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G. Sardin
Las partículas elementales no son cuerpos físicos, tan solo son estados cuánticos. Solo
existe un cuerpo físico, la carga eléctrica. Las partículas representan los estados
cuánticos de la carga eléctrica: |q±> = fermiones, <q+|q–> = bosones.
Índice
1
1. Resumen
El estado activado de los cuántos del espacio corresponde, en primer lugar, al fotón, que
abarca todo el espectro electromagnético, con un rango energético continuo, o como se
suele expresar comúnmente, con un espectro continuo de longitudes de onda, y en
segundo lugar a todas las demás partículas elementales. Todas ellas corresponden a
diferentes estados cuánticos de un patrón estructural unitario.
En este contexto todas las partículas elementales se diferencian tan solo por los estados
cuánticos de un único patrón estructural, del cual se derivan la masa, el momento
magnético, el espín, etc. El proceso de absorción del fotón es abordado en el marco del
modelo orbital de las partículas elementales.
Se considera el espacio como una extensa matriz poblada por un único cuánto patrón,
cuyos distintos estados cuánticos generan tanto el fotón, con su amplío espectro
electromagnético continuo, como las distintas partículas elementales, con su amplio
rango de estados cuánticos discretos. No obstante muy pocos son estables.
Así pues, el espacio se puede concebir como un subfondo cósmico, poblado por cuántos
a-energéticos, o metafóricamente, en estado de hibernación energética. De este
subyacente fondo a-energético emergen los fotones que componen el fondo de
microondas, y que representan su primer nivel de excitación energética. El segundo
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nivel de excitación energética corresponde al conjunto de las demás partículas
elementales.
2. Preámbulos
e± ν
µ± γ
|q > → π±
±
<q+|q–> → π0
K± K0
p± n
etc… etc…
Las partículas elementales no son más que cargas eléctricas en una variedad de
estados cuánticos. Las diversas partículas se diferencian tan solo por su orbital
estructural, que puede ser unipolar (q±) o bipolar (q+. q–).
K+ (493.8 MeV) K+
Q1
E (MeV) Q2
Q
Q3
+ (139.6 MeV) +
3
Al mutar el kaón K+ en pión + lo único que ha cambiado es el estado cuántico del
orbital estructural, o sea que la carga eléctrica ha transitado a un estado cuántico de
menor energía.
Se asume que la carga eléctrica q no tiene masa intrínseca y solo adquiere masa al
adoptar un estado cuántico orbital y pasar así a formar un electrón, un muón, un pión,
un kaón, etc., y que las partículas elementales representan la carga eléctrica más la
configuración estructural adquirida, que puede ser uni-polar o bi-polar, y cuyo estado
cuántico define el tipo de partícula en la cual se manifiesta.
Plantearemos una cuestión fundamental que por lo visto no ha captado el interés de los
físicos. ¿Que le ocurre al fotón cuando es absorbido? Esta es una pregunta clave, sin
embargo no es nada evidente que los físicos hayan reflexionado sobre este tema ya que
los libros de texto no lo abordan, a pesar de ser de gran relevancia al abrir
insospechadamente una ventana a este gran desconocido que es el espacio. La pregunta
maestra es la siguiente: ¿desaparece el fotón al ser absorbido o simplemente cambia de
estado cuántico cediendo su energía pero preservando su corporeidad estructural?
El segundo caso abre un nuevo horizonte, aún no indagado. Para ello basta conjeturar
que el fotón perdura al ser absorbido y que tan solo muta a un estado cuántico
a-energético al ceder toda su energía. Esto nos lleva a la siguiente pregunta
fundamental: ¿cuál es la naturaleza estructural del fotón? Una salida fácil consiste en no
hacerse esta pregunta, que es lo que se ha generalmente hecho hasta la fecha. Otra, más
cabal, consiste en considerar que está estructurado y que conserva su estructura al ceder
su energía. Se trata ahora de descubrir su naturaleza.
¿Que implica el hecho que el fotón sea neutro? Podría no tener carga eléctrica alguna,
pero también podría estar formado por un par de cargas de signo opuesto. Se sabe que
los fotones pueden descomponerse en dos cargas eléctricas opuestas en forma de
electrón y positrón, muón negativo y muón positivo, etc., o sea en pares de partículas y
antipartículas, que según el modelo orbital solo corresponden a estados cuánticos
distintos de una única estructura patrón. Ahora basta suponer que las cargas eléctricas
preexisten en el fotón. Esto nos lleva seguidamente a preguntarnos cuáles son los rasgos
característicos de la carga eléctrica. Sabemos que su valor es fijo pero también que
cuando está sola se presenta siempre en forma de partícula elemental cargada, tal como
el electrón, el muón, el pión, el kaón, el protón, etc., o sea que siempre tiene una masa
asociada que exhibe la peculiaridad de ser mutable. El hecho de que la masa acoplada a
cualquier carga eléctrica sea mutable, y cubra un amplio rango de valores discretos, e.g.
0.511 MeV/c2 (e±), 105.66 MeV/c2 (μ±), 139.57 MeV/c2 (π±), 493.7 MeV/c2 (K±), etc.
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[3.2,3,4,5,6,7], resulta ser un rasgo crucial que nos ayudará a buscar una respuesta a la
naturaleza de la masa.
La masa no es intrínseca a la carga eléctrica sino que deriva de su coligado estado cuántico.
4. El espacio no vacuo
Mencionemos dos temas bien conocidos relacionados con la mecánica cuántica, a saber,
la llamada “energía del punto-cero” y la “energía del vacío”. La energía del punto-cero
del vacío cuántico es la menor energía posible que un sistema físico-cuántico pueda
tener según la mecánica cuántica: es la energía de su estado fundamental [4.1]. La
energía del vacío es la energía del fondo subyacente que se extiende en todo el espacio
cósmico [4.2]. Sin embargo, su contenido energético es altamente conflictivo, ya que
varía entre 10-9 J/m3 (julios por metro cúbico) y 10113 J/m3 [4.3,4,5] según el método
matemático utilizado. Esta enorme discrepancia se conoce como la “catástrofe del
vacío”.
Citemos también un extracto de la Wikipedia, procedente de cinco publicaciones acerca
del estado del vacío (vacuum state) o vacío cuántico (quantum vacuum): “De acuerdo
con la actual comprensión de lo que se llama el vacío cuántico, de ninguna modo es un
simple espacio vacío", y "es un error pensar en el vacío cuántico como un espacio
absolutamente vacío" [4.1]. “De acuerdo con la mecánica cuántica, el vacío no está
realmente vacío, sino que contiene las ondas electromagnéticas y partículas fugaces que
espontáneamente aparecen y desaparecen” [4.2].
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conclusión de que el espacio libre de materia no está vacío. En nuestro caso el hilo
conductor ha sido el fotón, y más concretamente el proceso de su absorción, el que nos
ha llevado a deducir la existencia de los fotones des-energizados o cuántos a-energéticos
como elementos primordiales que pueblan todo el espacio cósmico.
Resulta que efectivamente hay acuerdo sobre el hecho de que el vacío cuántico no es un
espacio vacío. No obstante nuestros planteamientos dan un paso más al poblar el
espacio con un elemento nuevo procedente de la des-energización de los fotones cuando
son supuestamente “absorbidos”, mutando así al estado a-energético. Por tanto el
modelo orbital va más allá de la mecánica cuántica, al incluir la dimensión a-energética
que ésta no ha sabido descubrir, limitándose al contenido energético residual del vacío
cuántico.
Haremos hincapié en que los cuántos son entes primordiales, cuya apelación procede de
la mecánica cuántica, en la cual suelen representar paquetes discretos de energía, sin
que a menudo se especifique su identidad y menos aún su estructura. Por ejemplo, en el
átomo las transiciones de sus electrones periféricos emiten cuántos de espín 1 que
corresponden a fotones, así como las transiciones nucleares emiten cuántos ν y , de
espín ½ y 1, que corresponden respectivamente a neutrinos [4.4] y fotones. De modo
genérico, los cuántos energéticos son entes llamados partículas elementales.
Emplearemos el término cuánto cuando no se especifique su identidad, e incluiremos
los cuántos a-energéticos, comúnmente denominadas partículas virtuales.
Así pues, el espacio pasa a ser concebido como una matriz física, análoga a una
atmosfera cósmica formada por elementos primordiales que corresponden a cuántos
a-energéticos, de la cual proceden los cuántos energéticos, al adquirir energía por una
inducida o espontánea perturbación de su equilibrio estructural, perdiendo así el estatus
de energía nula de su estado fundamental. Apliquemos un símil de parcial validez con la
atmósfera. En esta analogía las moléculas de aire asumen el papel de los cuántos
a-energéticos. Aunque las moléculas de aire son energéticas no las vemos, pese a que
las podemos detectar. Sin embargo, los cuántos primordiales, al ser a-energéticos, ni se
ven ni sabemos detectarlos, ya que nuestros sentidos y actuales detectores necesitan
todos una transferencia energética.
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En este contexto, el universo visible, o sea, el universo material, no es más que la parte
perceptible de la invisible matriz subyacente, de la cual procede la materia que se ha
diferenciado al mutar a un estado energético. También se puede visualizar el espacio
como un sub-fondo cósmico, poblado por cuántos a-energéticos que se pueden
considerar en estado de hibernación energética. De este subyacente fondo a-energético
ha emergido el fondo de microondas por excitación energética, y que representa su
primer nivel de excitación.
De hecho, la energía efectiva para la partición del fotón es mayor que la necesaria para
su escisión, ya que la requerida conservación del momento y de la energía impide que el
fotón libre pueda disociarse, y necesita colisionar contra algún cuerpo, que
consecuentemente absorbe energía al retroceder, para que este imperativo requerimiento
pueda ser cumplido. Así pues, un par electrón-positrón no puede producirse
espontáneamente en el espacio libre a partir de un fotón [5.1].
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tanto que aparte de la energía requerida para la desunión de los resultantes e– y e+ ha de
haber también el suficiente momento transversal para que puedan distanciarse.
Ya que el mínimo aporte de energía requerida para la escisión del fotón es de 1.02 MeV
se considera pues que la energía de enlace del dipolo estructural del fotón es de -1.02
MeV. Se entiende por tanto que el fotón no tenga masa ya que su energía de enlace
(EB = –1.02 MeV) se compensa con la energía de las cargas q– y q+ que están en el
estado cuántico correspondiente al electrón y al positrón (EM = +1.02 MeV). Así que la
energía neta del dipolo estructural del fotón resulta ser nula (EB + EM = 0).
Así que al ser nula la energía neta del dipolo estructural, ¿de donde surge pues la
energía del fotón?
Tengamos en cuenta que es la cohesión del dipolo estructural del fotón que le permite
actuar como oscilador. Su energía oscilatoria E = h ν depende de dos parámetros: de su
frecuencia vibratoria ν y de la constante de Planck h, que estaría vinculada a la fuerza de
enlace. En un símil con un muelle la constante h estaría relacionada con la constante de
recuperación y por lo tanto a la elasticidad del enlace bipolar (q+. q–).
Según el modelo orbital tanto la energía estructural como la masa de las partículas
elementales derivan de la cuantización de su orbital estructural, pero se diferencian en el
hecho que resultan de estados cuánticos distintos de su estructura. La masa aparece
cuando el orbital estructural se sale del estado fundamental y adquiere un estado
cuántico distinto. Por su parte, la energía tiene otro origen y deriva de la oscilación
estructural. Esta distinción entre el origen de la energía y el de la masa es fundamental
para poder entender el hecho que el fotón tenga energía sin tener masa. Esto significa
que su estructura esta vibrando pero manteniéndose en el estado fundamental, el cual
carece de masa.
Se considera que cuando el rotor estructural bipolar (q+. q–) está en su estado
fundamental, o sea cuando está en equilibrio estructural, sus fuerzas centrípeta y
centrífuga se compensan. No obstante el orbital estructural puede salirse del estado
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fundamental y adquirir un estado cuántico distinto. En este caso al no estar
compensadas las dos fuerzas estructurales antagónicas, centrípeta y centrífuga, aparece
una fuerza de reacción a la desigualdad entre las dos fuerzas, de la cual deriva la masa.
En un símil con un muelle la masa surgiría como reacción a la tensión del muelle.
Cuando no está tensado no tiene masa. Por su parte la energía surge cuando el muelle
está vibrando. Si no está tensado pero está vibrando, entonces no tiene masa pero sí
energía. Si está tensado y vibrando entonces tiene a la vez masa y energía. En el caso
del fotón, no tiene masa al estar su estructura en el estado fundamental de equilibrio de
fuerzas, pero al estar vibrando tiene energía. Las demás partículas corresponden al caso
en que su estructura, además de estar vibrando, está en un estado cuántico fuera del
estado fundamental lo cual les confiere masa, y por lo tanto tienen a la vez masa y
energía. Pero surge también el caso en el cual la estructura ni esta vibrando ni se ha
salido del estado fundamental, y por lo tanto ni tiene energía ni tiene masa. Este caso
implica la existencia de cuántos a-energéticos que pueblan el espacio.
Reflexionemos ahora sobre el hecho de que la carga eléctrica tiene un valor fijo
mientras que su masa adjunta es variable y cubre un amplio abanico de estados discretos
(e.g. e±, µ±, π±, K±, p±, etc.). Por lo tanto hemos tomado la carga eléctrica como
elemento primordial, ya que no admite variación alguna, y consideraremos la masa
como un elemento secundario, ya que admite un amplio abanico de valores discretos.
Esto apunta a que la masa no es una entidad primordial, sino derivada, puesto que
adquiere una secuencia de valores (1, 206.84, 273.23, 966.6, 1836.12, etc., en donde la
masa del electrón se ha tomado como unidad), que resultan de cuantizaciones diferentes.
¿No sugiere este hecho algo conocido? Pues bien podríamos establecer un paralelismo
con el átomo, que puede tener distintos estados excitados, o sea que sus orbitales
estructurales admiten una variedad de estados cuánticos con diferentes niveles
energéticos.
Hagamos extensivos estos razonamientos al fotón. Como bien sabemos se considera que
el fotón no tiene masa pero sí energía, representando pues un caso singular que
incumple la famosa equivalencia masa-energía (E = m c2), ya que según la fórmula, al
no tener masa su energía tendría que ser nula. El fotón rompe pues la norma siendo
portador de energía sin tener masa asociada. Es un caso peculiar muy interesante ya que
cuestiona nuestro concepto de masa y energía, y su relación. ¿Como puede ser que el
fotón sea portador de energía sin tener masa? Por lo pronto constituye un caso digno de
cierta reflexión, más allá de un simple convencionalismo evasivo.
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Según el modelo orbital, a pesar de que energía y masa están asociadas, con una única
excepción representada por el fotón, no tienen el mismo origen. La energía surge de la
oscilación estructural mientras que la masa aparece cuando la estructura está en estado
de tensión, al salir de su estado fundamental. Aplicado a los bosones equivale a decir
que cuando su dipolo está en equilibrio estructural no tiene masa pero si vibra tiene
entonces energía. Si el dipolo está sujeto a tensión estructural a la vez que vibra
entonces tiene masa y energía.
Hagamos hincapié en el hecho que la carga eléctrica q no tiene masa intrínseca y solo
adquiere una masa extrínseca al adquirir un estado cuántico mutable y pasar a formar un
electrón, o un muón, o un pión, etc. Las partículas elementales representan pues la carga
eléctrica más la configuración estructural adquirida - unipolar o bipolar - que define el
tipo de partícula cargada o neutra en la cual se manifiesta. Por su parte cada una de estas
dos configuraciones admite distintos estados cuánticos, que definen su energía, su masa,
su espín, su momento magnético, etc.
Desde la perspectiva del modelo orbital se considera que el fotón, así como todas las
demás partículas neutras, tienen un mismo patrón estructural constituido por dos cargas
eléctricas enteras y opuestas formando un dipolo (q+. q–), al cual se le otorga una doble
cinética estructural, una de rotación y otra de oscilación, o sea que el dipolo (q+. q–) gira
a la vez que su radio oscila. En otras palabras, el fotón, al igual que cualquier otra
partícula neutra, constituye un rotor-oscilador bipolar. Como rotor, la rotación de las
dos cargas opuestas q+ y q– genera el momento magnético, que resulta nulo (µ = 0) para
partículas simétricas, o sea con orbitales estructurales idénticos de las cargas q+ y q–,
como es el caso del fotón, así como cuasi nulo (μ ≈ 0) para los tres neutrinos (que se
pueden ver como fotones de espín ½ en 3 distintos estados cuánticos estructurales) con
orbitales estructurales casi idénticos, y no nulo (µ ≠ 0) para partículas con estructura
asimétrica, o sea con orbitales estructurales no idénticos, como por ejemplo en el caso
del neutrón (µn = - 9.662×10−27 J⋅T−1 = -1.913 n.m), cuyas cargas estructurales q+ y q–
están en estados cuánticos giratorios diferentes.
El concepto de simetría se aplica aquí a los orbitales formados por las dos cargas
eléctricas vector. Cuando los orbitales son idénticos la estructura resulta pues simétrica,
con lo que el momento magnético resultante es nulo al tener sus dos componentes
magnéticos orientaciones opuestas, ya que las dos cargas de signo opuesto, al formar un
dipolo (q+. q–) giratorio, rotan en el mismo sentido, generando momentos magnéticos
opuestos.
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q– + orbital estructural → e–, μ–, π–, o K–, etc.
Fig. 1: Partición de cualquier cuánto neutro en dos cuántos con carga de signo opuesto
γ → e+ + e–
La función de onda () del cuánto neutro está de hecho compuesta por la
superposición de dos funciones de onda (+) y (–) que se pueden separar, dando un
par simétrico de partícula-antipartícula, e.g. +–, +–, e+e– o un par asimétrico de
partículas con carga de signo opuesto, e.g. –e+, –e+ o +e–.
Tengamos presente que el modelo orbital toma la carga eléctrica entera como el
elemento primordial de la estructura de la totalidad de las partículas elementales, con un
único patrón estructural, siendo pues este modelo exhaustivamente unitario. Dicha carga
primaria no tiene masa intrínseca, sino una masa extrínseca que procede del estado
cuántico del orbital estructural propio de cada partícula elemental.
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Cuando el dipolo está en el estado fundamental de equilibrio estructural, no tiene masa
por ausencia de tensión de la orbital estructural, y por lo tanto solo tiene energía
oscilatoria.
Fijémonos ahora en un aspecto muy específico de este supuesto. Se sabe que el fotón
cubre un espectro energético muy extenso y sin discontinuidad, expresado
corrientemente en términos de frecuencia oscilatoria o longitud de onda. Consideremos
el extremo del espectro de menor energía, o sea, de menor oscilación estructural, y
puesto que el espectro es continuo, atendamos al umbral en el cual la estructura deja de
oscilar. Este caso límite nos lleva a considerar una estructura giratoria no oscilante, y
por lo tanto a-energética.
Invitamos al lector a quién no agrade mucho este caso límite, a considerarlo de entrada
un caso virtual, lo que aliviará momentáneamente sus reticencias, esperamos. La
Historia de la Ciencia está repleta de concepciones distintas, a veces contradictorias. Por
ahora seguiremos en un plano conceptual, e intentaremos exprimirle todo lo que pueda
dar de sí. Mediante el modelo orbital descrito hemos alcanzado un umbral carente de
oscilación estructural y consecuentemente sin energía. Nos vemos pues llevados a
considerar la posibilidad de la existencia de entes físicas sin energía estructural. Un
símil seria un muelle o una cuerda que no esté vibrando, pero del tamaño del Fermi
(1 Fm = 10-15 m) según el modelo orbital, en lugar de la ínfima longitud de Planck
(10-35 m) en la teoría de cuerdas. Según este símil, el fotón se asimilaría a un muelle
vibrando a una frecuencia que define su energía (E = h ν), formado por un dipolo
eléctrico. Ahora bien, la perspectiva de un estado no vibratorio nos lleva a contemplar y
analizar el concepto de cuerpo físico carente de energía.
Somos concientes de que a algunos les van a chirriar los dientes, pero vamos a ser un
poco valientes y asomarnos al mundo a-energético. Suena un tanto insólito, pero es
posible que sea solo porque no nos es familiar, de momento. En un intento de suavizar
reticencias relativizando enfoques, consideremos las rarezas e incongruencias de los
fundamentos del modelo estándar, que no son pocas.
A los que tengan reparos en considerar los nuevos planteamientos propuestos, les
invitamos a reflexionar un momento sobre los del modelo estándar, con el fin de
compararlos. Contemplemos la base conceptual de la QCD (Quantum Chromo-
Dynamics) del modelo estándar y analicemos su estrategia, que reposa en un juego de
combinaciones usando un conjunto de seis quarks [10.1,2,3] y otros tantos antiquarks
diferenciados entre sí por los así llamados “sabores”, y además cada uno con tres
insólitos distintivos llamados “colores”, lo que da un conjunto de 18 cromáticos quarks
y otro de 18 cromáticos antiquarks. Por si fuera poca artificialidad, los quarks poseen
especulativas cargas fraccionarias (±1/3 y ±2/3), y disparatadas masas fruto de
forzadísimos ajustes.
Entre los seis sabores de los quarks y antiquarks y sus tres colores, se obtiene pues un
conjunto de 36 elementos básicos, con una estrategia inicial de asociaciones en grupos
de 2 y de 3 quarks y luego supuestamente también de 4 (tetraquarks) y de 5
(pentaquarks), con el pretendido propósito de lograr dar cuenta de tan solo una parte del
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espectro de partículas elementales, llamadas hadrones. Más aún, el modelo estándar
requiere también ocho tipos distintos de gluones, cuyo quehacer consiste en aglutinar
los quarks. Los gluones se diferencian por ocho estados cromáticos, lo que proporciona
ocho tipos de gluones, fruto de ocho juegos de colores. Puesto que estos estados pueden
ser mezclados entre si, hay diversos modos de especificarlos, que se conocen como el
“octeto de color” [10.4,5]. Una usual lista de las combinaciones de colores de los
gluones es:
(r b br ) / 2 (r g g r ) / 2 (b g g b) / 2 ( r r bb ) / 2
i (r b br ) / 2 i (r g g r ) / 2 i (b g g b) / 2 (r r bb 2 g g ) / 6
π0 = (u u + d d ) / 2 ρ0 = (u u - d d ) / 2 ω = (u u + d d ) / 2
η = (u u + d d - 2s s ) / 6 η’ = (u u + d d + 2s s ) / 3
K–S = (d s - s d ) / 2 K–L = (d s + s d ) / 2
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Como puede ser que no se quiera ver que estas complejas formulaciones fraccionarias
son los análogos a los epiciclos, deferentes y ecuantes del modelo Ptolemaico [10.9]. El
hecho de que este se ajustara más o menos adecuadamente a las observaciones del
momento no supuso que fuera correcto, lo que también se aplica al modelo de los
quarks y gluones de la QCD!
A pesar que la física teórica y la matemática sean como uña y carne, en ambos casos no
hay que confundirlos. Creer que el haber encontrado un desarrollo matemático que más
o menos se acopla a los datos experimentales implica haber descubierto la realidad
física subyacente, indica mucha ingenuidad. Por lo visto, el sentido de la realidad no es
el plato fuerte de los teóricos, al tiempo que practican el “animismo matemático”, al
confundir física con matemática.
Top quark: ~170 GeV Charm quark: ~1.2 GeV Down quark: ~ 4.0 MeV
Bottom quark: ~ 4.2 GeV Strange quark: ~ 0.12 GeV Up quark: ~ 2.0 MeV
Sería arduo emular la artificiosidad del planteamiento conceptual de la QCD, con sus 36
quarks tri-cromáticos, con dos cargas eléctricas fraccionarias, y disparatadas masas
artificiosamente encajadas, más sus 8 gluones cromáticos, lo que significa un total de 44
unidades básicas. A nuestro entender, creer que semejante zoo de elementos
primordiales pueda hallarse en el mismísimo origen de la materia supone tener muy
atrofiado el sentido de realismo. Por no hablar de su extremadamente forzado soporte
matemático, con unas dos decenas de parámetros de ajustes, entre 18 y 24 según las
diferentes versiones del modelo estándar. Y toda esta engañosa complejidad se aplica
tan solo a una parte de las partículas elementales, el resto de ellas ni siquiera llegan a
tener una estructura definida, y todo ello sin lograr una unicidad representativa.
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Aparte del altísimo fardo especulativo, el modelo estándar no tiene poder reductivo,
sino que desemboca sistemáticamente en crecientes retorcidas complicaciones propias
de los planteamientos errados. Recordemos la complejidad del modelo geocéntrico de
Ptolomeo, que requería que cada planeta tuviera un epiciclo girando alrededor de un
deferente, desplazado por un ecuante diferente para cada una de ellas, previo al modelo
heliocéntrico de Copérnico, a las aportaciones de Kepler y Galileo, y a la comprensión
mediada por la ley de la gravedad universal de Newton. A pesar de que el modelo
Ptolemaico se ajustaba bastante bien a las observaciones de su época, resulta claro no
obstante que los epiciclos eran artificiales, tal como lo son los quarks, con sus seis
sabores, sus tres colores, sus cargas fraccionarias, sus disparatadas masas, y los gluones
con sus ocho híper ficticias combinaciones de colores de la cromodinámica cuántica
(QCD).
Al igual que resultaron ficticios los epiciclos, deferentes y ecuantes de Ptolomeo, y que
Copérnico propuso eliminarlos, para lo cual era necesario un paradigma nuevo en el que
los planetas, incluyendo la Tierra, giraran alrededor del Sol, algo parecido queda por
hacer con el modelo estándar donde los quarks y los gluones son el equivalente de los
epiciclos, deferentes y ecuantes. Bien podría calificarse pues el modelo estándar de
“modelo Ptolemaico de las partículas elementales”.
Puesto que los promotores y adeptos del modelo estándar y sus séquitos, por lo visto
nunca serán capaces de reconocer que se han adentrado por un camino equivocado,
mantendrán la física de partículas elementales en un longevo estado de estancamiento y
perpetuo enredo, que ha perdurado ya cinco décadas, desde 1964. “A río revuelto
ganancia de pescadores”. Por otra parte, la actual minoría que se ha vuelto consciente de
que el modelo estándar es un disparate conceptual, sueña con una nueva física que no
acaba de vislumbrar.
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quarks, se pretendía dar cuenta del escaso conjunto de hadrones. Pero a medida que los
experimentos fueron aportando más datos resultó que el número de hadrones
descubiertos fue aumentando, de modo que con tan solo tres quarks ya no se podía dar
cuenta de todos ellos. Así que fue necesario aumentar su número, introduciendo un
cuarto quark, o sea otro comodín matemático.
Todo fue bien durante un tiempo, pero la Naturaleza se empeñó en fastidiar a los
teóricos, dado que se fueron descubriendo más hadrones, que ya no podían ser
explicados con solo cuatro quarks diferentes. Algo escarmentados, nuestros agudos
teóricos decidieron curarse en salud e introducir esta segunda vez no un nuevo quark
sino que dos nuevos quarks, disponiendo pues ahora de un conjunto de seis quarks
distintos, lo que a buen seguro permitiría dar cuenta de todos los hadrones descubiertos
y por venir, mediante las apropiadas combinaciones de quarks en pares (mesones) y
tríos (bariones) [11.2, 3]. ¡Una oportunista estrategia descaradamente especulativa!
De nuevo hubo un tiempo de respiro, pero aparecieron más hadrones que no encajaban
en el nuevo esquema de seis quarks, combinados en dúos y tríos. Era pues de prever que
apareciera quien propusiera la necesidad de introducir un séptimo quark. Pero esta vez
la propuesta fue rechazada por la dirección del CERN. Os preguntaréis el porqué de esta
negativa a seguir con tan suculenta estrategia. Pues la razón fue que con la inmensa
tarea que había supuesto lograr ajustar todos los parámetros asociados al conjunto de
seis distintos quarks, no se iban a echar por la borda los laboriosos ajustes elaborados
durante años, para empezar de cero y tener que volver a ajustar todos aquellos
parámetros tan artificialmente logrados, en particular la masa de los diferentes quarks.
¡Así que nos quedamos sin el séptimo quark!
Otro aspecto muy interesante de tan hábil movida intelectual es que los quarks pasaron
de ser vistos como meros comodines matemáticos a ser considerados objetos físicos
reales. Pero entonces al adquirir el estatus de cuerpos físicos, surgió la necesidad de un
vehículo que tuviera la capacidad de mantener los quarks aglomerados en bolitas de dos,
tres, etc. Así que ni cortos ni perezosos nuestros agudos teóricos se sacaron de la
manga los llamados gluones. No os perdáis la Historia de los gluones que también,
como no podía ser de otro modo, es suculenta. Decidieron que los gluones iban a ser de
ocho tipos diferentes para lograr dar cuenta del confinamiento de los quarks en todos los
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distintos conjuntos asociativos. Por si la situación no fuera lo suficientemente
complicada, a todo este embrollo se le añadió un toque folclórico al atribuir a los
gluones diversas complejas combinaciones de colores.
¡Que no falten las perlas conceptuales! Perdonaréis el tono burlón del relato, pero es que
la Historia de la QCD es tan grotesca que no logro expresarla de otro modo. Mi
propósito que a buen seguro resultará totalmente vano, es que los teóricos de la QCD y
el aparato propagandístico del CERN adquieran algo de sentido común y que no nos
tomen a todos por necios, incapaces de verles el plumero. Los defensores del Modelo
Estándar están haciendo el ridículo a la vez que un flaco favor a su credibilidad al
defender un modelo conceptualmente tan fantasioso y esperpéntico.
Se nos iba a olvidar mencionar un aspecto acerca del tema de los gluones. En un
arranque de entusiasmo algunos se inventaron nada menos que los “glue balls”, que son
partículas solo hechas de gluones. ¡Ya que estamos en pura fantasía, porque no! Para los
que no estén familiarizados con este tema, vamos a explicar en términos coloquiales lo
que son los gluones. Resulta que para confinar los quarks se necesitaba unirlos con
“cola”. En ingles glue significa cola. Hay 8 variedades, o sea que los quarks están
unidos por 8 tipos de cola. ¡Sin duda toda una hazaña. No todos nosotros llegamos a
tener tanta imaginación, para eso hay que ser un experto de la QCD!
Así pues, el modelo orbital sólo utiliza la carga eléctrica entera y no apela a partículas
imaginarias y con características fantasiosas. La amplia distribución de masas discretas
asociada a la carga eléctrica unitaria (e±, ±, π±, K±, p±, etc.) sería el reflejo de una
amplia distribución de estados cuánticos, correspondientes a la variedad de una siempre
vigente dinámica estructural de una confinada carga eléctrica vector, que forma el
orbital estructural de la partícula.
En breve, no hay que confundir e±, que es un estado cuántico de la carga eléctrica q±,
que es un cuerpo físico. Por ejemplo, ±, π±, K±, p±, etc., no son más que diferentes
estados cuánticos ǀq±> de la carga q±. Por su parte las partículas neutras, al estar todas
ellas formadas por la cinética giro-oscilatoria de un dipolo estructural patrón (q– . q+),
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representan sus distintos estados cuánticos <q– ǀ q+>, que también se pueden expresar
de forma análoga mediante la función de onda estructural ψ, como <ψ – ǀ ψ +>.
El lector atento podrá apreciar la ligereza del modelo orbital frente a la pesadez del
modelo estándar, y su sencillez frente a la complejidad y artificiosidad de dicho modelo
con sus seis ficticios quarks, con sus seis sabores, sus no menos arbitrarias cargas
fraccionarias así como sus tres colores cuánticos, sus postizas masas, y el rocambolesco
confinamiento sellado de los quarks, todos ellos sujetos a los quehaceres de ocho tipos
de gluones cromáticos con propiedades de lo más pintorescas. La QCD del modelo
estándar es sinónimo del advenimiento de la fantasía conceptual descabellada y del
entierro del realismo!
En contraste, el modelo orbital solo apela a elementos bien conocidos, como la carga
eléctrica entera, y al concepto físico de orbital extraído de la física atómica, así como al
concepto matemático de estado cuántico extraído de la mecánica cuántica, todos ellos
firmemente establecidos. En este contexto las partículas elementales se diferencian tan
solo por los estados cuánticos de un único patrón estructural, hecho que hace el modelo
orbital exhaustivamente unitario. A continuación vamos a considerar algunas
extensiones del modelo orbital.
Esperamos que el lector haya valorado la naturalidad del modelo orbital frente a la
complejidad del modelo estándar y que le haya resultado pues mucho más fácil asimilar
la base conceptual del modelo propuesto que la del modelo estándar.
El fotón abre una ventana al espacio a-energético. Para adentrarse en él, basta con
seguirle el rastro. Así que bienvenidos al mundo a-energético ya que es la matriz del
cosmos.
18
subsistiendo su corporeidad estructural? Aún en el supuesto de no conocer su estructura,
la pregunta sigue vigente. Ya que generalmente se contempla la mera desaparición del
fotón, exploraremos aquí el segundo caso que supone la sola entrega de su energía,
considerada de hecho energía vibratoria de su superviviente estructura. Simplemente el
fotón transita del estado energético al a-energético. Consideramos pues que cuando es
absorbido sigue “vivo y coleando”, pero eso sí, en un estado que se podría calificar de
hibernación energética. Este trivial supuesto tiene no obstante una implicación
sobresaliente, que nos llevará a adentrarnos en el diáfano mundo a-energético.
Todos los fotones acaban tarde o temprano perdiendo su energía al ser absorbidos por
algún cuerpo material, volviendo a un estado a-energético, que consideraremos ser su
estado fundamental. Por lo tanto, un fotón “virtual” en la jerga oficial, o sea,
“a-energético” en la nuestra, pasa a ser un fotón observable al adquirir energía mediante
la vibración de su estructura bipolar, emergiendo pues en nuestro mundo energético.
Pero centrémonos en el estado oculto de los fotones des-energizados, y recordemos que
en cada instante es inconmensurable la cuantía de fotones energéticos que pierden su
energía al ser absorbidos. No hay escapatoria, estamos ahora adentrados en el mundo
a-energético, ya que al igual que Ulises que después de un largo viaje por nuestro
mundo terrenal volvió a su pueblo natal, tarde o temprano los fotones vuelven todos a
su originario estado fundamental a-energético.
La siguiente consideración nos lleva a tomar conciencia de que el espacio está poblado
por estos fotones des-energizados, o desde una perspectiva más amplia, por una
eventual variedad de cuántos en estado a-energético. Por otra parte, ya que
supuestamente dichos cuántos constituyen el estado esencial del espacio, se puede
extrapolar que su población pudiera ser mayor que la de los fotones energéticos. Una
inversión de población, como ocurre con el láser en que los estados excitados pueden
superar en número a los que no lo están, es poco probable. Así pues, es poco dable que
la población de cuántos energéticos supere la de los cuántos a-energéticos. En
consecuencia, esto nos lleva a reconsiderar la concepción convencional del espacio
cósmico. El nuevo paradigma nos incita a efectuar una inversión referencial. El
elemento primordial pasa a ser el espacio y no la materia, que simbólicamente resulta
ser “hija” del espacio. Así pues, el espacio estaría relleno de una población primordial
de cuántos en un estado fundamental a-energético, y de modo secundario, por una
población de cuántos energéticos, que abarcaría tanto los fotones como el resto de
partículas, vistos ambos como estados excitados de sus precursores estados
fundamentales a-energéticos.
19
Así pues la partícula deja de tener una naturaleza dual, ya que el aspecto ondulatorio
pasa a ser propiedad del espacio circundante. La partícula crea una onda en su entorno
al igual que una onda en el agua creada por el impacto de una piedra, o al igual que un
abejorro crea un zumbido al afectar su entorno, por el cual se propaga la onda sonora
emergente. ¡Análogamente, sería pues extravagante establecer la dualidad
abejorro-zumbido, y asumir que el abejorro tuviera un estado dual, uno puntual y otro
extendido en forma de onda! La incongruencia de la dualidad onda-partícula es
consecuencia de la omisión de su entorno espacial.
Resulta sorprendente que se haya atribuido propiedades físicas al espacio sin haberle
previamente dotado de una corporeidad física, en lugar de idearlo como puramente
vacío. Por ejemplo, el concepto de curvatura del espacio-tiempo desarrollado por
Einstein exige que éste tenga un cuerpo físico, pues el espacio comúnmente concebido
como vacío no puede tener curvatura, ya que la Nada no puede tener propiedad alguna.
Por otra parte, la fusión del espacio y del tiempo en una sola entidad, fue útil en el
marco matemático, pero resulta ambigua en cuanto a una descripción más explícita de la
realidad física del espacio, la cual requiere incluir su naturaleza cuántica, lo que nos
proporcionaría el cuántico-espacio-tiempo.
Un ejemplo que apunta a que el espacio tenga una textura física lo proporciona el
experimento de las dos rendijas de Young [14.1], pues las franjas interferométricas
serían el reflejo de las interferencias compuestas por las ondas creadas por la partícula
en el espacio circundante. Por tanto, el aspecto ondulatorio, impropiamente asociado a
la partícula, resultaría de la perturbación creada en el espacio, y ya no de la supuesta
dualidad onda-partícula.
La indagación del proceso de absorción del fotón nos ha llevado al espacio a-energético
como elemento primordial. Disponemos pues de un nuevo elemento para reinterpretar
nuestro entorno espacial y los procesos físicos que ocurren en él. Esperamos que esta
nueva herramienta conceptual inspire a muchos lectores y sepan sacarle provecho en sus
distintas disciplinas. Consideramos que encerrarse en un mundo puramente energético-
material es signo de declive intelectual.
20
Referente al proceso de emisión de luz se da comúnmente por sentado que los fotones
se crean. Más precisamente, se asume que los fotones están creados por transiciones
electrónicas. No obstante, en el marco del modelo orbital se asume que los fotones no
son realmente creados, sino que proceden de la excitación energética de los cuántos
a-energéticos preexistentes en el espacio, al cual le confieren una corporeidad etérea.
Así pues, si se considera que nada es creado sino que solo se producen transiciones
cuánticas, hay que asumir entonces que la emisión de fotones surge de la excitación de
los preexistentes cuántos del espacio. Así pues todos los procesos corresponderían a la
actividad de la matriz espacial auto-existente.
El primer estado excitado de los cuántos del espacio cósmico ha adquirido energía
pero no masa, y está constituido por los fotones del fondo de microondas y del
infrarrojo lejano. El segundo estado excitado de los cuántos primordiales ha adquirido
energía así como masa, y cubre la amplia gama de partículas elementales.
Resulta que en el espacio hay unos cien mil fotones del fondo cósmico por cada
partícula elemental con masa, lo que pone de manifiesto que el primer estado excitado,
compuesto de fotones, es mucho más densamente poblado que el segundo, compuesto
de bariones y mesones, fermiones y bosones [15.1]. Así que, ordenadamente el
Universo está compuesto de cuántos a-energéticos, seguido de cuántos energéticos pero
carentes de masa representados por los fotones del fondo cósmico, y finalmente de
cuántos masivos que forman la materia. En cada paso la población podría ser menor.
21
Su aparente naturaleza como onda proviene pues de las ondas que crean en su entorno
espacial. Además cuando estas ondas espaciales interactúan entre sí crean interferencias
que corresponden a ondulaciones del propio espacio. Este sencillo enfoque nos salva de
la creencia esquizofrénica de la doble naturaleza de las partículas. Ésta se sustenta en la
concepción del espacio como pura vaciedad, como vacío absoluto.
Cuando la matemática entra en conflicto con la lógica, hay que darle siempre la
prioridad a la lógica. Si dejamos que se introduzcan interpretaciones irracionales
extrapoladas de la matemática, aún que ésta sea funcional, como e.g. la cuántica,
estamos perdidos! Cada matemática tiene sus peculiaridades que no hay que extrapolar
irreflexivamente a la física, como es el caso del fotón cruzando a la vez las dos rendijas
en el experimento de Young, así como la irracional dualidad onda-partícula y el famoso
gato de Schrödinger, que supuestamente es vivo y muerto a la vez siempre que no se
compruebe su estado.
Si, como dijo metafóricamente Carl Sagan, “somos polvo de estrellas”, nosotros
añadimos que somos a la vez “semillas” del espacio, pues de él provienen las partículas
elementales, que no son más que cuántos espaciales energéticos, que se fueron
agrupando hasta formar el polvo cósmico, que acabó condensándose en estrellas.
Hemos visto que los fotones, al ser absorbidos, tan solo cedían su energía al material
receptor, conservando su estructura, lo que conlleva su transición a un estado
a-energético, como resultado de la pérdida de su oscilación estructural.
Ahora bien, del mismo modo que en la dimensión energética existe una multitud de
estados cuánticos, se podría extrapolar la posibilidad de que los cuántos a-energéticos
pudieran hallarse también en diversas configuraciones cuánticas a-energéticas, todas
ellas en equilibrio estructural. Este supuesto implicaría que el espacio estuviera poblado
por una variedad de cuántos en estado energético nulo. Esta eventualidad daría lugar a
que el espacio fuera poblado por una diversidad de cuántos a-energéticos, y que éstos
formasen una matriz estructurada y organizada, con actividad funcional, de modo
similar al mundo energético. En este hipotético caso coexistirían dos mundos
organizados, uno energético que compone nuestro universo material, y otro a-energético
extendiéndose por todo el espacio cósmico.
Por otra parte, se podrían propagar a través del espacio ondas a-energéticas que
corresponderían a la fluctuación de la densidad de población de los cuántos
a-energéticos. En el supuesto caso de que se lograse modular estas ondas, se conseguiría
transmitir información al igual que con las ondas electromagnéticas.
22
reflejo de estas configuraciones del espacio en el entorno del núcleo, actuando como
guías para los electrones orbitales, en concordancia con Bohm, que reinterpretó la
mecánica cuántica de tal manera que las trayectorias de las partículas fueran guiadas
[17.1].
El estudio de la naturaleza y propiedades del espacio constituye el reto del futuro. Para
ello será necesario intentar lograr detectores de los cuántos a-energéticos, ideando y
construyendo sensores sensibles a estados cuánticos a-energéticos y/o a las variaciones
de la densidad cuántica del espacio. Claro que es muy posible que estas consideraciones
sean prematuras y que el camino sea aún muy largo. No obstante, recordemos que al
principio la electricidad fue considerada un fluido de consistencia desconocida y que
solo posteriormente se descubrió que era una corriente de electrones. Pero también
podría ser que adentrarse en la naturaleza del espacio nos resulte inalcanzable. Solo el
futuro responderá, pero tengamos en cuenta las consideraciones siguientes.
Los cuántos a-energéticos podrían eventualmente ser los mediadores del teletransporte y
del entrelazamiento, proporcionando un soporte físico a estos misteriosos fenómenos.
También podrían dar una explicación al principio de Huygens [17.2,3], que estipula que
cualquier punto a lo largo de la trayectoria de la luz actúa como una nueva fuente de una
onda lumínica esférica, propagándose en todas las direcciones. Por si fuera poco,
también podrían proporcionar una explicación racional al experimento de las dos
rendijas de Young, si se considera que son las ondas espaciales creadas por la partícula
incidente que al traspasar las dos rendijas interfieren entre sí formando un patrón
interferencial cuyas franjas guían la partícula una vez que ha cruzado una de las dos
rendijas, o sea, mediante los surcos espaciales producidos por las interferencias de las
ondas espaciales. En particular, darían una explicación racional al caso de las
interferencias producidas por fotones emitidos uno a uno, y nos salvaría de la
interpretación esquizofrénica de que cada fotón pasa por las dos rendijas a la vez, o que
su probabilidad de presencia en cada rendija es del 50% siempre que no se haga una
medición, en cuyo caso es del 100% en una de las dos rendijas, en consecuencia del
resultante colapso de la función de onda.
Para los lectores interesados, resaltamos que el modelo orbital, aquí aplicado al fotón, se
extiende a todas las partículas elementales sin excepción alguna, tanto a las neutras
como a las que tienen carga eléctrica neta. El modelo fue ideado en 1967 y el primer
artículo sobre sus fundamentos data de 1999. No obstante, a pesar de que hoy día el
artículo pueda resultar algo escueto, su base conceptual sigue vigente: “Fundamentals of
the Unitary Orbital Conception of Elementary Particles and their application to the
Neutron and Nuclear Structure”, puede conseguirse en la referencia [17.4]. Pueden
también echar un vistazo a este otro articulo: “Two new, more precise ways to obtain
the coupling constant of the muon and the electron. The g factor and the origin of mass”
[17.5]
18. Experimental
a. Resultados experimentales en concordancia con el modelo orbital
Tanto la escisión de los fotones en pares: γ → e− + e+, como el proceso inverso de su
recombinación en fotones, respaldan la estructura propuesta del fotón en el modelo
orbital, ya que es la interpretación más directa y sencilla, que consiste en otorgarle una
estructura constituida por cargas eléctricas enteras que forman un dipolo giro-vibratorio.
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a.1. Desintegración del fotón en pares e+ y e–
e+
γ
γ → e+ + e– Z mv e–
Las esferas representan el orbital estructural trazado por las cargas eléctricas. El
estado cuántico del orbital define la partícula elemental resultante.
El fotón debe tener una energía mayor que la suma de la energías equivalentes a la masa
en reposo del electrón y del positrón (2 * 0,51 MeV = 1.02 MeV) para que su escisión
pueda producirse [18.a.1.1]. Además debe colisionar contra un núcleo atómico con el
fin de satisfacer la conservación del momento lineal. Un par electrón-positrón no puede
darse en el espacio libre a partir del fotón porque no se puede satisfacer a la vez la
conservación de la energía y del momento [18.a.1.1]. En consecuencia, cuando se da la
producción de pares por colisión de un fotón contra un núcleo, este experimenta un
retroceso. Para fotones de alta energía, (E > MeV) la producción de pares es el modo
dominante de la interacción de fotones con la materia. Estas interacciones se observaron
por primera vez en la cámara de niebla controlada por contador de Patrick Blackett, por
lo cual se le otorgó el Premio Nobel de Física en 1948.
e− + e+ → γ1 + γ2
El fotón γ1 corresponde a la fusión del electrón y del positrón, mientras que el fotón γ2
surge de la excitación energética de un cuánto a-energético circundante. Si la colisión es
muy energética pueden surgir tres fotones, lo que indica la excitación energética de dos
cuántos a-energéticos circundantes. Además en dichas condiciones muy energéticas
estos fotones se pueden desintegrar en distintas partículas, dando lugar a una variedad
de resultados, como por ejemplo:
e− + e+ → γ1 + (e−2+ e+2)
en donde el par (e−2+ e+2) procede de la escisión del fotón γ2.
24
b. Nuevos planteamientos experimentales
ν ν=0
25
corporeidad estructural y perduran como fotones des-energizados. Inversamente, en el
decaimiento de los estados atómicos excitados, algunos cuántos a-energéticos del
espacio circundante son excitados por captación de la energía liberada por la transición
electrónica, y así pues dichos cuántos a-energéticos mutan al estado de fotones.
ν+ν (2 ν) + (ν = 0)
La lámina convertidora ascendente, contiene cristalitos que pueden ser e.g. de KDP,
ADP, LiNbO3, o KTP. Delante se ha incluido un filtro polarizador de modo a poder
regular la intensidad del haz que lo cruza.
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b.4. Conversión descendente
haz desdoblado
haz láser incidente
ν ν/2
filtro polarizador lámina convertidora descendente
19. Conclusión
A partir de una sencilla pesquisa sobre el proceso de absorción del fotón nos hemos
adentrado en el espacio cuántico, a la vez que definiendo su contenido más inmediato,
los fotones des-energizados. Además, hemos justificado lo propuesto planteando una
estructura elemental del fotón, formado por un dipolo eléctrico (q+. q–). También hemos
razonado su estructura teniendo en cuenta su disociación en un electrón y un positrón, o
a la inversa, la formación de fotones al fusionarse.
El propuesto modelo estructural del fotón nos ha permitido entender de forma sencilla
lo que le sucede a un fotón cuando es supuestamente “absorbido”: solo cede su energía
estructural oscilatoria, conservando su estructura dipolar que muta a un estado
a-energético.
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El fotón constituye una ventana abierta al espacio, ya que al ser absorbido, lejos de
desvanecerse, preserva su estructura y solo cede su energía, pasando pues a ser un
cuánto a-energético. Por tanto, el fotón nos ha desvelado que existe otro mundo que nos
es oculto por ser a-energético, poblado por los fotones des-energizados, que engloba la
totalidad del espacio cósmico. Hemos pues invertido el origen referencial, que pasa a
ser el espacio en lugar de la materia. El espacio, tradicionalmente concebido como
vacuidad, pasa a ser la fuente de todo lo existente.
Así pues, nuestro Universo se puede subdividir en dos partes, una constituida por el
espacio, también llamado vacío cuántico, poblado por los cuántos en el estado
fundamental a-energético, y la otra parte por los escasos cuántos excitados a un estado
energético estable, que compone su contenido material. Se puede considerar que el
espacio cuántico constituye el estado primordial del Universo, y su contenido material
puede verse como estados excitados a distintos niveles. El primer nivel de excitación
del espacio cuántico correspondería al fondo cósmico de microondas, y el segundo, a las
partículas elementales.
Así que no manipuléis la matemática para justificar lo erróneo, y pasar así a ser dóciles
sirvientes de las extraviadas conveniencias coyunturales de ciertos sectores. Dedico este
artículo a la nueva generación de físicos, con el propósito de proporcionarles un
novedoso modelo-paradigma, con renovada materia de reflexión e investigación, al
objeto de abrir nuevos caminos y ensanchar horizontes.
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El lector atento y reflexivo también se habrá percatado de que la nueva concepción de la
naturaleza del espacio conlleva implicaciones metafísicas, ya que al considerar el
espacio como un cuerpo físico, se puede entrever una velada influencia, hasta ahora
insospechada, del propio espacio sobre el cosmos material. Se puede contemplar el
espacio como la matriz primordial, y como fuente de la materia y por ende de la vida.
Somos brotes o hijos del espacio, como se quiera ver.
Para concluir, queremos destacar que sólo existe un elemento físico, la carga eléctrica
entera. Las partículas elementales sólo representan la diversidad de sus estados
cuánticos. Asimismo, resaltamos que el espacio está poblado de cuantos a-energéticos y
es la matriz primordial, que consideraremos auto-existente, de la cual ha surgido el
mundo material, por excitación de los cuántos del espacio.
20. Comentarios
Nos hemos permitido exponer con cierta carga sarcástica los fundamentos conceptuales
de la QCD ya que son altamente rocambolescos. También nuestra irreverencia hacia los
teóricos del modelo estándar se debe a su profundo sectarismo y por estar totalmente
negados a considerar propuestas alternativas que engreídamente ignoran desde su
suficiencia institucional. Por lo tanto les devolvemos la pelota, acoplándonos a su
corporativo talante de desdén.
Nuestro declarado propósito pretende sacar de sus casillas a nuestros ilustres teóricos en
un intento de hacerles reaccionar, y que se pongan a reflexionar sobre lo dicho.
Desafortunadamente, su más que previsible reacción será la de “egos” ofendidos
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contraatacando de forma ofuscada, o bien como supuestamente hace el avestruz cuando
no quiere ver: poner la cabeza bajo el ala.
El modelo orbital ha abierto una ventana hacia el espacio mediante el fotón. Dedicamos
este artículo a la nueva generación ya que la actual seguirá aferrándose al modelo
“ptolemaico” de las partículas elementales, que pretenciosamente ha sido llamado estándar.
21. Referencias
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10.7. http://hyperphysics.phy-astr.gsu.edu/hbase/particles/meson.html
10.8. https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_mesons
10.9. Ptolomeo http://csep10.phys.utk.edu/astr161/lect/retrograde/aristotle.html
10.10. LHC https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_colisionador_de_hadrones
[18] Experimental
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[18.b.2] Proceso de emisión
18.b.2.1 https://es.wikipedia.org/wiki/Fluorescencia#Tiempo de vida
[18.b.3] Dispositivo de conversión ascendente
18.b.3.1 Óptica no-lineal https://es.wikipedia.org/wiki/No_linealidad_óptica
[18.b.4] Dispositivo de conversión descendente
18.b.4.1 https://en.wikipedia.org/wiki/Two-photon_absorption#Two-photon_emission
18.b.4.2 https://en.wikipedia.org/wiki/Spontaneous_parametric_down-conversion
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