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Son cuatro las reglas que debe seguir cuando empieza a revisar los aspectos de su lista
de debilidades.
2. Utilice un lenguaje preciso. No exagere ni embellezca los rasgos negativos. Revise los
aspectos de su lista de debilidades para que sean puramente descriptivos. Limítese a los
hechos. El término «muslos gordos» es, además de peyorativo, inexacto.
Para Leonor, la descripción exacta sería «muslos de 45 cm». «Torpe con el papeleo» es
otro término inexacto. Leonor lo reformuló como «ocasionalmente me olvido de escribir
cosas en las hojas de pedido». La caracterización como «indecisa» la reformuló como
«tendencia a seguir a las personas con una opinión fuerte». En cuanto a lo de ser
«ilógica», se dio cuenta de que era idea de su marido y que en realidad no se consideraba
«ilógica».
3. Utilice un lenguaje específico en vez de general. Elimine términos como todo, siempre,
nunca, totalmente, etc. Reescriba la lista de forma que su descripción se limite a la
situación, marco o relación particular donde aparece el rasgo. Las invectivas generales
como «no puedo poner límites o decir no» se deberían revisar para reflejar sólo las
relaciones específicas en las que surge el problema. Cuando Leonor pensó sobre el
particular, se dio cuenta de que, así expresado, era sencillamente falso. Podía decir que
no a los vendedores, a los hijos, a su madre y a los vecinos que le hacían peticiones
imposibles.
Pero tenía problemas para fijar límites con su marido y con algunas amigas íntimas.
Leonor reescribió este rasgo como «dificultad en decir no a mi marido y amigas íntimas
cuando necesitan o piden ayuda». Leonor también reescribió el rasgo «utilizo la culpa
para conseguir que los hijos hagan las cosas». Se dio cuenta de que había sólo dos
situaciones principales en las que se daba el problema. «Hago a los chicos sentirse mal
cuando se pegan o cuando no visitan a sus abuelos». El rasgo «odio estar sola» lo cambió
por «me pongo nerviosa y ansiosa cuando estoy sola en casa después de las ocho o nueve
de la noche». «Pierdo todo» lo cambió por «ocasionalmente pierdo las llaves o el jersey».
Vea como el hecho de especificar una debilidad hace que parezca menos global y
maligna. Su problema no es ya general. Usted reconoce que se da sólo en determinadas
ocasiones y con determinadas personas.