Vous êtes sur la page 1sur 159

UNIVERSIDAD DE CHTI..

E
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y H UMANIDADES
DEPARTAME~TO DE C!ENCL\S HISTÓRICAS

UNA DOTE PARA DIOS:


LAS CAPELLANÍAS DE MONJAS
YSUUSOCOMO
CAPITAL ESPIRITUAL Y MATERIAL
(1650-1850)

TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE MAGISTER EN HISTORIA


ME~CIÓN HISTORIA DE CHILE

TESISTA :XIMENA H. CORTEZ G.


PROFESORA G UÍA :MARíA EUGE~1A HORVITZ V.

SA.~TIAGO, 2005
Mucho hablas aqai del Paraíso Perdido,
pero ¿qué tie11e que decir del Paraíso Enco11trado?
Tlwmas EUwood (1639-1713)
AGRADECIMIENTOS

A la Profesora María Eugenia Horvitz, por haberme invitado a integrar su equipo de


investigación y por haber aceptado guiarme en este trabajo. Pero sobre todo, por aquello
que aprendí en nuestras largas reuniones de trabajo, hablando de las capellanías, y en
donde la vida siempre ha sido lo primero y siempre ha triunfado.
A don Fernando O'Ryan, Conservador del _Archivo del Arzobispado de Santiago,
porque sin su apoyo constante esta investigación no habría sido posible. Gracias por su
amistad y por hacer tan maravillosamente humano mi trabajo de historiadora.
Al equipo de investigación : Margarita Iglesias, Francisco Conejera, Juan Carlos
Luengo, Favio Moraga, Marcial Sánchez. De todos ellos aprendi cosas diferentes, pero
siempre importantes, no solo para mi trabajo, sino también para toda mi vida. Nuestros
acercamientos, nuestras diferencias, me han servido más allá del crecimiento
profesional.
A José Urzúa, un gran investigador de las familias chilenas, por haberme tenido una
paciencia infin.i~ cuando al empezar mi trabajo intentaba leer aquellos testamentos con
capellanías.
A Guillermo, gran amigo, por su alegría y calidad humana, también por los cigarrillos y
cafés compartidos, en el Archivo del Arzobispado de Santiago.
A mis amigos, representados en Mario Matus e Isabel Jara, que de tanto oírme hablar de
capellanias, estoy segura que han puesto su alma en "carrera de salvación''. Gracias por
acompañarme incondicionalmente.
A Bernardo Gonz.ález, un miembro del equipo con el cual compartimos un proyecto de
vida.
1. LOS CAMINOS DE SALVACIÓN: LAS CAPELLANÍAS DE MONJAS

"Hai un vínculo entre el alma i la divinídad:


pero ¿qué vínculo puede haber entre los huesos
i Dios? H<ri contacto entre dos cuerpos materiales
que se tocan; pero para concebir un contacto entre
los huesos i la divinidad, es necesario hacer de Dios
un ser materiat••
V. Erasmo Gesuit, Num·as saludables advertencias. Cuestión de cementerios 1•

Este trabajo da cuenta de Wla investigación que tomó como fuente documental Jas
llamadas capellanías, las que, dicho de una manera muy sintética - profundizaremos en el sentido
de este documento más adelante-, se caracterizan por ser disposiciones testamentarias cuyo
propósito es, como se declara en todas ellas, salvar el alma de quien deja hecha esta imposición.

El periodo abordado ( 1650-1850) da cuenta, según lo vtmos en los documentos


analizados, de un mundo de representaciones que involucrando vida y muerte, espíritu y materia,
llevaba a que la vida en los monasterios~ especialmente los de monjas, se encargara de
representar, de manera extraordinariamente potente, el quehacer de una sociedad que asumía el
bien y el mal como parte integral de su vida terrena y cuyo deseo de trascendencia era tan vívido
que no admitía ser separado de las acciones más cotidianas.

Este mundo es el de la Colonia en Hispanoamerica y que en Chile no constituye una


excepción ¿Por qué hasta 1850) Porque es alrededor de esta década, y con la imposición del
Código Civil ( 1855), que la vida más conocida, más tradicional, de colonia, se aleja junto con el
cierre de los cJaustros.

1
León León, Marco Antonio., "SEPULTL'RA SAGRADA TUMBA PROFANA. Los espacios de la muerte en
Santiago de Chile, 1888- 1932", Dirección de Bibliotecas. Archivos y Museos, LOM Ediciones. Santiago de Chile,
1997, p. 235.
Las capellanías nos mostraron, a través de sus fundaciones e instituciones. el mundo de
representaciones y prácticas de una sociedad en donde los modelos de reciprocidad entre vida y
muerte nos acerca a una idea de la trascendencia, -..ivida en la articulación de las prácticas
espirituales y de las prácticas materiales. Articulación que, a lo largo de la época colonial
hispana, implica una activa búsqueda de los caminos de salvación. En este sentido. nos apoyamos
en el planteamiento de María Eugenia Horvitz~

" ... el campo de exploración que la trascendencia ofrece a la historiografia


aparece moviéndose entre deseos y representaciones de realidades vivídas o
imaginadas que adquieren sus símbolos y gestos, cambiando y
trasmutándose de una época a la otra. El "juego de espejos entre la vida y la
muerte" oo solo posibilita conocer la escatología que subyace las
motivaciones individuales vinculadas a modos de ser social, si no que a la
vez entreabre un acercamiento a la comprensión de la instalación por largo
tiempo de poderes, saberes y ordenaciones intergénericas." 2

Nos introdujimos, pues, en estos cammos de salvación recorridos especialmente por


mujeres. De un grupo particular de mujeres, las monjas. El espacio temporal que abordamos, el
período colonial en Chile, es especialmente interesante ya que nos entrega la visión de un modelo
del ser y estar de las mujeres, a través del cual, se nos abre una construcción social y cultural
penneada por representaciones colectivas que dan cuenta de aprehensiones y comprehensiones
del mundo, en el que las reciprocidades con1levan a la conformación de verdaderas alianzas entre
el cotidiano vivir y el cotidiano morir. Alianza llevada a cabo entre el grupo de notables 4:> elite-
de la sociedad colonial.

En este sentido, para nuestra investigación es especialmente relevante adentrarse, en la


conformación de ciertos espacios de poder, en los cuales las alianzas, reciprocidades y redes de
protecciÓI\ dejan ver el constructo complejo y dinámico de un quehacer social que, rompiendo el
modelo, se imponía en sus haceres. El mundo femenino es un reflejo fiel de ello~ el mundo de las
mujeres monjas lo es, en mayor medida aún. Es lo que mostraremos.

2
Horvitz, Maria Eugenia.. ''Las obligaciones femeninas para resguardar la trascendencia. Entre sensibilidades
individuales y disciplínamientos sociales" .En; Mujeres v escritura. Voces y representaciones, Revista Electrónica

2
Nuestra forma de acercamos y reconocer esta construcción de mundo será, como ya
dijimos, a través de los testamentos con fundaciones de capellanias. Escritos que nos revelan la
praxis de un mundo espiritual y la de un mundo material, unidos perfectamente, en un atan
común: el de conseguir una buena vida terrenal y una mejor vida eterna.

A fin de identificar este entrecruzamiento de objetivos terrenales y espirituales, hicimos


un seguimiento a los expedíentes que dan cuenta de litigios multíseculares, en los cuales aparecen
testamentos con cláusulas de fundaciones capellánicas. Los litigios de larga duración involucran a
quienes se interesan por un patrimonio que se ha dejado por Ja fundadora, en el caso de nuestro
estudio.

Nos abocamos a trabajar los expedientes que se encuentran en el Fondo de Capellanías


del Archivo del Arzobispado. Nuestro interés era adentramos en el tiempo de la larga duración
de estos documentos, para analizar los procesos que dan cuenta de una transmisión de
solidaridades espirituales y materiales entre el mundo religioso y el mundo laico, y cuyo nexo son
las mujeres monjas, fundamentalmente. Estos documentos atraviesan todo el periodo colonial y
se instalan en la República, en un mundo que poco a poco tenninará por cambiar las formas de
esta relación escatológica, en el más amplio sentido del término.

A manera de ejemplo, ponemos en un anexo la transcripción integra de un expediente, el de


doña Magdalena de Silva, que fue monja de velo negro, en el convento de la Pura y Limpia
Concepción Regla del Señor San Agustín, durante 41 años; el documento nos muestra cómo la
capellanía de sor Magdalena suscitó el interés de las personas por su "principal" -capital
impuesto en el censo capellánico- entre Jos años 1639 a 1882. Este es uno de los casos que
analizaremos en profundidad_

Elegimos, investigar el mundo de los monasterios de monjas, porque es sabido que -en la
época colonial- se constituyeron en espacios de libertad y protección para las mujeres. Libertad,
en cuanto al manejo de ciertos asuntos de carácter público que las comunidades de religiosas

Cyber Humanitatis, Universidad de Chile, 2001 .

3
tuvieron a su cargo, el económico entre ellos. Al respecto, el historiador George Duby, en su
historia deJas mujeres, seña1a:

"El lugar donde, por fin. una mujer tiene en palabras de Virginia Woolf, 'una
habitación propio', es la celda del convento. A menudo se entraba allí niña,
aún deseosa de juegos y de caricias maternales. Dentro de los muros que la
separan de la sociedad humana, y en primer lugar de los hombres, la mujer se
les une en la cultura dedicándose a la oración y a la meditació_n, para lo cual es
necesario leer, escribir, estudiar, meditar: en esta actitud se muestra, en una
miniatura del siglo XV tomada del 'Salterio de Enrique VI', a una doble fila
de clarisas, disciplinadamente reunidas en el coro con el libro de los salmos
abierto, cantando u orando. No es casualidad que la inmensa mayoría de las
mujeres de personalidad sobresaliente sean monjas .. . " 3

En efecto, por lo general, en Hispanoamérica, las mujeres que optaban por tomar el estado
religioso, lograban esta libertad que las preparaba para desenvolverse con bastante soltura en
ámbitos de poder ~onómico, político y socíal-, y, por lo tanto, gozaban de un status social, que
el tomar el estado matrimonial no les otorgaba tan fácilmente, podría decirse.

los conventos en el Chile colonial no fueron solamente lugares de


oración y penitencia, sino instituciones que respondieron a múltiples
intereses y problemas de la sociedad eo su reladón con las mujeres.
situación que será similar para toda la América Novobispánica, y cuyo costo
será parte de los gastos necesarios que los notables de la Colonia debían
efectuar para mantener y procurar su modo de ser .. . .,.4

La mujer casada con mortal, permanecía bajo la patria potestad masculina hasta la viudez.;
y no se consideraba necesario que se instruyera, como sí lo hacían las monjas, las que tetúan a su
cargo, como un quehacer más, el educar a las hijas de la elite criolla, fundamentalmente.

3
Duby, George, Michele Perrot "Historia de las Mujeres" Taurus, Madrid, 1992, vol. 2, pág. 462-463
4
Jglesias Saldaña, Margarita., "El rol de las mujeres religiosas en la transmisión de la fe cristiana en la época
colonial en Chile". En: Revista Electrónica Cyber Humanitatis, Universidad de Chile, 1999.

4
La mujer que no tomaba estado alguno, se veía en una situación de menoscabo, en cuanto
a sus derechos y status social, permaneciendo, igualmente, bajo la tutela de sus parientes varones.
Si bien es cierto, la mujer viuda era considerada por la legislación española como persona con
plenos derechos, es igualmente cierto que muchas viudas se decidieron por ingresar a un
convento, y junto a sus hijas muchas veces, lo que nos da un indicio de lo ventajosa que podía ser
esta toma de estado religioso, para el mundo femenino colonial, principalmente por el sentido de
protección que en las comunidades religiosas se brindaba a las mujeres que ingresaban en ellas.

Esta situación es la que desarrollaremos, como un proceso histórico tremendamente


interesante a la hora de interpretar la construcción de la sociedad colonial española, llena de
tradiciones y de rupturas.

Lo sorprendente será descubrir que las "nuevas prácticas", en este •·nuevo mundo", vienen
de la fuerza de unas permanencias de larga data. Al decir de Allyson M. Poska y Elizabeth A
Lehfeldt: " ... Los conventos, igual que los monasterios, habían ocupado un lugar formidable en
la escena religiosa de España desde la Alta Edad Media, y habían aportado importantes servicios
espirituales, sociales y políticos a la sociedad española."5

Las capellanías en general, y las fundadas por monjas en particular, son, precisamente, los
textos que dan cuenta de esta articulación entre un mundo espiritual y un mundo más terrenaL
Ambos inmersos en el siglo, según la denominación eclesiástica. La fuerza de esta interacción es
lo que encontramos en estos documentos encargados de preservar la memoria y el patrimonio de
quienes podían disponer sus testamentos con cláusula capellánica. Desde luego, esta posibilidad
estaba restringida al grupo social que contaba con bienes suficientes, al estilo de los mayorazgos.

Entonces, la trascendencia estaba asegurada, aunque el testamento solo no bastaba, la


seguridad de la salvación radicaba en la inserción de una capellanía, El testamento se llevaba a
cabo, de esta manera, entre el reconocimiento de lo que se ha vivido - a veces solo aquello que se
puede o que se quiere reconocer- y los deseos de permanecer en una muerte vivida, con aquellos

5
Poska, Allyson M. y Lebfeldt, Elizabeth A. "Las mujeres y la Iglesia en la España de la Edad Moderna". En.
Dinan, Susan E. y Meyers, Debra (editoras}., M)jeres y Religión en el Víeio y Nuevo Mundo. en la Edad Moderna,
Narcea S.A. de Ediciones, Madrid, 2002.
que deberán hacerse cargo de estas últimas y postrimeras voluntades, según explicitan estos
escritos, cuyos requerimientos atraviesan el tiempo histórico, en una eternidad que les es
reconocida en muy diversas construcciones de sociedad.

Los conventos coloniales de Ja América Hispana fueron, desde sus fundaciones,


instituciones propias de la e)jte. Tanto las hijas de españoles como de criollos eran las que,
normalmente, entraban al claustro. Eran mujeres, cuyas familias podían pagar una dote, la que, al
igual que en la celebración de tm matrimonio, sellaba el compromiso y el desposorio sagrado de
la novicia. Cada novicia, al hacer su profesión de fe, estaba obligada a instituir su testamento con
capellanía, dejando sus últimas disposiciones antes de hacer la renuncia a sus posesiones
materiales. No obstante, y al decir de Asunción Lavrin, " ... En esta compleja red algunas formas
de autoridad no se ejercían frecuentemente. ,,6

La pregunta que debemcs hacemos entonces es ¿a qué se renuncia? Al respecto, podemos


afirmar que la importancia de la renuncia está determinada por la legislación tridentina y
sancionada además por las Leyes de Toro. Por una parte, tiene que ver con la posesión de la dote~
patrimonio que, al igual que en el caso de las mujeres casadas con mortales. pertenece a la
desposada. Lo que significa que para que el conyuge pueda hacer uso de él, la esposa debe
"renunciar" a sus derechos legales. Así, por ejemplo lo hace doña Rosa Orrego que instituye una
capellanía junto con su marido, a favor de su hijo, para que profese como sacerdote:

"En la ciudad de Santiago de Chile en cuatro dias del mes de Abril del año de
mil setecientos i veinte i nue,·e años. ante m1 el Escribano i testigos
parecieron el Capitán Fernando de Soloaga i doña Rosa de Orrego su mujer
con licencia del dicho su marido í de ella usando los dos j unios del mancomun
i a vo: de una i cada una de por si i por el todo insolidum renunciando como
espresameme renunciaron las leyes de la mancomunidlld dfvision i ejecusion
como en ella se contienen ... i la dicha doña Rosa de Orrego por razón de su
estado sexo renunció las leyes de Toro Madrid i partida, Senado Consulto
Velegario Emperador Justiniano i demos semejantes de el favor de las

6
Lavrin. Asunción, "'La vida femenina como experiencia religiosa: bíografias y hagiografia en Hispanoarnerica
colonial". Colonial Latin American Review. vol. 2. N" 1-2. 1993, N.Y., pág. 29.
mujeres de que yo la adl·ertí i juró por Dios nuestro Señor 1 la señal de ero::
de haberla por firme porque la 01orga por su grado i buena voluntad ... " 7

En este docwnento vemos como la mujer cede sus derechos para que su patrimonio sea
usado como principal de un censo capellánico que servirá para la manutención de un hijo
sacerdote. Haciendo un paralelo con el testamento de renuncia, que debía instituir toda novicia,
podemos establecer que una parte de la renuncia tiene que ver con la cesión de su patrimonio dotal
a favor de la Abadesa o Priora del monasterio en el cual vivirá por el resto de su vida, en su
calidad de esposa de Cristo, formando parte de la llamada vida comunitaria.

El otro sentido de la ''renuncia,, y acaso el más importante para nuestro trabajo, es aquel que
estipula la renuncia al mundo, que hace la novicia. El testamento de profesión que realiza la
monja, establece que su persona dejará de existir en el siglo~ es lo que, posterionnente, la
República, a través, del Código Civil, instaurará como la "muerte civil" de todo religioso y
religiosa. En efecto, en el derecho canónico y en la legislación española también se establece una
muerte para el mundo, pero, su sentido, más profundo, es muy diferente:

"Segtin el derecho canónico, esa incapacidad consiste en no poder adquirir


para si sino para el convento. El que por la profesión se hace miembro de una
comunidad relijiosa, llevo a ella su p ersona i, como accesiones de es/a, todas
.w s aptiwdes i derechos. En cambio. la comunidad se impone la obligación de
proveer a su sustentación temporal i espmlual i, en jeneral, lo hace
participante de todos sus bienes. Es esra una especie de sociedad en que el
relijioso. por mucho que //ere. recibe más de lo que da, i aun lo que da la da
en su propio beneficio.

7
Testamento de don Fernando de Soloaga y doña Rosa de Orrego. En· Fondo de CapeiJanias del Archivo del
Arzobispado de Santiago, Expediente 904. fojas 37 y 39.

7
El derecho cn·i/ no procede así. A semejanza del que mara al caminante para
robarle tranquilamenre. declara mueno al relijioso para enseguida disponer
de sus bzenes. Al paso que la incapacidad establecida por los canones es
conforme a la ,·oluntad del relijioso i en su provecho, la decretado por leyes
cil,iles es comraria a la \'Oiuntad del relijioso i en su perjuicio. ,,s

Entonces, efectivamente, el ritual de la renuncia o profesión, se relaciona con un ámbito


netamente espiritual, y, en el caso de las monjas, queda claro que sus dj sposiciones testamentarias
preparan este camino de vida comunitaria que emprenden las religiosas. Las últimas y postrimeras
voluntades que expresan las monjas, en sus testamentos de renuncia, se ocupan de proveer los
medjos para su manutención en el convento. Así doña Juana de Garnboa dispone su testamento de
profesión, en J653:

''En el nombre de Dios Amen: Sepan quantos esta carta vzeren Como yo Dotia
Juana de Gamboa monja novício en este Monasterio de monjas de nuestra
Señora de la limpia Concepcion regla de (sic) Señor San Agustín de esta
Ciudad. hija legítima del General Don Martín Ruis de Gamboa, y de Doña
Catalma Verdugo de Sí/va mis Padres: Digo. que por quanto, estoy en los
rílllmos días de mi aprobacion, y noviciado, y con la aiuda de Dios Nuestro
Señor, he de profesar en este Santo Monasterio y para poder hacer, y otorgar
mi testamento u/lima y postrimera voluntad, y disponer de mis bienes y
erencias. y para dejarme renta para mis necesidades; pedí licencia al Sellar
Doctor Don Franczsco Machado de Cha\•es An;ediano de la Santa iglesia
Catedral de esta Ciudad Prowsor. y Vicario General de este obispado, y
Govemador de el, el qua/ conforme lo dispuesto por el Santo Concilio de
trento me d10 y concedio las dichas /¡sencias. que se ponen en esta Escriptura
y por que yo quiero dejar una renta de Ciento, y Smquenra pesoJ de
Corrzdos en cada un año para mi uso mientras '¡.'ibiere, atento á estar el
Combento muy pobre y nesesitado . "9

8
Femández. Concha, Rafael., "Dere<:ho Público Eclesiástico", Imprenta del Correo, Santiago de Chile, 1872, 2
Tomos, pp. 364-3 65.
9
Testamento de doña Juana Gamboa. En: Fondo de Capellanías del Archivo del Arzobispado de Santiago,
Expediente.923 . fojas 29 y 30 vta.

8
La situación económica, de la monja, queda asegurada. Por un lado, la dote, patrimonio de
la comunidad conventual, es puesta a censo a favor del monasterio, y los réditos ayudarán a paliar
las necesidades de la religiosa. Por otro lado, el testamento de renuncia, expresa también que las
legítimas paternas y maternas le pertenecen a la monja, este es el caso de doña Magdalena de
Silva, que profesa en 1639:

" ... y declara, y otorga por su ultima boluntad, y pusiere que todos sus vienes
y legítima paterna, y materna, y otros que le pertenescan después de la muerte
de su Padre, se impongan a Renta, o subsediendo otro caso por donde se le
pudiesen entregar sus rienes para gozar la renta de ellos por todos los dias de
su vida de la otorgante, y despues de ella, la dicha renta se aplique a la de las
capellanías del Com·ento para que de ello se imponga una capellanía, y
memoria de misas que se sirban en este Convento en la cantidad que
al cansare, la cual imponga la prelada que a la sasón foere ... " 10

El testamento de profesión dispone, a manera de última voluntad, los bienes que serán
usados por quienes se disponen a morir para el mundo. En adelante, sus voluntades estarán
supeditadas a la de la Abadesa y, sobre todo, a la jerarquía eclesiástica, a la que recurrirán
permanentemente las monjas, pidiendo licencia para decidir sobre sus bienes. Licencia que
siempre es concedida.

El propósito de este trabajo es mostrar cómo el patrimonio de las monjas, compuesto por
sus dote y sus herencias, provenientes de sus legítimas paternas y maternas, se espiritualizan;
adquiriendo, a la vez, la doble condición de ser comunitarios y personales.

Cada institución religiosa impone sus reglas, respecto del patrimonio que aportan quienes
ingresan en la comunidad. No obstante, lo más común es que la Abadesa o Priora esté a cargo del
que provtene de las dotes, en tanto que las monjas pueden decidir sobre sus herencias, por
ejemplo.

10
Testamento de doña },fagdalena de Silva. En: Fondo de Capellanías del Archivo del Arzobispado de Santiago,
Expediente 923, fojas 1vta. y 2.

Q
Es sabido que durante la Colonia, los monasterios no hicieron vida comunitaria, ya que las
monjas \ivían en sus propias celdas, con sus sirvientes y esclavos; lo que implicaba un gasto que
los conventos no estaban en condiciones de solventar. No es extraño, entonces, que las monjas
reciban licencia, de la autoridad eclesiástica, para trabajar con sus patrimonios, de tal manera de
obtener rentas suficientes para mantenerse.

Socialmente, las monjas se convirtieron en mujeres muy respetadas, ya que en ellas recaía la
misión de permanecer en oración por el bien y la salvación de todos, lo que hacía efectivo su
"retiro del siglo"; pero, también, tenían una responsabilidad social que las devolvía al quehacer
mundano, por ejemplo, cuando se dedicaban a impartir educación a las niñas pertenecientes a la
élite; o cuando se dedicaban a la actividad económica, representada, fundamentalmente, por la
activídad crediticia. Asunto que mostraremos, a partir del análisis de los documentos: fundaciones
de capellanías y escrituras de imposición de obligaciones censatarias o empréstitos, pertenecientes
a mujeres monjas.

Así, veremos como hijas y hermanas profesas afianzaban, no solo, la religiosidad familiar,
sino que creaban un vínculo entre lo divino y lo humano que involucraba a toda la sociedad
colonial hispana. Monjas y seglares supieron cómo hacer de este vínculo una manera de vivir
provechosamente los quehaceres más cotidianos. En los conventos --como ya dijimos- se
educaban la jóvenes de la élite -y algunas niñas huérfanas que eran becadas; hijas de españoles
pobres o de caciques-, se realizaban prácticas religiosas, como el Santo Oficio y todo aquello que
implicaba la vida monástica.

Pero, lo más significativo, y lo que suscito nuestra hipótesis de trabajo, es la enorme


actividad económica que se desarrollaba, también, en los conventos. Al empezar esta
investigación, nuestra fuente, las capellanias nos evidenció esta actividad a cargo de monjas
profesas, convertidas en grandes prestamistas y rentistas. Allí encontramos una interesante
dialéctica entre bienes espiritualizados, que vuelven, y se mueven, en el siglo, y que al final de la
"ida terrena de las mojas, retoman a una espiritualización que servirá, en definitiva, para poner el
alma de las religiosas en "carrera de salvación".

10
Y es que el Viejo Mundo nos heredaba sus prácticas de religiosidad femenina, en una
persistencia que terminó por aparecérsenos en las capellanías mandadas fundar e instituir por
mujeres monjas que, lejos de renunciar a su patrimonio, se hacían cargo de él, para su vida
terrenal primero, y luego para la salvación de su muerte vivida y, en un gesto de solidaridad
trascendente, para la salvación de su familia y allegados.

La vida del monjío -como lo denominan los cronistas conventuales- no dejó indiferente a
una sociedad que aceptaba el modelo tridentino, sobre todo en lo referente a las pautas de
comportamiento dictadas para el mundo femenino. En el Viejo y en el Nuevo Mundo no faltaron
los intentos por hacer de la vida conventual una actividad enclaustrada. Sin embargo, nada
cambió, y tal como lo venían haciendo desde la Edad Media, en España, el monjío permaneció en
sus quehaceres más tradicionales.

Al final del siglo XV, los monarcas espaí!oles, Fernando e Isabel,


iniciaron un periodo de reformas eclesiales, dirigido contra los abusos y la
corrupción en toda la escala del clero, incluidos los conventos. Los monarcas
y sus reformadores se fijaron en una serie de abusos de las casas femeninas
que pensaron que debían ser inmediatamente corregidos: la dívergencia en
relación con los esquemas reguladores de la vida común, el descuido de las
obligaciones litúrgicas y la ausencia de una clausura estricta. Tales quejas
ponian de relieve la realidad de la vida en muchos conventos bajo-medievales
donde había monjas que vivían rodeadas de los lujos de la -..;:ida secular. Eran
cuidadas por sirvientas y tenían locutorios privados para las visitas. Vestían de
manera extravagante y comían separadas del resto de la comunidad. Los
reformadores trataron de reconducir a las comunidades a una dísciplina que
abolía estas díferencias de posición económica y de rango social y pusieron de
nuevo el acento en la naturaleza comunitaria de las comidas y de otras
actividades. La relajación dentro de los muros del convento llevó también a
los reformadores a trabajar para corregir la impresión de que las monjas
estaban descuidando sus obligaciones de piedad."ll

11
Poska, Allyson M. y Lehfeldt, Eliz.abeth A., op. sil., p. 45.

ll
En Hispanoamérica, durante toda la época colonial, se dio la misma tensión. Tensión entre
un "ser" y un "deber ser" que, sin embargo, no parecía afectar mayonnente a un mundo laico
seguro que los rezos de las profesas eran un buen tributo para asegurar, un poco más, la salvación
del alma. En tanto que las seguridades más terrenales estaban, igualmente, a buen recaudo, en
manos de las religiosas, capaces de hacerse cargo de lo que llamamos "la economía espiritual".

1.1. LAS REPRESENTACIONES DE LA ECONOMÍA ESPIRITUAL

Si el mundo de la tradición conventual, en España, es la referencia para comprender lo que


ocurría en los monasterios coloniales, nos parece que los fundadores o fundadoras de conventos
tenían claridad acerca de la actividad que realizarían sus mujeres monjas y estaban de acuerdo. Y
es que la sociedad entera aprobaba la actividad del monjío.

En este sentido reconocemos el planteamiento de Roger Chartier, cuando explica la


actuación del sujeto ligada fuertemente a su contexto histórico:

"La historia cultural tal como nosotros la entendemos . . . Por una parte,
considera al ind.i;iduo, no en la libertad supuesta de su yo propio y separado,
sino en su inscripción en el seno de las dependencias recíprocas que
constituyen las configuraciones sociales a las que él pertenece. Por otra
parte, la historia cultural coloca en lugar central la cuestión de la articulación
de las obras, representaciones y prácticas con las divisiones del mundo social
que, a la vez, son incorporadas y producidas por Jos pensanúentos y las
conductas .... " 12

12
Chartier, Roger., "El mundo como representación. Historia cultural· entre práctica y representación", Editorial
Gedisa, Barcelona, 1999. Pág X

1'}
Así, los gestos de esta sociedad colonial, y sus permanencias, se aparecen en obras tan
concretas como el destino de los patrimonios familiares, y otras que demuestran percepciOnes
ligadas a los deseos de trascender, pero del mejor trascender podríamos decir.

Las capellanías, reflejan verdaderos modelos de comportamiento, y en este caso nos


abocaremos a mostrar y explicar, aquellas fundaciones hechas por mujeres que han optado por
elegir el estado religioso. Volvemos a Chartier, esta vez para argumentar, junto con él, que:

" la historia de las prácticas que, al tomar contacto con lo escrito, le


conceden una significación particular a los textos y a las imágenes que ellos
llevan ... " 13

Adentrarse en las significaciones de estos te":tos implica, desde luego, un ejercicio de


acercamiento a este mundo tan particular que conforman los monasterios, en los que vivían su
cotidianeidad mujeres, religiosas, representantes de la elite criolla. Para las cuales, su familia,
había entregado un patrimonio como dote.

Con todo, había una ventaja para las mojas y su dote, respecto de las casadas: su enlace
espiritual las situaba en una posición mucho más ventajosa respecto de la legislación, ya que no
había potestad masculina sobre ellas, en tanto esposas espirituales. Podían, efectivamente,
disponer de todo su patrimonio, con las licencias debidas, como ya explicamos, y como veremos
más claramente al adentramos en nuestro estudio de casos.

En una sociedad estamental como la del Chile colonial, ciertamente, la capacidad de optar
estaba dada a los grupos pertenecientes a la elite. En este sentido, las mujeres dependían de la
riqueza de sus familias para poder ingresar a un convento. Pero esta inversión familiar redituaba
con mucho provecho, puesto que honor y patrimonio se ponían a buen resguardo, cuando
quedaban en manos de las mujeres monjas.

ncha·
· uer, Roger, op. crt.,
.. pag. l .

13
Las preocupaciones esenciales de la época, respeto de la mujer, estaban focalizadas en la
construcción de un modelo mariano que proclamaba la castidad y la obediencia femenina.
Entonces, el mundo exterior se transformaba en un lugar plagado de peligros, para las hijas de la
elite. Una postura historiográfica se hace cargo de esta situación viendo en las hijas segundonas,
aquellas que se quedaban sin dote tras el matrimonio de la hermana mayor, a quien se privilegiaba,
según la costumbre. No obstante, aunque esta situación se daba, no era la única, también estaba
presente a la hora de pensar en las seguridades de mantener en la familia el sentido del honor,
identidad y respeto sociales, a través del control y sometimiento de la sexualidad de las mujeres.

Cualquier amenaza a la integridad de la sexualidad de una hija podía


desembocar en una disminución de las posibilidades de matrimonio y en una
14
pérdida de rango social para toda la familia ... "

No resulta tan dificil imaginar, entonces, cómo es que el claustro -<:omo se vivía en la época
colonial- resultaba un "alivio" a las preocupaciones familiares, tanto las espirituales como las
patrimoniales.

" ... Las monjas eran valoradas, también, y reverenciadas por su proximidad a
lo divino y por las oraciones que podían ofrecer a favor de los de fuera de los
muros del convento. Además, los conventos eran instituciones que honraban y
protegían la práctica, culturalmente apreciada, de la castidad femenina Para
una sociedad que expresaba el orden y el control mediante la regulación de la
sex!lalidad femenina, los conventos resultaban significativos, tanto simbólica
como espiritualmente. '' 15

Si unimos a esta situación de control y sujeción de la mujer "sin amo conocido", al decir de
la época, la capacidad de manejar recursos económicos que adquirian las monjas -según prácticas
que venían de la España medieval-, nuestro cuadro se cierra en un mundo de representaciones, tan
activo y concreto que traspasa secularmente el trabajo de estas mujeres monjas que supieron muy
bien cómo hacerse cargo de sus vidas, mientras ayudaban a construir una sociedad que las
necesitaba enclaustradas pero activas.

14
Poska, Allyson M. y Lehfeldt, Elizabeth A., op. sit., p. 47.

14
El claustro acrecienta el patrimonio espiritual de la sociedad colonial, en tanto que su
patrimonio espiritualizado ayuda, más concretamente, a dar seguridades económicas a los
miembros seglares de esa misma sociedad.

En el transcurso de esta investigación, hemos podido constatar que una forma de invertir
parte del patrimonio, a "finca segura", era a través de la imposición de un censo capellánico, que
servía para la obtención de réditos anuales, con los cuales se podía solventar los gastos
cotidianos, en nuestro caso, el de las monjas

El real peso que tuvieron las capellanías fundadas e instituidas por mujeres, en el Chile
colonial, no deja de ser interesante. Chile, en este sentido, constituye un caso paradigmático, ya
que en el resto de la América hispana, según lo expresa la historiadora Gicela von Wobesser, para
el caso de México, por ejemplo, las capellanías fundadas por mujeres fueron, cuantitativamente,
16
bastante menor que las fundaciones hechas por hombres. Veremos, más adelante, como en e!
caso chileno esta situación es inversa. Una razón más, entre muchas otras, por cierto, para
hacernos cargo de esta situación. Porque si las capellanías de mujeres fueron mayoritarias, en el
caso de las monjas esta acción fundadora se vuelve obligación, al momento de testar y disponer
de su patrimonio.

Así, tanto las mujeres que ingresaban a un convento, como las que permanecían en la vida
laica!, fundaron capellanías desde el siglo XVI, en Hispanoamérica, dejando huellas de sus
intereses espirituales y patrimoniales. Es, precisamente, por la relevancia que esta institución
tiene para el mundo femenino, que intentaremos, a través del estudio de casos, reconstruir las
relaciones que se gestaban entre estas mujeres que, en posesión y uso de sus bienes terrenales,
manifestaban sus voluntades respecto de cómo su patrimonio lograría, también, una "mejor vida"
para sus poseedoras, en la trascendencia de la muerte vivida en la eternidad.

15
Poska, Allyson M. y Lehfeldt, Elizabetb A, op. sit., p.. 55.
16
Von Wobesesr, Gisella, "Las capellanías de misas: su función religiosa, social y económica en la Nueva España".
En: Cofradías Capellanías v Obras Pías en la América Colonial, Coordinadores Pilar lópez-cano, Gissela von
wobesser, Juan Guillermo Muñoz, Ediciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, México, D.F., 1998.

1~
Es así como las mujeres, las que poseían un patrimonio desde luego, disponían de sus
bienes en estos testamentos logrando "la espiritualización de sus bienes". Las mujeres monjas no
constituían una excepción, según lo explica la legislación eclesiástica tridentina:

"El santo Concilio concede que puedan poseer en adelante bienes raíces
todos los monasterios y casas así de hombres como de mujeres, e igualmente
de los mendicantes, a excepción de las casas de religiosos Capuchinos de
san Francisco, y de los que se llaman Menores obsen•antes; aun aquellos a
quienes o estaba prohibido por sus constituciones, o no les estaba concedido
por privilegio Aposrólico. Y si algunos de los referidos lugares se hallasen
despojados de semejantes bienes, que líciramente poseían con permiso de la
autoridad Apostólica; decreta que rodas se les deben restituir. Mas en los
monasterios y casas mencionadas de hombres y de mujeres, que posean o no
posean bienes raíces, sólo se ha de establecer, y mantener en adelante aquel
número de personas que se pueda sustentar cómodamente con las rentas
propias de los monasrerios, o con las limosnas que se acostumbra recibir; ni
en adelante se han de fundar semejantes casas, a no obtener antes la
licencia del Obispo, en cuya diócesis se han de fundar. "17

En este contexto, las fundaciones de capellanias -en este caso, las que formaban parte de
los testamentos de renuncia de las religiosas-, se convertían en la expresión de la última voluntad
de la fundadora, quien expresaba con mucha precisión las líneas de prelación de las sucesiones
que poseerían, y darían vida por tanto, a la capellanía, haciendo que el ritual de las misas y la
colación, se cumplieran a través del tiempo sin sufrir variaciones; "a perpetuidad", como se
expresa en las escrituras mismas.

Por cierto, esta "última y postrimera" voluntad quedaba sujeta a la legislación vigente -en
nuestro caso, la corona de España primero, la República chilena posteriormente-; en ambas
formas de gobierno, las mujeres debían atenerse a lo que les estaba permitido legalmente. Así,
por ejemplo, en las escrituras de fundación de capellanías -escritas bajo la legislación de la

17
Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trenro, Traducido al idioma castellano por Ignacio López de Aya] a, Imprenta
Real, Madrid, 1785.

16
Corona española-, las líneas de sucesión estaban dadas por las leyes de Jos Mayorazgos de
Castilla; esto es, la preferencia en la herencia recaía en el descendiente mayor y varón. Esta
realidad tan rígida, al parecer, podía ser modificada, en cierta medida, por el hecho de que no
existía prohibición alguna en la legislación para que una mujer -religiosa o seglar- ejerciera
funciones de patronazgo de las capellanías; y no son pocos los casos que encontrarnos haciendo
uso de esta prerrogativa.

Más aún, si nos adentrarnos en la vida conventual, vemos que la costumbre dictaminaba
que el cargo de Patronazgo, debía recaer en la Abadesa o Priora. Así, las capellanías fundadas por
religiosas atravesaron su tiempo secular a cargo de las Abadesas que ejercían como Patronas, es
decir, a cargo de imponer el capital a "renta segura" y de elegir a los sucesivos capellanes
encargados de oficiar las misas para la salvación del alma de sus fundadoras.

El cargo de capellán, también podía ser asumido por una mujer -situación que se hizo más
frecuente, al parecer, en el transcurso del siglo XIX-, ciertamente en este caso, la obligación
estaba dada en el sentido de que debía hacerse cargo de mandar a oficiar las misas, prescritas en
la capellanía, pagando los servicios de un sacerdote.

Es posible, desde Juego, constatar -en estos documentos- cómo las mujeres que viven sus
vidas "en el mundo" o al interior de "un claustro", a la hora de pensar en su muerte y con la
decisión de asegurarse una "buena vida eterna", disponen de sus patrimonios para acceder a esta
"mejor vida". Las razones son múltiples y complejas, e"identemente; está el prestigio social, la
costumbre, la fe, los temores, las seguridades, las inseguridades, el poder económico, etcétera.
Todo ello -y más aún- involucrado a la hora de tomar una decisión que implicaba unir las
realidades de la vida "en el siglo", con las realidades espirituales, posibles, eventuales, que se
tendrán que vivir en un tiempo sin fin.

Es por demás interesante, intentar reconstruir este mundo de influencias de los que viven
en la "otra vida" con los que aún viven en "esta vida", y todo ello mediatizado por un capital que
se mueve a lo largo del tiempo y muy "en el siglo", hablándonos de quienes lo poseyeron, lo
poseen y Jo poseerán.
Por cierto, las fundaciones de capellanías hechas por monjas -en el momento de hacer su
profesión, junto a la renuncia de sus posesiones terrenales- declaran, básicamente, este mismo
carácter, por lo mismo creemos -y nos hacemos cargo de ello-, que la riqueza de un documento
de estas características permite perfectamente introducirse en la realidad histórica de aquellos
sujetos que los establecen, de tal manera que, en el caso de las monjas, nos lleva a una visión de
las mentalidades, de los gestos, de las permanencias y, en fin, de las personas que poblaron un
mundo real, concreto, vivo, y, a la vez, atravesado por un imaginario cultural, que llevaba a la
sociedad colonial a depositar sus esperanzas de salvación y trascendencia, en el poder de las
oraciones de las mujeres monjas.

Los documentos elegidos, para este análisis, pertenecen a los siglos XVII y XVIII, y serán
ellos quienes nos mostrarán casos que, moviéndose en la larga duración, hablarán de
comportamientos que varían de imaginarios, que van mudando el rostro de un mundo social y
espiritual, poblado de sujetos históricos que son, en definitiva, los que vivirán, y provocarán,
estas transformaciones.

Creemos que en las fundaciones de capellanías se reflejan, perfectamente, los movimientos


"del siglo" y "del espíritu". Y será esta dialéctica, precisamente, la que moverá y dispondrá de las
vidas de los vivos y de las "vidas" los muertos. En nuestro caso, nos interesa trabajar la vida y la
muerte de monjas, que desde la celda de su claustro, se convirtieron en las sostenedoras de un
sistema patrimoníal y espiritual, que llevó sus nombres y sus bienes más allá de sus tiempos y de
sus descendientes, por medio de largos litigios multiseculares, en los cuales los patrimonios
"espiritualizados" se trastocaban en bienes en disputa, tras el llamado a llenar capellanías
vacantes, por muerte de sus poseedores -ya sea patrón o patrona y capellán o, partir del siglo
XIX, capellanas, según ya explicamos-. De esta manera, se continua con la tradición "de bien
público" que parece tener el patrimonio o principal, involucrado en la fundación e institución de
una capellanía.

Por lo demás, la fundación de una capellanía es un gesto que -aún siendo del ámbito
privado, como en los testamento cerrados, por ejemplo- coloca a la mujer, seglar o religiosa,
cualquiera sea su condición, en situación de hacer oír la voz de su voluntad, la última, v a través

18
de ella hacernos llegar las imágenes de un mundo que las restringia, y en el cual, a pesar de todo,
se movían con una especial soltura.

Por su parte, los litigios, a que dan origen estas las capellanías, son extraordinariamente
importantes para visualizar, en definitiva, como se movía este patrimonio en concreto a través de
un tiempo multisecular, invocando la salvación del alma del quien la fundaba, y en manos de
personas que lo poseían; que se beneficiaban aún con la obligación de pagar las cargas de su
imposición. Este mecanismo de obligaciones perpetuas es, por lo demás, lo que le da "vida", a la
institución capellánica.

Así, las oposiciones que reclamaban el goce, en la tierra, de la capellanía, invocaban el


nombre de una mujer -en el caso de nuestro trabajo una monja- que atravesando los siglos,
todavía en posesión de sus bienes terrenales, los otorgaba a algún descendiente suyo o a alguna
institución religiosa. En cualquier caso, la posesión terrenal es la que lleva a repetir una ~~ otra
vez, a lo largo de los siglos, un ritual ciertamente, que invoca el nombre de una fundadora, que
copia "fielmente" las palabras de su voluntad, que prueba parentescos y filiaciones perdidas, que
manifiesta, en suma, la fuerza de un gesto; el que llevó a fundar la capellanía para el goce de los
difuntos, pero también, de los vivos. Después de todo, ese es el sentido que se prolonga en el
tiempo

Las capellanías de monJas, que forman parte importante de sus testamentos de


"renunciación", y también de las rectificaciones y precisiones que podían hacer a sus testamentos,
cuando se encontraban en alguna situación de gravedad o en peligro de muerte, nos muestran
como funcionaba el patrimonio de estas mujeres que, formalmente, hacían renuncia de sus bienes
materiales y de sus vidas terrenales.

Al respecto, el Boletín Eclesiástico publica, en su edición de 1895, una justificación muy


enérgica acerca del porqué las religiosas deben mantener dominio sobre los bienes que le
corresponden por derecho de herencia. Esta postura es planteada frente a la discusión
parlamentaria, dada en esta época, que pretende hacer efectiva esta "muerte civil",
homologándola a la de cualquier ciudadano, según lo estipulaba la legislación. Contra sensu, la

19
argwnentación eclesiástica establece que para las religiosas esta '"muerte civil" está cargada de
simbolismo en la tradición ritualista de la profesión y renuncia que realizan las monjas y que, por
lo tanto, no debe ser considerada a la hora de dejar algún patrimonio a las profesas, a fin de que
vivan sin penalidades excesivas:

"No suministrando muchas de nuestras casas relijiosas todo lo necesario


sus miembros, se les tolera que usen de moderado peculio con las
precauciones que establece la disciplina regular para suplir así lo que no
sufraga la comunidad Por esto, cuando un padre o un deudo inmediato
quería precaver contra la miseria a un relijioso o relijiosa desvalidos, le
dejaba un legado ... No creemos que la sociedad tenga interés en añadir
penalidades i angustias al sacrificio que la relijión inspira i consagra en la
renuncia del siglo, ni que haya razón para que la sociedad sea más exijente
que Dios mismo en el voto que se le hace: i juzgamos que hai una verdadera
conveniencia social en que un padre o una madre tiernos no mueran con el
desconsuelo de abandonar sin recursos a la hija que seguramente será la
que más se empeña en pedir a Dios por el eterno descanso de sus padres. "18

Las capellanías son, precisamente, docwnentos que nos permiten visualizar aspectos de la
vida cotidiana en los monasterios, y éstos nos revelan un mundo lleno de actividades
"mundanas", en un espacio conventual en el cual las mujeres que allí se encontraban podían, en
efecto, hacer uso de importantes grados de autonomía -autorizadas por la jerarquía eclesiástica y
avalada por la sociedad de la época- que las les permitía realizar, por ejemplo, negocios que
acrecentaban su patrimonio y les permitían solventar holgadamente sus gastos de manutención.
Ciertamente debían solicitar la licencia de la Abadesa primero, y luego de la jerarquía
eclesiástica. El permiso era siempre concedido, por lo menos en nuestro registro docwnental no
aparece una situación contraria.

La restricción estaba dada por las categorías de monjas que existían al interior de cada
convento: la distinción se hacía visible por el color del velo: el blanco 19 identificaba a aquellas

18
Boletín Eclesiástico, Tomo Xll, 1892-1894, Imprenta de Emilio Reyes, Santiago, 1895.
19
El velo blanco identificaba a la novicia, en primera instancia, pero a la hora de hacer los votos perpetuos, aquellas
que pertenecían a una familia poderosa y había pagado una dote más alta, cambiaba su velo blanco por el negro. Las

20
monjas que permanecerían a cargo del servicio, en tanto que las de velo negro -las menos- eran
las accedían a los puestos de poder, como Abadesa o Priora. El velo negro les confería la
capacidad de manejar su peculio. Los casos que trataremos son, precisamente, de monjas de velo
negro.

Al parecer, esta era una realidad para toda Hispanoamérica, entre otros autores, elegimos
una cita de Octavio Paz, quien, en su libro dedícado a sor Juana Inés de la Cruz, dice:

"... los conventos estaban llenos de mujeres que habían tomado el hábito no por
seguir liD llamado di\ino sino por consideraciones y necesidades miiDdanas; su
caso no era distinto al de las muchachas que hoy buscan una carrera que les dé
20
al mísmo tiempo sustento económico y respetabilidad. "

Hemos encontrado expedíentes con fundaciones e intituciones de capellanías de monjas


que nos muestran una red de relaciones y asociaciones entre estas mujeres monjas, que se reflejan
a la hora de dejar encargado el patrimonio. Luego de su fallecimiento, la monja estipulada en su
prelación, cual será el destino de sus bienes, el que, en la mayoría de los casos, queda en manos
de las Abadesas, a titulo de patronas de dícha capellanía; esto es lo más usual, tanto en el
Convento de las Agustinas como en el Convento de las Clarisas, de la Antigua Fundación y de la
Victoríaa -Monasterios en los cuales hemos centrado este trabajo-. Del mismo modo, aparece la
preocupación, de las monjas fundadoras de capellanías, por establecer con mucha claridad la
sucesión de quienes gozarán del beneficio del rédito, de los principales impuestos, como
colación, para la celebración de las misas, en calidad de capellanes. Relación que, en estos casos,
mayoritariamente, va a recaer en miembros de su linaje; muy frecuentemente, éstos serán sus
sobrinos y los descendientes de sus hermanas y hermanos.

Vemos, entonces, que las relaciones de las monjas se establecen a partir de estas dos
redes, las del convento y las del parentesco. Relaciones que las vinculan con el mundo particular

que habían pagado una dote más baja, o eran donadaa (becadas). debían permanecer para siempre con el velo lanco,
lo que implicaba estar al servicio de las monjas de velo negro.
20
Paz, Octavio., "Sor Juana Inés de la Cruz, o las trampas de la fe", México, Fondo de Cultura Económica. 1982, p.
149.

21
de la comunidad, en donde ellas desenvuelven sus vidas, con sus intereses propios, desde Juego; y
asimismo, permaneciendo unidas a sus lazos familiares, a través, de un patrimonio, del cual ellas
se hacen cargo "por Jos días de su vida". Así, el patrimonio entregado por sus padres, a manera,
de dote para entrar a un Convento y de herencias, se convierte en un capital del cual ellas pueden
disponer, de diferentes maneras y en diferentes grados. Las disposiciones que, desde el Concilio
de Trento (1565), las obligan a renunciar a Jos bienes terrenales, para convertirse en "esposas de
Cristo", hacen algunas precisiones interesantes:

"No pueda persolUJ regular, hombre ni mujer, poseer, o tener como propios,
ni aun a nombre del com•ento, bienes muebles, ni raíces, de cualquier
calidad que sean. ni de cualquier modo que los hayan adquirido, sino que se
deben entregar inmediatamente al superior, e incorporarse al convento. Ni
sea permitido en adelante a los superiores conceder a religioso alguno
bienes raíces, ni aun en usufructo, uso, administración o encomienda.
Pertenezca también la administración de los bienes de los monasterios, o de
los conventos a sólo oficiales de estos, los que han de ser amovibles a
voluntad del superior. Y el uso de los bienes muebles ha de permitirse por
los superiores en tales términos, que corresponda el ajuar de sus religiosos
al estado de pobreza que han profesado: nada haya superfluo en su melUJje;
mas lUJdo tampoco se les niegue de lo necesario .. "21

¿Podemos afirmar que las monjas se salían de toda regla eclesiástica? El avance de la
investigación sobre el mundo monástico femenino nos arroja nuevas luces al respecto. Es cierto
que Trento y la Reforma cambiaron las reglas para el catolicismo fundamentalmente, pero,
indudablemente las costumbres tuvieron un peso extraordinario a la hora de poner en marcha
estos nuevos estatutos, que pretendían cambiar comportamientos, que habían sido validados
multisecularmente. El intento existió, en España -Jo vimos con la decisión de Jos reyes católicos
Isabel y Fernando-, en Hispanoamérica con llamadas de atención de la alta jerarquía eclesiástica.

Pero queda el tema central a tratar, ¿la actividad económica de las monjas implicaba
préstamos con interés? ¿Qué pasaba con la usura? La usura es uno de los pecados más graves

21
Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Tren/o, Traducido al idioma castellano por Ignacio López de Ayala,

22
para los católicos y, desde luego, estaba condenada por la Iglesia. El recibir ganancias por medio
del interés de un préstamo era considerada una acción inmoral, equiparable solo a la herejía. De
modo que no es un hecho menor afirmar que, en efecto, las finanzas de los conventos se
sustentaban en la actividad crediticia. ¿De qué otra manera se explica que en lugares como
México, Perú y Chile, las monjas se hallan transformado en las mayores prestamistas de la
colonia? Según Kathryn Burns esta situación, en efecto, tuvo una salida espiritual y socialmente
aceptable:

" La respuesta nos conduce a un mecanismo contractual . . . llamado el


censo al quitar (también conocido como censo consignativo). La clave para
entender estos censos, que abundan en los documentos notariales de carácter
colonial, está en ser consciente de que prestamistas y deudores se
transformaban en una inteligente pieza de ciencia ficción escolástica el
convento no figura como prestamista de una cierta cantidad de pesos, sino
como "comprador" del rédito anual de un porcentaje de esta cantidad, y el
deudor figura, entonces, como el "vendedor" del derecho a una pensión
anual ... " 22

Las fundaciones capellánicas son, precisamente, este tipo de censos -consignativo o censo
al quitar-. El interés o rédito estaba determinado por la Corona española, respaldada por la figura
del Patronato real que le otorgaba gran autoridad sobre la Iglesia en sus territorios. El porcentaje
del rédito varió durante los siglos coloniales, sin embargo, desde comienzo del siglo XVII -1620
según Kathryn Burns-, se fijará en un cinco por ciento, y permanecerá, prácticamente igual, a lo
largo de todo el período de la Colonia

La comunidad conventual se abre al mundo, como vemos, por medio de un quehacer de


economía espiritual que realizan las religiosas, que se inicia cuando ellas ingresan al monasterio,
no importando las razones que tengan para ello. Al convertirse en "esposas de Cristo", es decir, al
tomar el estado religioso, se integran a una comunidad que les permitirá llevar una vida que las

Imprenta Real, Madrid, 1785.


11
Burns, Kathryn., "Monjas, lcurakas y créditos: economía espiritual de Cuzco, en el siglo XVII". En Dinan, Susan
E. y Meyers, Debra (editoras) .. Mujeres v Religión en el Viejo y Nuevo Mundo en la Edad Mode~ Narcea S.A.
de Ediciones, Madrid, 2002, p. 71.
libera, muy significativamente, de la patria potestad de esposos, padres o hennanos. A cambio,
ellas renuncian al mundo y se declaran muertas civiles, quedando inhabilitadas para relacionarse
afectivamente con el mundo para el cual han dejado de existir, en tanto mujeres. Su rol de
esposas espirituales las obliga a interactuar cotidianamente con el resto del mundo desde diversos
planos: el de la oración, el de educación, el de la protección y desde el económico. En verdad,
este deber ser de las mujeres no cambia tanto, de protectora de la familia se convierten en
"protectoras de la sociedad". Y si las tradicionales figuras masculinas ya no están presentes en la
vida de las muertas civiles, existen otras figuras igualmente jerárquicas a quienes deben solicitar
licencia para llevar a cabo sus actividades. La Abadesa junto a la jerarquía eclesiástica -
representada por los Vicarios Generales, Obispos, Síndicos, etc.-, se transfonnan en figuras
dominantes. Acaso, lo más destacable, en ténninos de los roles femeninos, es que una mujer tiene
la potestad sobre la comunidad de profesas: la abadesa o Priora.

En este sentido, el mundo del hogar monástico es mucho más amplio que el del hogar
tradicional, y las mujeres profesas tienen una potestad espiritual que las valida frente a una
sociedad tradicional, cuya creencia en el poder espiritual y en la salvación del alma queda
reflejada en los testamentos capellánicos.

Por otra parte, sabemos por las crónicas conventuales que se han escrito, que no llevaban
una vida de comunidad y clausura. 23 Lo que significaba, entre otras cosas, que la mayoría de las
monjas poseían sus celdas propias, las que mandaban a construir, precisamente, con parte de sus
patrimonios, y a las cuales alhajaban ricamente. Además, ingresaban acompañadas de sus
sirvientas y esclavas. Éstas últimas aparecen, en sus testamentos, como parte de sus legados,
generalmente, testadas a alguna hennana, monja también, que las sobreviviera; lo propio ocurría

23
En Chile, a fines del siglo XIX, se publica la siguiente sinoda: "La Synoda pasada atendiendo á la summa
importancia, de que se observe la Clausura en los Monasterios de Religiosas con la mayor exactitud; y que el fin de
élla es, para que las Esposas de Jesu Christo, con el retiro, logren el Trato familiar de su Esposo, y vivan abstrabidas
de las Comunicaciones exteriores; mandó: que las Abadesas no permitan visitas frequentes a las Religiosas; y que
ninguna pase de las Ave Marias, porque á ese tiempo se han de cerrar las Puertas de los Locutorios, y la ex1erior del
Monasterio; todo lo qual, aunque se observa, ha parecido, sin embargo, á esta Synodo, recomendarlo nuevamente;
para que las Preladas actúen su Zelo, así en la guarda de la Clausura, como en el cuidado de evitar la frequencia de
Visitas, y que no pasen del tiempo señalado." SÍNODOS DIOCESANOS, celebrados por Fray Bernardo Saavedra y
don Manuel de Aldai y Aspee, Imprenta de: Eduardo Dunigan y hermano, Santiago, 1858, pp. 218-219.

24
con sus celdas. En estas cláusulas testamentarias se disponía, además, que ex"tinguida su línea
familiar de religiosas, estos bienes -celdas y esclavas- pasarían a propiedad del convento al cual
pertenecían.

Tanto es así que, en un caso particular -uno de los dos documentos que presentaremos-, el
de doña Magdalena de Silva, monja de velo negro, perteneciente a la Orden de la Pura y Limpia
Concepción de la Regla del Señor San Agustín, nos encontramos con un testamento de
caracteristicas especiales. En efecto, doña Magdalena de Silva, hace su testamento de profesión
en el año 1639, el que tiene carácter de cerrado -inusual en el caso de los testamentos de
renunciación de las monjas-, se menciona que debe ser, además, secreto, asunto sobre el cual
podemos conjeturar, ciertamente, pero, sobre lo que aún no hemos encontrado los motivos más
concretos y profundos de su razón de ser. Otro punto muy interesante de este testamento, con
fundación de capellanía, es el hecho de que carece de todo tipo de invocaciones y advocaciones,
tan comunes en los testamentos de esta época, pero sobre todo extraño por tratarse de una monja.

Los casos de hermanas ingresadas, como religiosas, en un monasterio, eran comunes,


como ejemplo de ello están las hermanas Juana y Ana Josefa Gamboa, que, en los años 1653 y
1657, respectivamente, hacen su testamento y fundan sus capellanías. Ambas, según documentos
encontrados desarrollan una acti,~dad económica relevante, desde su condición de monjas
agustinas, realizando préstamos e hipotecando sus bienes inmuebles, como una demostración más
de que el patrimonio, proveníente de sus herencias -legitimas paternas y maternas-, no
permanecía inmó~l, por así decirlo, sino que, por el contrario se acrecentaba durante sus ~das en
el convento, para luego formar parte del patrimonío que testaban, como ya lo hemos explicado
grosso modo.

No obstante, en el caso de las hermanas Gamboa, se da una forma diferente de relación,


en cuanto a los beneficiarios de sus bienes patrirnoníales -con excepción de sus celdas, que son
legadas a una religiosa del convento, en el caso de Juana; y en el caso de Ana Josefa, que deja
como heredera a su hermana Juana-. Fundan sus capellanías, dejando como patrón a su padre, y a
su hermano, a la muerte del primero. Todo lo cual nos muestra la fuerza de su red familiar, puesto
que, contrariamente a lo que se daba con más frecuencia, que era dejar encargado el patronato de

25
estas capellanías de monJas, a las Abadesas, las hermanas Gamboa prefieren entregar este
beneficio a miembros de su familia.

Este ejemplo, no constituye una excepción, pero para nuestro análisis contrastaremos los
escrito de dos religiosas: la ya nombrada doña Magdalena de Silva y el de doña Inés de Gamboa.
Estas religiosas, 'vivieron sus vidas terrenales en el siglo XVII, la primera, y en el siglo XVIII, la
segunda. Una como monja agustina y la otra como monja clarisa. Esto, no es intrascendente,
puesto que se trata de los dos monasterios más importantes que existían en Santiago, ciudad
capital de la Capitanía General de Chile. Ambas monjas de velo negro, llegaron a tener gran
relevancia social, política y económica; asociado todo ello, a una enorme fortuna, según relatan
los cronistas de la época, de la que hablaremos cuando describamos sus conventos.

26
2. LA VIDA EN EL MONJÍO: AGUSTINAS Y CLARISAS

"Invisible y enfadosa
sin duda es la doncellez,
pues en los tiempos que corren
.
mnguno 1a puede ver,24

Uno de los espacios privilegiados, para lograr la unión del tiempo eterno y del tiempo
terrenal, era, precisamente, aquel que se conformaba en los conventos y monasterios de toda la
América hispánica.

A manera de análisis paralelo, trataremos el caso de los conventos del Perú, en Cuzco. En
ellos, al igual que en los de Chile -Santiago, en el caso de nuestra investigación-, las monjas
jugaron un papel relevante en el quehacer social, económico y político. Al decir de Kathryn
Burns:

"Perú tuvo muchos conventos coloniales, y todavía hoy funcionan buen


número de ellos. Pero la mayoría de los cronistas del pasado colonial de Perú
apenas mencionan el mundo del locutorio. Cuando lo hacen es para
entregarse a una especulación superficial sobre tradiciones (p. 65 locales,
tales como la costumbre, entre hombres jóvenes, de vísitar a determinadas
monjas, devociones de monjas. Algunos costumbristas nos han pintado estas
escenas en una época anticlerical posterior, como intervalo de un periodo a
la caza de faldas, puro romanticismo a propósito de bonitas monjas
')óvenes". Y los historiadores, aparentemente enraizados en los valores de
producción del siglo XIX, han seguido considerándolos como cómicos

24
Alonso de Malavenda, "El tropesón de la sosa", en Deleito y Piñuela. José, "La mala vida en la Espaila de Felipe
IV", Alianza Editorial, Madrid, 1987, pág. 27. Citado en: Suárez, Margarita., "El poder de los velos: monasterios y
finanzas en Lima siglo XV1f'. En: Portocarrero, Patricia (compiladora)., Estrategias de desarrollo intentando
cambiar la vidª' Flora Tristán Ediciones, Lima, Perú, 1993.

,...,
desahogos del mundo central del drama colonial. Incluso las elecciones,
dentro del convento, para abadesa o priora -que podían levantar un amplio
escándalo ciudadano- son tomadas superficialmente, como piezas curiosas
de una concesión momentánea al capricho femenino (o histeria), desprovista
de mayor significación. " 25

Algo muy similar ocurre en el Chile colonial, los numerosos conventos se constituyeron en
centros de interés y, a veces, de discusión eclesiástica fundamentalmente, por el comportamiento
de aquellas mujeres enclaustradas, a la manera de la tradición española medieval. No obstante, la
preocupación por la observancia del claustro se inició antes del Concilio de Trento (1545-1563),
con los reyes católicos Isabel y Fernando, y el envío de visitadores eclesiásticos para que
obligaran a las monjas a cumplir con el "retiro del mundo".

"La falta de clausura en numerosos conventos de Españ.a era la máxima


preocupación de la mayoria de los reformadores monásticos a principios de
la Edad Moderna La observancia de la clausura como rasgo de la dísciplina
monástica estaba muy relajada, sin embargo, con frecuencia se exigía con
más intensidad a los monasterios femeninos que a los masculinos. Antes,
incluso, del Concilio de Trento (1545-1563), los visitadores eclesiásticos de
Fernando e Isabel viajaron por toda la peninsula exigíendo que las monnjas
cumplieran con las normas básicas de la clausura, que las separaba del resto
de la sociedad Los reformadores plantearon una aproximación al tema de la
clausura por dos frentes: instituir una clausura activa que prohibiera
tajantemente a las monjas abandonar el claustro, y también, reforzar la
clausura pasiva que regulaba el acceso al claustro de los de fuera.
Frecuentemente, los reformadores incluían instrucciones en orden a que la
estructura fisica del convento se modíficara para hacer el claustro
impenetrable en la medida de lo posible. Los clérigos reformadores
mandaron que se cerraran las puertas y que se construyeran muros en el

2
~ Poska, Allyson M. y Lehfeldt, Elizabeth A, op. sir.. p. 47.

28
jardín. Las abadesas recibieron órdenes de guardar las llaves de puertas y
ventanas. Si tenían que entrar en comunídad visitantes masculinos (como
confesores o médicos), debían hacerlo acompañados, permanentemente, por
una monja Se nombraron escuchadoras para controlar las conversaciones de
26
las monjas con los laicos en los locutorios de visitantes de los conventos."

La resistencia opuesta a estas exigencias, por parte de las abadesas, en España, fue notable.
Se negaron tenazmente a la intervención de los visitadores primero, y luego a la de los
reformadores tridentinos, logrando siempre su cometido: el de mantener su tradicional
autogobiemo; autonomía que las liberaba incluso, en la práctica, de la jerarquía eclesiástica
masculina.

Apelando al peso del pasado, las responsables de los conventos


argumentaban que sus esquemas de observancia monástica eran
suficientemente rigurosos y que su historia corno ínstituciones con
autogobierne hacían de esas exigencias algo ínapropiado. Además, la
clausura hubiera sido una amenaza a la capacidad de los conventos de
mantener sus lazos con los colaboradores seculares y un impedimento para
27
asegurar su estabilidad financiera dentro de la economía local ... "

Al parecer, aparte de la jerarquía eclesiástica, que intentaba imponer las disposiciones


tridentinas 28 , la sociedad española, en general, no estaba preocupada por los asuntos

u Poska, Allyson M. y Lehfeldt, Elizabeth A, op. si t., p. 47-48.


27
Ibidem, p. 48.
28
"Renovando el santo Concilio la constitución de Bonifacio v1II, que principia: Periculoso; manda a todos los
Obispos, poniéndoles por testigo la divina justicia, y amenazándolos con la maldición eterna, que procuren con el
mayor cuidado restablecer diligentemente la clausura de las monjas en donde estuviere quebrantada, y conservarla
donde se observe, en todos los monasterios que les estén sujetos, con su autoridad ordinaria, y en los que no lo estén,
con la autoridad de la Sede Apostólica; refrenando a los inobedientes, y a los que se opongan, con censuras
eclesiásticas y otras penas, sin cuidar de ninguna apelación, e implorando también para esto el auxilio del brazo
secular, si fuere necesario. El santo Concilio exhorta a todos los Principes cristianos, a que presten este auxilio, y
obliga a ello a todos los magistrados seculares, so pena de excomunión, que han de incurrir por sólo el hecho. Ni sea
licito a ninguna monja salir de su monasterio después de la profesión, ni aun por breve tiempo, con ningún pretexto,
a no tener causa legítima que el Obispo aprueba: sin que obsten indultos, ni privilegios algunos. Tampoco sea lícito a
persona alguna, de cualquier linaje, condición, sexo, o edad que sea, entrar dentro de los claustros del monasterio, so
pena de excomunión, que se ha de incurrir por solo el hecho; a no tener licencia por escrito del Obispo o superior.
Mas este o el Obispo sólo la deben dar en casos necesarios; ni otra persona la pueda dar de modo alguno, aun en
vigor de cualquier facultad, o indulto concedido hasta ahora, o que en adelante se conceda. Y por cuanto los
monasterios de monjas, fundadas fuera de poblado, están e"-puestos muchas veces por carecer de toda custodia, a
robos y otros insultos de hombres facinerosos; cuiden Jos Obispos y otros superiores, si les pareciere conveniente, de

29
disciplinarios producidos al interior de los monasterios. Más bien, se cultivaban formas
especiales de relaciones entre seglares y las instituciones monásticas femeninas.

Esto no es aJeno a la realidad colonial Hispanoamericana. Desde la llegada de los


primeros conquistadores, se da inicio a la costumbre de fundar conventos de monjas, sobre todo
en las ciudades más importantes. En el caso de la Capitania general del Reino de Chile, lugar de
dificil comivencia, con los pueblos originarios, las primeras fundaciones se hacen pensando en
asegurar a las hijas y viudas de los españoles; así surgen los monasterios de la Pira y Limpia
Concepción Regla del Señor San Agustín y el de Santa Clara de la Antigua Fundación, como
veremos más adelante.

Desde luego, también, había una tradición hispánica que elevaba el estatus de aquellas
familias que hacían fundación de monasterios femeninos, precedente que venía de las familias
reales y nobles de España, las que, des::!e la Edad Media, tenian como principal fuente de sus
acciones caritativas, a dichas fundaciones.

Nos interesa mostrar, y demostrar, que las instituciones monásticas femeninas coloniales,
estaban dentro de esta misma lógica, es decir, no constituyeron una ruptura con lo hispánico, sino
más• bien son la constatación de una permanencia que arraigó muy bien en un territorio per se
diferente, y cuyas costumbres se afirmaron en la misma medida en que se fueron haciendo cargo
de que la transculturalidad iba creciendo, y, al mismo tiempo, se acrecentaba un poderio colonial,
a partir del cual se trazaban las directrices de una construcción social mestiza.

En este contex-to, los conventos coloniales se fueron constituyendo, esencialmente, en


espacios de poder, social, económico y político, en donde las mujeres monjas fortalecían redes,
entre el mundo eclesiástico y el mundo laica!.

que se trasladen las monjas desde ellos a otros monasterios nuevos o antiguos, que estén dentro de las ciudades, o
lugares bien poblados; invocando también para esto, si fuese necesario, el auxilio del brazo secular. Y obliguen a
obedecer con censuras eclesiásticas a los que lo impidan, o no obedezcan." Providencias sobre la clausura y
custodia de las monjas, Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento, Traducido al idioma castellano por Ignacio
López de Ayala, Imprenta Real, Madrid, 1785.

:10
A través de estos espacios significativos, las muJeres monJaS, estaban presentes en las
actividades cotidianas de todo el conjunto social, fundamentalmente, las relacionadas con las
prácticas de la fe destinadas a alcanzar la vida eterna. Así, la vida y la muerte se interrelacionaban
en el quehacer de las profesas, cuyas oraciones y cánticos eran solicitados frecuentemente por los
seglares, que dejaban claramente estipulado, en su última voluntad, declarada en sus testamentos
capellánicos, que debían ser las monjas -Agustinas o Clarisas, para el caso de este trabajo- las que
estuvieran presentes en las misas, 29 destinadas a la salvación del alma del testamentario y
fundador, y sus allegados. Este espacio de eternidad quedaba, así, a cargo del monjío.

También, el espacio de vida más terrenal, se acercaba a las mujeres monjas, con solicitudes
mucho más mundanas y no menos importante. Las dotes de las monjas constituían un patrimonio
con el cual podía, y debía, trabajar el monasterio, para mantenerse a las profesas y mantener las
actividades comunitarias. La responsable de trabajar con este capital, proveniente de las dotes, era
la Abadesa Esta capacidad de manejar importante fondos de dinero y c!e bienes en general, no fue
algo que se iniciara en el mundo colonial hispánico, sino que, como ya hemos adelantado, era algo
refrendado por la costumbre y las tradiciones que venian desde la Edad Media española.

" los conventos podían también alquilar las propiedades urbanas y ser
titulares de préstamos, procedentes de contratos anuales, públicos y
privados. Llamativamente, muchos conventos más antiguos y más ricos
consiguieron, también, títulos señoriales sobre pueblos y ciudades. El
convento de Les Puelles, en Barcelona, contaba entre sus posesiones
productivas molinos, tahonas y mercados. También poseía amplias
extensiones de terreno que cultivaba y alquilaba "30

Es más, los conventos femeninos de hispanoamérica, estaban avalados por situaciones que,
provenientes de larga data, daban cuenta del tremendo poderio económico que poseían estas
instituciones:

29
Las monjas eran las encargadas de "dar cera y vino", según lo estipulan los testamentos capellánicos, es decir,
entregar las ofrendas para el sacrificio del Santo Oficio. Además formaban el coro, para las misas cantadas, que eran
solicitadas por los fundadores de capellanías. Estas funciones tenían gran relevancia, espiritual y económica, y solo
podían asumirlas las monjas de velo negro.

31
En los casos en que los conventos mantenían títulos señoriales de las
ciudades, la abadesa ejercía como "señor" y estaba investida de poder para
recaudar impuestos y del derecho de nombrar a los oficiales municipales del
lugar. Santa Maria de las Huelgas, de Burgos, por ejemplo, había recibido
del rey Alfonso XI en 1335 el privilegio de la jurisdicción señorial de la
ciudad de Zaratán. La abadesa de la casa era, por tanto, reconocida como el
"señor", tanto en materias espirituales como temporales pertenecientes a la
ciudad. En el ámbito secular, la fundación tenía capacidad de hacerse con
diversas propiedades señoriales. También tenían poder de nombrar a los
administradores judiciales de apelación para casos no supervisados por la
justicia real, y el derecho adicional de recaudar las tasas derivadas de estos
pleitos. Espiritualmente, supervisó los beneficios de la iglesia de Zaratán y
de las capellanías de dos fundaciones más. Durante la primera parte del siglo
XV, se exigia que la fundacióiL igual que otros señores feudales, reclutara
soldados de la ciudad para el rey. La comunidad tenía, también la
responsabilidad de recaudar rentas reales, como el tercio y los millones, y
después, devolverlos a la Corona. En todos estos asuntos, la abadesa de la
casa era fundamental pues el control definitivo permanecía en sus manos.
Curiosamente, estos poderes, a pesar de estar en manos de mujeres
religiosas, raramente eran puesto en cuestión por los contemporáneos
seculares. Surgieron, frecuentemente, pleitos entre los conventos y los
seglares dependientes de ellos, pero tales disputas se centraban en abusos de
poder que se habían percibido, y no en el derecho de las mujeres religiosas a
ejercer esta autoridad. di

Ahora bien, los conventos coloniales no podían llegar a esas formas de poder, pero si
asumieron las nuevas formas y tratos que el mundo seglar y el religioso adoptaron en el Nuevo
Mundo. Nuevas visiones de mundo, en lo espiritual, en lo social, en lo político y en lo económico,
reemplazaron las conocidas estructuras sociales y culturales del Viejo Mundo, y, con todo, lo que
se nos aparece, a la luz de los documentos y de los cronistas, es una muy interesante
reinterpretación de aquellas redes de poder que aseguraban el estatus de las élites gobernantes.

30
Poska, Allyson M. y Lehfeldt, Elizabeth A., op. sil., p. 52.

32
Elegimos, entonces, el monjío -como lo llaman los cronístas-, por constituirse,
precisamente, en espacios en donde las mujeres podían transgredir ciertas normas del modelo
social, que las restringía a los espacios privados, es decir, la casa y el claustro. Ambos mundos
resistidos con tesón por la actividad de mujeres que persistieron en prácticas que hacían
interpretaciones del modelo, todas ellas capaces de hacerse cargo de sus intereses vitales.
Precisamente, esta tensión generada a partir de la confrontación entre la realidad de un modelo y la
realidad existencial, es lo que se nos revela el ethos propio de estos espacios conventuales.

Las directrices estaban dadas por el Concilio de Trento, pero la imposición de las mismas
fue problemática en todo el mundo hispano, incluida, por cierto, la América coloníal. Para las
instituciones religiosas fueron aún más fuerte los intentos de hacer prevalecer los decretos
tridentinos, involucrando en ello a todos los representantes del poder social:

"El santo Concilio manda que se observen todas y cada uno de los artículos
contenidos en los decretos aquí mencionadas, en todos los conventos,
monasterios, colegios y casas de cualesquier monjes y regulares, así como
en las de todas las monjas, viudas o vírgenes, aunque vivan estas bajo el
gobierno de las órdenes militares, aunque sea de la de Malta, con cualquier
nombre que tengan, bajo cualquier regla, o constituciones que sea, y bajo la
custodia, o gobierno, o cualquiera sujeción, o anejamiento, o dependencia
de cualquier orden, sea o no mendicante, o de otros monjes regulares, o
canónigos, cualesquiera que sean; sin que obsten ningunos de los privilegios
de todas en común, ni de alguno en particular, bajo de cualquier fórmula, y
palabras con que estén concebidos, y llamados mare magnum, aun los
obtenidos en la jimdación; como ni tampoco las constituciones y reglas,
aunque sean juradas, ni costumbres, ni prescripciones, aunque sean
inmemoriales. Si hay no obstante algunos regulares, hombres o mujeres, que
v;van en regla o estatutos más estrechos, no pretende el santo Concilio
apartarlos de su instituto, ni observancia; exceptuanda sólo el punto de que
puedan libremente tener en común bienes estables. Y por cuanto desea el
santo Concilio que se pongan cuanto antes en ejecución todos y cada uno de
estos decretos, manda a todos los Obispos que ejecuten inmediatamente lo

31
Ibidem, p 52-53.

33
referido en los monasterios que les están sujetos, y en todos los demás que
en especial se les cometen en los decretos arriba expuestos: así como a
todos los abades y generales, y otros superiores de las órdenes
mencionadas. Y si se dejare de poner en ejecución alguna cosa de las
mandadas, suplan y corrijan los concilios provinciales la negligencia de los
Obispos. Den también el debido cumplimiento a ello los capítulos
provinciales y generales de los regulares, y en defecto de los capítulos
generales, los concilios provinciales, valiéndose de deputar algunas
personas de la misma orden. Exhorta también el santo Concilio a todos los
Reyes, Príncipes, Repúblicas y Magistrados, y les mando en virtud de santa
obediencia, que condesciendan en prestar su auxilio y autoridad siempre
que foeren requeridos, a los mencionados Obispos, a los abades y generales,
y demás superiores para la ejecución de la reforma contenido en lo que
quedo dicho, y el debido cumplimiento, a gloria de Dios omnipotente, y sin
ningún obstáculo, de cuanto se ha ordenado". 32

Con todo, la vida en los conventos fue similar en toda la América hispánica, la
historiadora peruana, Margarita Suárez, señala en su escrito "El poder de los velos", lo que
ocurría en Lima:

"La vida de los 'conventos grandes' era en extremo relajada Además de


estar rodeadas de criadas y esclavas, las monjas vestían con sus mejores
galas y joyas, y no acataban el claustro recibiendo numerosas visitas entre
parientes y pretendientes. Las fiestas religiosas y civiles eran motivo para la
organización de recitales, comedias y fuegos artificiales. Cuando la
celebración no era organizada dentro de los recintos del monasterio, algunas
religiosas no vacilaban en burlar los muros conventuales y salir con criadas y
esclavas al exterior .. "33

32
Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento, Traducido al idioma castellano por Ignacio López de Ayala, Imprenta
Real, Madrid. l 785.
33
Suárez, Margarita., "El poder de los velos: monasterios y finanzas en Lima siglo XVII". En: Portocarrero, Patricia
(compiladora)., Estrategias de desarrollo intentando cambiar la vid!!, Flora Tristán Ediciones, Lima, Perú, 1993.

34
Por lo visto, aquello que los cronistas denominaron "devoción de monjas" -llevada a cabo
en los conventos de Cuzco-, para referirse a los hombres que visitaban, asiduamente, a las monjas,
era una situación aceptada socialmente. En Chile, en los escritos de doña Ursula Suárez, monja
Agustina de velo negro, aparecen con el nombre de "endevotados". La autoridad eclesiástica, por
su parte tampoco aparece haciendo llamadas al orden, con demasiada frecuencia.

Así, los monasterios transformados en espac1os de liberación y protección para las


mujeres pertenecientes a la élite española criolla, durante todo el período colonial, se revelaron
también como una posibilidad de lograr ámbitos de autonomía y presencia social, política y
económica, para aquellas mujeres que tomaban la decisión de asumir el estado eclesiástico.

Ahora bien, no podemos hablar de todas las monjas, puesto que esta generalización no
daría cuenta del mundo altamente jerarquizado que se vivía en la comunidad monástica. Como ya
lo dijimos, la primera diferenciación estaba dada por el color del velo; las monjas de velo negro
eran las menos y las únicas que podían optar a puestos de poder en el monjío. A ellas les estaba
reservado el cargo de Abadesa o Priora, de Tesorera y de monja de consejo. Todas ellas, eran las
encargadas de gobernar la activa de los conventos. Las demás monjas, aquellas que usaban velo
blanco, no podían aspirar ni a un cargo de poder, ni a llevar una vida particular, como lo hacían
las de velo negro.

La distribución espacial, al interior del monasterio, demuestra cómo se reproduce la


jerarquía social, por una parte; y, por otra, cómo esta comunidad de mujeres optaba, más bien,
por la llamada "vida particular", no acatando la regla de vivir en comunidad.

El monasterio se componía de la iglesia, dormitorios, refectorio y cocina. Sin embargo,


existían también las celdas particulares y vitalicias, que eran construidas por sus dueñas, con su
patrimonio, y sobre la cual tenían todos los derechos: pudiendo venderla y, desde luego, testarla a
quien ellas dispusieran, después de su muerte. Si bien no todas las monjas podían tener celdas, ya
que estaban aquellas que entraban sin dote o con "rebajas" en el monto dotal-estas excepciones
contemplaban a quienes eran huérfanas, viudas, o hijas de altos dignatarios de los pueblos
originarios, en el caso de Chile, las hijas de Caciques, por ejemplo-. Tanto las Agustinas como las

35
Clarisas, pedían altas dotes, para aquellas monjas que tendrían derecho a llevar el velo negro; en
tanto, que para las que no podían entregar una suma tan importante, la distribución jerárquica
disponía que no pudieran acceder a llevar más que el velo blanco. Esta jerarquía se veía reflejada
en la posibilidad concreta de poseer un patrimonio y obtener el permiso correspondiente, de parte
de la autoridad eclesiástica -que para las monjas incluía las Abadesa-, para invertirlo y
acrecentarlo, es lo que queda de manifiesto en los expedientes con multiseculares juicios por la
posesión de los bienes dejados por las monjas.

Esto era común, puesto que las monjas de velo negro provenían de las familias más
acomodadas de Santiago, y era muy habitual, asimismo, que estas monjas procuraran mantener,
en su vida de religiosas, las comodidades que habían tenido en su hogar. De allí que,
normalmente, ingresaban acompañadas no solo de sus sirvientes y esclavos, sino también de
fastuosos muebles y adornos para alhajar sus celdas.

A manera de ejemplo, sirva el relato de Sor Úrsula Suárez, contando una conversación
que sostuvo con su abuela:

si Dios me quisiere guardar hasta que tú tengas edad, que no habrá


monja de mayor comodidad con su celda alhajada, muy bien holgada,
escaparate y tu plata labrada, que del Perú se traerá, y los lienzos del
Cuzco, y todo lo necesario a Lima enviaré a empacar/o. Tendrás tu esclava
dentro y otra fuera, y cuatro mil pesos de renta, eso fuera de tu herencia,
34
que de por sí te la darán.··

Podemos entender, por qué las monjas de velo negro, en el monjío, gozaban de un ciertos
ámbitos de libertad que el mundo laica! no les ofrecía. Dentro del convento, ellas como dueñas de
importantes patrimonios, lograban tener una capacidad de decisión, que las acercaba más al
quehacer del ámbito público, que del privado, que era su espacio más reconocido.

34
Úrsula Suárez (1666-1749) Relación Autobiognifica", Prólogo y Edición Cótica de Mario Ferreccio Podestá, y
Estudio Preliminar de Armando de RarnóiL Academia Chilena de la Histoóa, Santiago, !984. Pág 36.

36
Sus celdas, eran verdaderas casas, en donde se mantenía el lujo de las residencias
familiares. El testamento de don Francisco Bravo de Saravia, Marqués de Pica, da luces, todavía
más clarificadoras, de esta situación:

" ... El marqués declaraba en dicho codicilo que le había cedido a préstamo a
su nieta doña Marcela de Meneses, novicia de las Agustinas, junto con unos
lienzos de pintura y 'dos hechuras de marfil', el celebrado y valioso grupo de
35
marfil también, que representaba a 'Cristo atado a la Columna' ... "

Este objeto de arte, uno de los más importantes de la época colonial, permaneció en la
celda de doña Marcela por, aproximadamente, cincuenta años.

El convento de las Agustinas, también entregó educación a las hijas de la aristocracia. Se


les enseñaba a leer y contar, a hilar, bailar e interpretar música -cantar y tocar la vihuela-, además
del adiestramiento en el manejo de la casa. Las alumnas, que permanecían internadas en el
convento, iniciaban su jornada con un ritual diario: " ... al entrar a clases, se oraba frente a una
imagen, pidiendo a Dios la gracia necesaria para aprender, enseguida se rezaba en coro la
36
doctrina cristiana ... "

Dentro de este mundo del monjío, también vivían las mujeres esclavas; algunas habían
sido adquiridas por la comunidad del convento, y otras habían entrado formando parte del
patrimonio entregado a las novicias, por lo que permanecían para su servicio personal, hasta que
la monja, sintiendo cercano el fin de su tiempo terrenal, decidía dejarla, en su testamento, como
legado a alguna pariente -muchas veces, también religiosa-, o a falta de familiares, se las testaba
al monasterio.

Las Clarisas, por ejemplo, tenían sirvientas autorizadas para vivir junto a las monjas, pero
la particularidad de estas mujeres era que tenían permiso para salir fuera del claustro y hacerse
cargo de los asuntos que las monjas tenían en el siglo:

3
~ Aglllrre,
· Marganta,
· o p. e·1t., p. 37.
36
Aguirre, Margarita, Op. Cit., p. 3 8.

37
"[pueden] ser recibidas algunas, aunque pocas, con nombre de serviciales, o
de Hermanas, para que prometan y guarden esta misma regla, salvo con el
artículo del encerramiento, las quales . . . podrán algunas vezes salir a
procurar los negocios de el Monasterio" 37

Esta realidad, descrita para el convento de Santa Clara en el Cuzco, era la regla general
para los conventos coloniales de Hispanoamérica. Incluso, algunas de estas mujeres destinadas al
servicio de las monjas, pudieron profesar en calidad de "donadas"; pero debían pagar, al menos,
la mitad de una dote normal y usar para siempre el velo blanco, lo que las colocaba en una
situación de desmedro permanente respecto de las monjas de velo negro. El velo blanco era parte
de la vestimenta de las novicias, es decir, de aquellas mujeres que no habían profesado los votos
perpetuos. Con todo, el acceder al velo negro pasaba más bien por el pago de una dote
importante, cuyo valor se estipulaba en función de las necesidades más bien locales que tuvieran
las instituciones monásticas.

Existían, además, otros personaJes que, si bien, no vivían al interior del convento,
formaban parte de su vida cotidiana: los serenos, los sangradores y los endevotados.

El sereno, desde el atardecer hasta el amanecer, indicaba la hora con su caracteristico


"Ave Maria Purisima", e indicaba el transcurso del tiempo, expresando: "sereno o con novedad".
El sereno vigilaba todas las calles de la ciudad pero, especialmente, las llamadas "calles tapadas",
que era donde se encontraban los conventos de las Agustinas y de las Clarisas. Las monjas, le
pagaban a este vigilante-comunicador del ambiente, 12 pesos por este servicio.

El sangrador, era otro de los personaJeS masculinos que entraban a los conventos.
Encargado de la salud del monjío, el sangrador, lanceta en mano, evacuaba los espíritus malignos
por medio de la sangria; y como se creía, lograba en su operación: mejorar la vista y el apetito,
recuperar el sueño, aguzar el olfato, el gusto y el oído. Tres toques de campana anunciaban, a
toda la ciudad, que el tiempo de sangrar a una monja, había comenzado.

37
Citado en: Burns, Kathryn, op. cit., p. 73.
Los "endevotados" eran, por su parte, personajes muy especiales; mantenían relaciones de
amistad muy íntima, con las religiosas, visitando asiduamente el locutorio de convento. Las
monjas recibían suntuosos regalos de parte de sus endevotados: dinero, vestidos, joyas y los
vicios (rapé y yerba mate). Estos obsequios de los endevotados solían servir de ayuda a las
monjas más pobres, que conseguían así los medios para su sustento. Sor Úrsula Suárez relata sus
relaciones con varios endevotados suyos; relaciones que incluso duraron varios años.

Los endevotados, aparte de sostener largas e íntimas conversaciones con las monjas, al
parecer, se tomaban algunas libertades, por ejemplo, la de introducir la mano por la manga de la
monja. De esta situación provendría el dicho de tener "manga ancha" o "manga angosta",
dependiendo de la situación, por cierto.

Pero, enseguída surgía la justificación, a manera de protección: "las monjas no sabemos


querer", escribe Sor Ursula Suárez 38

Las fiestas dadas en los monasterios, antes de la imposición de la "vida en común", eran
famosas por su fastuosidad. Cualquier ocasión era propicia: festividad de la comunidad, la
coronación del rey de España o el nacimiento de un infante real, la llegada de alguna autoridad y
la entrada de una novicia al convento. Las festividades incluían un gran banquete (helados,
dulces, barquillos, mate, chocolate caliente, tortas de manjar blanco y alfajores); también se
lanzaban fuegos artificiales, y se cantaba y bailaba.

Las autoridades y los amigos del monasterio recibían esquelas de invitación. A manera de
ejemplo, una de estas invitaciones:

"Doña Antonia de Barrainca abadesa de este monasterio de la Limpia


Concepción, suplica se sirva honrarla con su asistencia mañana domingo 30
del corriente, a las 3 del día, a la fiesta que se hace de Vísperas y Día en

38
Úrsula Suárez (1666-1749) Relación Autobiográfica", Prólogo y Edición Critica de Mario Ferreccio Podestá, y
Estudio Preliminar de Armando de Ramón, Academia Chilena de la Historia. Santiago, 1984.
honor a nuestro padre San Agustín, favor que tendrá presente para su
debido Reconocimiento. "39

En la fundación de los monasterios coloniales, se entrecruzan intereses muy diversos, por


ejemplo, el conseguir un lugar de protección para las esposas y las hijas de los conquistadores, en
tiempos en que la viudez y la soltería implicaban, generalmente, un grado de desprotección y baja
de prestigio social para las mujeres. Ésta fue una de las primeras razones para fundar conventos
y también, por cierto, una de las que más perduró en el tiempo, sobre todo, porque la cantidad de
mujeres "desprotegidas" parecía aumentar al avanzar el afianziamiento de las tierras
conquistadas, y complejizarse la construcción de la Capitania General de Chile, institución que
habla de un Estado en situación de guerra permanente, por lo que la viudez pasó a ser acaso el
estado más frecuente de las mujeres en la colonia. Y si bien, el ser viuda le daba a la mujer un
estatus social y legal que la liberaba de la patria potestad masculina, igualmente el resguardo del
monjío se constituyó para muchas de ellas en espacios de gran valoración: viudas, huérfanas,
hermanas segundonas, constituyeron los grupos más frecuente de profesas. El claustro era, sin
duda, el lugar más propicio para llevar una vida activa.

Asimismo, el prestigio social que adquiría una familia al tener una o vanas hijas
religiosas, ya que a menudo profesaban hermanas, nos demuestra que no solo las hijas
segundonas -vale decir, aquellas mujeres que se quedaban sin dote para contraer matrimonio,
porque el patrimonio familiar se había invertido en la hija mayor-, ingresaban al claustro.

La decisión estaba cruzada por variados intereses, Kathryn Burns, que investigó los
conventos de Cuzco, señala:

" durante el siglo ATVII, sus conventos y monjas jugaron un papel


directivo en la economía local, con ramificaciones culturales que afectaban a
un amplio número de españoles y andinos ... ,,.¡o

39
Citado en: Aguirre, Margarita, Op. Cit , p. 41.
40
Burns, Kathryn, Op. Cit., p.,67.
Los conventos de Santiago, sobre todo los más influyentes, como el de la Pura y Limpia
Concepción Regla del Señor San Agustín y el de Santa Clara Antigua Fundación, sin duda
gozaban de un estatus similar, respecto de su alto grado de relevancia en una sociedad permeada
por circunstancias que requerian del funcionamiento de redes de solidaridades que se hicieran
cargo tanto de la vida espiritual como de la material.

El foco de este trabajo radica en el accionar, precisamente, de este compromiso mutuo


entre prácticas espirituales y prácticas económicas, y cómo funciona esta coyuntura al interior de
los conventos. Estos espacios conventuales se transformaron en lugares cruciales, en los que el
poder y la influencia se asentaron con la naturalidad e intensidad que reproducía eficazmente el
constructo de la sociedad colonial hispana.

Es interesante constatar que los dos monasterios más importantes de la colonia, en Chile,
el de las Agustina~ y el de las Clarisas, se fundaron con patrimonios dejados por dos hombres,
poseedores de altos cargos y grandes fortunas, y quienes al momento de hacer testamento deciden
dejar establecida la institución de ambos conventos, como una manera de brindar protección, en
principio, a mujeres de su familia. Conventos que, rápidamente, se ampliaron con la llegada de
numerosas mujeres dispuestas a profesar.

El concepto de protección familiar, hacia las mujeres, es fundamental para el modelo de


sociedad hispana colonial, así lo señala Luz del Carmen Vallarta, cuando escribe acerca de las
monjas de Michoacán, México:

" ... respecto a las monjas, a su cotidianeidad y a la mentalidad de la época


¿Cómo plasmar esa relación protector-protegido? ¿Dónde, cómo y quién
detentaba el papel de protector? ¿Cómo se manifestaba esta idea de
protección en su percepción del espacio y del tiempo, en el ritmo de su
existencia y en su papel social y cultural?""' 1

41
Vallana, Luz del Carmen., "Voces sin sonido: José Eugenio Ponce de León y su modelo de mujer
religiosa", Relaciones Estudios de Historia y Sociedad, El Colegio de Michoacán, 45, 1990, voL XII, pág. 36

41
Sin, duda, las mujeres monjas se protegían muy bien solas, amparadas en la legíslación
que, llegada desde la Corona era "acatada pero no cumplida" en muchos ámbitos y en muchas
circunstancias.

El monasterio de las Agustinas es, quizás, el que tiene un origen más singular. Es el
primer convento fundado en Santiago -y será el único durante el siglo XVI-, con el nombre de la
"Limpia y Pura Concepción". Se fundó en 1574, por medio de un convenio que hicieron el
Cabildo, el Vicario Capitular y el Padre Provincial de la Orden de San Francisco, con un vecino,
don Diego Hernández de Lozano; el documento dice:

alcaldes, justicia mayor. y demás y el Provisor y Arcediano Paredes,


después de discutir y platicar entre ellos, por cuanto Diego Hemández de
Lozano quiere meter e mete dos hijas en el monasterio de monjas para que
lo sean. y se les dio el hábito y lo que ha de dar dote para ellas, lo da bien
puesto y saneado. " 42

Será Fray Diego de Medellín quien, el año 1576, finalmente, haga legal esta fundación,
desde el punto de vista de la jerarquía de la Iglesia, dándole un carácter puramente eclesiástico,
quitándole potestad al Cabildo, y concediéndole la Regla de San Agustín. Todo esto, claro está,
en el escrito, porque siguió dependiendo, en algún grado, del Cabildo. Las primeras que reciben
el hábito, son siete mujeres, en calidad de fundadoras del convento.

Este convento, de la Limpia y Pura Concepción Regla del Señor San Agustín, llamado de
las Agustinas o de las "monjas de Santiago", mantuvo su carácter excepcional. A manera de
ejemplo, fue el primero en recibir a una monja mapuche: Ragún 43 o Ragunilla (flor de oro), esta

42
Aguirre, Margarita., "Monjas y Conventos. La Experiencia del Claustro", Servicio Nacional de la Mujer, Santiago,
1994, pág. 13.
43
Ragún o Ragunilla fue muy ensalzada por los cronistas españoles. Era hija de cacique, y había sido hecha cautiva y
entregada como criada; sin embargo, su gran religiosidad le permitió profesar nada menos que en el convento de las
Agustinas, que estaba destinado a las hijas de la élite criolla. Tomó sus votos con el nombre de Sor Constanza de San
Lorenzo. Durante su vida de monja, se contaron prodigios hechos por ella producto de su gran vinud. Cuarenta y
siete años después, Sor Constanza, la Ragunilla, entregaba su alma a Dios, y al decir de sus contemporáneos, lo hacía
en "olor de santidad". Fue considerada por la comunidad, como un modelo de observancia de la Regla. "Ursula
Siárez (1666-1749) Relación Autobiográfica", Prólogo y Edición Critica de Mario Ferreccio Podestá, y Estudio
Preliminar de Armando de Ramón, Academia Chilena de la Historia, Santiago, 1984, p. 36.

42
excepción se repitió pocas veces, puesto que el profesar -sobre todo de velo negro-, era propio de
las mujeres, cuyas familias poseían patrimonio suficiente para dotarlas, según hemos visto.
Ragún que perteneció al primer grupo de siete mujeres, encabezadas por doña Francisca Terrín de
Guzmán, llegó a usar el velo negro, y fue considerada una mujer santa, por la sociedad de su
época. Así, estas siete mujeres monjas iniciaron su vida de profesas, dándole el nombre a su
claustro de "Limpia y Pura Concepción".

El monasterio de las Agustinas, según René León Echaíz, acrecentará su importancia y su


riqueza durante el siglo XVII, además el autor hace notar que:

" ... Se advirtió, sin embargo, dentro de sus claustros una notable relajación,
que fue motivo de numerosos escándalos y comentarios de la época. Así se
hizo costumbre que las religiosas introdujeran al convento a sirvientas para
su servicio personal, se dejó sin aplicar la clausura en numerosas ocasiones y
se realizaban festividades con poco carácter religioso, como el baile de las
novicias que se efectuaba en el templo. En este siglo, las religiosas agustinas
eran dueñas de valiosos predios agrícolas, como el de Tobalaba, el del
callejón de Padura y el de Huechuraba.'-44

Vemos cómo la conformación de estos espacios femeninos, refleja las preocupaciones de


la época, que van más allá de las puramente religiosas y que integran, por cierto, a partir de lo
religioso, ámbitos de la vida política, económica y social.

El 11 de julio de 1632, fallece en Santiago un ilustre vecino, el Alguacil Mayor, don


Alonso del Campo Lantadilla; abierto su testamento, ese mismo día se conocieron sus
disposiciones:

había dispuesto que, con el remanente de sus bienes, se fundara un


convento de monjas de las 'señoras de Santa Clara' para que en él fuesen
recibidas 'veinte monjas y diez sargentas' sin dote, las cuales habían de ser

44
León Echaiz, René., "Historia de Santiago", Editorial ANDUJAR, Santiago, slf, Tomo L pág. !56

41
escogidas entre 'doncellas virtuosas, hijas de padres y madres nobles',
45
prefiriendo a las parientas del testador y a las hijas de éste y de su yerno."

No obstante, su última voluntad tardó varios años en llevarse a cabo, puesto que se dio
inicio a un litigio por los bienes involucrados, en el testamento de Campos Lantadilla, para la
fundación del monasterio, hasta que en 1662, las mujeres favorecidas con dicho patrimonio,
obtuvieron la Real Cédula:

"Os mando que en conformidad de lo dispuesto por la Cédula (citada el 30


de Julio 1646) deis las órdenes necesarias, para que en razón de la dicha
fundación, se cumpla el testamento y última voluntad del dicho Alonso del
Campo Lantadilla y en su ejecución, se funde un convento de monjas de Sta.
Clara de la Orden y Regla de S. Francisco. "46

Las disputas continuaron, sin embargo, hasta que finalmente la Reina Regenta Mariana
de Austria, una vez muerto el Rey Felipe IV, consigue la fundación, por Cédula Real del 23 de
febrero de 1676 ..

Este espacio de protección de los intereses y prestigio de su linaje, preparado por Alonso
Lantadilla para las mujeres de su familia, dio inicio a su fundación, con el ingreso de ocho de sus
parientas, todas primas, las cuales se transformaron en las vicarias y las abadesas que se
encargaron de dirigir el monasterio.

Lo cierto es que estos espaciOs conventuales, se transformaron en la respuesta a las


necesidades de aquellas mujeres que, viéndose en la obligación de "tomar estado", optaban por el
estado religioso, que les permitía construir sus vidas en un espacio, que no era el constituido por
una familia terrenal-esposo e hijos-, sino que las convertía en esposas espirituales, responsables
de cuidar la salvación del alma de todos los miembros de la sociedad, por medio de su intercesión
con su esposo Jesucristo y el poder de sus oraciones.

4
·'•~-· · o p. e·lt., p. 11.
~ume, M arganta.,
46
Guernica, Juan de., "Historia y Evolución del Monasterio de Clarisas de Nuestra Señora de la Victoria en sus
cuatro periodos", Editorial Sagrado Corazón de Jesús, Santiago, 1944, pág. 23.

44
Las enclaustradas estaban a cargo, al mismo tiempo, de otras actividades que les
brindaban otras posibilidades de realización:

"Los archivos retienen años, nombres pontificios y reales, actas


fimdacionales que permiten configurar cómo fue la primera inserción de las
mujeres chilenas en la vida religiosa Sus páginas encierran el palpitar de
vidas -no excentas de afanes mundanos- brillantes algunas, opacas otras,
pero que en conjunto muestran que este mundo femenino estuvo muy lejos
de ser apacible y piadoso." 47

Nuestro interés, entonces, es mostrar cómo este espacio conventual femenino fue -durante
la época colonial, al menos- un espacio de recogimiento, protección y libertades, que, desde
nuestra mirada, quizás resulta sorprendente, pero que necesitamos reconocer y recorrer,
intentando comprender las visiones de mundo y la mentalidad de aquella época.

Las fundaciones de Capellanías, estos escritos en los cuales las religiosas dejan de
manifiesto sus deseos espirituales y mundanos, nos permiten oír sus voces a través del legado de
sus bienes, y sus deseos de trascendencia, representados en las obligaciones con que cargan a sus
herederos, para que recen por la salvación de sus almas, por toda la eternidad.

Estas fundaciones de capellanías, que dan origen a largos litigios, atravesando los siglos
nos permitirán ver, también, cómo los espacios monásticos -al igual que todos los constructos
culturales y sociales-, van variando sus significaciones a través del tiempo.

En 1576, siete monjas profesan y se convierten en las Agustinas, en las "monjas de


Santiago":

yo soror48 1\'. de N. monja en este monasterio de la Concepción me


ofresco a Dios Nuestro Señor y hago profesión y prometo obediencia y
castidad y pobreza según la regla de nuestro padre San Agustín de las

47
Aguirre, Margarita, Op. Cit. , p. 16.
48
En latín "Hermana" y que es usado normalmente como Sor.

45
canónigas Reglares, y según las constituciones des te monasterio a Dios todo
poderoso, a la Virgen Santa Maria y al Reverendísimo señor Obispo desta
ciudad, y a la señora N abadesa deste monasterio y a sus sucesoras
49
canónicamente electas, y así lo juro asta la muerte .. "

50 51
De esta manera, las siete monjas recibieron "velo roqueta y museta " como hábito que
debían usar perpetuamente. Así comienza la vida en el monjío de las Agustinas. Con una doble
dependencia: la autoridad eclesiástica y el Cabildo. Dependencia que se hace notar, en los
primeros años, cuando las monjas solicitan recursos para su subsistencia, pues era el Cabildo el
que se hacía cargo de las dotes que entregaban las novicias al momento de ingresar en el
monasterio.

Muy pronto, el convento de la "Pura y Limpia Concepción", se transformó en un


verdadero "pueblo de monjas" que, en 1610, ya sumaban ochenta religiosas, acompañadas de
numerosas novicias, postulantes, educandas, criadas indias y aun indios y negros esclavos. No
olvidemos que las novicias entraban acompañadas de sus sirvientes y esclavos que les servían de
por vida, al interior del monasterio y que eran considerados como bienes !estables, puesto que así
aparecen en sus testamentos con fundaciones de Capellanías.

Con el transcurrir de los años, y al adquirir la regla de San Agustín, las monjas fueron
liberándose del patronazgo del cabildo y, como ya hemos dicho, la autoridad eclesiástica
seguidora de la costumbre hispana, concedió a las mujeres monjas la capacidad para hacerse
cargo de los bienes provenientes de sus dotes.

49
Peña Otaegui, Carlos., "Una Crónica Conventual. El Monasterio de las Agustinas de Santiago (1574-195!)",
Santiago de Chile, 1951, p. 20.
50
Roquete (del catalán u occitano roquete, sobrepelliz.) Especie de sobrepelliz cerrada y con mangas. sobrepelliz
(del bajo latín superpellicium, y este del latín super, sobre, y pe/lcium, vestimenta de piel) Vestidura blanca de lienzo
fino, con mangas perdidas o muy anchas, que llevan sobre la sotana los eclesiásticos, y aun los legos que sirven en
las funciones de iglesia, y que llega desde el hombro hasta la cintura poco más o menos. Diccionario de la Lengua
Española, Editorial Espasa Calpe, Madrid, 1994, XXIa, Tomo II, pp. 1811 y !892.
51
Canesú (del francés canezou) !.Cuerpo de vestido de mujer corto y sin mangas. 2. Pieza superior de la camisa o
blusa a que se pegan el cuello, las mangas y el resto de la prenda. Diccionario de la Lengua Española, Editorial
Espasa Calpe, Madrid. 1994, XXIa., Torno L p. 387.

46
El espacio fisico del convento ocupaba, en su parte trasera, hasta la Cañada; una parte al
menos, en lo que hoy es aproximadamente las calles Estado y Bandera; más al poniente llegaba
hasta la actual calle Brasil. Los edificios del monasterio daban, con su iglesia, a lo que es la calle
Agustinas esquina con Ahumada. Este lugar lo ocupó hasta mediados del siglo XIX. El huerto y
el viñedo -para vino de Misa- se ubicaba en la actual calle Bandera, entre Alameda y Moneda. En
el siglo XVII, el padre Diego de Rosales, jesuita, describe el monasterio:

" ... por el número tan grande de religiosas que sustentan la gente más noble
de la ciudad, que con monjas y criadas tiene más de seiscientas personas
que se encierran en el circuito de más de seis cuadras ... " 52

Pero, adentrémonos en el quehacer cotidiano de este "espacio femenino", constituído por


el monjío. Profesar significaba, entre otras cosas, hacer votos perpetuos de pobreza, castidad y
obediencia.

La renuncia y profesión de las monjas fue, desde siempre un asunto problemático y poco
controlable para la autoridad eclesiástica, sobre todo después del Concilio de Trento y los
decretos emanados de él, respecto al ordenamiento de la vida monástica. Esta situación se nos
aparece en las instrucciones mandadas en la siguiente Sinodal:

"Las Personas que mn á entrar a Religiosas, van también á renunciar el


Mundo, sus Pompas, y Vanidades; con que no es ra=ón las practiquen el Día
de su Ingreso; por lo qua/, se manda: que en él, la que á de tomar el Hábito,
se vista modestamente, y escuse hacer Convites para Acompañamiento
público, llevando sólo el de sus Parientes: y que en dicho Dfa, ó en el de la
Profesión, no se permitan, en los Monasterios, Gastos extraordinarios, y
excesivos, para Cortejo de las Visitas ". 53

Estos "excesos", de las nov1c1as, fueron la tónica de todas las profesiones durante la
Colonia, según podemos vislumbrar por esto constantes llamamientos al recato y al cumplimiento

lPeña Otaegu~ Carlos., Op. Cit., p. 38.


2
3
l SÍNODOS DIOCESANOS, Arzobispado de Santiago de Chile, celebrados por Fray Bernardo Saavedra y don
Manuel de Aldai y Aspee, Imprenta de Eduardo Dunigan y Hermano, Santiago, 1858, p. 221.

47
de la austeridad de sus votos. Sin embargo, la mentalidad barroca propia de las formas de
religiosidad imperantes en el periodo colonial hispánico, pesaba muchísimo a la hora de elaborar
el ritual de profesión de las monjas. El ceremonial revestía gran solemnidad: la novicia lista para
convertirse en monja, recibía su nuevo hábito -con las prendas que ya vimos-, las constituciones
de la orden a la que estaba ingresando por el resto de su vida y el libro de profesiones:

En esta virtud, para quitar toda ambigüedad é introducir la debida


uniformidad, la misma Sagrada Congregación de Ritos, por relación del
infrascripto Cardenal Prefecto, y considerándolo todo maduramente, y en
particular lo que sobre esto se contiene en la bula de Gregario Xlll, de feliz
memoria, Quanto fructuosis, dada el 1° de Febrero de 1583 para aprobar
las constituciones de la Compañía de Jesús, resolvió en los comicios
ordinarios celebrados en el Vaticano el día de la fecha, que podía
observarse el siguiente método: "El celebrante que debe recibir la profesión
de votos, después de sumir el Santísimo Sacramento, y después de rezado el
Confiteor y las palabras que suelen decirse antes de la comunión de los
fieles, toma la Sagrada Hostia en la mano y se vuelve hacia las personas que
van a profesar; éstas leerán en alta voz y de una en una su profesión, é
inmediatamente que la hubiere leído, recibirá cada una la Sagrada
Eucaristía ... "54

Así la solemne austeridad establecida por la bula papal de Gregorio XIII, en 1583, se
trastoca en un ceremonial lleno de símbolos que anuncian que una doncella está renunciando al
mundo, para convertirse en la esposa espiritual de Jesucristo. Entonces, la ceremonia de profesión
asumía la alegría de una boda. Los familiares y la comunidad monástica, celebraban a la novia, la
vestían con lujo, se celebraba un baile en su honor -el llamado "baile de las novicias"-. Todo
parecía estar permitido más que para dar la bienvenida a la nueva monja, para despedir a la
doncella que se retiraba del mundo terrenal:

"Reina por un día, llevará una corona con alma de metal y adornada de
efimera cera, debajo de un velo que es negro en principio, pero que luego se
adorna de perlas y piedras preciosas. El vestido formado por mantos, la plisa,

48
la capa sostiene escapularios ( ... ) Anillos, pulseras y flores ... completan el
atuendo. Así figuran en los retratos que las familias conservan en sus casas
para recordarlas ausentes. Novia ímposible, bixantina y barroca, bizarra y
trágica, la monja novohispana en su retrato ritual fija la ímagen de un solo
día, en la efimera representación de aquello que prepara su soledad para
siempre: 'Recibe la palma de tu virginidad en tus manos ( ... ) si en ella
permanecieres, la inmortalidad de la gloria te corone' ... " 55

Estas son las monjas que, muertas para el mundo, por su juramento de renuncia, se nos
muestran en los documentos como muy activas dentro de su comunidad y, como tales,
relacionadas fuertemente con afanes del siglo. Son las monjas de velo negro, las que representan
el prestigio y poder de la elite ruspana y criolla. Mujeres que han recibido educación, y que
continuarán educándose durante su vida conventual. Capaces de hacerse cargo del
funcionamiento económico del claustro. Abadesas, Prioras y Vicarias, trabajan con todo el capital
dotal, a fin de satisfacer los requerimientos materiales de la comunidad. Mientras, las demás
monjas de velo negro se ocupan de sus peculios particulares, recibidos como donación de sus
familias, o por via testamentaria y derechos de herencias.

Contando con la autorización de un Prelado, las monjas podían ocuparse de sus negocios;.
En el locutorio se llevaban a cabo las transacciones de un patrimonio que era puesto a "finca
segura". El crédito era la actividad preferida para invertir este patrimonio, pero también solían
instalar algunos negocios donde se comercializaba lo que se producía en las huertas de sus celdas,
y eran atendidos por sus sirvientes y esclavos. Estas prácticas reforzaban, indudanlemente, la vida
particular que llevaban las monjas de velo negro.

La Regla de San Agustín advertía, constantemente, a las monJas que debían hacer
renuncia de sus bienes. Una de estas disposiciones la señala Kathryn Burns en su trabajo:

54
Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Santiago, Tomo Xlli, p. 113-114.
55
Tovar de Teresa, Guillermo., "!1.1isticas novias. Escudos de monjas en el México coloniar'. En Monjas coronadas.
Vida conventual femenina en Hispanoamérica (catálogo de la exposición), Instituto Nacional de Antropología e
Historia y Museo Nacional del Virreinato, México, D.F., 2003.

49
"No mantengan propiedades, sino téngalo todo en común, y den a cada una
según su necesidad para alimento y vestido ... Todas las que en el mundo
mantienen posesiones, al entrar en el monasterio, deben compartirla de
buen grada con el resto; las que no tienen nada que no pidan en el
monasterio lo que no podían tener fuera de él. Pero, cúbranse sus
necesidades .. No tengan orgullo por el hecho de mezclarse con aquellas a
las que en el mundo no se hubieran atrevido a acompañar. "56

Pero, por otro lado, la praxis social dejaba en claro, desde larga data, que emn las monjas
las encargadas de realizar la actividad económica necesaria pam sostener la vida del claustro.
Mas aún, como ya hemos visto, la actividad económica y la actividad espiritual, se unían en el
concepto trabajado por historiadoras como Kathryn Burns, Margarita Suárez, Gisela von
Wobeser, entre otras, de la "economía espiritual".

Es esta "economía espiritual", la que generó una importante actividad comercial y


crediticia, a cargo de las monjas, mujeres capacitadas pam enfrentar de la mejor manem esta
relación con el mundo exterior. Allyson M. Poska y Elizabeth A Lehfeldt dicen refiriéndose a las
monjas españolas:

" El lenguaje que usaban las monjas en estas ocasiones hace pensar que
conocían los asuntos financieros, puesto que llamaban a estas reuniones
"poner en orden la hacienda y la propiedad del monasterio" ... " 57

La actividad económica, de los monasterios, era muy importante en la colonia: México,


Perú y Chile tienen documentación que muestran esta situación claramente. Las monjas de velo
negro -mujeres instruidas, sin duda- destinaban el dinero de sus dotes a los negocios, propios de
la institución monástica -mantención de monjas con menos recursos económicos, a las que
llamaban donadas, y que confonnaban gran parte del monjío, ellas eran las monjas de velo
blanco; también estaban los sirvientes y esclavos y toda una población de seglares que circulaba
pennanentemente por el claustro. Mientras que su patrimonio personal era invertido para asegurar

56
Citado en: Bums, Kathryn, Op. Cit., p. 67.
57
Poska, Allyson M. y Lehfeldt, Elizabeth A, Op. Cit, p. 53.
su propia manutención. Una de loas principales y más rentables actividades económicas era el
financiar, a cuenta de los bienes destinados a sus capellanías, los créditos que les solicitaban
regularmente los laicos, y a cambio ellas recibían el pago del rédito correspondiente. Para Chile
trabajaremos el expediente de dos monjas que reflejan claramente esta actividad de la "economía
espiritual", propia del claustro.

Margarita Suárez, analiza esta práctica crediticia, para las monJas Limeñas, en el
Virreinato del Perú, y dice:

los monasterios no sólo siguieron acaparando propiedades sino que


incursionaron en el ámbito financiero de la economía colonial. Que las
órdenes femeninas colocaron gran parte de sus recursos en prestarnos no es
sorprendente. Al margen de la objeción religiosa a la usura y del largo debate
medieval sobre la legitimídad de los intereses impuestos a los préstamos, ya
desde el siglo XVI la Iglesia aceptó la imposición de un 5% de interés sobre
los préstamos considerados riesgosos (damnum emergeni ) o en los casos en
que el acreedor dejaba de ganar por haber prestado su dinero (lucrum
cesan.s). 58

Además, como ya lo explicamos, el problema que representaba la usura para la Iglesia,


había sido superado por la autorización de trabajar los créditos otorgados, solo como "censos al
quitar" o "censos consignativos", de manera que los réditos del 5% fueran la forma de hacerse
pagar y, también, la garantía era que este tipo de censo era redimible y no penalizaba el bien
gravado, sino hasta dos años después que el censatario hubiera faltado a sus obligaciones de pago.

De este modo, el clero secular y regular, los organismos anexos a la Iglesia (Inquisición,
Cofradías y Hermandades), las órdenes femeninas y los clérigos a título personal estuvieron
envueltos en actividades crediticias, lo que ha llevado a decir a muchos historiadores que
constituyeron el "banco" del período colonial aunque, ciertamente, esta afirmación resulte
exagerada. En realidad, tal como se ha demostrado para el caso mexicano, las únicas
instituciones religiosas que otorgaron préstamos de manera importante durante el período

ss Suárez, Margarita., Op. Cit., p. 17.

51
colonial fueron las órdenes femeninas. " 59 Situación que se enmarca en la más profunda tradición
venida desde España, según lo hemos visto.

En 1680, doña Magdalena Silva, monJa profesa de velo negro, disponía, su última
voluntad:

"Otrosí digo: Que de los bienes de mi padre me pertenece una negra


esclava que he tenido en mi sen•icio con licencia, y porque asimismo tengo a
uso una celda en este dicho Com•ento y que foe adquirida, y comprada con
los bienes de mi Patrimonio, y de lo uno, y de lo otro quiero disponer ...
... una negra su Esclava, nombrada Eloísa ... la deja a Doña Agustina de
Silva su hermana, monja de este dicho Monasterio, y asimismo la celda que
tiene, pues pasa a la dicha su hermana lo uno y lo otro por los días de su
vida, y después lo deja al dicho Monasterio, así la dicha negra como la
celda ... " 60

En 1618, con ocasión del primer sínodo diocesano, celebrado en Santiago para aplicar el
Concilio de Trento, el obispo criticaba la vida relajada y licensiosa del monjío. Se iniciaban así
una larga serie de disputas, en las que se buscó por tres siglos, aproximadamente, disciplinar este
espacio femenino.

En 1710, el obispo Luís Francisco Romero, enfrentó a las monjas, en una prédica dicha en
ocasión de la toma de posesión de la nueva abadesa. Dice Sor Úrsula, que fueron tratadas.

delante de sus prebendados y otros clérigos que trajo; y a más de esto,


hizo llamar a cuantas seglares y criadas había en el monasteno que
asistiesen a la plática, cosa nunca estilada, que ni las novicias quedan en el
coro porque no sejan las faltas de las religiosas ... Aseguro a nuestra

59
Suárez, Margarita., Op. Cit., Op. Cit., p. 20.
60
Testamento de doña Magdalena de Silva. En Fondo de Capellanias del Archivo del Arzobispado de Santiago,
Expediente, 923, fj.4 vta.

52
paternidad, estuve de las mujeres más avergonzadas y todas lo estaban y
aun los mesmos clérigos se tapaban los rostros con loa sombreros: no hay
palabras para refenr esto. "61

Era el anuncio de que los tiempos estaban por cambiar, con la llegada de la República,
nuevas reglas someterían este espacio femenino a una reestructuración de sus formas de vida. En
primer lugar, la "vida particular" fue prohibida, y las monjas fueron obligadas a hacer una "vida
común". Pero, sobre todo, la separación con el mundo, finalmente, se hizo efectiva.

No sin resistencia de las monjas, conflicto que quedó registrado en un documento del año
1856, escrito por el Arzobispo de Santiago, Rafael Valentín Valdivieso, se ordena a las monjas
Agustinas acatar la Regla de la vida en común:

"Vistos con el mérito de la dilijencia que precede, i habiéndonos instruido la


Reverenda Madre Abadesa i Sindico del Monasterio, sobre el estado de las
rentas, i considerando que estas permiten emprender ya la reforma de la
Comunidad, solicitada con tanta instancia por la inmensa mayoría de las
relijiosas, se declara: Que debe procederse a ejecutar los trabajos necesarios
para platearla, en conformidad a lo ordenado en nuestro auto de diez de
octubre de mil ochocientos cuarenta i seis, corriente a fojas cuarenta i ocho,
observándose, con respecto a las trece relijiosas que han rehusado
aceptar la vida común, lo que en el artículo quinto, del arriba mencionado
auto, se dispone acerca de las dos relijiosas que entonces no aceptaron la
dicha vida ... Se declara, asimismo, que la Reverenda Madre Abadesa, para
proceder a los trabajos que demande la adaptación de los edificios al nuevo
plan de vida, sólo debe pedir las autorizaciones necesarias de quien
corresponde, i que ninguna relijiosa, o relijiosas, aun a pretesto de
antigüedad, tienen derecho para pretender que se consulte su voluntad en
otras cosas que las que espresa y terminantemente disponen sus peculiares
reglas i constituciones o los Sagrados Cinodes que sean consultadas,
debiendo tener entendido que en lo que no les toca resolver, deben con
sumisión i silencio someterse a lo que disponga su Prelada. Hágase saber

61
Suárez, Margrita, Op. Cit., p. 72.

53
esta nuestra resolución a toda la Comunidad, i en particular a las cuatro que
firmaron el pedimento de fojas sesenta i una.- EL ARZOBISPO DE
62
SANTIAG0." .

Poco a poco, las enclaustradas dejaron de oponerse a las nuevas reglas y los claustros se
cerraron. En su interior, la nueva Constitución del monasterio de las Agustinas, distribuyó los
espacios y los tiempos del monjío. Se les permitió seguir durmiendo en sus celdas, pero la
abadesa se encargaba de cerrar las puertas con llave, una vez que el toque de campana, al caer la
tarde, indicaba que se iniciaba la hora del reposo nocturno.

Las mujeres seglares y las de la servidumbre fueron puestas a vivir en dependencias


separadas, debiendo pagar para permanecer en el monasterio, y procurarse su propia
manutención. Esta misma disposición se fijó respecto de las educandas.

Así, los monasterios de mujeres, al que un cronista llamó de "monjas muy regaladoras",
cambió con los tiempos. Y sus toques de campana se escucharon cada vez menos, en un mundo
que al fin logró enclaustrarlas, retirándolas de aquel mundo al que ellas habían renunciado en sus
votos, es cierto, pero al cual acogían alegremente, pragmáticamente acaso, para vivir una vida
que, lejos de cerrarse, se habria a las experiencias más diversas y a las aventuras más
extraordinarias.

62
Boletín Eclesiástico, Tomo IL Desde 1830 hasta 1852, Imprenta de La Opinión, Santiago, 1861.

54
3. LAS CAPELLANÍAS: LOS TESTAMENTOS DE SALVACIÓN

Las capellanias son documentos testamentarios, que disponen bienes para obtener la
"salvación del alma" de quien puede dejar instituida la obligación de celebrar misas a perpetuidad
a fin de poner "el alma en carrera de salvación".

"Es una hipoteca espiritual y eterna, como el alma del fundador que sigue
disfrutando en la otra vida, los intereses espiritualizados en forma de misas -
especie de telégrafo mistico que transmite los valores de ésta a los moradores
de aquélla, como otras tantas de crédito expiatorio, con que ellos desean
63
satisfacer las cuentas de sus deudas ante Dios, y obtener su rernisión."

Si bien es un instrumento legal, con formas preestablecidas, a cargo de un Escribano, es


posible encontrar en su lectura las variantes, que denotan que, después de todo, en su estructura
más implícita, más íntima, se encuentra un sujeto histórico, reflejando las coyunturas epocales.

Es precisamente lo que convierte a estos escritos en fuente reveladora de un mundo de


representaciones y mentalidades, que enfrenta al sujeto con dos tiempos: el tiempo de su vida
terrena y el tiempo de su vida después de su muerte. Ambos tiempos se conflictuan y se
armonizan en este constructo que atravesando los siglos nos plantea interrogantes, respecto de
aspectos económicos, espirituales, sociales y culturales.

La institución de la Capellanía es una herencia de España y se impone en toda América


colonial hispánica. Ciertamente, en cada región adquiere características propias. Y en este
sentido, Chile aparece como un caso distinto, puesto que esta institución permaneció activa hasta
mediados del siglo XX, a lo menos; aun después de que la República, a fines del siglo XIX,
redimió los censos de Capellanias en arcas fiscales.

63
Consulta del gobierno de Mendoza, La iglesia, el alma y sus capellanías ente el derecho civil, Buenos Aires, 1876,
p. 5. En: Levaggi, Abelardo., Las capellanías en Argentina. Estudio histórico-jurídico, Buenos .<\ires, Instituto de
Investigaciones Jurídicas y Sociales "Ambrosio L. Gioja", Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad de
La fundación e institución de las Capellanías, es una obra piadosa que involucra un
capital, que pasa a llamarse principal; este principal debe ser puesto a "renta segura", pues tiene
que asegurar la conservación del dinero a perpetuidad, para cumplir con la obligación de imponer
las celebraciones de misas.

El valor y la cantidad de misas, rezadas y cantadas, van estipuladas claramente en la


fundación capellánica. Asimismo, el lugar donde se oficiaran, lo cual es, evidentemente, un
beneficio, dado que un porcentaje de la limosna correspondiente a cada misa se queda en la
institución religiosa elegida.

Cada Capellanía está a cargo de un Patrón o Patrona, quien se encarga de hacer cumplir
las obligaciones piadosas y, sobre todo, de preservar el principal involucrado en la fundación.
También designa a los Capellanes que son los llamados a oficiar las misas, en caso de ser
sacerdote. Este es un punto interesante, ya que la legislación de b Corona explicita que el cargo
de Patrón puede ser ejercido por hombre o mujer indistintamente. Para este trabajo tiene especial
relevancia esta situación, ya que al enfrentarnos con las Capellanías fundadas por monjas, entre
otras cosas, vemos como, casi sin excepción, las Abadesas son nombradas Patronas, sobre todo
porque era el convento respectivo el llamado a gozar los mayores beneficios de los réditos
originados por la institución de la Capellanía.

Acerca de los Capellanes, si bien la legislación no hace expresa referencia, es casi obvio
pensar que debería ser un sacerdote, por lo que el puesto estaría vedado a la mujer; no obstante, y
más que nada, en el siglo XIX, encontramos mujeres designadas Capellanes, quienes son las
encargadas de contratar al sacerdote que celebrara las misas.

Así, durante todo el periodo estudiado, y más, esto es, 1558-1914, las fundaciones de
Capellanías hechas por mujeres son porcentualmente muy relevantes. Lo que nos indica que las
mujeres poseían un peso importante en cuanto al manejo patrimonial.

Buenos Aires, 1992, p. 21.


"En el total de la muestra, se aprecia que las fundaciones fueron establecidas
en un 46% por mujeres frente a un 43% por varones. El 'rostro femenino de
la defensa de la fe y de los cuidados a la memoria familiar no aparece de
igual modo en los estudios historiográficos realizados en México, donde se
ha demostrado que en el siglo XVIIL las capellanías fueron instituidas en un
64
54% por hombres y solo un 27,6% correspondió a las mujeres."

Con todo, el establecer un porcentaje de capellanías de monjas, se hace ex"tremadamente


complejo, puesto que no contamos con precisiones -hasta el momento- que nos permitan
aventurar cifras concretas. Lo que sabemos es que el número de religiosas era importante, tanto
que ya en los comienzos del siglo XVII, las monjas agustinas, y a poco de su fundación de fines
del siglo XVI, llegaron a ser 80 novicias y profesas. Esta cifra, naturalmente, es de gran
importancia, si considerarnos la población total de Santiago en el XVII. El historiador Armando
de Ramón, nos entrega cifras:

" ... el oidor Hernando Mechado calculó una población de 1717 españoles y
criollos a la que había que añadir 8600 indios y 300 negros, todo lo cual debe
65
ser referido al distrito de la ciudad y no sólo a sus límites urbanos."

Estas cifras de población, entregadas para el siglo XVII, nos dan cuenta de la importancia
de la opción religiosa, en la vida de las mujeres que vivieron durante los siglos coloniales. Un
aspecto más, a tener en cuenta, es el que dice relación con la fundación misma; en los litigios en
los cuales aparecen estos testamentos capellánicos, no se menciona siempre con claridad, si se
trata de una monja, ya que se la trata de "Doña". Y, por otra parte, los listados de religiosas de
los conventos no expresan si hubo testamento, lo más probable es que por tratarse de una
obligación no se pensó relevante el mencionarlo. Lo que importa en estos listados, por ejemplo,
el que realizó el cronista Juan de Guernica66 , es dejar establecido la fecha de ingreso como

64
Horvitz, Maria Eugenia., "Las capellanias de misas: obligaciones privadas y públicas. Chile 1558-1914". En:
Cuadernos de Historiª' no 18, Universidad de Chile, Facultad de Filosofia y Humanidades, Departamento de
Ciencias Históricas, diciembre 2000.
6
~ De Ramón, Armando, "Santiago de Chile (1541-1991) Historia de una sociedad urbana", Editorial Sudamericana
Chilena, Santiago, 2000, pág. 39.
66
Guernica, Juan de., "Historia y Evolución del Monasterio de Clarisas de Nuestra Señora de la Victoria en sus
cuatro periodos", Editorial Sagrado Corazón de Jesús, Santiago, 1944.

~7
novicia y la de la profesión -dos años más tarde, por lo general-, además se consigna su cargo y,
sobre todo, su forma de morir, lo que probaba que la monja había muerto en santidad.

"La muerte de una religiosa era el momento de la consumación de su


desposorio místico con Cristo y el instante para el que se había preparado
toda su vida, recorriendo ese camino hacia a perfección. Morían a causa de
enfermedades con largos e intensos padecimientos, utilizados en biografias
ejemplares para destacar las virtudes de la monja en su último trance. Pese a
esto, la confusión y el llanto se apropiaban del monasterio, que tañía sus
campanas para expresar su dolor y avisar a la comunidad. " 67

En el último ritual que debía enfrentar la monja, el de su muerte, también estaba presente
el rol de la "economía espiritualizada". El transito hacia la vida eterna mostraba, claramente, la
diferencia de jerarquía social que mantenían las religiosa, durante su vida en el claustro. En
1861, el Arzobispo Valdivieso dicta una orden, para el monasterio de Santa Clara de la Antigua
Fundación, a fin de cambiar esta situación que refleja como las monjas aún no han podido
establecer una vida en común:

Vistos i oídos el dictamen de Teólogos consultados al efecto i


considerando: 1° Que la regla adoptado hasta aquí en el Monasterio de
Santa Clara de la antigua fondoción para los sufragiOS de las relijiosas
difontas, haciéndolos en proporción a la suma que dieron por dote al tiempo
de su profesión ofrece graves inconvenientes, en cuanto establece una
distinción que al parecer hace de mejor condición a la que en el siglo tenía
más caudal: lo que no puede menos de perjudicar al desprendimiento de los
bienes terrenos que debe ser el alma de la pabreza religiosa, i causar
también cierto jénero de emulación opuesta a la fraternidad que debe unir a
las que son verdaderamente hermanas en la comunidad. 2° Que no parece
mui conforme a la pobreza relijiosa el A1onasterio invierta crecidas sumas
de dinero en costear sufragios por las relijiosas, pues éste como todos los
demás gastos debe ser proporcionado a la condición pabre i humilde de las

67
Mon¡as coronadas. Vida conventual femenina en Hispanoamérica (catálogo de la exposición), Instituto Nacional
de Antropología e Historia y Museo Nacional del Virreinato, México, D.F., 2003.
que ofrecieran al Señor con voto solemne la pobreza. 3° Que sería un error
creer que a quien renunció las riquezas en vida por amor de Dios, i por esto
no tuvo dinero con que costear sufrajios, se habla de prolongar el
Purgatorio más que al que consen•ó ese dinero i sólo dispuso de él para
sufrajios, cuando ya no podía llevarlo al otro mundo. 4° Que lo mismo que
ordena la Constitución con respecto a gastos en sifrajios está revelando la
moderación con que deben hacerse dichos gastos i si ella previene que
cuando la relijiosa deja algún peculio se invierte algo en misas, esto
naturalmente da a entender que las limosnas de las misas es como cierto
jénero de compensación del dinero que habría sido mejor no haber dejado
para morir pobre en el más lato sentido de la expresión. Se ordena que en
,lo de adelante siempre que muera una relijiosa sin distinción alguna entre
las de coro i las hermanas legas a más de los rezos dispuestos en las
Constituciones se manden aplicar por su alma treinta misas incluso en este
número las nueve que manda aplicar el cápitulo quinto de las
Constituciones jenerales i las del oficio de entierro que será cantada i
solemne, esto es, con Diácono i Subdiácono, oficiada por la comunidad
conforme al ritual de la orden; bien entendido, que solo rejirá el órden aquí
prescripto con respecto a las relijiosas que hagan su profesión después que
esta nuestra resolución se haga saber a la comunidad, observándose con
respecto a las que fallescan i hubieran profesado antes de ahora lo que se
ha obsen•ado hasta aquí, 'á no ser que la relijiosa que tiene derecho a que
la comunidad invierta mayor suma en los sufragios que la aquí se manda
invertir exprese en vida que tiene voluntad de renunciar a ese mayor gasto i
someterse a lo que aquí se establece. Tómese razón i remítase orijinal el
presente espediente para que se conserve en el archivo del Monasterio.- EL
8
ARZOBISPO DE SAlvTIAGO. ·.6

Catalina Silva, toma hábito, es decir, entra como novicia el año 1728, hace su profesión
de fe el año 1729; llega a ser directora de los ejercicios espirituales de San Ignacio -interesante
anotación que respalda la visión de estas mujeres monjas llevando vidas muy activas-; el 30 de
septiembre del año 1783 fallece: "Su cadáver quedó flexible y manó sangre al hacersele una

68
Boletín Eclesiástico, Tomo II, Desde 1861 hasta 1866, Imprenta del Correo, Santiago de Clú1e, 1868, pp. 43-44.

59
sisura con tijera"69 Así, el cronista demuestra como una religiosa entrega su alma al Señor con
muestras fisicas de su santidad. De sus disposiciones testamentarias, esas que constituían
obligación, nada se dice.

Las Capellanías fundadas e instituídas por mujeres, entonces, entregan una potente visión
epoca!, que contradice modelos y que construye nuevas formas de aprehención y comprehención
de mundo, a través de las representaciones que podemos apreciar en estos escritos.

En ese sentido, el abocamos específicamente a las fundaciones de monjas es doblemente


interesante, porque se puede apreciar a estas mujeres que renuncian al mundo terrenal. Sin
embargo, su renuncia implica solamente una muerte para los efectos de vivir en el siglo. Dentro
del claustro las profesas están vivas, y cómo no si es el hogar de su desposorio místico. Respecto
de sus bienes materiales, las monja son muy capaces de encargarse de ellos de una manera aún
más libre que el común de las mujeres. Sus dotes para Dios, estabaP.., a no dudarlo, en buenas
manos.

69
Guernica, Juan de., "Historia y Evolución del Monasterio de Clarisas de Nuestra Señora de la Victoria en sus
cuatro periodos", Editorial Sagrado Corazón de Jesús, Santiago, 1944.

60
4. EN LOS CONVEJ\'TOS DE LA PURA Y LIMPIA CONCEPCIÓN REGLA
DEL SEÑOR SAN AGUSTÍN Y SANTA CLARA DE LA ANTIGUA
FUNDACIÓN: UNA AGUSTINA EN EL SIGLO XVII Y UNA CLARISA EN EL
SIGLO XVIII

Veamos ahora cómo funcionaba la "economía espiritual", a través del estudio y análisis
de dos monjas: la primera una monja Agustina, de velo negro, que inicia el trabajo de sus bienes
al profesar como novicia, y cuya trascendencia atravesará dos siglos y medio. Tiempo en el cual
su patrimonio espiritualizado en una fundación e institución capellánica, no dejó indiferentes a
quienes aducían tener derecho a dicho beneficio. Trabajaremos el expediente que da cuenta de un
largo litigio, iniciado en 1680 y finalizado en 1882.

La segunda monja es una Clarisa, de velo negro, cuyo expediente, aunque más breve
temporalmente, da cuenta también de una gran actividad económica y, además, muestra una
disputa patrimonial entre mujeres monjas y mujeres seglares.

Estos dos conventos, claramente, participaron de aquel mundo al que denominaban el


siglo. Este mundo secular invadió los monasterios con sus requerimientos y, a cambio, el monjío
influyó fuertemente en el mundo exierior,

Para las monjas, la decisión de tomar estado religioso implicaba una primera transacción
económica. El compromiso espiritual importaba la entrega de una dote, que servía para la
manutenció~ de la monja en su "matrimonio espiritual con Cristo" y, como ya lo explicarnos,
para el sustento de toda la comunidad.

Sobre este patrimonio las monjas tenían derecho, igual que en los matrimonios laicos, es
decir, el patrimonio dotal pertenece a la mujer, pero bajo la potestad del marido -en caso de las
casadas con hombre- y de la Abadesa -para las casadas espiritualmente-.

Era la abadesa, Priora o Vicaria, la que tenía potestad sobre los bienes dotales de las
profesas. En el caso del convento de Santa Clara, en Cuzco, también formaban parte del núcleo
del poder las llamadas madres de consejo, cuyo deber era asesorar a la abadesa en materia de
"economía espiritual", y de ellas dependía la aprobación de un crédito. No sabemos si en Chile
funcionó, de la misma manera, este "consejo de monjas asesoras", al menos no se menciona en os
documentos que trabajamos.

La dote se convertía, en definitiva, en un ahorro permanente, con el cual los conventos


contaban para efectuar sus transacciones crediticias, entre otras. Este dinero que entraba a los
monasterios con las dotes, transformaba a estas instituciones en poderosas, pues contaban con
una liquidez que escaseaba para el resto de la sociedad colonial. Para el caso de Cuzco, Kathryn
Burns afirma:

"... en Cuzco, como en Europa, Jos conventos tuvieron preparadas sus cajas
de depósitos con las tres llaves prescritas -una para la abadesa, otra para la
monja que actuaba como tesorera o depositaria y otra para el mayordomo-
para recibir el líquido que venía por este conducto. " 70

Por lo mismo, el tener hijas o hermanas monjas proporcionaba a las familias de la élite la
seguridad de que el patrimonio invertido en la dote, algún día volverla, ya sea por medio de la
obtención fácil y rápida de un crédito, o por disposición testamentaria.

En Chile, la situación no variaba demasiado. Las monjas contaban con dos formas de
recibir bienes para "gozarlos por los días de su vida": la primera era la dote, que se caracterizaba
por ser de carácter más comunitario en su uso. La Abadesa junto al Síndico del convento,
ingresaban este capital a las cajas de depósitos que poseían los monasterios. Sobre estos fondos
dotales la Abadesa tenia plenos derechos y además la obligación de invertirlos para que con los
réditos se mantuviera la comunidad y se entregara una cantidad de dinero y especies a cada
monja, además de mantener las celdas necesarias para aquellas profesas, con menos recursos, que
debían hacer "vida en común".

70
Burns, Kathryn., op. cit., pp. 69-70.

62
En 1865, el Arzobispo de Santiago, escribe ordenando que las novicias deben hacerse
cargo de sus gastos entregando a tiempo la cantidad estipula para sus dotes:

"No habiéndose resuelto nada en nuestro auto que proveímos, con fecha
veintiuno de julio último, acerca de la cuota que deben contribuir las
novicias antes de la entrega de la dote, con el fin de adquirir más datos
sobre este particular; teniendo entendido, por lo que posteriormente se nos
ha informado, que el dinero con que hasta aquí contribuyen las novicias
durante el tiempo de su noviciado, es mui inferior al que consume el
Monasterio en su mantención, se declara: Que mientras las dichas novicias
no entreguen la dote, para tener derecho a percibir las raciones que el
Monasterio distribuye en dinero i especies individualmente a cada monja,
ellas deben contribuir con una suma igual al costo de dichas raciones; pero
que son acreedoras a la habitación i uso de otras cosas que se disfrutan en
común i no individualmente, sin necesidad de pagar algo por ello.- EL
ARZOBISPO DE SAN11AGO.- As torga, Pro-srcretario. ,m

Las peticiones, por parte de las Abadesas, para que se aumentaran las dotes, fueron
permanentes, sobre todo en el siglo XIX cuando se empieza a exigir a las instituciones religiosas,
que hagan efectiva la vida en común.

La otra forma de recibir dinero, que tenían las religiosas, no provenía de sus dotes sino de
donaciones familiares o herencias. Ciertamente, en esta situación estaban las monjas con familias
más acaudaladas, aquellas que novicias que al profesar tenían derecho a usar velo negro. Estas
eran las monjas que llevaban una "vida particular" dentro del convento; las que poseían celdas
propias; las podían hacerse cargo de su patrimonio -siempre con licencia de la Abadesa y de la
autoridad eclesiástica- y realizar una actividad crediticia.

71
Boletín Eclesiástico, Tomo II, Desde 1861 hasta 1866, Imprenta del Correo, Santiago de Chile, 1868, p. 183

63
En sus testamentos de renuncia, las monjas de velo negro dejan muy bien estipulado cómo
deberá trabajarse su "patrimonio particular". El imponerlo a censo consignativo es lo más usual,
puesto que con los réditos podrán solventar sus gastos, que no son pocos: se incluye la
mantención de su celda y el sustento de sus sirvientes y esclavos.

Estos son los testamentos en los que, además, se deja estipulada la cláusula que establece
que, después "de los dias de su vida", se deberá fundar e instituir una capellanía a favor de su
alma y la de sus herederos. La unión de sus vidas al monasterio se expresa en la designación de
Patrona a la Abadesa y, después de hecha la prelación, una vez extinguida su línea de sucesión, el
principal-o capital- destinado a la fundación vuelve al convento.

En sentido, la capellanía es un documento que logra unir, más que ningún otro, los afanes
espirituales y los afanes del siglo, y lo hace de tal manera que la salvación del alma queda
asegurada por el beneficio de un bien censado y, por ende, obligado a perpetuar la memoria de su
otorgante por toda la eternidad.

4.1. DOÑA MAGDALENA DE SILVA (1639-1680)

El 27 de diciembre de 1639, hace su profesión de fe, como novicia agustina de velo blanco,
la hija de un maestre de campo, doña Magdalena de Silva Obligada a disponer de sus bienes, antes
de ser declarad "muerta para el mundo", instituye su primer testamento.

Podemos aventurar que tiene 18 años, y que está en el convento desde los 16 que era la edad
mínima exigida para ingresar como novicia. Durante dos años ha sido preparada para este dia en el
que se celebrará su desposorio místico. Solo después de este proceso se la autoriza a pedir licencia
para profesar y hacer su renuncia.
El escribano Manuel de Toro Mazote, declara:

"Que por cuanto está para profesar, y tiene licencia del Ordinario para
hacer, y otorgar su testamento, y disponer de sus bienes, y el dicho su Padre
le ha mandado lo disponga a su voluntad, y como foe la de la otorgante, y
porque en todo tiempo conste de ello desde ahora para entonces, y desde
ahora para cuando lo hiciese, y para siempre jamas, exclama de este
testamento que el dicho su Padre le ordenase, y por su voluntad hiciese
salvo si para que conste que le hace de la suya se pusiere en él e insertare
todo el pater nos ter, y en otra manera no valga, y declara, y otorga por su
última voluntad, y pusiese que todos sus bienes, y legítima paterna, y
materna, y otros que le pertenescan después de la muerte de su Padre, se
impongan a Renta, o susediendo otro caso par donde se le pudieren entregar
sus bienes para gozar la renta de ellos, por todos los días de su vido de la
otorgante ... "72

Así, con el ritual que expresa su gesto de renuncia al mundo, se dispone Magdalena, ya
monja de velo negro, a vivir, por todos los dias de su vida, en su celda del monasterio de la Pura y
Limpia Concepción Regla del Señor San Agustín. Pero, veamos como prosigue el documento:

"... y después de ella, la dicha Renta se aplique a la dicha Capellanía del


Convento para que de ello se imponga una Capellanía, y memoria de Misas
que se sirban en este Convento en la cantidad que alcanzase, la cual imponga
la prelado que a la sazón foese, y la sirva a bien de Sacerdote de su linaje de la
otorgante ... "73

Las disposiciones testamentarias de Magdalena, comienzan a considerar su muerte


verdadera, y a diferencia de la mayoría de este tipo de documento, su partida de este mundo no
parece requerir de las invocaciones y advocaciones que, en estas circunstancias se emplean. Su

72
Testamento de doña Magdalena de Silva, Fondo de Capellanías del Archivo del Arzobispado de Santiago,
Expediente,. 923, fojas. 1vta.-2

65
partida de este mundo, parece ser una constatación más dentro del texto, no hay ruegos ni pedidos de
protección para el tránsito hacia su otra vida. Lo que importa, al parecer, es la proyección de su
patrimonio, tanto en el convento como en su descendencia.

El lenguaje escueto del relato parece romper con un mundo de representaciones que
establece la salvación del alma como principal heredera Para doña Magdalena la novicia profesa,
este gesto queda fuera Algo sorprendente para el siglo XVII. Sorprendente, como los cuarenta y un
años que vivirá esta religiosa agustina, y que seguiremos en un expediente de larga duración, que
llevará, en efecto, a sus descendientes y herederos a reclamar los bienes dejados por ella, según
consta hasta el año 1882.

La preocupación de doña Magdalena de Silva, por el uso y distribución del principal de su


capellanía sí queda clara cuando hace la relación de las misas que deberán ser celebradas para el
"buen servicio" de su capellanía. En este mandato ya no se encuentra ~ola con su voluntad, la
Abadesa la acompaña, y juntas disponen:

En cuya conformidad de común acuerdo, la dicha Doña Magdalena de


Silva, con la dicha Señora Abadesa, otorgan que instituyen, y fundan la
dicha Capellanía y anibersario de misas, en la manera siguiente =

Primeramente mandaron que la dicha Capellanía se sirba en la Iglesia de


este dicho monasterio, y que el Capellán que fuere, haya de decir, y diga
seis misas cantadas, una el día de la Santísima Trinidad, otra el día de
Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción de nuestra Señora = Otra
el día de Santa María Magdalena = Otra la Octava de Todos los Santos =
Otra el día del Glorioso Patriarca Señor San José = Otra el día del Señor
San Agustín, las cuales dichas misas cantadas dotaron a razón de ocho
pesos por la limosna de cada una; los cuatro para el Capellán de esta
Capellanía, y los otros cuatros para este dicho Monasterio por su coro, por
que las Religiosas han de ayudar a oficiar dichas misas, dar sera, y lo
demás necesario para que se canten, y hecho el cómputo de todo lo demás
que importase la renta de nuestra Capellanía se ha de desir de Misas

73
Idem.

66
resadas a razón de dos pesos por ia limosna de de cada una en el discurso
de cada año .. "74

En lo que será su primer testamento doña Magdalena, novicia de velo blanco, acude a un
gesto que también parece vedado a una monja, se pide a los testigos que guarden en secreto el
contenido testamentario, por lo cual se obligan, todos los participantes en el ritual de profesión, con
un juramento. Esto nos lleva a pensar que estarnos frente a un testamento cerrado, forma legal que
fue más bien excepcional en este tipo de instituciones. Veamos el documento:

" ... todo lo cual otorga por su testamento y por aquella vía que más haya lugar
y por su última voluntad Y foeron testigos el Doctor Pedro de Malina,
Fernando de Samansas capellán de dicho Convento, y Miguel de Mancilla; y
aunque se buscaron más testigos, no se hallaron, y juraron de guardar secreto,
y la otorgante que doy fe conosco hizo lo mismo ... " 75

En 1680, es decir, cuarenta y un años después de su profesión, Doña Magdalena de Silva


pide licencia para enmendar este primer testamento; él que además no había sido registrado, por lo
que podemos inferir como muy probable que dicho instrumento legal permanecía en poder de la
religiosa, quien sintiéndose gravemente enferma, requiere hacerlo público y establecer la prelación
de sus herederos.

Las enmiendas testamentarias de las monjas, al parecer, constituyeron una práctica bastante
corriente, tanto es así que, en el siglo XIX, se intenta poner atajo a dicha costumbre que, ciertamente,
modificaba el testamento de renuncia a favor de los intereses particulares de las profesas.

"El Santo Concilio de Trento dispuso, que antes de profesar las Personas
Religiosas, para la Renuncia que hacen de sus Bienes, hayan de sacar
Licencia del Obispo. ó de su Vicario General, y practicarla dos meses antes
de la Profesión; pero como al tiempo de pedirla, no expresan el Contexto de
la Renuncia; después en ellas suelen insertarse algunas Cláusulas
incompatibles con el Estado Religioso; particularmente en la de las Monjas,

74
Ibidem, fojas 3vta. a. 4.

67
advocaciones. Sus preocupaciones hacen referencia únicam~nte a la prelación y a quienes se harán
cargo de las obligaciones de su Capellanía. Desde luego los Capellanes serán de su linaje a
perpetuidad, y en caso de no haber ningún varón descendiente legítimo suyo, la servirá en
interinato el Capellán del monasterio, hasta que aparezca capellán de su linaje. El Patronato, por
su parte pertenecerá, también a perpetuidad, a la abadesa del convento, quien tendrá la obligación
de preservar y aumentar el patrimonio que deja a su cargo, como principal de la Capellanía.

"Doña Magdalena de Silva Monja profesa en el Combento de la limpia


Concepción de esta Ciudad dijo: Que en el testamento que otorgó para
profesar, dispuse que de mis vienes se dotase una Capellanía que la
sin•iesen mis deudos, y parientes, y por que no declaré la prelación que
entre ellos había de haber y quedó omisa la espreción de mi voluntad En
esta parte y en lo demás necesario al mejor servicio y perpetuidod de la
dicha Capellanía a Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico se sina de
concederme licencia para que yo puedo declarar sobre la dicha prelación, y
disponer las condiciones y calidades que me paresiesen combenientes para
el mejor serbicio de la dicha Capellanía y haser la formal institución
señalamiento de las Misas y dotación de ellas, pido justicia .. " 78

Podemos imaginar a doña Magdalena profesando, más o menos dos años después de su
ingreso al convento -que era lo establecido, según lo explicamos-, recibiendo el hábito con su
velo negro, que le confería un estatus superior en la comunidad; habitando su celda, acompañada
de su esclava Elvira; haciendo una "vida particular", puesto que nada la obligada a llevar "una
vida en común", como las monjas menos afortunadas, aquellas cuyo patrimonio y dote no les
permitía usar velo negro ni tener celda propia. Y podemos verla, también, en su último trance,
cuando está cierta que su tiempo terrenal ha terminado, acompañada de la Abadesa, disponiendo
junto a ella, compartiendo esta voluntad, la que ha diferencia de la primera, ya no resalta que se
trata de "su" voluntad:

"!señalamos por dote de la Capellanía, todos los vienes que la dicha Doña
Magdolena de Silva hubo y heredó de sus Padres, y le pertenecen por rasan

78
Ibidem, foja 7vta.

69
de las dichas licencias, y la Estancia de Mayarmo, sensos, y Jo demas que le
pertenecen como dicho es, y se le adjudicó por las cuentas de particiones
que le hicieron en Jos vienes de sus Padres entre Jos demas herederos, y
mandaron que Jos vienes que estuviesen en especies, se vendan, y su
prosedido se imponga a senso para que con sus réditos se haumente la
dotación de la dicha Cape/Janía, y se pague la limosna de las dichas Misas
conforme a la dicha dotación. 1 es declaración que principal de la dicha
Cape/Janía ha de ser, y es de todos los vienes que en qua/esquiera manera le
pertenescan sin limitación alguna, en lo qua/ no entran ni se comprenden,
los réditos que a la otorgante pertenecen por sen sos, y en otra manera que
se han causado y se cobren hasta el dia en que muriese, y no se hubieren
cobrado por que estos tocara este dicho Monasterio, y le pertenecen. Y así
mismo no entra en esta Cape/Janía una negra Esclava nombrada Elbira, por
que ya la dejo a Doña Agustina de Silva, su hermana, monja de este dicho
Monasterio; y así mismo la Se/da que tiene, pues pasa a la dicha su
hermana Jo uno y Jo otro por Jos días de su vida, y después Jo deja al dicho
Monasterio, así a dicha Negra como la Se/da, y sacado Jo referido, todo Jo
demás sea para la dicha Cape/Janía según ba dispuesto . ... " 79

Este párrafo testamentario da cuenta de varias situaciones interesantes, y que nos permiten
vislumbrar cómo funcionaban los patrimonios de las monjas. Existe claridad acerca de los bienes
que le pertenecen, a doña Magdalena de Silva, por concepto de herencia paterna y materna, y entre
cuyos bienes figuran censos sobre los cuales ella tiene derecho en calidad de censualista80, todo lo
cual pasa a formar parte de la dotación de su capellanía. Además, para aumentar la dotación de
dicha fundación se estipula que el total de sus bienes "en especies" se pongan a la venta y con el
dinero obtenido se imponga un censo, cuyo rédito se deberá sumar al principal capellánico; de esta
manera, se perpetúa el flujo crediticio de la "economía espiritual", que estaba a cargo de los
conventos femeninos coloniales.

79
Ibidem, fojas 8vta. a 9.
80
Según el Artículo 2022 del Código Civil: "Se constituye un censo cuando una persona contrae la obligación de
pagar a otra un rédito anual, reconociendo el capital correspondiente, y gravando una finca suya con la
responsabilidad del rédito y del capital.
Este rédito se llama censo o canon; la persona que le debe, censuario, y su acreedor, censualista." En:
Código Civil, Editorial Juridica de Chile, Santiago, 2003, p 567.

70
Hemos destacado una disposición que pareciera contradecir todo lo anteriormente
declarado como bienes que pueden pasar a formar parte de la dotación capellánica: " ... en lo qua!
no entran ni se comprenden, los réditos que a la otorgante pertenecen por sensos, y en otra
manera que se han causado y se cobren hasta el día en que muriese, y no se hubieren cobrado por
que estos tocara este dicho Monasterio, y le pertenecen. " Aquí seguiremos el análisis que hace
Kathryn Burns, quien afirma que el patrimonio otorgado a los conventos por las dotes de las
profesas, pasaban a formar parte del patrimonio de la institución, de tal manera que quien estaba a
cargo de él era la Abadesa ..

Esta transacción económica que daba inicio al matrimonio sagrado de las monjas, tenía el
mismo carácter legal que el de los matrimonios laicos. Aquello significaba que las monjas, igual
que cualquíer mujer casada, debían entregar la administración de sus dotes. Si bien, maridos y
Abadesas, no podían hacer uso de este patrimonio para gastos cotidianos, sí podían invertirlo, de
tal manera que sus réditos sí podían ser ocupados en los gastos propios de la institución religiosa,
que es caso que nos interesa. Esta consideración, explicaría porqué los conventos parecen no
haber sufrido la "injuria de los tiempoos", y, al contrario, pudieron mantener siempre su actividad
crediticia como institución.

La riqueza de los conventos estaba asegurada por dos vías: el patrimonio dotal, a cargo de
la institución conventual, representada por su Abadesa, y el patrimonio personal que cada monja
poseía, ya sea como herencia o por su propia actividad económica, que en el caso de doña
Magdalena de Silva, se basaba en el préstamo, a través de los censos consignativos o censos al
quitar, que era lo que le estaba permitido como una manera de no caer en "el vicio de la usura".

La Escritura Dotal, de doña Magdalena de Silva, no aparece mencionada en el expediente,


de manera explícita, pero cabe preguntarse si aquellos censos que correspondían solo al convento
provenían de su dote. Al respecto, Kathryn Burns dice que para el caso de Perú.

"Las formas aceptables de pago de la dote eran diversas, todas ellas


derivadas del precedente europeo. La dote se podía pagar al contado,
mediante la imposición de un derecho de retención (imposición de censo)
sobre la propiedad personal del mismo monto que la dote, o mediante la

71
donación de una parte de la propiedad de suficiente valor como para cubrir la
cantidad de la dote. Dada la notablemente escasa liquidez de la economía
colonial peruana, que había exportado gran parte de su plata a España, no es
sorprendente que muchas famílias respondieran a los requerimíentos de la
dote a través de censos, y algunas cediendo propiedad a los conventos más
que pagar a las monjas míles de pesos. Sin embargo, parece que el pago al
contado figuró en muchas de estas transacciones. " 81

Un documento, fechado en 1679, nos permite comprender la manera en que, doña


Magdalena, se ha ocupado de guardar y acrecentar su patrimonio. Es la Escritura de Contrato de
un Préstamo:

"Sepan cuantos esta carta vieren como yo el capitán Don Juan de [)7/oa y
Mercado vecino de esta Ciudad de Santiago de Chile digo Que por cuanto por
Escritura otorgada ame él presente Escribano en trese de Diciembre del año
pasado de mil y seiscientos y setenta y nuebe me obligué en fabor de Doña
Magdo/ena de Silva Religiosa que foe del Monasterio de Monjas de Nuestra
Señora de la Pura y Limpia Consepción por un mil y cinquenta pesos de a ocho
reales por plazo de un año por la causa y razón que contiene en la dicha
Escritura se cargaron los cinquenta pesos por los réditos del año a cinco por
ciento para los alimentos de la dicha Religiosa porque el principal de la deudo
foeron los un mil pesos y contrato de la susodicha que por los días de su vido le
había de acudir con los réditos de los dichos un mil pesos y que después de ella
los impusiese y cargase a censo a fabor de la Capellanía que dispuso ... "82

Las implicancias de este contrato son, evidentemente, de la mayor importancia; entre otras
cosas, muestra como esta monja profesa maneja su patrimonio, lo aumenta; manteniendo una
actividad económica, como prestamista, y usando las prerrogativas del censo al quitar o censo
consignativo, se asegura que, después de los días de su vida, el principal negociado será impuesto
en los bienes del censuario o deudor, cargando su patrimonio con la obligación de un censo

81
Burna, Kathryn, Op. Cit., p. 69.
82
Ibídem, foja 22.

72
capellánico para que con los réditos anuales se mantenga el funcionamiento de la capellanía, a
manera de protección para la "muerte vivida" de sor Magdalena.

El capitán don Juan de Ulloa cumple con su obligación; aunque con todo, han pasado 13
años desde el fallecimiento de doña Magdalena, claro que asegura haber pagado durante todos
estos años los réditos a don Manuel Antonio Gómez de Silva, sobrino y capellán de la fundación
capellánica ..

En el año 1693 presenta, don Juan de Ullos, este escrito en el que explica cómo y a qué
está obligado por el contrato que suscribió con doña Magdalena de Silva, en el año 1679:

la Capellanía que dispuso por el instnJmento que otorgó ame el


presente Escrivano en treinta de Septiembre del año pasado de mil y
seiscientos y ochenta en que nombró por Capellán de la dicha Capellanía al
Señor Don Manuel Antonio Gormas de Silva Maestre escuela actual de la
Santa Iglesia Catedral de esta Ciudad, mediante lo cual pagué a la dicha
Religiosa los reditos de los dichos un mil pesos hasta el dia que murió quien
foe y comenzó á sen·ir la dicha Capellanía el dicho Señor Don Manuel de
Silva desde cuatro de Octubre de mil y seiscientos y ochenta años y le hé
pagado enteramente todos los reditos de los dichos un mil pesos del
principal, hasta después de Diciembre de este presente año de mil y
seiscientos y norenta y tres como lo declara en esta Escritura y cumpliendo
con lo que contraté con la dicha Religiosa otorgo que impongo cargo y cituo
los dichos un mil pesos de a ocho reales de de principal sobre todos mis
bienes cuantos al presente tengo y tubiese de aquí adelante y especialmente
sobre la Estancia y tierras que tengo en el Valle de Codigua ... "83

En efecto, el principal de la capellanía de doña Magdalena se ve incrementado con la


carga que hace, en sus bienes, don Juan de Ulloa. Este mecanismo de traspaso de un título de
censo, del cual la persona fundante, era acreedora o censualista, según María del Pilar Martinez

83
Ibidem, foja 22 ..

73
López-Cano, se hacía desde el siglo XVI en México, como una forma habitual de inversión de
los bienes con que se dotaba una capellanía:

"Cuando se cedía un titulo de censo, se establecía claramente a partir de qué


momento los réditos corrían a favor de la fundación. En esta situación, el
principal o dote de la capellanía ya estaba invertido. " 84

Pero además, esta Escritura de censo que obliga a don Juan de Ulloa, contiene un
elemento más que muestra cómo, en efecto, el convento de las Agustinas puede ser acreedor, en
forma paralela, tanto por los bienes a cargo de la comunidad -según nuestra hipótesis
provenientes de las dotes de monjas y de los principales capellánicos que pertenecían al
monasterio por fin de la descendencia de las monjas fundadoras- como por los contratos de
censos, entre ellos el capellánico, que se establecían individualmente entre las monjas y los laicos
que acudían a ellas en busca de préstamos en efectivo. Situación nada excepcional en el monjío
colonial de Hispanoamérica.

otorgo que impongo cargo y cituo los dichos un mil pesos de a ocho
reales de principal sobre todos mis bienes cuantos al presente tengo y
tubiese de aquí adelante y especialmente sobre la Estancia y tierras que
tengo en el Valle de Codigua que linda con el Río de Maypo y con Estancia
nombrada Bopeta que es muy valiosa y cuantiosa en que declaro están
impuestos y cargados asenso principal cuatro mil pesos de a ocho reales en
fabor del Monasterio de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de esta
Ciudad y otros un mil pesos en fabor de la Capellanía de la dicha Doña
Magdalena de Silva que yo los impuse y en lo de mas es libre de otro senso o
hipoteca . ..s5

84
Martínez López-Cano, Maria del Pilar., "Las capellanías en la ciudad de méxico en el siglo xvi y la inversión de
sus bienes dotales". En: Martínez López-Cano, Maria del Pilar; Von Wobeser, Gisela; Muñoz, Juan Guillermo
(Coordinadores)., Cofradías. Capellanías y Obras Pías en la América Colonial, Uníversidad Nacional Autónoma de
México, México, 1998, p. 201.
85
Ibidern, fojas 22-22vta..

74
El principal de la capellanía mandada fundar por doña Magdalena de Silva, fue impuesto,
finalmente, en tres lugares: la hacienda de Mayarmo, propiedad de la fundadora, en la hacienda
de Codigua perteneciente a don Juan de Ulloa y en la chacra de don Henrrique Campino. La
hacienda de Mayarmo tenía un censo de 1.500 pesos, en tanto que las otras dos estaban cargadas
con l. 000 pesos cada una.

En 1837, cuando este expediente es retomado, suponemos, ya que no logramos encontrar


ningún documento escrito durante el siglo XVIII, este principal de 3.500 pesos es disputado por
los sacerdotes que reclaman la colación correspondiente a esta fundación.

La voluntad de doña Magdalena se cumple con bastante exactitud. La prelación que ella
hace para sus descendientes es puesta en práctica inmediatamente después de su fallecimiento,
puesto que quien asume como primer capellán es un sobrino sacerdote, don Manuel Antonio
Gómez de Silva, que ejercía como Maestre de la Catedral.

Luego aparece en el expediente, en 1827, una solicitud para acceder al cargo de capellán,
que es como sigue:

"El Presbítero Don Mariano Ramon Sayos domiciliario de este Obispado y


actual Capellán del Monasterio de Agustinas en el Espediente sobre
posesión interina/O de la Capellanía mandado fundar por la Religiosa
finado del mismo Monasterio Doña Magdalena Silva en la forma deducida
digo: Que habiendo fallecido el Presbítero Don Ramón Sante/izes que
obtenia dicha Capellanía quedó bacante. Se fijaron edictos a petición mía
para si había algún opositor, y habiendo estado puesta para el término legal
se desfijaron según aparece todo de las diligencias obrados. Estoy pues en
el caso de que se me de la posesión interinaria en virtud de lo siguiente. No
hay mas que tirar la vista al documento De imposición orriente a fojas 1 y
averiguar la intención y preceptos de la fondodora. Allí aparece que la
Abadesa o Prelado del Monasterio de Agustinas es Patrón de este
aniversario. Aparece igualmente que los Capellanes deen ser los parientes
que se mencionan a fojas 4. Aparece también que en defecto de esa

75
desendencia deben servir la Capellanía, los Capellanes actuales del
Monasterio. Estas son las Leyes que deben servir de regla para dar la
posesión de ese aniversario.Ahora bien: ha fallecido el Capellán pariente de
la fundadora que la servia, según consta del documento de fojas 5. Se han
puesto edictos convocatorios según se ve a fojas 6. Ha transcurrido el
termino legal, y no hay pariente sacerdote que tenga derecho a la
imposicion. Yo soy el actual Capellan del Monasterio. Soy por consiguiente
el llamado al goce de su interina/o. No es necesario difUndirme mas en
comprobar un derecho. En esta clase de negocios, la voluntad del
instituyente es la suprema Ley. En nuestro caso no hay trepidocion, porque
es espero el tenor de la institucion. Así pues = Suplico Vuestra Señoría que
en virtud de lo espuesto, y de las diligencias obrados, se sirva concederme la
poses ion de este Aniversario como pedí en mi escrito de fojas 6. Es Justicia
Vuestra.
Otrosí: El consentimiento y nombramiento de la Patrona que según el
documento de fojas 1 lo es la Abadesa del Monasterio, se comprueba con la
autorización de este escrito que ba igualmente subscripto por dicha
Prelado: con lo que estan llenos todos los preceptos de la fUndadora.
6
Suplico se tenga presente en justicia ut supra. ,,¡¡

Será la última vez, por lo menos documentada, que un pariente de Sor Magdalena
aparezca como beneficiario de su fundación capellánica. Durante el siglo XIX serán siempre
capellanes del convento de Agustinas, nombrados por la Abadesa o Prelada, los que acudan a los
llamados convocatorios, a llenar las capellanías vacantes, que se publicaban en los Diarios de la
época -especialmente el Estandarte Católico-, para aquellos interesados en asumir el cargo de
capellán interino, a la espera de un pariente, de la fundadora, que nunca llegó.

Doña Magdalena de Silva, una religiosa Agustina de velo negro, como cualquiera otra de
su época y fortuna, vivió su voluntad de "muerta para el siglo" durante cuarenta y un años, entre
1639 y 1680.

86
lbidem, foja 14vta.

76
El día 30 de septiembre de 1680, hace su testamento definitivo; cuatro días más tarde, el
4 de octubre, fallece. A partir de entonces, su muerte vivida en la eternidad comienza, y serán sus
herederos, no siempre sus descendíentes, quienes siglo tras siglo traerán su nombre para decir
que los tres mil quinientos pesos que dejó para la institución de su Capellania, les pertenecen.

Durante el siglo XIX, se suceden las vacantes de capellanes, los llamados y los litigios
jprobatorios de los derechos tenidos para ejercer el cargo de Capellán. El cargo de Patrona, en
tanto, permanece en la persona de la Abadesa, ella es quien avala al capellán postulante en la
presentación de antecedentes que respaldan la obtención de la colación. Sin embargo, el principal
de esta capellania ya no parece estar a su cargo. Avanzado el siglo XIX, es el Estado y la
autoridad laica la que entrega el veredicto definitivo de pertenencia de la colación.

"El Promotor Fiscal, visto este espediente en que el Presbítero Don Ramón
J. Lemir solicita la posesión de la Capellanía de 3.500 S que mandó fundar
Sor Magdalena Silva, relijiosa que foe del Monasterio de Agustinas de esta
Ciudad, i en la cual/lama a su goce en primer a sus parientes Sacerdotes i a
falta de éstos a los Capellanes que por tiempo lo foesen de dicha
Comunidad, con tal que sean presentados al efecto por la Abadesa, según
todo se vé en el instrumento de fojas 6. Habiéndose fijado edictos
convocatorios par el término legal, sin que se halla presentado ningún
pariente: este Ministerio no encuentra dificultad en que Vuestra Señoría
declare al espresado Señor Lemir el goce interino de este aniversario,
debiendo percibir sus réditos desde en que empezó á ejercer el cargo de
Capellán de las Monjas Agustinas.Santiago, Noviembre 4 de 1864. ,,¡¡ 7

Finalmente, en 1882, se inicia un nuevo llamamiento por vacancia de la capellanía de Sor


Magdalena de Silva. El Capellán del monasterio de Agustinas solicita el cargo, lo respalda la
Abadesa. Se le otorga el cargo por parte de la autoridad eclesiástica. Pero, la respuesta definitiva,
llega desde la Tesorería General:

"Certifico que en la Tesorería Jenera/ donde se me dijo se reconocía un

87
Ibídem, foja 55.

77
principal de la Capellanía declarada al Señor Garrido en la sentencia
anterior espuc1eron después de haver rejistrado los libros, que no se
reconocía capital ninguno, perteneciente a itten Capellanía. Santiago
Septiembre 4 de 1882. .. ~

El censo cape1lánico fundado por doña Magdalena de Silva, se cierra así, con una
declaración escueta que no reconoce capital perteneciente a dicha capellanía. El testamento de
sor Magdalena que debía permanecer perpetuamente vigente se extingue. La vigencia de su
voluntad se mantiene en un tiempo religioso, que aún la reconoce, pero no lo hace el tiempo del
siglo. El tiempo perpetuo se ha quedado en el monjío, con su sentido de trascendencia y
eternidad, acompañando las últimas y postrimeras voluntades de las monjas Agustinas de velo
negro.

4.2. DOÑA INÉS DE GAMBOA (1739-¿ ?)

Doña Inés Josefa de Gamboa, profesa en el año 1737, con la ayuda de un patrimonio que
le deja su tía doña Francisca Verdugo 89, monja de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, para
que lo use como dote si decide entrar a un monasterio.

" ... y es declaración que en caso de ser Religiosa enterada su dote, la d1cha
mi sobrina, el de mas valor de este legado se ha de imponer a renta en la
mesma casa para que la goze durante su vida, y por su muerte la mitad del
Principal de la Doña lgnes ... y la otra mitad se ponga en Capellanía ... "90

88
Ibidem, foja 63.
89
Testamento de doña Francisca Verdugo. Archivo del Arzobispado de Santiago, Expediente 795, Fondo de
Capellanias, fojas 4 a 7.
90
Ibidem, foja 6.

'7!!
Su ingreso al monjío no estará exento de problemas. Su historia comienza cuando tenía
alrededor de 12 años, según podemos colegir de las declaraciones que su tía, doñ.a Francisca
Verdugo, hace en sus disposiciones testamentarias.

En ese documento su tía la deja bien respaldada económicamente, a fin de se la dote


cu.ando elija tomar estado religioso o matrimoníal. Su madre, doña Maria Antonía de Mardones,
asume como albacea de dichos bienes.

Al llegar el tiempo de tornar estado para doñ.a Inés, se decide a ingresar al convento de
Santa Clara de la Antigua Fundación. Su madre, entonces le disputará la renta que le pertenece
por testamento, aduciendo que ha debido gastar para su manutención, por lo que tiene derecho a
parte del principal que está destinado para la fundación de un.a capellanía a favor del alma de
doña Inés:

" ... declaro por la dicha mi hija Doña lgnes le dono Doña Francisca ... su
tía, una casa, con la condición de que su valor después de los días de la
susodicha (escalfada la date) y censos que sobre ella cargaron se impusiese
una Renta para una Capellanía a mi disposision y arbitrio. Y que en los
aliños y compostura de dicha casa, y en los alimentos de la dicha Religiosa
tengo gastadas mas de 1,000 pesos, con los cuales está la susodicha con
exceso íntegramente pagada de la cantidad de 700 pesos ... que sera lo que
puede tocarle por su legitima ... "91

Así, doñ.a Maria Antonia justifica su quehacer como albacea de los bienes de su prima y
de su propia hija, ambas religiosas. Es interesante ver esta confrontación, por patrimonios, entre
mujeres, monjas y laicas. Ambas en plena posesión de sus rentas.

Doña Inés de Gamboa, convertida ya en monja profesa de velo negro, en el Convento de


Santa Clara de la Antigua Fundación, inserta su patrimonio en el mercado crediticio,
transformándose en una hábil censualista, obteniendo las rentas que le permiten vivir,
seguramente, su vida particular en el monasterio. En el año 1777, escribe al obispo para solicitar

79
el traslado de un censo que le pertenece y del que está recibiendo los réditos. El capital invertido
corresponde al censo que le dejó en herencia su tía monja, doña Francisca Verdugo, gravando su
prop1a casa.

Este beneficio dotará a doña Inés por los días de su vida, pasando, luego de su muerte, la
mitad de él a formar parte de un principal para dotación de una capellanía. Queda así estipulado
en el testamento de doña Francisca.

En el documento aparece una Inés, ya convertida en monja de velo negro, y que dueña de
sus rentas, aplica sus derechos, poderes y licencia, e impone parte de su dinero en un censo
consignativo, con obligación de entregarle la renta de éste por los días de su vida.

Lleva 38 años como religiosa, sus hermanos también son sacerdotes, no obstante, el
patrimonio familiar ha estado siempre bajo la tutela de las mujeres de la familia -doña Francisca
Verdugo, doña María Antonia Mardones y doña Inés Josefa de Gamboa-, dos de ellas religiosas.
Ellas se han encargado de hacerlo productivo. Las monjas, que son el foco de nuestro interés,
han trabajado muy bien sus patrimonios. .

En esos 38 años de vida conventual, doña Inés de Gamboa ha aprendido: de su tía


religiosa que, generosamente, la hace su heredera -no eligiendo a los varones de su línea
sucesoria, como lo estipula la legislación, lo que, en todo caso, no constituye una excepción-, y
de su madre que, ha fuerza de enfrentarla le ha enseñado también.

Doña Inés tiene asegurada su vida, la terrenal y la eterna, sabe qué hacer. Esta monja de
velo negro, es la más activa acreedora que hemos encontrado en los expedientes investigados.
Una muestra: el documento en el que solicita las licencias necesarias para realizar, de la mejor
manera, su quehacer en lo que hemos llamado "economía espiritual".

El documento muestra cómo se realiza la traslación de una carga censaría, en este caso de
una casa a otra. El censuatario pide a doña Inés cancelar la imposoción que grava su casa y le

91
lbidem,, foja 9 vta.

80
entrega los 1.217 pesos. Ella, entonces, encuentra un nuevo censuatario o deudor, que está
dispuesto a gravar su propiedad, obligándose a pagar el rédito del 5% anual a la monja, por todos
los días de su vida. El mecanismo del crédito que está ofreciendo dofta Inés es por demás
interesante, como veremos más adelante, lo que hace es ofrecer liquidez a quien desea redimir
otro censo del que es deudor.

" ... puesta a los pies de Vuestra Señoría 1/ustrfsima bajo vuestra superior
venia digo: que hallándose impuestos en la casa que posee Don Josef Gana
1217 pesos 4 reales pertenecientes a mis rentas, los mesmos que Doña
Francisca Verdugo mi tía mandó se me pusiesen para dote, y que después de
mis días se destinasen para una Capellanía que han de gosar mis hermanos,
en la actualidad se han consignado por el dicho Don Josef con el fin de que
se chancele aquella imposisión, y deseando io asegurarla he solicitado a
Don Santiago Segue actual dueño de las casas que foeron de mis podres
para que resiba esta mesma cantidad sobre ellas, mirando que de este modo
recae en una mesma porte todos mis emolumentos de dichas rentas; y
hallándose llano dicho Don Santiago a resebirlos con el objeto de redimir
otro principal, para que tenga efecto
A vuestra Señoría 1/ustrfsima pido, y suplico se sirva de consederme venia y
licencia para imponer el dicho principal a censo sobre las expresadas casas
del enunciado Don Santiago Segue, y a su consequencia mandar que
otorgado el instrumento de imposición se entregue esta cantidad por Don
Josef Gana en cuio poder se halla consignada que es justicia" 92

En el documento citado, doña Inés de Gamboa, argumenta que las razones para que
solicitar se le permita la traslación, es que desea asegurar sus rentas y para eso lo mejor es que
todos sus "emolumentos" estén en un mismo lugar. Pero veamos que dice don Santiago Segue
que es quien va a obligarse con el censo redimido, imponiéndolo en su cas:

"Don Santiago Segue en el expediente sobre la impocición que pretende


haser en mi Casa Doña Inés Gamboa Monja profesa de Velo negro del
monasterio de la Virgen Santa Clara de la antiguafondación de cantidad de

81
un mil dociento dies, y siete pesos quatro reales pertenecientes a sus rentas
en la forma deducida respondiendo al traslado que se le dio de su escrito en
que expresa tiene intención de inponer dicha cantidad en mi Casa Digo que
desde luego estoy pronto a resevirla con el fin de redimir docientos y
sinquenta pesos a que está esta Casa hipotecada a favor del Reverendo
Padre Presbítero Fray Juan de Dios Gamboa de una criada que le compré
dexando su inpoHe a rédito, y al mesmo tiempo una Capellanía de 800 y
tantos pesos que sirve el Doctor Don Sevastian Lecaros Clérigo presvítero,
quedando así reducido los sensos a tres mil pesos por estar ya chanceladas
las quotas hereditarias correspondientes al precitado Padre Fray Juan de
Dios y a su Hermano que es muerto el Reverendo Padre Fray Manuel ambos
de la orden de Nuestra Señora de la Mersed, y aunque en la actualidad esta
Casa no ha sido tasada, mas es constante fue comprada por mi en 5.200 y
mas pesos en que el dilatado tiempo que ha mediado desde su compra según
su situación, por cargar el comercio a crecido mas de un tercio su balar.
Según toda mi relación se certifica del instrumento que presento en devida
forma Jurando a Dios Nuestro Señor y una Señal de Crus ser cierta mi
relación y verdadera, y en esta atención
A Vuestra Señoría Ilustrísima pido y Suplico que haviendo por manifestado
el instrumento se sin•a aprovar por vastante la Casa para la inpocicion que
solicita, y a su consequencia mandar que ororgado instrumento de
inpocicion, se me entregue el dinero consignado en poder de Don Joseph
Gana que es Justicia Vuestra "93

La extensión del documento se justifica porque en él se encuentra, perfectamente armada,


toda la trama de las transacciones crediticias y comerciales que involucraban a los conventos con
el mundo exterior.

Veamos, don Santiago Segue, está pidiendo el permiso correspondiente para imponer
sobre su casa un censo de 1.217 pesos, que pertenecen a doña Inés de Gamboa y que está
dispuesta a prestársele esa cantidad de dinero a cambio de recibir los réditos correspondientes.
Las razones de don Santiago, para pedir el préstamo, también aparecen claramente expuestas:

92
Expediente N° 1587, Archivo del Arzobispado de Santiago, Fondo de Capellanías, foja 2 y 2 vta.

82
necesita redimir un censo de 250 pesos con que tiene hipotecada su casa a favor de fray Juan de
Dios Gamboa, hermano de doña Inés, a quien le compró una criada a crédito, diríamos hoy,
obligándose con los réditos.

Además, necesita redimir un censo capellánico de 800 pesos, que también están
impuestos sobre su casa. Su intención es liberar su casa lo más posible, ya que, al pagar las dos
deudas ya mencionadas, solo le quedan 3.000 pesos de censos impuestos sobre su propiedad que
tiene un valor de 5.200 pesos. Es decir, don Santiago necesita el efectivo para liberarse de dos
censualistas, con la garantía de que, además, le sobrará algo de dinero después de cancelar las
dos imposiciones. Sin embargo, su casa quedará cargada con 4.217 pesos en total, lo que hace
que su patrimonio se vea expuesto a una especie de sobre endeudamiento, al parecer, sin fin.

Doña Inés, por su parte, obtiene un censuatario que garantiza sus rentas. No olvidemos
que su deseo es concentrar sus "emolumentos" en un solo lugar, por lo que es dable pensar que
los 3.000 pesos, que están impuestos en la casa de don Santiago Segué, le pertenecen o, al
menos, una parte de ellos. La transacción es autorizada y se redacta la Escritura de Imposición.
La renta de doña Inés está aseguradad.

Veintidos años antes, en 1755, doña Inés de Gamboa se encuentra en un locutorio del
convento, tiene licencia de la autoridad eclesiástica, y se prepara a hacerle un préstamo a uno de
sus hermanos, don Manuel Garnboa:

"Y usando de ella dijo que por cuanto sobre las casas que posee don
Santiago Segue y su mujer doña Magdalena Salinas, que le vendió la
otorgante y sus hermanos los reverendos padres presentados, frai
Manuel y frai Juan de Dios Gamboa del real y militar órden de nuestra
señora de la Merced por escritura otorgada ante don José Á/vares de
Henostrosa escribano público y real que fue de esta Corte en trece de
julio del año pasado de mil setecientos cuarenta y nueve quedaron
impuestos á censo á favor de la otorgante ochocientos pesos de principal
de que le paga anualmente sus réditos el dicho don Santiago Segue, para

93
Ibídem, foja. 4 a 4vta.

83
los fines que dejó dispuestos la otorgante en su renuncia que otorgó al
.
/lempo d e su pro, ¡ecwn

... ..94
1

En efecto, doña Inés al hacer su renuncia y profesión como monja de velo negro, dejó
estipulado que viviría de sus rentas provenientes de los réditos que le otorgaban los censos
impuestos a su favor.

Dispuesta a morir para el siglo, doña Inés de Gamboa, sabe que deberá pedir licencia,
cada vez que necesite relacionarse con el mundo, en su calidad de censualista, cuando alguien le
solicite que imponga un principal sobre su propiedad, convirtiéndose en un censuatario dispuesto
a pagar los réditos correspondientes a favor de la religiosa.

Esta vez es su hermano, don Manuel de Gamboa, quien necesita su ayuda. No sabemos
porqué, los documentos no lo explican, pero fray Manuel debe completar un principal
capellánico, de cuya fundación el es patrón y capellán. El principal de la Capellanía es de 3.000
pesos, pero solo se han impuesto 1.800 pesos, por lo que, seguramente, fray Manuel prestará a su
vez lo que les falta al matrimonio fundados. No era inusual que quien fundaba una capellanóa, se
viera obligado a pedir un préstamo, contrayendo una obligación censaría, para asegurar el
principal, que no solo salvaría su alma, sino que obligaría con los réditos al censuatario para
beneficio de su patrimonio testable, puesto que sus descendientes se beneficiarían de este bien
espiritualizado.

el re be renda padre presentado frai Manuel de Gamboa, su hermano ha


pedido le ceda dichos ochocientos pesos de principal para agregarlos al de
sierta capellanía que mandó fondar don Diego Peres de Ordiales y doña
Isabel de Agüero y Maldonado su mujer la que debe ser de tres mil pesos de
principal de que es patron y capellan dicho padre presentado y solo se
hallan un mil y ochocientos pesos de principal de dicha capellanía
impuestos en las casas que hoy poseen el jeneral don Francisco Cortes y
Cantavio y doña Maria de Mercedes Madariaga su mujer que antes fueron

94
Expediente 886, Archivo del Arzobispado de Santiago, Fondo Capellanías, fj. 38.

84
de doña María Teresa de Aran ... "95

Doña Inés está dispuesta a prestarle a su hermano los 800 pesos que solicita, a cambio,
don Manuel se obliga a acudir con los réditos de un principal de 1.200 pesos. En suma, la
ganancia de la transacción se ve aumentada en 400 pesos, a beneficio de dofia Inés:

con otros cuatrocientos pesos de principal que el dicho su hermano


agrega del que reservó y tiene á censo en las dichas casas vendidas aldicho
don Santiago Segue, se completan los tres mil pesos de la espresada
capellanía quien le ha prometido que durante los dlas de su vida gosará la
otorgante los réditos de los un mil y doscientos pesos de este aumento para
sus alimentos como antes gozava los de los ochocientos pesos de la cesion
por el beneficio que le hace en ello ... "96

Doña Inés de Gamboa, entrega los 800 pesos a su hermano, quien se convierte en su
deudor. Sabemos que las disposiciones tridentinas no permiten que las monjas inviertan su
patrimonio particular en negocios que impliquen ganancias. El escribano formaliza el contrato
con un lenguaje apropiado, de tal forma que ambos religiosos no corran el riesgo de ser acusados
de usura. Por lo demás, es lo que está legalmente permitido en las licencias concedidas.

"... Y en esta conformidad se desiste quita y aparta del dominio de


propiedad que tenia á los ochocientos pesos de principal, de dicha reserva
para no usar de ellos en manera alguno reservando en sí, solo el de la
posecion y gose de los intereses correspondientes de cuarenta pesos en cada
un año, para sus alimentos durante los días de su vida y mas los veinte pesos
de la cesion, y gracia que le ha de otorgar dicho su hermano como lo tiene
,97
pactado ...

95
Ibidem, foja. 38vta ..
96
Idem.
97
Ibídem, foja. 39.
Finalmente, el principal de 1.200 pesos queda gravado en la casa de don Santiago Segué,
que se transforma en el censuatario de los hermanos Gamboa, con obligación de pagarles los
réditos a doña Inés, para "sus alimentos", así lo deja estipulado su hermano en la Escritura de
censo:

es su voluntad del otorgante que por ahora y mientras viviere la dicha


doña Jnes Josefa de Gamboa su hermana gose la renta de lo un mil y
doscientos pesos de este principal cobrando los sesenta pesos de sus réditos
de los poseedores de las dichas casas vendidas á don Santiago Segue con la
misma facultad i dominio en que antes estaba la dicha doña Inés á la
cobranza de los réditos de los ochocientos pesos de su principal para lo que
le da poder bastante . "98

Veinticinco años después, en 1777, vtmos como don Santiago Segué, sigue siendo
censuatario de los hermanos Gamboa. Doña Inés, don Manuel -ya fallecido- y don Juan de Dios,
todos religiosos, le facilitan dinero a cambio de obligarlo con un censo que deberá pagar
mientras vivan sus censualistas, y luego, tras la muerte de ellos, con seguridad pasará a formar
parte de los deudores del monasterio, sostenedores de las fundaciones e instituciones de
capellanías dispuestas para redimir el alma de sus acreedores, por medio de la celebración de
misas, rezadas por toda la eternidad.

Es una manera de trascender, de mantener la memoria, propia de la elite colonial. De


hecho, doña Inés y sus hermanos son nietos del Gobernador de la Capitanía General del Reino de
Chile, don Martín Ruiz de Gamboa.

En efecto, la elite criolla accede a espacios de poder durante la colonia. Los monasterios
encarnan de muy bien esos espacio, sobre todo a la hora de articular el mundo espiritual y el
mundo material. Doña Inés monja de velo negro, del convento de Santa Clara de la Antigua
fundación, sabe muy bien cómo invertir su peculio para su manutención y para asegurar la
salvación de su alma y la de sus hermanos.

86
5. SOLO UNA REFLEXIÓN FINAL

Este trabajo de investigación, es un intento por traer de vuelta, a nuestros imaginarios


algunas de estas mujeres monjas, cuyas vidas se nos revelan en escritos que nos entregan sus
voluntades últimas y postrimeras, tomadas alrededor de sus 18 años, edad legal para profesar y
hacer sus renuncias.

Se daban excepciones naturalmente, y era común que mujeres viudas, convertidas en


beatas, por ejemplo, tomaran votos perpetuos, muchas veces junto a sus hijas. De nuevo, el
sentido de protección aparece como un gran elemento a considerar a la hora de profesar. También
las había menores de 16 años que solicitaban dispensa especial para hacer su profesión, el
Concilio de Trento, toma esta circunstancia y decreta al respecto. 99

Doña Magdalena de Silva y doña Inés Josefa de Gamboa, fueron monjas de velo negro, y
como tales vivieron sus muertes en el siglo, participando de todos sus afanes, con licencia de la
Abadesa y de las autoridades eclesiásticas correspondientes

Sus expedientes nos las muestran desempeñando, claramente, una actividad económica
importante: el crédito. Lo hacen para aumentar su peculio y para beneficio de sus descendientes.

98
Ibídem, foja. 39vta.
99
"Cuidando el santo Concilio de la libertad de la profesión de las vírgenes que se han de consagrar a Dios, establece
y decreta, que si la doncella que quiera tomar el hábito religioso fuere mayor de doce años, no lo reciba, ni después
ella, u otra haga profesión, si antes el Obispo, o en ausencia, o por impedimento del Obispo, su vícario, u otro
deputado por estas a sus expensas, no haya explorado con cuidado el ánimo de la doncella, inquiriendo si ha sido
violentada, si seducida, si sabe lo que hace. Y en caso de hallar que su determinación es por virtud, y libre, y tuviere
las condiciones que se requieren según la regla de aquel monasterio y orden, y además de esto fuere a propósito el
monasterio; séale permitido profesar libremente. Y para que el Obispo no ignore el tiempo de la profesión, esté
obligada la superiora del monasterio a darle aviso un mes antes. Y si la superiora no avisare al Obispo, quede
suspensa de su oficio por todo el tiempo que al mismo Obispo pareciere'' Sacrosanto y Ecuménico Concilio de
Trento, Capítulo "Los Religiosos y las Monjas", Traducido al idioma castellano por Ignacio López de Ayala,
Imprenta Real, Madrid, 1785.

!!7
Pero, sobre todo, lo hacían para espiritualizar sus bienes, fundar capellanías y asegurarle a sus
almas, y la de sus allegados, una buena muerte vivida en la eternidad. Tan buena como sus
muertes civiles, vividas en la comunidad monástica, desde sus celdas que le garantizaba una vida
particular; tan especial como su relacionarse con el siglo, en sus locutorios, para intervenír en la
vida económica de quienes necesitaban recurrir a ellas.

La figura que adquieren dichas transacciones es brillante, incontestable, incuestionable.


Las monjas de velo negro ceden parte de su patrimonio, a cambio quien lo recibe se obliga a él, a
sus bienes y a sus herederos, a entregar un rédito para la manutención de la religiosa muerta-viva
y después de sus días el beneficio garantiza la salvación del alma. Para las monjas del Cuzco
queda más claro aún: ellas no ceden, sino que compran un censo, lo pagan en efectivo, y la
persona que lo vende tiene el deber ir entregándolo en los réditos, que operan de la misma
manera que en los conventos de Santiago.

Solo esto que muestran sus documentos hace que nuestras monJas, cuyos nombres
desconocíamos, cuyas hístorias patrimoniales, escritas para la salvación de sus almas, se nos
revelen como sujetos hístóricos que trascienden y perpetúan sus memorias como importantes
actores sociales.

Las instituciones eclesiásticas femeninas, finalmente, acataron la clausura, el mundo del


monjío se cerró para un mundo que, al parecer, se mostró dispuesto a "renunciar" y a "silenciar"
estos espacios conventuales, en los cuales, durante siglos, vivieron estas monjas regaladoras.

Finalizo, lo que deseaba mostrar, en este trabajo de tesis, a través de una investigación en
equipo que duró siete años, está plasmado en los documentos que hablan con las voces de las
procesas de velo negro, y a través de ellas las voces de una época fundacional para nuestra
sociedad y cultura.

88
Lo último y, como siempre, busco ayuda en el gran recreador de la cotidianeidad, Georges
Duby:

"Una advertencia Lo que intento mostrar no es lo realmente vivido.


Inaccesible. Lo que trato de mostrar son reflejos, lo que reflejan testimonios
escritos. Me fio de lo que dicen. Digan la verdad o mientan, lo importante no es
eso. Para mi lo importante es la imagen que proporcionan de una mujer y, a
través de esa imagen, de las mujeres en general ... " 100

100
Duby, Georges., "MUJERES DEL SIGLO XII. Eloísa, Leonor, Iseo y algunas otras", Edítorial Andrés Bello,
Santiago de Chíle, !996, p. 11.

89
ANEXO
EXPEDIENTE 923

Olea Don Estanislao, Semir Don Ramón, Garrido Don Rómulo, Presbiteros, sobre derecho a la
capellanía mandada fundar por Sor Magdalena Silva (pág. 1)

Escritura de capellanía por Sor Magdalena Silva

En la hacienda de Mal/armo se reconocen $1.500


En idem de Codigua hijuelas de Don Manuel León 1.000
En la chacra del General Don Henrrique Campino, la que fue
de Doña Micaela Ríos 1.000
=$ 3.500

Estas imposiciones corresponden al Capellán del Monasterio de Agustinas (pág. 2)

Todo esto no sirve, porque más adelante hai copia autorizada de lo mismo.

l. Estando dentro del Monasterio de Monjas de Nuestra Señora


2. de la Pura, y Limpia Concepción Regla del Señor
3. San Agustín de esta ciudad de Santiago de Chile
4. en treinta de septiembre de mil seiscientos y ochenta
5. años, donde yo el presente Escribano entré con licen-
6. cia de/Ilustrísimo y reverendísimo Fray Bernardo
7. Carrasco de Saavedra Obispo de esta Ciudad,
8. del Consejo de su Majestad para efecto de otorgar
9. este Instrumento ante mi el dicho Escribano, y
1O. testigos. Doña Magdalena de Silva, monja profesa
11. de dicho monasterio, pues se alla gravemente
12. enferma en presencia, y con licencia de la
13. Señora Doña ·Mariana de Morales Madre Abadesa
14. de dicho monasterio, dijo que por cuanto en la
15. disposición que hiso de sus vienes antes de profesar
16. por escritura otorgada ante A1anuel de Toro Ma-
17. sote Escribano Público, y de Cabildo de esta Ciu-
18. dad en 27 de Diciembre de mil y seiscientos
19. y treinta y nueve años, mandó que de to-
20. dos sus vienes se instituyese, y fundase
21. una capellanía de misas que se habían de de-
22. cir en dicho monasterio para que las sirviese

90
23. sacerdote de su linage, y no habiéndolo, el
24. Capellán que fuese de dicho Monasterio quien a su
25. tenor del dicho instrumento que parece haberse (foja 1)

l. Otorgado suelto, sin que de el quedase registro= es


2. como se sigue =
3. En la Ciudad de Santiago de Chile, en 27 de Diciembre
4. del año de mil seiscientos treinta, y nueve años:
5. ante mi el Escribano de Cabildo y testigos, Doña Magda-
6. lena de Silva, hija lejítima del Maestre de
7. Campo Miguel de Silva, y de Doña Catalina Ver-
B. dugo Difunta Monja nobicia del Convento de la
9. adbocación de la Limpia Concepción de Nuestra
1O. Señora de la Regla de San Agustín de esta Ciudad
JI. dijo: Que por cuanto está para profesar, y tie-
12. ne Licencia del Ordinario para hacer, y otor-
13. gar su testamento, y disponer de sus vienes,
14. y el dicho su Padre le ha mandado los dispon-
15. ga a su voluntad; y como fue la de la Otorgante
16. y por que en todo tiempo conste de ello, desde aho-
17. rapara entonses, y desde ahora para cuando
18. lo hiciere, y para siempre jamás, es clama
19. de este testamento, que el dicho su Padre le ordenase
20. y por su boluntad hiciere salbo si para que cons-
21. te que le hase de la suya se pusiere en el
22. e insertare todo el patemoter, y en otra manera
23. no balga, y declara, y otorga por su ulti-
24. ma boluntad, y pusiere que todos sus vienes
25. y legítima paterna, y materna, y otros que
26. le pertenescan después de la muerte de su
27. Padre, se impongan a Renta, o subsediendo
28. otro caso por donde se le pudiesen entregar (foja lvta.)

l. sus vienes para gozar la renta de ellos por todos


2. los dias de su vida de la otorgante, y despues
3. de ella, la dicha renta se aplique a la de las
4. capellanías del Convento para que de ello se impon-
5. ga una capellanía, y memoria de misas
6. que se sirban en este Convento en la cantidad
7. que alcansare, la cual imponga la prelada
8. que a la sasónfuere, y la sirba a bien de (subrayado en el original)
9. Sacerdote de su linage de la otorgante. y
JO. siendo personal, y no habiendo, el Capellán
JI. que lo fuese de este Convento v el tal Sacerdote
12. que asi ha de serbir la dicha Capellanía ha
13. de ser dellinage de la otorgante, y se ha
91
14. de imponer conforme las demás capella-
15. nías; todo lo cual otorga por su testamento
16. y por aquella via que más haya lugar
17. y por su ultima bol untad Y fueron testigos
18. el Doctor Pedro de Malina, Fernando de
19. Samanzas Capellán de dicho Convento, y Miguel
20. de Mancilla; y aun que se buscaron más
21. testigos, no se aliaron, y juraron de guardar
22. secreto, y la otorgante que doy fé conosco
23. hiso lo mismo y no firmó por no saber
24. a su ruego firmó un testigo, el Doctor (foja 2)

l. Pedro de Malina= pasó ante mi Don Manuel


2. de Toro Masote Escribano Público y de Cabildo
3. y para el otorgamiento de esta Escritura se ha de-
4. clarado presentó petición ante el Ilustrísimo Señor
5. Obispo de este Obispado pidiendo licencia
6. para la institución, fundación y l/ama-
7. miento de Capellanes y Patrones, y
8. le fue concedida; así consta de la dicha peti-
9. ción, y decreto de ella, lo probeido que es del
1O. tenor siguiente = Doña Magdalena de Silva Monja
JI. profesa, en el Convento de la limpia Concepción
12. de esta Ciudad dijo: Que en el testamento que
13. otorgué para profesar, dispuse que de mis bienes
14. se dotase una Capellanía que la sirbiesen mis
15. deudos, y parientes, y por que no declaré la
16. prelación que en entre ellos había de haber, y
17. quedó omisa la esprecion de mi boluntad
18. En esta parte, y en lo demás necesario
19. al mejor serbicio, y perpetuidad de la dicha
20. Capellanía, a Vuestra Seíioría Iliustrísima pido y suplico, se
21. sirba de concederme licencia para que yo
22. pueda declarar sobre la dicha prelación que
23. disponen las condiciones y calidades que me paresie-
24. sen combenientes para el mejor servicio de la dicha
25. Capellanía, y haser la formal institución
26. señalamiento de las misas, y Dotación de ellas (foja 2vta.)

J. pido Ilustrísima y para ello de


2. Otrosí digo: que de los vienes de mi padre
3. me pertenese una negra esclava que he
4. tenido en mi servicio con licencia, y
5. por así mismo tengo a huso una
6. se/da en este dicho Convento y que fue ad-
7. quirida, y comprada con los vienes de mi
92
8. Patrimonio, y de lo uno, y de lo otro quie-
9. ro disponer =A Vuestra Señoría Ilustrísima suplico se sirba de con-
] O. sederme licencia, y facultad para todo
1 J. lo de suso referido en que requiere la li-
12. cencia que espero de la prudencia de Vuestra Señoría Ilustrísima =
13. Doña Magdalena de Silva Verdugo = Consédese
14. licencia a la contendienta para que declare su
15. boluntad en haser al Capellán que ha
16. de serbir la Capellanía que de sus rentas
17. se ha de imponer en orden a la disposisión
18. de se/da y esclava, y trastes no ha lugar
19. lo que pide, y se guarde lo mandado se-
20. gún el decreto = Probeyó lo de suso decretado
21. el Ilustrísimo, y Reverendísimo Señor Maestre, Doctor Fray Ber-
22. nardo Carrasco de Saabedra mi Señor
23. Obispo de Santiago de Chile, en treinta de
24. Septiembre de mil seiscientos y ochenta años=
25. Fray Dionisia Negrón de Lima =Ministro (foja 3)

J. Secretario= En cuya conformidad de co-


2. mún acuerdo, la dicha Doña Magdalena de
3. Silva, con la dicha Señora Abadesa, otorgan
4. que instituyen, y fundan la dicha Capellanía
5. y anibersario de misas, en la manera
6. siguiente =Primeramente mandaron que
7. la dicha Capellanía se sirba en la Iglesia de
8. este dicho monasterio, y que el Capellán que
9. fuere, haya de decir, y diga seis misas
1O. cantadas, una el día de la Santísima Trinidad,
1 J. otra el día de Nuestra Señora de la Pura y Limpia
12. Concepción de nuestra Señora = Otra el día de Santa
13. María Magdalena = Otra la Octava de Todos
14. los Santos = Otra el día del Glorioso Patriar-
] 5. ca Señor San José = Otra el día del Señor
16. San Agustín, las cuales dichas misas cantadas
1 7. dotaron a ra=ón de ocho pesos por la limosna
18. de cada una; los cuatro para el Capellán
19. de esta Capellanía, y los otros cuatros
20. para este dicho Monasterio por su coro, por
21. que las Religiosas han de ayudar a oficiar
22. dichas misas, dar sera, y lo demás necesario
23. para que se canten, y hecho el cómputo
24. de todo lo demás que importase la renta
25. de nuestra Capellanía se ha de des ir de (foja 3vta.)

J. Misas resadas a ra=ón de dos pesos por la limosna (subrayado en el original)


93
2. de de cada una en el discurso de
3. cada año = 1 señalaron por dote la
4. Capellanía. todos los vienes que la dicha Doña
5. Magdalena de Silva, hubo y heredó de sus
6. Padres. y le pertenecían por rcrón de la
7. dicha herencia, y la Estancia de Mayármo.
8. sensos, y lo demás que le perteneciere como dicho
9. es, y se le adjuicó por las cuentas de par-
JO. ticiones que se hisieron en los vienes
11. de sus Padres, entre los demás herederos
12. y mandaron que los bienes que estubiesen
13. en especies se vendan. y en prosedido, se
14. imponga a senso, para que con sus réditos
15. se haumente la dotación de la dicha Ca-
16. pe/lanía, y se pague la limosna de las
17. dichas misas. confOrme a la dicha dotación.
18. 1 es declaración que el principal de la dicha
19. Capellanía ha de ser; y es de todos los vienes,
20. legítimas, erencias. y otros vienes que en cua-
21. lquier manera le pertenescan sin /imita-
22. ción alguna, en la cual no entran ni la com-
23. prenden los réditos que a la otorgante pertene-
24. sen por sensos: y en otra manera que se han
25. causado, y se selebren hasta el día en que muriere
26. y no se hubieren cobrado por que estos tocara (foja 4)

l. este dicho monasterio y le pertenecen. 1 así mismo


2. no entra en esta Capellanía una negra
3. su ese!aba, nombrada Elbira, por que ya la
4. deja a Doña Agustina de Silva su hermana, mon-
5. jade este dicho monasterio, y así mismo la
6. se/da que tiene, pues pasa a la dicha su her-
7. mana lo uno, y lo otro por los días de su
8. vida, y después lo deja al dicho monasterio, así
9. la dicha negra como la se/da, y sacado lo
1O. referido, todo lo demás será para la dicha Ca-
~pel/anía, según va dispuesto. 1 nombra- (subrayado en el original)
12. ron por primer Capellán de la dicha Ca-
13. pellanía. en primer lugar. al Doctor Don
14. Manuel Antonio de Silva, sobrino de la otor-
15. gante, para que la sirba por todos los días
16. de su vida, y a (alta del susodicho sea
17. Capellán de la dicha Capellanía, otro cuales-
lB. quiera de los hijos lejítimos del Maestre
19. de Campo Don Alonso de Silva, su hermano
20. prefiriendo el mayor al menor; y a (alta
94
21. de los hijos del d1cho Maestre de Campo Don Alonso
22. de Silva. entren, v subsedan en la dicha Cape-
23. /lanía, los hijos lejítimos del Maestre de Campo
24. Don Miguel de Silva, al hijo menor de éste, asimismo su hermano
25. prefiriendo el mayor al menor, y por (alta
26. de los dichos sus sobrinos, en la forma re(eri-
27. da, subsedan en esta Capellanía, los Cape//a-
28. nes que por tiempo fueren de este dicho monasterio
29. el que elijiese el Patrón. !la otorgante nom- (foja 4vta.)

l. bró por patrón de esta Capellanía a la Madre


2. Abadesa que lo fuere de este monasterio, perpétua-
3. mente, y le encargó el cuidado de que sea bien
4. servida, y del haumento, y conserbación de
5. sus vienes.· todo lo cual, se ha de guardar
6. y cumplir, hasta que la otorgante muera
7. y es condición que al margen de esta Escritura, se ha
8. de declarar el principal que importase lo que le
9. pertenece, y las misas que han de ser obliga-
JO. dos a decir los Capellanes, para que en todo tiempo
11. conste, y res iba, mientras viviere el gosare
12. de dichas rentas, y después de sus días, comiense
13. la dicha Capellanía; todo lo cual mando, se
14. cumpla, según va declarado, y se obligó de
15. aserio por firma, y la otorgante, a quien yo
16. el presente Escribano doy fé conosco, y que al pare-
17. ser está en su acuerdo natural, y entero juicio,
18. siendo testigos, el Maestro Francisco Valles, el Reverendo
19. Padre Fray Francisco de la Selba, de la Compañía de Jesús=
20. Doña Mariana de Morales = Fray Antonio Oval/e =
21. Ante mi José de Morales = Escribano Público - - - - -

22. Concuerda con su original que pasó ante el Escribano Don José
23. Morales Escribano Público, cuyo registro se haya a mi cargo_
24. Santiago Enero 2 7 de 182 7 (foja 5)

Señor Governador y Vicario Capitular

l. El Presbítero Don Mariano Sayos con el maior respeto


2. ante Vuestra Señoría paresco, y digo.· que en virtud de haberse
3. concluido el tiempo prefuado por la Ley, y no ha-
4. ver ocurrido interesado alguno a esponer su derecho
5. a la Capellanía que mandó fondar Doña Magdalena
6. de Silva.
7. El Presbítero Don Mariano Román Sayos con el mayor
8. respeto ante Vuestra Señoría paresco, y digo: que en atencion
95
9. a no haber quien contradiga el derecho que tengo al
1O. interinato de la Capellanía, que mandó fundar
11. Doña Magdalena de Silba, se ha de servir la justifi-
12. cación de Vuestra Señoría mandar recoger los Edictos puestos
13. al efecto, en virtud de haber pasado con exceso el tér-
14. mino prefzxado por la Ley. Por tanto.
15. A Vuestra Señoría pido, y suplico provea como llebo pedido, que es
16. Justicia Vuestra. (foja 5vtB.)

J. Estando dentro del Monasterio de Mon-


2. jas de Nuestra Señora de la Pura y Limpia
3. Concepción Regla del Señor San Agustín
4. de esta Ciudad de Santiago de Chile en trein-
5. ta de Septiembre de mil seiscientos y
6. ochenta años, donde yo el presente Escriba-
7. no entré con licencia de/Ilustrísimo y
8. Reverendísimo Fray Bernardo Carrasco de Sabredra
9. Obispo de esta Ciudad, del Consejo de su Majestad
1O. para efecto de otorgar este instrumento ante mi
11. el dicho Escrivano y testigos, Doña Magdalena
12. de Silva, Monja profesa del dicho Monasterio,
13. pues se halla gravemente enferma en presencia
14. y con licencia de la Señora Doña Mariana de
15. Morales Madre Abadesa del dicho Monasterio, dijo
16. que por quanto en la disposición que hiso de sus
17. vienes antes de profesar por Escriptura otorgada
18. ante Manuel de Toro Masote Escrivano Público
19. y de Cavildo de esta Ciudad en veinte y siete de
20. Diciembre de mil y seiscientos y treinta y nuebe
21. años, mandó que de todos sus vienes se institu-
22. yese y fundase una Capellanía de Misas que
23. se habrían de decir en dicho Monasterio para
24. que la sirviese Sacerdote de su linage, y no
25. habiéndolo, el Capellán que fuere de dicho Mo-
26. nasterio quien a su tenor del dicho instrumen-
27. toque parece haberse otorgado suelto sin que (foja 6)

l. de el queden registro= es como se sigue=


2. En la Ciudad de Santiago de Chile en veinte y
3. siete de Diciembre del año de mil seiscientos
4. treinta y nuebe años: Ante mi el Escribano de
5. Cavildo y Testigos Doña Magdalena de Silva, hi-
6. ja legítima del Maestro de Campo Miguel de
7. Silva y Doña Catalina Berdugo, difunta
8. Monja nobicia del Combento de la advocación de
9. la limpia Concepción de Nuestra Señora de
96
JO. la Regla de San Agustín de esta Ciudad dijo:
11. Que por quanto está para profesar, y tiene
12. licencia del Ordinario para hacer y otorgar su
13. testamento, y disponer de sus vienes, y el dicho
14. su Padre le ha mandado lo disponga a su volun-
15. tad, y como fue la de la otorgante, y por que
16. en todo tiempo conste de ello desde haora para
17. entonses, y desde haora para quando lo hisie-
18. se, y para siempre jamás ese/ama de este tes-
19. lamento que el dicho su Padre le ordenase, y
20. por su voluntad hisiese salbo si para que cos-
21. te que le hace de la suya, se pusiere en el e inser-
22. tare todo el paternoster, y en otra manera
23. no balga, y declara y otorga por su última
24. voluntad, y pusiese que todos sus vienes y legíti-
25. ma paterna y materna, y otros que le per-
26. tenescan después de la muerte de su padre, se imponga a Renta, o
27. subsediendo otro caso (foja 6vta.)

l. por donde se le pudiesen entregar sus vienes pa-


2. ra gosar la Renta de ellos por todos los días
3. de su vida de la otorgante, y después de ella la
4. dicha Renta, se aplique a la de la Capellanía
5. del Combento para que de ello se imponga
6. una Capellanía, y memoria de misas que se
7. sirban en este Combento en la cantidad que
8. alcansase, la qua! imponga la prelada que
9. a la sasonfuese, v la sirba a bien de Sacerdote de (subrayado en el original)
JO. su linage de la otorgante, y siendo personal, y
11. no habiendo el Capellán que fuese de este Comben-
12. to, y el tal Sacerdote que allí ha de servvir la
13. dicha Capellanía ha de ser dellinage de la otor-
14. gante, y se ha de imponer conforme las demas
15. Capellanías, todo lo qua! otorga por su testa-
16. mento, y por aquella vía que más haya lugar
17. y por su última voluntad. lfueron testigos el Doc-
18. tor Pedro de Malina, Fernando de Samansas Ca-
19. pellán de dicho Combento, y Miguel de Mansi-
20. /la; y aun que se buscaron más testigos no se
21. hallaron, y juraron de guardar secreto. lla
22. otorgante que doyfée conosco, hiso lo mismo
23. y no firmó por no saber, a su ruego firmó
24. un Testigo, el Doctor Pedro de Malina =Pasó
25. ante mi Don Manuel de Toro Masote Escriva-
26. no Público, y de Cabildo. Y para el otorgamien-
27. to de esta Escriptura se ha declarado, presento
97
28. petición ante e/ Ilustrísimo Señor Obispo de (foja 7)

J. este Obispado, pidiendo licencia para la institución


2. fUndación y llamamiento de Capellanes, y Patro-
3. nes, y le fue concedida; así consta de la dicha peti-
4. ción, y decreto a ella lo probeido que es del te-
5. nor siguiente =Doña Magdalena de Silva
6. Monja profesa en el Combento de la limpia
7. Concepción de esta Ciudad dijo: Que en el tes-
8. tamento que otorgó para profesar, dispuse
9. que de mis vienes se dotase una Capellanía
JO. que la sirviesen mis deudos, y parientes, y por
11. que no declaré la prelación que entre ellos
12. había de haber y quedó omisa la espreción
13. de mi voluntad. En esta parte y en lo demás
14. necesario al mejor servicio y perpetuidad de
15. la dicha Capellanía a Vuestra Señoría Ilustrísima pido y supli-
16. cose sirva de concederme licencia para
17. que yo pueda declarar sobre la dicha pre/a-
18. ción, y disponer las condiciones y calidades que me
19. paresiesen combenientes para el mejor serbi-
20. cio de la dicha Capellanía y haser la for-
21. mal institución señalamiento de las Misas
22. y dotación de el/as, pido justicia y para ello
23. Otro si digo: Que de los vienes de mis Padres me per-
24. tenese una negra esclava que he tenido en
25. mi servicio con licencia, y por que asi mis-
26. mo tengo a huso una se/da en este dicho
27. Combento, y que fue adquirida y compra /foja 7vta.)

l. da con los vienes de mi Pa-


2. trimonio, y de lo uno, y de lo otro quiero dispo-
3. ner =A Vuestra Señoría Ilustrísima Suplico se sirva de conce-
4. derme licencia, y facultad para todo lo de
5. suso referido en que requiere la licencia
6. que espero de la prudencia de Vuestra Señoría Ilustrísima = Do-
7. ña Magdalena de Silva Verdugo = Consedese
8. licencia a la contendora para que declare
9. su voluntad en heser al Capellán que ha
1O. de servir la Capellanía, que de sus rentas
11. ha de imponer en orden a la disposisión de se/-
12. da, y Esclava, y trastes no ha lugar lo que pide, y
13. se guarde lo mandado según el decreto = Probeyó
14. lo de suso decretado e/ Ilustrísimo, y Reberendísimo Se-
15. ñor Maestro Don Fray Bernardo Carrasco de
16. Sabedra mi Señor Obispo de Santiago de Chile
98
17. en treinta de Septiembre de mil seiscientos
18. y ochenta años= Fray Dionisia Negrón de
19. Lima = Ministro Secretario = En cuya conformi-
20. dad de común acuerdo, la dicha Doña Magda-
21. lena Silba con la dicha Señora Abadesa otor-
22. gan que, instituyen, y fundan la dicha Capella-
23. nía y Anibersario de Misas en la manera si-
24. guiente = Primeramente mandaron que la dicha
25. Capellanía se sirva en la Iglesia de este dicho
26. Monasterio, y que el Capellán que fuese, haya
27. de decir, y diga sus misas cantadas, una el día de
28. la Santísima Trinidad, otra el día de Nuestro Se (foja 8)

l. ñora de la pura y limpia Concepción de nuestra Seño-


2. ra, otra el día de Santa María Magdalena, otra la
3. octava de todos los Santos, otra el día del glorioso Pa-
4. triarca Señor San José, otra el día del Señor
5. San Agustín, las qua/es dichas Misas Cantadas
6. dotaron a rasón de ocho pesos por la limosna
7. de cada una; los quato para el Capellán de es-
8. ta Capellanía, y los otros quatro para este di-
9. cho Monasterio por su Coro por que las Reli-
1O. giosas han de hayudar a oficiar dichas Misas, dan
11. sera, y lo demás necesario para que le canten,
12. y hecho el computo de todo lo demás que impor-
13. tare la Renta de nuestra Capellanía se ha de de-
14. cir de misas resadas a rasón de dos pesos por
15. la limosna de cada una en el discurso de cada año.
16. 1 señalamos por dote de la Capellanía, todos los vie-
17. nes que la dicha Doña Magdalena de Silva hubo
18. y heredó de sus Padres, y le pertenecen por rason de las
19. dichas licencias, y la Estancia de Mayarmo, sen-
20. sos, y lo demas que le pertenecen como dicho es, y se le
21. adjudicó por las cuentas de particiones que le hicie-
22. ron en los vienes de sus Padres entre los demas he-
23. rederos, y mandaron que los vienes que estuviesen
24. en especies, se vendan, y su prosedido se impon-
25. ga asenso para que con sus réditos se haumente
26. la dotación de la dicha Capellanía, y se pague la /i-
27. mosna de las dichas Misas conforme a la dicha
28. dotación. 1 es declaración que principal de la dicha
29. Capellanía ha de ser, y es de todos los vienes que en
30. qualesquiera manera le pertenescan sin limita-
31. ción alguna, en lo qua/ no entran ni se compren-
32. den, los réditos que a la otorgante pertenecen por
33. sensos, y en otra manera que se han causado (foja 8vta.)
99
l. y se cobren hasta el día en que muriese, y no se
2. hubieren cobrado por que estos tocara este dicho
3. Monasterio, y le pertenecen. Y así mismo no entra
4. en esta Capellanía una negra Esclava nombra-
5. da Elvira, por que ya la dejo a Doña Agustina
6. de Silva, su hermana, monja de este dicho Mo-
7. nasterio; y así mismo la Se/da que tiene, pues
8. pasa a la dicha su hermana lo uno y lo otro por
9. los días de su vida, y después lo deja al dicho Mo-
JO. nasterio, así a dicha Negra como la Se/da, y sa.
11. cado lo referido, todo lo demás sea para la dicha
12. Capellanía según ba dispuesto. Y nombraron por
13. primer Capellán de la dicha Capellanía en
14. primer lugar, al Doctor Don Manuel Anto-
15. nio de Silva, sobrino de la otorgante para que
16. la sirva por todos los días de su vida, y a falta
17. del suso dicho sea Capellán de la dicha Capella-
18. nía, otro qualesquiera de los hijos legítimos del
19. Maestre de Campo Don Alonso de Silva su
20. hermano prefiriendo el mayor al menor; y a
21. fa! ta de 1os hijos del dicho Maestre de Campo
22. Don Alonso de Silva, entren, y subsedan en la
23. dicha Capellanía, los hijos legítimos del Maes-
24. tre de Campo Don Miguel de Silva al hijo
25. menor de éste, asimismo su hermano, prejirien-
26. do el mayor al menor, y por falta de los dichos
27. sus sobrinos en /a forma referida, subsedan (subrayado en el original)
28. en esta Capellanía los Capellanes que por
29. tiempo fuesen de este dicho Monasterio al que
30. elijiese el Patrón. Y la otorgante nombró por
31. Patrona de esta Capellanía a la dicha Madre Abadesa
32. que fuese de este Monasterio perpetuamente
33. y le encargó el cuvdado de que sea vien ser (foja 9)

J. vida y del aumento y con-


2. servación de sus rentas,
3. todo lo qua/ se ha de guardar, y cumplir
4. hasta que la otorgante muera. Y es con-
5. dición que al margen de esta Escriptu-
6. rase ha de declarar el principal que
7. importse lo que le pertenesiere, y las
8. Misas que han de ser obligados ha de-
9. sir los Capellanes para que en todo
JO. tiempo conste, y resiva mientras vivie-
11. ra, el gosar de dichas rentas, y despúés
100
12. de sus días comiense la dicha Capellanía, todo lo
13. qua! mando se cumpla, según va declarado, y se
14. obligó de haberlo por firma. Y la otorgante, a quien
15. yo el presente Escrivano doy fe e conosco y que al pare-
16. ser está en su acuerdo natural, y entero juicio,
17. siendo testigos el Maestro Francisco Valles, y el
18. Reberendo Padre Fray Francisco de la Selba de
19. la Compañía de Jesús= Doña Mariana de Mo-
20. rafes =Fray Antonio Valle, Antonio José de
21. Morales= Escribano Público= Enmendado ==Institución=== Vale

22. Concuerda con su original que según parece fue otorgado ente el Escri-
23. bano Don José Morales, cuyo registro se halla a mi cargo, de que sertifico.
24. Santiago y Febrero 9 de 1827_ __

Manuel de la Cruz Guajardo


Escribano Público y de Comercio
Derecho con papel
quatro pesos seis reales

Nota = las tres fechas que se no-


tan enmendadas en este testi-
monio que dicen seicientos = Vale
por que las he cotejado con su origi-
nal, y de ello doy fe
Gajardo
(foja 9vta.)

l. Como Colector del Obispado certifico en


2. quanto puedo, y haya lugar en Derecho que
3. a fojas 7 del Libro 4° de mi cargo en
4. que se asientan las partidas de Entie-
5. rros que pertenecen a los Curatos de Rec-
6. toría contenidos en esta Capital de
7. Santiago de Chile; se halla la siguiente

J. En 12 de Septiembre de
2. 1826 se dio boleta para que
3. el Cura Rector de San
4. Isidro permitiese sepultar
5. en el Panteón General el Ca-
6. daver del Presbítero Don Ra-
7. món Santelices natural de es-
8. ta Capital de 50 años de edad
9. Recibió los Santos Sacramentos testó ante
1O. Don Agustín Días. Pagó derechos
101
Gu::mán

l. Es copia del original al que en caso ne-


2. cesario me refiero. Santiago y Febrero 8 de 1827
Matías Gu::mán (foja 10)
Señor Govemador del Obispado

l. Don Mariano Román Sayos Clérigo domiciliario


2. de este Obispado, y Capellán del Monasterio de Agustinas
3. de esta Ciudad, ante Vuestra Señoría con el mayor respeto, y en
4. la mejor forma que en derecho puedo, paresco, y
5. digo: que por fallecimiento del Presbítero Don Ramón
6. Santelices, soy llamado interinamente al goce de una
7. Capellanía de tres mil quinientos pesos quepo-
8. seía dicho finado, impuesta por Doña Magdalena
9. de Silva, Religiosa que fue del Monasterio de mi
10. cargo, como consta del Documento que en debida
Ji .forma presento; como asimismo la fé de ha-
12. ber muerto el anterior poseedor, para que en
13. vista de uno y otro, y previo el certificado del
14. Notario Mayor de esta Curia, de haber sido
15. el expresado finado Don Ramón Santelices últi-
16. mo poseedor propietario de dicha Capellanía, se
17. sirva Vuestra Señoría mandar se firmen los Edictos de estilo
18. y en defecto de haber en la familia llamado al
19. goce de la expresada Capellanía, Sacerdote que
20. desempeñe las cargas impuestas por la funda-
21. dora, se me mande dar posesión del interina-
22. to a que soy llamado, como Capellán del dicho
23. Monasterio y según la voluntad expresa y ter-
24. minante de la fundadora. Por tanto=
25. A Vuestra Señoría pido, suplico se sirva proceder conforme a
26. lo que llevo expuesto que es justicia vuestra
Pedro Mariano Román Sayos
Santiago y Febrero JO de 1827
Por presentados los documentos (foja 11)
l. el Actuario Certifique la colación y po-
2. ceción que se dio al finado Presbítero Don Ra-
3. món Santelises con arreglo al respec-
4. tivo Libro; y en la vista se proveerá
5. Cienfuegos
Bilbao
Ante mí
Herrera

6. Yo ellnfrascripto Notario certifico que a


102
7. fojas 228 buelta se halla la colación que se dio al
8. Presbítero Don Ramón Santelises de una Ca-
9. pellanía de tres mil y quinientos pesos mandada fundar
1O. por Doña Magdalena de Silva Religiosa que fue de este
JI. Monasterio de la Limpia Concepción. Así mismo
12. se hallan a fojas 229 la posesión que se le dio de
13. la expresada Capellanía. Y para que conste
14. doy la presente en virtud de lo mandado.
15. Santiago y Febrero trese de ochocientos
16. veintisiete =entre renglones quinientos vales=
Pedro Toro de Herrera
Santiago Febrero 13 182 7

17. En dicho día hise saver el decreto del estar vacante la Capellanía que
18. gosava el Presbítero Don Ramón Santelises, fíjense edictos convocatorios, en la
19. forma ordinaria por el término de nueve días Constando por la fé de
20. muerto y la anterior certificando_ Mariano Sayos = de que doy fee =
Cienfuegos Bilbao
Herrera
Ante mi
Herrera (fojallvta.)
Señor Govemador del Obispado

J. El Presbítero Don Mariano Román Sayos


2. con el mayor respeto ante Vuestra Señoría paresco
3. y digo: que en atención a no haber quien
4. contradiga el derecho expuesto al inte-
5. rinato de la Capellanía, que mandó fundar
6. Doña Magdalena de Silva; se ha de servir
7. la justificación de Vuestra Señoría mandar se reco-
8. jan los Edictos puestos al efecto, en virtud
9. de haber prescrito con exceso el término
JO. prefijado por la ley. Por tanto =
JI. A Vuestra Señoría pido y suplico se sirva proceder como
12. llebo pedido. que es justicia
Mariano Román Sayos
Santiago y Mar=o 2 1827

13. Siendo pasado el término ----- fljense los Edictos


14. y póngase la correspondiente certificación
15. en la forma ordinaria
Cienfuegos Bilbao
Ante mi (foja 12)
Herrera

l. En dicho día hise saber al ..... .


103
2. . ......... al Presbítero don Mariano
3. Ramon Sayos, foy fee =
Herrera (foja 12vta.)

J. Nos Don José Ignacio Cienfoegos Dean desta Santa Iglesia Catedral
2. Oficial Mayor de la Legión de Mérito y Vicario Capitular de esta Diosesis en sede vacante
3. A todas las personas a quienes este Edicto tócase en cualquier manera
4. salud de Nuestro Señor Jesucristo que es la verdadera: sabed que ante
5. nos y en esta Curia Episcopal se ha presentado el Presbítero Don
6. Mariano Román Sayos pretendiendo derecho a la Capellanía de tres mil
7. quinientos pesos de principal impuestos por Doña Madalena de Silva
8. religiosa que fue del Monasterio de Agustinas la cual se haya actualmente
9. vacante por muerte del Presbítero Don Ramón Santelises y para proverla
JO. conforme a lo dispuesto por el Santo Concilio de Trento mandamos
JJ. despachar la presente carta de este Edicto convocatorio por la cual os
J2. citamos y llamamos especial y perentoriamente para que dentro del
J3. término de diez días corrientes desde el día de su publicación parescais
J4. ante nos por si o vuestros procuradores a decir y alegar el derecho que
J5. tuviereis a la referida Capellanía que si paresiereis oiremos y
J6. guardaremos justicia en lo que lo tuviereis y en otra forma pasado dicho
J 7. término sin haber comparecido procederemos a su provisión sin más
J8. citaros ni yamaros para ello y os señalaremos los estrados de esta
J9. Audiencia Episcopal donde se notificaran las providencias que en la
20. causa se dieren hasta la sentencia definitiva inclusive y tasación de
2J. costas si la hubiere y os pasará el perjuicio que si personas
22. fuesen notificadas, y para que llegue a noticia de todos mandamos se le
23. publique en la Santa Iglesia Catedral y se fije en el Coro de ella, y
24. cumplido el término se traiga con certificación de haberlo publicado y
25. fijado. Que es fecho en la Ciudad de Santiago en el Estado de Chile a quince días del mes de
Febrero de mil ochocientos veintisiete
José Ignacio Cienfoegos
Por mandato de Su Señoría
Pedro José de Herrera
Notario Público
(foja 8, hoja inserta en el expediente)
J. doy fee la necesaria en derecho que hoy día de la fecha publiqué y fijé el
2. Edicto de la -------- en el Coro de esta Santa Iglesia

3. doy fee la necesaria en derecho que hoy


4. dia de la fecha puliqué y fige el
5. Edicto de la Carta en el Coro de esta
6. Santa Iglesia Catedral; y para que conste doy la
7. presente. Santiago y Febrero quince
8. de mil ochocientos veinte siete =

104
Herrera

9. doy fee la necesaria en derecho que hoy dia de


1O. la fecha dos fige el Edicto de la Carta del
11. Coro de esta Santa Iglesia Catedral en donde
12. ha estado fijado desde el di a de su
13. publicación sin que hasta el presente haya
14. comparecido otro opositor que el que
15. consta de este Expediente y para que conste
16. doy la presente. Santiago y Marzo dos
17. de mil ochocientos veintisiete =

Herrera (foja 13)

Secretario General del Obispado

l. El Presbítero Don Mariano Ramon


2. Sayos domiciliario de este Obispado y actual Capellán
3. del Monasterio de Agustinas en el Espediente sobre
4. posesión interinato de la Capellanía mandada fundar
5. por la Religiosa finada del mismo Monasterio Doña Mag-
6. dalena Silva en la forma deducida digo: Que habiendo
7. fallecido el Presbítero Don Ramón Santelizes que obtenia
8. dicha Capellanía quedó bacante. Se fijaron edictos
9. a petición mía para si había algún opositor, y habi-
1O. endo estado puesta para el término legal se desfijaron
11. según aparece todo de las diligencias obradas. Estoy
12. pues en el caso de que se me de la posesión interinaria
13. en virtud de lo siguiente.
14. No hay mas que tirar la vista al documento
15. De imposición corriente a fojas 1 y averiguar la intención
16. y preceptos de la fundadora. Allí aparece que la Aba-
17. desa o Prelada del Monasterio de Agustinas es es Pa-
18. trón de este aniversario. Aparece igualmente que los
19. Capellanes deen ser los parientes que se mencionan
20. a fojas 4. Aparece también que en defecto de esa desen-
21. dencia deben servir la Capellanía, los Capellanes
22. actuales del Monasterio. Estas son las Leyes que
23. deben servir de regla para dar la posesión de ese aniver-
24. sario.
25. Ahora bien: ha fallecido el Capellán pariente
26. de la fundadora que la servia, según consta del docu- (foja 14)

l. mento de fojas 5. Se han puesto edictos convocato-


2. rios según se ve a foJas 6. Ha transcurrido el ter-
3. mino legal, y no hay pariente sacerdote que
105
4. tenga derecho a la imposicion. Yo soy el actu-
5. al Capellan del Monasterio. Soy por consiguiente
6. el llamado al goce de su interinato.
7. No es necesario difundirme mas en com-
8. probar un derecho. En esta clase de negocios, la
9. voluntad del instituyente es la suprema Ley. En
1O. nuestro caso no hay trepidacion, porque es espe-
11. ro el tenor de la institucion. Así pues =
12. Suplico Vuestra Señoría que en virtud de lo espuesto, y de las diligen-
13. cias obradas, se sirva concederme la poses ion de
14. este Aniversario como pedí en mi escrito de fojas 6.
15. Es Justicia Vuestra.
16. Otrosí: El consentimiento y nombramiento de la Patrona
17. que según el documento de fojas 1 lo es la Abadesa del
18. Monasterio, se comprueba con la autorización
19. de este escrito que ba igualmente subscripto por
20. dicha Prelada: con lo que estan llenos todos los
21. preceptos de la fundadora. Suplico se tenga presen-
22. te en justicia ut supra.

Presbítero Mariano
RomanSayós

Antonio Barainca Atta.

Santiago y ........ .
(foja 14vta.)

J. Marzo 19 de 1827.
2. Autos y vistos: haviendose
3. concluido el termino de los Edictos
4. sin que huviese salido otro opositor
5. según la diligencia del actuario, a la
6. Capellanía de tres mil quinientos pesos
7. de principal impuestos por Sor Ma-
8. dalena Silva Religiosa que fue del
9. Monasterio de Agustinas, y siendo
1O. constante que el Presvítero Don Mariano
JI. Sayos es capellan propietario del refe-
12. rido Monasterio, y como tal a igualmente
13. presentado por la Reverenda Madre Abadesa con
14. arreglo al instrumento de fundación
15. de fojas 1, se declara por Capellán interi-
16. no al sitado presvitero hasta que ha-
17. yan de los llamados; para que se le de pose-
18. ción, y se le acuda con los reditos desde la
106
19. muerte del último Capellán Don Ra-
20. món Santelices, notificándose al
21. efecto a los poseedores de los fundos (foja 15)

l. que reconosen dicho principal, se ano-


2. tará en el Libro de Capellanías y en
3. el del Seminario.

Bilbao
Ante mi
Herrera

4. En dicho día hise sacar el anterior decreto al


5. Presvitero Don Mariano Sayos doy fee =
Herrera

6. En treinta de Marzo hise saber a Doña Micaela


7. Ríos el decreto que antecede de que doy fe
Rengifo

8. En treinta y uno de Marzo hise saber a Don ..... José


9. Tapia el decreto que antecede que doy fe
Rengifo

JO. La Hasien-
11. da de Mayer-
12. mo reconoce
13. un mil y qui-
14. nientos pesos,
15. la de Codigua
16. reconoce un mil
17. pesos, y la Chaca-
lB. ra de Doña Mi-
19. chaela Ríos
20. un mil pesos
21. que todo compo-
22. nen la canti-
23. dad de tres mil
24. y quinientos
25. pesos total de la
26. imposición. (foja lSvta.)

Señor Provisor

J. Don Joaquín de León Clérigo Domiciliario de este Obispado,


2. y Capellán del Monasterio de Agustinas de esta Cuidad ante Vuestra Señoría
107
3. con el mayor respeto, y en la mejor forma de derecho paresco
4. y digo que por fallecimiento del Presvitero Don Mariano Roman
5. Sayos, soy llamado interinamente al gose de una Capellanía
6. de tres mil quinientos pesos, que poseya dicho finado, impuesta por
7. Doña Magdalena Silva, Religiosa que fue del Monasterio de mi Cargo
8. como consta del Documento que en devida forma presento, y por
9. el Certificado del Notario Mayor de esta Curia al haber sido
1O. el expresado finado Don Mariano Roman Sayos último poseedor
11. de dicha Capellanía, se sirva Vuestra Señoría mandar se fuen los Edictos
12. de estilo, y en defecto de haber en la familia llamada al
13. gose de la expresada Capellanía, Sacerdote que desempeñe las
14. cargas impuestas por la fundadora, se me mande dar posesión
15. del Interinato a que soy llamado, como Capellán del dicho Mo-
16. nasterio y según la voluntad espresa y terminante de la funda-
17. dora. Por tanto =
18. A Vuestra Señoría Pido y Suplico se sirva proveer conforme a lo que llebo expuesto
19. que es Justicia Vuestra.
Joaquín de León (foja 16)

Santiago Octubre 15 de 1831

J. Por presentado el Expediente fyando-


2. se Edictos convocatorios por el ter-
3. mino de la Ley en la forma ordinaria
4. a la Capellanía mandada fundar por
5. la Religiosa Sor Madalena Silva
Doctor Aldunate

Ante mi
Alamos

6. En derecho a Don Joaquín León, doy fee


Alamas

7. Doy fe que hoy día de la fecha se frla-


8. ron los Edictos en virtud de lo mandado
9. en el lugar acostumbrado. Para que
JO. conste lo pongo por diligencia Santiago Octubre
11. dies y siete de mil ochocientos trein-
12. tay uno.
Herrera (foja 16vta.)

Señor Provisor

l. El Presvitero Don Joaquín de León ante Vuestra Señoría según derecho digo: Que
108
2. habiéndose fijado Edictos para la Provición de la Capellanía vacante
3. por fallecimiento del Presvitero Don Mariano Sayos Capellán que
4. fue del Monasterio de Agustinas mi antecesor, ha pasado el
5. término prevenido en ellos. En esta virtud
6. A Vuestra Señoría Suplico que se desfijen poniéndose constancia de si ha parecido
7. algún otro opositor, lo que fecho se me entregue el Expediente para
8. pedir lo que combenga en Justicia.

Joaquín de León

9. Santiago noviembre 5 de J83J


JO. Siendo pasado el término desfigense los
JJ. Edictos de que se hase mérito poniéndose
J2. la Certificación acostumbrada, y se en-
13. fregarán los autos a los opositores
J4. por su orden para que aleguen en su derecho
J5. Doctor Alduna
Ante mi
Alamas (foja 17)
J. Doyfee que en virtud de lo mandado se
2. desfijaron los Edictos y se agregaron
3. al Expediente. Para que conste lo pongo
4. por diligencia. Santiago noviembre 5 de mil
5. ochocientos treinta y uno.
Herrera

6. Doy fe que durante el término de los


7. Edictos no se ha presentado opositor
8. alguno. Para que conste lo pongo por
9. diligencia fecha ut supra.
Herrera (foja 17vta.)

109
J. Nos el Doctor Don Visente de
2. Aldunate Canónigo
3. Doctoral de esta Santa
4. 1glecia Catedral Provisor
5. y Vicario General
6. de esta Diósecis.
7. Por las presentes Citamos, llama-
8. mas y emplasamos a todos los que se
9. conceptuen con derecho a la Capellanía que
1O. mandó fundar la Religiosa Sor
11. Madalena Silva de principal de tres
12. mil y quinientos pesos vacante por
13. muerte del Presbítero Don Mariano Sa-
14. yos: Para que llegue a noticia de todos
15. mandamos despachar el presente, a fin
16. de que en el término de la Ley com-
17. parescan los que se crean interesados.
18. Que es fecho en esta Ciudad de Santiago
19. de Chile a dies y ciete de Octubre de
20. mil ochocientos treinta y un años =

Doctor Vicente Aldunate

Por mando de su Señoría


Juan Crisostomo de los Alamas
Notario Mayor (fj. 18)

Su Señoría Ilustrísima

l. Don Felipe Calderón de la Barca por el


2. Presbítero Doctor Don Joaquín León Capellán del
3. Monasterio de Agustinas en virtud del po-
4. der que acompaño como mejor sea de dere-
5. cho digo: que en el archivo de Don Agustín
6. Días que es á cargo de Don Manuel
7. de la Cruz Gajardo, existe una imposici-
8. ón de mil sincuenta pesos sobre la Ha-
9. cienda de Codigua Jurisdicción de Milipilla
1O. que hoy posee Don José María León,
11. correspondiente a la Capellanía de tres
12. mil quinientos pesos que mandó fundar
13. la Religiosa Sor Magdalena Silba a fa-
14. bar del Capellán del referido suMo-
15. nasterio de Agustinas; y para entablar
16. la cobranza de los réditos bencidos que per-
17. fenecen á mi representado como tal cape-
110
18. /lán, combiene a su derecho que dicho
19. escribano Don Manuel Gajardo me de un
20. testimonio de dicha escritura. Por tanto:
21. A Vuestra Señoría Suplico se sirba decretar que se me de el
22. testimonio que pido con sitación de Don Antonio
23. León apoderado del Doctor José María; por
24. ser de Justicia Vuestra.
Joaquín de León (foja 19)

l. Santiago noviembre 19 de 1834


2. Como se pide y en el papel correspondiente
Ugalde

3. Proveyó, mandó y firmó esta providencia el Señor


4. Don José Agustín Ugalde Jue= de Letras de
5. esta Ciudad en el mismo día de la fecha doy fee
Gajardo

6. En di es y nueve de noviembre de mil ochocientos


7. treinta y quatro notifiqué lo antes pro-
8. ve ido al Presbítero Don Joaquín León doy fee.
Gajardo

9. En veinte de Noviembre notifiqué el anterior decreto


1O. a Don Raymundo Antonio León, y en el acto espre-
11. só que no era parte: doy fee.
Mellafe (foja 19vta.)

l. Señor Don Reimundo Antonio León


2. De orden del Señor Jues Conciliador Don
3. Juan de Dios Vial del Río se cita a Vuestra
4. por segunda y última para el sábado
5. veinte y ocho del corriente a las dies del
6. día a contestar Demanda puesta por Don
7. Felipe Calderón de la Barca como apo-
8. derado de Don Joaquín León. Santiago Febre-
9. ro 26 de 1835.
Manuel de la Cru= Gajardo
Escribano Público (foja 20)

J. En el mismo veinte y seis, notifiqué


2. a Don Raimundo Antonio León, doy fe.
Ureta

3. Pagado con 4 reales por


4. el demandante.
111
5. Santiago Febrero 28 de 1835
6. Estiéndase voleto de inasistencia del deman-
7. dado. (foja 20vta.)

J. Yo el infrascripto Escribano Público y de Cavildo cer-


2. tifico: de orden verval del Señor Juez Conciliador Don
3. Juan de Dios Vial del Río: Presidente de la Suprema
4. Corte de Justicia: haberse presentado Don Felipe Cal-
5. derón de la Barca, demandando a Don Reimundo Anto-
6. nio León, compareciese a contestar la demanda puesta
7. por dicho Señor Calderón, y haviendose girado las vo-
8. Jetas de estilo dada por mi el Autario, en distintas
9. ocaciones, y no ocurrido el Señor León en esta cir-
1O. cunstancia me ordenó el Señor Juez diera este certifica-
JI. do a la parte demandante para que me de sus dere-
12. chos como mejor convenga. Santiago y Febrero veinte
13. y ocho de mil ochocientos treinta y cinco años.
Manuel de la Cru::: Gajardo (foja 21)

l. Sepan cuantos esta carta vieren como


2. yo el Capitán Don Juan de U/loa y Merca-
3. do vecino de esta Ciudad de Santiago de Chile
4. digo. Que por cuanto por Escritura otorgada
5. ante él presente Escrivano en frese de Diciembre
6. del año pasado de mil y seiscientos y seten-
7. ta y nuebe me obligue en fabor de Doña Mag-
8. dale na de Silba Religiosa que fue del Monas-
9. terio de Monjas de Nuestra Señora de la
1O. Pura y Limpia Concepción por un mil
11. y cinquenta pesos de a ocho reales por plazo
12. de un año por la causa y rasan que se con-
13. tiene en la dicha Escritura en la cual se car-
14. garon los cinquenta pesos por los reditos del
15. año a cinco por ciento para los alimentos de
16. la dicha Religiosa por que el principal de la
17. deuda fueron los un mil pesos, y contrato
18. de la susodicha que por los dias de su vida
19. la había de acudir con los reditos de los di-
20. chos un mil pesos, y que después de ella
21. los impusiese y cargase a censo en fabor de
22. la Capellanía que dispuso por el instrumen-
23. toque otorgó ante el presente Escrivano en (foja 22)

l. treinta de Septiembre del año pasado de mil


2. y seiscientos y ochenta en que nombró por
3. Capellán de la dicha Capellanía al Señor
112
4. Don Manuel Antonio Gormas de Silva Maestre
5. escuela actual de la Santa Iglesia Catedral de
6. esta Ciudad, mediante lo cual pagué a la dicha
7. Religiosa los reditos de los dichos un mil pe-
8. sos hasta el dia que murió quien fue y comen-
9. zó á servir la dicha Capellanía el dicho Se-
1O. ñor Don Manuel de Silva desde cuatro de
11. Octubre de mil y seiscientos y ochenta años
12. y le hé pagado enteramente todos los re-
13. di tos de los dichos un mil pesos del prin-
14. cipal, hasta después de Diciembre de este pre-
15. sente año de mil y seiscientos y noventa y
16. tres como lo declara en esta Escritura y
17. y cumpliendo con lo que contraté con la dicha
18. Religiosa otorgo que impongo cargo y cituo
19. los dichos un mil pesos de a ocho reales de
20. de principal sobre todos mis bienes cuantos al
21. presente tengo y tubiese de aquí adelante y es-
22. pecia/mente sobre la Estancia y tierras que
23. tengo en el Valle de Codigua que linda con
24. el Río de Maypo y con Estancia nombrada
25. Bopeta que es muy valiosa y cuantiosa en que
26. declaro están impuestos y cargados asenso
27. principal cuatro mil pesos de a ocho reales
28. enfabor del Monasterio de Nuestra Señora (foja 22vta.)

J. de la Limpia Concepción de
2. esta Ciudad y otros un mil pesos
3. en fabor de la Capellanía de la di-
4. cha Doña Magdalena de Silva que yo
5. los impuse y en lo demas es libre de
6. otro senso o hipoteca y de los un mil
7. pesos que le impongo a senso así doy por
8. entregada, y por no ser presente renunció
9. la escepción de los dos años y Leyes de la
JO. presencia y entregó prueba del recibo y dando
11. de este caso y declaró que son los mismos
12. por que como dicho es estaba obligado por
13. la Escritura citada en fabor de la dicha Reli-
14. diosa, que queda chanselada en cuanto a su
/5. obligación dejando/o en su fuerza y vigor
16. y derecho anterior, por que cuando recivió los
17. dichos un mil pesos, fue para el efecto
18. de la imposición de este censo, y me obligo
19. de pagar sus reditos a cinco por ciento
20. en cada un año, mientras no las redime-
113
21. se llamamiento y sin pleito con costas
22. de la cobranza, que covren desde di es y si e- (foja 23)

l. te de D1ciembre de este presente año de


2. noventa y tres, por que hasta entonces he pa-
3. gado los dichos reditos, y me desisto del de-
4. recho que tengo a la dicha Estancia en cuan-
5. to al dicho principal y reditos, y los sedo
6. y traspaso en la dicha Capellanía y me
7. obligo al saneamiento de este censo en tal
8. manera que sobre la dicha Estancia será
9. seguro y que si por algún acontecimiento
1O. saliese incierto en ella, o no, tubiere cabimiento en
11. su valor, volveré y pagaré a quien fuere par-
12. te legítima. El dicho principal y reditos
13. llamamiento con costas de la cobranza, para
14. lo cual y sin perjuicio de la obligación e
15. hipoteca de todos mis bienes presentes, ob/i-
16. go e hipoteco la dicha Estancia para no
17. la poder vender sin este censo, y lo contrario
18. no valga y á ello obligo mi persona y bie-
19. nes habidos y por haber, y doy poder a las
20. Justicias de su Majestad de caulquier par-
21. tes que sean y en especial a las de esta
22. Ciudad y corte, a ~o fuero me someto y
23. renuncio el mío, propio, domicilio y vecindad
24. y la Ley que dice que el actor debe seguir el
25. fuero del reo, para que a lo que dicho es, me
26. ejecuten y apremien como por sentencia
27. pasada en cosajusgada, }'renunció las Leyes
28. y derechos sufabor y la general que lo pro- (foja 23vta.)

l. hibe. Y estando presente yo el dicho Maestre


2. Don Manuel Antonio Gomes de Silva Ma-
3. estre esquela de esta Santa Iglesia Catedral,
4. como Capellán de la dicha Capellanía, con-
5. fieso estar pagado de todos los reditos de
6. los dichos un mil pesos de este censo, desde
7. el día que murió la dicha Doña Magda-
8. lena de Silva mi tía, que fue á cuatro de
9. Octubre de mil y seiscientos y ochenta años,
JO. como asimismo de dichos un mil pesos,
11. de principal que paga a la dicha Capella-
12. nía el dicho Don Juan de Ulloa, hasta
13. dies y ciete de Diciembre de este año de la
14. fecha, de todo lo que se finiquitó en forma,
114
15. que es fecho en la Ciudad de Santiago de Chile
16. en quince de Octubre de mil y seiscientos y noventa
17. y tres años y los otorgantes que yo el Escriva-
18. no de Cavildo doy fe que conosco lo firmo sien-
19. do testigos Francisco Xavier Rodríguez, y Ju-
20. an Dominguez =Juan de U/loa = Don Manu-
21. el Antonio Gomes de Silva= Ante mi José
22. de Morales Escrivano de su Majestad =A la
23. línea nuebe de la foja de enfrente las espresiones
24. que dicen = saliese incierto en ella o no tubiese cabi-
25. miento = Todas valen.
26. Concuerda con el contrato de su original que pasó
27. ante el finado Escrivano Don José de Morales; cuyo
28. archivo se halla a mi cargo a que me remito en caso
29. necesario. Y para que así conste doy el presente en San- (foja 24)

J. tiago República de Chile en veinte y uno de Febrero


2. de mil ochocientos treinta y cinco años.
Manuel de la Cruz Gajardo
Escrivano Público y Cavildo
Señor Provisor General

3. Don Felipe Calderón de la Barca por el


4. presbítero Don Joaquín León digo: que pe-
5. dí testimonio de la escritura de imposición
6. de mil sincuenta pesos sobre la Hacien-
7. da de Codigua jurisdicción de Rancagua
8. que posee Don José María León; y se man-
9. dó dar con sitación de Don Antonio su hijo
JO. y apoderado. Pero no habiendo querido éste
1J. admitir la sitacion, se hace preciso que
12. se le notifique en persona a Don José Ma-
l 3. ría. Por tanto
14. A Vuestra Señoría suplico se sirva mandar que se haga en su
15. persona; y por recidir en dicha Hacienda,
16. el decreto que se le librare sirba de suficien-
1 7. te despacho para el Juez mas inmedia-
18. to a la recidencia; por ser de Justicia Vuestra
Felipe Calderón de la Barca (foja 25)

J. Santiago Noviembre 25 de 1834


2. Como se pide.
Ugalde

3. Proveyó, mandó, y firmó el Decreto Provisorio que


4. antecede el Señor Don José Agustín Ugalde que
115
5. hace de Jues de Letras de esta Ciudad y sus
6. términos de que doy fe.
Ga1ardo

7. En veinte y cinco de Noviembre de mil ochocientos


8. Treinta y quatro notifiqué el Decreto que
9. Antecede a Don Felipe Calderón de
JO. la Barca como apoderado del Presbítero Don
11. Joaquín León. Doy fe
Gajardo

12. Santa Cruz Diciembre 3 de 1834


13. Cúmplase por ellnspector implicado, y
14. Devuelvase = enmendado = no implicado vale
Ante mi
Carrasco Gon=ále=

15. Codigua Enero 1Ode 1835


16. En dicho día mes y año yse saber el Decreto que an-·
17. tesede a Don José María León, el que dijo que que-
lB. ría a su hijo Don Antonio León como su apode-
19. rada, residente en la Capital, ystrusion so-
20. bre la materia todo lo que Ante testigo que lo fue Fran-
21. ca Garamiella de que doy fee y como Testigo Francrsco Jaramillo.
Mariano Palma Ynspector (foja 25vta.)

Señor Juez de Letras

l. Don Felipe Calderón de la Barca por el Presbí-


2. tero Don Joaquín León, como mejor proceda
3. en derecho, digo: Que teniendo mi parte que deman-
4. dar a Don José María León los réditos vencidos de
5. el principal de un mil pesos que cargan sobre su Hacien-
6. da de Codigua a favor de el Monasterio de Agustinas
7. combiene al derecho de mi parte que el presente Escri-
8. bano en cuio Archibo consta el Registro de Don
9. Bartolomé Mondaca de los años 1722 hasta
JO. 1726, certifiqué como a fojas 443 de dicho Rexistro
11. se halla la Escriptura de venta que de la referida
12. Estancia de Codigua otorgaron Don Fernando
13. Marmolejo y demás herederos de Don Juan U!loa
14. Mercado a favor de Don FranciscoXabier León
15. en 4 de Enero de 1726, en la cual se desconta-
16. ron los dichos un mil pesos que reconoce la Estan-
17. cia de Codigua a favor de el Espresado Mo-
18. nasterio de Agustinas; sin que este grabamen
116
19. haya sido redimido ni chanselado en la Escri-
20. ptura, en la que no hay otra chanselacion que la
21. de la entrega de parte de el valor libre que
22. los vendedores habían dejado sovre la misma
23. Hacienda a mi favor. Por tanto:
24. A Vuestra Señoría suplico se sirva mandar que se me de
25. dicho Certificado con citación de Don Raymun-
26. do Antonio León, hijo y Apoderado de Don
27. José María que se halla ausente por ser de Jus-
28. ticia Vuestra.
Felipe Calderón de la Barca (foja 26)

J. Santiago Mayo 22 de 1835


2. Como se pide; con esclución de don Raimundo Antonio
3. León en el caso que este sea Apoderado de su
4. Padre.
Ugalde

5. Probeyo mando y mismo el decreto que ante-


6. sede al Señor Juez de Letras Don José Agustín
7. Ugalde en el día de su fecha doy fe e.
Gajardo

8. En veinte dos de Mayo del corriente año no-


9. tifiqué a Don Felipe Calderón de la Barca doy
JO.fee.
Gajardo

JI. En y dos de Mayo notifiqué el decreto anterior a Don


12. Raimundo Antonio León, y en el Acto espuso que no era
13. apoderado de su Padre, doy fee.
Mel/afe (foja 26vta.)

Señor Juez de Letras

J. Don Felipe Calderón de la Barca, Apode-


2. rado de el Presbítero Don Joaquín León que co-
3. rre en Autos. En la forma que haya ligar en derecho
4. digo: Que en Mayo 22 , expidió Vuestra Señoría un decreto
5. que acompaño ordenando se le cite a Don Raymun-
6. do Antonio León, y si este Señor tiene un poder de su
7. Padre José María León el que dijo no tenía poder
8. de su Padre: Hoy felismente se halla aquí, y
9. excije a mi parte se le notifique ese decreto
1O. y también el que corresponde a este escrito
117
11. bajo el supuesto que le pasara el perjui-
12. cio que hubiere lugar en derecho que no salga
13. de esta Ciudad, interin no se ponga a dere-
14. chos con mi parte. Por tanto:
15. A Vuestra Señoría suplico que así lo probea y mande has-
16. ta tanto se entabla la acción que le co-
17. rresponde a mi parte en Justicia costas
Felipe Calderón de la Barca

18. Santiago Mayo de 1835


19. Notifiquese como se pide.
Galido
Ante mi
Gajardo

20. En veinte de Mayo de ochocientos treinta


21. y cinco se hiso saver el anterior Decreto a don (foja 27)

J. Felipe Calderón de la Barca doy fe.


Gajardo

2. En primero de Junio del presente año notifiqué


3. los decretos a la buelta de veinte y dos, y treinta de
4. Mayo a Don José María León quedando instruido
5. de ambos escritos. Doy fe e.
Mel/afe

6. Yo el infrascripto Escrivano Público y de Cavildo cer-


7. tifico que en el rejistro Protocolo de Escrituras pub/i-
8. cas de los años de mil setecientos veinte y dos, y mil
9. setecientos veinte y seis, que pasaron ante Don Barto-
1O. lomé Mondaca Escrivano Público que fue de esta Corte
11. a fojas cuatrocientos cuarenta y tres, en cuatro de Ene-
12. ro del citado año, se encuentra una de Venta, que
13. otorgaron Don Fernando Marmolejo, y demás he-
14. rederosdeDonJuande UlloayMercado, afaborde
15. Don Francisco Pave= León, de la Estancia nom-
16. brada Codigua, que quedó por fin y muerte del Capi-
17. tan Don Juan de U/loa y Mercado, czo;a venta la
18. selebraron en cantidad de cuatro mil quinientos pesos
19. pagados en esta forma =mil pesos que se hallan im-
20. puestos y cargados a Censo redimible en la Hacienda
21. de Codigua pertenecientes al Monasterio de Monjas
22. Agustinas= seiscientos seis pesos afabor del Convento
23. de San Francisco= trecientos afabor de las Sagradas Re-
24. /iquias de San Juan de Dios = ]ten docientos pesos
118
25. mas afabor del referido Monasterio de Agusti-
26. nas y los dos mil trecientos noventa y cuatro pesos
27. cumplimiento a los cuatro mil quinientos pesos, así
28. que fue vendida la espresada Hacienda, cuyos ré-
29. di tos vencidos del principal de mil pesos a fabor
30. del antedicho Monasterio de Agustinas no se hallan
31. redimidos ni chanselados en la que no parese otra chan-
32. selacion que la de la entrega de la parte del valor
33. libre que los vendedores habían dejado sobre la
34. misma Hacienda a sufabor. Y para que así conste
35. doy el presente en cumplimiento de lo mandado, en San-
36. tiago y Junio primero de mil ochociento treinta y
37. cinco años.
Manuel de la Cruz Gajardo
Escrivano Público y Cavildo (foja 27vta.)

Señor Provisor y Vicario General

l. El presbítero Don Joaquín León actual


2. capellán del monasterio de Agustinas
3. en el espediente sobre posesión interina-
4. ría de la capellanía mandadafun-
5. dar por la Religiosa finada del mismo
6. monasterio Doña Magdalena Silva en
7. la forma deducida digo: que de la desji-
8. }ación de los edictos y diligencias de fojas 12
9. vuelta resulta no haberse presentado
1O. opositor alguno. Por tanto
11. A Vuestra Señoría suplico se sirba mandar que se me
12. de posesión del interinara a que soy
13. llamado como capellán del dicho mo-
14. nasterio y según la boluntad espresa
15. y terminante de la fundadora; por ser
16. de Justicia Vuestra.
Joaquín de León (foja 28)

l. Santiago Noviembre 24 de 1834


2. Por presentado con el espediente a que se refiere
3. no habiendo pares ido opocitor a la Capellanía
4. mandó fundar la Religiosa Doña Magda-
5. lena Silva, y correspondiendo el interinara
6. al Capellán del Monasterio de la Limpia Con-
7. sepcion de esta Capital; póngase al actual
8. Capellán Don Joaquín León en posesión de
9. la mencionada Capellanía, hasiendose sa-
l O. ver a los tenedores de los capitales afectos
119
11. á ella le acudan con los intereses vencidos
12. y que se vencieren en lo subsesivo, hasta
13. que pareciendo alguno de los llamados
14. se le dé el lugar que le corresponde por
15. providencia de este Juzgado sin lo cual
16. no podrá ser removido el actual Cape-
17. llán.
Doctor Meneses
Ante mi
Herrera (foja 28vta.)

Señor Provisor

J. La Madre Abadesa del Monasterio de la Limpia


2. Concepción con el respeto debido a Vuestra Señoría digo
3. que por el instrumento fojas 1 del espediente que
4. manifiesto sobre el nombramiento de Capellán de
5. la Capellanía fundada por la Re/igiosa Doña Magda-
6. lena Silva sobre la Patronía de ella especialmente
7. facultada para elegirlo en esta atención siendo hoy
8. Capellán el Presbítero Don Pedro Ignacio Castro Barros por fa-
9. llecimiento de Don Joaquín León que lo era del Mo-
JO. nasterio dicho, y correspondiendo a ellos el interinato
11. según los Autos de fojas JO y 23 buelta por no haberse
12. presentado alguno de la familia de la fundadora
13. en cuio caso hoy se halla también dicha Capellanía,
14. usando de la facultad de Patrona nombró por Ca-
15. pellán interino de ella al espresado Señor Castro Barros
16. que lo es actualmente de mi Monasterio y llamado
17. por la fundadora al interinato. Por tanto
18. A Vuestra Señoría pido que habiendo por nombrado el referido Cape/-
19. lán, y aprobándolo, se sirva mandar se le tenga por
20. tal, se le reconosca, y se le acuda con el pago de
21. los réditos vencidos y que se vencieren desde la muer-
22. te de Don Joaquín León hasta que pareciendo alguno de
23. los llamados se le de el lugar que le corresponda, y para
24. ello se notifique a los tenedores de los capitales afectos
25. a la Capellanía. Todo es de Justicia.
Francisca Carrillo
Abadesa (foja 29)

l. Santiago Agosto 14 de 1841


2. Por presentado con los antecedentes a que
3. se refiere. Téngase al Presbítero Doctor Don
4. Pedro Ignacio Castro Barros, por Cape-
5. llán interino de la Capellanía que
120
6. mandó fundar Doña Magdalena Sil-
7. va; sirviendo este decreto de suficiente
8. título en cuya virtud el dueño o due-
9. ños de los fundos afectos al Capital de
JO. tres mil y quinientos pesos le acudirán
JJ. con los intereses respectivos desde el
J2. fallecimiento de el anterior Capellán en adelante
J3. hágase saber.
Doctor Meneses

Sepulveda

J4. En catorce de Agosto notifiqué a laMa-


J5. dre Abadesa del Monasterio de Agustinas
J6. doyfe.
Sepulveda

J7. En el mismo lo hice saber al Provisor


J8. Doctor Don Pedro Ignacio Castro, doy fe.
Sepulveda

J9. En dies y seis del propio lo notifiqué á Don Rey-


20. mundo Antonio León doy fe e.
Concha

2J. En veintisiete de Agosto del mismo año lo notifiqué


22. a Doña Jgnacia Landa doy fee.
Concha (foja 29vta.)

Señor Vicario Capitular

J. La Abadesa del Monasterio de la Limpia


2. Concepción con el respeto debido a
3. Vuestra Señoría digo, que habiendo renunciado
4. Don Pedro Ignacio Castro la Capellanía
5. de mi Monasterio nombré de Capellán y lo
6. aprobó el Ilustrísimo Señor Arsobispo al Presbítero Don
7. José Urriola, y por lo mismo le corresponde
8. la Capellanía, que se concedió a su antece-
9. sor, y para que pueda percibir sus réditos
JO. A Vuestra Señoría suplico se digne mandar se notifique
JJ. a los dueños de los fundos gravados, le re-
J2. conoscan por tal Capellán y le paguen
J3. los réditos vencidos y que se vencieren. Es
J4. Justicia Vuestra.
Francisca Carrillo
121
Abadesa

15. Santiago y Junio 26, de 1843


16.Fígense Edictos combocatorios por el término de la
17.Ley en la forma ordinaria.
Eyzaguirre
Ugalde
Sepulveda (foja 30)

18. En el mismo día hise saber el Decreto de la buelta


19. a la parte de la Madre Abadesa del Monasterio de
20. Agustinas, doy fee.
Sepulveda (foja 30vta.)

l. Nos el Doctor Don José Alejo Eyzaguirre


2. Dean de esta Santa Iglesia Metropoli-
3. tana y Vicario Capitular nombrado
4. por el Venerable Cabildo Eclesiástico
5. de esta Diósecis en Sede vacante.
6. Por las presentes citamos lamamos y emplasamos a todas
7. Las personas que se conseptuen con derecho a la Capellanía
8. Que mandó fundar la Religiosa Sor Mada-
9. lena Silva de principal de tres mil y quinien-
1O. tos pesos vacante por renuncia que de ella ha hecho Don
11. Pedro Ignacio Castro, para que en el término de la
12. ley comparescan a este Jusgado a usar del que les
13. competa, so pena que de hacerlo les parara el
14. perjuicio que hubiere lugar en derecho. Que
15. es fecho en esta Ciudad de Santiago de Chile al
16. primero de Agosto de mil ochocientos cuarenta
17. y tres.
José Alexo Eyzaguirre
Por mando de su Señoría
Ramón Sepúlveda
Notario Mayor (foja 31)

l. Doy fee la necesaria en derecho que con esta fecha


2. publiqué y fijé el Edicto de la buelta en el Coro de esta
3. Santa Iglesia Metropolitana. Y para que conste lo
4. pongo por diligencia. Santiago Agosto primero
5. de mil ochocientos cuarenta y tres.
Sepulveda

6. Doy fe e la necesaria en derecho que hoy día de la


7. fecha desfijé el Edicto de la buelta del Coro de esta San-
8. ta Iglesia Metropolitana, donde ha estado f¡jado
122
9. desde el día de su publicación sin que haya com-
JO. parecido ningún otro opocitor que el que cons-
JJ. ta de este espediente. Y para que conste lo pon-
J2. go por diligencia. Santiago Noviembre 23 de J843.
Sepu/veda (foja 31vta.)

Señor Vicario Capitular

J. El Síndico de Agustinas en el espediente so-


2. bre provición de una Capellanía correspondiente a los
3. Capellanes de dicho Monasterio digo que se hallan
4. fijados Edictos para su provisión; y siendo pasa-
5. do su termino con exceso
6. A Vuestra Señoría pido, se digne mandar se desfyén dichos Edic-
7. tos, y se me entreguen para fundar el dicho del
8. Capellán vacío interesado, que ha hecho oposición
9. y alegado corresponderle. Así es de Justicia.
José Ignacio de Eyzaguirre

JO. Santiago Noviembre 27 de J843


JJ.Desfijense en la forma ordinaria y entreguense los Autos para
J2.que funde su derecho. Y hágase saber que por ausencia del
J3.Señor Dean y Vicario Capitular Doctor Don José Alejo Eyzaguirre
14.a recaido el gobierno en el que suscribe
Bilbao
Uga/de
Sepulveda

J5. En el mismo día hise saber el anterior Decreto al


J6. Señor Síndico del Monasterio de Agustinas, doy fe e.
Sepulveda (foja 32)

Señor Vicario General

J. El Síndico de Agustinas en autos sobre provi-


2. sión de la Capellanía de Doña Magdalena Si/-
3. va, digo que desfijados los Edictos, consta que
4. no hai otro opositor a ella que el actual Cape-
5. llán, cuio derecho es el mismo, que tuvieron
6. sus antecesores para gozarla. Por tanto
7. A Vuestra Señoría pido se digne declarar que le pertenece, y
8. que debe gozar sus réditos desde que dejó de ser-
9. vir/a su antecesor, y se notifique a los po-
JO. sedares de los fundos afectos a ella acudan
JJ. con sus réditos al actual Capellán de Agus-
J2. tinas. Es Justicia.
123
José Ignacio Eyzaguirre

13. Santiago Noviembre 30 de 1843


14. Suponiéndose presentado por la Reverenda Madre Abadesa del monasterio
15. de Agustinas por el escrito de fojas 25 el Presbítero Don José María
16. Urriola, y no haber comparecido otro opositor en el término de los Edic-
17. tos según el certificado del Notario: se declara: á dicho Presbítero Urrio-
18. la por Capellán interino de la Capellanía que mandó fundar la
19. Religiosa Sor Magdalena Silva; desde la posesión sin perjuicio de
20. otro de mejor derecho, y hágase saber á los inquilinos en cuyos
21. fundos descansa el capital/e acudan con los réditos vencidos desde
22. la renuncia del último poosedor, y los que sucesivamente se
23. vencieren.
Bilbao
Ugalde
Sepu/veda (foja 33)

J. En el mismo día hise saver el auto de la buelta, al Señor


2. Don José Ignacio Eyzaguirre do_vfee.
Sepu/vada

3. En el propio día lo notifiqué a Don José María Urriola


4. doyfee.
Sepulveda

5. En veintidos de Abril de mil ochocientos


6. cuarenta i cuatro ise saber el decreto de la bue/-
7. ta á Don Raimundo Antonio León doi fe.
Sepulveda

8. En veinticinco de Julio del mismo año


9. Se lo ise saber al Señor General Campino
Sepulveda (foja 33vta.)

124
Denuncia una Capellanía vacante i pide la
conclucion

Señor Provisor i Vicario General

J. El Presbítero Estanislao Olea ante


2. Vuestra Señoría respetuosamente digo: que
3. como Capellán actual del Monas-
4. terio de Agustinas me correspon-
5. de el goze de una Capellanía de
6. principal de tres mil quinientos
7. pesos dispuestos por la monja
8. Doña Magdalena Silva. Está va-
9. cante desde la muerte del Capellán
JO. anterior Presbítero Don José María Urriola. Por
J l. tanto.
12. A Vuestra Señoría suplico se sirva mandar que
J3. se fijen los Edictos convocatorios
J4. por el termino de la ley.
J5. Es Justicia
Estanislao Olea

J6. Santiago Abril22 de J857


J 7. Por presentado y denunciada la va-
lB. cante de la Capellanía que se es- (foja 34)

J. presa: fi.jense Edictos convocatorios


2. en la forma ordinaria.
Tocomal
Ante mi
Briceño
3. El ocho de Mayo notifiqué al Presbítero
4. Don Estanislao Olea el decreto anterior doy fo.
Arismendi

5. Se fijó el edicto hoi once de Ma-


6. yo de J857.
Briceño (fj. 34vta.)

J. Nos el Presbítero Doctor Don


2. Vicente Gabriel Tocornal, Provisor
3. y Vicario General interino del
4. Arzobispado.
5. Por el presente citamos, llamamos y emplazamos,
125
6. a todos los que se crean con derecho á la Capellanía
7. de principal de tres mil quinientos pesos que man-
8. dó fundar doña Magdalena Silva, monja agus-
9. tina; vacan!e por fallecimienlo del capellán del Mo-
l O. nasterio de Agustinas, presbítero don José María
11. Urriola; para que en el termino de la ley comparez-
12. can a optarla, bajo apercibimienJo de que no ve-
13. rificándolo les parara el perjuicio á que hubie-
14. re lugar en derecho. Santiago, mayo ocho de mil
15. ochocienJos cincuenta y siete.
Vicenle G. Tocornal
De orden de Su Señoría
José Anlonio Briceño
Escribano Público
y Notario Mayor (foja 35)

Señor Provisor y Vicario General

J. El Presbítero Estanislao Olea en el espediente


2. promovido sobre denuncia de una Capellanía
3. vacante, i cuyo goze corresponde al Capellán
4. de las Monjas Agustinas, en cuyo servicio
5. yo me hallo= Por tanto=
6. A Vuestra Señoría suplico se sirva mandar que se desflJ·en
7. los edictos, cuyo termino ya está vencido
8. i el notario certifique si hai opositor
9. presentado, entregándose después el es-
1O. pediente para fundar mi derecho.
11. Es Justicia.
Estanislao Olea

12. Santiago Junio 3 de 1857


13. Estando pasado el termino, hágase como se
14. pide.
Tocomal
Ante mi
Briceño

15. El cinco de Junio notifiqué a Don Estanislao


16. Olea el decreto preceden/e.
Briceño (foja 36)

l. Certifico: que el edicto á que se refiere el


2. escrito anterior, a permanecido fijado en
126
3. el lugar correspondiente por el termino de la
4. ley y no ha comparecido otro opositor que el
5. denunciante capellán del Monasterio de A-
6. gustinas. Santiago, Junio cinco de mil
7. ochocientos cincuenta y siete.
Briceño
8. Presenta un título y pide
9. providencia conforme a la
JO.conclución y otro si.

JJ. Señor Provisor y Vicario General


12. El Presbítero Estanislao Oles, Capellán actual
J3. del Monasterio de Agustina, según el título que
J4. presento, ante Vuestra Señoría respetuosamente digo: que
J5. como tal Capellán tengo derecho a go:ar de los
16. réditos de la Capellanía de principal de tres
J7. mil y quinientos pesos dispuesta por la
J8. finada monja doña Magdalena Silva, según
J9. la Escritura que se halla a fojas uno del ex -
20. pediente que acompaño, aunque debiera decir
21. a fojas 6 por encabe:ar el mismo expedi-
22. ente un duplicado simple de la predicha
23. Escritura. Los Capellanes del Monasterio
24. mis antesesores han go:ado de la misma
25. Capellanía, como consta a fojas JO, 23 vuelta
26. y fojas 28 con solo la circunstancia de ser
27. presentado por la Reverenda Madre Abadesa, requi-
28. cito que también apoya mi solicitud, y en
29. c~o comprovante firma también la re-
30.ferida Prelada. Por tanto =
31. A Vuestra Señoría suplico se sirva declararme el go:e
32. de la Capellanía mandando que se noti-
33. fiquen a los dueños de los fundos en que
34. carga el principal que me paguen los
35. intereses año por año a contar desde el (foja 36vta.)

J. fallesimiento del Presbítero Don José María


2. Urriola.
3. Así es de Justicia.

4. Otro si:
5. Sírvase Vuestra Señoría mandar que por el Notario
6. se deje una copia autori:ada del título que pre-
7. sento, y que se me devuelva por necesi-
8. tarlo para otros usos.
Estanislao Olea
127
Sor Mercedes de Jesús Crucificado
Abadeza

9. Santiago Julio 13 de 1857


JO. Con el título que se acompaña de que
11. se dejará previamente copia en autos,
12. vista al promotor fiscal.
Tocomal
Ante mi
Briceño

13. El trece de Julio notifiqué al presbítero don Es-


14. tanislao Olea el decreto anterior.
Briceño (foja 37)

l. En quince de Julio notifiqué al


2. Señor Promotor Fiscal.
Briceño
3. En cumplimiento del decreto de vuel-
4. ta certifico: que el título acompañado
5. dice así= Noz el Doctor Don Rafael
6. Valentín Va/divieso por la gracia de Dios
7. y de la Santa Sede Arzobispo de Santia-
8. go de Chile etcetera =Por cuanto por falle-
9. cimiento del presbítero don José María
JO. Urriola el Monasterio de la Limpia
11. Concepción de esta Ciudad se halla sin
12. capellán, y en don Estanislao Olea clé-
13. rigo presbítero nuestro domiciliario con-
14. curren las prendas deseadas de virtud, le-
15. tras y experiencia, le elejimos, creamos
16. y decretamos por tal capellán en aquella
17. vía y forma que más haya lugar en de-
18. recho, para que use y ejer:.a el dicho ofi-
19. cio de la manera que según derecho y
20. los estatutos de la órden debe usarlo; y le
21. damos facultad y poder para que les ad-
22. ministre los sacramentos de la peniten-
23. cia a todas las personas que residan en
24. dicho Monasterio, tanto relijiosas como (foja 37vta.)

J. seglares; absolviéndolas de reservados sino-


2. da/es y aplicándoles la indulgencia plena-
3. ria á las que asistiere en peligro de muer-
4. te; como también el de la Sagrada Comu-
128
5. nión, aún la Pascual, y de la Estrema un-
6. ción hasta enterrar sus cuerpos. como lo ha-
7. cen los curas en sus parroquias; debiendo
8. además celebrar diariamente el Santo Sacri-
9. ficio de la misa en la Iglesia del citado
1O. Monasterio. Y mandamos que todos tengan
11. por tal capellán al citado presbítero don Es-
12. tanis/ao Olea, acudiéndose/e por quien cor-
13. responda con las rentas y emolumentos
14. de su oficio, guardándose/e además todas
15. las honras y preminencias que son debi-
16. das. Y le encargamos que atienda con amor
17. de padre espiritual á las relijiosas y demás
18. personas del dicho Monasterio, pues en él
19. descargamos nuestra conciencia. En c~o
20. testimonio mandamos dar y dimos las (foja 38)

l. presentes firmadas de nuestra mano,


2. selladas con el sello de nuestras armas
3. y refrendadas por nuestro infrascripto,
4. secretario en la Ciudad de Santiago de
5. Chile á diez y seis días del mes de abril
6. de mil ochocientos cincuenta y siete =
7. Rafael Va/entín Arzobispo de Santia-
8. go = Por mandado de Su Señoría J/us-
9. trísima y Reverendísima = Y Ramón
1O. Astorga, secretario (Hai un sello) =
11. Rejistrado á fojas cuarenta y nueve
12. Vuelta de/libros de títulos.
13. Concuerda con su orijinal que en virtud de lo
14. mandado Resolver á la parte. Santiago, Julio
15. quince de mil ochocientos cincuenta y siete.
José Antonio Briceño
Escribano Público
y Notario Mayor (foja 38vta.)
Señor Provisor y Vicario General

J. El Promotor Fiscal, visto este es-


2. pediente: dice que no halla incon-
3. veniente para que se declare a favor
4. del capellán actual del monas-
5. terio de Agustinas la Capella-
6. nía que mandó fundar Sor
7. Magdalena Silva en razón de
8. no haber ninguno de los lla-
9. mados que la pida y ser dicho
129
JO. capellán presentado por la
11. Abadesa de dicho monasterio,
12. en conformidad de lo dispues-
13. to por la fundadora. Santiago
14. Julio 23 de 1857.
Guzmán

Santiago, Julio 24 de 1857.-


Autos
Ante mi
Briceño

15. El veinticuatro de Julio certifiqué a don


16. Estanislao Olea el decreto anterior.
Briceño (foja 39)

l. Santiago Julio 30 de 1857


2. Vistos: con lo espuesto por el promotor fiscal
3. y no habiendo comparecido otro opositor,
4. declara al goce de la capellanía fundada por
5. la religiosa doña Magdalena Silva a favor
6. del actual capellán del monasterio de
7. Agustinas, presbítero don Estanislao Olea
8. que ha sido presentado por la Reverenda Madre
9. Abadesa de dicho monasterio, sin perjui-
10. cio de otro que según derecho tenga, y mien-
11. tras el nombrado permanesca en el cargo
12. que ha desempeñado. En esta virtud de-
13. se!e posesión, espidasele el correspondien-
14. te título y notifiquese a las personas de
15. los fundos afectos al principal/e acu-
16. dan con los réditos vencidos desde la muer-
17. te del último capellán y con los que en
18. lo sucesivo se vencieren = enmendado
19. inquilinos = vale.
Tocornal

20. Proveyó y dirmó la sentencia anterior en


21. el día de su fecha el Señor Provisor Vi-
22. cario General interino del Arzobispado
23. presbítero doctor don Vicente Gabriel
24. Tocornal por ante mi de que doi fe.
Briceño
25. El ocho (foja 39vta.)

Al margen dice: "Transcrito a fojas 114 vuelta de/libro copiador de sentencias"


130
J. de Agosto notifiqué al presbítero don
2. Estanislao Olea la sentencia anterior.
Briceño
3. El catorse de Agosto notifiqué al Señor Don
4. Enrique Campino la sentencia anterior doy fe.
Arismendi
5. El catorse de Agosto notifiqué a la Reverenda Madre Aba-
6. desa del Monasterio de Agustinas la sentencia
7. anterior doy fe.
Arismendi
8. El veintiuno de Agosto notifiqué a Don Agus-
9. tín Varra la sentencia anterior doy fe. En
JO. representación de los menores y
JJ. de Don José María León.
Arismendi
J2. Doy fe haver pasado a la casa de Don
J3. Antonio Mendóbur, en donde se al!a alojado
J4. Don José Tapia en tres días distintos y a dis-
J5. tintas horas corridas, para not~f¡carle
J6. la sentencia anterior y no ha podido ser
J 7. aliado. Para que conste lo pongo por dili-
J8. jencia. Santiago Junio 9 de J859.
Arismendi (foja 40)

J. El once de Junio notifiqué la sentencia.


2. El onse de Junio de mil ochocientos cin-
3. cuenta y nuebe la sentencia an-
4. terior a Don José Tapia doy fe.
Arismendi (foja 40vta.)

J. En Santiago de Chile a veinticuatro de


2. Diciembre de mil ochocientos y cincuenta
3. nuebe. Ante mi el Notario -- --
De la línea 4 a la 13 está ilegible

J4.escritura me pasaron el expediente del cu-


J5. al se copian las peticiones i demás dilijencias
J6. practicadas en su tenor es como sigue. Señor Juez
J 7. de Letras = Don Agustín Liana por las --- ajas
J8. don Mariano León, según consta del poder que
J9. ---en los autos de partición de la Hacienda
20. de Codigua, ante usía conforme a derecho digo:
2J. Que sobre la espresada hacienda cargó el senso
22. con principal de dos mil veintiseis pesos
23. en favor, mil pesos de las monjas Agustinas,
131
24. doscientos y seis pesos de San Francisco, tres-
25. cientos pesos del hospital de San Juan de Dios
26. i docientos pesos de una Señora Oruna, i
27. cz~vo principal convine con todos los de- (foja 41)

J. más herederos que gravase solo la hijuela que


2. debía corresponder a mis poderdantes en los tér-
3. minos del acta certificada que en debida for-
4. ma -- año bajo el --- --- --
5. -- de --- amerite la partición i obliga el
6. --- consiguientes a -- con el referido
7. conocedor, me he visto con las sen--- otras
8. que poseen con el percibo de intereses de los capi-
9. tales a favor de las Agustinas y de la Fran-
JO. cisco i de Hospitales i convenidos de que la
1 J. hijuela que correspondió a don Mariano León
12. que las deben acompaña bajo el número dos
13. es suficiente para asegurar los capitales
14. puntuali=ados, han convenido quedando
15. por libre el resto de la hacienda de Codi-
16. gua, i sin innovar la antihuedad i de-
l 7. más privilejios de que go=an las escritu-
18. ras, se reduzcan a gravar solo y esclus iva-
19. mente la mencionada hijuela de don
20. Mariano León que se haya actualmente
21. en poder de sus hijos a quienes represento.
22. La Señora Oruna no concurre a este conve-
23. nio, porque no se sabe quien es ni quien
24. le representa, i además es --- capital pres-
25. crito, pues hace como cuarenta años a que
26. no se cobran réditos. Sin embargo sírvase
27. usía mandar que este principal/o reconos-
28. ca también en la hijuala de don Mariano
29. León, i sin perjuicio de las esepciones
30. y defensa que a mis--- le comprendan
31. para deducirlas cuando alguno apareciere
32. reclamando los réditos. En c¡rya virtud
33. a usía suplico que dando por presentados (foja 41vta.)

J. los ---de mi referencia se sirva man-


2. dar el día que la correspondiente escritura, po-
3. --a ella constancia al margen de las
4. antiguas o primeras, por ser de Justicia el---
5. -- : otro si digo: que en prueba de que lo espues-
6. to en lo principal es efectivo -- --
7. ... :Justicia -- el capital,
132
8. --- Lopez = La Abadesa i Síndico del Mo-
9. nasterio de Agustinas conceden bajo la con-
¡ O. dición, que di copia legal izada de la nueva
11. escritura = Agosto nuebe de mil ochocientos cin-
12. cuenta i ocho. Ignacio--- = Sor María del
13. Señor Crucificado, Abadeza = Rafael V---
14. Bajo la condición que se me de una copia
15. legalizada, porque con este convenio no tiene
16. --- la antigua para que sirva de resguar-
17. do al tenor lo firmamos el presente escri-
18. to = Francisco Manuel el Blanco Guardián = Joa-
19. quín Iglesias, Síndico= Santiago Agosto catorce
20. de mil ochocientos cincuenta i ocho = Traslado
21. al Defensor de obras pías= Guerrero =Ante mi Ro-
22. jas = El Defensor Jeneral de obras pías, evacuan-
23. do el traslado que antecede digo: que estando
24. justificado por el documento número dos que
25. la hijuela destinada a don Mariano León as-
26. ciende a siete mil ochocientos ochenta i ocho pe-
27. sos que por el acuerdo de los herederos a la estan-
28. cía de Codigua lo convierte en su- reconociere
29. en la hijuela indicada los dos mil ciento
30. seis pesos, que en capitales acensuados gravan
31. toda la hacienda; el-- va a fojas una
32. que las --- convienen en la reducción
33. que se esplicita en prueba de lo cual han firma- (foja 42)

l. do la------ que no
2. aparece motivo alguno para oponerse
3. a ellas, el referido cree que puede el Juz-
4. gado mandar se --- la mas
5. intención que lo redima, ordenan-
6. do también que se anote al inferior del--
7. del departamento a que pertenece el fun-
8. do que se va a gravar, i haciendose en ella
9. referencia a las respectivas escrituras, que
1O. quedan sin efecto por la presente. Ello es lo
11. que al Defensor le parece, sin embargo usía
12. resolverá lo que halle por mas conveniente.
13. Santiago Diciembre cuatro de mil ochocientos
14. cincuenta i ocho. Infante= Santiago Setiembre
15. nueve de mil ochocientos cincuenta i ocho.
16. Autos y vistos: de consentimiento de los con-
17. suadichos i con lo espuesto por el Defensor de
18. obras pías, reconozcase en la hijuela de Don
19. Mariano León los censos que gravan en to-
133
20. da la hacienda de Codigua; a saber, mil
21. pesos a favor del Monasterio de Agustinas,
22. seiscientos seis pesos a favor del Convento de
23. San Francisco, trescientos a favor del hospi-
24. tal de San Juan de Dios i doscientos a favor
25. de la Señora Oruna = Estiéndase la corres-
26. pond1ente escritura de liberación i hágan-
27. se las anotaciones en la forma pedida por (foja 42vta.)

l. dicho Defensor= Guerrero= Ante mi


2. Rojas = Los poderes a que se ha
3. aludido al principio son del tenor
4. --- = En la villa de Melipi-
5. !la en veintisiete días del mes de
6. Enero del año de mil ochocientos cuarenta
7. i ocho; ante mi el Escribano, i los ---
8. --- don Nicolás Gorroña por su lejí-
9. tima esposa doña Rosario León, vecino de dicho
1O. pueblo, don Gregario Sariego por su lejítima
11. esposa doña Mercedes León, i don Lorenzo León,
12. becino del! os, del departamento de Ranca-
13. gua. y estando accidental en ello, a quie-
14. nes doi fe conozco i otorgan: que dan poder
15. bastante i cuanto por derecho se requiere a
16. don Agustín Llana especialmente para
17. que representando las personas de los pari-
18. entes entienda en la partición que se trata
19. i debe hacerse de los bienes que han queda-
20. do por fin i muerte de don Francisco Javier,
21. don Juan Ignacio León, ---judicial---
22. dispusiese este lo que fuere en el primer ca-
23. so, --- ------cuantos
24. JUicios fueren necesarios entablar por todos
25.sus grados e instancias haciendo en la---
25. ---cuanto los parientes harían i pres-
26. tanda los juramentos necesarios hacien- (foja 43)

J. do probanzas i demás cosas que conduzcan al


2. buen esito de ellos e interpondrá los recursos
3. de las referencias definitivas---
4. ---que le sean contrarias -- - en
5. derecho pueda i deba. Lo facultan - in-
6. pedirá que -- las -- que tocaren, para
7. que se comprometa en jueces árbitros arbitra-
S. dores con renuncia o no de todo recurso, para
9. pedir i recibir bienes i tomar poseción de ellos;
134
JO. para--- el honorario de los gastos que
11. deban intervenir en la partición, adjudica-
12. ción o

De la línea 13 a la 33 está ilegible.


(fj. 43vta.)

De la línea 1 a la .34 está ilegible.


(fj. 44)

De la línea 1 a la 26 está ilegible


(fj. 44vta,)

De la línea 1 a la 27 está ilegible.


(fj. 45)

De la línea 1 a la 34 está ilegible.


(fj. 45vta.)

l. Julio Cesar Escala, Notario Público = Entre


2. paréntesis Don Euleterio Rodríguez por su
3. esposa doña María Josefa León i Espejo = no
4. vale.
5. Pasó ante mi i doife de ello lo signo ifirmo

Julio Cesar Escala


Notario Público

6. En Santiago de Chile a cinco de Noviem-


7. bre de mil ochocientos cincuenta i ocho. Ante
8. mi el Notario i testigos compareció Don Pío
9. Gutierres como esposo de Doña Dolores León,
1O. i esta heredera de Don Mariano León, el Com-
11. pareciente a quien conozco de presente, ve-
12. cino de/lugar denominado Que/entaro en
13. el departamento de Rancagua, mayor de
14. edad i dijo: que con autorización judici-
15. al Don Agustín Llana i otros representando a
16. los herederos de Don Mariano León otorgar-
17. on en veinticuatro de Setiembre del pre-
18. sente año ante mi a fojas quinientos
19. noventa i ocho vuelta bajo el número cuatroci-
20. entos setenta i dos escritura de redención
21. de censo, i no habiendo comparecido al
22. otorgamiento de ese instrumento el citado
23. Don Pío, otorga: Que instruido de su conteni-
135
24. do (a cuyo efecto se le leyó) lo aprueba ira-
25. tifica en todas sus partes, para lo cual
26. suscribe este instrumento i el aquí citado.
27. Lo otorgó i firmó siendo testigos presentes
28. Don Nicanor Caballero Samit i don José Ra-
29. món Aba/os = de que doi fe =Pío Gutierres =
30. Nicanor Caballero Samit =José Ramón (foja 46)

l. Aba/os =Ante mi Julio Cesar Escala No-


2. rario público.
3. Pasó ante mi i en fe de ello lo signo ifirmo.
Julio Cesar Escala
Notario Público

4. Con esta fecha queda anotada la escritu-


5. ra anterior en el rejistro de hipotecas de
6. este departamento a fojas 27 vuelta bajo el número 39
7. libro 12. Rancagua Noviembre veinte i
8. cinco de mil ochocientos cincuenta i
9. ocho.
Andrés José Gon::ále=
Notario Público

Señor Provisor y Vicario General

1O. El Presbítero Don Estanislao Olea


JI. A Vuestra Señoría respetuosamente espongo:
12. que como Capellán del Monasterio de
13. Agustinas se me ha declarado la capella-
14. nía de tres mil quinientos pesos de prin-
15. cipal mandada fundar por la relijiosa
16. Sor Magdalena Silva, de este reconose
17. Don José Tapia la cantidad de mil quinien-
18. tos pesos en la hacienda de Mayarmo.
19. Hasta el presente no he podido conse-
20. guir, por más diligencias que he practi-
21. cado que se le notifique la sentencia en que
22. se me declara Capellán de la citada fun-
23. dación, y en la que se manda a los inqui-
24. linos que me acudan con los réditos ven-
25. cidos y que en adelante se vencieren; como
26. consta del certificado del ministro recep-
27. tor. No me queda mas advitrio que pe-
28. dir a Vuestra Señoría se sirva ordenar que pase
29. nuevamente el receptor a la casa de
30. avitación de Don José Tapia y no encontran-
136
31. dolo en tres horas distintas le deje cédulas
32. para la notificación, tanto de la sentencia
33. de que ha hecho mérito, como de la que
34. recaiga en la presente solicitud. Por tanto
35. A Vuestra Señoría suplico se sirva proveer como dejo pe-
36. dido =Es Justicia.
Estanislao Olea (foja 47)

J. Santiago Junio 1Ode J859


2. Como se pide.
Vargas
Ante mi
Briceño

3. El dies del mismo notifiqué al Presbítero


4. Don Estanislao Olea el decreto anterior.
Briceño

5. El onse de Junio not(fiqué el decreto


6. anterior a la sentencia de treinta de Julio
7. del año de ochocientos cincuenta y siete co-
8. rriente á fojas treinta y nuebe buelta de es-
9. tos autos a Don José Tapia, doy fe.
Arismendi (foja 47vta.)

J. Con los antecedentes que acompaña denuncia la Capellanía


2. que espresa: al otro si su contenido.

Señor Provisor y Vicario General

3. El presbítero Ramón Javier Semir, a Vuestra Señoría con el debido respe-


4. to digo: que según el título que se rejistra a fojas 43 de espe.
5. diente que acompaño soi actualmente Capellán del Mo-
6. nasterio de Agustinas de esta Ciudad, y como tal me
7. corresponde el goce de una Capellanía mandada fundar
8. por /afinada relijiosa Sor Magdalena Silva. Dicha Ca-
9. pe/lanía está vacante desde la renuncia hecha por el Ca-
JO. pellán mi antesesor Presbítero Don Estanis/ao Olea, y deceando
11. que se declare a mi favor
12. A Vuestra Señoría recurro suplicándole se sirva ordenar que se fijen los edic-
J3. tos convocatorios por el término legal. Es Justicia.
14. Otro si digo: que necesitando para otros usos el título de Capellán
15. que acompaño sírbase Su Señoría mandar que se me devuelba,
16. dejándose la respectiva constancia en autos. Es ut supra.
Ramón Javier Semir

137
17. Santiago Septiembre 7 de 1864
18. Fíjense y publíquense los
19. edictos por el término de
20. la lei al otro si como se pi-
21. de.
Vargas
Notario Públzco
Ante mi
Briceño (foja 48)

l. die= de Setiemvre notifiqué al presbítero


2. Don Ramón Javier Semir el decreto
3. de la vuelta y firmó.
Ramón Javier Lemis

4. En cumplimiento del decreto de la vuelta


5. cert!frco que el título de que se manda sacar
6. copia es del tenor siguiente =Nos el Doctor Don
7. Rafael Valentín Va/divieso Por la gracia
8. de Dios y de la Santa Sede Ar=obispo de San-
9. tiago de Chile etcétera =Por cuanto por
JO. renuncia del Presbítero don Estanislao
11. Olea al Monasterio de la Limpia Concepción
12. de esta Ciudad se halla sin capellán, y
13. si don Ramón Javier, clérigo Presbítero nues-
14. tro domiciliario concurren las prendas de-
15. seadas de virtud, letras y esperiencia, le e/e-
16. jimos creamos y depuramos por tal cape-
17. llán en aquella vía y forma que más ha-
18. ya lugar en derecho para que use y ejerza el
19. dicho oficio de la manera que según
20. derecho y los estatutos de la orden debe
21. usarlos y le damos facultad y poder para
22. que les administre los sacramentos de la
23. penitencia a todas las personas que (foja 48vta.)

l. residan en dicho Monasterio, tanto re/ijio-


2. sas como seglares, absolviéndolas de reserva-
3. dos sinodales y aplicándoles la induljencia p/e-
4. naria a las que asistiere en peligro de muerte;
5. como también el de la Sagrada Comunión
6. Pascual y de la Estremaunción hasta enterrar
7. sus cuerpos como lo hacen los curas en sus
8. parroquias, debiendo además celebrarse
9. diariamente el Santo Sacrificio de la
1O. Misa en la iglesia del citado Monasterio.
138
11.1 mandamos que todos tengan por tal
12. Capellán al citado presbítero don Ramón
13. Semir, acudiéndosele por quien correspon-
14. da con las rentas y emolumentos de su
15. oficio guardándose/e además todas las
16. honras y preeminencias que son debi-
17. das. Y le encargamos que atienda con
18. amor de padre espiritual a las relijiosas
19. y demás personas del dicho Manaste- (foja 49)
l. rio, pues en el descargamos nuestra
2. conciencia. En cuyo testimonio man-
3. damos dar y dimos las presentes firma-
4. das de nuestra mano, selladas con el se-
5. llo de nuestras armas y refrendadas por
6. nuestro infrascripto secretario, en la
1. Ciudad de Santiago de Chile a veinticuatro
8. días del mes de Julio de mil ochocien-
9. tos sesenta y tres= Rafael Valentín Ar=obispo
1O. de Santiago =por mandado se Su Señoría 1/ustríszma y
11. Reverendísima =Francisco S. Chavarría =Padre Secretario
12. Hay un sello = Enmendado =La Co-
13. pia = vale
14. Concuerda este testimonio con el título orijinal que
15. devolví al interesado. Santiago Setiembre doce de mil
16. ochocientos sesenta y cuatro.
José Antonio Briceño
Notario Mayor Eclesiástico

17. Certifico: que con esta fecha se ha fijado


18. en las puestas del Ju=gado el edicto convo-
19. catorio de la Capellanía denunciada. San-
20. tiago Setirmbre trece de mil ochocien-
21. tos sesenta y cuatro.
Briceño (49vta.)
J. Nos el Prebendado Doctor
2. don Casimiro Vargas, Racione-
3. ro de esta Santa Iglesia Metro-
4. politana Provisor y Vicario
5. Jeneral del Ar=obispado.
6. Por el presente citamos, llamamos y empla=a-
7. mos a todos los que se crean con derecho a
8. la Capellanía de principal de tres mil qui-
9. nientos pesos que mandó fundar Sor Magda-
10. lena Silva, Relijiosa Agustina, vacante
11. por haber dejado de ser Capellán del Monas-
12. terio de la Limpia Concepción el Presbítero
139
13. don Estanislao Olea que la go:aba; para que,
14. en el término de estos edictos compare:can a
15. hacer uso de sus derechos, bajo apercebimien-
16. to de que no verficándolo les para el perjui-
17. cio a que hubiere lugar. Santiago Setiembre
18. trece de mil ochocientos sesenta y cuatro.
Casimiro Vargas

19. De orden de Su Señoría


José Antonio Briceño
Notario Mayor Eclesiástico (foja 52)

J. Pide desfljación de los edictos y lo que espresa


2. En la conclución.

Señor Provisor y Vicario General

3. Ramón Javier Se m ir, Presbítero Capellán del Mo-


4. nasterio de Agustinas de esta Capital, en el espediente
5. que tramito sobre obtener el goce de una Capellanía
6. que mandó fundar Sor Magdalena Silva, á Vuestra Señoría
7. con el debido respeto digo: que habiéndose ya conclu-
8. ido el término legal en que han permanecido fi-
9. jados los correspondientes edictos combocatorios, ocurro
1O. a Vuestra Señoría rogando se sirba ordenar se desfijen. y agregados á sus
JI. antecedentes se me entreguen éstos para fundar mi
12. derecho, previo el certificado del Notario actuario,
13. sobre si ha parecido otro opocitor a la menciona-
14. da capellanía. Es justicia
Ramón J. Lemir

15. Santiago Octubre 18 de 1864


16. Siendo pasado el término
17. hágase como se solicita
Vargas
Ante mi
Briceño

18. El die: y nueve de Octubre


19. notifiqué al presbítero (foja 53)

J. don Ramón Semir el


2. decreto de la vuelta y
3. firmó.
Ramón J. Le m ir
Briceño
140
4. En cumplimiento del decreto de
5. la vuelta certifico que hasta esa
6. fecha ha permanecido fijado en
7. las puertas del Ju::gado el edicto anterior
8. y durante todo el tiempo de su fijación
9. no ha comparecido otro opositor que
1O. el demandante. Santiago Octubre die=
JI. y nueve de mil ochocientos sesenta
12. y cuatro.
José Antonio Briceño
Notario Mayor Eclesiástico

13. El die= y nueve de Octubre notifiqué


14. al presbítero don Ramón Lemir el certi-
15. ficado anterior J'firmó.
Ramón J. Lemir
Briceño (foja 53vta.)

J. Pide se le declare con derecho a gosar la


2. Capellanía que indica.

Señor Provisor y Vicario General

3. Ramón Javier Lemir Capellán del Monasterio


4. de Agustinas de esta Capital, á Vuestra Señoría respetuo-
5. samente digo: que como á tal Capellán
6. me corresponde el goce de los réditos de
7. de la Capellanía de capital de tres mil qui-
8. nientos pesos que mandó fundar la jina-
9. da monja Sor Magdalena Silva, como cons-
10. ta del instrumento público compilado á
JI. fojas 6 del espediente acompañado.
12. Llenado los requisitos legales para
13. entrar a gozar de dicha Capellanía como se
14. manifiesta de las dilijencias adjuntas del es-
15. pediente acompañado, y militando á mi
16. favor igual derecho con que la obtuvieron
17. los Capellanes mis antecesores en virtud de las
18. sentencias de fojas 15, fojas 28 vuelta, fojas 33, y fojas 39 vuelta.
19. Ocurro A Vuestra Señoría suplicando se sirva declararme el go-
20. ce de la citada Capellanía, ordenando se no-
21. tifique á los posedores de los fundos en que gra-
22. vita el principal para que me acudan con
23. los intereses por anualidades vencidas á con-
24. tar desde el día en que dejó de recivirlos el
25. presbítero Don Estanislao Olea á consecuencia
141
26. de su renuncia de Capellán del indicado (foja 54)

l. Monasterio.
2. Otro si digo: que la Reberenda Madre Avadesa
3. en apoyo de mi solicitud la suscribe en
4. conformidad á las disposiciones de la
5. fundadora. Es Justicia Vuestra.
Sor Tráncito de Jesús María y José
Abade=a

Ramón J. Lemir
6. Santwgo Octubre 26 de 1864
í. Vista al Promotor Fiscal
Vargas
Ante mi
En ceño

8. El veintiseis de Octubre no-


9. tifiqué á don Ramón
JO. José (sic) Lemir el decreto an-
ll. terior _v firmó.
Ramón J. Lemir
Briceño

12. El veintisiete de Octubre notifiqué


13. al Señor Promotor Fiscal el decreto
14. anterior y rubricó doy fe.
Arismendi (foja 54vta.)

Señor Provisor y Vicario General

l. El Promotor Fiscal, visto este espediente


2. en que el Presbítero Don Ramón J. Lemir so/i-
3. cita la posesión de la Capellanía de 3.500 S queman-
4. dó fundar Sor Magdalena Silva, re/ ijiosa que fue del
5. Monasterio de Agustinas de esta Ciudad, i en la cual
6. llama a su goce en primer a sus parientes
7. Sacerdotes i a falta de éstos a los Capellanes que por
8. tiempo lo fuesen de dicha Comunidad, con tal que
9. sean presentados al efecto por la Abadesa, según
10. todo se vé en el instrumento de fojas 6. Habiéndose
11. fijado edictos convocatorios por el término legal,
12. sin que se halla presentado ningún pariente: es-
13. te Ministerio no encuentra dificultad en que Vuestra Señoría
14. declare al espresado Señor Lemir el goce interi-
15. no de este aniversario, debiendo percibir sus ré-
142
16. di tos desde en que empezó á ejercer el
17. cargo de Capellán de las Monjas Agustinas.
18. Santiago, Noviembre 4 de 1864.
Villalon
19. Santiago, Noviembre 5 de 1864.
20. Autos.
Vargas
Ante mi
Briceño (foja 55)

l. En diez y ocho de Noviembre del mismo año notifiqué


2. el decreto de la vuelta al Presbítero Don Ramón Javi-
3. er Lemir y firmó.
Ramón J. Lemir
Briceño

4. Santiago, Noviembre 19 de 1864


5. Vistos: Con lo espuesto por el
6. Promotor Fiscal y constando que
7 e/ presbítero don Ramón
8. Lemir es Capellán del Mo-
9. nasterio de Agustinas de esta
1O. Ciudad; asi mismo que Sor
11. Magdalena Silva fundó
12. una Capellanía de tres mil
13. quinientos pesos a favor de
14. los Capellanes del expresa-
15. do Monasterio, cuando falta-
16. sen sacerdotes de su familia,
17. que habiéndose fijado edic-
18. tos no ha comparecido opositor
19. alguno. fuera del expresado
20. Capellán; y por último que
21. la Abadesa del Manaste- (foja 55vta.)

J. rio de Agustinas presenta


2. al Capellán del Monas-
3. terio para que se le declare
4. su goce se declara Capellán
5. del referido aniversario al pres-
6. bítero don Ramón Lemir
7. sin perjuicio de otro que me-
8. jor derecho tenga y mientras
9. sea Capellán del Monas-
¡ O. terio de Agustinas. En esta
11. virtud, expídasele el corres-
143
12. pondiente título y notifique-
13. se a los inquilinos que le
14. acudan con los rédlfos ven-
15. cidos desde la vacante y los
16. que en adelante se vencieren.
Vargas
Ante mi
Briceño

17. En veintiocho de l'loviembre notifiqué


18. al Presbítero Don Ramón Lemir la
19. sentencia anterior y firmó do,v fe.
Ramón J. Lemir
Arismendi (foja 56)

l. Denuncia la Capellanía que


2. espresa i pide se fiJen edictos
3. convocatorios.

Señor Provisor Vicario General

4. El Presbítero Rómulo Garrido a


5. Vuestra Señoría con el debido respeto digo:
6. que siendo actualmente Capellán del
7. Monasterio de Agustinas me corresponde
8. el goce de una Capellanía mandada
9. fundar por la relijiosa Sor Magda-
10. lena Silva, Capellanía que está va-
Ji. cante por la muerte del finado Ca-
12. pellán don Ramón Semir y desean-
13. do se declare a mi favor.
14. A Vuestra Señoría suplico se sirva ordenar que sefi-
15. jen los edictos convocatorios por el
16. término legal. Es justicia.
Rómulo Garrido

17. Santiago 14 de Abril de 1882


18. Como se pide.
Fernánde= Concha

Ante mi
Briceño (foja 57)

l. El die= y ocho de Abril notifiqué


2. al presbítero don Rómulo Garrido
3. el decreto anterior.
144
Rómulo Garrido

Briceño

4. Certifico que con esta fecha he colo-


5. cado en las puertas del Juzgado el
6. edicto convocatorio a la Capellanía
7. denunciada. Santiago, diez y nueve
8. de Abril de mil ochocientos ochen-
9. tay dos.
Briceño (foja 57Yta.)

l. Rafael Fernández Con-


2. cha Provicario Capitu-
3. lar del Arzobispado en
4. lo contencioso.
5. Hallándose vacante la Capella-
6. nía de principal de tres mil qui-
- nientos pesos mandada fundar
8. por Sor Magdalena Silva. por cuan-
9. to a fallecido el Capellán del Afanas-
JO. terio de Agustinas Presbítero don
11. José Ramón Semir, por el presente,
12. cito, llamo y emplazo a los que
13. se crean con derecho a la espresada
14. Capellanía para que comparezcan
15. a deducir el que les corresponda.
16. Así lo tengo mandado por decreto
17. fecha catorce del actual. Santiago,
18. diez y nueve de Abril de mil ocho-
19. cientos ochenta y dos.
Rafael F ernández Concha

20. de orden de Su Señoría


José Antonio Briceño
Notario Mayor Eclesiástico (foja 59)

J. Pide desjijación de los edictos


2. i lo que espresa en la conclusión.

Señor Provisor Vicario Capitular

3. Rómulo Garrido, Capellán del Mo-


4. nasterio de Agustinas de esta capital en el
5. expediente que tramito sobre obtener
6. el goce de una Capellanía mandada
145
7. fundar por Sor Magdalena Silva.
8. A Vuestra Señoría suplico que habiendo estado yafi-
9. jos i publicados durante el término le-
JO. gallos edictos convocatorios se sirva
11. ordenar se desfijen, previo el certifica-
12. do del notario actuario sobre si se
13. ha presentado otro opositor a lamen-
14. cionada Capellanía.
15. Es justicia.
Rómulo Garrido

16. Santiago 8 de Mayo de 1882


17. Como se pide.
Fernánde= Concha

Ante mi
Briceño

18. El nueve de Mayo notifiqué al Presbí-


19. tero don Rómulo Garrido el decreto an-
20. terior.
Rómulo Garrido

Briceño (foja 60)

l. Certifico: que hasta hoy ha perma-


2. necido fiJado en las puertas del Ju=-
3. gado el edicto anterior; y que ha si-
4. do publicado por die= veces en el diario
5. de esta Ciudad el Estandarte Católico
6. y que durante este tiempo no ha compa-
7. recido otro opositor que el denunciante.
8. Santiago, nueve de Mayo de mil
9. ochocientos ochenta y dos.
José Antonio Briceño
Notario Mayor Eclesiástico

1O. El nueve de Mayo notifiqué al Pres-


11. bítero don Rómulo Garrido el certi-
12. ficado anterior.
Rómulo Garrido

Briceño

13. Pide se le declare con derecho a


14. go=ar la Capellanía que mdica.
146
Señor Provisor Vicario Capitular

15. Rómulo Garrido, Capellán del Mo-


16. nasterio de Agustinas de esta Capital a Vuestra Señoría
17. respetuosamente digo: que llenados los requi-
18. sitos legales para entrar a gozar de la Cape-
19. /lanía mandada fundar por Sor Magdale-
20. na Silva como consta de las diligencias ad-
2J.juntas del espediente acompañado i militan-
22. do en mi favor igual derecho con que la
23. obtuvieron los Capellanes mis antesesores en
24. virtud de las sentencias a fojas 15, fojas 25 vuelta, fojas 33
25.fojas 39 vuelta ifojas 55 vuelta.
26. A Vuestra Señoría suplico se sirva declararme el goce de la
27. citada Capellanía ordenando se notifique
28. a los inquilinos para que me acudan con los
29. intereses por anualidades vencidas a contar
30. desde el día en que dejó de perciv1rlos
31. el Presvítero Don José Ramón Semir.
32. Otro si digo, que la Reverenda Madre Aba-
33. desa del Monasterio de Agustinas de
34. esta capital en apoyo de mi solicitud (foja 61)

J. la suscribe en conformidad a lo dispues-


2. to por la fundadora.
Es justicia
Rómulo Garrido

Sor Mercedes de Santa Filomena


Abadesa

3. Santiago 1Ode Mayo de 1882


4. Vista al Fiscal.
Fernánde= Concha
Ante mi
Briceño
5. El once de Mayo notifiqué a don
6. Rómulo Garrido el decreto anterior.
Rómulo Garrido

Briceño

7. Señor Provisor Capitular


8. Pues no se han presentado opositores, ha llegado
9. el caso de prover la Capellanía en el Capellán del Monas-
147
1O. terio de Agustinas don Rómulo Garrido conforme a lo que
11. se ha hecho en las anteriores provisiones. Santiago i
12. 11 de Mayo de 1882.
Errá..--uriz

13. Certifico: que con esta fecha el presbítero don Rómulo Garrido me ha
14. presentado su título de Capellán del Monasterio de Agustinas de esta
15. Ciudad ~o nombramiento le ha hecho el Ilustrísimo Señor Obispo y vica-
16. rio Capitular de Santiago, Doctor don Joaquín Larraín Gandarillas a nueve
17. de Enero del presente año, ~o título devolví al interesado. Santiago 17 de Mayo de 1882.
José Antonio Briceño
Notario Mayor Eclesiástico
18. San- (foja 61vta.)

1. tiago 11 de Mayo de 1882.


2. Autos.
F ernández Concha

Ante m1
Briceño

3. El doce de Mayo notifiqué a don


4. Rómulo Garrido el decreto anterior.
Rómulo Garrido

Briceño

5. Santiago 17 de Mayo de 1882.


6. Llamados a concurso
7. los que se creyesen con
8. derecho a la Capellanía
9. de tres mil quinientos
1O. pesos fundada por Sor
11. Magdalena Silva y va-
12. cante por el fallecimiento
13. del Capellán del Monas-
14. terio de Agustinas, pres-
15. bítero don José Ramón
16. Semir, no se ha opues-
17. to ninguno en calidad
18. de pariente de la insti-
19. tuidora. Por causa de
20. lo cual/a solicita pa-
21. ra sí el actual Capellán
22. del espresado Manaste- (foja 62)

148
l. rio, presbítero don Ró-
2. mulo Garrido, con con-
3. sentimiento de la Re-
4. verenda Madre Abade-
5. sa. Considerando que
6. en el instrumento de
7. fundación se dispone
8. lo siguiente (fojas 9): "Y por
9. falta de los dichos sus
1O. sobrinos en la forma
11. referida, sucedan en
12. esta Capellanía los Ca-
13. pellanes que por tiem-
14. po fueren de este dicho Mo-
15. nasterio, el que elijiere
16. el Patrón. Y la otorgan-
JI. te nombró por Patrono
18. de esta Capellanía a la
19. Madre Abadesa que fue-
20. re de este Monasterio
21. perpétuamente ", se de-
22. clara el goce de la expre-
23. sada Capellanía al pres-
24. bítero don Rómulo Gar-
25. rido, mientras no haya
26. pariente con derecho a
27. ella y por todo el tiem-
28. po que fuere Capellán del
29. Monasterio de Agustinas (foja 62vta.)

l. Notifiquese a los cen-


2. suarios para que
3. le paguen los rédi-
4. tos vencidos desde la
5. muerte del presbítero
6. don Ramón Semir y
7. los que se vencieren en
8. lo sucesivo. Entre líneas
9. dicha = vale.
F ernánde= Concha

Ante mí
Briceño

1O. El trece de Junio notifiqué al


11. Señor Presbítero don Rómulo Garrido
149
12. la sentencw anterior.
Rómulo Garrido

Briceño

13. El veinticuatro de Agosto not~fiqué a la Reverenda Madre Abadesa de


14. Agustinas firmó.
Sor Afercedes de Santa Filomena
Abadesa

Ansmendi

15. Certifico que en la Tesorería Jeneral donde se me dyo


16. se reconocía un principal de la Capellanía declarada al Señor
1 ::. Garrido en la sentencia antenor espucieron después de
18. haver re;istrado los libros, que no se reconocía capital
19. ninguno. perteneczente a zrre1; Capellanía. Samiago Septzembre
20.-! de 1882.
Arismendz (foja 63)

150
BmLIOGRAFÍA GENERAL

DOCUMENTOS:

Expediente 904. Testamento de don Fernando de Soloaga y doña Rosa de Orrego. Fondo de
Capellanias del Archivo del Arzobispado de Santiago.
Expediente.257. Testamento de doña Juana Gamboa. Fondo de Capellanias del Archivo del
Arzobispado de Santiago.
Expediente 923. Testamento de doña Magdalena de Silva. Fondo de Capellanías del Archivo
del Arzobispado de Santiago.
Expediente 795. Testamento de doña Francisca Verdugo. Fondo de Capellanías del
Arzobispado de Santiago
Archivo del Arzobispado de Santiago, Expediente N° 1587. Litigio por la capellanía impuesta
por doña Inés Josefa de Garnboa. Fondo de Capellanías del Archivo del i\rzobispado de
Santiago
Expediente 886. Escritura de Censo a favor de doña Inés Josefa de Gamboa. Fondo
Capellanías. Archivo del Arzobispado de Santiago.

BmLIOGRAFÍA:

Aguirre, Margarita., "Monjas y Conventos. La Experiencia del Claustro", Servicio Nacional


de la Mujer, Santiago, 1994.
Araneda, Fidel., "Historia Eclesiástica de Chile", Editorial Pía Sociedad de San Pablo,
Santiago, 1986.
Boletín Eclesiástico del Ar=obispado de Santiago, Tomo XII, 1892-1894, Imprenta de Emilio
Reyes, Santiago, 1895.
Boletín Eclesiástico del Ar=obispado de Santiago. Tomo II, Desde 1861 hasta 1866, Imprenta
del Correo, Santiago de Chile, 1868.
Boletín Eclesiástico del Ar=obispado de Santiago. Tomo XIII, Imprenta de Emilio Reyes,
Santiago, 1898.
Burns, Kathryn., ''Monjas, kurakas y créditos: economía espiritual de Cuzco, en el siglo
XVII". En Dinan, Susan E. y Meyers, Debra (editoras)., Mujeres y Religión en el Viejo y
Nuevo Mundo, en la Edad Mode~ Narcea S-A de Ediciones, Madrid, 2002.
Carmelitas Descalzas del Monasterio de San José, "El Ar<:a de Tres Llaves. Cróni<:a del
Monasterio de Carmelitas Descalzas de San José. Hí90-l990. Santiago de Chile", Impresora
Cochrane, Santiago, s/f.
Código Ovil, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2003.
Consulta del gobierno de Mendoza., La iglesia, el alma y sus capellanías ente el dereclw civil,
Buenos Aires, 1876. En: Levaggi , Abelardo., Las capellanías en Argentina. Estudio
hrstórico:iuridico, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales "Ambrosio
L. Gioja", Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, 1992.
Chartier, Roger., "El mundo como representación. Historia cultura!: entre práctica v
representación'·, Editorial Gedisa, Barcelona, 1999. Pág. X.
De Ramón, t\rmando, '"Santiag<J de Chile ( 154!-1991) Hist<Jria de una sociedad urbana'·,
Editorial Sudamericana Chilena, Santiago, 2000.
Duby, George, Michele Perrot "Historia de las Mujeres" Taurus, Madrid, 1992, vol. 2
Duby, Georges., "MUJERES DEL SIGLO XII. Eloísa, Leonor, Iseo y algunas otras",
Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1996.
Fernández Concha, Rafael., "Derecho Público Eclesiástico", Imprenta del Correo, Santiago
de Chile, 1872.
González Ochoa, César., "A lo Invisible por lo Visible. Imágenes del Occidente Medieval",
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas,
México, 1995.
Gruzinski, Sege., "La guerra de las imágenes. De Cristóbal Colón a 'Blade Runner' (1492-
2019)", Fondo de Cultura Económica, México, 2001.
Guemica, Juan de., "Historia y Evolución del Monasterio de Clarisas de Nuestra Señora de la
Victoria en sus cuatro períodos", Editorial Sagrado Corazón de Jesús, Santiago, 1944.
Horvitz V, Maria Eugenia e Iglesias, Margarita., "La transmisión de la memoria y el linaje en
las elites c<Jloniales: las mujeres en las fundaci<Jnes de capellanías". En: Actas del I--7 Yacowl,
Universidad de Chile, Santiago, 2000.
Horvitz, María Eugenia., "Entre lo privado y lo público: la vocación femenina de preservar la
memoria. Recordando a Sola Sierra". En: Actas del Seminario "La memoria de las muíeres.
un conocimiento exch.údo de la Historia", revista Electrónica Cyher Humanitatis,
Universidad de Chile, 2002.
Horvitz, María Eugenia., "Las capellanias de misas: obligaciones privadas y públicas. Chile
1558-1914". En: Cuadernos de Historia, n° 18, Universidad de Chile, Departamento de
Historia, Santiago, 2000.
Horvitz., María Eugenia., "Las obligaciones femeninas para resguardar la trascendencia. Entre
sensibilidades individuales y disciplinamientos sociales". En; Muheres v escritura. Voces y
representaciones, Revista Electrónica Cyber Humanitatis, Universidad de Chile, 2001.
Iglesias Sal daña, Margarita , "'El rol de las mujeres religiosas en la transmisión de la fe
cristiana en la época coloi'jal en Chile'·. En: Revista Electrónica Cyber Humanitatzs,
Universidad de Chile, 1999.
La Nueva Disciplma Canómca Sobre las Mon_/as. La Constitución Apostólica SPOh'SA
CHPJSTJ .v la Instrucción IXTER PRAECLARA comentadas por la revista Fída Religiosa,
Madrid, Administración de Vida Religiosa, Madrid, 1951.
Lavrin, Asunción y Rosalva, Loreto (editoras)., "Monjas y Beatas. La escritura femenina en
la espiritualidad barroca novohispana. Siglos XVII y XVIII", Coedición Universidad de Las
Américas Puebla y Archivo General de la Nación de México, México, 2002.
Lavrin, Asunción, "'La vida femenina como experiencia religiosa: biografías y hagiografía en
Hispanoamérica colonial", Colonial Latín American Review, vol. 2, N° 1-2, 1993, N. Y.
León Echaíz, René., "Historia de Santiago", Editorial ANDUJAR., Santiago, s/f, Tomo I.
León León, Marco Antonio., "SEPULTURA SAGRADA, TUMBA PROF.o\NA. Los
espacios de la muerte en Santiago de Chile, 1888-1932", Dirección de Bibliotecas, Archivos
y Museos, LOM Ediciones, Santiago, 1997.
Linse, Ulrich., "Videntes y Milagreros. La búsqueda de la salvación en la era de la
industrialización", Siglo Veintiuno de España Editores, Madrid, 2002.
Martínez López-Cano, Maria del Pilar., "LAS CAPELLANÍAS EN LA CIUDAD DE
MÉXICO EN EL SIGLO :X\-1 Y LA INVERSIÓN DE SUS BIENES DOTALES". En:
Martínez López-Cano, Maria del Pilar, Von Wobeser, Gisela~ Muñoz, Juan Guillermo
(Coordinadores)., COFRADÍAS. CAPELLANÍAS Y OBRAS PÍAS EN LA AMÉRICA
COLONIAL, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1998.
Muriel, Josefina., "Cultura Femeruna Novohispana", Uruversidad Nacional Autónoma de
México, Instituto de Investigaciones Históricas, Serie Historia Novohispana/30, México,
1994.
Paz, Octavio., "Sor Juana Inés de la Cruz, o las trampas de la fe", México, Fondo de Cultura
Económica, 1982.
Peña Otaegui, Carlos., "Una Cróruca Conventual. El Monasterio de las Agustinas de Santiago
(1574-1951)", Santiago de Chile, 1951.
Poska, Allyson M. y Lehfeldt. Elizabeth A., "Las mujeres y la Iglesia en la España de la Edad
Moderna". En: Dinan, Susan E. y Meyers, Debra (editoras)., Mvjeres v Religión en el Viejo v
Nuevo Mundo. en la Edad Moderna, Narcea S.A de Ediciones, Madrid, 2002.
Sacrosanto y Ecuménico Concilw de Trento, Traducido al idioma castellano por Ignacio
López de Ayala, Imprenta Real, Madrid, 1785.
SÍNODOS DIOCESANOS, celebrados por Fray Bernardo Saavedra y don Manuel de Aldai y
Aspee, Imprenta de: Eduardo Dunigan y hermano, Santiago, 1858.
Suárez, Margarita., "El poder de los velos: monasterios y finanzas en Lima siglo X\i1f'. En:
Portocarrero, Patricia (compiladora)., Estrategias de desarrollo intentando cambiar la vida,
Flora Tristán Ediciones, Lima, Perú, 1993.
Tovar de Teresa, Guillermo., "Místicas novias. Escudos de monjas en el México colonial".
En Monjas coronadas. Vida conventual femenina en Hispanoamérica (catálogo de la
exposición), Instituto Nacional de Antropología e Historia y Museo Nacional del Virreinato,
México, D.F., 2003.
Úrsula Suárez (1666-1749) Relación Autobiográfica", Prólogo y Edición Crítica de Mario
Ferreccio Podestá, y Estudio Preliminar de Armando de Ramón, Academia Chilena de la
Historia, Santiago, 1984.
Vallarta, Luz del Carmen., "Voces sin sonido: José Eugenio Ponce de León y su modelo de
mujer religiosa", Relaciones Estudios de Historia y Sociedad, El Colegio de Michoacán, 45,
1990, vol. XII.
Van Deusen, Nancy E., "Betwen the Sacred and the Worldly. The Institutional and Cultural
Practice of Recogimiento in Colorual Lima", Stanford University Press, Califorttia, 2001.

1~4
Von Wobeser, Gisela., "El Crédito Eclesiástico en la Nueva España. Siglo XVIII",
Universidad Autónoma de México, México, 1994.
Von Wobesesr, Gísela, "Las capellanías de misas: su función religiosa, social y económica en
la Nueva España". En: Cofradías. Caoellaruas y Obras Pías en la América Colonial,
Coordinadores Pilar lópez-cano, Gissela von wobesser, Juan Guillermo Muñoz, Ediciones de
la Universidad Nacional Autónoma de México, México, D.F., 1998.
Vovelle, Michel., "Ideologías y Mentalidades", Editorial Ariel, Barcelona, 1985.
ÍNDICE

Páginas
l. Los CAMINOS DE SALVACIÓN: LAS CAPELLANÍAS DE MONJAS 1
1.1. LAs REPRESENTAOONES DE LA ECONOMÍA ESPIRITUAL 12

2. LA VIDA EN EL MOJ'IIJÍO: AGUSTINAS Y CLARISAS 27

3. LAs CAPELLAA'ÍAS: LOS TESTAMENTOS DE SALVACIÓN 54

4.EN LOS CONVENTOS DE LA PURA Y LIMPIA CONCEPCIÓN REGLA 61


DEL SEÑOR SAN AGUSTÍN Y SAJ\'T A CLARA DE LA Al\'TIGUA
FuNDACIÓN: UNA AGUSTINA EN EL SIGLO XVD Y UNA CLARISA
EN EL SIGLO XVDI

4.1. DOÑA MAGDALEl'iADE SILVA (1639-1680) 64


4.2. DOÑA INÉS DE GA.l\IBOA (1739-¿ ?) 78

5. SOLO UNA REFLEXIÓl'i F~AL 87

6. ANEXO 90

7. BIBLIOGRAFÍA 151

Vous aimerez peut-être aussi