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Carecían del derecho a comerciar fuera de las posesiones británicas, con excepción de los
diferentes puntos establecidos por las autoridades inglesas. Tampoco se permitía que del
exterior se comerciara directamente con el conjunto de ellas, ni con cada una por separado.
Además, toda una serie de extensiones territoriales, no cultivadas, fueron declaradas
propiedad de la corona inglesa, prohibiéndose a los colonos instalarse en ellas. Con esta
medida se buscaba asegurar, a la burguesía comercial de la metrópoli, el comercio
monopolista de rapiña con los indios y, al mismo tiempo, impedir a los colonos de las tierras
de los grandes propietarios ingleses, el abandono de éstas para irse a las tierras libres del
Occidente.
Las contradicciones entre la metrópoli inglesa y las colonias alcanzaron una gravísima
agudización, lo cual halló su evidente manifestación en la guerra de las colonias
norteamericanas contra Inglaterra, por su independencia (1775-1783).
Esta guerra por la independencia, por su carácter, tuvo un sentido objetivamente progresista:
“Fue la guerra del pueblo norteamericano contra los bandidos ingleses que oprimían y que
mantenían en la esclavitud colonial a América”... El pueblo norteamericano, hizo notar
Lenin, dio en esta guerra el ejemplo de una guerra revolucionaria contra la esclavitud feudal.
El desenlace victorioso de la guerra de las colonias norteamericanas contra la metrópoli
inglesa había sido resuelto de antemano gracias a la participación más activa de las amplias
masas populares que luchaban por una causa justa: por la conquista de la independencia
política de su patria. La “Declaración de la Independencia de los Estados Unidos de América”
(4 de julio de 1776) señalaba que “las colonias unidas son, y por derecho deben serlo, Estados
libres e independientes, que se han liberado de toda subordinación a la corona británica, y
que todo lazo político entre ellas y el Estado de Gran Bretaña debe ser y está completamente
aniquilado; y que, como Estados libres e independientes, poseen el pleno poder para declarar
la guerra, concertar la paz, entrar en alianza, instaurar el comercio, y llevar a cabo todos los
demás actos y asuntos, como corresponde a Estados independientes según el derecho.”