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CONSTRUYENDO LA JERUSALÉN CELESTE.

LA ESPIRITUALIDAD MEDIEVAL
Y SU REPRESENTACIÓN EN EL ARTE

Concepción Porras Gil


Universidad de Valladolid
Toda criatura del mundo
Cual un libro, cual un cuadro,
Los siglos del gótico y sus manifestaciones forma-
viene a servirnos de espejo;
les, fácilmente reconocibles, suponen hoy en día, co-
de nuestra vida, de nuestra muerte,
mo tantos otros estilos, un reto. Un desafío a la hora
de nuestro estado, de nuestra suerte
de vislumbrar partiendo de lo conocido, una nueva
testimonio fiel nos da.
lectura que nos aproxime de forma eficaz a la defini-
(Alano de Lille. Riythmus alter, en ECO, U. Arte y ción de un nuevo mundo que significo una nueva for-
belleza en la estética medieval. ma de mirar y percibir la realidad tanto en sus mani-
Barcelona, 1997, p. 90.) festaciones tangibles como intangibles, así como la
relación producida entre ambas.

En líneas generales, los historiadores han descri-


1. LA PERCEPCIÓN Y COGNICIÓN DE UN MUNDO to la etapa que comprende los siglos XIII y XIV, co-
SIMBÓLICO mo un periodo de creciente debilidad de la iglesia.
Ésta, a diferencia de lo ocurrido en los siglos inme-
Hablar de arte gótico, el estilo que dominó el es- diatamente anteriores, se había visto amenazada por
pacio cronológico de la Baja Edad Media, es sobre to- las reclamaciones de autoridad sobre el clero de-
do hablar de Arte religioso, de iglesias y catedrales mandadas por el emperador y en general por la re-
concebidas éstas no únicamente como obras de arqui- aleza. Se había visto desautorizada por el cisma de
tectura, sino como manifestaciones totales en las que occidente, la fuerte crisis del papado con simultanei-
la escultura, la pintura, los vitrales y por supuesto to- dad de papas y antipapas entre los que se encontra-
das las otras artes suntuarias se sumaban hasta confor- ba Benedicto XIII, el papa Luna que en 1411 se re-
mar una totalidad capaz de sugerir a los fieles una cluyó en Peñíscola. Por último, se había visto
imagen espiritual y mística; aquella de la Ciudad de transformada por la incorporación en su seno de
Dios (fig.1). nuevas órdenes religiosas muy populares, como
franciscanos o dominicos, que a diferencia de lo que
habían supuesto las órdenes monásticas anteriores
desarrollaban su actividad en las ciudades o lugares
próximos a ellas.

Sin embargo, la decadencia no hay que verla como


un signo de secularización de la sociedad, sino como
la demanda de un compromiso diferente que aboga-
ba por un acuerdo espiritual más íntimo, aunque tam-
bién más humano en el que se integraba la imagen
que poco a poco irá conquistando la naturaleza. Esta
nueva forma de sentir la religión, fue sin duda poten-
ciada a través de esas nuevas órdenes conventuales:
franciscanos, dominicos que conocidas como órdenes
de predicadores, actuaron como creadoras y difusoras
de una nueva forma de sentir y entender las relacio-
nes del hombre con Dios y con su obra de creación:
Fig. 1. Catedral de Burgos, fachada principal. la naturaleza (fig. 2).

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Fig. 2. Catedral de Nôtre Dame de Amiens, imposta y capiteles con decoración vegetal.

Ello supuso una profunda transformación del ción del mundo. No eran por tanto obras de arte ce-
pensamiento, o si se quiere de la inteligibilidad so- rradas en sí, sino estructuras capaces de adaptarse a
cial alejándose de la anterior cultura sostenida por la las nuevas definiciones científicas y materiales. Inspi-
oralidad para definir otra apoyada en la cultura vi- radas en la liturgia y en un profundo sentido cristiano,
sual. Es por tanto imposible entender el arte gótico eran capaces de explicar la esencia vital del hombre,
sin una conciencia de cómo la ideología cristiana de proyectar a la sociedad Bajo Medieval de lo que
buscó el control sobre las mentes y los cuerpos, hoy llamaríamos una realidad virtual, que no era otra
constituyendo un lenguaje preciso que llevaba a una que la plasmación de una ciudad, la Ciudad de Dios
nueva forma de mirar. En este sentido, la teoría se elevada sobre la ciudad de los hombres.
había especialmente materializado en la Edad Media
haciendo de las iglesias, y especialmente de las cate- Ante la fachada de cualquier catedral o iglesia gó-
drales la visualización de una ciudad ideal, que era tica, así como del interior de su espacio lo que el fiel
por otra parte, la alegoría perfecta, de la Jerusalén percibía era la idea ejecutada de la Jerusalén Celeste.
Celeste comprendida a través del Apocalipsis y de Una construcción descrita en el Apocalipsis, cap. 21
los textos de padres y pensadores de la iglesia como que se configuraba de la siguiente manera:
San Agustín, El Seudo Dionisio, San Buenaventura o
el Abad Suger. Yo Juan, ví la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén que
bajaba del cielo de junto a Dios, engalanada como una
De esta forma, las iglesias y catedrales del mundo novia ataviada par su esposo (…) y me trasladó en espí-
gótico se construyeron para contener toda la informa- ritu a una montaña alta y grande y me mostró la Gran

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Ciudad, la ciudad Santa de Jerusalén que bajaba del cie- 2. LA BELLEZA DE LAS PROPORCIONES
lo de junto a Dios.
Para el hombre medieval el universo visual como
Tenía la gloria de Dios y su resplandor era como el de representación divina debía ante todo ceñirse a lo be-
la piedra más preciosa, como jaspe cristalino. Y tenía llo. Huizinga ya demostró como los medievales trans-
una muralla grande y alta con doce puertas. formaban inmediatamente el sentimiento provocado
por la belleza en una comunión con la divinidad. La
El referente de este nuevo Jerusalén, expuesto en belleza era en definitiva un valor indisociable con el
el Apocalipsis y en la visión de Ezequiel fue recogido bien y la virtud, con la verdad y el resto de los atribu-
por abades y obispos constructores en Francia de las tos propios de Dios. De esta forma cualquier acerca-
catedrales, convirtiendo éstas en alegorías construidas miento a la sustancia divina debía propiciarse a través
de la ciudad espiritual, rica y luminosa. Su estructura de de la contemplación de lo bello, pues únicamente
arquitectónica, su orientación geográfica, las estatuas la belleza indicaría el camino de la perfección condu-
de los pórticos, los dibujos de los vitrales, los mons- cente a la actuación del bien.
truos de las gárgolas aportaban un significado a través
del que realizaba la visión sintética del hombre, de su Lo bello se vislumbraba en la creación divina y se
historia y de sus relaciones con el todo. admiraba en los materiales preciosos y en todo aque-
llo que resultaba asombroso. Así la tradición estética
Sin embargo, no era necesario que la Ciudad Ce- medieval se desarrolló a través de una serie de vías
lestial se ciñese literalmente a la descripción dada por entre las que destacan la concepción matemática de lo
San Juan, se trataba de conceptualizarla de manera bello, la metafísica de la luz y la nueva psicología de
simbólica, ajustada a las formas bellas a través de las la visión.
que se reconocía a Dios y a su máxima obra que era
la creación y que eran en definitiva los principios que En el primer acercamiento, el matemático, el mun-
los hombres sabían leer y por los que se sentían fas- do medieval en poco difería de los criterios que se ha-
cinados. Hugo de San Victor señalaba: bían mantenido a lo largo de las etapas anteriores;
mundo clásico y periodo Alto-medieval. Lo bello na-
Todo lo visible nos es propuesto para la significación y cía de las proporciones, siendo por tanto una razón
declaración de lo invisible instruyéndonos gracias a la vis- objetiva y cuantificable1.
ta de manera simbólica, es decir figurativa...Puesto que, en
efecto, la belleza de lo visible consiste en su forma... la be- Hugo de San Victor afirmaba que cuerpo y alma
lleza visible es imagen de la belleza invisible. reflejaban la perfección de la belleza divina, el uno
basándose en la cifra par, imperfecta e inestable. La
Lo bello se ejecutaba a partir de la forma, pero és- segunda en la cifra impar determinada y perfecta y la
ta no suponía únicamente la limitación visual de los vida espiritual se basa en una dialéctica matemática
objetos, su propia figura, sino que se definía de ma- fundada sobre la perfección del número diez2.
nera mucho más compleja, ajustada a la teoría tomis-
ta. La forma, de este modo examinada, suponía una En este sentido, buena parte de las estructuras que
cualidad del objeto indisociable de su propia esencia. se encuentran en los espacios góticos se organizaban
Se trataba de la forma sustancial que adquiría existen- a partir de las relaciones numéricas y geométricas. Se
cia al incorporarse en una materia. Era por tanto la aproximaban a la esencia de lo divino a partir de la
propia sustancia de una realidad, de un ser. No era belleza que emanaba de los números impares, consi-
por tanto una simple determinación accidental, sino la derados como más perfectos, mientras el mundo terre-
unión forma/materia en un único acto de existencia. nal obtenía sus ecos de los pares.

1 El interés por el número y las proporciones derivadas de estos como constituyentes de la belleza fue asumido por los padres de la iglesia a tra-
vés de la herencia de de la antigüedad; de los semitas y de los griegos especialmente las teorías de los pitagóricos que eran bien conocidas pues
habían sido traducidas al latín por Apuleio, también la propia Biblia, el antiguo testamento. Se piensa que el 318 eran los servidores de Abrahan
480 son los años que median desde la salida de Egipto a la construcción del templo.
2 ECO, Umberto. Arte y belleza en la estética medieval. Barcelona, 1997, p. 51.

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El número tres relacionado con la Trinidad y por cipales se abrían en tres portales y en general era es-
tanto con la esencia completa de Dios como Crea- te número el que dominaba básicamente la razón
dor, Hombre y Espíritu, es por lo general la razón edificatoria (fig. 3).
que marca los conjuntos plásticos del gótico. La
planta de dichas iglesias o catedrales normalmente A lado de la perfección del tres en relación como
resuelta en forma de cruz, organizaba el cuerpo de se ha apuntado, con el misterio trinitario, el cuatro re-
iglesia en tres naves, de las cuales la central aspira- flejaba la presencia de la naturaleza y el hombre. En
ba a alzarse el triple de la altura de las laterales, in- definitiva expresaba las relaciones entre el macrocos-
cluso superar a éstas en su anchura también en una mos y el microcosmos leídas a partir de la proporción
proporción semejante. Sus alzados se ordenaban en humana que desde Vitruvio consideraba que un hom-
tres partes arcos triforio y vitrales sus pórticos prin- bre con las piernas y brazos desplegados ocupaba la
superficie limitada por un cuadrado (fig. 4).

La aceptación del sistema permaneció a lo largo de


los siglos medievales hasta el punto que en un texto
de un anónimo cartujo se señala:

(Los antiguos) razonaban de esta manera: tal como


es la naturaleza, debe así ser en el arte; la naturaleza en
muchos casos se divide en cuatro partes…Cuatro son las
regiones del mundo, cuatro los elementos, cuatro las
cualidades primeras, cuatro los vientos principales, cua-
tro las complexiones, cuatro las facultades del alma, y así
en adelante3.

Siguiendo este mecanismo proporcional el cris-


tianismo además había sacralizado el modelo po-
niéndolo en función del cuerpo de Adán, que por
haber sido modelado por el mismo Dios, reflejaba su
armonía a través de las proporciones perfectas. Este
aner tetrágonos se vislumbraba ya en su propio
nombre que indicando su perfecta proporción terre-
na se componía de cuatro únicas letras. Así la solu-
ción práctica de las plantas de las iglesias medieva-
les buscaba recomponer dichas proporciones que
por otra parte enlazaban también con la idea cristo-
lógica y la redención, viéndose a Cristo como el
nuevo Adán de la misma forma que María era la
nueva Eva4.

Junto al cuatro, el cinco y el pentágono constitu-


yeron otro arquetipo que remitía a la perfección
mística y estética. El hombre vitruviano definía tam-
Fig. 3. Catedral de Reims, estructura interior tripartita; arquería, triforio bién un pentágono al unir a través de líneas rectas
/vitrales, vitrales/rosetón. sus extremidades y su cabeza. En el mundo gótico

3 ECO, Umberto. Ob. cit, 1997, p. 50


4 Apoyando aún más esta relación Adán Cristo, hay que subrayar algunas tradiciones que señalaban como a la muerte de Adán, éste fue enterra-
do junto con unas semillas del árbol del Paraíso. De este modo de su tumba brotó un árbol con el que fue hecha la cruz en la que Cristo fue sa-
crificado. Este episodio fue pintado por Piero de la Francesca en la iglesia toscaza de San Francisco de Arezzo.

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Fig. 5. Villard de Honnecourt, cartillas con representaciones
Fig. 4. Hombre Vitruviano. naturales ordenadas por la geometría.

también se advertía un importante interés hacia es- partir de la ligereza de las estructuras y de las líneas
ta figura que se veía recompuesta con cierta reitera- ascensionales de los pináculos (fig. 6).
ción en algunos de los trazados de los rosetones de
las catedrales. Desde el principio el arte gótico fue algo más que
arquitectura. Aunque fueron en primer término los
Odo di Morimond sostenía que los números eran constructores quienes buscaron rehacer el mundo en
superiores a las cosas porque algunos símbolos numé- términos celestiales, estos efectos sólo pudieron reali-
ricos las precedían. Los números eran el principio, la zarse mediante una combinación de todas las artes. En
fuente y la raíz de todo. Sin embargo, las proporcio- este sentido los escultores trabajaban en colaboración
nes geométricas de los números perderían buena par- con los maestros de cantería, siendo en ocasiones la
te de su significado si no estuvieran animadas por el misma persona como fue el caso de los Parler. El es-
principio de simetría, que procedía de la propia Biblia cultor debía conjugar las demandas objetivas de la pro-
y también por el leal sometimiento de la figura al mar- porción y ponerlas en relación con la percepción del
co a través de la geometrización de ésta tal y como espectador que los observaba desde abajo y a lo lejos,
aparece en las cartillas de dibujo de Villar de Honne- e incluidas normalmente en marcos arquitectónicos.
court (fig. 5).
Pero si algo caracterizó y concluyó simbólicamente
La proporción se presentaba en la Edad Media co- la Ciudad de Dios fue la presencia de la luz conquista-
mo una conquista progresiva de de conveniencias de- da a través de la técnica de los constructores góticos.
lectables las cuales, unidas a principios técnicos habí- No se trataba de la luz natural, sino de aquella enrique-
an derivado en un modo plástico diferente, leído a cida por el color. Una luz simbólica que era la que se

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3. DIOS ES LA LUZ

La superposición de la ciudad celestial sobre la te-


rrena expresada desde una reflexión espiritual consti-
tuyó una constante a lo largo de la Edad Media, que si
bien alcanza su plenitud visual en el periodo gótico, ya
había sido expresada textualmente por San Agustín en
su obra la Ciudad de Dios. En este caso, a diferencia
de lo que sucede en el mundo gótico, no se trata de
un modelo visual fácilmente percibido y sentido por
una gran mayoría, sino de una reflexión doctrinal es-
crita, con acceso restringido a mentes cualificadas. Se
trataba pues de un concepto que se desenvolvía a tra-
vés de la metáfora ético estética, heredera del neopla-
tonismo Plotiniano y que a pesar de su distancia tem-
poral con las catedrales había mantenido su
significado. Éste se hacía plenamente inteligible, pues
sus directrices básicas se habían ido permeabilizando
desde los círculos monásticos e intelectuales hacia las
órdenes de predicadores, el clero secular y al mismo
pueblo a través de los sermones.

Tal y como ya se ha señalado, el medio para per-


cibir el espíritu era la contemplación de la belleza, y
ésta siguiendo a San Agustín consistía en Croma Kai
simetría, es decir proporción y color. Partiendo de San
Agustín, no se podía entender la Nueva Jerusalén, ex-
presión de la presencia de Dios que es la belleza, sin
el color que completaba la obra construida de la cate-
Fig. 6. Catedral de Amiens, arbotantes. dral, que contaba con portales policromos, pintaba los
baquetones de los pilares, doraba las nervaduras de
producía cuando la luz natural atravesaba las piedras las bóvedas y decoraba los elementos de éstas con
preciosas y que Suger de San Denís decía que lograba fondos azules tachonados de estrellas doradas (fig. 7).
transportar a las almas a otras regiones del universo.
A los colores fue a partir del siglo XIII uniéndose
Por lo tanto cuando por el amor que siento hacia la la luz, un fenómeno que progresivamente había inte-
belleza de la morada de Dios, la calidoscópica hermosu- resado a los principales pensadores, dada su comple-
ra de las gemas me distrae de las preocupaciones terre- ja naturaleza pues partiendo de lo más simple conte-
nas y, transfiriendo también la diversidad de las santas nía la totalidad de las sustancias y formas.
virtudes a las cosas materiales y a las inmateriales, la ho-
nesta meditación me convence de que me conceda una Tanto la escuela de Chartres, como Roberto Grosse-
pausa… Me parece verme a mi mismo en una región teste, y sobre todo San Buenaventura habían reflexio-
desconocida del mundo, que no estás ni completamente nado profundamente sobre la naturaleza de la luz, ha-
en el fango terrestre ni totalmente en la pureza del cielo, ciendo de ella la base de su discurso estético/metafísico
y me parece poder mudarme, con la ayuda de Dios, de que veía en ella el reflejo más perfecto del inmaterial
ésta inferior a la superior forma anagógica.5 divino, logrando por otra parte la justificación de los

5 ECO, Umberto. Ob. cit, 1997, pp. 26-27. (Liber de rebus in administratione sui gestis)
también en: VV.AA. Arte Medieval II románico y Gótico (Ed. al cargo de Joaquín Yarza), Gustavo Gili, Barcelona, 1982 (Liber de rebus in adminis-
tratione sui gestis) p.39.

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textos sagrados en los que se dice refirién-
dose a Cristo, Yo soy la luz del mundo.

Roberto Grosseteste construía una


imagen del universo formada por un úni-
co flujo de energía luminosa que era al
mismo tiempo fuente de belleza y de Ser,
por lo que la luz pasaba a ser un elemen-
to metafísico primordial.

(La luz) es bella de por sí, «dado que su


naturaleza es simple y comprende en si to-
das las cosas juntas» por ello está unida
máximamente y proporcionada a sí misma
de modo concorde por la igualdad: la be-
lleza es en efecto concordia de las propor-
ciones6.

Un argumento que, como señala Um-


berto Eco, partía del pensamiento neopla-
Fig. 7. Colegiata de Toro, Portal de Santa María.
tónico, por lo que lo lleva a asimilar la luz
con las ideas puras como articulaciones
metafísicas. En este punto la luz era génesis de la que
derivan por rarefacciones y condensaciones otras sus- Luminoso es este noble trabajo, pero siendo noble-
tancias, la misma naturaleza las formas y los colores. mente luminoso iluminará las mentes a fin de que pue-
dan viajar, a través de las luces verdaderas, hacia la ver-
Un desarrollo coincidente en sus bases con el de dadera luz, donde Cristo es la verdadera puerta. De que
San Buenaventura quien señalaba: manera la luz es inherente a este mundo lo define la
puerta de oro: el espíritu ignorante se eleva hacia la ver-
La luz es la naturaleza común que se encuentra en dad a través de lo que es material, y viendo esta luz, re-
todos los cuerpos tanto celestes como terrestres...La luz es surgirá de su antigua postración8.
forma sustancial de los cuerpos que poseen más real y
dignamente el ser cuanto más participen de ella7 Las obras de San Denis, como posteriormente las
de Chartres, Amiens, Reims, o París buscaron conse-
Estas teorías obtuvieron por primera vez represen- guir la sugestión inmaterial de la luz al atravesar vi-
tación real en la Abadía de Saint Denís donde a partir drios de oscuros colores, así como la contemplación
de 1140 de inicia una reforma sobre la antigua igle- dinámica de los espacios que se transformaban me-
sia/panteón, explicada y justificada por su promotor diante sus brillos y reflejos sobre la atmósfera circun-
Suger en Liber de rebus in administratione sui gestis. dante. El efecto era sin duda lo que construía de ma-
nera más eficaz la idea de la Jerusalén Celeste y la
Suger partiendo del neoplatonismo y del pensa- ponía en relación con la descripción que aparece en
miento del Pseudo Dionisio se esforzará en conseguir el libro de Tobías en el que se subraya:
una arquitectura inundada por la luz, pero una luz co-
loreada, la luz de Dios que es la que atraviesa las ge- Jerusalem todos tus muros serán construídos con pie-
mas preciosas. dras preciosas, tus torres con gemas.

6 ECO, Umberto. Ob. cit, 1997, p. 64. (In Hexaëmeron, en Pouillon, 1946, p. 322)
7 ECO, Umberto. Ob. cit, 1997, p. 66. (II Sent. 12,2,1,4)
8 VV.AA. Arte Medieval II románico y Gótico (Ed. al cargo de Joaquín Yarza), Gustavo Gili, Barcelona, 1982 (Liber de rebus in administratione sui

gestis) p. 34.

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La vidrieras medievales, al menos las más antiguas,
lo que ponían de manifiesto no eran tanto las cualida-
des transparentes del medio como su densa materiali-
dad profundamente coloreada de rojos, azules o ver-
des en una imitación cromática de gemas preciosas.
No se trataba por tanto de reproducir una luz clara
que permitiera ver al fiel, sino una luz densa, matéri-
ca que teñía los objetos hasta degenerar sus formas,
construyendo otras nuevas. Una luz que envolvía al
fiel y lo marcaba reflejando colores en sus ropas, en
su rostro, en definitiva una luz mística que viajaba y
transformaba la realidad del espacio haciéndolo dife-
rente a cada paso.

Pedro de Roissy (1210-1213) canciller de Chartres


que explicaba en su Manual sobre los misterios de la Fig. 8. Catedral de Bauvais, arbotantes, pináculos y gárgolas.
iglesia el simbolismo encerrado en los templos signifi-
cando cada una de las partes como reflejos de otra re-
alidad superior, la espiritual. En el caso de los vitrales la posibilidad de una visión completa y en perspec-
estos no eran únicamente vanos por los que penetra- tiva, sino una percepción muy próxima que impedía
ba la luz permitiendo transitar por los espacios, se tra- la visión frontal y le obligaba a mirar hacía las altu-
taba de algo superior que conducía a los fieles a per- ras donde descubría las líneas ascensionales de sus
cibir de manera alegórica y didascálica cualidades pináculos, las monstruosas figuras de las gárgolas y
morales difíciles de percibir y comprender a partir de el perfil agudo de sus remates que se iban disolvien-
un discurso razonado. do en las alturas hasta confundirse con el infinito
(fig. 8).
Las vidrieras que están en la iglesia, impiden que pa-
se el viento y la lluvia pero en cambio transmiten la cla- Podía ver, si se situaba delante de sus puertas, el
ridad del sol. Y simbolizan la Sagrada Escritura que re- tiempo detenido, donde el pasado y el futuro se ha-
pele lo que nos es nocivo pero que al mismo tiempo nos cían presente. En el tímpano de la puerta principal
ilumina... Las ventanas de forma cuadrada situadas in- podía reconocer la segunda venida de Cristo, que
feriormente simbolizan a los doctores de la iglesia, los sentado en trono cono como juez y rodeado de los
cuales adoptan las virtudes. Las ventanas altas, en cam- tronos angélicos se mostraba en todo su esplendor.
bio, son redondas porque deben ser perfectas y servir a Más abajo leía el premio y el castigo que correspon-
Dios para toda la eternida, porque Él es principio y fin. día a las almas según hubieran o no obrado justa-
Son grandes y son pocas, porque no todos tienen la mis- mente, y más abajo en las jambas, sosteniendo todos
ma capacidad. La fragilidad del vidrio simboliza que la estos programas los santos, padres de la iglesia o la
riqueza se encuentra en las vasijas de barro9. Virgen que ocupando el parteluz se entendía como
la más próxima intercesora de los hombres ante
De esta forma, cuando el hombre medieval tras re- Dios.
correr el intrincado laberinto de las calles del burgo en
el que vivía llegaba a vislumbrar su iglesia o catedral, En algunas catedrales el fiel veía además su propio
el mundo real del que partía comenzaba a disolverse entorno, integrándose el mundo real en el espiritual.
movido por una serie de sobrecogedoras sensaciones En Notre Dame de París o en Amiens, encerrados en
que llenaban de trascendencia y gozo su vida. cuadrifolios podemos ver los trabajos de los meses,
los oficios artesanales, incluso los signos del zodiaco
Su catedral se descubría únicamente cuando se que eran en definitiva la estilización del paso del tiem-
encontraba a pocos pasos de ella, y nunca le ofrecía po sobre los hombres.

9 VV.AA. (Ed. al cargo de Joaquín Yarza). Ob. cit, Barcelona, 1982, p. 192.

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Estas imágenes comprendidas por el fiel constituí- Las columnas eran los obispos sobre los que se
an una especie de prólogo que lo preparaba para en- apoyaba la estructura de la iglesia, el pavimento la es-
tender aquello que iba a desarrollarse en el interior, piritualidad interior. El claustro el paraíso donde podía
donde las referencias a su mundo prácticamente se verse la fuente del placer y el árbol de la vida. Un pro-
extinguían pues se le transportaba a otro ámbito don- grama coincidente al que casi un siglo más tarde ex-
de se le iba a mostrar la Jerusalén Celestial. pusiera Sicardo de Cremona en su Mitrale, o Guiller-
mo Durando en su Speculum Majus.
4. RECORRIENDO LA JERUSALÉN CELESTE
Estos textos, sin duda conocidos en parte a través
La sensación al entrar en un templo gótico no era de los sermones se completaban con otras visiones
de luz, sino de una intensa penumbra coloreada de más fascinantes a las gestes del momento. El gótico
rojos, intensos azules, verdes... Se trataba de una pe- había introducido también en el interior de sus cate-
numbra sobrecogedora, sagrada, una realidad mística drales el mundo natural, la flora y la fauna más in-
en la que la propia luz la hacía irreconocible, sensa- mediata a los espectadores que se reproducía escul-
ción que se acentuaba cuando la retina, aún acostum- pida en capiteles, jambas de puertas... etc. Es cierto
brada a la luz exterior, natural, comenzaba a percibir que también el románico había representado el mun-
los volúmenes, las esculturas las bóvedas que ascen- do natural, pero éste era un artetipo netamente sim-
dían y se iban abriendo verticalmente hasta recons- bólico y hasta cierto punto irreal (pájaros con rostro
truirse a medida que la visión se iba adaptando a es- femenino, sirenas con dos colas, animales monstruo-
ta nueva percepción óptica. sos, o plantas recortadas sobre un fondo privadas de
naturalismo). El Gótico es tal vez el primer momen-
Tras la primera sensación de penumbra el interior to desde la caída de Roma, en el que lo natural se
se conformaba y construía se iba elevando delante del trabaja sin someterlo a estilizaciones simbólicas. Se
fiel y en esta creación, casi instantánea, de la que el acerca la naturaleza en las formas, a pesar de que su
espectador era partícipe comenzaba a nacer la luz que significado final alterado por otros factores como las
se hacía más intensa en la cabecera. Sin saber por qué, luces lo sometieran nuevamente a una visión simbó-
el visitante necesita avanzar, caminar a lo largo de la lica (fig. 9).
nave principal en pos de la cabecera... y este impulso
que sin duda hoy puede razonarse desde parámetros Según el Historiador del arte Michael Camille La
psicológicos, en la Edad Media se explicaba de mane- naturaleza dejó de ser una serie de símbolos y se con-
ra religiosa, como el resto de las partes y obras de la virtió en una serie de objetos, vistos no a través del es-
catedral. pejo tipológico del infinito, sino a través de las lentes
de los ópticos aristotélicos. Pero en la E. Media, como
Honorius Augustodunensis en el primer libro de en nuestros días nada era natural, todo se construía...
gemma animae circa 1130 explicaba esta Jerusalén, y es que se trataba de buscar y representar la verdad
que se significaba simbólicamente en las diferentes y ésta pertenecía a la esfera del espíritu.
partes de la iglesia. Así la misma orientación Este Oes-
te era la orientación del paraíso y el caminar del fiel Fue precisamente esa nueva manera de mirar y de
hacia la luz naciente (es decir desde los pies a la ca- interpretar lo que se veía uno de los rasgos más im-
becera) no era otra cosa que la reflexión vital del portantes para entender los cambios acaecidos en es-
hombre que caminaba por la vida hasta llegar a en- te periodo. Todos los pensadores coincidían en defi-
contrarse con Dios, la luz. nir el sentido de la vista como el más importante de
todos, siendo el camino más certero hacia el conoci-
La iglesia cimentada sobre roca era la imagen de miento. En este sentido el aristotélico Roger Bacon
la iglesia espiritual cimentada sobre la roca que es (1214, 1292) subrayaba como toda la verdad de las co-
Cristo, las piedras de sus muros eran la fe y las obras sas del mundo reside en el sentido literal... porque na-
y el mortero que las unía los fieles unidos a través da es inteligible del todo, a menos que se nos presente
del amor. ante los ojos.10

10 CAMILLE M. Arte Gótico. Visiones gloriosas. Akal, Madrid, 2005, p. 21.

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que por primera vez pasaba a ser un elemento activo
y no un mero receptor de imágenes. Ver significaba
avanzar en el conocimiento de las cosas, caminar ha-
cia su verdad.

5. LA VISIÓN ROTA

Es difícil reconstruir en nuestros días esta mirada


del gótico. Paradójicamente cuando el aprecio por el
arte y la estética llenan las columnas de los periódicos,
cuando hacemos del arte una forma de comporta-
miento social y erigimos la cultura en un auténtico mi-
to, hemos destruido las miradas del pasado.

Esta realidad ha sido propiciada por un buen nú-


mero de agentes, que de manera inconsciente han
logrado deturpar el concepto más frágil y difícil de
reconstruir como es la visión que aproxima y desve-
la una determinada realidad histórica. En esto la so-
ciedad en su conjunto culpabiliza a los cambios ex-
perimentados en la sociedad; la sociedad del ocio
que ha otorgado al turismo el papel de protagonista
dominate subordinando el patrimonio a sus intereses
y pervirtiendo éste en aras de su «puesta en valor», al-
go que en la mayoría de los casos está promoviendo
su propia desaparición como testimonio histórico y
cultural.

Se habla de recuperación de la memoria, de con-


servación del patrimonio... En todo esto no falta cul-
Fig. 9. Catedral de Chartres vidriera integrando el rosetón. pa a un influyente grupo de variada etiología que
aún mantiene visiones caducas en las que aún cabe
el procedimiento de fragmentar para conformar un
Mirar no era un acto monolítico pues podía desen- ámbito museístico. Se actúa dividiendo casi con la
volverse en dos esferas, tal y como dice Ricardo de precisión de un cirujano que disecciona un múscu-
San Víctor. Uno de estos niveles lo constituía la visión lo, la arquitectura, la escultura, la cerámica la pintu-
corpórea, que a su vez se dividía en dos niveles. El ra... Y así este grupo de supuestos eruditos para
primero de los cuales era percibir las figuras y colores quienes las obras son un ramillete de fechas, artistas
de las cosas, es decir percibir la materia. La segunda y etiquetados estilísticos, pasan por alto aspectos
forma era ver a través de la apariencia externa el sig- conceptuales como la percepción visual, o el signi-
nificado místico. Aparte Ricardo de San Víctor nos ha- ficado simbólico alcanzado a partir del ánguño de la
bla de la visión espiritual, también dotada de dos ni- mirada.
veles el descubrimiento de la verdad encerrada en las
cosas y la visión mística. Bajo el ansia de recuperar el patrimonio se está
procediendo enmascarar y caricaturizar los restos
De estas formas de visión sin duda la que atañe y que nos quedaban. Esto es especialmente flagrante
define al mundo gótico es la segunda fase de la visión en el caso de grandes obras como son nuestras cate-
corporea que llevaba a través de las formas materia- drales e iglesias góticas en las cuales se han realiza-
les, los colores y las luces a definir y comprender un do una serie de intervenciones de una perversión sin
estadio simbólico próximo al nivel espiritual. Esta for- precedentes. Ello ha conducido a lo que podemos
ma de mirar cambiaba la recepción en el espectador denominar la ruptura de la mirada, o si se quiere la

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Fig. 10. Catedral de Burgos, capillas dedicadas a museo.

mirada fragmentada que conduce a la total distorsión Pero sin duda en todo este proceso, lo más abe-
de la obra. rrante ha sido la alteración del espacio y los recorri-
dos. Visitamos una catedral, pero en lugar de entrar
Como se ha insistido, las catedrales y como ellas la por su pórtico principal para sentir la emoción del es-
mayoría de las iglesias, monasterios, castillos y toda pacio (aunque sea mirando las bóvedas que constru-
serie de testigos artísticos eran y deben seguir siendo yen las nave principal). Se introduce al visitante por
obras totales. No es posible por tanto separar la pin- una portezuela (no del templo), un pequeño postigo
tura para exhibirla aparte, como es un error fabricar que puede llevarnos a un claustro, que claro está, en
un museo dentro de uno de estos espacios sacros, que la mayor parte de los casos, no vemos porque está in-
lo son ya de por sí, y dotarlo a base de vaciar capillas tervenido con paneles prefabricados en los que cuel-
y otros espacios. Debemos saber que todos estos con- gan cuadros, pequeñas esculturas que han sido arran-
juntos al constituir unidades componían un programa cadas de predelas de retablos, sacristías etc. Luego
con un profundo significado en el que se integraban podemos llegar a una determinada capilla que nos
todas las artes. Por así decirlo se expresaban como si arroja a una parte de la girola (no sabemos que es tal
fuera una historia fílmica, una película en la que el porque el recorrido previo nos ha creado sensación
guión no puede separarse de la música y de la ima- de noria) y así flash a flash terminamos la visita salien-
gen, pues de ser así su significado último se pierde. do por una tienda mitad librería, mitad bazar.

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No podemos reconstruir aunque sea en
una aproximación las sociedades pasadas,
tampoco los modos de pensar de otras gen-
tes, pero al menos podemos acercarnos al
modo que éstas tuvieron de contemplar y
sentir a través de su mirada. Debemos en-
tender que las formas fueron expresión de
unos valores, de una manera de entender al
hombre, a la naturaleza y a Dios, y no sim-
ples rasgos estilísticos, pues los estilos eran
ajenos a estas gentes.

Pero si hay algo expresivo relevante y


diferente en este mundo que inauguró el
gótico, fue su mirada renovada, su visión
de la intangible luz al atravesar el vidrio te-
ñido de color, su dinámica al corporizarse
Fig. 11. Catedral de Chartres, vidriera.
transformando los espacios y las mentes de
estos hombres que veían en esa fugitiva
virtualidad la imagen de la Ciudad de Dios
El visitante que sale convencido de haber conoci- ayudándoles a asumir sus vidas y a ver como tránsi-
do tal o cual edificio apenas ha aprendido nada de él. to su muerte.
Tal vez pueda posteriormente reconocer uno o dos
cuadros, incluso los más avezados tal vez lleguen a La magia de esta luz incidiendo en los cristales
grabar en su retina un cierto número de tumbas, relie- inundando los espacios interiores desarrolló una
ves estatuas y pinturas… pero qué han comprendido sensibilidad específica, podemos decir que muy mo-
de aquellos hombres, de aquella sociedad de aquella derna al mostrar una visión dinámica en cambio cons-
cultura que significó su pensamiento en la obra visita- tante. Unas circunstancias que fascinaron en las prime-
da. Ciertamente alguien medianamente sensible al re- ras décadas del siglo XX a modernos arquitectos como
capitular este tipo de visitas muy probablemente se Bruno Taut o Paul Scheerbart, quien en su Arquitectu-
vea atormentado ante la duda de haber visitado una ra de Cristal editada en 1914, insistía en el esplendor
catedral o el almacén de una sacristía.(fig. 10). que conseguía la arquitectura mediante los cristales y
la luz transfigurándose en el mismo paraíso:
Pueden haber visto muchas cosas, pero lo que es
cierto es que no les han enseñado a mirar, se les ha La superficie de la tierra cambiaría considerable-
privado de mirar con otra intención y de comprender mente si la arquitectura de ladrillo fuese desplazada de
lo que estas obras significaron. Se les ha enseñado mi- todas partes por la arquitectura de cristal, sería como si
rando las cosas desde la visón rota de nuestro siglo, la la tierra se enjoyase y vistiese de esmaltes y diamantes.
de los video clips que son un bombardeo de imáge- Tal esplendor es absolutamente inimaginable. Y entonces
nes inconexas entre sí, desde la ruptura de de la uni- tendríamos en la tierra cosas más exquisitas que los jar-
dad clásica producida a partir del cubismo. Se les ha dines de las «mil y una noches».
enseñado los fragmentos de un «espejo roto» que inca-
paz de reflejar la realidad lo que hace es reflejar de- Entonces tendríamos el paraíso en la tierra y no ne-
formados fragmentos de ésta que se repiten en cada cesitaríamos ya fijar nuestras miradas en el paraíso ce-
segmento de vidrio. lestial11 (fig. 11).

11SCHEERBART, P. Arquitectura de Cristal, (1914). Edición y traducción Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Murcia. Murcia,
1998.

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