio Ferrer S.J.
Disputationes Scholasticæ in Aristotelis libros de Anima. (Vol. I.
Tomo III. Obra No. 8)
Manuel Balzategui S.J.
Disputationes in Universam Aristotelis Physicam. (Vol. I. Tomo V.
Obra No. 12)
Ignacio Ferrer S.J.
[Logica]. (Vol. I. Tomo III. Obra No. 5)
Anónimo
[Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]. (Vol. I. Tomo VI. Obra
No. 16)
Manuel Balzategui S.J.
Logica universa iuxta Doctoris Eximii mentem elaborata. (Vol. I.
Tomo V. Obra No. 11)
Francisco Javier Trías S.J.
Metaphysica Aristotélica. (Vol. I. Tomo VI. Obra No. 14)
Ignacio Ferrer S.J.
[Physicæ Disputationes]. (Vol. I. Tomo III. Obra No. 6)
Francisco Javier Trías S.J.
Physica Specialis et Curiosa. (Vol. I. Tomo VI. Obra No. 15)
Mateo Mimbela S.J.
Physices Tractatus. (Vol. I. Tomo II. Obra No. 2)
Jerónimo Escobar S.J.
[Lógica] Summulæ seu Introductio ad Aristotelis Dialecticam. (Vol. I.
Tomo VIII. Obra No. 22)
Juan Antonio Varillas S.J.
Tractatus de Conscientia. (Vol. I. Tomo IV. Obra No. 9)
Mateo Mimbela S.J.
Tractatus de Divina essentia et attributis [Dei]. (Vol. I. Tomo II.
Obra No. 4)
Jacinto Antonio Buenaventura
Tractatus de actibus humanis. (Vol. I. Tomo IX. Obra No. 23)
Juan Antonio Varillas S.J.
Tractatus perutilis de Actibus Humanis. (Vol. I. Tomo IV. Obra No. 10)
Manuel Balzategui S.J.
Tractatus de principiis extrinsecis sive de causis. (Vol. I. Tomo V.
Obra No. 13)

VIII. Agradecimientos

En esta obra se ha hablado siempre en plural porque su autor es


consciente de que sin el amplio y variado apoyo de todos los que
creen en la importancia y utilidad de este trabajo, él no habría podido
llevarlo a cabo en poco más de un año. Tendré sin embargo que
destacar algunos de los nombres que integran ese “nosotros”:

R. P. Gerardo Remolina Vargas S.J. Rector de la Universidad Javeriana,


por su comprensión y firme apoyo, en múltiples formas y en todo
momento, a este Proyecto, hasta ahora financiado íntegramente por
la Universidad Javeriana.

Dr. Guillermo Hoyos Vásquez, Director del Instituto Pensar, que ha


acogido este Proyecto con clara comprensión de su importancia
académica y de su valor cultural, y le ha brindado su eficaz apoyo.

Dra. Mercedes Corpas de Guhl, Coordinadora de las actividades de


Educación Continuada en el Instituto Pensar, que ha puesto a disposición
de este Proyecto su sensibilidad, su buen gusto, su recursividad y su
permanente disposición de servicio.

Dr. Carlos José Reyes Posada, Director de la Biblioteca Nacional de


Colombia, quien ha puesto a disposición de esta investigación la
infraestructura de servicios de la Biblioteca Nacional.

Dr. Santiago Díaz Piedrahita, Presidente de la Academia Colombiana


de Historia, por su amable acogida y por las facilidades otorgadas para
la consulta de los fondos antiguos del Archivo y de la Biblioteca de la
institución que él preside.

Dra. Marivón Molina, Directora de la Biblioteca del Instituto Caro


y Cuervo, atenta siempre a facilitar y hacer confortable nuestro
trabajo.
Carolina Rodríguez García, Asistente para esta investigación, por su
entusiasmo, su eficacia y su generosa disponibilidad para el trabajo
cuando y donde el proyecto lo requiera.

Finalmente quiero expresar también mi gratitud a cada uno de los


integrantes del quipo de investigadores integrados a este Proyecto,
que han mostrado, repetidas veces, su compromiso con este trabajo.

Manuel Domínguez Miranda


Bogotá, junio de 2002
 . 

P resentación

de l a obra

 . 
[Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]

Presentación de la obra
1. Datos bibliográficos
Entidad Depositaria: Biblioteca del Instituto Caro y Cuervo, Yerbabuena

Registro: F.M.B. MS-3 Pieza: 1

Ciudad: Bogotá

Autor: Anónimo

Título: [Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]

Año: Entre 1759 y 1767

Lugar: Santafé de Bogotá

Presentación: Manuscrito

2. Descripción física
Tamaño: 20.5 X 15 cm. Lomo: 2 cm

Encuadernación: Pergamino con tapa dura. No tiene cierre

Hojas de guarda: Cuatro al comienzo y cuatro al final

Paginación: No tiene. Contiene 74 folios. El “Proemium” y las “Prolutiones”


(sic), abarcan 3 folios, la “Logica Directa” (Summulæ), 30 y la “Logica
Magna” 41. En la Lógica Magna, sobre el margen interior de las páginas
aparece una división en párrafos (llega hasta el No. 217, pero se presentan
vacíos en la secuencia numérica), que resulta fragmentaria e incompleta

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[Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]

Papel: De Cereal

Tinta: Caparrosa

Letra: Homogénea y clara; de tamaño mayor en los títulos de cada una


de las divisiones y subdivisiones, pero no ornamentada

Portada: No tiene. En la primera página aparece, con letra ornamentada,


la palabra Proemium, pero el espacio queda en blanco

Índice: No tiene

Ilustraciones: Sí. Cuadro de las proposiciones. No es un dibujo original,


está tomado de alguna obra impresa y pegado de un modo casi perfecto
sobre un folio del libro

3. Estado de conservación
En términos generales: Muy bueno

Desperfectos
c Tinta: En los títulos y subtítulos la tinta traspasa frecuentemente el papel
pero no impide la lectura
c Manchas: Algunas manchas de tinta, especialmente hacia el final de la
obra

4.Observaciones
El título lo hemos reconstruido a partir de las divisiones internas de la obra y
de la terminología utilizada en tales divisiones. Hay bastantes indicios internos
de que las dos grandes partes en que se divide el texto (Logica Directa y
Logica Magna) están concebidas como una sola obra que consta de una parte

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[Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]

puramente práctica, instrumental y de otra teórica, que sirve de justificación


a la anterior. Con esta unidad se pretende ofrecer al estudiante un camino
seguro hacia la conquista del saber en sus diferentes formas. Por estas razones
hemos considerado este texto como una sola obra o pieza.

La obra habría de constar de: un Proemium (que no llegó a escribirse); de


tres breves Prolutiones (sic) o preludios, que pueden ser considerados como
la introducción general al Cursus Philosophicus, del que no se conoce más que
esta obra; de una Logica Directa (Súmulas), y de una Logica Magna. La Logica
Directa abarca seis Disputationes, (antes de la primera de ellas se encuentra
el título: “Liber Primus”, pero no hay indicación sobre ningún otro libro, en
realidad esta parte consta de un solo libro); la Logica Magna consta de cuatro
libros subdivididos en disputationes.

Del autor no tenemos indicio sólido alguno. En la primera Prolusio, tras una
breve reseña biográfica de Descartes, promete exponer, en la Física –que solía
estudiarse en el segundo año de carrera–, el sistema cartesiano del mundo.
Por el enfoque, el contenido y los autores citados, puede pensarse que el autor
fue un jesuita. Profesor de la Javeriana. Critica enérgica y constantemente a los
tomistas. Sus autores más citados son Francisco Suárez y otros jesuitas. Sólo
un cuidadoso examen del texto y un cotejo con otras obras de la época, podrán
ofrecernos algunas pistas seguras sobre el autor y la fecha de esta obra.

Hemos denominado a este texto “Pieza 1” porque, hacia el final del volumen,
hay un texto en español que consta de 15 folios, y lleva el título de Arte
poética de Horacio. Tampoco aparecen ni la fecha, ni alusión alguna al autor de
este breve texto, escrito con una letra muy distinta a la del texto filosófico, y
probablemente en una fecha bastante posterior a la de éste.

En el catálogo elaborado por el profesor Rafael Pinzón Garzón: I, (3), 88, esta
obra aparece registrada con el número 229 y bajo el título: Prolutio Prima de
scientia, origine, nomine, fine et fortuna philosophiæ, que en realidad, corresponde
al primero de los tres “preludios” con que comienza la obra. La profesora
Celina Lértora Mendoza: I, (2), 246-252, ha reseñado y resumido brevemente
esta obra.

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[Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]

5. Índice reconstruido
E r i ka Ta n á c s

Prooemium
Prolutio prima de essentia, origine, nomine, fine et fortuna philosophiae
Prolutio secunda, arguenti et respondenti leges indicuntur
Prolutio tertia, tres mentis operationes proponit

Liber primus, de logica per se seu directa


Prooemium
Disputatio prima, de signo in communi et in particulari
Sectio prima, signum non debet esse imperfectius neque perfectius suo
significato
Sectio secunda, datur signum sui
Sectio tertia, definitiones, constitutiva et reliqua de signo in communi
proponit
Sectio quarta, divisiones signi proponuntur
Sectio quinta, de signo vocali
Sectio ultima, de signo locutivo et non locutivo
Disputatio secunda, de termino
Sectio prima, de termino extrinseco et facultativo logicae
Sectio secunda, frequentiores in scholis terminos docet
Sectio tertia, termini philosophi proprietates explicat
Sectio quarta, de termino logico intrinseco et resolutivo
Sectio quinta, objectionibus satisfacit
Sectio sexta, impugnatur thomistarum sentencia
Disputatio tertia, de modo sciendi in communi
Sectio prima, quid sit modus sciendi
Sectio secunda, aliquibus argumentis respondet
Sectio tertia, impugnantur thomistae et audiuntur
Disputatio quarta, de modo sciendi in particulari
Sectio prima, de propositione
Sectio secunda, de divisione
Sectio tertia, de definitione
Sectio quarta, de argumentatione

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[Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]

Disputatio quinta, de oppositione, aequipolencia et conversione logica


propositionum
Sectio prima, de oppositione logica propositionum
Sectio secunda, solvit argumenta contraria
Sectio tertia, de propositionibus modalibus
Sectio quarta, de aequipolentia et conversione logica propositionum
Disputatio ultima, complectens omnia quae ad silogismum pertinent
Sectio prima, de silogismorum materia et forma
Sectio secunda, rejicitur quarta figura et de reductione silogismorum
Sectio tertia, regulas aliquas ad eformandos silogismos proponit
Sectio ultima de locis dialecticis

Logica Magna
Prooemium
Liber primus, de logicae prooemialibus
Disputatio prima, essentia, perfectiones, necessitatem et causas logicae
inquirit
Sectio prima, logica directa definitur
Sectio secunda, de logicae perfectionibus agit
Sectio tertia, de necessitate logicae agit
Sectio quarta, adversariorum argumentis respondet
Sectio quinta, de causis, influxu et subalternatione logicae
Disputatio secunda, de divisionibus logicae directae agit
Sectio prima, logica speciatim dividitur
Sectio secunda, de divisione logicae in practicam et speculativam
Sectio tertia, de divisione logicae in actualem et habitualem
Sectio quarta, solvit argumenta contraria
Disputatio tertia, de objecto logicae in communi et in particulari
Sectio prima, nostra sentencia de objecto logicae
Sectio secunda, thomistarum sententia de objecto logicae proponitur et
rejicitur
Sectio tertia, audiuntur thomistae
Sectio quarta, de conceptibus pure objectivis

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[Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]

Liber secundus, de distinctionibus et universalibus in genere


Prooemium
Disputatio prima, de distinctione formali et reali
Sectio prima, praedicata metaphisica ejusdem individui creati non
distinguuntur realiter
Sectio secunda, distinctionis formalis natura exponitur
Sectio tertia, statuitur distinctio formalis inter praedicata metaphisica
Disputatione secunda, de aliis distinctionibus rejiciendis
Sectio prima, rejicitur distinctio schotista
Sectio secunda, solvit schotistarum objectiones
Sectio tertia, distinctionem virtualem maximam explicat et ejus argumentis
satisfacit
Sectio quarta, rejicitur distinctio virtualis minima seu praecisio objectiva
Sectio quinta, thomistarum argumentis respondet
Appendix, pro distinctione formali ex parte actus
Sextio prima, definitur et dividitur universum
Sectio secunda, objectionibus respondet
Sectio tertia, an universale maneat in actuali predicatione
Sectio quarta, argumenta solvuntur

Liber tertius, de universalibus in particulari


Prooemium
Disputatio prima, de quinque universalibus
Sectio prima, quid et quotuplex sit genus
Sectio secunda, dubiola de genere resolvuntur
Sectio tertia, de diferencia formali speciphica [sic!], proprio et accidenti
Sectio quarta, de specie metaphisica subjicibili et de predicabili
Sectio quinta, thomistarum argumentis respondet
Disputatio secunda, de postpredicabilibus
Sectio prima, examinatur divisio in quinque predicabilia
Sectio secunda, an ratio predicabilis sit unica ad omnia predicabilia
Sectio tertia, argumentis contra se cumdam conclusionem respondet

Liber quartus, de posterioribus logicae


Disputatio unica, de silogismo in communi

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[Logica Directa (seu per se) et Logica Magna]

Sectio prima, de essentia physica et influxu silogismi


Sectio secunda, an premissae necessitent intelectum ad conclusionem
Sectio tertia, de objecto praemissarum et conclusionis
Sectio quarta, de demonstratione silogismo probabili et sophistico

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digital
de l a obra
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