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Pero todo esto, que antes valía mucho para mí, ahora, a causa de Cristo, lo tengo por algo
sin valor. Aún más, a nada" le concedo valor si lo comparo con el bien supremo de conocer
a Cristo Jesús, mi Señor. Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero
basura a cambio de ganarlo a él.
-Filipenses 3:7, 8, Versión Popular.
PARA FINALES del 1979 había llegado a mi encrucijada personal. Había pasado cuarenta
años de mi vida como representante de tiempo cabal, sirviendo en todo nivel de la estructura
organizacional. Los últimos quince años los pasé en las oficinas internacionales, y de ésos,
los últimos nueve los pasé como miembro del Cuerpo Gobernante mundial de los Testigos
de Jehová.
Fueron esos años finales los que resultaron cruciales para mí. Fue entonces que la
ilusión se encontró con la realidad. A partir de allí vine a apreciar lo acertado de una cita que
leí recientemente, pronunciada por un hombre de estado, ya fallecido quien dijo:
El gran enemigo de la verdad muy a menudo no es la mentira deliberada, bien tramada
y deshonesta-sino que es el mito persistente, persuasivo e irrealista.
Ahora comencé a darme cuenta que la gran parte de aquello sobre lo cual yo había
basado mi entera vida adulta era precisamente eso, un mito--"persistente, persuasivo e
irrealista." No era que mi parecer en cuanto a la Biblia hubiese cambiado. Si acaso, fue más
bien que mi apreciación por ésta fue realzada debido a lo que experimenté. Solo ella dio
sentido y significado a lo que vi ocurrir, las actitudes que ví desplegadas, los razonamientos
que oí presentados, la tensión y presión que sentí. El cambio que sí vino, vino al darme
cuenta de
254 CRISIS DE CONCIENCIA
que mi manera de ver las Escrituras había sido desde un punto de vista completamente
sectario, una trampa contra la cual yo creí haber estado protegido. Al dejar que las Escrituras
hablaran por sí mismas sin ser primero canalizadas a través de una agencia humana falible
como "conducto"-encontré que se hacían inmensamente más significativas. Quedé
asombrado de cuánto de su mensaje me había estado privando.
La pregunta era, ¿qué debo hacer ahora? Mis años en el Cuerpo Gobernante, las
cosas que oí decir en sesión y fuera de ella, el espíritu desplegado que usualmente ví, poco
a poco me hicieron darme cuenta cabal de que, con relación a la organización, el 'odre había
envejecido.' había perdido la flexibilidad que en un tiempo tuviera, y estaba endureciendo su
resistencia a la corrección de las Escrituras, tanto en cuanto a creencias doctrinales, como
en cuanto a su manera de tratar con aquellos que se dirigían a ella en busca de guía.1 Sentí,
y aún siento, que había varios hombres buenos en el Cuerpo Gobernante. En una llamada
de larga distancia una persona que antes era Testigo me dijo, "Hemos sido seguidores de
seguidores." Otro me dijo, "Hemos sido víctimas de víctimas." Creo que ambas
declaraciones son veraces. Charles Taze Russell siguió los puntos de vista de ciertos
hombres de su tiempo, fue víctima de algunos de los mitos que ellos propagaron como
"verdad revelada." Cada parte sucesiva del liderato de la organización ha seguido el mismo
rumbo, a veces agregando mito adicional en apoyo o en elaboración del original. En lugar de
rencor, siento lástima por esos hombres a quienes conozco, porque yo también fui una
"víctima de víctimas," un "seguidor de seguidores."
Aunque, particularmente desde el 1976 en adelante, cada año en el Cuerpo
Gobernante se me hacía más y más difícil, y me encontraba más lleno de tensión, me
forjaba esperanza de que las cosas mejorarían. Con el tiempo me ví obligado a reconocer
que era una esperanza que la evidencia no apoyaba.
No es que me opusiera a la autoridad. Más bien me oponía a los extremos a los cuales
ésta se llevó. No podía creer que Dios se hubiera propuesto el que hombres ejercieran tal
grado de control autoritario y que tal control permitiera todo aspecto de las vidas de los
miembros
compañeros -de estos mismos hombres en la congregación cristiana. ,. -Mi
entendimiento era que Cristo concede autoridad en su congregación sólo para servir, jamás
para dominar.2
6 Mi esposa es trece años más joven que yo. Reconocimos los riesgos que los médicos
nos presentaron, pero estábamos dispuestos a enfrentarlos.
Punto de decisión 257
que el período de tiempo en el cual yo iba a poder hacer tal cosa estaba rápidamente
acortándose, que fuera cual fuera la voz que tuviese en las discusiones del Cuerpo
Gobernante ésta pronto sería acallada, silenciada. El deseo de sentirme libre de la atmósfera
de sospecha que se estaba desarrollando, de estar libre de la participación en una estructura
de autoridad que yo no podía defender bíblicamente y de las decisiones que no podía
moralmente respaldar, pesaba con igual fuerza sobre mí.
Si la seguridad y el confort hubieran sido mis metas, con toda certeza hubiera optado
por quedamos Cynthia y yo donde estábamos, pues allí, como miembros de las oficinas
centrales, se atenderían todas nuestras necesidades físicas. Nuestros muchos años de
servicio nos permitirían ciertos privilegios como el poder escoger entre los cuartos más
deseables periódicamente disponibles en los varios grandes edificios de la Sociedad.7
Nuestro tiempo para vacaciones aumentaría a unas seis semanas por año y, por ser
miembro del Cuerpo Gobernante, siempre sería posible combinar este tiempo con
compromisos para discursos que no nos permitían visitar lugares en todos los Estados
Unidos y Canadá, o combinarlo con visitas de zona que brindaban la oportunidad de viajar
alrededor del mundo. (Los miembros del Cuerpo Gobernante pueden regularmente tomar
sus vacaciones en lugares sobre los cuales la mayoría de la gente sólo puede soñar.)
Solamente en 1978, mi esposa y yo efectuamos unos cincuenta viajes en avión, y durante
los años habíamos viajado a numerosos países en la América Central, América del Sur,
Asia, Europa, África y el Medio Oriente.
Si prestigio y prominencia hubieran sido cosas que ambicionaba, razonablemente yo
no podía pedir más. Por entonces, de cada invitación a pronunciar discursos que aceptaba,
yo rehusaba otros tres o cuatro mensualmente. Al nivel internacional, si estuviera por viajar a
París, Atenas, Madrid, Lisboa, Ciudad de Méjico, Sao Paulo, o cualquier otra ciudad
importante, sólo sería necesario hacérselo saber a la oficina de sucursal y una reunión a la
cual miles de Testigos de Jehová asistirían se prepararía. Era cosa común el dirigirme a
audiencias de entre cinco a treinta mil personas. En virtualmente
cualquier lugar que va un miembro del Cuerpo Gobernante es el invitado de honor entre sus
compañeros Testigos.8
Con relación al Cuerpo Gobernante mismo, me era bastante evidente que la estima de
los compañeros en el Cuerpo se podía afianzar simplemente por expresar a menudo el
apoyo total de uno por la organización y, con raras excepciones, por medio de percibir en
qué dirección se inclinaba la mayoría en las discusiones, y expresarse y votar en tal
dirección. No estoy hablando con cinismo. Aquellos pocos en el Cuerpo que en ocasiones se
vieron impelidos a expresar sus objeciones de conciencia en cuanto a algunas posiciones,
reglas o enseñanzas tradicionales, saben aunque no lo expresen que esto es así.
Además de esto, se me había asignado como miembro a lo que podrían considerarse
dos de los comités más influyentes del Cuerpo Gobernante, el Comité de Redacción y el
Comité de Servicio. El Comité de Redacción tuvo a bien el encargarme la supervisión del
desarrollo (no para que yo las escribiera) de un número de publicaciones que eventualmente
se distribuyeron en muchos idiomas y en millones de ejemplares.9
La "fórmula," si es que puede llamarse así, para mantener una posición de
prominencia en la organización era fácil de discernir. Pero yo no podía en conciencia
encontrarla aceptable.
Habría tenido que estar ciego para no darme cuenta que mis expresiones en relación a
algunos asuntos-motivadas por lo que yo estaba convencido eran claros principios de las
Escrituras-no agradaban a muchos en el Cuerpo. Hubo ocasiones en que fui a las sesiones
del Cuerpo Gobernante habiendo decidido simplemente no hablar a fin de no ver aumentar
la animosidad. Pero cuando surgieron asuntos que podían afectar seriamente la vida de
otras personas, encontré que no podía dejar de expresarme. No me hacía a la ilusión de que
lo que yo dijera tendría algún peso-de hecho, sabía por experiencia, que con más
probabilidad sólo haría mi posición más difícil, más precaria. Pero estimaba que si no me
declarara en defensa
9 Estos incluían los libros ¿Es esta vida todo lo que hay? (la escritura misma hecha por
Reinhard Lengtat); La vida s{tiene propósito (por Ed Dunlap); ¿Cómo lograr felicidad
en su vida familiar? (escrito principalmente por Colin Quackenbush); Escogiendo el
mejor modo de vivir (por Reinhard Lengtat); y Comentario sobre la Carta de Santiago
(por Ed Dunlap). Al tiempo de mi renuncia del Cuerpo Gobernante se me había
asignado a supervisar el desarrollo de un libro sobre la vida de Cristo, siendo Ed
Dunlap el que se había asignado a escribirlo.
Punto
de decisión 259
de los principios que sentía eran cruciales al cristianismo, entonces no había ningún
propósito para estar allí, en realidad, no había gran cosa de razón o propósito en la vida.
rumores para enterarse del asunto, pues con seguridad alguna persona escribiría haciendo
preguntas al respecto. Le pregunté a Grant Suiter si él personalmente conocía de un caso de
esa índole en el Cuerpo o en el Departamento de Redacción. Su único comentario fue
simplemente que 'se estaba hablando de estos asuntos,' y que algunos miembros de los
comités de sucursal que participaban en un seminario en las oficinas centrales habían dicho
que estaban "confundidos" debido a puntos de vista en conflicto expresados por algunos de
los que estaban conduciendo las clases.
La decisión fue que el Comité de Enseñanza (que tenía la responsabilidad de dirigir los
seminarios) debería investigar. En una sesión posterior, ellos informaron que no habían
encontrado evidencia alguna de las cosas mencionadas, que la única "confusión" entre los
hombres de las sucursales tenía que ver con un punto desarrollado en la clase conducida
por el miembro del Cuerpo Gobernante Carey Barber. El había hablado con relación al reino
de Cristo como habiendo comenzado en 33 d. de le. al ascender él a los cielos, y algunos
encontraban difícil reconciliar esto con la enseñanza del 1914, 11 El asunto quedó arreglado
con el acuerdo de que los miembros del Cuerpo Gobernante ejercerían cuidado cuando
pronunciaran discursos en una asignación; fue claramente acordado en la sesión, sin
embargo, que esto no implicaba un intento de controlar conversaciones privadas de los
miembros, tales como aquellas entre amigos personales. Este punto final no sobrevivió
cuando se puso a prueba.
Encontré tal discusión significativa. Aunque Grant Suiter había indicado no saber de
ningún caso en el que un miembro del Cuerpo Gobernante, actuando oficialmente en su
calidad de tal, hubiera hecho comentarios contrarios a las enseñanzas publicadas, yo sabía
que algunos se podían haber citado. El Cuerpo ya había considerado la ocasión de la visita
de Albert Schroeder a algunas sucursales europeas y su presentación del punto de vista de
que la expresión "esta generación" pudiera tener un significado diferente al que se había
publicado. Nos había llegado palabra al respecto de más de un lugar. También era sabido
que el presidente, Fred Franz, había introducido un punto de vista nuevo en relación con "las
llaves del reino" (mencionadas en Mateo 16:19) mientras enseñaba algunas clases en
11 La enseñanza oficial es que, a su ascensión Cristo comenzó a reinar como rey sólo
con relación a su congregación; que en 1914 él tomó completo poder para reinar sobre
toda la Tierra.
262 CRISIS DE CONCIENCIA
13 En una reunión de abogados y médicos Testigos (creo que fue en Chicago), otro
miembro del Cuerpo Gobernante, Grant Suiter, les invitó a éstos a comentar sobre lo
correcto de la posición de la Sociedad, en aquel entonces vigente, respecto al uso del
término "ministro ordenado." Aunque no hubo ninguna declaración abierta de
desacuerdo de parte de él en esa reunión, había hecho tales expresiones en medio del
Cuerpo, y la respuesta que siguió a su invitación claramente indicó que aquellos que la
escucharon se sintieron libres de criticar la posición reinante. Este asunto es uno que
se ha discutido extensamente entre los Testigos, aunque rara vez con un conocimiento
de los hechos. Para aquellos que interesaran más información, detalles se han
suministrado en el Apéndice.
14 Los otros miembros del comité entonces fueron Ted Jaracz (el coordinador), Milton
Henschel, Albert Schroeder, William Jackson, y Martin Poetzinger.
Punto de decisión 263
artículo indicado para publicación primero circulaba entre los cinco miembros y la firma de
los mismos en la parte superior indicaba aprobación.) Aunque no entendía sus razones para
traer el asunto ante una sesión completa del Cuerpo en lugar de primero abordarme
privadamente o en una reunión del Comité de Redacción, expresé mi reconocimiento de que
lo que él decía era cierto. (Yo mismo quedé sorprendido del número exacto de artículos que
no había firmado ya que yo no había mantenido cuenta de los mismos; él sí lo había hecho.)
Expliqué que no había puesto mi firma en tales artículos simplemente porque no podía
hacerlo a conciencia. Al mismo tiempo no había hecho ningún esfuerzo por impedir la
publicación de los mismos (algunos de ellos se habían escrito por el presidente y tenían que
ver con la profecía de Jeremías; en éstos se daba mucho énfasis al 'papel profético'
desempeñado por la organización y a ciertas fechas, como el 1914 y el 1919), ni tampoco
hice esfuerzo por incitar discusión al respecto. La ausencia de mi firma representaba
abstención en vez de oposición. Declaré ante el Cuerpo en pleno que si esto se veía como
problema, si se veía como indeseable el que alguien se abstuviera de firmar por razones de
conciencia, entonces había una solución simple. Ellos podían nombrar a alguien diferente
para servir en el Comité de Redacción, alguien que no tuviera los escrúpulos que yo tenía en
cuanto a aprobar el material. Mencioné entonces que había estado meditando renunciar mi
pertenencia al Comité de Servicio para poder dedicar más tiempo en contribuir a los
intereses del Comité de Redacción. Así que, dejé el asunto en las manos de ellos y les hice
saber que fuera cual fuera la decisión que tomaran, ésta sería aceptable para mí.
Después de la sesión, Lyman Swingle, el entonces coordinador de ambos el Comité y
el Departamento de Redacción, me dijo en su oficina: "Tu no me puedes hacer esto a mí. Si
ellos deciden por su cuenta el reemplazarte en el Comité de Redacción, bien. Pero, no
ofrezcas tu renuncia. " El habló con considerable vehemencia. Le dije que simplemente 16
estaba dejando en las manos del Cuerpo, pero que, ya cansado de tanta controversia,
estaría feliz con cualquier cosa_ que aliviara un poco la tensión que sentía. El repitió su
exhortación. El Cuerpo no hizo ningún cambio en mi asignación.
Aún así, tenía el fuerte presentimiento de que estaban por surgir problemas. Claro,
no tenía manera de saber que en seis meses me hallaría en el mismo centro de una
tormenta de intensidad que bordeaba al fanatismo, con el Cuerpo Gobernante reaccionando
con
264 CRISIS DE CONCIENCIA
medidas severas a lo que éste consideraba una "conspiración" de proporciones serias, una
que atentaba contra el mismo corazón de la organización. Considere, ahora, lo que esta
"conspiración peligrosa" realmente fue, de cuán "extensas" proporciones era, cuán grande
era el crimen de los que estaban envueltos, y qué base había para justificar la "mentalidad
de asedio" que se desarrolló dentro de la organización y que continúa hasta el presente, en
fin, el curso de eventos que condujeron a la "purga" de la primavera del 1980.
El día antes que partiera para París, en la primera etapa de mi viaje al África
Occidental (16 de noviembre del 1979,) el presidente de la Sociedad estaba presidiendo esa
mañana en la consideración del texto bíblico diario (siendo esa la semana que le tocaba
presidir). En sus comentarios, declaró que algunos estaban poniendo en tela de juicio la
posición de la Sociedad (recientemente promulgada en La Atalaya) en cuanto a que
Jesucristo es mediador sólo para los "ungidos" y no para los otros dos (ahora más de cuatro)
millones de Testigos de Jehová.15 De los cuales, él dijo:
Ellos pretenden mezclar a todos en un mismo grupo y hacer a Cristo el mediador de
todo Pedro, Jacinto y José [o, como se acostumbra decir en castellano, fulano zutano y
mengano].
No podía evitar pensar, al oír estas palabras, en cuanto a todos los "Pedros, Jacintos y
Josés" presentes allí en las oficinas centrales, y me preguntaba, cómo les habrían caído
esas palabras. Y o sabía que había habido bastante discusión en cuanto al tema entre los
miembros de la familia y, en parte, discusión definitivamente desfavorable.
El presidente pasó a afirmar que la enseñanza de la Sociedad era correcta. El único
texto de las Escrituras al cual él se refirió se encuentra en Hebreos, capítulo doce:
Es para disciplina que ustedes están aguantando. Dios está tratando con
ustedes como con hijos. Pues ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
Pero si ustedes están sin la disciplina de la cual todos han venido a ser
partícipes son verdaderamente bastardos y no hijos.
Pasó él entonces a dar la ilustración del caballo al cual el amo, , mediante la disciplina,
enseña a caminar en círculos, y dijo, "A veces
15 Vea La Atalaya del 1° de abril de 1980, páginas 31, 32; del 1° de mayo de 1980,
páginas 21-27.
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requiere varios azotes del látigo para lograr que lo haga." El urgió a cualquiera que tuviera
dudas en cuanto a la enseñanza de la Sociedad en este punto a demostrar aguante, a tomar
la disciplina y a "mostrar que tiene las agallas para no cejar."16
Esa noche salí para París pero por varios días me sentí afectado, afligido, no sólo por
esas palabras, sino más bien por la actitud y espíritu del cual había sido testigo en los
pasados años.
Para mí era evidente en las Escrituras que Jesucristo había mediado una
reconciliación con Dios para todo Pedro, Jacinto y José, y que el que él hubiera ofrecido su
vida por toda persona, haciendo los beneficios de su sacrificio propiciatorio disponibles a
todo aquel que quisiera aceptarlos, era precisamente lo opuesto a la actitud expresada en la
discusión en las oficinas centrales. Parecía como si estuviéramos escuchando "unas buenas
nuevas diferentes," no las buenas nuevas como se presentaron por escritores inspirados del
primer siglo.
En el África, el penúltimo país que visité fue Mali. La mayoría de los misioneros allí
eran de nacionalidad francesa. Después de trabajosamente hacer una presentación en
francés de algunos puntos que deseaba cubrir con los misioneros en cada país, pregunté si
tenían alguna pregunta. La segunda presentada fue, "La Atalaya dice que Jesús es mediador
sólo para los ungidos, no para el resto de nosotros. ¿Podría aclararnos esto? ¿Ni siquiera en
las oraciones es nuestro mediador?"
Si hubiese sido mi interés el sembrar dudas, ésta hubiera sido una oportunidad obvia.
En vez de eso, traté de calmarlos, señalándoles a la Primera Carta de Juan, capítulo dos,
versículo 1, donde habla de Jesús como el "Ayudante" de todos aquellos para quienes él es
un "sacrificio propiciatorio por los pecados," incluyendo los de "todo' el mundo." Dije que
aunque ellos no fueran a pensar de Cristo como el Mediador de ellos, ciertamente podían
pensar de él como su Ayudante. Y, de una cosa podían estar seguros: que el interés de él
para con ellos era tan grande como su interés para con cualquier otra persona en la tierra.
Sentí que me las había arreglado de modo que se pudiera evitar que el asunto se
convirtiera en un punto de controversia seria entre ellos, y esto, sin haber dicho nada que
pusiera en tela de juicio las declaraciones de La Atalaya.
16 Más tarde Ed Dunlap comentó en cuanto a esto diciendo, "Siempre pensé que lo que
nos capacitaba para aguantar era la fe, no las agallas."
266 CRISIS DE CONCIENCIA
Sin embargo, unos días más tarde, cuando fui al aeropuerto para salir hacia Senegal, los
misioneros fueron allí también a despedirme. Una de las misioneras se me acercó y me
preguntó, "¿Pero ni aun en oración es Cristo nuestro mediador?" No pude hacer nada salvo
repetir y enfatizar los mismos puntos que había presentado antes en la reunión en el hogar
misional.
como las que yo sentía.17 Por mis años en el Cuerpo Gobernante yo sabía que no había
indicios de que tales asuntos llegaran a encararse, o que se les fuera a dar la consideración
que ameritaban por medio de una cuidadosa y completa investigación de las Escrituras, y
que se decidieran, no sobre la base de puntos de vista tradicionales, sino sobre la base de la
evidencia bíblica o la falta de ésta.
La evidencia señalaba, más bien, a la conclusión de que cualquier discusión abierta de
estas dificultades se consideraba como de gran peligro a la organización, como deslealtad a
sus intereses. La unidad (realmente la uniformidad) era, aparentemente, considerada como
más importante que la verdad. Preguntas sobre las enseñanzas de la organización podían
discutirse en el círculo íntimo del Cuerpo Gobernante, pero en ningún otro lugar. No importa
cuán acalorado fuera el debate sobre algún punto, el Cuerpo tenía que mostrar una
apariencia de unanimidad para con todos los de afuera, aún cuando esa "apariencia" en
realidad disfrazara un desacuerdo serio en algún punto bajo discusión.
No encontré nada en las Escrituras que justificara tal disfraz, pues las mismas
Escrituras se recomiendan a sí mismas como veraces por su franqueza, sinceridad y candor,
al mostrar las diferencias que existían entre los mismos cristianos del primer siglo,
incluyendo apóstoles y ancianos. Más importante aún, no encontré nada en las Escrituras
que justificara la restricción de discusiones a talo cual sociedad cerrada de hombres, cuyas
decisiones formuladas en secreto por una mayoría de dos terceras partes tuvieran que
aceptarse por todo cristiano como la "verdad revelada." No creía que la verdad tuviera nada
que temer de discusiones abiertas, ninguna razón para esconderse del escrutinio cuidadoso.
Cualquier enseñanza que tuviera que ser protegida de tal investigación no merecía ser
sostenida.
Desde el tiempo en que se escribió el libro de referencia, Aid to Bible Understanding
(Ayuda para entender la Biblia), había tenido asociación cercana con Edward Dunlap. Le
conocí en 1964 mientras
18 Lloyd Barry estuvo también en esta clase e hizo comentarios semejantes en más de
una ocasión como miembro del Cuerpo Gobernante. Dudo que algún estudiante de Ed
jamás haya dudado del amor y conocimiento profundo de él por las Escrituras.
Punto de
decisión 269
seriamente de lo que yo me había propuesto, dijo él, "¿Sabes por qué yo no incluyo esas
preguntas en los exámenes semestrales? Porque yo mismo no puedo retener todos esos
datos en mi cabeza." Había cuatro instructores en la escuela, Ulysses Glass, Bill Wilkinson,
Fred Rusk y Ed Dunlap. Creo que es justo decir que de los cuatro, sólo Ed hubiera
contestado como lo hizo. Esto era típico de su personalidad nada pretenciosa.
El siempre había estado completamente dedicado a la organización; el registro de su
servicio de tiempo cabal igualaba al mío en lo extenso. Otra circunstancia que dice algo de él
se relaciona con una dolencia que se le desarrolló a finales de los 1960. Comúnmente
llamada tic douloureux (término francés que quiere decir "espasmo doloroso"), el término
médico para ésta es neuralgia trigeminal, la cual es la inflamación de un nervio facial grande,
el trigémino ramificado en tres partes, y que es capaz de producir uno de los padecimientos
más dolorosos humanamente conocidos. El dolor punzante y cegador puede ser provocado
por cualquier cosa, una brisa suave, el tacto, que excite el nervio, y a medida que la
enfermedad empeora, a la víctima se le hace cada vez más difícil el hacer cosas normales
como peinarse, cepillarse los dientes, o comer, sin correr el riesgo de un ataque. Algunos así
afligidos llegan hasta cometer suicidio.
Ed sufrió con esto por siete años, teniendo períodos de mejora y luego de
empeoramiento. Durante este tiempo, el presidente, Nathan Knorr, por alguna razón se hizo
de la opinión (quizás basada en comentarios de otros) que esto era algo emocional de parte
de Ed y no un problema físico genuino. Un día él habló con Ed respecto a su dolencia,
indagando acerca de su vida matrimonial y de otros asuntos relacionados. Ed le aseguró que
lo uno no tenía nada que ver con lo otro, que él podía estar disfrutando de un buen día de
vacaciones y un ataque venirle sin advertencia alguna. El presidente, sin embargo, no dio
peso alguno a la explicación de Ed y le informó que había decidido enviarle a la fábrica por
algún tiempo para que hiciera un poco de ejercicio. El iría a trabajar en el departamento de
encuadernación.
Ed, entonces en los sesenta, había estado tomando por algún tiempo potentes
medicamentos-prescritos por el médico de las oficinas centrales para suprimir los ataques
dolorosos, y en ocasiones había estado en cama por días y hasta por una semana entera,
con su dolencia. Pero ahora se le envió al departamento de encuadernación y fue asignado
a abastecer una máquina en la línea de
270 CRISIS DE CONCIENCIA
encuadernación. Lo hizo por meses y se esmeró por hacer 1o mejor posible en esta
asignación "teocrática." Pero como me dijo él confidencialmente, esta experiencia le hizo
darse cuenta por vez primera del control absoluto que la organización ejercía sobre la vida
de uno. Sus intentos de explicar se pasaron por alto y, en contra de todo buen sentido, se le
colocó en la situación menos deseable para alguien que sufriera de tal dolencia.
Fue unos años más tarde, cuando estaba al punto de completa desesperanza, que
supo de un cirujano en Pittsburgo que creía haber descubierto la razón de 1o que le
aquejaba por tantos años, y que había perfeccionado técnicas de microcirugía para remediar
el problema. Ed se sometió a la operación (la cual implicaba el remover parte del cráneo y
pasar a operar en la arteria principal del cerebro, la cual corre paralela al nervio inflamado).
Fue así que finalmente quedó curado. El no esperaba ninguna disculpa de parte de la
organización por el serio error de ésta en el juicio hecho, ni por la manera en que habían
considerado y manejado su problema angustioso. Ninguna se le ofreció.
Ya que nuestros lugares de trabajo, tanto durante el proyecto Ayuda como de ahí en
adelante, estaban muy cerca el uno del otro, conversábamos a menudo, compartiendo
puntos interesantes que encontrábamos durante nuestras investigaciones. El Comité de
Redacción del Cuerpo Gobernante nos asignó a trabajar juntos en un número de proyectos,
como el Comentario sobre la Carta de Santiago. En nuestras conversaciones no siempre
concordábamos en todos los puntos, pero ello no afectó nuestra amistad ni el respeto mutuo.
Menciono todo esto porque Edward Dunlap era una de los pocas personas que sabían
cuán profundas eran mis preocupaciones en 1o relacionado con 1o que veía en la
organización, y en particular, 1o que veía en el Cuerpo Gobernante. El compartía tal
preocupación. Al igual que yo, él llegó a sentirse así porque no podía armonizar mucho de
1o que veía, oía y leía con las Escrituras.
Aunque asociado con la organización desde los temprano s 1930, durante la gran
parte de esa asociación él no se consideró a sí mismo como parte de los "ungidos."
Conversaba con él, al respecto, un día a finales de los 1970 y me dijo que cuando comenzó
a asociarse la Watch Tower entonces enseñaba que había dos clases que heredarían la
vida celestial: los "elegidos" (compuesto de los 144,000) y la "compañía grande" (o "gran
muchedumbre" de Revelación capítulo
Punto de decisión 271
siete). La "compañía grande" se decía que eran cristianos de una fe menor que la de los
elegidos y por lo tanto, aunque igualmente destinados para vida celestial, la "gran compañía"
no estaría entre aquellos que gobernarían con Cristo como reyes y sacerdotes. Dado que de
las dos clases una era superior y la otra inferior, Ed típicamente asumió que él pertenecía a
la clase inferior, la "grande compañía."
Vino el 1935 y el Juez Rutherford, en la asamblea de Washington D. C., anunció la
"verdad revelada" de que aquellos de la "compañía grande" (o grande muchedumbre)
estaban bíblicamente destinados a vivir, no en el cielo, sino sobre la tierra. Dijo Ed. que él
siempre había abrigado la esperanza de vida celestial, y sentía que no podía haber nada
más maravilloso que el servir en la presencia de Dios y en compañía de su Hijo. Pero debido
al cambio anunciado en la posición de la organización, él amortiguó esas esperanzas y
aceptó lo que se le dijo que debía de ser su esperanza como parte de la "gran compañía."
No fue sino hasta el 1979 que él claramente llegó a la decisión de que ninguna
organización humana podía cambiar la invitación encontrada en las Escrituras, en efecto
fijando una fecha para un cambio en la esperanza presentada en la Biblia misma como
abierta para toda persona que abrace tal esperanza, sea su nombre Pedro, Jacinto, José o
Ed. Así que, cuarenta y cinco años después del 1935 él empezó a participar de los
emblemas, el pan y el vino, en la cena del Señor, algo que sólo los "ungidos" de entre los
Testigos de Jehová hacen.
Cuando un Testigo o cualquier otra persona pregunta, "¿Cómo sabe uno si él o ella es
de la clase de los 'ungidos' con la esperanza celestial?" la respuesta común es referir a la
persona a la declaración de Pablo en Romanos 8:16,17:
La enseñanza oficial ha sido, y es, que sólo los de los 144,000 "ungidos" pueden tener
tal 'testimonio del espíritu,' y que esto les indica que son del grupo selecto de los 144,000,
los únicos con esperanza a vida celestial. Todos los demás pueden ser clasificados sólo
como hijos de Dios "en perspectiva futura" y su esperanza deberá ser terrenal.
272 CRISIS DE CONCIENCIA
Al leer el contexto, desde el mismo comienzo del capítulo, le fue evidente a Ed que el
apóstol Pablo de veras estaba escribiendo sobre dos clases. Pero no sobre dos clases
divididas por su esperanza, fuera ésta celestial o terrenal, en cuanto a su vida futura.
En vez de eso, las dos clases claramente eran: aquellos guiados por el Espíritu de
Dios, a un lado, y los regidos por la carne pecaminosa, al otro.
El contraste que el apóstol presenta no es entre la esperanza de vida en el cielo o vida
en la tierra, sino entre la vida y la muerte mismas, entre amistad con Dios o enemistad con
El. Como lo indican los versículos 6 al 9:
Como Ed Dunlap hizo notar, Pablo no dijo, algunos, sino "TODOS los que son guiados
por el espíritu de Dios" son sus hijos. Aquellos que son guiados por ese Espíritu tendrían "el
testimonio" del Espíritu
19 Compare el uso que hace el apóstol de la misma frase, "conducidos por el espíritu," en
contraste similar entre la carne pecaminosa y el Espíritu de Dios en Gálatas 5: 18,
donde se declara que aquellos que son "conducidos por espíritu, no están bajo-ley." El
negar que esto aplique a todos los cristianos, y que sí aplique a un grupo selecto, sería
dejar a todos los demás bajo la ley y la condenación de ésta.
Punto de decisión 273
a ese efecto, incluyendo la evidencia del fruto en sus vidas, algo parecido a la manera como
la Biblia dice que Abel, Enoc, Noé y otros alcanzaron el "testimonio" de que estaban
agradando a Dios.20
Lo pertinente de estos puntos se hará evidente a medida que consideremos los
acontecimientos que vinieron después.
Basta decir aquí, que Ed Dunlap compartió conmigo las mismas preocupaciones
básicas, particularmente las referidas al dogmatismo y espíritu autoritario que se estaban
manifestando. Su punto de vista, como el mío, era que la autoridad humana, cuando se la
llevaba más allá de sus límites apropiados, inevitablemente termina en quitar mérito a la
función de Cristo Jesús como Cabeza de la congregación.
No mucho tiempo después de mi regreso de África, un viejo amigo pasó por nuestra
habitación en las oficinas principales. Su nombre era René Vásquez y lo había conocido
durante treinta años. La primera vez que lo ví fue en Puerto Rico en el pueblo de Mayagüez
donde vivía con su padre, quien había contraído segundas nupcias. En ése entonces René
era estudiante adolescente de la escuela secundaria. Tanto su padre como su madrastra se
oponían a que René estudiase con los Testigos de Jehová. Su oposición llegó a ser tan
intensa que una tarde, después de haber estado estudiando en la casa de algunos
misioneros, René sintió que no podía soportar más. Pasó la noche en una banca del parque
de una plaza pública. La mañana siguiente se dirigió a la casa de unos tíos y pidió que lo
dejasen vivir con ellos, a lo cual ellos accedieron. Aunque no simpatizaban con los Testigos
de Jehová, resultaron ser personas tolerantes. Al graduarse de la escuela secundaria, René
decidió inmediatamente incorporarse como "precursor de tiempo caba1."
Estando presente en una asamblea en Nueva York en 1953, decidió permanecer en
los Estados Unidos. Conoció a una joven en Michigan, se casaron y los dos se dedicaron al
"precursorado." Se les invitó a trabajar viajando entre las congregaciones de habla hispana
en los estados del oeste de los Estados Unidos. Tiempo después fueron a la Escuela de
Galaad, siendo de allí enviados a España. Pronto, René fue designado como
superintendente de distrito en aquel país. La obra de los Testigos de Jehová estaba bajo
proscripción oficial y él y su esposa se desplazaron por toda España, teniendo que estar en
constante alerta de la policía y conscientes del peligro de ser descubiertos y arrestados o
deportados. Todas las reuniones que se realizaban eran de carácter clandestino. Después
20 Hebreos 11:1-7.
274 CRISIS DE CONCIENCIA
de años de estar en esa actividad "encubierta", los nervios de René llegaron a tal estado de
tensión que estaban a punto de sufrir quebranto. Para este entonces ya René y Elsie habían
estado en España siete años. Debido a la salud de él, y a algunas necesidades que se
presentaron en la familia de Elsie, regresaron a los Estados Unidos. Siendo que habían
pagado ellos mismos los gastos para su viaje de regreso, al llegar a América lo hicieron casi
sin nada de fondos monetarios.
Después de su llegada, el único trabajo que René pudo encontrar fue el de levantar
cargas pesadas en una fábrica de acero. Siendo una persona de contextura pequeña, su
frágil cuerpo resultó resintiéndose al segundo día, acabando por ello en el hospital.
Finalmente halló otro trabajo y una vez que hubieron solucionado sus problemas financieros,
él y su esposa se hallaron nuevamente en el servicio de "precursores." Estando trabajando
en el ámbito de los circuitos y distritos les llegó el pedido para que formasen parte del
personal de las oficinas principales en Brooklyn, donde a René se le asignó la supervisión
del despacho de servicio para todas las congregaciones de habla hispana en los Estados
Unidos, compuestas éstas por unas treinta mil personas. Sirvió allí hasta 1969 cuando Elsie
quedó embarazada, requiriéndose que dejaran su "servicio en Betel."
René me dijo que se esforzaría por permanecer en Nueva York, no porque le gustase
la ciudad, sino entendiendo que si las circunstancias lo permitiesen, él podría ser útil en
alguna forma a la organización. Resultó ser así. A los pocos años se hallaba nuevamente en
las oficinas centrales ayudando dos días a la semana en hacer traducciones al español,
dirigiendo la grabación de dramas para convenciones en ese idioma, haciendo trabajo como
superintendente de circuito y distrito entre decenas de congregaciones de habla hispana en
el área de Nueva York. Además, como él había pasado algún tiempo sirviendo en Portugal,
cuando se establecieron unas congregaciones de habla portuguesa en el área de Nueva
York, él renovó su conocimiento del idioma y sirvió a esas congregaciones también.
En sus más de treinta años de asociación con la organización yo seriamente dudo que
haya existido alguien en Puerto Rico, España o los Estados Unidos que haya tenido motivo
de queja respecto al servicio de René. Poseyendo una personalidad básicamente apacible,
había aprendido sin embargo el arte de ser firme sin ser duro o brusco. Aún bajo la
circunstancia que se desarrolló, la que se presentará más adelante, yo dudo que alguna de
aquellas personas que trabajaron con René Vázquez en cualquiera de los lugares donde él
sirvió,
Punto de decisión 275
negaría que lo arriba expresado es descripción honesta de su persona. Si tuvo alguna falla
perceptible ésta era, como él mismo lo reconoce, la de haber sido demasiado anuente
cuando se le pedía que hiciese algo por otros, particularmente por la Sociedad. El siente hoy
que su vida familiar se vio afectada innecesariamente debido a esto.
Como un ejemplo, él y su señora habían pasado varios años sin tomarse unas
verdaderas vacaciones, por lo que René planeaba un viaje que los llevaría de vuelta a
España para una visita. Poco antes que llegara el tiempo de partir, Harley Miller, quien
entonces encabezaba el Departamento de Servicio, llamó y le pidió a René que pasara algún
tiempo en el trabajo de circuito, justo en esos días. René sintió que la cosa correcta era
aceptar, pues él nunca había rechazado una asignación de la "organización del Señor." Su
esposa hizo finalmente el viaje a España en compañía de su madre.
René vivía cerca al aeropuerto La Guardia, por ello cuando los miembros del
Departamento de Servicio, Harvey Miller entre ellos, tenían que viajar en avión para cumplir
con sus compromisos como oradores los fines de semana, regularmente arreglaban para
que René los esperara y los transportase de regreso a Betel. Algunos de los vuelos llegaban
cerca de la medianoche, otros aún más tarde. René había insistido en suministrar tal servicio
para mí, aceptándolo yo en base a nuestra vieja amistad, hasta que me enteré a qué grado
otros se valían de su buena voluntad y comedimiento. A mi parecer, se abusaba de su
benevolencia, por lo que, con raras excepciones, de allí en adelante busqué otro medio de
transporte.
Pienso que, si se pudiese obtener el punto de vista de la Sociedad respecto a quienes
podrían considerarse como los principales personajes comprometidos en la "conspiración
contra la organización," que con tan drástica acción se trató de extirpar, se nos señalaría a
nosotros tres-a Ed, a René y a mí. Sin embargo, nunca hubo momento en que los tres
hubiéramos estado reunidos juntos. Durante ese tiempo, yo tuve conversaciones extensas
con René posiblemente en dos ocasiones; en cuanto a Ed y René, lo mismo era cierto.
¿Cuáles eran, entonces, las supuestas actividades siniestras en las que estábamos
comprometidos? Simplemente esto, a saber, que nosotros dialogábamos sobre la Biblia
como amigos, y también con nuestros amigos de mucho tiempo.
La noche que René pasó por nuestra habitación, él había estado asistiendo a un
seminario para ancianos organizado por la Sociedad. Nosotros conversamos en cuanto a
sus impresiones, las cuales eran básicamente favorables. En un momento de la
conversación dijo él,
276 CRISIS DE CONCIENCIA
"Me parece como si estuviésemos idolatrando cifras. A veces quisiera que se pusiera fin al
uso de informes." Por "informes" él se estaba refiriendo al sistema que pide de cada Testigo
la presentación mensual de hojitas de informe, detallando en éstas la actividad de
testificación hecha, incluyendo las horas empleadas, la literatura distribuida y así por el
estilo.21
Yo recordé algunos puntos señalados en el programa de la anterior asamblea de
Distrito sobre "la fe y las obras" y hablamos sobre esto, así como lo que dijo el apóstol sobre
éste tema, en el libro de Romanos. Como yo lo veía, las enseñanzas del apóstol llamaban
primero a la edificación de la fe de las personas; cuando esto se hubiera logrado, entonces
seguirían las obras-pues la fe genuina es productiva y activa de igual manera como el amor
genuino lo es. Uno puede presionar constantemente a la gente para que haga ciertas obras
y quizá lo hagan como resultado de la presión. Pero, ¿dónde hallamos la evidencia de que
esas obras se generaron por la fé y el amor? Y si no es así como se motivaron, ¿cómo
pueden ser ellas agradables a la vista de Dios, de todos modos?
Parecía evidente que las obras procedentes de la fe tenían que ser espontáneas, no
sistematizadas o encajadas en cierto molde, de la misma forma que los actos de amor
deberían ser espontáneos y no el resultado de un simple cumplimiento de actividades
programadas por otros. Las disposiciones ordenadas son buenas si son para facilitar lo que
es conveniente o cómodo, pero no deben ser un medio de compulsión sutil, usado para crear
un complejo de culpa en todo aquel que no 'encaje dentro del molde.' Cuanto más
estrechamente tratan los hombres de controlar la vida y las actividades de sus hermanos
cristianos, cuanto más estrujan la oportunidad para que la fé y el amor sean lo que los
motive y controle. Yo reconozco que es mucho más difícil edificar la fe y el aprecio de la
gente por medio de las Escrituras, en comparación con el simplemente entusiasmarlos por
medio de discursos desde el atril, o mediante el hacerles sentir
culpables. No obstante, dado lo dicho por el apóstol, me pareció que aquel camino difícil era
el único bíblicamente sabio y correcto.
Esa fue en esencia la conversación. El tema de las hojas de informe estimuló la
conversación, pero de allí en adelante no figuró en ella. En un encuentro con René en la
entrada de uno de los edificios poco después, dijo que el abordar los asuntos a la luz de los
escritos de Pablo en Romanos hizo que su trabajo como superintendente de circuito y distrito
fuese mucho más gozoso y sus discusiones con los ancianos más significativas.
Algunas semanas después mi esposa y yo fuimos a la casa de ellos a una comida. A
pesar de que habíamos estado las dos parejas juntos en la misma congregación de habla
hispana en Queens, Nueva York, durante nuestros primeros años en esa ciudad, desde
entonces nuestros encuentros habían sido sólo esporádicos. Tanto antes como después de
la comida, René deseaba conversar sobre el mensaje de Romanos. Aunque a menor grado
que con mi esposa, sentí la obligación de responder a sus preguntas antes que evadirlas. Lo
había conocido por treinta años; sabía que era estudiante serio de las Escrituras. Le hablé
como un amigo, no como un oficial organizacional y al considerar la Palabra de Dios con él
sentí que mi primera responsabilidad era para con Dios, no hacia los hombres, ni hacia una
organización. Si me retraía de hablar a personas como éstas, respecto a lo que yo veía eran
enseñanzas bien definidas en las Escrituras, ¿cómo podría decir lo que Pablo dijo a los
ancianos de Efeso, según lo registrado en Hechos 20:26, 27? El dijo:
Por eso los llamo para que sean testigos este mismo día de que yo estoy
limpio de la sangre de todo hombre, porque: no me he retraído de decides todo
el consejo de Dios.
Pablo sabía que era por hacer esto que se había hablado injuriosamente de él en la
sinagoga de Efeso.22 Yo sabía, de igual manera que las palabras mías podrían producir los
mismos resultados.
Entre otras cosas, nosotros consideramos la primera parte del capítulo ocho de
Romanos (presentada anteriormente en este capítulo). Yo estaba interesado en saber cómo
él entendía el versículo 14 en cuanto a la relación de Dios con sus hijos, cuando se le
considera a la luz del contexto. El nunca la había examinado contextualmente (lo cual es
cierto de casi todos los Testigos de Jehová). Al hacerlo, su reacción fue tanto espontánea
como notable. Lo que a otros pudiese parecer obvio, para un Testigo de Jehová
22 Hechos 19:8,9.
278 CRISIS DE CONCIENCIA
El 4 de marzo de 1980 sometí una petición al Comité del Personal del Cuerpo
Gobernante para recibir permiso de ausentarnos desde el 14 de marzo hasta el 14 de julio.
Mi esposa y yo sentimos que nuestra salud demandaba un cambio prolongado. Durante ese
período también esperaba investigar cuáles eran las posibilidades de encontrar empleo y un
lugar donde vivir cuando termináramos nuestro servicio en las oficinas principales. Teníamos
como $600 en una cuenta de ahorros y un automóvil usado de siete años, como nuestro
mayor capital.
Uno de nuestros primeros pasos fue el hacemos un examen físico completo. El mío
indicó que me estaba acercando al nivel de posible riesgo de sufrir problemas cardíacos.
Tiempo atrás, al asistir a las asambleas de distrito en Alabama, conocimos y nos
familiarizamos con un Testigo llamado Peter Gregerson. Posteriormente nos invitó en dos
ocasiones a visitar
Punto
de decisión 279
Gadsden, Alabama, y así poder hablar a las congregaciones locales en esa área. Peter
había levantado una pequeña cadena de supermercados en la zona de Alabama y Georgia.
En 1978, cuando un "viaje de zona" nos llevó a mi esposa y a mí tan lejos como Israel, Peter
y su esposa se unieron a nosotros allí y pasamos parte de dos semanas visitando tierra
bíblica.
En ese entonces, Peter expresó seria preocupación por los efectos producidos debido
a las predicciones (¿predicciones "insinuadas"?) sobre el año 1975. Dijo que pensaba que
sería un grave error el que la Sociedad continuase insistiendo en su fecha de 1914; que la
desilusión resultante del año 1975 no sería nada en comparación con 1o que sucedería si la
Sociedad se viese forzada a dejar de lado la cronología del año 1914. Yo expresé
reconocimiento de que su estimación de la situación era indudablemente correcta, pero no
profundizamos más el tema.
Cuando Peter supo de nuestro deseo de ausentarnos de Brook1yn, nos invitó a que
pasáramos algún tiempo en su compañía, para 1o cuál él y su esposa arreglaron para
nuestro uso una casa móvil perteneciente a uno de sus hijos. Me ofreció trabajo en cuidar los
terrenos de su propiedad para así ayudamos a cubrir algunos de nuestros gastos y al mismo
tiempo servir éste de ejercicio físico vigoroso, el que se me había recomendado
médicamente.
El padre de Peter se hizo Testigo de Jehová cuando éste era aún un niño, asistiendo
Peter a las reuniones en compañía de sus padres desde que tenía cuatro años. Cuando
joven ingresó al servicio de "precursor de tiempo cabal" y aún después de casarse y tener su
primer hijo se esforzó por mantenerse dentro de esa actividad, haciendo trabajo de limpieza
en edificios y oficinas para sostenerse económicamente.23 Fue enviado por la Sociedad a
"zonas problemáticas" en Illinois y Iowa a fin de ayudar a allanar dificultades y poder edificar
a los hermanos en las congregaciones. En 1976 él fue uno de un grupo de ancianos
invitados a Brooklyn para participar en sesiones conducidas por el Cuerpo Gobernante para
discutir condiciones y problemas en las congregaciones, y dos años más tarde se le solicitó
servir como instructor en un seminario para ancianos en el área de Alabama.
Sin embargo, un año después de haber asistido al seminario Peter decidió renunciar
como anciano de congregación. Hacía poco había entregado la presidencia de la compañía
de supermercados a uno de sus hermanos, y ahora se valía del tiempo libre de que disponía
para
estudiar más la Biblia. Se sentía inquieto por algunas de las enseñanzas de la organización y
quiso reafirmar su convicción de la veracidad de las mismas, y reestablecer su confianza en
la religión que había abrazado toda la vida. (Para entonces él tenía más de cincuenta años.)
El resultado fue exactamente lo contrario. Mientras más estudiaba las Escrituras, más
se convencía de que existían serios errores en la teología de la organización. Esto lo llevó a
la decisión que tomó respecto a su cargo como "anciano." Como me dijo en una con-
versación, "No puedo pararme delante de la gente y conducir estudios bíblicos sobre cosas
que no veo que tengan apoyo en las Escrituras. Me vería como un hipócrita haciendo eso y
mi conciencia no me lo permitiría." Aunque la primera vez que lo escuché decir eso le
estimulé a que lo reconsiderara, no podía por otro lado negar la validez de sus preguntas y
tuve que respetar su conciencia y su disgusto ante la hipocresía. Había llegado a su
encrucijada personal antes que yo a la mía.
Esta es la persona que la norma de la organización más tarde catalogó como "hombre
malvado" con quien uno no podía siquiera comer. El haberlo hecho de mi parte en un
restaurante en 1981 resultó en mi juicio y expulsión de la organización.
Fue en abril de 1981, mientras estábamos en Gadsden y ausentes de las oficinas
principales de la Sociedad, que me empezaron a llegar noticias sobre hechos extraños que
estaban aconteciendo en Brook1yn. La esperada tormenta estaba ya encima de nosotros.
INQUISICION
se exprese mucho respecto de sus ideas. La mera sospecha basta para poner en
movimiento la acción inquisidora. El sospechoso se ve, en efecto, como persona sin
derechos, hasta sus conversaciones privadas con íntimos amigos se tratan como algo que
los inquisidores poseen pleno derecho de hurgar.
No sólo fueron los atroces castigos que se llevaron a cabo por la inquisición española
lo que le dieron un nombre tan despreciado a través de la historia. Fue también la forma
autoritaria en que se abordaron los problemas, y los métodos arrogantes de interrogatorio
empleados para lograr la incriminación que con tanta frecuencia se deseaba celosamente
por la corte religiosa de justicia. La tortura y el castigo violentos no se permiten por la ley
hoy. Pero el manejo autoritario y los métodos arrogantes de interrogar pueden practicarse
aún con aparente impunidad. Y, aunque no física, la tortura sí existe, efectuada en forma
psicológica mediante el presionar y angustiar emocionalmente.
Me viene a la memoria un artículo aparecido en el número del 8 de junio de 1981,
página 17, de la revista ¡Despertad! intitulado "Buscando raíces legales." Hacía énfasis en
los magníficos precedentes legales encontrados en la ley Mosaica y entre otras cosas decía:
Puesto que en Israel el tribunal local estaba situado en las puertas de la
ciudad, ¡eso eliminaba toda duda en cuanto a ser público el juicio! (Deut. 16:18-
20) No cabe duda de que el carácter público de los juicios hacía que los jueces
obraran con cuidado y justicia, cualidades que a veces desaparecen cuando se
celebran audiencias secretas a puerta cerrada.
sus creencias personales. En cierto punto preguntó Ed, "¿Cuál es el propósito de este
interrogatorio judicial?" Le aseguraron que no era ése el caso, sino que simplemente
deseaban saber cómo se sentía respecto a algunos asuntos.
No le dieron ninguna explicación sobre 1o que había motivado su interrogatorio. A
pesar de que pretendían hacer creer que la discusión era sólo de carácter informativo, para
Ed esto daba claros indicios del principio de una acción por parte de la organización que
probaría ser inquisitorial y punitiva. Las preguntas inquirían sobre su punto de vista en
cuanto a la organización, sobre las enseñanzas tocantes al año 1914, las dos clases de
cristianos, la esperanza celestial, y puntos parecidos. .
Respecto a la organización, él les dijo a sus interrogadores que su mayor
preocupación se refería a la falta de estudio bíblico de parte de los miembros del Cuerpo
Gobernante; que él sentía que aquellos tenían como obligación hacia los hermanos el
considerar como primera prioridad el estudio e investigación de las Escrituras, en vez de
dejar que la preocupación por el trabajo de oficina y otros asuntos los alejase del estudio
bíblico. Respecto al año 1914, reconoció con franqueza sentir que era algo sobre 1o que no
se debería ser dogmático, y les preguntó a ellos si el mismo Cuerpo Gobernante reconocía a
éste como sólido y seguro. La respuesta de los dos interrogadores fue que 'si bien había uno
o dos que tenían dudas, el Cuerpo en su conjunto apoyaba la fecha plenamente.' Les dijo
que si a otros en el Departamento de Redacción se les hubiera permitido expresarse, se
haría evidente que casi todos tenían diferentes opiniones sobre ciertos puntos.
Días después, Albert Schroeder y Jack Barr iniciaron un interrogatorio individual de
cada miembro del Departamento de Redacción. Ninguno de ellos reconoció sentir
inseguridad respecto de alguna enseñanza en particular, aunque en conversación personal
virtualmente todos tenían algún punto sobre el cual habían manifestado puntos de vista
diferentes.
Lo irónico del caso era la diversidad de opiniones que prevalecía dentro del mismo
Cuerpo Gobernante, algo que los interrogadores nunca mencionaron ni admitieron delante
de sus interrogados.
Yo sabía que Lyman Swingle, el coordinador del Comité de Redacción del Cuerpo
Gobernante y coordinador del Departamento de Redacción estaba fuera en un viaje de zona.
Hallé enigmático el que una investigación tan intensa se iniciara en su ausencia. Sin
embargo los miembros del Cuerpo Gobernante que hacían la
Punto de decisión 283
investigación no dejaron notar que hubiese surgido algo fuera de lo rutinario que hiciera
necesario una investigación a tan gran escala. Por experiencia con la organización, sentí que
esta ausencia de explicación de su acción era indicativa, no de algo benigno o inocuo, sino
de algo que, cuando se diera a conocer, podría probar ser lo bastante devastador a aquellos
afectados por el asunto. Por esa razón, el lunes, 21 de abril de 1980, llamé a las oficinas
centrales de Brooklyn desde Alabama y pedí hablar con el miembro del Cuerpo Gobernante
Dan Sydlik. La telefonista de la Sociedad me dijo que no estaba disponible. Entonces pedí
hablar con Albert Schroeder, quien era el presidente del Cuerpo en funciones ese año. No
estaba tampoco disponible. Dejé un mensaje con la operadora dándole a entender que
apreciaría que cualquiera de los dos me llamase.
La siguiente mañana recibí una llamada de Albert Schroeder.
Antes de considerar lo conversado y la forma en que Schroeder quien, durante ese
año, era el presidente del Cuerpo Gobernante, respondió a mis preguntas, considere primero
lo que eventualmente llegué a enterarme en cuanto a lo que ya había sucedido y estaba por
suceder, al momento en que él habló conmigo.
una llamada telefónica a René Vázquez, a quien conocía por muchos años, y cuyos servicios
como chofer él a menudo utilizaba. El no trató de comunicarse con Cris Sánchez quien
trabajaba en la imprenta de la Sociedad y quien le era accesible por teléfono.
El habló primero con los miembros del comité del Departamento de Servicio
preguntándoles si ellos pudieran suministrar información similar. Y entonces fue al
presidente del Cuerpo Gobernante, Albert Schroeder.
A Miller, se le pidió que hiciera arreglos para que Godínez y su esposa visitaran las
oficinas centrales para entrevistarse con él. Nada se le dijo a Cris Sánchez, Ed Dunlap o
René Vázquez, como de igual manera, nada se me comunicó a mí. El presidente del Comité
del Cuerpo Gobernante evidentemente pensó que el actuar de esta manera considerada y, a
la vez, evitar así que el asunto se convirtiera en problema mayor, no era el proceder
deseado.
Durante la entrevista de Miller y los Godínez, Miller le sugirió a Godínez que llamara a
René Vázquez y "con tacto" tratara que éste se expresara en cuanto al asunto. Miller no tuvo
a bien hacerlo él mismo, ni tampoco consideró aconsejable telefonear a Ed Dunlap o cruzar
la calle para hablar con él sobre el asunto. La llamada telefónica a René se hizo y la meta
evidente se logró, pues René contestó de un modo que pudiera verse como incriminador.
Otra entrevista con los Godínez se arregló, esta vez con el Comité de la Presidencia,
compuesto por los miembros del Cuerpo Gobernante Schroeder, Suiter y Klein. La entrevista
se efectuó el martes 15 de abril. Todavía no se había dicho nada a René, Ed, Cris o a mí. La
entrevista duró dos horas y fue grabada. A través de los recuerdos e impresiones de los
Godínez, aquellos tuvieron noticia de la conversación con Cris Sánchez, un compatriota
cubano de éstos y amigo por largo tiempo, después de una comida en el hogar de los
Godínez. Varios puntos controversiales se trataron. La presentación de los Godínez incluyó
numerosas referencias a René, Ed Dunlap y a mí. Al fin de la grabación, cada uno de los tres
miembros del Cuerpo Gobernante, Schroeder, Suiter y Klein, felicitaron a la pareja Godínez
por su lealtad y expresaron (en la grabación misma) su desaprobación hacia aquellos
implicados en la entrevista.
Al igual que Miller, el Comité de la Presidencia del Cuerpo Gobernante no había hecho
ningún esfuerzo por hablar con Cris Sánchez, en contra de quien habían escuchado
evidencia sólo de oídas. No habían hecho ningún esfuerzo por hablar con René Vázquez, Ed
Dunlap o conmigo, de quienes ellos sólo tenían
Punto de decisión 285
Harley Miner llamó entonces a René y le pidió que viniera a su oficina diciendo, "Nos
gustaría hurgar tu cerebro sobre algunos puntos."
El Comité de la Presidencia había hecho arreglos para que comités investigadores se
formaran para manejar el interrogatorio de estas personas. Con la excepción de Dan Sydlik,
ninguno de los hombres en estos comités eran miembros del Cuerpo Gobernante. El Cuerpo
Gobernante, por medio de su Comité de la Presidencia, dirigió todas las acciones, empero
desde este punto en adelante se mantuvo en el trasfondo. Luego hicieron arreglos para que
varios hombres que participaban en estos comités investigadores escucharan porciones de
la cinta de dos horas que se había presentado al Cuerpo, para equiparlos en su trabajo
como miembros de los comités judiciales. Se debe a eso que estos comités emplearon mi
nombre y el de Ed repetidamente en los interrogatorio s de Sánchez, Kuilan, y Vázquez. No
obstante el Comité de la Presidencia todavía no se sintió impelido a informamos a nosotros
que la cinta siquiera existía. ¿Por qué no?
286 CRISIS DE CONCIENCIA
El objetivo de los comités investigadores se hizo evidente por la dirección que tomaron
sus interrogatorios. El comité que interrogaba a Nestor le pidió que describiera sus
conversaciones personales con Ed Dunlap y conmigo. El respondió que no creía que sus
conversaciones personales fueran algo que otros tuvieran derecho a conocer. Y dejó claro
que si pensara que algo malo o "pecaminoso" se hubiese dicho, él no habría perdido tiempo
en informarles, pero que en la situación presente éste no era el caso. Sus interrogadores le
dijeron que él debería 'cooperar o si no se vería en peligro de ser expulsado.' Su respuesta
fue, "¿Expulsado? ¿Por qué?" Se le respondió, "Por encubrir apostasía." Kuilan dijo,
"¿Apostasía? ¿Dónde está la apostasía? ¿Quiénes son los apóstatas?" Ellos contestaron
que esto estaba por determinarse, pero que estaban seguros de que existían.
Es como si alguien fuera amenazado con ser encarcelado a menos que cooperara
suministrando información con relación a ciertas personas, y cuando éste preguntara, ¿por
qué?, se le dijese que la detención será por complicidad en el robo de un banco. Cuando él
pregunta, "Cuál banco se robó y quiénes son los ladrones?", se le dice, "Bueno, aún no
sabemos qué banco ha sido robado o quién lo hizo, pero estamos seguros que un banco fue
asaltado en algún sitio y si no contestas la pregunta te encontraremos culpable de
complicidad e irás a la cárcel."
Néstor explicó que él había estudiado en la Escuela de Galaad bajo Ed Dunlap como
uno de sus instructores y por lo tanto le conocía desde entonces, y que me conocía a mí
desde el tiempo en que yo había servido como misionero y superintendente de sucursal en
Puerto Rico. Aceptó que había conversado con nosotros en ocasiones, pero que estas
conversaciones no envolvían nada pecaminoso o malo y eran asunto personal de él.
El sabía que a los diferentes comités investigadores se les había "puesto al día," por
medio de escuchar ellos porciones de la cinta y que, al mismo tiempo en que él había
hablado conmigo, ellos estaban usando mi nombre junto al de Ed Dunlap, en sus
interrogatorios.
El también sabía que el cargo extremadamente grave de "apostasía" se incluía en las
audiencias del comité. Y tenía que saber el efecto serio que esto pudiera tener para nosotros
dos, a quienes había conocido por décadas y a quienes llamaba sus "hermanos."
¿Qué, entonces, se me dijo en esta conversación? Considere: Después de un breve
intercambio de saludos, le dije, "Dime, Bert, qué está sucediendo en el Departamento de
Redacción?"
Su respuesta fue:
Pues-al Cuerpo Gobernante le pareció bien que algunos de nosotros
hiciéramos una investigación del departamento para ver cómo se pudiera
mejorar la coordinación, cooperación y eficiencia del departamento--y-para ver si
algunos de los hermanos tuvieran ciertas reservas en cuanto a algunos puntos
Esta expresión final, en lo relacionado a personas que tuvieran reservas, se mencionó
de manera algo casual como si fuera algo de importancia secundaria. El había tenido una
oportunidad clara para darme los datos de lo que estaba sucediendo. Optó por no hacerlo.
Entonces le pregunté sobre las razones que podría haber para una investigación en
tan grande escala como la que estaban llevando a cabo. Ahora tenía él una segunda
oportunidad para darme una explicación honesta de la situación. Su contestación fue:
Schroeder continuó:
y además, algunos de los hermanos no están muy contentos con la
manera en que sus artículos están siendo reescritos. Ray Richardson dijo que
había sometido un artículo [aquí él dio el tema del artículo] y que estaba bien
descontento con la manera en que éste se había editado y reescrito.
Yo dije, "Bert, si hay algo que saber sobre autores, es que a ninguno le agrada que su
material se someta a 'cirugía,' Pero eso tampoco es algo nuevo, desde la existencia del
Departamento de Redacción siempre ha sido así. ¿Qué opina Lyman [Swingle, el
coordinador del Departamento de Redacción] de esto?"
El contestó, "Lyman no está aquí ahora,"
"Yo sé que él no está ahí ahora," contesté, "está en un viaje de zona. ¿Le has
escrito?"
"No," dijo él.
Dije entonces, "Bert, encuentro esto muy extraño, Si, por ejemplo,
Milton Henschel [el coordinador del Comité de Publicación, que supervisa todas las
operaciones de la fábrica] estuviera de viaje y otro miembro del Comité de Publicación
también estuviera de viaje, digamos Grant Suiter, y llegasen informes al Cuerpo Gobernante
de que la fábrica no estaba funcionando tan eficientemente como debiera-piensas que el
Cuerpo Gobernante comenzaría una investigación en gran escala de la fábrica y sus
operaciones en la ausencia de esos dos hermanos?" (Y o sabía que tal acción ni siquiera se
contemplaría,)
El titubeó algo y dijo, "Bueno, el Cuerpo Gobernante nos pidió que hiciéramos esto y
sencillamente les estamos presentando un informe a ellos, Vamos a presentar nuestro
reporte mañana,"
Mi respuesta fue, "Bien, yo apreciaría si les mencionaras mi pensar en el asunto, Me
parece que es un insulto a Lyman Swingle, al hombre, a sus años de servicio, y a su
posición, el tomar una acción como ésa sin consultar con él, ni siquiera dejárselo saber,"
Schroeder dijo que él transmitiría mi mensaje, Añadí que si hubiese algo de
importancia verdaderamente seria que precisara discusión, yo podría ir allá, El dijo,
"¿Podrías?" Contesté, "Claro que podría, Sería sólo asunto de conseguir vuelo en un avión e
ir," El, preguntó que si yo podría hacerlo el miércoles siguiente, Le contesté, "¿Cuál sería el
propósito si Lyman Swingle no va a estar allí?" La conversación terminó aquí.
Punto de
decisión 289
Diane Beers, quien había estado sirviendo en la sede central hacía diez años y quien
conocía bien a los Sánchez y a los Kuilan, describió sus impresiones de los sucesos de la
semana del 21 al 26 de abril de esta manera:
Aquí se trataba de personas que habían estado asociadas por décadas, que por
muchos años se habían entregado de alma y corazón al servicio que ellos pensaban era de
Dios, y sin embargo, en el transcurso de seis días, desde el 21 hasta el 26 de abril, todo eso
se había dejado a un lado y fueron expulsados. Durante esa semana, cuando las Escrituras
se emplearon por sus interrogadores, fue de una manera acusadora, condenatoria, no de la
manera que el apóstol Pablo describe en 2 Timoteo 2:24, 25, cuando él instruye:
292 CRISIS DE CONCIENCIA
René Vázquez
31-06 81 Street
Jackson Heights, NY 11372
May 4, 1980
Comité Judicial
c/o Claudius Johnson
1670 E 174 Street Apt. 6 A Bronx, NY 10472
Estimados hermanos:
Hallo necesario una vez más, por este medio, apelar a su razonamiento sano y juicio
imparcial para que vean que no somos culpables de la acusación que se ha hecho en contra
de nosotros, mi esposa y yo. Nosotros, de hecho, realmente no entendemos ni conocemos
quiénes son nuestros acusadores.
Durante nuestra reunión judicial, vez tras vez declaramos, desde el corazón, con toda
veracidad ante Jehová Dios, que la
Punto de decisión 293
Parece que el objetivo principal del comité era establecer culpabilidad, por establecer
que había apostasía. A pesar de nuestras expresiones repetidas del corazón, de que el
seguir un curso de apostasía nos es inconcebible, que tal cosa nunca entró en nuestro
corazón, esa acusación continuó haciéndose. El comité parece haber estado dedicado a
probar que éramos apóstatas por medio de probar que conversaciones privadas que tuvimos
con algunos de nuestros queridos hermanos, eran en efecto, parte de un complot malicioso
para formar una secta o causar división por apostasía. En dos ocasiones diferentes el
hermano Harold Jackson usó la ilustración de una muchacha joven que hubiera cometido
fornicación, pero que, en su mente, la idea de hacer eso era tan rechazada que ella, en
efecto, creía que no había cometido fornicación, y sin embargo ella estaba encinta. La
aplicación seria que no importa cuán aborrecible sea para nosotros la idea de ser apóstatas,
que no importa si nuestro corazón y conciencia nos dijeran que era inconcebible para
nosotros hacer una cosa así, aún así somos apóstatas.
Pero hermanos, nosotros sabemos la diferencia entre nuestra mano derecha y la
izquierda. Este no es caso de una
muchacha joven con falta de entendimiento y experiencia. Sin embargo, aun si se aceptara
el argumento, de que somos algo que no lo somos, puesto que no lo somos en nuestro
corazón, mente y conciencia, la pregunta queda, ¿cómo trataría Jesús el asunto? ¿No
extendería él su bondad amorosa y misericordia a la muchacha, de modo que el pecado no
gobernara como rey, puesto que El murió para que se nos mostrara misericordia?
Por otro lado, ¿seria en armonía con la sabiduría de arriba usar el ejemplo de la
muchacha como un principio para juzgar caso distinto en donde la muchacha estaba segura
de que no había cometido fornicación, pero su vientre estaba muy abultado? ¿Qué hay si un
examen apropiado mostrara que ella tenia un quiste en su matriz, de modo que ella, en
efecto, estaba diciendo la verdad, pero se le presionó tanto por interrogatorio y angustia
mental, que se le hizo sufrir, y además de eso, se comenzaron a circular rumores diciendo
que ella estaba encinta, que iba a tener mellizos, que ya había dado a luz trillizos, y así por
el estilo? ¿No seria eso una gran injusticia? ¿Quiénes serian los que estarían causando el
daño verdadero? ¿No evitaría el amor y misericordia de Jesucristo tal injusticia grande?
Por esta mismísima razón Jesucristo dijo a los que lo condenaron por hacer obras de
curación en el sábado: “Dejen de juzgar por la apariencia externa, pero juzguen con juicio
justo.”-Juan 7:24
El hermano Episcopo, como uno de los del comité judicial, declaró, por un número de
preguntas sugestivas, que un apóstata podía ser muy sincero en lo que estaba enseñando,
pero que todavía era apóstata. La aplicación seria que--a pesar de nuestras expresiones
continuas indicando que tal curso de acción apóstata es inconcebible de nuestra parte que,
nunca hemos participado en planeo malicioso alguno en contra de la organización, ni en
formar una secta--que todavía se nos debe tratar como apóstatas debido a las cosas que
consideramos en nuestras conversaciones en privado con nuestros hermanos.
Sin embargo, si fuéramos a usar esa definición de apostasía, entonces tendríamos que
concluir que nuestra historia como una organización de Testigos de Jehová, está llena de
actos de apostasía. Cuando estábamos enseñando que la presencia invisible de Jesucristo
comenzó en 1874, éramos muy sinceros. Pero Jehová sabía que lo que estábamos
enseñando no estaba en armonía con la verdad bíblica. Entonces El hubiera tenido que
considerar que éramos apóstatas, según la definición expresada por el hermano Epíscopo.
Vez tras vez, como organización hemos enseñado, con devoción piadosa y sinceridad, lo
que resultó no
estar de acuerdo con la Palabra de Dios, y la fe de muchos fue perturbada cuando las
cosas no resultaron ser de la manera que las enseñamos. ¿Seria en armonía con la
misericordia y el amor juzgar a la organización como apóstata sobre esa base? ¿Seria
razonamiento sano poner a la organización en la clase de Himeneo y Fileto, quienes estaban
subvirtiendo la fe de otros, diciendo que la resurrección ya había acontecido?
La base para la acción en contra de nosotros es el haber considerado ciertos puntos
de la Biblia con algunos hermanos en conversación privada con ellos. Uno de los privilegios
fundamentales que cada uno tiene como individuo es el de hablar en
Punto de decisión 295
Aun si se nos considerara como esa clase de personas, el hecho es que desde el
mismísimo primer mal entendimiento, nos hemos hecho anormalmente no comunicativos con
el fin de evitar cualquier nuevo mal entendimiento. Ya que una simple seguridad verbal no
seria suficiente, entonces, como se da a entender por el consejo de Pablo, la conducta del
individuo, que no haga necesaria una segunda amonestación, que no haya una repetición
del mal, seria la seguridad que se necesitaría. Aun ese beneficio de la duda no se nos ha
concedido.
Más de una vez el hermano Jackson declaró que las cosas sobre las cuales
comentamos constituían un ataque al mismo corazón de la organización. Pero en primer
lugar, tal ataque no
296 CRISIS DE CONCIENCIA
Sus hermanos,
[firmado por]
René Vázquez,
Elsie Vázquez
_____________________________________________________________________
Unos treinta años antes René había dejado el hogar de su padre con el fin de escapar
de lo que él veía como un ambiente intolerante, de miras estrechas. Buscó la libertad para
continuar y extender su interés en los Testigos de Jehová. Desde allí en adelante se había
entregado, en corazón y alma, al servicio de ellos. Ahora, en el espacio de dos semanas, vio
esos treinta años puestos a un lado como sin valor particular, se le sometió a interrogatorio
intenso, la sinceridad de su motivación se impugnó, y se le había catalogado como rebelde
contra Dios y Cristo. Su carta expresa su angustia dolorosa al hallarse en el mismo ambiente
de intolerancia religiosa y estrechez de miras del cual él creía haberse escapado.
A René se le concedió una apelación, y otra vez se reunió con un comité (formado de
cinco ancianos diferentes). Hizo todo esfuerzo para ser conciliatorio, para mostrar que no
estaba buscando crear una cuestión controversial de asuntos doctrinales específicos, y que
no tenía deseo alguno de ser dogmático acerca de los tales, lo cual se rechazó como un
proceder evasivo, como evidencia de culpabilidad.
En cierto punto, después de horas de ser acosado con preguntas, Sam Friend, un
miembro del comité de apelación, lo interrumpió y dijo: " Eso es una cantidad de hogwash
[término coloquial en inglés que significa "bazofia," pero en sentido literal "agua en que se
han
lavado cerdos"]. Ahora voy a leerle esta lista de preguntas a usted, y quiero que las
conteste con sí o no." A René, cuyo idioma es el español, el término "hogwash" no le era
conocido, y aunque después
Punto de decisión 297
decidió que era sencillamente una expresión regional, dice que en ese momento le causó un
impacto de una imagen tan literal de suciedad, que algo dentro de él "sucumbió" y respondió
con: "¡No! Yo no voy a contestar ninguna pregunta más. Ustedes están tratando de cerner mi
corazón y no voy a aguantar esto más."
Se decidió hacer un receso en la sesión; René salio afuera, y al llegar a la calle
prorrumpió en lágrimas.
El comité mantuvo en vigor la decisión de expulsión.
De todas las personas que René había conocido, y con las cuales había trabajado en
el Departamento de Servicio de Brooklyn, incluyendo a aquellos que habían estado
dispuestos a hacer uso de su bondad y deseo de ayudar a través de muchos años, ni uno
apareció para decir, por lo menos, algo a favor suyo, para expresar alguna petición a favor
de un trato similarmente bondadoso para con él. 26 En las escalas de justicia de la
organización, su sinceridad innegable, su registro sin mancha de los pasados treinta años-
nada de esto tendría peso alguno si él no estuviera totalmente de acuerdo con la organi-
zación o no mantuviera un silencio resultante de la sumisión absoluta. De modo que, en todo
esto parecen pertinentes las palabras del discípulo Santiago, cuando escribe:
Hablad y juzgad como quienes han de ser juzgados por la ley de la
libertad. Porque sin misericordia será juzgado el que no hace misericordia. La
misericordia aventaja al juicio.27
26 Aún cuando es cierto que los procedimientos se llevaron a cabo a "puertas cerrada,"
hubo muchos en el Departamento de Servicio que sabían lo que estaba pasando, ya
fuera por conocimiento directo o por medio del "chisme" departamental.
En esos veintitrés días el Comité de la Presidencia no sólo había dejado escuchar esa
grabación al Cuerpo Gobernante, sino también había dejado escuchar porciones de ella que
incluían mi nombre y el de Ed Dunlap, a por 1o menos diecisiete personas fuera del Cuerpo
(quienes formaban comités investigativos judiciales). Habían expulsado a tres miembros del
personal de las oficinas principales y tres personas de afuera, una de ellas un amigo mío de
treinta años, habían grabado otra entrevista con un individuo de apellido Bonelli (cinta que se
considerará más adelante), y en general no solamente habían solicitado, sino que habían
buscado activamente cualquier evidencia de naturaleza incriminadora que se pudiera
obtener de miembros de la familia Betel o de otros; la amenaza de expulsión hasta se usó
para extraer información de algunos.
Sólo después de todo esto fue que el Cuerpo Gobernante por medio del Comité de la
Presidencia estimó conveniente informarme que me consideraban implicado de alguna
manera en lo que estaba sucediendo. ¿Por qué este proceder?
Lo que yo sabía 1o había conocido por otras fuentes, no por el Cuerpo Gobernante del
cual había sido miembro por nueve años. Los miembros de las oficinas principales de Betel a
quienes se les interrogó intensamente, y a quienes se puso bajo juicio, me habían
telefoneado, expresando su consternación por la actitud falta de bondad e intolerante que se
mostró. Expresaron que pensaban que los que dirigían todo el proceso sencillamente
estaban dando pasos para llegar a su objetivo verdadero, Edward Dunlap y yo mismo.
Pensaron que los tales proseguían 1o que consideraban que era el curso más estratégico,
comenzando con "las personas pequeñas," los menos conocidos y menos prominentes,
estableciendo su "culpabilidad," haciendo que pareciera como si la situación fuera algo de
proporciones grandes y peligrosas, y luego, habiendo establecido así un fundamento 1o más
sólido posible, procediendo a tratar con los más conocidos y prominentes. Correcto o no,
ésta era la impresión que ellos tenían. Sería interesante oír de los del Comité de la Presi-
dencia, a quienes finalmente llegaron todos los informes, y quienes contestaron todas las
peticiones para dirección hechas por los --comités de investigación y comités judiciales-para
así saber qué posibles razones el comité pudiera haber tenido para proceder en la manera
en que 1o hizo.
Punto
de decisión 299
Encuentro que hay un estrecho paralelo que atemoriza entre esto y las actitudes
mostradas en Brooklyn en la primavera del 1980. "El estar en desacuerdo era ser desleal.
Este es el tema que una y otra vez surgía." Parecía haber una seria carencia de la bondad
de Jesucristo. Cualquier calor de amistad, y el entendimiento compasivo que le da calor a la
amistad, parecía haber sido reemplazado por un trato institucional frío que asumía lo peor,
que negaba el beneficio de la duda, y consideraba la longanimidad y la paciencia como
debilidad, hostil a los intereses de la organización,/a sus metas de uniformidad y
conformidad. Era como si una enorme máquina legal se hubiera puesto en marcha y fuera
abriéndose paso de una manera falta de sentimiento alguno, procediendo de modo
implacable hacia su objetivo final. Hallé difícil creer que esto verdaderamente estuviera
sucediendo.
En las oficinas principales, sobre mi escritorio encontré, entre otras cosas, una nota
preparada por el Comité de la Presidencia allá el 28 de abril de 1980. La traducción al
español se puede ver en la próxima página.
2. Que todos los bautizados desde el tiempo de Cristo (33 d. de J.C.) en adelante
hasta el fin deben tener la esperanza celestial. Todos estos deben participar de los
emblemas en el Memorial, y no sólo los que declaran ser parte del resto ungido.
3. Que no hay un arreglo apropiado de una clase del "esclavo fiel y discreto" formada
por los ungidos y su Cuerpo Gobernante para dirigir los asuntos del pueblo de Jehová. En
Mat. 24:45 Jesús usó esta expresión sólo como una ilustración de la fidelidad de individuos.
no se necesitan reglas, sólo es necesario seguir la Biblia.
4. Que no hay dos clases hoy en día, la clase celestial y la terrestre llamada "otras
ovejas" en Juan 10:16.
8. Que Abrahán, David y otros hombres fieles de la antigüedad también tendrán vida
celestial, basándose ese punto de vista en Heb. 11:16.
Notas: Los puntos bíblicos mencionados arriba se han aceptado por algunos y ahora
se están pasando a otros como "nuevos entendimientos." Tales puntos de vista son
contrarios a la "estructura" bíblica básica de las creencias cristianas de la Sociedad. (Rom.
2:20; 3:2) También son contrarios al "modelo de sanas palabras" que ha llegado a aceptarse
bíblicamente por el pueblo de Jehová a través de los años. (2 Tim. 1:13) Tales cambios" se
condenan en Prov. 24:23, 22. Por lo tanto, las enseñanzas antes mencionadas 'son
desviaciones de la verdad que están subvirtiendo la fe de algunos.' (2 Tim. 2 :18) Habiendo
considerado todo, ¿no es esto APOSTASIA y sujeto a acción para disciplina
congregaciona1? Véase ks, página 56.
Algunos de los puntos me tomaron por sorpresa, pues nunca los había considerado, y
mucho menos, discutido con otros. Encontré repulsiva la forma dogmática en que estos
puntos se enumeraban. Y pensé que las "Notas" al pie de la página expresaban la cuestión
verdadera. Ya que estas notas enfocaban el énfasis repetidamente en la "'estructura' bíblica
básica de las creencias cristianas de la Sociedad," el" 'modelo de sana. palabra' que ha
llegado a aceptarse bíblicamente por el pueblo de Jehová a través de los años."
Esto tenía sonido familiar, pues era un argumento frecuentemente usado en las
reuniones del Cuerpo Gobernante, el argumento de que debe haber una adhesión a las
enseñanzas tradicionales de muchos años, como si el número de años que éstas se habían
creído necesariamente diera evidencia de lo correcto de las mismas. El énfasis en esas
enseñazas tradicionales, y no en la Palabra de Dios misma, era el meollo del asunto.
El 20 de mayo me reuní con el Comité de la Presidencia y me dejaron escuchar una
cinta del informe que ellos habían entregado al Cuerpo Gobernante sobre las entrevistas con
los miembros del personal de la redacción, y también en relación a los pasos subsiguientes
tomados por el Comité de la Presidencia, para poner en movimiento los procesos
investigativos y judiciales. Entonces me dieron dos cintas para que las oyera, una contenía la
entrevista de dos horas con la pareja cubana (los Godínez) y la otra, más corta, contenía una
entrevista con un Testigo de apellido Bonelli. Allí me enteré por vez primera de la existencia
de la cinta de dos horas y que ésta se había presentado al Cuerpo Gobernante un mes
atrás. Me parece ridículo que después de todos los estragos causados a la vida de muchas
personas desde que esta cinta se escuchó inicialmente, sólo ahora habían llegado al
momento de permitirme a mí escucharla, el día antes de mi audiencia ante una sesión
plenaria del Cuerpo Gobernante.
Llevé las cintas a mi oficina y escuché las grabaciones. El contenido me hizo sentir
enfermo. A todo se le dio un aspecto feo. Estoy seguro que los Godínez se esforzaban por
repetir las cosas como ellos las habían escuchado, pues yo los conocía y me consta que
eran personas decentes. Pero a medida que Harley Miller los guiaba durante la entrevista,
me preguntaba a mí mismo, "Fueron las cosas dichas a ellos realmente presentadas en la
forma extrema en que ahora se presentan?" La posibilidad de determinar esto me fue
eliminada pues el Comité de la Presidencia ya había dado las
Punto de decisión 303
directivas para la formación de comités judiciales, los cuales habían efectuado la expulsión
de aquellos implicados.
Al final de la cinta oí a los tres miembros del Comité de la Presidencia expresarse
como si se sintieran satisfechos de tener un cuadro claro de los asuntos y, primero, alabaron
por su lealtad a la pareja entrevistada, mientras que, después, condenaron a aquellos
implicados. Esto me hizo sentir aún más enfermo. ¿Cómo podían hacer esto sin siquiera
haber hablado con Cris Sánchez? ¿Por qué no
, estaba él allí? ¿Por qué fue, en efecto, René Vázquez empujado a una trampa
mediante la sugerencia de Harley Miller (expresada en la cinta) de que Godínez le llamara y
con mucho "tacto" tratara de hacer que René pronunciara expresiones comprometedoras?
¿Qué era 1o que estos hombres buscaban lograr, qué intereses les motivaban? ¿Era que
sencillamente querían ayudar a las personas, entender sus puntos de vista y trabajar para
lograr una resolución pacífica, tratar de aclarar los asuntos con un mínimo de dificultad y
dolor por medio de consejo bondadoso, por medio de exhortar a moderación y prudencia de
encontrarse deficiencia en ello? O, ¿era más bien para armar un pleito convincente en contra
de las personas envueltas? No encontré nada en toda la cinta que indicara otra razón salvo
la última.
Si el contenido de esa primera cinta era malo, el segundo fue mucho peor. Los
Godínez habían expresado 1o que recordaban de una conversación en su hogar y cómo las
cosas dichas les habían sorprendido, y como dije, creo que ellos fueron sinceros en 1o que
expresaron. La segunda cinta estaba llena básicamente de rumores. Pero la parte más
descorazonadora de toda la grabación eran las manifestaciones hechas por los
entrevistadores de las oficinas centrales.
Bonelli era miembro de una congregación de habla hispana cercana a la de René. La
cinta comenzó con Albert Schroeder presentando a Bonelli como un hombre que había sido
"siervo ministerial" (o "diácono") en dos congregaciones previas pero que en el momento no
ocupaba tal posición. El citó a Bonelli como habiendo afirmado que él no había sido
nombrado siervo ministerial en la congregación actual debido a la actitud adversa de uno de
los ancianos allí, de apellido Angulo.
Bonelli pasó entonces a dar testimonio en contra de este mismo anciano quien, según
él, había contribuido a impedir su nombramiento como siervo ministerial. (Angulo fue uno de
los expulsados.) El también dijo que después del Memorial (la cena del Señor) del 31 de
marzo había ido a la casa de René Vázquez en donde vio a la esposa
304 CRISIS DE CONCIENCIA
de éste y a su madre, participar de los emblemas del pan y el vino.29 Bonelli añadió que él
también había participado de los emblemas.
Esta última declaración produjo comentarios de sorpresa de parte de sus
entrevistadores, Albert Schroeder y, representando al Departamento de Servicio, Dave Olson
y Harold Jackson. Bonelli pasó a declarar, a manera de explicación (éstas son sus palabras
textuales como aparecen en la cinta): "Yo soy solapado [en inglés, "I' m sneaky"]." El dijo que
había ido a la casa de René para obtener información sobre ellos. 30
Luego agregó que él había oído por otro Testigo que el anciano de apellido Angulo ya
había conseguido un edificio en el cual él y René planeaban conducir reuniones, que ya
habían bautizado a personas en sus nuevas creencias.
En realidad, no había ni una sola palabra de verdad en esos rumores. Los
interrogadores no preguntaron dónde estaba el supuesto edificio, ni el nombre de las
personas supuestamente bautizadas. Estos datos no se hubieran podido suministrar, pues
no existían.
Más adelante en la cinta, Bonelli mostró alguna dificultad en expresar un punto en
inglés y Harold Jackson, quien habla español, le pidió que se lo dijera en español, y luego lo
tradujo al inglés. Se escuchó una risita de Bonelli y dijo: "Mi inglés no es muy bueno, pero la
información que estoy suministrando lo es." La voz de Dave Olsen se escuchó
inmediatamente diciendo, "Sí, hermano, usted nos está suministrando precisamente lo que
necesitamos. Continúe."
Cuando oí esas palabras sentí como si un peso aplastante cayera sobre mi corazón.
Durante toda la entrevista este hombre no había dicho nada que pudiera considerarse como
de ayuda, si, la mira era tratar de ayudar a personas que tenían un entendimiento incorrecto
de las Escrituras. Sólo si las intenciones eran las de crear un caso judicial, obtener evidencia
incriminadora, evidencia condenatoria, sólo entonces se podía decir que él estaba
suministrando precisa-
mente lo que se necesitaba.' Pero aún la evidencia suministrada era mitad rumor, sin
fundamento, completamente falsa, y la otra mitad se podría considerar significante sólo si
uno mantiene el punto de vista de que una organización religiosa tiene el derecho de prohibir
conversaciones privadas, entre amigos, sobre la Biblia, si estas conversaciones no se
adhieren totalmente a las enseñanzas de la organización, como así también el derecho a
juzgar las acciones de individuos-guiados por sus conciencias-en lo privado de sus propios
hogares.
Al final del testimonio grabado de Bonelli, Dave Olson le preguntó si él podía
proporcionar los nombres de otros "hermanos" capaces de suplir información similar. Bonelli
había dicho que un gran número de personas se habían involucrado con las creencias
"apóstatas." El respondió a la pregunta de Olson diciendo que él creía saber de "un
hermano" en Nueva Jersey quien quizá pudiera suministrar información. Olson pidió su
nombre. Bonelli contestó que él no lo recordaba pero que él creía que podría averiguarlo.
Olson dijo, "Pero debe haber muchos otros capaces de proveer información." Bonelli
entonces dijo que creía conocer a unas "hermanas" que quizás pudieran hacerlo. ¿Cuáles
eran sus nombres? El tendría que averiguar esto también.
Albert Schroeder entonces expresó gratitud a Bonelli por su cooperación al testificar y
le aconsejó que 'se mantuviera espiritualmente fuerte por medio de asistir a las reuniones
regularmente, y añadió que si Bonelli oía información adicional que viniera donde ellos con
ésta.
En mi opinión, nada expresa más claramente y con mayor fuerza la dirección tomada
en todo el proceso de la investigación, interrogación y la condena final, que esta cinta. No
puedo pensar en nada que pudiera ser de más beneficio a todos los Testigos de Jehová, por
doquier-para ayudarlos a tener un punto de vista equilibrado, dejándoles ver los dos lados de
la cuestión, no una visión parcializada de la misma, y de la "atmósfera" existente, y cómo los
hombres asociados con el "conducto" de Dios en las oficinas centrales se comportaron--que
el que pudieran escuchar esta cinta y compararla con lo que se les ha dicho mediante la
organización o lo que hayan oído por chismes. Pero también deberían tener el derecho de
hacer preguntas en cuanto a qué se hizo para verificar el testimonio de este hombre y para
separar los hechos de los rumores, y además el derecho a preguntar por qué este testimonio
era visto por los hombres de las
306 CRISIS DE CONCIENCIA
cinco personas diferentes para ser verificado, siendo Fabio Silva el último en
leerlo. Al traducir el material siempre era el intento ser fiel a la idea original."32
Probablemente el rumor más vil, circulado como "verdad" por ancianos y por otros en
varias partes del país, era que la homosexualidad se estaba practicando entre los
"apóstatas." Dónde se originó mentira tan crasa, es difícil imaginarlo. La única explicación
que se me ocurre es que como un año antes de que las tácticas de tipo inquisitorial
comenzaran, un miembro de la organización en una posición de responsabilidad
considerable había sido acusado de tendencias homosexuales. El Cuerpo Gobernante
manejó el caso y se esforzó por mantener el asunto callado. Aún así, parece que la
información se difundió. Entre los que propalaban rumores, esto se transfirió a los
"apóstatas." Fue algo fácil ya que quienes esparcen rumores no sienten preocupación
alguna por poseer los hechos reales. No veo de qué otra manera explicarlo.
¿Cómo es que personas que se enorgullecen de sus altos principios cristianos puedan
propalar rumores tan viles cuando se fundan sólo en el chisme? Creo que en muchos casos
fue el mecanismo usado por muchos para justificar en sus mentes y corazones lo que había
sucedido. Necesitaban razones, diferentes a las verdaderas, para poder explicar el por qué
acciones tan sumarias y severas se estaban tomando en contra de personas con
reputaciones intachables, y que eran conocidas, hasta por sus asociados más cercanos,
como personas pacíficas, no agresivas. El ver la etiqueta fea de "apóstata" de súbito puesta
sobre ellos, requería algo más que lo que los hechos mismos suministraban. Sin estos
rumores y exageraciones, aquellos que conocían a los individuos implicados, y aún otros que
oyeran de ellos, se hubiesen visto obligados a encarar la posibilidad de que la organización
que ellos veían como el canal de comunicación de Dios para dar guía a sus fieles en la
tierra, quizás no era lo que ellos pensaban que era. Para muchos, esto era concebir lo
inconcebible. Podría perturbar severamente su sentido de seguridad, una seguridad que
descansa en gran medida (más aún de lo que muchos están
estado. En un país, uno podía expresar una opinión diferente a la sostenida por la mayoría y
no sentir preocupación alguna si alguien citara lo dicho por uno. En el otro, un hombre que
expresara un pensamiento que no se conformara con la ideología existente, se encontraría
luego recriminándose, sintiéndose como si hubiese hecho algo malo, algo sobre lo cual
debiera sentirse culpable, y el pensar que alguien pudiera citar lo dicho por él traería
presagio de cosas temibles. En este último caso, la cuestión no era si lo que él había dicho
era cierto; no era si se hubiese dicho en honestidad, y que fuese moralmente propio. El
asunto era, ¿cómo sería tomado este comentario por aquellos en el poder?
Cualquier sentir de esta índole que yo hubiera tenido en las oficinas centrales antes de
la primavera del 1980, había sido pasajero, momentáneo. Ahora, me rodeaba, me
abrumaba. El punto de vista que aquellos que ejercían autoridad habían adoptado se me
hizo obvio en la reunión con el Comité de la Presidencia, y por los comentarios que ellos y
los hombres del Departamento de Servicio expresaron en los cintas. En la atmósfera
altamente emocional y el clima de sospecha que imperaba, se hacía difícil mantener en
mente que lo que otros o yo habíamos dicho pudiera verse en forma bien distinta a la
manera áspera en que estos hombres la habían expresado. El mantener en mente que lo
que se condenara como herejía desde el punto de vista de una organización, podría, desde
el punto de vista de la Palabra de Dios, ser correcto, propio y bueno, era cosa muy difícil de
hacer, particularmente después de un vida entera de servicio a tal organización. Yo sabía
que no había buscado a nadie para poderle confiar estos asuntos; los individuos se dirigieron
a mí y yo sentí la obligación de señalarles la Palabra de Dios para las respuestas a sus
preguntas, aun cuando las contestaciones allí encontradas diferían de las proporcionadas
por quienes detentaban la autoridad.
Estaba seguro de que la mayoría de los hombres ante los cuales tendría que
comparecer verían el asunto desde el punto de vista organizacional solamente. Si desde el
comienzo mismo otro punto de vista se hubiese tomado, estoy seguro que todo el asunto se
habría podido resolver callada y apaciblemente, por medio de conversación amigable y
amorosa, estimulando a circunspección si alguna habla inmoderada hubiera tenido lugar,
exhortando a la moderación de no haber sido evidente ésta. Por medio de evitar
confrontaciones condenatorias, evitando el uso de métodos despóticos y ardides legalistas,
no hubiese sido necesario el que conversaciones privadas e incidentes que envolvían a un
pequeño grupo de personas, se
Punto de decisión 313
exageraran fuera de toda proporción al punto de hacerlo un asunto de gran notoriedad con
gran impacto negativo en las vidas de muchos individuos, con repercusiones y chismes a
escala mundial.
Al dirigirme a la audiencia con el Cuerpo Gobernante no tenía el menor deseo de
añadir leña a la conflagración ya existente. Esta ya había consumido a muchos amigos
amados. Estaba dispuesto a admitir que algo que personalmente deploro-declaraciones de
carácter dogmático extremo--pudieran haber sido hechas por ciertos individuos entre los que
estaban envueltos, aunque en aquel momento no tenía manera de determinar a qué grado
esto sería cierto, pues se refería principalmente a personas con las que yo no había
sostenido discusión bíblica alguna, y algunas ni siquiera me eran conocidas.
mi conciencia por constituir hipocresía o falta de honestidad. La forma absolutista en que los
puntos se presentaron por el Comité de la Presidencia en el memorando - como si las
alternativas fueran, o el aceptar completamente las enseñanzas de la organización en
relación con estos puntos, o de otro modo ver los puntos de la misma manera dogmática en
que se expresaban en el memorando sencillamente no encajaba en mi caso. Ninguno de los
ocho puntos expresaba 1o que yo consideraba como los verdaderos puntos en cuestión. El
asunto no era si Dios tenía una "organización" en la tierra, sino ¿qué clase de organización-
una centralizada y altamente estructurada, autoritaria, o sencillamente una congregación de
hermanos entre quienes la única autoridad es la autoridad para ayudar, para guiar, para
servir, jamás para dominar? Por 1o tanto mi respuesta fue que yo creía que Dios tenía una
organización en la tierra en el sentido de que El tiene una congregación en la tierra, la con-
gregación cristiana, una hermandad.
El asunto no era si Dios había guiado (o guiaría) a aquellos que formaban este Cuerpo
Gobernante, sino, ¿hasta qué punto, bajo cuáles circunstancias? Yo no tenía dudas, o ponía
en tela de juicio, el que Dios diera guía a estos hombres si ésta se buscaba sinceramente
(yo sentía que algunas de las decisiones tomadas, en particular en los primeros años,
habían sido buenas decisiones, decisiones compasivas), pero definitivamente no creía que
esto fuera automático; era siempre contingente, condicional a muchos factores. Por lo tanto
mi respuesta incluyó mi creencia de que tal guía es siempre gobernada por el grado al cual
haya adherencia a la Palabra de Dios; que eso es lo que determina el grado al cual Dios da
su guía o la retira. (Yo creo que eso es cierto para con cualquier individuo o grupo de
personas, sean quienes sean.)
Mis respuestas a todas las preguntas se hicieron en igual manera. Si fue el caso que
alguno de aquellos acusados se hubiera expresado sobre estos asuntos en la manera
dogmática y absolutista que el Comité de la Presidencia los presentó, entonces sentí el
deseo de hacer lo posible por restaurar cierta medida de razonamiento y moderación, de
conciliar más bien que exacerbar, y me plegaba hasta el grado que me pude plegar.
Las preguntas adicionales fueron pocas. Lyman Swingle lile preguntó con relación a
los libros de comentarios bíblicos, por lo que asumí que esto había sido uno de los puntos
discutidos por el Cuerpo. Le contesté que había comenzado a usarlos más extensamente
como resultado de las recomendaciones de mi tío (durante el proyecto
Punto de decisión 315
Ayuda y que si el punto de vista era que éstos no deberían usarse, había entonces enteras
secciones en la biblioteca de Betel que deberían ser vaciadas, ya que había docenas,
veintenas de colecciones de estos allí.
Martin Poetzinger, quien había pasado algunos años en campos de concentración
Nazi, expresó descontento con mis repuestas a los ocho puntos doctrinales. ¿Cómo podía
ser, preguntó él, que yo pudiera pensar como me había expresado si todas estas otras
personas estaban haciendo declaraciones tan recias? (Como era cierto también de los
demás, él no había hablado personalmente con ninguno de ellos.)33 Le contesté que yo no
podía ser responsable por la manera en que otros expresaran estas cosas, y dirigí su
atención a Romanos 3:8 y a 2 Pedro 3:15, 16, como ejemplos de la manera en que hasta las
expresiones del mismo apóstol Pablo se habían expresado o entendido erróneamente por
algunos. Aunque no lo dije, francamente sentí que mis circunstancias eran como aquellas
descritas en Lucas 11:53, como estando entre hombres que hacían 'muchas preguntas
tendiéndome trampas para intentar acusarme de algo que yo dijera.'34 La conducta del
Cuerpo en la semanas anteriores no me permitió razón para sentirme de otra manera.
Poetzinger pasó a hacer saber su opinión en cuanto a los
"apóstatas" expulsados diciendo con gran énfasis, que ellos habían mostrado su
actitud verdadera por medio de "arrojar su literatura de la Watch Tower en el canasto de la
basura antes de irse." (Este era uno de los rumores que más ampliamente se circulaba entre
la familia Betel, de hecho, en cierta mañana un miembro del Cuerpo Gobernante le dio
informe de esto a toda la familia de Betel.) Le dije a Poetzinger que yo no querría llegar a
una conclusión sin antes hablar con aquellos envueltos y conocer los hechos. Le dije que en
los quince años de yo estar en las oficinas centrales era una rareza el ir a uno de los
cubículos que contenían los receptáculos de basura y no ver literatura de la Sociedad-libros
y revistas de pasadas fechas-todos descartados por miembros de la familia; y por lo que yo
había oído, algunos de los expulsados del personal de Betel salían para Puerto Rico y los
artículos más pesados, y más fáciles de reemplazar, serían tales libros. Repetí que no me
parecía correcto el formar un juicio sobre la base de rumores y que en particular era
33 Lloyd Barry también expresó similar descontento, diciendo que yo había sido
"deliberadamente ambiguo" con relación a cada uno de los 8 puntos que el Comité de
la Presidencia había compilado como evidencia de "apostasía,"
impropio de parte de alguien sentado como juez el hacer tal cosa. El se quedó mirándome
fijamente pero no dijo nada más.
Otra pregunta se hizo en' relación al servicio del Memorial (la cena del Señor) que yo
había conducido el mes anterior (abril) en Homestead, Florida35 ¿Era cierto que yo no hablé
sobre las "otras ovejas" (aquellos con esperanza terrenal) en mi discurso allí? Yo dije que
eso era cierto, y les relaté mi experiencia el primer año después de haber venido a Brook1yn
procedente de la República Dominicana. Mi esposa y yo habíamos asistido al servicio del
Memorial en una congregación que 1o había celebrado bastante temprano esa noche. Fue
así que regresamos a la casa Betel a tiempo para escuchar a mi tío, el entonces
vicepresidente, pronunciar allí todo su discurso. Después del discurso se nos invitó, junto a
mi tío, al cuarto del miembro del personal Malcolm Allen. Mi esposa inmediatamente le dijo a
mi tío, "Noté que no hizo mención alguna de las 'otras ovejas' en ninguna parte de su
discurso. ¿Por qué fue esto?" El respondió que consideraba esa noche como una que
pertenecía especialmente a los "ungidos," y añadió, "Así que, yo me concentro en ellos."
Informé al Cuerpo que todavía poseía mis notas tomadas de ese discurso por el
vicepresidente y que las había empleado muchas veces al conducir el servicio del Memorial.
Se les invitaba a mirarlas si tenían el deseo de hacerlo. (Fred Franz, por supuesto, estaba
allí presente si es que hubieran deseado preguntarle sobre el discurso.) La cuestión se
abandonó.36
La lástima que sentí por 1o que había sucedido, basándome en la premisa de que
algunas personas aparentemente se habían expresado de modo extremado, fue sincera. Les
dije a los del cuerpo que si se me hubiera informado de esto yo habría hecho todo 1o que
pudiera por detenerlo. No negué que se hubiera demostrado falta de discreción, ni mi excluía
a mi mismo al decir esto, pero declaré que pensaba que era incorrecto igualar 1o que es
indiscreto a 1o que es malicioso. Expresé mi respeto y mi confianza en la cualidades
cristianas de aquellos que conocí personalmente y a quienes se les
35 Los Testigos de Jehová celebran este servicio únicamente como celebración anual.
Más o menos al tiempo de la pascua judía.
había representado y tratado como si hubieran actuado por malicia. Les relaté lo que sabía
de los treinta años de servicio de René Vázquez, su devoción sincera, su registro intachable
en Puerto Rico, España y los Estados Unidos. Expresé mi congoja de que, después de
haber vivido y trabajado por tantos años con ellos como miembros compañeros del Cuerpo
Gobernante, ni siquiera uno se había sentido llamado a comunicarse conmigo y trasmitirme
honradamente los hechos respecto a lo que estaba pasando.
Schroeder, quien presidía, fue el único que respondió. Prontamente dijo, "Pero Ray, tú
no demostraste franqueza con nosotros tampoco. No dijiste [en la conversación telefónica]
de qué manera te enteraste de la investigación del Departamento de Redacción." Y o
contesté, "¿Me hiciste tal pregunta?" "No," fue su respuesta. Dije, "Si me hubieras
preguntado te lo hubiese dicho sin ninguna vacilación. Ed Dunlap me telefoneó y me lo
mencionó." Poco después, Karl Klein, otro miembro del Comité de la Presidencia, sonriendo
admitió, "No nos mostramos francos con Ray," y añadió que "si René Vázquez hubiese
respondido a las preguntas de la manera que lo hizo Ray, no se le hubiera expulsado." Ya
que ni Karl, ni ningún otro miembro de todo el Cuerpo Gobernante, había hecho un esfuerzo
por hablar con René, o de estar presente en la primera entrevista "investigativa" conducida
con él, o en su primera audiencia judicial, o en la audiencia de su apelación, ellos solo
podían juzgar las respuestas de él por los informes entregados por aquellos que condujeron
tales actividades en lugar de ellos. No comprendo cómo podían pensar que les era posible
juzgar o comparar enteramente a base de comentarios de segunda mano. El Comité de la
Presidencia, el cual incluía a Karl Klein, estuvo dispuesto a sacar el tiempo para reunirse con
los acusadores, para oír las acusaciones traídas, incluyendo el testimonio adverso dado por
la pareja Godínez y por Bonelli, pero ellos no encontraron tiempo para hablar con uno de los
acusados siquiera. Se me hace muy difícil ver en esto una expresión ejemplar de amor, de
fraternidad, o de compasión.
La mayoría de los del Cuerpo simplemente se sentaron allí sin decir nada, sin
preguntar y sin comentar. Después de dos o tres horas (estaba muy afectado
emocionalmente para percatarme del paso del tiempo) se me informó que podía excusarme
del salón de conferencias y que ellos luego se pondrían en contacto conmigo. Fui a mi
oficina y esperé. Llegó el mediodía y mirando por la ventana vi a los miembros del Cuerpo
Gobernante caminar a través del jardín en dirección al comedor. No me sentí con deseos de
comer y me
318 CRISIS DE CONCIENCIA
quedé esperando. Para las tres de la tarde me sentía tan agotado que no pude quedarme allí
y me fui a mi habitación. Las pasadas semanas, la conversación telefónica con quien ejercía
la presidencia del Cuerpo y el choque que sentí al darme cuenta de cuan engañosa había
sido esta conversación, la angustia causada por un sin número de llamadas telefónicas de
aquellos que estaban siendo sujetados a intenso interrogatorio y presión, 1o rápido e
implacable de las expulsiones que siguieron, y más que nada, el continuo silencio de parte
del Cuerpo Gobernante en informarme de evento alguno entre todo 1o que estaba
aconteciendo, ahora había tenido como colmo mi experiencia de esa mañana, la frialdad
mostrada, y las horas de espera que siguieron, todo resultó en que la noche me encontró
físicamente enfermo.
Esa misma noche nos llegó llamada telefónica del presidente Schroeder pidiéndome
que me reuniera con el Cuerpo para una sesión nocturna de más preguntas. Mi esposa
contestó el teléfono por mí y le pedí que le informara al Cuerpo que me sentía demasiado
mal como para ir y que además ya había dicho todo 1o que me interesaba decir. Ellos
podían tomar su decisión a base de 1o que habían oído.
Más tarde esa noche, Lyman Swingle, quien vivía en una habitación dos pisos más
arriba, vino a ver 9ómo me sentía. Me sentí agradecido por esto y le mencioné la tensión
enorme que las pasadas semanas me habían producido. Le dije que la preocupación más
profunda no era en cuanto a qué acción el Cuerpo pudiera tomar respecto a mí, sino más
bien el que verdades hermosas de la Palabra de Dios habían sido representadas como algo
feas o indeseables. Ese fue mi sentir entonces, como 1o es ahora, que el aspecto más serio
de todo 1o que sucedió entonces fue la manera en que un grupo de enseñanzas
organizacionales se usaron como el parámetro contra el cual evaluar las claras e
incontrovertibles declaraciones de la Biblia, y que tales declaraciones (debido a no
conformarse con el "modelo" organizacional) se pintaron como enseñanzas torcidas que
suministraban evidencia de "apostasía."
Tenía en mente declaraciones a la vez sencillas y hermosas de la Palabra de Dios
como:
"Un cuerpo hay, y un espíritu, así como ustedes fueron llamados en la sola
esperanza a la cual fueron llamados; un Señor, una fe, un bautismo; un Dios y
Padre de todos, que es sobre todos y en todos." "Porque cuantas veces coman
este pan y beban esta copa, siguen proclamando la muerte del Señor hasta que
él llegue."
"Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un
hombre, Cristo Jesús."
"No 1es pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o
sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción. "37
En contraste, los ocho puntos utilizados por el Comité de la Presidencia como una
"Confesión de Fe" por la cual juzgar a los individuos no poseían un solo punto en el cual la
enseñanza envuelta de la Sociedad pudiera respaldarse por claras y sencillas declaraciones
de las Escrituras. ¿A cuál declaración clara y evidente en las Escrituras pudo señalar
cualquiera, sea miembro del Cuerpo Gobernante o quien sea, y entonces afirmar, "Mira, aquí
la Biblia claramente dice":
37 Mateo 23:8; Romanos 6:14; 8:14; Efesios 4:4-6; 1 Corintios 11:26; 1 Timoteo 2:5;
Hechos 1:7.
320 CRISIS DE CONCIENCIA
apóstol Pedro (en Hechos 2:17) habló de los últimos días como aplicando desde
el Pentecostés en adelante, él no se refirió a los mismos "últimos días" que
Pablo mencionó (en 2 Timoteo 3:1)? ¿Dónde encontramos esto?
7. ¿Que el ano de 1914 marcó el año en que Cristo oficialmente se sentó
en el trono como Rey sobre toda la Tierra y que tal fecha en el calendario marca
el comienzo de su parousía? ¿Dónde?
8. ¿Que cuando la Biblia dice en Hebreos 11:16 que hombres como
Abrahán, Isaac y Jacob estaban "haciendo esfuerzos por obtener un lugar mejor,
es decir, uno que pertenece al cielo," no existe posibilidad alguna de que esto
quiere decir que ellos tendrían vida celestial? ¿En dónde se afirma esto?
Ni siquiera una de las enseñanzas de la Sociedad ahí discutidas puede probarse con
una clara y directa referencia bíblica. Cada una de ellas exigiría explicaciones intrincadas,
combinaciones complejas de textos y, en algunos casos, 1o que podría considerarse como
una gimnasia mental, .en un atentado por dar apoyo a tales ideas. Sin embargo, ¡éstas se
usaron para juzgar 1o genuino de la calidad cristiana de los individuos, para decidir si
personas que habían derramado sus vidas al servicio de Dios eran apóstatas!
38 En los meses siguientes. Lyman Swingle, aunque continuó siendo miembro del Cuerpo
Gobernante, fue removido de su posición de coordinador del Comité de Redacción y
del Departamento de Redacción, siendo reemplazado por Lloyd Barry.
39 En ese entonces creo que la mensualidad enviada era de $175 por persona.
322 CRISIS DE CONCIENCIA
Cuerpo Gobernante
Queridos hermanos:
Por medio de esta carta presento mi renuncia como miembro del Cuerpo
Gobernante.
También estaré concluyendo mi servicio en Betel.
Mis oraciones continuarán ofreciéndose por ustedes así como también por todos los
siervos de Jehová a través de la Tierra.
Su hermano,
R. V. Franz (firmado)
Punto de decisión 323
mi posición en tales asuntos en caso de que ésta fuera mal representada en el futuro, como
eventualmente sucedió en varios casos.
A nuestro regreso, vi a Ed Dunlap parado al frente de uno de los edificios de las
oficinas centrales. El tenía que reunirse ese día con uno de los comités judiciales.
Ed tenía entonces sesenta y nueve años de edad. El año anterior, el 1979, el había
comentado que estaba considerando seriamente el irse de las oficinas centrales. El sabía
que había sido objeto de ataques, tanto en las sesiones del Cuerpo Gobernante, como fuera
de éstas. En una ocasión le pidió al Comité de Redacción que le aliviara de hostigamiento
experimentado. El Comité de Redacción nombró a tres de sus miembros, Lyman Swingle,
Lloyd Barry y Ewart Chitty, para que hablaran con el miembro del Cuerpo Gobernante KarI
Klein (éste no era miembro aún del Comité de Redacción; llegó a serio cuando Chitty
renunció). Ellos le pidieron a Klein que cesara de ir a la oficina de Ed para llevarle quejas y
críticas, así como también que se abstuviera de hablar de manera crítica de él a otros. Esto
parece haber surtido efecto por algún tiempo fuera del Cuerpo, pero no en el Cuerpo y sus
sesiones.
Cuando, tarde en el 1979, le informé a Ed de nuestros pensamientos en cuanto a
irnos, el dijo que él había sopesado la idea pero había llegado a la conclusión de que tal
paso no le era posible. Considerando su edad avanzada y su situación económica se le
hacía difícil ver como pudiera razonablemente mantenerse él y su esposa. Al quedarse,
tendrían al menos un sitio donde vivir, alimento, y atención médica. Así, que había decidido
quedarse y añadió, "Si me molestan mucho en el Departamento de Redacción pediré que
me transfieran al taller de carpintería o a cualquier otro trabajo."
Menos de un año más tarde se encontró citado para una audiencia con un comité
judicial. El día que 1o vi dijo, "Voy a ser bien franco con ellos. Va en contra de mi naturaleza
el ser evasivo." Agregó que tenía muy pocas dudas en cuanto a 1o que el comité haría.
Era ya casi el fin del mes de mayo. Cerca de seis semanas habían transcurrido desde
que el Comité de la Presidencia había dejado escuchar la grabación de Godínez al Cuerpo
Gobernante, en la cual el nombre de Ed se mencionaba en varias ocasiones. Más o menos
ese mismo intervalo de tiempo había pasado desde que Barry y Barr 1o habían entrevistado,
asegurándole que ellos estaban 'solamente buscando información.' Durante el transcurso de
todas esas semanas-aunque Ed estaba a la mano, aun al final trabajando en una asignación
del Cuerpo Gobernante para la preparación de un
324 CRISIS DE CONCIENCIA
libro sobre la vida de Jesucristo--ni siquiera uno de los miembros del Comité de la
Presidencia fue donde él para hablar de estos asuntos o para informarle de las graves
acusaciones hechas en su contra. Estos hombres estaban a cargo de la dirección del caso,
todos ellos conocían a Ed íntimamente, sin embargo, aún hasta el final no le dijeron ni una
sola palabra en cuanto al asunto.40
Después de la entrevista inicial de Barry y Barr con él, por casi seis semanas ninguno
de todo el Cuerpo Gobernante fue donde Edward Dunlap para hablar del asunto, para
razonar con él o discutir la Palabra de Dios con este hombre que había estado asociado por
casi medio siglo, que había dedicado unos cuarenta años en servicio cabal, que profesaba la
esperanza celestial, y ahora tenía cerca de setenta años de edad. Ellos mismos son testigos
de que esto es verdad. Qué diferente al pastor que deja las noventa y nueve para ir en
busca, y para ayudar, a la oveja "perdida." Qué diferencia sí, pues la tal era él a los ojos de
ellos.
De nuevo, es enteramente posible que algunas palabras imprudentes se hayan
expresado por ciertos individuos de entre los expulsados. Las acciones, arriba descritas,
tomadas por aquellos en autoridad, en mi opinión resuenan con mucho más fuerza que las
tales palabras.41
A un comité de cinco hombres, de entre el personal de las oficinas centrales, se le
encomendó el trabajo de juzgar a Ed Dunlap. El Cuerpo Gobernante permaneció en el
trasfondo. Todos los cinco hombres asignados eran más jóvenes que Ed, ninguno profesaba
ser de los "ungidos." Después de deliberar por un solo día llegaron a su decisión.
Bastante típico de las actitudes demostradas son las siguientes expresiones:
Cuando se le preguntó acerca de su punto de vista en cuanto a la enseñanza
organizacional de dos clases de cristianos, Ed les señaló las palabras de Romanos 8: 14,
que dicen: "TODOS los que son
40 Albert Schroeder había sido un instructor. junto a Ed. en la Escuela de Galaad por
muchos años; Karl Klein trabajaba en el mismo Departamento de Redacción que él,
estando su oficina contigua a la de Ed; Grant Suiter, más o menos un año antes de
estos eventos, había ido donde Ed con una asignación que él (Suiter) había recibido
para preparar (siendo ésta un bosquejo para una de las discusiones en clase del
seminario para representantes de las sucursales) y le pidió a Ed que lo preparara por
él, diciendo que él mismo estaba muy ocupado y, además, estaba seguro de que Ed
'de todos modos haría un mejor trabajo que él [Suiter].'
conducidos por el espíritu de Dios" son hijos de Dios. El preguntó, "¿De qué otra manera se
puede entender este texto?" Fred Rusk, quien había servido como instructor en la Escuela
de Galaad por varios años mientras Ed era el Registrador, dijo, "Oh, Ed, ésa es sólo la
interpretación tuya del pasaje." Ed preguntó, "Entonces, de qué otra manera lo puedes
explicar?" La contestación de Fred Rusk fue, "Mira, Ed, tú eres quien está siendo juzgado,
no yo."
Cuando se le preguntó en cuanto a las reglas organizacionales, él enfatizó que el
cristiano no está bajo ley, sino bajo bondad inmerecida (o gracia). Añadió que la fe y el amor
eran fuerzas superiores en lo que respecta a la justicia de lo que las reglas jamás podrían
ser. Robert Wallen dijo, "Pero Ed, a mí me gusta tener a alguien que me diga qué tengo que
hacer." Teniendo en mente las palabras de Hebreos, 5:13, 14, que los cristianos no deberían
ser como bebés sino como personas maduras, las "que por medio del uso tiene sus
facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto," Ed le
contestó, "Entonces tienes que leer tu Biblia más." Robert Wallen sonrió y dijo, "Yo y dos
millones más." Ed contestó, "El hecho de que ellos no lo hagan no te excusa a ti de hacerlo."
El enfatizó que éste era el problema mayor, los hermanos simplemente no estudiaban la
Biblia; ellos dependían de las publicaciones; sus conciencias no estaban genuinamente
entrenadas bíblicamente.
Evidentemente el factor clave desarrollado en toda la sesión fue que en dos ocasiones
Ed había sostenido discusiones bíblicas con algunos de los que ahora habían sido
expulsados. El comité judicial no poseía evidencia de que ello fuera así, pero Ed, habiendo
dicho desde el principio que él tenía la intención de discutir abierta y francamente todos los
puntos, voluntariamente ofreció la información. Estas personas lo habían abordado y en dos
ocasiones habían comido juntos después de lo cual consideraron porciones del libro de
Romanos.42 El comité judicial quería saber si él hablaría en el futuro sobre estos puntos con
otras personas. El contestó que no tenía ninguna intención de hacer "campaña" entre los
hermanos. Pero también dijo que si algunas personas vinieran privadamente donde él
solicitando ayuda y podía dirigirles a las Escrituras para encontrar las respuestas a sus
preguntas, él lo haría, pues sentiría la obligación de ayudarles. Con toda seguridad éste fue
el factor determinante. Tal
libertad para la discusión y expresión bíblica privada no era aceptable, sino vista como
herética, como un peligroso atentar contra el orden de la organización.
Una de las declaraciones presentadas parecía particularmente paradójica. Ed les,
había dicho claramente que él no tenía ningún deseo de ser expulsado, que él disfrutaba de
la compañía de los hermanos y no contemplaba ni deseaba ser separado de ellos. El comité
lo estimuló a que "pusiera su confianza en la organización y tuviera paciencia," diciendo,
"¿Quién sabe? Quizás en cinco años muchas o todas las cosas que estás diciendo sean
publicadas y enseñadas."
Ellos conocían la naturaleza fluctuante de las enseñanzas de la Sociedad y sin duda
alguna esto fue lo que los motivó expresarse así. Pero, de acuerdo con esta afirmación
¿hasta dónde entonces llegaba la convicción de ellos de lo correcto de estas enseñanzas, y
de su sólida base bíblica? Si ellos estaban dispuestos a aceptar la posibilidad de que las
enseñanzas de la organización en estos puntos en cuestión no fueran más sólidas y
duraderas que lo dicho, ¿cómo era posible entonces que ellos usaran esas enseñanzas para
determinar si este hombre era un siervo leal de Dios o un apóstata?
Si ellos consideraban que esas enseñanzas (a las cuales el Comité de la Presidencia
les había adscrito tanta importancia) estaban tan sujetas a cambio al grado de que valdría la
pena esperar y ver lo que los próximos cinco años trajeran, ¿por qué no sería entonces
apropiado también posponer toda acción judicial contra este hombre quien había dado, no
cinco años, sino medio siglo de servicio a la organización?
La lógica de tal razonamiento puede entenderse solamente si uno acepta y sostiene la
premisa de que los intereses del individuo - incluyendo su buen nombre, la reputación
forjada a duras penas, los años de vida ofrecidos en servicio--son cosas desechables si
éstos interfieren con los objetivos de una organización.
Estoy seguro de que cada uno de los hombres en ese comité judicial reconocía que
Edward Dunlap tenía un amor profundo por Dios, por Cristo y por la Biblia-aún así ellos
sentían que tenían que tomar acción contra este hombre. ¿Por qué? Ellos conocían el
temperamento prevaleciente en el Cuerpo Gobernante, expresado a través de su Comité de
la Presidencia. Lealtad organizacional requería tal acción de parte de ellos, ya que este
hombre no aceptaba ni podía
Punto de decisión 327