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Cómo hablar mejor

Sabes que tienes que "vender" tu producto y para ello necesitas disponer de
habilidades de comunicación.
Si tus palabras no son claras dejarán de atenderte, por lo que debes cuidar la
articulación. Si la garganta se reseca, te produce carraspera que distorsiona tu
concentración y la del tribunal, puedes tomar algún caramelo antes del examen,
pero sin que deje la boca pastosa, que también dificulta la articulación.
Cuando estás hablando sólo puedes beber un poco de agua. En ningún caso
debes tomar alcohol para animarte, porque puede parecer que te sientes mejor
pero, aunque no te das cuenta, disminuyen tus cualidades de percepción, expresión
y pensamiento.
Si falla la voz haz una pausa, respira profundamente y "aclara" tu garganta.
Mejora del discurso

Un buen profesional debe tener un discurso fluido y vocabulario variado, con


"tintes" científicos. Ello implica:
- Enunciar ideas de forma clara.
- Tener creatividad para la generación de ideas.
- No emplear tópicos y frases hechas que todo el mundo utiliza.
- Construcción correcta de las frases.
- Buscar la expresión más exacta.
- Evitar circunloquios y repeticiones.
- Utilizar términos técnicos de vez en cuando.
- Expresar ideas con seguridad.
- Se puede aprovechar algún ejemplo práctico, sacado de nuestra experiencia,
pero no contar anécdotas que le quitan seriedad al acto (las anécdotas son
buenas para las charlas, como motivación, transmisión de la aplicabi-lidad de
un concepto, relajación del ambiente, etc. y como entrenamiento, pero no
para oposiciones).
Hay que expresar lo que se quiere decir sin repetición de frases innecesarias del
tipo ÍLA ver si me explico", "Estoo...", "A ver si me entienden", "¿Comprenden?",
"¿Entienden o no?". Estas últimas frases pueden ser interpretadas como
despreciativas.

Mejora del vocabulario

Tu preparación debe incluir el aumento de vocabulario. Cuanto mayor sea tu


conocimiento de palabras, más se desarrolla tu habilidad mental y mejor podrás
perfeccionar el discurso. Un buen "traje de palabras'1'' facilita la disertación y
descoloca al inquisidor.
Para conseguirlo debes:
- Tener siempre a mano, en tu lugar de trabajo, un buen diccionario de lengua,
algún otro de materia específica, una enciclopedia e incluso diccionarios de
idiomas: latín, inglés, francés, etc.
- No dejar pasar una sola palabra sin consultar su significado en diccionario,
enciclopedia, etc.
- Hacer crucigramas en ratos libres.
- Ejercitarte en juegos de palabras.
- Incorporar las palabras nuevas a tu vocabulario normal y habitual.
- Asistir a conferencias, analizar la dicción, apuntar las palabras nuevas que
vayan apareciendo y utilizarlas en tu conversación.
- Averiguar sinónimos para no repetir las mismas palabras.
- Leer textos de todo tipo, tanto científicos como poéticos.
- Cuando escribes evita repeticiones utilizando sinónimos.
Pero sobre todo, es importante generar una actitud de gusto por las palabras nue-
vas y por el desarrollo y explicación de conceptos. Tener un buen vocabulario es
muy positivo para cualquier profesión o actividad y para las relaciones sociales.
Una palabra puede descomponerse y sugerir otro conjunto de palabras, incluso
con sentido humorístico. Si te entrenas en estas prácticas te pueden servir incluso
para destacar en conversaciones amistosas por tu rapidez verbal y tu ingenio. Tus
amigos te dirán que "/e sacas punta a todo", que siempre tienes la palabra opor-
tuna o que hablas debajo del agua.

Practica la expresión de la misma idea o


concepto con palabras diferentes.
Establece controversias, buscando razones inversas a
ideas con las que incluso estás de acuerdo, tratando de
convencer de lo contrario.
Voz, tono y ritmo
La comunicación verbal informa al receptor de los contenidos que se le quieren
transmitir, pero la escasa articulación de las palabras, el tono demasiado bajo o el
ritmo rápido pueden impedir que la información llegue al tribunal en las
condiciones más adecuadas como para que entiendan el mensaje que tú quieres
hacerles llegar.
Puede ser aún peor, puesto que el tono comunica nuestras emociones y con-
sigue que la información que estamos dando con nuestra voz temblorosa sea de
ansiedad e inseguridad en lo que estamos exponiendo.
También sabes que la voz monótona aburre y que las subidas y bajadas expresan
dinamismo y energía. Observa los debates y podrás sacar conclusiones muy
interesantes sobre los participantes y la mejor forma de actuar.
Coge una grabadora y haz la exposición de un tema sin poner el micrófono
demasiado cerca de la boca. Encontrarás tu voz rara, pero es así como te oyen los
demás. Escucha y que escuchen tu voz grabada, valorando la exposición con los
criterios del cuadro 13:

CRITERIOS PARA LA VALORACIÓN SÍ NO

1 La voz es clara y audible a distancia media (de 2 a 3 metros)


2 Se entienden bien las palabras sin tener que prestar excesiva atención

3 La expresión es fluida y sin atranques

4 A veces balbuceas
5 Eres capaz de hablar a una velocidad que no aburre por su lentitud

6 Pronuncias con claridad los sonidos "sin comer" fonemas

7 Manifiestas convicción: crees lo que estás diciendo

8 El discurso es monocorde

9 Desarrollas un discurso "de corrido'" y en plan loro

10 Hablas cambiando ritmos para motivar, haciendo pausas de asentimiento.


11 La respiración está controlada

12 Haces pequeños intervalos para cambio de punto, o de corroboración e


inteligencia

13 Utilizas distintos tonos, subes y bajas para dar más énfasis a las partes más
importantes
14 Quien te escucha puede pensar que hablas con seguridad

15 Usas latiguillos como "emh", "esíoao", "entienden", etc.


16 Utilizas muletillas repetitivas tales como: "muy bien", "y después",
"entonces", "pues nada"

Cuadro 13. Valoración de la expresión oral


Ya habrás descubierto los aspectos que resultan negativos, no
obstante te los recordamos para que te quede constancia de los que
tienes que corregir inmediatamente (cuadro 14).
Deben ser l 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
X X X X X X X X X X

X X X X X X
NO
Cuadro 14. Respuestas correctas

Por tanto debes procurar expresarte a diferentes ritmos. Hablar


despacio, como elaborando y analizando las ideas; más rápido
cuando es enumeración de menor importancia, explicación o ejemplo
y, de nuevo, despacio para dar mayor valor al contenido o para
resumir conclusiones.
Para dominar el vicio de los "latiguillos" que demuestran poca
fluidez, puedes empezar por cambiarlos por pausas o espacios de
respiración sin sonido.
Recuerda que si hablas muy bajo "no existes" y los miembros del
tribunal se pondrán a pensar en otra cosa, pero si lo haces muy alto
fatigas al oyente.

Habla a un grupo desde una distancia de 3


metros. Sube y baja el volumen de voz para
captar su atención.
Haz imitaciones de un
político, un locutor, un
vendedor, etc.

Observa las entrevistas a científicos, religiosos, políticos, artistas,


etc. ¿Cuáles son más atendidos?, ¿qué mensajes te llegan mejor?,
¿cuándo son más convincentes?, ¿qué gestos hacen con la cara y con
las manos?, ¿de qué forma enfatizan los mensajes? Ahí tienes un
amplio campo de aprendizaje.

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