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Leonor, vendedora de una compañía farmacéutica, rellenó de la siguiente forma su

«Inventario del concepto de sí mismo».

1. Aspecto físico + Me encanta estar atareada.


+ Grandes ojos marrones. - Persona indecisa.
+ Pelo negro rizado. - Entrometida.
+ Tez aceitunada. - Olvidadiza.
+ Piel clara, de aspecto joven. - Pierde todo.
— Dentadura de caballo. + Positiva.
— Pecho plano. + Competente.
— Nariz fea. - Poco culta.
+ Buen aspecto con vestidos tipo años
30. 4. Cómo me ven los demás
+ No necesito maquillaje. + Divertida.
— Vientre obeso. + Fuerte.
— Muslos gordos. + Independiente.
+ Caderas bien formadas. + Afectuosa.
160 cm, 52 kg. — Desordenada.
— Irritable.
2. Cómo me relaciono con la gente + Dispuesta.
+ Afectuosa. + Esforzada, motivada.
+ Abierta. + Agradable.
+ Aceptante y flexible. + Asequible a la gente.
— No puedo poner límites y decir no. - Hiperestresada.
— Demasiado aceptante, y luego - Inquieta.
resentida.
+ Buena comunicadora. 5. Rendimiento en el trabajo
+ Amena. — Atontada por teléfono.
— Postiza con los amigos. — Evito las ventas por teléfono
Me gustan los tejanos y camisetas, la + Experta en mi campo.
ropa informal. + Buena vendedora.
Cuello largo. — Torpe con el papeleo.
+ Socialmente competente.
+ Buena oyente. 6. Desempeño de las tareas cotidianas
— No puedo pedir lo que quiero. - Olvido las citas.
— Incómoda con extraños. + Escrupulosa con los dientes.
+ Protectora. - Hago las cosas tarde.
+ Mantengo los compromisos. + Escrupulosa con la seguridad y
+ Uso la culpa para obligar a los limpieza de los niños
chicos a hacer las cosas. + Buena higiene.
— A veces ataco y me burlo de los + Buena y rápida cocinera.
niños. — Hago compras idiotas.
+ Responsable. - Ama de casa desordenada.
+ Divertida. + No me inquieta mi aspecto.
+ Abierta, extrovertida. Mala discutidora y argumentadora.
+ Amigable. Me aturden las cosas que pasan en el
— Odio estar sola. momento.
Pereza mental.
3. Personalidad Ilógica.
— Excesivamente confiada.
— Antipática cuando no hago las cosas 7. Funcionamiento mental
a mi gusto. + Me gusta aprender cosas nuevas.
— A veces irritable.
+ Curiosa por la forma de funcionar las Siento temor a empezar.
cosas. + Comunica bien las preferencias
+ Mente rápida. sexuales.
— Poco creativa. + Puede expresar los sentimientos
sexualmente.
8. Sexualidad — Puedo sentirme muy rechazada y
Habitualmente excitada, interesada. deprimida.
Acepta las iniciativas sexuales de la — Pasiva.
pareja.
Inhibida.

Lista de sus debilidades


Coja una hoja de papel en blanco y haga dos columnas. En la de la izquierda escriba
cada apartado que tuvo una calificación negativa. Deje tres líneas entre cada apartado
a fin de dejar suficiente espacio para volver a escribir y hacer cambios.
No hay nada malo en tener defectos. Todo el mundo los tiene. No hay en la tierra una
sola persona que no tenga una lista de cosas en las que le gustaría ser diferente. El
problema no es tener esta lista, sino la forma en que usted utiliza sus debilidades para
autoataques destructivos. Decir que usted oculta su cólera con sus amigos es una
valoración razonable. Pero condenarse como una «persona falsa con los amigos», como
hizo Leonor, socava su autoestima. Tener presente el tamaño de la cintura y que se
quieren perder 6 cm es una valoración realista de algo que quiere cambiar. Pero decir
que tiene una «barriga gorda» es como clavar alfileres en su sentido de valor personal.

Son cuatro las reglas que debe seguir cuando empieza a revisar los aspectos de su lista
de debilidades.

1. Utilice un lenguaje no peyorativo. Hay que cambiar la descripción «dentadura de


caballo» por «dientes de delante salidos». Hay que cambiar lo de «atontada por
teléfono» por «me siento incómoda cuando veo que la gente no me comprende; me pongo
algo nerviosa por teléfono». Lo de «comprar idiotamente» debe reformularse por «hago
demasiados viajes a la charcutería porque compro justo lo que necesito para cenar cada
noche».
Repase su lista y elimine todas las palabras que tengan connotaciones negativas:
estúpido, pegajoso, ramplón, gordo, feo, etc. Estos términos deben desterrarse de su
vocabulario de autodescripción. Estas denominaciones negativas, como las pirañas, no
son muy peligrosas cuando ocasionalmente se presentan de forma aislada. Pero en una
gran avalancha pueden devorar literalmente su autoestima.

2. Utilice un lenguaje preciso. No exagere ni embellezca los rasgos negativos. Revise los
aspectos de su lista de debilidades para que sean puramente descriptivos. Limítese a los
hechos. El término «muslos gordos» es, además de peyorativo, inexacto.
Para Leonor, la descripción exacta sería «muslos de 45 cm». «Torpe con el papeleo» es
otro término inexacto. Leonor lo reformuló como «ocasionalmente me olvido de escribir
cosas en las hojas de pedido». La caracterización como «indecisa» la reformuló como
«tendencia a seguir a las personas con una opinión fuerte». En cuanto a lo de ser
«ilógica», se dio cuenta de que era idea de su marido y que en realidad no se consideraba
«ilógica».

3. Utilice un lenguaje específico en vez de general. Elimine términos como todo, siempre,
nunca, totalmente, etc. Reescriba la lista de forma que su descripción se limite a la
situación, marco o relación particular donde aparece el rasgo. Las invectivas generales
como «no puedo poner límites o decir no» se deberían revisar para reflejar sólo las
relaciones específicas en las que surge el problema. Cuando Leonor pensó sobre el
particular, se dio cuenta de que, así expresado, era sencillamente falso. Podía decir que
no a los vendedores, a los hijos, a su madre y a los vecinos que le hacían peticiones
imposibles.
Pero tenía problemas para fijar límites con su marido y con algunas amigas íntimas.
Leonor reescribió este rasgo como «dificultad en decir no a mi marido y amigas íntimas
cuando necesitan o piden ayuda». Leonor también reescribió el rasgo «utilizo la culpa
para conseguir que los hijos hagan las cosas». Se dio cuenta de que había sólo dos
situaciones principales en las que se daba el problema. «Hago a los chicos sentirse mal
cuando se pegan o cuando no visitan a sus abuelos». El rasgo «odio estar sola» lo cambió
por «me pongo nerviosa y ansiosa cuando estoy sola en casa después de las ocho o nueve
de la noche». «Pierdo todo» lo cambió por «ocasionalmente pierdo las llaves o el jersey».
Vea como el hecho de especificar una debilidad hace que parezca menos global y
maligna. Su problema no es ya general. Usted reconoce que se da sólo en determinadas
ocasiones y con determinadas personas.

4. Encuentre excepciones, o dotes correspondientes. Este es un paso esencial para


aquellos aspectos que realmente le hacen sentir mal sobre sí mismo. Por ejemplo, Leonor
era consciente de que tenía problemas en pedir lo que quería. Su crítica patológica
utilizaba esto con frecuencia como munición para atacar su noción de valía personal.
Leonor reformuló el aspecto indicando primero algunas excepciones: «Soy
razonablemente afirmativa con los colaboradores, con mis amigas Bárbara y Julia y con
los chicos. Pero no con mi marido u otros amigos». Otro aspecto que hacía que Leonor
se sintiese especialmente vulnerable era el epíteto «perezosa mental». Leonor reformuló
este aspecto reconociendo áreas de pensamiento en las que no tenía ningún interés y
añadiendo luego una excepción importante: «Me aburren las cuestiones políticas y
filosóficas, el pensamiento abstracto. Me gusta pensar en las motivaciones e impulsos
subyacentes a la conducta humana». El aspecto de Leonor «torpe en la discusión y el
debate» era otra zona de especial sensibilidad. La crítica solía utilizarla por no hacer
valer su posición en las discusiones. Leonor reformuló este apartado incluyendo un don:
«No tengo suficientes argumentos o un instinto de machacar. Lo que me gusta, sin
embargo, es que no tengo por qué tener la razón siempre. No me siento derrumbada
cuando la gente discrepa de mí».
Ahora, hágalo usted; Recuerde que cada aspecto revisado debe:
1) eliminar todos los términos peyorativos,
2) ser preciso y puramente fáctico,
3) eliminar las descalificaciones generales en favor de las situaciones específicas en las
que se dan las debilidades, y
4) incluir el mayor número posible de excepciones y dotes correspondientes que pueda
imaginar

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